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El antisemitismo reflorece en los jardines de los amigos de Netanyahu y el Likud

Fuente: Daniel Kupervaser | daniel.kupervaser.com Fecha: 03 de NOV 2018 El sorpresivo ataque a la sinagoga de Pittsburgh sorprendió y conmovió a todo el mundo judío. Bernardo Kliksberg, reconocido economista y pensador judío, no fue la excepción. Con su experimentada lógica analítica, en menos de media página escrita en New York, condensó toda su visión de una nueva realidad en donde comunidades judías del mundo deben enfrentar un repentino resurgimiento del neo nazismo[1]. El asesino de Pittsburgh es un “racista, xenófobo y antisemita”, pero desgraciadamente también es “la expresión extrema de un resurgir de estas tendencias que pasean por el mundo”, afirma este intelectual judío. ¿Qué son esas tendencias en palabras de Kliksberg? “La relectura del nazismo que suponen, junto a los lenguajes racistas, homofóbicos, de ataque a las minorías de color, antigay, proliferantes, implican nuevas formas de negación del Holocausto, y sus aprendizajes. Estos son los vocablos que invocan las nuevas ultraderechas cuando vocean fuera los judíos, los inmigrantes, y los refugiados, abajo los de color, la mujer es un ser inferior, los gays deben ser aplastados, hay que terminar con las formalidades democráticas”. Kliksberg no se conforma con una descripción general, sino que, en algunos casos dirige explícitamente su índice acusador. Ya no se trata solamente de EE.UU. con el ataque a la sinagoga de Pittsburgh. Se menciona al “dictatorial gobierno de Hungría con su conocido líder Urban y con la participación un partido neonazi que exigió la publicación de todos los nombres de judíos en funciones públicas como en la vieja época”. En Alemania remarca el sorpresivo fortalecimiento del partido Alternativa para Alemania “que proclama la repulsa a los inmigrantes y abandonar definitivamente el recuerdo y la autocrítica de su pasado nazi. El líder del partido Gauland declaró que la era nazi era como la caída de excrementos de un pajarito en más de 1000 años de historia alemana exitosa”. Sin entrar en detalles, Kliksberg menciona realidades similares en otros países. Pese a no ser nombrados explícitamente, no se puede pasar por alto a Polonia y Austria. En Polonia, Mateusz Morawiecki, el primer ministro de un gobierno presionado por sus bases con grupos de fuerte tendencia extremista y neonazi, promulgó una ley especial con el objetivo de desligar toda responsabilidad polaca durante la Shoa. En Austria, los sorpresivos resultados de las elecciones de fines del año pasado llevaron al partido FPO, el Partido de la Libertad, a convertirse en la segunda fuerza política y parte del gobierno. Su líder, Heinz Christian Strache, un político con un frondoso pasado neo nazi, se convirtió repentinamente en Vice Canciller austríaco. Hasta aquí la imagen internacional mayormente descripta por Kliksberg y tan preocupante para las colectividades judías del mundo. El problema del análisis de Kliksberg, como de muchos otros intelectuales judíos, es la carencia de un adecuado equilibrio entre su refinada capacidad de visualizar las responsabilidades ajenas en contraste a la gran cobardía de enfrentar y criticar los significativos aportes del gobierno israelí y miembros del Likud a este alarmante proceso. Justamente en base a la descripción de Kliksberg, todos los países mencionados anteriormente se los puede incluir en la lista de las nuevas amistades con fuertes identificaciones y vinculaciones ideológicas con Netanyahu y/o de altos jerarcas del Likud, el partido de Netanyahu. Varias notas periodísticas e investigaciones detallan este problemático giro de la diplomacia de la derecha israelí[2]. Está claro que con Trump se trata de una relación de gemelos ideológicos. Prácticamente no hay diferencias significativas entre el significado que amplios sectores de la población en cada país le da al lema “América para los americanos” y la “ley de estado-nación judíos”. En Israel hay grupos que lo interpretan como supremacía judía con la correspondiente discriminación, que en repetidas oportunidades toma la forma de actos violentos, en contra de otros grupos étnicos y, en EE.UU., como la supremacía blanca que, como se constató, con un incremento significativo de actos antisemitas y un extremista en Pittsburgh que identificó a los judíos como peligro nacional y decidió actuar. En los últimos años, Netanyahu invirtió muchos esfuerzos en crear relaciones especiales con el grupo Visegrad (Polonia, Eslovaquia, Hungría y Republica Checa) con el objetivo de usarlos como punta de lanza contra la Unión Europea. El carácter dictatorial y la participación de sectores neo nazis en el gobierno húngaro, tal como lo describe Kliksberg, no representó ningún obstáculo para profundizar los cálidos vínculos con Israel. Con respecto a las relaciones con Polonia, el objetivo máximo de Netanyahu le obligó a dar su consentimiento al gobierno polaco para la promulgación de la mencionada ley que adopta la narrativa polaca de la Shoa, pese a acaloradas quejas de distinguidos expertos israelíes. Para el renombrado profesor Bauer, se trató de una traición al judaísmo. Un trato especial merece los casos de Alemania y Austria. Frauke Petry, parte de la cabecera del partido Alternativa para Alemania, visitó Israel en enero de 2017 en un viaje organizado por personas allegadas a la conducción del Likud[3]. Heinz Christian Strache llegó a Israel en el año 2016 y visitó Yad Vashem invitado oficialmente por el partido Likud de Netanyahu[4]. El Congreso Judio Europeo condenó severamente este acto incomprensible de judíos[5]. La realidad muestra claramente una imagen muy similar de país a país. En todos aquellos países en donde los últimos años tanto Netanyahu como otros miembros de su partido Likud han invertido muchos esfuerzos en profundizar las relaciones con agrupaciones políticas de extrema derecha, allí es donde justamente las comunidades de las diásporas judías comenzaron a palpar la presencia o proximidad del peligro de olas antisemitas. En marzo de 2017, 18 meses con anterioridad al ataque a la sinagoga de Pittsburgh, este sitio alertó a los judíos locales de los peligros en los procesos que comenzaron a sucederse en la sociedad estadounidense. Estos fueron los términos: “Todo ataque antisemita es inadmisible y como tal demanda un fuerte repudio. Sin embargo, nadie puede dejar de comprender el profundo sentimiento de aversión que con seguridad colmó a distintos grupos de la sociedad estadounidense,

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La situación es mucho más peligrosa que en la guerra fría

Fuente: Rafael Poch de Feliu | blog Fecha: 01 de NOV 2018 Hace unos diez años asistí a un distendido cónclave de la mafia local en un bar de la populosa ciudad china de Chongqing. Una tertulia de seis o siete personajes de todo el país que manejaban en torno a una taza de te los negocios de aquella prodigiosa urbe, entonces aún en construcción. Me llevó un americano, quizá agente de la CIA, que mostraba gran familiaridad con todos ellos. Hablaban entre ellos con total desenvoltura de la próxima guerra. Enfrentaría, decían, a Estados Unidos y China. Me impresionó el consenso: el asunto de la guerra era inevitable y China saldría vencedora. De esa conclusión participaba hasta un dinámico capo de Taiwan. Hablar de la posibilidad de una guerra, sino de su inevitabilidad, se ha convertido en tópico. Pero no en conversaciones de café, por desgracia, sino entre quienes toman las decisiones al respecto. Lo primero es grave cotejado con lo segundo: a diferencia de los años ochenta, la sociedad civil europea es hoy completamente ajena a ese peligro, pese a que las medidas y los discursos de los poderosos son inequívocos y deberían suscitar la máxima alerta social. Eso es lo que marca, precisamente, el Doomsday clock, el reloj del juicio final nuclear que mantiene desde 1947 el Bulletin of the Atomic Scientists y que este año marca las doce menos dos minutos, un nivel de alarma que no marcaba desde 1953 en lo más crudo de la guerra fría. Un nuevo desastre Todo esto viene a cuento del anuncio de que Estados Unidos se retirará del acuerdo  firmado en 1987 con la URSS en materia de prohibición de los misiles nucleares de alcance intermedio (INF), realizado el 20 de octubre por Donald Trump. La medida es un nuevo desastre que prosigue el desmantelamiento de los grandes acuerdos que ordenaron la tensión nuclear global entre las dos superpotencias e iniciaron luego, con Gorbachov, un importante desarme estratégico desde finales de los años sesenta del siglo XX; el acuerdo de no proliferación nuclear (de ámbito global pero cuyo primer artículo obligaba a los tenedores de la bomba a desarmarse), el acuerdo ABM de 1972 que limitaba los sistemas interceptores de misiles (con el fin de que no dieran lugar a la instalación de más misiles estratégicos -largo alcance- para escapar a su posible interceptación, lo que abría una escalada de proliferación sin horizonte), así como los sucesivos acuerdos de reducción de misiles estratégicos START. Siempre por iniciativa de Estados Unidos, esos acuerdos han sido anulados (ABM, INF), ignorados, o descafeinados. Eso último es lo que ocurrió con los acuerdos START a partir del firmado en Moscú en 2002, cuando se permitió que las armas retiradas no fuesen eliminadas, sino guardadas en el almacén, lo que permitía su reversibilidad. Aquel acuerdo acabó con el desarme real, es decir, vinculante, verificable y en un marco de disminución, para entrar en otra cosa. Desde entonces todo ha ido cuesta abajo en el marco de la quimera de la hegemonía unipolar de Washington. Apenas hay garantías ni canales de comunicación contra lo que se llamaba MAD (destrucción mutua asegurada), pero las potencias nucleares están en contacto militar directo diariamente, con barcos y aviones de Estados Unidos provocando y acechando las fronteras de China y de Rusia, en el mar de China meridional, en el Báltico, en Europa del Este y en el Mar Negro, por no hablar de los contactos en el conflicto de Siria. En las actuales condiciones la posibilidad de incidentes o accidentes entre potencias nucleares es solo una cuestión de tiempo. A los despistados que hablan de “responsabilidades compartidas” y de “expansionismo ruso” hay que enseñarles un mapa: esas fricciones no tienen lugar en el Golfo de México, ni en Canadá. La geografía (y la retirada de acuerdos y la cuantía de los presupuestos militares) delata al principal provocador. Objetivo China La retirada de Estados Unidos del acuerdo INF contribuye a esa insana degradación, incrementa el riesgo de guerra o accidente nuclear en Europa y al mismo tiempo está dirigida contra China. El acuerdo de 1987 impedía a Estados Unidos desplegar armas nucleares tácticas. Ahora, saliendo de el, Washington puede desplegarlas alrededor de China, una potencia no concernida por aquel compromiso, y de Corea del Norte, la obsesión del demente John Bolton, consejero de seguridad nacional de Trump. La visita de Bolton a Moscú para explicarle a Putin la retirada del acuerdo ha supuesto una humillación en toda regla para el Kremlin, cuya obsesión y gesticulación en materia estratégica (recuerden los videos de Putin en su último discurso sobre el estado de la nación, el pasado marzo, jactándose de la nueva generación de misiles hipersónicos “sin análogos en el mundo”) está encaminada a ser tenido en cuenta por Estados Unidos. Eso no es fácil cuando la desproporción de medios es tan enorme: Washington se gasta 700.000 millones de dólares anuales en sus militares, mientras Rusia no llega a los 70.000, y eso sin contar a los aliados europeos de la OTAN que, sumados a EE.UU arrojan 950.000 millones. Bolton les ha dicho a los rusos que la retirada del INF no es contra ellos, sino contra los chinos. Imposible imaginar mayor ofensa a Putin que decirle: “contigo ni siquiera contamos”. Más peligros El Presidente ruso ha advertido, en buena lógica, que sin el INF, “si Estados Unidos despliega nuevos misiles (nucleares) intermedios en Europa, las naciones europeas estarán en riesgo de un contragolpe (ruso)”. Y en Pekín el Presidente Xi Jinping ha recibido el mensaje. Xi comprende perfectamente que las sanciones y barreras comerciales de Trump no son una disputa comercial, sino una ofensiva directa contra el desarrollo y ascenso chino, es decir contra lo más sagrado de la política china. El pivot to Asia (despliegue del grueso de la potencia aeronaval americana alrededor de China), y el cuarteto militarformado en Asia con Japón, Australia e India, forman parte de la misma demencial arquitectura que la retirada del INF. En un discurso pronunciado el jueves ante los mandos de la región militar

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Resistencia vs. Depresión

Fuente: Raúl Zaffaroni | La Tecl@ Eñe Fecha: 30 de OCT 2018 Es innegable que todos los días nos bombardean noticias poco confortantes y tratamos de no leer el diario temprano para no comenzar mal el día. Es verdad que es muy desagradable saber que tenemos presos políticos –con Milagro a la cabeza-, se entrega el país a la voracidad financiera con una creciente deuda, se suscriben acuerdos que nos someten a organismos internacionales y cuyo contenido desconocemos (y lo desconocen también todos los legisladores), hay jueces que criminalizan opositores, se aprueba un presupuesto con cálculos falaces y que no promete otra cosa que miseria, que la policía infiltra anarquistas para provocar desórdenes y desarmar nuestra capacidad de movilización popular, el ejecutivo felicita y asciende a los autores de ejecuciones sin proceso, el presidente mueve jueces a su antojo en su tablero de ajedrez judicial cuyas cúpulas se lo consienten, se  persigue a jueces por el contenido de sus sentencias, los gobernadores son presionados con amenazas de recorte o retraso en la remisión de partidas, los medios monopólicos estigmatizan para preparar la criminalización judicial (lawfare  o los once principios de Göbbels actualizados), y no sería del caso seguir enunciando lo que todos vivenciamos cotidianamente, mientras esquivamos la mampostería demolida de lo que otrora fue un Estado de Derecho más o menos aceptable, con un mercado interno de consumo considerable y cierta distribución de riqueza menos inequitativa. Ahora, para detener la inflación, será necesario no tener dinero para consumir, o sea, que los seres humanos estamos al servicio de la economía y no ésta a nuestro servicio. Parece que el ideal es la inflación cero aún a costa de la vida cero. En síntesis, todo esto es resultado de la decisión de entregar nuestra Nación al poder de las transnacionales que hoy quieren vaciar todas las democracias del mundo, sin que importe si los pueblos votan por socialdemócratas, conservadores, liberales o quien sea, puesto que, cualesquiera fuesen los electos, no deberán obedecer lo que quieren quienes les votaron, sino lo que les manden acreedores autócratas de transnacionales, que gobiernan ficciones de dinero de las que no son propietarios y que en los propios países sede han privado de soberanía a sus pueblos. Desde hace quinientos años la polarización básica en nuestra región está dada entre independencia y colonialismo. Es posible llamar izquierda a cierta distribución de la riqueza y derecha a la mayor concentración, pues una sociedad colonizada trabaja para otros y nunca puede tener una discreta distribución. Pero esa denominación es inofensiva a condición de no confundirnos, es decir, siempre que seamos conscientes de que todo lo que decide nuestra distribución de riqueza se juega conforme a la polarización básica, porque nuestra posición geopolítica siempre hizo que nuestro capitalismo haya sido derivado y, por ende, sería absurdo razonar como si viviésemos los tiempos europeos de la acumulación originaria en la Revolución Industrial. Si apartamos la máscara del neoliberalismo como ideología encubridora que coopta hoy las academias, veremos que esconde el rostro de un Pennywise o de un Chuk: se trata del totalitarismo financiero mundial, en manos de los chief executives officers (autócratas neuróticos bajo estress continuo) de corporaciones transnacionales, que mantienen como rehenes y lobistas a los gobernantes de sus países sede (cuyos gobernantes otrora decidían en el marco del antiguo imperialismo neocolonial). En nuestra región practican una etapa avanzada del colonialismo, valiéndose de sustituibles títeres locales, que descartarán cuando, una vez cumplida la misión de endeudar, por su voracidad e incapacidad de gestión pierdan funcionalidad para garantizar el pago de los intereses de las deudas siderales. Al describir esto, se producen diferentes reacciones, sin perjuicio de los rasgos de personalidad como explicación psicológica, desde la interacción se ponen de manifiesto claros condicionamientos sociales. La reacción más extrema es el negacionismo frente al colonialismo que sufrimos, lo que no se explica simplistamente alegando que hay muchos fascistas. Esto último no es cierto, ante todo porque los que pululan entre nosotros no son fascistas, sino algo peor si lo hay, o sea, personalidades autoritarias propias de sujetos frustrados dispuestas a impulsar cualquier atrocidad represiva. Por suerte, no son demasiados y nunca dejarán de ser como son. El negacionismo más difundido consiste en una defensa frente a la perspectiva de una depresión, que es la que sufre toda víctima de estafa, cuya primera reacción consiste en negar su victimización y luego, cuando ante la evidencia ya no puede hacerlo, cae en depresión, porque todos nos deprimimos cuando nos damos cuenta de haber jugado el papel de tontos, crédulos o ingenuos y que otros más hábiles nos han usado. Pero hay otras reacciones a veces más preocupantes, que corresponden a quienes caen en depresión por supuesta impotencia. Nos hemos ocupado antes de estas reacciones, pero queremos ahora hacerlo con un poco más de detalle. Las reacciones depresivas son de dos tipos: (a) una es la que atribuye todo a una suerte de destino manifiesto, por llamarlo de alguna manera (los argentinos somos así, siempre nos pasa, pasamos una etapa buena y después viene esto); (b) la otra, más corriente, es la reacción de impotencia total frente al poder verticalizador (no podemos hacer nada, lo tienen todo, medios, dinero, justicia, policía, y no hay reacción, la gente sigue igual). La primera de este tipo de respuestas ignora que tenemos a nuestras espaldas quinientos años de tradición de resistencia al colonialismo, empezando por el Padre Las Casas y la resistencia de los indios, de los quilombos de esclavos fugitivos, de movimientos de liberación, de gobiernos populares, de luchas sindicales, y todo lo que sería largo enumerar y respecto de lo que no cabe menos que recomendar que revisen un poco la historia de nuestro continente y de nuestro país. ¿Y de qué han servido, si estamos como estamos? Sería la objeción del deprimido. La respuesta es obvia: para que estemos como estamos. Pero de esa obviedad no es consciente quien responde sin darse cuenta de que sin todo eso no sólo no estaría como está y tal vez, ni siquiera estaría, porque lo hubieran abortado por miseria, hubiera muerto de enfermedad infantil, le hubieran faltado proteínas en la infancia y no tendría suficientes neuronas en su cerebro, no hubiera aprendido a leer y escribir y, si es el caso, nunca

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AMIA atentado: El pájaro oscurece sus plumas. Apuntes sobre “Infamia” de Juan José Salinas

Fuente: Jorge Elbaum y Horacio Lutzky (1) | Iton Gadol Fecha: 30 de OCT 2018 El periodista Juan José Salinas (a) “el pájaro”, ha completado un llamativo giro en relación con su descripción e interpretación del atentado a la AMIA/DAIA. El derrotero de su “investigación” (que no es más que una suma incoherente de datos) se inicia en sus diferentes (disímiles) versiones sobre el hecho trágico que segó la vida de 85 personas. En publicaciones anteriores ha afirmado que los autores de la masacre tenían relación con grupos fundamentalistas musulmanes. Más tarde que la camioneta Trafic fue utilizada para llevar a cabo el atentado. Y ahora que los israelíes fueron autores o cómplices del mismo. En su último libro, “La infamia” pasa a sostener la autoría israelí de la masacre, incorporando como fuentes de su “revelación” a conocidos militantes judeofóbicos, interesados en culpabilizar a las víctimas de la tragedia, profundizando de esa manera en las yuxtapuestas líneas de encubrimiento encargadas de impedir el acceso a la verdad plena que merece la sociedad argentina y fundamentalmente los familiares de los asesinados. El inicio cronológico de la escritura del libro de Salinas es coincidente con una oferta realizada por él mismo a las autoridades iraníes. Este hecho quedó expuesto en una de las grabaciones autorizadas por el juez Canicoba Corral en relación con las investigaciones del atentado, que fueron difundidas tras la lamentable denuncia de Nisman y su posterior muerte: “Alejandro Khalil: Bueno, ¿qué me querías comentar hoy o decir? Luis D’Elía: No…, vino a verme Juan Salinas. Alejandro Khalil: Juan Salinas, sí. Luis D’Elía: ¿Qué opinión tenés de él? Alejandro Khalil: Y… creo que cambió un poquito Juan. Luis D’Elía: ¿Está mejor? Alejandro Khalil: Positivo. Sí, sí, sí. Luis D’Elía: Tiene un material interesante. Alejandro Khalil: Creo que me comentaste algo. Luis D’Elía: Y quiere ver si interesa. Yo le dije le voy a preguntar a Yussuf. Sí Yussuf está de acuerdo vamos a verlo a quien vos sabés. Alejandro Khalil: Sí, sí, sí. Está muy bien. Sí… sí.» Cuando Salinas fue consultado sobre el particular, no desmintió el contenido de ese intercambio. Sólo lo imputó a la tramitación de “unos pesos” para hacer “un documental” que finalmente no prosperó (2). Pero dado que Salinas “cambió un poquito”, los servicios ofrecidos a los contactos iraníes parecieron haber sido de suficiente interés como para reconfigurarse en formato de publicación gráfica. De hecho, “Infamia” termina afirmando la hipótesis de que el atentado a la AMIA/DAIA en realidad fue perpetrado por israelíes, descartando cualquier elemento de participación islámica en el mismo. Según uno de los integrantes de la delegación que concurrió a la República Islámica de Irán en 2007, el “pájaro” escribió ese libro a pedido de Teherán, que habría financiado su “investigación”. Según esa misma fuente, que por ahora guardaremos en estricta confidencialidad, se explicaría el rotundo cambio de conjeturas que atraviesan sus textos. Invitación de Juan José Salinas a la presentación de su libro “Infamia” Si se salvaron, ergo, son sospechosos El opúsculo de Salinas cita como supuestas fuentes válidas las conspirativas argumentaciones de conocidos nazis, y negacionistas como Norberto Ceresole y José Petrosino, olvidando que el primero de ellos fue un activo operador de Mohamed Alí Seineldín y Aldo Rico. Ceresole, además fue expulsado de la República Bolivariana de Venezuela por entablar una polémica (curiosamente) vinculada al atentado de 1994. En esa oportunidad el canciller de Caracas, José Vicente Rangel –quien tiempo después llegaría a ser el vicepresidente de Hugo Chávez—fundamentó la expulsión de Ceresole por el contenido “asqueroso y despreciable” del libro publicado en 1996 por el argentino, titulado “Terrorismo y fundamentalismo judío”. En ese libelo, publicado en 1996, el que fue el asesor de los carapintadas sostenía que los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA en Buenos Aires habían sido obra de organizaciones judías fundamentalistas. El siguiente párrafo, del elogiado por Salinas en su libro Infamia muestra a las claras el tenor de rigurosidad de sus fuentes. La sustitución de la realidad es la condición de existencia del judaísmo. A lo largo de la historia se produjeron innumerables ejemplos de falseamientos de los hechos, como el más significativo de todos: la construcción del Mito del “Holocausto”. Pero por el momento nos interesa ubicar esa metodología sustitutoria en el núcleo de la cuestión judía en la Argentina. Toda la actividad de Inteligencia desarrollada por los judíos (comunidad residente, lobby judío-norteamericano y Estado de Israel) a partir del segundo de los atentados terroristas es una típica actividad de sustitución de realidad. (3) Aquella no fue la única vez que Ceresole fue expulsado de Venezuela. En una oportunidad anterior, fue invitado por las autoridades venezolanas a abandonar el país, en 1995: en esa ocasión el destierro se fundamentó en las reiteradas manifestaciones de apoyo a los golpistas carapintadas (4), La catalogación de “asqueroso y despreciables” del entonces canciller Rangel y la desautorización del propio presidente de Venezuela (Chávez) acerca del (inexistente) asesoramiento de Ceresole, aparecen como curiosamente omitidas en las casi diez páginas que le insume a Salinas el panegírico alabatorio del ideólogo carapintada, con quien sin embargo coincide en sus hipótesis centrales. (5) Presentación del libro Infamia en el portal que administra Salinas, “Pájaro Rojo”. La publicación de Salinas aparece como repleta de datos supuestamente objetivos articulados en forma claramente carente de logicidad, con el único interés de victimizar a las víctimas, bajo una intencionada pátina de rigurosidad. Una de las aseveraciones más disparatadas remite a que es el Shin Bet (organismo de inteligencia dedicado a la seguridad dentro de Israel y los territorios ocupados de Palestina) el encargado de la protección de las embajadas israelíes en el exterior, cuando es de público conocimiento que esa función es cumplida por una sección del Mosad ligada específicamente a la protección del cuerpo diplomático zabra. La disparatada “Infamia” llega a postular como una de las evidencias centrales (de su tesis) el hecho que determinados empleados del edificio de Pasteur lograron esquivar la muerte gracias a que habían sido informados previamente

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El peligro de las iglesias evangélicas en la política latinoamericana

Fuente: Miguel Torres | El Mostrador Fecha: 25 de OCT 2018 Los grupos evangélicos son un nuevo actor en la vida política latinoamericana y se han propagado sagazmente en cada país logrando una inédita influencia, ganando terreno al monopolio que había ostentado el catolicismo desde hace siglos. Su poder crece día a día como contracara al avance de los movimientos feministas, de las minorías sexuales e identidad de género, con un discurso conservador, autoritario y totalizador. La crisis de representatividad de los partidos ha ayudado al incremento de las instituciones religiosas neopentecostales y a que estas puedan entrar fácilmente en el tejido social y actuar desde ahí como “salvadores” de la fe, la vida y la política. En una investigación del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), titulada “Iglesias evangélicas y el poder conservador en Latinoamérica”, se establece que el evangelismo explota políticamente su gran despliegue mediático, gracias a sus propias emisoras, canales de televisión y redes sociales, que deja en desventaja a los demás candidatos del sistema político, ayudadas de una «gran capacidad económica ligada al aporte-convicción de sus feligreses» y son fervientes «defensores del neoliberalismo y la sociedad de consumo». Por ello que la participación de las iglesias evangélicas en la política latinoamericana crece y alimenta las facciones políticas de la ultraderecha para impulsar su agenda conservadora, a través de candidatos propios o entregando el apoyo a quienes promuevan sus principios, definiendo algunas veces el resultado de elecciones y presionando en la toma de decisiones. Karl Marx en su libro Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel señala que “la religión es el opio del pueblo”, utilizando una analogía para entender que esta sustancia provoca un efecto analgésico que ayuda a disminuir el dolor, puede hacer dormir y también puede hacer soñar, lo que permite escaparse y estar fuera del mundo, situación similar a la que la religión produce personal y socialmente. Por su parte, Clifford Geertz, antropólogo estadounidense, postula que la religión “es un sistema de símbolos que genera ánimos y motivaciones poderosas, persuasivas y persistentes en los seres humanos”. Así, su potencial para formular concepciones no científicas que superan el contexto puramente religioso, dándole sentido a las realidades sociales, neutralizan la lógica de cómo se debería tomar decisiones políticas: la razón científica, el sentido común y la consideración incluyente. De esto se aprovechan los evangélicos y sus líderes, que tienen a su libre disposición una gran cantidad de creyentes-electores, con quienes fundan un vínculo muy rígido basado en un sistema de símbolos, principios y valores, creando una relación de poder asimétrica y autoritaria. El éxito que el mundo evangélico está teniendo en la vida política se debe a que es un grupo muy heterogéneo en términos de tipos de iglesias, adscripciones teológicas y posicionamientos políticos, estableciendo una relación directa entre la comunión con Dios y el bienestar material, teniendo como terreno fértil la mayor individualización e identificación por la vía del consumo de los sectores populares, ayudado por el neoliberalismo que, por su parte, propaga los mismos principios. En América Latina han crecido de manera peligrosa y este peligro no es abstracto. En Colombia los evangélicos contribuyeron a la victoria del No a los acuerdos de paz en el plebiscito sobre la paz en el 2016. La mención a los derechos LGBT en las negociaciones de paz puso en alerta y movilización a las iglesias y los pastores. En Costa Rica tras un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor del matrimonio igualitario, Fabricio Alvarado, periodista y cantante de música cristiana pasó en primer lugar a la segunda vuelta como candidato del partido evangélico Restauración Nacional. Y si bien fue derrotado, pudo aglutinar el 40% de los votos, principalmente de sectores conservadores, contra la ‘ideología de género’. En República Dominicana, Perú y México los evangélicos han organizado marchas en contra del movimiento LGBT. En Guatemala, la religión evangélica prácticamente ha alcanzado al catolicismo, cuyo gobierno es presidido por Jimmy Morales, un humorista y teólogo evangélico, que en sus discursos exhibe aires de predicador. En Brasil el poder evangélico reside en el Congreso y ha tomado la forma de un frente evangélico que reúne a los parlamentarios que profesan esa religión, quienes todos los miércoles por la mañana se reúnen en una sala plenaria para rezar juntos, entonando cantos y plegarias. Son los mismos que influyeron decisivamente en la caída de Dilma Rousseff mediante un golpe parlamentario y han posicionado a Jair Bolsonaro como un candidato presidencial fuerte, utilizando sus medios para crear una campaña de terror y mentiras contra Fernando Haddad. En Chile están creciendo de a poco y la débil “bancada evangélica” no ha logrado influir en la toma de decisiones y en las políticas públicas. Sin embargo, hay que mirarlos con recelo y desconfianza, porque al igual que en otros países intentarán penetrar las esferas políticas con el fin de imponer su agenda ultraconservadora, utilizando a sus pastores con un discurso de populismo religioso, más radical y de mayor alcance. En política es necesaria la diferencia ideológica, sin embargo, cualquier religión con aspiraciones y ambiciones políticas se opone a los ideales y fundamentos de la democracia. Y en este sentido, los evangélicos suponen un riesgo para el desarrollo de una sociedad moderna y pluralista, porque forman parte de una avanzada contra los nuevos tiempos y procesos que se viven en la región, en que se debate sobre el feminismo, el matrimonio igualitario, el aborto, la identidad de género y derechos de minorías LGTBI, coartando libertades e imponiendo su visión conservadora.

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Subdesarrollo desequilibrado

Fuente: Ricardo Aronskind | El cohete a la luna Fecha: 21 de OCT 2018 Hace ya muchos años, el gran economista Albert Hirshman formuló la estrategia del “desarrollo desequilibrado”, en el que planteaba una audaz y al mismo tiempo realista visión sobre la complejidad de la lucha por el desarrollo. Entendía que ese proceso no se daba en forma armónica y prolija, sino que encontraría muchos cuellos de botella, desórdenes temporarios en el crecimiento de diversas áreas económicas, eventuales desequilibrios macroeconómicos, pero que esa podía ser la forma concreta de romper la inercia del subdesarrollo. Los desequilibrios que surgieran en ese proceso, podrían ser reparados en la medida que la estrategia general fuera dando los frutos en materia productiva y de recursos disponibles. De alguna forma se instaba a aceptar como parte de la realidad los desequilibrios y avanzar sin miedo hacia las transformaciones necesarias de la estructura productiva. Los integrantes de la cúpula del actual gobierno argentino seguramente no leyeron a Albert Hirshman, pero parecen haber adoptado una estrategia exactamente inversa a la del gran teórico del desarrollo: la del “subdesarrollo desequilibrado”. El objetivo sería acumular tantos desequilibrios como sean posibles, en un sendero que aleje cada vez más a la economía nacional de la posibilidad de desarrollarse. Basta ver los números básicos de la economía para comprender a qué nos estamos refiriendo. El desequilibrio entre las posibilidades productivas y la demanda se refleja en el uso de la capacidad instalada industrial, que ya está cayendo al 60% y sigue su camino descendente. El desequilibrio entre la gente que desea trabajar y los puestos que ofrece el mercado se observa en el incremento del desempleo, que ya bordea los dos dígitos y es mucho peor aún en zonas densamente pobladas, con tendencia a acelerarse. El desequilibrio entre el dinero que la economía productiva requiere para funcionar y la cantidad de moneda que suministran las autoridades establece una tasa de interés por arriba del 70% anual, lo que empuja a las tasas que abonan las grandes empresas a las cercanías de un insoportable 90% anual, una completa asfixia crediticia. Los desequilibrios entre los ingresos de los agentes económicos –tanto individuos como empresas— y sus deudas no cesan de expandirse: las quiebras y cortes en la cadena de pagos se incrementan y llevan a otras empresas a dificultades que desmoronan sus resultados, mientras sectores masivos de la población se están endeudando para solventar gastos corrientes, en una carrera imparable hacia la cesación de pagos individual. Los números de la inflación mayorista de septiembre, del 16% mensual —equivalente a las proyecciones anuales del gobierno para todo el año 2018—, no revelan un desequilibrio entre la oferta y la demanda, ya que la demanda se está desmoronando. Muestran el desequilibrio de poder en el mercado, entre los grandes formadores de precios y los usuarios y consumidores, que propicia el actual gobierno empresario. Los casi 60.000 millones de dólares de las reservas vendidos desde 2015 para “atesoramiento” empresarial o individual, reflejan un enorme desequilibrio entre las necesidades públicas de aplicar esas divisas para fines sociales (inversión productiva, reconversión tecnológica o mejoras en la calidad de vida de las grandes mayorías) y el destino concreto que le da una reducida minoría social a recursos que son obtenidos mediante el endeudamiento colectivo. La incertidumbre y la falta de confianza reflejados en la prensa económica internacional en relación al destino de la gestión macrista, son producto del desequilibrio que existirá el año próximo entre la demanda de dólares que afrontará la economía nacional (los intereses a pagar por un endeudamiento acelerado son uno de los componentes principales), y la capacidad de generar esos dólares por parte de una economía que no realizó inversiones para diversificar sus exportaciones. Ante este conjunto de desequilibrios en continuo proceso de agravamiento, en buena medida generados por sus propias políticas, el gobierno se afana por lograr transitoriamente el equilibrio en un único mercado, el del dólar, esperando que eso le permita lograr el otro equilibrio prometido para 2019: el equilibrio presupuestario. Lo inocultable es que para tratar de resolver los desequilibrios que es capaz de identificar, el gobierno está adoptando medidas que profundizan todos los otros desequilibrios productivos y sociales. Reduccionismo neoliberal La pobreza del razonamiento neoliberal, que es el trasfondo de la acción de Cambiemos y de todas las decisiones del presidente Macri, está expuesta frente a la sociedad. La secuencia liberalización de todo-generación de confianza en los mercados-lluvia de inversiones-prosperidad, ha resultado en un severo retroceso económico general, prolijamente disimulado por los principales medios de comunicación y por los adoctrinadores económicos profesionales que los habitan. Analicemos la secuencia mágica del neoliberalismo vernáculo. La liberalización cambiaria condujo a los gigantescos déficits externos, tanto por el atraso cambiario debido al ingreso masivo de capital especulativo atraído por el irresponsable jueguito de las LEBACs, como por los egresos en comercio, turismo y fuga que lo siguieron. En la práctica significó la transferencia del poder regulatorio sobre el valor de la divisa a los grandes actores privados, tanto exportadores como financieros. Liberalización también es la “zona liberada” de los precios mayoristas y minoristas que implica en la práctica favorecer y premiar al poder de mercado de los monopolios productores y distribuidores para incrementar su rentabilidad a costa de los consumidores. La liberalización en materia de precios supone que todas las excusas son válidas y todas las exageraciones y abusos son admisibles: se puede aumentar precios por los costos, por los salarios, por el dólar, por la tasa de interés, y porque puedo hacerlo. La confianza en el gobierno macrista no fue económica, sino política. Los grandes grupos empresariales locales, los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, los fondos de inversión globales, creyeron y apostaron políticamente por este gobierno y lo sostienen, pero sólo invierten en negocios de altísima rentabilidad garantizada por el Estado. Sin la influencia militante de Estados Unidos, el FMI no hubiera tolerado las constantes violaciones a los acuerdos protagonizados por la actual gestión. Sin el apoyo empresarial local, los grandes

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La ira de dios

Fuente: Jorge Elbaum | EL cohete a la luna Fecha: 21 de OCT 2018 La segunda vuelta electoral en Brasil tiene como protagonistas a pastores de grupos neopentecostales. El último miércoles, los dos candidatos, Fernando Haddad y Jair Messias Bolsonaro, compartieron actividades de campaña con grupos religiosos integrados a redes evangélicas de diferente origen. Fe y política se entremezclan en la campaña electoral con niveles crecientes de disputa, en el marco de un clima neoliberal que excluye de toda espiritualidad y lazo social a quienes más requieren esperanza. Amplios sectores sociales, sobre todo los más vulnerables, tienden a refugiarse en rituales y en sus respectivas redes emocionales, que otorgan un salvoconducto frente a la irracionalidad, la violencia y las carencias cotidianas que ofrecen los modelos económicos imperantes. La restauración conservadora en América Latina se insinúa como una reacción exasperada contra la inclusión de amplios sectores populares y los concomitantes cambios en las relaciones sociales que estas mutaciones generan. Los sectores hegemónicos, acostumbrados a disfrutar de privilegios históricos, se han visto desafiados en las dos últimas dos décadas por iniciativas políticas impulsadas por organizaciones progresistas que han empoderado a numerosos grupos subalternos. En ese marco, las derechas del subcontinente más desigual del mundo (América Latina) han decido ajustar y coordinar todo su armamento cultural y simbólico para evitar la continuidad de unas alteraciones que rechazan por considerarlas como antinaturales: para estos sectores reaccionarios la inequidad debe ser garantizada, como expresión del orden y única garantía del crecimiento económico. Para cumplir ese objetivo todas las contribuciones son válidas. Incluso aquellas que provienen de las confesiones religiosas. La profusión de pastores e iglesias en América Latina muestra la clara diferencia entre los modelos pentecostales, nacidos a principios del siglo XX, y las versiones neopentecostales que irrumpen a mediados del siglo XX. Estos últimos grupos reivindican una teología de la prosperidad individual a cualquier costo, alabando la desigualdad y endiosando el dinero. Por el contrario, para los pentecostales tradicionales, no hay prosperidad posible en el egoísmo ni en la celebración del becerro de oro, ejercicio que consideran la síntesis de una comunidad envilecida. Sus modelos organizacionales también difieren: en el caso de los pastores que apoyan a Bolsonaro, que son mayoritariamente integrantes del movimiento neopentecostal, su feligresía se estructura mediante un mecanismo piramidal. En ese marco, cada líder carismático controla un territorio mediante la colocación de subalternos que deben rendir pleitesía (y recaudación) a sus jefes obispales superiores. El ex capitán del ejército mantiene un estrecho vínculo la Iglesia Universal del Reino de Dios, propietaria de la cadena de radio y televisión Record, dirigida por el obispo Edir Macedo, quien ha hecho campaña por el ex militar. Otro de los pastores vinculados con esa red de apoyo a Bolsonaro es el diputado y pastor brasileño Marco Feliciano, quien en una recordada misa celebrada en 2017, explicó que los tres balazos recibidos por John Lennon por parte de su asesino, Mark Chapman, tenían inscriptos en sus casquillos los nombres de la santísima trinidad: el padre, el hijo y el espíritu santo. Las políticas de inclusión social implementadas por Lula, el kirchnerismo, Rafael Correa, el chavismo, Michelle Bachelet y el Frente Amplio en Uruguay, han desatado los demonios exasperados de las elites autoritarias y conservadoras. Empresarios como Macri, Piñera o Duque ven cómo Jair Messias Bolsonaro converge con ellos con la particularidad del exacerbado discurso militarista dictatorial (de los años ’60 y ’70 del siglo pasado), ofrecido como solución a la crisis neoliberal producida por la hegemonía financiera, de la que los únicos beneficiarios son los conglomerados trasnacionalizados. El anarcocapitalismo, basado en la desregulación del mercado de trabajo, las aperturas externas asimétricas y la priorización la inversión extranjera por sobre el ahorro local, ha generado profundos niveles de desestructuración social. La correspondiente incertidumbre cotidiana (acompañada por la volatilidad de los mercados) brinda pingües ganancias a quienes han logrado blindarse mediante el acceso a divisas. Su contracara son los constantes estados de desesperación que sobrellevan los trabajadores, que sufren la precarización laboral, la amenaza de desocupación, la flexibilidad o la sobreocupación. En el marco de esa dramática incertidumbre cotidiana se superpone el fantasma de la violencia urbana. Frente a esa situación, uno de los mecanismos de defensa colectivo al que han apelado los sectores más castigados es la participación en redes de contención emocional dispuestas a proporcionar una clara esperanza compartida. En Brasil las iglesias neopentecostales ganaron adeptos en las últimas décadas gracias a dos factores convergentes. El primero: la progresiva reducción y desaparición de las comunidades eclesiales de base vinculadas a la iglesia católica, otrora instaladas en las barriadas populares de las grandes urbes, expresivas de una teología de la liberación. Estos agrupamientos se habían multiplicado en América Latina como continuidad a la labor de los curas obreros europeos y el empuje recibido por la Conferencia Episcopal Latinoamericana, realizada en Medellín en agosto de 1968. En ese cónclave se convocó a los sacerdotes y a las feligresías a realizar una opción por los pobres de la tierra. La otra motivación de la ocupación territorial de los grupos pentecostales se explica por el vacío dejado por el Estado y las redes de activismo social, que exhibieron gran dificultad (o ineptitud) para hacerse presentes en los sectores poblacionales más vulnerables, que conviven con redes mafiosas que además son cómplices de organismos de seguridad. Esta realidad obliga a los sectores progresistas a acciones yuxtapuestas: impedir el etiquetamiento homogeneizador que amontona a todo el pentecostalismo en una misma esfera indiferenciada, y recapacitar acerca del rol de la espiritualidad (religiosa o no) como un soporte de construcción de esperanzas, pasible de ser utilizado en la disputa política. Sería ingenuo dejarle la fe a quienes hacen de ella un negocio al servicio de los poderosos.

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Un mensaje ecuménico

Fuente: Washington Uranga | Página 12 Fecha: 21 de OCT 2018 El acto que tuvo por escenario la Basílica de Luján tiene que ser comprendido como parte del proceso de acumulación de fuerzas del sector obrero nucleado en el recientemente creado Frente Sindical para el Modelo Nacional y sectores políticos afines. La convocatoria tuvo características ecuménicas, según lo definieron los organizadores, y los mensajes apuntaron también a múltiples destinatarios. Al gobierno sin duda. Hugo Moyano fue explícito al respecto: “Ojalá que el Presidente escuche”. El arzobispo Agustín Radrizzani eligió referirse “al modelo”, sin mencionar al gobierno. El acontecimiento en sí mismo y algunas de las declaraciones de los dirigentes apuntaron hacia el resto del movimiento obrero: aumentaron la visibilidad del nuevo espacio que pretende aumentar su base de sustentación en todo el escenario sindical. Formalmente la dirigencia de la CGT no adhirió a la convocatoria pero, liderados fundamentalmente por Smata y Camioneros, hubo gran cantidad de organizaciones sindicales presentes. También movimientos sociales diversos. Omar Plaini fue el encargado de subrayar el abanico de los presentes señalando que allí estuvieron “todos los sectores, sindicatos, intendentes, movimientos sociales, pequeños comerciantes”. Una iniciativa obrera que concita apoyos de otros sectores frente a desafíos comunes. También la oposición fue aludida. El pedido por “un acuerdo social de todos los sectores en defensa del trabajo” fue dirigido a “oficialismo y oposición” para que  “cambien este modelo económico que pone en peligro la paz social”. Los reunidos en Luján también estarán manifestando frente al Congreso cuando se discuta el proyecto de presupuesto en cuya aprobación o no tendrán un rol importante los legisladores opositores. Tal como se había acordado no hubo banderas políticas partidarias. A pesar de ello entre los políticos la presencia mayoritaria fue de dirigentes del peronismo de diferentes corrientes. El carácter “ecuménico” de la convocatoria habilitó la participación de representantes de distintos credos religiosos, pero no así de la izquierda política como podía suponerse de antemano. No faltó tampoco un mensaje para los jueces. “Sufrimos un Poder Judicial que cree que hacer justicia es desechar la presunción de inocencia”, se escuchó en la lectura del documento que había sido acordado entre los organizadores. Desde la Iglesia -sin cuya voluntad institucional habría sido imposible realizar el acto en el escenario que se eligió- se optó por un punto de equilibrio que, a la vez que dejara en evidencia el respaldo a los reclamos, le permita a los obispos seguir jugando el papel de garantes del diálogo social. Se evitó la sobreactuación eclesiástica y por eso no hubo presencia masiva de obispos y el encargado de la vocería episcopal fue el titular de la diócesis local, Agustín Radrizzani. Evitando el tono confrontativo el arzobispo de Mercedes-Luján pronunció sin embargo algunas frases que resonaron cuando apuntó a la capacidad de organizarse que tiene el pueblo para lograr “un auténtico cambio”. A buen entendedor… También dijo que “la Iglesia no quiere ser ajena” y recordó que sus pastores, y los de otras religiones, “acompañan a los pobres”. Y como no podía ser de otra manera, la figura del papa Francisco estuvo también rondando sobre el escenario de Luján. Porque cuando se mencionó al Papa los aplausos surgieron de la multitud presente. Pero también porque fue aludido por Radrizzani quien se apoyó en ideas fuerzas del magisterio de Bergoglio al hacer su intervención. El arzobispo alentó la construcción de una “alternativa humana a la globalización excluyente” y denunció “un sistema de avaricia, el sistema financiero en su máxima expresión”, dos de los temas centrales en la prédica social de Francisco.

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El plan económico avanza

Fuente: Carlos Heller | Suplemento Cash Fecha: 21 de OCT 2018 Desde hace tiempo sostengo que, desde el punto de vista de lo que ha pretendido el gobierno desde su inicio, el programa económico logra sus objetivos. Hasta lo confirman los funcionarios del gobierno. Nicolás Dujovne acaba de expresar en una entrevista: “Este gobierno tuvo un norte muy claro desde el inicio (de) lo que quería con la economía, lo instalamos como proyecto y del cual no nos separamos nunca”. El ministro de Hacienda ratificó que hasta que no se alcance un dígito de inflación, está decidido que “la Argentina va a continuar con una política muy firme de control de los agregados monetarios”. Ante la aseveración de un periodista, acerca de que varios economistas ven a este esquema recesivo, Dujovne respondió: “Reanclar las expectativas de inflación es un factor que propende a la reactivación económica”. El problema, creo, es qué cantidad de empresas sobrevivirá y hasta dónde caerá el nivel de actividad económica cuando ese “reanclaje” se produzca. Un reanclaje que puede demorar mucho, teniendo en cuenta los aumentos tarifarios y de combustibles que restan, y a pesar de la limitación al aumento de precios que trae aparejada la recesión. Mientras, los encuentros y comunicados de los grupos concentrados ratifican el apoyo a las políticas del gobierno, aunque expresen sus reclamos por las altas tasas de interés, la baja del consumo, y el aumento de las retenciones a las exportaciones. En estos días estuvo en el candelero el 54º Coloquio de Idea, pero cabe considerar el comunicado del Foro de Convergencia Empresarial de principios de octubre: apoya el equilibrio fiscal, “a lograrse mediante una reducción del gasto improductivo nacional, provincial y municipal”. Conociendo sus pensamientos, podría considerarse que para este agrupamiento los gastos improductivos del Estado son los previsionales, de asistencia social y ciencia y tecnología, entre otros. También la adhesión que expresó la Asociación de Bancos de la Argentina, constituida por los bancos de capital extranjero: “Los cambios anunciados en política monetaria se focalizan en el control de la inflación y se ajustan adecuadamente a las características de nuestra economía”. El “éxito” no es lineal. Siempre hay ligeros desvíos respecto al plan original y cambio de formas. Por ejemplo, se pasó de las incumplibles metas de inflación, a la dura política de agregados monetarios y altísimas tasas de interés. Pero en lo esencial se va cumpliendo la hoja de ruta que impulsan los CEOs de las empresas más importantes, y que ahora controla el FMI. La reducción de la pobreza y el cuidado del empleo siempre quedan para más adelante. El plan de ajuste tiene un efecto perjudicial en la mayor parte de la sociedad, aunque hay sectores que reciben tal impacto minimizado, como en el caso de los cambios en las retenciones, que el gobierno se esforzó por aclarar que son “temporarios” y con un valor fijo en pesos. Además de los sectores agrícolas concentrados, también el sector energético es uno de los grandes beneficiados. Volviendo a los dichos de Dujovne: “Vamos a salir fortalecidos respetando los contratos en el sector energético, aún con marcos regulatorios dolarizados”. En el caso de la nueva fórmula de ajuste de las jubilaciones, y del recálculo de las sentencias de los jubilados para adelantar su pago, no importó “el respeto a los contratos”. La doble vara de siempre. La permanencia del ajuste tiene su correlato en el proyecto de Presupuesto 2019 y en las definiciones del FMI. En un reciente informe, el Fondo afirma que hay que poner a la deuda pública en una trayectoria sostenible. No se está refiriendo sólo al déficit primario cero, al que se apuntará el próximo año, sino al financiero, del orden del 3,0 por ciento. Es el cálculo que suele utilizarse en los países centrales, que indica que el superávit fiscal tiene que alcanzar para pagar también los intereses de la deuda pública (algo que no sucede con el actual “déficit primario cero” del Presupuesto). Países como Grecia han padecido grandes sufrimientos en el intento. El ajuste fiscal es de largo aliento y el éxito del programa sólo beneficiará a unos pocos.

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