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El fuego de Gaza es más devastador que el de Hollywood, pero no hay nadie para apagarlo

Fuente: George Galloway | Russia Today Fecha: 15 de NOV 2018 El mundo está obsesionado por los incendios forestales en Hollywood que están quemando las mansiones de las estrellas. Irónicamente, algunas de estas mansiones pertenecen a las mismas personas que contribuyeron a recaudar millones de dólares para el ejército israelí que ahora está quemando las desvencijadas casas de Gaza. Por supuesto, los guerreros de Hollywood tiene seguros y también sus casas, a veces varios seguros. Las personas que habitan en esas casas de Gaza no tiene ningún seguro. Las valientes personas que luchan contra el fuego en California están bien equipadas y cuentan con el apoyo del viento de esperanza de millones de personas que les desean lo mejor. En Gaza no hay personas que luchan contra el fuego. Por desgracia, conozco bien los destruidas casas de Gaza, desde mucho antes de que existiera Hamas. De hecho, asistí a su nacimiento e Israel fue la comadrona. Yo era camarada de Yasser Arafat, entonces presidente de la laica OLP, una organización nacionalista árabe cuyo comité ejecutivo estaba formado por personas nacionalistas árabes y de izquierda alineadas con Moscú, como las pertenecientes al FPLP dirigido por el difunto George Habash. Israel temía a este Zeitgeist* en el mundo árabe así que, como habían hecho antes los británicos al intentar minar al presidente de Egipto, Nasser, se volvió hacia los islamistas. Los Hermanos Musulmanes, un cliente de los británicos en Egipto, tenían hermanos en Gaza, por supuesto. Estos hermanos se convirtieron en Hamas con la total cooperación de Israel. Fui testigo de cómo se desarrollaba abiertamente el islamismo en Gaza, un títere contra Arafat y la OLP. Mientras que las cárceles (y los cementerios) estaban llenas de personas de la OLP, las carreteras estaban hasta los topes de vehículos de la sociedad islámica. Escuelas islámicas, hospitales e instituciones de la sociedad civil de todo tipo asistían a las comunidades, lo que era permitido, fomentado y en ocasiones financiado por Israel. Se trataba del divide y vencerás en perfecta armonía. Por supuesto, aquello ocurría hace casi 40 y de una u otra manera ninguno de los líderes de Hamas de entonces sigue con vida. El Hamas que Israel creía estar desarrollando como cliente hace mucho tiempo que dejó atrás ese papel y ahora es una fuerza de combate formidable a la que se puede masacrar por aire, por supuesto (junto con alguna otra persona que pase por ahí), pero no tanto en tierra, cara a cara. Mientras había un alto el fuego y en El Cairo se estaban llevando a cabo negociaciones de paz entre Israel y Hamas, Netanyahu envió a Gaza un comando secreto de fuerzas especiales para asesinar a un comandante militar de Hamas y en el tiroteo murió un comandante israelí. Y se desencadenó el infierno. Mientras escribo estas líneas se han desatado los perros de la guerra y el caos. Hamas ha lanzado gran cantidad de misiles que cada vez son más precisos. Las aviones israelíes están bombardeando como si no hubiera mañana (con la garantía ilimitada de Donald Trump de enviarles más). Esta semana fue destruido el canal de televisión palestino Al Aqsa en un ataque aéreo del que se jactó en Twitter el gobierno israelí. Como la Televisión Yugoslava en Belgrado, como el canal de Al Jazeera TV en Bagdad, la matanza de las personas que preparan el té, de quienes trabajan en el departamento de maquillaje, de cámaras y, por supuesto, de periodistas no provocó más que un silencio plúmbeo en los medios de comunicación occidentales. El cuarto poder, que con toda razón se escandalizó por el secuestro, tortura, asesinato y desmembramiento del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi, no se conmueve por el desmembramiento de periodistas palestinos. Fue impresionante la solidaridad de los medios de comunicación cuando Donald Trump quitó las credenciales de la Casa Blanca al periodista de CNN Jim Acosta, del que ninguno de nosotros había oído hablar antes y que trabajaba para una emisora que no vemos ninguno. La muerte de las maquilladoras de televisión [palestinas] ni siquiera se ha mencionado en las noticias y menos en CNN. Tanto para ellos como para las demás máquinas occidentales de elaborar noticias falsas, el reloj empieza a funcionar cuando Israel dice que lo hace y cuando Israel “responde”. El hecho de que la respuesta sea una respuesta a una provocación no tiene la menor importancia. En todo caso, nadie que trabaje actualmente en los medios occidentales sabe, o le importa, que la causa fundamental de todo esto sea la existencia de un enclave de alambre de espino llamado Gaza. Dos millones de palestinos encerrados en una pequeña franja de tierra (que por algo se llama Franja de Gaza) sin poder entrar o salir y rechazados de forma abrumadora. Un 80 % de estos dos millones de personas son refugiadas ahí, que ven a través del alambre de espino su propias propiedades ahora ocupadas por otros. Cuando se acercan a la valla los francotiradores los matan despiadadamente. Desde marzo decenas de miles de palestinos ha resultado heridos en la valla de Gaza. Han muerto cientos de personas, incluidos niños, mujeres, personal médico y, por supuesto, periodistas. Se han amputado cientos de miembros, muchas personas han quedado ciegas, sin ojos, en Gaza. Estaban desarmadas, en su “propio territorio”, y ni por lo más remoto habían llegado a la valla con la que de forma totalmente unilateral los israelíes han demarcado como su frontera. En los últimos diez años o más los palestinos de Gaza han soportado un frío terrible en invierno y un calor abrasador en verano, con un suministro de electricidad deliberadamente racionado y controlado por Israel. A menudo no hay electricidad en absoluto, en el mejor de los casos cuatro horas al día. Los suministros médicos y la comida se estropean con frecuencia cuando falla la refrigeración. Israel también controla el suministro de agua y la mayor parte de los gazíes nunca tiene acceso a agua potable limpia. Hasta el mar de Gaza está implacablemente controlado y los pescadores

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Otra hipótesis sobre Nisman que se cae: no estaba drogado con ketamina al morir

Fuente: Néstor Espósito  | TiempoAr Fecha: 12 de NOV 2018 Otro de los argumentos del peritaje de Gendarmería Nacional que afirman que Alberto Nisman fue asesinado está a punto de caerse. El difunto fiscal no estaba drogado con ketamina al momento de su deceso. Menos aún: si alguien le inyectó esa sustancia, el supuesto asesinato ocurrió antes de que la ketamina hiciera efecto. ¿Entonces para qué le habrían inyectado ketamina? El informe de la Gendarmería sostuvo que Nisman “presentaba el fenómeno denominado como ‘sumisión química’, motivo por el cual el sujeto puede ser sometido contra su voluntad y sin oponer resistencia facilitando la acción de terceras personas que allí se hallarían en la escena del hecho”. Si ello hubiera sido así, el o los supuestos agresores debieron haberle inyectado a Nisman la sustancia por lo menos un minuto antes del disparo que lo mató. Ese es el tiempo que, según coinciden todos los informes científicos sobre la metabolización de la ketamina, tarda en comenzar el efecto anestésico. ¿Por qué se produce ese efecto? Porque la ketamina comienza a metabolizarse en el organismo. Y el primer paso es su transformación en “norketamina”; en términos comunes: cuando metaboliza, anestesia. El reporte de Gendarmería explica que “entre 15 y 30 segundos se manifiestan las sensaciones de disociación e inconsciencia. La analgesia persiste unos 40 minutos. Puede producirse amnesia evidente durante 1 a 2 horas posteriores a la inyección”. La fuente es “A. Gilman (1986) Goodman & Gilman, Las Bases Farmacológicas de la Terapéutica, Ed. Panamericana, México”. Una decena de trabajos científicos internacionales sobre la ketamina les fueron acercados a los investigadores en las últimas semanas. Todos fueron evaluados aunque todavía no se incorporaron al expediente. Hay trabajos de universidades europeas, latinoamericanas y monografías de científicos que específicamente estudiaron a la ketamina. La teoría de Gendarmería no cierra ni con fórceps. Para dopar, la ketamina debe metabolizar. Pero en el informe de Gendarmería no se menciona a la “norketamina” sino a la ketamina, a secas, y en cantidades que no pudieron ser medidas con el método de detección utilizado en el pool de vísceras, dos años y medio después de la muerte. Una posibilidad de aceleración de los tiempos de efecto sin la metabolización hubiera sido la inhalación de ketamina en estado gaseoso. Pero no existe la ketamina en ese estado. Los tiempos reales no coinciden con los registros científicos. Los forenses que actuaron en la autopsia de Nisman en 2015 no hallaron la sustancia. En el caso de que se les “hubiera pasado”, la sustancia debió permanecer en las vísceras resguardadas durante unos 30 meses, hasta que la halló Gendarmería. Sólo si hubieran estado resguardadas a una temperatura de entre 20 y 30 grados bajo cero habría existido alguna posibilidad (remota) de conservación. Si hubieran sido guardadas en una heladera, el tiempo habría sido mucho menor, de algunas semanas. Y, a temperatura ambiente, no sólo la ketamina no estaría sino que también se habrían podrido las vísceras. No hay en el informe de Gendarmería un solo dato que explique en qué condiciones fueron resguardados los restos de Nisman analizados para el trabajo que arrojó como conclusión “más probable” que fue asesinado. De todos modos, los informes científicos indican que una vez introducido en el cuerpo, aún después de la muerte, las enzimas debieron haber causado algún tipo de modificación en la sustancia. Es decir que aún en el hipotético caso de que el o los agresores lo asesinaran en menos de dos minutos, el cadáver debió haber actuado (con otros tiempos y otros procesos) sobre esa sustancia. Por principio general, toda sustancia química se “biotransforma” en el organismo, con mayor o menor medida o velocidad. En el cuerpo de Nisman debieron haber aparecido, como mínimo, la sustancia madre y también sus metabolitos. Pero ello no ocurrió; sólo se habla de “ketamina”. La defensa del informático Diego Lagomarsino ya había planteado algunos de estos puntos ante el juez Julián Ercolini y ante la Cámara Federal porteña, pero sin éxito. En respuesta a Gendarmería, había subrayado que “no se ha encontrado principalmente Norketamina ni otros metabolitos, como indicio de su biotransformación, que es muy rápida”.

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Sin olas

Fuente: María Laura Carpineta | Revista Zoom Fecha: 08 de NOV 2018 No hubo ni ola azul demócrata ni ola joven ni ningún tipo de ola que arrasara en una sola dirección el mapa político de Estados Unidos. Salvo contadas excepciones, las elecciones de medio mandato son un llamado de atención al gobierno en funciones, que suele perder poder en alguna o las dos cámaras del Congreso, y eso es exactamente lo que sucedió. La mayoría de los votantes dijeron que tomaron su decisión basada en su apoyo o rechazo a la gestión del presidente Donald Trump y eso quedó claro tanto con la ampliación de la mayoría republicana en el Senado como con la victoria de la oposición demócrata en la Cámara de Representantes. Las elecciones de esta semana más que un plebiscito sobre el gobierno eran una prueba para la oposición demócrata, para su crisis interna y para el más amplio (y constantemente promovido como épico) movimiento de resistencia contra Trump. Los resultados demostraron que el apoyo del presidente se mantiene fuerte a nivel federal y todavía ayuda a ganar cargos, como sucedió en el Senado; que muchas de las caras de la victoria opositora en la Cámara de Representantes pertenecen a líderes que cuestionaron al aparato partidario demócrata, y que la heterogénea resistencia a Trump -encabezada por mujeres, miembros de la comunidad LGTBQ, inmigrantes y descendientes de inmigrantes- no inundó las urnas, pero sí conquistó algunas batallas importantes para crear las bases de un posible cambio en el futuro. El gran triunfo de Trump en estos comicios fue, sin dudas, la ampliación de la mayoría oficialista en el Senado. Los republicanos pasaron de tener una ventaja de apenas dos bancas a una de cinco. Los demócratas estaban en desventaja en el Senado, tenían que defender 26 bancas -incluidas dos de independientes que suelen votar con ellos- frente a nueve de los republicanos. El oficialismo no sólo consiguió reelegir a todos sus senadores, sino que además ganó tres nuevos escaños: Missouri, Indiana y Dakota del Norte. Las tres victorias son muy parecidas: senadores que defendían su banca en distritos conservadores, en donde Trump había arrasado en las presidenciales de 2016, perdieron contra candidatos muy cercanos al mandatario y que fueron apoyados abiertamente y en repetidas ocasiones por él. Es muy temprano para saber si, por ejemplo, el voto en contra de los tres senadores demócratas en la reciente confirmación del juez Brett Kavanaugh -un magistrado denunciado por varias mujeres por abuso sexual- a la Corte Suprema fue decisivo en la derrota. De lo que no hay duda es que el apoyo de Trump a sus rivales republicanos sí lo fue. A diferencia del Senado, toda la Cámara de Representantes estadounidense se renovaba en estas elecciones y, por lo tanto, la oposición demócrata tenía un escenario más favorable para recuperar la mayoría que perdió en 2010, en la primera elección de medio mandato del gobierno de Barack Obama. Debía arrebatarle al menos 23 bancas a los republicanos para llegar a la mayoría de 218 y lo consiguió con creces. La veterana líder demócrata en la cámara baja y la dirigente que posiblemente sea la próxima líder de la mayoría, Nancy Pelosi, fue una de las primeras en celebrar la mayor victoria de su partido en estos comicios y prometió que su objetivo no será impulsar un juicio político contra Trump, una preocupación que el mandatario no tardó ni 24 horas en plasmar en su Twitter. Pero el triunfo que Pelosi presentó como homogéneo en realidad esconde muchas de la tensiones que tienen en crisis al Partido Demócrata. Por un lado, es el resultado más importante que ha dejado el movimiento de resistencia que iniciaron las mujeres contra el gobierno de Trump desde el primer día de su mandato y que exige también un cambio a los demócratas. Alrededor de 100 congresistas fueron electas -al escribir este artículo algunas elecciones aún debían definirse-, una cifra inédita que igual está lejos de eliminar la asimetría que todavía existe en ambos partidos. Por otro lado, la bancada demócrata sumó, como nunca antes, representantes de minorías y referentes de las bases que critican a la cúpula del partido y piden más democracia interna, más renovación y un programa político progresista. Aunque ni las mujeres ni las minorías religiosas y étnicas del país tuvieron su tan ansiada ola en estas elecciones, sí ganaron voces claves en la Cámara de Representantes como la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, la dirigente negra de Massachusetts Ayanna Pressley, las dos primeras legisladoras musulmanas, Rashida Tlaib de Michigan y Ilhan Omar de Minnesota; y las dos primeras congresistas indígenas, Deborah Haaland de Nuevo México y Sharice Davids de Kansas. Estas mujeres no sólo intentarán marcarle el ritmo al oficialismo republicano desde el centro del poder político del país, sino también a sus propios líderes de bancada. La crisis de liderazgo de la oposición también sufrió un duro golpe en Texas, donde el carismático y joven congresista Beto O’Rourke perdió su apuesta por el Senado frente a un veterano que se alineó con Trump y que hace años es una de las voces latinas conservadoras más influyentes del Congreso, Ted Cruz. Beto, como lo bautizó su campaña, era la esperanza de muchos votantes demócratas para las próximas elecciones presidenciales de 2020: hombre de familia de 44 años, carismático al estilo Kennedy, con un discurso más progresista, pero amigable y sin un pasado contestatario frente al aparato partidario. La expectativa era que, si lograba ganar en el estado conservador de Texas y frente a una figura tan simbólica como Cruz, podría construir un perfil presidenciable en los próximos dos años que incluya a toda la base electoral demócrata. Los resultados del martes ratificaron que la oposición está muy lejos de tener una figura presidenciable con chances reales para disputarle la reelección a Trump. Más aún, las tradicionales encuestas a boca de urna que se realizan durante la jornada electoral revelaron que los niveles de lealtad a Trump se mantienen firmes desde 2016,

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La semana de las defensas

Fuente: Raúl Kollmann e Irina Hauser | Página 12 Fecha: 04 de NOV 2018 Esta semana será la última en la que expongan las defensas de los procesados en el caso de las fotocopias de los cuadernos. El martes lo hará Carlos Alberto Beraldi, en representación de Cristina Fernández de Kirchner. La ex mandataria no se hará presente, dando por tierra la versión de que incluso iba a hablar en la audiencia. Su abogado reiterará que CFK nunca recibió dinero de ninguno de los arrepentidos, pondrá el acento en que la inmensa mayoría ni la menciona y en que no existen pruebas. Beraldi además se tomará el trabajo de enumerar las contradicciones entre los arrepentidos. Durante los alegatos se viene reiterando que las declaraciones de los imputados colaboradores deben ser consideradas nulas porque violan lo que dice la ley: debían quedar en un registro técnico –una grabación o videograbación– pero el fiscal y el juez argumentaron que no grabaron porque “con el papel alcanza”. Se ve que quieren esconder la negociación que hubo con los arrepentidos del tipo “decime tal cosa”, “agregame ésto otro”. En fuentes de Comodoro Py afirman que los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi recién definirán la situación en diciembre. Cristina Como se sabe, en la causa de las fotocopias están procesados ex funcionarios y empresarios, con CFK y Julio De Vido como jefes de una supuesta asociación ilícita. Todos los imputados apelaron y el martes le toca el turno de exponer a Beraldi ante la Cámara. Se había dicho que existía una posibilidad de que Cristina hablara directamente como lo hizo Roberto Baratta. El ex número 2 de Planificación expuso largamente ante los camaristas ya que está en el centro del expediente: todo se basa en lo que dicen que escribió su chofer Oscar Centeno. La ex mandataria, en cambio, no concurrirá porque considera que se trata de una defensa técnica y que le corresponde hacerla a su letrado. Beraldi pedirá que estén los periodistas –cosa que ocurrió en las audiencias hasta ahora– y se permita la filmación para que todo quede registrado. Todo indica que el abogado responderá como lo viene haciendo: No hay un sólo testigo ni arrepentido que diga que vió a CFK  recibir dinero. El arrepentido estrella, el ex secretario de Obras Públicas José López, ni siquiera dijo que el dinero que tiró en el convento era de Cristina, como publicaron los grandes medios, sino que “creía” que el dinero se originaba en ella. Fue la quinta versión que dio sobre la plata del convento. Según trascendió, Beraldi va a enumerar las contradicciones de los arrepentidos, comparando sus propias declaraciones –cuando lo hicieron más de una vez– y comparado con lo que dijeron otros arrepentidos. Beraldi sostendrá que no hay ninguna evidencia contra CFK. Prácticamente todos los abogados de los imputados vienen reclamando que les exhiban las grabaciones de las declaraciones de los arrepentidos. También Beraldi hizo el reclamo y finalmente le contestaron que no existen las grabaciones, “que como registro, basta el papel”. La llamada Ley del Arrepentido, en su artículo 6 dice que “las declaraciones que el imputado arrepentido efectuare en el marco del acuerdo de colaboración deberán registrarse a través de cualquier medio técnico idóneo que garantice su evaluación posterior”. El término “medio técnico” alude con claridad a una grabación en audio o video, de lo contrario ni siquiera haría falta esa mención, porque siempre una declaración se registra, al final, en papel. Por supuesto que la polémica no es de detalle, sino que los letrados desconfían de la manera en que el fiscal Carlos Stornelli fue sacando y poniendo cosas en las declaraciones. Estas manipulaciones fueron denunciadas por numerosas abogados y periodistas, por lo que está claro que Stornelli evitó dejar una prueba como la que exige la ley “que garantice su evaluación posterior”. José López, por ejemplo, cambió su declaración, incluso dentro de este mismo expediente. Baratta Leyendo con mucho detenimiento el alegato de Baratta hay argumentos que llaman la atención: El ex funcionario afirma que nunca recibió dinero ilegal, ni para campañas electorales ni como coimas. Sugiere que hubo un circuito en el que quienes cobraban coimas o dinero eran López y Clarens. Baratta dice que fueron ellos los que le habrían dado dinero a Juan Manuel Abal Medina, quien encabezaba la campaña electoral. Afirmó que cuando Carlos Wagner confiesa que se repartían obra pública, todo se hacía bajo la órbita de López y que buena parte se canalizó a través del Banco Finansur. Baratta recordó que en el dinero que López tiró en el convento había un “ladrillo” termosellado de dólares que, rastreando hacia atrás, salió del Finansur. Mencionó a gerentes y ejecutivos que decían en sus empresas que pagaban coimas y en realidad se quedaban con el dinero. Lo dice respecto de Techint e Isolux y hace referencia concreta a que después esos gerentes y ejecutivos entraron en el blanqueo. Sostuvo que hay empresarios que declararon lo que les pedían, aunque fuera mentira, para no quedar presos. Resulta sospechoso que el fiscal nunca les preguntara a los empresarios de dónde fueron sacando el dinero para los pagos ilegales. También insiste en que se trató de grandes empresarios que hubieran denunciado cualquier extorsión. Baratta redondeó señalando que no tiene cuentas en el exterior ni bienes escondidos, con lo que afirmó tácitamente que no se enriqueció. Esa es la acusación principal. Más allá de los alegatos de la totalidad de los imputados, la situación más grave es la que viven los que están presos sin juicio, sin condena, sin el menor peligro de fuga ni de entorpecimiento de una causa que ya lleva muchos meses de instrucción. Está claro que en la mayoría de los casos, la detención se usó como un apriete para que el imputado se arrepintiera, a tal punto que se llegó al gravísimo axioma que “el que se arrepiente duerme en su casa, el que dice que no cometió ningún delito, va a la cárcel”. Para colmo Bruglia y Bertuzzi

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Y aún falta el ajuste de 2019

Fuente: Carlos Heller | TiempoAr Fecha: 04 de NOV 2018 «Lamentablemente, una parte de lograr el déficit cero el año que viene es el aumento de impuestos y otra parte la reducción del gasto». Esta frase fue dicha por Mauricio Macri en una conferencia de prensa en Córdoba esta semana, avisando que el objetivo de déficit primario cero será costoso, especialmente preocupado, como lo expresó otras veces, por los aumentos de impuestos, que van en contra de lo que prometió en todo momento al círculo rojo y a la ciudadanía. El tema es quiénes pagarán los costos. Los invito a ir descubriendo esta pregunta. Fiel a su política de monitoreo constante sobre los países deudores, el FMI ya confirmó que una nueva misión llegará a la Argentina para continuar con la evaluación del programa económico. El vocero del Fondo, Gerry Ryce, remarcó el compromiso argentino de «eliminar el déficit fiscal y apuntar a una política de libre flotación del tipo de cambio». Queda claro entonces que más allá de las expresiones de confianza hacia el gobierno de Cambiemos, el organismo no dudará a la hora de seguir bien de cerca la ejecución de las políticas económicas. En ese sentido, no es casual que la aprobación definitiva del nuevo acuerdo se haya dado a conocer al día siguiente de haberse obtenido la media sanción del Presupuesto 2019, en el que se incorporan todos sus pedidos. El más importante, el ajuste fiscal. Pero la contracción fiscal del 3,1% del PBI para 2019 es sólo el comienzo, un anticipo de lo que en realidad es un plan a más largo plazo. La idea última es que la Argentina deje de endeudarse. Para que esto suceda, no basta con alcanzar el déficit primario cero, ya que esta definición deja afuera los intereses de la deuda, que son cada vez más cuantiosos. Sólo en 2018, la deuda pública como porcentaje del PBI habrá aumentado 23,6 puntos porcentuales, es decir, pasará en sólo un año del 57,6% al 81,3%. En algún momento, el endeudamiento será inviable. Por eso, la meta fiscal acordada con el FMI para 2020 es lograr un 1% de superávit primario. Resultan interesantes en este punto las declaraciones del expresidente del BCRA y exministro de Economía, Roque Fernández. En una entrevista brindada el 2 de noviembre al diario El Cronista, manifestó que «la economía, en la situación en la que está, no puede indexar salarios», a lo que agregó que si no se logra el superávit fiscal (primario) «la Argentina no es viable (…) y muchas veces eso requiere de un ajuste en todos los sectores que integran el Presupuesto». ¿Por qué la necesidad del superávit fiscal? Porque se necesita para pagar los intereses de la deuda pública. Fernández señaló claramente: «Acá rápidamente hay que empezar a proveer condiciones que aseguren que ese déficit primario que va a ser cero ahora, va a pasar a un superávit de 2% en 2020 y de 4% en 2021». No es más que la propuesta de continuar con el fuerte ajuste fiscal. Este discurso que intenta transmitir la idea de que no hay otra alternativa no es una novedad. La idea de un único camino es conocida. En plena crisis en septiembre de 2001, el por entonces ministro de Economía Domingo Cavallo nos decía, luego de presentar la carta de intención al FMI, que la única meta por cumplir era el déficit cero para luego agregar que «no es una solución sencilla (…) pero es la mejor frente a todas las alternativas». Casi 30 años antes, el ministro de Economía de la dictadura, Martínez de Hoz, señalaba ‒también en el marco de un fuerte ajuste económico‒ que la política es el «arte de lo posible» y no de lo «deseable». Pero volviendo a la Argentina actual, el objetivo de equilibrio fiscal no es un objetivo erróneo en sí mismo. El problema radica en cómo se llega a él. Si por la vía del recorte del gasto público, especialmente en aquellas áreas más sensibles, o por la vía de la reactivación económica que genera un círculo virtuoso de mayor recaudación, mayor poder de compra de los salarios, más empleo, etc. El primer caso, al que adhiere el gobierno de Macri, se caracteriza por políticas fiscales procíclicas de ajuste (cuestión reconocida por el staff del FMI) que, a través del «enfriamiento» de la economía, y contradiciendo las experiencias ya vividas, lleva necesariamente hacia una senda de ajustes interminables. Otro tema esencial es la magnitud del ajuste que está encarando Argentina, que es uno de los más profundos entre los que ha monitoreado el FMI. El último documento del organismo sobre Argentina destaca que «el staff continuará trabajando con las autoridades a lo largo del programa para mejorar la calidad de la consolidación fiscal y hacerla lo más amigable al crecimiento y duradera posible». Frase que omite deliberadamente la incongruencia entre ajuste fiscal y crecimiento «amigable». ¿Amigable para quién? ¿Para los jubilados que deben sobrevivir con ingresos cada vez más lejanos a la realidad inflacionaria? ¿Para los trabajadores informales que sin cobertura médica deben enfrentarse a un sistema de salud público con recursos fuertemente recortados? ¿Para los alumnos que asisten a colegios públicos a los que prácticamente se les eliminó la partida para mantenimiento de infraestructura? La frase citada continúa: «Esto podría incluir una eventual expansión de la cobertura del PIT (se refieren al Impuesto a las Ganancias de la IV categoría) desde el decil más alto al quintil más alto de la distribución salarial»; (es decir, pasar de gravar el 10% más alto de los salarios al 20% más alto, el doble). Aumento de impuestos (como dijo el presidente) sobre las espaldas de los trabajadores. Es el modelo. Trabajadores que, además, vienen soportando una gran pérdida en el poder adquisitivo de sus ingresos. Se acaban de conocer los datos de salarios recabados por el Indec para agosto de este año, y son más que preocupantes. Si comparamos la evolución de los primeros ocho meses, período en el cual

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La internacional neofascista

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 04 de NOV 2018 1. Bolsonaro no está solo. Los climas políticos son contagiosos. Existen variadas formas de mímesis en la historia. Enlazar los procesos simultáneos que se dan en los distintos puntos cardinales implica aceptar que estamos viviendo un peligroso cambio de época. Desde la crisis económico-financiera de 2008 se aceleraron los discursos xenófobos, los desplazamientos poblacionales y los mecanismos sutiles o brutales de proteccionismo cultural y étnico: la parafernalia neoliberal de las fronteras abiertas se transformó en una maquinaria dispuesta para el desprecio al otro. Una carga de provincianismo racista acompañada del recrudecimiento de las guerras comerciales más o menos abiertas. El supremacismo blanco de Trump que envía soldados para detener a hondureños desesperados, es el espejo de la Europa islamofóbica (constituidos estos últimos en los perseguidos judíos del presente). Quienes suscribieron la guerra civil en Siria clausuraron después las compuertas para las oleadas de desesperados que escapaban de los bombardeos. En Italia la Liga Norte de Matteo Salvini empieza a discutir su Brexit. En Austria el partido neonazi FPÖ forma parte de la coalición gubernamental con dos ministerios, el de relaciones exteriores y el del interior. En Finlandia y en Suecia tres de cada diez ciudadanos apoyan a partidos que reivindican la discriminación y la superioridad blanca, haciendo caso omiso a las humillaciones que sufren diariamente los migrantes. En Hungría, el premier Viktor Orban convoca a expresar la identidad moral y étnica de los magyares por sobre el resto de los habitantes. Marine Le Pen sigue conservando el favor de un cuarto de los franceses y por primera vez desde la Segunda Guerra un partido nazi entra en el Bundestag de la mano de Alternativa por Alemania, sin que el sistema político germano haya apelado a las cacareadas prohibiciones que existen sobre el discurso hitlerista. En Polonia el partido Ley y Justicia de Jarosław Kaczyński impulsa y aprueba normativas revisionistas, condescendientes con los colaboracionistas nazis, quienes —según las nuevas normas— deben ser considerados como perseguidos por los soviéticos, luego de la Gran Guerra Patria. En Holanda Geert Wilders llama a prohibir las mezquitas y, en Israel, Netanyahu impone una Ley que legitima el apartheid, al tiempo que muchas democracias occidentales lo premian con el traslado de la embajada a Jerusalén, sin considerar la continuidad de la ocupación de Palestina. 2. El casino. Existe una ofensiva reaccionaria motivada por la crisis estructural que se origina en la financierización. Este modelo de acumulación logra extorsionar al mundo productivo mediante la exigencia de rentabilidades solo alcanzables mediante la brutal precarización, la flexibilidad y la caída del poder adquisitivo de los salarios. La trampa radica en que el capital productivo se fuga hacia paraísos fiscales exigiendo que el mundo del trabajo maximice la explotación para poder competir con la rentabilidad ofrecida por su lógica rentística. Su expresión más violenta son los fondos buitre defendidos por equipos de abogados expertos en guerras jurídicas dispuestos a saquear las arcas estatales de los países que se endeudan con apoyo del FMI y las élites locales. Por su parte, los Macri, Temer, Piñera y otros se ven beneficiados con cuantiosas comisiones (provenientes de la emisión de títulos de deuda) y sobre todo con la expectativa de convertirse en futuros CEOs de las empresas transnacionales que adquirirán las destrozadas redes productivas locales, mediante inversiones ínfimas. 3. Camisas pardas. Los movimientos reaccionarios siempre han sido el resultado del intento de democratización de las sociedades y del desafío a los sectores privilegiados. Frente a Espartaco en Roma, a la irrupción de los trabajadores en 1870 o en 1917, y/o a la conformación del peronismo de la década del ’40, los poderes fácticos se aliaron con el objetivo de ahogar cualquier posibilidad de darle cabida o continuidad a la extensión de la equidad y la libertad. Todos los procesos de reacción responden al miedo que sienten los sectores del privilegio a perder el control del tablero: Bolsonaro y el resto de las derechas en el mundo irrumpen como expresión desesperada ante los posibles avances de los sectores democráticos. Quienes los votan han sido cooptados por el terror ante la invasión de los extraños, a quienes se presenta como los responsables de amenazar aquello que se ha conquistado: el ultraliberalismo produce las condiciones de la marginalidad y la violencia y se ofrece para solucionar el problema con mano dura, homofobia, misoginia y etiquetamientos variados. El temor sistémico es inoculado a través de murmuraciones repetidas por los medios hegemónicos que instigan a la aceptación inmediata de respuestas rápidas y crueles. En forma paralela, el delito, el narcotráfico y la imbricación de los organismos de seguridad en los entramados oscuros del poder mafioso, aumentan con los efectos del ultraliberalismo y la falta de proyectos sociales colectivos esperanzadores. 4. Meteorología. Las convocatorias a la violencia de Estado son exitosas cuando existe una ciudadanía carente de conciencia crítica, y al mismo tiempo ajena a los procesos de participación democrática cotidiana. Los climas reaccionarios necesitan fabricar enemigos internos y externos y de ser posible combinarlos. Pueden ser elegidos entre los más débiles y vulnerables con la condición de despertar desconfianzas generalizadas: migrantes, nacionalidades foráneas o portadores de características étnicas o fenotípicas suelen ser las víctimas prioritarias. Estos etiquetamientos son útiles para ocultar el proceso de deterioro que generan las políticas de acrecentamiento de la riqueza. Al instigar al odio hacia un enemigo se busca cambiar el eje del debate real sobre la producción material cultural y simbólica de las crisis que sus políticas producen. 5. Bienes. La inclusión social expresada en el consumo aparece como una paradoja: el neoliberalismo excluye al tiempo que sus opositores, los sectores progresistas, intentan expandir el mercado interno. Cuando esto último sucede, los incluidos se desesperan por conservar lo que han adquirido y se identifican con facilidad con los discursos privatistas y discriminatorios. Desprecian a quienes están subsidiados por el Estado, porque los consideran competidores ilegítimos de su ascenso social. 6. Pánico. Las olas reaccionarias hacen brotar los miedos atávicos

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Cristilula, Bolsomacri

Fuente: Luis Bruschtein | Página 12 Fecha: 03 de NOV 2018 “Ora, sou um ser humano, portanto, não sou perfeito” dijo Onyx Lorenzoni cuando todavía era diputado federal y admitió haber recibido una coima de cien mil reales. En el nuevo gobierno de Brasil, Lorenzoni será el ministro de la poderosa Casa Civil, según ya fue anunciado, aunque el derechista Jair Messias Bolsonaro se jactaba de que en su gobierno no habría corruptos. Junto con Lorenzoni, asumirá como Ministro de Justicia Sergio Moro, el juez de Curitiba que, de la mano del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, investigó a la empresa Odebrecht en el famoso Lava Jato que provocó el golpe legislativo contra Dilma Rousseff, a quien no le pudieron probar ningún delito. Tampoco le pudieron probar nada a Lula, a quien Moro condenó por “íntima convicción”. Habría que agregar ahora: “íntima convicción política”. Es un mundo que se enciende en flamígera lucha contra la corrupción. Pero son llamas de artificio: en la cúspide de esa construcción, el Fondo Monetario Internacional, la gran autoridad financiera mundial aceptada por estos gobiernos, la que establece reglas de juego y el tono moral de las operaciones financieras globalizadas, tiene récord de directores acusados o condenados en causas de corrupción. Desde la actual directora, Christine Lagarde, que fue condenada por el desvío ilegal de fondos en el escándalo de Crédit Lyonnaise, cuando era ministra de Economía del presidente Nicolás Sarkozy, hasta Jacques de Laroissiere, que dirigió el organismo financiero internacional entre 1978 y 1987, y que estuvo involucrado en calidad de cómplice también en la casi quiebra del Crédit Lyonnais. Otro de sus directores durante los ‘90, el español Rodrigo Rato, fue condenado a cuatro años y medio de prisión por el escándalo de las llamadas “tarjetas black”, también referido al desvío de dinero a su favor o a favor de grandes empresas. Pero quizás el caso más estrepitoso fue el del economista francés Dominique Strauss-Kahn que fue director del FMI entre 2004 y 2008 y fue denunciado por agresión sexual y más tarde por proxeneta, al aparecer vinculado con una red de alta prostitución en Europa. Onyx Lorenzoni aceptó que recibió coimas después de aparecer en las declaraciones de dos empresarios “arrepentidos”, pero no se le abrió causa. Onyx pertenece a la “bancada da bala” que representa en la Cámara de Diputados a los intereses de la industria armamentística brasileña. Taurus y CBC, dos de las empresas más importantes de ese rubro, financiaron la campaña de Lorenzoni. El favorito de Bolsonaro para presidir Diputados es Joao Campos, diputado federal por el estado de Goias, que pertenece también a la bancada da bala y además es pastor evangelista, o sea que suma a la “bancada da Biblia”. Estos grupos proponen derogar las leyes que limitan la posesión de armas de fuego. Es un gobierno de derecha. Se puede estar de acuerdo o no, siempre que se respeten las reglas de juego democráticas. Pero el descarado nombramiento de Moro se convirtió en una burla a la democracia. Ni siquiera se preocuparon en ocultar que el juicio y la condena contra Lula se basaron en la parcialidad política del juez. Con Lula en libertad, Bolsonaro nunca hubiera ganado esas elecciones. La derecha llegó al poder en Brasil gracias a la actitud inmoral de Moro, patrocinado por el departamento de Justicia norteamericano. La justicia brasileña quedó expuesta abiertamente y sin disimulos en el barro de los golpistas. Desde la Cumbre de Mar del Plata en 2005, cuando Néstor Kirchner, Lula y Hugo Chávez desbarataron la propuesta del ALCA y diseñaron organismos de integración regional que dejaban fuera a Washington, como la Unasur,  la inteligencia norteamericana buscó deponer a los gobiernos populares de la región. Y la forma que encontró fue el lawfare sostenido por fakenews. Un dispositivo que se basa en los servicios de inteligencia que producen contenidos falsos, sobre el concepto de posverdad, que son difundidos por las grandes corporaciones de medios y por granjas de trolls en las redes que, a partir de la repetición y saturación de denuncias crean el clima que justifica el accionar arbitrario de una parte del Poder Judicial contra dirigentes de movimientos y gobiernos populares. Es imposible deslindar la actitud de Moro de la obsesiva persecución judicial contra Cristina Kirchner en Argentina y contra Rafael Correa en Ecuador. El mecanismo diseñado para los nuevos golpes antidemocráticos en los países latinoamericanos se apoya en esas tres patas: servicios de inteligencia, medios y funcionarios judiciales. De los tres, la participación más grave es la de ese sector del Poder Judicial, porque se da por descontado que espías y corporaciones mediáticas siempre responden en última instancia a los intereses del poder económico concentrado. La judicialización de la política no empezó ahora. Lo que es nuevo es la práctica de llevarla a un extremo que la convierte en herramienta de golpes antidemocráticos contra gobiernos y movimientos populares. Antes eran depuestos o perseguidos por elementos de las Fuerzas Armadas formadas en la Escuela de las Américas en la Doctrina de la Seguridad Nacional. Y ahora por estos funcionarios judiciales que aplican mecanismos diseñados por Estados Unidos para forzar al extremo y desnaturalizar instrumentos legales. No se trata de ocultar o disimular hechos de corrupción. Por el contrario, cuando desaparecen los parámetros que permiten investigarlos y juzgarlos, todos o ninguno pueden ser corruptos. No alcanza con que “parezca” que todos son corruptos, porque eso es lo que crean las campañas mediáticas. Tiene que haber una institución imparcial que pueda investigar y decidir con pruebas concretas y no circunstanciales, dudosas o, por la más dudosa y cuestionable “convicción” personal del juez. Tiene que haber respeto a las garantías individuales y a la libertad. No se puede forzar instituciones como el sorteo del tribunal, la prisión preventiva o el secreto de sumario en beneficio del show mediático o para favorecer a determinada fuerza política. La desaparición de la Justicia como parámetro, punto de referencia ante la sociedad, termina por favorecer a la corrupción. Al igual

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El Sicario Judicial

Fuente: Atilio Boron | www.atilioboron.com.ar Fecha: 03 de NOV 2018 La intempestiva designación del Juez Sergio Moro como Ministro de Justicia de Brasil quedará registrada en la historia como el caso paradigmático, por su desvergüenza rayana en lo obsceno, de la emergencia de un siniestro actor en la siempre acosada democracia latinoamericana: el “Sicario Judicial”.  A diferencia de sus predecesores que aniquilan a sus víctimas físicamente, el sicario judicial como su colega económico de más antigua data (como lo demuestra el conocido libro de John Perkins, Confesiones de un sicario económico) el judicial los elimina utilizando un arma más silenciosa y casi invisible a los ojos de sus contemporáneos: el “lawfare”. Esto es: la utilización arbitraria y tergiversada del derecho para violar los principios y procedimientos establecidos por el debido proceso con el objeto de inhabilitar –por la cárcel o el exilio- a quien, por algún motivo, se constituye en una figura molesta para las clases dominantes o el imperialismo.  En otras palabras, matarlo políticamente. El sicario judicial personifica el proceso de putrefacción de la justicia de un país, desnudando impúdicamente su carácter de clase y su abyecta sumisión a las órdenes de los poderosos. Por extensión, revela asimismo la degradación de la vida democrática que tolera el accionar de estos delincuentes. Cómo el pistolero, el sicario judicial actúa por encargo. Se trata de un “killer” de nuevo tipo que gracias a su posición en la estructura del poder judicial puede disponer a su antojo de la vida y la hacienda de sus víctimas, para lo cual  viola con total impunidad no sólo la letra sino también el espíritu de las leyes, torciendo premisas jurídicas fundamentales (la presunción de inocencia, por ejemplo) y enviando a la cárcel a aquellos sin necesidad de contar con pruebas fehacientes. Y al igual que sus tenebrosos precursores de pistola y explosivos actúa bajo un manto de protección que le garantiza no sólo que sus delitos permanecerán impunes sino que sus “asesinatos civiles” serán ensalzados como ejemplos luminosos del respeto a la ley y las instituciones de la república. Para perpetrar sus crímenes necesita estar amparado por la complicidad de todo el poder judicial.  Jueces, fiscales y los consejos de la magistratura cierran sus ojos ante sus actos y la prensa hegemónica, imprescindible cómplice del malhechor que con sus fake news y posverdades produce el linchamiento mediático de sus adversarios, facilitando su posterior condena, reclusión y ostracismo político. El renombre de este nuevo tipo de gangster judicial reposa en las espectacularidad de sus intervenciones, casi siempre a partir de datos y pistas procedentes de los organismos de inteligencia  el Departamento de Justicia de Estados Unidos y selectivamente dirigidas en contra de quienes se sospecha sean enemigos del orden social vigente. Sergio Moro, fue un asiduo alumno de los cursos de “buenas prácticas” que hace décadas Washington organiza para educar a jueces y fiscales en la correcta administración de justicia. Una de las cosas que aprendió fue sacar de la carrera electoral a un líder popular y crear las condiciones para posibilitar la demolición de una construcción política moderadamente reformista pero que, aún así, suscitaba el intenso repudio del imperio. Este nuevo y desafortunado actor político que irrumpe en la escena latinoamericana no dispara balas sino sentencias; no mata pero condena, encarcela e instaura un fraude electoral gigantesco porque, como se decía en Brasil, “sin Lula la elección es fraude”. Y así fue. Como todo sicario trabaja por encargo y recibe magníficas recompensas por su deleznable labor. En el caso que nos ocupa, su escandalosa violación del derecho fue retribuida por su mandante con el Ministerio de Justicia, y desde allí seguramente organizará nuevas cacerías para producir la “limpieza” política y social que prometiera el energúmeno que a partir del año próximo será presidente de Brasil. Con su designación los alcances de la conspiración para evitar, a cualquier precio, el retorno de Lula al gobierno queda en evidencia. La irrupción de este nuevo actor  obliga acuñar una nueva –y ominosa- categoría para el análisis político: el sicario judicial, tanto o más dañino que los demás. Claro que sería un grave error pensar que lo de Moro es una manifestación exótica de la política brasileña. El huevo de la serpiente, dentro del cual madura este siniestro personaje, ya se advierte claramente en Argentina, Ecuador, Bolivia y Paraguay.    Nota relacionada: Los límites del poder

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El antisemitismo reflorece en los jardines de los amigos de Netanyahu y el Likud

Fuente: Daniel Kupervaser | daniel.kupervaser.com Fecha: 03 de NOV 2018 El sorpresivo ataque a la sinagoga de Pittsburgh sorprendió y conmovió a todo el mundo judío. Bernardo Kliksberg, reconocido economista y pensador judío, no fue la excepción. Con su experimentada lógica analítica, en menos de media página escrita en New York, condensó toda su visión de una nueva realidad en donde comunidades judías del mundo deben enfrentar un repentino resurgimiento del neo nazismo[1]. El asesino de Pittsburgh es un “racista, xenófobo y antisemita”, pero desgraciadamente también es “la expresión extrema de un resurgir de estas tendencias que pasean por el mundo”, afirma este intelectual judío. ¿Qué son esas tendencias en palabras de Kliksberg? “La relectura del nazismo que suponen, junto a los lenguajes racistas, homofóbicos, de ataque a las minorías de color, antigay, proliferantes, implican nuevas formas de negación del Holocausto, y sus aprendizajes. Estos son los vocablos que invocan las nuevas ultraderechas cuando vocean fuera los judíos, los inmigrantes, y los refugiados, abajo los de color, la mujer es un ser inferior, los gays deben ser aplastados, hay que terminar con las formalidades democráticas”. Kliksberg no se conforma con una descripción general, sino que, en algunos casos dirige explícitamente su índice acusador. Ya no se trata solamente de EE.UU. con el ataque a la sinagoga de Pittsburgh. Se menciona al “dictatorial gobierno de Hungría con su conocido líder Urban y con la participación un partido neonazi que exigió la publicación de todos los nombres de judíos en funciones públicas como en la vieja época”. En Alemania remarca el sorpresivo fortalecimiento del partido Alternativa para Alemania “que proclama la repulsa a los inmigrantes y abandonar definitivamente el recuerdo y la autocrítica de su pasado nazi. El líder del partido Gauland declaró que la era nazi era como la caída de excrementos de un pajarito en más de 1000 años de historia alemana exitosa”. Sin entrar en detalles, Kliksberg menciona realidades similares en otros países. Pese a no ser nombrados explícitamente, no se puede pasar por alto a Polonia y Austria. En Polonia, Mateusz Morawiecki, el primer ministro de un gobierno presionado por sus bases con grupos de fuerte tendencia extremista y neonazi, promulgó una ley especial con el objetivo de desligar toda responsabilidad polaca durante la Shoa. En Austria, los sorpresivos resultados de las elecciones de fines del año pasado llevaron al partido FPO, el Partido de la Libertad, a convertirse en la segunda fuerza política y parte del gobierno. Su líder, Heinz Christian Strache, un político con un frondoso pasado neo nazi, se convirtió repentinamente en Vice Canciller austríaco. Hasta aquí la imagen internacional mayormente descripta por Kliksberg y tan preocupante para las colectividades judías del mundo. El problema del análisis de Kliksberg, como de muchos otros intelectuales judíos, es la carencia de un adecuado equilibrio entre su refinada capacidad de visualizar las responsabilidades ajenas en contraste a la gran cobardía de enfrentar y criticar los significativos aportes del gobierno israelí y miembros del Likud a este alarmante proceso. Justamente en base a la descripción de Kliksberg, todos los países mencionados anteriormente se los puede incluir en la lista de las nuevas amistades con fuertes identificaciones y vinculaciones ideológicas con Netanyahu y/o de altos jerarcas del Likud, el partido de Netanyahu. Varias notas periodísticas e investigaciones detallan este problemático giro de la diplomacia de la derecha israelí[2]. Está claro que con Trump se trata de una relación de gemelos ideológicos. Prácticamente no hay diferencias significativas entre el significado que amplios sectores de la población en cada país le da al lema “América para los americanos” y la “ley de estado-nación judíos”. En Israel hay grupos que lo interpretan como supremacía judía con la correspondiente discriminación, que en repetidas oportunidades toma la forma de actos violentos, en contra de otros grupos étnicos y, en EE.UU., como la supremacía blanca que, como se constató, con un incremento significativo de actos antisemitas y un extremista en Pittsburgh que identificó a los judíos como peligro nacional y decidió actuar. En los últimos años, Netanyahu invirtió muchos esfuerzos en crear relaciones especiales con el grupo Visegrad (Polonia, Eslovaquia, Hungría y Republica Checa) con el objetivo de usarlos como punta de lanza contra la Unión Europea. El carácter dictatorial y la participación de sectores neo nazis en el gobierno húngaro, tal como lo describe Kliksberg, no representó ningún obstáculo para profundizar los cálidos vínculos con Israel. Con respecto a las relaciones con Polonia, el objetivo máximo de Netanyahu le obligó a dar su consentimiento al gobierno polaco para la promulgación de la mencionada ley que adopta la narrativa polaca de la Shoa, pese a acaloradas quejas de distinguidos expertos israelíes. Para el renombrado profesor Bauer, se trató de una traición al judaísmo. Un trato especial merece los casos de Alemania y Austria. Frauke Petry, parte de la cabecera del partido Alternativa para Alemania, visitó Israel en enero de 2017 en un viaje organizado por personas allegadas a la conducción del Likud[3]. Heinz Christian Strache llegó a Israel en el año 2016 y visitó Yad Vashem invitado oficialmente por el partido Likud de Netanyahu[4]. El Congreso Judio Europeo condenó severamente este acto incomprensible de judíos[5]. La realidad muestra claramente una imagen muy similar de país a país. En todos aquellos países en donde los últimos años tanto Netanyahu como otros miembros de su partido Likud han invertido muchos esfuerzos en profundizar las relaciones con agrupaciones políticas de extrema derecha, allí es donde justamente las comunidades de las diásporas judías comenzaron a palpar la presencia o proximidad del peligro de olas antisemitas. En marzo de 2017, 18 meses con anterioridad al ataque a la sinagoga de Pittsburgh, este sitio alertó a los judíos locales de los peligros en los procesos que comenzaron a sucederse en la sociedad estadounidense. Estos fueron los términos: “Todo ataque antisemita es inadmisible y como tal demanda un fuerte repudio. Sin embargo, nadie puede dejar de comprender el profundo sentimiento de aversión que con seguridad colmó a distintos grupos de la sociedad estadounidense,

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