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Por qué suben tanto los precios en la economía argentina

Por Alfredo Zaiat | Página/12 (21 de febrero de 2022) Los 10 motivos que explican la alta inflación La economía argentina arrastra varias décadas de inflación de dos dígitos. No existen recetas mágicas para reducirla, pero sí se pueden enumerar su motivos: desequilibrios de la economía internacional, alza de los precios de las materias primas, puja distributiva y economía bimonetaria, entre otros. La solución deberá incluir salarios y jubilaciones. Quienes afirman que bajar rápido la inflación es una tarea sencilla confunden a sus interlocutores, además de ignorar la historia y las características de la economía argentina. Una tasa de inflación anual del 50 por ciento exige conocer cuáles son los motivos de semejante aumento de los precios de bienes y servicios. A esta altura, con varias décadas de variaciones de dos dígitos elevados, las explicaciones simples y recetas mágicas deberían descartarse. La inmensa legión de economistas ortodoxos ofrece fórmulas únicas e infalibles para reducirla. Está probado que no funcionan, y para encontrarse con varias de esas experiencias fallidas no es necesario hacer un esfuerzo de memoria: el gobierno de Macri con las Metas de Inflación del Banco Central, el ajuste fiscal y la emisión monetaria cero terminó con una tasa de inflación arriba del 50 por ciento anual. Las vías heterodoxas tampoco tuvieron éxito para domar los aumentos de precios, navegando entre el 20 al 25 por ciento durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner. La diferencia sustancial entre uno y otro ciclo político fue que en este último los ingresos de los sectores populares no perdieron poder adquisitivo por el alza de precios, mientras que el saldo de cuatro años de macrismo fue de una caída promedio de 20 por ciento en salarios y jubilaciones. ¿Qué es un régimen de alta inflación? Tantos años de convivir con una inflación de dos dígitos requiere un poco de prudencia en los economistas al momento de ofrecer soluciones inmediatas, que es necesario eludirlas para no caer en trampas regresivas como la propuesta de dolarización plena. Cada ciclo de elevada inflación tiene sus particularidades, lo que no significa que no haya iguales factores operando sobre los precios, pero sí aparecen relevancias diferentes en el impacto que provocan. Un aspecto importante para abordar el actual contexto de elevada inflación es que cada crisis que atraviesa la economía local agudiza su rasgo bimonetario. Esto hace cada vez más complejo atender el problema de los precios puesto que la disponibilidad de dólares no sólo influye sobre el ritmo de crecimiento. También lo hace sobre las expectativas de devaluación que es uno de los canales más fuertes de transmisión de presiones inflacionarias. Transitar un régimen de alta inflación significa que la economía se adapta a funcionar con variaciones de precios elevadas; esto es, se naturaliza aumentos del 2 al 4 por ciento mensual cuando no es lo habitual en otras economías. Cada uno de los actores económicos toma como dato innegable que habrá alta inflación y acomoda comportamientos a esa perspectiva. Como se mencionó antes, en los años del kirchnerismo se movía entre el 20 al 25 por ciento y en el período macrista-radical se duplicó, dejando ese umbral inquietante como herencia para el gobierno de Alberto Fernández. ¿Cuáles son las principales causas de los aumentos de precios? La cuestión inflacionaria se vuelve cada vez más compleja puesto que ahora se ha instalado con una tasa anual del 50 por ciento en una economía bimonetaria, endeudada en dólares, con fragilidad monetaria y fiscal, limitado acceso al financiamiento y condicionada por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En este complicado panorama resulta importante detallar las principales causas de la inflación: 1. Política.  Es habitual y lógico que el análisis convencional concentre las explicaciones de los motores de la inflación en factores económicos. Sin embargo, para brindar un contexto amplio se requiere inicialmente abordar el aspecto político de este fenómeno macroeconómico. En la economía argentina la inflación no es solamente por razones económicas; es también política. Es una definición que muchos economistas rechazan. Pero las señales en ese sentido son tan transparentes que no considerarlas constituye una ingenuidad asombrosa teniendo a mano enseñanzas de experiencias traumáticas. Ese escenario se ordena de la siguiente manera: el ministro de Economía, Martín Guzmán, anuncia que la proyección de inflación para el 2022 incluida en el Presupuesto es de 33 por ciento, para que al instante las consultoras de la city difundan que esa variación será el doble. De ese modo se instala la disputa política sobre la construcción de las expectativas de inflación. Las proyecciones de esos economistas son evidentemente políticas con escasa rigurosidad técnica. Los actores económicos entonces ajustan precios de acuerdo a esas proyecciones de subas porque pasan a ser dominantes en el espacio público de esa pelea política. Es una disputa que queda al descubierto cuando se comprueba que durante el gobierno de Macri esos mismos economistas siempre estimaron una tasa de inflación más baja que la efectivamente registrada. Esta construcción de expectativas no es solamente una cuestión técnica derivada de la incomprensión acerca del funcionamiento de la economía, sino que es un posicionamiento eminentemente político e ideológico. 2. Inflación inercial.  Es un mecanismo de indexación de los precios simple de identificar. Los aumentos se definen por lo que sucedió antes (inflación pasada) y, de ese modo, quienes registraron alza de costos o perdieron ingresos en el pasado con la suba de precios buscan compensar ese retroceso relativo. Así se va realimentando la indexación de contratos, precios y paritarias. Se instala la idea de que los precios subirán 50 por ciento –en esta instancia interviene la cuestión política mencionada en el punto anterior-, y sobre ese nivel se empieza a mover la economía. Esta conducta se basa en la memoria histórica de convivir con condiciones económicas de alta inflación y, por lo tanto, se incorporan esos porcentajes como piso para los aumentos. El primer paso para encarar la inercia de la inflación es lograr la estabilización macroeconómica. Este es uno de los mayores desafíos, más aún cuando a partir de ahora estará presente la auditoría permanente del Fondo Monetario. En esa tarea, resulta fundamental conseguir una coordinación virtuosa de la relación tasa de interés,

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Los acuerdos y desacuerdos con el FMI

Por: Héctor Gurvit (miembro de la Comisión del boletín) | 22 de nov. de 2021 Suponer que el FMI se ha vuelto una organización de beneficencia es una utopía. Algún comunicador habló de realismo mágico. De cómo se deben pagar las distintas cuotas al organismo permite visualizar cuales son los próximos compromisos. El panorama parece no ser muy alentador. Y una recomposición implicaría una suerte de condicionamientos a los que la Argentina debería acatar y acomodarse. Seguiremos los lineamientos oficiales en cuanto al acuerdo o desacuerdo con el FMI. Antes, hagamos un poco de historia. En los tiempos de los Kirchner (y Duhalde) la deuda con el FMI se pagó sin ninguna modificación de los acuerdos. Hasta que se saldó. Lo que fue en aquel tiempo (el acuerdo) con los acreedores privados, que se llegó al alrededor de un 93% quedando pendiente los famosos fondos buitres. Que luego el macrismo pagó, incluso más de lo que se debía. Esto lo dicen los expertos. En la crisis del 2001, si bien fue un golpe duro para los argentinos por la escasez de divisas, los plazos de pago de la deuda con el FMI no eran acuciantes como lo son ahora. Es muy difícil hacer comparaciones con ese tiempo. Acaso con cualquier tiempo. En este momento, al igual que en el 2001 se llegó a un acuerdo con los privados, pero el conflicto con el FMI es complejo, porque los plazos para los pagos son irrealizables. De acuerdo con lo pactado hace tres años, Argentina debería pagar al Fondo, entre capital e intereses, 19.020 millones de dólares el próximo año, 19.270 millones en 2023 y 4.856 millones en 2024. En noviembre, está programado el pago por US$640 millones en concepto de intereses y recargos. Y el 22 de diciembre, se debería cancelar otro vencimiento de capital por US$1870 millones. Si luego de las elecciones, el Gobierno avanza con una renegociación con el FMI, el segundo pago de capital podría ser postergado para incluirlo dentro de la reestructuración. Otra de las cosas que se pide al FMI y está en discusión son los sobrecargos. ¿Qué son? Se trata de la política de sobretasas. El FMI debería corregir el carácter regresivo y procíclico de la política de sobretasas que no son los que se les brinda a otros países, o al menos a reducirlos sustancialmente. Pensar en el FMI en ese sentido es muy poco probable. Hay un fondo que acumula el FMI que son los Derechos Especiales de Giro (DEG), que es dinero del Fondo. Se trata de un activo creado en 1969, que complementa las reservas oficiales de los países miembros, da liquidez, pero no constituye una moneda en sí misma en el sentido estricto. Es un derecho potencial sobre un conjunto de monedas. En la actualidad esta canasta son el dólar estadounidense (41% del total), el euro (31%), el renminbi chino (11%), el yen japonés y la libra esterlina. El precio del DEG está determinado por el valor ponderado de dichas monedas. Esos DEG fueron recibidos no hace mucho y que fueron unos 4.000 millones que se utilizó para pagar deuda al FMI. Iban a quedar como reserva, pero se utilizaron. No en su totalidad. El FMI distribuyó USD 650.000 millones para apuntalar la liquidez mundial que se distribuyó según el peso de cada socio. Por ejemplo, a EEUU le dieron 100.000 u$s. Ese dinero se transfiere al Ministerio de Economía, quién se lo vende al Banco Central (a cambio de pesos) para fortalecer sus reservas. Y los pesos son circulantes. El G24 también pidió el redireccionamiento de los Derechos Especiales de Giro (DEG) emitidos por el FMI hacia los países de ingresos bajos y medios que más necesitan asistencia para lidiar con los efectos económicos de la pandemia.El G24 sin Argentina, está integrado por Argelia, Brasil, Colombia, Congo, Costa de Marfil, Egipto, Etiopía, Filipinas, Gabón, Ghana, Guatemala, India, Irán, Líbano, México, Nigeria, Paquistán, Perú, Siria, Sri Lanka, Sudáfrica y Trinidad y Tobago. Además, cuenta con la participación de países observadores y una filiación especial de China. El tema Grecia, Con Tsipras, fue un ejemplo de como no hubo arreglo con el FMI y las políticas que aplica hoy son las del fondo con pobreza y desocupación. Esperemos que no nos pase lo mismo. El ministro de Economía hizo un llamado a la oposición para que se sumen al reclamo para que el FMI elimine los sobrecargos (léase sobretasas) que cobra por la deuda. Que se estima en unos 1.000 millones de dólares por año. Por ahora, no hubo eco. El Grupo de los 20 también pidió la revisión de los sobrecargos. El Gobierno ha dado pasos importantes con el objetivo de llegar a un acuerdo que sea bueno para la Argentina. Lo que hace falta es que los distintos factores de poder de la Argentina actúen en favor de la Argentina. EEUU emite billetes y los vuelca al mercado generándose deuda interna. Como son ellos los que pueden emitir dólares la pregunta es ¿por qué nosotros no podemos emitir pesos? Vidal afirmó que emitiendo se crea más deuda en dólares lo cual es un error. En todo caso se crea deuda interna. Acaso inflación. Igualmente, la emisión de moneda nacional no implica necesariamente inflación. Durante el macrismo no se emitió y la inflación incluso se potenció. En cuanto se tengan tasas positivas de PBI se puede emitir sin generar inflación. Esto se puede leer con mas detalle en el libro de Alfredo Zaiat – Economía a contramano. Según comenta Alicia Castro, que fue entrevistada en Radio Del Plata por Tomás Méndez estas son las Imposiciones del FMI sobre la deuda de 44.500 millones del gobierno de Macri. Los importes son “del orden de”. Las tratativas con el FMI son reservadas. Alicia Castro, a quien respetamos, debe tener buenos informantes. El FMI no hace beneficencia. Y si en algún momento nos apoyó con los acreedores privados fue porque pensaba en la deuda al FMI. ¿Se entiende? Los peligros del default serán para otra ocasión. La Argentina tendrá que

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El futuro del no trabajo es la economía de los robots y la IA

Por: Sam Lehman-Wilzig | Times of  Israel (26 de noviembre de 2021) Un panorama sombrío para un Israel en el que los trabajadores están menos dispuestos a aceptar trabajos insatisfactorios y los empleadores invierten más en reemplazarlos. Últimamente, Israel y Estados Unidos parecen estar sufriendo una queja económica muy inusual: no hay suficientes trabajadores, incluso cuando el desempleo está en niveles relativamente altos. Hay varias razones posibles para esto, pero la mayoría de los expertos ven esto como resultado de empleados que quieren un salario más alto y / o trabajos que no matan el alma. Desafortunadamente, a mediano y largo plazo, esto podría resultar en un bumerán en ellos a lo grande. Algunos ejemplos: Entre otras profesiones, Estados Unidos tiene actualmente una escasez de 80.000 camioneros, el máximo histórico de la industria. Los puestos de trabajo de enfermería abiertos son más de un 250% más altos este año en comparación con el año pasado, y todas las proyecciones muestran que las cosas solo empeorarán. Más de una cuarta parte de los restaurantes no pueden encontrar suficientes cocineros (y la escasez de trabajo de otros trabajadores de restaurantes es casi tan grave). Todo esto cuando en agosto de 2021 (el último mes para el que hay datos disponibles), 4,3 millones de trabajadores estadounidenses dejaron sus trabajos, ¡el total más alto jamás registrado! En Israel, el problema parece ser más agudo entre los trabajadores de alta tecnología, y el país sufre un déficit de entre 15.000 y 18.000 programadores e ingenieros cada año. Y este no es un problema específico del trabajo altamente calificado. En general, el 65% (!) De los empleadores israelíes tienen problemas para encontrar suficientes trabajadores. La tendencia a exigir un trabajo más significativo y una mejor remuneración es ciertamente digna de mención, y positiva desde un punto de vista puramente humanista. Hoy en día, nadie quiere trabajar en los tipos de empleo de Charlie Chaplinesque “Tiempos Modernos” que adormecen la mente en línea de montaje, y no deberían tener que hacerlo. Ni en esta era de creciente desigualdad económica (la desigualdad israelí es tan mala como en los EE. UU.). Los trabajadores deberían verse afectados financieramente por su esfuerzo. El problema, sin embargo, no radica en el humanismo sino en la realidad económica. El sector de alta tecnología de Israel es quizás el mejor lugar para mostrar lo que podría suceder. Aunque todo tipo de aplicaciones algorítmicas (por ejemplo, WAZE) aparecen en los titulares, la «acción» real, lo que eventualmente dará forma a nuestro futuro económico, radica en la Inteligencia Artificial (IA), un campo en el que Israel también se cuenta entre los líderes mundiales con más de 2400 empresas de nueva creación especializadas en IA . Si bien tal I + D es excelente para la economía de Israel en la actualidad (y Estados Unidos está aún más avanzado en el campo), el futuro de una economía basada en la inteligencia artificial es muy problemático precisamente debido a su vasto potencial. En pocas palabras (y no demasiado simplista): la IA dejará sin trabajo a millones de personas debido a la eficiencia y los ahorros económicos de tener una “computadora” haciendo el trabajo en lugar de una persona. Actualmente, AI está escribiendo algunos de los artículos sobre deportes y finanzas que lees en los periódicos; diagnóstico de imágenes radiológicas para cánceres y otras enfermedades; mover lentamente el transporte hacia la era de la automatización vehicular (Noruega acaba de lanzar el buque de carga totalmente autónomo del mundo ) e incluso permitir que los robots sirvan como cuidadores de ancianos en Japón; la lista sigue y sigue… en prácticamente todos los campos de actividad. ¡Las computadoras pueden incluso programar un nuevo código de computadora! “No se preocupe”, opinan muchos investigadores. “Hemos visto este tipo de tendencia antes en la historia. Por cada tipo de trabajo perdido a causa del progreso tecnológico, ha tomado su lugar un tipo de trabajo completamente nuevo ”. Eso es cierto hasta donde llega, pero la historia no necesariamente se repite (incluso si tiende a rimar). Pero nuestra situación contemporánea bien podría ser diferente. Este es el por qué. Todos los nuevos trabajos y profesiones del pasado se basaron en el aumento de las capacidades humanas. El granjero necesitaba pensar más que el cazador-recolector; el trabajador de la fábrica más que el agricultor; el trabajador de servicios más que el empleado de fabricación; y finalmente, el trabajador de la era de la información de hoy más que el trabajador de servicios. ¿El problema? La inteligencia artificial y las tecnologías relacionadas serán capaces de hacer cosas al más alto nivel «cognitivo», es decir, los humanos no podrán «superar» a la inteligencia artificial (información) y ciertamente no podrán «trabajar más allá» de los robots autónomos (fabricación y servicio) para que no ganen ‘ Hay suficientes puestos de trabajo para las generaciones futuras. Y es aquí donde la consecuencia involuntaria de la elección “no laboral” de hoy puede entrar en escena. Si la financiación para I + D en IA ya era alta antes de COVID-19 y la elección contemporánea de muchos trabajadores de no buscar empleo (o ser muy selectivos sobre dónde trabajar y en qué), esto no dejará a los empleadores otra opción que invertir mucho más en IA. , acelerando así la tendencia hacia una economía impulsada por robots e inteligencia artificial. Esto no sugiere que Israel, los EE. UU. Y otros países líderes en IA deban deshacerse de la investigación de IA. Ésa no es una solución. Sin embargo, es para sugerir que necesitan instituir políticas que «desincentiven» las actividades no laborales, o para decirlo más claramente: gastar más en educación humana, cambiar las leyes tributarias (corporativas e individuales) para que sea más valioso para los trabajadores buscar trabajo y que las empresas contraten humanos y, en general, considerar cómo suavizar la transición de la economía hacia una mayor dependencia de la inteligencia artificial sin un desempleo masivo. El castigo de Adán y Eva fue que una vez desterrados del Jardín del Edén, tuvieron que trabajar para sobrevivir. Sería irónico, y aún más doloroso socialmente, si volteáramos las tornas castigándonos a nosotros mismos con la abolición del trabajo humano satisfactorio. SOBRE EL AUTOR El Prof. Sam Lehman-Wilzig (PhD en Gobierno, 1976; Universidad de Harvard) enseñó en la

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Petróleo y Cuenca Paraná-Paraguay: los desafíos

Por: Héctor Gurvit (Comisión del boletín, 21 de octubre de 2021) Entre las PASO y el 14 de noviembre hay un camino difícil de transitar. Está en juego nuestra economía, nuestra independencia económica. Si se avanza en la nacionalización, tanto de lo que queda de la industria del petróleo y tomamos conciencia de lo que significa para el país la cuenta mal llamada Hidro Vía, entonces podremos pensar a la Argentina con capacidad para afrontar las deudas contraídas y fugadas por el proceso macrista. Sin embargo, si no se encamina a una equilibrada distribución de ingresos, no habrá petróleo ni Hidro Vía capaz de sacar de la pobreza a millones de argentinos. Estamos en una encrucijada frente a un resultado complicado en las PASO. Que, a estas alturas, parece que no será fácil revertir. Si el pueblo no acompañó a los candidatos del FdT no implica un desinterés por las elecciones. Lo que demuestra, en mi opinión, es “su” grado de conciencia. Habrá quienes pensaron que ir a votar por los candidatos para los que no hubo alternativa, no tenía sentido (Una sola lista). Otros pensaron, sugiero, que los candidatos estaban digitados y se vieron frustrados por la ingeniería adoptada para la formación de las listas. Otros no han querido votar a los candidatos de Juntos, Milei u otras alternativas. Pero tampoco quisieron votar por los candidatos del FdT. No pocos, no tuvieron dinero para tomar un colectivo (aunque los días de elecciones el transporte es gratuito y no se sabe ni se informa). Tal el grado de deterioro en la distribución de los ingresos. Por supuesto, existen otros justificativos que no estarían en los que nombramos anteriormente. En cuanto al trabajo en el territorio como lo aconseja la misma naturaleza del peronismo, parece no estar a la altura de los acontecimientos. No hay mesas en las calles, no hay militantes en las calles. ¿Por qué? Lo que dicen nuestros analistas es que hay que generar una masa crítica dentro del frente, que sería el Kirchnerismo. Lograr hegemonía dentro del FdT. A esto suscriben Amado Boudou y Alicia Castro, entre otros. Hay que indignarse comomotor de la política. Revelarnos frente a la “correlación de fuerzas”. No retroceder pensando en esa correlación de fuerzas claramente desfavorable. Como lo hicieron nuestros próceres en los tiempos de la revolución. Porque, por este camino, mañana va a ser peor que hoy. Si AF no escuchó las necesidades del pueblo, esperamos que las manifestaciones del 15, 17 y 18 de octubre le permitan atender y resolver sus necesidades. Nuestra tarea sería entonces la de presionar para que se cumplan con las promesas de campaña. No debemos negar una realidad que nos patea la cara. Votar, sin embrago, a nuestros candidatos, porque no estamos votando a AF. Estamos votando a los candidatos del FdT. Allí hay una confusión, porque AF no está en ninguna lista. A estas alturas, con el diario del lunes, si la pandemia fue una excusa para no generar políticas de distribución, entonces se perdió la oportunidad de tomar buenas acciones justamente con la excusa de la pandemia. Tengo confianza en el pueblo argentino. Saben muy bien lo que hacen los que han tomado conciencia de la realidad, que no son pocos. En 2015 se perdió por muy pocos votos (porcentualmente) y el candidato era Scioli. Con Cristina (que no se pudo presentar), afirmo, se hubiera ganado. Pregunta sin respuesta: en 2023 ¿Cristina presidenta? Toda esta introducción es central para lo que vamos a decir, ahora. Hay temas que el gobierno no puede dejar de resolver desde una perspectiva de la independencia económica, una de las tres banderas del peronismo que se completan con Justicia Social y Soberanía Política. Y porque son los principales ingresos de divisas: el petróleo y la cuenca Paraná-Paraguay. Petróleo (y Gas) El secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra, junto con los candidatos de la Lista Azul y Blanca que encabeza Marcelo Rucci (que reemplazará a Pereyra) realizaron una asamblea en Puesto Hernández, con más de 5 mil trabajadores, donde hizo un llamado a la unidad, destacó la necesidad de que se apruebe la ley de promoción a las inversiones en hidrocarburos que está en el Congreso. La izquierda, diario, vocero del FITU, dice: “la ley de hidrocarburos está pensada a la medida de las petroleras. Con el discurso de aumentar las exportaciones quieren garantizarles 20 años de más beneficios, bajarles impuestos y retenciones, y permitirles llevarse buena parte de los dólares afuera”. Hay otra visión sobre el proyecto que prevé Autorizaciones de Exportación Garantizadas[1] (AEG) por un 20% de la producción incremental de cada operador. El 80% deberá ser ofrecido al mercado interno. En el caso que haya Producción Incremental Agregada (PIA)[2] (es decir, creció la actividad de todo el sector), cada beneficiario tendrá: Si la PIA fuera de entre 10% y 30% tendrá una AEG del 30% sobre su producción incremental. Si la PIA es de entre el 30% y 50% tendrá una AEG del 40% sobre su producción incremental. Si la PIA es mayor al 50% tendrá una AEG del del 50% sobre su producción incremental. Hay incentivos mayores, según la proporción de la actividad total de la empresa incluida en el régimen de la ley y el nivel de abastecimiento que cada una registre en el mercado interno. El Estado, a través de la autoridad de aplicación, se reserva el derecho de dar autorizaciones de exportación adicionales si la demanda doméstica se contrae.[3] El decreto 929 de 2013, le concedió a Chevron la posibilidad de exportar sin retenciones y el acceso prioritario al mercado de cambios, sin la necesidad de liquidar todas sus divisas en el país. Fue la forma de garantizar los u$s1500 millones de inversión de la estadounidense Chevron, tras un acuerdo con YPF. Pregunta existencial: si el proceso de sustitución del combustible para autos por los vehículos eléctricos, en algunos años, el petróleo ¿sobraría? En tal caso, lo contaminante serían las baterías. Entonces… Cuenca del Río Paraná-Paraguay[4]. El calificativo de Hidro

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Índice de felicidad: Argentina vs Israel

Por: Héctor Gurvit (miembro del Llamamiento) ¿Qué es la felicidad?[1]. ¿Existe alguna forma de medirla? ¿Cuáles deberían ser los parámetros a considerar? ¿Se trata de una forma de entendernos a nosotros mismos? La felicidad es un hecho subjetivo. Y como tal es necesario tratarlos. Sin embargo, se lo analiza, se lo describe y se lo compara. Las mediciones surgen de una comparación con un patrón determinado o bien en el marco de una escala. Más allá de cualquier análisis, de lo que se trata en este artículo es el de dejar planteados interrogantes y una comparación “caprichosa” entre el índice de felicidad de Argentina e Israel. Las variables para calcular el índice de felicidad según el World Happiness Report elaborado por la ONU son el PIB (Producto Interno Bruto) per cápita, la esperanza de vida saludable y el apoyo social. El PIB se calcula teniendo en cuenta el consumo personal o privado, el gasto público, las exportaciones y las importaciones dividido por la población total. Existen otras dimensiones que también se pueden consultar[2]. Estos tres conceptos constituyen el índice de felicidad en función del PIB. Como contraposición o acaso, como complemento, existe el Índice de Felicidad Bruta o Felicidad Nacional Bruta (FNB) que dice: “Los cuatro pilares de la FNB son: la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno[3]”. Todo es discutible cuando se trata de la felicidad. La esperanza de vida saludable al nacer se define como el número de años libre de enfermedad que, en promedio, un recién nacido puede esperar vivir. Ello hace necesario la medición de las condiciones de salud que representan la pérdida de bienestar que puedan ser debidas a enfermedad, muerte y factores etiológicos, entre otros[4]. La categoría de «apoyo social» ha permitido desarrollar toda una corriente de investigación que busca explicar algunas de las diferencias existentes en la distribución de ciertas enfermedades tanto físicas como mentales[5]. Por ejemplo, se ha documentado que los grupos sociales de nivel bajo tienen más acceso a relaciones de apoyo que los miembros de clases sociales altas. De modo que nos encontramos con la primera contradicción, cual es suponer que un PIB per cápita elevado pueda corresponderse con el “apoyo social” adecuado. Cuál sería entonces el peso que, cada parámetro en cuestión, tiene en el contexto de las tres variables. Esto se intenta resolver con el índice de la FNB. “En la actualidad, el reino de Bután es el único país en el mundo que cuenta con un Ministerio de la Felicidad”. Una mirada a la tabla donde el 10 es el mayor grado de felicidad y 0 el menor, nos ubica a los argentinos en el puesto 57 sobre 149 países (2021). Como los cálculos del índice de felicidad se basan en parámetros que parecen no tener una definición clara, llamaremos a todo cálculo Índice Mundial de Felicidad (IMF) De modo que los tres aspectos a tener presente en la estimación comprenden lo económico (PIB per cápita), la salud (esperanza de vida saludable) y lo psicosociológico (el apoyo social). Pero sucede que no es tarea sencilla ponderar algunos de los ítems identificados, aun sabiendo que hay quienes consideran que se puede calcular como se calcula la temperatura humana. Es necesario aclarar que, en sociedades con una esperanza de vida mayor, los indicadores de la felicidad pueden estar distorsionados o por lo menos afectados a partir del incremento de las enfermedades crónicas y la discapacidad. Para quienes quieran profundizar recomiendo la lectura del trabajo “Cálculo del Índice de Felicidad Interna Bruta (FIB) en Cotopaxi para el año 2012”[6]. Un trabajo realizado por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Facultad de Economía. Donde se toman variables a partir de encuestas. Ponderando cada uno de los atributos y categorías. Se trata de un cuestionario en profundidad con más de 140 preguntas. Tomar como parámetro el PIB per cápita puede resultar engañoso. Un buen promedio sigue siendo solo eso, un promedio. Recordemos el famoso soneto de Carlos Alberto Salustri (Trilusa) La Estadística¿Sabes qué es la estadística? Una cosacon que se hace la cuenta generalde los que nacen, van al hospital,a la curia, a la cárcel o a la fosa. Mas para mí la parte más curiosaes la que da el promedio individual,en que todo se parte por igualhasta en la población menesterosa. Por ejemplo: resulta sin engañoque según la estadística del añote toca un pollo y medio cada mes. Y aunque el pollo en tu mesa esté ausente,entras en la estadística igualmente¡Porque hay alguno que se come tres! Todo índice no deja de ser un comparativo. O bien de un patrón específico o en el marco de una escala. Hay una experiencia sueca que vale la pena leer por interesante y elocuente[7]. Los invito a ver el documental sobre “la teoría sueca del amor”[8]  que se puede encontrar en YouTube. Dice al respecto una inmigrante “No llevo aquí ni un año y ya me quiero volver a España. Quitaros los sueños escandinavos de la cabeza. Aquí ni los abuelos echan en cuenta a sus nietos. Que ganas de volver a mi país”. Y Suecia ocupa el 7mo lugar. Vamos entonces al objetivo de esta nota cual es, comparar el IMF entre Argentina e Israel[9] (acceder a esta referemcoa para una mejor visualización de las métricas). Se trata de una comparación “caprichosa” que no pretende sino navegar por las estadísticas, las encuestas y los análisis. El sitio es muy interesante porque no solo da los datos, sino que los explica en los hipervínculos (+). Israel ocupa el lugar 12, mientras que Argentina el 57[10]. El año de determinación de cada variable están dados en las columnas 2 y 5. Si bien no siempre coinciden en el año, el informe no deja de ser una buena guía de análisis. Por otro lado, siendo muchos los conceptos a analizar nos detendremos en algunos. Podemos observar ciertos datos que nos indican el porqué de esa diferencia. Si

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“Es la economía, estúpido”

Los economistas mediáticos se ocupan de vaticinar catástrofes cuando no terminan de ocurrir y victorias cuando los desastres ocurren. Por: Hache Gurvit “Es la economía, estúpido” fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre). Y que le sirvió para ser elegido presidente. Y es la economía lo que marca el tiempo político. Que supone ser la más científica de las ciencias sociales. O la menos exacta de las ciencias exactas. Entender los mecanismos de las fluctuaciones del mercado es como la cuadratura del círculo. No hay solución para construir un cuadrado de la misma área de la de un círculo con regla y compás. Histórico problema de la matemática que se resolvió hacia 1882. Se demostró la imposibilidad de lograrlo. Hay una economía de lo real, de la que sabemos poco y una economía para el show. Para entender cuáles son los temas que juegan para la distribución de ingresos hay que jugar con una importante cantidad de parámetros que enturbian el entendimiento. Enuncio algunos: La deuda externa. El equilibrio fiscal. Lo que ingresa y lo que se gasta. Las importaciones y las exportaciones. Los comodities. Sus valores. Los impuestos. El valor del dólar en todas sus variantes: no existe un solo dólar, ya lo sabemos, pero lo que no sabemos es que hay muchos mas tipos de cambio de los que creemos: dólar oficial, dólar oficial minorista, mayorista, dólar MEP o mercado electrónico de pagos, dólar futuro, dólar blue y todos los dólares que con la base del oficial tienen retenciones distintas (maíz, soja, etc.) El presupuesto, que es el espejo de lo que económicamente va hacerse el año próximo. Esta enumeración es una muestra de por qué la economía no es algo mágico. Y cuando se dice que la economía es contra cíclica lo que se dice es que están apegadas al modelo económico keynesiano, que considera que la política económica de un país, para salir de una crisis, se debería enfocar en el estímulo de la demanda con el impulso del gobierno. Pero no puede ser así siempre. Un estimulo de la demanda infinito lleva a la escasez de divisas para ciertos insumos que paralizarían la economía y que sufrió el gobierno de Cristina en su última etapa.Hay un juego sutil que debería aplicarse en el estímulo de la demanda. Jugar con el a la manera de la paradoja de Zenón. Consiste en que la liebre nunca alcance a la tortuga. Marcelo Gullo escribió varios libros, pero uno me parece esencial, que se titula “La insubordinación fundante” donde demuestra cómo se desarrollaron los países más desarrollados. Recorre la historia de las potencias a través de la historia: Portugal, España, Inglaterra y de la modernidad, toma como ejemplos a Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Japón y China como modelos a tener en cuenta. Simplificando, establece tres etapas: 1ra con una fuerte participación del estado con créditos, subsidios, aun en contra del déficit fiscal. 2da en la que se transforma en una empresa mixta. 3ra en donde el desarrollo de esa industria puede abastecerse sin ayuda del estado En su prólogo, escrito por Helio Jaguaribe, refiriéndose a los países que nombramos dice: “el libro nos explica cómo lograron salir de su condición periférica y se convirtieron en países efectivamente autónomos, en importantes interlocutores internacionales independientes. Conduce a una relevante discusión sobre la situación de Sudamérica y de cómo la región podrá, a su vez, superar su condición periférica y convertirse también –como lo hicieron los mencionados países– en un importante interlocutor internacional independiente”. Cabe mencionar al libro de Adam Smith “La riqueza de las naciones” de 1776, que instala la famosa frase “la mano invisible del mercado” que muy sabiamente, alguien dijo, fue escrito para advertir sobre lo que Inglaterra no debía hacer y para que lo aplicaran los países periféricos. El libro tiene una suerte de subtítulo: “Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”.  Aquella famosa frase no es “todo” el libro de Adam Smith. Se la menciona fuera de contexto. No porque sea una frase señera, pero para ser honestos con Smith, a esa afirmación le agrega lo siguiente: “siempre que haya un Estado que garantice la paz y la justicia”. Esto no justifica a Smith, porque no sabemos muy bien cómo se obtienen esas garantías. Smith plantea dos curvas: una de la demanda y otra de la oferta y el punto donde coinciden, se intersecan, se corresponde con el equilibrio y el escenario “ideal”. Dicho esto, queda planteado un dilema cuya solución, como lo entiende la economía, es compleja. La Licenciatura en Economía, en la UBA, antes de la dictadura del 76, tenía otro nombre: Licenciatura en Economía Política. No resulta menor el cambio. La Economía no es una ciencia exacta y los “economistas astrólogos” pretenden que lo sea. Cuando resulta que lo que pasa no se adapta a los pronósticos ortodoxos no hay autocrítica. Se apela a algún factor que cambió, que alteró las condiciones iniciales. No es una falla del análisis, dicen, sino de las condiciones. El problema es la realidad que no se acomoda según sus predicciones. La química suele apelar a ciertas condiciones iniciales de presión y temperatura, que vaya paradoja, se pueden obtener y con suerte en un laboratorio. El adjetivo “política” adherido a la economía ensaya medidas heterodoxas, contra cíclicas. Porque es la política la que orienta acerca de lo social y, sobre el desarrollo de las sociedades, se disponen medidas económicas. No es al revés. Los economistas del show pronostican hechos y esperan a que produzcan resultados que, en la mayoría de los casos no suceden. En este momento, del tránsito de la pandemia a la postpandemia, en la economía sucede que el crecimiento que se verifica favorece a ciertos sectores, pero no a otros como jubilados, monotributistas, los trabajadores de la economía informal, docentes y otros que, quien está leyendo, podrán seguir enumerando. Está claro que la inflación deteriora aun mas el salario y en julio llegó al 3% lo que

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El capitalismo camina hacia el tecnofeudalismo

Por Alfredo Zaiat | Página/12 (24/07/2021) Alarma en las potencias occidentales y hasta en el FMI por el poder cada vez más impresionante de las grandes corporaciones Mientras la derecha política y mediática local repite eslóganes y prejuicios contra el Estado, el debate mundial apunta a fortalecerlo, ya no sólo por el papel central ocupado en la pandemia, sino para enfrentar el avance despiadado de los gigantes del mundo digital. Señales para la economía argentina acerca de la necesidad de intervenir sobre empresas que abusan de la posición dominante de mercado. Tres ideas se están debatiendo en los máximos niveles políticos de las potencias, que necesariamente deberían tener influencia en países periféricos como Argentina: 1. Las multinacionales contabilizan ganancias extraordinarias y, para financiar a un Estado que ha destinado muchos recursos para atender la pandemia, deben pagar un impuesto adicional. 2. La posición dominante de grandes empresas monopólicas u oligopólicas deriva en aumentos de precios excesivos y en ausencia de competencia. 3. El cada vez mayor poder de mercado y financiero de las grandes empresas está limitando la efectividad de tradicionales instrumentos de política monetaria, como la suba de la tasa de interés por parte de las bancas centrales para atender tensiones inflacionarias. No se trata de diagnósticos y propuestas de una plataforma de gobiernos de izquierda, sino que es la reacción de un sistema estatal que, desde su origen, estuvo aliado y, a la vez, condicionado por las corporaciones, pero ahora las firmas dominantes directamente se están independizando de ese circuito político y de control económico tradicional. Esta emancipación se expresa en la utilización de guaridas fiscales para pagar poco o nada de impuestos en los países de origen; los aumentos de precios por encima del promedio luego de eliminar por absorción a la competencia; y la abundancia de recursos financieros líquidos que hace que no les importe la estrategia monetaria de las bancas centrales. Son más grandes que el Estado La pandemia dejó al descubierto la actual fase histórica del capitalismo concentrado cuando, por primera vez, una extraordinaria crisis económica-financiera global no afectó en forma negativa el negocio bursátil. Por el contrario, el índice promedio de las principales bolsas mundiales está en niveles record, mientras las economías se derrumbaron y están tratando de recuperar lo perdido, la desocupación se ha disparado y el drama sanitario y social ha sido fulminante. Este comportamiento divergente entre la economía real y la evolución de las cotizaciones de grandes firmas es uno –no el único- factor que refleja la nueva etapa del capitalismo. En ésta se está desvinculando la histórica asociación entre los Estados y las corporaciones dominantes del sistema de organización tradicional de las fuerzas de producción. Las tres menciones arriba indicadas sobre las multinacionales sólo son la reacción del mundo político de las potencias, en especial las de Occidente, para tratar de no ver disminuida la capacidad de intervención e influencia de los Estados o, en los hechos, la pretensión de no perder importancia en las relaciones de poder. Cuál será el legado de la pandemia No deja de sorprender el análisis rústico de economistas locales, con sus habituales amplificadores, dedicados a debilitar y desacreditar el rol del Estado en la economía. Hasta la revista conservadora The Economist se hace eco de la nueva etapa y del papel central que está ocupando el Estado, espacio que aspira a preservar pese a la expansión de las corporaciones globales, en especial las vinculadas al negocio digital. En el texto «Después de la enfermedad. El largo adiós a la covid-19» se asegura que, con la vacuna, están surgiendo destellos de vida poscovid, pero se advierte que existen dos cuestiones claras. Una, que la última fase de la pandemia será prolongada y dolorosa, y dos, que la covid-19 dejará atrás el mundo conocido. Ese mundo nuevo que presenta The Economist seguiría el patrón establecido por pandemias pasadas, identificando tres cambios, definidos por el sociólogo y médico greco-estadounidense Nicholas Christakis de la Universidad de Yale: 1. La amenaza colectiva impulsa un crecimiento del poder estatal. 2. El vuelco de la vida cotidiana conduce a la búsqueda de sentido. 3. La cercanía de la muerte que trae precaución mientras la enfermedad se agita estimula la audacia cuando ha pasado. La gente se atrinchera con el Estado El artículo describe que cuando la población de los países ricos se refugiaba en sus casas durante los cierres, el Estado se atrincheró con ellos. Detalla que durante la pandemia, los gobiernos han sido el principal canal de información, los que establecieron las reglas, fueron la fuente principal de dinero en efectivo y, finalmente, se han convertido en los proveedores exclusivos de vacunas. Calcula que los Estados de los países ricos pagaron 90 centavos por cada dólar de producción perdida. Menciona que existe un vigoroso debate académico sobre si los encierros «valieron la pena, pero el legado de la pandemia del gran Estado ya está a la vista«. Apunta en forma crítica –vale recordar que The Economist es una fuente destacada del conservadurismo- que «sólo hay que mirar los planes de gastos de la administración Biden». Para concluir que «cualquiera que sea el problema (desigualdad, crecimiento económico lento, seguridad de las cadenas de suministro), un Estado más grande y más activista parece ser la solución preferida«. Hasta el FMI se sorprende del poder de las corporaciones Algo está cambiando en el marco analítico, por lo menos en la voluntad de reflexionar sobre la dinámica de la economía en la fase de la globalización pospandemia. Un reciente documento del Fondo Monetario Internacional«Taming Market Power Could (also) Help Monetary Policy», de los investigadores Romain Duval, Davide Furceri y Marina M. Tavares, explica que, ante la amenaza de la inflación, las bancas centrales de los países desarrollados están estudiando aplicar la receta conocida: subir la tasa de interés. Esta medida es lo que la ortodoxia local está reclamando que haga el Banco Central, para imitar al resto de las autoridades monetarias de la región que ya subieron las tasas. Como se sabe, el alza de las tasas incrementa la renta de inversores y encarece el crédito, una forma de restringir así la demanda y, por lo tanto, controlar los precios. Es la receta monetarista clásica. La idea de la suba de la tasa de interés, además, busca influir

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Distribución de los ingresos, ¿Qué es?

Por: Hache Gurvit La redistribución de los ingresos es la transferencia de ingresos de unas personas a otras. El término se refiere a redistribución en un contexto económico amplio más que entre individuos específicos, y a quitar a quienes tienen más para transferir a quienes tienen menos. Se habla de redistribución de la riqueza, mientras que lo que realmente se hace es redistribución de los ingresos, a través de impuestos sobre la renta, que son los más extendidos; los ingresos se distribuirían con impuestos sobre el patrimonio, servicios públicos, subsidios, confiscaciones, bienes personales, etc. Cuando hablamos de ingresos entonces, decimos que provienen de múltiples canales. Hoy, en la mayoría de países democráticos (pero también en muchos regímenes autoritarios) se practica alguna forma de redistribución de ingresos. Un contribuyente con ingresos altos soportará una tasa impositiva mayor que otro con ingresos bajos. O al menos es lo que se pretende, aunque no siempre es así. Otro método de redistribución basado en los impuestos es el impuesto sobre la renta negativo: los contribuyentes de muy bajos ingresos no pagan impuesto sobre la renta, sino que lo cobran, porque el Estado les abona una cantidad para complementar sus ingresos. En Argentina se ve reflejado en subsidios a ciertos servicios, transporte, etc. que son parte de lo que en economía se denomina “salario encubierto”. Algunos tipos de redistribución estatal de ingresos son: Los subsidios (como el de desempleo o el de enfermedad o en los servicios). Las pensiones​ (de vejez, de discapacidad, de orfandad y otras) El sistema sanitario público. El sistema educativo público. Los vales (de comida, por ejemplo, cuando los hay). Los planes como el REPRO (Programa de recuperación productiva – paga una parte de los salarios), AUH, PROGESAR y otros. Luego, esa distribución se cuantifica. Se la pone en números. Con varios parámetros, pero el mas conocido es el Índice de Gini. La diferencia entre el índice de Gini de distribución de ingresos antes de implementar un impuesto y el índice de Gini después de implementado es un indicador de los efectos en la redistribución de dichos impuestos. Veremos, más adelante, qué es el índice de GINI. Ciertos impuestos terminan no produciendo cambios significativos. Los economistas marxistas, no todos, argumentan que las políticas para redistribuir ingresos– como el subsidio por desempleo y otros beneficios crean más contradicciones en el capitalismo, al limitar más la eficacia del sistema capitalista mediante la reducción de incentivos para que los capitalistas inviertan en aumentar la producción. Parece un contrasentido, y creo que lo es. En la visión marxista, la redistribución no puede resolver las cuestiones de fondo del capitalismo. Pero hoy no se está discutiendo el país de los soviets frente al capitalismo. Estamos discutiendo entre un capitalismo de mercado y un capitalismo de control estatal, planificado. En China hay un capitalismo planificado, en Rusia hay un capitalismo mucho más regulado, en EEUU hay un capitalismo más de mercado. El estado es el que debe insertarse en esos ingresos y distribuirlos. Ciertos sectores reniegan del estado, pero lo quieren para si para poder distribuir según su conveniencia. Como decíamos antes, los efectos de estas políticas pueden medirse a través de los índices de GINI antes y después de aplicarlas. Qué es el índice GINI: El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual; por ejemplo la de la riqueza que es otra forma de distribución más compleja y complicada de resolver (los latifundios, por ejemplo). El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos, mensura a discutir sobre qué significa “los mismos ingresos”) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad. Sintetizando mucho: es una variable que toma en cuenta la población (con sus discriminaciones, en general deciles y el EPH (Encuesta Permanente de Hogares) y los ingresos y hace algunas cuentas. En suma, toma todos los ingresos y ve cómo se distribuyen (datos que el INDEC tiene) y una no tan simple cuenta nos dice cómo está el índice. Hablemos del IVA versus el IMPUESTO A LAS GANANCIAS. Los impuestos regresivos y los progresivos. Se dice que el IVA es un impuesto regresivo porque lo paga de igual modo el pobre que el rico. Es el mismo porcentaje. Y es ineludible. Salvo algunas modificaciones que se aplicaron recientemente de modo que algunos productos para algunas personas no lo pagan integro. Pero es uno de los impuestos que mas aporta a los ingresos a distribuir. El impuesto a las ganancias es progresivo y siempre fue una lucha cobrarlo. En el sentido de que se encubre, se subfactura, etc. Datos del INDEC al 29/06/2021 Evolución de la distribución del ingreso (EPH: Encuesta Permanente de Hogares) Los resultados del primer trimestre de 2021 correspondientes a los 31 aglomerados urbanos que releva la EPH registraron que el ingreso promedio per cápita del total de la población, que corresponde a 28.806.672 personas, alcanzó los $25.284, mientras que la mediana (justo el medio de la escala) del ingreso per cápita fue de $18.333. De esto se deduce que la franja entre los 25.284 y 18.333 están por encima de la mediana, es decir hay muchos más grupos familiares que cobran menos de 25.284 que los que cobran más que esa cantidad. Lo cual es razonable en el sentido de que la mayoría del espectro tiene menores ingresos. Al primer decil (el mas rico) le corresponde un 2.7% del total de ingresos Al 10mo decil el 24% El índice GINI está en 0.445 (afirman los economistas que es muy difícil bajar sustancialmente ese índice).

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La deuda, siempre la deuda

Por: Carlos Heller | Tiempo Argentino (26 de junio de 2021) (Dip. Nac. Frente de Todos. Presidente P. Solidario) Uno de los temas a destacar esta semana es el favorable acuerdo que alcanzó el equipo económico argentino con el Club de París, un conglomerado de acreedores de Argentina, dentro de los cuales Alemania y Japón concentran más del 60% de la deuda. Esta había sido reestructurada en el año 2014. A partir de ese entonces, se abonaría el monto adeudado durante los cinco años subsiguientes. Pero durante la gestión macrista se incumplió el pago de la última cuota en 2019, decisión que generó un aumento de los intereses al 9% anual. Se adeudan 2450 millones de dólares que vencen a fines del mes próximo. Luego de las negociaciones que encabezó el ministro Martín Guzmán en estos días, se acordó hacer frente a solo 430 millones de dólares en dos cuotas, en julio de este año y febrero de 2022, lo que implica un alivio financiero de aproximadamente 2000 millones de dólares hasta marzo de 2022, cuando se espera llegar a un acuerdo más permanente. Por su parte el FMI, el otro organismo con el cual la Argentina planea reestructurar la deuda de 45 mil millones de dólares que heredó, avaló el acuerdo alcanzado con el Club de París y adelantó que espera reunirse con el equipo económico argentino en el marco de la cumbre que realizará el G20 el mes próximo. No hay que perder de vista el sendero que viene recorriendo el actual gobierno en materia de alivio de deuda. Una tarea que implica convertir en posible de administrar un esquema de endeudamiento que era imposible de afrontar. En palabras del presidente Alberto Fernández en su participación en el 48° Congreso Nacional Bancario: “Cuando ganamos las elecciones, llegamos con el ímpetu de poner a la Argentina de pie, pero nos encontramos con un país caído y con un presidente que había puesto a la Nación de rodillas con un crédito que sabía que nunca iba a poder pagar”. Siguiendo esta línea, el ministro Martín Guzmán expresó esta semana en C5N, refiriéndose a la gestión anterior, que “había dejado una escasez de dólares muy brutal. Eso significa menos capacidad de producción, menos capacidad de empleo, más inflación, deudas en dólares insostenibles” para resaltar que “la deuda no es una cuestión abstracta”. Si bien se siguen sucediendo los distintos comentarios acerca de que este gobierno no tiene un plan, el presidente fue categórico: “Tenemos un plan: cuidar a los argentinos. Un proyecto: que vuelva el trabajo. Una decisión: poner a la Argentina de pie. Tenemos la convicción de que no vamos a ceder ante nadie para lograr esos objetivos”. Los hechos se encargan de demostrar la veracidad de estas expresiones. Uno de ellos fue el exitoso alivio financiero que se logró el año pasado con los acreedores privados, que implicó un ahorro de 37.700 millones de dólares en una década. Como lo manifestó reiteradas veces Guzmán, se están dando pasos concretos para “tranquilizar” la economía. No solo en el plano externo, sino también al interior de la economía argentina. En una reciente entrevista el funcionario señaló: “No es casualidad que la economía se esté recuperando a la velocidad a la que lo está haciendo, es la consecuencia de políticas públicas que preservaron la capacidad productiva de nuestra economía”. Es decir, un Estado actuando activamente para enfrentar los difíciles problemas que nos imponen las pandemias. En este entorno, el gobierno está manejando las políticas públicas de modo tal que argentinas y argentinos estemos de la mejor manera que se podría estar y, principalmente, con perspectivas de una recuperación que ya se observa en varios sectores. La cuestión de la carne El gobierno estableció esta semana una reapertura parcial de las exportaciones de carne vacuna. Este período de evaluación del sector arrojó interesantes resultados que permitieron tomar medidas enfocadas en una mejora en las condiciones de acceso a los distintos cortes de carne en el mercado interno. Pero analicemos brevemente la realidad de este mercado: a pesar de la fuerte reducción en el consumo per cápita argentino de carne vacuna (había alcanzado un pico de 69 kilos por año en 2009 y en la actualidad se encuentra en los 44 kilos en promedio) los hogares argentinos destinan actualmente una significativa parte del gasto promedio familiar a la compra de carne vacuna, proporción influida por los altos precios. Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se implementaron distintas herramientas en el sector, entre las que se destacan: retenciones para desacoplar los precios de exportación con respecto a los domésticos, cupos de exportación para permitir el abastecimiento local a precios accesibles y el monitoreo de los principales mercados locales para evitar maniobras especulativas, entre otras. Todas ellas fueron eliminadas o reducidas durante el gobierno de Macri, en aras de consolidar la tan mentada “libertad de mercado”. Dicha liberalización generó una serie de efectos que beneficiaron a un reducido grupo de exportadores, quienes vieron incrementarse sus ventas en cantidad y precio, al tiempo que los consumidores argentinos debieron afrontar valores en ascenso y menor disponibilidad del producto. Según las estadísticas oficiales, mientras que en 2015 se exportaron casi 200 mil toneladas de carne bovina, en 2019 esa cifra se cuadruplicó llegando a casi 850 mil toneladas. También aumentaron los valores exportados: 867 millones de dólares se vendieron al exterior durante 2015 contra 3000 millones en 2019. A su vez, la participación de las ventas externas en la producción del sector pasó del 7,7% en 2015 al 21,7% en 2019, dejando cada vez una menor cantidad destinada al mercado doméstico. Esta consecuencia fue descripta por el presidente Alberto Fernández el mes pasado: “Celebro que la Argentina exporte carne, pero no que hagan pagar a los argentinos el precio que les hacen pagar por la carne, y que les den una migaja de 8000 toneladas de carne cuando acá se consumen 200 mil”. Mientras que el promedio de aumento del precio de los alimentos en el

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