septiembre 2019

Internacionales, Israel, Portada

La verdadera división en la política israelí es entre el ultranacionalismo religioso y el laico

Fuente: Jonathan Cook | Mondoweiss – Rebelión.org Fecha: 25 de septiembre de 2019 ¿Fue la elección de la semana pasada en Israel realmente una lucha muy disputada entre dos bandos, un centro-izquierda israelí y un ala derecha, mientras los medios israelíes y occidentales siguen tratando de caracterizar el resultado? ¿Y la estrecha derrota del partido Likud de Benjamin Netanyahu por el partido Azul y Blanco, dirigido por el exgeneral del ejército Benny Gantz, indica, como sugieren algunos comentaristas, un cambio de dirección ideológica en Israel, ofreciendo una señal esperanzadora para el futuro? Esa narrativa engañosa solo ha sido reforzada por la convocatoria del partido de la Lista Conjunta liderado por palestinos que recomienda a Gantz como el próximo primer ministro. Lo más extraño sobre la información del punto muerto entre la derecha israelí y el «centro-izquierda» es que ninguno de los partidos de Israel lo ve de esa manera, como veremos. Incluso de acuerdo con sus propias evaluaciones de sus posiciones ideológicas, solo una pequeña fracción del nuevo Parlamento israelí se considera de centroizquierda. “Izquierda” sionista ilusoria Primero, debe notarse que la noción misma de una «izquierda» sionista judía es profundamente defectuosa. El sionismo moderno es una ideología que supone que un grupo, los judíos, deberían disfrutar en Israel de derechos superiores sobre otro grupo, los ciudadanos palestinos, una quinta parte de la población israelí, en función de sus diferentes identidades étnicas o religiosas. En los Estados Unidos o la Europa de hoy, cualquier argumento de que los privilegios de ciudadanía se deben asignar a un grupo debido a su origen étnico o religión se consideraría abiertamente racista. Sin embargo esa es precisamente la posición de todos los partidos judíos en el Parlamento israelí, sin excepción. Todos ellos creen, por ejemplo, que es esencial que Israel tenga dos vías de ciudadanía diferenciadas. Una, la Ley de Retorno de 1950, permite que todos los judíos del mundo emigren automáticamente a Israel. La otra, la Ley de Ciudadanía de 1952, prohíbe a casi todos los palestinos regresar a sus hogares en lo que ahora es Israel. También niega a los 1,8 millones de ciudadanos palestinos de Israel, una quinta parte de la población, un derecho humano básico: casarse con un no ciudadano palestino y vivir con él en Israel. “Judíos traidores” Pero en lugar de obligar a Israel a cumplir los estándares cívicos y de derechos humanos más habituales adoptados en los sistemas políticos occidentales, clasifiquemos los partidos judíos de Israel de acuerdo con la forma en que se presentan ante sus propios votantes (en lugar de los medios de comunicación extranjeros). De nuevo hay un problema. En Israel hoy día el término «izquierdista» es considerado una mala palabra por casi toda la sociedad judía israelí. Netanyahu lo usa constantemente como sinónimo de «traidor». Por lo general se olvida de que su notoria advertencia en las elecciones de 2015 de que «los árabes se dirigen a las urnas en masa» fue en realidad una acusación dirigida a la «izquierda» judía, a quien culpó por «transportar» a los árabes a los colegios electorales para subvertir una democracia puramente judía. En las elecciones de este mes Netanyahu volvió a hacerlo. Los titulares se centraron en el hecho de que Facebook cerró temporalmente su página por discurso de odio después de que envió un mensaje automático advirtiendo de que los árabes «quieren destruirnos a todos: mujeres, niños y hombres». Pero los ciudadanos palestinos eran en realidad el objetivo secundario de su incitación. Nuevamente sus reclamos estaban dirigidos a la izquierda judía. Aquí está el párrafo relevante del mensaje, supuestamente enviado por un partidario del partido Likud, a través de la página de Netanyahu: “Estoy donando mi tiempo porque no podemos tener un gobierno de izquierda peligroso con Lapid, Odeh, Gantz y Lieberman en una semana. Un gobierno débil de izquierda laica que depende de los árabes que quieren destruirnos a todos: mujeres, niños y hombres y habilitará un Irán nuclear que nos eliminará. ¡No podemos permitir que esto suceda! De los cuatro políticos mencionados solo uno, Odeh, es palestino. El resto son judíos y ninguno de esos políticos está en la izquierda. Se colocan firmemente a la derecha. Lieberman, jefe del partido Yisrael Beiteini, es conocido por su violenta incitación racista contra los palestinos, incluidos aquellos que son ciudadanos israelíes. Incluso ha pedido que sean decapitados. Su historia política incluye períodos en el prohibido movimiento kahanista antiárabe y en el partido Likud, como director de la oficina de Netanyahu. Las calumnias de Netanyahu De hecho, de los partidos judíos que disputan las elecciones de este mes, solo dos se han descrito históricamente como de centro-izquierda. Debido al éxito de Netanyahu en manchar a la izquierda judía, ambos firmaron acuerdos con otros partidos o políticos durante la campaña para apuntalar sus credenciales nacionalistas. El venerable partido laborista centrista, que fundó Israel, se asoció con el pequeño partido de la derecha Gesher en un intento de alejarse de los votantes de derecha del partido Azul y Blanco de Gantz que pertenecen a la población mizrají (judíos de origen no europeo, principalmente árabe). Y Meretz, generalmente identificado como de la izquierda, se alió con Ehud Barak, exjefe de gabinete militar y exlíder del partido laborista, para crear la Unión Democrática. Recuerde, fue la intransigencia de Barak en 2000 y su insistencia en que los palestinos «no eran socios para la paz», lo que llevó al colapso del proceso de Oslo, la implosión de los restos de la izquierda israelí y, en última instancia, al surgimiento de Netanyahu, quien ha estado con continuidad en el poder durante la última década. A pesar de todo eso, Barak fue visto como un compañero de lecho apropiado para el único partido de Israel mencionado como de izquierda. Para medir la ideología El resultado de las elecciones nos ofrece una manera simple pero efectiva de evaluar qué tan bien lo hizo el centro-izquierda y comprender la composición ideológica más amplia de la sociedad judía israelí tal como existe hoy. Proporciona un criterio para medir la fuerza de estos diversos campos ideológicos. Hay 107 escaños en el Parlamento

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La Guerra y la Paz

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 22 de septiembre de 2019 Las elecciones en Israel del último 17 de septiembre y los bombardeos en las refinerías sauditas de Abqaiq y Khurais sitúan a Medio Oriente, nuevamente, en el epicentro de la conflictividad global. En el primer caso porque la votación vuelve a poner en evidencia la situación irresuelta de la ocupación colonial de Palestina, y en el segundo porque la disputa entre la República Islámica de Irán y la monarquía arábica evidencia una escalada sin precedentes, desde que ambas teocracias se disputan el control y la autoridad política y espiritual sobre la totalidad del mundo musulmán. El triunfo del candidato de la lista Azul y Blanca (Kajol Labán) –liderado por el ex jefe del Estado Mayor Benny Gantz– por sobre el Likud (histórico partido de la derecha israelí comandado por Bibi Netanyahu), plantea la posibilidad de conformar una nueva alianza dentro de la Kneset, el parlamento israelí. El modelo parlamentario unicameral de 120 bancas requiere 61 escaños para postular un primer ministro. Gantz obtuvo 33 escaños mientras que Netanyahu alanzó los 31 diputados, guarismos que no permiten alcanzar la mayoría necesaria para conformar gobierno. Más allá de los debates entre las diferentes listas, que se sucederán en las próximas semanas para nominar al primer ministro, el dato más sorpresivo de las elecciones es el tercer lugar alcanzado por la Lista Unida (o Conjunta, Ra´am), liderada por Ayman Odeh, un abogado comunista proveniente de la ciudad de Haifa, quien alcanzó los 13 escaños. Ra´am alcanzó la tercera bancada en importancia en el parlamento, con votos provenientes de la izquierda israelí y del 20 % de los ciudadanos no judíos que habitan Israel. Los partidos mayoritarios suelen jactarse de que Israel es la única democracia del Medio Oriente, pero ese postulado suele eludir la realidad incontrastable de que 4 millones de palestinos están privados de derechos ciudadanos plenos y sus tierras –sobre todo dentro de Judea y Samaria— vienen siendo usurpadas por colonos identificados dentro de la ultraderecha israelí. La suspensión unilateral de las negociaciones destinadas a garantizar una solución pacífica a la ocupación militar ha sido respaldada por el gobierno republicano de Donald Trump, quien además impulsó el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, ciudad que también forma parte de la disputa territorial. La derecha israelí considera a esta ciudad como su capital indivisible mientras que los palestinos y la mayoría de la comunidad internacional la consideran como un centro urbano que debe albergar a ambas capitales (la de Israel y Palestina), en el marco de una división urbana consensuada. Las elecciones vuelven a poner en agenda la cuestión del recientemente proclamado Estado Judío y las amenazas de Netanyahu respecto a la anexión arbitraria y unilateral de porciones de territorio palestino. Estos anuncios, reñidos con el derecho internacional, obligan a los israelíes a plantearse la encrucijada central que las elecciones no pueden eludir: la integración de los territorios palestinos en un país multicultural y plurinacional, con el consiguiente otorgamiento de ciudadanía plena a los 4 millones de palestinos (aceptando que una lista Árabe Unida pueda convertirse en una potencial mayoría o primera minoría a futuro), el reforzamiento del carácter de apartheid social y territorial sobre la población de Cisjordania y Gaza, y el reconocimiento de la soberanía palestina con el consiguiente abandono de la ocupación militar y colonial. Misiles en el golfo pérsico El conflicto entre Arabia Saudita e Irán no es ajeno a este otro conflicto. Teherán promueve un estado islámico y avala la confrontación de Hamas (sunitas ligados a los Hermanos Musulmanes, instalados en Gaza) y de Hezbolá (chiitas, ubicado en el sur del Líbano) contra la Autoridad Nacional Palestina. Esa división es utilizada por la derecha israelí y Donald Trump para darle continuidad a una política colonial sobre quienes continúan privados de derechos soberanos y permanecen como víctimas de la justicia militar de ocupación. La confrontación de Irán con Estados Unidos, de todas formas, no se expresa únicamente en el conflicto palestino-israelí, sino que reviste aristas geopolíticas de otro tenor: los ayatolas han defendido una política autónoma de las imposiciones de Washington en la región y eso les ha ocasionado un hostigamiento permanente cuya expresión actual es la multiplicación de sanciones económicas y financieras. Arabia Saudita, en ese marco, se ha constituido en el socio privilegiado de Washington dentro del mundo musulmán, utilizando el antagonismo de Irán con Estados Unidos para limitar la expansión chiita que se produjo en la región, después del triunfo de la revolución de Jomeini en enero de 1978. Para hacer más efectiva la disputa, tanto Riad como Teherán apelaron a ancestrales rivalidades religiosas vinculadas al enfrentamiento entre sunitas y chiitas. El Islam, fundado por Mahoma en el siglo VII, tiene dos ramas principales: los que siguen la Sunna (tradición que se referencia en los seguidores de los primeros califas) y los chiitas, partidarios del yerno de Mahoma, Alí. Sus diferencias son doctrinales, pero se expresan en términos políticos: los chiitas creen que la sociedad civil debe estar regida por la autoridad religiosa, mientras que los sunitas descreen de este principio. El ataque con drones y misiles contra las refinerías arábigas se vincula con la lucha que sunitas y chiitas desarrollan en Yemen, Siria y El Líbano. En esos tres países, Irán y los sauditas rivalizan por el control o la hegemonía. En Yemen, en el marco de una guerra civil que ya lleva 15 años en la que la minoría de los zaidíes (conocidos como hutíes) son perseguidos y bombardeados en forma sistemática por una alianza comandada por los sunitas saudíes. En Siria, después de una década de enfrentamientos en la que Irán defendió al gobierno de Bashar al Assad (ligado a la identidad alauita, cercana al chiismo), mientras que los saudíes apoyaron a varios grupos insurgentes. Según cálculos de los organismos de las Naciones Unidos, este conflicto produjo, hasta la fecha, 5 millones de desplazados, medio millón de muertos y un millón de heridos. Teherán

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El operativo paramilitar que trasladó a Guaidó hasta Colombia

Fuente:  Misión Verdad (*) Fecha: 22 de septiembre de 2019 Tras el intento de golpe de Estado del pasado 23 de febrero, Juan Guaidó ingresó a Colombia por una trocha de la frontera pese a tener una orden de prohibición de salida de Venezuela. Asimismo, el concejal de Cúcuta Juan Felipe Corzo filmó una parte del recorrido fronterizo de Guaidó con su equipo, pero faltaba otra parte, la más alarmante de todo ese escandaloso trayecto. Fue tendencia el primer grupo de fotos de Guaidó con Los Rastrojos, Jhon Jairo Durán Contreras, alias «Menor», y Albeiro Lobo Quintero, alias «Brother», coordinadores de la entrada del militante de Voluntad Popular a Cúcuta. Sin embargo, esta peligrosa polémica se extiende aún más, al incorporarse nuevas imágenes al escabroso álbum de fotos de Guaidó con Los Rastrojos, presentado recientemente en el programa de televisión Con el Mazo Dando conducido por Diosdado Cabello. En ese nuevo grupo de fotos, Guaidó se retrata con Jonathan Orlando Zambrano García, alias «Patrón Pobre», otro integrante de la mencionada banda narcoparamilitar. Este viernes el Vicepresidente Sectorial de Comunicación, Cultura y Turismo, Jorge Rodríguez, mostró más evidencias del esquema logístico que llevó a Guaidó hacia territorio colombiano. EL TESTIMONIO DE «NANDITO» Juan Posso Pedrozo, alias «Nandito», es otro integrante de Los Rastrojos que aparece junto a Guaidó, es la mano derecha de «Menor» y es el encargado de recoger el dinero producto de las actividades ilegales de la organización. «Nandito» fue capturado por las fuerzas de seguridad venezolanas a principios de este mes en el Sur del Lago, estado Zulia. Su testimonio, mostrado por Rodríguez, resalta los siguientes puntos clave: El 21 de febrero, días previos al Venezuela Aid Live, Loryis Silva, asistente de la gobernadora del estado Táchira, Laidy Gómez, informó a Los Rastrojos las indicaciones que envió Roberto Marrero sobre el ingreso de Guaidó a Colombia. Henry Valero Peinado, alcalde del Puerto de Santander que fue condenado en marzo a cinco años de prisión, explicó a Los Rastrojos que el gobierno colombiano había armado el esquema logístico para la llegada de Guaidó a Colombia. El 23 de febrero, el equipo de Guaidó manifestó la necesidad de contar con un chofer de confianza para el traslado. Los Rastrojos ofrecieron el apoyo y enviaron sus mejores elementos de seguridad para tal operación. En la frontera colombiana se llevó a cabo una reunión de más de 30 minutos, entre Los Rastrojos y Juan Guaidó. Las fotos fueron tomadas por «Nandito», e iban a ser usadas por Los Rastrojos de triunfar el golpe de Estado, so pretexto de evitar a las fuerzas de seguridad venezolanas. Es decir, la foto era una garantía, una patente de corso, con el que podrían expandir sus actividades criminales hacia Venezuela. PARAMILITARISMO Y GOLPE DE ESTADO Anteriormente, el Fiscal General de la República, Tarek William Saab, hizo un balance sobre las vinculaciones de Juan Guaidó con Los Rastrojos, explicando que el «Menor» fue buscado por la banda para silenciarlo como testigo tras la polémica con Guaidó. Al no encontrarlo, procedieron a masacrar a su familia. Ampliando estas evidencias se revela con mayor nitidez los nexos de Guaidó y la amenaza real que representa esta organización para el territorio venezolano, y en particular, para los pobladores de la frontera sometidos a toques de queda, asesinatos y desapariciones forzadas (y descuartizamientos). Se destaca el funesto rol que jugó la militante de Acción Democrática, Laidy Gómez (mejor conocida como «la hija de la frontera»), en esta operación que iniciaba con un toque de queda de 24 horas en la zona. Desde luego, Gómez rechazó el testimonio de «Nandito», quien la señala como cómplice en la apertura de los pasos fronterizos por los cuales Guaidó transcurrió acompañado por Los Rastrojos. Recordemos que en 2016, el para entonces gobernador del Táchira, José Vielma Mora, manifestó que Gómez tenía nexos con contrabandistas y con el paramilitar Wilquin Alexander Roa, alias «Cara de Niña», miembro del grupo paramilitar Los Urabeños, que operan actualmente bajo el nombre de «El Clan del Golfo». Es ostensible el uso de células paramilitares en los sectores contiguos a Venezuela con el fin de expandir el cuadro de desestabilización interna del país. A medida que esta estrategia escala, el Gobierno venezolano desarrolla distintos planes para proteger las zonas fronterizas, y apoyar a Colombia en la capturas de contrabandistas, narcos y paramilitares. De hecho, en 2012, en una operación conjunta entre Colombia y Venezuela, se ejecutó la aprehensión del cabecilla de Los Rastrojos, Diego Pérez Henao, alias «Diego Rastrojo». Tampoco representan una sorpresa las implicaciones de Los Rastrojos con el contrabando de la gasolina venezolana. Iniciado el mes de septiembre, informó el Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol, que se desmanteló una red de extracción del combustible, que sirve de materia prima esencial para la industria del narcotráfico. Semanas después el protector del estado Táchira, Freddy Bernal, anunció el hallazgo de 25 mil litros de gasolina en depósitos ilegales. En menos de 24 horas, hemos dado otro golpe a la estructura financiera de los «Rastrojos» con la mafia del combustible en #Táchira. En el municipio #SamuelDaríoMaldonado, zona norte de la entidad, han sido desmantelados y destruidos dos depósitos clandestinos. Así como confesó «Nandito», en ese aparataje de la «ayuda humanitaria» se manejó la idea de distraer con guarimbas a las personas del sector y a los organismos de seguridad; en los camiones que disponen Los Rastrojos para contrabandear gasolina, iban a colocar la supuesta ayuda humanitaria para hacer su definitivo ingreso a Venezuela, siendo «Patrón Pobre», el conductor de Guaidó, una pieza clave de este plan. Si bien todo el escándalo inició con las fotos de esa organización paramilitar con el vocero de Volutad Popular, la red de intereses parapolíticos y criminales que revelan, confirman (una vez más) que la operación de cambio de régimen representa una amenaza real a la soberanía y control territorial del Estado venezolano. Es por ello que el presidente Nicolás Maduro activó los Ejercicios Militares de Soberanía y Paz en la frontera colombo-venezolana. En este marco, ha sido desmantelada parte de la estructura financiera de Los Rastrojos, atada al contrabando de gasolina. En concreto, fue encontrado y desmantelado un depósito de combustible venezolano robado de unos 15 mil litros de diesel y 4 mil de gasolina, ubicado en el estado Táchira. Estas acciones contravienen la campaña política y comunicacional que posiciona

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No es sólo mala praxis

Fuente:  Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 22 de septiembre de 2019 En medicina, aunque también en otras profesiones, la mala praxis hace referencia a un perjuicio contra el paciente. Se deriva de una conducta negligente, imprudente o de falta de pericia de un especialista que no respetó los parámetros que rigen la profesión. La definición sirve como marco para reflexionar sobre muchas decisiones que ha tomado este gobierno y que han derivado en la crítica situación económica y social que hoy padecemos. Sin embargo, desde mi punto de vista, acá no hay solamente errores o «mala praxis». En realidad, la economía política es una disciplina del área social, no exacta o natural, y está condicionada por las posturas ideológicas, lo que indica que no hay un único protocolo. Hay distintos «cómo», en función de los «qué» buscados. De hecho, aunque hablen de errores, para los defensores del «pensamiento único» la mala praxis tampoco aplicaría. En Argentina se siguieron las normas de la ortodoxia a la perfección y podríamos decir que incluso lograron varios de los objetivos buscados. Desde un primer momento señalé que este gobierno siempre supo qué estaba haciendo y que sus políticas sólo generarían un fuerte endeudamiento, desempleo y recesión. Esta es la contrapartida de los «éxitos» conseguidos, en particular en lo que respecta a la brutal caída del salario real, un pedido del establishment concentrado. En una nota de Marcelo Bonelli (Clarín, 19/9/19) se habla de que «la primera tarea que tendría Alberto sería recomponer la relación con los Estados Unidos». La nota se titula: «Las diez medidas que Alberto Fernández le pediría a Macri si gana las elecciones», aunque no aparece una sola política en concreto. Lo que sobresale es la búsqueda de definiciones por parte del establishment. En la semana, el empresario Eduardo Eurnekian afirmó: «El próximo presidente argentino debería entender que no hay otro camino hacia el crecimiento que abrazar el liberalismo al estilo estadounidense, basado en principios que generan progreso y prosperidad». El problema es que es lo que estuvo haciendo desde un comienzo el gobierno de Cambiemos. Lo ocurrido con el salvataje que el Fondo Monetario Internacional concedió a instancias de Donald Trump constituye un auténtico «abrazo de oso». En este marco, acaba de reaparecer en los medios la exdirectora del FMI, Christine Lagarde. Mientras aguarda para asumir la presidencia del Banco Central Europeo, volvió a eludir sus responsabilidades en el caso argentino. Acudiendo a un argumento contrafáctico se preguntó: «¿Qué hubiera pasado si no hubiéramos estado ahí? ¿Si no hubiéramos hecho nada? Creo que hubiera sido mucho peor. Para mí no hay dudas al respecto». Según Lagarde, «cuando Argentina tocó a nuestra puerta estaba en una situación particularmente difícil. Tendemos a olvidarnos de eso porque todo el mundo se centra en Argentina hoy». En ningún momento se preguntó qué hubiera pasado si no se hubiera permitido la fuga de capitales y el endeudamiento acelerado; si no se hubiera desregulado la economía, más en un entorno internacional que daba señales de volverse cada vez más complicado. La respuesta lógica de la ortodoxia es que todo se hizo para que ingresen inversiones, una apuesta de alto costo y beneficio nulo, ya que los únicos fondos que ingresaron fueron los especulativos, que luego fugaron ante el menor atisbo de baja de ganancias. Lagarde también reconoció que «había pocas posibilidades» de éxito. No llama la atención: es lo mismo que se decía desde el principio en los informes del staff técnico sobre que la deuda era sostenible pero con baja probabilidad. También lamentó que el inmenso crédito no hubiera podido sofocar la inflación. Difícilmente podría ocurrir otra cosa si a la par se buscaba que subiera el tipo de cambio y se ajustaban las tarifas sin ningún tipo de regulaciones que impidieran su traslado a precios. Economía en picada Se conocieron datos del segundo trimestre del año, que entre otras cosas permiten evaluar los datos de actividad económica durante el período de vigencia del acuerdo con el Fondo Monetario. Recordemos que en julio del año pasado el organismo proyectaba un crecimiento del PBI del 1,5% para 2019, aunque terminará con una fuerte caída (por encima del 2,5%). Los típicos yerros del FMI, que intenta justificar sus programas de ajuste a como dé lugar. En el segundo trimestre se verificó un crecimiento del PBI del 0,6% contra un año atrás. No obstante, el dato es sumamente preocupante en el desagregado, ya que se basó en el crecimiento de la actividad del campo (+46%), influido por la baja base de comparación de 2018, producto de la sequía. El resto de los sectores mostró estancamientos y caídas. Destacan el comercio mayorista y minorista (-9,3%), la industria (-6,7%), la intermediación financiera (-13,5%), electricidad gas y agua (-6,6%) y construcción (-5,6%). Considerando la variación respecto del primer trimestre del año, en términos desestacionalizados, se registró una baja del 0,3 por ciento. La evolución sectorial también se refleja en los componentes de la demanda. De hecho, el único rubro que crece en el interanual fueron las exportaciones (+15%), en tanto que se observa una caída en todos los componentes de la demanda interna. El consumo privado cae un 7,7%, el público un 1,7% y las inversiones lo hacen en un 18%. Datos que preocupan por donde se los mire. El mercado interno es a su vez un reflejo de la política salarial del gobierno, y también de la evolución del empleo. El desempleo subió al 10,6% en el segundo trimestre, un punto porcentual por encima de un año atrás. La realidad del mercado laboral no se ve reflejada en toda su dimensión con el dato de desempleo. También hay que considerar la subocupación, es decir, aquellas personas ocupadas que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias, que se incrementó en casi 2 puntos porcentuales. Y los que se desalientan y dejan de buscar trabajo, y para la estadística dejan de ser desempleados. Por grupo poblacional, se observa que la franja de hombres y mujeres de entre 14 y 29

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Constitución nacional y extorsión mediática

Fuente: Edgardo Mocca | Página/12 Fecha: 22 de septiembre de 2019 La fiscal de la nación Cristina Caamaño afirmó en estos días que estaría de acuerdo en la apertura de una discusión sobre una reforma constitucional en el país. No dijo que fuera urgente la convocatoria hizo de la propuesta el centro de gravedad de la política argentina en esta coyuntura: simplemente dijo que, según su parecer, sería oportuna en algún momento. Rápidamente se activaron los reflejos pavlovianos de la comunicación del régimen para poner en acción todo el sistema de señales: “la presidenta de la organización “kirchnerista” Justicia Legítima propone cambiar la constitución argentina por una nueva de corte chavista y antiliberal” (creo que ningún medio lo dijo así pero ese fue claramente el contenido de la manipulación en la mayoría de los casos). Como siempre, las palabras y su significado dejan de ser herramientas de un diálogo para convertirse en un arsenal dirigido a la destrucción del adversario. Hasta aquí no hay nada novedoso. Una rápida mirada a los editoriales del diario La Nación de los últimos sesenta o setenta años revelaría el uso y abuso del sonsonete oligárquico que aparece cada vez que alguien habla de reformar la constitución. La doctrina de la tribuna dice –cada vez que lo considera necesario para la defensa de sus intereses- que la constitución tiene una parte “pétrea” o “dogmática” (es decir inamovible) que es la que refiere a los derechos y garantías. De esos “derechos y garantías”, el que más obsesiona al mitrismo (y a sus nuevos y no tan nuevos acólitos) es el derecho de propiedad. Muy en particular –como se demostró cuando Grabois habló de la reforma agraria- el de la propiedad de la tierra. Parece que el régimen de propiedad de la tierra es la verdadera constitución que defienden, aquello que consideran la constitución originaria de la patria. La colusión con el gran capital económico y financiero global no los aparta de sus fuentes históricas. Lo nuevo está en la coyuntura política que vivimos. Para decirlo rápidamente, lo nuevo es el giro que ha tomado la política argentina con la decisión de Cristina de poner a Alberto Fernández al frente de la fórmula presidencial y con el éxito rotundo que ese giro táctico-estratégico obtuvo en las urnas el último 11 de agosto. Alberto es la promesa de un nuevo punto de partida para la disputa política en la Argentina, la propuesta de una recuperación del sentido histórico de los gobiernos de Néstor y Cristina y, al mismo tiempo, de una revisión de las formas y de los caminos para lograrlo. El candidato dice que no hace falta una ley de medios y propone, en cambio, la utilización y actualización de la legislación de defensa de la competencia. Afirma que no es necesaria una nueva constitución porque con la actual puede avanzar una política de recuperación y ampliación de derechos. Sostiene que no va a interferir en la acción del Poder Judicial, aunque agrega que un sector de éste ha producido mucho mamarracho jurídico en los últimos años. Todo el discurso del candidato apunta a lograr que en el centro de la discusión esté la necesidad y la urgencia de una rápida reparación de los daños sufridos por la población, especialmente por los sectores más débiles, en los últimos años. ¿Significa eso que la prudencia política, particularmente en el tiempo de la campaña electoral obligue a silenciar cuestiones que por su alta sensibilidad social pueden generar ruidos negativos? Ante todo, ¿quién decide sobre la “sensibilidad social” de lo que se dice o lo que no se dice? ¿Estamos seguros de que una discusión sobre el régimen de propiedad de la tierra o un proceso de transformación del poder judicial, por ejemplo, escandalizan a grandes mayorías populares? ¿O se nos propone una especie de derecho a veto de las clases dominantes sobre cuál es la lista de los temas de debate “habilitados” por el pensamiento políticamente correcto y cuáles deben ir a la papelera de reciclaje? Ciertamente una nueva constitución no garantiza por sí misma el éxito de un proceso democrático. Hubo transformaciones sin cambios constitucionales y cambios constitucionales que no aseguraron el éxito de procesos transformadores. En Argentina, por ejemplo, hubo una constitución radicalmente nueva y distinta, la de 1949, que se aprobó después de un intenso proceso de reformas sociales y que unos pocos años después fue derogada, no en aplicación de lo previsto por el artículo 30 de la Constitución de 1853 sino por un bando de un régimen militar, faccioso y criminal. Ahora bien, ¿no puede pensarse que en determinadas circunstancias la discusión pública sobre el orden, sobre el régimen político (que eso es una constitución) es una herramienta poderosa a favor de una transformación dirigida a la profundización de la democracia? Es muy probable que la democracia argentina esté necesitando salir de este régimen de extorsión. De esta capacidad que tienen los grandes emporios mediáticos de dictaminar cuáles temas entran y cuáles no en la agenda política. No es un mal momento para intentarlo. Los publicistas del “peligro chavista”, defensores de la república y el liberalismo vienen de defender de modo sostenido y por momentos dramático a un régimen que empobreció al país como comunidad y a la inmensa mayoría de sus habitantes, que enajenó la soberanía, que cultivó la violencia, utilizó al poder judicial para sus ínfulas políticas autoritarias y hasta para los intereses privados de sus más altos jefes. ¿A quién puede esta gente acusar de antiliberal o antidemocrático? Por otro lado, es cierto que estamos en una inflexión de nuestra historia política en la que intentamos experimentar una ampliación de la base de sustentación de un proceso de recuperación nacional y social. Pero también es cierto que el proceso de reparación que estamos queriendo abrir no es ni puede estar basado sobre la premisa de que los responsables de la catástrofe (que no son simplemente un poder ejecutivo, sino que son un fuerte y consistente bloque social) vayan a ceder

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Joseph Stiglitz: “Macri y el FMI provocaron el desastre”

Fuente: Eduardo Febbro | Página/12 Fecha: 21 de septiembre de 2019 El profesor Joseph Stiglitz es una excepción lúcida en el castillo calculador del imperio liberal. Consiente, según escribe, de que “el experimento neoliberal ha sido un fracaso espectacular”, Stiglitz promueve hoy lo que el denomina “un capitalismo progresista” como reemplazo al fracasado ultra liberalismo. No es un antiliberal pero si un reformista y, sobre todo, un acérrimo adversario de las políticas del FMI. Precisamente, cuando ocupaba el puesto de economista  jefe del Banco Mundial, sus posturas adversaras el FMI le valieron el Premio Nobel de Economía en 2001. A sus casi 77 años Stiglitz perdura con toda la legitimidad de su voz alternativa. Tanto más legítima cuando que, en lo que toca a la Argentina, sus premisas se hicieron una realidad fatal. En sus planteos contra el esquema actual, las experiencias argentinas de los últimos años ocupan un lugar especial. Entre las políticas económicas nacionales erradas y los organismos multilaterales de crédito que las alentaron y las financiaron con un endeudamiento suicida, Stiglitz ve todo el abanico negativo que va desde la desregulación de los mercados, el corte de los impuestos para los más pudientes, la financiarizacion de la economía, la austeridad, el ahogo del crecimiento, tasas de interés descabelladas, la inflación, la devaluación y la deuda. Stiglitz ha sido un critico del modelo macrista y en más de una ocasión predijo que la Argentina podría terminar como Grecia y el dólar en la estratosfera. También se ha mostrado muy mordaz con el Fondo Monetario Internacional y sus “modelos impregnados de ideología”. Ambas líneas, la política del presidente Macri y la intervención de los organismos multilaterales de crédito, han sido, asegura Stiglitz, el desencadenante del desastre argentino. En esta entrevista de Página/12 con el premio Nobel realizada en París, Stiglitz sostiene que la política económica del gobierno fue “una apuesta fallida” respaldada por una comunidad internacional “enceguecida” por modelos caducos. Hace unos días, se voto en la Argentina una Ley de emergencia alimentaria. Parece cada día más un paso hacia una ficción negra: hay urgencia alimentaria en el país cuya retórica nacional ha sido, durante décadas, ser “el granero del mundo”. ¿Es para usted el fracaso rotundo del proyecto que llevó en 2015 al presidente Mauricio Macri a la Presidencia? – Escribí un artículo cuando el presidente Macri empezó a aplicar su política económica. Ya advertí que el presidente estaba corriendo un gran riesgo con la reducción de las retenciones a la exportación. Le aportó ganancias al gobierno, pero derivó en el aumento de los precios de los alimentos en la Argentina y el empobrecimiento de muchos trabajadores. De alguna manera, fue una apuesta por la idea de que se produciría en la Argentina una fiebre de fondod extranjeros hacia el país y que, con ello, Macri podría pagar la enorme suma de dinero que estaba pidiendo prestado con unas tasas de intereses escandalosamente altas. No puede haber ninguna inversión si se pagan tasas de interés del orden del 70 por ciento anual. En un momento las tasas de interés por las nubes desencadenan el efecto contrario. Creo que fue una apuesta fallida. Los inversores extranjeros no acudieron para respaldar la apuesta de Macri. Desafortunadamente para el país, Macri apostó mal y ahora Argentina paga un precio muy alto por ese error que fue respaldado por mucha gente que ya conocemos dentro de la comunidad internacional. Al principio del mandato se celebró la retórica según la cual “La Argentina vuelve al mundo”. Luego ahondaron la idea de que “el mundo nos apoya”. Y siguen con eso, pero la situación demuestra lo contrario. El mundo abandonó a la Argentina en estos años. – Una de las cosas que se hizo cuando Macri se convirtió en presidente fue decir que la Argentina había heredado muchos problemas. Pero una de las cosas buenas que él heredó fue precisamente una deuda externa muy baja. Pero él cambió esto y convirtió a un país con una deuda externa muy baja en otro con una deuda exterior altísima. Esto se llevó a cabo con la connivencia y el apoyo de la comunidad internacional. Ahora se está pagando el precio. La responsabilidad del Fondo Monetario Internacional y de su Directora Gerente, Christine Lagarde, es ineludible. – No sólo se trata de dinero. Ha sido un enorme error de juicio y quedan preguntas que ya se han planteado. ¿ No se trató acaso de un análisis económico contaminado por un análisis político? Tal vez había algunas personas dentro de la administración estadounidense que si deseaban que el plan tuviera éxito y también apoyar la apuesta de Macri. Pero hay preguntas sin respuestas, como en el caso de Grecia y la precaución inicial que debería preceder todo análisis económico, y que en ese caso también fue fallida. ¿Qué le espera como solución a un próximo gobierno con una herencia tan pesada? – La situación se ha deteriorado tan rápido que es muy difícil en este momento emitir un juicio. Creo que la Argentina, en estos últimos cuatro años, no debería haber contraído esos enormes préstamos del FMI y de la comunidad internacional como respuesta a sus problemas. La pregunta sobre lo que se debería hacer concierne ahora a la comunidad internacional dado que fue ella quien también cometió esos errores. Se trata de saber hasta donde está dispuesta a llegar la comunidad internacional reconociendo el papel que desempeñaron en crear esta nueva crisis en tan pocos años. No puedes culpar del todo a la Argentina si alguien en la comunidad internacional te dice que te dará 60 o 70 mil millones. Por supuesto, estás tentado a decir que sí aún si piensas que los banqueros te dirán que no. Son los banqueros quienes detentan el caramelo y también ellos quienes deberían decir que es irresponsable, que no se puede. Debo decir una vez más que es a los banqueros a quienes habría que criticar, incluyendo, en este caso particular, al Fondo Monetario Internacional. Se equivocaron al suministrar esos fondos. El problema fue también que Macri cometió una serie de errores, como cuando empezó a eliminar los impuestos a la exportación para después comenzar de nuevo. Luego están los errores cometidos por el Banco Central con la forma en que se

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Las sorprendentes tácticas políticas del partido árabe de Israel

Fuente: Shlomi Eldar | Al-Monitor Fecha: 20 de septiembre de 2019 La razón principal del aumento dramático en el número de votantes árabes en las elecciones del 17 de septiembre, fue el deseo de los votantes árabes israelíes de vengarse del primer ministro Benjamin Netanyahu en las urnas por su incitación contra ellos. Los líderes de la Lista Conjunta, una lista unificada de partidos predominantemente árabes, incluso dicen abiertamente que el Likud,  la campaña de incitación del primer ministro y el intento de representarlos como ladrones electorales llevaron a los votantes a acudir a las urnas. «Escucha  Abu Yair (que significa Netanyahu), la incitación tiene un precio», tuiteó el presidente de la Lista Conjunta y miembro de la Knesset, Ayman Odeh, en la mañana del 18 de septiembre. En otro tuit al día siguiente, Odeh se deleitó con la capacidad de la Lista Conjunta para determinar quién será encargado de formar el próximo gobierno. «Para su información, el fiel de la balanza en árabe es bidt al-kaban«, escribió. Aparentemente, es bastante lógico que la Lista Conjunta recomendaría al presidente de Israel, Reuven Rivlin, encargar al líder del partido Azul y Blanco, Benny Gantz, de formar el gobierno. Pero cuando se agregan otros cálculos políticos a la ecuación, no está claro que esto suceda. Recomendar a Gantz, es decir, darse cuenta de la voluntad de los votantes árabes israelíes de vengarse de Netanyahu por incitar al público árabe, tiene un precio político para la Lista Conjunta. Por lo tanto, tienen la intención de no recomendar a nadie y optará por esperar a la segunda ronda, suponiendo que la persona inicial recomendada fracasará en la tarea de formar un gobierno. La primera razón para no recomendar a nadie es Balad, una de las partes que componen la Lista Conjunta. Balad se opone a recomendar «al partido de los generales»: Azul y Blanco. El partido Azul y Blanco incluye tres ex generales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Este obstáculo quizás podría superarse ya que Balad es solo una cuarta parte de toda la lista, pero hay otra razón táctica. Una fuente principal de la Lista Conjunta explicó en una conversación con Al-Monitor bajo condición de anonimato: “Si lo recomendamos ahora y el presidente de hecho encarga a Gantz formar el próximo gobierno, él formaría un gobierno de unidad con [Avigdor] Liberman, lider de  Israel Beitenu, y el Likud. En tal caso, ninguna de las demandas para  beneficiar al público árabe se implementarían”. Después de las elecciones, Gantz habló por teléfono con Odeh y el miembro árabe de la Knesset Ahmad Tibi. Yair Lapid, uno de los líder principales de Azul y Blanco, también los contactó e intentó entender «si podemos depender de ellos». No recibió una promesa explícita, y se determinó que los líderes de la Lista Conjunta se reunirían con los líderes de Azul y Blanco en los próximos días. En la reunión esperada, los líderes de la Lista Conjunta presentarían sus demandas a Azul y Blanco antes de tomar una decisión de recomendar a Gantz al presidente. En cualquier caso, no sucederá en la primera ronda, en coordinación con Azul y Blanco. La evaluación es que Rivlin encargaría a Netanyahu formar un gobierno primero, ya que Gantz tendría menos partidos que lo recomendaran sin el apoyo de la Lista Conjunta. Pero con los resultados de las elecciones, 55 mandatos para el bloque de extrema derecha y ultraortodoxos, Netanyahu no podrá formar un gobierno. Esta vez sería difícil para él repetir su truco de las elecciones de abril y disolver la Knéset. Esta vez no tendrá mayoría para hacerlo. Yisrael Beitenu, de Liberman, y la Lista Conjunta, que votaron para disolver 21° Knesset en abril, no lo volverán a hacer. Entonces Odeh y sus colegas en la Lista Conjunta expresarían su apoyo a Gantz para primer ministro, no de forma gratuita, por supuesto. Tendrá un precio. Las demandas de la Lista Conjunta no tienen que ver con los roles ministeriales en un gobierno de Gantz. Sus miembros entienden que a Gantz le resultaría difícil formar un gobierno en el que los partidarios de Liberman y los miembros árabes de la Knesset  se sienten juntos. Es un escenario ilógico, y es suficiente para recordar las declaraciones incitadoras de Liberman contra ellos como una «quinta columna» o «terroristas». El apoyo externo al gobierno es un escenario mucho más razonable. La lista de demandas se formuló incluso antes de que llegaran los resultados de las elecciones y se registrara el logro impresionante de la Lista Conjunta, entre 12 y 13 escaños de la Knéset, que lo posiciona como una fuerza decisiva adicional junto al gran rival, Liberman. El miembro de la Knéset Tibi publicó la «lista de demandas» en el periódico Yedioth Ahronoth en la víspera de la elección, que los jefes de los cuatro partidos que componen la Lista Conjunta habían acordado en principio. A la cabeza de las demandas está el reinicio del proceso diplomático con los palestinos. Debemos tener en cuenta la delicada redacción de la demanda, que está destinada a facilitar que la acepten  Gantz y a los miembros de Azul y Blanco que son más cercanos a la derecha. No dice «crear un estado palestino» y no presenta un esquema para un acuerdo; más bien, presenta una vaga demanda de «establecer un proceso diplomático que conduzca a la realización de la visión de dos estados sobre la base de las  líneas del 67″. Es probable que Gantz, Lapid y Moshe Ya’alon puedan aceptar la palabra «visión.» Otra demanda toca los roles en la Knéset: nombrar representantes de la Lista Conjunta para encabezar los comités de Finanzas e Interior. El objetivo es claro: el Comité de Finanzas para promover la asignación de recursos para mejorar la situación de las ciudades árabes, y el Comité del Interior para mover la fuerza policial israelí para combatir el crimen en el sector árabe. Otras demandas clave incluyen construir una nueva ciudad árabe, establecer una universidad árabe, construir un hospital en una gran ciudad

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El naufragio de Pepin pescador

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 18 de septiembre de 2019 Cristina Fernández de Kirchner se despidió de la presidencia el 9 de diciembre de 2015 ante una multitud que desbordaba la Plaza de Mayo. En la ocasión se permitió una ironía: “Miren que no puedo hablar mucho porque a las doce me convierto en calabaza”. Se refería a la cautelar que fijaba el fin de su mandato en el último segundo de aquel miércoles. Aquella medida había sido solicitada a la jueza federal María Servini de Cubría en un escrito firmado por un representante legal de Mauricio Macri. De modo que, exactamente a la cero hora del día 10, ese tipo –escoltado por el futuro jefe de asesores presidenciales, José Torello, y el también futuro secretario Legal y Técnico, Pablo Clusellas– avanzaba con paso firme hacia la Casa Rosada y, frenado en el portón por un guardia de seguridad, expresó su intención de ingresar con solo dos palabras pronunciadas con tono imperativo: “¡Autoridades entrantes!”. Así fue como Fabián Rodríguez Simón (a) “Pepín”, se convirtió en el primer macrista que puso un pie en ese edificio. Ahora, a 45 meses de aquel momento glorioso, su semblante ya no luce tan altanero. El resultado de las PASO lo afectó de sobremanera. De hecho, durante una de las últimas mañanas de agosto se lo oyó decir: “¡Qué mal esto del peronismo! Podemos ir todos presos”. La escena transcurría en una mesa de la confitería La Biela  Y su único interlocutor era nada menos que Torello. Vueltas de la vida. El  mérito de Pepín –un apodo que arrastra desde su época estudiantil en el Colegio Champagnat– fue pasar desapercibido durante gran parte de sus 61 años. En eso le vino de perillas su encarnadura macilenta y menuda como la de un jockey. Tanto es así que ni siquiera era recordado por su breve etapa de funcionario porteño. Un milagro, ya que él fue, a partir de 2008, nada menos que jefe de la Unidad de Control de Espacios Públicos (UCEP), el organismo parapolicial del gobierno de Macri en la Ciudad que se encargaba de apalear a los indigentes. Su escurridiza figura tampoco resaltó en su rol de abogado del grupo Clarín. Ni como defensor del Presidente en causas resonantes. Ni como integrante del directorio de YPF. Ni como legislador del Parlasur. Ni como el arquitecto en la sombra de la política judicial del oficialismo, responsabilidad que supo darle más poder que al ministro del área, Germán Garavano. Pero su buena estrella empezó a declinar a fines de septiembre de 2018, al ser difundida en El Cohete en la Luna, el portal de Horacio Verbitsky, una fotografía tomada a hurtadillas donde se lo ve en el bar Biblos, de Libertad y Santa Fe, con el camarista Martín Irurzun. A partir de entonces las constantes injerencias de Rodríguez Simón en el universo tribunalicio dejaron de ser un secreto de Estado. En ese informe también se ilustró el vínculo que lo enlaza a la diputada Elisa Carrió con un simpático video casero en la que ambos, secundados por Mariana Zuvic, animan una sobremesa denostando a Daniel Angelici (un rival acérrimo de Pepín), al supremo Ricardo Lorenzetti (otro de sus enemigos) y al juez Ariel Lijo (un magistrado que debía ser puesto en caja). Lo cierto es que el romance político entre Lilita y Pepín osciló entre el sainete y la tragedia shakesperiana. A mediados 2016 el Presidente había convocado al entonces vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y a Rodríguez Simón para confiarles una misión de suma delicadeza: contener a la líder de la Coalición Cívica ante sus habituales derrapes. La posterior eyección de Quintana del cargo hizo que el pobre Pepín fuera el único acompañante terapéutico de la señora. Fue un deber no exento de mala sangre. Porque poco después de la nota de Verbitsky, Carrió soltó en el programa de Mirtha Legrand: “Garavano no existe; la Justicia la manejan Angelici y los pepines”. Una amiga. Rodríguez Simón, sentado frente a la pantalla, montó en cólera. Y por un tiempo le retiró el saludo a Carrió. Hasta que por orden presidencial tuvo a bien reconsiderar aquella actitud. Al fin y al cabo ella era la vaca sagrada de la alianza Cambiemos. Pero la cuestión tuvo sus repercusiones. Por ejemplo, Alberto Fernández estampó el 4 de octubre en su cuenta de Twitter las siguientes palabras: “¿Y si le pedimos juicio oral a @elisacarrio por valerse de Pepín Rodríguez Simón para manipular jueces federales como Martín Irurzun? ¿Y si estudiamos como @ mauriciomacri busca favorecerse con esas causas persiguiendo opositores?” Claro que en aquella época nada hacía suponer que Fernández sería el candidato a presidente opositor. Y el triunfalismo orgánico del PRO aún era una prenda imbatible de impunidad. De manera que Pepín no se vio afectado por la súbita trascendencia de su apellido. Al menos, eso creía. En tanto, su existencia se mediatizaba a pasos agigantados. Hasta Marcello Bonelli lo mancilló (involuntariamente, desde luego) en su columna del diario Clarín publicada el 21 de septiembre del año pasado, al sindicarlo como el ghost writer de un proyecto de ley para –según el texto– “encapsular el escándalo los cuadernos” con la idea de que los involucrados pierdan sus todos derechos. O sea: apartar a los empresarios de sus compañías e impedir a los políticos postularse para cargos públicos. Ahora no cabe ninguna duda de que ese hombre fue el artífice operativo –en el plano legal– de la oleada persecutoria contra funcionarios del gobierno kirchnerista y de las maniobras –con fines de despojo y neutralización– contra empresarios rivales a los intereses financieros de los referentes del régimen. El encarcelado empresario Fabián De Sousa (socio de Cristóbal López) jamás pudo olvidar el timbre nasal de aquella voz que había escuchado en un ya remoto 9 de marzo de 2016: “La guerra empezó y que cada uno se salve como pueda”. El tiempo probó que la amenaza de Pepín no fue en vano. Lo cierto es que entre sus trapisondas previas

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Sin Bolton, ¿cambiará la política exterior de EEUU?

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 17 de septiembre de 2019 No faltan los ilusos que piensen que con la salida de John Bolton la belicista política exterior de Donald Trump daría paso a otra de carácter menos virulenta, tanto en sus gestos como en su contenido, y por lo tanto menos peligrosa para la paz y la seguridad internacionales. Grave error. Es cierto que había diferencias entre lo que proponía el ex Consejero de Seguridad Nacional y el presidente en varios temas clave. Mientras en las páginas editoriales del New York Times aquél aconsejaba bombardear Irán para evitar que este país accediera a la bomba atómica (que ya EEUU le concedió a Israel hace décadas), Trump albergaba dudas sobre la eficacia de esa política, más no de su inmoralidad.[1] Los expertos del Pentágono seguramente le advirtieron al ocupante de la Casa Blanca que al igual de lo que Jorge Luis Borges dijera una vez de los militares argentinos, Bolton tampoco “había oído en su vida silbar una sola bala” rasgando el aire sobre su cabeza y que sus bravatas eran el peligroso disparate de alguien que desconocía por completo el arte de la guerra. El halcón racista y xenófobo, hoy “involuntariamente desocupado” (como acotaría burlonamente J. M. Keynes) era tan estúpido que inclusive proponía bombardear también a  Corea del Norte, sin percatarse que Seúl y Tokio,  las dos principales ciudades de esos cruciales aliados de Estados Unidos en Asia: Corea del Sur y Japón, podrían ser reducidas a cenizas por la represalia norcoreana ni bien comenzara el ataque estadounidense. La tecnología moderna hace que cualquier ataque nuclear, por sorpresivo que sea, nunca será suficientemente destructivo como para evitar la retaliación del agredido. Esto fue lo que el bruto de Bolton nunca entendió y lo que los militares del Pentágono le dijeron a Trump. Aquél también era partidario de escalar la agresión en contra de la República Bolivariana de Venezuela, no descartando una intervención militar que, como se dice a cada rato, es «una opción que siempre está sobre la mesa». Esta amenaza no se materializó aunque en las últimas semanas la Casa Blanca ha movido a su rastrero peón en Bogotá ordenándole crear una situación muy tirante en la frontera colombo-venezolana. Si estos escarceos llegaran a culminar en un violento desenlace Estados Unidos podría invocar al TIAR -que por algo lo ha venido reactivando estos días- para reunir fuerzas con su peonada y acudir en ayuda de Colombia «agredida» por Venezuela. Poco probable que alguien le crea, pero las aviesas intenciones son innegables. Dicho esto, hay que tener en cuenta que no son las personas (Trump, Bolton, Pompeo) ni los partidos quienes hacen la política de Estados Unidos, ni en lo doméstico ni en el ámbito internacional. El poder de decisión fundamental reposa en las manos del “complejo militar-industrial-financiero” o, como algunos lo denominan, «el estado profundo». Este núcleo duro del poder que nadie ha elegido y que es responsable ante nadie es quien, desde finales de la Administración Eisenhower (1953.1961), elabora e impone las grandes directivas que luego, con un inevitable “toque personal”, llevan adelante los presidentes y los jerarcas de la administración de turno. Es obvio que los  gobernantes le imprimen un sello personal que no debe ser desdeñado, pero no es allí donde hay que buscar los fundamentos de las políticas de estado que adopta el imperio. Al fin y al cabo no fue otro que el «progresista» Barack Obama quien “legalizó” la infame agresión a Venezuela con su execrable orden ejecutiva del 9 de marzo del 2015 en la cual “declaraba la emergencia nacional debido a la amenaza inusual y extraordinaria que la situación de Venezuela planteaba para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.”  Los ominosos términos de este decreto: «emergencia nacional», «amenaza inusual y extraordinaria» a la «seguridad nacional» de su país hunden al afroamericano en las ciénagas más malolientes de la política internacional.  Por consiguiente Trump no hizo más que avanzar por el camino trazado por su predecesor, claro está que tiñéndolo con las estridencias de sus extravagancias personales y la grosería de sus modales de ricachón prepotente. ¿Ataques con drones? Obama hizo uso y abuso de ellos, y Trump siguió la curva ascendente de esas agresiones. ¿Operaciones de “cambio de régimen” contra Venezuela, Nicaragua, Irán y ahora Hong Kong?  Salvo la última, las otras tres comenzaron con Obama. ¿Extraterritorialidad de las sanciones económicas norteamericanas? Una vieja política del imperio que cultivaron con empeño todos los presidentes de Estados Unidos desde Eisenhower en adelante. Sanciones económicas a diestra y siniestra aplicadas a gobiernos de países reputados como “enemigos”, a bancos y empresas que efectúen transacciones comerciales o financieras con ellos y a personas físicas o jurídicas involucradas en las mismas. No sólo eso: también bloqueos comerciales, de puertos (en la Nicaragua sandinista), sabotajes, ataques informáticos, linchamientos mediáticos, la sólo enumeración detallada sería interminable. Un ejemplo basta y sobra: en 2014 la Administración Obama impuso una escalofriante multa de 8.834 millones de dólares al banco francés BNP Paribas por «desobedecer las sanciones económicas impuestas contra Sudán, Irán y Cuba.» La ley norteamericana fue admitida sin chistar nada menos que por el gobierno «socialista» de Francia, convalidando de este modo una monstruosidad jurídica que corroe las bases legales del orden mundial, a saber:  las leyes que apruebe el Congreso de EEUU son edictos imperiales que deben ser obedecidos en todo el mundo. Solícito con ese talante colonial Laurent Fabius, el canciller del presidente François Hollande se limitó a decir que esa sanción aplicada a un banco francés por operaciones realizadas no con Estados Unidos sino con terceros países era una «decisión injusta y unilateral y no razonable».  Tomando en cuenta todos estos hechos es fácil concluir que Estados Unidos se ha convertido, con la complicidad de las potencias europeas, en el más peligroso y beligerante “estado canalla” del mundo, que viola la legalidad internacional con absoluta impunidad. El recrudecimiento de las sanciones económicas contra Cuba y Venezuela fue sin duda potenciado

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