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Democracia y antipolítica

Fuente: Edgardo Mocca| El Destape Fecha: 29 de diciembre de 2019 La sociedad argentina observa a dos corrientes antagónicas, nacidas al calor del 2001: la rebelión plebeya al ajuste neoliberal contra las clases medias antipolíticas. Es posible que las dos coaliciones que sumaron poco menos que el 90% de los votos en las últimas elecciones presidenciales hayan nacido con el estallido social de diciembre de 2001. No es difícil percibir en aquel incendio la existencia de dos “humores” frente a la crisis: uno plebeyo, que se rebelaba contra la violencia de las reformas neoliberales iniciadas en los años noventa con Menem y que, ya en el gobierno la primera Alianza,  habían sumido a los sectores populares en las más duras privaciones. Era, en ese sentido, un hito en las movilizaciones sociales que tuvieron en la rebelión popular de Cutral Co una referencia memorable. El otro humor era el de las clases medias y medias-altas que fueron la base de sustentación cultural de la Convertibilidad, que disfrutaron de los viajes al exterior y pudieron llevar muy fácilmente a su régimen de vida a algunos de los productos de la revolución técnica que trajo consigo lo que dio en llamarse la “globalización”. Este sector se movilizó contra el corralito; es decir no contra las políticas neoliberales sino contra el último círculo de su decadencia en el que asomó la amenaza a sus ahorros y a su patrimonio. Fugazmente ambos humores se encontraron: piquete y cacerola la lucha es una sola, se gritó entonces. Cuando el gobierno de Duhalde fue enderezando el averiado barco de la sociedad argentina las aguas se separaron.     Menos de dos años después de aquel diciembre el país votó. Dos resultados vienen a cuento de esta hipótesis. Uno, el de la elección nacional que en un contexto de dispersión y debilitamiento de los partidos terminó eligiendo presidente a Néstor Kirchner ante la renuncia de Menem a disputar la segunda vuelta. El otro, el de la ciudad de Buenos Aires en el que Mauricio Macri, que había debutado cuatro años antes en las lides electorales ganaba la primera vuelta. Aun cuando fue derrotado en el ballotage por Aníbal Ibarra, la figura de Macri emergía en el centro de la escena política argentina. Lo anterior adquiere sentido y significación cuando se mira la coyuntura de estos días. La gran fórmula política que exponen los enemigos existenciales del gobierno de Alberto y Cristina es, justamente, la antipolítica. Para resistir las insinuaciones redistributivas del nuevo gobierno, se emplea el recurso de siempre: el “gasto político”. La fórmula mágica para pagar la deuda externa, para satisfacer demandas de la Argentina destruida sistemáticamente por la experiencia macrista, dar pan a los hambrientos, recuperar la producción y el empleo es…la disminución del gasto político. Que el ajuste lo haga “la política”. La oposición no se hace desde un partido o coalición alternativa, desde un programa opuesto y un partido históricamente reconocible; se hace desde el repudio de la política como tal. Hay que decir que Macri debe su malhadada experiencia presidencial a esa subcultura. Eso fue lo que, después del resonante éxito de Massa en las parlamentarias de 2013 inclinó la balanza a favor del empresario. Fueron las masivas columnas caceroleras, las solidaridades con la “familia” judicial después del suicidio de Nisman, las marchas que reivindicaban la “libertad” para comprar dólares, las que encontraron su referencia en Macri. Estamos hablando de una quiebra histórica en el sistema de partidos políticos argentinos. El bipartidismo peronista-radical ha sido desplazado por la lucha entre dos grandes coaliciones sociales que se ordenan en torno de relatos antagónicos del pasado y de imágenes ideales del futuro del país. Relatos que ciertamente han recorrido gran parte de nuestra historia, que han alcanzado un grado de sinceramiento y de intensidad y constituyen un desafío para la democracia argentina. El frente que gobierna ha producido un visible viraje de su lenguaje que se expresa en sus acciones. Propone a sus antagonistas el diálogo, habla de concertaciones, de pactos y de contratos, flexibiliza sus propuestas para lograr amplitud en sus respaldos. No hay dudas de que ese espíritu lo ha fortalecido en términos de respaldo popular. Sin embargo, los grandes emporios mediáticos – verdaderos termómetros de los humores de sectores decisivos del establishment nacional y global- siguen en pie de guerra. En una región conflictiva e inestable y en un mundo en el que están en juego las posiciones hegemónicas, Argentina se ha constituido en un punto de referencia para quienes creen posible un orden diferente y quieren transitar en esa dirección sobre la base de desarrollar la democracia y no de ignorarla.

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Entrevista al vicepresidente depuesto de Bolivia Alvaro García Linera: «Argentina y México son ejemplos de dignidad»

Fuente: Mercedes López San Miguel | Página/12 Fecha: 29 de diciembre de 2019 “En unas tres semanas a más tardar tendremos candidato”, dice, refiriéndose al proceso electoral en su país, donde su suegra quedó al cuidado de su biblioteca y sus dos perros. En el último mes y medio. Álvaro García Linera, su pareja, Claudia Fernández, y la hija de ambos, Alba, estuvieron viviendo en casas ofrecidas por amigos y conocidos. Al vicepresidente depuesto de Bolivia le preocupa que Alba, de solo 2 años, haya transitado por nueve casas en las últimas semanas entre Bolivia, Perú, México y Argentina. Los golpistas amenazaron con quemar la nutrida biblioteca de García Linera, un reconocido intelectual. En La Paz, su suegra quedó al cuidado de los libros y sus dos perras, Atenea y Cana, que en aymara significa luz. Un dramático y nefasto desenlace puso un final –o una pausa– a 13 años de gobierno el pasado 10 de noviembre, cuando las Fuerzas Armadas le pidieron la renuncia al presidente Evo Morales, en el marco de denuncias de fraude, movilizaciones, un motín policial y una dudosa maniobra de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ese día, a las ocho de la mañana, Cristina Kirchner lo llamó, recuerda García Linera en entrevista con Página/12. “Estábamos tomando la decisión de que íbamos a renunciar y Cristina fue la primera en saberlo. Los militares se habían sublevado. Teníamos a compañeros a los que les estaban incendiando las casas, un compañero ministro estaba desesperado porque amenazaban con quemar a su hijita; era todo un caos la información alrededor. Cristina me dijo: `sepan que vamos a apoyar la decisión que tomen`”. García Linera es refugiado temporal en Argentina desde el 12 de diciembre, camino a serlo de forma permanente. Por ahora no está en sus planes volver a Bolivia. “Sería como un suicidio”, sintetiza en relación a las amenazas proferidas por el régimen de Jeanine Añez. Tres o cuatro universidades le ofrecieron dar clases. “Somos gente que vive de su trabajo”. Al destituido vicepresidente no le extrañan las presiones del gobierno de Estados Unidos sobre Alberto Fernández para que ni Evo Morales ni él desarrollen actividades políticas. “Somos respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece rara la actitud del gobierno de EE.UU., desde el primer día que estuvimos en el gobierno ellos se entrometieron en asuntos políticos de Bolivia”. Y enfatiza: “ellos están molestos porque Evo está libre y vivo. Van a impedir que hagamos cualquier tipo de actividades”. García Linera anticipa que la reunión que este domingo mantendrán Evo Morales y él con dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) en el hotel Bauen será un primer debate sobre la candidatura presidencial, de cara a las elecciones de 2020 en Bolivia. Hay cuatro precandidatos en danza: los excancilleres David Choquehuanca y Diego Pary, el exministro de Economía Luis Arce y el líder cocalero Andrónico Rodríguez. “En unas tres semanas a más tardar tendremos candidato”, dice el vicepresidente depuesto, quien para ese momento aspira a terminar la lectura del libro de 1100 páginas de Thomas Piketty “Capital e ideología”. –Todo un desafío hacer campaña desde Argentina, ¿le parece? — Sí, y saber bien qué vas a decir, porque ya no es Evo el candidato, y hay que hacer que lo que se diga desde acá no afecte la campaña de los compañeros. Este domingo se va a realizar una reunión pequeña entre el presidente Evo y los líderes de organizaciones sociales, campesinas y populares. Se van a debatir nombres de candidatos para las futuras elecciones. Estamos pensando en una reunión ya más grande, en quince días o una semana, que tendría que ser en algún lugar cercano a la frontera, por la cantidad de personas que vendrían, cien o 150 personas. De esa forma, se reduce el precio de transporte de los compañeros. Sería una reunión más definitoria donde deberían venir obligatoriamente los dirigentes de todas las organizaciones sociales. El MAS es una confederación de organizaciones sociales, laxa, una gran coalición. –¿Cómo debería ser el presidenciable del MAS? –Teníamos un debate interno sobre si debía ser un candidato de la resistencia, que te garantice una buena bancada, y que agrupe a todo el núcleo duro. Pero dadas las circunstancias, estamos en la posibilidad de tener un candidato para optar por la victoria. Es decir, que irradie a otros sectores. Porque la oposición se presenta ahora dividida y abre las posibilidades a que un candidato nuestro pueda ganar. No con la contundencia de Evo, pero puede ganar. Entonces tiene que ser un candidato que reafirme el núcleo duro -indígena, campesino–, pero que también tienda puentes hacia sectores medios populares y ascendentes, con las posibilidades de luchar por la victoria en las elecciones que se realicen en el primer semestre de 2020. Hay cuatro nombres de compañeros: David Choquehuanca, ex canciller, con fuerte presencia en el mundo rural y andino; Diego Pary, el último canciller, quechua, con presencia también en el mundo rural; Luis Arce, exministro de Economía 12 de los 13 años de gobierno, uno de los constructores del éxito económico de Bolivia; y Andrónico Rodríguez, un joven líder campesino, muy típico de la nueva clase media: de origen popular, quien se recibió de cientista político. Tiene 30 años, es carismático con la juventud y estuvo en los momentos duros: en (las matanzas de) Chapare, Sacaba y Senkata. Su figura rápidamente descolló en el debate. — En la Casa Rosada hubo una reunión fuera de agenda entre funcionarios de la embajada de Estados Unidos y el presidente Alberto Fernández y parte de su gabinete. EE.UU. presentó una protesta formal por las actividades políticas que desarrolla Evo Morales en Argentina. ¿Cuál es su opinión? — Me he enterado por los periódicos. Con el presidente Evo, cumplimos el protocolo mundial que se establece para los refugiados. No nos involucramos en las actividades políticas del país que nos ha acogido. Eso lo hemos respetado siempre. No se nos prohíbe hablar, comentar sobre nuestro país, reunirnos. No vamos a generar ningún tipo de problema o infracción a las normas argentinas. Somos respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece raro.

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Solidaridad no es sólo un título

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 29 de diciembre de 2019 Fin de año es época de balances. De lo que se hizo y perfilando lo que vendrá. Pero, para tratar de avizorar el futuro, hay que partir del presente. Aunque este es un presente muy discutido, porque para Juntos por el Cambio parecería que nos dejaron un país muy ordenado, y que la cuestión de la emergencia es un tema del oficialismo. Por eso es esencial discutir el país que nos dejó Mauricio Macri y la emergencia en la que estamos. Una caída del PBI per cápita del 9% durante la gestión anterior, la tasa de desocupación más alta desde 2006 y un retroceso de más de diez años en la lucha por reducir la pobreza. El nivel de producción industrial hoy es equivalente al del año 2006: perdimos 13 años. Se cerraron más de 20 mil empresas en cuatro años, de ellas, más de 4200 industriales. Se produjo una caída del poder adquisitivo de las jubilaciones de entre el 15% y el 20%, similar a la pérdida de los salarios. Nos enfrentamos entonces a múltiples crisis, como lo dice la ley recientemente sancionada: emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social. Parecería que se está diciendo lo obvio. Pero es necesario insistir, pues hay una gran tergiversación desde los exfuncionarios (que además hablan como si no hubieran gobernado) y desde los grandes medios de comunicación hegemónicos. Entonces, un balance de lo que se heredó es el punto de partida para que más adelante veamos dónde estamos, y podamos decir si avanzamos o retrocedimos, si las jubilaciones mejoraron o no mejoraron, si la redistribución del ingreso mejoró o empeoró, si hay más desempleados o menos, si se han abierto pymes en vez de seguir cerrando, cuánto se ha reducido el flagelo del hambre. Las tergiversaciones Se dijo y se escribió mucho acerca de que Alberto Fernández, con la nueva ley, estaría aplicando el ajuste que pide el FMI. Sin embargo, el término «ajuste» está referido a cuando hay que ajustarse el cinturón. Es lo que les pasa a los que menos tienen, a los maestros que no ganan lo suficiente, a los trabajadores informales, a los jubilados que cobran la mínima, entre otros. Ahora se está intentando que los sectores más favorecidos contribuyan a partir de los beneficios que han tenido y que seguirán teniendo, para ir hacia un sistema tributario más progresivo. Porque lo que hizo Macri en estos cuatro años fue, precisamente, disminuir los tributos sobre los bienes personales (es decir, la riqueza) y sobre las ganancias de las grandes empresas. Y lo que se está haciendo ahora es corregir ese absurdo, que redujo los tributos a los que más tienen. Ahora, los que más tienen tendrán que pagar más. Desde Juntos por el Cambio se habla de ajuste a partir de la Ley de Solidaridad Social. No obstante, el programa económico actual está en las antípodas de un ajuste, porque se trata de obtener aportes de los que tienen capacidad para aportar los recursos. Y a esta estrategia la gente de Juntos por el Cambio la llama, yo diría maliciosamente, ajuste. Y gran parte de la oposición también degrada el significado de la «solidaridad» sobre el cual se asienta todo este cambio que genera la nueva ley. La verdadera solidaridad atraviesa todo el articulado de la nueva ley, denominada, precisamente, «Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública»: todo un título. Porque hay una cuestión esencial: el asistencialismo es una herramienta para arrancar cuando se está en el peor de los escenarios. Sin embargo, las políticas tienen que apuntar a que se genere trabajo de calidad, con el cual las personas ganen lo suficiente para vivir decentemente, y esa es la rueda virtuosa que hay que poner en marcha. Estos conceptos están en la ley, porque despliega un plan asistencialista, pero en el marco de la justicia redistributiva y de la reactivación económica. Siempre sostuve que no soy partidario del déficit fiscal como meta a largo plazo, y que no creo que deba resolverse por la vía del recorte del gasto, sino por la vía del aumento de los ingresos que debe venir de una mayor actividad. Comencemos con los aumentos que obligatoriamente el gobierno tendrá que dar en los próximos dos trimestres a los jubilados. No se trata sólo de la nueva fórmula, sino de que hay que regenerar los ingresos previsionales para que una fórmula de mejora pueda ser sustentable. No se menciona, por ejemplo, que el 70% de la mayor recaudación por vía del impuesto al atesoramiento y a los gastos en el exterior irá a la Seguridad Social y al Pami, y un 30% a la vivienda social. En el caso de los eventuales aumentos en las retenciones, irían un 67% a financiar también a la Seguridad Social y al Pami, y un 3% a un fondo solidario de competitividad industrial para estimular la producción de pequeños productores y cooperativas; el 30% restante se destinaría a rentas generales. Además, «el Poder Ejecutivo Nacional deberá establecer mecanismos de segmentación y estímulo tendientes a mejorar la rentabilidad y competitividad de los pequeños productores y cooperativas» con criterios que tengan en cuenta las distancias entre los centros de producción y los de efectiva comercialización, entre otros. Estos son los conceptos de solidaridad incluidos en la ley, que la mayoría de la oposición y los medios concentrados casi no mencionan. La otra cara de la moneda de la solidaridad es que el sistema tributario se hace más progresivo. Por eso se incrementó el impuesto a los bienes personales. En verdad, se llevaron las alícuotas a los niveles de 2015, nada excepcional. Además, se excluye el valor de la vivienda familiar de la base de tributación. Lo que sí es nuevo, que los bienes en el exterior, principalmente los que fueron declarados en el blanqueo que hizo Macri, tributarían una tasa de hasta el doble

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Inflación: una batalla cultural

Fuente: Guillermo Wierzba | El cohete a la luna Fecha: 29 de diciembre de 2019 Acorralado y desprestigiado debido a los pésimos resultados macroeconómicos de su gestión, el gobierno de la Alianza Cambiemos, rebautizada como Juntos por el Cambio, intentó resaltar aspectos presuntamente exitosos de la misma. Sus referentes y los operadores-periodistas que la blindaban eligieron apologizar supuestas mejoras en la vida institucional argentina, como soporte para sostener la campaña reeleccionista del presidente neoliberal que culminaría su mandato el 10 de diciembre pasado. Pero el debate planteado dejó expuestas las evidencias de un grave deterioro de esa vida institucional durante el macrismo. El intento de designar jueces supremos por decreto, la estigmatización y represión de la movilización social, las presiones sobre el Poder Judicial y la articulación con sectores de éste para el despliegue de una sistemática persecución a dirigentes sociales y funcionarios de los gobiernos anteriores, caracterizaron ese grave retroceso. Fuera de la ley Una cuestión adicional fue el incumplimiento de la Ley como modo permanente de ejercicio del gobierno. Hoy se tramitan judicialmente, entre otras, la causa sobre el incumplimiento de las formalidades necesarias y exigidas por el orden legal y administrativo en el endeudamiento con el FMI. La lógica de comportarse por fuera de las leyes incluyó la violación permanente de la Carta Orgánica del BCRA. El artículo 3° de la Carta Orgánica sancionada en 2012 expresa la clave del cambio de legislación que se introdujo, dándole al organismo objetivos múltiples que reemplazaban la versión sustituida que sostenía uno único. El texto vigente establece que: “El banco central tiene como finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. Con un claro objetivo de escamotear lo previsto por la Ley, Szturzenegger en su discurso 14/12/15 expresó: “Fíjense qué interesante cómo está redactado. Lo que aquí se enumeró no está en orden alfabético, está en orden de prelación o importancia”. El Doctor en Economía del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) había resuelto autorizarse, así, a dar por legislado lo que no lo está: jerarquizar el objetivo de “estabilidad monetaria” frente a los otros establecidos para la institución, acudiendo al orden prelativo. Szturzenegger aseguró que en una enumeración siempre existe una jerarquía y fijó un criterio, no enunciado por el legislador, que implicó inferir una misión para el Banco Central, devaluando el cambio de la Carta Orgánica, y que de hecho significó asimilarla al espíritu de la ley sustituida. Así, el economista ortodoxo se hizo su propia ley. ¡Vaya institucionalidad! Metas de inflación Con esa treta se dio comienzo al período de aplicación de un esquema de metas de inflación para bajar la tasa de crecimiento de los precios. El banco central asumió, así, el dispositivo preferido y recomendado por el FMI, para la construcción de las políticas monetarias y el combate de la inflación. El diagnóstico subyacente respecto de ésta es que el incremento de los precios proviene de un exceso de demanda en la economía. Para combatirlo, el Banco Central adopta como instrumento la tasa de interés de referencia de política, con la cual pretende afectar el precio de los activos y el resto de los tipos de interés. La autoridad monetaria se propone una inflación objetivo, y si se evidencia una tendencia de la tasa de inflación efectiva a superarla, se elevará el tipo de interés de referencia, provocando la disminución de la actividad económica, el consumo y la inversión, para lograr un descenso del ritmo de crecimiento del nivel de precios. El esquema supone que la reducción de la actividad también impactará en el nivel de empleo, deprimiéndolo, para alcanzar una tasa de desocupación que, como manifiestan Abeles y Borzel en el documento de trabajo n°1 del CEFID-AR Metas de Inflación: implicancias para el desarrollo, “mantiene los reclamos salariales en línea con la distribución del ingreso prevaleciente”. Una de las condiciones requeridas para la aplicación del dispositivo de Metas de Inflación es la independencia de la autoridad monetaria, autonomizada de las representaciones ciudadanas, que, una vez definida cuantitativamente la meta inflacionaria, deberán abstenerse de discutir la estructura del régimen de política monetaria. ¡Vaya democracia! Su aplicación requiere la libre flotación cambiaria y la libre movilidad internacional de capitales. Este régimen fue aplicado durante el gobierno de Macri hasta que estas dos últimas condicionalidades, junto a la decisión de financiar el déficit fiscal en pesos tomando préstamos en dólares, condujeron a la situación de iliquidez e insolvencia externa. De hecho, un virtual default, sin haber logrado -ni haberse acercado nunca- a las metas de inflación planteadas, pese a haber sometido a la economía a una elevadísima tasa de interés que, junto a otras medidas de política económica, provocaron el devenir de un cuatrienio de caída del PBI, derrumbe del salario y de los ingresos fijos y aumento del desempleo. Un festival de títulos y letras Mientras tanto, un festival de títulos y letras remuneraban con abultados intereses al capital especulativo. En la Argentina el esquema de Metas de Inflación constituyó un rotundo fracaso de la receta fondomonetarista. Por el contrario, el nivel inflacionario superó con creces el tan cuestionado de los doce años de gobierno popular. Siendo dos inflaciones de sustancia distinta. Mientras la primera se desplegaba en un patrón de acumulación de valorización financiera que despojaba a los sectores populares, la del período del gobierno de Cristina Fernández expresaba una puja distributiva, en la que los asalariados defendían las mejoras alcanzadas. Pero el fracaso en Argentina de tal régimen, no es un episodio aislado. La ineficacia parece extenderse a los países periféricos en general. La ortodoxia se ha empeñado en destacar la disminución del traspaso (pass throught) del tipo de cambio a precios en esos países, adjudicando su causalidad al establecimiento de regímenes de metas de inflación, asociados a un crecimiento de la credibilidad en las autoridades monetarias y al cumplimiento de las otras condiciones requeridas para la vigencia

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Cómo será la revisión del peritaje de Gendarmería en la causa Nisman

Fuente: Raúl Kollmann | Página/12 Fecha: 28 de diciembre de 2019 No será una nueva pericia, sino un análisis técnico y científico del informe que la Gendarmería presentó en la causa. Probablemente participen expertos independientes, enmarcados en una Comisión que diseñe y concrete el estudio. Su comienzo coincidirá con el recambio de las cúpulas de las fuerzas de seguridad. Pese a la andanada de los medios oficialistas y hasta advertencias de Comodoro Py, habrá una revisión de los trabajos que hizo la Gendarmería en la causa Nisman. No será una nueva pericia, sino un análisis técnico, inicialmente interno, de lo realizado por la Dirección de Pericias de la fuerza en un hecho de trascendencia judicial, política e histórica. Fue el propio Presidente de la Nación el que pidió que se revise lo actuado. El formato del estudio todavía no está definido, aunque posiblemente se conforme una Comisión en la que participarían no sólo integrantes de la Gendarmería, entre otras cosas porque gran parte del trabajo tiene que ver con la autopsia, un terreno en que la fuerza no tiene capacitación. Como se sabe, aquella pericia incorporada a la causa fue un verdadero grotesco que tuvo como hipótesis central que al fiscal le dieron una cantidad indeterminada de una sustancia llamada ketamina, de la que apenas se encontraron trazas y que no se sabe cómo se la suministraron porque en el cuerpo de Nisman no había rastros de ninguna inyección. La jugarreta se evidenció desde el principio cuando el diario Clarín anunció el resultado de la pericia sin que siquiera hubieran empezado los trabajos. Fue en mayo de 2017, con el siguiente título: «Nuevas pericias oficiales sostendrán que a Nisman lo asesinaron». Recién en noviembre se terminó el estudio, por supuesto confirmando lo anunciado por el diario, que estaba en línea con lo pedido por Cambiemos. El anuncio de la ministra Sabina Frederic de que se hará una revisión de la conducta de la Gendarmería en los casos Maldonado, Nahuel y Nisman provocó la histeria de los medios alineados con Cambiemos y de los dirigentes de esa fuerza. También desde Comodoro Py hicieron circular en off the record que se oponen a cualquier revisión y que si se hace un nuevo análisis significaría una especie de «intromisión» en la justicia. Finalmente en la tarde de este viernes el fiscal de la causa, Eduardo Taiano, afirmó que «no tenemos ningún plan de repetir el peritaje». El diputado Waldo Wolff le puso su toque de desprecio y misoginia refiriéndose a Frederick «a esta chica hay que explicarle como funciona la república «. En realidad, Frederic no hará ningún trámite judicial. Va a ordenar, a fin de enero, que se realice una revisión de la calidad técnica y científica del informe que la Gendarmería presentó en la causa. La ministra sostiene que es pública la controversia por ese estudio y que corresponde que la fuerza revise si se actuó correctamente. Es una segunda mirada sobre algo realizado por la Gendarmería. Una vez que estén los resultados, seguramente se enviará el estudio al fiscal y al juez Julián Ercolin, que serán libres de disponer lo que consideren. No es verdad que el estudio de la Gendarmería haya sido aceptado por las partes: la defensa del informático Diego Lagomarsino presentó un largo análisis firmado por los conocidos forenses Mariano Castex y José Speranza, además del balístico y criminalista Luis Olavarría, que contradijeron a la Gendarmería y sostuvieron que Nisman se suicidó. Pero la mayor controversia fue con los integrantes del Cuerpo Médico Forense que destrozaron el estudio de la Gendarmería como se reflejó en la nota publicada por Página/12 en octubre de 2017. El CMF forense conocía el caso al dedillo porque recibió en pocas horas el informe de la médica que revisó el cuerpo en el mismo baño donde se lo encontró; intervino a través de dos forenses en la autopsia que se hizo a las 8 de la mañana del día posterior, y revisó los resultados en una junta médica en la que participaron 14 especialistas del máximo nivel. En el CMF están los mayores expertos en la realización de autopsias: realizan unas 3.000 por año, comparado con los de la Gendarmería que no hacen ni una sola. En concreto, el CMF sostuvo: * Que no existía evidencia alguna de que a Nisman lo hayan drogado, porque ni siquiera la Gendarmería pudo cuantificar la ketamina que supuestamente le dieron para atontarlo y llevarlo dócilmente al baño. La evidencia fue tan floja que ni el fiscal Taiano pudo convalidar lo dicho por los gendarmes y no pudo incluirlo en su dictamen. Todo indica que la ketamina apareció por una contaminación en el cromatógrafo de la fuerza verde. * La Gendarmería sostuvo que para suministrarle la ketamina a Nisman le pegaron primero una tremenda paliza. Es algo que no se verifica en la realidad: no se encontró ni una gota de sangre fuera del baño ni hubo el menor desorden en todo el departamento. * Sobre esto el CMF dijo que los peritos de la Gendarmería cometieron groserías elementales: por ejemplo, confundieron un derrame biliar con una hematoma; una lesión post mortem típica de los dientes dejando marca en el labio inferior, con un golpe en la boca, y, sobre todo, diagnosticaron que a Nisman le fracturaron la nariz, cuando es el efecto de un leve chanfle en la radiografía que le tomaron de la cara. En las fotos y videos se ve con claridad que Nisman no tenía ninguna marca morada ni rastro alguno en la nariz, cuando una fractura produce marcas tremendas. * La Gendarmería batió un record internacional del delirio señalando que Nisman murió a las 2.46 de la mañana del 18 de enero. Es algo que no tiene parangón. Es obvio que todo estudio forense traza una franja horaria, porque no existe la menor capacidad de señalar en qué minuto murió una persona dado que el cálculo depende de la temperatura ambiente, del cuerpo de la persona y de las características que tiene el lugar y el individuo. La Gendarmería argumentó que «eso es lo que arrojaron los cálculos de

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La izquierda suicida de Israel

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 28 de diciembre de 2019 La izquierda israelí está en un frenesí, un frenesí fatal: artículos de opinión, peticiones, manifiestos y anuncios. «La izquierda se une o se suicida», gritó una petición publicada el viernes. No hemos tenido una izquierda tan activa y animada durante mucho tiempo, no desde las últimas elecciones. ¿Qué es todo este alboroto? ¿El ataque aéreo que mató a nueve miembros de una familia de Gaza en noviembre? ¿La decisión en La Haya de investigar a Israel por crímenes de guerra, en preparación para un juicio? ¿Las deportaciones de los hijos de refugiados nacidos en Israel? ¿El belicismo contra Irán? Ni siquiera cerca. Lo que despertó a la izquierda israelí de su sueño es la cuestión existencial de si Miembro de la Knesset  Revital Swid servirá en la próxima Knesset, si MK Ilan Gilon estará dentro o fuera. Esa es la verdad sobre la batalla para unir a la izquierda. Gira en torno a si el número 6 en la boleta de Avodá-Gesher y el número 5 en la lista de la Unión Democrática estarán dentro o fuera. La izquierda sionista de Israel cambia los nombres y las alianzas electorales como calcetines. Eso es lo que sucede cuando un gran y poderoso movimiento desborda sus orillas. Bien podríamos preguntar, suponer que organizaron una reunión política -o dos o tres- y nadie vino. Para la derecha -no me pidas que recuerde todos los nombres- los objetivos son claros: apretar el nudo de la ocupación, expandir los asentamientos, aumentar el abuso de los palestinos, lograr el mayor derramamiento de sangre y despojo posible, lo que aumenta las privaciones de los ciudadanos árabes de Israel, demoliendo más hogares, silenciando a los críticos potenciales, paralizando el sistema judicial y manteniendo a Benjamín Netanyahu en el poder hasta el final de los tiempos. Todo está muy claro. ¿Y qué quiere la izquierda sionista? Su único objetivo obvio es deshacerse de Netanyahu. Un objetivo digno, pero no digno de la histeria que lo rodea. Por la misma razón, la cuestión de si el presidente del Partido Laborista, Amir Peretz, cederá ante la presión de unirse a la Unión Democrática para la izquierda no es una pregunta crucial. ¿Por qué se uniría? ¿Para ganar suficientes votos para pasar el umbral electoral? ¿Por qué pasar el umbral electoral? Para que Swid y Gilon lleguen a la Knesset. Las últimas encuestas sugieren que ninguno de los dos partidos de izquierda sionistas está en peligro de fracasar. Pero si eso sucediera, no sería el fin del mundo. Es cierto que se perderían decenas de miles de votos para el bloque, pero en cualquier caso nos encaminamos hacia un gobierno de unidad con el Likud en el que la izquierda no tendrá voz. Incluso si se formara un gobierno de centroizquierda, ¿y qué? Meretz no podría influenciarlo, los laboristas ni siquiera lo intentarían. Cuando el único objetivo es expulsar a Netanyahu, todo lo demás desaparece. La campaña «Dump Netanyahu» debería haber incluido una propuesta para un nuevo camino a seguir, más allá de los eslóganes que han pasado su fecha de caducidad. Pero cuando no hay un camino alternativo, ¿por qué deberíamos preocuparnos por el futuro de estos dos partidos mohosos? Una izquierda suicida no es una izquierda que no se une, una izquierda suicida es una izquierda silenciosa. Una izquierda suicida es una izquierda que ha perdido el rumbo. Es una izquierda que apoya casi todas las acciones militares, una izquierda que cree que el sistema judicial y de aplicación de la ley de Israel salvará al país y, por lo tanto, no debe ser tocado. Una izquierda suicida es una izquierda que no renueva su liderazgo. Una izquierda suicida es una izquierda que sigue creyendo en una solución de dos estados a pesar de saber que ya no es posible. Una izquierda suicida es una izquierda que no se atreve a proponer un diálogo con Hamas en la Franja de Gaza. Una izquierda suicida es una izquierda que no intenta unirse con la Lista Conjunta de partidos árabes. Una izquierda suicida es una izquierda que sueña con un gobierno de generales de Kahol Lavan*  y cree que esto sería bueno. Una izquierda suicida es una izquierda que cree que reclutar hombres ultraortodoxos en el ejército es una virtud. Una izquierda suicida es una izquierda silenciosa, e incluso solidaria, cuando ser anti-israelí en el extranjero se equipara con antisemitismo. Una izquierda suicida es una izquierda que solo se preocupa por los problemas de la organización, quién está disputando con quién y cuándo. ¿Cuál es el punto de aumentar su fuerza electoral? Aquí es donde las palabras me fallan. «¿Entonces tal vez la izquierda simplemente necesita morir?», le preguntó Carolina Landsmann al sociólogo Nissim Mizrachi al final de una entrevista reveladora y asombrosa en el Haaretz Magazine en idioma hebreo el viernes. «Ya está muerta», fue la respuesta aleccionadora e inspiradora. * Partido Azul y Blanco, del General Gantz y Iosi Lapid que obtuvo la primera minoría en la última elección (N del T) Traducción: Dardo Esterovich

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Vargas Llosa, discípulo de Goebbels

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 25 de diciembre de 2019 En su reciente entrevista concedida al diario O Estado de Sao Paulo el escritor volvió a repetir sus fatigosas letanías sobre la política latinoamericana asegurando que “los argentinos van a lamentar enormemente la derrota de Mauricio Macri”.[1] No sólo eso: volvió a calificar como una «tragedia» el triunfo de Alberto Fernández y atribuyó esa –para él infausta- decisión de votar al Frente de Todos a una supuesta vocación suicida de los argentinos. Abundando en el tema afirmó que “esa vocación suicida es algo verdaderamente extraordinario, pues ya se sabe que todos los problemas actuales del país fueron causados por el peronismo». La verdad es que dudé mucho antes de sentarme a escribir una respuesta a sus dichos. Pero habida cuenta de que estas “ocurrencias” -ese producto semi-intelectual que debe diferenciarse de las “ideas”- del narrador adquieren una enorme difusión gracias a la acción concertada de la oligarquía mediática mundial me pareció que valía la pena saltar al ruedo y refutar su discurso. La confusión y el embrutecimiento que promueve en la opinión pública exige prontas respuestas a sus venenosos ataques.[2] Me concentraré en tres temas. Primero, sería insólito o estúpido que los argentinos nos lamentásemos por la derrota de un gobierno que sumió en la pobreza al 40,8 % de la población y ha dejado al otro 35 % apenas por encima de la línea de pobreza (LP), cosa que normalmente se soslaya en muchas intervenciones periodísticas y académicas. Como si el 60 % restante “no pobre” estuviera constituido por sólidas clases medias o ricachones de abultada billetera. ¡No! Buena parte de ese conglomerado lo conforman gentes que en cualquier momento se hunden por debajo de la LP. Con cierto optimismo podríamos aventurar que tal vez haya un 25 % que no son pobres ni están en riesgo de serlo. Pero el resto está caminando sobre el filo de la navaja, apelando a diario a mil estrategias para evitar hundirse por debajo de la LP. Un dato adicional ilustra lo que decimos: 6 de cada 10 niños argentinos es pobre. Incurriría en el mal gusto de la reiteración si volviera a exponer aquí los archiconocidos datos sobre la crisis económica y la emergencia nacional en que nos ha dejado el gobierno de Macri: caída de los salarios reales y los haberes jubilatorios, impresionante número de pymes que cerraron sus puertas, derrumbe del PBI, tarifazos a destajo en los servicios públicos, inflación descontrolada y un fenomenal endeudamiento externo, vehículo para practicar una fuga de capitales sin precedentes que constituye una marca a fuego del carácter corrupto del gobierno de Cambiemos. La tragedia es la que hemos sufrido estos últimos cuatro años de gobierno de su amigo Mauricio, no la recién inaugurada gestión de Alberto Fernández cuyo signo en el sentir popular es la esperanza. En suma: ¡nada de lo que debamos lamentarnos! ¿Puede un hombre como Vargas Llosa ignorar datos tan elementales como estos? Imposible. Descartemos esa hipótesis. Sus críticas son expresión de la fanática obcecación de un converso o, peor aún, de alguien a quien le confirieron la misión de execrar todo lo que contraríe al paradigma neoliberal, aunque para ello deba mentir y barrer la realidad debajo de la alfombra. Segundo, hay una afirmación que insulta la inteligencia de sus lectores cuando sentencia que todos los problemas de este país fueron “causados por el peronismo.” ¿Cómo desconocer que la Argentina padeció desde 1930 sucesivos golpes de estado, todos los cuales tuvieron como signo distintivo la aplicación de los preceptos económicos del liberalismo? La dictadura de los años treinta tuvo esas características, como la de 1955 que abrió de par en par las puertas del país al FMI; la de 1966, pomposamente llamada “Revolución Argentina” promovió las ideas que el autor de Tiempos Recios abraza con singular fervor. A las anteriores hay que sumar la genocida junta del mal llamado “Proceso” que tomó por asalto el poder en 1976, dejó al país económica y socialmente deshecho, desapareció a 30.000 personas, alejó por décadas la posibilidad de recuperar las Islas Malvinas e hizo del neoliberalismo y su consigna principal: “achicar el estado es agrandar la nación” el pilar de toda su política económica y social. Como si lo anterior fuera poco un gobierno peronista travestido, el de Carlos S. Menem adhirió a esa nefasta doctrina con fervor. Una estudiosa del tema comprueba que “en los cincuenta años transcurridos desde el ingreso de nuestro país al organismo (el FMI) en 1956 hasta el pago total por adelantado de la deuda pendiente desde la crisis de la convertibilidad en 2006, la Argentina estuvo bajo acuerdo (con el FMI) durante 38 años.”[3] A estos hay que añadir los dos años más en los cuales la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, se convirtió en la verdadera Ministra de Economía del gobierno de Macri. Por eso nuestra decadencia económica y social se explica muchísimo más -por no decir en su totalidad- por esos cuarenta años de “co-gobierno” entre la Casa Rosada y el FMI que por los errores que, como cualquier otro gobierno, pudo haber cometido el peronismo en cualquiera de sus cambiantes concreciones históricas, el alfonsinismo de inicios de la reconstrucción democrática e inclusive la nefasta Alianza de finales del siglo pasado. Tercero y último: alguna lectora o algún lector podría preguntar qué diantres tiene que ver Joseph Goebbels en todo este asunto. Respuesta: mucho, porque el autor de La tía Julia y el escribidor demuestra conocer muy bien las tácticas comunicacionales del Ministro de Propaganda de Hitler (y doctor en Letras por la Universidad de Heidelberg, ¡ojo con la academia y los “hombres de letras”!). Una de las frases que resume el pensamiento del jerarca nazi dice textualmente que “la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase:

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Advertencia final a Israel de la Corte Penal Internacional

Fuente: Editorial de Haaretz Fecha: 22 de diciembre de 2019 Los manifestantes llevan pancartas y banderas palestinas fuera de la Corte Penal Internacional, La Haya, Países Bajos, 29 de noviembre de 2019. Peter Dejong, AP La decisión de la Oficina del Fiscal de la Corte Penal Internacional de que hay una base para investigar a Israel bajo sospecha de crímenes de guerra, así como a Hamas y las facciones palestinas, no debería haber sorprendido a nadie. Durante los cinco años en que el examen preliminar del fiscal de la CPI Fatou Bensouda estaba en marcha, el gobierno israelí le proporcionó más y más material. La investigación puede haber comenzado a raíz de los eventos de la Operación Margen Protector en Gaza en 2014, pero desde entonces se le han agregado un sinfín de incidentes. Primero en la lista está la cuestión de los disparos contra los manifestantes a lo largo de la frontera con Gaza. La cuestión de los asentamientos, que nunca dejaron de expandirse, también aparecieron ante los ojos del fiscal, y el hecho más reciente fueron los planes declarados de anexión del primer ministro Benjamin Netanyahu . Israel ha demostrado un desprecio crudo y continuo por el derecho internacional. Al mismo tiempo, en ausencia de negociaciones, Israel ha empujado a los palestinos directamente a los brazos de las instituciones internacionales. Lo único sorprendente es la propia respuesta de Israel. El Fiscal General Avijai Mendelblit se apresuró a liberar, justo un momento antes del anuncio del fiscal, una opinión legal urgente cuyo punto principal era la antigua afirmación de que la CPI no tiene jurisdicción sobre el asunto porque Israel nunca confirmó su membresía en el tratado, y porque Palestina no es un estado real y, por lo tanto, no puede proporcionar al tribunal la autoridad judicial penal requerida. Estos reclamos son bien conocidos por la comunidad internacional, y por el fiscal y su personal. Además, la confianza en el reclamo de falta de autoridad es extraña, por decir lo menos. En la práctica, Israel no niega la realización de crímenes de guerra, sino que se centra en la cuestión de quién está autorizado para juzgarlo, si es que se lo hace, y acusa a la CPI de politización. Aún más difícil de entender es la afirmación de que la cuestión del conflicto israelo-palestino debe dejarse para el diálogo y las negociaciones, y el proceso legal solo lo dañará, mientras que para todos está claro que no hay tal proceso sobre la mesa porque el gobierno de Israel no está interesado en ello. Más aún, el propio gobierno expresa públicamente un creciente apoyo a la anexión. Los abogados de Israel también afirmaron que los palestinos deben decidir si son un país soberano, si otorgan autoridad a la CPI, o son un territorio ocupado que no tiene soberanía. Este también es un argumento legal antiguo y bien conocido, pero ridículamente diplomático: Israel en realidad está admitiendo  que los palestinos están bajo ocupación y no soberanía. La decisión del fiscal es una alarma final de advertencia para el gobierno israelí y sus instituciones interesadas en negar la realidad de la ocupación. En los próximos meses, el tribunal decidirá si abre una investigación. Junto con el temor a los posibles resultados de la investigación, es lamentable que Israel no sea capaz de reconocer la tragedia que ha provocado a través de la ceguera y la arrogancia, la ocupación y los asentamientos, y es lamentable que solo una amenaza externa pueda abrirle los ojos. El artículo es el editorial principal de Haaretz, publicado en los periódicos hebreo e inglés en Israel. Traducción: Marcelo Barón  

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La “cuestión Malvinas” y la geopolítica del Atlántico Sur

Fuente: Tamara Lajtman y Luis Wainer | Celag.org Fecha: 21 de diciembre de 2019 Hace un mes, precisamente el Día de la Soberanía Nacional, comenzó a operar el vuelo que conecta San Pablo con las Islas Malvinas, una nueva ruta comercial administrada por Latam Airlines Brasil. No se trata de un hecho aislado, sino que puede ser concebido como resultado del acuerdo firmado el 13 de septiembre 2016: el “Acuerdo Foradori-Duncan”. Dicho acuerdo pretende limitar o evitar las restricciones económicas impuestas por las leyes argentinas, sancionadas por el Congreso Nacional, sobre protección de recursos ictícolas y de explotación de hidrocarburos. Entre otras medidas, incluyó la posibilidad de aumentar el número de vuelos a las islas, con escala en Argentina, pero sin aceptación de empresas de transporte aéreo nacionales ni de vuelos directos desde la Argentina continental. Todo en el marco de la política sobre Malvinas implementada durante la Presidencia de Mauricio Macri, destinada a mejorar las condiciones de este enclave neocolonial-militar, como uno de los pilares para recuperar las relaciones amistosas (subordinadas) con potencias occidentales. Malvinas y el Atlántico Sur: impacto geopolítico global Vale destacar que en el Atlántico Sur Occidental -sector correspondiente a Suramérica- solo dos actores regionales detentan casi la totalidad del litoral marítimo: Brasil y Argentina. Por su parte, las potencias extrarregionales con fuerte presencia son Estados Unidos (EE. UU.) y el Reino Unido, que detentan la posesión de la cadena de islas que se encuentran en el centro del Océano Atlántico Sur, entre América y África, al tiempo que ejercen poder naval de la zona.[1] De este modo, lejos de una disputa de 11 mil kilómetros cuadrados –correspondientes a las dos islas mayores y al conjunto de islotes que de ellas se desprende– la “cuestión Malvinas” hace referencia a un conflicto que supone alrededor de 6 millones de kilómetros cuadrados, es decir, ni más ni menos que “dos Argentinas” continentales más un océano que rebalsa de recursos. El Estrecho de Magallanes, los Pasajes de Beagle y Drake, posibilitan la comunicación interoceánica Atlántico-Pacífico y son fundamentales para el monitoreo e intervención en el comercio mundial. Se estima que alrededor de 200.000 buques de carga transitan anualmente el Atlántico Sur. El 80% del petróleo que demanda Europa Occidental y el 40% de las importaciones de EE. UU. representan parte importante de este flujo comercial.[2] Otra dimensión que da cuenta de la importancia geoestratégica de las Malvinas es la conexión que establece con la Antártida, territorio codiciado por las potencias hegemónicas por ser reservorio de minerales, biodiversidad, por almacenar en forma de hielo más de las tres cuartas partes de agua dulce existente en el planeta y también de suma importancia para la actividad espacial. Actualmente, el enclave militar con la base aérea de Mount Pleasant cuenta con una pista de 2.590 metros y otra de 1.525 que posibilitan el desplazamiento de aviones de gran porte y helicópteros. A esto se suma el puerto de aguas profundas Mare Harbour, utilizado por la Marina Real para el amarre de buques y submarinos (Londres ha enviado submarinos de última generación y de propulsión nuclear). Incluye silos y rampas para lanzamiento de armas nucleares. Viven allí entre 1.500 y 2.000 efectivos, de los cuales alrededor de 500 residen en forma permanente mientras que el resto es parte de contingentes rotativos que arriban para ser sometidos a entrenamiento y posteriormente enviados a escenarios bélicos donde esté involucrada Gran Bretaña, como fue el caso de Irak o Afganistán.[3] Esta base cuenta con aviones de última generación, denominados Eurofighter Typhoon, que reemplazaron a los Harrier que se usaron en la guerra y a los Tornado F3; ninguna fuerza aérea en Latinoamérica cuenta con este tipo de avión.[4] A esto se suma que en 2017 el Ministerio de Defensa británico resolvió ampliar el presupuesto de la base en 267 millones de libras para los próximos diez años, implementando nuevos sistemas de defensa misilísticos que reemplacen al anterior sistema de defensa de misiles Rapier. Lo dicho deja en claro que se trata de un punto geopolítico y geoestratégico de primera importancia. Por otro lado, los asentamientos coloniales británicos –aún pendientes de descolonizar en el siglo XXI– sirven para establecer un sistema interconectado de bases militares que incluyen a Tristán de Acuña, Santa Elena y Ascensión. Si bien algunas no conforman bases militares clásicas, constituyen importantes “barreras” en la geopolítica del Atlántico Sur ya que, como Santa Elena -con una reciente inauguración de una pista aérea- pueden transformarse rápidamente en bases útiles para el transporte y apoyo logístico; una suerte de columna vertebral que permite el abastecimiento y traslado de fuerzas de combate rápidamente.[5] Malvinas y la disputa “Occidente vs Oriente” Es fundamental entender la estrategia del Reino Unido en el Atlántico Sur como complementaria a la de EE. UU. y al esquema de despliegue militar de la OTAN. En 2004, Londres trasladó la Comandancia Naval del Atlántico Sur a Mare Harbour y Monte Agradable. Cuatro años más tarde, EE. UU. anuncia la reactivación de la IV Flota para patrullar el Caribe, América Central y América del Sur con fines “humanitarios”. En 2009 las islas Malvinas, islas del Atlántico Sur y el Territorio Antártico pretendido por Gran Bretaña fueron incorporadas unilateralmente como territorios europeos de ultramar a través de la ratificación del Tratado de Lisboa y la aprobación de la Constitución Europea por el Parlamento Europeo. En agosto de 2018 el secretario de Defensa británico, Gavin Williamson, ante el grupo de expertos del Atlantic Council –think tank referente del establishment imperialista fundado en 1961 en el marco de la Guerra Fría- resaltó la fortaleza de la relación entre el Reino Unido y los EE. UU.: “(…) Estamos listos para responder a cualquier situación en cualquier momento. Hemos desplegado fuerzas en todo el mundo, podemos recurrir a nuestros territorios de ultramar en Gibraltar, las Áreas de la Base Soberana en Chipre, la Isla Ascensión, las Islas Falklands y el Territorio Británico del Océano Índico. Estos a menudo proporcionan instalaciones clave no solo para nosotros, sino también para EE. UU.”[6] En un informe de la Comisión de Revisión

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