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Un llamado a los hijos de Israel

Por: Jorge Buzaglo (desde Stensveden, Suecia) Según el historiador norteamericano Juan Cole, Mahoma admiraba a lo que él llamaba los hijos de Israel, manifestándose claramente en favor del pueblo judío (ver J. Cole, Muhammad, Nueva York, 2018, pág. 69 y ss.). El Corán contiene muchas referencias a los judíos y al judaísmo. Según el investigador y cabalista israelí Avi Elqayam, el Moisés bíblico es la figura que más influyó en la concepción del Islam. Elqayam da como ejemplo el hecho de que Moisés es la persona más comúnmente mencionada en el Corán. Según Elqayam, Mahoma construyó el Islam a partir del judaísmo (ver entrevista con Avi Elqayam en: Ariel Horowitz, “The Important Dialogue Today is Between Mecca and Jerusalem,” [El diálogo importante hoy es entre La Meca y Jerusalén], Tikkun, 28 de febrero de 2019). Sūratu bani Isra’il [Los hijos de Israel] es la decimoséptima sura [capítulo] del Corán. Esta sura contiene un mensaje profético de Mahoma a los hijos de Israel. Más abajo reproducimos los versículos 2 al 8 de la sura, aquellos que hablan directamente a los hijos de Israel. Intentaremos luego explorar e interpretar el significado más hondo de este texto altamente cargado de sentido. Vale la pena analizar con cuidado y reflexionar detenidamente sobre estas palabras de un profeta inspirado, cuyo mensaje alcanzó tan profundamente y durante tanto tiempo a tantas personas, y lo hace todavía hoy. Nuestra interpretación intenta hallar un significado y una verdad cuyo sentido puede contribuir a proporcionar una base común para la comprensión y la paz. El mensaje a los hijos de Israel Según el Corán, Mahoma escuchó la voz de Dios decir: 17: 2 Y [así, también], transmitimos la revelación a Moisés, y la convertimos en una [fuente de] guía para los hijos de Israel, [ordenándoles:] «No atribuyan a nadie más que a Mí el poder de determinar vuestro destino,  17: 3 ¡Oh vosotros, descendientes de aquellos que llevamos [en el arca] con Noé! ¡Noé era por cierto un siervo muy agradecido [de nosotros]!” 17: 4 E hicimos saber a los hijos de Israel a través de la revelación: «¡Dos veces difundirás la corrupción en la tierra y te llenarás de soberbia!» 17: 5 De aquí que, cuando se cumplió la predicción del primero de esos dos [períodos de iniquidad], enviamos contra ustedes a algunos de Nuestros siervos de terrible destreza en la guerra, y causaron estragos en toda vuestra tierra: y así se cumplió la predicción. 17: 6 Y después de un tiempo, permitimos que prevalecieras contra ellos una vez más, y te ayudamos con riqueza y descendencia, y te hicimos más numerosos [que nunca]. 17: 7 [Y dijimos:] «Si perseveran en hacer el bien, se harán bien a ustedes mismos; y si hacen el mal, se harán mal a ustedes mismos». Y así, cuando se cumplió la predicción del segundo que te humillaran por completo, y que entraran al Templo como [sus antecesores] habían entrado una vez antes, y que destruyeran con absoluta destrucción todo lo que habían conquistado. 17: 8 Tu Sustentador bien puede mostrarte misericordia; pero si vuelves [al pecado], volveremos [a castigarte]. Y [recuerda esto:] Hemos ordenado que [en el más allá] el infierno se cierre sobre todos los que niegan la verdad. (Esta cita es nuestra traducción de los versículos 17: 2 al 17: 8 del Corán, en la versión de Muhammad Asad [Leopold Weiss], The Message of the Qur’an [El Mensage del Corán].) El primer mandamiento Mahoma inicia su llamado en el citado versículo 2, recordándoles a los hijos de Israel el primer mandamiento de la Torá. Mahoma ha escuchado la voz de Dios diciendo a los hijos de Israel: No atribuyan a nadie más que a Mí el poder de determinar vuestro destino.Esto puede verse como una interpretación o variante del primero de los diez mandamientos de la Torá judía: No tendrás otros dioses delante de mí, reproducido en Shemot [Éxodo] 20: 1-17 y Devarim [Deuteronomio] 5: 4-21. Como señala Mahoma en el mismo verso, esto es parte de la revelación de Moisés en el Monte Horeb [Sinaí]: Y así, también, transmitimos la revelación a Moisés, y la convertimos en una fuente de guía para los hijos de Israel. Moisés transmitió esta revelación (junto con los otros mandamientos) como guía  para los hijos de Israel. De acuerdo con Shemot 24: 12-13, Dios dio a Moisés las tablas de piedra con los diez mandamientos que este debería enseñar a su pueblo. (Junto con Moisés, el siguiente tercer verso de la sura alaba también a Noé, quien ayudara a salvar a los antepasados de los hijos de Israel). ´ Ambos mandamientos, en el Corán y en la Torá, llaman a la independencia y la libertad. Las palabras del Corán leen: No atribuyan a nadie más que a Mí el poder de determinar vuestro destino. Los seres humanos no deben subordinarse, someterse, esclavizarse a nada o nadie (excepto a Dios). En el primer mandamiento de la Torá, Dios dice: No tendrás otros dioses delante de mí. Los seres humanos deben rechazar someterse a todo culto o creencia en seres u objetos superiores con cualidades sobrenaturales. Todas las formas de fetichismo e idolatría obstaculizan la libertad humana en la búsqueda de la verdad. El primer mandamiento contiene también un llamado que parece imponer una forma radical, casi científica de escepticismo: No te harás ningún ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás. Dios mismo, o la Verdad, permanece invisible a los seres humanos. Es el Ser o Realidad permanente, eterna e infinita; más allá del entendimiento humano; más allá de todas las categorías y descripciones posibles. Esto se refleja en el hecho de que en la Torá, Dios es inefable: הוהי [YHWH]. Es una palabra impronunciable, que se lee como Adonai, en referencia al misterio inaccesible del Ser. La Cabalá, la tradición judía metafísica y teosófica, aspira a acercase a Dios mediante la

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Los Piratas Judíos de Jamaica

Enviado por: Viviana Jolodovsky Si tu viajas a Jamaica, viajero… visita los antiguos cementerios judíos y te sorprenderás cuando veas tumbas abandonadas, casi totalmente derruidas pero que aun conservan grabados sobre las lápidas los nombres de los difuntos en caracteres hebreos, acompañados por los símbolos piratas de las tibias y la calavera y a veces, ¡hasta con la Estrella de David…! Sí…, no te asombres; son los sepulcros de aquellos hebreos que fueron expulsados por los reyes conquistadores de España y Portugal y que navegaron junto a los «descubridores» del nuevo continente. Y ya allí desarrollaron una nueva vida y se fortalecieron (pese a que la corona les mantenía semi frenados con mil leyes antijudías). Y en tierras de piratas, muchos de ellos se hicieron piratas y corsarios, iniciando de esa forma, una intensa lucha de represalia contra aquellos reyes y la codiciosa inquisición. Ya en el Siglo XVII, toda nave de la Armada Española que se pusiera a tiro de cañón, era atacada por los hábiles piratas judíos, en un acto de venganza contra aquellos que les expulsaron en humillación discriminada. La mayor parte de estos Bucaneros Hebreos se mostraban orgullosos de su origen e identidad y existen documentaciones fidedignas de que daban a sus naves nombres tales como: «Samuel, el Profeta”,»La Reina Esther» y «El escudo de Abraham». Entre los piratas judíos más notables, se destaca el nombre del portugués Don Moisés Cohen Enriques, que en 1628 se alió con el almirante holandés Piet Hayne en una feroz campaña de abordaje a los barcos españoles que procedentes de Cuba, se dirigían a Cádiz cargados de oro y plata producto de sus «esquilmas civilizantes» a los indígenas antillanos. Con estos ataques a las naves españolas, los piratas judíos concretaban una ilusión de venganza, evitando que el oro del Perú, la plata de México y las esmeraldas de Venezuela (Nueva Granada) robados desvergonzadamente, llegaran a los puertos de España y se repartieran con El Vaticano. Esta fue una de las operaciones que constituyó uno de los golpes más fuertes a la «gloriosa Armada Española». Aquellos atrevidos piratas hebreos asolaban las costas de México, sembrando el terror entre los navegantes españoles y portugueses, que se auto-calificaban como «Los dueños y señores de los mares”, «La Armada Invencible». Es sumamente difícil conocer con exactitud la cantidad de piratas judíos en el Caribe, aunque como antes dijéramos los viejos cementerios están prácticamente «sembrados» de sepulcros con escrituras hebreas y símbolos de piratería, como sucede en la tumba de Yacoob Mashaj y la de su esposa Deborah en el cementerio judío de Bridgetown, Barbados. Entre otros piratas judíos cabe mencionar a Yaakov Koriel, comandante de tres naves corsarias furiosamente activas contra la armada de los inquisidores. Yaakov abandona en cierto momento sus actividades de navegante y se retira a Safed (Zfat) en donde se dedica al estudio de la Kabala, siendo alumno del Rabi Isaac Luria, junto a quien fue enterrado a la hora de su muerte. David Abrabanel, proveniente de una dinastía rabínica española (a la que perteneció el Rabi Isaac Abrabanel), logra zafarse de las sangrientas garras inquisitorias y llega a las Antillas convirtiéndose en un temido bucanero y se une a los «privateers» ingleses, asolando las costas sudamericanas, utilizando como pseudónimo el nombre de «Capitán Davis, comandando una esbelta nave llamada «The Jerusalem». De entre los piratas judíos en Sud América, se destaca su nombre y su irrevocable costumbre de evitar atacar nave alguna en «Shabat»; los víveres en su embarcación eran rigurosamente «casher» y la bitácora de viaje de sus naves estaba escrita en caracteres hebreos. Uno de sus compañeros de operaciones fue el pirata Subatol Deul. El Capitán Davis trabó relación con el hijo del corsario Sir Francis Drake y con él establece una alianza anti-española que, en la historia de la piratería caribeña, es conocida como la «Fraternidad de la Bandera Negra» (Black Flag Fraternity). La persecución a los judíos se trasladó desde España a todas sus nuevas colonias americanas con mas fuerza y perversidad. La ley inquisidora de España y Portugal determinó que: «ser judío era un estado delictivo”. A raíz de este estado de cosas, los judíos se transformaron en fuertes piratas, bucaneros y filibusteros, causando preocupación y temor a los marinos españoles y respondiendo a la violencia e injusticia de la inquisición con una violencia más enérgica y sofisticada. ¿Cuándo comienza a manifestarse esta reacción?; difícil es saberlo con exactitud, ya que en lo que respecta a la cuestión caribeña, los archivos españoles y portugueses están cerrados a triple vuelta de cadenas. Pero si nos adentramos en los anales de la historia, podemos encontrar sin grandes esfuerzos datos que nos muestran que la rebelión contra el infinito odio xenófobo y la irracional repulsa al judío es cosa muy antigua. La existencia y actividad de piratas judíos defendiéndose de una agresión continua ininterrumpida, tiene testimonios que aseveran su realidad. Flavio Josefo relata en sus escritos, sobre los intensos ataques de piratas judíos provistos de pequeñas embarcaciones, que partiendo del puerto de Jaffa (Yafo), acosaban sin tregua al enemigo romano. En el Siglo VI de la era cristiana, la acción de los piratas judíos era una candente realidad. Sacerdotes cristianos manifiestan en sus escritos la evidencia de los ataques de estos marinos hebreos a lo largo de toda la costa del Norte de África. Un documento clerical del Siglo VI, narra de como en la costa de Cairruán, en Túnez, que fue un gran centro de cultura judeo-sefaradí, los piratas judíos capturan al obispo Sinesio, en represalia a encarcelamientos que este ordenaba realizar a sus esbirros contra vecinos judíos. Moshe Vainroj, Bat-Yam, abril 27 de 2010Bibliografía:Flavio Josefo: «Las Guerras de los JudíosGonzalo Torrente: «Crónica del Rey pasmado»Cesáreo Fernández Dura: «La Armada Invencible»Lucena Salmoral: «Piratas, corsarios y filibusteros»Edward Kritzler: “Los Piratas Judíos del Caribe»Rafael Patai: «Hasapanut HaIvrit»Mordechai Bell: «The Jewish Nation in the Carribean»

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Este día en la historia judía: los presos de Treblinka se levantan contra los captores nazis

David B. Green | Haaretz (2 de agosto de 2021) Prefiriendo morir peleando que por gas, 800 reos de Treblinka armados con 20 rifles y poco más se rebelaron. No salieron victoriosos, pero el campo de concentración resultó lo suficientemente dañado como para cerrarlo dos meses después. Treblinka arde cuando comienza la rebelión. Foto de Franciszek Ząbecki, testigo ocular de cada transporte del Holocausto que llegó al campo. Crédito: Edward Kopówka, Rytel-Andrianik, Paweł, Wikimedia El 2 de agosto de 1943, los judíos internos del campo de exterminio de Treblinka se levantaron en masa contra sus perseguidores. Aunque solo 100 reclusos finalmente sobrevivieron al intento de fuga, la revuelta causó daños considerables en el campo, que los alemanes cerraron dos meses después. Treblinka, situada a unos 80 kilómetros al noreste de Varsovia, se estableció como campo de trabajos forzados en la Polonia ocupada en diciembre de 1941. Medio año después, se abrió una segunda instalación secreta, Treblinka II, con el único propósito de matar. Durante los siguientes dos años, entre 870.000 y 950.000 personas murieron allí, la mayoría de ellas por gaseamiento, lo que hizo que Treblinka fuera el segundo lugar después de Auschwitz en el número de personas asesinadas allí. Quemando la evidencia En la primavera de 1943, la derrota de Alemania había comenzado a parecer más probable, aunque el Tercer Reich tardaría otros dos años en colapsar. Se enviaba a menos deportados a Treblinka, donde la ocupación principal ahora parecía estar quemando las pruebas de los cientos de miles de cuerpos que anteriormente habían sido enterrados en fosas comunes.- Anuncio – Casi todas las personas enviadas a Treblinka II fueron enviadas a la muerte casi inmediatamente después de su llegada al campamento. Cerca de mil presos judíos se mantuvieron con vida para llevar a cabo el mantenimiento diario de la cadena de montaje del asesinato. Estos «trabajadores» judíos ahora temían que antes de retirarse de Polonia, los alemanes los mataran también y destruyeran todo rastro del campo. Suponiendo que era preferible morir luchando que en una cámara de gas, e inspirados por el levantamiento del gueto de Varsovia de abril de 1943, varios prisioneros comenzaron a planear una revuelta, con el objetivo de permitir que la mayor cantidad posible de personas escaparan del campo a los alrededores. bosques. Se estima que unos 800 prisioneros participaron en la revuelta del 2 de agosto. Sus líderes incluían a los médicos polaco-judíos Julian Chorazycki y Berek Lacher, el oficial del ejército checo-judío Zelomir Bloch, el «anciano» del campo Marceli Galewski, Jankiel Wiernik, un carpintero, y Rudolph Masaryk, un presunto pariente del fallecido presidente checo Tomas Masaryk. Masaryk era un no judío que había insistido en acompañar a su esposa judía a Treblinka, donde fue asesinada a su llegada. Explotando el campamento La clave para llevar a cabo una rebelión fue solo eso: obtener una llave del almacén donde se guardaban las armas y municiones. Un astuto subterfugio permitió a un cerrajero judío hacer una impresión de cera de la que cortó una llave.- Anuncio – Cuando comenzó el asalto, los rebeldes poseían unos 20 rifles, varias pistolas y unas 40 granadas. El 2 de agosto de 1943 era lunes, normalmente un día tranquilo en Treblinka, porque los domingos no salían trenes de deportados de Varsovia. Los relatos del día enfatizan que el nivel de anticipación fue extremadamente alto entre los presos, cuyos líderes enfatizaron la necesidad de que realicen sus tareas habituales con normalidad y no hagan nada para alertar a sus captores. La acción comenzó media hora antes de lo programado, después de que un guardia alemán especialmente brutal atrapó a dos prisioneros judíos que llevaban dinero en efectivo, en previsión de su fuga. Cuando comenzó a golpearlos e interrogarlos, otro conspirador que presenció su ataque disparó al alemán. Entonces no hubo más alternativa que continuar con el levantamiento. Uno de los principales objetivos era destruir estructuras físicas. Un rebelde provocó una gran explosión, que se llevó consigo un cuartel de las SS, la panadería, el garaje del campamento y la bomba de combustible. Además, la entrada principal del campamento fue atacada, aunque solo fue parcialmente destruida, por lo que los cientos que intentaron salir todavía tuvieron que lidiar con varias capas de vallas y alambre de púas. Al final, unos 200 lograron entrar en el bosque, y de ellos, unos 100 sobrevivieron a la persecución que provocó la revuelta. Dos meses después, los alemanes cerraron las instalaciones de Treblinka II, que a los presos judíos restantes se les ordenó desmantelar por completo, antes de que ellos mismos fueran fusilados. Treblinka I, el campo de trabajo, fue cerrado en julio de 1944.

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¿Un odio único? El debate sobre el antisemitismo llega al corazón de la visión sionista clásica

En la refriega en curso en torno al discurso de Yair Lapid sobre el lugar del antisemitismo en la familia de los odios, surge un ajuste de cuentas tácito entre las expectativas sionistas y una amarga realidad. Por HAVIV RETTIG GUR | The Times of Israel (26 de julio de 2021) Imagen principal de AP: Tumbas etiquetadas con esvásticas en un cementerio judío en Westhoffen, este de Francia, 3 de diciembre de 2019. El 14 de julio, el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, sugirió en un discurso que el antisemitismo no era tan especial como muchos judíos creen, sino que no es más que un fanatismo entre muchos en el rico y variado mosaico del odio humano. El antisemitismo, dijo en la Conferencia Global para Combatir el Antisemitismo reunida en Jerusalén, “existe en todas partes…. Los antisemitas no solo estaban en el gueto de Budapest ”de la juventud de su padre, sobreviviente del Holocausto. “Los antisemitas eran traficantes de esclavos que arrojaban esclavos encadenados por la borda al océano. Los antisemitas eran miembros de la tribu Hutu de Ruanda que masacraron a miembros de la tribu Tutsi. Los antisemitas son los extremistas musulmanes que mataron a 20 millones de musulmanes en la última década. Los antisemitas son Estado Islámico y Boko Haram. Los antisemitas son personas que golpean hasta matar a los miembros jóvenes de la comunidad LGBT ” De hecho, dijo Lapid, “los antisemitas son todos aquellos que persiguen a las personas no por lo que han hecho, sino por lo que son, por cómo nacieron…. El antisemitismo no es el primer nombre del odio, es el apellido; son todos aquellos consumidos por el odio hasta el punto de que quieren asesinar y destruir y perseguir y desterrar a las personas solo porque son diferentes”. Si bien afirmó que el Holocausto fue único en la historia de la humanidad, “el antisemitismo moderno, al que nos enfrentamos hoy, existe en todas partes. Y para combatirlo, necesitamos aliados». Sus comentarios encendieron una tormenta de críticas y una feroz pelea de izquierda a derecha en los medios de comunicación en idioma hebreo. Los derechistas, liderados por el líder de la oposición Benjamin Netanyahu, criticaron los comentarios de Lapid como «escandalosos e irresponsables, deformando la historia y vaciando el concepto de antisemitismo de todo su contenido».El líder del partido Yesh Atid, Yair Lapid, en una reunión de facciones en la Knesset el 10 de mayo de 2021 (Yonatan Sindel / Flash90). «Si bien el antisemitismo, el odio a los judíos, es parte del fenómeno humano general del odio a los demás», dijo Netanyahu en respuesta, «es diferente de él en intensidad, en su durabilidad durante milenios y en la ideología asesina alimentada durante generaciones para prepararse». el camino para el exterminio de los judíos». Al afirmar que el antisemitismo «no es solo odio a los judíos, sino odio a la gente en general», la declaración de Lapid «margina la singularidad del odio a los judíos en la historia y la escala de la tragedia del Holocausto, que destruyó un tercio de nuestra gente.» A medida que la discusión se calentaba a lo largo de líneas partidistas, los dos hombres se acusaron mutuamente de dañar profundamente la causa de la lucha contra el antisemitismo. «Si así es como habla el ministro de Relaciones Exteriores», advirtió Netanyahu, «¿cómo puede el Estado de Israel seguir exigiendo a otras naciones que continúen invirtiendo esfuerzos especiales en la protección de las comunidades judías en el extranjero?» Etiquetando a sus críticos de «extrema derecha», Lapid a su vez los acusó de «no sólo querer destruir la sociedad israelí, sino también para ganar puntos políticos, estar dispuesto a ayudar a los antisemitas» al «inundar las redes sociales con fragmentos descontextualizados del discurso».El líder de la oposición, Benjamin Netanyahu, habla en el pleno de la Knesset el 12 de julio de 2021 (Olivier Fitoussi / Flash90). Jugar a la política con antisemitismo Fue una pelea típica de las disputas políticas israelíes. Un lector atento del intercambio de opiniones en los medios israelíes en los últimos días (Israel Hayom reprendió repetidamente a Lapid, Haaretz lo defendió repetidamente) podría aprender más sobre la aversión de cada campo político por el otro que sobre el antisemitismo en sí. ¿Cuál fue precisamente la denuncia contra Lapid? Lapid con su padre Tommy en la década de 1980. (Moshe Sinai / Flash90) Netanyahu acusó a Lapid de «minimizar la escala de la tragedia del Holocausto», pero Lapid declaró sin rodeos que «no había nada como el Holocausto en todos los anales de la humanidad». De hecho, su discurso comenzó con la historia de su padre Tommy, de 13 años, pasando su bar mitzvah en las aterradoras condiciones del gueto de Budapest a finales de 1944. En ese momento, relató, el padre de Tommy, el abuelo de Lapid, “ya ​​estaba muerto en las cámaras de gas del campo de concentración de Mauthausen «. Y el propio Netanyahu, incluso cuando criticó a Lapid por generalizar sobre el antisemitismo, reconoció que era «parte del fenómeno humano general del odio a los demás». Lapid colocó enfáticamente el antisemitismo en la cima de la jerarquía de los odios humanos – su “apellido” – y llamó el “límite extremo” del odio del Holocausto, que no se parece a nada experimentado o perpetrado por seres humanos. El antisemitismo, incluso sugirió Lapid, era la veleta que mostraba hacia dónde se dirigía el zeitgeist. Comienza con los judíos, advirtió, pero «debemos decir [a nuestros aliados] que el antisemitismo nunca se detiene solo en los judíos». Entonces, ¿qué se equivocó Lapid y por qué sus críticos no parecían capaces de articular su error de manera clara y precisa? ¿Fue una mezquina politiquería entre dos rivales o un debate más serio? ¿Es el antisemitismo, como creen tantos israelíes, en algún sentido categórico profundo único entre los odios humanos, o es simplemente una variante especialmente aguda del mismo fenómeno básico?Soldados alemanes y húngaros transportan judíos al teatro Varosi en Budapest, octubre de 1944. (Bundesarchiv bild) El antisemitismo como rebelión “Si el judío no existiera, el antisemita lo inventaría”, decretó el filósofo francés Jean-Paul Sartre en un amargo ensayo

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Mujeres para recordar – Julio 2021

Por: Graciela Pérez Esandi (Com. P. de Género) JUANA AZURDUY El 12 de julio de 1780 nació Juana Azurduy, una mujer destinada a romper todos los moldes. Su padre fue Matías Azurduy, hijo de una familia de Navarra, y era dueño de una hacienda en Toroca, cerca de Chuquisaca. Se casó con Eulalia Bermúdes, una “mestiza”, o “chola” considerada en esos tiempos una “mancha de linaje”, muy mal visto por la racista sociedad del Alto Perú en esa época. Este hecho fue la primera cuestión que rompió los moldes vigentes en la sociedad. Además Juana aprendió a leer y a escribir y el catecismo en la parroquia de Santo Domingo, lo cual constituyó una segunda rareza. De su padre Juana aprendió el oficio de las tareas de campo ya que lo  acompañaba mientras éste trabajaba,y así conoció a los pobladores originarios de su tierra, y aprendió el  quichua y el aymara. Por desgracia perdió tempranamente a sus padres y pasó a depender de sus tíos paternos que la internaron en un convento de Las Teresas de Chuquisaca, donde le decían “cobriza” por el color de su piel. La expulsaron  por rebelde y fue a hacerse cargo de la hacienda  que heredó de su padre. Allí conoció a la familia Padilla,  vecinos y conocidos del lugar.   A los 25 años, en 1805, se casó con Miguel Asencio Padilla con el que  tuvieron cinco hijos: Manuel, Mariano, Juliana, Mercedes y Luisa. En 1809, luego de que estallara la revolución independentista de Chuquisaca, un 25 de mayo, tanto Juana como su esposo se unieron a los ejércitos populares y ayudaron a destituir al gobernador y a formar una junta de gobierno que duraría hasta 1810, cuando las tropas realistas vencieron a los revolucionarios. A partir de ese entonces, el matrimonio combatió contra dominio español destacándose especialmente Juana por su valentía y su capacidad de mando., “Juana fue perdiendo todo, su casa, su tierra,y a cuatro de sus hijos, Manuel, Mariano, Juliana y Mercedes, en medio de la lucha. Parió a su quinta hija, Luisa, en 1815, en medio de feroces combates”, pero ni cuando estuvo en la miseria a los que los realistas  habian reducido a la familia Padilla, pudieron sobornarla. En 1816, Manuel Padilla murió al librar a Juana de ser capturada por los realistas, quienes exhibieron su cabeza en una pica junto con la de otra compañera que también cayó, pensando que era la de Juana.    Ella logró escapar vestida de negro, juró vengarse y luchó sin tregua contra el enemigo. Ahí fue cuando Belgrano la reconoció como “la amazona Juana Azurduy”, y la nombró Teniente Coronel de Milicias de los Decididos del Perú. Se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú rechazando en seis ocasiones las invasiones realistas. Años después, tras caer el último reducto realista del ex virreinato del Río de la Plata en el Alto Perú, el 1ro de abril de 1825, Simón Bolívar la ascendió a Coronel y le otorgó una pensión que recibió durante cinco años. Luego de la proclamación de la independencia de Bolivia, la Coronela intentó recuperar sus tierras, sin lograrlo, y murió en la miseria el 25 de mayo de 1862, a los 81 años en la provincia argentina de Jujuy. Fue enterrada en una fosa común. Cien años más tarde, sus restos fueron exhumados y trasladados a un mausoleo construido en la ciudad de Sucre, Bolivia, y en 2009 fue ascendida a Generala del Ejército Argentino y Mariscal de la República Boliviana. Felipe Pigna la llamó “la más grande heroína de nuestra independencia”. Pigna, Felipe. “Mujeres tenían que ser”, 13a edición, CABA, Booket, 2021.  El 15 de julio de 2015 se inauguró esta escultura en bronce en su honor, realizada por Andrés Zeneri, en la Plaza del Correo en la Ciudad de Buenos Aires. Graciela Pérez Esandi gesandi1@hotmail.com +54 9 11 3169-0914

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Cómo escribir sobre Horacio González

Por Ricardo Forster, 23 de junio de 2021 | Página/12 Cómo escribir, mientras la tristeza me recorre el alma, sobre alguien que hizo de la escritura un arte sublime. Que transformó su pasión argentina en una aventura intelectual construida desde la intensidad de un lenguaje único, laberíntico, exuberante y de una belleza que desafía la inteligencia de los lectores. Cómo escribir de alguien que hizo de la enseñanza una experiencia capaz de conmover a miles de estudiantes. Cómo escribir de alguien que le dio a la palabra “maestro” una nueva significación convocando, en su larga y prolongada caminata universitaria, a varias generaciones de discípulos que disfrutaron de su generosidad.  Cómo escribir de alguien que vivió con una intensidad y compromiso desbordante la larga travesía de un país siempre en estado de provisionalidad, de crisis y de esperanza. Cómo escribir de alguien que cultivó la amistad como si fuera una obra de arte, atravesada por conversaciones infinitas, escuchas persistentes y comprensivas, complicidades capaces de conjurarse para diseñar mil proyectos de revistas, de cátedras, de espacios políticos, de congresos contra académicos.  Cómo escribir sobre alguien que fue construyendo su andadura acumulando bibliotecas enteras en su acervo de lector infatigable; de alguien que hizo de la erudición un gesto de humildad mientras nos dejaba sin respiro a sus lectores entusiasmados tratando de seguirle la pista a sus pesquisas que podían surcar geografías muy diferentes. Cómo escribir de alguien que hizo del peronismo la materia desbordante de sus indagaciones interminables, que supo interpelarlo con una agudeza y una originalidad inigualable al mismo tiempo que lo vivió en la plenitud y en el desconsuelo del entusiasmo político.  Cómo escribir de alguien que nunca renunció a un lenguaje y a una escritura copiosas -algunos dirían “barrocas” creyendo que lo disminuían- y que jamás subestimó la inteligencia de sus lectores ni buscó quitarles su dimensión emancipadora. Cómo escribir de alguien que prefería el anacronismo a las modas pasajeras, que elegía las causas perdidas a los dispositivos legitimadores. Cómo escribir sobre alguien que sentía en carne propia la tragedia de nuestra época y que buscaba la clave que le permitiese descifrar el misterio de nuestra deriva histórica.  Cómo escribir sobre alguien que construyó un estilo único, inclasificable e imposible de imitar porque, eso lo sentía y lo expresaba, un estilo es el cuerpo del escritor, su encarnación, su idiosincrasia, su personalidad y su concepción del mundo. Cómo escribir de alguien que llegó a la Biblioteca Nacional, la de Groussac y Borges, y la cambió para siempre convirtiéndola en un eje de la vida cultural y en un espacio vital en el que los libros, satisfechos, se sintieron partícipes de un jolgorio de lecturas, músicas, exposiciones, presentaciones, debates políticos, simposios internacionales sobre cine, teatro, poesía, filosofía, arquitectura, ciudades y cuanto tema y cuestión cayeran en el radar de un hombre infatigable a la hora de hacer del edificio diseñado por Clorindo Testa el sitio más espléndido para dejar que la cultura volara cada vez más alto.  Cómo escribir de alguien que habitó los bares de Buenos Aires, que hizo de ellos un lugar imborrable, espacio del encuentro con los amigos, de conversaciones guarecidas por la serenidad nocturna y que se convirtieron esos bares, para él, en su lugar de lectura y escritura, en su propio vientre materno. Cómo escribir de Horacio González sin detenerse en cada una de las estaciones de su vida, en cada uno de esos lugares que frecuentó y en esos espectros -sus amigos, como Roberto Carri, David Viñas, León Rozitchner o Nicolás Casullo, apenas para citar a algunos- con los que nunca dejó de conversar. Acaso con Horacio se va el último de quienes constituyeron un mundo intelectual, político y cultural que se ha desvanecido. Un mundo en el que la pasión de la revolución se entrecruzaba con la búsqueda de la palabra justa capaz de darle al poema, a la novela o al ensayo su potencia y su esplendor. Un mundo en el que se podían encontrar lo plebeyo de un ideal justiciero con la urdimbre refinada de un lector de alturas. Un mundo que incluía a su Villa Pueyrredón de infancia y adolescencia con sus inolvidables conferencias parisinas sobre “retórica y locura” en las que elaboró una teoría de la cultura argentina.  Cómo escribir de alguien que, como dijo sabiamente Mauricio Kartún, “es como un relámpago, en un instante breve ilumina un territorio y cuando desaparece, la imagen queda inscripta adentro tuyo”. Eso produce Horacio en quien lo escucha. Su hablar espiralado que va desgranando un tumulto de ideas y de imágenes que siguen fluyendo en quien lo escucha aunque el tiempo de la comprensión no deja de demorarse. Una huella que persiste, que no se borra, que nos hace recorrer el camino sin tener prisas para llegar a destino. Con Horacio uno sigue las huellas de una indagación que nunca termina. Internarse en sus libros constituye una experiencia prodigiosa, una aventura de la que no se vuelve al punto de partida. Un gozoso extravío. Lo veo a Horacio hablando ante una audiencia numerosa, mirando hacia un punto lejano, dejándose llevar por la ondulación de sus frases, buscando la ilación de un pensamiento que se calienta de a poco y que termina creando un clima único y enigmático en el que cada uno de los que están atravesando la aventura de escucharlo siente que algo de esa prodigiosa inteligencia lo toca y lo inspira. Con Horacio González se va, quizás, el último de los grandes intelectuales argentinos. Alguien que supo conjugar la pasión política, la sed de emancipación e igualdad, el cultivo de la amistad construida como si fuera una torre de babel en la que todas las ideas y todos los idiomas se entremezclan gustosamente, y el maestro insobornable de causas nobles destinadas a galopar sin un destino cierto ni garantías de éxito. Con Horacio González se va una parte mayúscula de nuestro mundo. Sin su palabra, sin su escritura la época se vuelve más oscura e indescifrable.  Nota relacionada: Horacio

Cultura, Mundo Judío

Una ética de la responsabilidad

Por: Facundo Milman | Nueva Sion (14 de junio de 2021) Hacer preguntas es una manera de recuperar la tradición judía de la Europa de Sygmund Freud y Walter Benjamin; y es también una manera de analizar la particularidad de lo judío en la Argentina de los hermanos Ismael y David Viñas, Josefina Ludmer y otros escritores. ¿Qué hacemos con nuestras herencias? ¿Qué hacemos con el otro? ¿Qué nos plantea el pensarmos como judíos en los contornos, en los intersticios y en las mixturas identitarias?Por Facundo Milman * “Ninguna justicia parece posible o pensable sin un principio de responsabilidad”Jacques Derrida. Los judaísmos pueden ser entendidos de muchas formas: una tradición, una religión, un estilo de vida, una comida en específica, un modo de referirse al otro, una ética. Por lo tanto, el judaísmo no puede ser definido porque, al hacerlo, se esencializa como sucede con el amor o la muerte. El revés de la trama, el humus y su escamoteo no se encuentra en el contenido, sino en la forma. En la forma que se despliega y se mantiene a través del tiempo. El judaísmo perdura en la huella divina.En el año 1926, Sigmund Freud envió un discurso a la Sociedad B’nai B’rith y en él se manifestaba agradeciendo que “por ser judío” se hallaba libre de muchos prejuicios; y que “precisamente, como judío, estaba preparado para colocarme en la oposición y para renunciar a la concordancia con la ‘inmensa mayoría’”. La inmensa mayoría que, en otros textos, llamará “el narcisismo de las pequeñas diferencias”; es decir, los discursos de odio. Una declaración de un judío sin Dios, según la fórmula adoptada por Peter Gay para referirse a Freud, hacia una sociedad de judíos y, en específico, hacia una sociedad de judíos liberales.A partir de este puntapié inicial, nos atrevemos a pensar a Freud desde un posible diálogo y desde su Tradición -la narración de las generaciones-: un zeide perteneciente a un viejo shtetl galitziano y un padre que adhería a las enseñanzas de la Haskalá. Un año antes, en la Presentación autobiográfica (1925), Freud se reconocía como judío indicando que sus padres eran judíos y él lo seguía siendo. Entonces no solo reconocemos un legado en Freud, sino también una herencia. Activa, exigida a los espectros de sus antepasados y, sobre todo, siendo responsable de ella. Walter Benjamin, el hijo judíoEn una situación tradicional similar es donde se inscribe al filósofo judeoalemán Walter Benjamin, el amigo de Gershom Scholem. Un padre semi-emancipado, asimilado y una prototípica madre judía. Otra Tradición, la misma. En su familia, la figura de la madre cobra preponderancia, como se ilustra en Infancia en Berlín hacia 1900 (1950) donde Walter Benjamin escribe: “(…) y si había algo capaz de aumentar mi aversión a tomar conocimiento de ella [de la impotencia ante la ciudad] era la insistencia con la que mi madre me la refregaba en la cara”. Un refriegue, una queja y una insistencia. Un joven un tanto atolondrado al que se le exigía conocer una ciudad, Berlín, frente a una Madre omnipotente. Tal como indica Martín Kohan, la mirada infantilizadora de la madre de Benjamin asume la forma de repliegue en la cual el niño no se separa de ella, no deja de ser niño y no vislumbra el final de su infancia. Benjamin, antes de terminar este recuerdo, le dedica unas últimas palabras donde evoca lo insoportable que era para su madre que él siempre esté un paso por detrás. Escrúpulos, zozobra y quejas es lo lanzado a un hijo judío al que se le reprochaba ciertas actitudes: la importancia de una ciudad, estar por detrás y una mirada que no capta su periferia. Walter Benjamin se hará cargo de estas quejas, de hecho responde con el reproche de no saber hacerse una taza de café. Porque hay algo que conecta tanto a la herencia judía de Freud como la de Benjamin en relación a su Tradición: la responsabilidad. En otras palabras, Freud se conecta con Benjamin a través de la responsabilidad y su modo de actuar: la ética.Pero el siglo XX ya terminó, el acontecimiento Auschwitz (de)terminó la vida en el proyecto de la Modernidad y, con ello, inauguró la sobre-vida. En este vínculo es posible pensarnos situados y luego de Auschwitz: argentinos, judíos y latinoamericanos. Los libros, los tejidos y las textualidades prevalecen. La lección freudiana y los libros de Benjamin siguen hablándonos desde el pasado, la huella de la ética. Esta es una buena oportunidad para hacerlos dialogar y atravesarlos con otra matriz: lo argentino dentro de lo latinoamericano. Los Viñas, lo argentino, lo judío y lo mestizoUn fenómeno indispensable para pensar lo argentino es la revista Contorno, revista fundada, en primera instancia, por Boris David Viñas e Ismael Viñas. Si bien David Viñas ocupa una presencia notable en la crítica literaria argentina -sin él, no hay una renovación de la crítica- como figura del intelectual crítico, Ismael fue el que muchas veces se hizo responsable de la revista y de las lecturas propiamente políticas. En una ocasión, David envió un mensaje a Ismael en donde manifestó que su hermano optó por el emblema de su madre y él optó el de su padre, como si las herencias se pudieran dividir, repartir o escindir. Pero Ismael Viñas no quedó callado como Dios en el tzimtzum, sino que decidió contestar: “David hizo una construcción casi sin flecos sueltos, para dividir papeles: él, el bárbaro, eligió a nuestro padre, se refugió en España de la matanza en Argentina, pasó a México, y volvió, y a mí, que elegí Israel, me asigna el lado de nuestra madre. ¿También el de la civilización?”. Un problema familiar. David se quedó con su padre, en España pasando a México y con la barbarie; Ismael con su madre, en Israel y con ¿la civilización?Podemos extender la hipótesis: Ismael, ¿se quedó con el judaísmo y el anarquismo de su madre? Entonces, David ¿se quedó con el cristianismo y el radicalismo del juez Viñas? En otra publicación, Ismael Viñas

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La subversiva

Por: Benjamin Falicoff  Se despertó con una pesadez inusual. Algo no estaba bien. Intentó no mirarse en el espejo, temía verse. Pero la necesidad es la necesidad, entró al baño y la tentación… El espejo le devolvió una imagen de cara hinchada, con el cachete derecho con una suerte de promontorio. No había sentido dolor de muelas. Era extraño. ¿Qué había en la boca que aumentaba el volumen de la mejilla? Trató de tocar la hinchazón… no podía… parecía… ¡esquivar el dedo! Intentaba tocarla y esta correteaba por el interior de la boca, elevando la piel en el lugar que se estacionaba. No podía creer lo que veían sus ojos. Abandonó el asombro ante la imagen especular, se concentró en recordar la ingesta del día anterior. Fue normal. Estaba vacunado contra el Covid y no era un síntoma esperable de éste. No. En eso estaba cuando escuchó un leve murmullo, un sonido con sordina que salía de su boca. Seguro que se había tragado un bicho sin saberlo y ahora presionaba por salir.  ¡Qué asco, pero qué alivio saber de qué se trataba! Volvió al espejo, revisó cada milímetro de su lengua, las encías, las muelas, la parte visible de la garganta. Curiosamente la hinchazón seguía ahí, corriéndose según el tacto y de la mirada. Otra vez ese murmullo, como un susurro poco audible, algo adentro quería manifestarse. Le pareció escuchar un “Hola”. ¿Me tragué un mini-minúsculo loro? Al borde del delirio contestó con voz desfalleciente –Hola… Ehh… si salís…  –No —se escuchó con más claridad. –Bueno, podrías salir para… conocernos –Lo dijo bajito, no podía creer que le hablaba a “algo” dentro de su boca. –Soy una palabra y no quiero. “¿Es una pesadilla? Esa cerveza artesanal…¿tendrá droga?” Tomó coraje para preguntar –Una… ¿palabra? –Si tuya —Respondieron más fuerte desde adentro.   “Me golpeé la cabeza de chico y… ahora con la pandemia… el encierro…” Estos pensamientos lo llevaron a un arrebato, se puso violento Trató de desalojar a esa… usurpadora. Sopló, silbó, introdujo el cepillo de dientes para acosarla, metió su dedo índice, el anular y el medio para atraparla. Sin resultados. Era una palabra maradoniana, gambeteaba cada intento y sólo consiguió babearse sobre la camisa. Cambió de estrategia. Trató de convencerla, le dijo varias palabras lindas, acompañantes, galanas y zalameras. Nada Perdió la paciencia le advirtió, la amenazó. El mismo destino. Tal vez un dentista pueda ayudarme… ¿Qué le diría? ¿Podría usted extraerme una palabra testaruda que me da vueltas por la boca?  ¡Llamaría a la policía o al 911 para encerrarme! Probó con un té caliente, luego con sabores dulces, salados y amargos. Le daba la impresión que se agrandaba o se achicaba según el sabor, pero no salía. ¿Será extranjera? Probó con ayuda de un traductor online una decena de idiomas. Ahora corría de un cachete al otro, del labio inferior al superior. ¿estaba danzando? Agotado ya exprimía su cabeza por otros recursos, otras lógicas. Apeló a un exorcismo que descubrió en un antiguo libro y hasta acudió al auxilio de un algoritmo matemático. Inútil tarea Extenuado de echo sobre el sofá y se quedó dormido. Se despertó sobresaltado, había soñado con una frase que se repetía una y otra vez en el sueño: “No vuelvas a reprimirme, ahora sabes cómo se siente” Corrió hasta el espejo.  La hinchazón había desaparecido.

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