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¿Por qué el terrorismo?

O CÓMO VISIBILIZAR AL PUEBLO PALESTINO Por: Héctor Gurvit (Com. del Boletín del Llamamiento) En base al artículo de Gideon Levy publicado en Haaretz el 31/3/22[1] y traducido por María Landi, el siguiente texto intenta analizar si el terrorismo es una vía válida para visibilizar las luchas del pueblo palestino. Al mismo tiempo relacionar su discurso con ciertos aconteceres en el mundo globalizado y a la luz del conflicto ruso-ucraniano. Cuando se habla de Israel es imposible no hacer referencia, casi como un mantra a la cuestión Palestina. No es novedad que los palestinos, o en realidad, su causa sea invisibilizada. Gideon Levy afirma en su artículo que la violencia “es la única vía que les permite recordarles a Israel, a los Estados árabes y al mundo su existencia”. Y agrega “esto no es una especulación hipotética: se ha demostrado en la realidad, una y otra vez. Cuando se callan, el interés por su causa se evapora y desaparece de la agenda de Israel y del resto del mundo”. No parece una buena forma de analizar la cuestión palestina contando muertos, pero es necesario intentar dilucidar si es cierto que “sólo cuando vuelan las balas, los cuchillos atacan y los cohetes estallan, la gente recuerda que hay otro pueblo aquí con un terrible problema que debe ser resuelto. La conclusión es dura y aterradora: sólo a través del terrorismo serán recordados, sólo a través del terrorismo podrán obtener algo”. La palabra terrorismo se ha tornado en una palabra maldita. Y acaso lo sea. Pero también puede ser una excusa para la represión indiscriminada, tan violenta como la misma palabra. En el marco de la batalla cultural se juega cada vocablo, cada voz, cada término, cada expresión. En nuestro país lo sabemos bien. Las cuevas donde se fugan divisas son paraísos, la oligarquía agro ganadera exportadora y egoísta es el campo y al dólar negro lo han rebautizado como blue. Por el camino del olvido, de ocultar la tierra debajo de la alfombra, hay un mundo que “quiere olvidarse ya de la existencia del pueblo palestino. La gente está cansada de oír hablar del sufrimiento palestino; y el silencio lo hace posible”. Las clases dominantes manejan la cuestión del olvido. Para ellos solo hay que mirar para adelante, dicen, olvidarse de la historia o contar la historia a lo Mitre. Y parece que ese discurso infundado y débilmente soportado ha hecho carne en grandes sectores de la sociedad. Este fenómeno es también global. El pasado ha perdido prensa. Y “si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia…”. Dice el artículo: “en las últimas semanas, hemos informado aquí sobre un estudiante palestino que salió de excursión y fue asesinado de un disparo en la cabeza, sobre un chico que sostenía un cóctel molotov ante un muro de 20 metros de altura y fue asesinado de un disparo en la espalda, sobre un hombre que regresaba de hacer deporte cuando los soldados dispararon 31 balas contra su coche, y sobre un adolescente que corría huyendo de los agentes de la Policía de Fronteras, que le dispararon 12 balas y lo mataron. ¿No es esto también terror?” La alternativa a la cuestión palestina que sugiere dos estados para dos pueblos parece estar hoy muy lejos de poder concretarse. No es tolerable que los asentamientos de judíos en Cisjordania sigan engordando. No es tolerable el sistema de Apartheid instalado en Israel. Si había grandes dificultades para que ambos pueblos lleguen a un acuerdo estos comportamientos lo han hecho casi imposible. El autor rechaza la violencia, pero es consciente de que “la violencia de los terroristas que disparan indiscriminadamente contra transeúntes inocentes, y la violencia uniformada autorizada por el Estado contra personas palestinas inocentes, es una cuestión de rutina”. Es bueno analizar y transpolar lo que muestra el conflicto ruso-ucraniano. La hipocresía con que lo tratan, desde la comunicación, los medios hegemonizados por la derecha. Y es el ejemplo palpable y transferible de lo que pasa con el pueblo palestino. Mientras los EEUU y sus socios se ocupan de bombardear poblaciones como lo hace Arabia Saudita en Yemen del Norte o los bombardeos en Somalia por los EEUU, sus deportistas pueden participar sin restricciones en el mundial de fútbol, los tenistas jugar en los torneos oficiales y nadie parece estar enjuiciando a los McDonald. En este estado de situación es bastante lógico que estemos en guerra contra Vladímir Mayakovski, y que a Anna Netrebko, una cantante de ópera rusa, se viera obligada a cancelar varias de sus actuaciones en Europa tras ser fuertemente criticada por su buena relación con el presidente Vladímir Putin[2], Que la Universidad Milano-Bicocca en la provincia italiana de Milán, en medio de controversias, cancelara un curso del escritor italiano Paolo Nori sobre Fiódor Dostoyevski[3]. Y que en Noruega un camión que vendía mantequilla rusa en el Festival de Esquí de Holmenkollen, cerca de Oslo, fuera destrozado[4]. Pero volvamos a Palestina. Nos dice el autor del artículo: “Los palestinos estuvieron relativamente tranquilos durante meses, mientras sufrían la violencia y enterraban a sus muertos, y perdían sus tierras, sus casas y sus últimos restos de dignidad. ¿Y qué obtuvieron a cambio? Un gobierno israelí que declara que la cuestión de su suerte no será discutida en ningún momento en el futuro próximo, porque no es un asunto cómodo para el gobierno de coalición en su actual composición”. Les dice a los palestinos que no tienen futuro. ¿No es eso violencia? Y termina su artículo con una conclusión: “Los ataques terroristas son el castigo; el pecado es la arrogancia y la sensación de que nada es urgente: Israel se encuentra ahora en una situación incómoda; la coalición de gobierno es delicada; y continúa: Hay que luchar contra el terrorismo, por supuesto. Ningún país puede permitir que su pueblo viva con miedo y en peligro”, pero continúa: “la ola de atentados terroristas: la que pretende recordarle a él y a sus colegas que, aunque cenaran kebab de pescado en hojas

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Discursos de odio: La manipulación de un sector minoritario pero decisivo

Por: Carlos Alberto Rozanski | Página/12 (31 de marzo de 2022) El odio recorre las entrañas de la historia. Crímenes atroces han sido cometidos impunemente en el nombre de superioridades de todo tipo y culpabilidades atribuidas a las propias víctimas. Razas, colores, edades, géneros y disidencias, han sido razones que sólo tenían sustento en las mentes de los perpetradores. Sus verdaderos fines siempre fueron el poder, la riqueza o simplemente la satisfacción de perversos impulsos nunca confesados. Sin embargo, a pesar del dolor infinito que causaban y lo insostenible de sus argumentos, la mayoría de esos crímenes, han quedado sin castigo. Las razones profundas de esa obscena impunidad, excederían el espacio de estas líneas, pero se impone al menos, advertir sobre el avance en nuestro país de discursos de odio que de manera organizada se vienen llevando adelante a través de los diversos medios de comunicación masivos y redes sociales. Forman parte de la estrategia política de las derechas en todo el mundo. Sus impulsores, inspirados en los 11 principios de Goebbels, reiteran a diario todo tipo de mentiras, las que terminan instalándose como verdades en aquellos sectores de la comunidad a quienes están dirigidas. No se trata de manipular grandes porcentajes de la población, lo cual sin dudas sería muy difícil. El objetivo es una porción de votantes que son los que terminan definiendo una elección. Recuérdese que Mauricio Macri, llegó a la presidencia de Argentina con un porcentaje de ventaja final del 2,7 % sobre Daniel Scioli. Para ello, con el asesoramiento de la empresa Cambridge Analytica de Inglaterra, instalaron todo tipo de falsedades respecto de los líderes de las fórmulas opositoras. Se trata de maniobras de manipulación para convencer a parte de un colectivo determinado, de que le conviene votar una propuesta que en definitiva lo va a perjudicar. Esas maniobras se basan en la descalificación del oponente, no sólo con falsedades sino, además y muy especialmente, con discursos de odio. Recientemente, en los peores momentos de la pandemia por el covid 19, esos sectores políticos, impulsaron campañas de descrédito de las medidas sanitarias gubernamentales, utilizando los recursos más deleznables que podrían pensarse. Líderes de la oposición acusaron al Presidente de la Nación de “envenenar a la población” por la adquisición de vacunas que luego resultaron ser de gran eficacia. Asimismo, impulsaban la quema de barbijos o la colocación de bolsas mortuorias simulando mortajas en la puerta de la Casa de Gobierno con carteles con el nombre de figuras públicas. En aquel desgaste planificado del gobierno surgido en las elecciones de 2019, se fue incrementando el nivel de agresividad y violencia de los mensajes. Con diversas estrategias pero similares fines, la principal coalición opositora Juntos por el Cambio, así como los restantes sectores de las derechas, liderados por Javier Milei y Jose Luis Espert, intensificaron en los últimos meses el nivel de violencia de sus discursos. Negacionismo y denostación de los movimientos defensores de los Derechos Humanos, recrudecieron con motivo del recuerdo del proceso genocida iniciado el 24 de marzo de 1976 que se lleva adelante todos los años. Espert, con la naturalidad característica de los violentos, insultó públicamente a madres, hijos, abuelas y al movimiento de defensa de los DDHH en un programa de televisión (Desafio 2022). Su conductor y panelistas fueron igualmente agredidos con descalificaciones pocas veces vistas en televisión. Se trata sólo de un ejemplo del incremento de los discursos violentos que integran las estrategias de las derechas en nuestro país pero que se desarrollan simultáneamente en todo el mundo. Naciones Unidas tomó nota de este fenómeno altamente peligroso. Señaló al respecto Antonio Guterres, Secretario General de la ONU: “En los últimos años se ha observado un aumento preocupante del discurso de odio y de la incitación a la violencia. El derecho a la libertad de expresión está protegido por las normas internacionales, pero las expresiones que constituyen una incitación a la violencia, están prohibidas”. La aclaración resulta pertinente, toda vez que disipa la falsa oposición entre la libertad de expresión y el combate a los discursos de odio. Al respecto, el Estado tiene la obligación de proteger a la población de quienes, con sus mensajes, estimulan la violencia tratando de impedir la plena vigencia de los DDHH. La prevención de la incitación a la violencia se basa en la más alta normativa, en especial el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que integra nuestra Constitución Nacional. En su art. 20 el Pacto señala: “2. Toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley”. Cuando Espert vocifera públicamente que “Los derechos humanos son un curro”, o que las madres de plaza de mayo «curran con los DDHH” y que los desaparecidos no son 30.000, por dar sólo algunos ejemplos recientes, no sólo realiza apología del crimen, sino que además incita al odio en los términos de la legislación vigente. Concretar en sentencias las sanciones a los violentos es una decisión jurídica, garantizar una justicia independiente, capaz de frenar los discursos de odio, es una decisión política. 

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Harvard califica a Israel de régimen de apartheid

Por: Vis a Vis (21 de marzo de 2022) La Facultad de Derecho de Harvard consideró a Israel en un reciente informe a las Naciones Unidas como “un régimen de apartheid”. El informe completo afirma que “Israel discrimina sistemáticamente a los palestinos y suprime sus derechos civiles y políticos”. Además, Harvard “considera que las acciones de Israel en la Cisjordania ocupada infringen la prohibición del apartheid y equivalen al crimen de apartheid según el derecho internacional”. Otras afirmaciones incluyen que “desde 1967, Israel ejerció un control total en la mayor parte de la Cisjordania ocupada, el régimen funciona en propósito y efecto para crear una estructura de dos niveles de derechos y protecciones, privilegiando sistemáticamente a los colonos judíos israelíes y discriminando a los palestinos”. El informe critica tambén a Israel por prohibir seis organizaciones palestinas a las que acusa de terrorismo. En una sección titulada “Apartheid en la Cisjordania ocupada”, el informe dice que “una conclusión de apartheid en la Cisjordania ocupada requiere determinar si la ocupación israelí cometió: (i) acto(s) inhumano(s), (ii) con la intención de establecer o mantener la dominación de los israelíes judíos sobre los palestinos, (iii) en el contexto de un régimen institucionalizado de discriminación y opresión racial sistemática”. Por su parte, “las prácticas prevalentes y bien documentadas de Israel de detener arbitrariamente a los palestinos bajo el pretexto de delitos de seguridad ampliamente definidos, negando a los detenidos palestinos sus derechos básicos a un juicio justo y a las debidas garantías procesales, utilizando los malos tratos y la tortura con impunidad, y colocando a los palestinos en detención administrativa prolongada sin cargos ni juicio, pueden equivaler en conjunto al acto inhumano de negar a los palestinos el derecho a la libertad de la persona”. Además, acusan a Israel de “actos inhumanos”, “y de la creación deliberada de condiciones que impiden el pleno desarrollo de ese grupo al negarles DD.HH. y libertades básicas”. Harvard acusa a Israel de “persecución”, restringiendo severamente a los palestinos de sus derechos básicos a la libre expresión y libre asociación y reunión. En ninguna parte del informe hay matices: no se menciona el terrorismo contra Israel, los problemas de seguridad, el historial de derechos humanos de la Autoridad Palestina o los derechos de Israel sobre la tierra. El informe concluye que Israel practica el apartheid. A continuación, el tweet del embajador israelí en ONU, Gilad Erdan: «No es de extrañar que al leer este informe se encuentre en la Facultad de Derecho de Harvard una clase de primavera de 2022 sobre ‘Derecho, DD.HH. y justicia social en Israel y Palestina’ impartida por la Sra. Salma Waheedi. La Sra. Waheedi firmó una carta para ‘expresar su solidaridad con el pueblo palestino en su lucha por la libertad y la autodeterminación. La violencia del Estado israelí devastó la vida de los palestinos mediante una combinación de guerra, robo territorial y desplazamiento violento. El inquebrantable apoyo financiero, militar y político de EE.UU. alimentó un sistema de apartheid que institucionaliza la dominación y la represión de los palestinos’. Varios profesores de Harvard continúan afirmando que ‘a los palestinos no sólo se les niega la libertad y la autodeterminación, sino que incluso se les niega el derecho a resistir. La resistencia palestina en todas sus formas está criminalizada por Israel y Estados Unidos. Toda medida de autodefensa de un pueblo sin Estado ni ejército contra una potencia nuclear respaldada por EE.UU. exigen el fin del apoyo de EE.UU. al régimen de apartheid de Israel, condenan la agresión estatal israelí y afirman nuestro apoyo a la lucha de liberación palestina». El informe lo redactó Adameer, una organización que “se opuso con vehemencia a una nueva cláusula en los contratos de subvención de la Unión Europea con las ONG palestinas que prohíbe a los beneficiarios trabajar con organizaciones e individuos designados en las listas de terroristas de la UE y financiarlos”. Addameer es una “filial” del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), organización terrorista según EE.UU., la Unión Europea, Canadá e Israel. Socio de la Escuela de Derecho de Harvard, Adameer se refiere al ejército israelí como las “Fuerzas de Ocupación israelíes”. También acusa a Israel de “castigo colectivo”, “crímenes de guerra” y una “política de utilizar a los prisioneros palestinos como peones para lograr ganancias políticas y militares”. La organización colaboró con organizaciones pro-BDS. Vía Israel Noticias

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Los israelíes lloran con Ucrania pero ignoran su apartheid en Cisjordania

Por: Michael Sfard | Haaretz (1 de abril de 2022) Si hubiera psicoterapia para las naciones, los israelíes necesitarían un tratamiento particularmente prolongado, preferiblemente al menos tres veces por semana. Si los israelíes comenzaran tal terapia, dentro de los primeros 20 minutos el diagnóstico sería que la nación sufre de una falta extrema de autoconciencia. Al cabo de media hora como máximo, el psicólogo anotaba: “Prueba de realidad defectuosa por elección, síndrome de automanipulación fatal”. De lo contrario, es imposible entender la disonancia de la (justa) reacción emotiva y enojada de los israelíes ante la cruel ocupación rusa de Ucrania , que incluye muestras de solidaridad con la nación ocupada, mientras que los propios israelíes imponen una de las ocupaciones más crueles y prolongadas de los tiempos modernos. en millones de palestinos. ¿Cómo este raro consenso israelí, que apoya la lucha del pueblo ucraniano por la independencia y la libertad, se ajusta a una visión que va desde el apoyo entusiasta hasta la fría indiferencia ante la perpetuación del régimen israelí de opresión sobre Palestina? Los corresponsales israelíes que cubren la guerra y los presentadores de noticias están haciendo un buen trabajo al expresar el sentimiento del público israelí cuando están horrorizados, a veces de manera teatral, por las imágenes de Ucrania. Están horrorizados por la destrucción de la infraestructura y los ataques contra objetivos civiles, los enjambres de refugiados que inundan los países vecinos y la destrucción total de la ciudad portuaria de Mariupol. Y, por supuesto, está la anticipación de la vida bajo la ocupación rusa: la negación cierta de la libertad de expresión, la eliminación de los derechos civiles y el aplastamiento de cualquier posibilidad de una democracia funcional donde todos participen en los procesos que establecen normas y políticas. Simplemente terrible. Aquí está la cuestión: una prueba de realidad adecuada generaría la analogía necesaria en el alma israelí. Las imágenes de Kherson y Kiev de edificios de apartamentos alcanzados por misiles se asemejan a las operaciones de Israel en Gaza (Plomo Fundido, Pilar de Defensa, Borde Protector, Guardián de los Muros) y sus muchos y sangrientos amigos. En la Operación Margen Protector en 2014 atacamos más de 15.000 edificios en la Franja de Gaza ; dos tercios de ellos quedaron totalmente destruidos o severamente dañados. Sí, incluidas las instalaciones médicas y las escuelas y, por supuesto, los edificios de apartamentos. Y sí, los rusos también afirman que los ucranianos esconden municiones en hospitales y centros comerciales, o disparan desde estos sitios. Es tan similar que podríamos decir que Vladimir Putin le está dando a Mariupol el “trato de Gaza”. Los informes sobre la despótica criminalización de las protestas rusas por parte de Moscú son recibidos en Israel con un liberal chasqueo de lengua, pero la declaración igualmente despótica de nuestro ministro de Defensa de que seis organizaciones palestinas de derechos humanos y grupos de la sociedad civil son “organizaciones terroristas”, sin presentar ni la más mínima prueba de que esta escandalosa y peligrosa acusación- son acogidas con un silencio total. (Divulgación: represento a uno de los grupos). ¿Y en qué celda sellada del cerebro colectivo israelí hemos encerrado el hecho de que no necesitamos una transmisión por satélite para ver a los refugiados? El hecho de que a pocos kilómetros de nosotros, cientos de miles de ellos vivan bajo nuestro dominio directo, con millones más en los países vecinos, todos ellos producto del conflicto israelo-palestino. La semana pasada, el profesor de derecho canadiense Michael Lynk, relator especial de la ONU, publicó un informe acusando a Israel de imponer un régimen de apartheid a los palestinos. Este documento sigue a una pila de informes de grupos de derechos israelíes (Yesh Din, B’Tselem) e internacionales (Human Rights Watch, Amnistía Internacional ) en los últimos dos años, cada uno acusando a Israel de perpetrar el crimen que las organizaciones palestinas han estado reclamando por años se está cometiendo. La importancia del informe de Lynk es que la acusación del apartheid ahora va más allá de los límites de la sociedad civil y ha comenzado a echar anclas en las instituciones internacionales. La reacción pavloviana de Israel, que Lynk es anti-israelí y su informe está sesgado, ya ni siquiera es exasperante. Sólo destaca la ausencia de respuesta al fondo de la acusación. Demuestra que incluso el canciller Yair Lapid sabe (pero reprime) que una realidad de dominación y opresión de una nación contra otra, donde una ley se aplica a los judíos y otra a los palestinos, donde todos los recursos se asignan a los judíos a expensas de los palestinos. , el primero tiene derechos políticos y el segundo no, y cuando ese estado de cosas no puede describirse bajo ningún estándar como temporal, esta es una realidad de apartheid. No hay un solo argumento en nuestra defensa para salvarnos; todas las coartadas han sido refutadas. Por eso, el reconocimiento de que Israel está cometiendo el crimen del apartheid se ha extendido más rápido que el omicron en los últimos meses. ¿Y los israelíes? Están colgando la bandera ucraniana en sus autos y balcones, murmurando «Slava Ukraini» y evitando el contacto visual con el espejo. Cuando un niño pequeño se tapa los ojos con la mano y dice que no hay nadie delante de él, eso es lindo. Cuando una nación se pone una mano en los ojos y dice que no hay nadie delante de ella, necesita urgentemente una terapia. Michael Sfard escribió la opinión de Yesh Din clasificando el régimen de Israel en Cisjordania como apartheid.

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‘La paz con los palestinos es posible’: conozca al último optimista de Israel

Por: Iddo Schejter | Haaretz (13 de enero de 2022) Se puede ver a Uri Ashi en un puente de Tel Aviv todos los viernes por la tarde, tratando de convencer a los transeúntes y automovilistas de que la paz con los palestinos aún es posible. Ahora tiene un nuevo libro sobre el tema. Uri Ashi de pie en el puente Hahalakha, Tel Aviv, junto a su muñeco de paloma gigante el mes pasado. Crédito: Iddo Schejter En cualquier viernes por la tarde, se puede ver a un hombre y su paloma gigante con muletas en un puente de Tel Aviv sobre la concurrida autopista de Ayalon, tratando de convencer a cualquiera que esté dispuesto a escuchar que la solución de dos estados aún se puede lograr. Uri Ashi, de 45 años, es ilustrador y animador de oficio, aunque dice que en los últimos años también se ha convertido en autor e investigador. En 2015, comenzó a pararse con la muñeca gigante de la paloma discapacitada en el puente Hahalakha, junto con un cartel en hebreo que decía «La paz con los palestinos es posible». Él llama al cartel la versión “TL;DR” de su libro, “Hatikva: La guía ilustrada para resolver el conflicto israelí-palestino”, que se publicó en hebreo el año pasado. El activismo de Ashi comenzó después de tomar un curso sobre la historia del conflicto palestino-israelí impartido por el Dr. Shaul Arieli, un coronel retirado que también formó parte de varios equipos de negociación israelíes durante rondas anteriores de conversaciones de paz con los palestinos. A pesar de haberse considerado previamente informado sobre el tema, el curso puso patas arriba la cosmovisión del ilustrador. Dice que Arieli le demostró cómo, aunque las rondas de negociaciones anteriores fracasaron, se habían llegado a compromisos sobre los temas centrales del conflicto y que todo lo que quedaba por hacer era completar los detalles finales y firmar un acuerdo. Ashi se sorprendió al saber que desde 1988, los palestinos han estado dispuestos a negociar con Israel sobre la base de dos estados para dos pueblos. Pensó que si él no sabía esto, la mayoría del público tampoco. Así es como llegó a pararse en el puente en el norte de Tel Aviv, inspirado por las acciones de los manifestantes solitarios, en particular Amir Haskel, quien comenzó a manifestarse en los puentes de Israel para protestar contra el entonces primer ministro Benjamin Netanyahu hace unos seis años. Inicialmente, Ashi fue al puente Hahalakha, el más cercano a su casa, más por el bien de la investigación. Su objetivo era saber a qué se enfrentaba si tuviera que empezar a abogar por una solución de dos estados . Su letrero y su paloma gigante discapacitada, que simboliza el proceso de paz dañado, llamaron la atención de los peatones y conductores que querían decirle a Ashi lo que pensaban. Incluso llegó a la página de Facebook del influencer de extrema derecha The Shadow.  Sin embargo, después de algunas visitas al puente, se dio cuenta de que los mismos argumentos en contra de una solución de dos estados se esgrimían una y otra vez. Eventualmente, Ashi pensó que debería hacer un buen uso de sus habilidades de dibujo y escribir una guía ilustrada sobre cómo resolver el conflicto. Durante dos años dejó su trabajo para poder dedicarse por completo al proyecto. Se sentó en bibliotecas y leyó cientos de libros sobre el tema y entrevistó a investigadores e historiadores. Su libro está dirigido a una audiencia israelí y se esfuerza por convencer a los lectores de que, a pesar de la creencia generalizada de que la solución de dos estados está muerta, la paz con los palestinos todavía es posible. De los 3.000 ejemplares que ha vendido hasta el momento, testifica que bastantes lectores le han escrito diciendo que les ha hecho reconsiderar lo que antes pensaban sobre el conflicto. En el libro, Ashi separa los puntos de conversación que escuchó una y otra vez en el puente de que la paz con los palestinos es inviable: todo, desde el percibido «programa de escenario» palestino, que supuestamente exige que se firmen acuerdos con Israel como una táctica. para permitir una resistencia armada más efectiva en un momento posterior, a la afirmación de que los palestinos son un pueblo falso y, por lo tanto, no merecen un estado. Alrededor de la época en que Ashi estaba tomando el curso de Arieli, también dejó de fumar. Para dejar de fumar, leyó “La manera fácil de dejar de fumar de Allen Carr”. Luego intentó incorporar los métodos de Carr en su propia defensa de la paz. Por ejemplo, Carr evita explícitamente asustar a la gente sobre todos los riesgos para la salud de fumar. Ashi hace lo mismo y, a diferencia de muchos generales israelíes retirados, evita predicciones sombrías de lo que sucederá si Israel no se separa de los palestinos. Él dice que durante sus conversaciones en el puente, descubrió que asustar a los detractores de la paz solo afianza aún más sus creencias. Sin embargo, lo principal que Ashi extrajo del libro de Carr fue el concepto de esperanza: lo más importante al intentar cambiar la mente de una persona es inculcar la creencia de que el cambio, ya sea en los hábitos de fumar o en un conflicto de décadas, es posible, y ni siquiera tan difícil de lograr. Por eso le dio a su libro el título de “Hatikva” (“La esperanza”), porque cree que un análisis racional de la historia, explicada a través de un lenguaje humorístico e ilustraciones, infundirá en el lector la esperanza de que el conflicto pueda resolverse. Ashi también trata de explicar psicológicamente cómo el público israelí llegó a creer que la paz es imposible a pesar de que su análisis muestra lo contrario. Dice que, aunque cree que el conflicto tiene solución desde finales de la década de 1980, lo que aún queda por hacer es que el público lo vea como tal; de lo contrario, el paradigma que fue útil cuando el conflicto no tenía solución perjudica las perspectivas de paz cuando es. Por ejemplo, dice, si bien es necesario odiar a tu enemigo en tiempos

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Así avanza el neonazismo en Ucrania con el aval de su presidente

Por: Alexander Terekhin | Sputnik Mundo (28 de marzo de 2022) https://mundo.sputniknews.com/20220328/asi-avanza-el-neonazismo-en-ucrania-con-el-aval-de-su-presidente-judio-1123649483.html?utm_campaign=mundo_newsletter&utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=28 Cada vez que se menciona el problema del neonazismo, y su omnipresencia en Ucrania, se oye el contraargumento de que esto es imposible, pues el presidente de este país es judío. Sin embargo, esta afirmación no puede negar el hecho de que los grupos neonazis se han impregnado en todos los niveles del Gobierno de Ucrania. Mientras hay quienes ahora sacan a relucir las raíces judías de Volodímir Zelenski, desde hace muchos años la comunidad judía ha estado denunciando el auge del antisemitismo y el ultranacionalismo de influencia fascista en el país. En 2014, la revuelta del Maidán en Ucrania derrocó al presidente Víktor Yanukóvich, ante los vítores y el apoyo de Occidente. Los políticos y analistas de EEUU y Europa no solo celebraron el levantamiento como un triunfo de la democracia, sino que negaron los informes sobre el ultranacionalismo del Maidán y tacharon a los que advirtieron sobre el lado oscuro del levantamiento de títeres de Moscú. Y es que ni más, ni menos, «la libertad estaba ganando» en Ucrania. En los últimos años, las crecientes noticias sobre la violencia de extrema derecha, el ultranacionalismo y la erosión de las libertades básicas han estado desmintiendo la euforia inicial de Occidente. Y es que aparte del extremo antisemitismo prácticamente a nivel estatal, hay ataques neonazis contra los gitanos, ataques desenfrenados contra las feministas y los grupos LGBT, prohibiciones de libros y glorificación patrocinada por el Estado de los colaboradores nazis. Y cabe señalar que estas historias del oscuro nacionalismo ucraniano no salen de Moscú: las presentan los medios de comunicación occidentales, organizaciones judías como el Congreso Judío Mundial y el Centro Simon Wiesenthal; y organismos de control como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Ya en 2018 publicaron un informe conjunto en el que advertían de que Kiev estaba perdiendo el monopolio del uso de la fuerza en el país, donde las bandas de extrema derecha actúan con impunidad. También lo denunció el columnista de The Nation Lev Golinkin, de procedencia judía.Bastó con unos pocos años después del Maidán para que el faro de la democracia se convirtiera en una marcha de antorchas. Un batallón neonazi estatal en el corazón de Europa Además de la procedencia judía de Zelenski, a los medios occidentales también les gusta destacar que la extrema derecha ucraniana tiene un porcentaje pequeño de escaños en el Parlamento, e incluso se les compara con sus homólogos en Francia. Sin embargo, es un argumento espurio. Lo que le falta a la extrema derecha ucraniana en número de votos, lo compensa con cosas con las que Marine Le Pen solo podría soñar: unidades paramilitares y rienda suelta en las calles. Ahora Ucrania es la única nación del mundo que tiene una formación neonazi en sus fuerzas armadas. El notorio Batallón Azov se formó inicialmente a partir de la banda neonazi Patriota de Ucrania y en 2014 se incorporó a la Guardia Nacional de Ucrania. Lo pudo hacer a pesar de que Human Rights Watch y las Naciones Unidas le acusara de violaciones de los derechos humanos, incluida la tortura. Andriy Biletsky, el líder de esta banda que se convirtió en el comandante de Azov, escribió en una ocasión que la misión de Ucrania es «liderar las razas blancas del mundo en una cruzada final… contra los untermenschen [infrahumanos] dirigidos por los semitas». A pesar de que Zelenski es judío, Biletsky es ahora diputado en el Parlamento de Ucrania. Aunque el grupo niega oficialmente cualquier conexión neonazi, la naturaleza de Azov ha sido confirmada por múltiples medios occidentales: El New York Timescalificó al batallón de «abiertamente neonazi», mientras que USA Today, The Daily Beast, The Telegraph y Haaretz documentaron la inclinación de los miembros del grupo por las esvásticas, los saludos y otros símbolos nazis, y algunos combatientes también han reconocido ser neonazis. En enero de 2018, Azov desplegó su unidad de patrulla callejera Druzhina Nacional, cuyos miembros juraron lealtad personal a Biletsky y se comprometieron a «restaurar el orden ucraniano» en las calles. https://www.youtube.com/embed/IWvm2O1TgAw La Druzhina se distinguió rápidamente por llevar a cabo pogromos contra los gitanos y las organizaciones LGBT y por asaltar un consejo municipal. A principios de 2019, Kiev anunció que la unidad neonazi vigilaría las encuestas en las elecciones presidenciales celebradas en marzo. Con ello, la propia unidad no se escatimó en amenazar a los «enemigos de la nación ucraniana» porque las estaciones de elecciones estarían llenas de sus «combatientes». Apoyo estadounidense de los neonazis en Ucrania En 2017, el congresista Ro Khanna lideró los esfuerzos para prohibir que Azov recibiera armas y entrenamiento de EEUU. Pero el daño ya estaba hecho: el grupo de investigación Bellingcat demostró que Azov ya había recibido acceso a lanzagranadas estadounidenses, mientras que una investigación del Daily Beast demostró que los entrenadores estadounidenses son incapaces de evitar que la ayuda llegue a los supremacistas blancos. Y la propia Azov había publicado con orgullo un video de la unidad dando la bienvenida a los representantes de la OTAN. https://www.youtube.com/embed/LOB1aSNNSfM. Aunque Azov es el batallón que está en boca de todos, cabe señalar que no es la única formación de extrema derecha que ha recibido la aprobación de Occidente. En diciembre de 2014, Amnistía Internacional acusó al batallón Dnipro-1 de crímenes de guerra, entre ellos «utilizar la inanición de civiles como método de guerra». Seis meses después, el senador John McCain visitó y elogió al batallón. Especialmente preocupante es la campaña de Azov para transformar Ucrania en un centro de supremacía blanca transnacional. La unidad ha reclutado a neonazis de Alemania, el Reino Unido, Brasil, Suecia y EEUU.En octubre de 2018 el FBI detuvo a cuatro supremacistas blancos de California que supuestamente habían recibido formación de Azov. Este es un ejemplo clásico de retroalimentación: el apoyo de EEUU a los radicales en el extranjero rebota y vuelve al país norteamericano. La extrema derecha en el poder Entre 2016 y 2019 el Parlamento ucraniado estaba presidido por Andriy Parubiy, quien cofundó y dirigió dos organizaciones neonazis: el Partido Social-Nacional de Ucrania (posteriormente rebautizado como Svoboda) y Patriota de Ucrania, cuyos miembros acabarían formando el núcleo de Azov. Aunque Parubiy abandonó la extrema derecha a principios de la década de 2000, no ha rechazado su pasado. Cuando se le preguntó al respecto en una entrevista de 2016, Parubiy respondió que sus «valores» no habían cambiado. Parubiy,

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Purim: ¿Siempre hay motivos para festejar?

Por: Rab. Andy Faur | Página del Judaísmo Laico y Humanista Tengo que confesarlo. Me gustan las festividades judías, sus relatos, sus mensajes, sus costumbres, pero por sobre todo por los valores que de ellas se pueden rescatar: humanistas, progresistas, universales, nobles y ecuménicos. Esto es válido hasta que llega Purim… Con Purim hay un gran problema de identificación para aquellos judíos cuya visión de la cultura judía es laica, crítica, humanista y no sectorial. La historia de la festividad / Meguilat Ester Purim se festeja el 14 y el 15 del mes de Adar (último mes del calendario bíblico, que comenzaba en Nisan) y recuerda la salvación de los judíos (una vez más…) de manos de sus enemigos. Esta vez es del malvado Haman – otra de las sempiternas reencarnaciones del genocida bíblico Amalek y del rey persa Ajashverosh (Asuero), que quisieron exterminar a los judíos que vivían en el Imperio Persa y su capital Shushán. La historia de lo sucedido en Purim (estimada allá por el siglo V a.e.c.) llega a nosotros a través del Libro de Ester, conocida en hebreo como Meguilat Ester, que es parte del Tanaj o Biblia Hebrea (Antiguo Testamento). Ésta aparece como una de las cinco Meguilot, en la última sección del mismo, denominada Ktuvim o Hagiógrafos. La tradición judía desarrolló con el paso de lo siglos la costumbre de leer cada una de estas Cinco Meguilot en una fiesta determinada, cada una con su particular explicación y contexto.De tal modo: Meguilat Ester se lee en Purim, Shir Hashirim (el Cantar de los Cantares) en Pesaj, Meguilat Rut en Shavuot, Meguilat Eijá (Lamentaciones) en Tishá Beav y Kohélet (Eclesiastés) en la fiesta de Sucot. Meguilat Ester, relato corto de solo diez capítulos, narra la historia de Mordejai el judío y su prima (a la que criócomo una hija) la reina Ester y de cómo lograron salvar a los judíos del edicto de exterminio decretado por el Rey Ajashverosh, a la sazón esposo de Ester, elucubrado por su demoníaco asesor Haman. Algunas curiosidades Meguilat Ester es la única parte del texto bíblico, que no aparece en el Canon Palestinense encontrado en Qumrán, más conocido como los Rollos del Mar Muerto. Como el resto de los nombres de los meses del calendario hebreo, también Adar proviene del idioma acadio/babilónico cuyo origen puede deberse al nombre del dios babílonico Ad’er o de la palabra Addaru, que significa oscuro, probablemente relacionada con la época del año en el que se ubica el mes, a finales del invierno boreal. Ishtar , diosa babilónica de la fertilidad y Marduj, dios jefe de los cielos, eran los nombres de dos de los principales dioses del Panteón babilónico de la época. Coincidentemente ambos, tienen un parecido asombroso con los nombres de los héroes de nuestro relato y, casualmente, Hamán era el nombre acadio del Diablo del Infierno… Purim no aparece entre las festividades de la Torá, denominadas Jaguéi Mideoraita y la lectura de Meguilat Ester, al igual que el encendido de las velas de Januká, son parte de las siete Mitzvot Derabanan, siete preceptos decretados por sabios de épocas posteriores. Identificación y Valores Las festividades judías traen consigo una serie de relatos, historias, leyendas y personajes con los cuales los judíos, generación tras generación, se identifican con los mismos. Pero en Purim… ¿Con qué personaje o valor nos podemos identificar en particular?¿Con Mordejai el judío, que lo poco que sabemos de él es que deambulaba por los alrededores del palacio del Rey espiando y chusmeando, hasta su llegada al puesto de visir?¿Con Ester que formó parte del harén del rey persa ocultando su identidad judía, y cuyo verdadero nombre era Hadassa, pero utilizaba el de Ester, nombre persa común entre los judíos más asimilados de las clases altas de Persia de aquellas épocas? Según lo relatado en la Meguilá, Ester era una joven que hacía caso a todo lo que le decían sin dudar o cuestionar, que se sometió sumisamente a los deseos del todopoderoso rey de Persia (que ni siquiera era judío) y se convirtió en su obediente esposa favorita, hasta su valiente “despertar” como judía. Me permito citar fuentes importantes de la cultura judía respecto al tema. En el Talmud de Babilonia, Tratado de Taanit 29:1, aparece lo siguiente: “Cuando comienza Adar, aumentamos las alegrías”.Y en el Libro de Ester: Cap. 9:15 “…y los judíos que residían en Shushán se reunieron el día catorce del mes de Adar y mataron a trescientos hombres en Shushán..”. (9:16) “… y también se agruparon los demás judíos que vivían en las provincias del rey, y pelearon por sus vidas, y tuvieron descanso de sus enemigos luego de haber matado entre los que les odiaban a setenta y cinco mil…”. (9:17) “…el día trece del mes de Adar. Y el día catorce del mismo descansaron y lo hicieron día de fiesta y de alegría…” Una vez que el edicto de muerte del mismo rey Asuero en contra de los judíos fue reemplazado por otro mandato real que permitía a los judíos defenderse y matar a aquellos que quisieran atacarlos, Mordejai se encontraba ya en el lugar de consejero del rey, reemplazando al difunto Hamán y Ester gozaba de los favores del rey que le promete: “… hasta la mitad del reino te será concedida…”. En esta instancia, cuando ambos (Mordejai y Ester) estaban en la cima del poder, no pudieron o no quisieron detener la masacre de miles de persas y otros pueblos dispersos por el reino, que se iban a levantar o se levantaron contra los judíos y que estos, en un acto de autodefensa o venganza (ninguno de estos puntos queda muy claro de la lectura del texto) mataron por millares, incluyendo mujeres y niños… ¿Motivo de regocijo?También los diez hijos de Haman fueron muertos en estos eventos y es ésta la única vez que se los nombra en el relato. ¿Acaso los hijos son también responsables de los actos de sus padres? ¿Fue un acto de venganza o quizás

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LA MANO QUE MECE LA CUNA

El rol de Estados Unidos en la guerra en Ucrania Washington aceptó la existencia de laboratorios de investigaciones militares de patógenos hallados por Moscú en Ucrania. POR: JORGE ELBAUM | El Cohete a la Luna (13 de marzo de 2022) El lunes 7 de marzo las fuerzas militares rusas localizaron una red de seis laboratorios en la zona del Donbas. Las instalaciones halladas, algunas parcialmente desmanteladas, corresponden a laboratorios de investigación militar gestionados por investigadores estadounidenses y ucranianos en forma conjunta. Los documentos encontrados en los laboratorios se vinculan con la contratista Southern Research Institute, adscripta a la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA), una dependencia del Pentágono. En una investigación de 2018 sobre el desarrollo de armamento biotecnológico, titulada “Las armas biológicas del Pentágono”, se detallan los contratos de esa empresa con el Ministerio de Defensa estadounidense para generación y propagación de bioagentes. Un día después de los hallazgos, la subsecretaria de Estado Victoria Nuland aceptó la existencia de esos laboratorios conjuntos y se mostró alarmada ante la posibilidad de que dichas instalaciones puedan ser utilizadas en el futuro por Moscú. La tarea conjunta de guerra biológica implementada con Kiev es parte de un programa desarrollado por Washington para empoderar a los sectores nacionalistas ucranianos e incitarlos a una confrontación con Rusia. Según la historiadora estadounidense Mary Elise Sarotte, autora de Ni una pulgada más: Estados Unidos, Rusia y el estancamiento de la posguerra fría, el rechazo norteamericano a la pacificación europea se debe a que la cooperación en seguridad dentro de ese continente fue vista por Wall Street y los think tanks estadounidenses como una posibilidad cierta de pérdida de influencia en la región. Una de las fuentes consultadas para su investigación –un importante funcionario del Departamento de Estado– manifestó que una integración entre Rusia y Europa “sería peligrosa (…) Si los europeos unen sus fuerzas y construyen un sistema de seguridad común, nosotros nos quedamos fuera y eso no es deseable. Hay que fortalecer la OTAN para que eso no ocurra”. El 21 de noviembre de 1990 se celebró en París la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). Durante ese evento se firmó la Carta para la Seguridad Europea, suscrita por los Estados de Europa, Estados Unidos y Canadá. En el apartado titulado “Relaciones amistosas entre estados participantes”, se consignaba: “La seguridad es indivisible. La seguridad de cada uno de los Estados participantes está inseparablemente vinculada con la seguridad de los demás”. También se advertía que los firmantes –entre los que se hallaban Rusia, los integrantes de la Unión Europea y Estados Unidos– “no fortalecerán su seguridad a expensas de la seguridad de otros Estados”. Ese mismo año, ocho meses antes de la rúbrica de la Carta de la Seguridad Europea, el entonces jefe del Departamento de Estado, James Baker, le garantizó a Mijail Gorbachov que la Alemania reunificada se convertiría en el último país en ser integrado a la OTAN: “Entendemos la necesidad de garantías para los países del Este. Si tenemos presencia en una Alemania que es parte de la OTAN, no habría extensión de la jurisdicción de la OTAN para las fuerzas de la OTAN, ni una pulgada hacia el este”. El entonces embajador de Estados Unidos en Moscú, Jack Matlock certificó, tiempo después, que se le otorgaron “garantías categóricas” a la Unión Soviética de que la OTAN no se expandiría hacia el este. Los documentos oficiales desclasificados en 2017 por el gobierno de los Estados Unidos, referidos a los compromisos asumidos ante Rusia, fueron digitalizados por el National Security Archive. En el informe se detalla la lista de los funcionarios gubernamentales que se comprometieron en las dos décadas posteriores a la reunificación alemana a no expandirse militarmente hacia el Este. Entre los citados aparecen el secretario de Estado norteamericano James Baker, el Presidente George Bush, el ministro de Exteriores alemán Hans-Dietrich Genscher, el canciller Helmuth Kohl, el director de la CIA Robert Gates, el Presidente francés François Mitterrand, la primera ministra británica Margaret Thatcher y su sucesor John Major, el secretario de Exteriores de ambos, Douglas Hurd, y el secretario general de la OTAN, Manfred Wörner. Un lustro más tarde del establecimiento de esos compromisos se llevaron a cabo las primeras maniobras militares conjuntas de la OTAN con Ucrania. Mientras se realizaban los ejercicios bélicos en la frontera de Rusia, el ministro de Exteriores británico, Malcom Rifkind, afirmaba que el verdadero objetivo consistía en impedir que Rusia se consolidase como una potencia similar a la que fue la URSS medio siglo atrás. En 1999 se integraron a esa organización atlantista tres países: Polonia, Hungría y la República Checa. En 1996, cuando aparecía como evidente la defección a los compromisos asumidos por Washington y los países europeos, Gorbachov concedió una entrevista en la que señaló: “Hoy se pueden ignorar los intereses de Rusia, sus críticas a la ampliación [de la OTAN], pero la debilidad de Rusia no será eterna. ¿Es que no se dan cuenta para quién trabajan con esa política? Si la OTAN avanza en esa dirección aquí habrá una reacción”. Advertencia y presagios En 1997, George Kennan, uno de los pensadores estadounidenses más influyentes de la Guerra Fría, señaló en una entrevista en el New York Times que “ampliar la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era de posguerra fría”. Detalló además que dicha expansión “inflamaría las tendencias nacionalistas y militaristas de Rusia” y que eso llevaría a “restaurar el clima de la Guerra Fría a las relaciones este-oeste, e impulsará una política exterior rusa en direcciones opuesta a nuestros intereses”. Un año después, ante la nueva expansión de la OTAN promovida por Bill Clinton en 1998, Kennan puntualizó que “esto es el inicio de una nueva Guerra Fría… creo que es un error trágico. No hay ninguna razón para esto. Nadie estaba amenazando a nadie”. Algo similar opinó Henry Kissinger en un artículo que escribió para el Washington Post en 2014: Ucrania “no debería de ser la avanzada de cualquiera contra el otro, debería de funcionar como un puente entre ellos”. Y recomendó: “Estados Unidos necesita evitar tratar a Rusia

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