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El Llamamiento Argentino Judío adhiere a la denuncia de estas instituciones judías hermanas de Brasil

LAS EVIDENCIAS DE QUE UN CRIMEN DE GENOCIDIO CONTRA LOS PUEBLOS INDÍGENAS ESTÁ OCURRIENDO EN BRASIL, CONVOCA A LAS INSTITUCIONES JUDÍAS BRASILEÑAS, EN DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS, QUE FIRMAN ESTE DOCUMENTO A BUSCAR AYUDA INTERNACIONAL Nuestra memoria está marcada por las experiencias de persecución y de resistencia de nuestros antepasados. La generación de nuestros padres y abuelos sufrió acciones sistemáticas del Estado con el objetivo de exterminio. Ante los horrores del Holocausto, el Derecho Internacional pasó a reconocer el crimen de genocidio, definido como acciones que tienen como objetivo destruir, en el todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Para nosotros, el lema “qué nunca más se repita” quiere decir que el genocidio no puede acontecer contra ningún pueblo y en ninguna circunstancia. Los ataques a los pueblos originarios de Brasil se iniciaron con la colonización. Diversas violencias, asesinatos y epidemias fueron los aspectos más llamativos de los sucesivos intentos por diezmar a sus pueblos. En nombre de un supuesto avance y progreso, el proyecto de construcción del Estado brasileño subyugó a la diversidad de los pueblos indígenas. Sin embargo, en la década de 1980, en el contexto de la emergencia de un nuevo movimiento de lucha y expresión de sus valores culturales y con el fin del período dictatorial, hubo la consolidación de los derechos indígenas en la Constitución Brasileña de 1988. La conquista de derechos formales no interrumpió las agresiones a esos pueblos. En el actual gobierno, los ataques se intensificaron y vienen sucediendo en varios frentes simultáneamente, evidenciando la intención de genocidio y de destrucción del Medio Ambiente ya anunciada por Bolsonaro durante la campaña electoral. El presidente vetó partes de la ley de asistencia, impidiendo el acceso de comunidades indígenas al agua potable e insumos médicos durante la pandemia. Hay proyectos de ley en pauta, retirando derechos constituidos (PDL 177/2021; PL 490; PL 2159/21), que permiten extinguir la demarcación de tierras y favorecer emprendimientos destructivos de los territorios y otras áreas de conservación. Sistemáticamente ocurren invasiones de ruralistas, buscadores de minerales y piedras preciosas en sus tierras, conduciendo al hambre, promoviendo la transmisión de enfermedades como el Covid- 19 y la Malaria, la contaminación de los ríos, deforestación, quemadas, violencias y asesinatos de indígenas. En lugar de castigar a los agresores, el gobierno promueve el desmantelamiento de órganos de fiscalización y defensa de derechos de los indígenas. Están ocurriendo denuncias de desvíos de vacunas y despidos de funcionarios en los distritos especiales de salud indígena, así como intentos de criminalización de los liderazgos indígenas por denunciar los ataques a los que las comunidades están siendo víctimas.1 El movimiento indígena sigue resistiendo bravamente. ¡Nosotros podemos ayudarlos en esa lucha! Es inexorable la necesidad de reforzar la presión internacional para que Jair Bolsonaro sea investigado y juzgado por el Tribunal Penal Internacional. Nos colocamos a disposición para más informaciones y reforzamos el pedido: ayuden a divulgar esta carta y a presionar sus gobiernos y medios de comunicación a posicionarse por el fin del genocidio indígena en Brasil. 1 https://apiboficial.org ; https://iris.paho.org/handle/10665.2/52948 ; https://www25.senado.leg.br/web/atividade/materias/-/materia/148785 ; https://www.camara.leg.br/proposicoesWeb/fichadetramitacao?idProposicao=345311 ; https://www.camara.leg.br/proposicoesWeb/fichadetramitacao?idProposicao=2279486 FIRMANTES: Associação Cultural Mordechai Anilevitch de São Paulo ACMA Associação Cultural Moshe Sharett Associação Janusz Korczak do Brasil Associação Scholem Aleichem – ASA Avoda Brasil Casa do Povo Centro Cultural Mordechai Anilevitch – CCMA Judeus pela Democracia do Rio de Janeiro – JpD Judias e Judeus pela Democracia SP – JpD-SP Meretz Brasil Movimento de Mulheres Judias Me Dê Sua Mão Museu do Holocausto de Curitiba Núcleo Interdisciplinar de Estudos Judaicos da UFRJ – NIEJ Observatório Judaico de Direitos Humanos no Brasil – OJDHB

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El gran rabino de Israel se encoge de hombros ante las matemáticas y los estudios científicos como ‘tonterías’

Rab Itzjak Yosef en 2015. Crédito: Haaretz Sam Sokol | Haaretz (30 de junio de 2021) El rabino jefe sefardí Yitzhak Yosef pidió a los jóvenes ultraortodoxos que eviten la educación secular esta semana, declarando que el plan de estudios básico del Ministerio de Educación de matemáticas, ciencias, inglés y otras materias clave era «una tontería» y se jactaba de que nunca se graduó de la escuela secundaria. Los comentarios de Yosef se dieron durante una serie de conferencias pronunciadas durante los últimos días, que fueron informadas por el sitio web de noticias ultraortodoxo Kikar HaShabbat. “Bendita la persona y bendita la porción de quien conoce los puntos de vista correctos. Él sabe que no hay nada como la sagrada Torá, esta Torá está por encima de todo ”, fue citado diciendo. «Si le preguntan a un estudiante ‘a dónde quieres ir, a una escuela secundaria de yeshivá oa una yeshivá sagrada’, no hay duda», declaró, y explicó que en una yeshivá ultraortodoxa los estudiantes pueden sentarse y estudiar Torá «. sin un plan de estudios básico, sin todas estas tonterías «. Yosef, que estudiaba exclusivamente en yeshivas, parecía orgulloso de su falta de educación secular. “Yo mismo, ¿estudié el plan de estudios básico? ¿Terminé la escuela? Hasta el día de hoy no tengo diploma, ni certificado de matriculación ni diploma. ¿Me perdí algo? Es una tontería, lo principal es nuestra Torá ”. Las facciones ultraortodoxas de Israel, incluido el partido Shas, fundado por el padre del rabino principal, el rabino Ovadia Yosef, han pasado las últimas semanas atacando al nuevo gobierno por su apoyo para ampliar el acceso a los estudios seculares y otras políticas a las que se opone la comunidad religiosa de línea dura. Durante la última década, los partidos haredi se han convertido en firmes aliados del recientemente derrocado Primer Ministro Benjamin Netanyahu . A cambio, han disfrutado de un monopolio continuo sobre varios temas de política interna relacionados con la religión y el estado, así como una exención para los hombres haredíes del reclutamiento militar obligatorio de Israel y la autonomía funcional de sus escuelas.  Su ausencia del gobierno actual puede cambiar el status quo actual. Yosef tiene un historial de comentarios incendiarios, que incluyen pedir a los judíos ortodoxos que eviten que sus hijos pasen tiempo con parientes seculares, declarar que a los no judíos se les debe prohibir vivir en la Tierra de Israel de acuerdo con la ley judía y comparar a los negros con los monos. También ha comparado a las mujeres que no se visten de acuerdo con los estándares religiosos de modestia con los animales. Su difunto padre, el ex rabino principal Ovadia Yosef, también era conocido por sus controvertidas declaraciones, entre ellas que el huracán Katrina fue «la retribución de Dios» por el apoyo estadounidense a la retirada de Gaza de 2005 y que los gentiles «nacieron sólo para servirnos». La posición de Yosef se opone a la de su hermana Adina Bar-Shalom, una educadora ganadora del Premio Israel que fundó el ahora desaparecido Haredi College of Jerusalem, la primera institución ultraortodoxa de educación superior del país, en 2001. 

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Barbarroja, del exitismo a la derrota

Por: Guillermo Levy | Página/12 (28 de junio de 2021) En estos días, ochenta años atrás, se producía una de las más audaces irrupciones bélicas de la historia de la humanidad. Más de cuatro millones de hombres penetraron la enorme línea de frontera entre la Unión Soviética y los territorios ocupados por los nazis en Europa oriental para iniciar bajo el nombre de “Operación Barbarroja” el intento de aniquilar con la violencia más brutal a la Unión Soviética. Bajo la figura étnico-política de “judío-bolchevique”, la URSS representaba el conjunto de todo lo que podía figurarse como enemigo de Alemania: el comunismo y los judíos. La URSS era la expresión perfecta de esa simbiosis a aniquilar. La destrucción de la URSS y la desaparición del comunismo era la ambición, el deseo explícito de todo el capitalismo en su versión liberal democrática o en su versión fascista. El fin del comunismo se había convertido entrado el siglo XX en el rector de toda la política internacional de Occidente. En ese punto, los nazis venían a animarse a cumplir el sueño de muchos otros. Los millones de hombres de la operación Barbarroja no eran solo alemanes, más de un millón eran de otras nacionalidades que iban por la misma épica de destrucción del enemigo común: húngaros, rumanos, españoles franquistas, italianos, eslovacos, croatas, entre otros. Stalin desoyó los informes que avisaban una inminente invasión y la Alemania nazi entró triunfal en el territorio de la URSS en la madrugada del 22 de junio con el objetivo de llegar antes del fin del verano a Moscú y cambiar en serio la historia de la humanidad. En ese verano de 1941, con Japón avanzando en el Pacífico, Europa casi controlada por los nazis y la URSS a punto de ser derrotada, la reconfiguración del mundo en nuevos términos que obligaría a los EEUU y Gran Bretaña a aceptar duras condiciones en una reorganización planetaria, no estuvo tan lejos: la emancipación de la humanidad por medio del socialismo o el triunfo de la democracia liberal estaban en su horizonte más oscuro y lejano desde aquel 22 de junio. En semanas, las tropas nazis y sus aliados avanzaron firmemente. Las tropas soviéticas retrocedian o se rendían y todo parecía demasiado sencillo. Si bien los nazis entraron a Polonia matando y violando toda convención de guerra, la primera política estatal de exterminio sistemático no se dio en Polonia ocupada sino en la Unión Soviética: no fue ocupar sino aniquilar, alimentarse sobre el terreno pero con un salto cualitativo en la historia. De la orden inicial de asesinar a toda la “inteligentzia judeo-bolchevique”, o sea a todos los que tuvieran un rol aunque sea mínimo de dirección local, partidaria o comunitaria, se pasó a los pocos días a la orden de aniquilar a “toda la población judía”. El nazismo, ese 22 de junio y no antes, hizo su bautismo de fuego en la guerra como estado genocida. Durante los seis años previos a la guerra, el plan de eutanasia en Alemania permitió asesinar a decenas de miles de discapacitados físicos y enfermos psiquiatricos bajo la idea tan descarnadamente neoliberal de que el estado no puede derivar recursos en personas improductivas, y bajo la idea de eliminar vidas que no merecen ser vividas. Todo esto fue en silencio y antes de la guerra. Los campos de exterminio en Polonia, que se poblaron de personal que actuó en el plan de eutanasia construido con la misma gramática años antes, empezaron a funcionar cuando ya se había aniquilado a toda la población judía de la URSS que no logró escaparse o reclutarse en el ejercito soviético. Cuando la derrota de Moscú en el invierno 41-42 cambiaba el clima de euforia por el de preocupación, cuando la guerra se les empezó a complicar, apareció la decisión de aniquilar a toda la población judía europea. Para ese entonces, los judíos soviéticos ya habían sido exterminados junto a casi un millón de dirigentes y militantes comunistas de todas las escalas. Una división especial de las SS junto a colaboradores locales reclutados entre nacionalistas católicos anticomunistas se encargó entre finales de junio y noviembre de 1941 de asesinar mediante fusilamientos –en el borde de fosas comunes cavadas por las mismas víctimas– a cerca de 2 millones de personas. Un millón y medio de judíos fueron aniquilados en estos pocos meses en la URSS ocupada. Las comunidades judías de Ucrania, Lituania, Estonia, entre otras que tenían siglos de vida judía, fueron totalmente aniquiladas en pocos meses. Miles de cartas de soldados alemanes en el frente ruso les contaban a sus familiares la aniquilación de los judios. “Cartas de la Wehrmacht” compilada por Marie Moutier o el extraordinario trabajo “La guerra alemana” de Nicholas Stargartd muestran, entre otros, de forma contundente cómo, algunos con alegría, otros con resignación y otros con indiferencia, que los millones de jóvenes alemanes en el frente soviético contaban la aniquilación de judíos junto con preguntas sobre sus familiares o comentarios sobre la comida o promesas de amor a sus amadas. La información del aniquilamiento sistemático de los judíos de la URSS circulaba por la población civil alemana, en donde casi todas las familias tenían un hijo, sobrino, nieto o amigo en el frente ruso. Todavía la maquinaria de exterminio industrial en Polonia no había arrancado. El triunfalismo de 1941 cedió a una preocupación en el invierno de 1941/42 con tropas desgastadas, muertas de frío, que sabían que el final no estaba tan cerca. El pueblo soviético resistió e impidió la caída de Moscú y el triunfo del nazismo sobre buena parte de la humanidad. En agosto de 1942, Hitler sorprendió. En vez de volver sobre Moscú, fue al sur, a Stalingrado. En la batalla quizás más importante de la historia de la humanidad, la URSS resistió hasta que los refuerzos inagotables en tropas venidas de Siberia dieron vuelta la ecuación cuando otra vez el invierno del 42 se acercaba. Los primeros días de enero de 1943, la rendición alemana en Stalingrado fue sin dudas el comienzo del

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El laberinto de Nicaragua

Por Pedro Brieger, director de NODAL (Jun 25, 2021) Las elecciones en noviembre y la detención de varios dirigentes opositores han colocado a Nicaragua nuevamente en la agenda internacional y pareciera que todo el mundo tuviera que opinar sobre lo que allí sucede, y manifestarse a favor o en contra del gobierno de Daniel Ortega. Llama la atención el interés de los grandes medios de comunicación por Nicaragua mientras se ignoran las constantes violaciones a los derechos humanos en Colombia con su cuota de asesinatos diarios de dirigentes sociales opositores sin que se arme un gran revuelo ni un debate mundial al respecto. Hasta la revolución sandinista de 1979 este pequeño país centroamericano era conocido por su buen café y la dictadura de la dinastía Somoza que se prolongó durante 40 años. También, gracias a la monumental obra de Gregorio Selser, se supo de la existencia de un pequeño hombre llamado Augusto Cesar Sandino que luchó contra la ocupación militar de los Estados Unidos, que invadió el país en varias oportunidades poniendo y sacando gobernantes a su antojo. La revolución de julio 1979 liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) surgió en plena “guerra fría” mientras varios países de América Latina estaban gobernados por sangrientas dictaduras.  Las campañas de alfabetización y de salud de la revolución -consideradas modelo a nivel mundial- vinieron acompañadas de poesía y música que brotaban en cada rincón, lo que inspiró un gran movimiento de solidaridad internacional para un pequeño y pobre país que estaba asediado por la primera potencia mundial. Ronald Reagan asumió la presidencia en enero de 1981 y se puso entre ceja y ceja destruir la revolución sandinista a pesar de que en Nicaragua no se prohibieron ni los partidos políticos ni la prensa opositora, ni siquiera cuando apoyaban abiertamente la guerra impulsada desde la Casa Blanca. En 1985 se realizaron elecciones con la participación de múltiples partidos y Daniel Ortega fue electo presidente con el 67 por ciento de los votos.  Cinco años después, la opositora Violeta Chamorro aprovechó el desgaste de la guerra para derrotarlo. El sandinismo asumió la derrota y por primera vez en la historia una revolución triunfante entregó el poder que había conquistado por las armas y perdido en las urnas. Las derrotas suelen provocar rupturas y divisiones, y Nicaragua no fue la excepción. Cada quién en el sandinismo tomó por su lado y Daniel Ortega quedó al mando del FSLN negociando con algunos de sus antiguos enemigos. La mística que había acompañado la revolución, que tenía figuras emblemáticas como el sacerdote Ernesto Cardenal y el músico Carlos Mejía Godoy, se había apagado. Ambos, así como importantes figuras del FSLN que habían combatido la dictadura de Somoza, serían perseguidos por el propio Ortega después de retornar a la presidencia en 2007. Frente a la actual ofensiva diplomática de Washington contra el gobierno de Nicaragua cabe preguntarse porqué es tan importante para Estados Unidos que caiga Daniel Ortega. ¿Acaso alguien todavía puede pensar que es porque hay una dictadura? ¿Por ventura se puede creer que el secretario general de la OEA Luis Almagro realmente está preocupado por la democracia en Nicaragua mientras fue uno de los máximos responsables del golpe de Estado contra Evo Morales en 2019 y calla sobre la represión en Colombia? Aquí viene a cuento la famosa frase que se decía en los pasillos del congreso de los Estados Unidos sobre Anastasio Somoza, Leónidas Trujillo, y otros dictadores: “puede ser un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. En esta frase se condensa la postura actual del gobierno de los Estados Unidos. Daniel Ortega no es SU “hijo de puta” como lo son y han sido varios dictadores y golpistas en la región, para no hablar de las monarquías árabes tratadas con guante de seda a pesar de que gobiernan sin que haya elecciones ni partidos opositores. Ni que hablar del multimillonario reino saudí, que se da el lujo de cortar en pedacitos a un periodista en un consulado suyo en Ankara sin que suenen las alarmas en Naciones Unidas ni nadie pida a gritos un bloqueo internacional. Negocios son negocios. Es el famoso “doble rasero”. Daniel Ortega no es “confiable” porque está asociado a un movimiento que hizo una revolución, y por lo general vota en sintonía con Cuba y Venezuela. Por eso hay que derrocarlo: porque para la Casa Blanca es parte del “eje del mal”. Y como suele suceder cuando Estados Unidos quiere derrocar un gobierno, financia numerosos partidos opositores y organizaciones no gubernamentales, sean de derecha o de izquierda, de manera legal o ilegal. Nada nuevo bajo el sol. La contradicción que se le presenta a una parte del progresismo latinoamericano es que este Daniel Ortega ya no se enfrenta solamente al “yanqui, enemigo de la humanidad” -como dice el conocido himno sandinista compuesto por Carlos Mejía Godoy- sino también a antiguos compañeros que reivindican al sandinismo de la revolución y apoyaron las protestas de 2018 en contra de Ortega. Sin embargo, a nadie se le escapa que el derrocamiento de Ortega hoy traería un gobierno claramente alineado con la Casa Blanca y las derechas regionales al estilo de lo que fue el gobierno de facto de Jeanine Añez en Bolivia o el de Lenín Moreno en Ecuador.   La situación en Nicaragua es la cabal demostración de que la política está plagada de vericuetos y contradicciones que impiden una lectura lineal de los acontecimientos. Y tomar una posición no siempre es sencillo.

Internacionales, Israel, Portada

Hay algo más que seguridad detrás de la ley de ciudadanía de Israel

Zehava Galon | Haaretz   (21-06-2021) Durante las próximas dos semanas, se espera que la Knesset vote la Ley de ciudadanía y entrada en Israel (disposición temporal), que se ha renovado periódicamente desde 2003. Esta ley viola los derechos básicos de los ciudadanos árabes de Israel a la vida familiar y la igualdad. y su propósito, como ha argumentado la abogada Dafna Holz-Lechner, quien nos representó a Meretz ya mí en las peticiones ante el Tribunal Superior de Justicia, es evitar que vivan en Israel con sus familiares de los territorios. Pero esta vez hay un problema político: el Likud y los partidos de su canceroso bloque han anunciado que no votarán a favor de la ley, y la Lista Árabe Unida también ha dicho que se opondrá. Una cosa ya está clara: a pesar del argumento de la derecha, que el centro, en su cobardía, ha adoptado a lo largo de los años, esta ley no evita ningún «riesgo de seguridad». En primer lugar, el servicio de seguridad Shin Bet ya ha declarado que desde 2018 nadie elegible para la reunificación familiar ha estado involucrado en terrorismo. En segundo lugar, el juez Edmond Levy, quien durante una audiencia en el Tribunal Superior de 2006 apoyó la ley únicamente como medida provisional, se opuso a ella en 2012 y ridiculizó el argumento de la seguridad, ya que, después de todo, Israel permite que los trabajadores palestinos ingresen a su territorio todos los días. En tercer lugar, si hubiera un riesgo de seguridad, el Likud no se opondría a la ley; Es inconcebible que el Likud intente poner en peligro la seguridad del Estado solo para derrocar a un gobierno no encabezado por Benjamin Netanyahu, ¿verdad? El propósito de la ley siempre ha sido servir como medio de control demográfico. La ley prueba que la palabra «ciudadanía» carece de sentido en Israel, ya que nadie se habría atrevido a oponerse a una ley que permitiera a los israelíes judíos vivir con colonos de Cisjordania, a pesar de que ha habido colonos involucrados en el terrorismo. Todavía no hemos olvidado que en 2005 intentaron incendiar una instalación de almacenamiento de gas en Rehovot para frustrar la retirada, y Betzalel Smotrich fue arrestada una vez bajo sospecha de intentar un ataque mayor dentro de Israel. De vez en cuando, los colonos atacan a los soldados de las FDI, y en cuanto a su comportamiento hacia los palestinos, no hay Shabat sin un pogrom, no es necesario dar más detalles. Si queremos que la ciudadanía israelí tenga un significado real y no sea una tapadera para un régimen de apartheid (y Human Rights Watch citó esta ley como una de las razones por las que ve a Israel como tal), los ciudadanos árabes deben saber que son iguales. En muchos aspectos, la disposición de reunificación familiar sirvió como preludio de la Ley del Estado-Nación, que convirtió oficialmente a los árabes en ciudadanos de segunda clase. La ministra del Interior, Ayelet Shaked, dice que la oposición a la ley por parte de cualquier miembro de la coalición es una «violación del status quo» y, por lo tanto, va en contra de las directrices del gobierno. Eso no es cierto. «Status quo» no es sinónimo de «cómo fue, así será siempre». Una ley que se renueva todos los años, bajo la apariencia de una orden temporal, por su naturaleza implica un interés específico y temporal, una excepción al statu quo, que es una cosa permanente. No votamos sobre el status quo de nuevo todos los años, y esta disposición temporal, la razón por la que la ley pasó la prueba del Tribunal Superior, contradice los principios básicos y está destinada a ser cualquier cosa menos permanente. Todos nosotros, judíos y árabes, somos residentes y ciudadanos de esta tierra torturada. Ha llegado el momento de que dejemos de amenazar a los ciudadanos árabes con una segunda Nakba y la separación de sus familias. Son ciudadanos por derecho y no por gracia. Como escribió Natan Alterman acerca de expresar tal «gracia»: «No es apropiado ni siquiera por una razón personal». Esta abominable ley, que mancha el código legal israelí, debe ser eliminada. Entonces se podría decir que este gobierno ha realizado algún tipo de cambio. Traducción: Dardo Esterovich

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Evyatar es la prueba del nuevo gobierno

Gideon Levy | Haaretz   (24-06-2021) Imagínese: un soldado israelí mató a tiros a un palestino. En respuesta, los palestinos deciden vengarse de Israel. Construyen un puesto de avanzada en el corazón de la plaza Kikar Hamedina en Tel Aviv. Las fuerzas de seguridad palestinas los ayudan y envían topadoras militares para allanar el camino hacia el nuevo asentamiento. En él se invierte más de 1 millón de shekels (307.000 dólares), dinero de donaciones anónimas, y en unas pocas semanas Kikar Hamedina cambia de rostro: surge una aldea palestina en su tierra. Los invasores mienten y afirman que Kikar Hamedina es tierra estatal. Israel afirma que es tierra privada. La Autoridad Palestina afirma que el estado de la tierra debe ser «aclarado», tal vez se trata de «tierras de estudio, áreas cuya propiedad aún no se ha determinado». Y así surge un nuevo asentamiento llamado Tareq, en honor a Tareq Sanober, quien fue asesinado por soldados israelíes dos días después del nacimiento de su primer hijo. El pueblo de Tareq permanecerá en la plaza para siempre. Todos los días construyen nuevas estructuras allí, 52 familias palestinas ya viven allí, y hay una mezquita y un centro comunitario. Los residentes veteranos de Kikar Hamedina están devastados y consternados. Abren las ventanas de sus apartamentos y se asombran al ver a los invasores que se han asentado en medio de la plaza, en su terreno particular, ante ojos que se niegan a creer. Todos sus esfuerzos por manifestarse o dirigirse a las autoridades y exigir recuperar sus tierras fueron en vano. El pueblo de Tareq es un hecho. Recuerdo una entrevista con la líder de los colonos, Daniella Weiss, dos o tres días después del ataque en Tapuah Junction, durante el cual fue asesinado Yehuda Guetta. Con ojos brillantes y conversación dulce, como de costumbre, Weiss dijo que estaba construyendo un nuevo asentamiento. Cuando se trata de robo de tierras, los viejos ladrones nunca mueren, ni se desvanecen; no dejarán de robar. En ese momento, Weiss mintió descaradamente, después de todo, para la Tierra de Israel todo está permitido, y dijo que era tierra estatal, aunque tampoco tiene derecho a invadir tierras estatales. Se invita a los escépticos a entrar en la página de Facebook de la ONG Kerem Navot. El investigador de asentamientos Dror Etkes demuestra allí con fotografías aéreas que los palestinos cultivaron esta tierra antes de que la Fuerza de Defensa de Israel se hiciera cargo de ella en la década de 1980. Varios días después conduje hasta el puesto de avanzada de Evyatar. Alrededor de 20 edificios ya estaban allí, y en el centro había una enorme excavadora militar que había venido a ayudar. Se filmaron soldados uniformados participando en la construcción. Varios oficiales se pusieron de pie y hablaron con los no muy escrupulosos líderes de los colonos sobre un nuevo compromiso. Un momento más y Evyatar estará allí para siempre. La verdad es que la existencia de Evyatar no cambia mucho. Los colonos ganaron hace mucho tiempo y, mientras tanto, 52 familias viven en Evyatar. Nadie evacuará jamás a 700.000 colonos. Y aparentemente tampoco 52 familias. La situación se ha vuelto irreversible. Pero las colinas que rodean Evyatar están impregnadas de la sangre de al menos cinco palestinos muertos allí, y la sangre de decenas de otros que resultaron heridos por el fuego de las FDI, uno de los únicos ejércitos del mundo, junto con el ejército de Myanmar, que mata a los manifestantes con fuego real. En retrospectiva, el asentamiento en Evyatar no es importante en sí mismo. Pero hay que restaurar la pequeña justicia y el derecho de propiedad de los vecinos de los tres pueblos que la rodean. Sobre todo, Evyatar es la prueba del nuevo gobierno. Si Evyatar permanece, lo sabremos de una vez por todas: un gobierno de derecha, como sospechábamos; un gobierno sin cambios, como temíamos. No hay una prueba más clara. Cualquier compromiso que no incluya la devolución de todo el terreno a sus propietarios y la demolición total de todas las estructuras sería otro acto de injusticia. Por el bien de los residentes que ven cómo se comportaron los hooligans israelíes en su tierra bajo la protección del ejército, y que no pudieron evitarlo, todo israelí decente debe esperar la destrucción de Evyatar y el borrado de esta desgracia del rostro de la tierra. Esos barrios del crimen organizado deben ser destruidos, hasta los cimientos.

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¿Apartheid israelí? No busque más allá de esta ley racista

Una mujer lleva una bandera nacional israelí mientras camina por un callejón en la Ciudad Vieja de Jerusalén, junio de 2021. Crédito: RONEN ZVULUN / REUTERS  Gideon Levy | Haaretz (19 de junio de 2021) Algunas leyes son una mancha en los libros de leyes de Israel, y hasta que se eliminen, Israel no puede considerarse una democracia. Uno de los más despreciables es la ley que impide a sus ciudadanos árabes unificar a sus familias. Cuando surge una discusión sobre si Israel es un estado de apartheid , y sus propagandistas afirman que no lo es, citan como prueba la ausencia de leyes racistas en los libros de leyes del país. La ley que muy probablemente se reafirmará esta semana, por decimoctava vez consecutiva, es una prueba definitiva del hecho de que no solo hay prácticas de apartheid en este país, también hay leyes de apartheid aquí. “Es mejor no evitar la verdad: su existencia en los libros de leyes convierte a Israel en un estado de apartheid”, escribió el editor de Haaretz Amos Schocken en 2008. Han pasado trece años y esta afirmación es más cierta que nunca. Esta ley cuenta toda la historia: personifica la esencia del sionismo y el concepto de un «estado judío»; refleja los dudosos pretextos relacionados con la seguridad que sanean cualquier abominación en este país; ejemplifica la asombrosa similitud entre la derecha ultranacionalista y la izquierda sionista, y el uso tortuoso que hace Israel de las medidas temporales y de emergencia. Una ley que fue aprobada como medida temporal en 2003, que fue considerada en 2006 por el juez de la Corte Suprema Edmond Levy como una ley a punto de expirar dentro de dos meses, cumple 18 años de existencia. La ley ahora se ha convertido en el tema de un duelo entre el gobierno y la oposición, donde está claro que la oposición de derecha apoyará la extensión de esta ley – el racismo triunfa sobre cualquier otra cosa – sin que nadie se ocupe de la sustancia de la ley y su impacto. en la imagen de Israel. Para decirlo brevemente: después de la Ley del Retorno , esta es la ley que ejemplifica más que ninguna otra la dominación del supremacismo judío en este país. Un judío puede compartir su vida con quien quiera y un árabe no. Así de simple, desesperante y dolorosamente simple. Cualquier país que tratara así a sus ciudadanos judíos sería vilipendiado. Un joven de Kafr Qasem que se enamora de una mujer de la ciudad cisjordana de Nablus no puede vivir con ella en su país, Israel. Un joven de la vecina Kfar Sava puede vivir en su país con quien le plazca. Una mujer del asentamiento de Itamar, que domina Nablus, puede, en teoría, casarse con alguien de la tribu Masai de Kenia o con un hindú de Nepal. Puede que enfrente algunas dificultades, pero el camino está abierto a cualquier ciudadano judío israelí para cumplir su relación de pareja en su país; lo sé por mi propia experiencia. Este no es el caso cuando se trata de un ciudadano árabe que desea vivir con alguien del sexo opuesto, alguien que podría vivir a cinco minutos en automóvil, a menudo un primo. La Línea Verde de 1967, ahora casi completamente borrada, todavía existe cuando se trata de árabes. Esta desgracia está envuelta en excusas existenciales y relacionadas con la seguridad sobre el terror y una amenaza demográfica. No hay fin para las alarmas y las descripciones de amenazas inminentes a Israel: miles de terroristas arrasarán este país y lo destruirán. Cada árabe israelí se casará con ocho mujeres de Cisjordania y la Franja de Gaza y la mayoría judía se perderá para siempre. Sobre todo esto se vislumbra un (supuesto) estado de emergencia, que produjo esta ley en primer lugar. Es sólo temporal, terminará en uno o dos años, al igual que la ocupación, la madre de toda temporalidad eterna. No menos sorprendente es la conducta del Partido Laborista con respecto a esta ley. Siempre está a favor de ampliarlo, sea el partido de izquierda o no; siempre va acompañado de santurrones y justos suspiros. En 2016, el laborista MK Nachman Shai, un portavoz por excelencia de la santidad de Mapai, dijo que no estaba convencido de la necesidad de la ley, pero que su partido la apoyaría. Se le prometió que dentro de seis meses habría una seria discusión sobre su necesidad. Pasó un año, y Shai volvió a apoyar la extensión de la ley, esta vez volviéndose lírica: «Apoyaremos la ley mientras tenemos en cuenta constantemente que se relaciona con las personas a las que se debe mostrar respeto». ¿Cómo? ¿Con baklava? Shai ahora es ministro de Asuntos de la Diáspora, solo la Diáspora judía, obviamente, y su partido apoyará nuevamente esta ley, solo una vez más, solo temporalmente, solo por el bien de la existencia y seguridad judías del país. Para decirlo claramente: si Labor y Meretz apoyan esta ley, aquí no queda ningún sionista. Si se aprueba la ley, el estado no es democrático ni judío. El momento de la verdad está cerca y el final así está predicho. Noticia relacionada:

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Es apartheid, dicen los embajadores israelíes en Sudáfrica

Por: Ilan Baruch y Alon Liel (8 de junio de 2021) Fuente: https://www.groundup.org.za/ Foto: mapa de Cisjordania, el territorio palestino ocupado por Israel. Las áreas palestinas son verdes. Las áreas azules están controladas por Israel. Imagen suministrada «Está más claro que nunca que la ocupación no es temporal, y no hay voluntad política en el gobierno israelí para lograr su fin». Durante nuestras carreras en el servicio exterior, ambos nos desempeñamos como embajadores de Israel en Sudáfrica. En esta posición, aprendimos de primera mano sobre la realidad del apartheid y los horrores que infligió. Pero más que eso: la experiencia y la comprensión que adquirimos en Sudáfrica nos ayudaron a comprender la realidad en casa. Durante más de medio siglo, Israel ha gobernado los territorios palestinos ocupados con un sistema legal de dos niveles, en el que, dentro de la misma extensión de tierra en Cisjordania, los colonos israelíes viven bajo la ley civil israelí mientras que los palestinos viven bajo la ley militar. El sistema es de desigualdad inherente. En este contexto, Israel ha trabajado para cambiar tanto la geografía como la demografía de Cisjordania mediante la construcción de asentamientos, que son ilegales según el derecho internacional. Israel ha avanzado proyectos para conectar estos asentamientos con Israel mediante una inversión intensiva en el desarrollo de infraestructura, y una vasta red de carreteras e infraestructura de agua y electricidad han convertido la empresa de asentamientos en una cómoda versión de los suburbios. Esto ha sucedido junto con la expropiación y toma de posesión de grandes cantidades de tierra palestina, incluidos los desalojos y demoliciones de viviendas palestinas. Es decir, los asentamientos se construyen y amplían a expensas de las comunidades palestinas, que se ven obligadas a ocupar extensiones de tierra cada vez más pequeñas. Esta realidad nos recuerda una historia que el ex embajador Avi Primor describió en su autobiografía sobre un viaje que realizó con el entonces ministro de Defensa Ariel Sharon a Sudáfrica a principios de los años ochenta. Durante la visita, Sharon expresó gran interés en el proyecto bantustan de Sudáfrica. Incluso una mirada superficial al mapa de Cisjordania deja pocas dudas sobre dónde Sharon recibió su inspiración. En la actualidad, Cisjordania consta de 165 «enclaves», es decir, comunidades palestinas rodeadas por territorio tomado por la empresa de asentamientos. En 2005, con la eliminación de los asentamientos de Gaza y el comienzo del asedio, Gaza se convirtió simplemente en otro enclave: un bloque de territorio sin autonomía, rodeado en gran parte por Israel y, por lo tanto, también controlado efectivamente por Israel. Los bantustanes de Sudáfrica bajo el régimen del apartheid y el mapa de los territorios palestinos ocupados de hoy se basan en la misma idea de concentrar a la población «indeseable» en un área lo más pequeña posible, en una serie de enclaves no contiguos. Al expulsar gradualmente a estas poblaciones de sus tierras y concentrarlas en bolsas densas y fracturadas, tanto Sudáfrica como Israel hoy trabajaron para frustrar la autonomía política y la verdadera democracia. Esta semana celebramos el quincuagésimo quinto año desde que comenzó la ocupación de Cisjordania. Está más claro que nunca que la ocupación no es temporal y que no hay voluntad política en el gobierno israelí para lograr su fin. Human Rights Watch concluyó recientemente que Israel ha cruzado un umbral y sus acciones en los territorios ocupados ahora cumplen con la definición legal del crimen de apartheid bajo el derecho internacional. Israel es la única potencia soberana que opera en esta tierra y discrimina sistemáticamente por motivos de nacionalidad y etnia. Tal realidad es, como nos vimos a nosotros mismos, apartheid. Es hora de que el mundo reconozca que lo que vimos en Sudáfrica hace décadas está sucediendo también en los territorios palestinos ocupados. Y así como el mundo se unió a la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, Ilan Baruch se desempeñó como embajador de Israel en Sudáfrica, Namibia, Botswana y Zimbabwe. El Dr. Alon Liel se desempeñó como Embajador de Israel en Sudáfrica y como Director General del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel. Las opiniones expresadas no son necesariamente de GroundUp.

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Manifestación judeo-árabe en Tel-Aviv conmemora 54 años de ocupación

Fuente: Maki (Partido Comunista de Israel) El sábado 5 de junio de 2017 se cumplió el 54 aniversario del estallido de la guerra árabe-israelí de 1967, que culminó con la ocupación militar israelí de Cisjordania, Jerusalén Este, la Franja de Gaza, los Altos del Golán y la península del Sinaí (devuelta en su totalidad a Egipto en 1982). Bajo el lema: «Asociación judeo-árabe para luchar contra la ocupación», el sábado 5 de junio por la noche se celebró en Tel Aviv una manifestación judeo-árabe contra la ocupación para conmemorar más de medio siglo de gobierno militar de Israel en los territorios palestinos capturados durante la guerra de 1967. La manifestación comenzó a las 20:30 en la plaza Habima, y desde allí miles de participantes marcharon hasta el Museo de Tel Aviv, donde se celebró una concentración. Entre los manifestantes se encontraban los diputados de la Lista Conjunta Ayman Odeh, Aida Touma-Sliman, Ofer Cassif, Ahmad Tibi, Osama Saadi, y la diputada de Meretz Mossi Raz. En un comunicado conjunto publicado por los organismos que participaron en la manifestación, los organizadores escribieron: «Nosotros, judíos y árabes, marcharemos juntos por un futuro diferente para israelíes y palestinos; un futuro sin ocupación y sin derramamiento de sangre en el que todos vivamos a salvo. Marcharemos en Tel Aviv contra la ocupación y por la paz y la esperanza, contra el racismo y por la asociación». Entre los firmantes de la declaración anterior: Hadash, CPI, Liga De jóvenes comunistas de Israel, Foro Meretz contra la Ocupación, Rabinos por los Derechos Humanos, Movimiento Democrático de Mujeres de Israel – TANDI, Rompiendo el Silencio, De pie juntos, Sikkuy, Yesh Gvul, Mesarvot, Gush Shalom, Combatientes por la Paz, Círculo de Padres – Foro de familias, Zazim, Partido Democrático, Iniciativa Abraham y Movimiento Árabe por el Cambio.En el mitin celebrado después de la marcha, el diputado Touma Sliman dijo: «¡Cincuenta y cuatro años son demasiados! Recuerden cómo nos sentimos durante la última guerra en Gaza; con los misiles que cayeron en Sderot, en Beerseba, en la zona fronteriza de Gaza y en Tel Aviv. ¿Con el miedo? ¿La ansiedad? ¿La enorme preocupación? ¿La muerte innecesaria? Sabemos que ustedes recuerdan, como los residentes de Gaza recuerdan las bombas que cayeron sobre ellos desde el aire, la angustia, el terror, los niños que simplemente murieron. Ni ellos ni nosotros queremos que todo esto vuelva. Tanto ellos como nosotros sabemos que otra guerra nunca es la solución. Para poner fin a las guerras, debemos poner fin a la ocupación y alcanzar una solución pacífica entre dos Estados independientes. Los israelíes y los palestinos que viven aquí merecen una vida pacífica y justicia. Emprendamos una lucha contra aquellos que quieren perpetuar la situación presente y demos forma a nuestro futuro nosotros mismos».Touma Sliman también criticó el nuevo gobierno propuesto que la extrema derecha MK Naftali Bennett lideraría como «un peligroso gobierno de derecha», uno que «eliminaría a Netanyahu y preservaría su camino». Agregó: «La ocupación que comenzó con la guerra de junio de 1967 sigue siendo el punto de inflexión político e ideológico para la sociedad israelí. A la luz de los crímenes de la ocupación y las frecuentes guerras que tienen un precio humano y social tan alto, los defensores de la paz y la democracia continúan su campaña para poner fin a la ocupación y transformar las líneas del 4 de junio de 1967 en una frontera de paz entre dos estados independientes – Israel y Palestina – con dos capitales en Jerusalén». Salah Diab, un palestino de Sheikh Jarrah en la Jerusalén Oriental ocupada, llamó a la multitud a reforzar la solidaridad con los residentes del barrioEl Subdirector de Rompiendo el Silencio, Yael Lotan sirvió como soldado en la frontera de la Franja de Gaza en el apogeo de la Segunda Intifada. Ahora, 18 años después, está trabajando para poner fin a la ocupación y dijo en el mitin: «Tenía 18 años cuando me alisté. Han pasado 18 años desde que miré a los ojos al niño desde la cabaña de Gaza. En otros 18 años, se supone que mi hijo participará en la misma realidad. Todas las naciones merecen un lugar bajo el sol. Me niego a aceptar que esta realidad sea la única opción tanto para los pueblos israelí como para el palestino».

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