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Meretz no tiene nada más que ofrecer al público israelí

La líder de Meretz, Zahava Gal-On. Crédito: Nir Keidar Por: Rogel Alfaro | Haaretz (20 de julio de 2022) Es bueno que Zehava Galon finalmente decidiera postularse para el liderazgo de Meretz, pero en última instancia, no importa quién encabece el partido, ella o Yair Golan. No importa el futuro del estado, no importa el futuro de la sociedad, ni importa el futuro de las políticas gubernamentales quién se convierte en primer ministro. El estandarte que enarbola Meretz, su visión, está tan andrajoso y raído como un trapo viejo, uno que, a lo sumo, es capaz de salvar sólo un poco de la conciencia de la izquierda sionista. La solución de dos estados, que Meretz apoya, es hoy la posición política más fácil de tomar, porque no requiere nada. El presidente estadounidense, Joe Biden, también apoya esta solución , a la que califica, como es habitual estos días, con la excusa de que no es implantable por el momento. Y que Dios lo bendiga, como solía decir su madre, y mientras se despedía calurosamente y con los ojos llorosos de todos los que encontraba en la tierra del Holocausto. La solución de dos estados se ha vuelto kitsch. Es como «nací para la paz» y «cuando crezca habrá paz» y «nuestra mano está extendida en paz» y todo el resto de esta mierda con la que los niños israelíes eran y son alimentados desde el jardín de infantes. El apoyo a la solución de dos estados es la más fácil de adoptar simplemente porque no requiere que quienes la adoptan muevan un dedo. No tienes que eliminar a los colonos, no tienes que enfrentarte a ellos. Esto no es factible en la sociedad israelí. No se puede acabar con la ocupación y el apartheid, y nadie tiene planes prácticos para hacerlo. Es como decir “Dios te amará”, cuando no hay Dios. Es un reflejo hueco. Servicio de labios. La «Declaración de Jerusalén» que firmaron el primer ministro Yair Lapid y Biden establece que Israel y Estados Unidos declaran el «compromiso inquebrantable con la democracia, el estado de derecho y el llamado de ‘Tikun Olam’, la reparación del mundo» de sus dos países. No hay democracia ni estado de derecho en un país que impone un sistema de apartheid y ocupación a un millón de palestinos. En cuanto a la llamada a Tikun Olam: Biden naturalmente entendió la negativa del cantante Yuval Dayan a darle la mano después de que ella interpretó con Ran Danker una mezcla sensiblera de «Lu iehí» de Naomi Shemer con «Let it Be» de los Beatles (pero ¿qué pasó con la melosa “Imagine” de Lennon?). Después de todo, una mujer judía que cumple los 613 mandamientos hace avanzar la reparación del mundo. Todo es tan idiota. En realidad. Tikún Olam? ¿Israel? Está vacío, está tan hueco como la consigna de dos estados para dos pueblos. No hay diferencia. En lo que respecta a Meretz, es como si el tiempo se detuviera cuando Itzjak Rabin fue asesinado. Su fórmula política está anclada en la década de los noventa, mientras que el proyecto de asentamientos ha crecido y se ha fortalecido desde entonces. Lapid acaba de declarar lealtad a dos estados. Su juramento de lealtad tampoco tiene sentido. Por eso pide la solución de dos estados, porque lo libera de la necesidad de hacer cualquier cosa. Es la última exención de tomar medidas diplomáticas. La ocupación determina los hechos sobre el terreno. Y esos hechos determinan que un estado palestino no se establecerá junto a Israel mediante negociaciones y un acuerdo de paz. Se acabó. Y en cuanto a la separación por pasos unilaterales: Eso requiere establecer una frontera. La sociedad israelí se niega a hacerlo y los palestinos se oponen. Meretz no tiene nada más que ofrecer al público. Lo que queda es adoptar una solución justa, valiente y revolucionaria de un estado de todos sus ciudadanos. Con este fin, se debe establecer pronto un partido árabe-judío que reemplace a Meretz, el Partido Laborista y parte de la Lista Conjunta.

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ISRAEL: UNA CRISIS QUE NO TIENE FIN

Por: Efraim Davidi | Morena Internacional (3 de julio de 2022) El denominado “gobierno del cambio” de Israel alcanzó el 30 de junio pasado su punto final. Duró poco más de un año y se desmoronó lentamente por un sinfín de crisis internas que se apilaron hasta dejar a sus líderes sin margen de acción. La caída del actual gobierno, hasta ahora encabezado por un líder de extrema derecha, Naftali Bennett, convirtió al Ministro de Relaciones Exteriores y autodenominado “líder de centro” Yair Lapid, en Primer Ministro en funciones por los próximos cuatro meses hasta la formación de la próxima coalición gubernamental. Tras la disolución de la Knésset (Parlamento) con el apoyo de 92 de un total de 120 diputados, Israel vuelve a sumergirse en una feroz campaña electoral de cara a los comicios fijados para el próximo 1 de noviembre, las quintas elecciones en 36 meses. Pero esta decisión de disolver el Parlamento ahonda más aun la profunda crisis política que atraviesa Israel y entre las facciones de la coalición gubernamental. Este Ejecutivo, compuesto por siete partidos sionistas de derecha, centro e incluyendo dos que pertenecen a la Internacional Socialista (el laborismo, otrora la mayor fracción parlamentaria y Meretz) y apoyado por un partido islámico conservador (Rapan) tuvo por objetivo destronar al ex Primer Ministro y líder del derechista Likud, Benjamín Netanyahu, enjuiciado por corrupción que sirvió ininterrumpidamente en el cargo desde 2009 hasta junio de 2021. Pero paradójicamente y en los hechos, el “gobierno de cambio” fue en realidad un gobierno de continuidad en los ejes centrales de la política gubernamental de Netanyahu: la continuación de la ocupación de los territorios palestinos ocupados por Israel en junio de 1967, la perseverancia en las medidas neoliberales en la economía y la sociedad, el disciplinado alineamiento con la estrategia del imperialismo en la región y los recurrentes ataques en Siria e Iran. Dos bloques de las clases dominantes y un tercero minoritario Al igual que en las últimas ocasiones, ante estas elecciones (¡nuevamente!) anticipadas los partidos se perfilan divididos entre aquellos dispuestos a servir bajo el mando de Netanyahu quien fracaso en su tarea de formar los últimos cuatro gobiernos y quienes insisten en la necesidad de evitar el regreso del ex-mandatario, que enfrenta los cargos de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos distintos de corrupción. Esta vez, sin embargo, el electorado acudirá a votar habiendo atravesado la experiencia de un poder ejecutivo alternativo al que propone Netanyahu, al frente de su partido, Likud, junto a sus socios ultraortodoxos y racistas. Existe una tercera opción, aunque minoritaria: la Lista Común que conforman el frente Hadas del Partido Comunista de Israel junto a dos partidos árabes, Ta’al (Movimiento Árabe por el Cambio) y Balad (Pacto Nacional Democrático). “La Común”, como se la denomina generalmente en hebreo y árabe, está dirigida por un joven diputado de Hadash, Ayman Odeh y no está incluida en ninguno de los dos bloques, aunque es profundamente enemiga de Netanyahu y sus aliados. La Lista Común tiene un programa anti-colonialista y anti-capitalista y posee una bancada de solo seis diputados. De acuerdo a las encuestas realizadas a principios de julio, podría obtener entre siete y ocho parlamentarios.     Netanyahu prepara su retorno A las dificultades internas del gobierno saliente se sumó el incansable accionar de Netanyahu, como líder de la oposición derechista, para obstaculizar su funcionamiento y demostrar al electorado que un gobierno tan amplio y no bajo su mando no podía funcionar. “Esto es lo que sucede cuando mezclas un partido de falsa derecha con partidos de extrema izquierda y una facción árabe-terrorista ligada a los Hermanos Musulmanes”, dijo en la Knesset el 30 de junio pasado el ex-primer ministro, que describió al gobierno saliente como un “experimento que fracaso”. Además, en un discurso ante el parlamento que para muchos marcó el comienzo de su campaña electoral, prometió “un gobierno amplio y robusto, que devolverá el orgullo nacional, la fuerza, la disciplina y la esperanza a Israel”. En otras palabras, Netanyahu propone una mayor fascistacion del Estado de Israel, y de acuerdo a los medios israelíes una de sus primeras medidas si fuera elegido, es legislar una ley que impida la continuación de su juicio y una posterior condena a la cárcel. Nuevas elecciones y viejas incógnitas Culminada la votación en el Parlamento, Lapid se dirigió al museo del Holocausto de Jerusalén, Yad Vashem, con el fin de honrar la memoria de su padre, fallecido en 2008 y sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial. “Prometí a mi difunto padre que siempre mantendría a Israel fuerte, capaz de defenderse a sí mismo y de proteger a sus hijos”, escribió Lapid a través de su cuenta de Twitter, previo a la simbólica ceremonia de traspaso de mando. El padre de Lapid, ex ministro de Justicia, propugno en su momento abolir los juzgados laborales y limitar el derecho de huelga. De tal palo, tal astilla, y últimamente el nuevo Primer Ministro, quien fuera ministro de Economía durante uno de los gobiernos de Netanyahu, expreso que “los países más ricos son aquellos donde hay más desigualdades sociales”. De cara a los próximos comicios, este periodista de 58 años devenido político se perfila una vez más como líder del sector anti-Netanyahu, que ya no contará con la participación de Bennett tras su anuncio de que no se presentaría a las elecciones. Esta decisión de Bennett podría ser decisiva para el futuro político de Israel, dado que deja al mando de su partido, Yamina (literalmente “Hacia la Derecha”, en hebreo), a la impredecible y racista ministra de Interior, Ayelet Shaked que hizo todo lo posible para sabotear el gobierno saliente dirigido por… Bennet. Las últimas encuestas difundidas por medios israelíes anticipan un escenario difícil para ambos bloques, que por ahora no contarían con los apoyos necesarios para llegar al mínimo de 61 diputados necesario para formar una coalición. Según encuestas difundidas durante los últimos días Netanyahu se perfila como ganador en cantidad de votos, tal como sucedió en

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Israel debe detener su proceso de autodestrucción

Un ex jefe del Mossad advierte que la intolerancia en el discurso político israelí representa para la seguridad nacional un riesgo mayor que Irán y el terrorismo palestino Por: Tamir Pardo – Adaptado por Tom Wichter | YNET en español (10 de junio de 2022) Se habla mucho de los peligros a los que se enfrenta Israel. Algunos dicen que Irán es la mayor amenaza para nuestra existencia, y otros afirman que se trata de los palestinos. Pero desde mi punto de vista el mayor peligro de esta nación somos nosotros mismos y la tendencia a la autodestrucción, perfeccionada en los últimos años.La situación recuerda al momento histórico en que el pueblo judío se enfrentó a la ocupación romana. Las legiones romanas se mantuvieron al margen y esperaron con paciencia a que las divisiones entre los judíos completaran el trabajo por ellos. Se debe detener este proceso antes de llegar a un punto sin retorno. Israel es una maravilla histórica. Resurgiendo de las cenizas del Holocausto y provenientes de 70 naciones, se estableció un país en el corazón de una región hostil para brindar un refugio seguro al pueblo judío. Después de siete guerras y bajo disputas interminables contra aquellos que buscan nuestra destrucción, se logró transformar una pequeña porción de tierra sin recursos naturales en una potencia económica.https://be62314de3e2cc0539c27344a2a9145b.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html Pero hoy, polarizados desde adentro, nuestros enemigos esperan una vez más la oportunidad para destruirnos. Luego de cuatro rondas electorales se formó un gobierno que consiguió una escasa mayoría parlamentaria, pero quienes fueron derrocados del poder después de 12 años se niegan a reconocer su legitimidad. Incluso se niegan a dirigirse hacia el primer ministro por su título. Cuando el líder de una facción masiva de la Knesset se resiste a un gesto tan simbólico, los cimientos de nuestra democracia tiemblan.Se logró transformar una pequeña porción de tierra sin recursos naturales en una potencia económica. Pero hoy, polarizados desde adentro, nuestros enemigos esperan la oportunidad para destruirnos. Esa misma oposición boicotea todas y cada una de las propuestas legislativas del bando contrario. Toda oposición puede y debe oponerse a las iniciativas del gobierno, pero el bloque opositor actual vota en contra de leyes vitales para la seguridad nacional, el interés público y hasta de su propia ideología, en violación al contrato social básico del sistema democrático.El discurso público en Israel se caracteriza por la falta de tolerancia y el abuso verbal hacia cualquiera que piensa diferente. La Knesset demostró ser un ejemplo negativo de conducta y eso se filtró en la sociedad israelí. No se trata de una polarización entre socialismo o capitalismo, o conservadores contra liberales, o de izquierdas y derechas. El punto crítico es el carácter judío del país. El primer debate de este tipo se produjo en 1948, en torno al establecimiento de Israel, y se centró en asuntos de religión y Estado. Esa controversia política impidió la creación de una constitución. El segundo gran debate, que sigue sin definirse, es el de las fronteras: desde 1967 el país no tiene límites definidos, a pesar de la definición básica de un Estado como “organización política para la ejecución de intereses cívicos en un territorio determinado”.https://be62314de3e2cc0539c27344a2a9145b.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.htmlEn los 55 años que pasaron desde la Guerra de los Seis Días los gobiernos israelíes, de derecha e izquierda, se negaron a anexar Cisjordania y la Franja de Gaza al territorio israelí. Tres generaciones de israelíes, judíos y no judíos, nunca conocieron otra realidad. Somos un país sin estrategia que no puede definir sus expectativas para los siglos venideros. Ningún político estuvo dispuesto a trazar un objetivo claro para Israel. La mayoría evita tener que tomar una decisión. Ninguno quiere asumir la responsabilidad de conceder territorios, pero todos entienden que la anexión de Cisjordania conduciría a la desaparición del sueño sionista de una nación con mayoría judía, que a su vez garantice un Estado judío. Hay judíos que suscriben a la idea sionista de un país entre el río Jordán y el Mediterráneo. Pero en esa tierra hay muchos no judíos que no aceptarán ser privados de los derechos ciudadanos básicos que disfrutan los judíos, y sus aspiraciones de libertad e igualdad nunca serán anuladas.“Gbul”, en hebreo límite, es una palabra que puede referirse a la frontera física de un país, pero también a los límites morales del comportamiento. La intolerancia a los puntos de vista opuestos, la violencia en todas sus formas y la violación de los postulados de nuestra democracia son parte de nuestra falta de límites, derivadas de evitar los enigmas críticos que enfrentamos: ¿Qué tipo de Israel queremos? ¿Y cuáles son sus fronteras?*Tamir Pardo fue jefe del Mossad entre 2011 y 2016.

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No es sólo el Holocausto. Israel está fallando en enseñar la historia de los judíos

Personas que participan en la «Marcha de los vivos» anual para conmemorar el Holocausto, entre los antiguos campos de exterminio de Auschwitz y Birkenau en Oswiecim, Polonia, hace cuatro años Por: Anshel Pfeffer | Haaretz (16 de junio de 2022) La decisión de Israel de cancelar los viajes de la escuela secundaria a Polonia debe verse como una oportunidad para revisar la forma lamentablemente incompleta y provinciana en que se enseña la historia en las escuelas israelíes. Visité Polonia por primera vez hace 32 años, como estudiante de secundaria israelí. El país ya estaba pasando por su transición a la democracia, pero muchas de las regulaciones de la era comunista aún permanecían vigentes. Por ejemplo, los grupos en el extranjero tenían que estar acompañados por guías aprobados por el gobierno. Mientras avanzábamos en autobús desde el campo de exterminio hasta el gueto y la sinagoga vacía, una dama polaca de pelo canoso y bien intencionada trató de educarnos sobre la historia local en un inglés con mucho acento. Una vez hecha su contribución, nuestro guía tomaría el micrófono para “traducir”. Nos habían dicho de antemano que ella estaba allí para presentar la versión polaca del Holocausto y que debíamos tratarla con cortesía, pero sin tener en cuenta lo que tenía que decir. Las delegaciones de escuelas secundarias a Polonia, entonces en su infancia, se convertirían en una industria a medida que los viajes se volvieran más baratos, Israel se volviera más próspero y se eliminaran las onerosas regulaciones gubernamentales, como tener un guía local en cada autobús. En 1990, los grupos aún eran pequeños y solo participaban unas pocas escuelas. Fui el único estudiante de mi año que fue a Polonia. En la década anterior a la pandemia, casi la mitad de todos los estudiantes de secundaria judíos-israelíes volaron a Polonia. Hasta esta semana, no había pensado en nuestra guía en años. Y por mucho que lo intento, no puedo recordar su nombre, aunque todavía puedo escuchar su voz claramente mientras inicia cada mini-lección con «Ahora estamos cruzando el río Vístula». Supongo que ella y sus colegas fueron las primeras víctimas de la desregulación poscomunista. Pero según el informe del ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, a los medios de comunicación israelíes el miércoles, el gobierno polaco ahora quiere sacarla de su retiro . Este verano estaba destinado a ver la reanudación a gran escala de esos viajes de la escuela secundaria a Polonia, ahora que se eliminaron las restricciones de viaje de COVID-19. Pero no iba a ser. El gobierno nacionalista de Polonia quiere opinar sobre el contenido educativo de las giras por su país. O como dijo Lapid: “Los polacos querían decirnos lo que podemos y no podemos decirles a los niños israelíes que viajan a Polonia. No lo toleraremos. Lo primero que pensé fue que si los tiernos e impresionables adolescentes israelíes pudieron haber estado expuestos en ese entonces a las guías comunistas, la generación actual, que se ha acostumbrado a las contradicciones y los hechos contrastantes gracias a las redes sociales, ciertamente puede defenderse. Pero si, como dijeron fuentes del gobierno israelí a Haaretz, una de las demandas polacas era que a los estudiantes israelíes no se les dijera cómo los ciudadanos polacos colaboraron con los alemanes en la deportación de judíos a la muerte, entonces esa es razón suficiente para cancelar. Si los políticos de Polonia quieren blanquear la historia de su país, es su problema. Nuestros hijos, en cambio, no necesitan que les digan que lo que nuestros abuelos vivieron y vieron con sus propios ojos nunca sucedió. Si negar hechos históricos es una condición, ninguna escuela secundaria debería visitar Polonia. Impresión masiva Admito que estaba desgarrado por esta pregunta mucho antes del último dictado polaco. El efecto de visitar los lugares donde tuvo lugar la historia es inconmensurable. Me causó una gran impresión cuando tenía 17 años, y hasta el día de hoy, cuando estoy informando desde una ciudad de Europa del Este, siempre trato de hacer tiempo para visitar el lugar donde los judíos fueron asesinados. Cada ciudad de Europa del Este tiene un sitio así, y se lo debemos a nuestros abuelos que sobrevivieron para continuar visitando las tumbas anónimas de sus padres. Sin embargo, la forma en que el viaje se ha convertido en un rito de iniciación nacionalista para los jóvenes israelíes ha contribuido a la fetichización del Holocausto en la sociedad israelí y a la lamentablemente incompleta y provinciana forma en que se enseña la historia en las escuelas israelíes. Para ser honesto, simpatizo con otra de las demandas polacas, como lo expresó esta semana el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores en Varsovia, que a los estudiantes israelíes se les muestre el país no solo «a través del prisma de los campos de concentración», sino también a través de » el contexto de las relaciones polaco-judías durante más de mil años”. No les gusta que “los jóvenes israelíes regresen de estas visitas con sentimientos negativos hacia Polonia y los polacos”. No estoy seguro de que los polacos hayan hecho tanto para merecer nuestros sentimientos positivos, pero estoy bastante seguro de que el enfoque en la destrucción ha desviado la atención de la riqueza de la vida judía anterior. La ironía de los nacionalistas polacos que se quejan de que las delegaciones judías en los campos exhiben el nacionalismo israelí no debe perderse. Una parte importante del problema es que con todos los niños envolviéndose en banderas israelíes mientras caminan por Auschwitz y la Fuerza Aérea de Israel volando bajo sobre los crematorios , hemos hecho esto sobre nosotros, sobre Israel. Los polacos tienen razón. Israel no debería centrar la forma en que enseña historia a las generaciones futuras solo en torno al Holocausto y la resurrección en el estado judío. La historia de la vida judía no puede reducirse sólo a esos componentes. La historia no debe ser contada solo por israelíes. Pero nuestros socios para contar nuestra historia no son un gobierno polaco populista que revisa la historia. La controversia sobre las visitas escolares a Polonia y el revisionismo del Holocausto no es solo una preocupación israelí. Falta en la discusión la comunidad judía en Polonia, que vive con ella

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Bajo las narices de Pinochet: Los diplomáticos israelíes que rescataron a los disidentes de izquierda de Chile

Por: Judy Maltz y Jonathan Gorodischer | Haaretz (13 de junio de 2022) La extraordinaria historia, contada por primera vez, de cómo el embajador israelí Moshé Tov ayudó a salvar a unos 300 enemigos del régimen de Augusto Pinochet en 1973, luego del golpe militar contra el presidente Salvador Allende, llevándolos de contrabando al aeropuerto en los baúles de los autos de la embajada y incluso cobijándolos en la propia embajada. Durante casi medio siglo, esta misión de rescate israelí se mantuvo en gran parte en secreto. A fines de 1973, aproximadamente 300 disidentes vinculados a la izquierda política fueron tomados bajo las alas de diplomáticos israelíes con base en Chile y así se salvaron de las manos de la junta militar que acababa de tomar el poder. Considerados enemigos de la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet , fueron recogidos de escondites secretos, introducidos de contrabando en los baúles de los automóviles de la embajada israelí hasta el aeropuerto, donde los subieron a aviones y los llevaron a un lugar seguro. La embajada de Israel les proporcionó billetes de avión, pasaportes y otros documentos de viaje necesarios, a menudo con nombres falsos. Al menos 30 de estos disidentes encontraron cobijo en las oficinas de la propia embajada, donde se apartaron escritorios y máquinas de escribir para dejar sitio a catres y cunas. En varios casos, se alojaron en la residencia privada del propio embajador israelí.- Anuncio – Si no fuera por la intervención de los diplomáticos israelíes, estos enemigos del régimen seguramente habrían sido condenados a cadena perpetua o algo peor. La mayoría de ellos, pero no todos, eran judíos. “Proporcionamos refugio a quienes lo pedían, judíos y no judíos por igual”, recuerda Ruth Tov, la viuda de 90 años del entonces embajador de Israel en Chile, Moshé Tov, durante una entrevista en su casa en las afueras de Tel Aviv. . “No hubo discriminación”. Su esposo escoltaba personalmente a los disidentes al aeropuerto, cuenta, para asegurarse de que no fueran interceptados y ejecutados en el camino. En vísperas del golpe militar de septiembre de 1973, unos 30.000 judíos vivían en Chile. Su número hoy se ha reducido a unos 18.000, muchos de los cuales se fueron a Israel, Argentina y Estados Unidos. La operación de rescate se prolongó durante varios meses tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, cuando fue derrocado el gobierno socialista encabezado por Salvador Allende. Fue encabezado por Tov, quien había asumido su cargo en la embajada en Santiago dos años antes, y Benjamin Oron, el primer secretario de la embajada. Los dos diplomáticos israelíes llevaron a cabo la operación con la plena cooperación y bendición de Abba Eban, quien se desempeñaba como ministro de Relaciones Exteriores en el momento del golpe, y Yigal Allon, quien lo reemplazaría unos meses después. Algunos de los refugiados, aunque no la mayoría, terminarían en Israel. La mayoría de ellos se trasladaron a la vecina Argentina y más al norte a los Estados Unidos. Chile es el hogar de la tercera comunidad judía más grande de América del Sur, después de Argentina y Brasil. Cuando se supo que diplomáticos israelíes albergaban a disidentes políticos, la junta militar trató de detenerlos. Unos días después del golpe, la policía secreta fue enviada a la embajada y exigió que se les mostrara el interior para poder registrar las instalaciones. Tov se negó, bloqueando la entrada de la embajada con su propio cuerpo. “Este es un espacio extraterritorial”, les dijo a los hombres fuertemente armados, como recuerda su viuda. “No puedes entrar”. Rectificando la situación Pasarían muchos años antes de que Tov, quien murió en 1989, fuera reconocido por su valentía. En 2016, su familia recibió un certificado de la Cancillería chilena agradeciendo sus actos de heroísmo durante este oscuro capítulo de la historia del país. El número oficial de víctimas de abusos a los derechos humanos bajo el general Augusto Pinochet, quien gobernó Chile de 1973 a 1990, es de 40.018. Ese número incluye 3.065 chilenos que fueron asesinados o desaparecidos forzadamente, así como decenas de miles que fueron torturados o encarcelados por motivos políticos. Sin embargo, pasarían algunos años más antes de que un público más amplio se diera cuenta de sus hazañas. Una visita de la actual embajadora de Israel en Chile, Marina Rosenberg, al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago -institución que conmemora a las víctimas de las violaciones de derechos humanos durante el régimen de Pinochet- sería el detonante.- Anuncio – “Fue en 2019, nada más tomar posesión de mi cargo, que en mi visita me acompañó la directora del museo”, cuenta en conversación telefónica. “Me mostró un mapa grande colgado de una de las paredes que indicaba todos los países que habían ayudado a los chilenos perseguidos por Pinochet”. No incluía a Israel. “Cuando le mencioné esto al director, dijo que no estaba al tanto de la participación de Israel”, dice Rosenberg. “Decidí que era hora de rectificar la situación”. La Embajada de Israel procedió a desenterrar tanta información como pudo sobre las actividades de Tov y sus cómplices después del golpe. Se lo entregaron a Raúl Gamboni Silva, destacado periodista y cineasta, a quien se le encargó que hiciera su propia investigación y lo convirtiera todo en un documental. Esta película de 15 minutos, “Embajador Moshé Tov: Podemos y Debemos”, título inspirado en las palabras que usó para explicar por qué había decidido proteger a los perseguidos por el régimen, se estrenó el mes pasado en un evento especial organizado por la embajada, en colaboración con varias organizaciones judías. La proyección tuvo lugar en el auditorio del museo. “Exhibir la película en el museo fue especialmente significativo para mí”, dice Rosenberg. “El siguiente paso es agregar a Israel al mapa en el muro allí”. ‘Arquitecto clave’ Nacido en Argentina en 1910, Tov fue un destacado diplomático israelí que se desempeñó como embajador en Guatemala antes de asumir su cargo en Santiago. Antes del establecimiento de Israel en 1948, se desempeñó como enviado de la Agencia Judía en América Latina, donde se centró en reunir apoyo para el plan

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Lo que realmente temen los fundamentalistas judíos

Manifestantes ultraortodoxos manifestándose contra un grupo femenino de oración reformista en el Muro Occidental en abril Los movimientos Reformista y Conservador de Israel son pequeñas ramificaciones de sus organizaciones matrices en el extranjero. Pero en lugar de simplemente ignorarlos, la campaña Haredi contra el más mínimo atisbo de reconocimiento ha ido a toda marcha. Por: Anshel Pfeffer | Haaretz (24 de junio de 2022) Dos días después de ser elegido como el nuevo presidente de la Agencia Judía la semana pasada, Doron Almog habló en la conferencia bienal del movimiento del Judaísmo Reformista de Israel en el kibutz Shefayim. Fue un discurso sin complicaciones, significativo solo porque fue su primera aparición pública después de su elección. Como se hace en tales eventos, Almog habló de su propia experiencia personal de la organización anfitriona, en su caso, el bat mitzvah de su hija, Nitzan, 31 años antes. “Tenemos una foto de Nitzan con el talit, en el momento de la [lectura] de la haftará, en la pared de casa”, dijo. Eso y algunos otros comentarios evasivos provocaron vítores exultantes y aplausos de los miembros de un movimiento que siente que recibe muy poco reconocimiento y amistad de importantes figuras israelíes. Pero incluso eso fue demasiado para algunos críticos del lado ultraortodoxo. Tan pronto como terminó Shabat, inundaron las cuentas de las redes sociales haredi con videos del compromiso de Almog con elementos sediciosos. Shas MK Moshe Arbel fue fulminante, llamando al discurso de Almog “adulación apresurada y superflua” que “muestra que no es apto para su nuevo papel. Lamentablemente, en lugar de ser una figura nacional unificadora, ha elegido la división”. En su nueva posición como líder de la organización que aparentemente está a cargo de mantener la relación entre Israel y la diáspora judía, Almog podría haber optado por responder públicamente. Podría haber dicho que aquellos que esperan que ignore un movimiento que representa a millones de judíos en todo el mundo son los que han elegido la división. O que está orgulloso de su conexión con los judíos reformistas, quienes le dieron a su hija la oportunidad de tener un bat mitzvah real. En cambio, optó por enviar una carta privada de apaciguamiento a sus críticos, dejando en claro que «nadie en nuestra familia ha pertenecido a una comunidad reformista, y no tengo la intención de unirme a una comunidad reformista, ni a ninguna comunidad». Explicó que su hija había “elegido hacer una aliyá a la Torá a la edad de 12 años, hace 31 años, porque su hermano Eran, que nació con una discapacidad grave, no pudo obtener su propia aliyá”. Almog terminó su carta con la pabulilla habitual acerca de que todos los judíos son “hermanos” y que “no debemos renunciar a ningún judío”. Únicamente entre los presidentes de la Agencia Judía (siempre han sido hombres), Almog no es un político. En los 20 años desde que se retiró como general de las Fuerzas de Defensa de Israel, se ha dedicado a construir un centro residencial para jóvenes y adultos con discapacidades graves en el Negev. Su elección se debe en gran medida a que no está alineado con ningún campo político, después de un año en el que los grandes de la Agencia no lograron ponerse de acuerdo sobre ninguno de los candidatos propuestos. La forma tímida en que trató de librarse del furor que causó su discurso ante el movimiento reformista bien podría ser una señal de que, después de todo, es un político cínico, o que todavía es lo suficientemente ingenuo como para pensar que puede seguir siendo una figura de consenso en mundo judío polarizado de hoy. De cualquier manera, ha contribuido a la narrativa de los ultraortodoxos y la extrema derecha israelí de que la reforma y otras corrientes del judaísmo liberal y progresista son de alguna manera las que dividen a los judíos, y no la corriente reaccionaria que afirma ser la única. judaísmo auténtico, que condena al ostracismo a las otras versiones e incluso exige que los judíos no afiliados cumplan con sus boicots para que no sean etiquetados como escisionistas también. Los haredim siempre han odiado a los judíos reformistas. Se remonta a los días en que ambos movimientos nacieron como respuesta a la Ilustración y la emancipación de los judíos en Europa. Pero los intentos de los políticos haredi y haredi-nacionalistas en los últimos años de impedir cualquier diálogo con los judíos progresistas es un nuevo nivel urgente de escalada. A primera vista, no parece haber ninguna razón real para todo el alboroto y el miedo. Los movimientos Reformista y Conservador de Israel son pequeñas ramificaciones de sus organizaciones matrices en el extranjero. En gran medida, no han logrado establecerse como jugadores de las grandes ligas en el mercado religioso y cultural israelí. En algunos lugares de clase media alta, han logrado construir comunidades prósperas y mantener instituciones académicas de calidad, pero no son verdaderos movimientos israelíes autosuficientes. Ciertamente no hay rivales para la hegemonía ortodoxa. Pero en lugar de simplemente ignorarlos, la campaña Haredi contra el más mínimo atisbo de reconocimiento ha ido a toda marcha. El acuerdo del espacio de oración del Muro de los Lamentos fue abandonado bajo la presión de los partidos haredi solo porque le dio a los movimientos reformista y conservador una voz simbólica en el asunto. Ese acuerdo había sido negociado por el entonces ministro de Asuntos de la Diáspora Naftali Bennett y originalmente aprobado por el entonces primer ministro Benjamin Netanyahu, y destinó un rincón pequeño y oscuro del muro, un sitio de excavación arqueológica que ni siquiera está conectado a la plaza principal de Kotel, para » oración igualitaria”. El veto haredi fue tan absoluto que incluso bajo el gobierno de Bennett, en el que no había partidos ultraortodoxos, no hubo movimiento para revivir el acuerdo. Y, sin embargo, la histeria antirreformista continuó este año con el asalto de los políticos ultraortodoxos al Comité de Justicia de la Knesset, solo porque está presidido por el legislador laborista de modales suaves y bastante inofensivo y el rabino reformista Gilad Kariv . Incluso atacaron a uno de los suyos, tratando de cancelar al rabino

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Para israelíes y palestinos, la confederación es una fantasía desastrosa

De repente, la idea de una confederación Israel-Palestina está en todas partes, sobre todo entre los sionistas progresistas. No es una idea nueva, pero es terrible. Por: Eric H. Yoffie | Haaretz (14 de junio de 2022) De repente, la idea de una confederación Israel-Palestina está en todas partes. No es una idea nueva. Pero en el último año, una multitud de organizaciones e individuos, casi todos sionistas progresistas, se han presentado para defender algún tipo de plan de confederación . La confederación, dicen, puede romper el punto muerto. Es una alternativa a la moribunda solución de dos estados. Se basa en las mejores intenciones de ambos lados en lugar de rendirse a los obstruccionistas. Pero la confederación es una idea terrible, y ninguna de estas cosas es cierta. No estoy cuestionando los motivos de los defensores de la confederación. Muchos son mis amigos. Desanimados por años de estancamiento en el frente de paz, han gravitado hacia lo que ven como opciones más prometedoras. No obstante, el campo de la paz no se favorece a sí mismo cuando opera en premisas defectuosas y ambiguas. ¿Qué es exactamente la confederación? La idea central es que habrá dos estados, Israel y Palestina, con una frontera que siga la Línea Verde. Sin embargo, a diferencia del modelo de dos estados, bajo la confederación la frontera estaría abierta. Los ciudadanos israelíes podían vivir y trabajar en Palestina, y los ciudadanos palestinos en Israel . El único requisito sería que cada grupo estaría obligado a aceptar las leyes y la soberanía del otro mientras se encuentre en su territorio. Cada uno de los estados confederados tendría su propio gobierno y ejército. Los israelíes que viven en Palestina votarían en las elecciones nacionales israelíes y los palestinos que viven en Israel en las elecciones nacionales palestinas. Jerusalén sería una ciudad compartida, los dos estados tendrían una sola economía y los órganos administrativos conjuntos se ocuparían de cuestiones ambientales, de salud pública y de seguridad . Existe una variedad de enfoques para tratar los problemas potenciales. El plan más conocido se llama A Land for All , creado en 2012 por el periodista israelí Meron Rapoport y la activista palestina Awni Al-Mashni. Otro plan terminado este año fue preparado por un equipo conjunto israelí-palestino encabezado por el negociador de paz palestino Hiba Husseini y el exministro de Justicia israelí Yossi Beilin. Tanto el New York Times como el Washington Post han publicado artículos de opinión con propuestas de la confederación, al igual que Haaretz y Forward . El caso de la confederación en todos estos planes se basa en dos principios. Primero, la confederación brinda una alternativa a la solución de dos estados, que es un “modelo de divorcio” basado en estados israelíes y palestinos separados con contacto limitado. Los partidarios de la Confederación creen que el enfoque de dos estados ya no es factible debido a la rigidez ideológica de ambos lados. En el modelo de dos estados, Israel tendría que expulsar a medio millón de colonos de Cisjordania , un paso que se resiste a dar. La Autoridad Palestina tendría que renunciar al derecho de retorno, que afirma el derecho de los refugiados palestinos y sus descendientes fuera de los territorios a regresar al Israel anterior a 1967, un derecho que, de ejercerse, pondría fin al estado judío. La ventaja de la confederación es que elimina estos problemas. En la confederación recientemente establecida, los colonos pueden permanecer en Cisjordania como ciudadanos israelíes y los refugiados palestinos pueden establecer su residencia en Israel como ciudadanos palestinos. El número de israelíes permitidos en Palestina y de refugiados palestinos permitidos en Israel se negociaría o establecería por adelantado. Mujeres palestinas esperan para cruzar el puesto de control del ejército israelí de Qalandia, entre la ciudad cisjordana de Ramallah y Jerusalén, en su camino a rezar en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén Crédito: AP Para los judíos, poner fin al trauma de las guerras de asentamiento se presenta como un fuerte argumento a favor de la confederación. Durante medio siglo, Israel y el mundo judío se han visto desgarrados por batallas entre fuerzas a favor y en contra de los asentamientos. Cualquier propuesta que elimine la pesadilla de los asentamientos de la agenda judía podría tener un fuerte atractivo. En segundo lugar, las propuestas de confederación afirman que los nacionalismos judío y palestino son capaces de alejarse del chovinismo, la exclusividad y el militarismo que con tanta frecuencia caracterizan a todos los movimientos nacionales. La solución de dos estados enfatiza que la cultura, el idioma, la religión y el origen étnico han inflamado las relaciones entre judíos y palestinos. Y responde pidiendo una separación sustancial, al menos hasta que las llamas de la hostilidad se hayan reducido a niveles manejables. Pero la confederación supone que los dos nacionalismos en competencia pueden acomodarse entre sí, con fronteras abiertas, poblaciones integradas y mecanismos conjuntos de cooperación. Los defensores de la confederación reconocen que será difícil. Pero, dicen, los moderados de ambos lados están buscando una mejor manera. Dados los fracasos de las negociaciones de dos estados, ¿por qué no probar un nuevo enfoque? Admitámoslo: la idea de la confederación suena atractiva. Un plan de paz basado en la cooperación en lugar de la separación es una idea hermosa. Y si los asentamientos israelíes y el derecho al retorno de los palestinos son el meollo del problema, hay algo inteligente en afirmar que, bueno, tal vez estos dos temas no tienen por qué ser problemas después de todo. Estableceremos nuestros estados, mezclaremos nuestras poblaciones libremente, cooperaremos en todo, prosperaremos como naciones y como individuos, y viviremos felices para siempre. Pero, ¿cómo llegaríamos a ese punto? Y definir los problemas en papel no los hace desaparecer. El conflicto es real y no se puede desear que desaparezca. El punto central de la solución de dos estados es que reconoce la realidad, separa a las partes en conflicto y permite el desarrollo muy gradual de la coexistencia que es necesaria para la paz. Considere los siguientes problemas específicos que surgen de la posición a favor de la confederación. Primero, los defensores de la confederación argumentan que ambas partes están abiertas a las relaciones cooperativas que requiere la confederación. Pero en muchos sentidos, las relaciones entre judíos israelíes y palestinos están

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9 de Julio. Una Necesaria y Saludable Independencia Nacional

Base de una sociedad con más equidad y bienestar Por: Benjamín Malamud Lerner (Compañero del Llamamiento, desde Córdoba) | 8 de julio de 2022 Cada celebración de una Fiesta Patria, en este caso la conmemoración de la declaración de nuestra Independencia Nacional, es una oportunidad para confrontar la actual realidad, con los anhelos y planes originales, de quienes luchando, la hicieron posible. La ruptura con la metrópolis ibérica y sus representantes, tuvo en 1816 en el Congreso de Tucumán un respaldo significativo, aunque parcial de las Provincias del Virreinato. Las noticias que llegaban a los congresales no eran auspiciosas:  el avance del ejército realista desde el norte; el final de la ocupación Francesa de España y la recuperación del trono por Fernando VII, presagiaba un futuro incierto. La declaración de la Independencia en 1816 permitió el inicio de la estrategia libertadora del Gral. San Martín y la preparación defensiva en el Norte por parte de Güemes y sus bravos gauchos. Es de destacar que contó con el respaldo de los pueblos nativos, siendo refrendada en el idioma original, quechua, aymará y guaraní. Se iniciaba una nueva etapa decisiva de la guerra de liberación del yugo colonial. No había espacio para angustiarse por romper las cadenas que nos habían oprimido.  Hubo una declaración previa de independencia según algunos historiadores, que se habría producido el 29 de junio de 1815 en Concepción del Uruguay, con José Gervasio Artigas como gran protagonista del Congreso de los Pueblos Libres que declararon “la independencia bajo un régimen constitucional democrático que garantizaba el voto popular, la reforma agraria, la libertad de culto y el federalismo”.  Participaron en dicho Congreso “la Banda Oriental, las misiones, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, a las que se agregó una parte de Córdoba”..  Desde 1816 a la fecha, el modelo colonial o neocolonial latino americano, se ha modificado sustancialmente, y la metrópolis ya no está en Europa, sino en el primer país del continente, EEUU, en declarar su independencia y que por su poderoso desarrollo, nos viene considerando “su patio trasero” o incluso “delantero”, si exhibimos fidelidad al neoliberalismo y su condicionante geo estratégico, la NATO. La Patria Grande El primero en independizarse heroicamente en Latinoamérica fue Haiti en 1804 y al mismo tiempo que la proclamaba al mundo, determinaba el final de la esclavitud. Las consecuencias para el puebla haitiano fueron feroces por los antiguos y renovados explotadores-esclavistas del orbe. “Los motivos del «olvido» del proceso haitiano… son diversos; entre ellos la censura…  , por temor a la influencia de la revolución en otras colonias, a su rechazo a la esclavitud,… la negrofobia y el racismo”. Fidel Castro A lo largo de los 2 últimos siglos, Latinoamérica padeció invasiones, golpes de estado, implantación de bases militares, acoso financiero, estrategias desestabilización, atentados, magnicidios, narcotráfico, etc, pretendiendo convertir a los países insumisos, en “inviables” por la suma de conflictos inducidos, e impedir su efectiva independencia. En este siglo XXI los EEUU ya no nos invaden militarmente, ahora utilizan otras metodologías de dominación.  Usan al modelo neoliberal con endeudamientos impagables, freno a las industrias o empresas nacionales, o su privatización y extranjerización. Fomentan el extractivismo y al uso de agro tóxicos, desentendiéndose de las graves consecuencias sanitarias.  Nos duele que una oficina del FMI esté en Ministerio de Economía monitoreando lo que como país hacemos..   No obstante la resistencia al imperio no cesa: el triunfo en Colombia de G. Petro, la casi segura victoria de Lula en Brasil, los avances democráticos y progresistas en Chile, Honduras y Perú, el regreso del MAS al gobierno de Bolivia,  la negativa de Méjico a participar de una Cumbre discriminatoria de la OEA, son novedades auspiciosas.  Destaco asimismo la actitud de nuestro Presidente de denunciar en esa Cumbre, a quien conduce la OEA por ser parte del golpe en Bolivia (Al igual que el anterior gobierno argentino) y el fuerte reclamo por Malvinas ante el RU. Necesitamos más independencia y más equidad en este sub continente, el más desigual y con más pobreza en los últimos 10 años. Y más desigualdad es más violencia y hasta 10 años menos de vida de los habitantes empobrecidos. La Mano Siniestra Una de las metodologías usadas del neoliberalismo es el Lawfare, para enjuiciar y encarcelar a opositores como fue el caso de Lula en Brasil, Correa en Ecuador o de Milagro Sala en Jujuy. Esta compatriota, ahora con graves problemas en su salud, (Por lo que la CI de DDHH a pedido informes) sufre un acoso político judicial del gobierno de Jujuy,  con 6 años de encarcelamiento por jueces nombrados a dedo por el Gobernador. Las apelaciones a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para  que analice la falsedad de las denuncias, llevan 2 años sin respuesta, al igual que los pedidos de la Corte Interamericana de DDHH. Mientras tanto Pepin R. Simón responsable del nombramiento de 2 jueces de esa corte, y del armado de causas a políticos, sindicalistas, referentes sociales, goza de su refugio en Uruguay. Pero en Argentina el objetivo mayor del lawfare es Cristina Fernández, desde hace varios años. Privarla de su libertad y del derecho a ser elegida es lo que se procura. Con las herramientas del lawfare se obstruyen todas las posibilidades de que algunos poderosos beneficiarios y cómplices de la dictadura genocida, como Carlos Blaquier, dueño del Ingenio Ledesma lleguen a la cárcel. Es uno de los responsables de la detención y traslado en sus camiones de los trabajadores desaparecidos en Brigadier San Martín de Jujuy, entre ellos el pediatra e Intendente radical de la Ciudad, Luis Aredes. Saludable Independencia Quienes de una manera u otra procuramos el mejor y más justo nivel de salud para nuestro pueblo, no podemos ignorar que el desafío de los poderosos intereses. Los traficantes de la enfermedad (multinacionales de los medicamentos, tecnologías e intermediaciones lucrativas), han condicionado la vida en democracia con golpes militares o de mercado. Aconteció con A. H. Illía al rechazar el costo abusivo de los medicamentos o con R. Alfonsín

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Se cae, no se cae. Al final se cayó

Por: Alejandro Stein (Compañero del Llamamiento desde el kibutz Barkai) | 3 de julio de 2022 REFLEXIONES DESDE ISRAEL 1) Se cae, no se cae. Al final se cayó. Y era de esperar. El 1 de noviembre hay elecciones en Israel por quinta vez en cinco años. Y la causa de la caída de este gobierno que se autodenominó “del cambio”, no son solamente las diferencias ideológicas, enormes, insalvables algunas, también el hecho de que los políticos, en algunos casos, sean… justamente eso, políticos, ha contribuido con una pesa bastante determinante en el fiel de la balanza. De acuerdo al pacto que hicieron los dos partidos que condujeron a esta coalición “de patas de tero”, cuyo único propósito era desbancar no sólo a Netanyahu de su silla, sino a todo lo que significan la combinación de él y sus socios, a los que el llama “sus aliados naturales”, corruptos, racistas, ultra religiosos, fascistas, que entrañan un peligro enorme, no sólo para la democracia israelí “de este lado de acá”, es decir, del lado que todavía no sufre el apartheid, y especialmente para la integridad del Poder Judicial, porque “hay que salvar a Bibi Netanyahu de sus juicios”. El acuerdo electoral que firmaron los partidos de la coalición saliente, establecía que si la caída del gobierno se producía por causa de uno de los integrantes del ala derecha de la misma, el cargo de Primer Ministro de transición hasta las elecciones, pasaba a Iair Lapid, cabeza del partido de centro “Iesh Atid” (Hay Futuro), y si ésta se debía a la defección de algún partido del ala del centro hacia la izquierda el Primer Ministro continuaría siendo el hoy saliente Naftali Benet, líder del partido “Iemina” (Derecha).Ayer fue la primera alocución del nuevo primer ministro, Iair Lapid. Una mezcla de mini programa de gobierno (tiene 4 meses en el cargo, después de las elecciones se verá) y comienzo de campaña electoral. Siendo el gobierno que encabeza de transición, por un lado, su margen de maniobra es más amplio que el de su antecesor, aunque los números en los bloques parlamentarios siguen sin ayudarlo. Es un excelente orador más carismático que Benet.Naftali Benet, el premier saliente, consciente de sus niveles de popularidad bajísimos, decidió tomarse un descanso de la actividad política, su partido aparentemente se disolverá, y los 5 diputados que le quedan encontrarán su camino entre el centro y la derecha.Cuando yo hablo o escribo hasta el cansancio acerca de que Israel es un país de derecha, no me equivoco, pero me refiero sólo a la población judía, que es ella sola la que corta el bacalao en Israel, no solamente porque este país es “judío y democrático” a decir de tantos, sino porque la población palestina israelí no ejerce sus derechos como debiera. Casi el 21% de los israelíes son palestinos-musulmanes, Un 4.5% son “otros”: cherqueses, mujeres o maridos de inmigrantes judíos a los que el Estado les niega la ciudadanía, palestinos cristianos, etc. Los drusos constituyen un 1.7% de la población. Los árabes cristianos, a causa del conflicto religioso y étnico con los musulmanes, y los drusos, por su idiosincrasia, tienen diferentes posiciones frente al establishment israelí y al conflicto, y así es como gran parte de los jóvenes drusos sirven en el ejército en unidades de combate, y un porcentaje menor de palestinos cristianos también lo hace. Esto me trae al meollo del asunto. Siendo los palestinos israelíes por lo menos un 21% de la población, y siendo generoso, las listas árabes, en situación normal podrían cosechar por lo menos entre 12 y 15 diputados en la Knesset, si no más. Pero en las últimas elecciones, la Lista Árabe unificada, que representa a 3 partidos incluido el Comunista, que tiene también votantes judíos, y Ra”am, una lista religiosa islámica, llegaron a los 10 escaños entre las dos. El porcentaje de votantes palestinos israelíes en las últimas elecciones fue de un 44.6%, el más bajo desde la creación del Estado. Y esos son votos que en su inmensa mayoría van no sólo a las listas árabes sino a la izquierda israelí. La sociedad palestina israelí tiene una posibilidad de desequilibrio en el panorama político de este país que no utiliza. La causa, en mi opinión es una combinación del sentimiento de ser de segunda, y el castigo a sus propios candidatos por los que no se sienten adecuadamente representados. Un punto a tener en cuenta no sólo por las listas árabes, sino por todas las listas progresistas que buscan el voto de este sector de la población. Vaya uno a saber que pasaría con un factor de desequilibrio así en la Knesset…Termino esto con dos datos que meten miedo: En la primera encuesta electoral que se realizó, el Likud, el partido de Netanyahu, con él a la cabeza (todavía es la cruz que debemos llevar) crece, de los 30 escaños que consiguió en las elecciones del año pasado a 36, y mucho peor que eso, la lista racista y fascista “Ha-Tzionut Ha-Datit” (El Sionismo Religioso) crece de 6 a 10 diputados. Asusta.2) No puedo no escribir esto. Admiraré siempre a Mario Benedetti. Por su calidad como novelista, cuentista y poeta, tanto más por su capacidad para expresar con palabras mis propios sentimientos. Así fue con el-mi desexilio en “Quiero creer que estoy volviendo” (lo recomiendo a quien no lo leyó), así es con “A la muerte de un canalla”, poema que escribió cuando murió Pinochet (la minúscula es intencional). Este poema le queda a Etchecolatz como un traje de medida. No puedo definir mis sentimientos. Por supuesto que no estoy triste, que no siento la pérdida. Si hay algo que me duele, es que haya muerto en una cama de hospital y no tirado en un colchón de paja. Su prisión fue tanto más justa y humana que la que cualquiera de ellos les dieron a sus víctimas. Quisiera darle un abrazo a su ex hija, no por la muerte de su ex padre, sino por su dignidad

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