Boletín N°111 – Septiembre de 2021 – Todo el quehacer del Llamamiento
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Por: Gabriela Volpin (*) Hace aproximadamente una semana circuló en las redes (sociales y mediáticas) un video de una profesora de Historia de una escuela pública y técnica de La Matanza, en el cual había una discusión entre ella y un alumno con respecto al período de gobierno de Mauricio Macri y a otros momentos de nuestra historia reciente. Pasaré a tomar ese evento de apenas 4 minutos de una clase, para analizar qué es lo que efectivamente sucedió allí. El eje de la discusión pasaba por: en qué medida las políticas empobrecieron o no al pueblo, en qué se invertía el dinero o si se lo fugaba, si tenemos una vicepresidenta con causas judiciales, los supuestos 37 años de gobiernos peronistas, y el papel de los medios de comunicación. Los temas tratados fueron: sucesiones presidenciales, análisis económico y político, la difusión de información. En una primera fracción de los 4 minutos, la profesora (algo desordenadamente), contra-argumenta en forma defensiva los cuestionamientos de los estudiantes, pero poco a poco el clima se va relajando y despliega argumentos y análisis más claros. Podemos cuestionar la forma inicial de interacción y los vínculos, dado que por momentos dificultan entender los criterios de análisis usados por la docente, quien tampoco los aclara. Se deja llevar por las emociones e incluso corta preguntas e intervenciones de quien la cuestiona, en algunas ocasiones. El hecho de que luego mejora el clima emocional y se traen datos (el nombramiento de jueces por decreto, la inversión del estado en educación durante el kirchnerismo, la realidad de familias que no pueden pagar una cuota escolar, las sucesiones presidenciales en los 37 años de historia) va dando racionalidad a lo que sucede y sobre todo, algo crucial en la formación de los estudiantes: argumentos y fundamentos. En una nota publicada por TN, el estudiante que cuestionaba y contra-argumentaba, reconoció que la profesora le hizo ver que le faltaba información. Y que un estudiante afirme eso, es un éxito rotundo: aprendió que para opinar, hay que tener información y analizarla (tal como lo despliega la docente, especialmente al tomar la sucesión de gobiernos en los 37 años de historia). Nótese que el estudiante no dice “me convenció”, sino “me falta información”. Lo sucedido en la clase, lo dejó con ganas de informarse y profundizar. Esto, claramente no es adoctrinamiento (es decir, lograr adhesión) y le sembró curiosidad. Más allá del caso puntual, me preocupa, tal como dijo el Profesor de Historia Sergio Wischñevsky en twitter la “peligrosísima ventana que se abre con la suspensión de la docente en cuestión”. Lo que sucedió en la clase, amerita un trabajo de asesoramiento pedagógico para trabajar, con la profesora, su enojo. No todos los estudiantes se animan o activan frente a tanto enojo. Pero jamás cabe frente a lo realizado, una sanción. Me preocupa porque, además de la sanción disciplinaria, hay una sanción social por parte de un sector de los medios y de la política que con ello pretende disciplinar a docentes y anular el debate y la discusión. Y esto sucede en tiempos en que los sectores de derecha supuestamente liberales, no quieren debatir en los medios y ni siquiera se animan a participar en programas donde el periodismo les pueda repreguntar o contraargumentar. Es decir, sucede en contexto de anulación del debate y la discusión argumentada y fundamentada, y de bajada de opiniones que se presentan como incuestionables. Ocupan espacio en esos medios discursos falsos e incluso violentos, y paralelamente van dándose diversos hechos de violencia en la sociedad que son naturalizados: el disparo a un diputado provincial en un acto de campaña, ataques a locales partidarios en distintas provincias, a edificios religiosos, hasta hace poco más de dos años se legitimaba la represión en las marchas, entre otros hechos graves que no se toman ni se tratan como tales. La anulación, sanción o evitación de la discusión, del debate en una democracia y la naturalización de la violencia son dos caras de una moneda con la que se pretende intimidar y ganar votos, tal como señalara el domingo pasado el Dr. Juan Manuel Ubeira en Caníbales por C5N. Volviendo a la clase de la profesora de Historia, cabe aclarar que todos los diseños curriculares vigentes y anteriores (incluidos los de los gobiernos de facto), establecen que en la escuela se forman ciudadanos. En el nivel medio, hay adolescentes que votan o van a votar. Si no pueden construir su pensamiento político con datos y criterios de análisis, les anulamos su posibilidad de pensar, decidir y aportar a un país mejor, “aunque sean de una escuela pública del conurbano”. (*) Lic. en Ciencias de la Educación. Docente de la UBA. Especialista en Formación de Formadores
Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina” Suplemento especial de Pagina/12 (31 de agosto de 2021) Ex vicepresidente de Bolivia Vivimos la articulación imprevista de cuatro crisis que se retroalimentan mutuamente: una crisis médica, una crisis económica, una crisis ambiental, y una crisis política. Una coyuntura de enorme perplejidad y angustia. Pareciera que la sociedad y el mundo hubieran perdido el rumbo, una dirección hacia dónde ir, su destino. Nadie sabe lo que va a pasar en el corto y mediano plazo, ni puede garantizar si habrá un nuevo rebrote o si surgirá un nuevo virus, si la crisis económica se intensificará, si saldremos de ella, si tendremos trabajo o ahorros. Esto da lugar a una parálisis del horizonte predictivo, no solamente en los filósofos, que es algo normal, sino en la gente común, en los ciudadanos y ciudadanas, en las personas que van al mercado, en los trabajadores, obreros, campesinos, en los pequeños comerciantes. El horizonte predictivo es la capacidad imaginada de proponernos cosas a mediano plazo, cosas que muchas veces no suceden, pero guían nuestra acción y nuestro comportamiento. El horizonte predictivo se ha roto, se ha desintegrado. Nadie sabe lo que va a suceder. La suspensión del tiempo Es en este sentido que propongo la categoría de un “tiempo suspendido”. A pesar de que suceden cosas, a pesar de que brotan conflictos, problemas, novedades, cada día estamos viviendo una suspensión del tiempo. Hay un movimiento del tiempo cuando hay un horizonte, cuando podemos al menos imaginar hacia dónde vamos, hacia dónde nos dirigimos. Se trata de una experiencia muy desgarradora, una experiencia nueva que estamos viviendo, en el sentido de que no existe una dirección hacia dónde ir, lo cual es angustiante. La suspensión del tiempo arrastra un conjunto de síntomas y consecuencias. La primera de ellas es lo que podríamos denominar “un ocaso de época”. El mundo está asistiendo al prolongado, conflictivo y agónico cierre de la globalización neoliberal. Estamos en un proceso emergente de desglobalización económica que se ha ido acentuando, pero que comenzó hace cinco o diez años atrás con idas y vueltas. La primera oleada de globalización se dio en el siglo XIX, hasta principios del XX, y la segunda a finales del siglo XX, entre 1980 y el 2010. Esta segunda oleada de globalización ha entrado en un proceso de una deshilachamiento parcial, en un proceso de desglobalización económica parcial. Hay cuatro datos que permiten afirmar esta hipótesis: Primero, el comercio mundial tenía una tasa de crecimiento, entre 1990 y 2012, de dos a tres veces por encima de la tasa del crecimiento del PIB global. Desde el 2013 hasta el 2020 es menor o, en el mejor de los casos, igual a la tasa del crecimiento del PIB. El comercio, que es la bandera de los mercados globalizados, se ha reducido, según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. El segundo dato es que los flujos transfronterizos de capital, que entre 1989 y 2007 habían crecido del 5% al 20% respecto al PIB mundial, pasaron a tener una tasa menor al 5% entre 2009 y la actualidad. El tercer dato es la salida de Inglaterra de la Unión Europea, el Brexit, que ha establecido un límite a la expansión, al menos por el lado de Occidente, de esta articulación de mercado, economía y política europea. Por su parte, Estados Unidos inicia con el gobierno de Trump un proceso gradual de repatriación de capitales bajo el lema “América Primero”. En su gobierno, Trump desplegó una guerra comercial contra China, pero también contra Canadá y luego contra Europa. Destapó viejos fantasmas de seguridad nacional para intentar impedir que China tome el liderazgo mundial y controle la red 5G. Además, el COVID-19 ha acelerado los procesos de reagrupación de las cadenas de valor esenciales, para que no se repitan procesos que se dieron en Europa cuando, entre países supuestamente pertenecientes a la misma unión comercial, se peleaban en la frontera por los respiradores e insumos médicos. Este control les permite no depender de insumos de China, Singapur, México o Argentina, o del país que fuera. Entonces, tenemos un escenario paradójico con China y Alemania aliadas por el libre comercio y Estados Unidos e Inglaterra aliados en una mirada proteccionista de la economía y del mundo. En los años 80, estos dos últimos países encabezaron la oleada globalizadora con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y ahora son sus líderes los que encabezan una mirada proteccionista y los comunistas, a la cabeza de China, los que convocan a todo el mundo a abrir fronteras y a no impedir que la globalización se detenga. Un último dato de esta desglobalización parcial que estamos viviendo es el documento que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional. Hay un monitor fiscal y un reporte de la economía mundial que presenta un conjunto de recomendaciones sorprendentes, paradójicas, e incluso chistosas viniendo del FMI: “hay que prorrogar los vencimientos de la deuda pública”. Es decir, están proponiendo que los países no paguen su deuda pública, que prorroguen y que establezcan mecanismos de repagos para los siguientes años. No se olviden que el FMI junto con Merkel y el Deutsche Bank fueron los que se impusieron sobre Italia, luego sobre Irlanda y finalmente sobre Grecia, para obligar a que asuman sus compromisos de endeudamiento. El informe sugiere “incrementar los impuestos progresivos a los más acaudalados”, no es el programa de un partido de izquierda radical, es la recomendación del Fondo Monetario. También, propone impuestos “a las propiedades más costosas, a las ganancias de capital, y a los patrimonios”, siendo incluso más radical que algunas propuestas que se habían manejado en los grupos de izquierda del continente. Sigue con “modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos”. Es decir, pide ser más audaces y modificar el sistema tributario porque hay muchos ricos que han evadido los impuestos. Cierra con una sugerencia para la tributación internacional a la economía digital, apoyo prolongado a los ingresos de los trabajadores desplazados e incremento
Lo que otros no te dicen de la serie israelí por correctos o pelotudos Eduardo Blaustein | Socompa (27 de mayo de 2021) Será por un asunto de corrección política, todos educaditos, pero nadie habla de la muy vista serie israelí como se lo merece. O al menos como la interpreta el autor de esta nota. Qué refleja Shtisel acerca del mundo de los ultraortodoxos en Israel, gente muy religiosa y muy pilla, dada al choriplanerismo religioso. Tiene bastante de telenovela clásica, de esas tipo Migré que conocimos en los 60 y 70, y a veces hasta de culebrón tropical. Solo que se habla en distintos formatos de hebreo e ídish. No aporta casi nada de nuevo al arte de la puesta en escena, ni de la fotografía, ni de la narración, aunque sus diálogos –en general breves- son sutiles, inteligentes, muy eficaces, mejor editados. La serie de vez en cuando conmueve –sobre todo cuando sus personajes son capaces de salir de las trampas que se autoimponen-, engancha, pero sobre todo (así le sucede a quien escribe) irrita un montonazo. Eso dependerá de quien la vea. La mayor parte de las actuaciones van de muy buenas a extraordinarias, im-pre-sionantes, y quizá más se conmuevan ante esas actuaciones los judíos que todavía guardan alguna memoria remota de las gestualidades, inflexiones, sabores e intimidades de lo ídish. Ayuda mucho a la serie su componente “antropológica” que muchos verán como colorida o puramente exótica. Shitsel se comenzó a rodar con un presupuesto rata y hasta con grabaciones distantes por falta de financiación. Hasta que terminó convirtiéndose en uno de esos malditos nichos de mercado y fue comprada por Netflix. En Netflix lo judío ya aparece como un renglón o sección específica de ficciones a vender, mientras que Amazon compró la franquicia para adaptarla a Nueva York. La serie no tiene nada de espectacular, ni de original, salvo –no es poco- su temática, sus personajes, su muy cuidada mesura, su sensibilidad y su inteligencia. Nada extraordinario, pero es a la vez una buena, pero muy buena serie. Sin embargo, lo que nos convoca a escribir aquí es hacer algo sobre la serie que no hemos visto o leído en las redes: hacer de Shitsel una lectura que no pase exclusivamente por lo colorido o lo existencial, sino hacer una lectura política. Shtisel es una serie israelí que se desarrolla en el barrio de Geula, en Jerusalén. Ese barrio medio fulería, en la real realidad –como decía Gasalla- está poblado mayoritariamente por haredim, corriente dominante de los judíos ultraortodoxos. El 20 por ciento de ellos vive bajo la línea de pobreza. Alerta spoiler: porque no quieren laburar. Los Shitsel pertenecen a una de esas familias ultraortodoxas. Obviamos acá la parte de los vestuarios: levitas y sombreros negros, barbas enormes, peyes o peyot (los rulos que llevan sobre las sienes, precepto bíblico). Casi todos son rabinos, todos se la pasan estudiando el Talmud, solo aspiran a enseñar o trepar en sus yehsivot –escuelas religiosas-, mientras las mujeres sostienen la reproducción cotidiana: lavan, planchan, paren, cocinan, atienden a los caprichos de sus maridos, aunque se las ingenian también para empoderarse y –casi tanto como los masculinos- manipular a maridos, hijos o ajenos. Lo fundamental de la serie es el retrato de la vida cotidiana de una familia ultraortodoxa. Un mundo del año 1000 en Sefarad/España, aunque allí las cosas eran más luminosas gracias a la convivencia con los árabes, la cultura más dinámica y brillante de la época. Un mundo entonces del siglo XV o XVI en alguna aldea de Europa Oriental, donde según más de un autor judío los espíritus más libres eran los judíos pobres, los menos estudiosos y religiosos. Estos Shtisel, en cambio, viven torturados, presionados, llenos de culpas por supuesto, horriblemente pendientes del qué dirán. Como los ultraortodoxos de la real realidad, los Shtisel viven al margen de la sociedad, el Estado y todo Occidente. Todo lo lejos que puedan de la televisión satánica, la ciencia, la tecnología y el sexo y regidos por la autoridad indiscutible del Señor, la Torá y las infinitas, laberínticas autoridades rabínicas. Ya veremos que eso de vivir lejos de los beneficios del Estado y la ciencia –en la real realidad- es relativo. Esta gente no conoce la palabra amor ni enamorarse (“¿De dónde sacaste esa palabra?”, dice una madre a su hijo en algún capítulo). Los matrimonios –urgidos pues hay que multiplicarse y ser severos y cumplir los ritos- se conciertan mediante casamenteros y para casarse bastan dos o tres citas. Si no te arreglaste con eso o sos un loco o un desastre descarriado de la grey. Nada de tocarse los cuerpos antes del casamiento. Nada de nada, nada mal. Si en el contexto de reglas religiosas o culturales despiadadas hay un fracaso, eso debe ocultarse. Si una mujer es engañada o dejada, debe ocultarse. Si en el matrimonio hay un disgusto, una discusión, un malestar, debe ocultarse. A continuar los hombres con sus insufribles estudios infinitos y las mujeres a la cocina. Tal como se pinta en la serie, el barrio de Geula es feo. Paredes sucias cubiertas de afiches –ídem las cabinas telefónicas- y esos afiches, otra vez, en la vida real, son denuncias que se intercambian los ultraortodoxos por incumplir reglas o mandarse presuntas cagadas. Los departamentos en los que viven los Shitsel no solo son austeros, son horribles. Paredes color crema barata, muebles y sábanas de los peores negocios (o del peor Once), los objetos justos y bien vulgares, las mujeres con pelucas vestidas de manera deplorable, no sea cosa de incitar a la tentación. Ahí va una de esas reglas: el recuerdo en un episodio de la mujer que se lloró todo, toda una noche, porque se le corrió la peluca ante los otros. Shtisel muestra un mundo del orto (pero doxo), asfixiante, de gente torturada que ríe muy pero muy poco, y menos acaricia o besa, que no puede tomarse libertades ni autonomías. Que no ve la tele, ni va casi al cine (y si va debe negarlo), ni al teatro. Gente que ante cada problemita o problemón acude a la palabra inapelable
Por: Alberto Teszkiewicz La opinión de los judíos estadounidenses Una encuesta de votantes judíos estadounidenses publicada en julio de este año revela que una minoría considerable cree en algunas de las críticas más duras a Israel, incluido el hecho de que está cometiendo genocidio y apartheid. Entre los que respondieron a la encuesta encargada por el Jewish Electorate Institute, un grupo liderado por prominentes judíos demócratas, el 34 por ciento estuvo de acuerdo en que «el trato de Israel a los palestinos es similar al racismo en los Estados Unidos», el 25% estuvo de acuerdo en que «Israel es un estado de apartheid», y el 22% estuvo de acuerdo en que «Israel está cometiendo un genocidio contra los palestinos». Entre los votantes más jóvenes el acuerdo con esas declaraciones fue mayor, aunque todavía en minoría. Un tercio de ellos estuvo de acuerdo en que Israel está cometiendo genocidio, más de un tercio estuvo de acuerdo en que Israel es un estado de apartheid.[i] Opinan judíos en Israel Estas opiniones no son patrimonio exclusivamente de un grupo minoritario pero significativo de los judíos de USA. Este mismo año más de mil judíos israelíes, académicos, periodistas, profesionales, y otros, emitió un llamado a la Comunidad Internacional “Parar el Apartheid de Israel”.[ii] El documento de B’Tselem Pero no se trata sólo de opiniones individuales. El 12 de enero B´Tselem, la organización israelí por los DDHH en los Territorios Ocupados, difundió un documento de 11 páginas titulado “Un régimen de supremacía judía entre el mar Mediterráneo y el río Jordán: eso es el apartheid”[iii]. Este documento empieza con esta descripción “Más de 14 millones de personas, aproximadamente la mitad de ellas judías y la otra mitad palestinas, viven en el territorio situado entre el río Jordán y el mar Mediterráneo bajo un mismo régimen. En los discursos públicos, políticos, jurídicos y mediáticos, la percepción común es que se trata de dos regímenes separados que actúan cada uno por su lado, separados por la Línea Verde. Un régimen, dentro de los límites del Estado soberano de Israel, es una democracia permanente, con una población de unos 9 millones de habitantes, todos ellos ciudadanos israelíes. El otro régimen, en los territorios ocupados por Israel desde 1967, cuyo estatuto definitivo se supone que se determinará en futuras negociaciones, es una ocupación militar temporal impuesta sobre unos 5 millones de súbditos palestinos. Con el curso del tiempo, la distinción entre estos dos regímenes se encuentra cada vez más alejada de la realidad. Esta situación existe dese hace más de 50 años, el doble de tiempo que el Estado de Israel ha existido sin ella. Cientos de miles de colonos judíos residen actualmente en asentamientos permanentes al este de la Línea Verde, viviendo como si estuviesen al oeste de la misma. Jerusalén Este ha sido oficialmente anexionado al territorio soberano de Israel y Cisjordania ha sido anexionada en la práctica. Es más, la distinción entre los dos regímenes oscurece el hecho de que toda la región entre el mar Mediterráneo y el río Jordán está organizada de acuerdo a un mismo principio: hacer progresar y fortalecer la supremacía de un grupo – los judíos – sobre otro – los palestinos. Todo esto lleva a la conclusión de que no se trata de dos regímenes paralelos que simplemente mantienen el mismo principio. Hay un solo régimen que gobierna toda la zona y las personas que en ella viven, basado en un mismo principio organizativo.” Y finaliza con esta convocatoria: “¿Cómo combatir una injusticia si no se la nombra? El apartheid es el principio organizador, reconocerlo no significa rendirse. Al contrario: es una llamada al cambio. Hoy más que nunca, luchar por un futuro basado en los derechos humanos, la libertad y la justicia es crucial. Existen varios caminos políticos hacia un futuro justo, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, pero en primer lugar debemos todos optar por decir no al apartheid.” El documento de Human Rights Watch El 27 de abril, Human Rights Watch, una organización internacional con sede en Nueva York, nunca acusada de izquierdista sino más bien de haber sido influenciada por la agenda de asuntos exteriores de los Estados Unidos, publicó un documento de 225 páginas titulado “Se ha cruzado un umbral. Las autoridades israelíes y los crímenes de apartheid y persecución”. [iv] Este documento concluye: “Las autoridades israelíes han privado a millones de personas de sus derechos básicos en virtud de su identidad como palestinos. Estas políticas y prácticas sistemáticas de larga data encajonan, desposeen, separan por la fuerza, marginan y de otro modo infligen sufrimiento a los palestinos. En los Territorios Palestinos Ocupados, las restricciones de movimiento, la expropiación de tierras, el traslado forzoso, la denegación de residencia y nacionalidad y la suspensión masiva de los derechos civiles constituyen “actos inhumanos” establecidos en la Convención del Apartheid y el Estatuto de Roma. Bajo ambos estándares legales, los actos inhumanos cuando se llevan a cabo en medio de una opresión sistemática y con la intención de mantener la dominación constituyen el crimen de lesa humanidad del apartheid. En conjunto, estas políticas y prácticas en los Territorios Palestinos Ocupados privan gravemente a los palestinos de los derechos humanos fundamentales, incluidos la residencia, la propiedad privada y el acceso a la tierra, los servicios y los recursos, de forma generalizada y sistemática. Cuando se cometen con intención discriminatoria, sobre la base de la identidad de las víctimas como parte de un grupo o colectividad, constituyen un crimen de lesa humanidad de persecución con arreglo al Estatuto de Roma y al derecho internacional consuetudinario. Aparte de los actos inhumanos llevados a cabo en los Territorios Palestinos Ocupados, el gobierno israelí viola los derechos de los palestinos dentro de Israel debido a su identidad, incluidas medidas que han hecho prácticamente imposible que decenas de miles de palestinos beduinos que viven en el Negev vivan legalmente en las comunidades; la negación a cientos de miles de palestinos de la posibilidad de acceder o utilizar tierras que históricamente les
Por: Larry Levy Dardo no se fue. Dardo está. Dardo es todo un legado sin fecha de vencimiento. Con él compartimos la felicidad de ver nacer al Llamamiento. Brindamos a lo grande con el elixir del entusiasmo después de llenar FOETRA. Compartimos los primeros éxitos poniendo en la escena política el esfuerzo de muchos y las voces de tantos. Les sacamos la ficha (y el cuero) a todas las personalidades (¿personajes?) a quienes les llevamos una muestra gratis de los judíos “diferentes”, los de adoquín, vereda y funyi… un mensaje que rompe con los faraones para poner en valor la libertad y no la huída. Ese mensaje que prueba de manera irrefutable que no hay Goliat que resista a un David armado con buenos argumentos. Dardo, además, tenía la receta magistral para transformar la adversidad en el vino de Pesaj. Con él gastamos muchas cafeterías de Villa Crespo con reuniones interminables y en discusiones memorables. Nos peleamos mucho, pero nos amigamos más. No había horario para el Llamamiento, tampoco para las confidencias y el secreteo. Inteligente, polémico, perseverante, habil negociador, luchador, cascarrabias… te sonreía para aprobarte y, a la vez, era capaz de clavarte una mirada penetrante y crítica cargada de enojo. Negociador incansable, en fin… Después de mi alejamiento de la vida activa del Llamamiento intentó varias veces convencerme para volver. Siempre poniendo una dosis de afecto y ternura envueltos entre argumentos de política dura, de una racionalidad mentirosa. Y yo, cada vez que lo intentaba, le afanaba una sonrisa irónica. No lo despido porque Dardo no se va a ninguna parte, se queda con nosotros. Propongo que la primera sede que tenga el Llamamiento lleve el nombre de Dardo Esterovich. ¿Escuchaste Dardo? No jodas. Te lo merecés.
Gabriel Merino, Julián Bilmes y Amanda Barrenengoa | Tricontinental (27 de julio de 2021) Enviado por Jorge Cantor Resumen ejecutivo El siguiente trabajo aborda las principales características y dimensiones de lo que aquí se denomina como transición histórico-espacial del sistema mundial, la cual se ha agudizado a raíz de la actual pandemia de Covid-19, delineando un nuevo momento geopolítico mundial. Se recorre de manera general cada una de las principales tendencias de esta transición, remarcando con mayor centralidad el ascenso de China a la par del declive de Estados Unidos: ambos procesos como indicadores de la actual crisis de hegemonía estadounidense (o en términos más completos anglo-estadounidense) y, por consiguiente, del orden mundial. Asimismo, se recuperan las contradicciones político-estratégicas y las guerras híbridas en distintos escenarios, incluyendo también la crisis económica global y el nuevo paradigma tecno-económico emergente, todas expresiones de la crisis de época o sistémica a la que asistimos. Hacia el final se abordan algunos efectos que produce todo este proceso descrito en las periferias del mundo -también denominadas Sur Global-, abordando en particular las perspectivas que se abren para Nuestra América, frente a la disyuntiva entre la profundización de la condición periférica, dependiente y “subdesarrollada” de nuestros países o bien la recuperación de la apuesta por la autonomía, la soberanía popular y la justicia social. índice IntroducciónDeclive de EEUU y ascenso de ChinaCrisis del orden mundialContradicciones político estratégicas y Guerra Mundial Híbrida y FragmentadaCrisis económica estructural del capitalismo financiero globalNuevo paradigma tecnológico-económicoDisrupciones en las periferias del sistema mundial. Una mirada desde Nuestra América Descargar versión pdf
Los economistas mediáticos se ocupan de vaticinar catástrofes cuando no terminan de ocurrir y victorias cuando los desastres ocurren. Por: Hache Gurvit “Es la economía, estúpido” fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre). Y que le sirvió para ser elegido presidente. Y es la economía lo que marca el tiempo político. Que supone ser la más científica de las ciencias sociales. O la menos exacta de las ciencias exactas. Entender los mecanismos de las fluctuaciones del mercado es como la cuadratura del círculo. No hay solución para construir un cuadrado de la misma área de la de un círculo con regla y compás. Histórico problema de la matemática que se resolvió hacia 1882. Se demostró la imposibilidad de lograrlo. Hay una economía de lo real, de la que sabemos poco y una economía para el show. Para entender cuáles son los temas que juegan para la distribución de ingresos hay que jugar con una importante cantidad de parámetros que enturbian el entendimiento. Enuncio algunos: La deuda externa. El equilibrio fiscal. Lo que ingresa y lo que se gasta. Las importaciones y las exportaciones. Los comodities. Sus valores. Los impuestos. El valor del dólar en todas sus variantes: no existe un solo dólar, ya lo sabemos, pero lo que no sabemos es que hay muchos mas tipos de cambio de los que creemos: dólar oficial, dólar oficial minorista, mayorista, dólar MEP o mercado electrónico de pagos, dólar futuro, dólar blue y todos los dólares que con la base del oficial tienen retenciones distintas (maíz, soja, etc.) El presupuesto, que es el espejo de lo que económicamente va hacerse el año próximo. Esta enumeración es una muestra de por qué la economía no es algo mágico. Y cuando se dice que la economía es contra cíclica lo que se dice es que están apegadas al modelo económico keynesiano, que considera que la política económica de un país, para salir de una crisis, se debería enfocar en el estímulo de la demanda con el impulso del gobierno. Pero no puede ser así siempre. Un estimulo de la demanda infinito lleva a la escasez de divisas para ciertos insumos que paralizarían la economía y que sufrió el gobierno de Cristina en su última etapa.Hay un juego sutil que debería aplicarse en el estímulo de la demanda. Jugar con el a la manera de la paradoja de Zenón. Consiste en que la liebre nunca alcance a la tortuga. Marcelo Gullo escribió varios libros, pero uno me parece esencial, que se titula “La insubordinación fundante” donde demuestra cómo se desarrollaron los países más desarrollados. Recorre la historia de las potencias a través de la historia: Portugal, España, Inglaterra y de la modernidad, toma como ejemplos a Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Japón y China como modelos a tener en cuenta. Simplificando, establece tres etapas: 1ra con una fuerte participación del estado con créditos, subsidios, aun en contra del déficit fiscal. 2da en la que se transforma en una empresa mixta. 3ra en donde el desarrollo de esa industria puede abastecerse sin ayuda del estado En su prólogo, escrito por Helio Jaguaribe, refiriéndose a los países que nombramos dice: “el libro nos explica cómo lograron salir de su condición periférica y se convirtieron en países efectivamente autónomos, en importantes interlocutores internacionales independientes. Conduce a una relevante discusión sobre la situación de Sudamérica y de cómo la región podrá, a su vez, superar su condición periférica y convertirse también –como lo hicieron los mencionados países– en un importante interlocutor internacional independiente”. Cabe mencionar al libro de Adam Smith “La riqueza de las naciones” de 1776, que instala la famosa frase “la mano invisible del mercado” que muy sabiamente, alguien dijo, fue escrito para advertir sobre lo que Inglaterra no debía hacer y para que lo aplicaran los países periféricos. El libro tiene una suerte de subtítulo: “Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”. Aquella famosa frase no es “todo” el libro de Adam Smith. Se la menciona fuera de contexto. No porque sea una frase señera, pero para ser honestos con Smith, a esa afirmación le agrega lo siguiente: “siempre que haya un Estado que garantice la paz y la justicia”. Esto no justifica a Smith, porque no sabemos muy bien cómo se obtienen esas garantías. Smith plantea dos curvas: una de la demanda y otra de la oferta y el punto donde coinciden, se intersecan, se corresponde con el equilibrio y el escenario “ideal”. Dicho esto, queda planteado un dilema cuya solución, como lo entiende la economía, es compleja. La Licenciatura en Economía, en la UBA, antes de la dictadura del 76, tenía otro nombre: Licenciatura en Economía Política. No resulta menor el cambio. La Economía no es una ciencia exacta y los “economistas astrólogos” pretenden que lo sea. Cuando resulta que lo que pasa no se adapta a los pronósticos ortodoxos no hay autocrítica. Se apela a algún factor que cambió, que alteró las condiciones iniciales. No es una falla del análisis, dicen, sino de las condiciones. El problema es la realidad que no se acomoda según sus predicciones. La química suele apelar a ciertas condiciones iniciales de presión y temperatura, que vaya paradoja, se pueden obtener y con suerte en un laboratorio. El adjetivo “política” adherido a la economía ensaya medidas heterodoxas, contra cíclicas. Porque es la política la que orienta acerca de lo social y, sobre el desarrollo de las sociedades, se disponen medidas económicas. No es al revés. Los economistas del show pronostican hechos y esperan a que produzcan resultados que, en la mayoría de los casos no suceden. En este momento, del tránsito de la pandemia a la postpandemia, en la economía sucede que el crecimiento que se verifica favorece a ciertos sectores, pero no a otros como jubilados, monotributistas, los trabajadores de la economía informal, docentes y otros que, quien está leyendo, podrán seguir enumerando. Está claro que la inflación deteriora aun mas el salario y en julio llegó al 3% lo que
Por: Alejandro Stein (desde el kibutz Barkai, Israel) Se me piantó ayer, y no entiendo cómo. Hoy me acabo de dar cuenta leyendo el diario, y me asusta. Peligroso que el 22 de Agosto pueda convertirse en una fecha cualquiera, olvidable. Leo el fragmento del discurso del ministro de Gobierno y Justicia chubutense, José María Grazzini en el acto de homenaje, y desacuerdo… “allí es donde empezó una carrera de muerte, donde el Estado se volvió contra el pueblo…”, dice. Y es tan larga esa carrera, tan desgraciadamente anterior su comienzo. Sí, Trelew fue un pico en ese gráfico, y fue un prólogo del pico más alto, de la meseta de muerte y oprobio 76-83. Pero fue un pico. De un gráfico que se viene diseñando desde lejos, porque ¿Cuándo, (y quizás con un interregno de 9 años), el Estado estuvo a favor del pueblo, le importó del pueblo? Sin ponerme a investigar, sin meter la nariz en los libros, puedo nombrar una cadena horrible: Desde la infame “Conquista del Desierto”, siguiendo con la guerra de la Triple Infamia que diezmó a un pueblo hermano, y acordémonos de lo que se le hacía a los gauchos que desertaban porque se negaban a luchar en esa vergüenza; los patacones que se les pagaban a los cazadores por escrotos de “indios” entregados en la Patagonia maldita, la misma Patagonia Trágica; los talleres Vassena, propiedad de la familia del ex ministro de Onganía Adalbert Krieger Vassena, que dieron origen a la Semana Trágica, y sigue… Los asesinatos de la base almirante Zar fueron parte de la ola que fue creciendo a partir de la presidencia de Onganía. A los compañeros de Trelew los parió una cadena que pudo haber empezado con los “azos”, el comedor estudiantil de Corrientes, el Rosariazo, el Tucumanazo, sobre todo el Cordobazo, pero que puede venir desde mucho más atrás, con la Resistencia, con el bellaqueo de un pueblo que se negó a ser sumiso y usó diferentes expresiones para manifestarlo. Trelew fue el eslabón doloroso de una cadena larga, y que con diferentes expresiones sigue construyéndose hasta hoy y seguirá para adelante. Pero es un hito histórico. Más allá de cualquier diferencia o interpretación, es un símbolo, uno de los mojones que marcan una época. Hasta aquí Ale 23.8.21