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Algoritmo cambiemita

Fuente: Jorge Elbaum| El Cohete a la Luna Fecha: 13 de septiembre de 2020 La semana pasada, el diputado provincial Jorge D’Onofrio acusó públicamente al legislador de Cambiemos Waldo Wolff, de promover un hostigamiento premeditado contra el titular de la Cámara Baja, Sergio Massa. El cambiemita se defendió ofreciendo su celular como evidencia de su inocencia. Sin embargo, el resto de los integrantes de su bancada  evitó confirmar o desmentir el conocido vínculo con el aparato de ciberpolítica administrado en la actualidad por Patricia Bullrich, luego de que dicha tarea fuese abandonada por Marcos Peña. Un integrante de su propia bancada, que objeta a Wolff por su constante sobreactuación, sugirió que “uno de sus asesores fue el encargado de difundir los datos sobre la familia del presidente de la Cámara”. A una de sus hijas adolescente le enviaron amenazas de muerte, advirtiéndole que dicho crimen se produciría luego de una violación. La ofensiva virtual proveniente de la oposición tiene en la pandemia una trascendencia y amplificación inéditas. Los sectores populares han basado gran parte de su fortaleza política, en el último siglo, en la movilización social. La clausura del espacio público, como precondición del distanciamiento y del cuidado mutuo, acrecentó la relevancia relativa de los espacios virtuales y su centralidad respecto del debate público. En ese marco, el espacio virtual se presenta como un territorio unificado y articulado con el resto de las prácticas sociales: no hay dos geografías paralelas (la real y la virtual), ambas son parte del mismo fenómeno donde se disputa el sentido común, la validez de determinada forma de comprender la realidad. Lo denominado como virtual está cada vez más engarzado al combate por la apropiación de la conciencia social, la madre de toda batalla política. En la actualidad, gracias a la ausencia de regulaciones y al anonimato promovido por la lógica empresarial, la virtualidad es el sitio predilecto donde habitan la manipulación, la siembra de mentiras, el hostigamiento, las amenazas, los agravios y las calumnias varias. Los máximos beneficiarios de estas lógicas se niegan a cambiar su estructuración apelando –como es habitual– a la libertad. Pero su verdadera motivación remite a que cualquier regulación implicaría desmontar el dispositivo tecnológico que permite ampliar y multiplicar la relevancia de los temas y los perfiles según el financiamiento disponible. Sus beneficiarios –quienes emplean a  los trolls, bots y botnets para imponer aquello que no logran transmitir mediante la persuasión discursiva racional– se niegan a aceptar que la democracia tenga preponderancia por sobre el dinero. Los trolls son activistas pagos que manejan entre 20 y 30 cuentas cada uno. Los bots son aplicaciones de software automatizadas que replican (por miles) lo que postean los trolls. Y los botnets hacen lo mismo pero desde miles de cuentas diferentes. La diferencia entre los bots y los botnets es que los primeros amplían geométricamente y los segundos replican aritméticamente. Los bots mandan miles de mensajes y los botnets generan miles de cuentas y mandan un mensaje por cuenta. El mecanismo utilizado por la derecha internacional –atenta a la relevancia creciente de este espacio, consciente de su desventaja en términos de movilizaciones públicas presenciales– dispone de 4 etapas claramente distinguibles (aplicadas actualmente en Argentina en función de la tarea presente de acoso y derribo), que articulan lo virtual, lo mediático y lo político-institucional: Instalación: un referente preasignado de la oposición dirige un dardo acusatorio hacia un referente oficialista. Verbigracia: Waldo Wolff ataca a Sergio Massa en forma presencial –en un acting dentro de la Cámara– y en forma virtual se organiza la andanada vía mensajes personalizados de Twitter. Todas las amenazas recibidas por Massa son posteriores a estas dos escenas. Replicación: los trolls pagos y los activistas en redes de Juntos por el Cambio amplían las acusaciones, advertencias y amenazas de Wolff contra el presidente de la Cámara, para infligirle un costo político a su decisión de llevar a cabo la sesión. Algunos de los trolls, con direcciones IP residentes en Estados Unidos, envían mensajes. Multiplicación: los bots y los botnets propagan la andanada para convertir la ofensiva en un hashtag/etiqueta (palabra o lema establecido como centro de gravedad de las opiniones, debates y agenda. En el caso de Massa, el descrédito de la figura del presidente de la Cámara de Diputados). Un bot es una cuenta automatizada de redes sociales, administrada por un algoritmo y no por una persona real, que está diseñado para concebir publicaciones sin intervención humana. Un troll es diferente de un bot porque el primero es un usuario real, mientras que los bots son automáticos. La actividad de trolling se sirve de los bots para extender sus mensajes. Apalancamiento mediático: las propaladoras de los medios concentrados tematizan la ofensiva (en formato gráfico, radial y televisivo) intentando profundizar el debilitamiento de Massa. Gracias a la labor sembrada por el engranaje de trolls, bots y botnets, la trifecta local (Clarín, La Nación e Infobae) recaba insumos para legitimar e instituir su realidad performateada. (“Las redes sociales destruyeron a CFK”.) El modelo ofensivo, ejemplificado en la secuencia de ataque a Massa, se suma a los modelos defensivos y generadores de desconcierto. El defensivo se trata de resguardar a un vocero mediante un blindaje de sus posteos, con la intención de transformar su irrupción en una referencia política. Este dispositivo se vio reflejado con claridad los últimos días, a partir de la demora del provocador libertario Eduardo Miguel Prestofelippo, conocido como El Presto, quien fue notificado en la Ciudad de Córdoba de una denuncia en su contra, por amenazas de muerte a Cristina Fernández de Kirchner. Apenas fue trasladado a la Comisaría de la Policía Federal, el día jueves último, se produjeron 207.000 tuiteos durante dos horas, con un 90 % de posteos  provenientes de cuentas cuyas direcciones informáticas provenían de servidores instalados en Estados Unidos. Los trolls pagos, los bots y los botnets requieren financiamiento. Gran parte del mismo circula a través de las fundaciones, Centros de Estudio y think tanks con amplias conexiones internacionales entre los empresarios aliados a la lógica neoliberal. Una de esas usinas es Atlas Network, que fue dirigido a nivel global por el argentino Alejandro Antonio Chafuen hasta 2017. La filial local es presidida por Eduardo Maschwitz, un banquero que fue director del Banco Comafi, y que mantiene íntimas vinculaciones con la NED (National Endowment for Democracy), organismo ligado directamente al Departamento de

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La democracia argentina frente a la provocación de la Policía Bonaerense

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 12 de septiembre de 2020 Una rebelión policial de signo claramente desestabilizador devino en un conflicto de intereses económicos entre el Estado nacional y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto es lo que realmente quedó en pie después de una exhibición obscena desplegada por cuadros macristas instalados entre los agentes en actividad de la policía bonaerense y alguna mano de obra desocupada de exonerados de la institución, cuyos exabruptos fueron multiplicados hasta el ridículo por la cadena mediática a esta altura muy expuesta ante los ojos de la población. Sin embargo, el daño institucional que este episodio produce no puede ser ignorado ni subestimado. No se conocen antecedentes del espectáculo producido por cientos de agentes policiales apostados en las inmediaciones de la residencia presidencial que reclaman ante el presidente y llegan a negarse a su invitación al diálogo en esa misma sede. Lo macabro, lo perverso y lo ridículo se combinan de un modo que es inusual. Es completamente comprensible el efecto desconcertante de la situación. ¿Cómo separar la comparsa mediático-policial de una situación política que viene de vivir el patético espectáculo de una oposición que se niega a participar en el trabajo parlamentario en el único modo en que la racionalidad del cuidado frente a la pandemia lo permite? El curso de los acontecimientos se presta a la elemental sospecha sobre el intento de un sector  –por otra parte muy visiblemente comprometido- de envenenar la atmósfera política argentina. Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. ¿Globo de ensayo? ¿Fase 1 de un plan desestabilizador en consonancia con los formatos actuales de las agencias de Estados Unidos contra gobiernos no confiables? ¿Opereta descartable de una logia de exonerados de la policía manipulados por el macrismo? Todas las hipótesis son aceptables, y lo son también aquellas que combinan dos o más de esas hipótesis. Pero lo que merece colocarse en el centro de la mirada es la audacia de la movida. Su disposición a desafiar hasta el más modesto sentido de legalidad democrática en el ejercicio de un reclamo, por más justo que este pudiera presentarse. No hay tampoco antecedentes de una situación como ésta en la que la oposición política permaneciera callada durante tanto tiempo. No guardaron las formas más elementales de la decencia. Cualquiera que hubiera prestado atención a la insólita reaparición de Carrió en su diálogo televisivo con Morales Solá podría establecer entre sus dichos y los hechos policiales una causalidad absoluta. Es decir, hay una provocación pública y explícita, un accionar abiertamente desestabilizador contra las autoridades constitucionales. La decisión de rodear la residencia del gobernador de la provincia de Buenos Aires y la del presidente no parecen ser el fruto de una resolución de algún oscuro y clandestino sindicato policial sino el designio de una provocación urdida en sedes mucho más poderosas. El uso de armas como parte de la rebelión El trasfondo es, claro está, una situación social que afecta gravemente al personal policial. Los salarios del sector han caído verticalmente, ni más ni menos que los de la inmensa mayoría de los trabajadores del sector privado y del sector estatal. Ahora bien, ¿vamos a normalizar un modo de reivindicar derechos sindicales y sociales que incluya en su metodología el uso de armas y de patrulleros que son patrimonio público? Está muy claro que la respuesta del gobierno ha optado por una visión pragmática dirigida a desactivar el conflicto con los menores costos posibles. La esgrima de un legalismo extremo que imponga castigos a diestra y siniestra aún con pleno sustento legal no parece ser un camino aconsejable. Pero el desfiladero entre el justo castigo legal y el olvido del episodio como si fuera una escena sin importancia es muy angosto. Parece, más bien, que la ocasión para una profunda reforma legal y estructural de la policía bonaerense debe considerarse en forma prioritaria. Un capítulo muy interesante de estos hechos es el que concierne a la discusión interna que sobre ellos tuvo lugar en el espacio militante favorable al gobierno. La conmoción, reflejada en las redes sociales y en reuniones virtuales, fue muy importante. Expresa la explicable preocupación que existe en el interior de este espacio por la continua y creciente actividad desestabilizadora de la oposición macrista, amplificada como está por el trabajo de los grandes medios de comunicación concentrados. El fantasma del golpe de estado empieza a habitar la conciencia de nuestra población. La rebelión policial se coloca claramente en ese contexto. Sin embargo, el deseo de los grandes grupos económicos locales y globales no se transforma automáticamente en realidad política. Un operativo directamente golpista a pocos meses de un triunfo electoral contundente, con el amplio respaldo popular que revelan los sondeos de opinión y en el marco de una emergencia sanitaria y económica aparece impensable, salvo que quien lo urda esté dispuesto a ejercer niveles inéditos de violencia. Y aun así su posibilidad de consolidación sería muy problemática. Es evidente, sin embargo, que en algún lugar se trabaja en la acumulación de elementos para ese objetivo. Por lo pronto, el “final de la grieta” vaticinado por algunos analistas, es un nuevo pronóstico fallido que ocupará su lugar -al lado del “triunfo de una derecha moderna y democrática” y del “regreso al mundo” de la mano de Macri y su pandilla- en el álbum de las zonceras contemporáneas. El núcleo provocador y antidemocrático de la derecha no está dispuesto a ninguna reconciliación y su respeto por la legalidad democrática no será el resultado de ninguna resignación de su parte a no ejercer en plenitud el gobierno efectivo del país. En el mejor de los casos la convivencia del antagonismo político con la institucionalidad democrática solamente puede ser resultado de un ejercicio responsable y firme del gobierno legal, basado sobre un fuerte espíritu transformador de la realidad argentina. La etapa socialmente reparadora del daño social producido por el capítulo neoliberal recientemente derrotado es el comienzo de una ruta difícil y compleja que tiene en su horizonte transformaciones profundas en la estructura económica, social, política e institucional de la república. Esa será la única garantía de que la democracia auténtica –y no el

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Netanyahu usó un video manipulado de Abbas para influir en la política de Trump, revela Woodward

Fuente:  Haaretz Fecha: 12 de septiembre de 2020 El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le presentó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un video manipulado que mostraba al presidente palestino Mahmoud Abbas pidiendo el asesinato de niños, le dijo el ex secretario de Estado Rex Tillerson a Bob Woodward según su nuevo libro «Rage«. El incidente ocurrió el 22 de mayo de 2017, en un momento en que Trump comenzaba a tener dudas sobre Netanyahu y se preguntaba en voz alta si el primer ministro israelí podría ser el verdadero obstáculo para la paz con los palestinos, escribió Woodward, según extractos del libro publicados por medios estadounidenses. Un día después de ver el video «empalmado» destinado a «contrarrestar cualquier sentimiento pro palestino que estuviera surgiendo», Trump confrontó a Abbas, llamándolo «asesino» y «mentiroso», y poco después ordenó el cierre de la oficina en Washington de la representación palestina y cortó casi toda la ayuda estadounidense a Cisjordania, Gaza y a los refugiados palestinos. El 27 de mayo de 2017, Haaretz cubrió informes de gritos durante una reunión entre Abbas y Trump, y una figura palestina importante le dijo que «aquí hay una lucha de poder para el oído del presidente y, por supuesto, los palestinos no están en el mejor posición». Según lo descrito por Jewish Insider, que obtuvo una copia anticipada del libro, Woodward retrata una relación tensa entre Tillerson y el yerno de Trump, Jared Kushner, quien tenía la tarea de resolver el conflicto israelí-palestino. Tillerson creía que la relación de Netanyahu con Kushner, cuya familia conocía desde hacía muchos años, era «nauseabunda de ver». Después de que Kushner le mostró a Tillerson varias versiones del Plan de Paz de Oriente Medio, Tillerson le dijo a Kushner que a los palestinos «no les va a importar tu dinero … Con eso no les vas a comprar la paz». Tillerson fue despedido en marzo de 2018 y fue reemplazado por el entonces director de la CIA, Mike Pompeo. El último libro de Bob Woodward, «Rage«, es un relato íntimo y condenatorio de Trump, que se basa en cientos de horas de entrevistas, incluidas 18 entrevistas con Trump que duraron nueve horas, así como correspondencia y documentos confidenciales. El libro, que se publicará el 15 de septiembre, proporciona detalles del presidente de Estados Unidos y algunos de sus principales ayudantes, y concluye con la evaluación de Woodward sobre Trump como «el hombre equivocado para el puesto». * Rage en inglés, quiere decir furia, rabia. Todavía no se conoce el título que tendrá la edición en español. [Nota del Traductor] Traducción: Dardo Esterovich

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Nunca más es nunca más

El 10 de diciembre de 2019, asumió un nuevo gobierno de signo opuesto al que fue derrotado en el proceso electoral, caracterizado fundamentalmente por los propósitos de recuperar en el terreno económico social las políticas inclusivas en la distribución de la riqueza, para mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la comunidad y los segmentos medios que se vieron afectados por las orientaciones neoliberales que entre 2015 y 2019, determinaron la pérdida de muchas conquistas logradas en la década anterior. A los pocos meses de iniciar su gestión, tuvo que concentrar sus esfuerzos en un campo muy limitado y aceptar el condicionamiento de sus metas por efectos de la pandemia planetaria que asola también a nuestro país. Lo viene resolviendo con los mejores resultados que pueden alcanzarse compatibilizando los resguardos sanitarios con la protección de la economía. En medio de eso fue creciendo por parte de la oposición, respaldada por núcleos corporativos y privilegiados de la escala social, sumados a los principales medios de comunicación audiovisual especialmente, una campaña destinada a impedirle gobernar, cuestionar su legitimidad, obstaculizar el funcionamiento de los órganos legislativos y erosionar su capacidad de conducción con un despliegue que en los últimos días ha adquirido rasgos destituyentes. Culminación de esta campaña es el conflicto que se mantiene en estas horas con el personal policial de la Provincia de Buenos Aires, que trasciende los contornos de un reclamo gremial alineándose en los marcos generales descriptos precedentemente, cuales son los de deslegitimar la gestión del gobierno.  Frente a procesos que en los últimos años determinaron la caída con comportamientos golpistas de gobiernos de parecidas corrientes en las hermanas repúblicas de Brasil, Bolivia y Ecuador, sobran motivos como para alarmarse seriamente ante estos fenómenos.  Por todo eso es que desde el LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDÍO, convocamos a todas las fuerzas democráticas y progresistas a manifestarse, con las limitaciones de las particulares condiciones de la pandemia, con toda la fuerza que puede derivar del respaldo popular de las grandes mayorías, a defender al gobierno electo y denunciar todas las conductas ilegales, prepotentes, autoritarias y violentas con las que se lo está agrediendo.  Buenos Aires, 9 de setiembre de 2020 Marcelo Horestein, Presidente Dardo Esterovich, secretario

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Los amigos de Israel en la Convención Nacional Republicana: Los “sionistas cristianos” dictan la agenda del Partido Republicano

Fuente:  |  Fecha:  de septiembre de 2020 Recomiendo:5 Los amigos de Israel en la Convención Nacional Republicana Los “sionistas cristianos” dictan la agenda del Partido Republicano Fuente: Ramzy Baroud | Rebelión Fecha: 7 de septiembre de 2020 Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos Foto: El Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo se dirige a la Convención Nacional Republicana desde Jerusalén (Captura de vídeo) Resulta difícil (e inútil) discutir cuál es presidente estadounidense que históricamente ha estado más a favor de Israel. Aunque el presidente Barak Obama, por ejemplo, prometió más dinero a Israel que cualquier otro gobierno estadounidense en la historia, Donald Trump ha proporcionado a Israel un cheque en blanco de concesiones políticas al parecer interminables. Es indudable que el respaldo incondicional y el amor declarado a Israel es común a todos los gobiernos estadounidenses. Sin embargo, en lo que pueden diferir es en el objetivo general, sobre todo en la audiencia a la que se dirigen en periodo electoral. Tanto los republicanos como los demócratas se encaminan a las elecciones de noviembre con un fuerte sentimiento a favor de Israel y un apoyo incondicional, e ignoran completamente la difícil situación del pueblo palestino ocupado y oprimido. Para conseguir el apoyo del electorado proisraelí, pero especialmente el favor del lobby israelí en Washington DC el candidato a la presidencia demócrata Joe Biden y su compañera en la candidatura Kamala Harris se han desviado aún más de los pobres criterios que estableció el gobierno demócrata de Obama. A pesar de su generoso apoyo financiero a Israel y de su total respaldo político, especialmente durante las guerra de Israel contra la Franja de Gaza, Obama se atrevió, a veces, a censurar a Israel por la expansión de sus ilegales colonias judías. La candidatura Biden-Harris, en cambio, ofrece a Israel un apoyo incondicional. “Joe Biden lo ha dejado claro, no vinculará la asistencia de seguridad de Estados Unidos a Israel a las decisiones políticas que tome Israel, y yo no podría estar más de acuerdo”, afirmó Harris en una llamada telefónica el 26 de agosto. Llamaba a lo que el diario israelí Haaretz denominó “partidarios judíos”. The Jerusalem Post y Times of Israel denominaron a este electorado fundamental “donantes judíos”. Las referencias anteriores bastan para definir la naturaleza del apoyo a Israel por parte de la actual cúpula del Partido Demócrata. Aunque en los últimos años el punto de vista de las bases del partido ha cambiado significativamente en contra de Israel, la cúpula demócrata continúa satisfaciendo al lobby israelí y a sus ricos partidarios, aunque eso signifique adaptar la política exterior estadounidense en toda la zona de Oriente Próximo para servir a los intereses israelíes. En el caso de los republicanos, en cambio, es distinto. La cúpula del partido y sus bases están unidas en su amor y apoyo a Israel. Aunque el lobby israelí desempeña un papel importante a la hora de aprovechar y canalizar este apoyo, complacer a los miembros del lobby pro-Israel de Washington DC no motiva totalmente a los republicanos. Los discursos de los dirigentes republicanos durante la Convención Nacional Republicana (RNC, por sus siglas en inglés) celebrada en Charlotte, Carolina del Norte, entre el 24 y el 27 de agosto, tenían por objetivo tranquilizar a los evangélicos cristianos (a los que a menudo se denomina “sionistas cristianos”, que son el electorado proisraelí más poderoso de Estados Unidos). La antaño relativamente marginal influencia de los sionistas cristianos a la hora de configurar directamente la política exterior estadounidense ha ido cambiando con los años (sobre todo durante la presidencia de Trump) hasta definir los valores fundamentales del Partido Republicano. “En pocas palabras, es una política exterior apocalíptica”, tweeteó el comentarista israelí Gershom Gorenberg el 24 de agosto. Lo que dentro de la mentalidad republicana significa “Israel no es un país real sino un país de fantasía, telón de fondo del mito cristiano”. Los comentarios de Gorenberg se tweetearon horas después del polémico discurso del secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, el diplomático de más alto rango de Estados Unidos, que pronunció sus breves palabras desde “la hermosa Jerusalén, con vistas a la Ciudad Vieja”. La ubicación, y la referencia a ella, eran mensajes claros acerca de la importancia religiosa de Israel en la política exterior estadounidense y la audiencia indudable a la que iban dirigidas las palabras. Trump fue aun más obvio en un discurso pronunciado el 17 de agosto en Oshkosh, Wisconsin. “Trasladamos la capital de Israel a Jerusalén” anunció Trump a una multitud que aplaudía, “de modo que los evangélicos (¿saben?, es algo sorprendente) están más entusiasmados con ello que los judíos…Es realmente increíble”. No es de extrañar que el 22 % de las personas residentes en Wisconsin se identifique como “protestantes evangélicos”. No era la primera vez que Trump ridiculizaba a las personas judías estadounidenses por no apoyarlo tanto como a sus rivales demócratas. Hace un año Trump calificó a los demócratas judíos de “desleales” a Israel. “Creo que cualquier persona judía que vote a los demócratas demuestra una falta total conocimiento o una enorme deslealtad”, afirmó en agosto de 2019. No era una simple muestra de la típica falta de sensibilidad política de Trump, sino el reconocimiento de que el verdadero premio republicano en las próximas elecciones no es el voto judío sino el de los sionistas cristianos. En su discurso en la RNC el 27 de agosto Trump contó a esa misma audiencia sus logros proisraelíes, incluido el traslado de la embajada desde Tel Aviv a Jerusalén en mayo de 2018. “A diferencia de muchos presidentes anteriores a mí, mantuve mi promesa, reconocí la verdadera capital de Israel y trasladé nuestra embajada a Jerusalén”, proclamó Trump. El traslado de la embajada, que siempre es una buena oportunidad para repetir la palabra “Jerusalén” ante una multitud exultante, fueron las palabras de moda en la RNC, que repitieron todos los principales dirigentes republicanos, incluida la exembajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley. “El presidente Trump trasladó nuestra embajada a Jerusalén y cuando la ONU trató de condenarnos, me sentí orgullosa de emitir el veto estadounidense”, afirmó orgullosamente Haley, lo que provocó una ovación de aprobación. En todas las referencias a Israel que hicieron los dirigentes republicanos

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Avanza el Aporte Solidario

Fuente: Carlos Heller| Tiempo Argentino Fecha: 27 de septiembre de 2020 El viernes se aprobó en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados el dictamen del proyecto de Ley de “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia”. Se trata de una herramienta que cuenta con fuerte respaldo de la población y de gran parte del arco político, y con la que se espera recaudar algo más del 1% del PIB, recursos importantes para mitigar las consecuencias del Covid-19. El aporte no deja de ser un esfuerzo, aunque en nada cambiará el nivel de vida de quienes deban realizarlo, que son todas aquellas personas con un patrimonio declarado igual o superior a los 200 millones de pesos. No obstante, se llegó a decir que “están estigmatizando a esos que llaman ricos, que no son los ricos” y que “200 millones de pesos es tener un poco más de patrimonio que el promedio. No estamos hablando de grandes fortunas”. Cuesta creer que alguien que posea bienes declarados por el equivalente a unos 2,5 millones de dólares sea el ciudadano “promedio”. Basta conjugar este dato con la realidad de quienes engrosan el 13,1% de la tasa de desocupación o el 9,6% de la de subocupación, según los últimos datos del INDEC, para el segundo trimestre. También se habló de que se castiga a quien tiene un galpón y maquinarias compradas “en Europa”, cuando el proyecto es claro respecto de que la contribución es para personas humanas, no para empresas. Con el aporte solo se pide que las personas más ricas ayuden a alivianar una situación de emergencia, como es la derivada de la actual pandemia. El rechazo pareciera obedecer no tanto al monto que deberán pagar, sino a la intención de que no se instale precedente. Pero no hay país viable, económica y socialmente, si se deja de lado la idea de la solidaridad entre sus habitantes. Para responder a muchos de los planteos resulta útil el informe que elaboró la AFIP a pedido de los diputados de la Comisión de Presupuesto. Según el organismo recaudador, el universo potencial de aportantes calculado es de 9.298 personas, compuesto por 7.438 que ya realizaron la declaración jurada del periodo 2019 y otros 1.860 contribuyentes que, aunque todavía no lo hicieron, debieran estar alcanzados. Es apenas el 0,02% de la población del país. Un dato interesante: del total de personas alcanzadas que presentaron su declaración hay 253 que son las más ricas y poseen patrimonios valuados en más de 3 mil millones de pesos. Bien lejos del ciudadano típico, y más todavía si se considera que el promedio de riqueza declarada en este segmento supera los 15 mil millones de pesos. Este grupo de personas contribuirá con casi la mitad de lo que se espera recaudar, siguiendo el espíritu de la progresividad. En cambio, las 2.774 personas que integran la primera escala, con una riqueza de entre 200 millones y 300 millones de pesos, representan alrededor del 5,5% del aporte total que se alcanzaría. Los datos de la AFIP también son contundentes a la hora de dimensionar los problemas de desigualdad y concentración de la riqueza que tanto nos afectan: las personas alcanzadas equivalen al 0,8% de los contribuyentes que declararon sus patrimonios de 2019, pero poseen el 49,2% de todos los bienes de los argentinos en el país y en el exterior. También se entregó información importante para reflexionar sobre cuestiones relativas al mercado de cambios, ya que los 9.298 contribuyentes potencialmente alcanzados poseen un 42% del total de su riqueza en activos y bienes “dolarizados”. Y la mayor parte de dichos patrimonios, el 92% del total, son activos y bienes declarados en el exterior. Es un dato a tener en cuenta a la hora de pensar en cuáles son los sectores que podrían estar interesados en presionar por una devaluación del tipo de cambio. Sirve para valorar todavía más el accionar del Estado, regulando la evolución del mercado de cambios, en un contexto de fuertes presiones especulativas. Lo que se busca es cuidar las reservas internacionales y evitar una suba del dólar que, por su impacto en la inflación, terminaría afectando al grueso de la población. Es en parte lo que acaba de afirmar el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien señaló que las últimas medidas cambiarias “no son simpáticas” pero se priorizaron frente a la posibilidad de que se verifique una devaluación. A su vez, también hizo referencia al límite para las empresas con vencimientos mensuales por endeudamientos financieros que superen el millón de dólares, que sólo podrán acceder al mercado cambiario por el 40% de los vencimientos, mientras que el resto deberán refinanciarlo, o usar divisas propias. En el actual contexto no es posible que las empresas puedan acceder a comprar todos los dólares que desean. Según Guzmán, “el problema es que si todos hacen lo mismo no se puede: el país se queda sin reservas y termina habiendo un salto cambiario mayor”. Queda claro que no hay ningún espacio para que el Estado deje que las principales decisiones queden en manos de los mercados. Observar el contexto global Disparadas por los efectos de la pandemia, que incluso incrementó fuertemente la concentración de las mayores riquezas, hay ideas que siguen ganando terreno en el debate y la política global. En cuanto a la región, por ejemplo, Oxfam señaló tiempo atrás que “Latinoamérica, la región más desigual a nivel mundial y una de las más golpeadas hoy por la pandemia, experimentó durante los últimos cuatro meses un significativo ensanchamiento de la brecha entre los más ricos y el resto de la población (…). En promedio, la región vio surgir un nuevo «milmillonario» cada dos semanas”. Por eso recomienda reformas fiscales de urgencia. Entre ellas, un impuesto a los resultados extraordinarios que han obtenido algunas de las grandes corporaciones durante la pandemia. Estas propuestas también figuran en una publicación especial sobre políticas fiscales del FMI, donde se llega a hablar de una “sobretasa solidaria” para dar

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Lawfare: cómo se montó la extorsión contra la novia de Nisman

Fuente:  Ricardo Ragedorfer| Tiempo Argentino Fecha: 30 de agosto de 2020 El vía crucis de la modelo Florencia Cocucci, cuyo pecado fue haber tenido una relación con el fallecido fiscal. El escritor alemán Heinrich Böll, en su novela El honor perdido de Katharina Blum (1974), puso al descubierto la dinámica difamatoria de la prensa amarilla al mostrar cómo, en alianza con los servicios de inteligencia y algún juez, puede pulverizar la reputación de una persona. Su personaje principal es una mujer común e intrascendente que pasa una noche con un individuo, sin saber que es un prófugo del grupo guerrillero Baader-Meinhof. Ese simple dato, en manos de un reportero que manipula la verdadera raíz de los hechos, termina por hacer añicos su vida privada. Tanto es así que el fugitivo pasa a un segundo plano y entonces es ella quien copa la escena por esa simple circunstancia. Así funciona la criminología mediática.    A veces la realidad imita a la literatura. Un ejemplo: el vía crucis de la modelo Florencia Cocucci, cuyo pecado fue haber tenido una relación con el fallecido fiscal Alberto Nisman. Esta historia integra la pesquisa efectuada actualmente por la Comisión Bicameral de Inteligencia sobre 30 “precausas” tramitadas por la AFI macrista entre 2016 y 2019, sin otro propósito que hacer espionaje ilegal. Cabe decir que ese término alude a un recurso de legitimidad dudosa–y, en teoría, solo aplicado a hechos muy excepcionales–, que permite poner bajo investigación a una persona sin tener un delito concreto que probar. “Salir de pesca”, así como se dice en la jerga tribunalicia. Un gran número de magistrados federales solía aceptar con sumo beneplácito la invitación a semejantes excursiones, pero con el compromiso de destruir los registros obtenidos–audios e imágenes– tras un plazo razonable, en el caso de no haberse encontrado ninguna trapisonda. Una obligación de incumplimiento recurrente. A simple vista, la dinámica del asunto era de manual: los agentes de la AFI grababan al prójimo, los medios afines difundían sus dichos, y los fiscales los llevaban a indagatoria. Tal circuito se cumplía a rajatabla. El caso más paradigmático en la materia fue la pinchadura al teléfono del ex jefe de la AFI kirchnerista y actual senador, Oscar Parrilli. La excusa: averiguar si se había llevado documentación del organismo. El objetivo real: registrar sus diálogos con CFK. La jueza federal María Servini de Cubría se prestó muy gustosa a la maniobra, al igual que los jerarcas judiciales a cargo del área encargada de interceptar comunicaciones: Martín Irurzun, Javier Leal de Ibarra y Juan Rodríguez Ponte. Las charlas en cuestión comenzaron a ser televisadas en enero de 2017 por todos los programas amigos del gobierno, sin excepción. Y sus editorialistas, casi a coro, enumeraban un cúmulo de actos inmorales y graves delitos por parte de la ex presidenta: desde pronunciar malas palabras hasta urdir una conspiración contra el célebre espía Horacio Stiuso, además de presionar a jueces del fuero federal e incurrir en el tráfico de influencias. Lo cierto es que aquel material tuvo una excelente acogida por parte del público Lo de la modelo Cocucci recién ahora salta a la luz en toda su magnitud. Bien vale reparar en su operatoria. Comenzaba agosto de 2016. La causa por la muerte de Nisman, después de serle arrebatada a la fiscal ordinaria Viviana Fein, ya estaba bajo la órbita del juez federal Julián Ercolini. Una garantía para satisfacer un preciado deseo de Mauricio Macri: demostrar que el suicida había sido asesinado. Con tal fin hubo que presionar a esa mujer de 25 años para que su testimonio favoreciera aquella impostura. La solicitud de la AFI al juez federal Sebastián Ramos para iniciar esa precausa no tuvo desperdicios. Y se refería a la planificación de “un atentado terrorista a ejecutarse en España y Francia” por un grupo “Yihadista (sic) que estaría integrado por personas de diferentes nacionalidades”. Agregaba que el plan fue denunciado a la policía española por “un individuo identificado como Juan Carlos” y que “se encontraría implicada la ciudadana argentina Florencia Cocucci”. El formulario fue firmado por dos cabecillas de Asuntos Jurídicos del organismo: Hernán Martiré Palacios y José Padilla. El fisgoneo sobre ella fue arduo: seguimientos, escuchas e imágenes que se extendieron a familiares y amigos. Todos vinculados –según la AFI– con la presunta red islámica. Como parte del hostigamiento, recibía llamados telefónicos en las que voces anónimas le soltaban datos privados obtenidos en las escuchas: lo que había cenado anoche, que al día siguiente iría a una óptica y que el perro tenía un problema urinario, entre otros detalles. Tales informaciones se encontraban debidamente asentadas en los denominados “Legajos de investigación”. En tanto, alguien distribuía en algunas redacciones una denuncia falsa en su contra por estafa, firmada con un nombre de fantasía. Sobre tal asunto el portal Infobae dedicó tres “informes exclusivos”. Y la revista Noticias, el siguiente título: “La extraña dama de Nisman”, con la siguiente bajada: “Se recluyó en Mar del Plata y está paranoica”. En tanto, los esbirros de la AFI no le perdían el rastro. Además era extorsionada con un video íntimo. Y recibía amenazas de muerte, mientras que en los alrededores de su domicilio merodeaban vehículos ocupados por sujetos de mala traza. Su vida se había convertido en una pesadilla. Delicias del macrismo explícito. «

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Dólar y soberanía: Presión de lobbies exportadores para una fuerte devaluación

Fuente: Carlos Heller | Página/12 Fecha: 30 de agosto de 2020 Con el arreglo con los bonistas privados se reducirán los requerimientos de dólares para el pago de esas deudas en los próximos años. Además acaban de comenzar los contactos formales para avanzar en la negociación con el Fondo Monetario Internacional por una deuda insostenible. Por Carlos Heller «El tipo de cambio oficial es competitivo», afirma Carlos Heller.  Con argumentos de los más variados, pero sin ser muy explícitos en sus planteos, desde ciertos sectores se está tratando de generar el consenso para validar una fuerte suba del tipo de cambio.  La idea: volver a alterar de manera regresiva la matriz de distribución del ingreso y la riqueza, el gran efecto inmediato que tiene toda devaluación. Es la agenda de unos pocos. En un reciente artículo de investigadores del Fondo Monetario Internacional, entre quienes se encuentra Gita Gopinath, su economista jefa, y que tiene por título “Monedas dominantes y ajuste externo”, se analizan los efectos que tienen las devaluaciones. Se señala, por ejemplo, que dado que los precios del comercio exterior se encuentran en general denominados en dólares, el efecto de una devaluación en los volúmenes exportados es “tibio”, en especial en los países emergentes. También se comenta que con la devaluación se encarecen las importaciones y se contrae la actividad económica. El problema es que dada la tenue respuesta de los volúmenes exportados al tipo de cambio, según el Fondo, para tener algún efecto la devaluación debería ser muy grande, lo que tendría consecuencias negativas en “los balances de las empresas o en la inflación”. No parece ser un buen camino para elegir. Algunos analistas llegan a plantear que para reducir la brecha cambiaria (la distancia entre el dólar oficial y el contado con liqui, o el MEP) el que tiene que subir es el oficial. Un error, dado que el tipo de cambio oficial es competitivo.  Cabe aclarar que el segmento del dólar oficial es el que se usa para las operaciones del comercio exterior, mientras que los otros son marginales y están vinculados a la fuga y la especulación. Funcionan, tal como en su momento lo hizo el riesgo país, como una auténtica herramienta de presión para que se implementen ciertas políticas. Por ejemplo, se estimó en una nota periodística que existiría una retención de cosecha en silos por unos 12.200 millones de dólares, en parte porque “la brecha desincentiva las operaciones”. Una devaluación incrementaría los márgenes de ganancia de manera rápida, y en este caso el impacto no sería nada “tibio” (luego la inflación derivada de este aumento del dólar reduciría el supuesto aumento de competitividad logrado).  Además, en la nota citada se menciona el lobby que realizan las empresas agroexportadoras para que se restablezca el diferencial de retenciones para los derivados de la soja, una rebaja de 3 puntos, a cambio de incrementar las liquidaciones. También proponen que se considere a parte de las retenciones como pago a cuenta del impuesto a las ganancias. Es decir, ya sea a través de una devaluación o por la vía fiscal quien pagaría la cuenta es el conjunto de la sociedad. Lo descripto refuerza la necesidad de contar con un Estado que regule y priorice cómo se asignan los recursos estratégicos. En paralelo, es preciso seguir fortaleciendo los márgenes de soberanía y avanzar en la reconfiguración del aparato productivo para superar el limitante estructural de la restricción externa. Revertir estos términos es un proceso largo y complejo, aunque el gobierno ya ha empezado a dar pasos importantes a pesar de las resistencias y de los problemas que representa la pandemia. Por caso, con el arreglo con los bonistas privados se reducirán los requerimientos de dólares para el pago de esas deudas en los próximos años. También, mediante diversas operaciones de deuda, desde principios de año, se ha logrado reducir unos 17 puntos porcentuales la participación de los bonos soberanos en dólares, incrementando la porción de moneda local. Además, al otorgarle un trato equitativo a la deuda bajo legislación local se fortalece nuestro mercado de capitales y se le da mayor robustez a nuestra moneda. A su vez, acaban de comenzar los contactos formales para avanzar en la negociación con el Fondo Monetario Internacional por una deuda insostenible desde su concepción, que fue tomada en 2018 como puente para pasar las elecciones o, en su defecto, para condicionar a la siguiente administración. En resumen, el actual gobierno ha venido dando sobradas muestras de que negocia sin resignar soberanía. * Diputado Nacional Frente de Todos. Presidente Partido Solidario.

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Las nuevas guerras. Los modelos geopolíticos de injerencia y su impacto en América Latina

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 30 de agosto de 2020 El deterioro de la política doméstica de los Estados Unidos tiene correlato en la degradación de su política exterior. La tradición injerencista de Washington busca impedir su paulatina declinación como referencia de la política mundial y apela a innovadoras conceptualizaciones y prácticas para evitar un mayor deterioro. En un intento por sortear las repetidas derrotas estratégicas sufridas desde la Guerra de Corea hasta la actualidad, el ex paracaidista y contratista militar (eufemismo de mercenario), actualmente devenido en académico, Sean McFate, publicó un libro en 2019 que se constituyó en el texto de cabecera de las usinas de información del Departamento de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado. El almirante James Stavridis, que fuera responsable del Comando Sur hasta 2009 y luego Jefe  Supremo de la OTAN hasta 2013, catalogó a McFate como el nuevo Sun Tzu, en referencia al general chino del siglo V, autor de El arte de la guerra. El libro de McFate se titula Las nuevas reglas de la guerra: la victoria en épocas de desorden, y se ha constituido en el texto de consulta obligada para los funcionarios que ejecutan las políticas de intervención en los países que Estados Unidos considera bajo su ámbito de influencia. Desde el prólogo, se anuncia que es una respuesta a los peligros detectados por los oficiales que han participado de las últimas aventuras trágicas del modelo imperial: el ascenso de China, el resurgimiento de  Rusia, la creciente escasez de los recursos naturales  y las conflictividades intraestatales. Las sugerencias planteadas por McFate exhiben con total procacidad las iniciativas de manipulación, vigilancia, simulación y engaño sistémico utilizadas por Washington para intentar conservar su poder devaluado. El desembozado injerencismo planteado en Las Nuevas Reglas reivindica la militarización de la política a partir de la utilización de los medios de comunicación, la gestión del desorden y la generación de conflictos internos. La hipótesis central del autor es que Estados Unidos ha sido derrotado en todas las confrontaciones militares desde la Segunda Guerra Mundial (Corea, Vietnam, Cuba, Afganistán, Irak y Siria) porque no ha comprendido el cambio de los desafíos bélicos. Según McFate, el centro de las nuevas guerras está en la política y no en el territorio de la acumulación de armas. Las batallas del presente y del futuro se llevan a cabo en un nuevo escenario: la construcción de imaginarios y de sentido común; la búsqueda por imponer formas de realidad; y –sobre todo– el manejo de la información, los datos y la segmentación de que deriva e esos agregados. “La victoria moderna no se obtiene en un campo de batalla sino en la conciencia de una sociedad”. El enfoque supone que la victoria en el campo de batalla es obsoleta. El autor afirma críticamente que Estados Unidos invierte billones de dólares en aviones de combate y robots asesinos y que, sin embargo, no logra imponerse: “Necesitamos el dominio de (…) la subversión estratégica para evitar que los problemas se conviertan en crisis y las crisis en conflictos”. Para eso se requieren más académicos, más Hollywood, más ONGs, más servicios de inteligencia y menos portaviones. El conflicto actual se desenvuelve en las sombras, en los ejércitos privados (las empresas contratistas de mercenarios), el anonimato, las operaciones de confusión y propaganda. Las fuerzas militares convencionales –profetiza McFate– deben ser reemplazadas por grupos enmascarados ajenos a las regulaciones convencionales de la guerra. Entre sus propuestas, llega a considerar la creación de cuerpos similares a la Legión Extranjera, con agentes reclutados de diferentes países, capaces de defender los intereses estratégicos de las corporaciones dentro de territorios (catalogados) sin Estado. Sus actores prioritarios estarán en guerra permanente porque las escenas bélicas no comenzarán ni terminarán. Serán una continuidad acorde con el desorden global, los ejércitos privados, la entropía, el terrorismo, las operaciones de inteligencia y la búsqueda permanente por ganar la legitimidad; es decir, la aquiescencia de una población. Lo que McFate propone –y las delegaciones diplomáticas de Washington están ejercitando– es la exaltación de una guerra total en la que se asume la imposibilidad de respetar las regulaciones de los conflictos armados (la Convención de Ginebra, por ejemplo), porque ese tipo de enfrentamiento ya no existe y porque supone un handicap para los antagonistas. La tortura, el asesinato de civiles, la utilización de minas personales, el secuestro extrajudicial, el acatamiento de la soberanía de los aliados, el exterminio de prisioneros de guerra, etc., son cláusulas que ya no pueden ser respetadas porque su acatamiento supone una ventaja sobre los formatos actuales del conflicto. Entre las sombras La nueva biblia bélica pretende ser una caracterización pero termina imponiéndose como un decálogo de ejecución. Los corolarios de su doctrina se observan con claridad en los capítulos tercero y cuarto del Documento de Seguridad Estratégica de diciembre 2017, difundido por Donald Trump, donde se ensayan reconversiones de las fuerzas militares en grupos de operaciones dedicados a tareas especiales, cuyo centro son los contenidos culturales, los memes, la ridiculización de dirigentes políticos enemigos, las operaciones judiciales, el control de los aparatos comunicacionales y el engaño planificado. La política ya no se piensa como una forma diferente de la guerra, sino que es una de sus facetas. “Si los gobiernos pueden hacer que la comunicación estratégica sea rentable –subraya McFate–, el sector privado puede ser creativo para satirizar a Putin montando osos. En esa misma lógica cuestiona que China haya comprado algunos estudios de Hollywood, hecho que hace imposible “presentar al gigante asiático como un villano en las películas”, enfoque que ayudaría más que las armas para enfrentarlos. Para poder insertarse en el nuevo mundo de la guerra, habrá que derivar parte de inmensos recursos bélicos a la administración de mentiras comunicacionales (fake-news) ajenas a cualquier regulación soberana. Esto supone el retorno a un mundo pre-westfaliano (casi hobbesiano, de guerra de todos contra todos) donde conviven ejércitos privados, guerras sin Estados y organizaciones terroristas de triple bandera, dirigidos por fondos de cobertura financieros. Lejos de rechazar la anarquía y la anomia, McFate –autor también del libro El mercenario moderno–

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