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Discurso de Mansour Abbas en la Knesset en el Acto de conmemoración del día de la Shoá 2020

Fuente: Daniel Kupervaser | Blog de Daniel Kupervaser Fecha: 21 de abril de 2020 Mansour Abbas es miembro de la Knesset por la lista árabe unida y, como tal, es considerado por Netanyahu y sus secuaces como “alentadores del terror palestino”. Juzgue el lector. Señor presidente de la Knesset, Señores miembros de la Knesset Hoy hablaré del significado de la Shoá y el heroísmo. No con lectura de los libros ni citas casuales de internet. Lo haré desde los valores de mi percepción de la vida, de la visión introspectiva de mi persona y de la apreciación histórica que estudié que capté en mi vida. 26 años atrás, estuve de pie durante dos minutos de silencio, principalmente por respeto a mis colegas de estudio en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Hoy estoy parado aquí orando mi plegaria del Corán para honrar el alma de los 6 millones de judíos perecidos en la Shoa en la segunda guerra mundial. Como árabe palestino y como musulmán religioso que se educó a la sombra de la tradición del jeque Abdullah Nimar Darwish (qepd), fundador del Movimiento Islámico, tengo empatía al dolor y sufrimiento durante largos años de los sobrevivientes de la Shoa y las familias de los perecidos. Hoy estoy aquí para expresar mi solidaridad con el pueblo judío, aquí y en el mundo. El pueblo que fue elegido por los nazis como objetivo de su aniquilación total y genocidio. Y diré aquí, nunca más. Me reverencio ante el heroísmo de hombres y mujeres que salieron del Gueto de Varsovia, frente al destino de muerte y la desesperación por conservar el humanismo. También me reverencio ante héroes de otros pueblos, justos entre las naciones del mundo, cristianos, musulmanes y otros, y especialmente árabes y musulmanes en la gran mezquita de Paris y en el Estado de Albania musulmana, que protegieron y dieron mano y protección a judíos durante la guerra. Albert Azulin, que se escapó de un campo de concentración alemán, afirma que más de 1,700 combatientes en la clandestinidad, entre ellos muy pocos no judíos, encontraron protección en la mezquita. Sobre todo, por el Imam de la mezquita. Albania, el único estado de Europa con mayoría musulmana, obtuvo logros en el lugar donde fracasaron otros países europeos. Sorprendentemente, la población judía de Albania al final de la segunda guerra mundial fue mayor de la que hubo cuando se desató la guerra. Negar la Shoa es una reminiscencia de la ideología nazi, es un fracaso moral y traición a los valores de la verdad y justicia, y, una transgresión al principio básico del islam: “testimonio de la verdad y justicia”. El ex Gran Muftí de Bosnia, Mustafa Cherik, afirmó: “el peligro de negar un genocidio no es solamente negar la verdad respecto del genocidio físico. Es también dar la razón a un genocidio posible en el futuro, dado que todo aquel que se desentiende del mal verdadero de un genocidio, está dispuesto a llevar a cabo nuevamente ese mal”. El significado de la Shoá nos obliga como seres humanos a dejar de lado por el momento nuestras confrontaciones nacionales y religiosas, y por supuesto, nuestras posiciones políticas, para identificarnos con las víctimas y sentir su dolor. No tengo una explicación de lo que ocurrió, no lo sé. Entiendo que una persona podría volver a hacer lo mismo cuando pierde su sentido humano y cuando se desentiende del derecho del otro a la vida honorable y en libertad. Un político, jerarca religioso o toda persona que no logra desentenderse del racismo y odio al otro y no deja de provocar enfrentamientos y guerras, más vale que no se acerque a la Shoa y que no profane su carácter sagrado. Hay judíos que dicen y acentúan “nunca más” en el sentido judío colectivo. Y hay judíos que dicen “nunca más” en sentido universal, a toda la humanidad. Los dos tienen razón. Como musulmán creyente y como perteneciente al pueblo palestino que sufrió y continúa sufriendo, que le dolió y le sigue doliendo durante décadas, yo rezo para que todos los habitantes de este país, árabes y judíos, entiendan e internalicen la lección humana y moral, reconocer el sufrimiento del otro pueblo y de su derecho a la libertad y vivir respetuosamente, y así lograremos materializar el sueño de paz y seguridad, de cooperación y tolerancia entre los dos pueblos y estados. Link a la filmación del discurso en hebreo: https://www.youtube.com/watch?v=v0FIejcsZe0 Traducción: Daniel Kupervaser Herzlya – Israel 21-4-2020  http://daniel.kupervaser.com/ kupervaser.daniel@gmail.com @KupervaserD

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El impuesto a las grandes riquezas: Hay un camino

Fuente: Carlos Heller (*) | Página/12 Fecha: 12 de abril de 2020 La Argentina es un país que estaba en emergencia antes de esta emergencia. Es decir: es un país con emergencias superpuestas. En el primer proyecto convertido en ley que trató en sesiones extraordinarias el Parlamento en la gestión de Alberto Fernández se declaró la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social. Por eso, la emergencia generada por la pandemia del coronavirus se produce en un país donde ya se habían declarado nueve emergencias previas. Había crisis antes de la crisis. Y, por supuesto, en cualquier país donde hay una emergencia potenciada hacen falta recursos crecientes. Estamos en una situación de alta complejidad que requiere de madurez, serenidad y consensos. No hay que olvidarlo ni un minuto: los mayores recursos que hoy se necesitan están directa o indirectamente vinculados a salvar vidas. En esta perspectiva, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, en la antesala de la reunión de primavera del FMI y el Banco Mundial, afirmó con relación a los pasos a seguir en el marco de la pandemia: “Primero, continuar con las medidas de contención imprescindibles y respaldar los sistemas sanitarios. Algunos afirman que existe un conflicto entre salvar vidas y preservar los medios de vida. Yo digo que este dilema es falso. Dado que se trata de una crisis pandémica, es necesario derrotar al virus y proteger la salud de las personas para alcanzar la recuperación económica”. Para ello, en el país de las emergencias superpuestas se necesitan más camas, más respiradores, más remedios, más comida. Tenemos en la Argentina un Estado que fue achicado y endeudado durante los últimos cuatro años, y que hoy se enfrenta con una demanda descomunal de recursos para atender las necesidades crecientes en el escenario de la pandemia. Es en este contexto que estamos trabajando en un proyecto para establecer un tributo extraordinario con una asignación específica, es decir, orientado a contribuir a resolver los problemas emergentes de esta crisis y tendiente a ayudar a los sectores más afectados. Como punto de partida estamos trabajando sobre un universo referido a un bajísimo porcentaje de la población con altos patrimonios y grandes ganancias. Ante la enorme necesidad, ese sector de la sociedad puede contribuir sin que ese aporte los afecte demasiado: luego de pagar ese tributo seguirán siendo tan millonarios como antes. En muchos países del mundo se está pensando en este tipo de imposiciones excepcionales. En una nota de hace unos días el Financial Times les pidió a los gobiernos un papel más activo en la economía y reformas de fondo sobre el rol del Estado y la distribución del ingreso. El periódico británico consideró que “será necesario poner sobre la mesa reformas radicales, que inviertan la dirección política predominante de las últimas cuatro décadas. Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía”. Agregó, además, que “la redistribución volverá a estar en la agenda (…) Las políticas hasta hace poco consideradas excéntricas, como los impuestos básicos sobre la renta y la riqueza, tendrán que estar en la mezcla”. En ese sentido, remarcó que “se requieren reformas radicales para forjar una sociedad que funcione para todos”. En una perspectiva similar, crece la demanda para colocar en la agenda de discusión global el tema de la evasión y las guaridas fiscales. Las cifras son escandalosas. En un informe de CEPAL llamado “Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2019” se afirma que “el costo regional de la evasión y la elusión fiscal es el equivalente al 6,3 por ciento del PBI en el 2017, lo que equivale a 335.000 mil millones de dólares. En tanto, los flujos ilícitos, producto de la manipulación del comercio internacional de bienes, llegaron a los 85.000 millones de dólares, es decir, 1,5 adicional del Producto Bruto. “La desigualdad de riqueza o de patrimonio en América Latina es mucho más grande que la desigualdad medida por ingresos”, afirmó Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la CEPAL. Y agrega que por eso él entiende que un impuesto a la riqueza es una alternativa válida y un instrumento muy útil dado que los países de América Latina necesitan aumentar la carga tributaria de una manera más progresiva. Según el FMI, en los últimos dos meses salieron de los mercados emergentes aproximadamente 100.000 millones de dólares de inversiones de cartera, monto más de tres veces mayor que en el mismo período de la crisis financiera mundial ocurrida a partir de 2008. También Red por la Justicia Fiscal (Tax Justice Network), una organización integrada por investigadores y activistas preocupados por la evasión de impuestos y los “paraísos” fiscales, afirma que hay entre 8 y 35 billones de dólares en esas guaridas fiscales. En la Argentina, la AFIP acaba de informar sobre la existencia de 950 cuentas sin declarar radicadas en esas guaridas. Se trata de alrededor de 2.600 millones de dólares. La información había sido provista por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el año 2017 pero no fue analizada por la gestión de Mauricio Macri. En los cuatro años de ese mismo gobierno salieron del país 88 mil millones de dólares, una consecuencia de la apertura de la economía que habilitaba a cualquiera a comprar dólares y llevarlos libremente al exterior. La Argentina, por otro lado, pagó 12.400 millones de dólares de intereses durante 2019 sólo por la parte de la deuda en dólares. En esta perspectiva, resolver el tema de la deuda sigue siendo una cuestión fundamental. Finalmente, el Presidente Alberto Fernández, luego de mostrar los resultados de la primera etapa del aislamiento social obligatorio, decidió en línea con los expertos médicos, entre otros sectores consultados, extender la medida hasta el próximo 26 de abril. Es decir: el Presidente mostró que hay un camino y ese camino está dando resultados. Apartarse de él sería una locura. Mantenerlo, dado los costos sociales y económicos del aislamiento, requerirá de todos nuestros esfuerzos y creatividad

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Algo cruje: La crisis sanitaria mundial expone la descomposición de una arquitectura global caduca

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 12 de abril de 2020 La crisis sanitaria producida por la pandemia muestra la debilidad de un sistema mundial regulado para beneficiar a sectores minúsculos de la población y desamparar a las grandes mayorías. Las evidencias más tangibles de esta barbarie contabilizada sobre la base de miles de personas que tienen el virus o fallecidas tras contraerlo, se hace más explícita con la carencia de infraestructuras científicas y médicas y la consecuente desprotección de los más vulnerados. Los grupos monopólicos de poder globalizado poseen agendas ajenas a los grandes problemas de la humanidad: la salud, los derechos humanos básicos, el trabajo, el medio ambiente, la violencia institucionalizada, la disparidad de género o las guerras no aparecen como problemas acuciantes que deben ocupar el centro de las preocupaciones políticas y/o económicas. Para el neoliberalismo financiarizado, estas temáticas son oportunidades de negocios. Las demoras de Estados Unidos y el Reino Unido en asumir la gravedad de la enfermedad aparecen como consecuencia de esta distorsión de prioridades. Dos meses después de declarada la epidemia en China, el 23 de febrero, el Presidente de los Estados Unidos declaraba en una conferencia de prensa que “tenemos prácticamente bajo control al SARS-Cov-2”. El 27 de Febrero, en una actividad convocada junto a líderes afronorteamericanos, manifestó que el virus “va a desaparecer en poco tiempo como un milagro”. Luego de que el 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la emergencia global, Trump intentó enmascarar los tres meses que había desaprovechado en asumir los efectos de la transmisión generalizada, asegurando que “siempre supe que esto era real (…) He percibido que esto era una pandemia mucho antes de que lo llamaran de esa manera”. Cuando una semana atrás Estados Unidos pasó a ser el epicentro y alcanzó el 30 % de los contaminados a nivel mundial, Trump intentó responsabilizar a China y a la OMS de la catástrofe: “La Organización mundial se equivocó, no avisó a tiempo, podrían haber avisado meses antes, lo sabían; deberían haberlo sabido, probablemente lo sabían”. En esa misma rueda de prensa diaria, consideró que la OMS reverenciaba a Beijing, motivo por el cual congelaría los aportes de Washington a ese organismo multilateral. El titular de la OMS, Tedros Ghebreyesus, rechazó las acusaciones y advirtió que “politizar la pandemia podría empeorarlo todo y llevar a multiplicar las bolsas para cadáveres”. En la misma lógica que el magnate neoyorquino, el gobernador republicano de Mississippi, Tate Reeves, se negó inicialmente a que el distanciamiento social se convirtiera en norma dentro de su Estado. En una conferencia de prensa realizada la última semana de marzo, negó que Mississippi fuera a imitar el confinamiento estricto que permitió a Beijing disminuir la tasa de contagio. “Mississippi nunca será China. Mississippi nunca será Corea del Norte”, afirmó y le pidió a la población confiar en el “poder de la oración”. El último martes, cuando su Estado se había convertido en uno de los focos de contagio más graves de Estados Unidos (en el duodécimo lugar per cápita), decidió cerrar las escuelas. En forma paralela clasificó como negocios esenciales a las tiendas de armas y municiones, las instalaciones religiosas, los restaurantes, los cines y  las cafeterías. El 1 de abril, Mississippi tenía mil setenta y tres personas enfermas confirmadas, veintidós fallecidas y la tasa de hospitalización más alta del país. Con la misma negación para aceptar las recomendaciones de los virólogos encargados de monitorear la pandemia, Trump decidió el último lunes impedir el desembarco de los efectivos del portaviones USS Theodore Roosevelt, solicitado por su comandante, el Capitán Brett Crozier. En su carta al presidente, Crozier afirmó: “No estamos en guerra. No es necesario que los marineros mueran. (…) Considero que se deben evacuar a la mayoría de los aproximadamente 5.000 marinos de la tripulación, entre los cuales hay más de 200 casos confirmados, imposibilitados del distanciamiento social exigido para no contaminar al resto”. Trump despidió a Crozier por hacer pública la carta que le enviara a su despacho. El desprecio La misma lógica asumida por Trump fue verbalizada por el ministro de Educación Abraham Weintraub, perteneciente al gabinete de Jair Bolsonaro, quien denunció que China provocó la pandemia global de coronavirus en el marco de “un plan para dominar el mundo”. Al otro día de la afirmación, el Centro de Investigaciones Genéticas de la Escuela de Medicina de Mount Sinai, en conjunto con la Universidad de Nueva York, informó que el brote activo detectado en Nueva York, el primero dentro de Estados Unidos, tenía origen en cepas europeas, motivo por el cual era desafortunado asociar el itinerario del virus con extravagantes disputas políticas internacionales. Bolsonaro comparte con Trump los mismos criterios economicistas que lo llevaron a soslayar inicialmente el distanciamiento social recomendado por los infectólogos. Su negativa a validar las recomendaciones fomentadas por la inmensa mayoría de los gobernadores estaduales generó una denuncia del Ministerio Público Federal contra el Presidente por bastardear las medidas de cuarentena sugeridas. La demanda exige que Bolsonaro “se abstenga de emitir discursos e información falsa que debilite las medidas adoptadas para evitar la propagación de Covid-19”. Dos semanas atrás el Congreso de Estados Unidos aprobó un salvataje de 2 billones de dólares (trillons en su versión anglosajona). Una cuarta parte de esa suma fue preasignada a la subvención de grandes corporaciones –como empresas de aviación, casinos, cadenas hoteleras y franquicias de comida rápida–, cuyo monto se pretendía fuera orientado por el Poder Ejecutivo. Tras la fuerte oposición de los demócratas, se consensuó su supervisión por parte de funcionarios independientes de la Casa Blanca. Uno de ellos fue Glenn Fine, quien resultó destituido de su cargo por Trump el último martes, al ser acusado de interferir en las decisiones del Presidente respecto al uso de dichos recursos. Una de las disputas planteadas por Fine se orientaba a cuestionar el rol del sistema bancario. Ese mismo día, el último 7 de abril, el Coordinador del Sistema de Pequeñas y Medianas Empresas Joseph Amato denunciaba

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Peronismo y coronavirus: El teorema de Gorosito

Fuente: Alicia Dujovne Ortiz | Página/12 Fecha: 10 de abril de 2020 Conocía desde años atrás el apellido citado por Alberto Fernández, aunque no en relación con el fútbol, tema que no domino, sino con un programa cómico donde un señor así llamado vivía ponderando la inteligencia de su mujer (el caso es lo bastante raro como para que lo recordemos). “¡No tenés señora, Gorosito!”, exclamaba orgulloso aquel marido ejemplar ante cada nueva demostración del genio de su esposa. Lástima que al intentar compartir el chiste con un pibe de unos cuarenta años, vale decir, la mitad de los míos, transformándolo en “¡No tenés Presidente, Gorosito!”, se me quedó mirando con los ojos redondos. Bueno, pensé, será que el destino de les octogenaries es quedarse riéndose soles. Sin embargo, instantes después mi joven interlocutor demostró haber entendido lo esencial de la broma- su carácter claramente elogioso, para con la señora Gorosito, se comprende, pero también para con nuestro presidente -, al preguntarme estupefacto: “¿Pero vos al final sos peronista, o no?”. Mi respuesta incluyó una nueva cita. Durante el almuerzo ofrecido a Alberto Fernández por Emmanuel Macron, en el Elysée, el 5 de febrero (lo recuerdo con precisión porque la pandemia estalló minutos después), el presidente argentino respondió a la inevitable alusión a Borges de su colega francés evocando la conocida definición borgeana: “Los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles”. Y agregó que él estaba muy contento de ser incorregible, porque por eso los peronistas siempre volvían. Respondiendo a la pregunta de mi amiguito cuarentón, le dije: “No soy ni peronista ni antiperonista sino todo lo contrario, pero incorregible sí, suponiendo que por eso se entienda la capacidad de estar donde no se me espera, y de no estar donde se me espera. Ahora, por ejemplo- concluí-, estoy enteramente de acuerdo con este presidente, en especial a partir de su análisis del Teorema de Gorosito, que en estos tiempos es fundamental para la vida”. La frase de Pipo Gorosito, director técnico de Argentino Juniors, dice más o menos así: “Si hacés las cosas bien, es posible que las cosas te salgan bien”. Una verdad de Perogrullo, pero extraordinariamente bienhechora por su sentido común, su simplicidad y su buena voluntad, una verdadera perla dentro de un mundo de “especuladores”, como les llama el propio Alberto Fernández a los entrenadores que complican el juego, deducen, infieren, se pierden en conjeturas y se estrujan las meninges, en general sin inocencia. Dentro del fútbol a los especuladores no los conozco pero afuera sí, y cómo. Ya volveré sobre ellos, pero para no amargarme de entrada lo primero que me interesa es recalcar la honestidad necesaria para admitir que “las cosas” son lo que son, que cuando se habla de hambre se habla de hambre y cuando se habla de coronavirus se habla de coronavirus, y que esquivar la palabra justa es un acto criminal. Solo cuando aceptamos que “las cosas” existen podemos hacer que algo nos salga bien. A esta actitud sencillita y poco vistosa se le llama racionalidad. “La razón en tiempos del cólera” sería un buen título para el novelón que estamos viviendo. No tengo nada contra el amor, salvo que a veces discursea, perora y nos hace perder instantes valiosos, pero usar la sesera cuando las papas queman me parece más útil, y el discípulo de Gorosito lo ha comprendido. Se le nota en los tiempos, o en el tempo, para decirlo en lenguaje musical. Cuando asumió la presidencia el hambre estaba allí y era ya, era urgente, diez minutos más tarde vino la peste y el discípulo hizo “las cosas” bien, rápido como el rayo pero además previendo que vendrían. Si en otros países había sucedido, no tenía gollete imaginarse que en la Argentina no. También eso tiene que ver con la razón: cada segundo que pasamos rascándonos la cabeza y “especulando” con que si será peste o no será peste es una vida de menos. La irracionalidad resulta más llamativa, claro. Queda más paquete ser vivo como un ejecutivo, sostener que la peste era una gripe como me lo dijo mi propio médico, el cual en ese mismo momento dejó de serlo, y como lo promulgan reconocidos virólogos del mundo entero, buscar al cuco detrás de todo lo que se mueve y, sobre todo, negar. Negar que hayan sido 30.000, negar la Shoa, negar el coronavirus como antes negaron el Sida, llamado el cáncer de los homosexuales hasta que les tocó a todos, negar sacando músculo delante de esa pavadita que a lo sumo te provoca unos cuantos estornudos y enseguida se pasa, y a continuación pescársela ellos y dar marcha atrás. Curiosa la relación entre unos y otros negadores, machos, fachos o fanáticos de sectas varias que niegan realidades diferentes pero coinciden en sostener que ellos sabían y siempre lo dijeron. Que estamos todos contagiados. Que la medicina no sirve para nada o es cómplice del Sistema pero que tomar agua caliente o comer cebolla cruda no falla nunca. Que por internet te podés comprar un remedio bárbaro, y si resulta veneno total qué importa si igual te morís. Que detrás de todo hay un complot y que en los Protocolos de los Sabios de Sión si los leés bien ya se hablaba del virus. Que el murciélago chino fue criado a propósito en un laboratorio para que la humanidad se desembarace de los viejos y los pobres. Y, lo más importante, que todo es una locura. Porque cuando todo es una locura, entonces de qué sirve hacer las cosas bien. Por mi parte prefiero pecar de ingenua como Gorosito y su discípulo y cuidarme lo mejor que puedo: a los 81 años y con asma, el pensamiento mágico no me parece ninguna avivada. Justamente por su candor tan bienvenido, el famoso teorema entrará a formar parte de las grandes frases argentinas como “se necesitaba tanta agua para apagar tanto fuego” o “muero contento, hemos batido al enemigo” Pero no nos adelantemos: por el momento, la frasecita es sanadora. Es cierto que se sabe poco sobre la peste, pero si se

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COVID-19 da paso a otro brote del virus antisemitismo. Necesitamos una cura

Fuente: Yehuda Bauer (*) | Haaretz   Fecha: 10 de abril de 2020 Por supuesto, la historia del odio al judío comenzó antes del cristianismo, en el período helenístico, si no antes. Creo que sus orígenes se encuentran en la diferencia entre la cultura judía en desarrollo y la civilización helenística «global» que aspiraba a la unificación cultural, social y política dentro de su territorio. Como dice el libro de Ester (escrito por judíos, no por antisemitas): “porque no siguen la religión (es decir, las costumbres) del rey”. La deificación del monarca gobernante y el culto a los dioses no podían ser aceptados por los judíos. El cristianismo, y luego el Islam, profundizaron esta polarización. El antisemitismo nazi también fue una continuación y una mutación del odio al judío que lo convirtió en el motivo político central en un momento en que el nacionalismo se estaba convirtiendo en racismo en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX. El nazismo y su legado, incluido el antisemitismo del Islam radical, continúan hasta nuestros días. El antisemitismo se ha convertido en un fenómeno básico de la sociedad moderna. Sin embargo, parece que se ha agregado otro catalizador importante en los últimos años. Está sucediendo en el contexto de una caída catastrófica en la tasa de natalidad en las sociedades desarrolladas, en lugares como China, Japón, Rusia, Europa y América del Norte. La tasa de natalidad promedio en estos países es de 1.6 a 1.7 por mujer. (El mínimo necesario para garantizar la estabilidad demográfica es 2.1.) En China es 1.6, en Alemania y Estados Unidos está entre 1.6 y 1.7, en Rusia es aún más bajo y en Italia es 1.4. La excepción es Israel, donde la tasa es 3.1. Consideremos Polonia. Según la UE, para 2040 su población se reducirá a 28 o 29 millones de los 38 millones actuales. El resultado es un envejecimiento de la población y una contracción de la fuerza laboral para mantener el nivel de vida actual. Para mantenerlo, será necesaria la inmigración; El uso de la robótica en la fabricación no es suficiente. La alta tasa de natalidad en África y las crisis político-militar-sociales en Medio Oriente, América Latina y, en cierta medida, en Ucrania podría continuar proporcionando la fuerza de trabajo desaparecida, al menos en parte. Aquí es donde entra el problema de los refugiados. Los refugiados provienen de culturas diferentes, a veces opuestas. No hay forma de evitar esta inmigración; Es vital para muchos países. Nacionalismo y maximización de ganancias Sin embargo, la respuesta ha sido pavloviana: muchas personas en todos los países desarrollados se oponen firmemente a esta invasión que amenaza con alterar la naturaleza tradicional de las culturas locales. El hecho de que estas culturas «tradicionales» también fueron creadas por la inmigración siglos antes, porque la raza humana ha sido históricamente una raza migratoria, no hace ninguna diferencia. Esto ha llevado al surgimiento de fuerzas nacionalistas de derecha (y de izquierda radical). El resultado es una insularidad nacionalista e intentos de autarquía, combinados con el tremendo aumento del poder de las corporaciones multinacionales (incluidas las empresas de medios) que, en un grado u otro, utilizan el nacionalismo local para sus necesidades. Y su necesidad es maximizar las ganancias. En otras palabras, con el auge del nacionalismo también hay un aumento del racismo, y en Occidente la punta de lanza es el antisemitismo, del cual el caso nazi (que aún persiste) es una continuación de las formas anteriores de antisemitismo. También es una mutación causada, al menos en parte, por los factores enumerados anteriormente. Y recuerde, esto está sucediendo en un rico contexto histórico de odio al judío. En las últimas semanas, los judíos han sido acusados cada vez más de inventar y propagar el coronavirus. Los Estados Unidos a menudo son acusados de estar involucrados en el mismo delito. De muchas de estas afirmaciones en los medios de comunicación de Medio Oriente, he aquí un ejemplo. El periodista jordano As´ad al-Azouni, escribió en el sitio web Donia al-Watan, el 16 de marzo, que «este virus es indudablemente el resultado del odio secreto judío por todo el mundo». Él escribe que «cuando los judíos causaron el estallido de la Primera Guerra Mundial, obtuvieron la Declaración Balfour» y cuando «causaron» el estallido de la Segunda Guerra Mundial, obtuvieron su «colonia» en Palestina y «ahora quieren causar el brote de la Tercera Guerra Mundial para que puedan declarar el establecimiento del Reino del Gran Israel». Regresamos a la Peste Negra de 1348, de la que los judíos fueron acusados de causar y difundir. Los argumentos son los mismos. Redes sociales al rescate ¿Qué se puede hacer? Primero, no hay forma de que los judíos puedan librar una batalla efectiva contra el antisemitismo por su cuenta. Hay alrededor de 13 millones de judíos en un mundo (dependiendo de quién está contando y cómo están contando) de miles de millones de personas. Primero, es de notar que en las culturas basadas en la herencia cristiana, ningún gobierno apoya públicamente el antisemitismo, y esto es, con razón, explotado por organizaciones y gobiernos, tanto judíos como no judíos. Estos últimos están trabajando en legislación e iniciativas educativas que, si bien son importantes, son claramente insuficientes. La Iglesia Católica, o más precisamente, sus líderes, han sido otro aliado desde el Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II de 1965. Las fuerzas liberales en estos países, que se interponen anate miembros de la derecha y la extrema izquierda (como Jeremy Corbyn) – también están en esta lista. Otra forma podría construirse sobre el legado y la memoria de la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, el Holocausto fue una operación alemana, pero no podría haber «tenido éxito» sin la amplia colaboración de otros países europeos con los nazis. Aún así, la guerra fue emprendida por los nazis, en gran parte, tal vez principalmente, debido a una ideología centrada en la creencia de que los judíos globales se estaban apoderando del mundo. Esta ideología, cuando se tradujo en acción política,

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¿Casualidad la «colisión de barcos» frente a Venezuela?: fake new en toda la prensa alemana

Fuente: Volker Hermsdorf | Junge Weld (Mundo Joven), Berlin Fecha: 9 de abril de 2020 Historia oportuna Después de que la Marina de EE.UU. enviara buques de guerra a la costa de Venezuela el 1 de abril, los medios de comunicación alemanes secundaron la misión con «informes» de una colisión de barcos dos días antes. «La Armada de Venezuela embiste un crucero alemán», informó el 3 de abril la emisora pública extranjera Deutsche Welle (DW). Spiegel online, Bild, Welt y otros «medios de calidad» proporcionaron al informe titulares similares y así difundieron fake news. Sin llevar a cabo su propia investigación, se hicieron eco de un comunicado de prensa de la empresa de Hamburgo «Columbia Cruise Services GmbH & Co. KG» (CCS), que entre otros opera el crucero «RCGS Resolute» que navega bajo bandera portuguesa. El buque, que anteriormente operaba en aguas del Ártico con el nombre de «Hanseatic», chocó el 30 de marzo con el patrullero «Naiguatá» de la marina venezolana, que se hundió después de la colisión. Dos días después del incidente, la CCS intentó que los venezolanos fueran los únicos responsables. De nuevo dos días después, DW y otros se hicieron eco de las acusaciones sin comprobar hechas por la CSS y las presentaron en los titulares como hechos probados. La comunicación por radio entre las partes involucradas publicada el sábado pasado (ver jW del 6.4.2020) así como los videos del momento de la colisión indican que fue exactamente al revés. Extraña maniobra La primera frase de la noticia de DW ya contenía una declaración falsa. Aunque los medios de comunicación locales informaron sobre ello poco después del incidente y la Vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodríguez, protestó oficialmente contra el «acto de piratería» el 1 de abril, la emisora extranjera afirmó: «Sólo después de un retraso de varios días se conoce un incidente marítimo frente a las costas de Venezuela». El diario portuguésPúblico ya había citado el 1 de abril al Ministro de Asuntos Exteriores del país, Augusto Santos Silva, exigiendo que se investigara el incidente. Como el «RCGS Resolute» había puesto rumbo a toda velocidad hacia Willemstad (Curazao) después de la colisión, Santos Silva pidió a las autoridades de la isla de las Antillas Holandesas que realizaran una investigación exhaustiva. El portal especializado Marineschepen.nl había informado en detalle los días 1 y 2 de abril, describiendo el rumbo y las maniobras del crucero en los días anteriores a la colisión como «extraño». Las investigaciones revelaron que el «RCGS Resolute» había permanecido temporalmente en aguas territoriales venezolanas y además – «completamente en contra de las reglas» – apagó el Sistema de Identificación Automática (AIS) durante horas. La Organización Marítima Internacional (OMI) ha hecho obligatorio el sistema para los buques de más de 20 metros de eslora. Bajo esta regulación no están los buques de guerra, cuyos transmisores AIS pueden ser apagados. Caracas protesta Además de estas características conspicuas, el equipamiento del «RCGS Resolute» con 14 botes inflables del tipo «Zodiak Mark V HD» había despertado la sospecha de la guardia costera. Estos botes, equipado con motores eléctricos casi silenciosos y de 36 CV, son anunciados por el fabricante en la feria online «Nauticexpo» como «barco militar para fuerzas y comandos especiales» y como «adecuado para misiones extremas». Sin embargo, las «rarezas» fácilmente investigables que habían llevado a la guardia costera a realizar una inspección, fueron ocultadas por DW y consortes. La posición de Venezuela, que se apoya en numerosas pruebas, se reduce a las frases cortas: «Al igual que la sociedad, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quiere ahora que se investigue el asunto. En esta parte se habla de piratería». El gobierno de Caracas protestó el lunes de esta semana en una carta formal dirigida al canal contra «la supresión de la versión de un Estado independiente». El periodista y viceministro de comunicaciones William Castillo criticó en la carta que el reportaje de DW no era «compatible con la ética y el ejercicio responsable de la profesión». Traducción: Maryena Presa Velázquez  para Cubainformación Video relacionado: https://www.youtube.com/watch?v=UR2ncGOPd9k

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¡Tenía que venir un virus para poner patas arriba el capitalismo!

Fuente: Gemma Cairó i Céspedes | Viento Sur Fecha: 8 de abril de 2020 ¿Ha venido el covid-19 para quedarse? No cabe duda de que la pandemia que estamos viviendo, con sus devastadores efectos tanto en términos humanos como socioeconómicos pone en primer plano, confrontándonos, aquello que a menudo no queremos ver. Ya no hay escapatoria. La muerte, el aislamiento y la crisis nos confronta directamente nuestro modo de vida, anclado en un sistema económico desigual, alienante y corrosivo. El covid-19 nos invita a cuestionarnos, especialmente a los economistas, las falacias del capitalismo y los mitos acerca de nuestro supuesto bienestar. Es lo que tiene la distopía. Desde confines más oscuros podemos ver más claro, porque ya no hay donde escondernos ni donde distraernos. Ya hace décadas que el capitalismo viene mostrando su faceta más depredadora y parasitaria. Años de neoliberalismo, marcados por la financiarización y la desigualdad, han deslegitimado históricamente un sistema (el capitalista), si es que alguna vez la tuvo, que ha sido incapaz de cumplir de forma justa y sustentable la reproducción material de nuestras sociedades. El desarrollo histórico del capitalismo ha mostrado ciertamente su capacidad de supervivencia, cual ave fénix renaciendo de sus propias cenizas, pero a su vez se han evidenciado sus contradicciones más acuciantes: i) la desvalorización de la fuerza de trabajo cuya mercantilización y explotación creciente aparece indiferenciada de cualquier otra mercancía; ii) el menosprecio por la esfera reproductiva cuya lógica, la sostenibilidad de la vida, se enfrenta a la lógica de la acumulación que reina en el ámbito productivo; iii) la superación de los límites impuestos por sistemas de orden superior, como el natural, sobre el cual descansa el propio proceso de producción y reproducción de la sociedad. Esta pandemia nos ayuda a desvelar lo que el manto mercantil de un capitalismo que todo lo impregna ha ido oscureciendo. Es ahora una buena oportunidad para re-conocer aquello que ya sabemos pero que (parece) se nos olvidó. Re-conocer que es la fuerza humana la que mueve el mundo. Hoy más que nunca se pone de manifiesto que la rueda que hace girar la economía es la energía y el esfuerzo de la fuerza de trabajo, imprescindible para producir aquello que necesitamos. Cuando nos quedamos en casa, la actividad cesa, la producción cae, el riesgo del desabastecimiento es real. Incluso peor, nuestra curación está en manos de l@s sanitari@s. Todavía no se conocen maquinas que intuben a los enfermos y robots que den clases virtuales a nuestros hijos. Abandonar la ilusión tecnológica de un mundo robotizado y ver el peligro del creciente desplazamiento de la fuerza de trabajo es hoy más obvio y necesario que nunca. Re-conocer que somos seres dependientes. Concebimos la sociedad atomizada formada por individuos autónomos, independientes y autosuficientes. En el peor de los casos creemos en el fastidioso “homo economicus”. La vulnerabilidad a la que nos enfrenta el coronavirus nos evidencia nuestra dependencia de todo, obviamente en lo material (des de lo que comemos) y también en lo inmaterial (hasta lo que sentimos). El reconocer que el mundo es interdependiente implica desbancar la lógica antropocéntrica, cuestionando nuestra osadía en manipular, organizar y ordenar el mundo a nuestro antojo. Sentirnos dependientes es reconocer la necesidad del otro y de lo otro, denunciar la explotación humana y el abuso de la naturaleza. Re-conocer que necesitamos dignificar el valor de lo doméstico. La pandemia y el consiguiente confinamiento desbanca la prepotencia del ámbito productivo (el dinero, el estatus, la competencia) e irremediablemente devuelve su valor intrínseco a aquello que sostiene la vida, el mundo de los cuidados, invitándonos a reequilibrar individual y colectivamente la balanza siempre decantada hacia lo productivo. El verdadero valor está en lo humano, en nuestras relaciones, en nuestros contactos, en nuestras miradas. El acento ya no está ahora en lo que puedo conseguir o alcanzar, sino en lo que soy y lo que valoro. Re-conocer que nuestro modelo de vida es alienante. Paradójicamente a más confinamiento (físico) menos aislamiento (social). El quehacer compulsivo y estresante en una sociedad capitalista que nos aturde con el consumo indiscriminado, con la (des)conexión telemática y con la obcecación de conseguir más (de lo que sea) en cierto sentido se ha paralizado. Quizás hemos pasado de aquella prisión a una nueva, pero este aislamiento entre cuatro paredes nos invita a una mirada más introspectiva, preguntándonos en que estoy yo y en que esta el otro, acercándonos a nuestr@s familiares, a nuestr@s vecin@s, a nuestr@s cajer@s desde otro lugar. Estamos aislados, pero menos alienados, y la empatía nos sienta bien. Gemma Cairó i Céspedes, doctora en Economía y profesora de la Universitat de Barcelona. Coordinadora y coatura de Economía mundial. Deconstruyendo el capitalismo global Este texto se inspira en el artículo “Mercantilización y patriarcado, o como el capitalismo erosiona las esferas que sustentan la vida” (de próxima publicación en la Revista de Economía Crítica). Artículo relacionado: La pandemia y el fin de la era neoliberal

America Latina, Internacionales, Portada

Un presidente débil permite la militarización del poder

Fuente: Emir Sader | Alai  Fecha: 6 de abril de 2020 No hay vacío en la política. Siempre que hay vacío, hay instituciones que tratan de llenarlo. Cómo las FFAA brasileñas lo han hecho en 1964 y se proponen a hacerlo de nuevo. En 1964, las FFAA crearon el vacío para intervenir, actuando fuertemente para erosionar al ya débil gobierno de João Goulart. Apoyados en la Doctrina Seguridad Nacional, erosionaron la legitimidad del gobierno y dieron el golpe, en sustitución de los ineptos políticos tradicionales y sus partidos. Ahora, de nuevo, los partidos tradicionales han entrado en crisis, derrotados sistemáticamente por el PT.  Bolsonaro aprovechó de la nueva crisis de los partidos tradicionales para proponerse como alternativa. Fue un buen candidato para la derecha. Fue el único que tenía un caudal de preferencias en las encuestas, gracias al apoyo de las bases tradicionales del PSDB, que se habían radicalizado hacia posiciones de extrema derecha. Con eso, Bolsonaro era la única apuesta posible de la derecha para establecer una maniobra monstruosa, que terminó llevándolo a ganar las elecciones, aunque de forma fraudulenta. Su estilo salvaje y agresivo, grosero, proyectó una imagen de líder popular. El nombró a un ultra neoliberal en economía, para garantizar el apoyo de los grandes empresarios. Se presentó como la única posibilidad para evitar que el PT volviera al gobierno.  Articuló manipulaciones gigantescas, ante la complicidad del poder judicial y los medios de comunicación y asaltó así al gobierno. Fue un buen candidato a la derecha, pero no es buen presidente. No suma, l contrario, se revela como un factor de descomposición del gobierno. Él ya se había acercado al ejército, para contar con el apoyo de la institución y para contar con personal para ocupar puestos estatales. Y también contar con una institución comprometida con la represión y la defensa del orden. A medida que Bolsonaro fue perdiendo apoyo, incluso de los suyos, el gobierno fue llenándose cada vez más de militares, activos y de la reserva. Hoy son parte del gobierno, mientras que Bolsonaro se vacía, pierde apoyo y pierde capacidad de acción, situación aún más grave por la pandemia que se extiende por todo el país. El vacío en la capacidad de gobernar de Bolsonaro ya está llenado por los militares, cada vez más comprometidos, incluso como institución, con ese gobierno. Para evitar la delicada operación de sustitución de Bolsonaro por su vice, Mourao, se va militarizando cada vez más el gobierno. Los militares ejercen su poder de veto de acciones gubernamentales y se vuelven en el único núcleo capaz de dar un cierto grado de cohesión y acción al gobierno, un gobierno completamente perdido por la misma acción disgregadora de Bolsonaro. No es la mejor alternativa para la FFAA, pero fue que les tocó y no dejan de aprovecharla, teniendo como objetivo mantener al gobierno, modificado o no, y la construcción de una institucionalidad que trata de prevenir el regreso de PT al gobierno. Con el colapso del gobierno de Bolsonaro, que pierde apoyo popular, pero también de los medios, de los grandes sectores y de la clase media, los militares se vuelven estratégicos, una condición de gobierno, que tienden a ser la columna vertebral del gobierno. Un proceso que choca de frente con la restauración de la democracia. La militarización del gobierno es el principal obstáculo para el regreso de la democracia en Brasil. Un gobierno sin legitimidad, sin capacidad de gobernar, que se desintegra cuando debería comandar al país ante una crisis grave como esta, abre el camino para el establecimiento del poder militar dentro del Estado. Si hay ya un comando establecido para sustituir en la práctica a Bolsonaro, son especulaciones. Como se dice en italiano: Si non è vero, è bene trovatto. – Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).   https://www.alainet.org/es/articulo/205723

Estados Unidos, Internacionales, Portada

Trump y Krusty, el payaso

Fuente: Joe Goldman | Página/12 Fecha: 6 de abril de 2020 El astrofísico Neil Degrasse Tyson dijo ante la pandemia: “Estamos en el medio de un experimento masivo y mundial. Ese experimento es: ¿vamos a escuchar a los científicos?” La respuesta cambia de país en país. Pero para Estados Unidos la respuesta es un contundente “¡no!” No fue siempre así y vale comparar la reacción de Donald Trump con lo que hizo Barack Obama durante otro posible episodio de pandemia, el ébola, una enfermedad más mortal pero de transmisión no tan fácil. El ébola empezó en los últimos días de 2013 en el pequeño país africano de Guinea cuando un nene sufrió una mordida de murciélago. Unos meses después Obama reaccionó a la noticia de que el ébola se había extendido a Liberia y Sierra Leona. Creó un equipo del Centro de Control de Enfermedades para coordinar una respuesta para el ébola. El CDC mandó mucho personal a Africa y entrenó a miles de trabajadores médicos en la región. La administración de Obama trabajó con la OMS y la ONU para poner en marcha rutas de aviación especiales para dirigir viajeros desde las zonas afectadas sólo a aeropuertos de EE.UU. y del mundo equipados a hacer tests en masa. En EE.UU. casi 7000 personas recibieron entrenamiento, que incluyó cómo manejar una posible pandemia, y todo esto fue logrado antes de que un sólo caso llegara al país. Hubo UN muerto de ébola en Estados Unidos y muy pocos casos. La reacción y la política sanitaria del gobierno de Donald Trump no pueden ser más diferentes. Trump nombró como ministros de Energía y Medio Ambiente a dos tipos que antes habían pedido la disolución de esos ministerios. En lugar de científicos para ocupar los puestos en las agencias regulatorias, Trump eligió a empresarios que habían sido regulados. En áreas cruciales como salud, control de enfermedades, ciencia y tecnología, manejo de emergencias, sanidad pública, nexos con organismos internacionales y el cuerpo diplomático, Trump puso gente completamente ajena a las tareas, amigos empresarios, o simplemente no llenó posiciones. Trump abandonó el equipo de acción contra pandemias que Obama había creado. Bajó casi 20 por ciento los fondos del CDC y cortó las contribuciones para y nuestras vinculaciones con, la OMS. Programas internacionales donde norteamericanos trabajaron en muchos países del mundo monitoreando enfermedades infecciosas fueron abandonados incluyendo en China. El 31 de diciembre de 2019 el OMS avisó sobre el foco de coronavirus en China. Desde esa fecha, la administración Trump se ha mostrado menos efectiva en combatir la pandemia que Krusty, el payaso de los Simpson. Trump, siguió haciendo actos de campaña (cuando no estaba jugando golf) y hasta fines de febrero habló del virus como un complot de sus adversarios políticos, histeria de los medios en su contra. El coronavirus fue visto como un problema chino, algo bueno en medio de la guerra comercial con China. El Secretario de Comercio Wilbur Ross comentó en febrero que la epidemia “va a ayudar el obrero norteamericano”. Trump no creyó en sus informes de inteligencia previendo un brote muy severo afuera de China. Cuando la enfermedad se propagó a Europa y la OMS ofreció muchos tests a su país, Trump se negó diciendo que firmas norteamericanas podría hacerlos mejor si fuera necesario. Hasta hoy Trump no ordenó a compañías de EE.UU. hacer los tests aunque tiene el poder para decretarlo. El primer caso confirmado de coronavirus en EE.UU. ocurrió el 25 de enero, el mismo dia que en Corea del Sur. Trump dijo que fue un caso aislado y cuando sanitaristas y científicos se quejaron de la falta de reacción, él que era un complot de “los que fracasaron con el impeachment”. Ya a mitad de febrero, con docenas de casos confirmados, Trump comentó que solo había quince “y en poco tiempo reduciría ese número a cero”. No tomaron ninguna acción para sumar más kits de prueba a los pocos que tenía, pero anunció la prohibición de vuelos a China, una maniobra más con la guerra comercial. A mediados de marzo, con la situación nacional empeorando, Trump empezaba las conferencias de prensa diarias más como actos de campañas que momentos de información al pueblo. De hecho, en muchos casos difundió desinformación. Se hizo famoso Anthony Fauci en estas conferencias como uno de los científicos confiables y unos de los pocos que tenía el coraje de desmentir las mentiras de Trump. Fauci trabaja hace 50 años como especialista en enfermedades infecciosas y es probablemente la autoridad más respetada en el país. Hoy es blanco de amenazas de la ultraderecha por supuestamente ser anti-Trump. Corea del Sur actuó rápidamente, con muchas pruebas y estrictos controles. Hoy los surcoreanos tienen poco más de 10,000 casos con 174 muertos, EE.UU. tiene 328.861 casos y más de 9.300 fallecidos. La única mención a Corea del Sur de Trump fue para criticar el Oscar a Parasite. Respiradoras, kits de testeo y equipos de protección para personal médico no están llegando a los 50 estados, ni hablar de las zonas calientes. Hay peleas entre gobernadores haciendo verdaderas subastas con empresas privadas para conseguir insumos esenciales. El Estado nacional simplemente no existe. Y los resultados están empezando apilarse en camiones frigoríficos en el medio de mi ciudad, Nueva York. Le diría a Degrasse Tyson que hemos fracasado en el experimento de ver si escuchamos a los científicos. El autor es el productor regional de ABC News en América Latina.

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