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Nueva Constitución y Asamblea Constituyente: la batalla de Chile

Fuente: Pedro Santander* | Celag Fecha: 15 de noviembre de 2019 El acuerdo logrado de madrugada entre varias fuerzas políticas sobre el camino hacia la nueva Constitución ha dejado un sabor agridulce entre la población. Después de 2.365 heridos/as, 217 pérdidas de globos oculares, 6.000 detenidos/as, 57 agresiones sexuales a detenidas y 4 semanas de las más intensas protestas sociales que recuerde nuestra historia, la mayoría de las fuerzas políticas con representación parlamentaria llegaron, de madrugada, a un acuerdo intentando destrabar la actual situación. Se abstuvieron de firmar el acuerdo el Partido Comunista y una parte importante del Frente Amplio (sólo 3 partidos del FA dieron su firma). No está claro si así lograrán tranquilizar las calles, pues quienes firmaron son las mismas fuerzas políticas que han sido cuestionadas duramente por el pueblo chileno; son quienes no tienen conexión con el mundo social y su prestigio, según absolutamente todas las encuestas, está por los suelos. Por lo tanto, y todos lo saben, está aun por verse cómo reaccionará la calle. Lo acordado implica que en abril del 2020 se realizará un plebiscito de entrada que pregunte si se quiere una nueva Constitución y cuál será el mecanismo: ya sea una “convención mixta” (50% de actuales parlamentarios y 50% de ciudadanos) o una “convención constitucional” (léase, Asamblea Constituyente). Luego, en octubre, coincidiendo con las elecciones municipales, se elegirán a los/las asambleístas. Finalmente, en un plebiscito de salida, con voto obligatorio (en Chile el voto es voluntario), se ratificará o rechazará la propuesta constitucional. Hay sentimientos encontrados en el mundo social, y así lo han hecho saber las y los dirigentes de la Mesa de Unidad Social, organismo que ha liderado el movimiento y que logró, el martes 12 de noviembre, convocar a un exitoso paro nacional. Encontrados porque, por un lado, es indiscutible que por primera vez en la historia de Chile se está ante la posibilidad de elaborar una Carta Magna mediante Asamblea Constituyente (AC); además, la constitución del dictador Pinochet ha sido desahuciada, sin duda, y la nueva será discutida bajo la modalidad de “hoja en blanco”. Esto significa que la vigente Constitución pinochetista no tendrá jurídicamente ningún valor vinculante sobre la discusión constituyente (como al inicio de las negociaciones lo exigía la derecha). También es un éxito lograr un plebiscito de entrada y de salida (la derecha solo quería el de salida). Sin embargo se trata, sin duda, de un acuerdo con la sombra de la represión militar, hecho a espaldas del pueblo movilizado y del cual no participaron los actores sociales que hicieron posible correr el cerco pinochetista que lastramos desde 1990. Ninguno de ellos y ellas fueron llamados a consulta, a pesar de que fueron quienes hicieron todo posible. Los peores fantasmas de una transición traidora -que la Concertación inició en 1989 cuando dio la espalda al mismo pueblo que derrotó a la dictadura y votó por ella- han comenzado a emerger rápidamente en las redes sociales, en las conversaciones entre amigos, en el rumor social. Y la desconfianza es mayor si se considera que la derecha logró imponer una condición de triste tradición en Chile: lo que se apruebe deberá serlo por un quórum de ⅔. Este fue, justamente, el meollo del asunto por el cual el Partido Comunista y la mitad del FA no firmaron el acuerdo (ellos pedían 3/5). Porque, de este modo, al igual que como ocurre actualmente gracias a la Constitución vigente, se mantienen un quórum supramayoritario que le da a la derecha un poder de veto inmenso con sólo un tercio de los votos. El asunto no es menor si, por ejemplo, queremos volver a nacionalizar el agua (100% privatizada en Chile) o los recursos minerales, como el litio: no bastará tener el 65% de los votos ya que la derecha, con un 33%, puede vetar estas y otras iniciativas. El momento constituyente/destituyente Nunca está demás recordar que somos el único país del Cono Sur que después de las experiencias dictatoriales del siglo XX mantuvo la Constitución del dictador; Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Ecuador y hasta Paraguay, con la derecha stroessnerista, la cambiaron. En Chile, ya entrando en la segunda década del siglo XXI aún (con)vivimos con el espíritu pinochetista y neoliberal de la Carta Magna, gracias a que los mismos que ayer firmaron su desahucio y que por 29 años estuvieron muy cómodos con ella. Se inicia, entonces, un momento constituyente en nuestro país que permitirá abordar un problema constitucional objetivo, que la élite quiso desconocer por décadas y al que hoy apuesta como modo de apaciguar la asonada popular. Está por verse si se viene también un momento destituyente, es decir, que se logre destituir verdaderamente el espíritu pinochetista y neoliberal extremista que regula la convivencia social chilena. Este es el próximo desafío, como también lo es enjuiciar a Sebastián Piñera, el presidente que nos declaró la guerra, por las graves, sistemáticas e inolvidables violaciones a los Derechos Humanos que en estas semanas se han cometido. (*) Pedro Santander es doctor en Lingüística por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y licenciado en Comunicación Social por la Universidad de Chile (Uch). Actualmente es director del Observatorio de Comunicación de la PUCV. Es profesor titular de la Escuela de Periodismo de esa universidad, donde está a cargo…

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Matar al líder de la Jihad Islámica no consiguió nada para Israel. Entonces, ¿por qué hacerlo?

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 14 de noviembre de 2019 Una vez más ha llegado la unidad sacrosanta. Una vez más, somos un pueblo, sin oposición ni debate público, un desfile unánime de hombres y porristas en los medios, derramamiento de sangre sin remordimientos, como siempre sucede en estas situaciones repugnantes, «silencio, estamos disparando». Israel finge una división entre la gente, que siempre se une mágicamente con cada asesinato. Discutimos sobre la vida pero estamos de acuerdo con la muerte, siempre que los muertos sean árabes. Si acordamos automáticamente de esta manera sobre cada acción militar, entonces no hay realmente ninguna polarización o debate, y eso es realmente malo. Aún debe nacer una oposición judía que condene una acción violenta de las Fuerzas de Defensa de Israel cuando comience. La resistencia llega solo cuando esa acción comienza a fallar. Entonces las personas se animan a protestar, pero siempre es demasiado tarde. Al principio solo puede surgir la cuestión marginal del momento, ese refugio de cobardes. Deberíamos haberlo hecho antes, debería haber sido más tarde, pero no ahora; la operación actual, por ejemplo, está aparentemente manchada por consideraciones electorales, como si eso pudiera probarse. Si el derramamiento de sangre es inevitable, entonces el momento no es importante. Y si es criminal y dañino, ningún momento cambiará eso. Solo decide. Incluso el odio al primer ministro Benjamin Netanyahu ha sido olvidado: Yair Lapid se congratula del ataque, Benny Gantz lo elogia como «la decisión correcta» y Amir Peretz dice: «Lo más importante es proporcionar un respaldo completo a las FDI». ¿Por qué? ¿Siempre? Si. Uno puede aceptar el argumento de que Baha Abu al-Ata fue responsable del constante lanzamiento de cohetes contra Israel, pero uno debe saber que el asedio en la Franja de Gaza es responsable de más cohetes que todos los comandantes de la Jihad Islámica y Hamas juntos, y por supuesto, nadie habla de eso. Abu al-Ata creció en la Franja de Gaza en condiciones que ningún israelí puede comprender, y eligió el camino de la resistencia militar, que es brutal. También hay israelíes que han elegido servir a su gente en el ejército. El asesinato de Abu al-Ata no sirve para nada. ¿Qué ganamos con esto? ¿Cómo ha servido su asesinato y el de otros para los intereses de Israel? Si incluso esta pregunta nunca se debate, entonces somos víctimas de una parálisis cerebral grave. ¿La situación de Israel es más segura el día después del asesinato? ¿Están las comunidades del sur en mejor forma? ¿La Jihad islámica es más débil? ¿La IDF se ha fortalecido? Las respuestas son no y no. Ninguno de los generales o analistas ha logrado explicar lo que Israel ha ganado con todo esto. Se merecía la pena de muerte. Bien, te escuchamos, pero ¿qué ganamos con eso? Aquí hay una evaluación provisional: más odio en Gaza, incluso si hay lugar para más odio hacia aquellos que destruyeron la vida de cinco generaciones de personas y no se han detenido. Se ha derramado mucha sangre y se sigue derramando: 22 palestinos asesinados en la Franja de Gaza hasta el miércoles por la noche, destrucción y miedo sembrados en ambos lados que no logran nada. Y, por supuesto, existe el firme conocimiento de que surgirá un heredero de Abu al-Ata que será muchas veces más extremo y peligroso, al igual que aquellos que reemplazaron a los cientos de líderes y comandantes que Israel ha matado a lo largo de los años, todo en vano. Nada resultó de las aclamadas eliminaciones de Khalil al Wazir, Ahmed Yassin, Abdul Aziz Rantisi, Thabet Thabet, Ahmed Jabari o Abbas Musawi; Los heroicos asesinatos de todas estas personas fueron en vano. Israel no obtuvo nada de ninguno de ellos excepto más sangre derramada. ¿Por qué Israel continúa sus asesinatos selectivos? Porque puede Porque estas son historias heroicas. Porque ama a los combatientes palestinos muertos. Porque la lujuria por la venganza y el castigo lo vuelven loco. Porque así es como les muestras a las personas que estás haciendo algo y no te estás conteniendo. Porque así es como puedes ejecutar personas mientras dices que Israel no tiene la pena de muerte. Porque esa es la forma de evitar la solución real. Porque nadie tiene el coraje de hablar sobre la verdadera solución: levantar el bloqueo y hablar directamente con Hamas. Porque todos aquí aplauden asesinatos y nunca se atreven a cuestionarlos. Pregúntales en Kahol Lavan (Azul y Blanco, el partido de Gantz) y en el Partido Laborista, pregúntales a casi cualquier israelí si se oponen. Todos estamos a favor. Traducción : Dardo Esterovich

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¿Hacia dónde van los Estados en Latinoamérica?

Fuente: Raúl Zaffaroni | La Tecla Eñe Fecha: 6 de noviembre de 2019 En momentos de esperanza para la Argentina es bueno no dejar de echar un vistazo sobre nuestra región y, en particular, sobre el modelo de Estado que impulsa el colonialismo financiero, mediante el endeudamiento astronómico, la supresión de subsidios y planes sociales y la imposición de fuertes ajustes presupuestarios en perjuicio de los más débiles. Es claro que este nuevo colonialismo erosiona nuestros Estados, que se van alejando del modelo de Estado de Derecho, se abren brechas de odio en las sociedades y renacen prejuicios de toda índole, muchos marcadamente racistas, resabios no superados de las anteriores etapas colonialistas, dando lugar a una particular mezcla de coetaneidad de elementos no coetáneos. El programa ideológico del colonialismo financiero es claro: formatear sociedades con un 30% de incluidos y 70% de excluidos, conteniendo a los últimos mediante una creación de realidad mediática única y monopólica y, de no ser suficiente, con represión brutal y desembozada. La ideología con que se encubre esta realidad reemplaza hoy a las esgrimidas por los totalitarismos de entreguerras en cuanto a confrontación con las libertades, la democracia, los Derechos Humanos y el Estado de derecho. Dicho groseramente, es clarísima la confrontación de Friedrich von Hayek -uno de los máximos teóricos del autodenominado neoliberalismo-, sosteniendo que nadie tiene derecho a nada por el mero hecho de haber nacido, con la famosa nota de Rousseau, que sostenía que siempre alguien debe tener algo que lo motive a sostener el contrato. Efectivamente: todo Estado de Derecho –para generar un orden– debe ser en alguna medida social pues, cuando esta condición se pierde y muchos quedan sin nada, sólo resta procurar el orden por medio de la mentira y la represión, hasta que todo se desbarata en el desorden. Es clarísimo que el neoliberalismo no es una ideología liberal. Por el contrario, cabe afirmar –confrontando a von Hayek con Rousseau- que es su antípoda, lo que en el plano real se verifica y también explica la especial empatía de los Chicago boys con la dictadura de Pinochet. Pero, ante todo, el neoliberalismo es una ideología. Toda ideología es un sistema de ideas que puede ser racional o irracional, según sirva para acercarse a la realidad develándola o alejarse de ella encubriéndola. Por eso, no siempre una ideología es encubridora –concepto sólo negativo que le asignaba Marx-, sino que las hay también que permiten acercarse a la realidad, cuestión a dilucidar por la crítica de las ideologías. De allí que las ideologías –cuando son encubridoras- al excluir o neutralizar datos de realidad- ocultan el mundo (o parte de éste) a sus seguidores, que acaban creyendo que están haciendo lo que en realidad no hacen o no haciendo lo que en realidad hacen. El neoliberalismo es, pues, una máscara que encubre las pulsiones totalitarias del corporativismo financiero transnacional y del colonialismo por endeudamiento de nuestra región, valida de un grosero reduccionismo economicista seguido de su aberrante antropología del homo economicus. Sus seguidores creen que se alejan del modelo de Estado de Derecho para ordenar mediante la violencia punitiva y represiva la sociedad 30 y 70 bajo la forma de Estados de policía, que sería su ideal políticamente antiliberal. Pero no son sólo sus cultores los que lo creen, sino también solemos creerlo sus críticos. La vieja polarización de modelos ideales de Estado entre los de Derecho (todos iguales ante la ley) y los de policía (todos igualmente sometidos a la voluntad arbitraria del que manda), proveniente de lo confrontación de entreguerras entre democracias y totalitarismos, nos ha encasillado y –ni ellos ni nosotros- tenemos las ideas claras respecto de qué sucede con los Estados a medida que este colonialismo nos aleja del Estado de Derecho, puesto que no es verdad que los conduzca en el sentido del modelo de policía, sino a otro diferente y no suficientemente observado. En efecto: el modelo de Estado de policía requiere cúpulas fortísimas y verticalizantes, como eran Stalin, Hitler, Mussolini, los genocidas nuestros de la seguridad nacional. Pero las cúpulas del poder estatal de nuestra región tienden a ser cada vez más débiles e inestables: su principal preocupación –como domadores de potros o novilleros- es resistir los corcoveos para que no los  revuelquen por el suelo. Aunque no en todos los países el proceso alcanza el mismo grado de avance ni mucho menos, vale la pena reparar en las situaciones más dramáticas de Estados apartados del modelo de derecho, porque existe la seria amenaza de que se marche lentamente por el mismo camino en toda la región. Lo que vemos en esas situaciones extremas y dolorosas es que sus policías (seguridad, inteligencia, etc.) se autonomizaron y montaron sistemas de recaudación propios (suele llamárselo corrupción) que, naturalmente, requieren un aparato de coerción, o sea que montan también su propio sistema de penas (extorsiones, torturas, detenciones ilegales). Como también eliminan a los rateros de pequeña monta (ejecuciones sin proceso, letalidad policial), éstos se protegen refugiándose en organizaciones más estructuradas (delincuencia de mercado llamada organizada, o sea, oferta de servicios ilícitos). La delincuencia de mercado también tiene su propio sistema de recaudación y de penas (venganzas mafiosas), pero en ningún país puede subsistir sin una relación alternativa o selectiva de cooperación/conflicto con las policías autonomizadas, de modo que se establecen vasos comunicantes. De este modo, la población va siendo sometida a diferentes exigencias de recaudación y a sus respectivos sistemas de penas  –incluso contradictorios-, por lo que suelen generar grupos de autodefensa que acaban montando también sus aparatos de recaudación y de penas, lo que acrecienta el caos en la sociedad. Cuando a la cúpula débil se le reclama insistentemente por el caos social, trata de mostrar un poder que no tiene y –como pretendida medida preventiva- autonomiza más a sus agencias policiales, lo que realimenta todo el proceso de caos social. Al agravarse la situación, como medida desesperada, la débil cúpula decide echar mano de las fuerzas armadas, degradándolas a funciones policiales. Como éstas no están entrenadas para la prevención y seguridad interior, comienzan cometiendo errores y luego atrocidades; finalmente, terminan montando también sus propios sistemas autónomos, al igual que las policías. El resultado es que el caos social se acrecienta aún más y, al perder prestigio y respeto público las fuerzas armadas, se lesiona gravemente la defensa nacional. El Estado se debilita, es decir, sucede todo lo contrario de lo que sería un Estado de policía verticalizado, pues

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Raanan Rein: la política migratoria de Perón no fue la del crisol de razas

Fuente: Maximiliano Mendoza | Página/12 Fecha: 6 de noviembre de 2019 Hoy a las 17 el historiador israelí Raanan Rein, presentará en la Legislatura su libro «Los muchachos peronistas árabes», que escribió con Ariel Nojovich. En esa obra el autor analiza uno de los aspectos menos conocidos de la historia del peronismo y con ello se propone desarmar muchos prejuicios en torno a las políticas migratorias de la época, tal y como hiciera con la anterior obra «Los Muchachos Peronistas Judíos» (2015).  En una entrevista con Salta/12, Rein explica su tesis, que se enfoca en demostrar que durante el primer peronismo se promovió la integración multicultural y multireligiosa. Además analiza aspectos soslayados como la identidad étnico cultural y pone en entredicho el mito liberal del «Crisol de Razas». – Usted en su libro sostiene que las políticas migratorias del primer peronismo configuran un modelo a imitar aún en la actualidad. ¿Cuáles, según su opinión, fueron las políticas que permitieron esa integración cultural de los distintos grupos étnicos?  – Efectivamente, estamos viviendo en los últimos años un mundo cada vez menos tolerante. En muchos países como Brasil, Estados Unidos, Hungría o Polonia, se percibe una creciente xenofobia, un creciente racismo, un discurso fuertemente antiinmigratorio. En ese sentido, el modelo que ofreció el primer peronismo fue algo distinto y para mí es un modelo a emular hoy en día, porque ofreció a distintos grupos de inmigrantes y sus descendientes nacidos en la Argentina un reconocimiento sin precedentes. Brindó legitimidad a sus idiosincrasias, a sus lazos con sus países de origen, y de algún modo otorgó nuevos significados al concepto de ciudadanía. En este sentido, es importante el contraste con el concepto liberal de «Crisol de Razas», según el cual los inmigrantes tenían que dejar de lado su bagaje cultural, religioso e idiomático, y en el caso del primer gobierno peronista lo que vemos es un nuevo espacio para la elaboración de identidades híbridas, que diferencian al primer peronismo de periodos anteriores de la historia argentina. El peronismo otorga a estos colectivos derechos políticos en un sentido integrador. Otro aspecto importante es el concepto de la Comunidad Organizada, que busco también incorporar a los colectivos étnicos. Con su postura anti liberal, que dio más importancia a derechos colectivos que a los derechos individuales, el peronismo ofrece un nuevo espacio a los distintos colectivos inmigrantes. – En consonancia con su anterior libro, «Los muchachos peronistas judíos», usted hace hincapié en la valoración positiva de los discursos de Perón con respecto a los argentinos-árabes. ¿Cuáles fueron las similitudes y las diferencias en la integración de ambos grupos étnicos a la argentinidad? – Efectivamente han habido muchas similitudes en las estrategias de integración de ambas colectividades. Las profesiones que adoptaron durante la primera generación de inmigrantes tienen muchas similitudes con la segunda. Ambas colectividades se beneficiaron de las nuevas políticas del peronismo hacia los inmigrantes semitas (judíos, árabes, musulmanes, etcétera). Asimismo, en este periodo se verifican a menudo estereotipos negativos similares en relación a estos inmigrantes no latinos, no cristianos, pero también se verifican distintas estrategias de lucha contra las actitudes discriminatorias contra estos inmigrantes. En cuanto a las diferencias, los inmigrantes judíos se instalaron en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores (de hecho el 80% de los inmigrantes judíos y sus descendientes se concentra en dicha área), mientras que los inmigrantes árabes se instalaron a lo largo y ancho del país, teniendo una mayor incidencia demográfica, económica, política y cultural en la región del noroeste. Otra diferencia a tener en cuenta es que los inmigrantes judíos lograron en una etapa más temprana establecer organizaciones comunitarias para la representación de la comunidad judía ante las autoridades, cosa que los inmigrantes árabes establecieron un poco después. – En el libro se mencionan los casos de los directores de migraciones que fueron expulsados por Perón por mantener posiciones antisemitas. Sin embargo, aún está latente cierta historiografía que coloca al entonces presidente dentro del universo nazi-fascista… ¿Por qué es tan difícil romper con ese sentido común a pesar de las fuentes históricas que lo contradicen? – La imagen nazi-fascista de Perón tenía que ver sobre todo con la neutralidad argentina durante la segunda guerra mundial. Los norteamericanos nunca han perdonado a la Argentina esta política y la falta de solidaridad con los EEUU después del ataque de Pearl Harbor en diciembre de 1941. De hecho, cuando llegamos a las etapas finales de la segunda guerra mundial, la Argentina es la única república americana en no apoyar a los aliados. Además, una vez terminada la guerra y una vez elegido presidente Perón, la política económica y social desafiaba los intereses norteamericanos. Y también en este periodo muchos criminales de guerra nazi aprovecharon para venir al país, lo cual ayudó a pintar una imagen nazi-fascista del líder justicialista. Aunque entraron criminales de guerra nazis a otros países, incluyendo los Estados Unidos. Perón era bien consciente de esta imagen negativa que tenía en los medios de comunicación estadounidenses, en la Casa Blanca y el Departamento de Estado, e intentaba de diferentes maneras cambiarla. Su política hacia los colectivos inmigrantes, y sobre todo hacia los judíos, tenía que ver justamente con ese esfuerzo de limpiar su imagen en los Estados Unidos, pero fracasó en ese intento. Logró hacerlo sólo en algunos círculos del país norteamericano. – Un aspecto importante del libro consiste en señalar los motivos por los que la mayoría de los argentinos árabes se instalaron en el norte argentino ¿Cuáles destaca de esos? – Eso tiene que ver en parte con la llegada algo tardía de los árabes a la Argentina. Tenían que buscar lugares con más posibilidades laborales y de movilidad social que en los espacios ya ocupados por otros inmigrantes, y optaron por la región del noroeste. Además, como en otros casos, se nota una inmigración en cadena; una vez que las primeras generaciones se asentaron, invitaron a sus familiares y a sus correligionarios de sus regiones de origen a que vengan al país. Mañana (por hoy) seguramente estaré junto a muchos descendientes de esta corriente durante la presentación, así que estoy agradecido por ello desde ya.

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Un rechazo contundente

Fuente:  Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 3 de noviembre de 2019 El próximo 10 de diciembre culminará en Argentina otro doloroso capítulo de la experiencia neoliberal, que trajo las políticas y los resultados de siempre. El legado que deja resulta indiscutible. La pobreza mostró un alarmante aumento, hubo un crecimiento sostenido de la desocupación, cierre de pymes, salto del endeudamiento, baja de los salarios reales y crecimiento de las tarifas públicas, entre otros tantos males a heredar. Este es el escenario con el que se encontrará el Frente de Todos cuando inicie su gobierno. La emergencia en temas concretos, como la alimentación, demandará sin demoras decisiones importantes. A su favor, para tratar de dar vuelta semejante legado, el nuevo gobierno contará con el apoyo de la mayor parte de la población. Los resultados electorales del pasado 27 de octubre dejaron una enseñanza clara: que las mayorías están en contra de las políticas implementadas en los últimos años y que están a favor de comenzar una etapa distinta al neoliberalismo. Afortunadamente se abre un nuevo capítulo en la historia del país, una nueva orientación de sus políticas públicas y un nuevo alineamiento internacional. Sin lugar a dudas el escrutinio definitivo seguirá reflejando el contundente rechazo a las políticas de estos cuatro años. Cuesta encontrar una primera vuelta donde los resultados hayan sido tan contundentes a favor de un candidato. Sin embargo, desde el oficialismo y la prensa dominante se trata de instalar la idea de que el verdadero ganador fue quien salió segundo, una hipótesis que no resiste ningún análisis. De hecho, el propio Marcelo Bonelli afirma en su nota (Clarín, 1/11/19): «Marcos Peña intenta –con su marketing– transformar la derrota en un triunfo. La arremetida final de Macri lo dejó mejor parado y el resultado dejó un escenario más equilibrado. Pero eso no esconde lo esencial: la derrota (…) Macri encabezó el único gobierno oficialista que no logró la reelección. Fue el primer presidente de la historia que buscando la reelección no lo consiguió». Una buena síntesis de lo ocurrido. Las comparaciones con otras elecciones no dejan de ser importantes. Hay que recordar que luego del resultado de 2015 se intentó hacer creer que el proyecto iniciado en el 2003 estaba agotado y que sólo quedaba abrazar la vía de los mercados. Sin embargo, en ese momento la diferencia en el balotaje fue de 2,68 puntos. La catástrofe social a la que llevó el ajuste, que incluyó la vuelta al FMI, hizo que la experiencia neoliberal no resistiera más que un mandato. En estos días se habló de que la polarización observada constituyó en los hechos un adelantamiento del balotaje, pero no alcanza para desmerecer los resultados de la primera vuelta. No significa que no haya habido algunos sectores que modificaron su voto respecto de las PASO a favor del oficialismo. Pero, después de todo, ¿no era eso lo que se buscaba con el «plan alivio» posterior a las Primarias? La pretendida sensación de alivio, si ocurrió, duró poco. Consumadas las elecciones, el actual gobierno volvió a dejar en claro que su compromiso no es con la ciudadanía sino con los sectores que en todos estos años han salido beneficiados. El viernes se efectivizó una suba de las naftas del 5%, y vendrán otras dado que se ratificó que los precios volverán a ser «libres». Se adelanta así el cronograma que estipulaba que hasta el 13 de noviembre los combustibles se mantendrían sin cambios. La ausencia de balotaje seguramente fue la que aceleró los ajustes. En esta línea aparecen los últimos anuncios de aumento en las prepagas (4% en noviembre y 12% en diciembre). También es inminente la suba de los planes de telefonía móvil, y luego vendrían el gas y la luz. Sería bueno que este gobierno no continuara con estas políticas. Con sus decisiones, la actual gestión sigue impactando en la inflación y erosionando el poder adquisitivo de los hogares. Los últimos datos de los salarios y precios muestran que en agosto de 2019 el poder de compra de los trabajadores era un 7,9% más bajo que un año atrás (12,8% fue la baja en privados no registrados). A esto se le suma el deterioro del mercado laboral, que mostró en agosto una baja interanual de empleo formal (-2,3%), monotributistas (-1,1%) y autónomos (-2,5%). El delgado hilo que conduce a la pobreza y la emergencia es lo suficientemente visible. Con datos actualizados a septiembre, una familia tipo precisa ingresos por 34.784 pesos mensuales para no ser pobre y 13.913 para no estar por debajo de la línea de indigencia. En este marco, propuestas como la flexibilización laboral sólo podrían llevar a una mayor caída de los salarios y al empeoramiento de la situación social. Lo que hace falta, de manera urgente, es la implementación de otras políticas, más allá de que algunos analistas insistan con su habitual discurso. En el último informe del Centro de Estudios de Orlando Ferreres se dice: «En líneas generales, no hay mayor espacio para llevar a cabo políticas de estímulo de demanda, y será una condición necesaria que se comience a transitar el camino de las reformas estructurales». Incluso si fuera cierto que no hay espacio para hacerlo, lo que ciertamente no es el caso, ¿no sería bueno dejar de dañar la demanda con los aumentos que se vienen, que repercuten directamente sobre el ingreso disponible de los hogares, la demanda interna y retroalimentan la espiral de caída de la economía? Este análisis no desconoce que los resultados también muestran que hay sectores que han elegido diferentes opciones durante todo el proceso eleccionario. Por lo tanto, pensando en un proyecto para las mayorías, aún queda un gran camino por recorrer en el esfuerzo por sumar a quienes todavía tienen reservas o prejuicios y terminan votando en contra de sus propios intereses. El poder comunicacional que poseen las fuerzas que se oponen al bienestar de las grandes mayorías populares ha ejercido una importante influencia en los estratos medios urbanos. Hay que profundizar

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El final del mundo macrista

Fuente: Ricardo Aronskind | El cohete a la Luna Fecha: 3 de Noviembre de 2019 El triunfo en primera vuelta del Frente de Todos fue un extraordinario resultado teniendo en cuenta el poder de las fuerzas a las que enfrentó, y abre el camino para una primera mejora: desplazar del aparato estatal a los ejecutores de las medidas que llevaron a esta gravísima situación. Pero durante algunas semanas más estas fuerzas estarán al comando del Estado, y aun disponen de las más importantes palancas de la economía argentina. No hay transición: hay macrismo Ninguno de los efectos económico-sociales por los cuales el experimento neoliberal fue rechazado en las urnas cesó el domingo de la victoria del Frente de Todos. Ya se pusieron en marcha los aumentos de tarifas y combustibles suspendidos para falsear el clima preelectoral. Se están observando remarcaciones gigantescas en productos de primera necesidad sin ningún justificativo. El pan aumentará 30%, la carne 20%, pero esta vez sin la excusa de una devaluación previa. El deslizamiento del dólar en la semana previa a los comicios ya dio pie para que sectores monopólicos  se consideren habilitados a remarcar con impunidad. Hasta ahí la continuidad de una práctica predatoria tradicional, que deberá ser revisada si se quiere lograr cierta recuperación del poder adquisitivo del salario. Pero esta semana se conoció que el gobierno macrista prevé realizar una emisión gigantesca de dinero (entre 250.000 y 400.000 millones de pesos) hacia diciembre, dado que en este último tramo se concentrará el grueso del déficit fiscal del año. El gobierno agonizante pasará de la sacrosanta emisión cero, durante la cual la inflación se aceleró, a una violenta inyección de dinero en un período muy acotado. Es previsible, por lo tanto, una realimentación  del proceso inflacionario y de la demanda de dólares negros, dado que esta administración no está dispuesta a tomar ninguna medida adicional. En tanto, continúa la reducción de la masa de las LELIQs, dado que el Banco Central está bajando la abultadísima tasa pagada hasta ahora, pero en este momento arriesga a empujar a los ahorristas en pesos hacia el dólar, que ya no les suministra en cantidades significativas el Estado desde el día de la derrota gubernamental en las urnas. Se están creando las condiciones para una escalada del dólar negro sin precedentes, luego de meses en los que desaprensivamente se dejaron casi desaparecer las reservas del Banco Central. Muy tarde, se minimiza la venta masiva de divisas al público. Hoy los precios y el dólar están sin control –debido a la catastrófica política económica macrista— y se realimentan mutuamente, a costa del empobrecimiento de las mayorías. La reanudación de los aumentos de tarifas agrega otro acelerador a la velocidad de los precios, otra de las justificaciones de la “patria remarcadora”. Por si faltaba alguna excusa que potencie la nefasta práctica de las remarcaciones precautorias, se han escuchado rumores de alzas de precios decididas en función de la previsión de un eventual acuerdo de precios y salarios en la próxima gestión. Si esto es así, si ahora hay saltos de precios “por si” se intenta poner en el futuro bajo control la inflación, estamos frente a la mejor prueba de la nula disposición de ciertos sectores formadores de precios a realizar un aporte genuino a la estabilización y recuperación económica: todo consiste en hacer la trampa de aceptar frenar los precios luego de colocarlos en niveles exorbitantes, que garanticen en lo microeconómico rentabilidades desmesuradas, pero que en lo macro consolidan efectivamente una realidad distributiva que es un freno a cualquier reactivación. Los empresarios privados se comportan con absoluta irresponsabilidad, ejerciendo su poder monopólico u oligopólico, empujando hacia la contracción de la actividad económica –al provocar la caída del poder adquisitivo de la población—, y por lo tanto a la quiebra de otros colegas empresarios, debido al efecto de desplazamiento de la demanda efectiva hacia los consumos más imprescindibles. Pero al mismo tiempo rechazan, como si fueran brillantes corporaciones globales, la intervención del Estado en la economía. No quieren tener comportamientos disciplinados, ni ser disciplinados por las autoridades públicas, y defienden su “derecho” a sostener conductas económicas depredadoras. Otros incendios No sabemos si es planificada la política pública de despojar a la próxima administración de cualquier instrumento de intervención para estimular la economía. Pero si las medidas que está tomando en diversas áreas estatales que convergen en el debilitamiento extremo de las capacidades estatales son planificadas, el gobierno estaría mostrando habilidades de articulación de medidas económicas que hasta ahora parecía no tener. Hay que explicitarlo ante la opinión pública con total claridad: se está dejando al Banco Central sin reservas ni posibilidades de financiamiento convencional, y al Banco Nación y al Banco Provincia de Buenos Aires en una muy comprometida situación patrimonial, que de haber subsistido el macrismo hubiera desembocado seguramente en su privatización con la excusa de que “dan pérdida” o que “no están en condiciones de cumplir su función”. En materia de destruir las capacidades estatales, el neoliberalismo acude a la batería de excusas que utilizó en sus experimentos previos. Al mismo tiempo, se está dejando plantada una severa crisis de orden federal: varias provincias, producto de los manoseos presupuestarios recientes de la gestión macrista, los recortes provocados por el ajuste fondomonetarista y la contracción general de la economía, comienzan a tener muy serias dificultades para poder pagar las actualizaciones salariales pactadas, disparadas por la inflación que superó ampliamente los aumentos otorgados del 23%. No hace falta describir el escenario provincial cuando no se puedan cubrir las remuneraciones de los empleados públicos. Al mismo tiempo no debemos soslayar los efectos inerciales de la contracción económica en marcha, que permanecen como telón de fondo de las novedades agravantes que mencionamos más arriba: cierre constante de empresas productivas y comerciales y aumento del desempleo y la pobreza. Se debe considerar la posibilidad de que la asunción de Alberto Fernández el 10 de diciembre se produzca en un contexto de aguda crisis económica y social, que no sólo empañe los festejos

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Espionaje, fragmentación y vigilancia: los dispositivos de la manipulación neoliberal

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la Luna Fecha: 3 de Noviembre de 2019 En la última semana la empresa Facebook fue condenada en el Reino Unido a pagar una multa de 500.000 libras esterlinas (643.785 dólares) ante el ente público de control de la privacidad de datos personales [1]. En la misma semana la empresa WhatsApp, propiedad de Mark Zuckerberg desde 2014, demandó a la empresa israelí de vigilancia cibernética NSO Group por espiar en 20 países, entre los cuales se encuentra Argentina. Los funcionarios de WhatsApp señalaron en su acusación que se trata de actividades de espionaje a 1400 objetivos (teléfonos celulares) detectados hasta la actualidad. Entre los relevados figura la vigilancia de 100 periodistas y decenas de activistas de derechos humanos [2]. En julio último, Facebook fue condenado por el gobierno de Estados Unidos a pagar 5.000 millones de dólares por violar las regulaciones de privacidad de la información. La imputación se refiere a la entrega de 200 millones de perfiles de sus usuarios a la empresa Cambridge Analytica. Dichos datos fueron utilizados en diversas campañas electorales como el Brexit, el triunfo de Mauricio Macri en 2015 y en 2017 y el éxito de Donald Trump en 2016 [3]. A medida que el hechizo neoliberal empieza a trastabillar en diferentes países, empiezan a divisarse los mecanismos utilizados por los poderes concentrados para manipular y confundir a segmentos específicos de la sociedad. Los tres dispositivos centrales que han sido empleados son: El espionaje y vigilancia de referentes políticos, gremiales y/o judiciales con el objetivo de controlarlos, extorsionarlos o paralizarlos. La segmentación de grupos sociales operables (capaces de ser influidos), utilizando como insumo para su catalogación la Inteligencia Artificial (IA). La multiplicación de operaciones de prensa basadas en datos obtenidos por medios ilícitos (sumados a los recursos provenientes de la IA), destinados a imponer climas sociales, culturales y económicos enfrentados a los intereses mayoritarios. Los tres procedimientos manejan herramental tecnológico y son complementarios a la construcción política clásica, territorial e identitaria. Se superponen y buscan retroalimentarse conjuntamente. Operan sobre conjuntos sociales poco politizados a partir de la utilización de información clasificada que es intervenida y manipulada para conseguir efectos de resentimiento y odio hacia referentes populares. La multa a Facebook y la demanda a NSO Group exhiben la práctica habitual de los tres dispositivos: la modificación, alteración y configuración de relatos públicos acordes a la imposición de intereses concentrados.  El último 11 de septiembre el juez federal Alejo Ramos Padilla tomo declaración testimonial al empresario israelí Dov Kilinsky, quien aparece en los archivos extraídos de las computadoras de Sebastián D’Alessio como un distribuidor de aparatología de seguridad, vigilancia, seguimiento, encriptación y espionaje [4]. En su declaración Kilinsky acepta ser integrante de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, liderada por Mario Montoto, a quien D’Alessio identifica en varios intercambios de WhatsApp como “MM” o “el 1”. Admite, además, ser el representante de la empresa madre de NSO Group, la Israel Aerospace Industry, IAI, constituyéndose como su representante en Argentina desde 2013 [5]. Ciberguerra macrista Dov Kilinsky, uno de los proveedores de Sebastián D’Alessio. El interés de Mauricio Macri por el espionaje ilegal se remonta al caso de las escuchas telefónicas sufridas, entre otros, por familiares de las víctimas de la causa AMIA. Una vez asumida la presidencia en diciembre de 2015, luego de que Macri fuera desvinculado en forma sorpresiva de la imputación por espionaje, la tarea quedó en manos de Patricia Bullrich, que apeló a la colaboración de varios intermediarios con empresas israelíes proveedoras de tecnología de seguridad. El 24 de julio de 2016 Bullrich declaró que “estamos trabajando con la Dirección de Comunicaciones de la Corte (la ex OJOTA, encargada de las escuchas telefónicas) un establecimiento de protocolos. El otro tema al que nos estamos dedicando fuerte es el de la creación de un protocolo unificado de emergencias. El diputado Waldo Wolff lo está trabajando con expertos de distintos lugares en el mundo, para saber qué hacer y cómo operar para que no se colapsen las comunicaciones y la logística” [6]. Meses después de este reconocimiento (o lapsus) público, el diputado Waldo Wolff acompañó a Tel Aviv a Patricia Bullrich a la cuarta Conferencia de Ciberseguridad, exposición en la que se ofertan y comercializan dispositivos tecnológicos destinados al control del terrorismo y la seguridad pública [7]. Del convite participó también Dov Kilinsky. En esa oportunidad el ministerio de Seguridad adquirió un paquete de ciberseguridad que costó al erario público la suma de 5.200.000 de dólares, cuyo desarrollo bien podría haber sido realizado con recursos propios, provenientes de las tecnologías existentes en el INTI o el CONICET.  El software comprado está orientado –según se informó— a prevenir ataques terroristas. Posee la capacidad de recolectar y procesar datos de redes sociales. El último 24 de diciembre de 2018, horas antes de la celebración de la Nochebuena, el diputado Waldo Wolff dialogó con el misógino locutor Baby Etchecopar en su programa radial El Ángel del Mediodía, en relación al aniversario de la muerte de Alberto Nisman, uno de los temas que más apasiona al ex arquero suplente del club Atlanta. En el transcurso del reportaje pasó desapercibida una frase del legislador, asiduo asistente a los paneles de debate vespertino de carácter político revisteril. “Yo también –afirmó, eufórico— tengo acceso a carpetas de la vida privada de mucha gente” [8]. Espionaje en América Latina  Presentación del Juez Alejo Ramos Padilla ante la Cámara de Diputados para denunciar las articulaciones internacionales de Sebastián D’Alessio. En enero de 2015, la Corte Suprema de Panamá difundió el resultado de una investigación sobre espionaje de la que resultó imputado el ex Presidente de ese país, Ricardo Martinelli. La imputación, que supuso el inmediato pedido de extradición de Martinelli –que en 2015 se encontraba residiendo en Estados Unidos— se basó en la acusación de utilizar una aplicación de vigilancia remota conocida como Pegasus, creada y comercializada por NSO Group. Martinelli fue detenido el 12 de junio de 2017 en Miami. En el juicio el ex Presidente reconoció que el Estado panameño adquirió, durante su presidencia, soportes de espionaje a

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Para leer al Pato Donald: qué dice el libro en el que Fernández se basó para criticar a Bugs Bunny

Fuente:  La Nación Fecha: 2 de noviembre de 2019 Esos dibujos animados, Bugs Bunny, el Pato Lucas, el Gallo Claudio, representan una disputa entre un tonto y un vivo, donde siempre gana el vivo. ¿Han visto un estafador más grande que Bugs Bunny?», preguntó el presidente electo Alberto Fernández ayer en una charla que dio junto al expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica. En medio de una crítica a los medios de comunicación, Fernández aseguró que la empresa estadounidense Warner fue la primera responsable de influir de manera negativa a toda una generación. Pero esa no es una teoría que le pertenece. Hace casi medio siglo, en 1972, el argentino-chileno Ariel Dorfman y belga Armand Mattelart publicaron en Chile el libro Para leer al Pato Donald, en principio un análisis sobre los personajes de Walt Disney, que se luego convirtió en lectura obligatoria de muchas escuelas de comunicación, por su tesis acerca de los procedimientos del imperialismo. «Sería falso afirmar que Walt Disney es un mero comerciante. No se trata de negar la masiva industrialización de sus productos: películas, relojes, paraguas, discos (…) que inundan el mercado. Historietas en cinco mil diarios, traducciones en más de treinta idiomas, leído en cien países. [Pero] Más allá de la cotización bursátil, sus creaciones y símbolos se han transformado en una reserva incuestionable del acervo cultural del hombre contemporáneo: los personajes han sido incorporados a cada hogar», establece la obra en su introducción. Para leer al pato Donald, de Ariel Dorfman y Armand Mattelart Fuente: Archivo Así, con una perspectiva marxista de la cultura de masas, entendida como reproductora de una ideología dominante, Para leer al Pato Donald sostiene durante sus 169 páginas que «más allá de las fronteras y las ideologías, más acá de los odios y las diferencias y los dialectos, (…) los personajes pasan a ser el puente por medio del cual se comunican entre sí los seres humanos». En coincidencia con el discurso de Fernández, los intelectuales Dorfman y Mattelart postulan que las producciones de Disney tienen una estrategia discursiva para difundir y sembrar las ideas características de la sociedad capitalista en un público infantil, en crecimiento, de países poco desarrollados. Del Pato Donald a Bugs Bunny Mattelart y Dorfman eligieron al Pato Donald porque consideraron que representa fielmente el llamado estilo de vida americano. «Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el calor de la lucha por la supervivencia», dijo Dorfman. Fernández eligió al conejo Bugs Bunny por ser un ejemplo de estafa. «Estamos en un tiempo en donde impera el individualismo, donde el narcisismo es central, donde la meritocracia parece ser la regla, donde la enfermedad central tiene que ver con la estética que es la bulimia y la anorexia. Esos dibujos animados fueron y son el modelo de muchos chicos. En verdad es un modelo de gran promoción del individualismo», dijo el presidente electo. Libro relacionado: Para leer el pato Donald:  http://www.sigloxxieditores.com.ar/pdfs/dorfman_mattelart_para_leer_al_pato_donald.pdf

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El que se va sin que lo echen

Fuente: Emir Sader | Página/12 Fecha: 2 de noviembre de 2019 El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció que no irá a la toma de posesión del mando de sus futuros pares argentinos, Alberto Fernández y Cristina Kirchner, el próximo 10 de diciembre. Tradicionalmente los presidentes de los dos países comparecían a la toma de posesión de sus colegas, además de que la primera visita al exterior de cada uno de ellos se daba al país vecino. El anuncio del presidente de Brasil se hace después de sus dichos respecto a las elecciones argentinas, y sus expectativas de que los candidatos vencedores no triunfarán. Tras el resultado adverso, vinieron sus declaraciones de que los argentinos se habían equivocado y que se arrepentirían. Lo hace desde un gobierno que perdió por lo menos dos tercios del apoyo electoral, en un proceso marcado por la manipulación de fake news. Lo afirma, como si su ausencia empañara la ceremonia de la toma de posesión, como si su ausencia fuera notada y fuera lamentada. Sin embargo el canciller argentino tuvo que rechazar las palabras de Bolsonaro, antes incluso que el nuevo presidente elegido de Argentina hiciera lo mismo. ¿Pero por qué Bolsonaro ha decidido no ir a la toma de posesión del nuevo gobierno del principal aliado económico y político de Brasil? Antes de todo, porque él puede imaginar el tipo de recepción que tendría. Su imagen externa es la más rechazada de todas las existentes en el mundo de hoy, personifica lo peor de lo peor. Desde la responsabilidad por los incendios en la Amazonia hasta las contaminación de las playas del nordeste de Brasil por petróleo, sin que el gobierno, en ninguno de los casos, se haya empeñado en combatir las catástrofes ecológicas. Al contrario, ha tratado de hacer valer los desastres para expulsar a poblaciones indígenas de la Amazonia. Y hasta ha inculpado al gobierno de Venezuela por la contaminación de las playas brasileñas por petróleo. Por si esto no bastara, el presidente de Brasil se ha caracterizado por los planteos descalificadores a los defensores de los derechos humanos, los derechos de las mujeres, los negros, los LGBT, los ecologistas. También se ha caracterizado por la política de expropiación de los derechos de los trabajadores, de los recursos para políticas sociales, por la intensificación de la privatización de recursos públicos. Al igual que, en la política internacional, ha participado activamente en la acciones que tratan de aislar al gobierno de Venezuela. Bolsonaro sabe que el nuevo gobierno argentino va en la dirección exactamente opuesta a la de su gobierno. Fernández ya anunció que Argentina saldrá del Grupo de Lima, constituido para actuar en contra del gobierno de Venezuela. Los nuevos gobernantes argentinos han vertido sus críticas al modelo económico de Macri, tan similar al de Bolsonaro en sus planteamientos y en sus desastrosas efectos sociales, con el estancamiento económico y con índices record de desempleo en los países. El actual presidente brasileño se ha mostrado sumamente incomodado con la visita que Alberto Fernández le hizo a Lula antes aun de su elección como nuevo presidente de Argentina, con sus reiterados pedidos de Lula Libre, con los mensajes de Lula a los nuevos gobernantes de Argentina. El sabe que las relaciones entre Argentina y Brasil nunca fueron tan buenas como cuando Lula y Néstor Kirchner establecieron acuerdos históricos. Aquel fue el período de mayor fortalecimiento de los procesos de integración regional y de intercambio económico entre los dos países. Bolsonaro también sabe que no fue con comodidad que Macri lo recibió en la Casa Rosada, porque ha tenido pronunciamientos que ni siquiera la derecha argentina tolera.  El actual presidente de Brasil puede imaginar entonces cómo sería su recepción en Buenos Aires, en medio de la que seguramente será la mayor fiesta democrática contemporánea de la región, la que marcará la toma de posesión de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner. Imagina cómo su figura, su presencia, sería el blanco concentrado del repudio a todo lo que él representa, puede suponer que tendrá frente a él nuevamente ese pedido: Lula Libre. Por todo ello, Bolsonaro ha anunciado que no va a la toma de posesión. Un evento al cual ni siquiera había sido invitado. Y en el que sería un invitado mal visto, descolocado, fuera de contexto. En una fiesta que consagra todo lo opuesto a lo que él y su gobierno representan.

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