Mirar de frente

Fuente: Alejandro Mosquera | La barraca
Fecha 23 de OCT 2017

El triunfo de Cambiemos en los principales bastiones populares y su extensión territorial con excelentes guarismos en todo el país expresa la consolidación del Macrismo como maquinaria electoral y como fuerza política de gobierno. A la vez la dispersión de la oposición, las mil variantes del pan-peronismo, la buena elección de Cristina pero que perdió en la provincia, la derrota del peronismo colaboracionista, el buen papel de la izquierda trotskista pero distante de las luchas por el poder, son los condimentos para analizar de frente el nuevo escenario político, sus posibilidades. Algunas primeras reflexiones que intentan apuntar a un debate necesario para comenzar un etapa de reconstrucción de una alternativa política con capacidad de mayorías para luchar contra el ajuste, el achicamiento de la democracia y de los derechos y endeudamiento masivo, y sobre todo para derrotar a la derecha democráticamente en el 2019.
EL PRO-Cambiemos

  • El poder real ha construido una fuerza política (PRO-Cambiemos) con capacidad e inteligencia para plantear una agenda de reformas neoliberales y a la vez consolidar su apoyo electoral. Subestimar esta fuerza es un yerro que se paga en el desarrollo de estrategias que en muchos casos son funcionales al oficialismo.
  • La idea del engaño, de la estafa electoral no alcanza a explicar la magnitud del apoyo popular. Hay una disputa sobre valores, sentidos, una batalla cultural que impone también sus correlaciones de fuerza. Es más determinante en la estrategia del poder la grieta por ellos construida, estimulada y propagandizada hasta el hartazgo.
  • El radicalismo ha sido prácticamente deglutido por el PRO. Cambiemos es verticalmente dirigido por la mesa chica del PRO. Y los cacicazgos territoriales radicales que perduran no conforman una fuerza política nacional.
    El PRO ha logrado construir ofertas de posibles relevos del liderazgo (hoy indiscutido) de Mauricio Macri: Peña, Vidal, Larreta. Cuestión que el espacio nacional-popular no logró en 12 años de hegemonía y gobierno.
  • El nuevo escenario deja al gobierno con la capacidad de situar en el centro político su agenda de reformas, que más allá de las formas de lograr los consensos en el Congreso, son básicamente el tradicional plan neoliberal.

 

El No Macrismo

  • El peronismo presenta diversas variantes que van desde el colaboracionismo abierto, a los pactos de gobernabilidad, a la oposición y la resistencia al ajuste. La división ha sido funcional al PRO-Cambiemos. Los dos ejemplos más evidentes son la provincia de Buenos Aires y el Chaco.
  • Los sectores colaboracionistas y los gobernadores que se allanaron al chantaje del gobierno central recibieron un golpe electoral. El caso paradigmático ha sido el Gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, que defendió tantas las políticas del Macrismo, criticó tanto a Cristina Fernández de Kirchner, que ayudo a que el electorado terminara apoyando mayoritariamente a Cambiemos, hundiendo aparentemente su idea de lanzarse como candidato a Presidente.
  • El kirchnerismo logró situarse como segunda fuerza en el orden nacional, pero los efectos de la derrota de CFK todavía no están claros. Oportunamente en el discurso de anoche la expresidenta marcó correctamente el desafío de la unidad para construir una alternativa, que se suma a la idea de continuidad de Unidad Ciudadana, y a un poco entendible señalamiento solo será posible esa unidad teniendo como columna central a su fuerza política.
  • En la Ciudad de Buenos Aires el triunfo de Elisa Carrió y Rodríguez Larreta fue arrollador, que se explica por el aval que tiene la gestión de la ciudad, por ser el distrito donde más penetro la estrategia de la grieta, y también se pagan años de falta de una estrategia de poder del espacio nacional y popular, y un privilegio de acuerdos restringidos y al reparto de cargos que a una ampliación del frente amplio plural e inserto en las particularidades y necesidades de los porteños.
  • Si bien Cambiemos gano holgadamente en Santa Fe, el papel de Agustín Rossi alienta la posibilidad de una política de construcción de un frente amplio fuera del territorio bonaerense.
  • El massismo ha sido uno de los principales derrotados en estas elecciones. La pérdida de votos a favor del PRO-Cambiemos muestra a las claras que su respaldo en anteriores elecciones estaba ligado a su anti-kirchnerismo, que su política de poner como centro de su crítica a CFK y el colaboracionismo con el gobierno ayudó a que se debilitara a favor del oficialismo. Si bien parece lesionado en sus deseos de encabezar un proceso de renovación y unidad del peronismo sin el kirchnerismo, es un espacio político que tiene capacidad de maniobra y sus votos en el Congreso serán necesarios tanto para enfrentar las leyes neoliberales o para lograr los apoyos que necesita el gobierno para llevarlas a cabo. Si fuera por el discurso después de los resultados electorales de su líder parecen acercarse a esta última variante, aunque no parecen las convicciones de Solá ni de Mendiguren. Veremos.
  • En el caso de Florencio Randazzo varias cuestiones quedaron ratificadas. La más evidente que contar con el sello del PJ no trae aparejado los votos que tiene el peronismo en la provincia de Buenos Aires. La derrota sufrida, sobre todo por sus guarismos y quedar últimos detrás del trotskismo, lo deslegitiman para liderar un proceso de “modernización” del peronismo. Y les será muy difícil que en la conciencia popular de los sectores más activos no quedé a flor de piel que fueron funcionales al triunfo de Vidal y Cambiemos.

Faltan actores para una Alternativa

  • Cuando se revisa toda la extensión del país se constata la desaparición de las fuerzas de centro-izquierda, de izquierdas populares o nacional-populares y transformadores por fuera del kirchnerismo. Una parte de sus expresiones políticas y dirigenciales abandonaron sus postulados para sumarse más o menos abiertamente a las fuerzas de la derecha en sus variantes neoliberales o conservadoras, otros conservaron identidad pero asumieron las políticas de la derecha.
  • La derrota del Socialismo en Santa Fe habrá que estudiarla en esas coordenadas para no achicar la política solo a candidatos, la gestión o la polarización. Está claro que muchas de las políticas estatales de estos años de gestión estarán bajo fuego del macrismo transformado momentáneamente en primera fuerza en esa provincia.
  • La elección del kirchnerismo, aún con los efectos de la derrota de CFK, es la fuerza principal de oposición al gobierno nacional. Sin embargo tiene una gran dificultad para construir los puentes con una parte de la sociedad que los voto en otros momentos pero que ya no los acompaña. Una estrategia hacia la conformación de una alternativa hacia el 2019 no puede obviar que se necesitan construir los actores de la unidad.
  • En el nuevo escenario aparece claro un espacio que necesita construirse como fuerza, identidad y movimiento. Portador de las ideas transformadoras, de los derechos humanos, la igualdad y la libertad, de la democracia profunda, basado en el reconocimiento de la pluralidad del pensamiento argentino. Que construya con autonomía de las fuerzas existentes, pero con el claro rumbo de gestar una confluencia nacional, popular, transformadora para derrotar democráticamente a los neoliberales y conservadores que hoy están en el poder.
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