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Bajo las narices de Pinochet: Los diplomáticos israelíes que rescataron a los disidentes de izquierda de Chile

Por: Judy Maltz y Jonathan Gorodischer | Haaretz (13 de junio de 2022) La extraordinaria historia, contada por primera vez, de cómo el embajador israelí Moshé Tov ayudó a salvar a unos 300 enemigos del régimen de Augusto Pinochet en 1973, luego del golpe militar contra el presidente Salvador Allende, llevándolos de contrabando al aeropuerto en los baúles de los autos de la embajada y incluso cobijándolos en la propia embajada. Durante casi medio siglo, esta misión de rescate israelí se mantuvo en gran parte en secreto. A fines de 1973, aproximadamente 300 disidentes vinculados a la izquierda política fueron tomados bajo las alas de diplomáticos israelíes con base en Chile y así se salvaron de las manos de la junta militar que acababa de tomar el poder. Considerados enemigos de la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet , fueron recogidos de escondites secretos, introducidos de contrabando en los baúles de los automóviles de la embajada israelí hasta el aeropuerto, donde los subieron a aviones y los llevaron a un lugar seguro. La embajada de Israel les proporcionó billetes de avión, pasaportes y otros documentos de viaje necesarios, a menudo con nombres falsos. Al menos 30 de estos disidentes encontraron cobijo en las oficinas de la propia embajada, donde se apartaron escritorios y máquinas de escribir para dejar sitio a catres y cunas. En varios casos, se alojaron en la residencia privada del propio embajador israelí.- Anuncio – Si no fuera por la intervención de los diplomáticos israelíes, estos enemigos del régimen seguramente habrían sido condenados a cadena perpetua o algo peor. La mayoría de ellos, pero no todos, eran judíos. “Proporcionamos refugio a quienes lo pedían, judíos y no judíos por igual”, recuerda Ruth Tov, la viuda de 90 años del entonces embajador de Israel en Chile, Moshé Tov, durante una entrevista en su casa en las afueras de Tel Aviv. . “No hubo discriminación”. Su esposo escoltaba personalmente a los disidentes al aeropuerto, cuenta, para asegurarse de que no fueran interceptados y ejecutados en el camino. En vísperas del golpe militar de septiembre de 1973, unos 30.000 judíos vivían en Chile. Su número hoy se ha reducido a unos 18.000, muchos de los cuales se fueron a Israel, Argentina y Estados Unidos. La operación de rescate se prolongó durante varios meses tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, cuando fue derrocado el gobierno socialista encabezado por Salvador Allende. Fue encabezado por Tov, quien había asumido su cargo en la embajada en Santiago dos años antes, y Benjamin Oron, el primer secretario de la embajada. Los dos diplomáticos israelíes llevaron a cabo la operación con la plena cooperación y bendición de Abba Eban, quien se desempeñaba como ministro de Relaciones Exteriores en el momento del golpe, y Yigal Allon, quien lo reemplazaría unos meses después. Algunos de los refugiados, aunque no la mayoría, terminarían en Israel. La mayoría de ellos se trasladaron a la vecina Argentina y más al norte a los Estados Unidos. Chile es el hogar de la tercera comunidad judía más grande de América del Sur, después de Argentina y Brasil. Cuando se supo que diplomáticos israelíes albergaban a disidentes políticos, la junta militar trató de detenerlos. Unos días después del golpe, la policía secreta fue enviada a la embajada y exigió que se les mostrara el interior para poder registrar las instalaciones. Tov se negó, bloqueando la entrada de la embajada con su propio cuerpo. “Este es un espacio extraterritorial”, les dijo a los hombres fuertemente armados, como recuerda su viuda. “No puedes entrar”. Rectificando la situación Pasarían muchos años antes de que Tov, quien murió en 1989, fuera reconocido por su valentía. En 2016, su familia recibió un certificado de la Cancillería chilena agradeciendo sus actos de heroísmo durante este oscuro capítulo de la historia del país. El número oficial de víctimas de abusos a los derechos humanos bajo el general Augusto Pinochet, quien gobernó Chile de 1973 a 1990, es de 40.018. Ese número incluye 3.065 chilenos que fueron asesinados o desaparecidos forzadamente, así como decenas de miles que fueron torturados o encarcelados por motivos políticos. Sin embargo, pasarían algunos años más antes de que un público más amplio se diera cuenta de sus hazañas. Una visita de la actual embajadora de Israel en Chile, Marina Rosenberg, al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago -institución que conmemora a las víctimas de las violaciones de derechos humanos durante el régimen de Pinochet- sería el detonante.- Anuncio – “Fue en 2019, nada más tomar posesión de mi cargo, que en mi visita me acompañó la directora del museo”, cuenta en conversación telefónica. “Me mostró un mapa grande colgado de una de las paredes que indicaba todos los países que habían ayudado a los chilenos perseguidos por Pinochet”. No incluía a Israel. “Cuando le mencioné esto al director, dijo que no estaba al tanto de la participación de Israel”, dice Rosenberg. “Decidí que era hora de rectificar la situación”. La Embajada de Israel procedió a desenterrar tanta información como pudo sobre las actividades de Tov y sus cómplices después del golpe. Se lo entregaron a Raúl Gamboni Silva, destacado periodista y cineasta, a quien se le encargó que hiciera su propia investigación y lo convirtiera todo en un documental. Esta película de 15 minutos, “Embajador Moshé Tov: Podemos y Debemos”, título inspirado en las palabras que usó para explicar por qué había decidido proteger a los perseguidos por el régimen, se estrenó el mes pasado en un evento especial organizado por la embajada, en colaboración con varias organizaciones judías. La proyección tuvo lugar en el auditorio del museo. “Exhibir la película en el museo fue especialmente significativo para mí”, dice Rosenberg. “El siguiente paso es agregar a Israel al mapa en el muro allí”. ‘Arquitecto clave’ Nacido en Argentina en 1910, Tov fue un destacado diplomático israelí que se desempeñó como embajador en Guatemala antes de asumir su cargo en Santiago. Antes del establecimiento de Israel en 1948, se desempeñó como enviado de la Agencia Judía en América Latina, donde se centró en reunir apoyo para el plan

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9 de Julio. Una Necesaria y Saludable Independencia Nacional

Base de una sociedad con más equidad y bienestar Por: Benjamín Malamud Lerner (Compañero del Llamamiento, desde Córdoba) | 8 de julio de 2022 Cada celebración de una Fiesta Patria, en este caso la conmemoración de la declaración de nuestra Independencia Nacional, es una oportunidad para confrontar la actual realidad, con los anhelos y planes originales, de quienes luchando, la hicieron posible. La ruptura con la metrópolis ibérica y sus representantes, tuvo en 1816 en el Congreso de Tucumán un respaldo significativo, aunque parcial de las Provincias del Virreinato. Las noticias que llegaban a los congresales no eran auspiciosas:  el avance del ejército realista desde el norte; el final de la ocupación Francesa de España y la recuperación del trono por Fernando VII, presagiaba un futuro incierto. La declaración de la Independencia en 1816 permitió el inicio de la estrategia libertadora del Gral. San Martín y la preparación defensiva en el Norte por parte de Güemes y sus bravos gauchos. Es de destacar que contó con el respaldo de los pueblos nativos, siendo refrendada en el idioma original, quechua, aymará y guaraní. Se iniciaba una nueva etapa decisiva de la guerra de liberación del yugo colonial. No había espacio para angustiarse por romper las cadenas que nos habían oprimido.  Hubo una declaración previa de independencia según algunos historiadores, que se habría producido el 29 de junio de 1815 en Concepción del Uruguay, con José Gervasio Artigas como gran protagonista del Congreso de los Pueblos Libres que declararon “la independencia bajo un régimen constitucional democrático que garantizaba el voto popular, la reforma agraria, la libertad de culto y el federalismo”.  Participaron en dicho Congreso “la Banda Oriental, las misiones, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, a las que se agregó una parte de Córdoba”..  Desde 1816 a la fecha, el modelo colonial o neocolonial latino americano, se ha modificado sustancialmente, y la metrópolis ya no está en Europa, sino en el primer país del continente, EEUU, en declarar su independencia y que por su poderoso desarrollo, nos viene considerando “su patio trasero” o incluso “delantero”, si exhibimos fidelidad al neoliberalismo y su condicionante geo estratégico, la NATO. La Patria Grande El primero en independizarse heroicamente en Latinoamérica fue Haiti en 1804 y al mismo tiempo que la proclamaba al mundo, determinaba el final de la esclavitud. Las consecuencias para el puebla haitiano fueron feroces por los antiguos y renovados explotadores-esclavistas del orbe. “Los motivos del «olvido» del proceso haitiano… son diversos; entre ellos la censura…  , por temor a la influencia de la revolución en otras colonias, a su rechazo a la esclavitud,… la negrofobia y el racismo”. Fidel Castro A lo largo de los 2 últimos siglos, Latinoamérica padeció invasiones, golpes de estado, implantación de bases militares, acoso financiero, estrategias desestabilización, atentados, magnicidios, narcotráfico, etc, pretendiendo convertir a los países insumisos, en “inviables” por la suma de conflictos inducidos, e impedir su efectiva independencia. En este siglo XXI los EEUU ya no nos invaden militarmente, ahora utilizan otras metodologías de dominación.  Usan al modelo neoliberal con endeudamientos impagables, freno a las industrias o empresas nacionales, o su privatización y extranjerización. Fomentan el extractivismo y al uso de agro tóxicos, desentendiéndose de las graves consecuencias sanitarias.  Nos duele que una oficina del FMI esté en Ministerio de Economía monitoreando lo que como país hacemos..   No obstante la resistencia al imperio no cesa: el triunfo en Colombia de G. Petro, la casi segura victoria de Lula en Brasil, los avances democráticos y progresistas en Chile, Honduras y Perú, el regreso del MAS al gobierno de Bolivia,  la negativa de Méjico a participar de una Cumbre discriminatoria de la OEA, son novedades auspiciosas.  Destaco asimismo la actitud de nuestro Presidente de denunciar en esa Cumbre, a quien conduce la OEA por ser parte del golpe en Bolivia (Al igual que el anterior gobierno argentino) y el fuerte reclamo por Malvinas ante el RU. Necesitamos más independencia y más equidad en este sub continente, el más desigual y con más pobreza en los últimos 10 años. Y más desigualdad es más violencia y hasta 10 años menos de vida de los habitantes empobrecidos. La Mano Siniestra Una de las metodologías usadas del neoliberalismo es el Lawfare, para enjuiciar y encarcelar a opositores como fue el caso de Lula en Brasil, Correa en Ecuador o de Milagro Sala en Jujuy. Esta compatriota, ahora con graves problemas en su salud, (Por lo que la CI de DDHH a pedido informes) sufre un acoso político judicial del gobierno de Jujuy,  con 6 años de encarcelamiento por jueces nombrados a dedo por el Gobernador. Las apelaciones a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para  que analice la falsedad de las denuncias, llevan 2 años sin respuesta, al igual que los pedidos de la Corte Interamericana de DDHH. Mientras tanto Pepin R. Simón responsable del nombramiento de 2 jueces de esa corte, y del armado de causas a políticos, sindicalistas, referentes sociales, goza de su refugio en Uruguay. Pero en Argentina el objetivo mayor del lawfare es Cristina Fernández, desde hace varios años. Privarla de su libertad y del derecho a ser elegida es lo que se procura. Con las herramientas del lawfare se obstruyen todas las posibilidades de que algunos poderosos beneficiarios y cómplices de la dictadura genocida, como Carlos Blaquier, dueño del Ingenio Ledesma lleguen a la cárcel. Es uno de los responsables de la detención y traslado en sus camiones de los trabajadores desaparecidos en Brigadier San Martín de Jujuy, entre ellos el pediatra e Intendente radical de la Ciudad, Luis Aredes. Saludable Independencia Quienes de una manera u otra procuramos el mejor y más justo nivel de salud para nuestro pueblo, no podemos ignorar que el desafío de los poderosos intereses. Los traficantes de la enfermedad (multinacionales de los medicamentos, tecnologías e intermediaciones lucrativas), han condicionado la vida en democracia con golpes militares o de mercado. Aconteció con A. H. Illía al rechazar el costo abusivo de los medicamentos o con R. Alfonsín

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ÁLVARO GARCÍA LINERA: LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL EN CRISIS

Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina” Suplemento especial de Pagina/12 (31 de agosto de 2021) Ex vicepresidente de Bolivia  Vivimos la articulación imprevista de cuatro crisis que se retroalimentan mutuamente: una crisis médica, una crisis económica, una crisis ambiental, y una crisis política. Una coyuntura de enorme perplejidad y angustia. Pareciera que la sociedad y el mundo hubieran perdido el rumbo, una dirección hacia dónde ir, su destino. Nadie sabe lo que va a pasar en el corto y mediano plazo, ni puede garantizar si habrá un nuevo rebrote o si surgirá un nuevo virus, si la crisis económica se intensificará, si saldremos de ella, si tendremos trabajo o ahorros. Esto da lugar a una parálisis del horizonte predictivo, no solamente en los filósofos, que es algo normal, sino en la gente común, en los ciudadanos y ciudadanas, en las personas que van al mercado, en los trabajadores, obreros, campesinos, en los pequeños comerciantes. El horizonte predictivo es la capacidad imaginada de proponernos cosas a mediano plazo, cosas que muchas veces no suceden, pero guían nuestra acción y nuestro comportamiento. El horizonte predictivo se ha roto, se ha desintegrado. Nadie sabe lo que va a suceder. La suspensión del tiempo Es en este sentido que propongo la categoría de un “tiempo suspendido”. A pesar de que suceden cosas, a pesar de que brotan conflictos, problemas, novedades, cada día estamos viviendo una suspensión del tiempo. Hay un movimiento del tiempo cuando hay un horizonte, cuando podemos al menos imaginar hacia dónde vamos, hacia dónde nos dirigimos. Se trata de una experiencia muy desgarradora, una experiencia nueva que estamos viviendo, en el sentido de que no existe una dirección hacia dónde ir, lo cual es angustiante. La suspensión del tiempo arrastra un conjunto de síntomas y consecuencias. La primera de ellas es lo que podríamos denominar “un ocaso de época”. El mundo está asistiendo al prolongado, conflictivo y agónico cierre de la globalización neoliberal. Estamos en un proceso emergente de desglobalización económica que se ha ido acentuando, pero que comenzó hace cinco o diez años atrás con idas y vueltas. La primera oleada de globalización se dio en el siglo XIX, hasta principios del XX, y la segunda a finales del siglo XX, entre 1980 y el 2010. Esta segunda oleada de globalización ha entrado en un proceso de una deshilachamiento parcial, en un proceso de desglobalización económica parcial. Hay cuatro datos que permiten afirmar esta hipótesis: Primero, el comercio mundial tenía una tasa de crecimiento, entre 1990 y 2012, de dos a tres veces por encima de la tasa del crecimiento del PIB global. Desde el 2013 hasta el 2020 es menor o, en el mejor de los casos, igual a la tasa del crecimiento del PIB. El comercio, que es la bandera de los mercados globalizados, se ha reducido, según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. El segundo dato es que los flujos transfronterizos de capital, que entre 1989 y 2007 habían crecido del 5% al 20% respecto al PIB mundial, pasaron a tener una tasa menor al 5% entre 2009 y la actualidad. El tercer dato es la salida de Inglaterra de la Unión Europea, el Brexit, que ha establecido un límite a la expansión, al menos por el lado de Occidente, de esta articulación de mercado, economía y política europea. Por su parte, Estados Unidos inicia con el gobierno de Trump un proceso gradual de repatriación de capitales bajo el lema “América Primero”. En su gobierno, Trump desplegó una guerra comercial contra China, pero también contra Canadá y luego contra Europa. Destapó viejos fantasmas de seguridad nacional para intentar impedir que China tome el liderazgo mundial y controle la red 5G. Además, el COVID-19 ha acelerado los procesos de reagrupación de las cadenas de valor esenciales, para que no se repitan procesos que se dieron en Europa cuando, entre países supuestamente pertenecientes a la misma unión comercial, se peleaban en la frontera por los respiradores e insumos médicos. Este control les permite no depender de insumos de China, Singapur, México o Argentina, o del país que fuera. Entonces, tenemos un escenario paradójico con China y Alemania aliadas por el libre comercio y Estados Unidos e Inglaterra aliados en una mirada proteccionista de la economía y del mundo. En los años 80, estos dos últimos países encabezaron la oleada globalizadora con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y ahora son sus líderes los que encabezan una mirada proteccionista y los comunistas, a la cabeza de China, los que convocan a todo el mundo a abrir fronteras y a no impedir que la globalización se detenga. Un último dato de esta desglobalización parcial que estamos viviendo es el documento que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional. Hay un monitor fiscal y un reporte de la economía mundial que presenta un conjunto de recomendaciones sorprendentes, paradójicas, e incluso chistosas viniendo del FMI: “hay que prorrogar los vencimientos de la deuda pública”. Es decir, están proponiendo que los países no paguen su deuda pública, que prorroguen y que establezcan mecanismos de repagos para los siguientes años. No se olviden que el FMI junto con Merkel y el Deutsche Bank fueron los que se impusieron sobre Italia, luego sobre Irlanda y finalmente sobre Grecia, para obligar a que asuman sus compromisos de endeudamiento. El informe sugiere “incrementar los impuestos progresivos a los más acaudalados”, no es el programa de un partido de izquierda radical, es la recomendación del Fondo Monetario. También, propone impuestos “a las propiedades más costosas, a las ganancias de capital, y a los patrimonios”, siendo incluso más radical que algunas propuestas que se habían manejado en los grupos de izquierda del continente. Sigue con “modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos”. Es decir, pide ser más audaces y modificar el sistema tributario porque hay muchos ricos que han evadido los impuestos. Cierra con una sugerencia para la tributación internacional a la economía digital, apoyo prolongado a los ingresos de los trabajadores desplazados e incremento

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El Llamamiento Argentino Judío adhiere a la denuncia de estas instituciones judías hermanas de Brasil

LAS EVIDENCIAS DE QUE UN CRIMEN DE GENOCIDIO CONTRA LOS PUEBLOS INDÍGENAS ESTÁ OCURRIENDO EN BRASIL, CONVOCA A LAS INSTITUCIONES JUDÍAS BRASILEÑAS, EN DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS, QUE FIRMAN ESTE DOCUMENTO A BUSCAR AYUDA INTERNACIONAL Nuestra memoria está marcada por las experiencias de persecución y de resistencia de nuestros antepasados. La generación de nuestros padres y abuelos sufrió acciones sistemáticas del Estado con el objetivo de exterminio. Ante los horrores del Holocausto, el Derecho Internacional pasó a reconocer el crimen de genocidio, definido como acciones que tienen como objetivo destruir, en el todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Para nosotros, el lema “qué nunca más se repita” quiere decir que el genocidio no puede acontecer contra ningún pueblo y en ninguna circunstancia. Los ataques a los pueblos originarios de Brasil se iniciaron con la colonización. Diversas violencias, asesinatos y epidemias fueron los aspectos más llamativos de los sucesivos intentos por diezmar a sus pueblos. En nombre de un supuesto avance y progreso, el proyecto de construcción del Estado brasileño subyugó a la diversidad de los pueblos indígenas. Sin embargo, en la década de 1980, en el contexto de la emergencia de un nuevo movimiento de lucha y expresión de sus valores culturales y con el fin del período dictatorial, hubo la consolidación de los derechos indígenas en la Constitución Brasileña de 1988. La conquista de derechos formales no interrumpió las agresiones a esos pueblos. En el actual gobierno, los ataques se intensificaron y vienen sucediendo en varios frentes simultáneamente, evidenciando la intención de genocidio y de destrucción del Medio Ambiente ya anunciada por Bolsonaro durante la campaña electoral. El presidente vetó partes de la ley de asistencia, impidiendo el acceso de comunidades indígenas al agua potable e insumos médicos durante la pandemia. Hay proyectos de ley en pauta, retirando derechos constituidos (PDL 177/2021; PL 490; PL 2159/21), que permiten extinguir la demarcación de tierras y favorecer emprendimientos destructivos de los territorios y otras áreas de conservación. Sistemáticamente ocurren invasiones de ruralistas, buscadores de minerales y piedras preciosas en sus tierras, conduciendo al hambre, promoviendo la transmisión de enfermedades como el Covid- 19 y la Malaria, la contaminación de los ríos, deforestación, quemadas, violencias y asesinatos de indígenas. En lugar de castigar a los agresores, el gobierno promueve el desmantelamiento de órganos de fiscalización y defensa de derechos de los indígenas. Están ocurriendo denuncias de desvíos de vacunas y despidos de funcionarios en los distritos especiales de salud indígena, así como intentos de criminalización de los liderazgos indígenas por denunciar los ataques a los que las comunidades están siendo víctimas.1 El movimiento indígena sigue resistiendo bravamente. ¡Nosotros podemos ayudarlos en esa lucha! Es inexorable la necesidad de reforzar la presión internacional para que Jair Bolsonaro sea investigado y juzgado por el Tribunal Penal Internacional. Nos colocamos a disposición para más informaciones y reforzamos el pedido: ayuden a divulgar esta carta y a presionar sus gobiernos y medios de comunicación a posicionarse por el fin del genocidio indígena en Brasil. 1 https://apiboficial.org ; https://iris.paho.org/handle/10665.2/52948 ; https://www25.senado.leg.br/web/atividade/materias/-/materia/148785 ; https://www.camara.leg.br/proposicoesWeb/fichadetramitacao?idProposicao=345311 ; https://www.camara.leg.br/proposicoesWeb/fichadetramitacao?idProposicao=2279486 FIRMANTES: Associação Cultural Mordechai Anilevitch de São Paulo ACMA Associação Cultural Moshe Sharett Associação Janusz Korczak do Brasil Associação Scholem Aleichem – ASA Avoda Brasil Casa do Povo Centro Cultural Mordechai Anilevitch – CCMA Judeus pela Democracia do Rio de Janeiro – JpD Judias e Judeus pela Democracia SP – JpD-SP Meretz Brasil Movimento de Mulheres Judias Me Dê Sua Mão Museu do Holocausto de Curitiba Núcleo Interdisciplinar de Estudos Judaicos da UFRJ – NIEJ Observatório Judaico de Direitos Humanos no Brasil – OJDHB

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El laberinto de Nicaragua

Por Pedro Brieger, director de NODAL (Jun 25, 2021) Las elecciones en noviembre y la detención de varios dirigentes opositores han colocado a Nicaragua nuevamente en la agenda internacional y pareciera que todo el mundo tuviera que opinar sobre lo que allí sucede, y manifestarse a favor o en contra del gobierno de Daniel Ortega. Llama la atención el interés de los grandes medios de comunicación por Nicaragua mientras se ignoran las constantes violaciones a los derechos humanos en Colombia con su cuota de asesinatos diarios de dirigentes sociales opositores sin que se arme un gran revuelo ni un debate mundial al respecto. Hasta la revolución sandinista de 1979 este pequeño país centroamericano era conocido por su buen café y la dictadura de la dinastía Somoza que se prolongó durante 40 años. También, gracias a la monumental obra de Gregorio Selser, se supo de la existencia de un pequeño hombre llamado Augusto Cesar Sandino que luchó contra la ocupación militar de los Estados Unidos, que invadió el país en varias oportunidades poniendo y sacando gobernantes a su antojo. La revolución de julio 1979 liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) surgió en plena “guerra fría” mientras varios países de América Latina estaban gobernados por sangrientas dictaduras.  Las campañas de alfabetización y de salud de la revolución -consideradas modelo a nivel mundial- vinieron acompañadas de poesía y música que brotaban en cada rincón, lo que inspiró un gran movimiento de solidaridad internacional para un pequeño y pobre país que estaba asediado por la primera potencia mundial. Ronald Reagan asumió la presidencia en enero de 1981 y se puso entre ceja y ceja destruir la revolución sandinista a pesar de que en Nicaragua no se prohibieron ni los partidos políticos ni la prensa opositora, ni siquiera cuando apoyaban abiertamente la guerra impulsada desde la Casa Blanca. En 1985 se realizaron elecciones con la participación de múltiples partidos y Daniel Ortega fue electo presidente con el 67 por ciento de los votos.  Cinco años después, la opositora Violeta Chamorro aprovechó el desgaste de la guerra para derrotarlo. El sandinismo asumió la derrota y por primera vez en la historia una revolución triunfante entregó el poder que había conquistado por las armas y perdido en las urnas. Las derrotas suelen provocar rupturas y divisiones, y Nicaragua no fue la excepción. Cada quién en el sandinismo tomó por su lado y Daniel Ortega quedó al mando del FSLN negociando con algunos de sus antiguos enemigos. La mística que había acompañado la revolución, que tenía figuras emblemáticas como el sacerdote Ernesto Cardenal y el músico Carlos Mejía Godoy, se había apagado. Ambos, así como importantes figuras del FSLN que habían combatido la dictadura de Somoza, serían perseguidos por el propio Ortega después de retornar a la presidencia en 2007. Frente a la actual ofensiva diplomática de Washington contra el gobierno de Nicaragua cabe preguntarse porqué es tan importante para Estados Unidos que caiga Daniel Ortega. ¿Acaso alguien todavía puede pensar que es porque hay una dictadura? ¿Por ventura se puede creer que el secretario general de la OEA Luis Almagro realmente está preocupado por la democracia en Nicaragua mientras fue uno de los máximos responsables del golpe de Estado contra Evo Morales en 2019 y calla sobre la represión en Colombia? Aquí viene a cuento la famosa frase que se decía en los pasillos del congreso de los Estados Unidos sobre Anastasio Somoza, Leónidas Trujillo, y otros dictadores: “puede ser un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. En esta frase se condensa la postura actual del gobierno de los Estados Unidos. Daniel Ortega no es SU “hijo de puta” como lo son y han sido varios dictadores y golpistas en la región, para no hablar de las monarquías árabes tratadas con guante de seda a pesar de que gobiernan sin que haya elecciones ni partidos opositores. Ni que hablar del multimillonario reino saudí, que se da el lujo de cortar en pedacitos a un periodista en un consulado suyo en Ankara sin que suenen las alarmas en Naciones Unidas ni nadie pida a gritos un bloqueo internacional. Negocios son negocios. Es el famoso “doble rasero”. Daniel Ortega no es “confiable” porque está asociado a un movimiento que hizo una revolución, y por lo general vota en sintonía con Cuba y Venezuela. Por eso hay que derrocarlo: porque para la Casa Blanca es parte del “eje del mal”. Y como suele suceder cuando Estados Unidos quiere derrocar un gobierno, financia numerosos partidos opositores y organizaciones no gubernamentales, sean de derecha o de izquierda, de manera legal o ilegal. Nada nuevo bajo el sol. La contradicción que se le presenta a una parte del progresismo latinoamericano es que este Daniel Ortega ya no se enfrenta solamente al “yanqui, enemigo de la humanidad” -como dice el conocido himno sandinista compuesto por Carlos Mejía Godoy- sino también a antiguos compañeros que reivindican al sandinismo de la revolución y apoyaron las protestas de 2018 en contra de Ortega. Sin embargo, a nadie se le escapa que el derrocamiento de Ortega hoy traería un gobierno claramente alineado con la Casa Blanca y las derechas regionales al estilo de lo que fue el gobierno de facto de Jeanine Añez en Bolivia o el de Lenín Moreno en Ecuador.   La situación en Nicaragua es la cabal demostración de que la política está plagada de vericuetos y contradicciones que impiden una lectura lineal de los acontecimientos. Y tomar una posición no siempre es sencillo.

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POR LA PLENA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA

EL LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDÍO, REPRESENTANTE POLITICO DE UN IMPORTANTE SECTOR PROGRESISTA DE LA COLECTIVIDAD RECLAMA LA PLENA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA El neoliberalismo extremo encarnado en Iván Duque intenta volcar todo el peso de la crisis sobre su pueblo, y hace uso de la violencia más extrema frente a su resistencia.Los ciudades de Cali, Medellín y Bogotá son el centro de las manifestaciones reclamando derechos y a su vez los centros de represión indiscriminada.El gobierno de Colombia no puede ni debe reprimir los reclamos de nuestros hermanos colombianos. El descontento del pueblo se expresa a diario con movilizaciones pacíficas en el día y graves disturbios en la noche.Nuevamente, nuestra América Latina tiene desaparecidos en manos de fuerzas represivas organizadas por un gobierno que no atiende las necesidades de su pueblo y en plena pandemia.Los muertos se cuentan de a decenas, los heridos son centenares, los desaparecidos más de quinientos, decenas de hechos de violencia de género.En esta situación, condenada por la Comisión Interamericana de DDHH, el gobierno colombiano obstaculiza la presencia de veedores internacionales. Impidió, por ejemplo, el ingreso al país del dirigente social argentino Juan Grabois.Nos solidarizamos con la lucha del pueblo colombiano y nos sumamos a todas las organizaciones políticas y sociales que así lo vienen expresando. Presidente: Marcelo HoresteinSecretario: Pablo Gorodneff Contacto de prensa del Llamamiento: +54 9 11 6925-7535 llamamientoargentinojudio@gmail.com Síntesis de los principios fundacionales: http://bit.ly/2og4RStReenvíe este mensaje a un amigo o conocido para que se suscriba a nuestro whatsapp enviando un msj al +5491169257535. Es necesario que incluya nuestro teléfono en su agenda, de otra forma no recibirá nuestros mensajes.llamamientoargentinojudio@gmail.com

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LA SEGUNDA OLA INSUMISA

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 23 de mayo de 2021 Dos décadas atrás, las compulsas electorales en el subcontinente enfrentaban a partidos o coaliciones de derecha neoliberal contra vetustas organizaciones adscriptas a la socialdemocracia de cuño europeo, pasteurizadas y dóciles frente a las políticas impulsadas por el Consenso de Washington promovidas por el Departamento de Estado. En el primer decenio de este siglo XXI, se configuraron en América Latina inéditos procesos soberanistas que impulsaron proyectos de integración regional. Dichas iniciativas motivaron la hostilidad y el literal acoso de sus figuras más representativas por parte de una alianza compuesta por CEOs de empresas trasnacionales, fundaciones tecnocráticas y propaladoras mediáticas disfrazadas de neutrales, todas ellas coordinadas por diferentes agencias gubernamentales del Departamento de Estado. La segunda ola anti-neoliberal se diferencia de su primera etapa, suscitada a principios de siglo, por el protagonismo de sectores independientes, movimientos sociales, colectivos feministas y pueblos originarios conjugados con la irrupción de una nueva cohorte etaria que articula la cultura y la política en formatos creativos de expresividad callejera. Todas esas fuerzas sociales coinciden en repudiar las políticas de ajuste y cuestionar de alguna manera a los partidos tradicionales, al tiempo que exigen formas más horizontales de representación política. Las últimas puebladas contra Lenin Moreno en Ecuador, las que arrancaron la elección de constituyentes a Sebastián Piñera y las opuestas al programa de ajuste de Iván Duque –en plena pandemia– se emparentan con la resistencia de las comunidades campesinas ocurridas durante el gobierno golpista de Jeanine Áñez en Bolivia, donde las mujeres tuvieron un rol central. Los movimientos populares han dado lugar a procesos electorales en los que indefectiblemente ha sido protagonista algún candidato de izquierda, progresista o portador de credenciales nacionalistas revolucionarias. Los modelos de concertación al estilo chileno, en los que la socialdemocracia se aliaba a partidos de centroderecha para administrar –de forma edulcorada– los programas neoliberales, evidencian su agotamiento. Esos signos de pérdida de legitimidad de la partidocracia histórica se observan también en Perú y en Colombia de forma particular. En el primer caso, bajo la evidencia de una fragmentación cariocinética del sistema político –evidenciada en la dimisión de dos Presidentes en los últimos tres años­, Martín Vizcarra y Pedro Kuczynski–; en el segundo caso, por la irrupción de un movimiento horizontal que logró imponerle límites a Iván Duque. Los tres países que han evidenciado claras muestra de resistencia al programa neoliberal se habían mantenido al margen de la primera ola soberanista liderada por Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Evo Morales y Lula, surgida durante la primera década del siglo. A pesar de las interesadas interpretaciones de los analistas de la derecha continental, los tres casos se suman –y no relevan ni sustituyen– a los procesos de autonomía que se manifiestan en la actualidad en México, la Argentina y Bolivia. Incluso en el caso de Ecuador, donde ganó en segunda vuelta el candidato de la derecha neoliberal, la primera minoría de la Asamblea Nacional es ocupada por el correísmo, hoy bajo el paraguas partidario de la Unión por la Esperanza (UNES). En Colombia se cumplieron tres semanas de movilizaciones con una huelga general promovida por los sindicatos, los estudiantes y las organizaciones sociales. El pliego de condiciones que fue entregado al gobierno incluye el inmediato fin de la violencia, la transformación de los organismos de seguridad, la aplicación de una renta básica para las familias pobres y la extensión de los programas de empleo y educación para los y las jóvenes. Hasta el último viernes, los manifestantes lograron derribar el paquete fiscal que contenía un aumento de impuestos a los alimentos básicos y la reforma del sistema de salud que profundizaba una mayor privatización en plena pandemia. Mientras continúan los emplazamientos de barricadas en diferentes puntos del país, el gobierno recurrió a las Fuerzas Armadas para desbloquear las carreteras. Por su parte, en una clara señal de solidaridad con el régimen, el futuro subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, anunció la colaboración de Washington con el mandatario colombiano sin hacer referencia a la represión que se cobró –luego de un mes de protestas pacíficas– más de 2000 víctimas. Según el Observatorio de Conflictividades del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), hasta el último jueves se contabilizan 49 personas asesinadas por parte de los grupos paramilitares, la Policía Nacional y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD). Además los medios de comunicación coinciden en el número de 124 heridos, 13 personas con daños oculares, 6 hechos de agresión sexual, 726 detenciones arbitrarias, 45 defensores de derechos humanos detenidos o limitados para realizar sus funciones, y 1089 casos de violencia institucional de los organismos de seguridad. La represión gubernamental se suma a la violencia sistémica que se observa en las regiones rurales, invisibilizada por los medios locales e internacionales que han naturalizado el genocidio por goteo de líderes y lideresas sociales que defienden sus territorios contra las bandas de narcotraficantes apañadas por el Estado. Desde 2016, han sido asesinadxs aproximadamente 900 líderes y lideresas sociales, y se han denunciado 6.042 víctimas fatales, en hechos descriptos como “falsos positivos”, es decir campesinos a los que se masacra y luego se disfraza de guerrilleros para justificar sus muertes. La revuelta colombiana repite algunas características de lo sucedido en Chile en 2019. En Puerto Resistencia, Cali, Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga y Popayán se conformaron grupos de defensa popular que se describieron como integrantes de la Primera Línea, en abierta identificación con sus antecesores trasandinos. Colombia tiene planificadas las elecciones para mayo de 2022. Todos los analistas, incluso los más cercanos al actual gobierno, pronostican un triunfo del candidato de izquierda, Gustavo Petro, en la primera vuelta. Alamedas grandes Las elecciones de constituyentes chilenos, llevadas a cabo el fin de semana del 15 y 16 de mayo, su sumaron a las votaciones para nominar a 346 alcaldes, concejales municipales y, por primera vez, gobernadores de las 16 regiones. Los resultados de los comicios sorprendieron a la derecha continental y generaron escozor en la

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El Lava Jato desde la Argentina

Fuente: Sebastián Fernández | Nuestras Voces Fecha: 12 de marzo de 2021 Hace unos días, Edson Fachin, juez del Supremo Tribunal de Brasil, anuló todas las condenas contra el ex presidente Lula por corrupción y ordenó comenzar nuevamente la investigación en otros fueros ya que se dio cuenta, apenas cuatro años después de la condena y de que millones de brasileños no pudieran votar por el candidato favorito, que el tribunal de Curitiba no sería el idóneo. El Lava Jato, otrora megacausa, es hoy una operación política en pleno derrumbe.  En julio del 2017, el juez federal Sergio Moro condenó al ex presidente Lula da Silva a nueve años y medio de prisión bajo los cargos de corrupción pasiva y lavado de dinero. Según el Ministerio Público Fiscal de Brasil, el Grupo OAS, una empresa contratista del Estado, habría otorgado un departamento a Lula y realizado reformas en el mismo en las que habría gastado R$ 3,7 millones (unos US$ 1,2 millones). Moro no encontró documentos que involucraran a Lula con la propiedad ni tampoco pudo probar que haya estado alguna vez en la misma. La única prueba fue la denuncia por supuesto soborno contra el ex presidente que el titular de la empresa realizó bajo el régimen de delación premiada con la que consiguió la reducción de su pena. Pese a la escasez probatoria, la condena fue ratificada en segunda instancia por el Tribunal Federal 4 de Porto Alegre, que además amplió a 12 años la condena de Lula por “la convicción nacida del conjunto de indicios”. Tras ser detenido en un operativo transmitido en el mundo entero, Lula fue encarcelado. La ley Ficha Limpia, una alucinación de ONG contraria a la inocencia presunta que él mismo hizo votar, impidió que se presentara a las elecciones presidenciales del 2018 pese a no tener una condena firme. Eso permitió que ganara Jair Bolsonaro, candidato de extrema derecha que apenas asumió nombró al oportuno juez Moro como ministro de Justicia, un encomiable gesto de agradecimiento que cerró el círculo de la persecución política. Unos pocos meses antes de condenar a Lula, Moro fue recibido en Argentina por el entonces presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti junto al entonces ministro de Justicia de Mauricio Macri, Germán Garavano y otros operadores judiciales como Claudio Bonadio, el juez del bolillero mágico que acumuló casi todas las causas referidas a CFK, o el camarista Martín Irurzun, autor de la extravagante “doctrina” homónima que establecía el enorme poder residual de los ex funcionarios kirchneristas imputados e impulsaba la cárcel preventiva para limitarlo. Moro fue recibido como un héroe de la lucha contra la corrupción. El periodista Alconada Mon lo calificó como “el Messi de las investigaciones”. Garavano pidió “aprender del sistema brasileño” y Laura Alonso, la por entonces titular de la Oficina Anticorrupción, declaró que el juez brasileño “representa para muchos de nosotros lo que quisiéramos para la Argentina”. Bonadio lamentó que en Argentina, a diferencia de lo que ocurre en Brasil, la ley exige pruebas y no alcance con las declaraciones de los arrepentidos. Claro, con pruebas condena cualquiera. Según el diario La Nación, “durante todos los encuentros, Moro fue recibido con calidez y aplaudido de pie por los asistentes” y destacó la importancia de la mediatización de los casos y de la colaboración de los empresarios “arrepentidos”. Lo que nosotros solemos llamar la Santísima Trinidad de los medios, la Justicia federal y los servicios. Unos meses después de aquella recepción emocionada, cuando Moro ya había pasado de juez de Lula a ministro de Bolsonaro, el ex ministro Garavano saludó esa designación y propuso mantener “una agenda de cooperación en materia judicial y de lucha contra la corrupción muy valiosa entre ambos países” y la todavía ministra Pum Pum Patricia Bullrich, menos humilde que su colega, explicó: “nosotros somos los maestros de las cosas que está haciendo Moro, que está haciendo Bolsonaro.” Hace unos días, Edson Fachin, juez del Supremo Tribunal de Brasil, anuló todas las condenas contra el ex presidente por corrupción y ordenó comenzar nuevamente la investigación en otros fueros ya que se dio cuenta, apenas cuatro años después de la condena y de que millones de brasileños no pudieran votar por el candidato favorito, que el tribunal de Curitiba, el feudo del ex juez anticorrupción, no sería el idóneo. El Lava Jato, otrora megacausa, es hoy una operación política en pleno derrumbe. Como escribió Graciana Peñafort, abogada de Amado Boudou junto a Alejandro Rúa: “Lula condenado NO pidió un indulto, pidió que se revisara su condena. Y lo consiguió y hoy el Tribunal Supremo Federal las anuló. En Argentina, Boudou NO pidió un indulto, pidió que se revisara su condena. Pero nuestra Corte Suprema no revisó nada y cerró el reclamo sin explicar.” Ser aún peor que sus desprestigiados colegas brasileños es sin duda otra proeza de nuestros jueces supremos, aunque debemos reconocer que la Justicia federal argentina no tuvo el mismo éxito que su vecina. Aunque encarceló a ex funcionarios kirchneristas, incluyendo a un diputado desaforado sin siquiera una condena de primera instancia o al ex vicepresidente condenado gracias a un oportuno testigo pago, no pudo emular a Moro. Pese a los deseos de los funcionarios de Cambiemos, en nuestro caso la favorita sí pudo presentarse a elecciones y sacarlos del gobierno en primera vuelta.

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Ecuador: el laberinto hacia el ballottage y las dos antinomias

Fuente: Gerardo Szalkowicz | Página/12 Fecha: 24 de febrero de 2021 Después de dos semanas en las que la resolución de la primera vuelta presidencial ecuatoriana quedó atrapada en un atolladero de incertidumbre, tensión y suspenso, con giros repentinos que trastocaban el escenario a diario, finalmente el Consejo Nacional Electoral confirmó que será el ex banquero Guillermo Lasso quien disputará el balotaje con Andrés Arauz (foto) el 11 de abril. Queda por ver en qué decanta la impugnación presentada por Yaku Pérez -quedó tercero por apenas 33 mil votos– y la presión que logre la movilización indígena, pero todo indica que Ecuador repetirá la polarización que predomina en la región en este siglo, entre un progresismo de profundidades variadas y una derecha neoliberal con el recetario de siempre. Habrá entonces una confrontación de proyectos abiertamente diferenciados, una disputa político-ideológica más nítida que si hubiera entrado Yaku Pérez, personaje ambivalente, expresión de la corriente más reaccionaria del movimiento indígena, portador de una huella política más bien conservadora pero cuya base social-electoral expresa al indigenismo y a otros sectores del campo popular distanciados del correísmo. Culebrón electoral El resultado final ratificó el triunfo de Arauz con el 32,7 por ciento y una ínfima ventaja de Lasso (19,74) sobre Pérez (19,39), quien desde el primer día denunció fraude y pidió el recuento de votos: la escena siguiente mostró un principio de acuerdo entre ambos candidatos, el CNE y la OEA para revisar las actas en 17 provincias. Se olía un gran pacto de todo el eje anti-correísta. Pero dos días después Lasso se echó para atrás y se consumó el divorcio con Pérez mediante un álgido tiroteo de tuits. Finalmente en el CNE no hubo consenso para reabrir las urnas y este domingo se oficializaron los resultados, aunque no hay que descartar nuevos vaivenes y maniobras desde el Poder Judicial. En este complejo teatro de operaciones, presiones y negociaciones se destacó el protagonismo de la OEA, que aporta más dudas que garantías teniendo en cuenta que su última actuación estelar fue inventar el fraude en Bolivia que dio pie al golpe de Estado de 2019. También enturbió el panorama la injerencia del gobierno colombiano activando un “falso positivo judicial” binacional y enviando al Fiscal General por un supuesto aporte financiero de la guerrilla del ELN a Arauz. La operación había sido publicada por la revista Semana, cercana al uribismo gobernante. En los últimos años, la persecución judicial (hoy le dicen lawfare) y las noticias falsas (hoy le dicen fake news) aplicadas por los grupos de poder encontraron terreno fértil en el Ecuador de Lenín Moreno; si bien lograron proscribir a Rafael Correa, no pudieron evitar que resurgiera el correísmo como primera fuerza (y primera minoría en el Congreso). El dilema de la doble polarización Tanto Arauz como Lasso deberán ampliar alianzas y seducir a parte del electorado ajeno para llegar al Palacio de Carondelet. La primera gran incógnita es qué pasará con el casi 20% que sacó el candidato de Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), la organización que protagonizó los levantamientos populares en las últimas tres décadas.  Sin dudas Pérez capitalizó el espíritu de las jornadas de octubre de 2019 contra el ajuste de Moreno y el FMI, aunque él haya tenido un rol marginal. La CONAIE, si bien cerró filas con su candidato, arrastra fuertes tensiones internas fruto de su heterogeneidad. Leonidas Iza, uno de sus líderes más combativos, había advertido que sería “ilegítimo e inconsulto” cualquier acuerdo con Lasso: “Cerramos toda opción de diálogo con la derecha venga de donde venga”. Días después, Pérez, que en 2017 había apoyado a Lasso (“mejor un banquero que una dictadura”), ahora recalculó: “Ni sueñen que vamos a apoyar a la delincuencia organizada de Lasso”. La otra porción importante de votos en juego es la del empresario Xavier Hervas, el “candidato Tiktok” que sacó un sorprendente 15,6% haciendo pie en el electorado joven urbano y también propuso un frente contra Arauz. Las candidaturas de Pérez y Hervas expresan mayormente un voto anti-neoliberal, consolidado con el desastre que deja Moreno. Enfocando desde esta antinomia, Lasso aparece con pocas chances. Ex banquero, miembro del Opus-Dei, símbolo de la política tradicional y de la hecatombe económica de los ´90, llega al ballottage con un caudal de votos mucho menor que en las presidenciales que perdió en 2013 y 2017, con una floja imagen y un discurso demasiado conservador. Su única carta es mendigar un voto útil contra el correísmo. Esa es la segunda antinomia que complejiza los cálculos. La política ecuatoriana de los últimos 15 años está marcada por el correísmo/anti-correísmo. Y el ascenso de Pérez y Hervas es también producto de esa grieta: encarna un voto anti-establishment, diverso o difuso ideológicamente pero permeado por la demonización del correísmo asociado a la corrupción. Arauz tendrá que lidiar con las zancadillas de los poderes fácticos, pero sobre todo tiene el desafío de tender puentes y recomponer el vínculo con buena parte de los sectores indígenas, ambientalistas y feministas con los que Correa ha sido hostil. De rescatar el voto progresista y juvenil captado por Pérez y Hervas. De plantear una agenda que permita problematizar el extractivismo y se desmarque de las posturas conservadoras de su mentor como por ejemplo con el derecho al aborto legal. Para ganar el balotaje pero, sobre todo, para encarar un eventual gobierno que le permita al correísmo “volver mejores”. En definitiva, si Arauz logra que en las urnas prevalezca la antinomia neoliberalismo/anti-neoliberalismo seguramente logre un nuevo paso para el reimpulso de los gobiernos progresistas y la reconstrucción de la integración latinoamericana. Editor de NODAL. Autor del libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”. Conduce el programa radial “Al sur del Río Bravo”.

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