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Petróleo y Cuenca Paraná-Paraguay: los desafíos

Por: Héctor Gurvit (Comisión del boletín, 21 de octubre de 2021) Entre las PASO y el 14 de noviembre hay un camino difícil de transitar. Está en juego nuestra economía, nuestra independencia económica. Si se avanza en la nacionalización, tanto de lo que queda de la industria del petróleo y tomamos conciencia de lo que significa para el país la cuenta mal llamada Hidro Vía, entonces podremos pensar a la Argentina con capacidad para afrontar las deudas contraídas y fugadas por el proceso macrista. Sin embargo, si no se encamina a una equilibrada distribución de ingresos, no habrá petróleo ni Hidro Vía capaz de sacar de la pobreza a millones de argentinos. Estamos en una encrucijada frente a un resultado complicado en las PASO. Que, a estas alturas, parece que no será fácil revertir. Si el pueblo no acompañó a los candidatos del FdT no implica un desinterés por las elecciones. Lo que demuestra, en mi opinión, es “su” grado de conciencia. Habrá quienes pensaron que ir a votar por los candidatos para los que no hubo alternativa, no tenía sentido (Una sola lista). Otros pensaron, sugiero, que los candidatos estaban digitados y se vieron frustrados por la ingeniería adoptada para la formación de las listas. Otros no han querido votar a los candidatos de Juntos, Milei u otras alternativas. Pero tampoco quisieron votar por los candidatos del FdT. No pocos, no tuvieron dinero para tomar un colectivo (aunque los días de elecciones el transporte es gratuito y no se sabe ni se informa). Tal el grado de deterioro en la distribución de los ingresos. Por supuesto, existen otros justificativos que no estarían en los que nombramos anteriormente. En cuanto al trabajo en el territorio como lo aconseja la misma naturaleza del peronismo, parece no estar a la altura de los acontecimientos. No hay mesas en las calles, no hay militantes en las calles. ¿Por qué? Lo que dicen nuestros analistas es que hay que generar una masa crítica dentro del frente, que sería el Kirchnerismo. Lograr hegemonía dentro del FdT. A esto suscriben Amado Boudou y Alicia Castro, entre otros. Hay que indignarse comomotor de la política. Revelarnos frente a la “correlación de fuerzas”. No retroceder pensando en esa correlación de fuerzas claramente desfavorable. Como lo hicieron nuestros próceres en los tiempos de la revolución. Porque, por este camino, mañana va a ser peor que hoy. Si AF no escuchó las necesidades del pueblo, esperamos que las manifestaciones del 15, 17 y 18 de octubre le permitan atender y resolver sus necesidades. Nuestra tarea sería entonces la de presionar para que se cumplan con las promesas de campaña. No debemos negar una realidad que nos patea la cara. Votar, sin embrago, a nuestros candidatos, porque no estamos votando a AF. Estamos votando a los candidatos del FdT. Allí hay una confusión, porque AF no está en ninguna lista. A estas alturas, con el diario del lunes, si la pandemia fue una excusa para no generar políticas de distribución, entonces se perdió la oportunidad de tomar buenas acciones justamente con la excusa de la pandemia. Tengo confianza en el pueblo argentino. Saben muy bien lo que hacen los que han tomado conciencia de la realidad, que no son pocos. En 2015 se perdió por muy pocos votos (porcentualmente) y el candidato era Scioli. Con Cristina (que no se pudo presentar), afirmo, se hubiera ganado. Pregunta sin respuesta: en 2023 ¿Cristina presidenta? Toda esta introducción es central para lo que vamos a decir, ahora. Hay temas que el gobierno no puede dejar de resolver desde una perspectiva de la independencia económica, una de las tres banderas del peronismo que se completan con Justicia Social y Soberanía Política. Y porque son los principales ingresos de divisas: el petróleo y la cuenca Paraná-Paraguay. Petróleo (y Gas) El secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra, junto con los candidatos de la Lista Azul y Blanca que encabeza Marcelo Rucci (que reemplazará a Pereyra) realizaron una asamblea en Puesto Hernández, con más de 5 mil trabajadores, donde hizo un llamado a la unidad, destacó la necesidad de que se apruebe la ley de promoción a las inversiones en hidrocarburos que está en el Congreso. La izquierda, diario, vocero del FITU, dice: “la ley de hidrocarburos está pensada a la medida de las petroleras. Con el discurso de aumentar las exportaciones quieren garantizarles 20 años de más beneficios, bajarles impuestos y retenciones, y permitirles llevarse buena parte de los dólares afuera”. Hay otra visión sobre el proyecto que prevé Autorizaciones de Exportación Garantizadas[1] (AEG) por un 20% de la producción incremental de cada operador. El 80% deberá ser ofrecido al mercado interno. En el caso que haya Producción Incremental Agregada (PIA)[2] (es decir, creció la actividad de todo el sector), cada beneficiario tendrá: Si la PIA fuera de entre 10% y 30% tendrá una AEG del 30% sobre su producción incremental. Si la PIA es de entre el 30% y 50% tendrá una AEG del 40% sobre su producción incremental. Si la PIA es mayor al 50% tendrá una AEG del del 50% sobre su producción incremental. Hay incentivos mayores, según la proporción de la actividad total de la empresa incluida en el régimen de la ley y el nivel de abastecimiento que cada una registre en el mercado interno. El Estado, a través de la autoridad de aplicación, se reserva el derecho de dar autorizaciones de exportación adicionales si la demanda doméstica se contrae.[3] El decreto 929 de 2013, le concedió a Chevron la posibilidad de exportar sin retenciones y el acceso prioritario al mercado de cambios, sin la necesidad de liquidar todas sus divisas en el país. Fue la forma de garantizar los u$s1500 millones de inversión de la estadounidense Chevron, tras un acuerdo con YPF. Pregunta existencial: si el proceso de sustitución del combustible para autos por los vehículos eléctricos, en algunos años, el petróleo ¿sobraría? En tal caso, lo contaminante serían las baterías. Entonces… Cuenca del Río Paraná-Paraguay[4]. El calificativo de Hidro

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Timerman y Mefisto

La indiferencia del rabino Daniel Goldman frente a la persecución, la enfermedad y la muerte del ex canciller desenmascaró a quien funge de humanista. Por: Jorge Elbaum | Dejámelo Pensar (16 de octubre de 2021) La meta superior de la vida espiritual no es amontonar una gran riqueza de información, sino afrontar momentos sagrados. Abraham Joshua Heschel Recuerdo unas décadas atrás cuando el rabino de la comunidad Bet-El nombraba Abraham Joshua Heschel y a Emanuel Levinas en sus prédicas. Sus alocuciones me llamaban la atención porque sentía que hablaba únicamente para entendidos. Solía indagar, entre los feligreses, quiénes habían entendido el sentido de lo que Goldman había dicho. Había una ínfima cantidad de los presentes que comprendían qué quería decir. La escena me parecía paradojal y me inquietaba: ¿cuál era el sentido de esa sobreactuación intelectual si muy pocos comprendían qué quería transmitir? Percibía que Goldman estaba representando un personaje enigmático que se constituía en un farsante.  Años después, cuando Héctor Timerman enfermó de cáncer, recordé aquellas escenas, y en el domicilio donde estaba encarcelado –por decisión de Claudio Bonadío y una parva de secuaces judiciales– le relaté esa rara sensación de haber escuchado a un farsante. Es que había un hueco profundo, casi un abismo en citar a Herschel y a Levinas y abandonar, mientras atravesaba una enfermedad terminal, a quien había sido uno de aquellos feligreses.   Héctor se había transformado, luego de la infame acusación promovida por la DAIA, en el protagonista de la obra de Ibsen, El enemigo del Pueblo: una persona coherente, con convicciones sólidas a quien habían demonizado.   Ibsen detalló con enorme lucidez cómo se logra tergiversar la trayectoria de alguien. Cómo se produce el proceso de demonización que busca transfigurar a alguien para convertirlo en un extraño. Peleando contra una dolorosa enfermedad, Héctor no solo tuvo que enfrentarse a una justicia digitada sino que tuvo que soportar al abandono de quienes se llenaban la boca de virtuosismos éticos y palabras compasivas. Una triple batalla. Demasiado para un hombre lastimado.  Héctor fue un tipo íntegro que luchó los tres últimos años de su vida contra un conglomerado de canallas. Daniel Goldman había sido el referente religioso de Héctor. Pero Goldman lo condenó al desamparo.  Muchos afirman que fue por cobardía. Por temor a perder las nimias prerrogativas otorgadas por un consorcio de fieles derechizados.  El responsable de exhibir un perfil de modernidad emancipada. El que refería con insistencia la lógica espejada de Martin Buber, en la que no es posible la existencia de un “yo sin un tú”, guardó su sensibilidad en el armario donde se deja el talit.  Sometido a una encrucijada de su vida, eligió la jurisdicción miserable de los poderosos y dejó  abandonado a una persona que lo había promocionado y catapultado a un reconocimiento por fuera de la colectividad judía.  Se podrán hacer especulaciones múltiples sobre los orígenes de ese accionar abyecto. Ninguna puede darle justificación al manto sucio de la ingratitud y deslealtad que implica el abandono de alguien doliente. Daniel Goldman tenía un vínculo espiritual con Héctor. Una relación atravesada por la fe. Sin embargo no fue capaz ni siquiera de llamarlo por teléfono cuando se estaba muriendo.  Héctor me dijo una tarde del veranos de 2017: “Nadie le pide tanto. Un llamado de solidaridad. … nada más… No va a perder su puesto de rabino en Bet-El por preguntarme cómo estoy…”   Tiempo después, cuando recordaba esa situación de profundo desconsuelo, yo recordaba la novela de Klaus Mann, Mefisto, en la que se retrataba el rol del actor alemán Gustaf Gründgens, quien intentaba quedar bien con los nazis para conservar su puesto en la marquesina de la dramaturgia germana. La película, del mismo nombre –actuada magistralmente por Klaus Maria Brandauer– intenta develar la profundidad de la entrega. El tránsito hacia la contaminación de quien  entrega su tejido interior ante el poder. Goldman es Mefisto.  Goldman asumió ese papel en convergencia con Sergio Bergman, quien cruzó el Leteo de forma menos larvada. Ambos prometieron emular al rabino Marshal Mayer y traicionaron su legado en nombre del alpinismo social y económico. Escalaron posiciones encaramados en su imagen para deslizarse luego, hacia conveniencias de contexto, redituables para la medianía, la intrascendencia o la incandescencia de los puestos ministeriales. Mientras Marshal se jugaba la vida en momentos indudablemente trágicos y peligrosos, Bergman y Goldman transaban –décadas después–  con los herederos ideológicos de los represores, los mismos que habían impuesto la noche y la niebla durante la dictadura genocida.   Uno de la mano del macrismo y el otro al compás de una comunidad belgranense cada vez más neoliberal y reaccionaria, fueron negando a Marshal Meyer.  Hoy Bergman salió del territorio doméstico y decidió afianzar su máscara en una geografía afín al macrismo, Estados Unidos. Goldman, en su afán de profundidad ilusoria, busca escabullirse detrás de peroratas sugerentes e inconsecuentes, apelando –de vez en cuando– a invocaciones plagadas de humanidad fingida.    Ambos caminos, a la luz de las décadas, convergieron en un particular resumen de dobleces y simulaciones.  Bergman como burócrata atildado de una organización reformista. Y Goldman como representación patatizada de instruido rabino jasídico incomprendido.  Navegar a dos aguas nunca fue fácil. Tampoco servir a dos señores. Pero gente como Bergman y Goldman exhiben una particular capacidad de nado sincronizado en formato actitudinal: mientras aparentaban su labor comprometida con los derechos humanos, solapaban el entramado que legitimaba las variadas formas brutales de la persecución contra quienes resisten la ferocidad de los poderes fácticos, desplegados como hogueras de murmuraciones y  escarnios jurídico-mediáticos. Héctor lo sufrió como una tríada punzante de inquisición: desde su propio cuerpo; desde el acoso, y desde el abandono.  De tanto nombrarlo sin sentirlo, de tanto citarlo sin incorporarlo, de tanto apostrofarlo in practicarlo, Goldman no podrá encarnar nunca –ni siquiera en torno a su legado– el bendito precepto de Abraham Joshua Heschel: “Un hombre religioso es una persona que tiene Dios y hombre en un pensamiento a la vez, en todo momento. Que sufre el daño hecho a otros, cuya mayor pasión es la compasión, cuya mayor virtud es el

Derechos Humanos, Israel, Lectura recomendada por compañeres, Portada

Ha llegado el momento de admitir: Israel es un régimen de apartheid

Foto: un niño mira a los soldados israelíes durante una protesta en apoyo de los agricultores palestinos y contra los asentamientos israelíes, en Beita, Cisjordania, hoy. Crédito: Reuters / Raneen Sawafta.  Por: Yehudit Karp | Haaretz (11 de octubre de 2021) Enviado por: Alberto teszkiewicz) Un buen judío no pronuncia el nombre sagrado de Dios, el tetragrámaton, por miedo y asombro. Y de manera similar, hay una palabra que debido a un tabú, un buen sionista se abstiene de pronunciar. Creen que Israel es un país democrático con legitimidad moral para defenderse, y que las necesidades de seguridad son un fluido corrector kosher que blanquea cualquier injusticia. El lector promedio se horroriza y deja de leer cuando se encuentra con esta palabra si se refiere a Israel, y cree que su atribución expresa una mentira, herejía y antisemitismo, y que quien la usa es un izquierdista radical, un golpeador de Israel que odia su personas y su país. El escritor promedio, debe admitirse, también se abstiene de mencionar la palabra específica por temor a perder al último de sus lectores. Y quienes presentan una petición ante el Tribunal Superior de Justicia prefieren la cautela, argumentando que existe una discriminación ilícita y, por sus propias razones, optan por no llamar a los hechos por su nombre difícil de pronunciar. Este nombre fue dado por la comunidad internacional en dos convenciones internacionales, a una situación que se define como delito, en la que para mantener el control de un grupo de personas de un origen étnico / nacional sobre otro grupo étnico / nacional, el gobierno mantiene un sistema dual de leyes en una sola área geográfica. En tal sistema se preservan los derechos humanos de los ciudadanos del país reinante y se mantiene un régimen institucionalizado, que incluye el trato inhumano y la opresión sistémica del otro grupo étnico / nacional, de una manera que socava los derechos humanos básicos de su país. miembros. La comunidad internacional llamó a esta situación «apartheid». Y esta es una historia sobre una petición presentada al Tribunal Superior de Justicia por seis palestinos residentes en la zona controlada por Israel, junto con Yesh Din – Voluntarios por los Derechos Humanos y Médicos por los Derechos Humanos, contra una orden sobre directivas de seguridad , que según la petición permite ingresar y registrar domicilios palestinos sin orden judicial ni vigilancia externa, y sin limitaciones claras, dejando así una vía para el uso arbitrario de la autoridad. La petición se basó en la documentación a largo plazo de los métodos de entrada y registro utilizados por las Fuerzas de Defensa de Israel, y de los graves daños colaterales a la dignidad humana, los cuerpos y la propiedad de las personas, el derecho a la privacidad, la libertad individual, el sentido de seguridad del individuo. y como consecuencia, a la salud emocional de los adultos y niños que se encuentran presentes durante la búsqueda, por conmoción, humillación y miedo. Este daño es parte integrante de los métodos de registro, que habitualmente realizan a altas horas de la noche soldados armados que despiertan a toda la familia y la amenazan. Los peticionarios se quejaron de la ilegalidad de la orden desde el punto de vista del derecho internacional e israelí, y la discriminación ilegal que atenta contra los derechos básicos, que padece la población de la zona palestina en comparación con los residentes judíos. El Tribunal Superior rechazó la petición, con la explicación de que no se trata de una discriminación entre iguales, sino de una distinción permitida entre poblaciones que difieren por razones de seguridad del Estado y porque considera que los derechos básicos de los palestinos se preservan en la medida de lo posible en el contexto de las necesidades de seguridad. No tengo la intención de discutir aquí las razones de la corte, aunque estoy consternado por las duras implicaciones de la decisión en la vida de los seres humanos que tienen la desgracia de ser palestinos que viven en los territorios, que están bajo ocupación. Pero tengo la intención de aclarar en este artículo dos declaraciones que hizo el tribunal en su camino hacia el rechazo de la petición. Y estas son las palabras del juez Yael Wilner: “… No consideré oportuno aceptar el reclamo de los peticionarios sobre la disparidad entre la autoridad para registrar hogares palestinos en la región y la autoridad relacionada con un registro basado en el derecho penal, en los hogares de los israelíes que viven en Israel y en la región, que, según ellos, constituye una discriminación prohibida … Una de las razones de las disparidades mencionadas anteriormente es la diferencia general entre los sistemas de derecho penal que se aplican a los procesados ​​en Israel y los enjuiciamiento en la región, y esta diferencia excede los límites de la petición mencionada ”. Y el juez Uzi Vogelman agregó: “Refiriéndose a las implicaciones de la disparidad entre la autoridad para registrar los hogares de los residentes palestinos de la región y la autoridad para registrar los hogares de los ciudadanos israelíes que viven en la región, notaremos que, por regla general, el El régimen judicial que se aplica a este último difiere del que se aplica a un residente en la región. “Con respecto a los ciudadanos israelíes, existe un estrato legislativo separado que incluye la legislación israelí interna que se aplicó individualmente y de manera extraterritorial … A la luz de la diferencia mencionada anteriormente como regla, y la diferencia entre los sistemas de derecho penal que se aplican a los procesados ​​en Israel y los procesados ​​en la región en particular, no hay nada en la existencia de una ley diferente que se aplique a un ciudadano israelí, incluso en el contexto de las leyes de búsqueda, que afecte la legalidad de la ley que se aplica a un residente de la región.» Por lo tanto, en la práctica, el Tribunal Superior de Justicia de Israel otorgó un sello legal de aprobación a la existencia de dos

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Je suis Karl: los cimientos de la nueva ultraderecha europea

Por: Francisco Pedroza | Agencia Paco Urondo Enviado por: Alberto Ferrari Tras la avanzada de políticas de ultraderecha en Europa y en el mundo, llega a Netflix un nuevo exponente del cine alemán: Je suis Karl. Una película de ficción que recorre las entrañas de un movimiento de extrema derecha. No resulta una novedad la creciente ola de movimientos de extrema derecha en el mundo. En nuestra región lo podemos ver con nuestros propios ojos. Ideas que parecían enterradas hace tiempo, debido a sus sanguinarios desenlaces, hoy vuelven a hacerse presentes pero con otras máscaras y otros referentes. Más allá de esas consignas que creíamos que nunca más íbamos a ver en el poder, hay otro factor que se repite: los movimientos que los difunden están, en general, integrados mayormente por jóvenes, siendo estos los más fieles a sus ideas y los más radicales a la hora de su expansión. Je suis Karl es una coproducción entre Alemania y República Checa donde se aborda esta problemática desde adentro de una organización ficticia. La trama sigue la historia de Maxi (Luna Wedler),  joven alemana e hija de padres que ayudan a refugiados a cruzar la frontera y radicarse en el país. Todo comienza cuando la madre, junto a sus dos hermanos, son asesinados en un ataque terrorista y Maxi conoce a Karl (Jannis Niewohner), un carismático líder de una organización fascista. A partir de este encuentro, veremos las estrategias que usan desde adentro para atraer jóvenes hacia su movimiento, que lejos de ser skinheads o reivindicar algunas de las banderas de antaño, son hipsters, influencers y estudiantes bien posicionados.  Esto se vuelve muy claro cuando, al inicio de un discurso de Karl en la universidad, una de las jóvenes se anima a gritar “Sieg heil”, frase del nazismo utilizada para saludar a su líder. Karl, lejos de condenar aquellas palabras, sólo atina a decir que es parte del pasado y que hay que superarlo. Una especie de referencia a una batalla perdida y no un genocidio. En términos narrativos, el film por momentos cae en lugares comunes y hasta trillados, como apelar a la lastima o al romance. Sin ir más lejos, la historia sobre movimientos radicalizados fue contada muchas veces: en La ola veíamos a un profesor que experimentaba con una clase convirtiéndola de a poco en una organización política; o, más reciente, en la serie Years and Years vemos el crecimiento de posiciones extremistas a lo largo de los años y la simpatía que generan en ciudadanos, que incluso al principio eran reacios. Sin embargo, a diferencia de estas producciones, Je suis Karl no muestra escenarios hipotéticos, sino que refleja algo mucho más crudo y perturbador: una serie de ideas que hoy en día están en expansión y de qué forma son transmitidas. Como señalamos más arriba, estas ideas no son algo nuevo en ninguna parte del mundo, pero hoy son comunicadas de otra manera y esta película se mete en el debate. No sobre por qué para tantos jóvenes son llamativas, eso queda muy claro a lo largo de las dos horas de duración del film, sino ¿Por qué a pesar de todo todavía no hemos podido desterrarlas? Y en especial ¿Qué es lo que realmente están pidiendo? ¿Qué necesitan? En definitiva, si existe alguna forma de satisfacer esas demandas, sin necesidad de recurrir a movimientos extremistas y prácticas violentas, que ya sabemos a dónde nos han llevado en la historia de la humanidad.

Aportes a la Cultura Judía, Aportes de adherentes, Comisión Persp. de Género

¿QUIÉN ES ESA CHICA, LA DE LA FOTO QUE  APARECIÓ EN EL PROGRAMA DE TELEVISIÓN QUE DIO TANTO QUE HABLAR?

Por: Graciela Perez Esandi (Com. de P. de Género) Es posible que algunos de los lectores de esta revista sepan quién es, o quién era, pero es muy probable que muchos otros, no. Y que una persona joven diga, no la conozco, no está en las redes, no aparece en revistas ni diarios y piense ”si no estás en ningún medio social es como que no existís”. Para esas personas es que escribo este relato. Esa joven, conocida en todo el mundo, se llamaba Anna Frank. Anna nació en Francfort, Alemania en 1929, hace 92 años y murió en el campo de concentración de Bergen-Belsen en marzo de 1945, poco antes de la liberación que se produjo el 8 de mayo de 1945. Tenía sólo quince años, ¿Qué pudo haber hecho para que se la siga recordando aún hoy? Durante su corta vida vivió en su país de origen con su familia sin contratiempos hasta que en 1933 se produjeron hechos violentos muy graves contra los judíos y otros grupos no deseados por el gobierno que asumió ese año. Y pudieron exiliarse en Amsterdam en los Países Bajos. No fué sencillo y tuvieron suerte porque muchas otras familias judías no pudieron irse de su país y sucumbieron en los campos de concentración o en los ghettos que los Nazis formaron para encerrar a los judios en barrios de los que no podían salir. En Amsterdam el padre, Otto Frank, logro tener un empleo, sus hijas, Margot y Anna, pudieron seguir estudiando en la escuela. Edith Frank, la madre, pudo hacer una vida normal. El gobierno Neerlandés era tolerante y neutral. La vida apacible duró hasta que el país fué invadido por las tropas alemanas nazi en mayo de 1940. Ya había comenzado la Segunda Guerra Mundial, y las condiciones nuevamente tomaron un giro para peor. Por segunda vez intentaron exiliarse en otro país o incluso en otro continente, pero no tuvieron esa suerte. A partir de ahí, en secreto, los padres organizaron un escondite, mudaron muebles, ropa, libros, enseres domésticos, todo de manera poco visible, mientras siguieron viviendo de manera normal en su domicilio, hasta que decidieron irse a lo que llamaron luego “La Casa de Atrás”, unos ambientes que estaban detrás de la fábrica donde trabajaba Otto. Para sostener este audaz proyecto tuvieron que contar con personas que los protegieran, que les llevaran alimentos, que los ayudaran a resolver todo tipo de problemas y que no los denunciaran. Además de la familia Frank, se alojaron en ese pequeño espacio, otra familia, los Van Pels, formada por Auguste, Hermann y Peter, madre, padre e hijo, y un dentista de nombre Fritz Pfeffer. En ese encierro vivieron desde el 9 de julio de 1942 hasta que el 4 de agosto de 1944 los hallaron fuerzas de la Grune Polizei neerlandesa y los detuvieron y encarcelaron. El 11 de septiembre de 1944 los llevaron al campo de concentración transitoria de la policía alemana en Amerfoort. Sus protectores fueron Viktor Kugler y Johannes Kleiman, quienes fueron detenidos también, aunque a las mujeres que también fueron protectoras, Miep Gies y a Elizabeth “Bep” Voskuijl, no se las llevaron. La policía se llevó todo objeto de valor y dinero, pero no se llevaron todo. Algo muy importante quedó en ese lugar, gracias a Miep Gies y “Bep” Voskuijl, que pusieron a resguardo el Diario que Anna venía escribiendo desde poco antes que su familia fuera sacada de la “Casa de Atrás”. De los detenidos sólo uno de los ocho que estuvieron escondidos en la Casa de Atrás sobrevivió y ese fue Otto Frank, el padre de Anna. De sus protectores, Kugler y Kleiman sobrevivieron, Kleiman porque fue liberado por cuestiones de salud y Kugler porque logró escaparse y emigró a Canadá. “Bep” vivió en Amsterdam hasta su muerte en 1984. Miep Gies vivió hasta los 100 años. La mención de todos estos nombres es intencional, es para recordar que así como hay personas violentas, asesinas y crueles, hay personas que son compasivas, altruistas, y que resisten las injusticias aún a riesgo de perder sus vidas en defensa de otras personas. A ellos hay que recordarlos y rendirles homenaje también. EL DIARIO DE ANNA FRANK Este texto, escrito por Anna Frank desde el 12 de junio de 1942, el día que cumplió trece años, finaliza el 1ro de agosto de 1944. En esa fecha ella tiene quince años y termina su última anotación diciendo que está “buscando siempre la manera de ser como de verdad me gustaría ser y como podría ser…si no hubiera otra gente en este mundo”. Una adolescente que no llegó a ser adulta, una jovencita que demostró un talento para escribir que se va conociendo al leer su diario al que le había puesto el nombre de “Kitty”. Sus anotaciones están escritas como Cartas a Kitty como si fuera su confidente, con franqueza. Le cuenta todo lo que le pasa, lo que le preocupa, lo que sueña, sus emociones, sus enojos, sus planes para el futuro. Otto Frank recibió de manos de Miep Gies el diario de su hija cuando se supo que no volvería. El padre decidió publicar el libro pero no fue tarea sencilla porque los temas sexuales que aparecen en el Diario no eran tratados en la literatura, mucho menos si era para jóvenes, en esa época. Además, él quiso respetar la memoria de las personas de La Casa de Atrás que Anna mencionaba muy francamente, a veces con simpatía y otras con irritación o antipatía. Finalmente legó los escritos originales al Instituto Holandés de Documentación de Amsterdam. Otto falleció en 1980.

Comunicados y Declaraciones, Portada

NUESTRA REACCIÓN ANTE LA INDIFERENCIA DE DAIA

Comunicado del Llamamiento En el mes de julio 2020, tras asumir su cargo como nueva Defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual de la Nación, la periodista Miriam Lewin recibió amenazas y ataques antisemitas a través de redes como Facebook y Twitter. Así sucedió inmediatamente después de una polémica pública producida tras ser entrevistada y responder sobre expresiones misóginas y discriminatorias emitidas por el conductor radial y televisivo “Baby” Etchecopar, que motivaron numerosas denuncias ante esa Defensoría. Tras una entrevista a la flamante defensora en “Radio con Vos”, el 6 de julio 2020 Etchecopar dedicó una parte de uno de sus programas a arengar contra Lewin, pidiendo a los televidentes: “escríbanle a Miriam Lewin, así aprende”. De inmediato Lewin recibió a través de las redes sociales insultos y agresiones. Entre ellos, algunos de neto corte antisemita (“Si tenés dignidad renuncia y si no tenes una duchita con ziklon B, no te vendría mal”) Denunciados los hechos, la fiscalía 22 de la Ciudad desestimó la presentación, entendiendo que la denuncia patrocinada por DAIA era inconsistente y no cumplía con requisitos procesales básicos. Podría concluirse que su intención era que se archive luego de cumplir formalmente con una obligación que no podía eludir. Ante esta situación tomó intervención la Comisión Jurídica del Llamamiento patrocinando a Miriam Lewin en su apelación, varios abogados de la misma. Finalmente, el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº 2 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del Dr. José Raúl Béguelin resolvió imponer al agresor como pena la de asistir al Centro Ana Frank, y al Museo del Holocausto para participar de actividades programadas a tal efecto, y además publicar en su muro personal de Facebook el pedido de disculpas, que deberá permanecer por un mínimo de seis meses, con habilitación para que esa publicación pueda ser compartida, y en la que deberá leerse de forma clara e inequívoca la posición de condena a las violaciones a los derechos humanos cometidos por el régimen nazi. Además, que “en caso de incumplimiento, la suspensión del proceso a prueba se revocará, el proceso continuará y será llevado a juicio”. Resulta muy valiosa esta decisión judicial que queremos compartir. LUIS KON, MARCELO SELTZER Coordinadores de la COMISIÓN JURIDICA DEL LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDÍO

Colectividad judía, Comunicados y Declaraciones, Portada

Una vez más, NO en nuestro nombre

Una vez más la DAIA, arrogándose una representatividad de la cual carece, se hace eco de la oposición política al gobierno nacional, en plena campaña electoral, decidiendo la apelación al fallo que dictó el sobreseimiento de todos los imputados “ante la ausencia de delito”. Aparece, nuevamente, como evidente que esta institución es uno de los brazos políticos ejecutores de Juntos por el Cambio y pretende hacerle creer a la sociedad y a la colectividad que ese es el pensamiento identitario único de lxs judíxs argentinxs. A ninguno de los actores de este nuevo y vergonzoso capítulo les interesa en realidad el esclarecimiento de la causa madre –la relativa al atentado de 1994– porque han demostrado durante más de dos décadas su complicidad con quienes han sido condenados por un Tribunal Oral Federal (TOF) como partícipes del encubrimiento. Ese TOF condenó al ex Juez Juan José Galeano y a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, mientras la DAIA promovía su sobreseimiento. La confusa reapertura de la causa del Memorándum en 2016 fue instituida en el marco de una clara intencionalidad política, hecho que motivó la denuncia del fiscal Marcelo Colombo contra dos camaristas de casación Mariano Borinsky y Gustavo Hornos y los dirigentes de la DAIA. La DAIA, en su comunicado, insiste en falsear la representación de la colectividad judía apropiándose de un legado que cientos de miles de judíos argentinos desconocen: NO son la expresión de la totalidad –como pretenden argüir– sino de un sector encolumnado con las políticas neoliberales, el macrismo y los sectores más reaccionarios de la sociedad argentina. Además, faltan gravemente a la verdad cuando afirman que “los familiares impulsan la causa”, cuando en realidad se trata de dos únicos familiares. La totalidad de las organizaciones que agrupan a las víctimas directas (Memoria Activa, APEMIA y 18 J) han estado ausentes de esta ofensiva de criminalización política. El Llamamiento Argentino Judío fiel al principio de “Memoria, Verdad y Justicia y al legado de “Justicia perseguirás”, estará presente como Amicus Curiae en la instancia de la Cámara de Casación para dejar en claro que la DAIA sólo expresa un interés inquisidor, faccioso y partidario, y que es ajeno a la búsqueda de la verdad. Buenos Aires, 20 de octubre de 2021​ Marcelo Horestein, PresidentePablo Gorodneff, Secretario General

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Timerman y Mefisto

La indiferencia del rabino Daniel Goldman frente a la persecución, la enfermedad y la muerte del ex canciller desenmascaró a quien funge de humanista. Por: Jorge Elbaum | Dejámelo Pensar (16 de octubre de 2021) La meta superior de la vida espiritual no es amontonar una gran riqueza de información, sino afrontar momentos sagrados. Abraham Joshua Heschel Recuerdo unas décadas atrás cuando el rabino de la comunidad Bet-El nombraba Abraham Joshua Heschel y a Emanuel Levinas en sus prédicas. Sus alocuciones me llamaban la atención porque sentía que hablaba únicamente para entendidos. Solía indagar, entre los feligreses, quiénes habían entendido el sentido de lo que Goldman había dicho. Había una ínfima cantidad de los presentes que comprendían qué quería decir. La escena me parecía paradojal y me inquietaba: ¿cuál era el sentido de esa sobreactuación intelectual si muy pocos comprendían qué quería transmitir? Percibía que Goldman estaba representando un personaje enigmático que se constituía en un farsante.  Años después, cuando Héctor Timerman enfermó de cáncer, recordé aquellas escenas, y en el domicilio donde estaba encarcelado –por decisión de Claudio Bonadío y una parva de secuaces judiciales– le relaté esa rara sensación de haber escuchado a un farsante. Es que había un hueco profundo, casi un abismo en citar a Herschel y a Levinas y abandonar, mientras atravesaba una enfermedad terminal, a quien había sido uno de aquellos feligreses.   Héctor se había transformado, luego de la infame acusación promovida por la DAIA, en el protagonista de la obra de Ibsen, El enemigo del Pueblo: una persona coherente, con convicciones sólidas a quien habían demonizado.   Ibsen detalló con enorme lucidez cómo se logra tergiversar la trayectoria de alguien. Cómo se produce el proceso de demonización que busca transfigurar a alguien para convertirlo en un extraño. Peleando contra una dolorosa enfermedad, Héctor no solo tuvo que enfrentarse a una justicia digitada sino que tuvo que soportar al abandono de quienes se llenaban la boca de virtuosismos éticos y palabras compasivas. Una triple batalla. Demasiado para un hombre lastimado.  Héctor fue un tipo íntegro que luchó los tres últimos años de su vida contra un conglomerado de canallas. Daniel Goldman había sido el referente religioso de Héctor. Pero Goldman lo condenó al desamparo.  Muchos afirman que fue por cobardía. Por temor a perder las nimias prerrogativas otorgadas por un consorcio de fieles derechizados.  El responsable de exhibir un perfil de modernidad emancipada. El que refería con insistencia la lógica espejada de Martin Buber, en la que no es posible la existencia de un “yo sin un tú”, guardó su sensibilidad en el armario donde se deja el talit.  Sometido a una encrucijada de su vida, eligió la jurisdicción miserable de los poderosos y dejó  abandonado a una persona que lo había promocionado y catapultado a un reconocimiento por fuera de la colectividad judía.  Se podrán hacer especulaciones múltiples sobre los orígenes de ese accionar abyecto. Ninguna puede darle justificación al manto sucio de la ingratitud y deslealtad que implica el abandono de alguien doliente. Daniel Goldman tenía un vínculo espiritual con Héctor. Una relación atravesada por la fe. Sin embargo no fue capaz ni siquiera de llamarlo por teléfono cuando se estaba muriendo.  Héctor me dijo una tarde del veranos de 2017: “Nadie le pide tanto. Un llamado de solidaridad. … nada más… No va a perder su puesto de rabino en Bet-El por preguntarme cómo estoy…”   Tiempo después, cuando recordaba esa situación de profundo desconsuelo, yo recordaba la novela de Klaus Mann, Mefisto, en la que se retrataba el rol del actor alemán Gustaf Gründgens, quien intentaba quedar bien con los nazis para conservar su puesto en la marquesina de la dramaturgia germana. La película, del mismo nombre –actuada magistralmente por Klaus Maria Brandauer– intenta develar la profundidad de la entrega. El tránsito hacia la contaminación de quien  entrega su tejido interior ante el poder. Goldman es Mefisto.  Goldman asumió ese papel en convergencia con Sergio Bergman, quien cruzó el Leteo de forma menos larvada. Ambos prometieron emular al rabino Marshal Mayer y traicionaron su legado en nombre del alpinismo social y económico. Escalaron posiciones encaramados en su imagen para deslizarse luego, hacia conveniencias de contexto, redituables para la medianía, la intrascendencia o la incandescencia de los puestos ministeriales. Mientras Marshal se jugaba la vida en momentos indudablemente trágicos y peligrosos, Bergman y Goldman transaban –décadas después–  con los herederos ideológicos de los represores, los mismos que habían impuesto la noche y la niebla durante la dictadura genocida.   Uno de la mano del macrismo y el otro al compás de una comunidad belgranense cada vez más neoliberal y reaccionaria, fueron negando a Marshal Meyer.  Hoy Bergman salió del territorio doméstico y decidió afianzar su máscara en una geografía afín al macrismo, Estados Unidos. Goldman, en su afán de profundidad ilusoria, busca escabullirse detrás de peroratas sugerentes e inconsecuentes, apelando –de vez en cuando– a invocaciones plagadas de humanidad fingida.    Ambos caminos, a la luz de las décadas, convergieron en un particular resumen de dobleces y simulaciones.  Bergman como burócrata atildado de una organización reformista. Y Goldman como representación patatizada de instruido rabino jasídico incomprendido.  Navegar a dos aguas nunca fue fácil. Tampoco servir a dos señores. Pero gente como Bergman y Goldman exhiben una particular capacidad de nado sincronizado en formato actitudinal: mientras aparentaban su labor comprometida con los derechos humanos, solapaban el entramado que legitimaba las variadas formas brutales de la persecución contra quienes resisten la ferocidad de los poderes fácticos, desplegados como hogueras de murmuraciones y  escarnios jurídico-mediáticos. Héctor lo sufrió como una tríada punzante de inquisición: desde su propio cuerpo; desde el acoso, y desde el abandono.  De tanto nombrarlo sin sentirlo, de tanto citarlo sin incorporarlo, de tanto apostrofarlo in practicarlo, Goldman no podrá encarnar nunca –ni siquiera en torno a su legado– el bendito precepto de Abraham Joshua Heschel: “Un hombre religioso es una persona que tiene Dios y hombre en un pensamiento a la vez, en todo momento. Que sufre el daño hecho a otros, cuya mayor pasión es la compasión, cuya mayor virtud es el

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