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Los chalecos amarillos toman París en otra jornada violenta

Fuente: TiempoAR Fecha: 02 de DIC 2018 Unas 75 mil personas participaron ayer en las protestas de los «chalecos amarillos», franceses que marchan contra la política fiscal y social del gobierno conservador de Emmanuel Macron, y que derivó en violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, particularmente en París. Este movimiento de clase media y baja, que sacude Francia desde hace dos semanas, protagonizó también duros disturbios en distintas provincias del país. Al final de la tarde dejaban un saldo preliminar de 64 heridos leves y 205 detenidos en todo el país, según la prefectura de la policía. En el corazón de París se vieron escenas similares a las de guerrilla urbana, con hombres encapuchados que armaron barricadas, quemaron autos, rompieron vitrinas y lanzaron objetos contundentes a la policía antimotines en varios de los barrios más lujosos y turísticos de la capital francesa. La zona turística de los Campos Elíseos fue presa del caos y el Arco del Triunfo fue pintado con graffitis y asaltado por los manifestantes. En las avenidas adyacentes había barricadas en llamas, algunas formadas con autos volcados e incendiados, y los gases lacrimógenos volaban incesantemente. El presidente francés Emmanuel Macron dijo en Buenos Aires, donde asistió a la cumbre del G20, que «jamás» aceptará la violencia. «Ninguna causa justifica que las fuerzas del orden sean atacadas, que comercios sean saqueados, que se amenace a transeúntes o periodistas, que se ensucie el Arco del Triunfo», dijo el presidente galo (ver aparte). El primer ministro Edouard Philippe dijo que estaba «conmocionado» por la violencia en París, e informó que las fuerzas de seguridad seguían lidiando con «agitadores» sin chalecos en distintas zonas de la capital al caer la noche. Pero los incidentes y focos de violencia al margen de las concentraciones de los chalecos amarillos se vivieron también en varias ciudades francesas, entre ellas Lille, Charleville-Mézières, Estrasburgo, Toulouse, así como en Nantes, donde medio centenar de chalecos amarillos irrumpió en el aeropuerto local. Esta es la tercera jornada de protestas en Francia, tras las del 17 y del 24 de noviembre pasados. La del sábado 24 se saldó con graves disturbios también en los Campos Elíseos. Las protestas se iniciaron hace tres semanas por la quita de subsidios a los impuestos al combustible pero se han ampliado a la disminución del poder adquisitivo de las clases medias rurales. El movimiento, de los mayores desafíos que enfrenta Macron desde su asunción en mayo de 2017, no tiene líderes ni ideología clara y surgió en la periferia de Francia, donde el transporte público es escaso y el auto se convierte en un medio esencial. La quita de subsidios fue impulsada por Macron con la excusa de reducir las emisiones de carbono forzando el viraje hacia las energías renovables. El aumento de los precios del combustible en el mismo año en que se ha suprimido el impuesto sobre las fortunas, le ha valido al mandatario el apodo de Luis XIV, el monarca al que se le atribuye la frase: «Tomen dinero de los pobres, son muchos y nunca se quejan». Esta semana, el gobierno intentó bajarles el tono a las protestas con el anuncio de una serie de medidas para paliar el impacto del impuesto, pero no retrocedió en su postura. En París los enfrentamientos empezaron después del mediodía de ayer en torno al Arco de Triunfo –en la parte alta de los Campos Elíseos– entre policías y manifestantes, algunos de ellos enmascarados. Tras forzar las barreras, alguien escribió en las paredes del Arco del Triunfo un graffiti que decía: «Los chalecos amarillos triunfarán», en referencia a los chalecos fluorescentes que usan los manifestantes. «Individuos equipados y determinados, desde muy temprano (…) actuaron de forma muy violenta. Las fuerzas de seguridad señalaron haber sufrido ataques de una violencia rara vez alcanzada», dijo el ministro del Interior Philippe. «Quiero decir lo mucho que me ha sorprendido este cuestionamiento a los símbolos de Francia: el hecho de que el Arco del Triunfo haya sido marcado, de que alrededor de la tumba del soldado desconocido pudiera tener lugar una manifestación», dijo el premier en sede central de la policía de París. El líder de partido de izquierda Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, denunció por su lado un «increíble encarnizamiento contra manifestantes pacíficos en el Arco de Triunfo», y acusó al gobierno de «azuzar los miedos». Los manifestantes que acudieron este sábado a París a manifestarse pacíficamente, portando sus chalecos amarillos de automovilistas, se hallaron a menudo en medio de policías y agitadores. Entre ellos, Chantal, una jubilada de 61 años, que evitaba acercarse al lugar de los enfrentamientos: «Se nos ha dicho que hay agitadores más adelante». Macron «debe bajar de su pedestal, debe comprender que el problema (…) es el poder adquisitivo. Todos los meses debo recurrir a mi libreta de ahorro», afirmó la mujer. El gobierno, saturado por los llamados de los políticos a hacer un gesto hacia estas reivindicaciones de los ciudadanos más vulnerables, intentó organizar un diálogo con representantes de los chalecos amarillos, por ahora en vano. Los anuncios que hizo esta semana el presidente Macron –un dispositivo para limitar el impacto de las tasas al carburante así como un «gran diálogo»– no convencieron. «Es palabrería», reaccionaron varios manifestantes. «Necesitamos algo concreto, no humo», resumió Yoann Allard, un obrero agrícola de 30 años. La primera jornada nacional de los chalecos amarillos, el 17 de noviembre, había congregado en toda Francia a 282 mil personas, y la segunda a 106 mil, 8000 de ellas en París. Este movimiento de cólera y protesta se extendió el viernes a Bélgica, donde un centenar de chalecos amarillos se manifestaron en Bruselas. La imagen del presidente francés en caída libre El presidente de Francia, Emmanuel Macron, paga con popularidad el ajuste que está llevando adelante y que tiene a la capital de su país, París, sumergida en una oleada de protestas callejeras. Según el último sondeo de la consultora YouGov, realizado por diversos medios de comunicación y que se hizo público el pasado mes

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La “estrategia polarizadora”, ¿una nueva zoncera argentina?

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 02 de DIC 2018 La reunión del G-20 en Buenos Aires cambió fugazmente la agenda mediática en nuestro país, alteró la vida de los porteños y permitió una importante presencia escénica de Macri como anfitrión; no mucho más. Argentina no tiene hoy ningún otro rol en el concierto mundial. Su única política internacional consiste en el seguimiento incondicional de las posiciones de Estados Unidos y es impensable que esa línea cambie en tiempos en que Macri necesita de Trump para sostener su relación con el FMI. La reunión cumbre muestra una interesante paradoja: Argentina sostiene incondicionalmente la apertura indiscriminada del comercio internacional mientras la potencia a la que sigue se orienta hacia el proteccionismo y el rechazo de los acuerdos de libre comercio. La voz argentina ha perdido fuerza con respecto a la que tenía cuando junto a Brasil y a otros países con gobiernos populares hacía oír la palabra de la región en los foros mundiales. La reunión del G-20 no tiene para el gobierno argentino más importancia que la que le da el glamour de visitas importantes y un fugaz protagonismo protocolar del presidente. El contexto de la reunión es una grave crisis económica en el país que tiende a agravarse. En estos días los diarios más importantes del mundo afirmaron que el país anfitrión está amenazado por el riesgo de un colapso económico y social. Por fin el mundo mira a la Argentina. Pero se trata de una mirada preocupada por los efectos que un derrumbe económico podría acarrear para otros países en situación de vulnerabilidad financiera. Los escribas del establishment local han instalado otro tema. Se trata del “riesgo Cristina”, es decir el temor que producen en los “inversores internacionales” las últimas encuestas cuya gran mayoría muestra el avance de la ex presidenta y el retroceso de Cambiemos, en la perspectiva de la elección de octubre próximo. En ese clima vuelve a aparecer una zoncera casi unánimemente aceptada y propalada por la maquinaria mediática dominante: la causa del temido avance de Cristina estaría en la “estrategia polarizadora” del gobierno y sus publicistas. Parecería, según esta extravagante interpretación que es el macrismo quien quiere ver a la ex presidenta disputando el triunfo con el oficialismo en 2019. Por lo tanto estaría en manos del aparato de propaganda que orienta Durán Barba la decisión de terminar con esa polarización que amenaza derivar en el resultado electoral más temido por los “mercados”, las “democracias del mundo” y otros entes fantasmales del mismo tenor. De lo que en realidad se está hablando es de un fracaso contundente: el del intento, que comenzó en diciembre de 2015, de barrer para siempre de la realidad y de la memoria la experiencia de los gobiernos de los doce años anteriores. La polarización es el nombre que los publicistas asignan a un fenómeno que bien podría ser pensado como un antagonismo radical respecto del tipo de sociedad en la que queremos vivir los argentinos. Lejos de desaparecer, el antagonismo se profundiza en el contexto de una crisis aguda, de crecientes privaciones para amplios sectores sociales. En el mundo empresario, el consenso favorable a las políticas del gobierno se ha ido rompiendo. Resultó que una cosa era la fórmula mágica de la apertura económica irrestricta como garantía de éxito y otra es el resultado real de esa quimera ideológica, es decir la extrema vulnerabilidad de un país sometido a la lógica de la timba financiera y carente de un proyecto productivo a desarrollar. El derrumbe del consumo no es compatible con ningún desarrollo empresario: el capitalismo de casino hace su agosto en el país y más tarde o más temprano los intereses de la plata que trajo la usura internacional a nuestras playas superarán nuestras posibilidades de pago. Es un secreto a voces que en el mundo empresario el rechazo y el temor por el populismo va dejando paso a una observación más realista de la situación. El gobierno de los grandes ceos ha fracasado junto con su utopía neoliberal. No hay un solo número de la macro ni de la microeconomía que haya mejorado en estos tres años. La pregunta por el futuro se hace dramática. Entramos en un tramo políticamente intenso. Los ruidos en el interior de la segunda alianza se han ido intensificando: crece en el radicalismo el número y la jerarquía de quienes se preguntan sobre el rumbo asumido y la imprevisible Carrió se fortalece con la pérdida de todo rumbo por parte del gobierno. La peregrina idea que recorre las oficinas del Pro de reemplazarlo a Macri en la candidatura presidencial muestra el nivel de desconcierto político. Falta casi un año para la elección. Y es un año cuyos andariveles ya han sido trazados en el acuerdo con el FMI. Serán meses de recesión, dolor social generalizado y ausencia de toda perspectiva de recuperación. La gran pregunta en estos días es la que se formula para quienes forman parte de la oposición. Todo indica que los obstáculos de una amplia unidad programática alternativa se han ido despejando. En el mundo sindical, social y político la conciencia de la gravedad de la situación ha ido abriendo paso a una determinación compartida: debe ser una unidad sin proscripciones, basada en un programa de emergencia y cuyas candidaturas centrales surjan del consenso multipartidario y multisectorial o de la competencia en elecciones primarias. Con mucha frecuencia suele pensarse que la amplitud de la unidad conspira contra la radicalidad del programa. Pero por lo menos en este caso no es así. El nuevo gobierno que surja de la elección de octubre tendrá que enfrentar una emergencia. Tendrá que atender simultáneamente el frente de la reparación de los daños sociales que ha producido el actual gobierno y el de la viabilidad económica de su plan de gobierno. Es decir, qué hacer con la deuda, con el déficit comercial, con la inflación. La acción de emergencia necesita amplios respaldos sociales, multisectoriales. Lo plural, lo diverso del frente que se

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Macri cerró el G20 con un documento flojo y la vista en 2019

Fuente: Randy Stagnaro | TiempoAR Fecha: 02 de Diciembre de 2018 Cómo dejar conformes a todos. Esa fue la consigna que guió la actividad de los funcionarios del gobierno de Mauricio Macri en las 48 vertiginosas últimas horas de la presidencia argentina del G20, el foro de naciones que combina la presencia de las superpotencias con las potencias medias y que deliberó en Buenos Aires entre el viernes y ayer. El resultado de esta decisión fue la emisión de un documento, llamado «Declaración de los líderes del G20: Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible», de apenas cinco páginas y media, considerado como superficial en algunos aspectos, contradictorio en otros y como un retroceso respecto de los objetivos de libre mercado y desreguladores propios del G20. El tema comercial, quizá el más candente de todos a nivel global, quedó circunscripto a una minúscula mención en el punto 4: «También tomamos nota de los problemas comerciales actuales». La fórmula pone de relieve la nula posibilidad de que las partes hubiesen llegado a un acuerdo que enfatizara el libre comercio o condenara las barreras comerciales, que son las guías del G20. En ese sentido, el foro se rindió ante la política de hechos consumados del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo que permite prever que será cada vez más difícil sostener una posición comercial común sin chocar con las políticas de alguno de sus miembros. «Nadie duda que el comercio impulsa el crecimiento económico. Pero es el comercio justo», dijo el presidente Macri, en la conferencia de prensa final de ayer, en Costa Salguero, luego de concluir las sesiones con los demás presidentes y jefes de gobierno. Esta declaración presidencial llamó la atención, porque es, calcada, la que emplea el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien reclama «un comercio justo» y como no lo halla impone tarifas a las importaciones que ingresan a EE UU, sean de sus socios comerciales Canadá y México, sus socios políticos de la Unión Europea, Corea del Sur y Japón, o su enemigo estratégico, China. Macri también se acercó a la posición estadounidense ante una consulta sobre la falta de la palabra «proteccionismo» en la declaración final. «Estados Unidos no acepta ese encasillamiento, más cuando claramente es la economía más abierta del mundo. No acepta ese etiquetado. El comunicado marca con claridad que todos apostamos al comercio creciente, estamos tratando de ver cómo con la reestructuración de la OMC logramos que sea en términos equitativos», explicó. En la cumbre del G20 de Hamburgo, en julio de 2017, la declaración final, de 15 páginas, sostuvo: «Mantendremos los mercados abiertos, señalando la importancia de los marcos de comercio e inversión recíprocos y mutuamente ventajosos, y el principio de no discriminación, y continuaremos la lucha contra el proteccionismo, incluidas todas las prácticas comerciales desleales, y reconocer el papel de los legítimos instrumentos de defensa comercial a este respecto». Notablemente, el presidente Macri derivó la solución de la guerra comercial a un cambio específico en la Organización Mundial de Comercio (OMC), consignado en el punto 27 de la declaración de la cumbre, que afirma: «El comercio internacional y la inversión son importantes motores del crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo. Reconocemos la contribución que ha tenido el sistema multilateral de comercio para ese fin. Actualmente, el sistema no cumple con sus objetivos y hay espacio para mejora. Por lo tanto, apoyamos la reforma necesaria de la OMC para mejorar su funcionamiento. Nosotros revisaremos el progreso en nuestra próxima cumbre». Para el presidente, «los acuerdos alcanzados involucran el comercio, donde hay acuerdo en el sentido de que la OMC tiene un gran desafío que es modernizarse, eliminar las trabas burocráticas y tener un mecanismo más simple de resolución de conflictos. Hay una coincidencia unánime que cuando se plantea un conflicto comercial lleva mucho tiempo su resolución y genera frustración entre los que se consideran sus damnificados». Pero la realidad del problema comercial son los 450 mil millones de dólares en valor de productos de origen chino a los que la administración Trump le impuso tarifas de entre el 15% y el 25%. El gobierno de EE UU ya aplicó esas subas a la mitad de los productos mientras que los impondría a la otra mitad el próximo 1 de enero. Según fuentes chinas escuchadas en el G20 en Buenos Aires, la aplicación de esa decisión sería «un giro del que no habría retorno». Sobre eso es de lo que hablaron Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en la cena en el Palacio Duhau, tras la cumbre del G20 (ver páginas 6 y 7). «Todos tienen muchas expectativas en la reunión entre Trump y Xi», aseguró Macri. La guerra comercial entre las potencias cruzó toda la cumbre. Implicó posicionamientos de unos y otros. Durante 48 horas, los funcionarios argentinos hicieron malabares para evitar declaraciones que hirieran los sentimientos de China o de EE UU. Aunque Macri se posicionó claramente en la vereda de EE UU, aprovechó el momento para aclarar que durante la reunión bilateral que mantuvo con Trump en la mañana del viernes no se usó el término «depredador» para referirse a las prácticas económicas de China. «Respecto de las palabras que salieron publicadas, no fue así, no hablamos en esos términos. La presencia de China no es una amenaza para Argentina sino una oportunidad de trabajo y desarrollo de los argentinos», dijo. En ese mismo sentido señaló en otro tramo de la conferencia que «se plantea que uno va a tener que elegir (entre Estados Unidos y China) y no es así. Hemos mostrado en estos días que somos capaces de tener muy buenas relaciones con todos los países. Nunca la Argentina ha estado más conectada al mundo como ahora. Tenemos una excelente relación con Estados Unidos, siempre ha sido el principal inversor en Argentina y la mayor cantidad de turistas provienen de ese país. Y ahora tenemos la visita de Estado de Xi, quien está encantado con Argentina, es un

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DAIA, elecciones buitre

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 01 de DIC 2018 El último lunes 26 de noviembre se realizaron las elecciones de la DAIA, la institución que expresa a un sector de la colectividad judía argentina. Sólo votaron diez docenas de personas. Jorge Knoblovits, integrante de una de las dos listas que competían, obtuvo 83 votos y la derrotada, 41 sufragios, emitidos por apenas 67 delegados. La victoriosa pertenece al sector de la derecha laica, vinculada con el PRO a través de los funcionarios Waldo Wolff y Sergio Bergman. La derrotada es la expresión de la ortodoxia religiosa que hoy gobierna a la AMIA, relacionada con Ariel Cohen Sabban (el último presidente despedido después del escándalo con la bailarina y actriz de La Nación Esmeralda Mitre), Agustín Zbar y la adscripción ideológica a los mandatos del rabino antediluviano Schmuel Levin. El electo presidente fue Secretario General de la DAIA entre 2013 y 2016, la etapa más inquisitorial que se recuerde contra un gobierno nacional. El memorándum de entendimiento con Irán y la muerte de Alberto Nisman se constituyeron en los pretextos para implementar una campaña nacional e internacional contra Cristina Fernández de Kirchner y su canciller, Héctor Timerman. Uno de los antecedentes que revelan el perfil del candidato triunfante es la gira que realizó por Estados Unidos luego de la muerte del fiscal, para denunciarlo como un asesinato, absoluta responsabilidad del populismo kirchnerista. El periplo de Knoblovits por Miami, Washington y Nueva York incluyó contactos con integrantes de AIPAC (American Israel Public Affairs Commitee), el lobby de la derecha judía estadounidense, opuesta a los sectores progresistas de esa comunidad, agrupados en dos organizaciones, Jewish Voice for Peace y J-Street. Knoblovits se vinculó en ese viaje con miembros de AIPAC, conglomerado que agrupa a los referentes más relevantes de los fondos buitre que en esa etapa exigían a la Argentina el pago de 4.000 millones de dólares, por una deuda originaria veinte veces menor. Entre los líderes de AIPAC figuraban Sheldon Adelson y Paul Singer. Poco tiempo antes de la gira de la DAIA liderada por Knoblovits, los fondos buitre desarrollaron una campaña a través de diferentes diarios estadounidenses en los que se presentaba a CFK y al entonces presidente del gobierno persa, Mahmud Ahmadinejad, como “Aliados Vergonzosos”. En esa campaña financiada íntegramente por la Fuerza de Tareas Argentina (ATFA, por su sigla en inglés) una organización de Paul Singer, se advertía que “Ha llegado el momento de impedir que la Argentina siga transgrediendo la ley estadounidense y la ley internacional”. Diez días después de esa campaña publicitaria, el 16 de junio de 2014, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió no tomar el caso de la deuda soberana argentina, dando vía libre la tareas persecutorias del juez Thomas Griesa. Un consultor estadounidense había advertido al gobierno argentino de que se emplearían esas tácticas si no cedía a los reclamos. Knoblovits no solo se vinculó con AIPAC, a través de una institución denominada Bené B´rith, sino que ofreció una conferencia conjunta con el cubano, nacionalizado estadounidense, Carlos Alberto Montaner, en el Templo Beith Torá Benny Rock Campus de la ciudad de Miami. El dirigente de la DAIA y Montaner asociaron a Nisman con el opositor venezolano Leopoldo López, a quien el gobierno de Caracas responsabilizaba por las acciones armadas  por grupos de choque conocidos como guarimbas. Con una ayudita de mis amigos La DAIA se ha transformado en las últimas décadas en una versión argentina de AIPAC, cuya misión prioritaria es defender acríticamente todas las políticas del gobierno de Israel y ser funcional a los proyectos políticos y económicos neoliberales. El objeto fundacional con el que nació la DAIA en 1935 se relacionaba con el enfrentamiento a los sectores fascistas judeofóbicos. Esa misión ha quedado como barniz legitimador de las dos metas prioritarias antedichas. En ese marco, aparece como coherente que su modelo electoral se haya conformado como carente de intencionalidad democrática: se consolidó sobre la base de una elección ficticia, disimulada por un estatuto en el que votan organizaciones y no personas. Para mayor oprobio los sufragistas de las instituciones adheridas permanecen ajenos a la elección. En la asamblea electoral del 26 de noviembre votaron 124 personas que nadie eligió y que los socios de las organizaciones involucradas tampoco conocen. Los 124 sufragios fueron emitidos por 67 personas, debido a que algunas instituciones poseen 6 votos y otras sólo un sufragio. La farsa se convierte en un galimatías grotesco cuando se advierte que esos 67 votantes son los encargados de elegir 30 cargos de Consejo Directivo. Literalmente se eligieron a ellos mismos sin la más mínima referencia a las instituciones que dicen expresar. Pero además muchas de las instituciones habilitadas para votar no existen: “Los Comedores Populares Judíos” desaparecieron hace 40 años, la “Asociación de Genealogía Judía” es una pyme que vende información sobre heráldica europea, y los últimos activistas conocidos de la Asociación Israelita de Galitzia, se despidieron de las reuniones en la década del ’70. La DAIA ha buscado en las últimas décadas convencer a la sociedad argentina de que es la única expresión de la colectividad, pese a que expresa a un sector ultra minoritario. Se ha convertido en la embajada paralela de Israel para vincularse con el gobierno de Cambiemos y muchos entes públicos realzan su protagonismo al legitimarlos como única expresión de una identidad plural y compleja, que contiene también un amplio sector ligado a la tradición nacional y popular. La DAIA tiene un nuevo presidente que va a ser fiel a su origen de sostener las alianzas con los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad argentina y contribuir a las políticas neocoloniales que sustenta el gobierno israelí. Está en su génesis estructural.

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Argentina quería brillar como país anfitrión pero la crisis ensombrece la Cumbre del G20

Fuente: Daniel Politi | The New York Times Fecha: 30 de NOV 2018 Cuando se planeó que Argentina fuera el país anfitrión de los jefes de Estado de las principales economías del mundo en la cumbre del G20, el gobierno vio la reunión como una oportunidad de oro para mostrar a la nación como estable y próspera No obstante, cuando los líderes mundiales lleguen a Buenos Aires el 30 de noviembre, encontrarán un país que atraviesa una severa recesión y que ha sido sacudido por una racha de incidentes relacionados con la seguridad. Entre ellos el ataque a los futbolistas de Boca Juniors, por parte de un grupo de hinchas violentos de River Plate, que sucedió el fin de semana pasado, una amenaza de bomba hecha por activistas veganos y el reciente arresto de un par de hermanos en Buenos Aires por ser sospechosos de tener nexos con Hezbolá, el movimiento libanés. Mientras tanto, las huelgas de empleados públicos han ocasionado la cancelación de varios vuelos esta semana y han complicado la transportación en gran parte del país. Así que mientras los funcionarios del gobierno buscan reforzar la seguridad en la mayor parte de la capital antes de la cumbre, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, les aconsejó a los casi 2,9 millones de residentes de Buenos Aires “que usen el fin de semana largo para irse, que se vayan el jueves porque la ciudad va a estar muy complicada”. Esa recomendación fue incongruente con la gran esperanza que el gobierno argentino expresó hace un año cuando asumió la presidencia del G20. “Un mundo donde inspiramos confianza porque estamos en el camino correcto”, dijo en ese entonces el presidente Mauricio Macri. Después de los doce años de gobiernos de izquierda liderados por los presidentes Néstor Kirchner y su esposa, Cristina Fernández, Argentina cayó en el impago de su deuda externa, lo que ahuyentó a los inversionistas y cultivó vínculos cercanos con China y Rusia conforme se distanciaron las relaciones con Estados Unidos. Desde su elección en 2015, Macri, un político de centroderecha, ha buscado restaurar la confianza de los inversionistas al controlar el gasto público. También ha cambiado el curso de la política exterior de Argentina al retomar las relaciones con el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump. Además, se ha esforzado para posicionar a Argentina como un país prominente en debates globales en temas como el cambio climático, la migración y la política comercial. “Pasamos de estar fuera del mundo” a tener la responsabilidad de planear el G20, dijo Macri el año pasado. “Hay que convertir todo esto en nuevas oportunidades para el país”. En cambio, los líderes de las economías más grandes del mundo llegarán a un país que enfrenta muchas dificultades, particularmente con su economía, las cuales han contribuido a un desplome de los índices de aprobación de Macri. Conforme la moneda argentina se devaluó estrepitosamente hace unos meses, Macri tomó la difícil decisión de solicitar un préstamo al Fondo Monetario Internacional. Posteriormente, tan solo meses después, ese préstamo tuvo que ser aumentado. Todavía, sin muchas buenas noticias que presumir, los funcionarios argentinos realizan grandes esfuerzos para lograr una cumbre ordenada. El gobierno está desplegando a veintidós mil integrantes de las fuerzas de seguridad y cierra grandes áreas de la capital para proteger a los jefes de Estado visitantes y a sus delegaciones. La ciudad de Buenos Aires declaró el viernes como día festivo para disminuir el tráfico y alentar a la gente a salir de la ciudad. Los funcionarios están conscientes de los disturbios que estropearon la cumbre del G20 en Hamburgo, Alemania, el año pasado. Los grupos críticos de la globalización y el capitalismo incendiaron autos, saquearon negocios y se enfrentaron a la policía en confrontaciones que dejaron cientos de heridos y que ocasionaron la detención de más de cuatrocientas personas. La reunión de este año ocurre durante un periodo de considerable descontento social en Buenos Aires, donde los manifestantes y los bloqueos callejeros se han convertido en un hecho cotidiano. Además, diciembre ha sido históricamente un mes en el que este tipo de protestas se tornan violentas, particularmente en momentos de problemas económicos. La recomendación de salir de la ciudad durante el evento fue recibida con indignación por los argentinos, que luchan para hacer rendir el dinero en medio de una creciente inflación. “¿Apenas tengo suficiente dinero para alimentos y ella quiere que salga de la ciudad?”, dijo Paula Valladares, de 46 años, una especialista en el cuidado de personas mayores. “Necesito trabajar. Si no trabajo, no como”. Quienes intentaron acatar la recomendación encontraron algunos problemas el 26 de noviembre porque todos los vuelos de la empresa estatal Aerolíneas Argentinas fueron cancelados debido a una huelga de los trabajadores. La mañana del 27 de noviembre, todo el transporte público paró sus actividades durante tres horas debido a otra huelga. Incluso antes del ataque del fin de semana al autobús que transportaba a los jugadores de Boca Juniors al estadio —en el que varios futbolistas resultaron heridos, lo que llevó a la suspensión de una final muy esperada que ahora tendrá que realizarse fuera del país— la ciudad estaba intranquila después de que amenazas de bomba condujeran al desalojo de la Embajada de Estados Unidos, el Senado, un banco, un hospital y el aeropuerto regional. Todas resultaron ser falsas alarmas. No obstante, hace unas semanas, un grupo de anarquistas veganos fueron acusados de dejar un artefacto explosivo en el cementerio de la Recoleta, donde se encuentran sepultadas varias figuras importantes de la historia argentina, incluida la ex primera dama Eva Perón. Una de las personas implicadas resultó herida cuando el dispositivo aparentemente detonó de manera prematura. El gobierno también culpó a un grupo anarquista por una bomba casera fue lanzada al hogar de un juez. Otro episodio inusual que llegó a los encabezados fue el arresto a mediados de noviembre de dos ciudadanos argentinos acusados de tener vínculos con Hezbolá. Sus familiares negaron que ambos hombres, de 23 y 25 años, fueran terroristas. El Centro de Estudios Legales y Sociales, un grupo de derechos humanos de Argentina, afirma que el gobierno ha usado la

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Los peñatrolls 

Fuente: Luis Bruschtein | La Tecl@ Eñe Fecha: 28 de NOV 2018 Dice el diario oficialista La Nación que para la elección del 2017, el PRO logró reunir un millón de “voluntarios territoriales” con los que crearon una base de datos para la campaña. Pero dice que a partir de 2017 decidieron borrar esa base de datos para diseñar otra mucho más completa y precisa para las elecciones de 2019. Todo ese disparate suena a encubrimiento del aprovechamiento ilegal de una base de datos que no les pertenece. Porque desde septiembre de 2017, un decreto de necesidad y urgencia de Mauricio Macri pasó a la órbita de Marcos Peña, en la jefatura de Gabinete, a  la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales. Ni el peronismo tiene un millón de voluntarios territoriales. El banco de datos que tenía en el 2015 le sirvió para elaborar esta idea: “Si gana Aníbal Fernández, la droga entrará a la escuela de tus hijos”. Fue más o menos el texto de los miles de mensajes que se enviaron por las redes en la campaña de 2015. La historia falsa que construyó el macrismo en sociedad con los servicios de inteligencia más los Lanatta y Lanata, asesino y periodista, se convirtió en una inmensa fuente de mensajes de posverdades y noticias falsas en whatsapp y tuits. Ese mecanismo construyó gran parte de la derrota del candidato bonaerense del Frente para la Victoria. Dice La Nación del 24 de noviembre pasado: “En la sede del partido de Mauricio Macri, bajo la órbita del jefe de Gabinete Marcos Peña y del onmipresente gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba buscan redoblar la apuesta en comunicación que llevó a Cambiemos a la Casa Rosada en 2015”. La gestión del macrismo en el gobierno ha sido malísima para la mayoría. Más del 70 por ciento la rechaza. No la pueden usar como eje de campaña. Pero confían en la misma campaña negativa que hicieron en las dos anteriores. Es la estrategia del macrismo para las elecciones del 2019. La nota de La Nación sorprende por el gran descrédito que han ganado estas herramientas. No sorprende que las usen, sino que lo hagan explícito. En Argentina y Brasil, las fuerzas conservadores se aprovecharon del respeto institucional de los gobiernos populares. En el caso argentino, Cristina Kirchner no quiso buscar otra reelección para la que hubiera tenido que modificar la constitución. En el caso de Brasil, los dos presidentes populares, Lula y Dilma Rousseff acataron la acción del Congreso y el Poder Judicial  a pesar de la evidente parcialidad de los jueces, empujados por la parcialidad de las corporaciones mediáticas. Ingenuidad o convicción republicana, o las dos cosas juntas, la derecha se aprovechó de esa debilidad de las fuerzas populares y además aplicó las trampas informáticas en la campaña. Así capturó miles de perfiles en forma ilegal y diseñó mensajes falsos adecuados a esos perfiles. Esta intervención ilegal en Argentina dejó de ser un secreto cuando la confirmó Cambridge Analytica en el Parlamento británico y cuando Martín Lanatta, condenado por el triple crimen de General Rodríguez reconoció que la entrevista que le hizo Jorge Lanata en la cárcel fue parte de una operación contra el candidato que enfrentaba a María Eugenia Vidal. Cambridge Analytica había reunido una base de datos con millones de perfiles capturados en Facebook, con los que intervino en votaciones realizadas en Gran Bretaña, Estados Unidos, Colombia, Brasil y Argentina. Es una base de datos sobre la base de información extraída de los perfiles en las redes. Resulta obvio que la información de la ANSES disponible por Marcos Peña, tiene datos mucho más completos y precisos sobre cada uno de los ciudadanos de este país, que los de la base de datos de Cambridge Analytica. Dice La Nación que en el edificio del PRO “trabajan unos 15 directivos, Community Manager, programadores y creadores de contenidos”, todos al mando de Guillermo Riera, un ex funcionario que fue acusado de manejar una granja de trolls desde el gobierno. En el sistema de voluntariado que dirige Federico Morales, trabajan unas 4500 personas, que se designan como “líderes”. Con sus usuarios y contraseñas, estos “líderes” ingresan desde sus terminales a una aplicación a través de la cual acceden a los perfiles. La aplicación tiene filtros que permite clasificarlos por sexo, edad, situación socioeconómica y demás. Públicamente se trataría del millón de perfiles del resto del voluntariado, pero no es casual que Marcos Peña haya insistido en que los datos de la ANSES quedaran en su órbita. Tienen una de las bases de datos más completa del país y vienen desarrollando desde hace más de un año sistemas y un equipo especializado para intervenir en las redes. Una organización similar a la de Cambridge Analytica, que debió disolverse por la escandalosa manipulación de las elecciones donde intervino. Empezarán a llegar mensajes, no serán obvios ni atosigantes y buscarán golpear en el punto más vulnerable como hicieron en la campaña contra Aníbal Fernández. Nadie quiere que la droga entre a las escuelas. Esa fue la mentira que inventaron en 2015 y convenció a mucha gente. Habrá que ver cuál será la que inventarán para el 2019.  

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Malvinas: más conexiones, menos soberanía

Fuente: Jorge Argüello | Fund. Embajada Abierta Fecha: 27 de NOV 2018 Los gobiernos de Argentina y Gran Bretaña han informado que han llegado a un acuerdo sobre la adopción de un segundo vuelo semanal, de una compañía aérea extranjera con destino a las Islas Malvinas, desde y hacia San Pablo, Brasil, y con una escala mensual en la ciudad de Córdoba. La información, que fuera transmitida con un aire positivo -se llegó a hablar de un “triunfo diplomático” del Palacio San Martín- que saluda de manera simplista una mayor conexión de los archipiélagos usurpados desde 1833 con el territorio continental argentino, a semejanza de lo que ocurrió durante las décadas anteriores al conflicto armado de 1982. Pero este anuncio esconde una primera de muchas falacias: el acuerdo si bien habría sido bilateral, dado que solo existen dos partes en la disputa, la última palabra la habría tenido un tercer actor, a saber: el ilegítimo gobierno isleño. Según la información suministrada por la Cancillería argentina, este segundo vuelo regular a las Islas Malvinas -el primero, por un acuerdo de julio de 1999, que hace una escala mensual en Río Gallegos- será operado también por la empresa LATAM. Este beneficio hacia los isleños fue obtenido gracias a la “nueva”, pero no novedosa, política de acercamiento hacia el Reino Unido adoptada por la actual administración del Presidente Macri en relación a la Cuestión Malvinas, la cual alcanzó su punto máximo con la adopción del acuerdo internacional conocido como “Acuerdo Foradori-Duncan” del 13 de septiembre de 2016. Dicho acuerdo, que no contó con la aprobación del Congreso Nacional como indica nuestra Carta Magna, retoma la política del “paraguas de soberanía” de la década de los  ’90, mediante la cual permite a las partes negociar sobre todos los aspectos accesorios de la Cuestión Malvinas pero dejando de lado la parte esencial: la disputa de soberanía. La empresa elegida para operar este segundo vuelo será LATAM Brasil uniendo semanalmente San Pablo (Brasil), en vuelo directo, con Monte Agradable (Malvinas), y el tercer miércoles de cada mes hará una escala en el aeropuerto Taravella, de la ciudad de Córdoba. Lo primero que tenemos que preguntarnos, ante este inexplicable triunfalismo diplomático, es ¿para qué la Argentina le otorga a las ilegítimas autoridades isleñas la autorización de una segunda conexión aérea semanal? La elección del aeropuerto de Córdoba responde solo y únicamente a las demandas del gobierno isleño, que se ha resistido largamente, y de manera cerrada, a que la escala de cualquier conexión aérea sea la capital argentina. El objetivo común del Gobierno británico y de la dirigencia isleña es crear vínculos comerciales, y de otros tipos, con los países vecinos de América del Sur pero excluyendo siempre a la Argentina continental. En consonancia, los vínculos aéreos entre las islas y terceros países son un viejo anhelo de la dirigencia económico- política isleña. La primera conclusión a la que el lector puede arribar es qué en este acuerdo,  anunciado con bombos y platillos, los isleños han logrado lo que buscaban. En dos años de negociaciones, obtuvieron del gobierno argentino el ciento por ciento de sus demandas. ¿Para eso negoció Argentina todo este tiempo? La otra gran pregunta en esta instancia, con la disputa de soberanía por las Malvinas como telón de fondo, cae de maduro: ¿qué beneficios reporta este segundo vuelo al objetivo central e irrenunciable de recuperar el efectivo ejercicio de la soberanía sobre las islas? Y la respuesta es: ninguno. Al contrario, un nuevo perjuicio. Desde 2003, la Argentina ha presentado la propuesta de establecer un servicio aéreo regular y directo entre las islas y el territorio continental, operado por una empresa aerocomercial argentina, bajo fórmula de soberanía. Pero siempre recibió la negativa rotunda del gobierno británico. Ahora, resulta que el gobierno nacional termina aceptando que no se trate de un vuelo directo a la Argentina continental, sino de una simple escala. Y, por si fuera poco, que el prestador de ese vuelo tampoco sea una aerolínea de bandera argentina. Para rematar esta pésima faena diplomática, el gobierno argentino aceptó ir en conjunto con el del Reino Unido a gestionar el nuevo vuelo con ese tercer país. La situación es política y diplomáticamente indisimulable: este segundo vuelo es una necesidad de la dirigencia isleña y su posible concreción responde, únicamente, a una concesión argentina de buena voluntad, teniendo en cuenta que la mentada autorización requiere indefectiblemente de una autorización argentina. Ni el Reino Unido, ni los isleños tienen por derecho ninguna capacidad decisoria en esta cuestión, que es y seguirá siendo de exclusiva competencia nacional. Entonces, al aceptarse que el aeropuerto de la nueva escala sea Córdoba, en lugar de Buenos Aires, y que el destino final sea San Pablo, se están convalidando también todas las imposiciones isleñas y se deja de lado lo único que debiera haber reflejado un anuncio oficial de este tipo: el interés nacional. La espina a remover durante la negociación fue siempre la misma; una cerrada oposición de los representantes isleños a que, en principio, el avión hiciese una parada en territorio argentino, y, más tarde, la negativa a que la escala fuese en Buenos Aires. Los «hard liners» (línea dura o halcones) isleños buscaron negar la posibilidad de una «ola turística argentina» en suelo malvinense, por eso bloquearon a todo costo la escala en Buenos Aires (Aeroparque y Ezeiza). Y lo lograron.

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En medio de la crisis latinoamericana, ¿por qué florece la Bolivia de Evo Morales?

Fuente: Santiago Mayor | RT Fecha: 27 de NOV 2018 En enero de 2006, por primera vez en la historia de Bolivia, asumía el Gobierno un presidente indígena. Evo Morales Ayma, dirigente sindical cocalero, había triunfado meses antes con más del 50% de los votos en una elección sin precedentes. Su victoria se inscribió en una oleada progresista y de izquierda que llegó a los Gobiernos de América Latina durante los primeros años del siglo XXI. Para ese entonces ya estaban en la presidencia Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina y Tabaré Vázquez en Uruguay. Unos meses después se sumaría Daniel Ortega en Nicaragua y en 2007 Rafael Correa en Ecuador. No obstante, en comparación con sus pares (quizás exceptuando el caso uruguayo), Bolivia logró consolidarse como un modelo social, político y económico estable que no sufrió las crisis económicas y políticas de Venezuela o Nicaragua ni perdió el Gobierno mediante golpes de Estado e ‘impeachments’ –como en Brasil, Honduras y Paraguay– o elecciones –como en Argentina–. ¿A qué se debe esta excepcionalidad? Estadísticas contundentes Según datos del Banco Mundial, en 2006 el Producto Bruto Interno (PBI) boliviano era de 11.452 millones de dólares. Para 2017 ese número había aumentado más de tres veces llegando a 37.509 millones. En el mismo período de tiempo, el ingreso anual per cápita pasó de 1.120 dólares a 3.130 y la esperanza de vida subió de 64 a 71 años. A su vez, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) del país, sostiene que la pobreza se redujo del 59,9% cuando asumió Evo Morales al 36,4% el año pasado. Por otra parte, como remarca el investigador y máster en Desarrollo Económico y Sostenibilidad Sergio Martín-Carrillo, Bolivia «ha sido el país suramericano que mayor crecimiento económico ha experimentado, incluso manteniendo un ritmo por encima del 4% a pesar del contexto de debilidad que vive la región desde el año 2015″. Esto fue acompañado de un descenso constante de la inflación, que pasó de un 12% en 2007 a menos de un 2% en lo que va de 2018. Estos logros se sostuvieron en una política que contradice los postulados neoliberales que impulsan hoy Gobiernos de países vecinos como Argentina, Chile, Paraguay o el electo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Las razones El sociólogo y escritor boliviano Antonio Abal enumeró en diálogo con este medio «los ejes del sostenido crecimiento de la economía de Bolivia». Según su mirada, se trata de una política basada en «nacionalizaciones de sectores estratégicos, como las comunicaciones, los hidrocarburos y la minería»; la redistribución de los ingresosestatales, «sobre todo en infraestructura productiva»; el «fortalecimiento del mercado interno«; una política monetaria de «apreciación de la moneda nacional», es decir, una «desdolarización de la economía«; y finalmente una fuerte inversión en procesos industriales como el «litio, lácteos, textiles, etc. y fomento de las pequeñas y medianas empresas, con facilidades en los soportes crediticios». En el mismo sentido se expresó el vicepresidente del país, Álvaro García Linera, en una entrevista con Página|12, donde explicó lo que para él son los cuatro factores principales de este éxito económico. En primer lugar, que el Estado controle como propietario los principales sectores generadores de excedente económico: hidrocarburos, electricidad y telecomunicaciones. Por otra parte, llevar a cabo una redistribución de la riqueza, «pero de una manera sostenible», de forma que «los procesos de reconocimiento y ascenso social de los sectores subalternos populares e indígenas tenga una sostenibilidad en el tiempo». En tercer lugar, al igual que como sostiene Abal, «apuntalar el mercado interno» y, por último, la «articulación entre el capital bancario y el productivo, lo que implica que el 60% de los ahorros de los bancos se dirige al sector productivo, generando mano de obra». Políticas públicas de redistribución A esto se suma una serie de programas sociales que han acompañado la mejora económica y han sido los dispositivos que han garantizado una redistribución de la riqueza. En ese sentido, Martín-Carrillo enumeró tres que considera los más importantes: el Bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad y el Bono Juana Azurduy. El primero de estos fue lanzado durante el primer año de Gobierno y apunta a que los niños y niñas finalicen la escuela. Supone un aporte de 200 bolivianos (29 dólares) a estudiantes de escuelas públicas a cambio de que sostengan un mínimo de un 80% de asistencia a clases. Durante 2018 hubo 2.221.000 de estudiantes beneficiados por esta iniciativa. A su vez, esto logró que entre 2006 y 2017 la deserción escolar en primaria cayese del 6,5% al 1,8% y en la educación secundaria fue del 8,5% al 4%. Por su parte, la Renta Dignidad, vigente desde 2007, apunta a la población de adultos mayores –60 años o más– e implica 250 bolivianos (36 dólares) para las personas con pensiones de jubilación y 300 (43 dólares) para personas que no tienen pensiones de jubilación. Finalmente, el Bono Juana Azurduy está dirigido a mujeres gestantes a las cuales estipula el cumplimiento de cuatro controles prenatales, parto institucional y control postparto, así como para niños y niñas condicionado a 12 controles integrales de salud bimensual. También ha habido una política agresiva de incremento del Salario Mínimo Nacional, que en 2005 equivalía a 440 pesos bolivianos (57 dólares de aquel entonces) y en la actualidad llega a 2.060 (298 dólares). Asimismo, este año, debido al crecimiento económico, tal como informó la Agencia Boliviana de Información, el Ejecutivo dispuso el pago del doble aguinaldo para todos los trabajadores públicos y privados. Un proceso con debates y tensiones Más allá de su situación actual, los Gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) no han estado al margen de problemas, algunos incluso muy graves. Quizás, el punto más álgido fue en el año 2008, cuando la llamada ‘Media Luna’, que incluía cuatro departamentos orientales del país, intentó escindirse del resto del territorio por acción de los sectores de la derecha boliviana que contaban con el apoyo solapado de EE.UU. No obstante, con respaldo de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), esa crisis logró ser superada y apenas unos meses después el proceso avanzaba proclamando una nueva Constitucióna comienzos de 2009, la que declaró el carácter «Plurinacional» del Estado, reconociendo en la ley suprema del país a los pueblos originarios históricamente negados. Evo Morales pasó a encarnar

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El hallazgo genera más preguntas

Fuente: Alejandra Dandán | El cohete a la luna Fecha: 18 de NOV 2018 Nilda Garré analiza el hallazgo del Submarino ARA San Juan y destaca el dato del casco resistente y el espacio destinado a los tripulantes de la nave, que permaneció perfectamente cerrado aún después de la implosión. Una de las imágenes indica que existió un intento de subir a la superficie antes del final. La ex ministra de Defensa integra hoy la Comisión Bicameral creada por ley del Congreso que se reúne una vez a la semana para investigar responsabilidades políticas y seguir los avances de lo que hasta ahora era la búsqueda. Habla aquí del desprecio absoluto del ministerio de Defensa por los familiares de los 44 tripulantes y de la propuesta de un mausoleo flotante que aún no escucha el gobierno. Y señala que es posible tecnológicamente acceder a la recuperación de fragmentos de la nave, e incluso de los cuerpos de los tripulantes. ¿Cual es su evaluación? Se abre una nueva etapa. El objetivo del hallazgo del submarino está logrado. Y eso permite establecer algunas cosas. El casco resistente de la nave estaba intacto. Eso muestra que la reparación que algunos objetaron estaba perfectamente hecha porque la zona de la soldadura permaneció intacta, a pesar de la explosión que seguramente hubo dentro del submarino, y de la implosión que se derivó del hundimiento. Las partes que están desprendidas son más frágiles, no hacen a la estructura fundamental. Y también existen planos que muestran una suerte de timón que se usa para subir, y que aparece como si hubiese sido maniobrado hacia arriba. Esa información indica que hubo algún intento de direccionar la nave cuando empezó a caer o mientras caía, que intentaron subir. Es decir, hubo un intento de maniobra para evitar la caída. Eso se ha podido determinar a través del ROV (del ingles Remotely Operate Vehicle, un vehículo operado a distancia desde el submarino de la empresa Ocean Infinity). Ha tomado la imagen de cerca. Y muestra que no fue todo inmediato, que hubo un tiempo en el que se intentó maniobrar para recuperar altura y salir de la profundidad en la que estaban cayendo. Esos datos no aparecieron así en la conferencia de prensa. Por supuesto, estas cosas las estamos viendo ahora nosotros. Los especialistas ahora podrán sacar más conclusiones. Por eso se abre la etapa de investigación para saber qué puede haber ocurrido, y es decisivo. Ya hay elementos de prueba, no meras evaluaciones e hipótesis. Entre otros datos, teníamos los avisos del comandante del ARA San Juan, cuando advirtió que tenían problemas porque les había entrado agua, el tema de la válvula y el balcón de baterías que había sufrido un principio de incendio. Él habló de una situación de emergencia. Y dijo: Voy a quedarme sumergido, la tripulación está bien. Lo hacía para que se repongan de la tormenta que habían sufrido. Algunos hoy evalúan que tendría que haber subido a superficie. Pero ya vendrán las evaluaciones para saber cuál hubiese sido la decisión más correcta. Él comunicó dónde estaba, dio su ubicación, así que nosotros desde la Bicameral teníamos datos que indicaban esa ubicación. Eso se sumó al informe de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) que identificó el ruido hidrofónico, y todo eso nos daba una ubicación muy aproximada a la que efectivamente resultó correcta. ¿Qué otros datos consideró importantes? Aguad dijo que todo sucedió en poco más de dos horas. Por los informes que venimos escuchando en la Bicameral hoy sabemos que los problemas que presentaba el submarino sobre algunas deficiencias en el periscopio y falta de balizas o sobre la cantidad insuficiente de elementos, habían sido solucionados en el ingreso de septiembre a la Base Naval de Mar del Plata. Todo eso había sido reparado, según el informe de la base de Submarinos. También teníamos el resultado de la calificación que hizo el comandante del buque: 4.25 puntos sobre 5, es decir, un estado de operatividad razonable en cuanto a la seguridad de la navegación. Hasta ayer se sabían todas esas cosas. Ahora llega el momento de hilar un poco más fino y saber cómo fue ese final donde probablemente haya habido una explosión de hidrógeno que es lo que inicia la caída que va determinar después la implosión. Aguad dijo que cayó en picada. Y se preguntó qué pasó que todo sucedió tan rápido, que no llegaron a activar las alertas. Pareció sugerir algo. ¿La dejó pensando? ¿Aguad? No, Aguad no me deja pensando. Las declaraciones me parecieron pobres e inexpresivas. Me atuve más al informe técnico de (el capitán, ex vocero de la Armada, Enrique Antonio) Balbi, que siempre es bastante preciso. Y a las consultas que hicimos este tiempo, también a submarinistas. Todo indica que están claros los elementos que muestran que estaban tratando de subir, que hubo un intento de reaccionar a la caída, y que probablemente haya habido una explosión previa de hidrógeno que se acumula y es muy peligroso. Y eso provoca la caída, la implosión y ellos han intentado esta última maniobra, ya sobre el final, por supuesto. ¿Cómo sigue todo en términos de responsabilidades? Hay tres ámbitos que investigan. El ministerio de Defensa observa las responsabilidades funcionales en una investigación administrativa, delegada al Estado Mayor Conjunto. La Comisión Bicameral investiga responsabilidades de tipo político y de toma de decisiones. Y la causa judicial investiga si hay delito doloso o culposo con relación a lo que sucedió y las decisiones finales. Existe la pregunta acerca de si había que haber tomado la decisión de la inmersión o si el comandante de Submarinos tendría que haber dicho: vuelva a superficie o no vaya a inmersión. Allí está la jueza Marta Yañez, que trabaja muy intensamente. Y también hay que decidir la remoción de partes de submarino porque estos ROV de la empresa Ocean Infinity permiten arrancar partes para estudiarlas. La conferencia de prensa dejó ese tema en suspenso. La jueza puede

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