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Los estadounidenses judíos, controversias y antisemitismo: Trump lo hizo

Fuente: Dardo Esterovich | Revista Convergencia Fecha: 10 de diciembre de 2019 Últimamente las noticias de las controversias internas en la colectividad judía de EE. UU. han ganado amplio espacio en la prensa judía y en algunos casos han trascendido a la prensa en general. No es que antes no las hubiera pero ahora se han exacerbado por razones domésticas y otras relacionadas a Israel. Las domésticas tienen que ver con un notable incremento del antisemitismo que se suma a la histórica división entre la gran mayoría cercana a los demócrata que se posiciona en defensa y ampliación de los derechos de las minorías, y se los reconoce como liberales en la significación que este término tiene en la política estadounidense. El otro es un sector minoritario, producto de la emergencia de una parte de la colectividad a las clases altas de multimillonarios de gran poder económico, que adhieren a los republicanos y que se los reconoce como conservadores. Las controversias relacionadas a Israel se manifiestan en dos planos: El creciente rechazo a la política del gobierno derechista de Netanyahu en relación al conflicto en Medio Oriente y su negativa a quitarle los privilegios al sector ultraortodoxo que lo acompaña en la coalición de gobierno, en perjuicio de las otras corrientes religiosas judías como los reformistas y conservadores que a su vez son mayoritarias en EE.UU. En este marco, en los últimos lustros han surgido diversos movimientos que se expresan por fuera del establishment tradicional representado por la Conferencia de Presidentes de las principales instituciones judías, el poderoso lobby judío AIPAC y la ADL (Liga contra la Difamación). Estos movimientos, en apretada síntesis son: a) If Not Now (Si no es ahora) se fundó en julio de 2014 para protestar por el apoyo institucional estadounidense judío a las acciones de Israel durante el conflicto con Gaza de 2014 Su primera acción fue recitar la oración de luto judía, el Kaddish, por todas las víctimas palestinas e israelíes de la guerra, reuniéndose en las afuera de las oficinas de la Conferencia de Presidentes. b) Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz) fue fundada en septiembre de 1996 como una organización opuesta a la ocupación de Cisjordania y Gaza. Durante sus primeros años fue buscando su propia identidad en un proceso de intenso debate. En el año 2009 define su misión, que rige actualmente. Se opone al fanatismo y la opresión y discriminación anti-judía, anti-musulmana y anti-árabe. Busca el fin de la ocupación israelí de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este; seguridad y autodeterminación para israelíes y palestinos; una solución justa para los refugiados palestinos basada en principios establecidos en el derecho internacional; el fin de la violencia contra los civiles; y paz y justicia para todos los pueblos del Medio Oriente. c) J-Street (Calle Judía) es una asociación sin fines de lucro con una rama que ejerce funciones de lobby. Fue fundada en abril de 2008 y propone una firme implicación norteamericana para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos, defiende un cambio en la política estadounidense en Medio Oriente privilegiando las soluciones diplomáticas por encima de las soluciones militares. Defienden el acuerdo nuclear pacífico con Irán, y promueve una aproximación a la resolución del conflicto, de una manera multilateral, no unilateral, así como el diálogo en lugar del enfrentamiento. Apoya financieramente a los candidatos al Congreso estadounidenses, fundamentalmente demócratas, que se comprometan en apoya estas políticas. d) Bend the Arc (Curvando o tensando el arco) se formó en 2012 a partir de la fusión de los Fondos Judíos para la Justicia y la Alianza Judía Progresiva. Se propone unir voces progresistas judías en todo Estados Unidos para luchar por la justicia para todos. Se viene solidarizando con las comunidades minoritarias atacadas. La organización aboga por una sociedad más equitativa y justa, enfocándose estrictamente en los asuntos domésticos. Bend the Arc no se ocupa de cuestiones relacionadas con Israel. e) Americans for Peace Now (Estadounidenses por Paz Ahora)) es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo declarado es ayudar a lograr una solución política integral al conflicto israelí-palestino. Fundada en 1981 como la organización hermana de Shalom Ajshav (Paz Ahora) de Israel, APN se describe a sí misma como una organización judía estadounidense no partidista, sin fines de lucro, pro Israel, pro paz. Estas son las más importantes organizaciones estadounidenses judías por fuera del establishment con inserción en la mayoría de los estados de EE.UU. con amplia presencia de la colectividad judía. Hay numerosos movimientos locales especialmente en los campus universitarios no vinculados entre sí ni con alguna institución que los centralice que también dan pelea por las mismas cuestiones que las mencionadas anteriormente. Este conjunto de movimientos con sus matices de mayor o menor radicalización, buscan relacionarse con la sociedad norteamericana en general en defensa de los derechos de las minorías, contra la discriminación y la xenofobia, y en defensa de los sectores más desprotegidos económica y socialmente. Pero lo que últimamente ha monopolizado la atención de todos estos movimientos y otros no necesariamente adscriptos a principios progresistas, es el incremento exponencial del antisemitismo durante la era Trump. Todos los gestos hacia Israel del presidente norteamericano -traslado de la Embajada a Israel, reconocimiento de la soberanía sobre el Golán y Jerusalén Este, y últimamente la legitimación de los asentamientos judíos en Cisjordania- no ha podido aplacar la preocupación ante este peligroso fenómeno. El antisemitismo en EE.UU. viene de larga data –basta recordar los carteles que no admitían en comercios, hoteles y casas de comida a negros, judíos y perros- con exponentes de alto perfil como Henry Ford y Charles Lindbergh. Después de la Segunda Guerra Mundial con la derrota del nazismo y la posterior creación del Estado de Israel, se remitió en pequeño grupos racistas y neonazis. Pero el advenimiento de Trump a la presidencia de EE.UU. hizo revivir a lo que estaba esporulado. La primera advertencia tuvo lugar en Charlottesville, Virginia, cuando durante una marcha convocada por los supremacistas blancos agrupados en “Alt-Right” (Alternativa de

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El “Caso 3000” visto como uno de los peores escándalos de soborno en la historia de Israel

Fuente: Radio Jai web Fecha: 4 de diciembre de 2019 Los fiscales estatales anunciaron el jueves cargos contra exfuncionarios de defensa y asociados del primer ministro Benjamin Netanyahu, incluido su primo, quien fue su ex abogado, en un importante caso de corrupción que involucra presunta corrupción en la compra de embarcaciones navales. El caso 3000, como se sabe, se centra en un posible conflicto de intereses en torno a la adquisición de barcos militares y submarinos de miles de millones de shekels del constructor de barcos alemán Thyssenkrupp en 2016. Los fiscales alegan que funcionarios israelíes fueron sobornados para impulsar un acuerdo masivo por las embarcaciones que valen cientos de millones de dólares. El caso ha sido descrito por algunos como el mayor escándalo de corrupción en la historia de Israel. Una declaración del Ministerio de Justicia dijo que Miki Ganor, ex agente de Thyssenkrupp en Israel, estaba siendo acusado de soborno, lavado de dinero y delitos fiscales, al igual que Eliezer Marom, ex jefe de la Armada israelí. El ministerio también anunció cargos de soborno, abuso de confianza y lavado de dinero contra David Sharan, ex asesor de Netanyahu y del ministro de Energía, Yuval Steinetz, así como cargos de soborno, lavado de dinero, fraude, abuso de confianza y delitos fiscales contra ex ministro Eliezer Sandberg. Rami Taib, ex asesor político de Steinitz, iba a ser acusado de soborno y Yitzhak Lieber, consultor de medios con vínculos con Sharan, acusado de lavado de dinero y asistencia por delitos fiscales. David Shimron, ex abogado personal y primo de Netanyahu, será acusado de lavado de dinero. Ganor y Sharan también enfrentan cargos por violar una ley que regula los partidos políticos. Todos los cargos estaban pendientes de una audiencia previa a la acusación. La declaración no especificó si Avriel Bar-Yosef, ex asesor adjunto de seguridad nacional, sería acusado en el caso, pero describió presuntos vínculos corruptos que tenía con Ganor. Según los fiscales, Bar-Yosef primero se acercó a Ganor para convertirse en el representante de Thyssenkrupp en Israel porque “quería obtener un beneficio financiero”. Luego, supuestamente, reclutó a Marom, quien era el jefe de la marina en ese momento, para ayudar a presionar para el nombramiento de Ganor. Ganor más tarde reemplazó a Yishaya Barkat como representante de Thyssenkrupp en el país. “Durante las reuniones que Ganor, Marom y Bar-Yosef celebraron desde el comienzo de 2009… se formuló un entendimiento, acuerdo y expectativa entre ellos mediante el cual Marom y Bar-Yosef recibirían una compensación de Ganor por su trabajo a favor de su nombramiento”, decía el comunicado. Ganor supuestamente pagó doscientos mil shekels en total, y los fiscales acusaron a Bar-Yosef de trabajar para adelantar las compras navales mientras se desempeñaba como asesor adjunto de seguridad nacional. La declaración del Ministerio de Justicia también detalla los presuntos vínculos corruptos que Ganor tenía con Sharan y Sandberg, a quien se le acusa de sobornar a cambio de promover sus intereses, así como la sospecha de lavado de dinero por parte de Shimron en nombre de Ganor. Shimron desestimó el cargo de lavado de dinero pendiente en su contra y predijo que el asunto se retirará después de la audiencia antes de la presentación de los cargos formales. “Recibí la hoja de carga y la miré. No hay submarinos. No hay soborno. No hay fraude Entonces, ¿qué hay ahí? Una violación técnica que se ha descrito de manera pomposa con un error considerable “, dijo, según informes en medios hebreos. Ganor inicialmente firmó un acuerdo para convertirse en el testigo clave de la fiscalía en el caso en el que, según los informes, admitió haber sobornado a una serie de altos funcionarios para ayudar a asegurar los contratos de la empresa con el Ministerio de Defensa de Israel. Pero en una conmoción en marzo, le dijo a la policía que deseaba alterar partes clave del testimonio que dio en el caso. Ganor afirmó que si bien respaldaba los hechos que había dado a la policía, los pagos que daba eran honorarios de consultoría y no sobornos. Dijo que la policía lo había presionado para que describiera las circunstancias, de modo que respaldaran la afirmación de que había actuado para sobornar a empleados estatales de alto rango. Según los informes, esa medida se produjo después de que Ganor descubriera que firmar un acuerdo de testigos estatales había puesto su nombre en una lista negra de la banca internacional y bloqueado su acceso a decenas de millones de shekels en bancos de Chipre y Austria. En mayo, los fiscales estatales informaron a Ganor que su trato con el estado había sido cancelado, despojándolo de su inmunidad de enjuiciamiento en el caso. Había sido declarado culpable solo de cargos de evasión de impuestos y cumplir una condena de prisión de un año como parte del acuerdo. La investigación de alto perfil atrapó a varios socios cercanos de Netanyahu, pero el primer ministro no era sospechoso. Netanyahu ha sido acusado de fraude y abuso de confianza en tres casos de corrupción, así como de soborno en uno de ellos. Él niega haber actuado mal. Traducida por Alicia Weiss con información de JTA

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Los desafíos de Alberto Fernández en materia económica

Fuente: Carlos Heller* | Suplemento Cash – Página/12 Fecha: 1 de diciembre de 2019 El balance que presentó el actual ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, no hace más que dejar en evidencia la magnitud de los desafíos que deja este gobierno. Hacia el final de una nota en La Nación (27/11/19), “Luces y sombras de la herencia que dejamos”, lo resume todo. Allí habla de una “«cosecha» negativa por la inercia productiva y social (actividad, empleo, pobreza, inflación)”, y de una “«siembra» positiva por la mejor plataforma macro”. Respecto de esto último habla de un “equilibrio fiscal primario, menos impuestos, equilibrio externo, tipo de cambio competitivo (…)”. También sostiene que la deuda “es más un problema de liquidez (concentración de vencimientos) que de solvencia (tamaño de la deuda y capacidad de repago)”. Un tema a discutir. Si bien comienza pidiendo no evaluar la gestión “con prisma partidario”, lo que queda bien claro es que hay un intento deliberado de sacarse de encima las responsabilidades por lo hecho, para tratar de transformarse en auditores de lo que pasará de aquí en adelante. Pero el problema es que no sólo la “cosecha” es mala, sino que lo que dejan es un terreno absolutamente anegado. El discurso que subyace es totalmente discutible de entrada, ya que pone en igualdad de condiciones la mala cosecha productiva y social con los supuestos equilibrios macroeconómicos. ¿Vale acaso lo mismo reducir, para poner un ejemplo, un punto porcentual el desequilibrio fiscal primario que un punto porcentual del desempleo o la pobreza? ¿Cómo medir el impacto para el país de la insuficiencia alimentaria severa que sufren los menores de edad? Una hipoteca intangible que los números fríos no pueden registrar. Los últimos datos de la producción industrial indican que ya se llevan 17 meses de caídas interanuales (-5,1 por ciento en el mes de septiembre último). El sector de la construcción también acumula un año de caídas en su actividad. La casi inexistencia de crédito hipotecario, con la importante carga de los créditos UVA, y las tasas de interés que aún se encuentran en niveles excepcionalmente altos, constituyen un combo fatal al que se le suma la consecuente parálisis de los proyectos inmobiliarios a la espera de tiempos mejores. En materia de empleo se habla de que “no hubo una destrucción neta de puestos de trabajo”, aunque no alcanzó para albergar a la población activa que se fue incorporando, lo que explica el aumento del desempleo. El propio ministro dice que “buena parte de los puestos se crearon en el sector informal y cuentapropista”. Pero para Lacunza el problema es “la disociación entre la regulación vigente y la realidad del mercado de trabajo”. Según esta visión, se precisaría una gran desregulación laboral para resolver el problema del trabajo. En cuanto a los supuestos “equilibrios macroeconómicos”, hay que decir que no son tales. El gobierno deja un país muy condicionado por el tema de la deuda, altamente concentrada en el corto plazo, y mayoritariamente en dólares. En la Argentina de hoy el problema no es sólo de liquidez, también es de solvencia. Y quienes siguen insistiendo en ajustar la economía, sólo lograrían afectar la capacidad de repago. Por el bien del país, el próximo gobierno tiene una estrategia totalmente distinta. Respecto del intercambio comercial, la foto que se muestra también es engañosa. Si bien el saldo de la balanza ha pasado de ser deficitario a marcar un moderado superávit, éste se debe prácticamente en su totalidad a la fuerte caída de las importaciones, presente desde mediados del año pasado. Es fruto de la recesión económica y de su impacto en la demanda de bienes e insumos importados, que tenderá a subir cuando comience a retomarse el crecimiento, otro desafío a encarar. En materia fiscal, el equilibrio se traduce en desbalance claro si se contemplan los intereses de la deuda, que aumentaron sensiblemente en estos años. De hecho, en los 10 primeros meses de 2019 se obtuvo un superávit fiscal primario de 31.419 millones de pesos, pero los pagos por intereses de la deuda llegaron a los 551.757 millones de pesos, un 88,7 por ciento más altos que en igual período de 2018. Se precisa retomar el crecimiento cuanto antes y dar respuesta a la problemática social, recuperando los márgenes de soberanía y el rol regulador del Estado. Los desafíos no son pocos y la coyuntura demanda decisiones importantes. * Presidente Partido Solidario.

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El video de Cristina del 18 de mayo y la chismografía política

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 1 de diciembre de 2019 El chisme político es el género que sobresale en las vísperas del 10 de diciembre. Los operadores que rodean a los líderes son, habitualmente personajes menores de la escena. Pero en el tiempo de descuento del gobierno de Macri, en los días previos al comienzo de una nueva experiencia política argentina estos actores ocupan fugazmente el lugar central. El periodismo de todos los signos asedia a los “íntimos” del presidente electo y les arrancan “revelaciones” sobre el gabinete que aflorará el día de la asunción. Las revelaciones son fugaces, se suceden vertiginosamente, se desmienten a sí mismas y no tienen ningún otro valor que la generación de expectativas de uno u otro signo. El establishment, a través de sus difusores –los medios de comunicación oligopólicos- ya han trazado su propio cuadro de situación. Según esos voceros, lo que se juega en estos pocos días es si Alberto Fernández se somete a los dictados de Cristina o se asume como líder de esta etapa de la república. Pero ¿cómo se establece la distinción entre uno y otro rumbo? Para los escribas del statu quo neocolonial es extremadamente fácil: si Alberto es consecuente con su campaña y se propone un modelo antagónico con el de Macri es un títere de Cristina; si en cambio los nombres del gabinete prometen “moderación” y esquivan cualquier tentación “populista”, significa que es un hombre “razonable” que sabrá poner distancias con quien le posibilitó el triunfo electoral. Naturalmente, existe en el interior del vasto y plural espacio social de apoyo al Frente de Todos, un humor simétrico al anterior: todo lo que no tenga prueba de calidad como recuperación plena de la experiencia de los gobiernos de Cristina despierta suspicacias y genera tensiones. Es bueno tener en cuenta los dos humores para poder evitar los correspondientes peligros que cada uno de ellos encierra. Las viudas periodísticas de la desastrosa experiencia macrista se sienten en el caso de pontificar qué es lo que debería hacer Alberto para pacificar y darle “gobernabilidad” al país. Las recomendaciones son amplias y diversas pero todas giran en torno a un eje, la ruptura de sus lazos con Cristina. Es el regreso del petitorio que la oligarquía argentina le presentó a Néstor Kirchner a través del entonces ceo del diario La Nación; solamente que el pliego no necesita como el anterior una larga especificación temática. Se limita a un “significante vacío”: romper con Cristina. Tienen de su lado una larga y muy transitada historia, la del “elogio de la traición” (con ese nombre, dos periodistas famosos de Francia publicaron un libro que aquí alcanzó una moda fugaz en la época de oro del menemismo). ¿De qué se trata? De la idea de que todo personaje central de la historia de un Estado tiene que estar dispuesto a traicionar (a sus votantes, a su historia, a sí mismo) en defensa de su convicción sobre qué es lo que su patria necesita de él aquí y ahora. A quien escribe no le parece esta una idea siniestra: cada personaje central de la historia lo es porque ha roto con todos sus prejuicios y todos sus dogmas para asumir las demandas de su época. Claro que hay traiciones y traiciones… Hay rebeliones contra el sentido común y los mitos construidos en los mundos culturales conservadores. Y también hay deserciones a proyectos políticos transformadores a cambio de ese fantoche de nuestros tiempos que ha tomado el nombre de “gobernabilidad”. Hay, a este último respecto, una discusión interesante en el aquí y ahora argentino del 10 de diciembre. Es el diagnóstico de la noche cerrada y prolongada que le espera al nuevo gobierno en su relación con el vecindario sudamericano. Es la reminiscencia del Perón de 1973 o del Alfonsín de 1983, rodeados ambos de dictaduras y sometidos a la presión del establishment para que eviten confrontaciones de consecuencias desastrosas. La receta actual de la gobernabilidad es la de adaptar el gobierno del frente a la nueva realidad de la región. Para eludir el habitual juicio moralista o ideológico respecto de la recomendación “realista” conviene poner en su lugar la experiencia histórica: ni los intentos del peronismo posteriores a la muerte de su líder por satisfacer las demandas del establishment (recordar el tristemente célebre ministerio de Celestino Rodrigo) ni los intentos de Alfonsín para negociar con los grupos económicos y con los militares nostálgicos de la dictadura llevaron a sitio alguno diferente del fracaso y el estallido de esas experiencias políticas. Si se quiere sumar comparación política, puede mencionarse el intento de Dilma Roussef de calmar a las fieras golpistas con planes de ajuste neoliberal, que terminó en su aislamiento político y su extrema debilidad en el momento de resistir al golpismo brasileño. Si la supuesta prudencia que aconseja -como decía el inmortal Fontanarrosa y su inefable Inodoro Pereyra a través del perro Mendieta- “negociemos Inodoro”- parece no llevar a ningún puerto aconsejable, tampoco el irredentismo y la negación de las complejidades reales parece un camino virtuoso. En realidad conciliadores y radicalizados deberían volver a escuchar el mensaje de Cristina del 18 de mayo último. Se ahorrarían –nos ahorraríamos todos- el estéril esfuerzo de interpretar los movimientos actuales de la fórmula ampliamente triunfante en octubre como un movimiento indescifrable y solamente accesible a los periodistas con “llegada” a ciertas supuestas intimidades del nuevo poder. Quien pueda comprender ese mensaje y actualizarlo sistemáticamente en la coyuntura podrá comprender mejor los tiempos que vienen que los supuestamente mejor informados. Ese día se dio a conocer un pacto político de alcance histórico: el que fundió la necesidad de terminar rápidamente con la pesadilla neoliberal macrista, con el reconocimiento del lugar histórico de la experiencia de Néstor y Cristina y con la necesidad de construir un nuevo punto de partida para la transformación del país. Un punto de partida que se proponga horadar la roca dura de un amplio conjunto social que, sin ser beneficiario de la desaforada acumulación de riquezas por los poderosos del país, sigue desconfiando

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Por la desconfianza de Estados Unidos, Alberto mira a China

Fuente: Randy Stagnaro | Tiempo Argentino Fecha: 1 de diciembre de 2019 En Washington creen que el gobierno entrante no dispondrá de los recursos suficientes para cumplir con sus compromisos, pero no tienen en mente intervenir para cambiar esa situación. En tanto, advierten por las expectativas desmesuradas respecto del rol que podría cumplir la potencia asiática. «El principal problema de la economía argentina es la restricción externa», dice Matías Kulfas a quien quiera oírlo. El economista, que se perfila como un integrante del Gabinete de Alberto Fernández, repite que el programa económico del Frente de Todos debe tener como objetivo inmediato lograr un mayor ingreso de divisas a las arcas de Argentina. La urgencia por lograr las divisas responde a la resolución del problema de la falta de dólares para cumplir con todas las demandas: pago de la deuda –pública y privada– en moneda extranjera, pago de importaciones, giro de utilidades empresarias y pago de derechos, además de turismo y atesoramiento o fuga de capitales. El supercepo casi eliminó la demanda de dólares para atesoramiento de los individuos (en octubre compraron casi 4000 millones de dólares), y según las expresiones de los asesores económicos de Fernández, es casi seguro que esta restricción se mantenga después del 10 de diciembre. Pero el problema central persiste y es que en los siete meses que van desde este diciembre hasta junio de 2020, los vencimientos de deuda pública en moneda extranjera (excluyendo la intra sector público) suman 13.598 millones de dólares, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). A ello hay que agregar los giros por las deudas privadas. Sin los recursos En la actualidad, la Argentina, siempre según Kulfas, se encuentra ante un escenario complejo. No tiene crédito internacional, no tiene buenos precios de sus exportaciones más importantes y tampoco tiene reservas en abundancia en el Banco Central. En este escenario, el presidente electo anunció que prescindirá de los más de 11 mil millones de dólares del préstamo stand by que aún no desembolsó el Fondo Monetario. El disparador de esta decisión fue que el FMI ya había resuelto antes no desembolsar esos fondos hasta que el nuevo gobierno presentara «un programa económico integral», según dijo 15 días atrás su titular, Kristalina Georgieva. Sin la plata del FMI, Fernández espera tener las manos libres como para encarar las negociaciones por la deuda pública que está en manos de los privados. Pero la distancia que adoptó el FMI respecto de la administración entrante tiene un condimento: está en sintonía con la que ejecuta el gobierno de Estados Unidos. Aunque en el FMI y en el Departamento de EE UU (su Ministerio de Relaciones Exteriores) se esfuerzan por mostrar que uno y otro tienen objetivos y métodos diferentes, y enfatizan que EE UU tiene apenas el 16% de los votos en el Directorio del Fondo, lo cierto es que en lo que respecta a la Argentina ambos actúan en sintonía. Mientras que el FMI retacea fondos a la espera de que Fernández presente el plan integral, desde EE UU se deja trascender que Fernández carece de los recursos necesarios como para cumplir con los compromisos que está asumiendo. Se trata de una posición distante que no augura un respaldo político y financiero, al menos para la primera etapa del gobierno que arranca el 10 de diciembre. El FMI postergó el desembolso del sexto tramo del stand by, equivalente a unos 5400 millones de dólares, tras las PASO del 11 de agosto. Aunque en un principio trató de justificar ese retraso con eufemismos, después de la asunción de Georgieva al frente del organismo, la explicación fue más directa: el acuerdo stand by estaba caído y el gobierno argentino debía presentar el plan económico integral. La distancia con que Washington observa el proceso argentino está matizada con las posiciones públicas que ambas partes se esfuerzan por dar a conocer. Por caso, el vicejefe del Departamento de Estado para América Latina, Kevin O’Reilly, dijo dos semanas atrás que «nuestro enfoque con Argentina es muy positivo» y que «vemos buenas perspectivas para trabajar con el gobierno entrante». Cinco días atrás, Fernández recibió la visita de Edward Prado, el embajador de EE UU en Argentina. El encuentro fue calificado como positivo por las dos partes, aunque del mismo no surgieron aún posiciones concretas de respaldo por la renegociación de la deuda pública argentina. El amigo chino En las cercanías de Alberto Fernández surgen ideas de lo más diversassobre China y el rol que le podría caber para respaldar al nuevo gobierno. En todos los casos se habla de una inyección de dólares que le daría holgura a la Argentina. Pero por ahora las cosas no pasarían de miradas y amagues amistosos. Hay varias razones para ello. «La idea de que China ocupará con sus fondos el lugar que dejará el tándem FMI-Estados Unidos está totalmente errada», le dijo a Tiempo Gustavo Girado, director de posgrado sobre Estudios en China Contemporánea de la Universidad Nacional de Lanús. «Eso es lo último que harían las autoridades de China porque sería comprase un problema más y echar leña al fuego de su disputa con Estados Unidos», agregó el especialista. Según Girado, una intervención de ese tenor de China sería vista por EE UU como una provocación toda vez que para Washington sigue vigente la idea de América Latina como patio trasero propio. Podría parecer una oportunidad para las autoridades chinas, que ven cómo EE UU interviene en Hong Kong, pero, al menos por ahora, no parece ser esta la opinión en Beijing. «En este escenario, intervenir en este espacio para suplir de fondos a la Argentina no es prudente», subrayó Girado. Así las cosas, la disputa estratégica que mantienen ambas potencias acentúa la debilidad de Argentina. Con todo, la relación económica entre China y Argentina puede pasar por alternativas menos contundentes. «China podría financiar obras de infraestructura. Hay muchas posibilidades de que con el nuevo gobierno se aceiten las relaciones políticas que faciliten esas inversiones», indicó Girado. Pero el

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El agravio a los muertos

Fuente: Álvaro García Linera | Celag.org Fecha: 1 de diciembre de 2019 “Ni los muertos estarán seguros ante el enemigo si este vence…..” W. Benjamin Un multitudinario cortejo fúnebre recorre las calles de El Alto y La Paz. Por delante van dos féretros y detrás miles y miles de dolientes. Son gente humilde; pobladores de El Alto, artesanos, campesinos, vecinos, madres, indígenas de las provincias de La Paz, Potosí, Cochabamba y Oruro. Han caminado con su dolor cerca de diez kilómetros, y a su paso salen trabajadores, comerciantes y estudiantes llorosos que se persignan, aplauden y entregan agua y pan a los que marchan. La ciudad está paralizada, y la gente de los barrios populares está de luto. Solo el 20 de noviembre, en la zona de Senkata, ocho pobladores fueron asesinados con armas de fuego militar, más de un centenar fueron heridos de bala, llegando a treinta y cuatro los muertos en los últimos nueve días del golpe de Estado en Bolivia. Han bajado desde El Alto para reclamar justicia por sus muertos; han caminado tanto para que las personas vean lo que está pasando, ya que los medios de comunicación amordazados no hablan de la tragedia sufrida; marchan horas y horas para decirle al mundo que no son terroristas ni vándalos; que ellos son el pueblo. Y es que desde el día del golpe de Estado todas las movilizaciones de sectores populares y campesinos que salieron a defender la democracia y el respeto al voto ciudadano fueron objeto de una feroz campaña de desprestigio que desbordó las redes y los medios de comunicación. No se hablaba de obreros, ni de vecinos, ni de indígenas. Se trataba de “peligrosas hordas”, de “vándalos” que amenazan la paz social. Y cuando los habitantes de la valiente ciudad de El Alto y los indígenas y campesinos bloquearon carreteras, un rabioso lenguaje se apoderó de los golpistas y medios de comunicación: “terroristas”, “narcotraficantes”, “salvajes”, “criminales”, “turbas borrachas” “saqueadores” y otros adjetivos fueron utilizados para descalificar y criminalizar la protesta de las clases menesterosas. Desde entonces, mujeres de pollera con hijos en la espalda, niñas escolares que acompañan a sus padres, jóvenes universitarios, obreros soldadores, campesinos de poncho y vendedores de helados son el nuevo rostro de los “peligrosos sediciosos” que quieren incendiar el país. Esta estigmatización de la plebe sublevada, especialmente si son indios, no es nueva. Durante la Colonia, en el siglo XVI, Fray Ginés de Sepúlveda comparó a los indígenas con los monos; el cura Tomás Ortíz los calificó de “bestias”; en el siglo XIX se hablaba de “razas degeneradas”; y las dictaduras del siglo XX mutaron hacia la delincuentización del indio insurrecto, calificándolo de “subversivo“, “sedicioso”, que quiere poner en riesgo la propiedad, el orden y la religión. Ahora, las clases medias tradicionales realizan una vergonzosa fusión verbal entre el lenguaje colonial con el de contrainsurgencia. Ni sus intelectuales orgánicos educados en universidades extranjeras pueden escapar a este llamado de la sangre y el prejuicio racial. Para ellos las marchas de vecinos son reuniones de “delincuentes borrachos”, los bloqueos de caminos de campesinos son actos de “terrorismo” y los asesinados por la bala militar son ajustes de cuentas entre “maleantes”. La forzada mesura con la que todos estos años los escribas conservadores habían calificado a los indios empoderados, hoy se desbocan como un torbellino de prejuicios, insultos y descalificaciones racializadas. Habían aguardado toda una década mordiéndose los dientes para no escupir sobre los indios y mostrarles su desprecio; y ahora, amparados en las bayonetas, no dudan en descargar todo su odio de casta. Es el tiempo de la venganza y lo hacen enfurecidos. Es como si quisieran borrar no solo la presencia del indio que los derrotó, y por eso son capaces de matar con tal de que Evo no sea candidato; además desean arrancar su huella de la memoria de las clases humildes asesinando, encarcelando, torturando, amenazando a quienes pronuncien su nombre. Por eso queman la Wiphala que Evo introdujo en las instituciones del Estado; por eso queman las escuelas que él hizo construir en los barrios populares; por eso aplauden y brindan por la militarización de las ciudades. Ya no hay espacio para la dignidad ni el decoro de una clase que se revuelca frenéticamente en el lodo del autoritarismo, la intolerancia y el racismo. Y es contra ello que marchan las clases humildes de El Alto y las provincias. Bajan por miles, doscientos mil, trescientos mil. El número ya no importa. El poder que ellas defienden no es el de una persona ni el que Weber teorizó como capacidad de influir en el comportamiento de otro. Para las clases populares la experiencia de poder de estos últimos catorce años es el de ser reconocidas como iguales, el de tener derecho al agua, a la educación, al trabajo, a la salud en similares condiciones que el resto de los ciudadanos. El ejercicio del poder para el pueblo ganado en las urnas, más que la de una capacidad de mando ha sido la de una experiencia corporal diaria de poder mirar de frente a los demás sin tener que avergonzarse del color de piel o la pollera de madre; es haber sido tomados en cuenta como seres humanos; es el poder vender en el mercado, labrar la tierra o ser autoridad sin ninguna barrera de apellido. De ahí que, si bien la experiencia del poder estatal para las clases subalternas -como lo vio Gramsci- es, en primer lugar, la construcción práctica de su unidad como bloque social, la manera de verbalizar y comprender moralmente ese poder ha sido la conquista de la dignidad, es decir, su experiencia de pueblo como cuerpo colectivo autodignificado. Por eso la mujer de pollera y el obrero lloran cuando el fascismo quema la Wiphala, lloran cuando Evo es expulsado, lloran cuando son impedidos de entrar a las ciudades. Lloran porque están despedazando el cuerpo simbólico y real de su unidad y de su poder social. Y cuando llevan sus muertos por delante en medio

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El Likud contra lxs Fernández

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 1 de diciembre de 2019 La particularidad de la actual transición radica en la proliferación de operaciones dispuestas a socavar los proyectos de inclusión social, desarrollo productivo, soberanía política e integración regional, planteados en la campaña por el Frente de Todxs. Las acciones orientadas a condicionar al próximo gobierno no tienen antecedentes en cuanto a su diversificación y nivel extorsivo, si se las compara con otras transiciones políticas transitadas en Argentina. El objetivo básico consiste en restringir la capacidad decisoria futura del próximo gobierno, debilitando su vínculo con la base social que lo votó. Los poderes fácticos combinan la difusión de profecías distópicas, una cruzada de descrédito sobre potenciales funcionarios, chantajes más o menos explícitos y operaciones comunicacionales varias sujetas a claros mensajes extorsivos. Los encargados operativos de tramitar las imposiciones son corporaciones empresariales, organizaciones de la sociedad civil –de apariencia autónoma e independiente— y delegaciones diplomáticas. Todos ellos pretenden circunscribir y limitar cualquier forma de empoderamiento popular, como prerrequisito para garantizar la continuidad del entramado neoliberal, funcional a los intereses monopólicos. Dentro de este entramado se destaca el conglomerado de dirigentes pertenecientes a la derecha de la colectividad judeo-argentina, emparentados políticamente con el Likud israelí, el partido que lidera el actual primer ministro Bibi Netanyahu. Como alfiles en las sombras aparecen la DAIA y a la AMIA, junto a varios dirigentes acólitos insertos en el universo del PRO. El plan de hostigamiento desplegado combina tres dimensiones prioritarias: la relativa al aparato judicial, la vinculada con el antisemitismo y la sustentada en el terrorismo internacional. Para que dicha tarea sea más eficaz, ambas organizaciones intentan convencer a la sociedad argentina, con la colaboración de los medios hegemónicos, de que la única judeidad existente es la que ambas organizaciones pretenden expresar. Pese a congregar no más del 30 % de los integrantes de este colectivo, la derecha de la colectividad se desespera en presentarse como la identidad excluyente de una tradición que es evidentemente múltiple y plural. De hecho, una gran parte de la misma se percibe en las antípodas de sus marcos ideológicos y políticos. A pesar de esta debilidad la estrategia desplegada por el Likud se encuentra en fase de operativización, desplegada a través de tres ejes de intervención: dentro de la esfera de lo jurídico, en contacto con las percepciones del antisemitismo y en referencia explícita al contexto geopolítico:  La utilización de los atentados sucedidos en 1992 y 1994, con el objetivo de extorsionar a los funcionarios judiciales y a la opinión pública en general para lograr una adscripción a los intereses de la lógica neoliberal, funcionales a Washington y a Tel Aviv. Esta operatoria se lleva a cabo a espaldas de los tres grupos de Familiares de las víctimas de los atentados, Memoria Activa, 18 J y APEMIA. La búsqueda de movilizar en forma espuria la sensibilidad de quienes cuestionan toda forma de discriminación. La tentativa busca endilgarle al nacionalismo popular un compacto perfil antisemita, con el objeto de alertar a las comunidades judías de todo el mundo –especialmente a la estadounidense, la más influyente a nivel global— de que el Frente de Todxs posee (y/o disimula) un claro posicionamiento judeofóbico. El intento por asociar al peronismo con el terrorismo internacional, toda vez que decida renunciar a los alineamientos demandados por Washington y Tel Aviv (verbigracia: el chavismo o Hezbolá, o cualquier otra organización que sea etiquetada como enemiga de u opuesta a los mandatos imperiales). Trípode de acoso   Estas tres disposiciones han sido conceptualizadas por las usinas de análisis geopolítico del Likud, el partido político más numeroso de la derecha israelí, en la actualidad liderado por Bibi Netanyahu. Sus delegaciones diplomáticas, instaladas en América Latina, se apoyan en los sectores más conservadores al tiempo que trabajan por invisibilizar a las fracciones más progresistas de las respectivas comunidades judías locales. En referencia a la primera dimensión, uno de los encargados de encausar el hostigamiento es Waldo Wolff, quien se ha destacado como uno de los promotores de la candidatura de Patricia Bullrich a la presidencia del PRO. Bullrich, presidenta del PRO, a propuesta de la derecha israelí. En una de sus últimas declaraciones, referida a la asunción de lxs Fernández, aseveró que “la Argentina se encamina hacia su camino más oscuro desde el advenimiento de la democracia. Hay una mafia que va a agarrar la Justicia, los servicios de inteligencia y servicios de seguridad”. En ese marco, con la clara intención de reclutar socios para su cruzada, les exigió a sus colegas de la DAIA y la AMIA que impulsen una oposición abierta, similar a la efectivizada durante la última etapa del kirchnerismo, cuando no dudaron en recorrer embajadas para denunciar como “socios de terroristas” y “responsables de la muerte de Nisman” a Héctor Timerman y Cristina Fernández de Kirchner. De hecho, Sergio Bergman y Claudio Avruj –ambos funcionarios del gobierno macrista— fueron parte del entramando que contribuyó al encarcelamiento de Carlos Zannini y Fernando Esteche, por la firma del frustrado acuerdo con Irán. “Los valores no deben negociarse. Espero que no lo hagan”, advirtió Wolff ante sus colegas dirigenciales cercanos al Likud. En esa misma línea, el portal Vis a Vis (entre cuyos propietarios se encuentra Claudio Avruj) se encargó en los últimos días de acosar a Juan Martín Mena, por la misma causa del Memorándum. En dicho portal se lo catalogó de “ex espía” y de ser responsable de las “operaciones sucias” dentro de la AFI. Todas esas estigmatizaciones son claramente orientadas a cuestionar su potencial desembarco como funcionario gubernamental bajo la gestión de Axel Kicillof. El segundo capítulo también tiene al ex vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolff, como uno de sus promotores. A través de una nota enviada a la Agencia Judía de Noticias (AJN), señaló: “No tengo dudas de que la dirigencia judía argentina va a interpelar al Presidente electo Alberto Fernández”.  En esa misma lógica, la coautora del libro Asesinaron al Fiscal Nisman, Delia Sisro, impulsó la demonización de todos los integrantes de la

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¿Quién te creés que sos?

Fuente: Raúl Zaffaroni* | Página/12 Fecha: 1 de diciembre de 2019 En la esquina de mi barrio, cuando alguno exhibía más autoridad que la que le correspondía, se le decía ¿Flaco, quién te crees que sos? (a veces con una intercalación referencialmente fálica y casi siempre acompañada por el conocido e itálico gesto manual de interrogación). Ahora no estamos en la esquina de mi barrio, sino en una situación mucho más seria y grave, pero –lamentablemente- la nota del Secretario de Derechos Humanos de la Nación Argentina a la ONU, con motivo de la denuncia formulada por AJUS, Abuelas, Madres, Hijos, APDH, Liga Argentina, Familiares, Asociación Americana y otros organismos, debida a la abierta interferencia ejecutiva contra jueces y la consiguiente lesión a la independencia judicial –incluso verbalizada por el presidente-, creo que no merecería otra respuesta por parte del organismo internacional, que la habitual en la esquina de mi barrio, aunque –como es obvio- diplomáticamente se la formule en otro estilo más versallesco. El Relator Especial para la independencia de magistrados y abogados de la ONU, no ha hecho más que, en principio, tener por presentada la denuncia de los organismos, todos de larga y probada trayectoria en la materia y, por ende, dado también que los hechos denunciados se documentaban con información del dominio público, solicitar al gobierno argentino las explicaciones correspondientes. En verdad, en el caso, no debía ni podía ni le hubiese correspondido hacer otra cosa. El actual gobierno –que no nos ahorra papelón internacional alguno- en lugar de ofrecer las explicaciones correspondientes (si las tenía) por vía del Ministerio de Relaciones Exteriores, al parecer encargó al Secretario de Derechos Humanos que denuncie al Relator Especial ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por excederse en sus funciones y por parcialidad. No queda claro si se lo encargó alguien o si el Secretario se atribuyó ese encargo, porque no sería la primera vez que actúa internacionalmente en nombre de este gobierno tan particular, siendo el Ministro de Relaciones Exteriores el último en enterarse. En tal supuesto, su nota no tendría más valor que la de un ciudadano. Pero, en cualquier caso –es decir, aunque se lo hubiesen encargado-, su nota no es la respuesta que le solicita la ONU, porque ni siquiera está dirigida al Relator Especial que la requiere, sino que se trata de una denuncia contra éste, formulada ante el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo En otras palabras: la respuesta a la ONU no se ha dado y, por ende, se la deja como tarea al futuro gobierno nacional que, como es de esperar, deberá restaurar la imagen internacional de los argentinos, deteriorada por un régimen que -en cuatro años- sólo se ocupó de endeudarnos con glotona celeridad sin precedentes. En cuanto a la denuncia misma, no cabe otra reacción que la de la esquina de mi barrio. ¿Quién se cree que es el Sr. Secretario para imputar parcialidad al Relator que –como es de ley- se limitó a dar al gobierno la oportunidad de ser oído? Es raro que un régimen acostumbrado a llamar a indagatoria y a procesar con tan alegre generosidad se queje cuando le dan la oportunidad de ser escuchado, o sea, la de ejercer un elemental acto de descargo. Por otra parte, en lo personal, no admite comparación la trayectoria del Relator con la del Secretario, pues le lleva kilómetros de ventaja en la materia: jurista, canciller, juez de la Corte IDH, presidente de la Corte, etc. El Secretario debería saber de quién se trata antes de faltarle el respeto a Diego García Sayán, difamándolo por supuesta parcialidad, en una nota que más bien evoca las respuestas a organismos internacionales de tiempos estalinistas o nazistas. ¿Acaso no recuerda el Secretario que nuestra Corte Suprema también habló de “exceso en las atribuciones”, esa vez de órganos jurisdiccionales? ¿No se le ocurre que si cada país sancionado es el juez de la competencia de los órganos jurisdiccionales supranacionales se acabó el derecho internacional? ¿No fueron sus representantes quienes hicieron suya la insólita posición de la Corte Suprema como propia del gobierno argentino? ¿Se olvidó de esta vergüenza? Es claro que tampoco recuerda otros papelones, como el del famoso “dos por uno”, en que dieron marcha atrás por presión popular masiva, terminando la cuestión con dos votos que abrieron el camino para la aplicación retroactiva de una ley penal más gravosa, so pretexto de “ley interpretativa”. ¿Ignora el Secretario y algunos jueces que la retroactividad de leyes penales más gravosas sólo se admite en sistemas totalitarios? ¿Estos son los méritos que tuvo la gestión de su gobierno y la suya propia para permitirse el derecho a difamar a un Relator Especial de larguísima y probada trayectoria internacional? En síntesis –y para no abundar más- lo cierto es que el gobierno no ha respondido el requerimiento de la ONU, puesto que no ha dado las explicaciones del caso, tarea que queda a cargo de la futura administración, tal como algunos habíamos previsto. Lo único que no previmos, porque el disparate siempre es difícil de prever, fue la insólita nota con que el Secretario cierra su episódico y poco lucido paso por la función. * Profesor Emérito de la UBA

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No temas, Israel, el estado ha sido salvado

Fuente: Gideon Levy  |Haaretz   Fecha: 30 de noviembre de 2019 La batalla política en Israel ha pasado de la fase grotesca a la psicótica. Comenzó con sospechas criminales contra Benjamín Netanyahu y un centro letárgico que había perdido el rumbo, encontró un objetivo para atacar e inflar en proporciones monstruosas: Netanyahu, ¿sí o no? – Y continúa con la violencia verbal demente de la derecha pro-Bibi. Lo que las dos partes tienen en común es una exageración salvaje y una desconexión de la realidad. Al principio fue divertido, un poco menos a medida que continúa. No hay diferencia entre las profecías apocalípticas de los dos campos. Si Netanyahu deja de ser primer ministro, es el fin del mundo. Si Netanyahu permanece en el cargo, es el fin de la civilización. Ningún lado se conformará con nada menos. El Holocausto incluso protagoniza ambas visiones: Netanyahu el nazi, el fiscal estatal Shai Nitzan el nazi. Hay matones verbales en ambos lados, aunque el lenguaje de la derecha es inferior y más amenazante que el del centro izquierda. «Derrotamos a los alemanes y venceremos a todos los que te persiguen» desde la derecha; Netanyahu con un bigote de Hitler y una esvástica desde la izquierda. Turquía y Corea del Norte han venido a Israel, por ambos. El activista de derecha Ran Karmi Buzaglo amenaza: «No te metas con nosotros. No puedes manejarlo. Hazte un favor». Por su parte, Uri Misgav predice:» Terminará en un asesinato. Netanyahu y  [el Ministro de Justicia Amir] Ohana están incitando a un ataque físico contra Nitzan  y el [Fiscal Adjunto del Estado para Delitos Financieros] Liat Ben-Ari” (Haaretz en hebreo, 27 de noviembre). ¡Ayuda! Estamos al borde de la guerra civil. El despliegue de tropas está comenzando. La realidad es mucho más inductora al bostezo. Así es cuando hay un vacío ideológico en ambos campos. Pusieron hombres de paja para luchar y los hicieron parecer una amenaza existencial. Netanyahu por un lado y la oficina del fiscal y los medios de comunicación por el otro, a cada uno de sus enemigos. Y cualquiera que haya estado ridiculizando las protestas de la derecha haría bien en mirar los comentarios que los contrarrestan, que a veces no son menos ridículos. La realidad es así: se presentó una acusación contra el primer ministro. No es el político más corrupto en la historia de Israel, pero así y todo es lo suficiente para que renuncie de inmediato. El sistema de aplicación de la ley está haciendo su trabajo lo mejor que puede. El final de Netanyahu llegará pronto. No será seguido por una nueva era. La realidad está siendo distorsionada por ambos lados para sus propios fines. Netanyahu es un dios para uno, el diablo para el otro. Pero en realidad no es ninguna de las dos. Su corrupción es menos grave de lo que parece, y la acusación tampoco es lo que la derecha la acusa de ser. El peligro para la única democracia en el Medio Oriente es menor de lo que afirma cualquiera de las partes. En cualquier caso, el régimen en Israel no puede considerarse democrático, ya que un tercio de sus súbditos vive bajo una cruel dictadura militar. Los defensores del estado de derecho, tan preocupados por el futuro del poder judicial, están ocultando esa traición continua a su posición. Pero incluso aquellos que temen por la democracia que existe para los judíos pueden calmarse. La acusación contra el primer ministro ha sido emitida. Netanyahu será procesado. Ningún intento de incitación o diversión cambiará la cosa. Y mientras tanto, la única pregunta que le importa a Israel es el futuro de su primer ministro. Nada más importa. Eso es lo que un esfuerzo público concertado, una sociedad civil «despertada», un medio de comunicación lider, tienen que mostrar para sí mismos. Y tal vez esa es la agenda oculta de la tormenta en la que se encuentra Israel. En lugar de comprometernos con los problemas que darán forma a la cara y el futuro del estado, nos comprometemos con Netanyahu. ¿Y exactamente qué pasará con Israel el día después? El centro político saltará a la fuente en la plaza del pueblo. La derecha se pondrá arpillera y cenizas. ¿Y entonces qué? ¿Estaremos en un estado diferente? Absolutamente no. Esto es lo que escribió Uri Misgav, en el típico eufemismo del centro izquierda, sobre la situación de Netanyahu: “El lema electoral debe ser ‘Estamos salvando al país’. De antemano quedará claro que estamos en una situación de emergencia… Deja de estar temerosos y sembrar desesperación y miedo. Hay hambre y rabia en nuestro campo, y por otro lado, hay signos de que han tenido suficiente y están cansados, junto con la división interna y una pérdida de rumbo… No temas, Israel». Qué alivio. El estado ha sido salvado. La democracia ha sobrevivido. Y el Mesías está en camino. Traducción: Dardo Esterovich

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