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El hallazgo genera más preguntas

Fuente: Alejandra Dandán | El cohete a la luna Fecha: 18 de NOV 2018 Nilda Garré analiza el hallazgo del Submarino ARA San Juan y destaca el dato del casco resistente y el espacio destinado a los tripulantes de la nave, que permaneció perfectamente cerrado aún después de la implosión. Una de las imágenes indica que existió un intento de subir a la superficie antes del final. La ex ministra de Defensa integra hoy la Comisión Bicameral creada por ley del Congreso que se reúne una vez a la semana para investigar responsabilidades políticas y seguir los avances de lo que hasta ahora era la búsqueda. Habla aquí del desprecio absoluto del ministerio de Defensa por los familiares de los 44 tripulantes y de la propuesta de un mausoleo flotante que aún no escucha el gobierno. Y señala que es posible tecnológicamente acceder a la recuperación de fragmentos de la nave, e incluso de los cuerpos de los tripulantes. ¿Cual es su evaluación? Se abre una nueva etapa. El objetivo del hallazgo del submarino está logrado. Y eso permite establecer algunas cosas. El casco resistente de la nave estaba intacto. Eso muestra que la reparación que algunos objetaron estaba perfectamente hecha porque la zona de la soldadura permaneció intacta, a pesar de la explosión que seguramente hubo dentro del submarino, y de la implosión que se derivó del hundimiento. Las partes que están desprendidas son más frágiles, no hacen a la estructura fundamental. Y también existen planos que muestran una suerte de timón que se usa para subir, y que aparece como si hubiese sido maniobrado hacia arriba. Esa información indica que hubo algún intento de direccionar la nave cuando empezó a caer o mientras caía, que intentaron subir. Es decir, hubo un intento de maniobra para evitar la caída. Eso se ha podido determinar a través del ROV (del ingles Remotely Operate Vehicle, un vehículo operado a distancia desde el submarino de la empresa Ocean Infinity). Ha tomado la imagen de cerca. Y muestra que no fue todo inmediato, que hubo un tiempo en el que se intentó maniobrar para recuperar altura y salir de la profundidad en la que estaban cayendo. Esos datos no aparecieron así en la conferencia de prensa. Por supuesto, estas cosas las estamos viendo ahora nosotros. Los especialistas ahora podrán sacar más conclusiones. Por eso se abre la etapa de investigación para saber qué puede haber ocurrido, y es decisivo. Ya hay elementos de prueba, no meras evaluaciones e hipótesis. Entre otros datos, teníamos los avisos del comandante del ARA San Juan, cuando advirtió que tenían problemas porque les había entrado agua, el tema de la válvula y el balcón de baterías que había sufrido un principio de incendio. Él habló de una situación de emergencia. Y dijo: Voy a quedarme sumergido, la tripulación está bien. Lo hacía para que se repongan de la tormenta que habían sufrido. Algunos hoy evalúan que tendría que haber subido a superficie. Pero ya vendrán las evaluaciones para saber cuál hubiese sido la decisión más correcta. Él comunicó dónde estaba, dio su ubicación, así que nosotros desde la Bicameral teníamos datos que indicaban esa ubicación. Eso se sumó al informe de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) que identificó el ruido hidrofónico, y todo eso nos daba una ubicación muy aproximada a la que efectivamente resultó correcta. ¿Qué otros datos consideró importantes? Aguad dijo que todo sucedió en poco más de dos horas. Por los informes que venimos escuchando en la Bicameral hoy sabemos que los problemas que presentaba el submarino sobre algunas deficiencias en el periscopio y falta de balizas o sobre la cantidad insuficiente de elementos, habían sido solucionados en el ingreso de septiembre a la Base Naval de Mar del Plata. Todo eso había sido reparado, según el informe de la base de Submarinos. También teníamos el resultado de la calificación que hizo el comandante del buque: 4.25 puntos sobre 5, es decir, un estado de operatividad razonable en cuanto a la seguridad de la navegación. Hasta ayer se sabían todas esas cosas. Ahora llega el momento de hilar un poco más fino y saber cómo fue ese final donde probablemente haya habido una explosión de hidrógeno que es lo que inicia la caída que va determinar después la implosión. Aguad dijo que cayó en picada. Y se preguntó qué pasó que todo sucedió tan rápido, que no llegaron a activar las alertas. Pareció sugerir algo. ¿La dejó pensando? ¿Aguad? No, Aguad no me deja pensando. Las declaraciones me parecieron pobres e inexpresivas. Me atuve más al informe técnico de (el capitán, ex vocero de la Armada, Enrique Antonio) Balbi, que siempre es bastante preciso. Y a las consultas que hicimos este tiempo, también a submarinistas. Todo indica que están claros los elementos que muestran que estaban tratando de subir, que hubo un intento de reaccionar a la caída, y que probablemente haya habido una explosión previa de hidrógeno que se acumula y es muy peligroso. Y eso provoca la caída, la implosión y ellos han intentado esta última maniobra, ya sobre el final, por supuesto. ¿Cómo sigue todo en términos de responsabilidades? Hay tres ámbitos que investigan. El ministerio de Defensa observa las responsabilidades funcionales en una investigación administrativa, delegada al Estado Mayor Conjunto. La Comisión Bicameral investiga responsabilidades de tipo político y de toma de decisiones. Y la causa judicial investiga si hay delito doloso o culposo con relación a lo que sucedió y las decisiones finales. Existe la pregunta acerca de si había que haber tomado la decisión de la inmersión o si el comandante de Submarinos tendría que haber dicho: vuelva a superficie o no vaya a inmersión. Allí está la jueza Marta Yañez, que trabaja muy intensamente. Y también hay que decidir la remoción de partes de submarino porque estos ROV de la empresa Ocean Infinity permiten arrancar partes para estudiarlas. La conferencia de prensa dejó ese tema en suspenso. La jueza puede

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Contra viento y marea

Fuente: Adrián Murano – TiempoAr Fecha: 18 de NOV 2018 El mérito del hallazgo es sólo de los familiares, que nunca bajaron los brazos. De los padres, las madres, parejas, hermanos/as e hijos/as que desde el primer día exigieron conocer la verdad. Que desde aquel 15 de noviembre fatídico no se conformaron con hipócritas expresiones de consuelo, con venenosas compensaciones económicas ni con discursos políticos de ocasión. Que convirtieron la angustia y el dolor en una lucha firme y persistente contra la impericia, la desidia y el abandono. De las nueve mujeres que en el frío gélido de junio se encadenaron a las vallas que protegen el frente de la Casa Rosada para exigirle al gobierno que contratara a una empresa privada capaz de hacer lo que el Estado argentino no había podido: encontrar al ARA San Juan. Y dar respuesta sobre el paradero de sus 44 tripulantes. De los cuatro parientes que pasaron los últimos 70 días como veedores de la búsqueda a bordo del Seabed Constructor, el buque de la empresa Ocean Infinity que realizó el rastreo. Luis Tagliapietra –padre del teniente de corbeta Alejandro Tagliapietra–, Silvina Krawczyk –hermana de la teniente de navío Eliana Krawczyk, la única mujer tripulante del submarino–, José Luis Castillo –hermano del cabo principal Enrique Castillo– y Fernando Arjona –hermano del cabo principal Alberto Arjona– tuvieron la dura misión de fiscalizar las tareas que se realizaban a bordo del buque de origen noruego y, a la vez, transmitir las novedades a los familiares que los habían escogido como delegados para que los mantuviesen al tanto de la operación. La presencia de ese grupo resultó crucial en el hallazgo: fueron ellos, junto a la jueza Marta Yáñez, quienes insistieron y lograron que el buque revisara el sitio donde tres suboficiales argentinos dijeron haber registrado «golpes de casco» un año atrás. La secuencia sonora ya había sido descartada por la Armada, pero la empresa aceptó rastrillar la zona como último acto de servicio, antes de partir hacia Ciudad del Cabo. El reclamo de los familiares postergó la partida del Seabed, cuyos especialistas aprovecharon las 20 horas de tránsito de un sitio a otro para revisar las imágenes tomadas en el área donde habían concentrado la pesquisa. Fue en esa revisión donde se detectó un nuevo punto de interés –el número 24–, en el Sitio 1 área 15A-4, a 800 m de profundidad. Era el ARA San Juan. «¡Cuando todos daban todo por perdido, nosotros acá no bajamos los brazos nunca, ya vendrán tiempos de charlas técnicas y otras cosas, ahora lo único importante es que al fin los encontramos y no puedo para de llorar!», escribió Tagliapietra en el grupo de WhatsApp donde apuntaba las novedades. Tiene razón. Fue la lucha de los familiares lo que evitó que la búsqueda naufragara por las miserias de la especulación política y el ajuste brutal. Se ganaron de sobra el derecho de llorar a sus muertos en paz. Le corresponde a la sociedad tomar la posta y exigir que se sepa por qué 44 argentinos murieron en un buque de guerra que terminó como trampa mortal. « Nota relacionada: ARA San Juan: los enigmas de una investigación que recién empieza

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La crisis, la calle y el palacio

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 18 de NOV 2018 Los bloques peronistas de la Cámara de Diputados se unieron para lograr la mayoría e imponer sus candidatos por la mayoría para el Consejo de la Magistratura. Frustraron así el objetivo del macrismo que era el de conseguir una mayoría propia en el organismo, lo que le hubiera permitido completar su dominio nada menos que de la decisión final sobre la designación y remoción de los jueces. Todo esto, pocos días después de que el Senado completara la sanción del presupuesto presentado por el gobierno para el próximo año y que empezara a insinuarse una rebelión en las filas parlamentarias del “peronismo federal”. La superestructura política empieza a reflejar un nuevo clima y una nueva relación de fuerzas políticas en el país. Y cuando se habla de superestructura política no se incluye solamente a la estructura formal de la toma de decisiones sino también a lo que ocurre en el interior de partidos y coaliciones y en las diversas formas de acción política que atraviesan las organizaciones sociales. Una muy breve recapitulación nos lleva a evocar el clima que vivíamos a comienzos de 2016: la agitación callejera que recorría calles y plazas del país era mirada por la mayoría de los analistas como una escena fantasmal, más emparentada con la melancolía de los recientemente derrotados en la elección del anterior diciembre que con un dato relevante de la realidad política; “minorías intensas” que no entendían la nueva configuración política del país, expresiones “residuales” que pronto se reducirían a voces marginales. La voz de orden era la “renovación peronista” y la consecuente acta de defunción para la experiencia política de gobierno entre 2003 y 2012. La superestructura justicialistase encaminaba así a poner rápida distancia de esos ecos perdidos del pasado y a  acomodar sus discursos a los nuevos vientos políticos. La elección de 2017 mostró dos cosas. Una fue la consolidación electoral del macrismo en un contexto social afectado negativamente por la política económica, pero esperanzado con el veranito keynesiano que construyó el gobierno en las vísperas de la votación. La otra fue el fracaso –por lo menos provisorio– del intento de darle carnadura político-electoral a un peronismo moderado, centrista, deslumbrado por la irrupción macrista y resignado a un largo invierno electoral. Los “residuos” de la anterior experiencia, por su parte, aparecieron claramente como la segunda fuerza electoral, y su líder realizó una elección en la provincia de Buenos Aires, sorprendentemente exitosa en ese clima social. Desde entonces hemos asistido a muchas novedades. La principal es el notable cambio de clima social respecto del gobierno, que los sondeos de opinión fueron reflejando y que, ya en diciembre del año pasado, confluiría con la primera gran crisis del consenso entre el peronismo no kirchnerista y el oficialismo en ocasión de la estafa estatal a los jubilados perpetrada bajo el pudoroso nombre de “reforma previsional”.  En estos pocos meses hemos asistido a significativos reagrupamientos. El cambio de posición del sindicato de camioneros que alteró la ecuación sindical a favor de los sectores partidarios de un claro enfrentamiento con las políticas públicas del gobierno, la conformación del Frente Sindical como reagrupamiento de esos sectores y la reciente movilización multitudinaria a Luján que fue su bautismo público, el acercamiento de las dirigencias de los principales movimientos sociales representativos del trabajo informal y el territorio de la pobreza –la CGEP y el Movimiento Evita– al proceso de unidad política y electoral contra las políticas de Cambiemos, el desplazamiento de un conjunto de referentes de los espacios del peronismo hasta allí partidarios del diálogo y la cercanía con el gobierno a la idea de una unidad sin proscripciones para afrontar la elección del año próximo y la innegable centralidad de la figura de Cristina Kirchner en todos esos movimientos son los principales hitos, pero no los únicos, de ese proceso. Y no sería aventurado arriesgar que los sacudones en el interior de Cambiemos –que incluyen el retiro de la escena de Monzó, principal actor de las políticas de negociación con el mundo opositor–, un clima tenso en el radicalismo, más las recurrentes volteretas y amenazasespectaculares de Carrió son también expresión de las repercusiones del clima social en la política superestructural. Una vez más vale insistir en que estos hechos y estas tendencias constituyen una importante advertencia metodológica para quienes pretenden analizar y, hasta un punto, prever, el rumbo de los acontecimientos políticos. La  buena información sobre lo que ocurre en el “palacio” es un importante insumo para esa tarea pero no la agota. Quienes piensan que la “calle” es un eco pasivo de los acontecimientos no están en condiciones de hacer previsiones consistentes. Eso es así en todos lados, pero mucho más en un país con la larga tradición de organización y movilización social y política como el nuestro. Para algunos analistas, por ejemplo, la movilización sindical del 21 de febrero pasado o la plaza de Mayo desbordada en repudio del fallo de la Corte que reducía la condena de un terrorista de Estado y pretendía inaugurar una nueva y regresiva actitud judicial frente a la etapa de la barbarie cívico militar en nuestro país, eran solamente explosiones sentimentales de minorías irrelevantes.  Hoy está a la vista que son hitos de un proceso multifacético, a veces contradictorio y no fatalmente triunfantes, de un proceso en el interior de la subjetividad social, que las encuestas solamente alcanzan a registrar cuando han tomado consistencia y repercutido en la escena institucional de la política. La crisis en la que estamos inmersos y que está recién en los primeros tramos de su desarrollo no es solamente económica. Atraviesa todos los planos y condiciona todas las conductas. El Consejo de la Magistratura es para la mayoría de las personas una abstracción misteriosa. Pero lo que acaba de ocurrir es un punto de inflexión en el dominio del gobierno sobre el Poder Judicial. Y eso sin duda altera el ánimo de una corporación hasta aquí inclinada a cumplir rigurosamente con los deseos

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No hay un único camino

Fuente:  Carlos Heller | Página 12 Fecha: 18 de NOV 2018 El Gobierno insiste: “Hay un único camino y es el que nosotros proponemos”.  No hay opción: o su plan de ajuste o el abismo. De este modo, califica a la oposición como “insensata” o “inviable”. Propone un oxímoron: una democracia de discurso único. Sin embargo, ese proyecto excluyente que defiende está siendo cuestionado en muchas partes del mundo. Más aún: hay otros caminos y se están poniendo en práctica. En un documento llamado “Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero”, elaborado por el Estado Vaticano, se señala: “en la actualidad la industria financiera, debido a su omnipresencia y a su inevitable capacidad de condicionar y –en cierto sentido– de dominar la economía real, es un lugar donde los egoísmos y los abusos tienen un potencial sin igual para causar daño a la comunidad”. Agrega también que “allí donde se ha practicado una desregulación masiva se ha puesto en evidencia que los espacios de vacío normativo e institucional constituyen espacios favorables, no sólo para el riesgo moral y la malversación, sino también para la aparición de exuberancias irracionales de los mercados —a las que siguen burbujas especulativas y luego repentinos colapsos ruinosos— y de crisis sistémicas”. En una línea similar, el informe “Transformar al Mundo, Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” tratado en el encuentro de la Alianza Cooperativa Internacional del continente de las Américas, que se reunió recientemente en la ciudad de Buenos Aires, afirma: “Observamos con preocupación que la globalización económica hegemonizada por el capital financiero, sin compromiso con el desarrollo y las particularidades históricas, culturales, ambientales y sociales de los distintos territorios, ha provocado el desamparo de cada una de nuestras comunidades en un escenario de creciente incertidumbre económica”. Y añade: “Somos actores de la economía real y del desarrollo sostenible, estamos presentes en cada territorio, por voluntad democrática y autónoma de sus asociados, con escala suficiente –1200 millones de personas reciben en el mundo servicios de alguna cooperativa– como para constituirnos en un actor global (…). Es necesario que la iniciativa autónoma de la sociedad civil sea protagonista en la urgente construcción de las nuevas formas de producir y de consumir que la sostenibilidad nos reclama con urgencia. Y para esto el cooperativismo tiene un modelo empresarial capaz de pensar el desarrollo desde los trabajadores, los consumidores y los productores de cada localidad”. Con similar espíritu crítico, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz evalúa los resultados de la economía de Estados Unidos bajo la gestión Trump y señala, en El País de España: “La rebaja de impuestos es un regalo para grandes empresas y multimillonarios en el país con más desigualdad entre los desarrollados. Y aumenta los impuestos a las clases medias en un país donde la esperanza de vida cae como efecto de los millones de personas que se están quedando sin seguro médico. Va exactamente en la dirección contraria a la que debería. Y agrava el problema”. En el Congreso del Partido Laborista británico, en septiembre de este año, John McDonnell, el referente económico de Jeremy Corbyn, aseguró que –en caso de ser gobierno– cuanto mayor sea el caos generado por las gestiones neoliberales impulsadas por sus predecesores, más profundos deberán ser los cambios a implementar por el laborismo. Además de proponer la nacionalización de las empresas privatizadas en los ochenta y la participación de los trabajadores en ellas, plantea modos específicos de gestionarlas. Para el caso de los servicios de agua impulsa la creación de un directorio integrado por trabajadores, consumidores y concejales. Corbyn y McDonnell reivindican el modelo económico del municipio de Preston, en el noroeste del Reino Unido, al que consideran una experiencia reproducible a mayor escala. En diálogo con Marcelo Justo, corresponsal de PáginaI12 en Londres, Matthew Brown, líder de esta ciudad de 124 mil habitantes, explica: “Estamos usando el poder municipal para darle prioridad a lo local en vez de basar el crecimiento en las grandes corporaciones y multinacionales”. La primera estrategia municipal para reindustrializar la zona fue un modelo económico “basado en una lluvia de inversiones” que nunca ocurrió. “Se perdió mucho tiempo, se afectaron muchas vidas” –concluye Brown–. Por eso, su actual política de crecimiento se funda en la inversión de compañías locales, el fomento de cooperativas de trabajadores y el fin de la tercerización de los servicios. También resulta muy interesante lo que se conoce como “la solución portuguesa”. Allí el gobierno socialista decidió articularse “con otros sectores políticos como el Partido Comunista y con Bloco (Bloque de Izquierda)”, afirma el reconocido sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos. Esa confluencia ha priorizado el incremento del poder adquisitivo de la población, el aumento de la demanda y la mayor utilización de la capacidad instalada ociosa. Portugal, por esta vía, salió de la crisis y de los esquemas restrictivos impuestos por el FMI. “Portugal demostró que el neoliberalismo era una mentira. Con soluciones contrarias a esa ideología, el gobierno ha dado un respiro a las clases populares. La economía crece, la inversión llega, el paro baja (…) hay que tener el coraje de aumentar los impuestos a los más ricos. Se decía en Portugal que ello perjudica la inversión. No fue así, al contrario, aumentó. Hay mucha mentira económica. Los mayores mentirosos de este siglo ganaron los premios Nobel de Economía”, puntualiza De Sousa Santos. Algo similar está sucediendo en España con la alianza entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos. Han presentado un Presupuesto con incrementos del salario mínimo, aumento de las jubilaciones, de las inversiones en ciencia y tecnología, salud, educación, etc. Todo lo contrario de lo propuesto por el Partido Popular de Rajoy, que expresa posiciones similares a las de Cambiemos en Argentina. Mientras, el gobierno de nuestro país ya no niega el ajuste y, por el contrario, lo exhibe ante “los mercados” como una virtud y una fortaleza. Más allá de matices, esta administración está tratando, desde el inicio, de hacer siempre lo

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La excusa del terrorismo

Fuente:  Roberto Marra | Nuestras Voces Fecha: 17 de NOV 2018 Tan reprobables como los ataques terroristas, son los resultados de aparentes prevenciones que ejecutan algunos gobiernos que siempre derivan en la profundización de medidas represivas. Nada mejor, en esos casos, que señalar a algunos integrantes de las organizaciones populares como integrantes de “celulas” terroristas, esa falacia utilizada hasta el hartazgo en tiempos de la dictadura genocida. Si hay una disculpa elemental para poder implementar medidas represivas con la anuencia implícita de la mayoría de la población, es esa actividad que se generaliza con el nombre de “terrorismo”. Palabra mágica, si existen, de ella se han valido en cuanta dictadura o pseudo-democracia haya habido en Nuestra América. Nadie se sustrae a su uso en todas y cada una de las reuniones internacionales, donde cada jefe de estado la incluirá en sus discursos, sin excepción, para mostrar su activa pertenencia a un “mundo demócrata” que, paradójicamente, ya poco tiene de ello. No se puede negar la existencia de ese tipo de acciones en el mundo. Están, son, se sienten y padecen. Forman parte indisoluble del aparato del miedo que el imperio, sus lacayos y algunos idiotas útiles, pretendidos enemigos de aquel, utilizan con fines tan falsos como sus pretenciosas “defensas de la humanidad”, caballito de batalla que se cae a pedazos al observar los resultados de sus supuestas luchas contra las agresiones terroristas. Tan reprobables como los ataques terroristas, son los resultados de aparentes prevenciones que ejecutan algunos gobiernos que, no casualmente, siempre derivan en la profundización de medidas represivas contra la población que intenta expresar descontentos por sus padecimientos económicos. Nada mejor, en esos casos, que señalar a algunos integrantes de las organizaciones populares como integrantes de “celulas” terroristas, esa falacia utilizada hasta el hartazgo en tiempos de la dictadura genocida. Otro tipo de terrorismo, el mediático, resulta ser el principal aliado de los hacedores de todas las desgracias populares. De él se valen los poderosos y el imperio para quitar la razón de las mentes ya demasiado abrumadas por sus angustias diarias, donde la subsistencia ha reemplazado a la vida. Oscurecidos los pareceres de la sociedad, el mensaje del terror ya estará listo para el apoyo incondicional para elevar los niveles represivos, no al enteléquico “terrorismo”, sino a los hambrientos que buscan solo algún mendrugo para saciar su vacuidad estomacal, o a los esclarecidos que sueñan con una justicia social aplastada a palos por las supuestas “democracias”. Como ya se ha demostrado decenas de veces, los terroristas terminan siendo simples “empleados” del imperio, piezas necesarias para manejar a su antojo las decisiones planetarias, disculpas básicas para intervenir donde nadie los llama y acabar con cualquier intento liberador de alguna Nación soberana. Y, de paso, apoderarse de sus riquezas, fin último de los trogloditas que conducen a la humanidad a su desaparición temprana, solo en base a sus repugnantes ambiciones sin sentido. Aquí, por estos lares sureños, donde el poder gobierna con sus propios gerentes, donde el hambre se regodea con los ninguneados de siempre, donde millones se caen de las escaleras que las condujeron al odio estupidizante, dando contra el duro piso de la realidad convertida en miseria generalizada, aquí también aparece otra vez la disculpa del “terrorismo”. Como antes, como siempre, la “prensa libre” nos hablará de peligros inminentes, de ataques previstos por servicios de inteligencia extranjeros, de las supuestas conexiones con organizaciones populares, de mapuches armados con lanzas y piedras como “peligrosas” armas de ataques masivos, u otra estupideces semejantes. Mientras, con la ridiculez al hombro, la ministra de (in)seguridad llama a armarse a la “sociedad sana”, para enfrentar a los invasores que vislumbra a través de los vapores etílicos que le aconsejan semejantes despropósitos. Más miedo, más terror. Del auténtico, del originado en los inmorales autores intelectuales de cuanta maldad exista en la sociedad. Más información falsa, más fuegos artificiales que oculten con destellos enceguecedores la verdad obvia de sus “éxitos” financieros, que son el fracaso colectivo de un pueblo mil veces castigado, mientras los auténticos terroristas de saco y corbata preparan el bombardeo final, para hacer desaparecer lo que alguna vez fuera el sueño de una Patria soberana.   Notas relacionadas: Preocupa el avance sobre las libertades civiles por el operativo de seguridad del G20 Los terroristas  

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Otra hipótesis sobre Nisman que se cae: no estaba drogado con ketamina al morir

Fuente: Néstor Espósito  | TiempoAr Fecha: 12 de NOV 2018 Otro de los argumentos del peritaje de Gendarmería Nacional que afirman que Alberto Nisman fue asesinado está a punto de caerse. El difunto fiscal no estaba drogado con ketamina al momento de su deceso. Menos aún: si alguien le inyectó esa sustancia, el supuesto asesinato ocurrió antes de que la ketamina hiciera efecto. ¿Entonces para qué le habrían inyectado ketamina? El informe de la Gendarmería sostuvo que Nisman “presentaba el fenómeno denominado como ‘sumisión química’, motivo por el cual el sujeto puede ser sometido contra su voluntad y sin oponer resistencia facilitando la acción de terceras personas que allí se hallarían en la escena del hecho”. Si ello hubiera sido así, el o los supuestos agresores debieron haberle inyectado a Nisman la sustancia por lo menos un minuto antes del disparo que lo mató. Ese es el tiempo que, según coinciden todos los informes científicos sobre la metabolización de la ketamina, tarda en comenzar el efecto anestésico. ¿Por qué se produce ese efecto? Porque la ketamina comienza a metabolizarse en el organismo. Y el primer paso es su transformación en “norketamina”; en términos comunes: cuando metaboliza, anestesia. El reporte de Gendarmería explica que “entre 15 y 30 segundos se manifiestan las sensaciones de disociación e inconsciencia. La analgesia persiste unos 40 minutos. Puede producirse amnesia evidente durante 1 a 2 horas posteriores a la inyección”. La fuente es “A. Gilman (1986) Goodman & Gilman, Las Bases Farmacológicas de la Terapéutica, Ed. Panamericana, México”. Una decena de trabajos científicos internacionales sobre la ketamina les fueron acercados a los investigadores en las últimas semanas. Todos fueron evaluados aunque todavía no se incorporaron al expediente. Hay trabajos de universidades europeas, latinoamericanas y monografías de científicos que específicamente estudiaron a la ketamina. La teoría de Gendarmería no cierra ni con fórceps. Para dopar, la ketamina debe metabolizar. Pero en el informe de Gendarmería no se menciona a la “norketamina” sino a la ketamina, a secas, y en cantidades que no pudieron ser medidas con el método de detección utilizado en el pool de vísceras, dos años y medio después de la muerte. Una posibilidad de aceleración de los tiempos de efecto sin la metabolización hubiera sido la inhalación de ketamina en estado gaseoso. Pero no existe la ketamina en ese estado. Los tiempos reales no coinciden con los registros científicos. Los forenses que actuaron en la autopsia de Nisman en 2015 no hallaron la sustancia. En el caso de que se les “hubiera pasado”, la sustancia debió permanecer en las vísceras resguardadas durante unos 30 meses, hasta que la halló Gendarmería. Sólo si hubieran estado resguardadas a una temperatura de entre 20 y 30 grados bajo cero habría existido alguna posibilidad (remota) de conservación. Si hubieran sido guardadas en una heladera, el tiempo habría sido mucho menor, de algunas semanas. Y, a temperatura ambiente, no sólo la ketamina no estaría sino que también se habrían podrido las vísceras. No hay en el informe de Gendarmería un solo dato que explique en qué condiciones fueron resguardados los restos de Nisman analizados para el trabajo que arrojó como conclusión “más probable” que fue asesinado. De todos modos, los informes científicos indican que una vez introducido en el cuerpo, aún después de la muerte, las enzimas debieron haber causado algún tipo de modificación en la sustancia. Es decir que aún en el hipotético caso de que el o los agresores lo asesinaran en menos de dos minutos, el cadáver debió haber actuado (con otros tiempos y otros procesos) sobre esa sustancia. Por principio general, toda sustancia química se “biotransforma” en el organismo, con mayor o menor medida o velocidad. En el cuerpo de Nisman debieron haber aparecido, como mínimo, la sustancia madre y también sus metabolitos. Pero ello no ocurrió; sólo se habla de “ketamina”. La defensa del informático Diego Lagomarsino ya había planteado algunos de estos puntos ante el juez Julián Ercolini y ante la Cámara Federal porteña, pero sin éxito. En respuesta a Gendarmería, había subrayado que “no se ha encontrado principalmente Norketamina ni otros metabolitos, como indicio de su biotransformación, que es muy rápida”.

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La semana de las defensas

Fuente: Raúl Kollmann e Irina Hauser | Página 12 Fecha: 04 de NOV 2018 Esta semana será la última en la que expongan las defensas de los procesados en el caso de las fotocopias de los cuadernos. El martes lo hará Carlos Alberto Beraldi, en representación de Cristina Fernández de Kirchner. La ex mandataria no se hará presente, dando por tierra la versión de que incluso iba a hablar en la audiencia. Su abogado reiterará que CFK nunca recibió dinero de ninguno de los arrepentidos, pondrá el acento en que la inmensa mayoría ni la menciona y en que no existen pruebas. Beraldi además se tomará el trabajo de enumerar las contradicciones entre los arrepentidos. Durante los alegatos se viene reiterando que las declaraciones de los imputados colaboradores deben ser consideradas nulas porque violan lo que dice la ley: debían quedar en un registro técnico –una grabación o videograbación– pero el fiscal y el juez argumentaron que no grabaron porque “con el papel alcanza”. Se ve que quieren esconder la negociación que hubo con los arrepentidos del tipo “decime tal cosa”, “agregame ésto otro”. En fuentes de Comodoro Py afirman que los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi recién definirán la situación en diciembre. Cristina Como se sabe, en la causa de las fotocopias están procesados ex funcionarios y empresarios, con CFK y Julio De Vido como jefes de una supuesta asociación ilícita. Todos los imputados apelaron y el martes le toca el turno de exponer a Beraldi ante la Cámara. Se había dicho que existía una posibilidad de que Cristina hablara directamente como lo hizo Roberto Baratta. El ex número 2 de Planificación expuso largamente ante los camaristas ya que está en el centro del expediente: todo se basa en lo que dicen que escribió su chofer Oscar Centeno. La ex mandataria, en cambio, no concurrirá porque considera que se trata de una defensa técnica y que le corresponde hacerla a su letrado. Beraldi pedirá que estén los periodistas –cosa que ocurrió en las audiencias hasta ahora– y se permita la filmación para que todo quede registrado. Todo indica que el abogado responderá como lo viene haciendo: No hay un sólo testigo ni arrepentido que diga que vió a CFK  recibir dinero. El arrepentido estrella, el ex secretario de Obras Públicas José López, ni siquiera dijo que el dinero que tiró en el convento era de Cristina, como publicaron los grandes medios, sino que “creía” que el dinero se originaba en ella. Fue la quinta versión que dio sobre la plata del convento. Según trascendió, Beraldi va a enumerar las contradicciones de los arrepentidos, comparando sus propias declaraciones –cuando lo hicieron más de una vez– y comparado con lo que dijeron otros arrepentidos. Beraldi sostendrá que no hay ninguna evidencia contra CFK. Prácticamente todos los abogados de los imputados vienen reclamando que les exhiban las grabaciones de las declaraciones de los arrepentidos. También Beraldi hizo el reclamo y finalmente le contestaron que no existen las grabaciones, “que como registro, basta el papel”. La llamada Ley del Arrepentido, en su artículo 6 dice que “las declaraciones que el imputado arrepentido efectuare en el marco del acuerdo de colaboración deberán registrarse a través de cualquier medio técnico idóneo que garantice su evaluación posterior”. El término “medio técnico” alude con claridad a una grabación en audio o video, de lo contrario ni siquiera haría falta esa mención, porque siempre una declaración se registra, al final, en papel. Por supuesto que la polémica no es de detalle, sino que los letrados desconfían de la manera en que el fiscal Carlos Stornelli fue sacando y poniendo cosas en las declaraciones. Estas manipulaciones fueron denunciadas por numerosas abogados y periodistas, por lo que está claro que Stornelli evitó dejar una prueba como la que exige la ley “que garantice su evaluación posterior”. José López, por ejemplo, cambió su declaración, incluso dentro de este mismo expediente. Baratta Leyendo con mucho detenimiento el alegato de Baratta hay argumentos que llaman la atención: El ex funcionario afirma que nunca recibió dinero ilegal, ni para campañas electorales ni como coimas. Sugiere que hubo un circuito en el que quienes cobraban coimas o dinero eran López y Clarens. Baratta dice que fueron ellos los que le habrían dado dinero a Juan Manuel Abal Medina, quien encabezaba la campaña electoral. Afirmó que cuando Carlos Wagner confiesa que se repartían obra pública, todo se hacía bajo la órbita de López y que buena parte se canalizó a través del Banco Finansur. Baratta recordó que en el dinero que López tiró en el convento había un “ladrillo” termosellado de dólares que, rastreando hacia atrás, salió del Finansur. Mencionó a gerentes y ejecutivos que decían en sus empresas que pagaban coimas y en realidad se quedaban con el dinero. Lo dice respecto de Techint e Isolux y hace referencia concreta a que después esos gerentes y ejecutivos entraron en el blanqueo. Sostuvo que hay empresarios que declararon lo que les pedían, aunque fuera mentira, para no quedar presos. Resulta sospechoso que el fiscal nunca les preguntara a los empresarios de dónde fueron sacando el dinero para los pagos ilegales. También insiste en que se trató de grandes empresarios que hubieran denunciado cualquier extorsión. Baratta redondeó señalando que no tiene cuentas en el exterior ni bienes escondidos, con lo que afirmó tácitamente que no se enriqueció. Esa es la acusación principal. Más allá de los alegatos de la totalidad de los imputados, la situación más grave es la que viven los que están presos sin juicio, sin condena, sin el menor peligro de fuga ni de entorpecimiento de una causa que ya lleva muchos meses de instrucción. Está claro que en la mayoría de los casos, la detención se usó como un apriete para que el imputado se arrepintiera, a tal punto que se llegó al gravísimo axioma que “el que se arrepiente duerme en su casa, el que dice que no cometió ningún delito, va a la cárcel”. Para colmo Bruglia y Bertuzzi

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Y aún falta el ajuste de 2019

Fuente: Carlos Heller | TiempoAr Fecha: 04 de NOV 2018 «Lamentablemente, una parte de lograr el déficit cero el año que viene es el aumento de impuestos y otra parte la reducción del gasto». Esta frase fue dicha por Mauricio Macri en una conferencia de prensa en Córdoba esta semana, avisando que el objetivo de déficit primario cero será costoso, especialmente preocupado, como lo expresó otras veces, por los aumentos de impuestos, que van en contra de lo que prometió en todo momento al círculo rojo y a la ciudadanía. El tema es quiénes pagarán los costos. Los invito a ir descubriendo esta pregunta. Fiel a su política de monitoreo constante sobre los países deudores, el FMI ya confirmó que una nueva misión llegará a la Argentina para continuar con la evaluación del programa económico. El vocero del Fondo, Gerry Ryce, remarcó el compromiso argentino de «eliminar el déficit fiscal y apuntar a una política de libre flotación del tipo de cambio». Queda claro entonces que más allá de las expresiones de confianza hacia el gobierno de Cambiemos, el organismo no dudará a la hora de seguir bien de cerca la ejecución de las políticas económicas. En ese sentido, no es casual que la aprobación definitiva del nuevo acuerdo se haya dado a conocer al día siguiente de haberse obtenido la media sanción del Presupuesto 2019, en el que se incorporan todos sus pedidos. El más importante, el ajuste fiscal. Pero la contracción fiscal del 3,1% del PBI para 2019 es sólo el comienzo, un anticipo de lo que en realidad es un plan a más largo plazo. La idea última es que la Argentina deje de endeudarse. Para que esto suceda, no basta con alcanzar el déficit primario cero, ya que esta definición deja afuera los intereses de la deuda, que son cada vez más cuantiosos. Sólo en 2018, la deuda pública como porcentaje del PBI habrá aumentado 23,6 puntos porcentuales, es decir, pasará en sólo un año del 57,6% al 81,3%. En algún momento, el endeudamiento será inviable. Por eso, la meta fiscal acordada con el FMI para 2020 es lograr un 1% de superávit primario. Resultan interesantes en este punto las declaraciones del expresidente del BCRA y exministro de Economía, Roque Fernández. En una entrevista brindada el 2 de noviembre al diario El Cronista, manifestó que «la economía, en la situación en la que está, no puede indexar salarios», a lo que agregó que si no se logra el superávit fiscal (primario) «la Argentina no es viable (…) y muchas veces eso requiere de un ajuste en todos los sectores que integran el Presupuesto». ¿Por qué la necesidad del superávit fiscal? Porque se necesita para pagar los intereses de la deuda pública. Fernández señaló claramente: «Acá rápidamente hay que empezar a proveer condiciones que aseguren que ese déficit primario que va a ser cero ahora, va a pasar a un superávit de 2% en 2020 y de 4% en 2021». No es más que la propuesta de continuar con el fuerte ajuste fiscal. Este discurso que intenta transmitir la idea de que no hay otra alternativa no es una novedad. La idea de un único camino es conocida. En plena crisis en septiembre de 2001, el por entonces ministro de Economía Domingo Cavallo nos decía, luego de presentar la carta de intención al FMI, que la única meta por cumplir era el déficit cero para luego agregar que «no es una solución sencilla (…) pero es la mejor frente a todas las alternativas». Casi 30 años antes, el ministro de Economía de la dictadura, Martínez de Hoz, señalaba ‒también en el marco de un fuerte ajuste económico‒ que la política es el «arte de lo posible» y no de lo «deseable». Pero volviendo a la Argentina actual, el objetivo de equilibrio fiscal no es un objetivo erróneo en sí mismo. El problema radica en cómo se llega a él. Si por la vía del recorte del gasto público, especialmente en aquellas áreas más sensibles, o por la vía de la reactivación económica que genera un círculo virtuoso de mayor recaudación, mayor poder de compra de los salarios, más empleo, etc. El primer caso, al que adhiere el gobierno de Macri, se caracteriza por políticas fiscales procíclicas de ajuste (cuestión reconocida por el staff del FMI) que, a través del «enfriamiento» de la economía, y contradiciendo las experiencias ya vividas, lleva necesariamente hacia una senda de ajustes interminables. Otro tema esencial es la magnitud del ajuste que está encarando Argentina, que es uno de los más profundos entre los que ha monitoreado el FMI. El último documento del organismo sobre Argentina destaca que «el staff continuará trabajando con las autoridades a lo largo del programa para mejorar la calidad de la consolidación fiscal y hacerla lo más amigable al crecimiento y duradera posible». Frase que omite deliberadamente la incongruencia entre ajuste fiscal y crecimiento «amigable». ¿Amigable para quién? ¿Para los jubilados que deben sobrevivir con ingresos cada vez más lejanos a la realidad inflacionaria? ¿Para los trabajadores informales que sin cobertura médica deben enfrentarse a un sistema de salud público con recursos fuertemente recortados? ¿Para los alumnos que asisten a colegios públicos a los que prácticamente se les eliminó la partida para mantenimiento de infraestructura? La frase citada continúa: «Esto podría incluir una eventual expansión de la cobertura del PIT (se refieren al Impuesto a las Ganancias de la IV categoría) desde el decil más alto al quintil más alto de la distribución salarial»; (es decir, pasar de gravar el 10% más alto de los salarios al 20% más alto, el doble). Aumento de impuestos (como dijo el presidente) sobre las espaldas de los trabajadores. Es el modelo. Trabajadores que, además, vienen soportando una gran pérdida en el poder adquisitivo de sus ingresos. Se acaban de conocer los datos de salarios recabados por el Indec para agosto de este año, y son más que preocupantes. Si comparamos la evolución de los primeros ocho meses, período en el cual

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Fuente: Luis Bruschtein | Página 12 Fecha: 03 de NOV 2018 “Ora, sou um ser humano, portanto, não sou perfeito” dijo Onyx Lorenzoni cuando todavía era diputado federal y admitió haber recibido una coima de cien mil reales. En el nuevo gobierno de Brasil, Lorenzoni será el ministro de la poderosa Casa Civil, según ya fue anunciado, aunque el derechista Jair Messias Bolsonaro se jactaba de que en su gobierno no habría corruptos. Junto con Lorenzoni, asumirá como Ministro de Justicia Sergio Moro, el juez de Curitiba que, de la mano del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, investigó a la empresa Odebrecht en el famoso Lava Jato que provocó el golpe legislativo contra Dilma Rousseff, a quien no le pudieron probar ningún delito. Tampoco le pudieron probar nada a Lula, a quien Moro condenó por “íntima convicción”. Habría que agregar ahora: “íntima convicción política”. Es un mundo que se enciende en flamígera lucha contra la corrupción. Pero son llamas de artificio: en la cúspide de esa construcción, el Fondo Monetario Internacional, la gran autoridad financiera mundial aceptada por estos gobiernos, la que establece reglas de juego y el tono moral de las operaciones financieras globalizadas, tiene récord de directores acusados o condenados en causas de corrupción. Desde la actual directora, Christine Lagarde, que fue condenada por el desvío ilegal de fondos en el escándalo de Crédit Lyonnaise, cuando era ministra de Economía del presidente Nicolás Sarkozy, hasta Jacques de Laroissiere, que dirigió el organismo financiero internacional entre 1978 y 1987, y que estuvo involucrado en calidad de cómplice también en la casi quiebra del Crédit Lyonnais. Otro de sus directores durante los ‘90, el español Rodrigo Rato, fue condenado a cuatro años y medio de prisión por el escándalo de las llamadas “tarjetas black”, también referido al desvío de dinero a su favor o a favor de grandes empresas. Pero quizás el caso más estrepitoso fue el del economista francés Dominique Strauss-Kahn que fue director del FMI entre 2004 y 2008 y fue denunciado por agresión sexual y más tarde por proxeneta, al aparecer vinculado con una red de alta prostitución en Europa. Onyx Lorenzoni aceptó que recibió coimas después de aparecer en las declaraciones de dos empresarios “arrepentidos”, pero no se le abrió causa. Onyx pertenece a la “bancada da bala” que representa en la Cámara de Diputados a los intereses de la industria armamentística brasileña. Taurus y CBC, dos de las empresas más importantes de ese rubro, financiaron la campaña de Lorenzoni. El favorito de Bolsonaro para presidir Diputados es Joao Campos, diputado federal por el estado de Goias, que pertenece también a la bancada da bala y además es pastor evangelista, o sea que suma a la “bancada da Biblia”. Estos grupos proponen derogar las leyes que limitan la posesión de armas de fuego. Es un gobierno de derecha. Se puede estar de acuerdo o no, siempre que se respeten las reglas de juego democráticas. Pero el descarado nombramiento de Moro se convirtió en una burla a la democracia. Ni siquiera se preocuparon en ocultar que el juicio y la condena contra Lula se basaron en la parcialidad política del juez. Con Lula en libertad, Bolsonaro nunca hubiera ganado esas elecciones. La derecha llegó al poder en Brasil gracias a la actitud inmoral de Moro, patrocinado por el departamento de Justicia norteamericano. La justicia brasileña quedó expuesta abiertamente y sin disimulos en el barro de los golpistas. Desde la Cumbre de Mar del Plata en 2005, cuando Néstor Kirchner, Lula y Hugo Chávez desbarataron la propuesta del ALCA y diseñaron organismos de integración regional que dejaban fuera a Washington, como la Unasur,  la inteligencia norteamericana buscó deponer a los gobiernos populares de la región. Y la forma que encontró fue el lawfare sostenido por fakenews. Un dispositivo que se basa en los servicios de inteligencia que producen contenidos falsos, sobre el concepto de posverdad, que son difundidos por las grandes corporaciones de medios y por granjas de trolls en las redes que, a partir de la repetición y saturación de denuncias crean el clima que justifica el accionar arbitrario de una parte del Poder Judicial contra dirigentes de movimientos y gobiernos populares. Es imposible deslindar la actitud de Moro de la obsesiva persecución judicial contra Cristina Kirchner en Argentina y contra Rafael Correa en Ecuador. El mecanismo diseñado para los nuevos golpes antidemocráticos en los países latinoamericanos se apoya en esas tres patas: servicios de inteligencia, medios y funcionarios judiciales. De los tres, la participación más grave es la de ese sector del Poder Judicial, porque se da por descontado que espías y corporaciones mediáticas siempre responden en última instancia a los intereses del poder económico concentrado. La judicialización de la política no empezó ahora. Lo que es nuevo es la práctica de llevarla a un extremo que la convierte en herramienta de golpes antidemocráticos contra gobiernos y movimientos populares. Antes eran depuestos o perseguidos por elementos de las Fuerzas Armadas formadas en la Escuela de las Américas en la Doctrina de la Seguridad Nacional. Y ahora por estos funcionarios judiciales que aplican mecanismos diseñados por Estados Unidos para forzar al extremo y desnaturalizar instrumentos legales. No se trata de ocultar o disimular hechos de corrupción. Por el contrario, cuando desaparecen los parámetros que permiten investigarlos y juzgarlos, todos o ninguno pueden ser corruptos. No alcanza con que “parezca” que todos son corruptos, porque eso es lo que crean las campañas mediáticas. Tiene que haber una institución imparcial que pueda investigar y decidir con pruebas concretas y no circunstanciales, dudosas o, por la más dudosa y cuestionable “convicción” personal del juez. Tiene que haber respeto a las garantías individuales y a la libertad. No se puede forzar instituciones como el sorteo del tribunal, la prisión preventiva o el secreto de sumario en beneficio del show mediático o para favorecer a determinada fuerza política. La desaparición de la Justicia como parámetro, punto de referencia ante la sociedad, termina por favorecer a la corrupción. Al igual

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