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Internacionales, Israel

4 razones por las cuales Israel NO es un país “apartheid”

Por: Nadia Cattan | Enlace Judío México e Israel (17 de febrero de 2022) El 8 de febrero del 2022 Amnistía internacional acusó al Estado de Israel de ser un país apartheid, es decir, de mantener políticas racistas entre sus población. Por supuesto que el debate no tardó en surgir, entre los que apoyan el ataque y los que se indignan ante él, pero antes de emitir una opinión, vale la pena conocer los hechos, para de este modo, emitir un juicio con más conocimiento. En esta ocasión, presentamos 4 tratos que tiene el gobierno israelí hacia su población árabe, de este modo y sólo conociendo las leyes y procedimientos, podremos emitir una opinión. ¿Me acompañas? 1.-Igualdad política En el estado de Israel, todos los ciudadanos israelíes pueden votar, ya sean judíos, cristianos o musulmanes, y por supuesto que todos los votos cuentan por igual, la prueba de ello la podemos ver en el mismísimo parlamento, pues hoy, los partidos árabes cuentan con 10 escaños, y dentro de la coalición gobernante está el vice Ministro Mansour Abbas con 4 lugares al frente del partido Raam, quien por cierto, estuvo en desacuerdo de las declaraciones de Amnistía Internacional Por otra parte, partidos israelíes como el partido Meretz o el laboristas tienen a miembros árabes dentro de sus listas. Ahora bien, si los árabes de Jerusalén no votan en las elecciones municipales es porque en el pasado, ellos no aceptaron tener la ciudadanía israelí, porque aceptar esta ciudadanía por supuesto que implica aceptar también la existencia del Estado de Israel. Fuera de ello, todos los ciudadanos israelíes tienen derecho al voto y a la formación de partidos, gozando de una absoluta igualdad política. 2.-Igualdad laboral Israel es un país muy competitivo y encontrar trabajo no es tarea sencilla, cientos de personas de diferentes especialidades aplican para conseguir un trabajo cada mes. En estas peticiones masivas, ser árabe o judío no tiene ninguna trascendencia, ni siquiera se solicita esta información en las entrevistas de trabajo, en Israel, un árabe y un judío, mientras sean israelíes, tienen las mismas oportunidades laborales. De este modo tenemos israelíes árabes que son jueces, profesores, médicos, ministros, entre muchos otros oficios más.Y si por alguna razón una persona se queda sin trabajo, el organismo del estado Bituaj Leumi se encargará de brindar apoyo económico a esa persona desempleada, ya sea árabe o judío. 3.-Igualdad en la educación El Ministerio de educación es el organismo encargado de todo el sector educativo en el Estado de Israel y éste, certifica a todas las escuelas por igual, ya sean judías laicas, judías ortodoxas, cristianas o musulmanas, esto quiere decir que el certificado del estudiante que se gradúa de un colegio árabe es tan valido como el certificado del estudiante que se gradúa de un colegio judío. Por lo tanto, para ingresar a las mejores universidades de Israel, lo que necesita una persona es ser buen estudiante, prueba de ello son los mejores institutos de prestigio en el estado de Israel, como el Technion en Haifa o la universidad hebrea de Jerusalem, las cuales tienen sus aulas llenas de estudiantes, tanto árabes como judíos. 4.-Igualdad en salud Kupat Holim es el seguro que se encarga de llevar servicios de salud a toda la población israelí, ya sean árabes o judíos. Dentro de estos servicios se encuentra por ejemplo el apoyo en la maternidad, el estado brinda ayuda económica proporcionando 3 meses y medio de sueldo a la madre que acaba de tener a su bebé, ya sea una mujer árabe o judía, esto, por supuesto después de haber sido atendida en un hospital en donde hay pacientes árabes y pacientes judíos ya que ser israelí implica gozar de los beneficios de un servicio médico gratuito, no importa si eres árabe o judío. Es importante añadir que durante la pandemia por COVID, todos los ciudadanos israelíes fueron vacunados por igual, tanto árabes, como judíos. ¿Hay palestinos que tienen limitantes en su vida cotidiana? Si, es cierto, pero ellos están en Gaza y en Cisjordania, y si se quiere abogar por sus derechos habrá que enfrentarse a la Autoridad Palestina o a Hamás, ya que son ellos los que los gobiernan, por lo que a Israel corresponde, dentro de las fronteras del Estado de Israel, lo mejor que le puede pasar a un árabe es ser israelí. Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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LA MANO QUE MECE LA CUNA

El rol de Estados Unidos en la guerra en Ucrania Washington aceptó la existencia de laboratorios de investigaciones militares de patógenos hallados por Moscú en Ucrania. POR: JORGE ELBAUM | El Cohete a la Luna (13 de marzo de 2022) El lunes 7 de marzo las fuerzas militares rusas localizaron una red de seis laboratorios en la zona del Donbas. Las instalaciones halladas, algunas parcialmente desmanteladas, corresponden a laboratorios de investigación militar gestionados por investigadores estadounidenses y ucranianos en forma conjunta. Los documentos encontrados en los laboratorios se vinculan con la contratista Southern Research Institute, adscripta a la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA), una dependencia del Pentágono. En una investigación de 2018 sobre el desarrollo de armamento biotecnológico, titulada “Las armas biológicas del Pentágono”, se detallan los contratos de esa empresa con el Ministerio de Defensa estadounidense para generación y propagación de bioagentes. Un día después de los hallazgos, la subsecretaria de Estado Victoria Nuland aceptó la existencia de esos laboratorios conjuntos y se mostró alarmada ante la posibilidad de que dichas instalaciones puedan ser utilizadas en el futuro por Moscú. La tarea conjunta de guerra biológica implementada con Kiev es parte de un programa desarrollado por Washington para empoderar a los sectores nacionalistas ucranianos e incitarlos a una confrontación con Rusia. Según la historiadora estadounidense Mary Elise Sarotte, autora de Ni una pulgada más: Estados Unidos, Rusia y el estancamiento de la posguerra fría, el rechazo norteamericano a la pacificación europea se debe a que la cooperación en seguridad dentro de ese continente fue vista por Wall Street y los think tanks estadounidenses como una posibilidad cierta de pérdida de influencia en la región. Una de las fuentes consultadas para su investigación –un importante funcionario del Departamento de Estado– manifestó que una integración entre Rusia y Europa “sería peligrosa (…) Si los europeos unen sus fuerzas y construyen un sistema de seguridad común, nosotros nos quedamos fuera y eso no es deseable. Hay que fortalecer la OTAN para que eso no ocurra”. El 21 de noviembre de 1990 se celebró en París la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). Durante ese evento se firmó la Carta para la Seguridad Europea, suscrita por los Estados de Europa, Estados Unidos y Canadá. En el apartado titulado “Relaciones amistosas entre estados participantes”, se consignaba: “La seguridad es indivisible. La seguridad de cada uno de los Estados participantes está inseparablemente vinculada con la seguridad de los demás”. También se advertía que los firmantes –entre los que se hallaban Rusia, los integrantes de la Unión Europea y Estados Unidos– “no fortalecerán su seguridad a expensas de la seguridad de otros Estados”. Ese mismo año, ocho meses antes de la rúbrica de la Carta de la Seguridad Europea, el entonces jefe del Departamento de Estado, James Baker, le garantizó a Mijail Gorbachov que la Alemania reunificada se convertiría en el último país en ser integrado a la OTAN: “Entendemos la necesidad de garantías para los países del Este. Si tenemos presencia en una Alemania que es parte de la OTAN, no habría extensión de la jurisdicción de la OTAN para las fuerzas de la OTAN, ni una pulgada hacia el este”. El entonces embajador de Estados Unidos en Moscú, Jack Matlock certificó, tiempo después, que se le otorgaron “garantías categóricas” a la Unión Soviética de que la OTAN no se expandiría hacia el este. Los documentos oficiales desclasificados en 2017 por el gobierno de los Estados Unidos, referidos a los compromisos asumidos ante Rusia, fueron digitalizados por el National Security Archive. En el informe se detalla la lista de los funcionarios gubernamentales que se comprometieron en las dos décadas posteriores a la reunificación alemana a no expandirse militarmente hacia el Este. Entre los citados aparecen el secretario de Estado norteamericano James Baker, el Presidente George Bush, el ministro de Exteriores alemán Hans-Dietrich Genscher, el canciller Helmuth Kohl, el director de la CIA Robert Gates, el Presidente francés François Mitterrand, la primera ministra británica Margaret Thatcher y su sucesor John Major, el secretario de Exteriores de ambos, Douglas Hurd, y el secretario general de la OTAN, Manfred Wörner. Un lustro más tarde del establecimiento de esos compromisos se llevaron a cabo las primeras maniobras militares conjuntas de la OTAN con Ucrania. Mientras se realizaban los ejercicios bélicos en la frontera de Rusia, el ministro de Exteriores británico, Malcom Rifkind, afirmaba que el verdadero objetivo consistía en impedir que Rusia se consolidase como una potencia similar a la que fue la URSS medio siglo atrás. En 1999 se integraron a esa organización atlantista tres países: Polonia, Hungría y la República Checa. En 1996, cuando aparecía como evidente la defección a los compromisos asumidos por Washington y los países europeos, Gorbachov concedió una entrevista en la que señaló: “Hoy se pueden ignorar los intereses de Rusia, sus críticas a la ampliación [de la OTAN], pero la debilidad de Rusia no será eterna. ¿Es que no se dan cuenta para quién trabajan con esa política? Si la OTAN avanza en esa dirección aquí habrá una reacción”. Advertencia y presagios En 1997, George Kennan, uno de los pensadores estadounidenses más influyentes de la Guerra Fría, señaló en una entrevista en el New York Times que “ampliar la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era de posguerra fría”. Detalló además que dicha expansión “inflamaría las tendencias nacionalistas y militaristas de Rusia” y que eso llevaría a “restaurar el clima de la Guerra Fría a las relaciones este-oeste, e impulsará una política exterior rusa en direcciones opuesta a nuestros intereses”. Un año después, ante la nueva expansión de la OTAN promovida por Bill Clinton en 1998, Kennan puntualizó que “esto es el inicio de una nueva Guerra Fría… creo que es un error trágico. No hay ninguna razón para esto. Nadie estaba amenazando a nadie”. Algo similar opinó Henry Kissinger en un artículo que escribió para el Washington Post en 2014: Ucrania “no debería de ser la avanzada de cualquiera contra el otro, debería de funcionar como un puente entre ellos”. Y recomendó: “Estados Unidos necesita evitar tratar a Rusia

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UCRANIA Y MÁS

Por: Alejandro Stein (Adherente del Llamamiento desde el kibutz Barkai, Israel)             Todos sabemos que la cantidad de información disponible puede llegar a saturar. Trato de sacar la cabeza para no ahogarme en ese mar, y de no intoxicarme con consignas vacías y declaraciones rimbombantes de estadistas comportándose como estadistas, esto es, hablando de labios para afuera.             Escucho a Putin proclamando que hay que “desnazificar” a Ucrania y me viene a la mente aquello de la paja en el ojo ajeno, y no hay que retroceder mucho en la historia para encontrar vigas en los ojos rusos, suficientes como para reparar algunos de los edificios que bombardearon.             Biden habla de Democracia así, con mayúsculas. ¿EEUU hablando de democracia? ¿Diande?             No voy a escribir sobre las sanciones impuestas a Rusia, no por lo injusto, sino por lo desparejo. Europa y Estados Unidos imponen y ahora somos todos justicieros. ¿Por qué se excluyó del Mundial del 50 a Alemania y Japón, parte del Eje durante la Segunda Guerra, pero no a Italia?, ¿Dónde estaba la FIFA que le permitió participar a EEUU en los mundiales después de Hiroshima y Nagasaki? ¿Democracia? Chile, Vietnam, los Contras, Granada, Playa Girón, Batista, el Plan Cóndor, la Escuela de las Américas, los “asesores” como Dan Mitrione, las amistades y el apoyo a horribles en Latinoamérica… hasta que dejaron de servir. La lista podría seguir.             El mensaje que Rusia le pasó a Occidente fue claro: “Ta bien, ganaste la Guerra Fría, pero dejá de mojarme la oreja”. Y Occidente, con la Gran Democracia del Norte a la cabeza siguió, siguió hasta que se llegó a donde estamos. Amplió la NATO, apuntó sus cohetes, rodeó a Rusia, y aparentemente Ucrania fue la gota que desbordó el vaso. Y lo desbordó dos veces, en 2014 y en estos días nefastos.             Con más de dos millones de refugiados, con un país medio destruido, con una historia del mundo reescribiéndose y no para bien, con las imágenes que desgarran, con la prensa occidental con todas las fichas puestas de un lado, desde las imágenes a las opiniones.             No apoyo a Putin, no apoyo a Rusia, simplemente me da asco la geopolítica donde el pueblo ucraniano es la víctima de este juego demoníaco, y quién sabe a dónde quiere llegar Occidente con su líder a la cabeza y fogoneando. El pueblo ucraniano es hoy lo que fueron en su momento el pueblo vietnamita, el pueblo chileno, el de Granada y no quiero cansarlos, porque la lista viene de lejos. El pueblo ucraniano es hoy algo infinitamente peor de lo que fueron Budapest en 1956, Praga en 1968, y los rusos están viviendo un ejemplo de democracia que recuerda a Stalin.             No nos sorprendamos del tartamudeo de Israel denunciando tímidamente la agresión rusa. Una nación ocupante (Israel en Palestina) debería tener una cara bastante dura para juzgar la actitud rusa. Independientemente de eso, está en el medio la geopolítica… Rusia talla fuerte en Siria, e Israel, cómo decirlo, no puede ir a manguearle a su vecino ni una taza de azúcar… Las relaciones con Siria, desde el Golán hasta la presencia de Jizballah, con los rusos haciendo de árbitros, no son las mejores del mundo.             No encuentro en esta guerra más y menos culpables, esto no es una película de acción, y perdónenme, no puedo “hinchar” por nadie, esto no es un partido de fútbol. Encuentro sólo víctimas. Sólo  más de dos millones de personas en situación dramática, veo imágenes desgarradoras, indignantes, reales… y selectivas. En Página12 de hoy, hay un artículo excelente de José Luis Lanao, donde escribe no sólo sobre las guerras “buenas” y “malas”, sino sobre los refugiados buenos y malos y el racismo oculto que perdura, que está ahí, que no se va. Porque hay refugiados y refugiados. Los refugiados ucranianos y su drama no son iguales a los refugiados kurdos, bombardeados por Turquía (orgullosa miembro de la OTAN), luchando por su vida, tratando de encontrar un lugar donde escapar y con un infierno cotidiano que aparentemente despierta menos interés en la prensa. El color de piel importa, claro que importa. Una prima querida dijo una vez, que el Mediterráneo está teñido de sangre, y los pintores son Europa y el post colonialismo. La hipocresía indigna.             E Israel. Me avergüenzo del país donde vivo por el trato a los refugiados no judíos, sin derecho de inmigración de acuerdo con la Ley del Retorno. No discuto el drama que vivió el Pueblo Judío a lo largo de su historia y especialmente durante la Shoá. Pero afirmo y me indigna la memoria corta y selectiva de nuestro gobierno, y de la derecha israelí especialmente, en este caso con respecto a los refugiados. Hay tantos ejemplos en nuestra dura historia donde el refugio y la protección nos fue negado, véase al vapor St. Louis , por citar uno. Hay tanto doble mensaje en Israel, donde se otorga el título honorífico de “Justos entre las Naciones”  a aquellos “gentiles”, es decir no judíos que prestaron ayuda, inclusive arriesgando su vida, a los judíos perseguidos por los nazis y sus cómplices, y al mismo tiempo cerrándoles fronteras.             Soy de reacciones lentas. Rumio y trato de digerir lo que tengo alrededor, y me toma tiempo.             Hasta aquí             Ale, 10.3.22

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Salud y Soberanía, unidos desde lo singular a lo plural

Por: Benjamín Malamud Lerner (Adherente del Llamamiento, desde Córdoba) “… y los libres del mundo responden: al gran Pueblo Argentino Salud”. Himno Nacional Argentino Para los pediatras el mes de febrero es particularmente trascendente ya que es el momento en que muchas familias llevan a sus hijos a la consulta por el control anual de salud, una gran oportunidad ganada en bien del bienestar físico, mental y social de la niñez, un requisito solicitando por las autoridades educativas en todos los niveles. Pero en este febrero 2022 se da la particularidad en el que junto a las vacunas tradicionales del amplio programa de inmunizaciones implementado desde el año 2014, se le agrega la nueva vacuna anticovid 19, que ha llegado a una cobertura de solo el 54%. No obstante no ser obligatoria, ha determinado un descenso del intenso brote que desde los primeros días del año viene afectando tanto a niños como a adultos, provocado por la llegada de la variante Omicron. Reitero lo que se conoce al respecto. 1) Las vacunas son seguras; 2) Disminuyen el riesgo de infectarse,enfermarse y de morir. 3) Reducen la circulación del virus y el riesgo de nuevas mutaciones. 4) Protegen contra el Síndrome Inflamatorio Multisistémico y 5) Promueven un ciclo lectivo presencial. Al no ser las vacunas obligatorias, se respeta el principio ético de “la autonomía” del paciente y su familia, una cuestionable “soberanía” particular, donde la información o desinformación circulante o “infodemia”, han determinado que la mayoría de los niños más gravemente afectados por este brote, aquí y en todo el mundo, han sido los no vacunados. Todos los esfuerzos son pocos para revertir esa negativa tendencia. Mas en este exitoso mes de febrero, desde el punto de vista de la recuperación de la industria turística tanto para La Falda como para gran parte de la Provincia y el país, no son pocas preocupaciones que develan a los ciudadanos conscientes de lo que podría acontecer luego de la firma por el Gobierno Nacional de las imposiciones que el FMI para el pago de la fraudulenta, ilegal e ilegítima deuda contraída en la gestión de M. Macri y que comprometerá nuestra soberanía nacional y el futuro de varias generaciones de argentinos. De los 44.000 millones de dólares recibidos (según el Director del BID para asegurar el triunfo de Macri en 2019 y según otros expertos para que puedan fugar desde el sistema bancario los beneficios de la especulación o bicicleta financiera) no había quedado un dólar para mejorar la salud, la educación, el déficit crónico de viviendas, la red vial, y para revertir una inequidad intolerable con alto nivel de pobreza y un 1% acumulando el 40% de la riqueza. Y en esa situación se tuvo que enfrentar la pandemia, primero con las cuarentenas cortas o largas y el reequipamiento de las UTI gracias al apoyo de China, fundamentalmente, pero que evitaron junto con las vacunas llegadas un año después, la pérdida de más vidas (ya llevamos cerca de 125.000). Tomamos consciencia de la importancia entonces de otra de las soberanías devastadas por el neoliberalismo, la sanitaria. Comenzamos a fabricar test diagnósticos y equipos de ventilación respiratoria inicialmente y luego las vacunas vectoriales tanto la de Oxford que se exportaba a Méjico (que tardaron en llegar al país) y las Sputnik que demostraron eficacia y efectividad. No fueron pocos los problemas con la vacuna Pfizer donde cláusulas secretas y la presión mediática de lobbistas con disfraz de científicos o políticos, crearon un clima de confrontación enrarecido y usado políticamente contra las autoridades sanitarias. Mucho tememos que las nuevas clausulas, del acuerdo con el FMI para evitar el inminente default, no vuelvan a condicionar nuestra soberanía sanitaria y especialmente un fortalecimiento de nuestro sistema público de salud, que demostró ser el garante del derecho a la salud del pueblo y que debería estar plenamente integrado con el S. Privado y el Social en un programa Integral e integrado de salud en todos los niveles, con un reconocimiento de todos los profesionales y personal, sin precarizaciones ni desatenciones de justos reclamos. Se menciona oficialmente que el nuevo acuerdo con el FMI, no impondrá ajustes ¿?. Lo que no se puede ignorar es que con las devaluaciones del macrismo, los efectos de la pandemia y una inflación que no ha podido ser controlada, los sueldos y jubilaciones ya están muy ajustados. Y personalmente dudo de que el FMI acepte programas promocionales como el del Previaje, que tanto nos favoreció turística y laboralmente, o pueda o ampliarse en más meses. Hoy se cuentan judicialmente con pruebas suficientes, no arrepentidos premiados o fotocopias, para demostrar que el macrismo pudoconcretar la seguidilla de devaluaciones, empobrecimiento, endeudamiento, fuga de capitales, utilizando una vasta red de espionaje -ya con más de 100.000 las intromisiones detectadas-; teléfonos encriptados de altísimo costo; mesas judiciales con perfiles de “gestapo”, donde se perseguía a gremialistas, a opositores, a jueces come Gil Carbó obligada a renunciar bajo amenazas contra sus hijas; a periodistas y dueños de medios -algunos encarcelados-;a los familiares de las víctimas del Ara San Juan, a familiares de los bomberos fallecidos en el derrumbe de Iron Mountain (donde estaban las pruebas de la corrupción de grandes empresas). Todo esta calamidad antidemocrática e impune, pudo y puede concretarse con una evidente complicidad mediática y judicial. Hoy el principal operador macrista, Pepín Rodriguez Simón, se encuentra prófugo en Montevideo. Defender nuestra soberanía nacional incluye repudiar la apropiación de lagos y parajes limítrofes de nuestra Patagonia, por parte de magnates extranjeros como Lewis o Beneton, violando nuestra autoridad territorial, mientras se le continúa negando a los pueblos originales, sus derechos a la tierra de las que fueron despojados. Recordemos las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel en el contexto de represiones inhumanas, que continúan esperando la llegada de la Justicia. Justicia que también es Soberanía y Salud, tal como se proclama desde nuestro Himno Nacional.

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Dibujos Urgentes en el Juicio de Campo de Mayo. El alegato de Abuelas

Por: Eugenia Bekeris y Paula Doberti El 23 de febrero comenzó su alegato Carolina Villella, representando la querella de Abuelas. Se refirió a las historias de secuestros y desapariciones de catorce mujeres embarazadas y sus compañeros. Explicó que fueron alojadxs en alguno de los cuatro centros clandestinos de la Zona 4 – El Campito (en la plaza de tiro), la Central de Inteligencia (en ruta 8), la prisión y el hospital militar (en Campo de Mayo)-, donde lxs mantuvieron en “aberrantes condiciones y constantes tormentos e interrogatorios (picana y submarino), golpizas, vejaciones, violaciones y agresiones sexuales, encadenados de pies y manos, con escasa alimentación e higiene”. Las mujeres “tuvieron a sus hijos ahí entre 1976 y 1978, acelerando los partos con cesáreas programadas”. Dijo que “el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional contempla entre los diferentes supuestos de violencia sexual a la violación, la prostitución, la esclavitud y el embarazo forzado” y que son delitos de lesa humanidad. Nombró a los nietos recuperados Maximiliano Menna Lanzilotto y Pablo Casariego Tato (el último apropiado por el médico de la ex ESMA Norberto Bianco), a lxs hijxs pequeñxs que dejaron sin sus padres y madres al secuestrarlxs y a lxs nietxs que Abuelas siguen buscando. La semana siguiente, el 2 de marzo, Carolina Villella terminó su alegato. Se refirió a las historias de secuestros y desapariciones de veintitrés víctimas de la “Caída de los Ferroviarios” y sus familias. Nombró a Egidio Battistiol, Juana Matilde Colayago (embarazada de 6 meses), Ema Battistiol, Sandra Missori, Juan Carlos Catnich, Leonor Landaburu (embarazada de 7 meses y medio), Beatriz Pereyra, Enrique Montarcé, Enrique Gómez Pereyra, Nilda Acosta, Mirtha Noroña, Héctor Noroña, Luisa Nieva, Claudia Noroña, Carlos Osvaldo Moreno, María Aurora Bustos, Liliana Moreno, Adriana Moreno, Carlos Raúl Parra, Georgina del Valle Acevedo de Parra, Oscar Benito Ríos, Juan Carlos Barrionuevo, Rosa Ana Irmina Nusbaum (embarazada de 6 meses), Mariano Belisario Iturriza y Susana Flora Grynberg (embarazada de 3 meses). Explicó que todxs fueron detenidxs ilegalmente y mantenidos en condiciones inhumanas: encapuchadxs, atadxs de pies y manos, con mínimas disposiciones de higiene y de alimentación. Pidió que se condene por allanamientos ilegales, privación ilegal de la libertad, tormentos doblemente agravados (por su carácter de funcionarios públicos y por la condición de perseguidxs políticxs de las víctimas), violencia, amenazas y desaparición forzada. Dijo que todos los imputados son coautores penalmente responsables; aclaró que pide la inhabilitación para cobrar jubilaciones y pensiones y la remoción de prisión domiciliaria y cumplimiento de penas en cárceles comunes. Los hechos son de lesa humanidad y por lo tanto, aclaró, imprescriptibles. Las penas solicitadas son: – Riveros, Somoza, Castagno Monje, Domínguez y Caballero: 25 años – Sadi Pepa: 20 años – Villanova y Tamini: prisión perpetua. El alegato completo se puede ver por el canal de Youtube de La Retaguardia.

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DESDE LAS HOGUERAS

Por: Rosa Galestok (Compañera del Llamamiento) Desde las hogueras nos miran las brujas. Desde el comienzo del conocimiento y el cuidado de la vidaperseguidasquemadastorturadasempaladas. Desde la ignorancia las que no dejaron saberDesde la servidumbresometidasesclavizadasabusadas. Desde los siglos amamantando fieras prepotentes y amados amadasdulzuras de amor. Desde el pozo del tiempo, desde la resignación y la rebeldíavienen cabalgando las abuelas, las madres, las hijaspara vivir, para dar vida no obligadadeseada. Acá estamoslas negadasrechazadasignoradasburladasdespojadas. Acá estamostomando nuestro cuerpocomo si fuera propio, nuestroY diciendo SOMOS.

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Por qué suben tanto los precios en la economía argentina

Por Alfredo Zaiat | Página/12 (21 de febrero de 2022) Los 10 motivos que explican la alta inflación La economía argentina arrastra varias décadas de inflación de dos dígitos. No existen recetas mágicas para reducirla, pero sí se pueden enumerar su motivos: desequilibrios de la economía internacional, alza de los precios de las materias primas, puja distributiva y economía bimonetaria, entre otros. La solución deberá incluir salarios y jubilaciones. Quienes afirman que bajar rápido la inflación es una tarea sencilla confunden a sus interlocutores, además de ignorar la historia y las características de la economía argentina. Una tasa de inflación anual del 50 por ciento exige conocer cuáles son los motivos de semejante aumento de los precios de bienes y servicios. A esta altura, con varias décadas de variaciones de dos dígitos elevados, las explicaciones simples y recetas mágicas deberían descartarse. La inmensa legión de economistas ortodoxos ofrece fórmulas únicas e infalibles para reducirla. Está probado que no funcionan, y para encontrarse con varias de esas experiencias fallidas no es necesario hacer un esfuerzo de memoria: el gobierno de Macri con las Metas de Inflación del Banco Central, el ajuste fiscal y la emisión monetaria cero terminó con una tasa de inflación arriba del 50 por ciento anual. Las vías heterodoxas tampoco tuvieron éxito para domar los aumentos de precios, navegando entre el 20 al 25 por ciento durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner. La diferencia sustancial entre uno y otro ciclo político fue que en este último los ingresos de los sectores populares no perdieron poder adquisitivo por el alza de precios, mientras que el saldo de cuatro años de macrismo fue de una caída promedio de 20 por ciento en salarios y jubilaciones. ¿Qué es un régimen de alta inflación? Tantos años de convivir con una inflación de dos dígitos requiere un poco de prudencia en los economistas al momento de ofrecer soluciones inmediatas, que es necesario eludirlas para no caer en trampas regresivas como la propuesta de dolarización plena. Cada ciclo de elevada inflación tiene sus particularidades, lo que no significa que no haya iguales factores operando sobre los precios, pero sí aparecen relevancias diferentes en el impacto que provocan. Un aspecto importante para abordar el actual contexto de elevada inflación es que cada crisis que atraviesa la economía local agudiza su rasgo bimonetario. Esto hace cada vez más complejo atender el problema de los precios puesto que la disponibilidad de dólares no sólo influye sobre el ritmo de crecimiento. También lo hace sobre las expectativas de devaluación que es uno de los canales más fuertes de transmisión de presiones inflacionarias. Transitar un régimen de alta inflación significa que la economía se adapta a funcionar con variaciones de precios elevadas; esto es, se naturaliza aumentos del 2 al 4 por ciento mensual cuando no es lo habitual en otras economías. Cada uno de los actores económicos toma como dato innegable que habrá alta inflación y acomoda comportamientos a esa perspectiva. Como se mencionó antes, en los años del kirchnerismo se movía entre el 20 al 25 por ciento y en el período macrista-radical se duplicó, dejando ese umbral inquietante como herencia para el gobierno de Alberto Fernández. ¿Cuáles son las principales causas de los aumentos de precios? La cuestión inflacionaria se vuelve cada vez más compleja puesto que ahora se ha instalado con una tasa anual del 50 por ciento en una economía bimonetaria, endeudada en dólares, con fragilidad monetaria y fiscal, limitado acceso al financiamiento y condicionada por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En este complicado panorama resulta importante detallar las principales causas de la inflación: 1. Política.  Es habitual y lógico que el análisis convencional concentre las explicaciones de los motores de la inflación en factores económicos. Sin embargo, para brindar un contexto amplio se requiere inicialmente abordar el aspecto político de este fenómeno macroeconómico. En la economía argentina la inflación no es solamente por razones económicas; es también política. Es una definición que muchos economistas rechazan. Pero las señales en ese sentido son tan transparentes que no considerarlas constituye una ingenuidad asombrosa teniendo a mano enseñanzas de experiencias traumáticas. Ese escenario se ordena de la siguiente manera: el ministro de Economía, Martín Guzmán, anuncia que la proyección de inflación para el 2022 incluida en el Presupuesto es de 33 por ciento, para que al instante las consultoras de la city difundan que esa variación será el doble. De ese modo se instala la disputa política sobre la construcción de las expectativas de inflación. Las proyecciones de esos economistas son evidentemente políticas con escasa rigurosidad técnica. Los actores económicos entonces ajustan precios de acuerdo a esas proyecciones de subas porque pasan a ser dominantes en el espacio público de esa pelea política. Es una disputa que queda al descubierto cuando se comprueba que durante el gobierno de Macri esos mismos economistas siempre estimaron una tasa de inflación más baja que la efectivamente registrada. Esta construcción de expectativas no es solamente una cuestión técnica derivada de la incomprensión acerca del funcionamiento de la economía, sino que es un posicionamiento eminentemente político e ideológico. 2. Inflación inercial.  Es un mecanismo de indexación de los precios simple de identificar. Los aumentos se definen por lo que sucedió antes (inflación pasada) y, de ese modo, quienes registraron alza de costos o perdieron ingresos en el pasado con la suba de precios buscan compensar ese retroceso relativo. Así se va realimentando la indexación de contratos, precios y paritarias. Se instala la idea de que los precios subirán 50 por ciento –en esta instancia interviene la cuestión política mencionada en el punto anterior-, y sobre ese nivel se empieza a mover la economía. Esta conducta se basa en la memoria histórica de convivir con condiciones económicas de alta inflación y, por lo tanto, se incorporan esos porcentajes como piso para los aumentos. El primer paso para encarar la inercia de la inflación es lograr la estabilización macroeconómica. Este es uno de los mayores desafíos, más aún cuando a partir de ahora estará presente la auditoría permanente del Fondo Monetario. En esa tarea, resulta fundamental conseguir una coordinación virtuosa de la relación tasa de interés,

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Gideon Levy: «Dime qué hay de falso en el informe de Amnistía Internacional sobre Israel»

Por: Guideon Levy | Haaretz (10 de febrero de 2022) Personas palestinas que se dirigen al complejo de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Oriental para las oraciones del primer viernes del mes santo musulmán del Ramadán esperan para pasar por el control de Qalandia entre Ramala y Jerusalén Oriental, ambos en la Cisjordania ocupada, el 2 de junio de 2017. © Abbas Momani / AFP vía Getty Images A medida que disminuyen las maldiciones y los chillidos –Amnistía son antisemitas, el informe está lleno de mentiras, la metodología es absurda– uno debe preguntarse: ¿Qué, precisamente, es incorrecto en el informe del apartheid? ¿Israel no se basó en una política explícita de mantener la hegemonía demográfica judía, mientras se reducía el número de palestinos dentro de sus fronteras? ¿Si o no? ¿Verdadero o falso? ¿Esta política no existe hasta el día de hoy? ¿Sí  o no? ¿Verdadero o falso? ¿Israel no mantiene un régimen de opresión y control de los palestinos en Israel y en los territorios ocupados en beneficio de los judíos israelíes? ¿Sí o no? ¿Verdadero o falso? ¿Las reglas de enfrentamiento con los palestinos no reflejan una política de disparar a matar, o al menos mutilar? ¿Sí o no? ¿Verdadero o falso? ¿Los desalojos de palestinos de sus hogares y la denegación de permisos de construcción no forman parte de la política israelí? ¿Sí o no? ¿Verdadero o falso? ¿No es Sheikh Jarrah apartheid? ¿La ley del Estado-nación no es apartheid? ¿Y la negación de la reagrupación familiar? ¿Y los pueblos no reconocidos? ¿Y la “judaización”? ¿Hay un solo ámbito en Israel o en los territorios en el que exista una igualdad verdadera, absoluta, excepto en el nombre? Leer el informe es desesperarse. Es todo lo que sabíamos, pero condensado. Sin embargo, Israel no sintió desesperación ni remordimiento. La mayoría de los medios lo marginaron y lo desdibujaron, y el coro hasbará lo rechazó. El ministro de Propaganda, Yair Lapid, recitó sus líneas y se lanzó al ataque incluso antes de que se publicara el informe. El ministro de Asuntos de la Diáspora, Nachman Shai, se apresuró a seguirlo.  No ha nacido aún el informe internacional que Israel no denuncie mientras se niega a responder a un solo punto aunque sea. Una organización tras otra, algunas de ellas importantes y honestas, lo llaman apartheid, e Israel dice: antisemitismo. Por favor, demuestre que Amnistía está equivocada. Que no existen dos sistemas de justicia en los territorios, dos conjuntos de derechos y dos fórmulas para la distribución de los recursos. Que la legitimación de Evyatar no es apartheid. Que los judíos puedan reclamar su propiedad anterior a 1948 mientras que a los palestinos se les niega el mismo derecho no es apartheid. Que un asentamiento verde justo al lado de una comunidad de pastores sin electricidad ni agua corriente no es apartheid. Que los ciudadanos árabes de Israel no sean discriminados sistemática e institucionalmente. Que la Línea Verde no se ha borrado. ¿Qué no es verdad? Incluso Mordechai Kremnitzer se asustó por el informe y lo atacó. Sus argumentos: El informe no distingue los territorios ocupados de Israel, y trata el pasado como si fuera el presente. Así es como sucede cuando incluso la academia de izquierda se alista en defensa de la propaganda sionista. Acusar a Israel de los pecados de 1948 y llamarlo apartheid es como acusar a Estados Unidos de apartheid debido al pasado de Jim Crow, escribió en el Haaretz del miércoles. La diferencia es que el racismo institucionalizado en los Estados Unidos ha desaparecido gradualmente, mientras que en Israel está vivo y coleando tan fuerte como siempre. La Línea Verde también ha sido borrada. Ya es un Estado hace un tiempo. ¿Por qué Amnistía debería hacer la distinción? 1948 continúa. La Nakba continúa. Una línea recta conecta Tantura y Jiljilya. En Tantura masacraron, en Jiljilya causaron la muerte de un hombre de 80 años, y en ambos casos las vidas palestinas no valen nada. Por supuesto, no hay propaganda sin elogios para el sistema de justicia. “La importante contribución de los asesores legales del gobierno y los tribunales, que, contra una gran mayoría política, impidieron la prohibición de candidatos y listas árabes para la Knesset… Un partido árabe que se une a la coalición pone inmediatamente en ridículo la acusación de apartheid”, escribió Kremnitzer.  Es tan bueno agitar al Tribunal Superior de Justicia, que no ha impedido ni una sola iniquidad de ocupación, y Mansour Abbas para demostrar que no hay apartheid. Setenta y cuatro años de Estado sin una nueva ciudad árabe (N. de L. J.: léase palestina), sin una universidad árabe  (N. de L. J.: léase palestina) o una estación de tren en una ciudad (N. de L. J.: léase palestina) se ven empequeñecidos por el gran encubrimiento de la ocupación, el Tribunal Superior de Justicia y un socio de coalición árabe menor, e incluso que uno consideraba ilegítimo. El mundo seguirá lanzando invectivas, Israel seguirá ignorándolo. El mundo dirá apartheid, Israel dirá antisemitismo. Pero las pruebas seguirán acumulándose. Lo que está escrito en el informe no se deriva del antisemitismo, sino que ayudará a fortalecerlo. Israel es el mayor motivador de impulsos antisemitas en el mundo de hoy.

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Amnistía tiene razón sobre el apartheid de Israel, pero se equivoca sobre cómo se debe resolver

Por: Arnon Degani | Haaretz (10 de febrero de 2022) Una joven palestina pinta un grafiti con los colores de la bandera palestina en una pared en la ciudad de Gaza  Los intelectuales occidentales y las ONG liberales que elogian en serie la partición de dos estados son entusiastas impulsores de la solución de un solo estado. Sólo hay un problema: los israelíes y los palestinos no lo quieren. No discutiré los detalles del reciente informe de Amnistía Internacional, ni su conclusión de que Israel es un estado de apartheid. Pero la receta de Amnistía para resolver el problema es otra historia.  Según Amnistía, Israel debe otorgar igualdad de derechos a los residentes de los territorios ocupados y reconocer el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos y sus descendientes. La retirada de Israel de los territorios y el reconocimiento explícito de un derecho palestino a la autodeterminación no está allí, probablemente no sea un error de omisión. Tampoco existe la defensa de un estado democrático entre el río y el mar, aunque este sería el resultado obvio de implementar esas «recomendaciones». La solución democrática de un estado atrae a una generación más joven de entusiastas de Israel/Palestina que ven la defensa de dos estados como una agenda fallida de «boomer» que no ha llevado a nada bueno. La solución de dos estados ha sido elogiada una y otra vez por el mundo de los expertos pro-Palestina, por la derecha y la extrema izquierda israelíes, como poco práctica e injusta.  Simpatizo con estos sentimientos, pero sin embargo, la alternativa de un solo estado, vista desde una perspectiva histórica, no parece mucho más fresca, popular o exitosa. Si necesita convencerse, eche un vistazo al último siglo más o menos a través de los ojos de un solo estado. Las versiones de la solución de un solo estado son tan antiguas como el sionismo. Las primeras visiones sionistas de un «estado» judío reconocían la soberanía del Imperio Otomano sobre la tierra. También pusieron de manifiesto el hecho de que el Estado-nación aún no había obtenido el estatus normativo que adquiriría más adelante en el siglo XX. – Anuncio – Lo crea o no, Herzl, Jabotinsky y David Ben-Gurion fueron los progenitores de la solución de un solo estado. Todos apoyaron un estado judío dentro del redil del Imperio Otomano. Tal estado habría satisfecho la aspiración nacional de los judíos, pero el marco otomano habría garantizado los derechos de los no judíos. El marco otomano desapareció con el colapso del Imperio después de la Gran Guerra, y la naciente comunidad internacional colocó a Eretz Israel/Palestina bajo un Mandato Británico. Durante este período, tanto los sionistas como los palestinos presionaron por una solución democrática de un solo estado. Pero las dos visiones chocaron: los sionistas pretendían convertirse en la población mayoritaria mientras que los palestinos querían seguir siéndolo. Ojalá los defensores actuales de la solución de un solo estado hubieran existido en la década de 1930 para explicarles a ambas partes que dentro de un estado democrático, todos los ciudadanos disfrutan de los mismos derechos, independientemente de la demografía. Vergüenza. En 1937, apareció una visión competitiva para resolver el conflicto con el Informe de la Comisión Peel: Partición. Luego, en 1947, la ONU adoptó la partición de Palestina en un estado árabe y judío, aunque estaban destinados a tener unidad económica y fronteras abiertas. Prevaleció el aspecto de partición; el resto, curiosamente, fracasó. Pero la partición solo duraría 19 años hasta que el país se unificara nuevamente, después de la Guerra de los Seis Días, bajo una sola entidad política.  Desafortunadamente, a pesar de su evidente atractivo, Israel no ofreció la democracia, la igualdad de derechos cívicos y colectivos. Pero tampoco fueron exigidos por los palestinos. Afortunadamente para los defensores de la solución de un solo estado, Israel se embarcó en un proyecto para asentar los territorios recién adquiridos, lo que hace que sea extremadamente difícil considerar la partición una vez más. Luego, en 1977, surgió un nuevo liderazgo israelí, uno que parecía estar cada vez más cerca de ese ideal democrático de un solo estado. Todos sabemos que Menajem Beguin del Likud prometió más asentamientos para evitar la partición, pero ¿sabía también que propuso crear una autonomía palestina cuyos residentes tendrían un camino hacia la ciudadanía israelí? Por alguna razón, eso fue descartado, probablemente durante las conversaciones de paz entre Israel y Egipto. Las perspectivas de una solución de un solo estado también parecieron florecer a medida que Israel crecía para depender de la mano de obra palestina, que se movía con relativa libertad por los centros de las ciudades de Israel. Los israelíes judíos frecuentaban las ciudades palestinas en Cisjordania y la Franja de Gaza.  Pero la disparidad de derechos políticos entre las dos comunidades entrelazadas no podía durar mucho. Los palestinos, incapaces de tolerar más su subordinación, se rebelaron en 1987 contra el régimen israelí. La primera intifada planteó un desafío para el que el ejército de Israel no tenía respuesta. Se suponía que los palestinos se levantarían y exigirían la igualdad de derechos en un estado unitario como la lucha contra el apartheid del ANC de los años 80 y 90. Ignorando el guión de un estado democrático, los palestinos eligieron tontamente buscar un estado palestino independiente dentro de los territorios ocupados.  Esto condujo a la era de Oslo, el punto más bajo de la solución de un estado cuando israelíes y palestinos negociaron sobre dos estados. Afortunadamente para los entusiastas de un solo estado, la segunda intifada detuvo el proceso. Apenas siete años después de Oslo, la partición se ahogó en la sangre de sus víctimas palestinas y judías. Curiosamente, tanto Hamás como la derecha israelí comparten gran parte del crédito por frustrar la partición; ninguno de los dos tiene tendencias significativas hacia el sufragio universal.  Seguramente si Israel anexa oficialmente los asentamientos, esto cerraría la puerta a la partición y aceleraría la transición hacia un solo estado democrático. Pero Israel ha tenido la oportunidad, pero nunca la llevó a cabo. Si los gobiernos israelíes de derecha mantuvieron el poder durante 13 años consecutivos y no anexaron los territorios (cuatro de ellos bajo una administración estadounidense aún más derechista sobre Israel

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