Estación Raquel Liberman
Por: Comisión de Perspectiva de género Existe un proyecto de la Legislatura porteña para que a la estación Callao de subterráneo se le sume el nombre Raquel Liberman, en homenaje a la mujer que fue víctima de trata y denunció a la organización Zwi Migdal, una de las redes más grandes de explotación sexual y trata de Sudamérica en las primeras décadas del siglo XX.“Visibilizar su vida en un espacio público tan transitado es una manera de instalar en la sociedad la importancia que tiene el tema. La trata es uno de los delitos más graves en todo el mundo; la concientización es un deber y terminar con ella es un compromiso de todos”, dijo la legisladora María P.Vischi, autora del proyecto. El proyecto de ley fue sancionado el año pasado por unanimidad, pero requiere de doble lectura. Por eso, el 3 de agosto se hizo una audiencia pública y resta que la ley sea votada nuevamente. Se espera que el próximo 25 de noviembre, cuando se conmemora el día internacional de lucha contra la violencia hacia las mujeres, la estación pueda estar no solo sancionada sino inaugurada. Se eligió Callao, de la línea D, porque la vida de Raquel Liberman se desarrolló en esa zona. En la audiencia pública del 3 de agosto, participaron entre otros, representantes de organizaciones sociales, la escritora Myrtha Schalom y también los nietos de Raquel Liberman. Entre 1875 y 1936 la prostitución fue una actividad tolerada en Buenos Aires y en otras ciudades del país, regida por ordenanzas y reglamentos. José Luis Scarsi ,Investigador de la Biblioteca Nacional y colaborador de la revista Todo es historia, se introdujo en el tema a través del libro El sexo peligroso. La prostitución reglamentada en Buenos Aires 1875-1955(1991), de la investigadora norteamericana Donna Guy. Publicó en 2018 el libroTmeimm: los judíos impuros. (Editorial Maipué). Scarsi incluye registros del fenómeno ya en 1862. En 1871, año de la epidemia de fiebre amarilla, la Policía de Buenos Aires registró 74 burdeles donde trabajaban 280 mujeres. En enero de 1875 entró en vigencia la primera ordenanza que autorizaba, incluso, la explotación de menores de edad.En1893 la prensa registró la existencia del “Club de los 40”, que reunía «a los individuos que ejercen la compra y venta de esclavas en esta república con ramificaciones en Montevideo y algunos puntos del litoral», según una publicación de la época. Sería el embrión de la gran corporación de rufianes que culminaría en la Zwi Migdal. Esta organización de proxenetas judíos fue una de las tantas organizadas por rufianes de las distintas colectividades, además de los autóctonos; había organizaciones de tratantes de blancas constituidas por italianos, españoles, argentinos1 y de la poderosa mafia marsellesa. Entre sus integrantes se encontraba parte del núcleo fundador de la Sociedad Varsovia como Luis Migdal, Noé Trauman, Bernardo Gutvein y Libert Selender. Los proxenetas de origen europeo (italianos, franceses, rusos, polacos) vislumbraban en el “negocio” una gran empresa trasnacional que podía llegar a asumir enormes niveles de organización, poder económico y político, con gran capacidad para coimear a las autoridades y alcanzar sus objetivos con menos obstáculos legales. Los proxenetas polacos y rusos no fueron los grupos más numerosos ni los de mayor actividad en el rubro y trata de mujeres, pero sí los que dejaron mayores registros y los que se volvieron más visibles en el imaginario popular. La colectividad judía «se esforzó por identificar y expulsar a los tratantes de mujeres», en particular a través de la Sociedad Israelita de Protección a Niñas y Mujeres, conocida como Ezras Noshim, que confeccionó prontuarios de proxenetas, denunció sus negocios y protegió a sus víctimas. Desarraigados, los proxenetas se dieron a la tarea de reproducir las instituciones sociales y religiosas, de las que habían sido separados y se constituyeron como sociedades de socorros mutuos. Su organización más conocida fue la Sociedad de Socorros Mutuos Varsovia, que en 1929, después de una queja del ministro plenipotenciario de Polonia, Ladislao Mazurkiewicz, cambió su nombre por el de Zwi Migdal (Gran fuerza)por el apellido de uno de sus fundadores. La Zwi Migdal operó hasta 1936. Su sede se encontraba en Buenos Aires, (con sucursales en otras ciudades de Argentina y en otros países). Estaba ubicada en avenida Córdoba 3280, «una casa lujosa de 620 metros cuadrados cubiertos en dos plantas, con calefacción y todo el equipamiento moderno para la época», donde funcionaba un templo. Además la sociedad administraba un cementerio en Avellaneda, actualmente a cargo de Acilba, el organismo que nuclea a la colectividad judeo marroquí argentina. En la localidad santafesina de Granadero Baigorria hubo otra necrópolis destinada a rufianes, madamas y prostitutas, gestionada por una ficticia Unión Hebraica. Estaba conformada por delincuentes de origen judío, en su mayoría de origen polaco, que se especializaban en la prostitución forzada de mujeres judías, entre otras. La organización conseguía estas mujeres en aldeas del Este de Europa. Las comunidades judías estaban bajo el peligro constante de los pogroms, además de las difíciles condiciones económicas; los integrantes de la mafia se presentaban como judíos que habían conseguido prosperar en América y que volvían a su tierra para buscar una mujer con quien casarse. Las condiciones objetivas de miseria y violencia hacían que las jóvenes y sus familias vieran en la oferta matrimonial una oportunidad que no podía ser rechazada. En su apogeo, luego de la Primera Guerra Mundial, la organización tenía más de 400 miembros en la Argentina. Llegó a tener ganancias anuales por más de 50 millones de dólares. Sus actividades ilegales fueron duramente combatidas tanto por las organizaciones judías como por parte de espontáneos de la misma comunidad, hasta que la denuncia de una ex prostituta forzada, Raquel Liberman, que arriesgó su vida en ello, acabó de desmantelarla. Raquel Liberman nació en Berdichev, actualmente Ucrania, el 10 de julio de 1900. De niña, emigró con su familia a Varsovia. El 21 de diciembre de 1919 se casó con Yaacov Ferber en Varsovia. En l920 nació su primer hijo. Un año después, estando embarazada de su segundo hijo, Yaacov Ferber emigró solo a Argentina, reuniéndose con su hermana casada y su cuñado en la pequeña aldea de