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El “nestorismo” y sus límites

Fuente: Claudio Scaletta | Suplemento Cash – Pag./12 Fecha: 3 de junio de 2019 La unción a la candidatura presidencial de quien fuera jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, pero también de quien se alejó del “matrimonio presidencial” a partir de 2008 revivió, en pleno auge de la unidad, la evocación de una figura de tiempos de rupturas: el “nestorismo”, es decir, la exaltación del primero de los tres gobiernos kirchneristas como una etapa idílica del ciclo en la que se construyó la gobernabilidad a través de la “concertación plural”, la baja conflictividad social, el tipo de cambio “competitivo y estable” y, sobre todo, los legendarios “superávits gemelos”, es decir, fiscal y de cuenta corriente. Luego, prosigue el relato, llegó Cristina y rompió el encantamiento, sea por las nuevas decisiones de política económica o, dependiendo del prisma, por la “acumulación de desequilibrios” durante la primera etapa. No es el objetivo de estas líneas ocuparse de la política económica comparada de los gobiernos kirchneristas. Quien desee ampliar puede recurrir a uno de los referentes económicos de Alberto Fernández, Matías Kulfas, quien abordó exhaustivamente la cuestión en su libro Los tres kirchnerismos, de lectura recomendada. El objetivo aquí es mucho más modesto: afirmar que el “nestorismo” fue una creación ideológica de la oposición política de entonces, tanto para denostar a los gobiernos de CFK, como para exaltar como virtuosos en sí mismos resultados económicos transitorios, como determinado nivel de tipo de cambio y los superávits interno y externo. Desde una perspectiva estrictamente económica, el nestorismo entraña además un error conceptual, pues desconoce el objeto principal de la política económica, que es el “ciclo económico”. Si el objeto es el ciclo, el objetivo es la conducción del ciclo. El ciclo económico 2003-2015, período que incluye una de las décadas de mayor crecimiento de la historia económica local, puede caracterizarse como una etapa de “crecimiento conducido por la demanda”. La convertibilidad de Menem-De la Rúa dependía de la entrada de capitales. Cuando esta entrada se cortó, ya no fue posible sostener el nivel del tipo de cambio. Frente a la megadevaluación resultante, que no fue una decisión política sino el resultado del estallido, el gobierno interino de Eduardo Duhalde tomo dos medidas estructurales, un poco por voluntad y otro por la fuerza de las circunstancias: establecer derechos de exportación y pesificar las tarifas de los servicios públicos. Ya con Néstor Kirchner se tomaron otras dos decisiones adicionales centrales, comenzar a recuperar salarios, vía sumas fijas primero y aumento del salario mínimo después, y el desendeudamiento. Nótese de paso que estas cuatro medidas fueron las estructuralmente revertidas por la administración de Cambiemos. Con más dinero en el bolsillo de los consumidores comenzó a recuperarse la demanda y la producción. El sueño de muchos economistas que asesoraron en la primera etapa, como Roberto Frenkel, era que se congele aquel nivel de tipo de cambio de salida de la crisis, de manera tal que su presunto carácter “competitivo” sea también “estable”. La utopía significaba congelar la foto de la distribución del ingreso de aquel momento, altamente desfavorable para los trabajadores. Los buenos precios de las productos que Argentina exportaba más el alivio de pagos derivado del default posibilitaron un excedente externo y la acumulación de reservas. Tener superávit externo significa tener la libertad de decidir el nivel del tipo de cambio. Así, mientras el PIB crecía, se pudo mantener estable uno de los principales precios básicos de la economía, el dólar, lo que significó a la vez una relativa estabilidad de precios. Al mismo tiempo, el Estado recaudaba vía los derechos de exportación, apropiándose de una parte de los beneficios de la devaluación, a la vez que el erario se beneficiaba también de la expansión económica, ya que el nivel de recaudación resulta siempre procíclico: sobrerreacciona tanto a las expansiones como a las recesiones. Es por eso que los superávits suelen coincidir con las expansiones y los déficits con las recesiones. Los superávits en recesión, en cambio, antes que indicar “finanzas sanas”, expresan la destrucción de las funciones del Estado. Lo que ocurrió durante el primer gobierno kirchenerista no fue una etapa dorada, sino la primera fase de un ciclo de expansión, lo que ocurre cuando partiendo de una situación recesiva se toma la decisión política de poner en marcha la demanda, tanto por la vía del Gasto como del Consumo. Por entonces, la expansión generada fue acompañada por los buenos precios internacionales y el alivio de los pagos externos, es decir, la economía tuvo una ventana de dólares más larga para financiar el crecimiento que la que hubiese tenido con peores precios internacionales. Pero el inicio del ciclo no queda congelado, continúa. La disminución del desempleo y el crecimiento ponen en marcha la puja distributiva, disputa que le mete presión a los precios. En la primera etapa del ciclo kirchnerista, entonces, la inflación fue el resultado de la mejora de los salarios. A su vez, la suba de los precios internos se fue comiendo el diferencial de la “la competitividad cambiaria”, cuya paridad se mantuvo estable gracias al ingreso de divisas, posibilitando la estabilidad macro. De lo expuesto surge que cuando el tipo de cambio es competitivo no es estable, salvo que se congele la distribución del ingreso y la recesión. Es de estas correlaciones de dónde surge la idea de “pacto social” como herramienta para la convergencia hacia una menor inflación. El crecimiento de la primera fase del ciclo comenzó a frenarse por tres razones. La crisis internacional 2008-2009, que se tradujo en el inicio de la caída de los precios de exportación, la vuelta a los pagos de deuda a partir de la reestructuración de 2005 y, fundamentalmente, al crecimiento del PIB, que en su evolución contrae el saldo de la cuenta corriente del balance de pagos. No fue lo único que pasó. También la rápida expansión contribuyó a un aumento de la demanda de energía más rápido que la expansión de la oferta interna. Como no se contó con un plan de

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¿Se prepara un fraude en las elecciones argentinas?

Fuente: Claudio Fabián Guevara | https://www.alainet.org/es/articulo/200097 Fecha: 29 May 2019 La administración de Mauricio Macri introdujo un cambio fundamental en el escrutinio que le permitiría manipular el recuento provisional. Con la ayuda de los conglomerados mediáticos se podría construir una realidad virtual muy difícil de desmontar. Qué opinan intelectuales, historiadores y legisladores de la oposición. En un segundo plano, detrás de la euforia opositora por el lanzamiento de la fórmula Fernández-Fernández, muchas voces advierten sobre el peligro de maniobras que adulteren la voluntad popular en las próximas elecciones de octubre en Argentina. La administración colonial de Mauricio Macri, cuyo capital electoral se ha pulverizado con el colapso progresivo de la economía y los escándalos político-judiciales, impulsa por decreto desde principios de año una serie de cambios en los mecanismos electorales que debilitan la transparencia del sistema. El más grave es la contratación de un software que centraliza la recepción de las actas del escrutinio provisorio, y permite modificarlas y/o reemplazarlas. Al mismo tiempo se eliminan los telegramas, el tradicional método para comunicar los resultados. Otras innovaciones que permiten nuevas modalidades en el acto de emitir y/o contabilizar el voto son impulsadas desde diferentes frentes. Embestida contra el sistema electoral Cambiemos, la coalición en el gobierno, protagoniza desde hace años una embestida contra el sistema electoral argentino. El jefe de Gabinete Marcos Peña considera una “vergüenza nacional” que en Argentina se siga votando con una boleta de papel (aunque ésta siga siendo la base de los sistemas electorales más seguros del mundo). El macrismo impulsa desde hace años la ley de voto electrónico, que perdió estado parlamentario cuando la oposición mostró que la boleta única electrónica era muy fácil de adulterar. Hasta ahora sólo dos provincias -Salta y Neuquén- han establecido sistemas electrónicos el sufragio ciudadano, y han registrado denuncias sobre aspectos inseguros y fraudulentos. El gobierno argentino entonces se centró en introducir cambios subrepticios en el actual sistema electoral. En enero, con tres decretos, el Gobierno cambió las condiciones en las que votarán los argentinos residentes en el exterior, el personal de las fuerzas de seguridad y de las Fuerzas Armadas, y las personas privadas de su libertad. Para los argentinos residentes en el exterior se creó un régimen de voto por correo postal. Para los presos y los agentes de seguridad se dispuso un sistema de voto anticipado. El grupo más numeroso es el de los residentes en el exterior: son más de 360.000 argentinos. A comienzos de mayo la jueza federal Servini de Cubría declaró inconstitucional el decreto que creó el sistema postal para los argentinos que viven en el exterior. Accedió a la demanda de Jorge Landau, apoderado del PJ. Este razonó que “si cualquiera que va a votar debe hacer cola, y mostrar el documento a los fiscales y autoridades de mesa”, es “un disparate” que 360 mil ciudadan@s sean autorizados a votar por correo, en sobres no fiscalizados y sin controles de identidad. Los cambios en el sistema electoral deben pasar por el Congreso de la Nación y no son potestad del Ejecutivo. Mucho menos en un año electoral tan decisivo. Sin embargo, la administración de Macri fue más allá e introdujo un cambio fundamental en los mecanismos del escrutinio, que le permitiría manipular el recuento provisional. Un software para “transformar y manipular la información” El gobierno argentino contrató un software llamado Election 360 -de la empresa SmartMatic, denunciada por fraude y manipulación en distintos escenarios internacionales- por el cual van a pasar los resultados electorales que envíen las 15.000 escuelas distribuidas en todo el país. El software en su ficha técnica admite que el comprador del software tiene la potestad de “transformar y manipular la información”, advierte el especialista Ariel Garbarz, ingeniero en electrónica y telecomunicaciones. La firma SmartMatic cuenta con denuncias públicas por manipulación de los datos. Registra escándalos internacionales en Estados Unidos y Uganda. En 2012 fue cuestionada en Bélgica cuando ofreció el sistema de voto electrónico en la región de Flandes por un contrato de 40 millones de euros. Recibió una multa de seis millones ya que el sistema presentaba fallas técnicas. En las elecciones de 2017 para la Asamblea General Constituyente de Venezuela se tuvo que retirar por anomalías. Fue contratada por el Tribunal Supremo Electoral de Brasil (TSE) para realizar la transmisión satelital de los datos, pero finalmente cuestionada por acusaciones de fraude similar a las de Venezuela. En enero, el Gobierno habilitó la compra del software de SmartMatic por decreto, lo que viola el artículo 103 del Código Nacional Electoral, y eliminó los tradicionales telegramas firmados por las autoridades de mesa que se enviaban al Correo. La Cámara Nacional Electoral avaló esta decisión en su última acordada del 28 de marzo, donde ordena mantener el recuento en papel, pero dice que no va a intervenir en el comicio provisorio. Así, el tribunal permitió «la incorporación de innovaciones tecnológicas que permitirán la digitalización y transmisión” de resultados desde los propios establecimientos de votación. Conteo provisional: un golpe de efecto mediático Con este fallo salomónico y el software de SmartMatic, la administración de Mauricio Macri podría manipular a su antojo los resultados del escrutinio provisorio. Con la ayuda de los conglomerados mediáticos, estrechamente asociados con el gobierno, se podría construir una realidad virtual muy difícil de desmontar. Para los argentinos está fresco el recuerdo de las elecciones de 2017, donde el gobierno escenificó una “victoria” en las pantallas televisivas a través de un recuento provisional que le daba una gran ventaja al candidato del oficialismo. Sin embargo, la victoria en el recuento definitivo se la llevó la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner… ¡Aunque muchos argentinos no se enteraron! ¿Qué puede pasar si el gobierno ensaya una maniobra similar en las elecciones presidenciales? Para el escritor y activista Mempo Giardinelli, “el 27 de octubre el fraude será tecnológico y no necesariamente se hará en el centro de cómputos del Correo Central, sino adulterando los patrones de imágenes de las actas de escrutinio de cada urna escaneada… Los datos fraguados se transmitirán no por telegrama como siempre se hizo, sino a

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Del Cordobazo al parazo contra Macri: 50 años de luchas

Fuente:  Sergio Wischñevsky | Nuestras Voces Fecha: 29 May 2019 La Argentina nunca se ahorra ironías históricas. La CGT para hoy contra el Gobierno de Mauricio Macri, el mismo día que se cumplen cincuenta años del Cordobazo. El quinto paro general contra el gobierno de Macri y sus políticas de ajuste es total gracias a la adhesión del transporte y la bronca acumulado Llega luego del malestar expresado por las bases sindicales por la actitud dilatoria que los dirigentes gremiales a los que le tuvieron que pedir «pongan fecha». Los salarios han retrocedido en todos los rubros, los despidos y cierres de empresa son una realidad cotidiana, los recortes de derechos un programa inamovible del gobierno, la desarticulación y asfixia del fuero laboral, en el ámbito de la justicia, terminó de dar un broche tenebroso a la ofensiva sobre las viejas conquistas de los trabajadores, que también pueden argüir que tienen derechos adquiridos. El paro viene acompañado por los gremios del transporte, el fogoneo de las regionales, la adhesión de la casi totalidad del arco gremial incluidas las dos CTA, el sector moyanista del Frente Sindical para el Modelo Nacional (FSMN), y los bancarios. Desde los gremios informan que hay mucha bronca entre los laburantes y que el paro es contundente. Sin embargo,  la cúpula de la CGT decidió que no haya una movilización central. Eso no significa que no habrá movilizaciones. Las organizaciones sociales anunciaron que realizarán ollas populares de protesta en todo el país, la izquierda anunció que hará, por la mañana, cortes y piquetes en los principales accesos a la ciudad de Buenos Aires, y por la tarde una actos con oradores. Por su parte varias centrales regionales anunciaron que marcharan: en La Pampa la CGT local junto a los gremios que integran el Frente Sindical, las CTA, las 62 Organizaciones Peronistas, la Corriente Federal y docentes se concentrarán en la plaza San Martín de la capital; en Santa Fe sucederá algo similar donde la capital provincial será el escenario de volanteadas, concentraciones y también la realización de ollas populares que, en todo el país, son impulsadas por las organizaciones sociales. La Casa Rosada buscó neutralizar el paro hasta último momento al agilizar el reparto de $13.000 millones para las obras sociales sindicales. También activó una mesa de diálogo con los gremios del transporte para explorar recetas para mitigar el peso del impuesto a las ganancias en los salarios del sector. Pero no hubo caso. El transporte, que torció el debate interno en la CGT para apurar la medida de fuerza, es el músculo más vigoroso para garantizar la efectividad de la protesta. No funcionarán hoy colectivos, trenes y subtes. Tampoco habrá vuelos de cabotaje y la actividad en los puertos estará paralizada. No habrá clases, bancos ni recolección de residuos. A través de un video que divulgó por las redes sociales, la CGT enumeró las razones de la protesta: reclamó activar un pacto antidespidos; aumento del salario mínimo; congelamiento de las tarifas de los servicios públicos; modificar el rumbo del plan económico y paritarias libres para evitar la caída del salario real. Es evidente que la enorme repercusión y participación que tuvo el 30 de abril pasado la huelga encabezada por el moyanismo y las CTA prendieron la alarma en la conducción cegetista. Sus propias bases estuvieron cerca de la rebelión. En ese sentido el juego de espejos con el Cordobazo de 1969 es interesante, con todas las diferencias del caso. El año 1969 empezó con un panorama en el que el dictador, Juan Carlos Onganía, parecía navegar sobre aguas tranquilas. La UIA le planteó entonces al ministro de economía, Adalbert Krieger Vasena, la necesidad de encarar reformas laborales: achicar horas de trabajo y salarios, y sobre todo, eliminar en Córdoba y otras provincias el sábado inglés, esa conquista histórica de trabajar los sábados medio día. El gobierno decidió darle curso al pedido y ese fue un punto de inflexión. El sindicalismo estaba dividido en dos grandes facciones: por un lado la CGT liderada por Augusto Timoteo Vandor, muy proclive al dialogo con el gobierno y renuente a planes de lucha, y por el otro lado la recientemente creada CGT de los argentinos conducida por Raimundo Ongaro, representaba a los gremios más conbativos. El dirigente de la poderosa SMATA cordobesa, Elpidio Torres, alineado con el vandorismo, convocó a tomar medidas de fuerza y se reunió con Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, para dejar atrás en la provincia las diferencias entre las centrales sindicales y apuntar a un plan de lucha unificado contra los ajustes. Estos movimientos coincidieron con la aparición en el estudiantado cordobés de corrientes de izquierda que inspiradas en el Mayo francés de 1968 comenzaron a radicalizarse. La idea de unificar luchas con los trabajadores generó una gran gama de puentes entre los dos sectores. Tosco apareció con mucha regularidad en actos organizados en las universidades. Ante la reacción violenta de la dictadura, que dejó una estela de muertos en protestas en Rosario, Tucumán y Corrientes, las dos centrales sindicales decidieron convocar a un paro general para el día viernes 30 de mayo, sin movilización. En Córdoba decidieron adherir pero radicalizando la medida: serán 48hs de paro y con movilización para el día jueves 29. Acordaron los lugares por donde irían las manifestaciones, tomaron las medidas de seguridad necesarias atentos a que las movilizaciones previas en Rosario y en Corrientes habían terminado con muertos, múltiples heridos y detenidos. Nada estuvo librado al azar. Incluso durante la semana anterior se militó intensamente para ganarse el favor y simpatía de los comerciantes y la población en general. La participación fue inédita, multitudinaria, los metalúrgicos y los ferroviarios hacía años que no participaban en movilizaciones y una de las sorpresas de la jornada fueron las enormes columnas que aportaron ese día. El 29 la ciudad amaneció militarizada, sin embargo, y a sabiendas del peligro y los antecedentes, decidieron avanzar. La policía desplegada se asustó y abrió fuego. Fue un inicio trágico porque en ese momento cayó muerto Máximo Mena,

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Sobre las rebeliones, la cultura y la biología

Fuente: Eduardo Wolovelsky* | Adherente del Llamamiento Fecha: 06 May 2019 Puede no ser relevante, puede incluso ser una lectura forzada, exagerada e incluso obsesiva, pero el ejercicio de reflexión, a pesar de estas posibles objeciones, parece ineludible porque, según el calendario de efemérides del Ministerio de Educación de la Nación, el 19 de abril se conmemora “El día de la convivencia en la diversidad cultural”. La elección se debe a que en esa fecha, pero del año 1943, se inició la rebelión del Ghetto de Varsovia. ¿Por qué definir de esta manera la memoria sobre uno de los más notables actos de resistencia de la historia contemporánea? “El día de la convivencia en la diversidad cultural” se asemeja más a un lema publicitario que a un acto de compromiso histórico, a tal punto que con él podrían acordar tanto los ángeles como los demonios. La resolución que define esta conmemoración es del 9 de marzo del año 2000 y fue firmada por el entonces Ministro Juan José Llach y contiene las siguientes consideraciones: VISTO: El papel primordial de la educación en la formación y afianzamiento de valores corno la tolerancia, la pluralidad y la conciencia ciudadana, pilares fundamentales de la convivencia democrática, y CONSIDERANDO: Que la Constitución Nacional y los cuerpos normativos internacionales con jerarquía constitucional, así como otra legislación nacional vigente, comprometen al Estado argentino y a la sociedad civil en el respeto por las diferencias y en la condena a toda forma de discriminación; Que la ley Federal de Educación en su artículo sexto establece que el sistema educativo deberá promover una formación basada, entre otros, en los valores de libertad, paz, solidaridad, tolerancia, igualdad y jusficia; Que los Contenidos Básicos Comunes para la Educación General Básica y la Educación Polimodal incorporan aspectos específicos referidos al Holocausto y a la formación y consolidación de actitudes de tolerancia y no discriminación por religión, raza, sexo o ideología; Que, durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi como expresión de una ideología que sostenía el antisemitismo como bandera principal, llevó a cabo una política de deshumanización y exterminio contra el pueblo judío, víctima principal de Holocausto; Que el 19 de abril de 1943, un grupo de jóvenes judíos del ghetto de Varsovia protagonizó un levantamiento contra las acciones del régimen nazi consistentes en la concentración y aislamiento de los judíos en ghettos, imponiéndoles condiciones de vida que ocasionaron, producto del hambre, las enfermedades y la represión directa, la muerte de la mayoría de la población, y en la deportación luego, de los judíos sobrevivientes del ghetto a los campos de exterminio nazi; Que este acontecimiento quedó instalado en la memoria colectiva como una de las formas de resistencia contra la opresión, la intolerancia y la defensa de la dignidad humana y un símbolo de la libertad; Que el recuerdo del Holocausto en el que fueron asesinados cerca de seis millones de judíos y de las causas del levantamiento del ghetto de Varsovia significan mantener viva la memoria de los horrores que puedan generar la intolerancia y el racismo; Que lo propio ocurre con muchos otros episodios de la historia de la humanidad, particularmente en el siglo XX, en los que se incurrió en genocidio, otras formas de exterminio sistemático de pueblos a personas por razones de raza, religión nacionalidad o, simplemente, ideas; Que los acontecimientos que se desarrollaron durante la última dictadura militar en nuestro país y otros correspondientes a la actualidad internacional demuestran que la intolerancia persiste como una amenaza para las sociedades democráticas; Que resulta de extrema relevancia el desarrollo de acciones tendientes para que los miembros de la comunidad educativa asuman la conciencia de su responsabilidad individual en la defensa de los valores que sustentan la vida en democracia y en convivencia pacífica con pleno respeto a la diversidad cultural; Cabe preguntarse porque no llamarlo “El día del derecho a la revuelta armada” “El día de la resistencia”, “El día del derecho a la rebelión” y tantos otros posibles, políticamente más insidiosos. Lo cierto es que estos nombres tampoco son válidos porque le otorgan una ilegítima centralidad histórica a esta revuelta particular por sobre otras rebeliones y revueltas de distintos momentos, de diferentes culturas y de diversos actores políticos. Para comprender en mayor profundidad el conflicto que enfrentamos es interesante considerar las palabras que el historiador Enzo Traverso enunciara en su obra A sangre y fuego. De la guerra civil europea, 1914-1945: En abril de 1943, la insurrección del ghetto de Varsovia fue precedida por un intenso debate en el seno de la Resistencia judía, en la cual la ética de la convicción predominó sobre la ética de la responsabilidad. Sobre la base de un sencillo cálculo de la relación de fuerzas, los combatientes no tenían ninguna oportunidad de imponerse y su elección podía parecer puramente suicida. No es difícil reconocer, retrospectivamente, que la moral del sacrificio de estos insurgentes valía más que el sentido de la responsabilidad de los notables de consejos judíos que, al colaborar, no actuaban siempre por oportunismo o conformismo, sino, a menudo, tras un cálculo erróneo de las consecuencias de su elección, por el afán se salvar vidas humanas. El suicidio de Adam Czerniakow, presidente del consejo judío del ghetto de Varsovia en 1942, es la ilustración más dramática de esto. Cómo resolver entonces la cuestión planteada  por el decreto ministerial dado que, como ya enunciamos, el nombre propuesto erosiona los profundos significados de la revuelta bajo una sentencia que desconoce un hecho central del nazismo y que hoy debe ser tenido en cuenta frente a las posibilidades técnicas que se abren en el campo de la genética y de la neurobiología. Era inevitable que el nazismo fuese contra expresiones que reconocemos como parte de la diversidad cultural porque su programa político pretendió actuar sobre un aspecto aún más básico de la condición humana. No olvidemos la definición que diera Rudolf Hess en 1934 y que todo biólogo y profesor de biología debería sopesar con cuidado: el Nacional Socialismo no es

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¿Compromiso programático o jugada publicitaria?

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 05 de MAY 2019 El macrismo le acaba de proponer a la oposición un compromiso programático mínimo. En el caso de que el peronismo no kirchnerista aceptara el acuerdo estaríamos ante un caso para el cual sería difícil encontrar un antecedente en la historia de la democracia liberal: un partido de oposición que se alía con el gobierno cien días antes de un proceso electoral que terminará con la elección de un nuevo presidente. Da toda la impresión de que una vez más, para el macrismo, la política se reduce a la publicidad política. Algo parecido al plan de precios esenciales cuya necesidad surgió de los focus groups que revelaban que la inflación era la preocupación social dominante; como el gobierno carece de respuestas reales a esa demanda inventa una respuesta publicitaria. Un anuncio, un spot que coquetea con el ridículo para que 48 horas después las expectativas se diluyeran en medio de un nuevo temblor cambiario. Nada serio. ¿Cuánto tiempo durará en cartelera el acuerdo mínimo? Sin pretensión de exactitud puede esperarse que no mucho… Lo interesante, entonces, no serán las consecuencias prácticas de la idea porque es problemático que tenga alguna. Lo que parece más adecuado es capturar la lógica con la que se concibió y el resultado real que se espera de la jugada. Ante los últimos cimbronazos, Macri –que si algo no hace es improvisar sus palabras– dijo en un acto público que estábamos ante el hecho de que “el mundo no está seguro de nosotros”. No termina de creernos y hay que trabajar para que nos crea, de eso depende todo. Lo más interesante es por qué no nos creen. Y no nos creen porque teme que queramos volver atrás, renunciar al “cambio”; el nombre propio de Cristina Kirchner sobrevuela el discurso presidencial. Porque es el nombre propio del populismo, de lo que pone palos en la rueda del cambio. Y es la muestra de que el plan Davos 2016 fracasó: del brazo de Massa y de Urtubey, Macri publicitaba entonces en el mundo el nuevo cuadro de la realidad política argentina: el de un peronismo dispuesto a proveer gobernabilidad a un gobierno “amigable con el mercado”. Es decir, el principio del fin del populismo kirchnerista, la vuelta de la alternancia entre variantes del mismo modelo. Tres años después no hace falta decir que ese proyecto fracasó. Y no fracasó por capricho del peronismo amigo del gobierno sino por las consecuencias de su propia política, por los daños tremendos que ésta causó en el tejido social argentino. No se puede reivindicar la colocación como oposición desde el lugar de la colaboración sistemática con un plan que golpea a las mayorías populares. Por eso el panorama del peronismo fue cambiando progresivamente. Desde la escena de Cristina lanzando su candidatura por fuera de la estructura justicialista en 2017 al Partido Justicialista de hoy que gestiona un amplio frente patriótico, cuya virtualidad gira en torno a la ex presidente, parece que hubiera pasado muchísimo tiempo. Pero pasaron menos de dos años. De modo que la propuesta de acuerdo es parte de la campaña electoral de Macri. Más aún: es parte del forcejeo de Macri contra quienes le reclaman el gesto patriótico de la renuncia a su candidatura para la reelección y un intento de recuperar el centro de la escena, lo que no es suficiente para ganar pero sí indispensable para mantenerse en la pelea. Si la premisa es que el mundo no nos cree porque CFK crece en las encuestas, entonces la respuesta es mostrar a todo el sistema de partidos enérgico en la defensa del cambio, por encima de las etiquetas partidarias. De modo que ahora está a prueba el patriotismo de la oposición para llevar a cabo los esfuerzos y los sacrificios necesarios para que el mundo nos crea. El problema que tiene toda esta sutileza un poco vacía es que la fuerza ampliamente mayoritaria en el campo de la oposición es la que responde a Cristina. De modo que todo termina en un compromiso de la oposición para bloquear el triunfo de su  principal (eventual) candidata. Lo que se presenta como la propuesta de un pacto es, en realidad, la de un frente amplio contra la principal oposición (sería un nuevo aporte argentino a los estudios de política comparada). Pero para que exista un acuerdo político es necesario el do ut des; dicho en criollo, yo te doy apoyo y vos ¿qué me das? No hay ninguna racionalidad política capaz de producir ese gesto gratuito. Puede ser bien recibido por políticos sin votos ni demasiada probabilidad de juntarlos, pero para los candidatos a un rol político central está vedada tamaña generosidad. Las cosas adquieren otro interés si en lugar de un pacto de gobernabilidad se habla –como lo hace, por ejemplo, Lousteau– de una reconfiguración de la coalición de gobierno. Aquí podríamos, aunque sea de modo hipotético, pensar en una jugada política real y no solamente de un chiste publicitario. El “gran acuerdo nacional alrededor de un programa mínimo” tendría el atractivo de un reparto de candidaturas y la promesa –casi nunca cumplida después del triunfo– de que el gesto patriótico sería recompensado en términos de cuotas de poder cuando llegara la ocasión. El “frente contra la oposición” no tendría un beneficiario excluyente y repartiría entre todos.  Acá el problema es quién conduciría este operativo. Todos los observadores coinciden hoy en el veloz proceso de debilitamiento de la figura de Macri, en el interior de la coalición gobernante y hasta en su propio partido. Su renuncia a la candidatura principal parecería ser un requisito de este original frente. El problema es que todo indica que el mismo día de ese renunciamiento Macri pasaría a ser un ex presidente. Lo cual no sería delicado solamente para el amplio frente sino que además pondría en terapia intensiva el orden político. Ahora bien, a todos estos razonamientos le falta la materia principal: de qué acuerdo programático estamos hablando. Los

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El contexto global y regional de la elección en Argentina

Fuente: Juan Gabriel Tokatlian | revistacrisis.com.ar Fecha: 03 de MAY 2019 La elección presidencial de octubre de este año en Argentina –en el mismo mes tendrán lugar las elecciones en Bolivia y Uruguay– se inscribe en un contexto complejo y cambiante en los planos global y regional. Dicho contexto opera, a mi entender, como un telón de fondo que puede tener impacto circunstancial –no una incidencia decisiva– en la campaña que se inicia a partir de junio. Vayamos por partes, de modo sucinto y destacando ciertos aspectos (se entiende que podrían incluirse otros elementos de análisis y aquí se ensaya una versión abreviada de un argumento que exige más detalle y mejor precisión). Elementos geopolíticos No es una novedad que en lo global asistimos a un proceso significativo de redistribución de poder, influencia y prestigio de Occidente a Oriente; lo que sí constituye algo distintivo es la fase singular en que se encuentra hoy la relación entre Washington y Beijing. Durante la administración del presidente Barack Obama el vínculo entre los dos países combinaba colaboración y competencia en dosis relativamente equilibradas, bajo el principio de contener el ascenso chino. Con la llegada al gobierno de Donald Trump el vínculo bilateral ingresó en una fase de mayor fricción. Ahora la Casa Blanca no parece conformarse con limitar la expansión china sino que aspira a revertir su gravitación, tanto en el área vecina como en su proyección internacional. Al mismo tiempo, la relación entre Estados Unidos y Rusia se deteriora en materia nuclear y se exacerba en diferentes escenarios como Irak, Libia, Siria, Ucrania y Venezuela. La expresión continental del viraje en el eje Washington-Beijing se epitomiza con dos discursos elocuentes. En 2013 y en el marco de la OEA, el entonces secretario de Estado, John Kerry proclamó el fin de la Doctrina Monroe. En 2018, en una alocución en la Universidad de Texas justo antes de un periplo por América Latina, el entonces secretario de Estado Rex Tillerson destacó la importancia de la Doctrina Monroe con el acento puesto en frenar el avance de China en la región que implicaba, en sus palabras, una forma de “dependencia de largo plazo” para Latinoamérica. En realidad, y antes del renacimiento de la Doctrina Monroe como guía de las relaciones interamericanas, la Theater Strategy 2017-2027 del Comando Sur anunciaba que una de las prioridades militares de Estados Unidos en América Latina y el Caribe era responder a los “actores estatales externos malignos” como China y Rusia. Esa visión de las amenazas de origen estatal que se deben enfrentar la ratificó el actual comandante del Comando Sur, el Almirante Craig Faller, en una audiencia ante el Congreso en febrero de 2019. La creciente contienda chino-estadounidense y la renovada tensión ruso-estadounidense se irá manifestando con más fuerza en la región y se ahondará en los años por venir. Washington, Beijing y Moscú se comportarán de manera cada vez más asertiva frente a aliados, socios y oponentes y ello se sentirá en América Latina. Cabe recordar que el 90% de la inversión china en Latinoamérica se concentra en Brasil, Venezuela, Argentina y Ecuador, y que la Argentina es el único país en que China ha establecido una estación satelital como parte de la red de espacio profundo que Beijing ha desarrollado en su propio territorio. Globalizar la desesperanza Ahora bien, el tablero mundial toma en cuenta no solo los convencionales actores estatales, sino también a los actores no gubernamentales, desde grandes corporaciones multinacionales y calificadoras de riesgo estadounidenses hasta ONG y grupos criminales. En ese marco, una globalización cada vez más asimétrica ha dominado la política internacional en las últimas décadas. La diferencia esencial es que si hasta los noventa la globalización se percibía como sinónimo de prosperidad por varios de sus logros y muchas de sus promesas, en el siglo XXI –y con más fuerza en el último lustro– la globalización se relaciona con la inseguridad por el desempleo, la desindustrialización y la fragmentación. En el corazón de ese descontento está el auge de la desigualdad confirmada por numerosos informes y estudios. No debe sorprender entonces el incremento de las protestas sociales urbi et orbi, así como el aumento de la polarización interna en países del centro y de la periferia. No se trata de un malestar subjetivo, sino que hay razones objetivas para la crispación y el antagonismo. La Gran Recesión iniciada en 2008 ha dejado secuelas evidentes y las pugnas comerciales y tecnológicas se agudizan mucho más desde el inicio del gobierno de Trump. En el plano regional hay diversos fenómenos, algunos estructurales y otros coyunturales, que alimentan la inestabilidad y la conflictividad. América Latina ha perdido gravitación en el mundo y parece hoy abocada a divergir cada vez más. Lo primero conduce a la debilidad y lo segundo a la desintegración: ambas tendencias combinadas agudizan la dependencia. Varios indicadores económicos, sociales, militares, diplomáticos y científicos dan cuenta de esa caída. Por ejemplo, cuando en 1945 se creó la Organización de Naciones Unidas, el peso del voto regional era significativo: de los 51 miembros iniciales 20 eran de América Latina; en la actualidad hay 193 países en la ONU y la dispersión del voto de la región le resta aún más influencia a Latinoamérica como bloque. Datos de la CEPAL revelan que la participación latinoamericana en el total de exportaciones mundiales fue del 12% en 1955 mientras en 2016 cayó al 6%. De acuerdo con la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, en 2006 la solicitud de nuevas patentes proveniente de América Latina era del 3% (las de Asia eran el 49,7%), pero en 2016 bajamos a 2% (al tiempo que Asia aumentó a 64.6%). Global Firepower ha confeccionado un índice de poder militar: en 2006 Brasil, México y Argentina ocupaban, respectivamente, las posiciones 8, 19 y 33; en 2018 Brasil está en el puesto 14, México en el 32 y Argentina en el 37. En el ranking sobre “poder blando” elaborado entre la University of Southern California y la consultora Portland, Brasil se ubicó en el lugar 23 en 2015, en el 24 en 2016 y en

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Delitos, sistemas e instituciones

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 21 de ABR 2019 “Está claro que es un reduccionismo sostener que esta investigación se circunscribe a lo actuado por un determinado fiscal o a lo ocurrido en un expediente puntual. Entender el objeto de la pesquisa de ese modo impide comprender la real y profunda dimensión que tienen este tipo de actividades paraestatales y la forma en que éstas afectan el normal funcionamiento de las instituciones”. La frase pertenece al juez Ramos Padilla en su resolución del día 12 de abril último, a propósito de la investigación que nació al impulso de la denuncia del empresario Etchebest. La organización investigada involucraría a personas del aparato estatal de inteligencia, legisladores, periodistas y operadores judiciales. No sería una exageración la hipótesis de que en ella intervienen agencias dependientes del gobierno de Estados Unidos y que algunas de las prácticas que estamos viendo formen parte del repertorio con el que su actual embajador pretende ayudarnos a mejorar el servicio de justicia. Cualquiera que hubiera sugerido hace un tiempo la existencia de esta multisectorial de la extorsión de estas características habría sido descalificado como alucinador de conspiraciones. Pero las pruebas lucen bastante sólidas. La elusión de las citaciones judiciales por parte del fiscal Stornelli constituye un gravísimo caso: el sentido de impunidad alterado produce que un fiscal desoiga la citación de un juez. Es interesante pensar esta experiencia en términos de nuestra democracia y de nuestras instituciones. ¿Cuánto del sentido común de nuestra sociedad ha sido impactado por los sucesos que ahora se investigan y por muchísimos otros de análogas características? ¿Cuántas conductas políticas se explican por “carpetazos”? ¿En qué medida el odio que circula en nuestra sociedad contra una determinada colectividad política tiene que ver con la creación de escenas por parte de operadores más o menos parecidos a los que hoy son investigados? ¿Cuántas personas están presas por el “éxito” de alguna de estas operaciones? La máquina extorsiva arranca de su segmento de “inteligencia”; allí se abren “investigaciones” que consisten –en la práctica– en operaciones ilegales de los servicios en busca de abrirle una “carpeta” al enemigo contra quien se apunta. El “blanqueo” de la operación consiste en el pasaje de la cuestión a los medios de comunicación y, más o menos paralelamente, a la apertura de una causa judicial. Con la intervención del sector político “usuario” de esos servicios se completa el cuadro de la construcción de un caso disponible para atacar al enemigo con una extraordinaria eficacia. No hay dudas de que las declaraciones de Fariñas contra Cristina Kirchner fueron elaboradas en el interior de esta maquinaria, ¿será un caso excepcional? Salen a relucir en ese caso reuniones compartidas por altos funcionarios públicos, con algún “periodista”, en las que son elaborados los “acuerdos” necesarios para construir una determinada escena mediática. Como plantea el juez, hay que eludir el reduccionismo para pensar el episodio en todas sus implicancias. Si se lo piensa como aislado y protagonizado por determinadas personas, puede surgir –y es justo que surja– una indignación dirigida a los protagonistas del caso, pero la gravedad política queda oculta. Lo que estamos viendo es un modus operandi político cuya ilegalidad es muy evidente, pero lo  es también su carácter de recurso sistemático. Es un sistema de acción política. Está gobernado por una estrategia y una táctica, acumula información sobre las personas que se usarán cuando sea oportuno, puede destruir al adversario sobre la base de dañar su reputación, de aislarlo y convertirlo en el mal absoluto. Si la maquinaria no se desarma, el estado de derecho desaparece porque los poderes de la democracia son usados contra la democracia. Ahora bien, desarticular este sistema no puede ser tarea de un juez. Pensar eso sería, una vez más, reducir la cuestión a la investigación, el juicio y el eventual castigo de las personas involucradas. Es posible que la sanción puntual tenga cierto efecto disciplinador, de reducción de daños. Pero este sistema nació en el interior del otro sistema. Y no nació como mero impulso delictivo. Nació para ejercer el poder. Para eso se articulan espías, periodistas, políticos y agentes judiciales. De manera que para destruir esta estructura para-institucional, es necesaria una operación de reconstrucción institucional. Hace falta una profunda depuración del servicio de inteligencia estatal, restituyéndolo en su función constitucional y legal que es la reunión de información para prevenir cualquier acción ofensiva por parte de potencias extranjeras y no la de espiar a ciudadanos y ciudadanas políticamente “disidentes”. Hace falta también una reestructuración del poder judicial para que deje de funcionar como una corporación privilegiada, usuaria de un lenguaje inaccesible, y rodeada de un aire oligárquico poco propicio a la función de impartir justicia. Por supuesto que reaparece la cuestión de los medios de comunicación como actor político real, capaz de producir acontecimientos en esa esfera sin la necesidad de participar en elección alguna; capaces, además de construir carreras políticas importantes, sobre la base de una estrategia compartida.  Para que tengamos partidos políticos capaces de discutir y decidir los rumbos del país, hay que independizarlos de los poderes fácticos, hay que desconectarlos de los sistemas oscuros como el que está ahora a la vista de todos. Detrás de los protagonistas circunstanciales de este chiquero hay una debilidad profunda de nuestra democracia, un tejido institucional muy penetrado por prácticas oligárquicas. Está también el eco lejano de prácticas de las dictaduras, hoy actualizadas con nuevos instrumentos. Lo que está en juego es el poder. Pero no como objeto de competencia entre partidos diferentes  sino el poder como poder del pueblo, que eso finalmente es lo que significa democracia.  Por eso en la agenda del futuro próximo debería estar la apertura de un amplio e intenso debate constitucional en la Argentina, para reconstruir la organización del poder de modo de avanzar hacia una democracia sin agujeros negros como los que acaban de revelarse. No es oportuno renegar de ese debate necesario, apelando a la gravedad de la crisis económica y a la enorme dificultad que

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Lo peor

Fuente: Luis Bruschtein | Página 12 Fecha: 20 de ABR 2019 Aunque todas las encuestas muestran a Cristina Kirchner ganadora de la primera vuelta y luego en la segunda con más de cinco puntos de diferencia sobre Mauricio Macri, el verdadero problema está en los más de 25 por ciento de indecisos, la mayoría de ellos, ex votantes del macrismo y con marcada inclinación por ideas conservadoras. No es momento de festejo para nadie. Para el macrismo, porque le será muy difícil remontar la cuesta. Tampoco para la tercera vía, porque no mueve el amperímetro. Pero el kirchnerismo tampoco puede estar de fiesta porque le falta disputar una franja del electorado que le ha sido reacia y que, si se vuelca en masa a último momento, puede cambiar cualquier resultado. En ese 25-30 por ciento está el corazón de la batalla. Una minoría recalcitrante que exige mano dura y no simpatiza con la AUH se convierte así en el gran elector. Está fundida, destrozada, por la política económica de Mauricio Macri, pero al mismo tiempo reniega de las políticas distributivas y de ampliación de derechos del peronismo-kirchnerismo. Constituye el emergente del proceso de derechización que se está produciendo en todo el mundo. Hay un video dando vueltas en las redes donde Noam Chomsky dice que esta fotografía del planeta le recuerda el final de la década del ‘30 con la propagación del nazismo, que parecía indestructible. El desafío para las fuerzas populares y de izquierda es doble porque sin perder su identidad deben disputar con la derecha un electorado que se ha derechizado. Los defensores de la “amplia avenida” del medio, que a esta altura tendría varios representantes, en Sergio Massa, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, presentan una salida con personalidad socialdemócrata. Paradójicamente, los tres en algún momento fueron parte del esquema de alianzas del peronismo-kirchnerismo, pero ahora van acompañados por socialistas santafesinos y algunos radicales espantados por el desastre que provocaron con Macri. No aceptan la polarización que revelan las encuestas y se ilusionan con superar a Macri en la primera vuelta para disputar el ballottage con el respaldo de los votos macristas residuales ante Cristina Kirchner. La experiencia europea y norteamericana y aquí en Argentina con la Alianza demostró que esta corriente tuvo su oportunidad y fracasó en ese doble desafío, porque perdió identidad al ser cooptada por las políticas neoliberales. Y porque no supo contener los reclamos populares que provocan esas políticas. Terminaron por convertirse en lo que supuestamente debían confrontar. Las encuestas confirman esa polarización entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner que cualquier ciudadano puede constatar en su trabajo o cuando va al mercado. Este fenómeno de polarización se podrá explicar de mil maneras, pero es indudable que, en este momento, el factor principal es el rotundo rechazo a la política económica de Cambiemos. Incluso los desilusionados, los que apoyaron y los que odian al peronismo-kirchnerismo están furiosos contra estas políticas. Los tres candidatos de la ancha avenida del medio no son visualizados como opositores. Sus actuaciones de respaldo al oficialismo para “no entorpecer la gobernabilidad” los presentan ahora como fuerzas o dirigentes que no se opusieron. Más de un macrista desilusionado se ufanó no hace tanto de la forma en que habían cooptado a esos dirigentes. Básico: la supuesta “moderación” es vista por las víctimas de esta economía como debilidad para oponerse, frenarlas o para ser cooptados. Por eso no mueven el amperímetro, les faltó kilometraje opositor, no generan confianza para frenar la avalancha y salir del desastre. Si crecieran más de lo que muestran los datos y si Macri cayera más de lo que se prevé, sumados los votos de los tres, tendrían una mínima posibilidad de superar al Presidente y pasar a segunda vuelta con la expectativa de derrotar a Cristina Kirchner con el respaldo de los votos macristas reincidentes. Pero Lavagna rechazó hacer una interna con el massismo y, hasta ahora, ese voto va dividido. Lavagna surgió con el respaldo de la corporación mediática, pero apenas pasó los diez puntos, entró en una meseta. Massa perdió algunos puntos frente a Lavagna y Urtubey apenas mide. Macri viene cayendo en picada. Es el movimiento más rápido del cuadro de posiciones. Cristina Kirchner va oradando lentamente, pero en forma sostenida, su techo de imagen negativa. En esa contradanza de candidaturas, el problema para todos es disputar la zona más gruesa de los indecisos, que sigue siendo alta y bastante incierta. Puede esconder un voto vergonzante a Cristina Kirchner o uno antikirchnerista a favor de Macri, aunque cargado de bronca por la economía. Ahora le tocó a Macri remar en dulce de leche. Cuando estaba en ganador, todo lo que dijera, hasta las burradas, sumaban. Pero cuando se está en caída libre empujado por una crisis que no puede controlar, el fenómeno es al revés. No hay forma de revertirlo. Presionado por la crisis, Macri salió a fidelizar su voto y a pasar la red entre esa masa prófuga de indecisos, afectada por la economía. Trató de hacerlo con un video triste, muy bien descripto en este diario por el sociólogo Luis Quevedo. Un video armado para dar la idea de solidario, casero, coloquial, rutinario. Las personas que tienen en la cabeza los precios del súper, de la farmacia y de los servicios, lo vieron como un video triste, intrascendente, que no les hablaba de la verdadera dimensión de sus tragedias personales. Hace dos años, este mismo mensaje tan artificioso hubiera tenido un impacto positivo. Pero la inflación destruyó la credibilidad de Macri. Es un dirigente que ya no genera expectativa y por lo tanto no es creíble. Todas las encuestas señalan que el 70 por ciento de los encuestados piensan que el año próximo será igual o peor. No hay video para contrarrestar esta sensación. En la cena del Cippec, Macri se vanaglorió de “que por primera vez en la historia, Argentina estaba saliendo de una crisis de la economía, sin cambiar las reglas de juego”. Diez días después anuncia un paquete

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Fulvio Pompeo, el monje negro de la política macrista

Fuente: Paula Giménez y Matías Caciabue* | CLAE Fecha: 18 de ABR 2019 14 de octubre de 2015. Joaquín Morales Solá, editorialista del diario conservador La Nación, realizó una entrevista a Fulvio Pompeo, principal asesor en política internacional de Mauricio Macri. Allí, antes del triunfo electoral y la llegada de la Alianza Cambiemos al gobierno argentino, hablando sobre el Mercosur, Pompeo afirmó: “Más allá de los problemas económicos –y las trabas que nos ponemos permanentemente-, también tenemos un problema político con la Venezuela actual, donde nosotros consideramos que hay que poner en discusión la cláusula democrática porque no sabemos si exactamente eso es una democracia” [1]. ¿Quién es este enigmático personaje que tenía la capacidad de anunciar la predisposición militante del macrismocontra del Pueblo venezolano? ¿Quién es este hoy funcionario argentino que pudo enunciar los planes de Mauricio Macri para Venezuela hace casi cuatro años atrás? Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano –una institución privada que supo integrar la nómina de socios de la Cámara de Comercio Argentino Británica [2]-, Fulvio Pompeo luego realizó un posgrado en la Universidad inglesa de Westminster. Desde hace algunos años integra el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, CARI, uno de los thinktank mejor ponderados del América Latina y que, históricamente, bajo el pretexto de afirmarse como la oficialidad de la política exterior de nuestro país, ha tenido una indudable vocación de alineamiento irrestricto con los intereses neoconservadores del núcleo de poder angloamericano. Fulvio Pompeo viene silenciosa y laboriosamente ganando posiciones dentro de la estructura política macrista, donde integra los “equipos profesionales” del Parido Pro [3]. El actual secretario de asuntos estratégicos de la Jefatura de Gabinete de Argentina viene, además, acompañando a Mauricio Macri desde el año 2007, cuando fungió por ocho años como responsable de Relaciones Internacionales de la Ciudad de Buenos Aires [4]. Pero, sin dudas, su ascenso político ocurrió tras un importante hecho extraterritorial: la derrota de Hillary Clinton en las elecciones norteamericanas y la llegada de Donald Trumpa la Casa Blanca de los Estados Unidos. Tras la apuesta pública del gobierno argentino por la candidata demócrata (y globalista), pronto se sospechó que los días de la por entonces Canciller Susana Malcorra estaban contados. Llegado el momento del cambio de figuras, fue Pompeo quién sugirió el nombramiento como ministro de relaciones exteriores de Jorge Furié, un diplomático de carrera vinculado a Carlos Ruckauf, el último vicepresidente de Carlos Menem. Quizás en el marco de la crisis económica galopante, del achicamiento ministerial de septiembre de 2018, y del control económico y político del FMI en Argentina, Pompeo movió las piezas que faltaban para coronarse como el hombre fuerte la geopolítica del proyecto neoliberal que gobierna nuestro país. Propio del diseño organizativo “líquido” de la transnacionalización financiera y la globalización política, Fulvio Pompeo desde un cargo “menor” ejerce desde el año pasadoun control y una articulación estratégica entre la Cancillería y los ministerios de Seguridad y Defensa. El Estado Nación desaparece, el Estado Policíaco Global se instala.Desde su secretaría de asuntos estratégicos, Pompeo funciona “como una especie de asesor nacional de Seguridad. Las suyas serán funciones parecidas, aunque en versión argentina, a las de la figura del National Security Advisor que existe en los Estados Unidos” [5], hoy en manos de John Bolton, el promotor de la invasión a Irak durante el gobierno de George W. Bush. Desde el decreto 174/2018, que ordenó una nueva directiva para la defensa, Fulvio, que supo bromear en una entrevista sobre un supuesto parentesco con Mike Pompeo (actual Secretario de Estado de Trump) [6], avanzó con la articulación de la estrategia internacional con la seguridad nacional al tiempo que administra la agenda argentina en el conflicto regional, donde ha ejecutado su particular obsesióncontra la Venezuela bolivariana, esa que aparece en la entrevista al diario La Nación que le realizaron antes de la llegada de Cambiemos al gobierno. El protagonismo de Pompeo vio acrecentarse hace poco más de un mes con el nombramiento de Paola Di Chiarocomo viceministra de defensa argentina, que “generará una situación incómoda para el ministro de Defensa Oscar Aguad por un simple motivo: aterriza a metros de su despacho una funcionaria de extrema confianza del jefe de gabinete y de Fulvio Pompeo, el secretario de Asuntos Estratégicos” [7]. Di Chiaro tendrá el objetivo de desarrollar en el ministerio de defensa la agenda que el macrismo estableció para el Atlántico Sur, la Frontera Norte y la Ciberdefensa. Todo hace presumir que el alineamiento con la agenda neoconservadora se verá fortalecido: “El gobierno está convencido de que la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo [¡?] se debe coordinar con países como Estado Unidos, Israel o Brasil. La importancia de este aporte internacional en lugares muy calientes de la frontera norte como es la Triple Frontera resultan cruciales en estra estrategia de persecución a los narcos y a grupos extremistas como Hezbollah” [7]. Todo dicho en un párrafo de una nota tan auspiciosa que levanta sospechas de ser escrita por agentes del mismo gobierno: El triángulo de países capitaneados por Trump, Netanyahu y Bolsonaro; la “Triple frontera”, una idea fortalecida ahora desde una película en Netflix; “Hezbollah”, un supuesto grupo terrorista del que nadie dice que resulta ser hoy un partido legalmente constituido que integra el gobierno de coalición de su país, el Líbano. La agenda continental no escapa de las manos de titiritero del Pompeo argentino. Este oculto personaje ya ha sido protagonista de la articulación del gobierno argentino con la débil y entreguista oposición boliviana de cara a las elecciones presidenciales que el Estado Plurinacional llevará adelante en octubre. A través del CARI y los medios oficiales coqueteó con Carlos Mesa [8] y, en persona, lo hizo con Óscar Ortiz [9], las dos figuras centrales de la oposición al proceso de cambio capitaneado por Evo Morales Ayma. Con Ortiz existe, además, un aceitado vinculo a partir de la Unión Internacional Demócrata, la liga de partidos vinculados a los republicanos norteamericanos, donde el Pro (el partido de Macri) y Demócratas

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