Internacionales

Internacionales, Mundo Judío, Portada

Definición de antisemitismo en la diáspora: entre placebo para judíos a membresía para líderes locales

Fuente:  Daniel Kupervaser| Blog de Daniel Kupervaser Fecha: 20 de junio de 2020 El último tiempo la sociedad argentina fue testigo de una intensa presión ejercida por parte de instituciones judías centrales frente a distintos organismos gubernamentales en los niveles nacionales, provinciales y municipales. El esfuerzo se centralizó en lograr la adopción por parte de esas autoridades de la definición de antisemitismo tal como la promulgó la Alianza Internacional para la Rememoración del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés). Esta campaña obtuvo significativos éxitos y es de suponer que continuará en ese camino. Aun así, es de suponer que esta adopción de definición no logre reducir en lo mínimo los incidentes catalogados antisemitas que justamente se han multiplicado geométricamente los últimos años. Todo lo contrario, lo más probable es que los fomentará. Fuera de unos pocos extremistas (Irán, Hamas y Hesbollah) que demandan borrar del mapa a Israel, la gran mayoría de las protestas en el mundo se originan como respuesta a las políticas expansionistas del Estado Judío que públicamente envuelve en el proyecto a los judíos del mundo. Ya de tiempo atrás, gran parte del mundo comprendió que criticar a Israel, los judíos y el judaísmo es lo mismo y es legítimo. Días atrás esta visión recibió un serio respaldo con la resolución de la Corte Europea de DDHH que dictaminó la inexistencia de trasfondo racial en manifestaciones a favor de boicotear productos israelíes en Europa (“La máxima corte de DDHH de Europa respalda al movimiento de boicot contra Israel”, Telam, 11-6-2020). Basta analizar una sola frase de la definición para convencerse. Según su original, toda crítica que implique “aplicar un doble rasero al pedir a Israel un comportamiento no esperado o exigido a ningún otro país democrático” será interpretada como antisemitismo. Con seguridad todo argentino se pregunta: si me comporto de la misma manera con Bolivia, por ejemplo, no cometo ningún delito. Entonces, ¿por qué se le asigna un privilegio a los judíos e Israel? ¿Con qué derecho imponen una excepcionalidad judía con graves penalidades? El hecho que exijan privilegios frente al resto de la sociedad argentina tendrá como resultado final un incremento significativo de aquellos en los que predomina una sensación de aversión hacia Israel y el judaísmo. Pero no solo vale la pena analizar el seguro fracaso de esta campaña de las instituciones judías. Es muy necesario poner de relieve los verdaderos motivos que lleva a las dos partes, instituciones judías e instancias gubernamentales, a promover un proyecto que ambos saben muy bien que esta destinado al fracaso, al menos en las intenciones declaradas. Lo que vale la pena señalar son las intenciones ocultas detrás de los verdaderos objetivos. Pese a que el proyecto de adopción de la definición de antisemitismo se apoya, aparentemente, en un noble propósito, en la práctica no es más que una maniobra en donde se entrelazan objetivos distintos y no necesariamente comunes de los grupos interesados que lo firman.El liderazgo judío argentino cumple con dos de sus principales metas. En primer lugar, se preocupa en proyectar hacia la colectividad judía local su intensa dedicación en combatir el antisemitismo, esta vez por medio de una nueva “vacuna”, que con seguridad creará en la sociedad argentina los necesarios anticuerpos que impidan el surgimiento o al menos recrudecimiento de lo que denominan antisemitismo. Lo que ese liderazgo judío no quiere reconocer es que esa vacuna, en realidad, no es mas que un placebo que les hace creer a los judíos que están vacunados, aunque en la realidad, al inocular un elemento inerte, continuarán expuestos permanentemente a actos de protesta contra Israel y los judíos. En segundo lugar, materializando este plan, el liderazgo judío se encarga de proyectar hacia la sociedad que lo circunda la imagen que su colectividad es un significativo factor de poder que vale la pena tenerlo en cuenta, mucho más de lo que refleja el peso específico de sus miembros. Pese a tratarse de un acto meramente declarativo y muy poco eficaz para el objetivo que lleva su nombre, el hecho en sí refleja la aptitud de un componente cuantitativamente diminuto en la sociedad (menos del 0,5%) de imponer a las autoridades una agenda apropiada a los intereses de su comunidad. ¿Cuál es el motivo que lleva a funcionarios gubernamentales de países de la diáspora a aceptar ser participes de esta maquinación? Muy sencillo. Lo que esta declaración de aceptación de la definición de antisemitismo les ofrece no es mas que membresía en el club de fans de Israel. Esta predisposición a aplacar las críticas a Israel les otorga una posición preferencial que en un futuro próximo puede traducirse en beneficios o ventajas a obtenerse de Jerusalén o de la Casa Blanca donde se sabe que el servilismo estadounidense hacia Israel le permite a este último abrir cualquier puerta. El liderazgo judío comete un grueso error en su conducta frente a la sociedad argentina. En vez de promover la adopción de normas severas que eviten todo tipo de discriminación a todos sus distintos componentes sociales, nuevamente buscan diferenciarse y ubicarse por encima de los demás. Si las autoridades por intereses le sonríen, no esperen que la sociedad los aplauda, todo lo contrario. Muy probablemente en pocas semanas estos acuerdos entre instituciones judías y gobiernos argentinos tendrán que enfrentarse con su primera prueba de fuego. Como es de suponer, Israel materializará la anexión unilateral de partes de Cisjordania, la imposición por la fuerza de soberanía israelí y la sumisión sin derechos civiles de población nativa, todo ello con el argumento de un mandato divino. Es de suponer que el mundo se rebelará con masivas manifestaciones y amenazantes consignas, también en Argentina. Será interesante observar si, ante protestas por la imposición de soberanía foránea sobre ese territorio conquistado por la fuerza, los distintos niveles del gobierno argentino ven un acto antisemita, o se trata de una manifestación idéntica a la de los argentinos ante la misma actitud de Inglaterra sobre las Malvinas. Daniel KupervaserHerzlya – Israel 20-6-2020http://daniel.kupervaser.com/kupervaser.daniel@gmail.com@KupervaserD

Comunicados y Declaraciones, Israel, Mundo Judío, Politica

Antisemitismo, judeofobia y sionismo

10 ejes para evitar equívocos, confusiones y tergiversaciones El último 12 de junio el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto difundió la Resolución Número 114/20 mediante la cual se adoptó la definición de antisemitismo aprobada por la Alianza Internacional para la Rememoración del Holocausto (IHRA), consensuada por esa organización en mayo de 2016. A través de dicha Resolución se invitó a los organismos del Estado y a instituciones públicas y privadas a adherirse a la iniciativa. En ese marco, el LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDÍO manifestó su acuerdo con la propuesta, aceptando explícitamente la invitación. Sugestiva y lamentablemente, en contenidos que consideramos precisos y definidos, surgieron heterogéneos posicionamientos vinculados con la Resolución. Algunas avalando y otros impugnando la decisión gubernamental. Dado que el origen de este debate se basa tanto en confusiones terminológicas como en intentos de tergiversar la definición asumida por la Cancillería, nos sentimos obligados a realizar las siguientes precisiones, con la intención de compartirlas, fundamentalmente, con quienes luchan por una sociedad democrática, más justa y solidaria. 1. Antisemitismo fue el término acuñado por un judeófobo, Wilhelm Marr, en 1873 para identificar y organizar a quienes como él odiaban a los judíos. Sin embargo, Marr no se percató que los pueblos semitas son una comunidad lingüística cuyas lenguas tiene un origen común: el arameo, el árabe y el hebreo, entre otras. 2. Más allá de la confusión de Marr, hasta el día de hoy el antisemitismo se suele utilizar como sinónimo de judeofobia. El diccionario de la Real Academia Española sigue definiendo el término como “Antisemita: De anti y semita. Adjetivo. Que muestra hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia.” 3. Sin embargo el término preciso para referirse al odio y el desprecio hacia el colectivo debiera ser judeofobia. 4. La International Holocaust Remembrance Alliance –organización de la que Argentina forma parte desde 2001– redactó una definición de judeofobia utilizando el término que aún se sigue utilizando (antisemitismo) para referirse a esta forma de discriminación. 5. Indudablemente la judeofobia se encuentra aún vigente, en forma paralela a muchas otras formas de etiquetamiento, estigmatización y persecución, como advertimos en la actualidad en relación a los afrodescendientes. 6. La definición asumida por la cancillería, en su Resolución 114/2020, expresa que: “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto” 7. Quienes cuestionan que dicha definición sea asumida por la Cancillería, consideran que puede utilizarse potencialmente en una justificación para perseguir a quienes cuestionan las políticas coloniales de ocupación, llevadas a cabo por el gobierno israelí. Dicho reparo se basa en que efectivamente los sectores de la derecha de la colectividad judía (y de la diplomacia Israel) se empecinan en confundir la identidad judía con la nacionalidad israelí, e incluso con el sionismo. 8. La definición asumida por la cancillería, sin embargo, no nombra ni a Israel ni al sionismo. El sionismo es una ideología política. No es identidad étnica. No todos los judíos son sionistas, ni todos los sionistas son judíos. Más aún: hay judíos que son anti-sionistas (Chomsky para dar un ejemplo muy conocido), y hay comunidades de la derecha evangélica cristiana que se identifican con el sionismo de derecha. 9. El LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDÍO avaló la resolución asumida por la Cancillería con la profunda convicción de que la misma no será tergiversada ni utilizada para defender las políticas expansionistas ni colonialistas que lleva a cabo el gobierno de Israel, ni para perseguir a quienes señalan dichos atropellos, repetidamente condenados por la comunidad internacional. 10. Cuestionar la ocupación de Cisjordania o los altos del Golán (territorios pertenecientes a Palestina y a Siria) y el bloqueo a Gaza no puede conferir a quienes se oponen a dichas acciones –llevadas a cabo por el gobierno de Israel–, el estigma de antisemita ni de judeofóbico. Si acaso algún grupo pretendiese alterar o falsear el contenido explícito de la definición asumida por la Cancillería, nuestra entidad se mantendrá fiel a sus postulados fundacionales, que repudian tanto la ocupación colonial, como la islamofobia, la judeofobia, la misoginia, la homofobia y cualquier otra forma de discriminación, que suponga una racialización, la persecución, la inferiorización o la estigmatización. Reafirmamos, en ese marco, los postulados de nuestro documento fundacional: La única norma que define y sanciona los comportamientos discriminatorios es la Ley 23592 aprobada en 1988. En ese sentido, la resolución que ha generado este debate no suma ni altera su normativa. Buenos aires, 18 de Junio de 2020 Marcelo Horestein, Presidente Dardo Esterovich, Secretario General

Estados Unidos, Internacionales, Portada

I can´t breath!

Fuente: Dardo Esterovich | Dejámelo Pensar Fecha: 9 de junio de 2020 Tamika D. Mallory, durante un acto de protesta de Minneapolis Un análisis de fondo sobre el «combo crítico» de Estados Unidos “¡Basta es Basta! …No nos hablen de saqueos, son ustedes los que han saqueado. EE.UU ha saqueado a los negros …a los pueblos indígenas cuando llegaron aquí por primera vez …Aprendimos la violencia de ustedes. Así que cuando quisieran que hagamos lo correcto, pues ¡carajo! hagan lo correcto ustedes.” “¡No puedo respirar!” fue el pedido desesperado de George Floyd al policía que le apretaba su cuello con la rodilla hasta que murió asfixiado ante la pasividad de otros tres agentes que lo acompañaban. Inmediatamente se desató una ola de protestas que comenzaron pacíficas, pero empezaron a tornarse violentas cuando no hubo respuesta oficial y el asesino continuaba libre. Tamika D. Mallory, activista de Until Freedom (Hasta la Libertad), denunció que infiltrados de los supremacistas blancos pagados, incitaban a la violencia a los jóvenes negros frustrados y furiosos. En pocos días las manifestaciones, pacificas en su mayoría, se extendieron como reguero de pólvora a numerosos ciudades de los cuatro puntos cardinales de EE.UU. Ni los toques de queda impuestos por las autoridades locales, ni los gases lacrimógenos, aerosoles pimienta, granadas aturdidoras y balas de goma, ni los cinco manifestantes muertos o las detenciones, hasta ahora, pudieron prevenir que los manifestantes continúen las protestas. Menos aún las bravuconadas de Donald Trump amenazándolos con mandar el ejército y meterles bala. EE.UU. está inmerso en un combo crítico pues está pagando con 2.000.000 de infectados y 113.000 muertos (datos 7-06-2020) el mal manejo la pandemia del Covid19; una crisis económica con caída del PBI del 5,9% y una desocupación del 10,4% para este año según el FMI y una crisis social producto del asesinato racial de George Floyd. Esto explica el poco margen del inquilino de la Casa Blanca para llevar acabo sus amenazas. Esta reacción masiva y sostenida en el tiempo no se puede explicar, como algunos pretenden, como una reacción ante un hecho puntual de violencia policial, como lo recordó el Gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo. En la Gran Manzana las manifestaciones fueron particularmente masivas y sostenidas en el tiempo. Para ejemplificar lo anterior, el gobernador expuso casos emblemáticos de ciudadanos afroamericanos asesinados por motivos racistas como los de Rodney King en Los Ángeles en 1991, Amadou Diallo en Nueva York (1999), Sean Bell en Nueva York (2006), Óscar Grant en California (2009), Eric Garner en Nueva York (2014), Michael Brown en Missouri (2014), entre otros. «Es una injusticia continua», concluyó Cuomo, y la vinculó a la historia de los abusos que se ha cometido con los negros en EE.UU. Ésta arranca desde los inicios de su Independencia. En el borrador de la Declaración–aunque finalmente no fue incorporado por la oposición de algunos estados sureños- Jefferson condenaba la institución de la esclavitud y prohibía la trata de esclavos aunque no serían emancipados los ya existentes ni sus descendientes. Para Jefferson –que llegó a tener 600 esclavos en su plantación en Montichello, Virginia- libertad e igualdad no era lo mismo, especialmente si la igualdad se refería a los negros. Esta contradicción se mantuvo casi inalterable hasta la Guerra de Secesión (1861-1865) entre el Norte industrial-abolicionista y el Sud agrario-esclavista. La victoria del Norte tuvo como consecuencia la abolición de la esclavitud, resolviendo la falencia de la Declaración de la Independencia, pero no resolvió el problema de la igualdad. La derrota militar no significó la derrota cultural ya que las ideas racistas siguieron siendo predominantes especialmente en el sector rural Pasado un tiempo los estados sureños recuperaron el manejo político de sus gobiernos, ya que su reincorporación a los Estados Unidos significó la recuperación de su autonomía como Estados de acuerdo a la Constitución.. Para mantener la discriminación se dictaron un conjunto de leyes conocidas como los Códigos Negros que rigieron en el Sur y las leyes de Jim Crow en todo el país. Estas leyes fueron derogadas en 1964 por las luchas llevadas a cabo por el Movimiento de los Derechos Civiles encabezado por Luther Martin King con lo que se estableció el marco jurídico de la igualdad. Pero la batalla cultural por la igualdad no se gana con una ley. Como el sustrato en el que se apoya toda discriminación es fundamentalmente producto de una sociedad de clase donde las dominantes la utilizan tanto para explotar al discriminando como para tenerlo de chivo expiatorio para desviar la atención, nunca dejó de estar presente, visible o latente, en algunos sectores de la sociedad. Si bien la lucha histórica de la población negra ha logrado mejorar los grados de desigualdad, está continua de manera intolerable. Nada mejor para objetivarla que recurrir a los estudios estadísticos. El 41% de los negros poseen sus propios hogares, en comparación con casi el 72% de los blancos. En 2016, el patrimonio medio de los hogares blancos no hispanos fue de $ 171,000, 10 veces el patrimonio de los hogares negros de $ 17,100. El ingreso semanal medio en 2018 para un trabajador negro a tiempo completo fueron de $ 694, en comparación con $ 916 para los blancos. En 2018, había 1.501 prisioneros negros por cada 100.000 adultos negros, más de cinco veces los 268 cada 100 entre los blancos. La pandemia también afectó más a la población negra. Según el prestigioso Pew Research Center, la población blanca es el 66.7% del total y la negra el 12.5%. Sin embargo en mayo la tasa de mortalidad de COVID-19 para los negros de 1 de cada 1.850, era 2,4 veces más alta que la tasa de los estadounidenses blancos de 1 de cada 4.400. En abril, la tasa de desempleo de los negros era de casi el 17%, la de los blancos del 14%. Mientras que el promedio de todo la población del país fue del 14.2% La contundencia de los números explican el “¡Basta es Basta!” de Tamika. La reacción esta vez fue acompañada por amplios

Internacionales, Israel, Portada

La anexión convertirá oficialmente a Israel en un estado de apartheid

Fuente: Zehava Galon (*) | Haaretz Fecha: 16 de junio de 2020 (*) Ex secretaria general del partido Meretz En Israel no les gusta hablar del apartheid. Esa es una palabra dura. Recuerdos vergonzosos de cooperación despreciable con un régimen injusto, y otros recuerdos de los tiempos en que nosotros éramos a quienes no se nos permitía ser parte de las instituciones debido a nuestra condición inferior. Tenemos un momento difícil con el apartheid: la palabra, no la política. Tiene lo que ellos llaman connotaciones. Pero apartheid es la palabra precisa para la anexión que el primer ministro Benjamin Netanyahu está planeando, y si es difícil para nosotros mirarnos en el espejo, tal vez el problema no sea el espejo. En Israel se enseña muy poco sobre Sudáfrica en la era del apartheid y nuestros estrechos vínculos con ella. Los graduados de secundaria pueden decir algo sobre Nelson Mandela, pero no sobre el Congreso Nacional Africano; saben algo sobre la prohibición del matrimonio interracial, sobre playas separadas, escuelas y baños públicos. Tal vez hayan escuchado el término «bantustanes», pero probablemente no saben que Sudáfrica estableció esos protectorados para poder afirmar que los negros eran ciudadanos de esas entidades, y ahí es donde deberían exigir sus derechos. Nuestros graduados de secundaria no saben acerca de los permisos de viaje, las barriadas donde los negros se vieron obligados a vivir como mano de obra barata, la falta de derechos. Saben sobre el boicot internacional, pero no sobre las relaciones públicas de Sudáfrica, lo que llamamos «hasbara«. Sabemos lo suficiente sobre Sudáfrica para señalar las diferencias entre nosotros y ellos, y somos lo suficientemente ignorantes como para ignorar las similitudes. Sudáfrica contribuyó con un nuevo delito al derecho internacional. No somos Sudáfrica, pero hemos estado coqueteando con el crimen del apartheid durante mucho tiempo. La realidad de 53 años de ocupación recuerda el apartheid lo suficiente tal como es, pero consagrarlo en la ley, como Netanyahu planea hacer, convertirá oficialmente a nuestro sistema en apartheid. Conozco los argumentos. Uno podría haber afirmado, apenas, que la ocupación era una «necesidad de seguridad», si no estuviéramos gastando miles de millones para establecer asentamientos; si no estuviéramos ignorando los asentamientos ilegales mientras destruíamos miles de estructuras palestinas. ¿Para qué creías que era todo esto? No protestes tanto por la palabra cuando no protestaste por la política. Y ahora Netanyahu, en un intento de crear un legado para sí mismo, está tratando de adoptar el truco legal que usaron los sudafricanos: Miren, los palestinos tienen soberanía. En sus islas, rodeadas de nosotros. Incluso les daremos sus propios caminos soberanos para conducir entre sus soberanías. Tendrán su Transkei y su KwaZulu. “Desarrollo separado”,  lo llamó el gobierno blanco en Pretoria. Netanyahu no es el primero en enamorarse de la estrategia de supervivencia del régimen del apartheid. Antes que él, los miembros de la derecha Naftali Bennett y Ayelet Shaked lo hicieron, y mucho antes que ellos, el ex primer ministro Ariel Sharon. Netanyahu no fue el primero en soñar con el apartheid, pero es el primero que tiene la intención de aplicarlo. Sin excusas, sin máscaras, sin «requisitos de seguridad», sin «aumento natural». Segregación racial. Casi orgullosamente, llaman a esto por la palabra blanqueada «extender la soberanía». «Cry, the Beloved Country» (Llora, país amado) es el título de la novela clásica de Alan Paton sobre el apartheid. También fue el título de un artículo de Azriel Carlebach, uno de los primeros editores del diario hebreo Ma’ariv, en 1953. Carlebach describió a su hija las formas en que los árabes fueron robados en este país. “Tú, quizás, esos ojos tuyos, puede que nunca lo sepan. Eres una sabra*, y estás acostumbrado a cosas como esta. Y para ti es natural que el mundo se divida en dos: los vencedores y los vencidos, los superiores y los inferiores. Mientras yo… soy judío”. No era la palabra apartheid lo que horrorizaba a Carlebach, era la política. También debería espantarnos. * Judíos nacidos en Palestina antes de 1948 Traducción: Dardo Esterovich

Internacionales, Israel

Para los colonos de Cisjordania nunca será suficiente

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 6 de junio de 2020 Traducido del inglés para Rebelión por J. M. Una foto del 21 de enero de 2020 muestra al entonces ministro de Defensa, Naftali Bennett, los planes de construcción en Cisjordania. Crédito: Ministerio de Defensa / Ariel Hermoni Los colonos no son felices. La gente dice que incluso están ofendidos. Su reunión con el primer ministro el martes fue descrita como «muy emotiva». Qué desgarrador. ¿Cómo se les puede hacer esto? ¿No han sufrido lo suficiente? El plan de anexión no es lo bastante bueno para ellos. 19 colonias pueden quedar fuera, ¿fuera de qué? Fuera de la tierra que es totalmente de ellos. Fuera del Estado del pueblo judío. ¿Y qué pasará con sus idealistas residentes? ¿Adónde irán? Se avecina un desastre nacional que rompe el corazón. Benjamin Netanyahu hizo lo correcto al apresurarse a aceptar la reunión urgente, y también prometió que la anexión no estaría vinculada al plan de Trump. En cuanto a un Estado palestino, por supuesto no hay nada de qué hablar. Aun así están agraviados. Está bastante justificado, si no totalmente. Solo los de corazón duro pueden no empatizar. No hay un primer ministro que no haya mantenido reuniones urgentes con ellos. No hay otro sector de la sociedad que haya tenido siempre el oído atento del primer ministro, de cada primer ministro. Son el terror de la calle Balfour por generaciones. No hay otro grupo poderoso para el cual todos los corredores del poder estén tan abiertos. ¿Qué hay de desempleo, pobreza, violencia, racismo, una pandemia, hospitales superpoblados, viviendas o educación en comparación con las quejas por una anexión insuficiente? Pocos primeros ministros, y ciertamente no Netanyahu, habrían considerado recibir a una delegación de quienes se oponen a las colonias. ¿Quizás ellos también están agraviados? ¿Quizás sus quejas también son urgentes? ¿Quizás los peligros que señalarán son mucho más serios que el destino del puesto avanzado de Esh Kodesh (en castellano “Fuego sagrado”)? Una foto icónica tomada la semana pasada cuenta toda la historia: un grupo de hombres duros están sentados en círculo, algunos con sandalias, otros con botas, la mayoría con kippas, uno con chaqueta. La mafia en acción, los mafiosos discutiendo el botín robado. Están mirando un mapa que se extiende en el piso de madera frente a ellos. La mayoría de las áreas son de color rosa. Ese es el mapa de ocupación. «Colonialismo 2020», tuiteó alguien, los líderes de los colonos discutiendo la anexión. Su futuro nunca se vio tan prometedor, al igual que las tierras en el mapa, pero están resentidos. Así son siempre. El cosaco ladrón que nunca está satisfecho. Esa es la lujuria de la ocupación y la codicia de bienes raíces que nunca pueden tener suficiente, junto con su constante manipulación cínica, su resentimiento. A pesar de todas sus manipulaciones, todavía se quejan. Durante 50 años se han quejado de todos los gobiernos israelíes, chantajeándolos casi por igual. El resentimiento les funciona, pocos primeros ministros pudieron resistirse a ceder ante él. Ahora es el turno de Netanyahu. Esa foto también era una imagen del apartheid puro. Los cazadores blancos que dividen la piel del oso que han cazado y que no les pertenece. A la mayoría de los residentes de esas tierras color de rosa nunca se les preguntará qué piensan, pero la propaganda israelí no lo llamará apartheid. ¿Hay más pruebas que esa imagen de que el apartheid ha ganado? ¿Dónde están los palestinos? ¿No son seres humanos? Los jefes de la organización criminal más grande y fuerte del país están sentados allí, discutiendo el destino de su botín. En otra manipulación más, se dividen en «moderados» y «extremistas» como si hubiera alguna diferencia entre ellos, exactamente la forma en que distinguimos entre colonias «legales» e «ilegales», como si hubiera alguna diferencia entre ellos, como si todos ellos no fueran criminales, la mayor plaga de Israel. Los «buenos», aquellos que por la bondad de sus corazones estarían de acuerdo con la versión de anexión de Trump, no fueron invitados a la reunión con Netanyahu. Ahora es el momento de aplacar a los extremistas, que no están contentos con esta versión. Cuando Cisjordania se anexe en su totalidad y sus residentes sean expulsados ​​a quién sabe dónde, codiciarán la otra orilla del Jordán y expresarán resentimiento. Cuando se anexe Cisjordania exigirán la tierra de Basán, convocarán al primer ministro a una reunión urgente y presentarán sus quejas. Se sentirán agraviados incluso cuando su país llegue desde el Nilo hasta el Éufrates. Uno no puede quejarse de ellos. Como cualquier organización delictiva el problema está en quienes facilitan su existencia. Y eso comprende a todos los israelíes, a todos nosotros. Fuente: https://www.haaretz.com/opinion/.premium–1.8894785 Nota relacionada: “La anexión debe detenerse” Bernie Sanders se dirige a la multitud en el mitin judío-árabe de Tel Aviv. https://www.haaretz.com/israel-news/annexation-must-be-stopped-bernie-sanders-addresses-crowd-at-tel-aviv-rally-1.8902918?utm_source=traffic.outbrain.com&utm_medium=referrer&utm_campaign=outbrain_organic

Estados Unidos, Internacionales, Portada

Poner la tapa

Fuente: Horacio Verbistsky | El cohete a la luna Fecha: 7 de junio de 2020 Tres tapas con el diseño de la revista Time sintetizaron buena parte de las tempestades que desata el Presidente Donald Trump, desde que ordenó aplastar por la violencia las protestas por la situación de las minorías étnicas y económicas en Estados Unidos. La primera, que abre esta nota, es un ingenioso diseño, que convierte el perfil de Trump en el bigote de Hitler, con perdón de los burócratas argentinos de pro de la DAIA, para quienes afirmar que la prensa comercial argentina crea realidad igual que el Völkischer Beobachter de la Alemania nazi es banalizar el holocausto (tema que el ex juez Raúl Zaffaroni nunca mencionó), pero decir que las medidas de prevención y ayuda de la infectadura convierten Villa Azul en el ghetto de Varsovia, no merece comentario ni reproche. La segunda utiliza la marca de la revista como parte de una frase dedicada al Presidente: Time to go,  u «Hora de irse». La tercera reproduce una portada que la revista publicó durante la represión y los disturbios de 1968, pero tacha la fecha y la substituye, primero por 2015 y luego por 2020. Ninguna de las tres es verdadera. La de Hitler tiene ya varios años de antigüedad y le valió un premio en el Festival Internacional de Caricaturas en Knokke-Heist (Bélgica) al diseñador Luc Descheemaeker, en cuyo blog hay muchas más asociaciones entre ambos líderes. Entre todas ellas, la más impresionante es la representación que el artista hace del refugio de Trump en el bunker subterráneo de la Casa Blanca, que sólo se había activado en septiembre de 2001. La tapa de Time sobre la represión a la minoría afroamericana es la que más se aproxima a la realidad. En 2015 Time repitió la tapa de 47 años atrás. Perfectamente podría haberlo hecho ahora, cuando la extensión e intensidad de las protestas supera todo lo conocido, y lo mismo ocurre con la respuesta institucional. Hay una cuestión estructural, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos destaca. Según el National Police Violence Map, de las 1099 personas que perdieron la vida a manos de la policía en 2019, el 24% era afrodescendiente, en tanto que este grupo constituye el 13% del total de la población de ese país. Muchos departamentos policiales locales se han militarizado fuertemente y el uso de equipamiento de tipo militar SWAT es desproporcionadamente utilizado contra grupos históricamente marginados. El 42% de las personas afectadas por un despliegue de SWAT para ejecutar una orden de registro son negras y el 12% latinas. La probabilidad de que un hombre negro sea asesinado por la policía triplica la de un hombre blanco, la de un hombre hispano la duplica. Una persona afroamericana desarmada tiene 3,49 veces más probabilidad de ser baleada por la policía, que una persona blanca desarmada. El racismo en cada etapa del proceso de justicia penal tiende a crear un círculo vicioso, donde las desigualdades en el control policial, los arrestos y la detención preventiva generan disparidades en las acusaciones y condenas. Entre las novedades más notables que se han apreciado en estos días debe computarse la magnitud y la composición de las multitudes. Son las manifestaciones más numerosas y extendidas de la historia, en 650 ciudades de los 50 estados, que se mantuvieron a pesar del toque de queda. También es destacable que no asisten sólo negros, también latinos y blancos, en su mayoría jóvenes pero también ancianos, como el hombre de 75 años que dos policías de Buffalo tiraron de espaldas al suelo y debió ser internado con lesiones graves. Otra imagen impensable en 1968 y en 2015 es la cantidad de policías blancos que repudiaron el asesinato, hincándose de rodillas con sus uniformes y sus armas, en el gesto que viralizaron varios jugadores negros de beisbol y de fútbol mientras se cantaba el himno. La orden de Trump de recurrir a la Guardia Nacional y al Ejército para reprimir a los pequeños grupos de saqueadores pronto mostró su intencionalidad, cuando las tropas dispersaron con gases a manifestantes pacíficos en las cercanías de la Casa Blanca, sobrevolados por un helicóptero militar: el Presidente quería caminar un par de cuadras sin sobresaltos hasta la iglesia episcopal de Saint John que había sido chamuscada en los disturbios del día anterior. Allí se tomó una foto, biblia en mano, para epitomizar su cruzada. Lo acompañaron en su caminata el ministro de Defensa Mark Esper, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Mark Alexander Milley. En una videoconferencia con gobernadores, Esper los había instado a facilitar la tarea de la Guardia Nacional en el campo de batalla. Las repercusiones tampoco tuvieron precedentes. La obispa episcopal Mariann Budde fulminó a Trump: «Utilizó la Biblia, el más sagrado texto de la tradición judeocristiana, y una de las iglesias de mi diócesis, sin avisarnos siquiera, como telón de fondo de un mensaje opuesto a las enseñanzas de Jesús y a todo lo que defiende nuestra iglesia”.  Agregó que «no vino a rezar; no lamentó la muerte de George Floyd ni reconoció la agonía colectiva de las personas de color en nuestro país. No intentó sanar ni calmar a nuestra tierra perturbada. Todo lo que ha dicho y hecho es para inflamar la violencia. Necesitamos un liderazgo moral y él ha hecho todo lo posible para dividirnos». Menos previsible era que el ministro de Defensa Esper ordenara una investigación por el uso del helicóptero, se disculpara por haberse referido a territorio estadounidense como «campo de batalla» y se manifestara opuesto al uso de Fuerzas Armadas para reprimir a manifestantes. Esto se debe a la durísima crítica que tanto él como Milley y el propio Trump recibieron de 89 ex ministros y viceministros de Defensa (como Jim Mattis, Ash Carter y William Perry) y ex jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (como Martin Dempsey, Mike Mullen y Richard Myers). En la última edición del Newyorker, el más importante corresponsal de guerra de su generación, Dexter Filkins, multipremiado por sus coberturas de las excursiones bélicas de su país en Irak y Afganistán,

America Latina, Economia, Portada

La reforma tributaria que necesitamos

Fuente: Alfredo Serrano Mancilla | Celag.org Fecha: 6 de junio de 2020 Existe una vieja discusión en Economía sobre si los impuestos afectan positiva o negativamente al crecimiento y al desarrollo. La literatura académica en este sentido es muy vasta y variada; hay estudios para todos los gustos. Unos afirman que mayores impuestos perjudican la actividad económica, genera desempleo e incentiva la fuga de capitales. En cambio, otros, sí demuestran que la mayoría de países desarrollados tienen impuestos elevados, y gozan de altos niveles de crecimiento y bienestar social. Es imposible tener una única respuesta para tal dilema, porque todo depende de múltiples variables. Y entre las más determinantes está aquella que se centra en una cuestión muy olvidada por la Ciencia Económica dominante (la neoclásica), que sirve como base teórica para el modelo neoliberal: ¿quién paga qué? No es lo mismo un sistema tributario que hace pagar a quien produce que aquel otro que grava a quien especula financieramente; tampoco es lo mismo cuando se grava a los salarios de los trabajadores mientras se permite que los beneficios empresariales de los grandes capitales apenas tributen. América Latina no está ajena a esta controversia, aunque sí es cierto que la mayoría de debates económicos en la región se centran más en la restricción externa, por el alto grado de dependencia de las economías locales con el sistema-mundo. No obstante, en tiempos de pandemia, con una economía global más que afectada y con mucha necesidad de recaudación interna para sostener un sistema sólido de salud, la discusión tributaria reaparece con mucha fuerza en la escena pública. La región recauda poco, a pesar de lo que cacarean las usinas conservadoras y neoliberales. Los datos hablan por sí solos: la recaudación tributaria en América Latina supone el 23,1% del PIB para el año 2018, mientras que este mismo valor es del 34,3% para países OCDE o 40,3% para la Unión Europea. Existe, por tanto, mucho margen inteligente de recaudación para ganar en justicia social; y también en eficiencia. América Latina necesita actualizar cuanto antes su obsoleta matriz de tributos en relación a los siguientes ejes: Es inadmisible que la tasa legal del impuesto que tienen que pagar las empresas difiera tan significativamente de la tasa efectiva, la que realmente pagan. Este es un fenómeno regional: en Argentina, la tasa legal es del 30%, pero a la hora de la verdad, el tipo impositivo efectivo sobre sus beneficios es del 7,6%; en México, esta relación es de 30% a 7,4%; en Perú, de 29,5% a 8,8%; en Colombia, de 33% a 9,8%. ¿Por qué ocurre esto? Porque la mayoría de las empresas usan múltiples mecanismos para reducir la base imponible sobre la que se aplica el tipo impositivo. Ante esta brecha efectiva en la recaudación, es urgente implementar un marco legal no tan elusivo. Las empresas trasnacionales de alta tecnología (Google, Apple, Facebook y Amazon) apenas pagan tributos en América Latina. Existe un gran vacío, deliberado, para que estos gigantes facturen y puedan, así, trasladar sus beneficios a guaridas fiscales evadiendo impuestos. En América Latina, la participación de la economía digital está creciendo cada vez más (15,9% PIB en México; 16,2% en Argentina, 21,6% en Brasil), y en cambio, la recaudación por este concepto no refleja tal proporción. No puede ser que un pequeño empresario en Argentina o Colombia pague su impuesto, y Google o Amazon no. Es por ello que el diseño de impuestos sobre la actividad económica de estas grandes tecnológicas es un imperativo para Latinoamérica. Las grandes fortunas han de contribuir en relación a su capacidad económica. Este debate es actual en Argentina y Chile, y también en muchos otros países de la región. Según el último estudio hecho por Celag, aplicando un impuesto aproximado al que tiene Uruguay en el resto de países de la región se lograría recaudar un extra de algo más de 51 mil millones de dólares; si aplicáramos el vigente en Colombia, se obtendrían casi 26.000 millones de dólares. Lo importante de este tributo es que se podría denominar “impuesto que no afecta a casi nadie”; en América Latina, según el Credit Suisse Research Institute, hay 673 mil personas que serían afectadas, es decir, solo el 0,2% de la población total adulta. Las actividades económicas ficticias, las no reales, en su mayoría especulativas en el campo financiero, han de ser penalizadas tributariamente. En América Latina, según Cepalstat, la intermediación financiera representaba el 17,6% del PIB (año 2018), y, por el contrario, apenas contribuía a recaudar tributos. Por ejemplo, el impuesto a las transacciones financieras en América Latina solo representa el 0,26% del PIB (año 2018). El orden neoliberal financiarizó la economía global y, sin embargo, no es posible que aún no haya habido un reseteo de la matriz tributaria en esa dirección. A estos cuatro ejes deberíamos de añadir la lucha contra la evasión. Como afirma Nicolás Oliva en un texto publicado por Celag, “América Latina es el campeón mundial en ocultamiento de riqueza: el 27% de la riqueza privada está registrada en guaridas fiscales”. Es perentorio iniciar políticas efectivas que eviten esta hemorragia fiscal. Y en este ámbito, una de las prioridades es acabar de una vez por todas con el fenómeno de precios de transferencias (según Cepal asciende al 1,5% del PIB regional). Otro tema crucial es avanzar en la implementación del proyecto BEPS (Erosión de la Base Imponible y el Traslado de Beneficios), elaborado por la OCDE, para acabar con la evasión fiscal de las multinacionales. En definitiva, es ahora el momento indicado para fijar las pautas de un nuevo consenso en materia tributaria en América Latina en pro de sintonizar con la economía que queremos y necesitamos, tanto para afrontar la pandemia como para todo lo que se vendrá después. No hay Estado de Bienestar sin un sistema tributario que lo haga sostenible. Alfredo Serrano Mancilla Dr. en Economía Aplicada (UAB). Director de CELAG (España) Alfredo Serrano Mancilla es doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), España. Realizó estancias predoctorales en Módena y Bolonia (Italia) y

Internacionales, Israel, Portada

Miles protestan contra la anexión israelí en Tel Aviv; Bernie Sanders llama a ‘hacer frente a los líderes autoritarios’

Fuente: Lee Yaron y Josh Breine|Haaretz Fecha: 6 de junio de 2020 Una manifestación conjunta judío-árabe contra los planes israelíes para anexar los asentamientos de Cisjordania tuvo lugar el sábado en la Plaza Rabin de Tel Aviv con miles de participantes. La protesta fue prohibida originalmente por la policía debido a los temores sobre el coronavirus, pero la policía cedió y emitió un permiso el viernes por la noche. Los organizadores designaron a unos 50 supervisores para garantizar que se mantengan las regulaciones de coronavirus. El senador de Vermont, Bernie Sanders, se dirigió a la manifestación a través de una videoconferencia, expresando su apoyo a los manifestantes y condenando los planes de anexión de Israel. El senador dijo que estaba «animado» al ver a árabes y judíos manifestarse juntos. «En estos días difíciles… nunca ha sido más importante defender la justicia y luchar por el futuro que todos merecemos», dijo Sanders. «Depende de todos nosotros enfrentarnos a los líderes autoritarios y construir un futuro pacífico para cada palestino y cada israelí… En palabras de mi amigo Ayman Odeh: El único futuro es un futuro compartido». Varios políticos israelíes también hablaron en la protesta. El jefe de la alianza de la Lista Conjunta de partidos predominantemente árabes, Ayman Odeh, dijo a la multitud: “Estamos en una encrucijada. Un camino conduce a una sociedad conjunta con una verdadera democracia, igualdad civil y nacional para los ciudadanos árabes… El segundo camino conduce al odio, la violencia, la anexión y el apartheid «, dijo Odeh. «Estamos aquí en Rabin Square para elegir el primer camino», dijo. «No hay tal cosa como la democracia solo para los judíos», agregó Odeh. «Al igual que Martin Luther King y sus partidarios en los Estados Unidos, debemos darnos cuenta de que sin justicia no puede haber paz. Y no habrá justicia social si no ponemos fin a la ocupación», dijo Odeh. El presidente de Meretz, Nitzan Horowitz, dijo a los manifestantes que “la anexión es un crimen de guerra. Un crimen contra la paz, un crimen contra la democracia, un crimen que nos costará sangre”. El líder del partido de izquierda también criticó al ministro de Defensa, Benny Gantz, y a los miembros de centro izquierda que se unieron al gobierno liderado por Netanyahu: «Ustedes son socios de pleno derecho, están respaldando y autorizando esta tragedia». Entre los otros oradores en la manifestación estaban Muhammad Baraka, presidente del Comité Superior de Monitoreo Árabe en Israel, y los legisladores Merav Michaeli (laborista), Tamar Zandberg (Meretz) y Ofer Cassif (Hadash / Lista Conjunta). El director de Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), Avner Gvaryahu, se refirió al plan de paz de Medio Oriente de la administración Trump, diciendo que «Trump no está enviando a sus hijos a proteger los puestos de avanzada… Los hijos de los partidarios de la anexión estadounidense no pueden matar ni ser asesinados en los territorios, pero nuestros hijos si lo pueden «. Tegan, una joven de 17 años que vino de Taibeh para protestar, dijo que esta no es su primera manifestación y que los jóvenes árabes comienzan a llegar con más frecuencia para protestar en Tel Aviv. «Estoy protestando porque basta con todo este derramamiento de sangre. Tenemos que hacer las paces entre judíos y árabes ahora «, dijo.» Suficiente racismo, suficiente asesinato, ya lo hemos superado. Bibi y Trump son racistas y tengo un poco, mucho miedo de lo que sucederá si hay una anexión. La semana pasada estuve en la marcha de las mujeres y queremos decirles a los políticos que ya es suficiente». Mientras tanto, Simcha, un manifestante de 50 años de Kfar Yona dijo, «votamos por Gantz porque pensamos que sería una alternativa y nos traicionaron». Los laboristas también. Simcha agregó: «Estamos cansados de inclinarnos por el centro y esperar que traigan un cambio. Solo podemos oponernos a la ocupación y abogar por la democracia en una asociación judío-árabe. La próxima vez, votaré por la Lista Conjunta». Docenas de policías y guardias monitorearon la manifestación. El portavoz de la policía dijo que ha pedido a los participantes que mantengan el orden, particularmente en relación con las directrices del Ministerio de Salud con respecto al coronavirus al mantener una distancia de dos metros entre ellos y usar máscaras. Después de que terminó el evento oficial, varios manifestantes se quedaron y bloquearon el tráfico que rodeaba la plaza. La policía emitió un comunicado que decía: “Con la conclusión de la protesta en la Plaza Rabin esta noche, un puñado de manifestantes se quedaron en el sitio e interrumpieron el orden público al bloquear el tráfico. La policía llama a los manifestantes a restablecer el orden y obedecer las instrucciones de los oficiales». Los manifestantes se acostaron en la acera que rodeaba la Plaza Rabin, haciendo eco de las protestas que tienen lugar en todo el mundo contra la brutalidad policial que se desencadenó por la muerte de George Floyd mientras estaba bajo custodia policial en Minneapolis. Gritaban consignas que incluían «suficiente ocupación», «policía, ¿a quién estás protegiendo?» «La ocupación es terror y nada cambiará eso», y «Eyad, Eyad y nuevamente Eyad», en referencia al hombre palestino autista de 32 años que fue asesinado a tiros por la policía en la Ciudad Vieja de Jerusalén el sábado pasado. Cinco manifestantes fueron arrestados. Un video muestra a la policía arrojando violentamente a un fotógrafo de Haaretz al suelo mientras cubría la protesta. «Traté de filmar a los policías y luego decidieron arrestarme», dijo el fotógrafo Tomer Appelbaum. «Uno me dio un puñetazo, otro me dio un rodillazo y otro me empujó la cabeza». Netanyahu fijó el 1 de julio como la fecha límite para comenzar el proceso de anexión unilateral de los asentamientos establecidos en Cisjordania desde 1967, incluido el Valle del Jordán. Esta semana, trató de tranquilizar a los líderes de los colonos de que la anexión se promovería independientemente del plan de Medio Oriente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En las últimas semanas, los colonos se han opuesto a las condiciones

Estados Unidos, Israel, Portada

AIPAC: el nuevo cadaver político que Netanyahu deja en su camino

Fuente: Daniel Kupervaser | Blog de Daniel Kupervaser Fecha: 6 de junio de 2020 Subtĺtulo: Netanyahu lanza advertencia al liderazgo judĺo de la diáspora: o apoyan públicamnte sus polĺticas o pasan a ser parte de la historia. La lista de personalidades políticas que activaron hombro a hombro por el Likud y Netanyahu y que terminaron como cadáveres políticos en la banquina de la historia durante la última década es cada día mas larga. A diferencia de la conducción democrática que caracterizó a este partido durante la era de Begin, en este sentido Netanyahu impuso el principio despótico de los utensilios descartables: use, ensucie y tire. Ahora le llegó el turno a AIPAC. El histórico y poderoso lobby proisraelí de la sociedad estadounidense que durante décadas se constituyó en columna vertebral del apoyo prácticamente incondicional de ese país a Israel. Si bien la conducta de esta institución trasmitió en ojos de la sociedad circundante una imagen de doble lealtad judía, no se puede dejar de señalar su exitosa labor sin diferencias de partido gobernante en Israel o en EE.UU.Todo comenzó a crujir con el arribo de Trump a la Casa Blanca. La extrema intimidad entre Netanyahu, el nuevo presidente estadounidense y sus parlamentarios del partido republicano, dejó tambaleando a AIPAC que históricamente se jactó de trabajar con demócratas y republicanos indistintamente. El distanciamiento entre Netanyahu y AIPAC se acentuó a medida que el primer ministro israelí se alejaba de aquella promesa de la solución de dos estados que oportunamente la adoptó en el año 2009 en su famoso discurso de la Universidad de Bar Ilan. Por el contrario, AIPAC, con su visión bipartidista de la política estadounidense, persistió en la formula basada en el dialogo con los palestinos que finalmente permita llegar a una solución de compromiso territorial. Otro aspecto que demostró a lideres de AIPAC que su función histórica está arribando a su fin lo constituyó un drástico cambio en la actitud de Trump. El excéntrico presidente estadounidense comenzó a identificar a otra institución como la representante de los intereses israelíes en EE.UU. Se trata de la Coalición Judía Republicana (RJC por sus siglas en ingles), organismo que agrupa a potentados ciudadanos estadounidenses con una clara identificación ideológica y partidaria de quienes presionan al presidente para la toma de decisiones a favor de Israel. Paralelamente, a través de su Comité de Acción Política (PAC por sus siglas en ingles) movilizan donaciones para: “cumplir con su mayor objetivo en el año 2020, reelección de Donald Trump, por siempre el presidente pro Israel más significativo”. Otro ejemplo de doble lealtad judía. La constitución del nuevo gobierno israelí con la firma del acuerdo de coalición que establece el derecho de Netanyahu de aprobar la anexión unilateral de territorios de Cisjordania fue determinante en la comprensión que la función histórica de AIPAC está pasando a la historia.Sus escuetos comunicados por Twitter lo confiesan claramente. En el primero congratula la constitución del nuevo gobierno de Netanyahu y Gantz. En el segundo, más bien se debe interpretar como una plegaria para aquellos que los reemplacen. Textualmente dice: “No se debe permitir que la anexión debilite la vital relación entre Estados Unidos e Israel”. Una clara referencia a la inevitable ruptura con el ala liberal y demócrata de la sociedad estadounidense. El Dr. Keith Kahn-Harris, sociólogo inglés, fue quien le adjudicó el título apropiado: “La anexión es un claro mensaje para AIPAC: empaquen y váyanse a casa” (“Annexation Means AIPAC Can Pack Up and Go Home”, Haaretz, 21-5-2020). Pero este acontecer tiene otra implicación. Seria un grave error de interpretación si las instituciones que lideran las colectividades judías en la diáspora no le dedican la suficiente atención. Si estos organismos como DAIA en Argentina, CONIB en Brasil, CJCH en Chile o CCIU en Uruguay, como ejemplo, no se alistan detrás de los planes de anexión de Cisjordania, Netanyahu se va a preocupar para que pasen a ser parte de la historia.El cuento de los valores del judaísmo humanista al que tanto recurren en las diásporas, Netanyahu se encargó de hacerlo desaparecer. Las direcciones comunitarias judías del mundo solo disponen de dos alternativas: apoyar a Netanyahu y enfrentarse con las sociedades que los circundan, o, enfrentarse con Netanyahu en defensa de esos valores históricos del judaísmo. No se pueden escabullir, tienen que decidir.Ojalá me equivoqueDaniel KupervaserHerzlya – Israel 6-6-2020http://daniel.kupervaser.com/kupervaser.daniel@gmail.com@KupervaserD

Scroll al inicio