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Irán, traición y encubrimientos: los judíos de Argentina siguen buscando «verdad y justicia» en el peor ataque terrorista del país

Fuente: Méndez Shiff | Haaretz Fecha: 18 de julio 2019 A las 9.53 a.m. el 18 de julio de 1994, un suicida realizó un ataque terrorista en el centro de la comunidad judía AMIA, matando a 85 personas e hiriendo a otras 300 en el centro de Buenos Aires. Veinticinco años después, poco se sabe sobre el mayor ataque terrorista en la historia de Argentina. A pesar de que el sistema judicial argentino ha creído durante mucho tiempo que Hezbolá estaba detrás del ataque, actuando como representante de Irán, nadie ha sido condenado por cometer esa atrocidad. Pero la bomba de ese día hizo más que devastar un edificio de siete pisos y cientos de vidas. También creó una división en la comunidad judía de Argentina que eventualmente enfrentaría a familias con familias en una tragedia que presenta hechos de encubrimientos y denuncias de traición en los más altos niveles. El atentado de AMIA (el acrónimo significa Asociación Mutual Israelita Argentina) se produjo dos años después de un ataque terrorista en la Embajada de Israel en Buenos Aires que mató a 29 personas, entre ellas cuatro israelíes. Juntos, los dos ataques dejaron «una herida profunda» con efectos duraderos en la comunidad judía, dice Susana Gelber, de 55 años, ex directora de Tzavta, un centro comunitario secular conectado al grupo de jóvenes Hashomer Hatzair. El cambio más notable dentro de la comunidad judía es el aumento de la seguridad en todas sus instituciones. Pero son las cicatrices psicológicas de la investigación judicial y los escándalos subsiguientes los que posiblemente han afectado más a la comunidad. “Con dos ataques terroristas no resueltos, no podemos permitirnos tener un tercero. No tener un buen sistema de protección podría eventualmente ser suicida. Y nosotros, como líderes comunitarios, debemos asegurarnos de que esto no vuelva a suceder «, dice Gelber.  «Veinticinco años después del ataque, no hemos encontrado verdad ni justicia», dice Diana Wassner Malamud, de 60 años, quien perdió a su esposo Andrés en el ataque de 1994. Ella es una de las fundadoras de Memoria Activa, uno de los primeros grupos de presión en formarse en los meses posteriores al ataque, luchando en nombre de las víctimas. Desde el principio, el grupo de Malamud fue muy crítico con el papel desempeñado por Juan José Galeano, el primer juez designado para supervisar la investigación legal, y Rubén Beraja, el entonces presidente de la organización argentino-judía DAIA que sirve de cobertura política a la comunidad. «Estamos en esta situación porque el primer juez no hizo su trabajo y en su lugar cometió delitos», dice Wassner Malamud, «y porque nuestro líder comunitario terminó siendo parte de esos delitos y vendió a nuestros muertos por dinero». A principios de este año, Galeano recibió una sentencia de seis años de prisión por ocultación y violación de pruebas durante su manejo de la investigación inicial, que fue declarada nula y sin valor en 2004. Un tribunal argentino encontró en febrero que Galeano pagó u$s 400,000 a un vendedor de autos usados, Carlos Telleldín, para implicar a un grupo de policías en el atentado de 1994. El propio Telleldín había sido el último propietario de la camioneta que se utilizó en el atentado suicida, presuntamente perpetrado por un agente libanés de Hezbolá que actuaba a instancias de Teherán. (Telleldín fue sentenciado a tres años y medio por su participación). En una serie de giros dramáticos en la historia, más tarde se supo que el soborno había sido proporcionado por los servicios de inteligencia de Argentina, cuyo ex jefe, Hugo Anzorreguy, fue condenado a cuatro años y medio por su participación. El ex presidente argentino Carlos Menem (que ahora es senador) y Beraja se encontraban entre los acusados ​​de estar involucrados en el encubrimiento. Ambos hombres fueron absueltos de todos los cargos en el juicio, cuyo proceso judicial comenzó en 2005. Beraja, de 80 años, quien durante su mandato en DAIA también fue presidente del Congreso Judío Latinoamericano y vicepresidente del Congreso Judío Mundial, rara vez da entrevistas. Sin embargo, hablando con Haaretz la semana pasada, dice que la división de la comunidad judía ha sido el «mayor éxito» de los terroristas. También lamenta que algunos de los familiares de las víctimas tengan una «actitud hostil e injusta» hacia él. «La división de la comunidad judía no ha hecho más que debilitar la investigación», dice Beraja. “Creo que cada facción debería repensar y realinear sus posiciones por el objetivo superior de castigar a los que colocaron la bomba allí. El objetivo de los terroristas no solo era generar daño material y matar gente, sino también infligir daño moral al pueblo judío, y dejarnos en una posición más débil «. Esa división será claramente visible el jueves cuando se organizarán no menos de cuatro actos conmemorativos diferentes. La ceremonia «oficial», organizada por Familiares y Amigos de las Víctimas, la organización más cercana a AMIA y DAIA, tendrá lugar en el nuevo edificio de AMIA a las 9.53 a. M. (15.53 hora israelí). Simultáneamente, los miembros de Memoria Activa se reunirán fuera de los principales tribunales de justicia del país para organizar su propio acto de memoria y protesta. Un grupo disidente de Familiares y Víctimas de los Familiares, 18 J, organizará su propio evento conmemorativo en el nuevo edificio de AMIA a última hora de la tarde. Mientras tanto, el gobierno del presidente Mauricio Macri realizará una ceremonia para presentar un libro publicado por el Congreso Judío Latinoamericano sobre el atentado y el terrorismo internacional. Se le unirán algunos familiares de las víctimas, pero ninguno de Memoria Activa, 18 J y de otro grupo de presión, APEMIA (que a su vez se separó de Memoria Activa en 2002), estará presente. ¿Actos de traición?  Dos figuras judías fueron fundamentales en la tragedia de AMIA en los años posteriores al ataque: Alberto Nisman, quien se convirtió en el fiscal especial de la investigación en 2004; y Héctor Timerman, el ministro de Relaciones Exteriores argentino que fue uno de los signatarios de un Memorando de Entendimiento con Irán en

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Sobre las rebeliones, la cultura y la biología

Fuente: Eduardo Wolovelsky* | Adherente del Llamamiento Fecha: 06 May 2019 Puede no ser relevante, puede incluso ser una lectura forzada, exagerada e incluso obsesiva, pero el ejercicio de reflexión, a pesar de estas posibles objeciones, parece ineludible porque, según el calendario de efemérides del Ministerio de Educación de la Nación, el 19 de abril se conmemora “El día de la convivencia en la diversidad cultural”. La elección se debe a que en esa fecha, pero del año 1943, se inició la rebelión del Ghetto de Varsovia. ¿Por qué definir de esta manera la memoria sobre uno de los más notables actos de resistencia de la historia contemporánea? “El día de la convivencia en la diversidad cultural” se asemeja más a un lema publicitario que a un acto de compromiso histórico, a tal punto que con él podrían acordar tanto los ángeles como los demonios. La resolución que define esta conmemoración es del 9 de marzo del año 2000 y fue firmada por el entonces Ministro Juan José Llach y contiene las siguientes consideraciones: VISTO: El papel primordial de la educación en la formación y afianzamiento de valores corno la tolerancia, la pluralidad y la conciencia ciudadana, pilares fundamentales de la convivencia democrática, y CONSIDERANDO: Que la Constitución Nacional y los cuerpos normativos internacionales con jerarquía constitucional, así como otra legislación nacional vigente, comprometen al Estado argentino y a la sociedad civil en el respeto por las diferencias y en la condena a toda forma de discriminación; Que la ley Federal de Educación en su artículo sexto establece que el sistema educativo deberá promover una formación basada, entre otros, en los valores de libertad, paz, solidaridad, tolerancia, igualdad y jusficia; Que los Contenidos Básicos Comunes para la Educación General Básica y la Educación Polimodal incorporan aspectos específicos referidos al Holocausto y a la formación y consolidación de actitudes de tolerancia y no discriminación por religión, raza, sexo o ideología; Que, durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi como expresión de una ideología que sostenía el antisemitismo como bandera principal, llevó a cabo una política de deshumanización y exterminio contra el pueblo judío, víctima principal de Holocausto; Que el 19 de abril de 1943, un grupo de jóvenes judíos del ghetto de Varsovia protagonizó un levantamiento contra las acciones del régimen nazi consistentes en la concentración y aislamiento de los judíos en ghettos, imponiéndoles condiciones de vida que ocasionaron, producto del hambre, las enfermedades y la represión directa, la muerte de la mayoría de la población, y en la deportación luego, de los judíos sobrevivientes del ghetto a los campos de exterminio nazi; Que este acontecimiento quedó instalado en la memoria colectiva como una de las formas de resistencia contra la opresión, la intolerancia y la defensa de la dignidad humana y un símbolo de la libertad; Que el recuerdo del Holocausto en el que fueron asesinados cerca de seis millones de judíos y de las causas del levantamiento del ghetto de Varsovia significan mantener viva la memoria de los horrores que puedan generar la intolerancia y el racismo; Que lo propio ocurre con muchos otros episodios de la historia de la humanidad, particularmente en el siglo XX, en los que se incurrió en genocidio, otras formas de exterminio sistemático de pueblos a personas por razones de raza, religión nacionalidad o, simplemente, ideas; Que los acontecimientos que se desarrollaron durante la última dictadura militar en nuestro país y otros correspondientes a la actualidad internacional demuestran que la intolerancia persiste como una amenaza para las sociedades democráticas; Que resulta de extrema relevancia el desarrollo de acciones tendientes para que los miembros de la comunidad educativa asuman la conciencia de su responsabilidad individual en la defensa de los valores que sustentan la vida en democracia y en convivencia pacífica con pleno respeto a la diversidad cultural; Cabe preguntarse porque no llamarlo “El día del derecho a la revuelta armada” “El día de la resistencia”, “El día del derecho a la rebelión” y tantos otros posibles, políticamente más insidiosos. Lo cierto es que estos nombres tampoco son válidos porque le otorgan una ilegítima centralidad histórica a esta revuelta particular por sobre otras rebeliones y revueltas de distintos momentos, de diferentes culturas y de diversos actores políticos. Para comprender en mayor profundidad el conflicto que enfrentamos es interesante considerar las palabras que el historiador Enzo Traverso enunciara en su obra A sangre y fuego. De la guerra civil europea, 1914-1945: En abril de 1943, la insurrección del ghetto de Varsovia fue precedida por un intenso debate en el seno de la Resistencia judía, en la cual la ética de la convicción predominó sobre la ética de la responsabilidad. Sobre la base de un sencillo cálculo de la relación de fuerzas, los combatientes no tenían ninguna oportunidad de imponerse y su elección podía parecer puramente suicida. No es difícil reconocer, retrospectivamente, que la moral del sacrificio de estos insurgentes valía más que el sentido de la responsabilidad de los notables de consejos judíos que, al colaborar, no actuaban siempre por oportunismo o conformismo, sino, a menudo, tras un cálculo erróneo de las consecuencias de su elección, por el afán se salvar vidas humanas. El suicidio de Adam Czerniakow, presidente del consejo judío del ghetto de Varsovia en 1942, es la ilustración más dramática de esto. Cómo resolver entonces la cuestión planteada  por el decreto ministerial dado que, como ya enunciamos, el nombre propuesto erosiona los profundos significados de la revuelta bajo una sentencia que desconoce un hecho central del nazismo y que hoy debe ser tenido en cuenta frente a las posibilidades técnicas que se abren en el campo de la genética y de la neurobiología. Era inevitable que el nazismo fuese contra expresiones que reconocemos como parte de la diversidad cultural porque su programa político pretendió actuar sobre un aspecto aún más básico de la condición humana. No olvidemos la definición que diera Rudolf Hess en 1934 y que todo biólogo y profesor de biología debería sopesar con cuidado: el Nacional Socialismo no es

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Cómo los varones se ganaron el derecho para andar en tetas

Autor: La Tinta/Periodismo hasta mancharse FEBRERO 2017 En 1930 cuatro varones fueron arrestados por sacarse la camisa en una playa de Coney Island, New York. Luego en 1935 en Atlantic City, arrestaron a 42 hombres por hacer topless masivamente a modo de protesta. En las fotos antiguas van a ver sus pintoresca traje de baño enterizo. ¿Qué pasó desde aquel momento a hoy? Lo cierto es que solía ser ilegal para los hombres revelar sus pezones en público, pero después de una breve pelea y la atención de la prensa a finales de la década de 1930, el estado de New York reconoció que los pezones de los hombres ya no eran obscenos socialmente, sino más bien común y natural. De allí que exista la disparidad en la forma en que percibimos los pechos femeninos y masculinos. Aunque, vale aclarar, el exhibicionismo está penado pero en ningún lugar del artículo dice específicamente que está prohibido mostrar el pecho de la mujer.   ¿Coincidencias? A finales de la década de 1910 muchas piscinas públicas ordenaron que los hombres no llevaran trajes que se ajustaran demasiado a su cuerpo. Después en los años 20?, se introdujo una malla de dos piezas más apretadas. Luego en la década de 1930, los pezones masculinos tuvieron su apogeo, en varias películas los varones mostraban sus pechos. Fuera de la pantalla también, los nadadores masculinos comenzaron a desobedecer intencionalmente la regla de cubrirse para ir a la playa. Después de una serie de multas, en 1937 un juez anuló las prohibiciones de Nueva York. Aunque, incluso después de que el estado de Nueva York levantara su prohibición contra los pezones masculinos, los hombres sin camisa todavía corrían el riesgo de ser arrestados si eran percibidos como homosexuales. En 1947, por ejemplo, Harvey Milk se encontraba entre un grupo de hombres sin camisa y fue arrestado por exposición indecente en el Central Park, en cambio los hombres casados no fueron hostigados. En general, la libertad de los hombres para andar con el torso desnudo fue una libertad ganada rápidamente, gracias en gran parte, a los funcionarios y jueces varones que empatizaban con las libertades y derechos masculinos. Fuentes: LIDA y Stuff Mom Never Told You

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Fechas contra el silencio

Autor: Luis Bruschtein/Pagina12 28 de ENERO 2017 El 27 de enero de 1945 el Ejército Rojo liberó el campo nazi de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Todo el mundo tomó esa fecha para conmemorar el Holocausto judío, uno de los hechos más espantosos cometidos por el ser humano. Nunca dejará de sorprender la enorme trascendencia moral que tiene este aniversario que se cumplió ayer en comparación con el silencio o la poca importancia que se le dio mientras el genocidio estaba en marcha. No son conocidos discursos de presidentes de los países aliados contra el Eje o de personalidades de aquella época que hagan referencia al exterminio sistemático de los judíos. Hay discursos contra los nazis, pero no se escucharon discursos en defensa de los judíos o no son tan conocidos. Es probable que esta importancia que se le asigna en la actualidad tenga en parte su razón de ser en la culpa por aquel desinterés. Muchos dicen que no se sabía, pero es imposible ocultar un crimen en masa de seis millones de personas. El mundo no lo sabía. Hay muchas formas de no saber. Una es minimizar el hecho: no los están matando, están en campos de concentración. Otra es justificar una parte de lo que se acepta después de minimizar: los judíos no se sienten alemanes, los judíos conspiran en todo el mundo, son dueños de los principales bancos, etc. El problema judío era secundario frente a la disputa por territorios de influencia. No se trata de hacer mediciones o comparaciones de mal gusto, sino de sacar algunas conclusiones. El pueblo judío surgió del Holocausto con el peso de una enorme responsabilidad al convertirse en el recordatorio de los infiernos que los seres humanos son capaces de engendrar en la tierra. Es el ejemplo vivo de la irracionalidad, la discriminación y la persecución por motivos religiosos, económicos, raciales o culturales en general. Tendría que ser el máximo exponente contra la discriminación y ese tipo de odios. Hubo dirigentes judíos junto a Mandela en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y junto a Martin Luther King en Estados Unidos. En Argentina, el rabino Marshall Meyer fue un gran defensor de los derechos humanos. Desde hace muchos años, la dirigencia derechista de Israel abandonó esa responsabilidad ante el mundo y se convirtió en uno de los principales instigadores del odio y la discriminación, que ya no es contra los judíos, sino contra el mundo musulmán. Cuando se mira a la distancia en el tiempo, es tan desconcertante el silencio del mundo durante el Holocausto que debería alertar sobre otros silencios. Todo el mundo habla de la guerra contra las drogas, y hacen foco en bandas de forajidos desalmados. Se calcula que es un negocio que moviliza alrededor de 500 mil millones de dólares al año. Es imposible ocultar esa enorme cantidad de dinero. La única forma de traficarlo es donde hay mucho dinero. ¿A nadie se le ocurre que esa plata del narcotráfico circula en los bancos legales, se trafica en miles de offshore en todo el mundo y se asocia con grandes empresas y fondos de inversión y es una de las actividades que más aporta al PBI de los países donde tiene mayor presencia como México, Colombia o Estados Unidos? Si fuera nada más un problema de bandas de narcos, ya estarían aniquiladas. El negocio de la droga no se puede erradicar porque está entrelazado con banqueros, empresarios y financistas. Probablemente también haya políticos, pero los políticos pasan y el poder económico permanece. Es desconcertante que nadie lo diga cuando es la única posibilidad de que ese dinero circule. Es un silencio parecido, acunado entre la impotencia, el miedo y la complicidad, porque la droga también es exterminio. En Argentina hubo muchos silencios con esas resonancias. Casi nadie dijo durante la guerra de Malvinas que las islas eran argentinas, pero que la guerra contra la OTAN era un desatino que iba retrasar su recuperación. Los soldados que combatieron fueron valientes porque cumplieron una orden para reconquistar territorio nacional usurpado. Pero la conducción militar usó un reclamo nacional legítimo en función de sus intereses políticos y lo llevó a una derrota segura de la que el país todavía no se repuso y ni siquiera ha podido recuperar lo que se había avanzado por la vía de la negociación. Todo el espectro de la política cerró la boca, desde la guerrilla hasta el trotskismo pasando por socialistas y los partidos tradicionales, nadie quiso quedar desubicado frente una decisión de la dictadura que se montaba en un consenso muy emotivo y nada racional. Decir algo implicaba ir contra ese consenso que eliminaba con una fuerte carga emotiva todas las dudas lógicas. Los que reclamaban el respaldo del pueblo para enfrentar a la OTAN eran chupamedias de las potencias y represores del pueblo. De ese equívoco no podía salir la recuperación de las islas. Pero en esa gesta hubo héroes, chicos de 18 años que cayeron combatiendo valientemente frente a un enemigo superior y hubo traidores, generales y almirantes que quisieron ocupar el lugar de los próceres. Silencios y omisiones. Pero esa historia tiene una fecha para la memoria y muchos de sus protagonistas están vivos y todavía sufren sus consecuencias. Y es un país que tiene esa guerra sin digerir en las entrañas. Por eso el 2 de abril es una fecha viva, todavía falta para que sea historia. Entre 1976 y 1983 hay un paréntesis vacío, un país sordo, un tiempo de silencio solamente roto por las Madres de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos. Una sociedad bajo un cono de silencio. Saber es involucrarse, mejor no saber. O el que sabe, lo minimiza, aunque en el fondo, el terror lo contradice. Es imposible ocultar la desaparición de 30 mil personas. Son amigos, familiares, compañeros de trabajo o de estudio, conocidos de las vacaciones, vecinos de miles y miles de personas. El silencio y el terror eran una consecuencia buscada por el terrorismo de Estado. Un

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