Boletín N°111 – Septiembre de 2021 – Todo el quehacer del Llamamiento
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Por: Gabriela Volpin (*) Hace aproximadamente una semana circuló en las redes (sociales y mediáticas) un video de una profesora de Historia de una escuela pública y técnica de La Matanza, en el cual había una discusión entre ella y un alumno con respecto al período de gobierno de Mauricio Macri y a otros momentos de nuestra historia reciente. Pasaré a tomar ese evento de apenas 4 minutos de una clase, para analizar qué es lo que efectivamente sucedió allí. El eje de la discusión pasaba por: en qué medida las políticas empobrecieron o no al pueblo, en qué se invertía el dinero o si se lo fugaba, si tenemos una vicepresidenta con causas judiciales, los supuestos 37 años de gobiernos peronistas, y el papel de los medios de comunicación. Los temas tratados fueron: sucesiones presidenciales, análisis económico y político, la difusión de información. En una primera fracción de los 4 minutos, la profesora (algo desordenadamente), contra-argumenta en forma defensiva los cuestionamientos de los estudiantes, pero poco a poco el clima se va relajando y despliega argumentos y análisis más claros. Podemos cuestionar la forma inicial de interacción y los vínculos, dado que por momentos dificultan entender los criterios de análisis usados por la docente, quien tampoco los aclara. Se deja llevar por las emociones e incluso corta preguntas e intervenciones de quien la cuestiona, en algunas ocasiones. El hecho de que luego mejora el clima emocional y se traen datos (el nombramiento de jueces por decreto, la inversión del estado en educación durante el kirchnerismo, la realidad de familias que no pueden pagar una cuota escolar, las sucesiones presidenciales en los 37 años de historia) va dando racionalidad a lo que sucede y sobre todo, algo crucial en la formación de los estudiantes: argumentos y fundamentos. En una nota publicada por TN, el estudiante que cuestionaba y contra-argumentaba, reconoció que la profesora le hizo ver que le faltaba información. Y que un estudiante afirme eso, es un éxito rotundo: aprendió que para opinar, hay que tener información y analizarla (tal como lo despliega la docente, especialmente al tomar la sucesión de gobiernos en los 37 años de historia). Nótese que el estudiante no dice “me convenció”, sino “me falta información”. Lo sucedido en la clase, lo dejó con ganas de informarse y profundizar. Esto, claramente no es adoctrinamiento (es decir, lograr adhesión) y le sembró curiosidad. Más allá del caso puntual, me preocupa, tal como dijo el Profesor de Historia Sergio Wischñevsky en twitter la “peligrosísima ventana que se abre con la suspensión de la docente en cuestión”. Lo que sucedió en la clase, amerita un trabajo de asesoramiento pedagógico para trabajar, con la profesora, su enojo. No todos los estudiantes se animan o activan frente a tanto enojo. Pero jamás cabe frente a lo realizado, una sanción. Me preocupa porque, además de la sanción disciplinaria, hay una sanción social por parte de un sector de los medios y de la política que con ello pretende disciplinar a docentes y anular el debate y la discusión. Y esto sucede en tiempos en que los sectores de derecha supuestamente liberales, no quieren debatir en los medios y ni siquiera se animan a participar en programas donde el periodismo les pueda repreguntar o contraargumentar. Es decir, sucede en contexto de anulación del debate y la discusión argumentada y fundamentada, y de bajada de opiniones que se presentan como incuestionables. Ocupan espacio en esos medios discursos falsos e incluso violentos, y paralelamente van dándose diversos hechos de violencia en la sociedad que son naturalizados: el disparo a un diputado provincial en un acto de campaña, ataques a locales partidarios en distintas provincias, a edificios religiosos, hasta hace poco más de dos años se legitimaba la represión en las marchas, entre otros hechos graves que no se toman ni se tratan como tales. La anulación, sanción o evitación de la discusión, del debate en una democracia y la naturalización de la violencia son dos caras de una moneda con la que se pretende intimidar y ganar votos, tal como señalara el domingo pasado el Dr. Juan Manuel Ubeira en Caníbales por C5N. Volviendo a la clase de la profesora de Historia, cabe aclarar que todos los diseños curriculares vigentes y anteriores (incluidos los de los gobiernos de facto), establecen que en la escuela se forman ciudadanos. En el nivel medio, hay adolescentes que votan o van a votar. Si no pueden construir su pensamiento político con datos y criterios de análisis, les anulamos su posibilidad de pensar, decidir y aportar a un país mejor, “aunque sean de una escuela pública del conurbano”. (*) Lic. en Ciencias de la Educación. Docente de la UBA. Especialista en Formación de Formadores
Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina” Suplemento especial de Pagina/12 (31 de agosto de 2021) Ex vicepresidente de Bolivia Vivimos la articulación imprevista de cuatro crisis que se retroalimentan mutuamente: una crisis médica, una crisis económica, una crisis ambiental, y una crisis política. Una coyuntura de enorme perplejidad y angustia. Pareciera que la sociedad y el mundo hubieran perdido el rumbo, una dirección hacia dónde ir, su destino. Nadie sabe lo que va a pasar en el corto y mediano plazo, ni puede garantizar si habrá un nuevo rebrote o si surgirá un nuevo virus, si la crisis económica se intensificará, si saldremos de ella, si tendremos trabajo o ahorros. Esto da lugar a una parálisis del horizonte predictivo, no solamente en los filósofos, que es algo normal, sino en la gente común, en los ciudadanos y ciudadanas, en las personas que van al mercado, en los trabajadores, obreros, campesinos, en los pequeños comerciantes. El horizonte predictivo es la capacidad imaginada de proponernos cosas a mediano plazo, cosas que muchas veces no suceden, pero guían nuestra acción y nuestro comportamiento. El horizonte predictivo se ha roto, se ha desintegrado. Nadie sabe lo que va a suceder. La suspensión del tiempo Es en este sentido que propongo la categoría de un “tiempo suspendido”. A pesar de que suceden cosas, a pesar de que brotan conflictos, problemas, novedades, cada día estamos viviendo una suspensión del tiempo. Hay un movimiento del tiempo cuando hay un horizonte, cuando podemos al menos imaginar hacia dónde vamos, hacia dónde nos dirigimos. Se trata de una experiencia muy desgarradora, una experiencia nueva que estamos viviendo, en el sentido de que no existe una dirección hacia dónde ir, lo cual es angustiante. La suspensión del tiempo arrastra un conjunto de síntomas y consecuencias. La primera de ellas es lo que podríamos denominar “un ocaso de época”. El mundo está asistiendo al prolongado, conflictivo y agónico cierre de la globalización neoliberal. Estamos en un proceso emergente de desglobalización económica que se ha ido acentuando, pero que comenzó hace cinco o diez años atrás con idas y vueltas. La primera oleada de globalización se dio en el siglo XIX, hasta principios del XX, y la segunda a finales del siglo XX, entre 1980 y el 2010. Esta segunda oleada de globalización ha entrado en un proceso de una deshilachamiento parcial, en un proceso de desglobalización económica parcial. Hay cuatro datos que permiten afirmar esta hipótesis: Primero, el comercio mundial tenía una tasa de crecimiento, entre 1990 y 2012, de dos a tres veces por encima de la tasa del crecimiento del PIB global. Desde el 2013 hasta el 2020 es menor o, en el mejor de los casos, igual a la tasa del crecimiento del PIB. El comercio, que es la bandera de los mercados globalizados, se ha reducido, según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. El segundo dato es que los flujos transfronterizos de capital, que entre 1989 y 2007 habían crecido del 5% al 20% respecto al PIB mundial, pasaron a tener una tasa menor al 5% entre 2009 y la actualidad. El tercer dato es la salida de Inglaterra de la Unión Europea, el Brexit, que ha establecido un límite a la expansión, al menos por el lado de Occidente, de esta articulación de mercado, economía y política europea. Por su parte, Estados Unidos inicia con el gobierno de Trump un proceso gradual de repatriación de capitales bajo el lema “América Primero”. En su gobierno, Trump desplegó una guerra comercial contra China, pero también contra Canadá y luego contra Europa. Destapó viejos fantasmas de seguridad nacional para intentar impedir que China tome el liderazgo mundial y controle la red 5G. Además, el COVID-19 ha acelerado los procesos de reagrupación de las cadenas de valor esenciales, para que no se repitan procesos que se dieron en Europa cuando, entre países supuestamente pertenecientes a la misma unión comercial, se peleaban en la frontera por los respiradores e insumos médicos. Este control les permite no depender de insumos de China, Singapur, México o Argentina, o del país que fuera. Entonces, tenemos un escenario paradójico con China y Alemania aliadas por el libre comercio y Estados Unidos e Inglaterra aliados en una mirada proteccionista de la economía y del mundo. En los años 80, estos dos últimos países encabezaron la oleada globalizadora con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y ahora son sus líderes los que encabezan una mirada proteccionista y los comunistas, a la cabeza de China, los que convocan a todo el mundo a abrir fronteras y a no impedir que la globalización se detenga. Un último dato de esta desglobalización parcial que estamos viviendo es el documento que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional. Hay un monitor fiscal y un reporte de la economía mundial que presenta un conjunto de recomendaciones sorprendentes, paradójicas, e incluso chistosas viniendo del FMI: “hay que prorrogar los vencimientos de la deuda pública”. Es decir, están proponiendo que los países no paguen su deuda pública, que prorroguen y que establezcan mecanismos de repagos para los siguientes años. No se olviden que el FMI junto con Merkel y el Deutsche Bank fueron los que se impusieron sobre Italia, luego sobre Irlanda y finalmente sobre Grecia, para obligar a que asuman sus compromisos de endeudamiento. El informe sugiere “incrementar los impuestos progresivos a los más acaudalados”, no es el programa de un partido de izquierda radical, es la recomendación del Fondo Monetario. También, propone impuestos “a las propiedades más costosas, a las ganancias de capital, y a los patrimonios”, siendo incluso más radical que algunas propuestas que se habían manejado en los grupos de izquierda del continente. Sigue con “modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos”. Es decir, pide ser más audaces y modificar el sistema tributario porque hay muchos ricos que han evadido los impuestos. Cierra con una sugerencia para la tributación internacional a la economía digital, apoyo prolongado a los ingresos de los trabajadores desplazados e incremento
Por: Alberto Teszkiewicz La opinión de los judíos estadounidenses Una encuesta de votantes judíos estadounidenses publicada en julio de este año revela que una minoría considerable cree en algunas de las críticas más duras a Israel, incluido el hecho de que está cometiendo genocidio y apartheid. Entre los que respondieron a la encuesta encargada por el Jewish Electorate Institute, un grupo liderado por prominentes judíos demócratas, el 34 por ciento estuvo de acuerdo en que «el trato de Israel a los palestinos es similar al racismo en los Estados Unidos», el 25% estuvo de acuerdo en que «Israel es un estado de apartheid», y el 22% estuvo de acuerdo en que «Israel está cometiendo un genocidio contra los palestinos». Entre los votantes más jóvenes el acuerdo con esas declaraciones fue mayor, aunque todavía en minoría. Un tercio de ellos estuvo de acuerdo en que Israel está cometiendo genocidio, más de un tercio estuvo de acuerdo en que Israel es un estado de apartheid.[i] Opinan judíos en Israel Estas opiniones no son patrimonio exclusivamente de un grupo minoritario pero significativo de los judíos de USA. Este mismo año más de mil judíos israelíes, académicos, periodistas, profesionales, y otros, emitió un llamado a la Comunidad Internacional “Parar el Apartheid de Israel”.[ii] El documento de B’Tselem Pero no se trata sólo de opiniones individuales. El 12 de enero B´Tselem, la organización israelí por los DDHH en los Territorios Ocupados, difundió un documento de 11 páginas titulado “Un régimen de supremacía judía entre el mar Mediterráneo y el río Jordán: eso es el apartheid”[iii]. Este documento empieza con esta descripción “Más de 14 millones de personas, aproximadamente la mitad de ellas judías y la otra mitad palestinas, viven en el territorio situado entre el río Jordán y el mar Mediterráneo bajo un mismo régimen. En los discursos públicos, políticos, jurídicos y mediáticos, la percepción común es que se trata de dos regímenes separados que actúan cada uno por su lado, separados por la Línea Verde. Un régimen, dentro de los límites del Estado soberano de Israel, es una democracia permanente, con una población de unos 9 millones de habitantes, todos ellos ciudadanos israelíes. El otro régimen, en los territorios ocupados por Israel desde 1967, cuyo estatuto definitivo se supone que se determinará en futuras negociaciones, es una ocupación militar temporal impuesta sobre unos 5 millones de súbditos palestinos. Con el curso del tiempo, la distinción entre estos dos regímenes se encuentra cada vez más alejada de la realidad. Esta situación existe dese hace más de 50 años, el doble de tiempo que el Estado de Israel ha existido sin ella. Cientos de miles de colonos judíos residen actualmente en asentamientos permanentes al este de la Línea Verde, viviendo como si estuviesen al oeste de la misma. Jerusalén Este ha sido oficialmente anexionado al territorio soberano de Israel y Cisjordania ha sido anexionada en la práctica. Es más, la distinción entre los dos regímenes oscurece el hecho de que toda la región entre el mar Mediterráneo y el río Jordán está organizada de acuerdo a un mismo principio: hacer progresar y fortalecer la supremacía de un grupo – los judíos – sobre otro – los palestinos. Todo esto lleva a la conclusión de que no se trata de dos regímenes paralelos que simplemente mantienen el mismo principio. Hay un solo régimen que gobierna toda la zona y las personas que en ella viven, basado en un mismo principio organizativo.” Y finaliza con esta convocatoria: “¿Cómo combatir una injusticia si no se la nombra? El apartheid es el principio organizador, reconocerlo no significa rendirse. Al contrario: es una llamada al cambio. Hoy más que nunca, luchar por un futuro basado en los derechos humanos, la libertad y la justicia es crucial. Existen varios caminos políticos hacia un futuro justo, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, pero en primer lugar debemos todos optar por decir no al apartheid.” El documento de Human Rights Watch El 27 de abril, Human Rights Watch, una organización internacional con sede en Nueva York, nunca acusada de izquierdista sino más bien de haber sido influenciada por la agenda de asuntos exteriores de los Estados Unidos, publicó un documento de 225 páginas titulado “Se ha cruzado un umbral. Las autoridades israelíes y los crímenes de apartheid y persecución”. [iv] Este documento concluye: “Las autoridades israelíes han privado a millones de personas de sus derechos básicos en virtud de su identidad como palestinos. Estas políticas y prácticas sistemáticas de larga data encajonan, desposeen, separan por la fuerza, marginan y de otro modo infligen sufrimiento a los palestinos. En los Territorios Palestinos Ocupados, las restricciones de movimiento, la expropiación de tierras, el traslado forzoso, la denegación de residencia y nacionalidad y la suspensión masiva de los derechos civiles constituyen “actos inhumanos” establecidos en la Convención del Apartheid y el Estatuto de Roma. Bajo ambos estándares legales, los actos inhumanos cuando se llevan a cabo en medio de una opresión sistemática y con la intención de mantener la dominación constituyen el crimen de lesa humanidad del apartheid. En conjunto, estas políticas y prácticas en los Territorios Palestinos Ocupados privan gravemente a los palestinos de los derechos humanos fundamentales, incluidos la residencia, la propiedad privada y el acceso a la tierra, los servicios y los recursos, de forma generalizada y sistemática. Cuando se cometen con intención discriminatoria, sobre la base de la identidad de las víctimas como parte de un grupo o colectividad, constituyen un crimen de lesa humanidad de persecución con arreglo al Estatuto de Roma y al derecho internacional consuetudinario. Aparte de los actos inhumanos llevados a cabo en los Territorios Palestinos Ocupados, el gobierno israelí viola los derechos de los palestinos dentro de Israel debido a su identidad, incluidas medidas que han hecho prácticamente imposible que decenas de miles de palestinos beduinos que viven en el Negev vivan legalmente en las comunidades; la negación a cientos de miles de palestinos de la posibilidad de acceder o utilizar tierras que históricamente les
Por: Larry Levy Dardo no se fue. Dardo está. Dardo es todo un legado sin fecha de vencimiento. Con él compartimos la felicidad de ver nacer al Llamamiento. Brindamos a lo grande con el elixir del entusiasmo después de llenar FOETRA. Compartimos los primeros éxitos poniendo en la escena política el esfuerzo de muchos y las voces de tantos. Les sacamos la ficha (y el cuero) a todas las personalidades (¿personajes?) a quienes les llevamos una muestra gratis de los judíos “diferentes”, los de adoquín, vereda y funyi… un mensaje que rompe con los faraones para poner en valor la libertad y no la huída. Ese mensaje que prueba de manera irrefutable que no hay Goliat que resista a un David armado con buenos argumentos. Dardo, además, tenía la receta magistral para transformar la adversidad en el vino de Pesaj. Con él gastamos muchas cafeterías de Villa Crespo con reuniones interminables y en discusiones memorables. Nos peleamos mucho, pero nos amigamos más. No había horario para el Llamamiento, tampoco para las confidencias y el secreteo. Inteligente, polémico, perseverante, habil negociador, luchador, cascarrabias… te sonreía para aprobarte y, a la vez, era capaz de clavarte una mirada penetrante y crítica cargada de enojo. Negociador incansable, en fin… Después de mi alejamiento de la vida activa del Llamamiento intentó varias veces convencerme para volver. Siempre poniendo una dosis de afecto y ternura envueltos entre argumentos de política dura, de una racionalidad mentirosa. Y yo, cada vez que lo intentaba, le afanaba una sonrisa irónica. No lo despido porque Dardo no se va a ninguna parte, se queda con nosotros. Propongo que la primera sede que tenga el Llamamiento lleve el nombre de Dardo Esterovich. ¿Escuchaste Dardo? No jodas. Te lo merecés.
Gabriel Merino, Julián Bilmes y Amanda Barrenengoa | Tricontinental (27 de julio de 2021) Enviado por Jorge Cantor Resumen ejecutivo El siguiente trabajo aborda las principales características y dimensiones de lo que aquí se denomina como transición histórico-espacial del sistema mundial, la cual se ha agudizado a raíz de la actual pandemia de Covid-19, delineando un nuevo momento geopolítico mundial. Se recorre de manera general cada una de las principales tendencias de esta transición, remarcando con mayor centralidad el ascenso de China a la par del declive de Estados Unidos: ambos procesos como indicadores de la actual crisis de hegemonía estadounidense (o en términos más completos anglo-estadounidense) y, por consiguiente, del orden mundial. Asimismo, se recuperan las contradicciones político-estratégicas y las guerras híbridas en distintos escenarios, incluyendo también la crisis económica global y el nuevo paradigma tecno-económico emergente, todas expresiones de la crisis de época o sistémica a la que asistimos. Hacia el final se abordan algunos efectos que produce todo este proceso descrito en las periferias del mundo -también denominadas Sur Global-, abordando en particular las perspectivas que se abren para Nuestra América, frente a la disyuntiva entre la profundización de la condición periférica, dependiente y “subdesarrollada” de nuestros países o bien la recuperación de la apuesta por la autonomía, la soberanía popular y la justicia social. índice IntroducciónDeclive de EEUU y ascenso de ChinaCrisis del orden mundialContradicciones político estratégicas y Guerra Mundial Híbrida y FragmentadaCrisis económica estructural del capitalismo financiero globalNuevo paradigma tecnológico-económicoDisrupciones en las periferias del sistema mundial. Una mirada desde Nuestra América Descargar versión pdf
Por: Efraim Davidi La ex ministra de Cultura del Likud, Miri Regev, denunció hace pocas semanas atrás, a principios de agosto, el «ADN blanco» de la dirección del partido derechista. Regev, que se jactó siendo ministra de «que nunca leyó a Chejov», alabó en una entrevista con el diario «Iediot Ajaronot» al ex-premier Netanyhau y habló de sus esperanzas de ser algún día primer ministro. Ella señaló que muchos puestos de liderazgo en Israel nunca han sido ocupados por un judío mizrají desde la creación de Israel, a pesar de que la mayoría de los miembros del Likud pertenecen a esa comunidad. Incluso comparó la situación de los mizrajíes con los negros en EE.UU. Regev no es un nuevo Martin Luther King de habla hebrea. Después de una larga carrera en el ejército, la coronel Regev, que fuera responsable de la censura militar a los medios de comunicación existente en Israel desde 1948, fue elegida diputada por el Likud en el 2008 y se destacó por sus injurias contra los refugiados africanos que habitan el sur del Tel-Aviv. «Son un cáncer en el seno de Israel», profirió en una demostración racista realizada en el barrio pobre Shjunat Hatikva de Tel-Aviv. Pero Regev resucitó la cuestión de los judíos de origen oriental (mizrají). La cuestión de los judíos mizrajíes o mizrajim (en hebreo en plural, mizrají en singular) es un tema recurrente en la política, la sociedad, la economía, la cultura, el cine, las artes, la literatura y la poesía de Israel. ¿Quiénes son los los judíos mizrajíes? Se puede buscar en vano el significado del término en cualquier diccionario en castellano de la lengua hebrea. No existe. Pero de acuerdo a «Wikipedia»: «Los judíos mizrajíes o mizrajim son descendientes de las comunidades judías del Medio Oriente y norte de África. Literalmente mizrají significa «oriental», ya que Mizraj (en hebreo: מזרח) significa «Este». Originalmente el uso del término mizrají y «Edot ha-Mizraj» fue una traducción de la palabra árabe mashrīqī (oriental), que se refería a la gente de Siria, Irak y otros países asiáticos, mientras que a los judíos del norte de África se les llamaba, en árabe, magāriba (magrebíes). En el Israel actual esta palabra hace referencia a todos los judíos de países árabes asiáticos, aunque muchos mizrajím rechazan el uso de este término y prefieren ser identificados por su país de origen, o el de sus antepasados inmediatos, y no por una palabra que los englobe a todos. También se utiliza la palabra ‘sefardí‘, en un sentido amplio, aunque ello da lugar a confusión en ocasiones, ya que esta palabra debe emplearse únicamente para los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica (Sefarad) en los siglos XV y XVI». De estos párrafos se puede entender que en «el Israel actual [el término] hace referencia a todos los judíos de países árabes asiáticos». Pero no es así. «Mizrají» se utiliza incluso en la prensa diaria de mayor circulación en Israel («Iediot Ajaranot», por ejemplo) para designar a todo israelí procedente o descendiente de los judíos llegados al Estado Judío desde el Norte de África, el Medio Oriente y hasta Yemen, Irán y Afganistán (estos dos últimos no son países árabes). ¿Comunidad o comunidades? Pero este término de uso diario tiene un origen. Y no tiene nada que ver con «las comunidades orientales» (Edot ha-Mizraj). Este último término apunta a que no hay una «comunidad oriental», sino «comunidades» (en plural), acorde con la ideología imperante en el establishment sionista en Israel en los 50 y 60 del siglo pasado. No es un secreto que el primer Premier del Estado de Israel, David Ben-Gurion, tenía una visión discriminatoria hacia esas comunidades. Uno de los líderes del partido laborista gobernante de Ben Gurion, Mapai (Mifleget Poalei Eretz Israel), Giora Yoseftal dijo en el Congreso Sionista 23 realizado en Jerusalén en 1951 que «la condición indispensable para el crisol de diásporas es el necesario cambio en las concepciones de aquellos que provienen de los países atrasados. No hay nada en común entre los padres que dan todo a sus hijos y ven en su educación y la salud el objetivo de sus vidas y hasta pueden deprenderse de su comida y ropas por el bien de sus hijos; y aquellos que les quitan a sus vástagos las raciones de comida, los envían a trabajar, no entienden por qué los niños deben estudiar y no saben qué es un médico o un medicamento. No puede haber un crisol de diásporas cuando en una familia se obliga a la mujer a volver a trabajar a los pocos días del parto y en otra se gastan hasta los últimos centavos en el bienestar de los hijos». Estas declaraciones de un líder laborista no es una visión puramente personal sobre «los recién llegados» (los mizrajim). Siete años después, en un debate en la Knesset, otro líder laborista, Mordejai Namir, a la sazón Ministro de Trabajo, se refirió al proyecto de ley de la bancada comunista de establecer el seguro de desempleo: «La gran mayoría de los desempleados son nuevos inmigrantes (olim jadashim). Tenemos un gran problema con este grupo: el solo hecho de trabajar, conocer por dentro un lugar de trabajo y la disciplina laboral, representa para ellos una revolución mayor en sus vidas e incluso una revolución personal en cada individuo, en su mente y en su cuerpo. La mayoría de ellos nunca trabajó, y están obligados aquí a estudiar los rudimentos del trabajo. ¿A esta gente le daremos dinero para que no trabajen? ¿Un seguro de desempleo no será para ellos una motivación más para dejar de trabajar? Incluso si este seguro de desempleo representa una entrada muy reducida, ¿no habrá entre ellos aquellos que quieran vivir en la pobreza – pero sin trabajar?» El propio Ben-Gurion, que en junio de 1958, tuvo que hacerse cargo de la cartera de Bienestar Social por una defección en la coalición gobernante encabezada por su partido, declaró «estar a cargo en forma oficial de atender
Por: Pablo Gorodneff Gilles Deleuze, citando a Spinoza, escribió: “La tristeza, los afectos tristes son todos aquellos que disminuyen nuestra potencia de obrar. Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en sus esclavos. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos». Uno de los afectos tristes, también según Spinoza, es el desprecio. El Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos de la Universidad Nacional de General San Martín desarrolló una investigación sobre el alcance y la propagación de los discursos de odio en la Argentina, cuyo crecimiento resulta alarmante, a los que define como aquellos que promueven, incitan o legitiman “la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de su pertenencia a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social”, en la esfera pública digital. En uno de sus módulos investiga las derivas del antisemitismo en la pandemia. Ante la pregunta sobre el grado de acuerdo con la frase «Detrás de la pandemia del Coronavirus hay figuras como Soros y laboratorios de empresarios judíos que buscan beneficiarse económicamente» un 30 % de los encuestados manifestó estar “muy de acuerdo” y un 7 % estar “de acuerdo”, o sea que cuatro de cada diez encuestados tienen este prejuicio antisemita. Cabe recordar, que estas ideas encontraron eco en las marchas que, fogoneadas por figuras de la oposición, se oponían a la cuarentena. Antivacunas, terraplanistas, nostálgicos de la dictadura y antisemitas de todos tipo se daban cita en el centro porteño, desafiando todas y cada una de la normas de cuidado. Así, tratando de sembrar la desconfianza y la desazón, llamaron “infectadura” al conjunto de personas que nos daban consejos para cuidar nuestra vida, y “veneno” a la sustancia, que quedaría luego demostrado, llegó para protegernos de los efectos del Covid. En las ultimas semanas, y coincidiendo con el inicio de la campaña electoral, los políticos que buscan un lugar en listas de la derecha nos ofrecieron un festival de ejemplos en cuanto a discursos de odio se refiere: desde banalizar una vez más la Shoá llamando “fuhrer” a una ex presidenta de la Nación, hacer chistes sobre lo bueno que sería atropellar a los chicos a que asisten al Colegio Carlos Pellegrini, hacer negacionismo sobre el número de desaparecidos, negar los derechos nacionales sobre Malvinas, para finalmente desplegar toda su violencia misógina contra una actriz que se “atrevió” a visitar al presidente para defender los derechos de sus pares. Grave es también que varios medios de comunicación consientan o incluso alienten la utilización de estos violentos modelos discursivos en su programación. Estamos en periodo preelectoral y el aire se carga de preguntas: ¿Quiénes piden nuestro voto? ¿Con qué argumentos? ¿Por qué algunos nos quieren ver odiando? ¿Quién se beneficia con el autodesprecio? La respuesta estará, una vez más, en nuestra cabeza y en nuestras manos. Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos de la Universidad Nacional de General San Martín: El antisemitismo en Argentina: tramas e interrogantesInforme LEDA #3 – Junio 2021