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Nacionales, Opinion, Portada

Fulvio Pompeo, el monje negro de la política macrista

Fuente: Paula Giménez y Matías Caciabue* | CLAE Fecha: 18 de ABR 2019 14 de octubre de 2015. Joaquín Morales Solá, editorialista del diario conservador La Nación, realizó una entrevista a Fulvio Pompeo, principal asesor en política internacional de Mauricio Macri. Allí, antes del triunfo electoral y la llegada de la Alianza Cambiemos al gobierno argentino, hablando sobre el Mercosur, Pompeo afirmó: “Más allá de los problemas económicos –y las trabas que nos ponemos permanentemente-, también tenemos un problema político con la Venezuela actual, donde nosotros consideramos que hay que poner en discusión la cláusula democrática porque no sabemos si exactamente eso es una democracia” [1]. ¿Quién es este enigmático personaje que tenía la capacidad de anunciar la predisposición militante del macrismocontra del Pueblo venezolano? ¿Quién es este hoy funcionario argentino que pudo enunciar los planes de Mauricio Macri para Venezuela hace casi cuatro años atrás? Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano –una institución privada que supo integrar la nómina de socios de la Cámara de Comercio Argentino Británica [2]-, Fulvio Pompeo luego realizó un posgrado en la Universidad inglesa de Westminster. Desde hace algunos años integra el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, CARI, uno de los thinktank mejor ponderados del América Latina y que, históricamente, bajo el pretexto de afirmarse como la oficialidad de la política exterior de nuestro país, ha tenido una indudable vocación de alineamiento irrestricto con los intereses neoconservadores del núcleo de poder angloamericano. Fulvio Pompeo viene silenciosa y laboriosamente ganando posiciones dentro de la estructura política macrista, donde integra los “equipos profesionales” del Parido Pro [3]. El actual secretario de asuntos estratégicos de la Jefatura de Gabinete de Argentina viene, además, acompañando a Mauricio Macri desde el año 2007, cuando fungió por ocho años como responsable de Relaciones Internacionales de la Ciudad de Buenos Aires [4]. Pero, sin dudas, su ascenso político ocurrió tras un importante hecho extraterritorial: la derrota de Hillary Clinton en las elecciones norteamericanas y la llegada de Donald Trumpa la Casa Blanca de los Estados Unidos. Tras la apuesta pública del gobierno argentino por la candidata demócrata (y globalista), pronto se sospechó que los días de la por entonces Canciller Susana Malcorra estaban contados. Llegado el momento del cambio de figuras, fue Pompeo quién sugirió el nombramiento como ministro de relaciones exteriores de Jorge Furié, un diplomático de carrera vinculado a Carlos Ruckauf, el último vicepresidente de Carlos Menem. Quizás en el marco de la crisis económica galopante, del achicamiento ministerial de septiembre de 2018, y del control económico y político del FMI en Argentina, Pompeo movió las piezas que faltaban para coronarse como el hombre fuerte la geopolítica del proyecto neoliberal que gobierna nuestro país. Propio del diseño organizativo “líquido” de la transnacionalización financiera y la globalización política, Fulvio Pompeo desde un cargo “menor” ejerce desde el año pasadoun control y una articulación estratégica entre la Cancillería y los ministerios de Seguridad y Defensa. El Estado Nación desaparece, el Estado Policíaco Global se instala.Desde su secretaría de asuntos estratégicos, Pompeo funciona “como una especie de asesor nacional de Seguridad. Las suyas serán funciones parecidas, aunque en versión argentina, a las de la figura del National Security Advisor que existe en los Estados Unidos” [5], hoy en manos de John Bolton, el promotor de la invasión a Irak durante el gobierno de George W. Bush. Desde el decreto 174/2018, que ordenó una nueva directiva para la defensa, Fulvio, que supo bromear en una entrevista sobre un supuesto parentesco con Mike Pompeo (actual Secretario de Estado de Trump) [6], avanzó con la articulación de la estrategia internacional con la seguridad nacional al tiempo que administra la agenda argentina en el conflicto regional, donde ha ejecutado su particular obsesióncontra la Venezuela bolivariana, esa que aparece en la entrevista al diario La Nación que le realizaron antes de la llegada de Cambiemos al gobierno. El protagonismo de Pompeo vio acrecentarse hace poco más de un mes con el nombramiento de Paola Di Chiarocomo viceministra de defensa argentina, que “generará una situación incómoda para el ministro de Defensa Oscar Aguad por un simple motivo: aterriza a metros de su despacho una funcionaria de extrema confianza del jefe de gabinete y de Fulvio Pompeo, el secretario de Asuntos Estratégicos” [7]. Di Chiaro tendrá el objetivo de desarrollar en el ministerio de defensa la agenda que el macrismo estableció para el Atlántico Sur, la Frontera Norte y la Ciberdefensa. Todo hace presumir que el alineamiento con la agenda neoconservadora se verá fortalecido: “El gobierno está convencido de que la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo [¡?] se debe coordinar con países como Estado Unidos, Israel o Brasil. La importancia de este aporte internacional en lugares muy calientes de la frontera norte como es la Triple Frontera resultan cruciales en estra estrategia de persecución a los narcos y a grupos extremistas como Hezbollah” [7]. Todo dicho en un párrafo de una nota tan auspiciosa que levanta sospechas de ser escrita por agentes del mismo gobierno: El triángulo de países capitaneados por Trump, Netanyahu y Bolsonaro; la “Triple frontera”, una idea fortalecida ahora desde una película en Netflix; “Hezbollah”, un supuesto grupo terrorista del que nadie dice que resulta ser hoy un partido legalmente constituido que integra el gobierno de coalición de su país, el Líbano. La agenda continental no escapa de las manos de titiritero del Pompeo argentino. Este oculto personaje ya ha sido protagonista de la articulación del gobierno argentino con la débil y entreguista oposición boliviana de cara a las elecciones presidenciales que el Estado Plurinacional llevará adelante en octubre. A través del CARI y los medios oficiales coqueteó con Carlos Mesa [8] y, en persona, lo hizo con Óscar Ortiz [9], las dos figuras centrales de la oposición al proceso de cambio capitaneado por Evo Morales Ayma. Con Ortiz existe, además, un aceitado vinculo a partir de la Unión Internacional Demócrata, la liga de partidos vinculados a los republicanos norteamericanos, donde el Pro (el partido de Macri) y Demócratas

Nacionales

Fulvio Pompeo, el monje negro de la política macrista

Fuente: Paula Giménez y Matías Caciabue | CLAE Fecha: 18 de ABR 2019 14 de octubre de 2015. Joaquín Morales Solá, editorialista del diario conservador La Nación, realizó una entrevista a Fulvio Pompeo, principal asesor en política internacional de Mauricio Macri. Allí, antes del triunfo electoral y la llegada de la Alianza Cambiemos al gobierno argentino, hablando sobre el Mercosur, Pompeo afirmó: “Más allá de los problemas económicos –y las trabas que nos ponemos permanentemente-, también tenemos un problema político con la Venezuela actual, donde nosotros consideramos que hay que poner en discusión la cláusula democrática porque no sabemos si exactamente eso es una democracia” [1]. ¿Quién es este enigmático personaje que tenía la capacidad de anunciar la predisposición militante del macrismocontra del Pueblo venezolano? ¿Quién es este hoy funcionario argentino que pudo enunciar los planes de Mauricio Macri para Venezuela hace casi cuatro años atrás? Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano –una institución privada que supo integrar la nómina de socios de la Cámara de Comercio Argentino Británica [2]-, Fulvio Pompeo luego realizó un posgrado en la Universidad inglesa de Westminster. Desde hace algunos años integra el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, CARI, uno de los thinktank mejor ponderados del América Latina y que, históricamente, bajo el pretexto de afirmarse como la oficialidad de la política exterior de nuestro país, ha tenido una indudable vocación de alineamiento irrestricto con los intereses neoconservadores del núcleo de poder angloamericano. Fulvio Pompeo viene silenciosa y laboriosamente ganando posiciones dentro de la estructura política macrista, donde integra los “equipos profesionales” del Parido Pro [3]. El actual secretario de asuntos estratégicos de la Jefatura de Gabinete de Argentina viene, además, acompañando a Mauricio Macri desde el año 2007, cuando fungió por ocho años como responsable de Relaciones Internacionales de la Ciudad de Buenos Aires [4]. Pero, sin dudas, su ascenso político ocurrió tras un importante hecho extraterritorial: la derrota de Hillary Clinton en las elecciones norteamericanas y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca de los Estados Unidos. Tras la apuesta pública del gobierno argentino por la candidata demócrata (y globalista), pronto se sospechó que los días de la por entonces Canciller Susana Malcorra estaban contados. Llegado el momento del cambio de figuras, fue Pompeo quién sugirió el nombramiento como ministro de relaciones exteriores de Jorge Furié, un diplomático de carrera vinculado a Carlos Ruckauf, el último vicepresidente de Carlos Menem. Quizás en el marco de la crisis económica galopante, del achicamiento ministerial de septiembre de 2018, y del control económico y político del FMI en Argentina, Pompeo movió las piezas que faltaban para coronarse como el hombre fuerte la geopolítica del proyecto neoliberal que gobierna nuestro país. Propio del diseño organizativo “líquido” de la transnacionalización financiera y la globalización política, Fulvio Pompeo desde un cargo “menor” ejerce desde el año pasadoun control y una articulación estratégica entre la Cancillería y los ministerios de Seguridad y Defensa. El Estado Nación desaparece, el Estado Policíaco Global se instala.Desde su secretaría de asuntos estratégicos, Pompeo funciona “como una especie de asesor nacional de Seguridad. Las suyas serán funciones parecidas, aunque en versión argentina, a las de la figura del National Security Advisor que existe en los Estados Unidos” [5], hoy en manos de John Bolton, el promotor de la invasión a Irak durante el gobierno de George W. Bush. Desde el decreto 174/2018, que ordenó una nueva directiva para la defensa, Fulvio, que supo bromear en una entrevista sobre un supuesto parentesco con Mike Pompeo (actual Secretario de Estado de Trump) [6], avanzó con la articulación de la estrategia internacional con la seguridad nacional al tiempo que administra la agenda argentina en el conflicto regional, donde ha ejecutado su particular obsesióncontra la Venezuela bolivariana, esa que aparece en la entrevista al diario La Nación que le realizaron antes de la llegada de Cambiemos al gobierno. El protagonismo de Pompeo vio acrecentarse hace poco más de un mes con el nombramiento de Paola Di Chiarocomo viceministra de defensa argentina, que “generará una situación incómoda para el ministro de Defensa Oscar Aguad por un simple motivo: aterriza a metros de su despacho una funcionaria de extrema confianza del jefe de gabinete y de Fulvio Pompeo, el secretario de Asuntos Estratégicos” [7]. Di Chiaro tendrá el objetivo de desarrollar en el ministerio de defensa la agenda que el macrismo estableció para el Atlántico Sur, la Frontera Norte y la Ciberdefensa. Todo hace presumir que el alineamiento con la agenda neoconservadora se verá fortalecido: “El gobierno está convencido de que la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo [¡?] se debe coordinar con países como Estado Unidos, Israel o Brasil. La importancia de este aporte internacional en lugares muy calientes de la frontera norte como es la Triple Frontera resultan cruciales en estra estrategia de persecución a los narcos y a grupos extremistas como Hezbollah” [7]. Todo dicho en un párrafo de una nota tan auspiciosa que levanta sospechas de ser escrita por agentes del mismo gobierno: El triángulo de países capitaneados por Trump, Netanyahu y Bolsonaro; la “Triple frontera”, una idea fortalecida ahora desde una película en Netflix; “Hezbollah”, un supuesto grupo terrorista del que nadie dice que resulta ser hoy un partido legalmente constituido que integra el gobierno de coalición de su país, el Líbano. La agenda continental no escapa de las manos de titiritero del Pompeo argentino. Este oculto personaje ya ha sido protagonista de la articulación del gobierno argentino con la débil y entreguista oposición boliviana de cara a las elecciones presidenciales que el Estado Plurinacional llevará adelante en octubre. A través del CARI y los medios oficiales coqueteó con Carlos Mesa [8] y, en persona, lo hizo con Óscar Ortiz [9], las dos figuras centrales de la oposición al proceso de cambio capitaneado por Evo Morales Ayma. Con Ortiz existe, además, un aceitado vinculo a partir de la Unión Internacional Demócrata, la liga de partidos vinculados a los republicanos norteamericanos, donde el Pro (el partido de Macri) y

Comunicados y Declaraciones

FELIZ PESAJ 2019

Estimados adherentes y simpatizantes del Llamamiento: En vista de los días festivos de Pesaj, en los que se conmemora la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto, la Comisión de Cultura elaboró una «Hagadá» propia —el texto tradicional que se lee en la cena de Pesaj—, que refleja nuestra concepción laica del judaísmo, rescatando los valores humanistas que el mismo transmite. Esta Hagadá será leída en nuestro «Seder» del  5 de mayo próximo. Pero, para quienes quieran compartir con sus familiares en estos días de festejo una visión alternativa a la tradicional, ofrecemos el enlace que se encuentra al pie de este texto para poder descargar dicha Hagadá, en formato PDF lista para ser impresa o leída. Les deseamos a todos un ¡Feliz Pesaj, Jag sameaj, A gut iontef! Comisión de Cultura Link: Hagada de Pesaj Llamamiento 2019

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Entre Ríos: la prueba de que la unidad impulsada por CFK es ganadora

Fuente: Tali Goldman | Nuestras voces Fecha: 16 de ABR 2019 La construcción del triunfo en Entre Ríos fue un globo de ensayo exitoso que demostró que la unidad peronista da resultados ganadores. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenó que se bajara el precandidato del Frente para la Victoria Julio Solana y la fuerza se alineó detrás de Gustavo Bordet. El presidente Mauricio Macri hizo un intento por revertir la situación, con un viaje relámpago, pero su candidato perdió por 25 puntos en las PASO. Unidad, unidad, unidad. Esa parece ser la palabra mágica que recorre los pasillos del Instituto Patria, el bunker de Cristina Fernández de Kirchner en el que se tejen las estrategias y desfilan los políticos con un único objetivo: ganarle las elecciones a Mauricio Macri. Esta semana el tema que apareció una y otra vez en cada charla y en cada análisis fue el triunfo de Gustavo Bordet en las PASO de Entre Ríos. La diferencia fue de casi 25 puntos con su rival de Cambiemos, Atilio Benedetti. Los resultados finales de las primarias son apabullantes. La Alianza Frente Justicialista Creer se consagró con el 58,15 por ciento de los votos; seguido por el 33, 5 por ciento de la Alianza Cambiemos; 2,48% del Frente Socialista y 2,03 el Frente de Izquierda. La estrategia de ir todos bajo el paraguas del Frente que dio como ganador a Bordet funcionaron como modelo de aplicación de la unidad peronista que impulsa la ex Presidenta. Cristina dio la expresa orden de que se bajara el pre-candidato Julio Solana, actual diputado nacional y candidato del Frente Para la Victoria (en 2015 sacó el 43 por ciento de los votos y no llegó a consagrarse como gobernador ante el propio Bordet). “Cristina fue la arquitecta del triunfo del peronismo en Entre Ríos. Si se suman los resultados del 2015 entre el candidato del Frente Para la Victoria y el del Frente Renovador, Adrián Fuertes, que sacó un 15 por ciento, da exactamente el 58 por ciento que sacó Bordet. Cristina dio la orden de juntar todo”, contó a Nuestras Voces un hombre que frecuenta los pasillos del Patria. Pasando en limpio: las primarias de Entre Ríos funcionaron como una prueba piloto de cara a octubre. A diferencia de los casos de Río Negro y Neuquén en donde ganaron definitivamente los oficialismos locales, esta es la primera elección en la que se puede hacer una lectura nacional directa porque el propio Mauricio Macri se metió de lleno en la elección. La amplia victoria de Bordet puede significar no solo un mensaje hacia la Casa Rosada sino, sobre todo, puertas adentro del peronismo. “Quedó claro que definitivamente la unidad es el camino”, repiten en el Patria. En ese sentido, los medios monopólicos de comunicación que intentan siempre disimular cualquier circunstancia en beneficio de Macri y en detrimento de Cristina, no pudieron disfrazar semejante resultado. Los días más felices… El resultado que deberá refrendarse el próximo 9 de junio—y que será difícil que se revierta— dejó varias cuestiones para analizar. En primer lugar, dentro de la Alianza Frente Justicialista Creer hubo lugar para todos: para La Cámpora, para el Frente Renovador, para los sectores del peronismo que a veces coquetean incluso con la Casa Rosada. En las listas, que llevaban el sello peronista, hubo espacio para dos integrantes de La Cámpora como Juancho Huss, actualmente Diputado Nacional y Estefanía Cora, actual concejala de Paraná. Y también para María Claudia Monjo, que se postuló nuevamente como intendenta de Villaguay, una referente explícita del espacio que comanda Sergio Massa y que en 2015 llevó a su marido, Adrián Fuertes, a disputar la gobernación. En ese sentido, Bordet fue claro tras conocerse los resultados: “En la Argentina hay que construir una alternativa que supere la lógica binaria que tenemos hoy y encaminar un proceso de unión nacional, de superar antinomias que son absolutamente estériles y ponernos a trabajar con grandeza en un proyecto nacional”. Borde no esquivó la pregunta sobre el rol del kirchnerismo: “ que el kirchnerismo haya decidido bajar su precandidatura tuvo un peso muy alto en estas elecciones. Unidad Ciudadana forma parte de esta base de consenso. Son tiempos de tener grandeza política para generar esta apertura que permita presentar una propuesta política con fortaleza”, aclaró. Contando porotos En Entre Ríos además de disputarse la gobernación, los cargos nacionales y las intendencias, se disputarán las bancas de senadores departamentales: se trata de un representante por cada localidad que entra por mayoría. El peronismo unido, que ganó 16 de los 17 departamentos, se quedaría con la mayoría casi absoluta en la Cámara Alta de repetirse los resultados en junio. Es más, en algunas ciudades ganó por una diferencia sideral: en Concordia 70%  a 21% ; en Gualeguaychú 58% a 25%. Un dato curioso es que el actual intendente de Paraná, Sergio Varisco, procesado por narcotráfico—así como suena, no hay metáforas alusivas—, perdió ante el actual vicegobernador y candidato peronista Adán Balh. Pero Varisco, que jugó por adentro de Cambiemos, sí le ganó en las internas a Emanuel Gainza, el hombre apoyado por Elisa Carrió y el propio presidente, Mauricio Macri. Esto también refleja que las internas adentro del equipo amarillo ya no se pueden contener. Por caso, el mismo domingo electoral, el local Gainza que tiene un cartel gigante con su cara, acompañada de la del Presidente y de la Gobernadora María Eugenia Vidal amaneció todo pintado con la palabra Traidor. “La agresión, el apriete y la intolerancia son típicas de la vieja política. Los paranaenses queremos dejar atrás estas prácticas y dar un salto al futuro con gente, propuestas e ideas nuevas que mejoren la vida a todos los vecinos”, escribió el candidato elegido por Macri. Sin embargo, quienes conocen las internas locales no dudan que fue el propio Varisco quien mandó a escrachar a su rival y nadie creyó el comunicado en repudio que el procesado por narcotráfico se apuró a viralizar. Perdedores No cabe ninguna duda que el gran perdedor de

America Latina, Internacionales, Portada

La disputa estratégica sobre el destino de América Latina

Fuente: Eduardo Paz Rada* | Alainet.org Fecha: 15 de ABR 2019 El empuje conservador y neoliberal en América Latina y el Caribe, aliado a los intereses imperialistas, ha desarrollado en los últimos meses nuevas iniciativas orientadas a establecer un nuevo tablero geopolítico regional y mundial buscando frenar y destruir los empeños de liberación nacional y continental de los procesos de integración y unidad emancipadora de la Patria Grande elaborados en los pasados quince años por los gobiernos nacionalistas, progresistas y de izquierda. Se ponen, de esta manera, frente a frente dos proyectos estratégicos de la región: el de la liberación o el de la dominación. La reciente creación –22 de marzo pasado—del Foro Para el Progreso de América del Sur (PROSUR), impulsada apresuradamente por los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Chile, Sebastián Piñera, y aceptada por los de Brasil, Jair Bolsonaro, Argentina, Mauricio Macri, Ecuador, Lenin Moreno, de Paraguay, Mario Abdo, y de Perú, Martín Viscarra, en la cumbre de Santiago de Chile, fue precedida por la acción de Macri y Bolsonaro de debilitar a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) con la suspensión de su participación en la misma y continuada por Moreno con el despojo de su sede en Quito. Si bien estos presidentes reconocieron el 23 de febrero, con gran repercusión en los grandes medios de comunicación empresariales, como presidente de Venezuela al fantoche de Donald Trump, Juan Guaidó, evitaron hacer el ridículo mayor impidiendo su presencia en la reunión de Santiago. Esto no significa, de ninguna manera, que la conspiración imperialista contra el gobierno revolucionario bolivariano y chavista de Venezuela presidido por Nicolás Maduro deje de contar con el concurso de los gobiernos de estos países, entre ellos sobresale el de Colombia que cuenta con nueve bases militares norteamericanas en su territorio. Quebrar el proceso de la integración de la Patria Grande El Foro Para el Progreso PROSUR, cuyo nombre rememora la Alianza Para el Progreso de los años sesenta impuesta por Estados Unidos en varios países de América Latina para afianzar su control regional en la Guerra Fría e impedir la influencia de la Revolución Cubana, busca desmantelar los avances revolucionarios de la Patria Grande. La formación y fortalecimiento, desde 2004, de PETROCARIBE, Alternativa Bolivariana de los Pueblos (ALBA), Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) permitió a América Latina y el Caribe convertirse no solamente en un proyecto profundo de integración regional al margen del control de Estados Unidos, sino en una fuerza con peso propio en estrategia mundial de la multipolaridad. Luego de derrotar al proyecto imperialista del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) defendido por el entonces presidente de EEUU, George Bush, en la Cumbre de Mar del Plata en noviembre de 2005, se aceleró el proceso de integración emancipadora bajó el liderazgo de Hugo Chávez de Venezuela, Lula Da Silva de Brasil, Fidel Castro de Cuba, Néstor Kirchner de Argentina, Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, Daniel Ortega de Nicaragua y José Mujica, entre otros, y con un claro discurso bolivariano por la segunda independencia, se procedió a crear las instituciones correspondientes con el apoyo de los movimientos populares. En 2008 se formalizó la existencia de UNASUR con todos los países de América del Sur y una estrategia integral que desarrolló políticas de comercio e integración económica y financiera, incluidos un fondo monetario y una moneda propios; de defensa militar con autonomía de Estados Unidos; de libre tránsito, migración y reconocimiento de la ciudadanía sudamericana; de lucha contra las droga y el terrorismo internacional; y de educación, salud, ciencia, tecnología y planificación conjuntas. Por otra parte alcanzó logros de envergadura como la defensa de la democracia en la región, la solución de conflictos entre Venezuela y Guyana, la defensa de los gobiernos democráticos de Bolivia y Ecuador ante lo intentos de guerra civil y golpe de Estado y la pacificación en Colombia. En 2010 se consolidó la CELAC como instancia de debate y consenso político entre los 33 países de América Latina y el Caribe, con la exclusión de Estados Unidos y Canadá, avanzando por primera vez en la construcción de la integración del conjunto de la Patria Grande como soñaron Simón Bolívar, José de San Martín, Francisco Morazán, José María Morelos o José Martí y estableciendo el principio de declarar a América Latina y el Caribe como zona de paz, cooperación e integración. Inestable correlación de fuerzas Si bien la iniciativa política en la disputa estratégica de los proyectos de integración favorece en la coyuntura al grupo de gobiernos conservadores y neoliberales de PROSUR tanto por su número como por su peso económico y geopolítico, es también cierto que varios de estos gobiernos son débiles como el del interino del Perú que se encuentra en una situación de alto rechazo del pueblo, el de Colombia con un proceso de paz muy frágil o el de Argentina que ha destrozado la economía del país y de la gran mayoría de la población, la misma que deberá elegir nuevos gobernantes en octubre de 2019. La potencia y peso mundial de Brasil lleva a su Estado a la contradicción entre encabezar un bloque poderoso con todos los países de la región, como en la década pasada, o a convertirse en peón político de Estados Unidos a pesar de la gran dimensión e influencia económica de China. Bolsonaro encuentra fuertes críticas de sectores empresariales, académicos, políticos y militares ante esta situación que pone el territorio amazónico en manos de Estados Unidos y al mismo tiempo crea malestar social por sus posiciones reaccionarias y antipopulares. A su vez, la crisis provocada en Venezuela por el bloqueo y el boicot comercial, financiero y económico ha influido en sus iniciativas de integración, aunque se mantienen sólidos PETROCARIBE y ALBA, en tanto que Bolivia y Uruguay apoyan con firmeza la integración sin exclusiones y, en el caso del primero, ha manifestado sin tapujos su total apoyo y solidaridad con el gobierno de Maduro y con

Internacionales, Medio Oriente, Portada

El precio de la anexión

Fuente: Editorial  Haaretz Fecha: 14 de ABR 2019 El primer ministro Benjamín Netanyahu declaró en vísperas de la elección que pretendía lograr la anexión de «todos los puntos de asentamiento» en Judea y Samaria. Netanyahu mencionó la anexión «por acuerdo», y él probablemente no quiso decir el acuerdo de los palestinos, sino el de Estados Unidos. La Casa Blanca no respondió a su declaración, ya sea para no dañar su campaña o simplemente porque es verdad. En el pasado, la administración estadounidense tomó distancia de tales declaraciones. A primera vista, esto es solo otra de las promesas de elecciones infundadas que Netanyahu dispersó durante su campaña en un intento de desviar los votos de sus socios de la derecha. Esta declaración puede haber sido la que le costó a Naftali Bennett y Ayelet Shaked, los líderes de Hayemin Hehadash, los 1.300 votos que necesitaban para superar el umbral electoral, y en esto, hay algo de justicia poética: las promesas de Netanyahu de anexar los territorios destruyó las carreras de los dos políticos que encabezaron el grupo de la Knesset que presionaron para el cumplimiento de esas promesas. Estas promesas no convulsionaron especialmente a la opinión pública en Israel por varias razones posibles. Eran marginales en comparación con el tema principal de la elección: Netanyahu, sí o no. También es posible que la mayoría de los israelíes judíos apoyen la anexión o se muestren indiferentes, ya que Netanyahu les hizo perder la fe en la solución de dos estados y toda esperanza de un acuerdo con los palestinos. Sin embargo, en los Estados Unidos, las palabras de Netanyahu provocaron una tormenta, especialmente en el Partido Demócrata, donde ahora se está librando una batalla entre el antiguo establishment proisraelí y el ala creciente del partido que tiene enérgicas reservas sobre Netanyahu y quiere reevaluar la situación del apoyo acrítico que la administración le da. El alcance de este daño se puede ver en una carta publicada durante el fin de semana por cuatro miembros judíos del Congreso con estrechos vínculos con AIPAC. La anexión, escribieron, destruirá la solución de dos estados y podría dañar los lazos entre Israel y los Estados Unidos. Los demócratas no están tomando a la ligera la promesa de Netanyahu. Después de que Trump reforzó la campaña de Netanyahu al reconocer la anexión de los Altos del Golán por parte de Israel, y ante la preocupación de que el «acuerdo del siglo» del presidente pretende provocar una negativa palestina, allanando el camino para la anexión, es razonable sospechar que las promesas de Netanyahu no son palabras vacías, sino un plan de acción real que pondrá en peligro el futuro del proceso de paz. Es posible que la impresionante victoria de Netanyahu le haya inculcado la arrogancia que ahora lo empujará a cumplir su viejo sueño de frustrar finalmente cualquier posibilidad de establecer una entidad palestina independiente. La anexión de «todos los puntos de asentamiento» dividirá Cisjordania y dejará a los palestinos encarcelados para siempre entre los asentamientos y las vías de acceso que conducen a ellos. Sin embargo, el sueño de Netanyahu niega la realidad de que la anexión dañará la posición de Israel, especialmente en Europa, perpetuará el conflicto e incluso provocará una nueva ronda de derramamiento de sangre y, sobre todo, empujará a Israel por la pendiente resbaladiza en cuya parte hay un régimen un apartheid en todos los sentidos de la palabra. Traducción: Dardo Esterovich

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El antisemitismo durante la última dictadura, según los documentos desclasificados del Departamento de Estado

Fuente: Gabriela Esquivada | Infobae Fecha: 13 de ABR 2019 Entre los documentos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Argentina en los años de la última dictadura militar, muchos se ocupan del antisemitismo durante el periodo. Bombas en sinagogas, escuelas judías y otras instituciones comunitarias, publicaciones filonazis y amenazas a figuras de renombre, entre muchos otros actos, reconstruyen este aspecto particular de aquel tiempo. Algunos de los documentos se ocupan del uso antisemita que se podría hacer del Caso Graiver y otros del factor antijudío en el secuestro de Jacobo Timerman; otros más reseñan el análisis de los diplomáticos israelíes sobre el peso de antisemitismo en el gobierno de facto o recogen las opiniones del rabino Marshall Meyer sobre ese y otros temas. Y alrededor de unos 15 tratan el tema exclusivamente, lo cual habla tanto de la realidad del odio discriminatorio en Argentina como de la preocupación de los Estados Unidos por la cuestión. En el cruce de ambas variables, las diferentes posiciones de la comunidad judía argentina intervienen en los informes que la embajada en Buenos Aires enviaba a Washington DC. 1976: bombas y literatura nazi  Un telegrama del 1º de septiembre de 1976 informó que el embajador en Buenos Aires, Robert Hill, se entrevistó en Estados Unidos con Morton Rosenthal, director de la oficina latinoamericana de la Liga Antidifamación (ADL) de la B’nai B’rith, el 30 de agosto. El rabino Rosenthal habló sobre los casos de «sinagogas que habían sido bombardeadas y comercios [propiedad de individuos] judíos que habían sido baleados», además de «una enorme cantidad de literatura antisemita». Hill se comprometió a ocuparse del tema apenas regresara a la Argentina, y también «a consultar con el embajador israelí y con otros embajadores occidentales sobre el recrudecimiento del antisemitismo» en el país. Según el documento, también David Geller, del Comité Judío Estadounidense (AJC), había presentado las mismas preocupaciones a funcionarios del Departamento de Estado. El texto cierra pidiendo que se averigüe la posición oficial de la Casa Rosada ante «el terrorismo contra los judíos», ya que «si no se toman medidas para reducir el antisemitismo argentino», eso podría generar «importantes críticas adicionales» al presidente de facto Jorge Videla. La pregunta tiene particular sentido en la coyuntura: era el comienzo de la dictadura y las instituciones judías locales no habían denunciado una política antisemita específicamente. Como señalaría luego el «Informe sobre la situación de los detenidos desaparecidos judíos durante el genocidio perpetrado en Argentina 1976-1983», publicado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), «la comunidad judía fue afectada como parte de la comunidad argentina global: como miembros insertos en los diversos sectores de la sociedad, fueron afectados en su carácter de ciudadanos argentinos». Con el paso del tiempo —como registra el informe— la percepción se modificó: «Pero la comunidad judeo-argentina sufrió también en forma particular, tanto durante el secuestro y desaparición de las personas judías como durante su estadía en los centros de detención, donde numerosos testimonios denuncian el ‘tratamiento especial’ al que fueron sometidas las víctimas judías». Lo informaría, en su momento, el embajador que sucedió a Hill, Raúl H. Castro: «Las fuentes judías nos dicen —y nos inclinamos a creerles— que algunos judíos detenidos por razones de seguridad son sujetos a un trato más duro que los no judíos, debido al antisemitismo tradicional entre ciertos elementos policiales y de seguridad». Otro cable de agosto de 1976 detalló la denuncia del rabino Rosenthal: «En el mes de agosto se vio un aumento considerable del acoso anti-judío. El 1 de agosto se descubrió una bomba en un templo de la comunidad judía en Buenos Aires, pero la policía la sacó antes de que causara daño. El 4 de agosto una cooperativa de crédito judía y una cantidad de comercios de propietarios judíos fueron rociados con fuego de ametralladoras desde un auto en movimiento. Una bomba explotó en un instituto cultural judío el 24 de agosto y dos sinagogas y un comercio fueron atacados el 27 de agosto». El mensaje cierra con el último acontecimiento: «Un club judío en Córdoba resultó gravemente dañado por la explosión de una bomba». La enumeración fue el contexto que el documento de la embajada en Buenos Aires ofreció para su tema central: «Un grupo, que se autodenomina Frente Nacional-Socialista Argentino, ayer se declaró responsable de los ataques de la semana pasada a dos sinagogas y un comercio judío. En una carta enviada a las redacciones de los periódicos, el grupo anunció que había ‘declarado la guerra’ a lo que llamó ‘la plutocracia judeo-bolchevique’ que, denunció, tiene la culpa de la desintegración nacional de Argentina». Un peligro «todavía» no demasiado grave Sin darle mayor importancia a la banda nazi, el cable recordó que era la misma que «aparentemente se declaró responsable del ataque a un centro de mujeres judías hace un año». La desestimación se fundó en parte en que la embajada consultó a autoridades de la comunidad judía internacional y de la embajada israelí local, quienes habían coincidido en que los incidentes «todavía no constituyen una amenaza grave». Sin embargo, una semana más tarde los ataques habían continuado y la DAIA había publicado una declaración, «la más fuerte hasta el momento», según el nuevo telegrama, «en repudio de lo que llamó ‘una campaña delictiva repetida y sistemática de antisemitismo». El texto —informó el jefe adjunto de la misión estadounidense, Maxwell Chaplin, al Departamento de Estado— «siguió a la aceleración de los ataques contra establecimientos judíos, incluidas las bombas del viernes (4 de septiembre) en una escuela judía en Flores y una sinagoga en el centro de Buenos Aires». El texto habla también del nombramiento del nuevo embajador argentino ante Israel, Enrique Ros, y menciona que la felicitación oficial de Videla al diplomático «no fue vista como particularmente tranquilizadora para la atribulada comunidad judía». Alude también —como comentario valorativo de Chaplin— a la importancia de la protesta de la DAIA, que «ha sumado ahora otra voz a la creciente protesta pública contra la violencia descontrolada en el país». Días más tarde, cuando se habían producido otros atentados con bombas en la Sociedad Hebraica y el Banco de Israel, ambos en Córdoba, Hill volvió a mencionar la cuestión. Anunció también el cierre de una imprenta antisemita el 13 de septiembre, «Editorial Milicia» y la prohibición de «ocho de sus más recientes publicaciones antisemitas». El documento describió el sello como «responsable de producir la mayoría de las publicaciones pro-nazis, antisemitas que han proliferado en Argentina en los meses recientes». El «sentimiento» antisemita Una de las cuestiones que analizan varios cables es la naturaleza generalizada del antisemitismo. El problema no era

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El discreto encanto del terrorismo

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 07 de ABR 2019 Las repetidos papelones de la Ministra de Seguridad son valorados como indudables aportes por parte de Estados Unidos e Israel. Patricia Bullrich sobreactúa su rol, vinculado a la criminalidad doméstica, para congraciarse con las prioridades estratégicas ajenas a los flagelos realmente existentes en la Argentina. Los documentos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de los Estados Unidos, filtrados inicialmente por Edward Snowden a partir de 2013, muestran con claridad que las temáticas del narcotráfico y el terrorismo son los dos elementos utilizados por Washington para controlar y disciplinar a quienes se evalúa como antagonistas a sus intereses económicos o políticos.[1] Los informes filtrados de la NSA indican que la inexistencia de amenazas de terrorismo y/o narcotráfico en países socios, no pueden ser óbice para que abandonen su tratamiento como prioridad global: todos los recursos de los países subalternos deben estar orientados a su combate, para auxiliar la guerra que Estados Unidos lleva a cabo. Las diferentes agencias de inteligencia estadounidenses sugieren (y/o exigen) la permanente implantación de dichas agendas, con independencia de su relevancia doméstica. Algunos de esos documentos dan cuenta de cuáles son los procedimientos y formatos más recomendables para imponer el tópico del terrorismo que, se sugiere, debe estar coligado al del narcotráfico dada la pregnancia que genera la adicción juvenil a estupefacientes entre las familias.[2] La apelación al terrorismo ha sido utilizada por la NSA para espiar a la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, la primera ministra alemana, Angela Merkel, o la empresa Petrobras; y para inventar el “asesinato” del fiscal Natalio Alberto Nisman.[3] En los documentos filtrados de la NSA (disponibles en ACLU) se especifican los mecanismos de asociatividad con gobiernos y referentes amigables, aptos para resguardar los beneficios estratégicos de Estado Unidos, tanto de su gobierno como de sus empresas.[4] Los puentes con dichos socios, como el caso de la ministra Bullrich, se establecen a través de las delegaciones diplomáticas, la consultoría, el intercambio de asesores y funcionarios, la financiación de Centros de Investigación (think tanks), la donación de recursos para operativizar sus intereses y la formación académica de dirigentes. Entre los colaboradores de la ministra, Alberto Föhrig, Secretario de Coordinación, y Eugenio Burzaco, Secretaría de Seguridad, han recibido titulaciones educativas en universidades ubicadas en Washington. Desde que Patricia Bullrich asumió como ministra realizó dos viajes relevantes, ajenos a cumbres o encuentros protocolares. El primero fue a Tel Aviv en noviembre de 2016 y el segundo a Washington en febrero de 2018. En el primero de los periplos adquirió software de vigilancia para el combate al terrorismo y cuatro lanchas de guerra para la lucha contra el narcotráfico. En el último viaje, en 2018, renovó su compromiso de enfrentar a Hezbollha, supuestamente instalado en la Triple Frontera, motivo por el cual logró renovar los U$S 700.000 de ayuda otorgada por el Pentágono, mereciendo, además, una felicitación de la DEA por su inestimable colaboración. Otra de las retribuciones otorgadas a Bullrich en Washington consistió en un acuerdo de información compartida para ser analizada por los centros de fusión, dependientes de la Office of Intelligence and Analysis (I&A) adscriptos a la NSA, donde se relevará y procesará material público y privado atinente a la lucha contra el terrorismo.[5] Durante ese viaje, la defensora de la doctrina Chocobar también visitó, en el seno de Cámara de Representantes, al legislador republicano Harold Rogers, presidente de la Subcomisión de Asignación de Fondos, encargado de otorgar viabilidad financiera a los más conspicuos seguidores de las políticas del Pentágono. Rogers ha sido nominado en más de una oportunidad, por asociaciones civiles, como “uno de los congresistas más corruptos”, por sus espurias relaciones con dictadores latinoamericanos y por promover negociados ajenos a su tarea legislativa.[6] Convocatoria a los fantasmas La Triple Frontera es un tema recurrente en el discurso de Washington y por extensión en el de Bullrich, porque permite actualizar periódicamente el fantasma imprescindible del terrorismo. Entre los analistas más rigurosos no puede ser explicado cómo un área compuesta por tres pequeñas ciudades, cuya población total es de 650.000 personas, no ha podido ser controlada por las fuerzas policiales de tres países, cuyo presupuesto invertido en la zona supera con creces el dispuesto sobre áreas de mayor criminalidad. La razón sustantiva del interés de Washington en la zona (eufemizado detrás del narcotráfico y el terrorismo) parece ligarse más a la exigencia de diferentes corporaciones multinacionales que exigen disminuir la proliferación del fraude con marcas comerciales, elusivo del pago de patentes. Las referencias a Hezbollha, por su parte, permiten intervenir y modelar a los servicios de seguridad y de inteligencia de los países a los cuales se busca subordinar. Ese objetivo supone además externalidades beneficiosas para las corporaciones monopólicas: incluye la comercialización de armamento y la cooptación de funcionarios mediante prebendas materiales y simbólicas con las que se imponen los modelos políticos exportados. La denominada Guerra contra el Terrorismo ha pasado a ser el elemento central de la política exterior luego del final de la Guerra Fría. A través de esa coartada, Washington se ha visto legitimado para operar en cualquier lugar del mundo, sin las limitaciones que imponen las soberanías nacionales.[7] Para darle vitalidad a la agenda consensuada con sus socios, la ministra ha procedido con sistematicidad a convertir en terroristas a las familias mapuche que pujan por no ser expulsadas de sus tierras. Para lograr ese objetivo, tergiversaron la RAM, Resistencia Ancestral Mapuche, asociándola a la lógica subversiva, y viabilizaron su represión causando los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Desde esta perspectiva legitimaron, también, la detención de los hermanos Salomón, que permanecieron 22 días encarcelados, y la apertura de una causa, de claro contenido islamofóbico, contra Hassan Adnan Hamze (primo de los Salomón), a quien el juez de Lomas de Zamora,  Alberto Santamarina, acusó de actividades sospechosas luego de encargar helados a un delivery. La reciente detención de los artistas chilenos y la difusión del caso como un hecho de terrorismo, sumado al irresponsable tratamiento del ministerio de seguridad relativo a

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Lo espectral no es evidencia

Fuente: Graciana Peñafort | El cohete a la luna Fecha: 07 de ABR 2019 En los últimos meses del año de 1691 el señor Samuel Parris, párroco de la iglesia del pueblo de Salem, vio a una hija suya de nueve años y también a una sobrina de aproximadamente once, afectadas por extrañas dolencias. Las niñas Elizabeth Parris, Abigail Williams y Ann Putnam evidenciaban excitación psicomotriz, delirios y conductas extrañas. Por ello Parris solicitó la intervención de los médicos, pero las niñas empeoraron. Y finalmente uno de los médicos manifestó la opinión de que sufrían maleficio. Los vecinos aceptaron al punto esta opinión y concluyeron que estaban embrujadas A decir verdad, los vecinos de Salem hicieron algo más que aceptar la opinión de ese medico desconcertado. Desataron uno de los más desaforados procesos judiciales que tenga recuerdo la historia. El 29 de febrero de 1692 se firmaron las primeras órdenes de arresto contra tres mujeres: Tituba, que era una esclava antillana que trabajaba para los Parris, Sarah Osborne y Sarah Good, una mujer pobre que a la fecha de su arresto estaba embrazada y cuya hija de apenas 3 años también fue acusada de brujería. Para mayo del 1693, catorce mujeres, cinco hombres y dos perros habían sido ejecutados, acusados de hacer tratos con el demonio y practicar la hechicería. Ello porque desde 1641 la ley inglesa, entonces aplicable a las colonias americanas, consideraba la brujería como un delito sancionado con pena capital. Los jueces que realizaron las investigaciones preliminares fueron Jonathan Corwin y John Hathorne. En mayo de 1692, Sir William Phips, que había sido recientemente designado gobernador de Massachusetts, creó un Tribunal Especial para juzgar y condenar a los acusados de este proceso. Las confesiones extraídas bajo tortura, las desmentidas y los testimonios contradictorios se multiplicaban y en el proceso de histeria colectiva nadie estaba a salvo. La epidemia de acusaciones de brujería y los juicios aberrantes, las torturas y las ejecuciones se propagaron a otros condados. La historia jurídica recuerda a los juicios de Salem por muchas cuestiones, pero hay que resaltar especialmente que en dichos juicios se admitió la utilización de “evidencia espectral”, es decir acusaciones sin bases reales, sueños, pesadillas y alucinaciones de quienes eran acusadores. O mentiras. En el estado de histeria colectivo, la verdad no parecía importar demasiado. Los juicios de Salem también fueron la oportunidad que algunos usaron para resolver viejas disputas. Casi 300 años después, el genial Arthur Miller, tomó esa escabrosa historia y escribió una de sus mejores obras: Las brujas de Salem. Miller, con publicas simpatías por el marxismo, fue testigo y también víctima de los métodos de investigación tanto de McCarthy como de la HUAC (House Un-American Activities Committe, supuestamente creada para luchar contra actividades subversivas de, principalmente, nazis y antisemitas, pero que se centró desde sus inicios en la actividad de los comunistas.) Dijo Miller: “En la silenciosa sala de justicia de Salem rodeado por el torbellino miasmático de las imágenes de los años ’50 del siglo XX, pero con la mente en 1692, poco a poco fue perfilándose con mayor nitidez lo que ambas épocas tenían en común. En las dos existía la amenaza de las maquinaciones ocultas, pero lo más sorprendente eran las similitudes en los rituales de defensa y los procedimientos rutinarios de investigación. Separadas por trescientos años, ambas persecuciones aducían que los perseguidos pertenecían a un grupo secreto y desleal. En las dos épocas, si el acusado confesaba, su sinceridad se demostraba de una única e idéntica manera, nada menos que nombrando a los antiguos cómplices. De esta manera el informador se convertía en la prueba misma de la maquinación y de la necesidad de la investigación. Finalmente, en ambos períodos, dado que el enemigo era ante todo una idea, la prueba de haber cometido acciones desleales o perdía importancia o se dejaba en el limbo o no se requería en absoluto. Y, en efecto, al final las acciones eran por completo irrelevantes; al final, la sola sospecha casi se convertía en la prueba de la deslealtad”[1]. En el enero eterno, doloroso y feroz del 2019, mientras escribía sobre el Lawfare argentino, volví a releer Las brujas de Salem. Porque hace años que siento que los abogados vivimos en un universo que se parece mucho a esos días. Lo que no sabia entonces es que pocos meses después comprobaría que lo que era apenas una intuición se volvería certeza. La prueba vino de la mano de un señor que se llama Marcelo D’Alessio y fue denunciado por extorsión a fines de enero de 2019. El juez de Dolores, que investigaba la extorsión, ordenó una serie de allanamientos y luego la detención de D’Alessio. Como fruto de esa investigación surgiría no solo un fabuloso entramado de actividades de inteligencia ilegales, sino además un capítulo oscuro sobre cómo ese aparato paraestatal e ilegal dedicaba parte de su tiempo a fabricar la prueba para algunos de los juicios con mas repercusión mediática. Y por lo que surge de algunos testimonios, también las puertas clandestinas para que algunos acusados salieran de esos procesos judiciales. Pero estos seres del submundo no se interesan por cualquier proceso judicial. Son seducidos tan sólo por ciertos y determinados procesos. Que tienen amplia repercusión mediática. Y que involucran siempre a personas vinculadas a la actividad política. De un tiempo a esta parte, la realidad argentina discute, con mayor o menor conocimiento o fundamento, los casos judiciales que involucran a la política y a los políticos. No sé bien cuándo empezó todo esto, tal vez con las denuncias tan espectaculares como carentes de pruebas que publicaban los diarios y la televisión, con diputados y dirigentes políticos que ejercían desde Comodoro Py o desde los estudios de televisión. Pero sólo por poner una fecha de eclosión del fenómeno –fecha caprichosa, aclaro de antemano— diré que tal vez empezó el 14 de abril de 2013, cuando Jorge Lanata sentó a un chico que se llama Leonardo Fariña a hablar de lo que denomino “La ruta del dinero K”.

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