Por qué suben tanto los precios en la economía argentina
Por Alfredo Zaiat | Página/12 (21 de febrero de 2022) Los 10 motivos que explican la alta inflación La economía argentina arrastra varias décadas de inflación de dos dígitos. No existen recetas mágicas para reducirla, pero sí se pueden enumerar su motivos: desequilibrios de la economía internacional, alza de los precios de las materias primas, puja distributiva y economía bimonetaria, entre otros. La solución deberá incluir salarios y jubilaciones. Quienes afirman que bajar rápido la inflación es una tarea sencilla confunden a sus interlocutores, además de ignorar la historia y las características de la economía argentina. Una tasa de inflación anual del 50 por ciento exige conocer cuáles son los motivos de semejante aumento de los precios de bienes y servicios. A esta altura, con varias décadas de variaciones de dos dígitos elevados, las explicaciones simples y recetas mágicas deberían descartarse. La inmensa legión de economistas ortodoxos ofrece fórmulas únicas e infalibles para reducirla. Está probado que no funcionan, y para encontrarse con varias de esas experiencias fallidas no es necesario hacer un esfuerzo de memoria: el gobierno de Macri con las Metas de Inflación del Banco Central, el ajuste fiscal y la emisión monetaria cero terminó con una tasa de inflación arriba del 50 por ciento anual. Las vías heterodoxas tampoco tuvieron éxito para domar los aumentos de precios, navegando entre el 20 al 25 por ciento durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner. La diferencia sustancial entre uno y otro ciclo político fue que en este último los ingresos de los sectores populares no perdieron poder adquisitivo por el alza de precios, mientras que el saldo de cuatro años de macrismo fue de una caída promedio de 20 por ciento en salarios y jubilaciones. ¿Qué es un régimen de alta inflación? Tantos años de convivir con una inflación de dos dígitos requiere un poco de prudencia en los economistas al momento de ofrecer soluciones inmediatas, que es necesario eludirlas para no caer en trampas regresivas como la propuesta de dolarización plena. Cada ciclo de elevada inflación tiene sus particularidades, lo que no significa que no haya iguales factores operando sobre los precios, pero sí aparecen relevancias diferentes en el impacto que provocan. Un aspecto importante para abordar el actual contexto de elevada inflación es que cada crisis que atraviesa la economía local agudiza su rasgo bimonetario. Esto hace cada vez más complejo atender el problema de los precios puesto que la disponibilidad de dólares no sólo influye sobre el ritmo de crecimiento. También lo hace sobre las expectativas de devaluación que es uno de los canales más fuertes de transmisión de presiones inflacionarias. Transitar un régimen de alta inflación significa que la economía se adapta a funcionar con variaciones de precios elevadas; esto es, se naturaliza aumentos del 2 al 4 por ciento mensual cuando no es lo habitual en otras economías. Cada uno de los actores económicos toma como dato innegable que habrá alta inflación y acomoda comportamientos a esa perspectiva. Como se mencionó antes, en los años del kirchnerismo se movía entre el 20 al 25 por ciento y en el período macrista-radical se duplicó, dejando ese umbral inquietante como herencia para el gobierno de Alberto Fernández. ¿Cuáles son las principales causas de los aumentos de precios? La cuestión inflacionaria se vuelve cada vez más compleja puesto que ahora se ha instalado con una tasa anual del 50 por ciento en una economía bimonetaria, endeudada en dólares, con fragilidad monetaria y fiscal, limitado acceso al financiamiento y condicionada por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En este complicado panorama resulta importante detallar las principales causas de la inflación: 1. Política. Es habitual y lógico que el análisis convencional concentre las explicaciones de los motores de la inflación en factores económicos. Sin embargo, para brindar un contexto amplio se requiere inicialmente abordar el aspecto político de este fenómeno macroeconómico. En la economía argentina la inflación no es solamente por razones económicas; es también política. Es una definición que muchos economistas rechazan. Pero las señales en ese sentido son tan transparentes que no considerarlas constituye una ingenuidad asombrosa teniendo a mano enseñanzas de experiencias traumáticas. Ese escenario se ordena de la siguiente manera: el ministro de Economía, Martín Guzmán, anuncia que la proyección de inflación para el 2022 incluida en el Presupuesto es de 33 por ciento, para que al instante las consultoras de la city difundan que esa variación será el doble. De ese modo se instala la disputa política sobre la construcción de las expectativas de inflación. Las proyecciones de esos economistas son evidentemente políticas con escasa rigurosidad técnica. Los actores económicos entonces ajustan precios de acuerdo a esas proyecciones de subas porque pasan a ser dominantes en el espacio público de esa pelea política. Es una disputa que queda al descubierto cuando se comprueba que durante el gobierno de Macri esos mismos economistas siempre estimaron una tasa de inflación más baja que la efectivamente registrada. Esta construcción de expectativas no es solamente una cuestión técnica derivada de la incomprensión acerca del funcionamiento de la economía, sino que es un posicionamiento eminentemente político e ideológico. 2. Inflación inercial. Es un mecanismo de indexación de los precios simple de identificar. Los aumentos se definen por lo que sucedió antes (inflación pasada) y, de ese modo, quienes registraron alza de costos o perdieron ingresos en el pasado con la suba de precios buscan compensar ese retroceso relativo. Así se va realimentando la indexación de contratos, precios y paritarias. Se instala la idea de que los precios subirán 50 por ciento –en esta instancia interviene la cuestión política mencionada en el punto anterior-, y sobre ese nivel se empieza a mover la economía. Esta conducta se basa en la memoria histórica de convivir con condiciones económicas de alta inflación y, por lo tanto, se incorporan esos porcentajes como piso para los aumentos. El primer paso para encarar la inercia de la inflación es lograr la estabilización macroeconómica. Este es uno de los mayores desafíos, más aún cuando a partir de ahora estará presente la auditoría permanente del Fondo Monetario. En esa tarea, resulta fundamental conseguir una coordinación virtuosa de la relación tasa de interés,