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ÁLVARO GARCÍA LINERA: LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL EN CRISIS

Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina” Suplemento especial de Pagina/12 (31 de agosto de 2021) Ex vicepresidente de Bolivia  Vivimos la articulación imprevista de cuatro crisis que se retroalimentan mutuamente: una crisis médica, una crisis económica, una crisis ambiental, y una crisis política. Una coyuntura de enorme perplejidad y angustia. Pareciera que la sociedad y el mundo hubieran perdido el rumbo, una dirección hacia dónde ir, su destino. Nadie sabe lo que va a pasar en el corto y mediano plazo, ni puede garantizar si habrá un nuevo rebrote o si surgirá un nuevo virus, si la crisis económica se intensificará, si saldremos de ella, si tendremos trabajo o ahorros. Esto da lugar a una parálisis del horizonte predictivo, no solamente en los filósofos, que es algo normal, sino en la gente común, en los ciudadanos y ciudadanas, en las personas que van al mercado, en los trabajadores, obreros, campesinos, en los pequeños comerciantes. El horizonte predictivo es la capacidad imaginada de proponernos cosas a mediano plazo, cosas que muchas veces no suceden, pero guían nuestra acción y nuestro comportamiento. El horizonte predictivo se ha roto, se ha desintegrado. Nadie sabe lo que va a suceder. La suspensión del tiempo Es en este sentido que propongo la categoría de un “tiempo suspendido”. A pesar de que suceden cosas, a pesar de que brotan conflictos, problemas, novedades, cada día estamos viviendo una suspensión del tiempo. Hay un movimiento del tiempo cuando hay un horizonte, cuando podemos al menos imaginar hacia dónde vamos, hacia dónde nos dirigimos. Se trata de una experiencia muy desgarradora, una experiencia nueva que estamos viviendo, en el sentido de que no existe una dirección hacia dónde ir, lo cual es angustiante. La suspensión del tiempo arrastra un conjunto de síntomas y consecuencias. La primera de ellas es lo que podríamos denominar “un ocaso de época”. El mundo está asistiendo al prolongado, conflictivo y agónico cierre de la globalización neoliberal. Estamos en un proceso emergente de desglobalización económica que se ha ido acentuando, pero que comenzó hace cinco o diez años atrás con idas y vueltas. La primera oleada de globalización se dio en el siglo XIX, hasta principios del XX, y la segunda a finales del siglo XX, entre 1980 y el 2010. Esta segunda oleada de globalización ha entrado en un proceso de una deshilachamiento parcial, en un proceso de desglobalización económica parcial. Hay cuatro datos que permiten afirmar esta hipótesis: Primero, el comercio mundial tenía una tasa de crecimiento, entre 1990 y 2012, de dos a tres veces por encima de la tasa del crecimiento del PIB global. Desde el 2013 hasta el 2020 es menor o, en el mejor de los casos, igual a la tasa del crecimiento del PIB. El comercio, que es la bandera de los mercados globalizados, se ha reducido, según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. El segundo dato es que los flujos transfronterizos de capital, que entre 1989 y 2007 habían crecido del 5% al 20% respecto al PIB mundial, pasaron a tener una tasa menor al 5% entre 2009 y la actualidad. El tercer dato es la salida de Inglaterra de la Unión Europea, el Brexit, que ha establecido un límite a la expansión, al menos por el lado de Occidente, de esta articulación de mercado, economía y política europea. Por su parte, Estados Unidos inicia con el gobierno de Trump un proceso gradual de repatriación de capitales bajo el lema “América Primero”. En su gobierno, Trump desplegó una guerra comercial contra China, pero también contra Canadá y luego contra Europa. Destapó viejos fantasmas de seguridad nacional para intentar impedir que China tome el liderazgo mundial y controle la red 5G. Además, el COVID-19 ha acelerado los procesos de reagrupación de las cadenas de valor esenciales, para que no se repitan procesos que se dieron en Europa cuando, entre países supuestamente pertenecientes a la misma unión comercial, se peleaban en la frontera por los respiradores e insumos médicos. Este control les permite no depender de insumos de China, Singapur, México o Argentina, o del país que fuera. Entonces, tenemos un escenario paradójico con China y Alemania aliadas por el libre comercio y Estados Unidos e Inglaterra aliados en una mirada proteccionista de la economía y del mundo. En los años 80, estos dos últimos países encabezaron la oleada globalizadora con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y ahora son sus líderes los que encabezan una mirada proteccionista y los comunistas, a la cabeza de China, los que convocan a todo el mundo a abrir fronteras y a no impedir que la globalización se detenga. Un último dato de esta desglobalización parcial que estamos viviendo es el documento que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional. Hay un monitor fiscal y un reporte de la economía mundial que presenta un conjunto de recomendaciones sorprendentes, paradójicas, e incluso chistosas viniendo del FMI: “hay que prorrogar los vencimientos de la deuda pública”. Es decir, están proponiendo que los países no paguen su deuda pública, que prorroguen y que establezcan mecanismos de repagos para los siguientes años. No se olviden que el FMI junto con Merkel y el Deutsche Bank fueron los que se impusieron sobre Italia, luego sobre Irlanda y finalmente sobre Grecia, para obligar a que asuman sus compromisos de endeudamiento. El informe sugiere “incrementar los impuestos progresivos a los más acaudalados”, no es el programa de un partido de izquierda radical, es la recomendación del Fondo Monetario. También, propone impuestos “a las propiedades más costosas, a las ganancias de capital, y a los patrimonios”, siendo incluso más radical que algunas propuestas que se habían manejado en los grupos de izquierda del continente. Sigue con “modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos”. Es decir, pide ser más audaces y modificar el sistema tributario porque hay muchos ricos que han evadido los impuestos. Cierra con una sugerencia para la tributación internacional a la economía digital, apoyo prolongado a los ingresos de los trabajadores desplazados e incremento

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“Es la economía, estúpido”

Los economistas mediáticos se ocupan de vaticinar catástrofes cuando no terminan de ocurrir y victorias cuando los desastres ocurren. Por: Hache Gurvit “Es la economía, estúpido” fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre). Y que le sirvió para ser elegido presidente. Y es la economía lo que marca el tiempo político. Que supone ser la más científica de las ciencias sociales. O la menos exacta de las ciencias exactas. Entender los mecanismos de las fluctuaciones del mercado es como la cuadratura del círculo. No hay solución para construir un cuadrado de la misma área de la de un círculo con regla y compás. Histórico problema de la matemática que se resolvió hacia 1882. Se demostró la imposibilidad de lograrlo. Hay una economía de lo real, de la que sabemos poco y una economía para el show. Para entender cuáles son los temas que juegan para la distribución de ingresos hay que jugar con una importante cantidad de parámetros que enturbian el entendimiento. Enuncio algunos: La deuda externa. El equilibrio fiscal. Lo que ingresa y lo que se gasta. Las importaciones y las exportaciones. Los comodities. Sus valores. Los impuestos. El valor del dólar en todas sus variantes: no existe un solo dólar, ya lo sabemos, pero lo que no sabemos es que hay muchos mas tipos de cambio de los que creemos: dólar oficial, dólar oficial minorista, mayorista, dólar MEP o mercado electrónico de pagos, dólar futuro, dólar blue y todos los dólares que con la base del oficial tienen retenciones distintas (maíz, soja, etc.) El presupuesto, que es el espejo de lo que económicamente va hacerse el año próximo. Esta enumeración es una muestra de por qué la economía no es algo mágico. Y cuando se dice que la economía es contra cíclica lo que se dice es que están apegadas al modelo económico keynesiano, que considera que la política económica de un país, para salir de una crisis, se debería enfocar en el estímulo de la demanda con el impulso del gobierno. Pero no puede ser así siempre. Un estimulo de la demanda infinito lleva a la escasez de divisas para ciertos insumos que paralizarían la economía y que sufrió el gobierno de Cristina en su última etapa.Hay un juego sutil que debería aplicarse en el estímulo de la demanda. Jugar con el a la manera de la paradoja de Zenón. Consiste en que la liebre nunca alcance a la tortuga. Marcelo Gullo escribió varios libros, pero uno me parece esencial, que se titula “La insubordinación fundante” donde demuestra cómo se desarrollaron los países más desarrollados. Recorre la historia de las potencias a través de la historia: Portugal, España, Inglaterra y de la modernidad, toma como ejemplos a Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Japón y China como modelos a tener en cuenta. Simplificando, establece tres etapas: 1ra con una fuerte participación del estado con créditos, subsidios, aun en contra del déficit fiscal. 2da en la que se transforma en una empresa mixta. 3ra en donde el desarrollo de esa industria puede abastecerse sin ayuda del estado En su prólogo, escrito por Helio Jaguaribe, refiriéndose a los países que nombramos dice: “el libro nos explica cómo lograron salir de su condición periférica y se convirtieron en países efectivamente autónomos, en importantes interlocutores internacionales independientes. Conduce a una relevante discusión sobre la situación de Sudamérica y de cómo la región podrá, a su vez, superar su condición periférica y convertirse también –como lo hicieron los mencionados países– en un importante interlocutor internacional independiente”. Cabe mencionar al libro de Adam Smith “La riqueza de las naciones” de 1776, que instala la famosa frase “la mano invisible del mercado” que muy sabiamente, alguien dijo, fue escrito para advertir sobre lo que Inglaterra no debía hacer y para que lo aplicaran los países periféricos. El libro tiene una suerte de subtítulo: “Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”.  Aquella famosa frase no es “todo” el libro de Adam Smith. Se la menciona fuera de contexto. No porque sea una frase señera, pero para ser honestos con Smith, a esa afirmación le agrega lo siguiente: “siempre que haya un Estado que garantice la paz y la justicia”. Esto no justifica a Smith, porque no sabemos muy bien cómo se obtienen esas garantías. Smith plantea dos curvas: una de la demanda y otra de la oferta y el punto donde coinciden, se intersecan, se corresponde con el equilibrio y el escenario “ideal”. Dicho esto, queda planteado un dilema cuya solución, como lo entiende la economía, es compleja. La Licenciatura en Economía, en la UBA, antes de la dictadura del 76, tenía otro nombre: Licenciatura en Economía Política. No resulta menor el cambio. La Economía no es una ciencia exacta y los “economistas astrólogos” pretenden que lo sea. Cuando resulta que lo que pasa no se adapta a los pronósticos ortodoxos no hay autocrítica. Se apela a algún factor que cambió, que alteró las condiciones iniciales. No es una falla del análisis, dicen, sino de las condiciones. El problema es la realidad que no se acomoda según sus predicciones. La química suele apelar a ciertas condiciones iniciales de presión y temperatura, que vaya paradoja, se pueden obtener y con suerte en un laboratorio. El adjetivo “política” adherido a la economía ensaya medidas heterodoxas, contra cíclicas. Porque es la política la que orienta acerca de lo social y, sobre el desarrollo de las sociedades, se disponen medidas económicas. No es al revés. Los economistas del show pronostican hechos y esperan a que produzcan resultados que, en la mayoría de los casos no suceden. En este momento, del tránsito de la pandemia a la postpandemia, en la economía sucede que el crecimiento que se verifica favorece a ciertos sectores, pero no a otros como jubilados, monotributistas, los trabajadores de la economía informal, docentes y otros que, quien está leyendo, podrán seguir enumerando. Está claro que la inflación deteriora aun mas el salario y en julio llegó al 3% lo que

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El capitalismo camina hacia el tecnofeudalismo

Por Alfredo Zaiat | Página/12 (24/07/2021) Alarma en las potencias occidentales y hasta en el FMI por el poder cada vez más impresionante de las grandes corporaciones Mientras la derecha política y mediática local repite eslóganes y prejuicios contra el Estado, el debate mundial apunta a fortalecerlo, ya no sólo por el papel central ocupado en la pandemia, sino para enfrentar el avance despiadado de los gigantes del mundo digital. Señales para la economía argentina acerca de la necesidad de intervenir sobre empresas que abusan de la posición dominante de mercado. Tres ideas se están debatiendo en los máximos niveles políticos de las potencias, que necesariamente deberían tener influencia en países periféricos como Argentina: 1. Las multinacionales contabilizan ganancias extraordinarias y, para financiar a un Estado que ha destinado muchos recursos para atender la pandemia, deben pagar un impuesto adicional. 2. La posición dominante de grandes empresas monopólicas u oligopólicas deriva en aumentos de precios excesivos y en ausencia de competencia. 3. El cada vez mayor poder de mercado y financiero de las grandes empresas está limitando la efectividad de tradicionales instrumentos de política monetaria, como la suba de la tasa de interés por parte de las bancas centrales para atender tensiones inflacionarias. No se trata de diagnósticos y propuestas de una plataforma de gobiernos de izquierda, sino que es la reacción de un sistema estatal que, desde su origen, estuvo aliado y, a la vez, condicionado por las corporaciones, pero ahora las firmas dominantes directamente se están independizando de ese circuito político y de control económico tradicional. Esta emancipación se expresa en la utilización de guaridas fiscales para pagar poco o nada de impuestos en los países de origen; los aumentos de precios por encima del promedio luego de eliminar por absorción a la competencia; y la abundancia de recursos financieros líquidos que hace que no les importe la estrategia monetaria de las bancas centrales. Son más grandes que el Estado La pandemia dejó al descubierto la actual fase histórica del capitalismo concentrado cuando, por primera vez, una extraordinaria crisis económica-financiera global no afectó en forma negativa el negocio bursátil. Por el contrario, el índice promedio de las principales bolsas mundiales está en niveles record, mientras las economías se derrumbaron y están tratando de recuperar lo perdido, la desocupación se ha disparado y el drama sanitario y social ha sido fulminante. Este comportamiento divergente entre la economía real y la evolución de las cotizaciones de grandes firmas es uno –no el único- factor que refleja la nueva etapa del capitalismo. En ésta se está desvinculando la histórica asociación entre los Estados y las corporaciones dominantes del sistema de organización tradicional de las fuerzas de producción. Las tres menciones arriba indicadas sobre las multinacionales sólo son la reacción del mundo político de las potencias, en especial las de Occidente, para tratar de no ver disminuida la capacidad de intervención e influencia de los Estados o, en los hechos, la pretensión de no perder importancia en las relaciones de poder. Cuál será el legado de la pandemia No deja de sorprender el análisis rústico de economistas locales, con sus habituales amplificadores, dedicados a debilitar y desacreditar el rol del Estado en la economía. Hasta la revista conservadora The Economist se hace eco de la nueva etapa y del papel central que está ocupando el Estado, espacio que aspira a preservar pese a la expansión de las corporaciones globales, en especial las vinculadas al negocio digital. En el texto «Después de la enfermedad. El largo adiós a la covid-19» se asegura que, con la vacuna, están surgiendo destellos de vida poscovid, pero se advierte que existen dos cuestiones claras. Una, que la última fase de la pandemia será prolongada y dolorosa, y dos, que la covid-19 dejará atrás el mundo conocido. Ese mundo nuevo que presenta The Economist seguiría el patrón establecido por pandemias pasadas, identificando tres cambios, definidos por el sociólogo y médico greco-estadounidense Nicholas Christakis de la Universidad de Yale: 1. La amenaza colectiva impulsa un crecimiento del poder estatal. 2. El vuelco de la vida cotidiana conduce a la búsqueda de sentido. 3. La cercanía de la muerte que trae precaución mientras la enfermedad se agita estimula la audacia cuando ha pasado. La gente se atrinchera con el Estado El artículo describe que cuando la población de los países ricos se refugiaba en sus casas durante los cierres, el Estado se atrincheró con ellos. Detalla que durante la pandemia, los gobiernos han sido el principal canal de información, los que establecieron las reglas, fueron la fuente principal de dinero en efectivo y, finalmente, se han convertido en los proveedores exclusivos de vacunas. Calcula que los Estados de los países ricos pagaron 90 centavos por cada dólar de producción perdida. Menciona que existe un vigoroso debate académico sobre si los encierros «valieron la pena, pero el legado de la pandemia del gran Estado ya está a la vista«. Apunta en forma crítica –vale recordar que The Economist es una fuente destacada del conservadurismo- que «sólo hay que mirar los planes de gastos de la administración Biden». Para concluir que «cualquiera que sea el problema (desigualdad, crecimiento económico lento, seguridad de las cadenas de suministro), un Estado más grande y más activista parece ser la solución preferida«. Hasta el FMI se sorprende del poder de las corporaciones Algo está cambiando en el marco analítico, por lo menos en la voluntad de reflexionar sobre la dinámica de la economía en la fase de la globalización pospandemia. Un reciente documento del Fondo Monetario Internacional«Taming Market Power Could (also) Help Monetary Policy», de los investigadores Romain Duval, Davide Furceri y Marina M. Tavares, explica que, ante la amenaza de la inflación, las bancas centrales de los países desarrollados están estudiando aplicar la receta conocida: subir la tasa de interés. Esta medida es lo que la ortodoxia local está reclamando que haga el Banco Central, para imitar al resto de las autoridades monetarias de la región que ya subieron las tasas. Como se sabe, el alza de las tasas incrementa la renta de inversores y encarece el crédito, una forma de restringir así la demanda y, por lo tanto, controlar los precios. Es la receta monetarista clásica. La idea de la suba de la tasa de interés, además, busca influir

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Memoria y negacionismo

Imagen: Luis Felipe Noé, La Memoria, 2006. Acrílico sobre tela, 90 x 90 cm. López Murphy insiste en debatir cifras con el objeto de banalizar el Terrorismo de Estado Por Jorge Auat y Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna (1° de agosto de 2021) “Auschwitz no fue importante por el número de víctimas sino porque fue un proyecto de olvido”. Reyes Mate Días atrás el precandidato a diputado nacional de Republicanos Unidos, Ricardo López Murphy, integrante de la alianza de Juntos por el Cambio, volvió a repetir el mantra negacionista que caracteriza a la derecha local: “No hay 30.000 desaparecidos”. Ayer Darío Lopérfido y antes de ayer los propios genocidas en los tribunales, se esmeran en degradar el emblema de los derechos humanos que reconfiguró la realidad política y cultural de nuestro país. Negar un número, como lo hacen habitualmente los referentes cambiemitas, implica rebajar, impugnar la dimensión escalofriante del genocidio. Supone algo mucho más violento: pretende desvirtuar el sentido último de una cifra y al mismo tiempo debilitar la insignia de las mujeres y los hombres de los organismos de derechos humanos que instituyeron una marca indeleble en la historia. Recordar un número distintivo es parte de una política de Memoria. Esa es la razón por la que la Unión Europea sancionó en 2007 con penas de uno a tres años de cárcel a quienes “nieguen, banalicen, frivolicen o trivialicen genocidios o crímenes contra la humanidad”. El número de 6 millones de judíxs asesinados es un escudo simbólico frente a quienes buscan quitarle gravedad a la masacre que pretendió configurarse como noche y niebla, como olvido. López Murphy insulta la Memoria cuando se detiene en la aritmética de la muerte. Cuando lo hace soslaya su gravedad, su suma de dolores, sus familias rotas, su tejido social herido para siempre. Los negacionistas sólo se detienen a hablar del genocidio con una calculadora: nada dicen de quienes buscaron a sus hijos, del sufrimiento inconmensurable de las Madres, de la pérdida irreparable de los Hijos. Para los negacionistas locales el genocidio es un termómetro de números. Nunca una suma de crímenes que atraviesan subjetividades. Nunca una mujer violada. Ni un niño robado. Ni un joven atormentado. Sólo es un debate matemático de guarismos abstractos orientado a banalizar la tortura y la lucha sobre la que se construyó la Memoria. No hay Memoria cuando la culpabilidad se diluye al equiparar a víctima y victimario en una neutralidad confusa y banal de dos demonios. No hay memoria cuando se intenta despojar al genocidio de los emblemas por los cuales se hizo presencia. Walter Benjamin denomina la muerte hermenéutica a la impunidad que busca instituirse mediante la operación sistemática del olvido, de su omisión, de su banalización. Una doble muerte. Primero ejecutada sobre un cuerpo (sobre 6 millones, sobre 30.000) y luego sobre la consciencia de ese horror: para que no sea posible recordarlos, para que no hayan existido siquiera como vivos. El negacionismo repite la muerte, la convierte en saña duplicando su efecto de terror: la muerte física de la víctima y su macabra insistencia, el asesinato hermenéutico que propende a la banalización del anterior. Si se puede olvidar (relegar, desdeñar, omitir) es porque el crimen no es tan condenable. Borrar lo que pasó. Quitarle significación moral al crimen. Lo que significa en consecuencia que esas muertes no son importantes. Nada es más funcional al verdugo que la insignificancia de su crimen. Los negacionistas ambicionan un dispositivo de olvido multiforme. Rebajan la relevancia del horror a una cantidad a ser precisada. Las batallas por su visibilización (“son 30.000”) se revalorizan como paso previo a la omisión final. El debate sobre el monto de cuerpos queda así instalado en su nivel de disputa abstracta, vaciada de sufrimiento: las personas masacradas son reconvertidas en una abstracción numérica desligada de la lucha que produjo su visibilización. López Murphy busca anular el peso político de esa movilización que les dio vida simbólica a quienes habían sido desaparecidos. La etapa posterior consistirá en atribuirle a lxs detenidxs-desaparecidxs la responsabilidad de su propio calvario. En este caso el discurso vuelve a aparecer de la mano de un candidato que plastifica el status del proceso de Memoria, Verdad y Justicia para lanzarlo hacia la insignificancia. El guarismo se cuestiona para revisar el pasado genocida con un doble objetivo: hacer tabla rasa sobre las responsabilidades de los victimarios –promoviendo una reconciliación engañosa con los verdugos, que prologue el perdón– para eludir el debate de fondo sobre la barbarie del Estado terrorista. Cuestionar la cantidad estipulada como divisa simbólica es el primer paso de la maniobra. ¿Será necesaria más docencia para ayudar a comprender el sentido profundo de la Memoria? ¿Es posible seguir discutiendo cuántas víctimas dejó la dictadura como discurso de mercancía electoral? Viola toda condición ética la utilización del dolor como prenda de sufragio. ¿Qué más hace falta para conmover –hasta el espanto– que arrojar personas vivas desde los aviones? ¿Qué se necesita para consensuar el respeto frente al crimen que supone apropiarse de bebés? ¿Qué convocatoria es necesaria para exigir un mínimo de consideración frente a quienes vieron desaparecer a sus familiares y supieron de las torturas que padecieron? Ese dolor insondable se acrecienta con cada enunciación negacionista. ¿Sabrán acaso sus epígonos que negar a lxs 30.000 es una afrenta que lastima aún más la cotidianidad de las víctimas y lxs sobrevivientes? ¿Podrán entender algún día que su presencia en esas banderas de los organismos de derechos humanos les devuelve la dignidad negada por el verdugo? La Memoria es un imperativo categórico de la democracia. Alguna vez, y no hace tanto, la política se hizo cargo y le dio entidad moral. En aquel momento histórico se dijo: no hay lugar para el olvido. Fue en ese momento que se inició el camino de la Memoria, la Verdad y la Justicia. No es casual el discurso que busca instituir el olvido. Es la contracara de quienes asocian la memoria a la justicia y el olvido a la injusticia. La demanda de Justicia

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Hacerlo Todo. El Lanús. Psiquiatría Social en Villa Jardín

Por: Leonardo Rabinovich Sinopsis El Lanús fue un Servicio hospitalario que cambió radicalmente la práctica y la atención en Salud Mental en Argentina y en buena parte de Latinoamérica. Fundado en 1956 por Mauricio Goldenberg en el Hospital Evita (Prof. Araoz Alfaro en esa época) bajo el paraguas desarrollista de la Revolución Libertadora, concluyó su brillante y transformadora labor en 1976, cuando la casi totalidad de sus colaboradores fueron obligados al exilio. Comenzaron sólo cinco médicos psiquiatras y luego de menos de una década sumaban cerca de trescientos profesionales entre psiquiatras, psicólogos, antropólogos, trabajadores sociales, pedagogos, lingüistas, etc. La casi totalidad de los que actuaron allí lo hicieron sin renta alguna. Fue el primer Servicio de Salud Mental con internación en un Hospital general. Hasta ese momento sólo había monovalentes (manicomios) para tratar este malestar. Con el tiempo se fueron creando en este Servicio departamentos para cada una de las especialidades: niños, adolescentes, adultos, interconsulta, grupos, hospital de día, etc. Fue el primer espacio donde esto sucedió, su experiencia fue llevada luego a Panamá, Costa Rica, Cuba, Venezuela, entre otros países de la región. En 1969 fundan el Departamento de Psiquiatría Social, con la idea de intervenir en los barrios precariamente levantados a la vera de Riachuelo. Se asocian con las instituciones de la zona y se vuelven los articuladores de las necesidades de estas poblaciones y los Servicios del Hospital Evita (de Lanús): ginecología, infectología, neonatología, pediatría, etc. Entienden la Salud Mental, mejor dicho, el malestar que le da sentido a su práctica, como el producto de diversas causas e intentan entonces aplicarse a los padecimientos típicos de ésta área, como el alcoholismo, la depresión, la violencia familiar, pensándolos conectados, con el hacinamiento, la desnutrición, la ausencia de cloacas, la contaminación, la falta de trabajo o de educación. Se propusieron pensar y actuar sobre todas las determinaciones del sufrimiento en una época de intensa actividad y compromiso político. Todos ellos terminaron “siendo del barrio”, militaron al lado de sus habitantes, fueron junto a ellos a reclamar a la Municipalidad o la Gobernación, se incorporaron a las columnas que desde allí partieron hacia Ezeiza el 20 de junio de 1973. La frontera entre lo científico, lo moral y lo político se volvió ambigua, borrosa, imprecisa. Contar esta experiencia es mostrar esa dificultad de origen, la amalgama de determinaciones del malestar subjetivo. Una pregunta absolutamente vigente, pero que en aquél momento los profesionales se vieron compelidos y urgidos a contestar. Todo terminó con el secuestro del Jefe del Servicio y de dos de sus psicólogas, una de ellas, Marta Brea, arrastrada de una reunión de jefes de departamento dentro del Hospital, para luego ser recluida en el Vesubio antes de ser asesinada. Su cuerpo fue encontrado en una tumba común en el cementerio de Lomas de Zamora en el año 2011. Viajamos desde Puente Alsina hasta Villa Jardín, cruzando el Riachuelo que divide la Ciudad de Buenos Aires del conurbano boanaerense. Un tren, cuyo ramal ha dejado de funcionar en 2017, nos lleva hasta el barrio para adentrarnos en sus problemas de salud actuales, mientras un “ahogado” recorre el curso del Riachuelo acompañando el relato de la gesta setentista. Los problemas de salud de toda esta zona no han variado demasiado. Los niños aún crecen con plomo en su sangre, y los vertidos cloacales corren por las calles, atravesadas por canales abiertos que abandonan su contenido en el Riachuelo. El departamento de Psiquiatría social actuó allí hace ya cincuenta años.

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Distribución de los ingresos, ¿Qué es?

Por: Hache Gurvit La redistribución de los ingresos es la transferencia de ingresos de unas personas a otras. El término se refiere a redistribución en un contexto económico amplio más que entre individuos específicos, y a quitar a quienes tienen más para transferir a quienes tienen menos. Se habla de redistribución de la riqueza, mientras que lo que realmente se hace es redistribución de los ingresos, a través de impuestos sobre la renta, que son los más extendidos; los ingresos se distribuirían con impuestos sobre el patrimonio, servicios públicos, subsidios, confiscaciones, bienes personales, etc. Cuando hablamos de ingresos entonces, decimos que provienen de múltiples canales. Hoy, en la mayoría de países democráticos (pero también en muchos regímenes autoritarios) se practica alguna forma de redistribución de ingresos. Un contribuyente con ingresos altos soportará una tasa impositiva mayor que otro con ingresos bajos. O al menos es lo que se pretende, aunque no siempre es así. Otro método de redistribución basado en los impuestos es el impuesto sobre la renta negativo: los contribuyentes de muy bajos ingresos no pagan impuesto sobre la renta, sino que lo cobran, porque el Estado les abona una cantidad para complementar sus ingresos. En Argentina se ve reflejado en subsidios a ciertos servicios, transporte, etc. que son parte de lo que en economía se denomina “salario encubierto”. Algunos tipos de redistribución estatal de ingresos son: Los subsidios (como el de desempleo o el de enfermedad o en los servicios). Las pensiones​ (de vejez, de discapacidad, de orfandad y otras) El sistema sanitario público. El sistema educativo público. Los vales (de comida, por ejemplo, cuando los hay). Los planes como el REPRO (Programa de recuperación productiva – paga una parte de los salarios), AUH, PROGESAR y otros. Luego, esa distribución se cuantifica. Se la pone en números. Con varios parámetros, pero el mas conocido es el Índice de Gini. La diferencia entre el índice de Gini de distribución de ingresos antes de implementar un impuesto y el índice de Gini después de implementado es un indicador de los efectos en la redistribución de dichos impuestos. Veremos, más adelante, qué es el índice de GINI. Ciertos impuestos terminan no produciendo cambios significativos. Los economistas marxistas, no todos, argumentan que las políticas para redistribuir ingresos– como el subsidio por desempleo y otros beneficios crean más contradicciones en el capitalismo, al limitar más la eficacia del sistema capitalista mediante la reducción de incentivos para que los capitalistas inviertan en aumentar la producción. Parece un contrasentido, y creo que lo es. En la visión marxista, la redistribución no puede resolver las cuestiones de fondo del capitalismo. Pero hoy no se está discutiendo el país de los soviets frente al capitalismo. Estamos discutiendo entre un capitalismo de mercado y un capitalismo de control estatal, planificado. En China hay un capitalismo planificado, en Rusia hay un capitalismo mucho más regulado, en EEUU hay un capitalismo más de mercado. El estado es el que debe insertarse en esos ingresos y distribuirlos. Ciertos sectores reniegan del estado, pero lo quieren para si para poder distribuir según su conveniencia. Como decíamos antes, los efectos de estas políticas pueden medirse a través de los índices de GINI antes y después de aplicarlas. Qué es el índice GINI: El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual; por ejemplo la de la riqueza que es otra forma de distribución más compleja y complicada de resolver (los latifundios, por ejemplo). El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos, mensura a discutir sobre qué significa “los mismos ingresos”) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad. Sintetizando mucho: es una variable que toma en cuenta la población (con sus discriminaciones, en general deciles y el EPH (Encuesta Permanente de Hogares) y los ingresos y hace algunas cuentas. En suma, toma todos los ingresos y ve cómo se distribuyen (datos que el INDEC tiene) y una no tan simple cuenta nos dice cómo está el índice. Hablemos del IVA versus el IMPUESTO A LAS GANANCIAS. Los impuestos regresivos y los progresivos. Se dice que el IVA es un impuesto regresivo porque lo paga de igual modo el pobre que el rico. Es el mismo porcentaje. Y es ineludible. Salvo algunas modificaciones que se aplicaron recientemente de modo que algunos productos para algunas personas no lo pagan integro. Pero es uno de los impuestos que mas aporta a los ingresos a distribuir. El impuesto a las ganancias es progresivo y siempre fue una lucha cobrarlo. En el sentido de que se encubre, se subfactura, etc. Datos del INDEC al 29/06/2021 Evolución de la distribución del ingreso (EPH: Encuesta Permanente de Hogares) Los resultados del primer trimestre de 2021 correspondientes a los 31 aglomerados urbanos que releva la EPH registraron que el ingreso promedio per cápita del total de la población, que corresponde a 28.806.672 personas, alcanzó los $25.284, mientras que la mediana (justo el medio de la escala) del ingreso per cápita fue de $18.333. De esto se deduce que la franja entre los 25.284 y 18.333 están por encima de la mediana, es decir hay muchos más grupos familiares que cobran menos de 25.284 que los que cobran más que esa cantidad. Lo cual es razonable en el sentido de que la mayoría del espectro tiene menores ingresos. Al primer decil (el mas rico) le corresponde un 2.7% del total de ingresos Al 10mo decil el 24% El índice GINI está en 0.445 (afirman los economistas que es muy difícil bajar sustancialmente ese índice).

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¿Un odio único? El debate sobre el antisemitismo llega al corazón de la visión sionista clásica

En la refriega en curso en torno al discurso de Yair Lapid sobre el lugar del antisemitismo en la familia de los odios, surge un ajuste de cuentas tácito entre las expectativas sionistas y una amarga realidad. Por HAVIV RETTIG GUR | The Times of Israel (26 de julio de 2021) Imagen principal de AP: Tumbas etiquetadas con esvásticas en un cementerio judío en Westhoffen, este de Francia, 3 de diciembre de 2019. El 14 de julio, el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, sugirió en un discurso que el antisemitismo no era tan especial como muchos judíos creen, sino que no es más que un fanatismo entre muchos en el rico y variado mosaico del odio humano. El antisemitismo, dijo en la Conferencia Global para Combatir el Antisemitismo reunida en Jerusalén, “existe en todas partes…. Los antisemitas no solo estaban en el gueto de Budapest ”de la juventud de su padre, sobreviviente del Holocausto. “Los antisemitas eran traficantes de esclavos que arrojaban esclavos encadenados por la borda al océano. Los antisemitas eran miembros de la tribu Hutu de Ruanda que masacraron a miembros de la tribu Tutsi. Los antisemitas son los extremistas musulmanes que mataron a 20 millones de musulmanes en la última década. Los antisemitas son Estado Islámico y Boko Haram. Los antisemitas son personas que golpean hasta matar a los miembros jóvenes de la comunidad LGBT ” De hecho, dijo Lapid, “los antisemitas son todos aquellos que persiguen a las personas no por lo que han hecho, sino por lo que son, por cómo nacieron…. El antisemitismo no es el primer nombre del odio, es el apellido; son todos aquellos consumidos por el odio hasta el punto de que quieren asesinar y destruir y perseguir y desterrar a las personas solo porque son diferentes”. Si bien afirmó que el Holocausto fue único en la historia de la humanidad, “el antisemitismo moderno, al que nos enfrentamos hoy, existe en todas partes. Y para combatirlo, necesitamos aliados». Sus comentarios encendieron una tormenta de críticas y una feroz pelea de izquierda a derecha en los medios de comunicación en idioma hebreo. Los derechistas, liderados por el líder de la oposición Benjamin Netanyahu, criticaron los comentarios de Lapid como «escandalosos e irresponsables, deformando la historia y vaciando el concepto de antisemitismo de todo su contenido».El líder del partido Yesh Atid, Yair Lapid, en una reunión de facciones en la Knesset el 10 de mayo de 2021 (Yonatan Sindel / Flash90). «Si bien el antisemitismo, el odio a los judíos, es parte del fenómeno humano general del odio a los demás», dijo Netanyahu en respuesta, «es diferente de él en intensidad, en su durabilidad durante milenios y en la ideología asesina alimentada durante generaciones para prepararse». el camino para el exterminio de los judíos». Al afirmar que el antisemitismo «no es solo odio a los judíos, sino odio a la gente en general», la declaración de Lapid «margina la singularidad del odio a los judíos en la historia y la escala de la tragedia del Holocausto, que destruyó un tercio de nuestra gente.» A medida que la discusión se calentaba a lo largo de líneas partidistas, los dos hombres se acusaron mutuamente de dañar profundamente la causa de la lucha contra el antisemitismo. «Si así es como habla el ministro de Relaciones Exteriores», advirtió Netanyahu, «¿cómo puede el Estado de Israel seguir exigiendo a otras naciones que continúen invirtiendo esfuerzos especiales en la protección de las comunidades judías en el extranjero?» Etiquetando a sus críticos de «extrema derecha», Lapid a su vez los acusó de «no sólo querer destruir la sociedad israelí, sino también para ganar puntos políticos, estar dispuesto a ayudar a los antisemitas» al «inundar las redes sociales con fragmentos descontextualizados del discurso».El líder de la oposición, Benjamin Netanyahu, habla en el pleno de la Knesset el 12 de julio de 2021 (Olivier Fitoussi / Flash90). Jugar a la política con antisemitismo Fue una pelea típica de las disputas políticas israelíes. Un lector atento del intercambio de opiniones en los medios israelíes en los últimos días (Israel Hayom reprendió repetidamente a Lapid, Haaretz lo defendió repetidamente) podría aprender más sobre la aversión de cada campo político por el otro que sobre el antisemitismo en sí. ¿Cuál fue precisamente la denuncia contra Lapid? Lapid con su padre Tommy en la década de 1980. (Moshe Sinai / Flash90) Netanyahu acusó a Lapid de «minimizar la escala de la tragedia del Holocausto», pero Lapid declaró sin rodeos que «no había nada como el Holocausto en todos los anales de la humanidad». De hecho, su discurso comenzó con la historia de su padre Tommy, de 13 años, pasando su bar mitzvah en las aterradoras condiciones del gueto de Budapest a finales de 1944. En ese momento, relató, el padre de Tommy, el abuelo de Lapid, “ya ​​estaba muerto en las cámaras de gas del campo de concentración de Mauthausen «. Y el propio Netanyahu, incluso cuando criticó a Lapid por generalizar sobre el antisemitismo, reconoció que era «parte del fenómeno humano general del odio a los demás». Lapid colocó enfáticamente el antisemitismo en la cima de la jerarquía de los odios humanos – su “apellido” – y llamó el “límite extremo” del odio del Holocausto, que no se parece a nada experimentado o perpetrado por seres humanos. El antisemitismo, incluso sugirió Lapid, era la veleta que mostraba hacia dónde se dirigía el zeitgeist. Comienza con los judíos, advirtió, pero «debemos decir [a nuestros aliados] que el antisemitismo nunca se detiene solo en los judíos». Entonces, ¿qué se equivocó Lapid y por qué sus críticos no parecían capaces de articular su error de manera clara y precisa? ¿Fue una mezquina politiquería entre dos rivales o un debate más serio? ¿Es el antisemitismo, como creen tantos israelíes, en algún sentido categórico profundo único entre los odios humanos, o es simplemente una variante especialmente aguda del mismo fenómeno básico?Soldados alemanes y húngaros transportan judíos al teatro Varosi en Budapest, octubre de 1944. (Bundesarchiv bild) El antisemitismo como rebelión “Si el judío no existiera, el antisemita lo inventaría”, decretó el filósofo francés Jean-Paul Sartre en un amargo ensayo

Comunicados y Declaraciones, Derechos Humanos, Nacionales, Portada

El mejor homenaje a las victimas es terminar con la impunidad

Declaración del Llamamiento Argentino Judío El viernes 16 de julio, a dos días de cumplirse 27 años del atentado a la AMIA, el Tribunal Oral Federal en lo Penal No. 8 convocó a una audiencia para tratar las nulidades que han sido denunciadas en la causa del memorándum, artificialmente reactivada por una injustificada querella de la DAIA.  El LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDIO, se ha adherido como Amicus Curiae a los recursos de nulidad al considerar que la causa denominada «Memorandum» fue el resultado de un intento de persecución política y de proscripción hacia los acusados. La única deuda que la Justicia y el Estado argentino tienen con las víctimas y sus familiares es la verdad sobre lo sucedido en 1994: los instigadores, los autores y los cómplices continúan impunes mientras diversos actores institucionales contribuyen a ampliar el limbo jurídico que les ofrecen protección. El único homenaje a las víctimas y sus familiares es la verdad. Marcelo Horestein, Presidente Pablo Gorodneff, Secretario General

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