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La furia de los chilenos ante el tarifazo le torció el brazo a Piñera

Fuente: Ricardo Gotta | Tiempo Argentino Fecha: 20 de octubre de 2019 El presidente anoche suspendió el aumento del transporte público tras las nuevas protestas que desafiaron el estado de emergencia decretado. Fuerte presencia juvenil en las calles. El boleto fue llevado al equivalente de U$S 1,18, lo que sube el gasto del transporte a más del 15% del salario promedio chileno. Como si en la Argentina se pagarán unos $ 80 por viaje. Además, aumentaron servicios públicos, combustibles y aranceles de la universidad, entre varios otros insumos. La respuesta se venía insinuando desde el lunes y estalló, literalmente, en el atardecer del viernes. «¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar!». Los gritos de los estudiantes secundarios, otra vez ellos, resonaban en la estación Santa Lucía del metro de Santiago. El hashtag #evasionesmasivas copaba las redes. Entrada la noche en la estación La Moneda, a metros de la casa de gobierno, decenas de miles de manifestantes indignados eran repelidos por la policía con chorros de agua y gases de toda índole. Horas después, 40 estaciones del subte resultaron con destrozos, la mitad de ellas, incendiadas; más de 80 comisarías atacadas; 16 autobuses reducidos a cenizas; miles de locales saqueados; barricadas en las calles, fuego por aquí y allá; represión, destrozos. Fue incendiado uno de los edificios de Enel Chile. Las cifras de detenidos van de 180 al triple. Unos 60 carabineros heridos tras una intervención que hizo recordar la habitual violencia de las fuerzas especiales. La posterior aplicación del «estado de emergencia» y fueron los militares los que pisaron las calles nuevamente. Un somero balance de otro estallido popular con alto grado de espontaneidad. Como días antes en Ecuador, como viene sucediendo en Haití, como se sospecha podría ocurrir en Colombia. Como en cada uno de los sitios de la región que, en los últimos tiempos, se implementaron severas recetas neoliberales y ajustes salvajes, salvo claro, los particulares casos de Argentina y Brasil. Situaciones habitualmente más graves de lo que los medios suelen mostrar. Aunque la de Chile tenga sus propias señales, se trata de masas disconformes que no necesariamente responden a los partidos políticos o los gremios, sino a una lógica distinta. Un país que hace una semana parecía ordenado, hasta sumiso, de pronto estalló. Como al inicio de los 2000 ante el gobierno de Ricardo Lagos, otra generación de estudiantes reclamó ante el sistema escolar impuesto por la dictadura. Años después fue la Revolución de los Pingüinos, en el primera era de Piñera. Ahora, de nuevo lideran las protestas. Incluso, para algunos, esta escalada alcanzó una intensidad no observada desde la dictadura. No es un dato menor que haya estado la distribuidora eléctrica privada Enel Chile en el ojo de fuego: los chilenos la consideran una de las corporaciones que realizan la estafa pública a sus bolsillos. Las similitudes con el proceso en Ecuador saltan a la vista: la protesta se disparó cuando Lenín Moreno quitó el subsidio a los combustibles, lo que impactó directamente en el trasporte público. De todos modos, el propio presidente del sindicato Metro chileno, Eric Campos, señaló: «Los más pobres terminan pagando gran parte de su ingreso en un servicio cuando, en realidad, entendemos que un transporte de calidad con una tarifa justa es un derecho». No se habían apagado los focos en la noche de Santiago y lejos de surgir el hombre nuevo de las alamedas, cuando a Piñera se le borró el rictus sonriente habitual y anunció: «Queridos compatriotas… he decretado el estado de emergencia en las provincias de Santiago y Chacabuco y en las comunas de Puente Alto y San Bernardo». No es el histórico estadio de sitio, amargamente remanido. Ahora no se habilita a hacer arrestos masivos, pero sí permite a los militares patrullar las calles. Tendrá vigencia de 15 días y una prórroga de otros 15. De todos modos, restringe la libertad de locomoción y reunión. Esta modalidad, además, fue incluida en la Constitución de 1980, la constitución de Pinochet. La que fuera reformada pero no abolida. Ese «estado de emergencia» que fue enfrentado, ayer, cuando se vivieron nuevos momentos de tensión, tras  espontáneos «cacerolazos» populares, básicamente familiares, por caso, en la céntrica Plaza Italia. Al sonido de ollas y sartenes se le sumaron otros grupos y se reiteraron los enfrentamientos. Los carabineros ya eran secundados por las fuerzas militares Finalmente, cuando caída la tarde de ayer se conoció la noticia. Mientras en varios puntos de Santiago se sucedían las barricadas, y en la ciudad de Merilla manifestantes arremetían contra una entidad bancaria, desde La Moneda, el presidente anunciaba la suspensión del alza en la tarifa del metro de Santiago, que había desatado la crisis. Además, llamó a los otros poderes del Estado “para conocer sus opiniones y propuestas para enfrentar esta difícil situación».  De todos, los transportes no circularán hasta el lunes. Pero, el menos, en ese punto, el clamor popular le torció el brazo al ajuste.

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Vía libre a la limpieza étnica

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 20 de octubre de 2019 El tablero geopolítico de Medio Oriente continúa siendo uno de los focos más trágicos de conflictividad internacional. La existencia de gas y petróleo en la zona, la posición geográfica estratégica para el intercambio comercial entre Europa y Asia y las repetidas intervenciones militares de Washington hacen de la zona un epicentro de destrucción, desplazamientos forzados y refugiados, que ya llegan a cuatro millones. En ese marco, Donald Trump continúa su campaña electoral de cara a 2020, apelando a todos los recursos posibles para movilizar a la opinión pública de su país, sobre todo a los sectores más conservadores y aislacionistas, para quienes el mundo debe concluir en las fronteras de los Estados Unidos. La opción de tensar la cuerda con la oposición del Partido Demócrata elegida por los asesores del actual Presidente llevó a Trump a consentir que Turquía inicie su ansiada limpieza étnica en el norte de Siria, donde habita una gran proporción de kurdos. Dicho colectivo cultural y lingüístico ha sido hostigado en forma sistemática por todos los gobiernos de la región. Lo conforman aproximadamente 45 millones de integrantes, mayoritariamente de confesión sunita. Una tercera parte del total, aproximadamente 14 millones, habita en Turquía. Ankara teme que sus vecinos puedan desarrollar capacidades militares que alienten la insubordinación al interior de su país. Los kurdos, por su parte, aspiran –desde hace un siglo– a obtener mayores niveles de autonomía  que les son sistemáticamente negados por las autoridades de Turquía, Siria, Irak e Irán. La orden ejecutiva del primer mandatario busca garantizar un doble objetivo: reducir el inmenso déficit presupuestario que Washington acumula, como producto –entre otros factores–  del financiamiento de 4855 bases militares ubicadas en 43 países y 7 territorios de ultramar, y acceder a una devolución de favores a la entente islámica sunita (Ankara-Riad,  comprometida a oponerse a la alianza alauita/shiíta de Siria e Irán, díscola con los mandatos del Departamento de Estado en la región, desde hace decenios. Irán, a través de Hezbolá, colaboró militarmente con Al-Asad en su enfrentamiento a los grupos sunitas fundamentalistas desde el inicio de la guerra civil en Siria en 2011, logrando la casi completa derrota de ISIS y Al Qaeda, llamativamente armada  con pertrechos estadounidenses. Washington, en esa ocasión, vio la oportunidad de deponer al mandatario sirio o, en su defecto, debilitar la alianza de éste con Teherán. Las cosas no salieron como pretendía el Pentágono, y el ingreso de Rusia como aliado de Damasco modificó el tablero: selló la derrota de los grupos fundamentalistas, apuntalados también por contingentes chechenos, enemigos declarados de Vladimir Putin. Si te visto no me acuerdo Los kurdos lograron recuperar los territorios sobre los que hoy Turquía pretende garantizar su control. Para justificar el abandono del territorio liberado, Trump se justificó el último miércoles afirmando que “los kurdos no son ángeles” y que “los demócratas los apoyan porque entre los combatientes peshmergas [kurdos] hay muchos comunistas”. Las trágicas consecuencias de los abandonos intempestivos de territorios controlados por fuerzas de ocupación son descriptas en la historia política internacional como multiplicadores de conflictos demográficos, desequilibrios regionales y matanzas de civiles. En 1948, la fuga desordenada del Reino Unido de Palestina –sin pactar previamente con los actores en disputa– contribuyó a un enfrentamiento entre árabes y judíos cuyas consecuencias persisten hasta la actualidad. La huida de Trump le permitió a Erdogan irrumpir en el territorio sirio y expulsar de sus fronteras a los peshmergas, cuyo máximo líder político, Abdulah “Apo” Ocalam, permanece detenido por Ankara desde hace 20 años, en una prisión de alta seguridad ubicada en el mar de Mármara. Ankara es parte de la OTAN y sede de la base aeronaval estadounidense de Incirlik donde se almacenan 50 bombas nucleares tácticas B61. La curva que mira Trump: Deuda de Estados Unidos actual y proyectada respecto del PBI. Se busca reducir el gasto militar en aquellos objetivos en los que no se puede obtener un rápido beneficio. La decisión de abandonar el norte de Siria fue motivo de una gran tensión al interior de la Casa Blanca. A pesar de que el primer mandatario posee mayoría en la Cámara Alta, dos terceras partes de los senadores republicanos votaron por primera vez en su contra . Pero el cuestionamiento más frontal a la postura de Trump fue liderado por la parlamentaria Nancy Pelosi, líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes. El último jueves la legisladora de California increpó al Presidente acusándolo de favorecer a las milicias del Estado Islámico (ISIS) que habían sido derrotadas gracias a la ayuda de las Milicias para la Protección del Pueblo Kurdo (YPG). Pelosi le recordó a Trump, además, que los kurdos mantienen encarcelados a un millar de prisioneros ex integrantes de agrupaciones fundamentalistas, provenientes de 20 nacionalidades diferentes, cuyos países se niegan a repatriarlos. En la reunión se precisó además que luego de dos días del anuncio de Trump se habían producido varias liberaciones de milicianos del ISIS, cuyas prisiones fueron abandonadas por los kurdos en su retirada. La discusión entre Pelosi y Trump, reconstruida por los periodistas, muestra a las claras el deterioro institucional de Washington: cuando la legisladora cuestionó la intempestiva decisión, el rubicundo empresario respondió: “Odio a ISIS más que tú”, a lo que Pelosi manifestó: “Usted no puede saber cuánto desprecio yo al ISIS”. El intercambio final se convertirá, sin dudas, en un contrapunto histórico: ­–Eres sólo una política–, señaló Trump, elevando su tono de voz, en tono de agravio. –A veces desearía que usted lo fuese—, respondió Pelosi, mientras se levantaba de su asiento. Uno de los periodistas acreditado ante la  oficina oval divulgó la foto del suceso y Trump la difundió para mostrar la irritación de Pelosi, a quien caracterizó como “desquiciada”. Como respuesta, la legisladora demócrata incorporó la imagen en sus redes sociales, como evidencia de orgullo y altivez. Consejos inteligentes La desvalorización de la política como mecanismo de construcción de consenso y/o de tramitación de diferencias, demostrada por

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El bloque de Netanyahu agrega ‘extorsión’ árabe al manual de operaciones de la derecha

Fuente: Shlomi Eldar* | Al-Monitor Fecha: 19 de octubre de 2019 Sí, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está tratando de evitar que el líder de Azul y Blanco, Benny Gantz forme un nuevo gobierno. Sin embargo, las cartas de compromiso que Netanyahu ha conseguido que firmen sus socios de los partidos ultraortodoxos y de derecha, no tienen ningún valor real. El esfuerzo es inútil. En las circunstancias correctas, cualquier posible socio de la coalición puede optar por ignorar dicho documento después de firmarlo, citando la necesidad de seguir una decisión de sus movimientos o los dictados de los rabinos. Por lo tanto, no tiene sentido que la mayoría de los socios en el bloque de Netanyahu respondieran tan positivamente a su demanda de lealtad absoluta. Seguramente deben haber notado que por segunda vez en medio año, su líder no puede formar un gobierno. El documento que los «socios naturales» de Netanyahu -Shas, Yahadut HaTorah y HaBayit HaYehudi  (Unión Nacional)-  fueron obligados a firmar el 16 de octubre es inquietante. El acuerdo dice: «Si, Dios no lo quiera, un gobierno minoritario jura con el apoyo de la Lista Conjunta, ya sea desde fuera de la coalición o como parte de ella, no nos uniremos al gobierno en ninguna etapa, votaremos en contra en cada votación, y haremos todo lo posible para derrocarlo”. Naftali Bennett y Ayelet Shaked, de la Nueva Derecha, se negaron a firmar el acuerdo. Vale la pena señalar especialmente la fórmula utilizada para atraer a los partidos ultraortodoxos. La expresión «Dios no lo quiera» en este contexto está reservada para desastres naturales u otros eventos catastróficos, que el hombre solo no puede evitar. Como si eso fuera poco, el miembro de la Knesset Miki Zohar (Likud), el emisario de Netanyahu,  el secuaz que liderara la iniciativa de disolver el 21ª. Knesset en nombre del primer ministro, agregó claridad a la situación, tuiteando una sugerencia que trataba el mandato de formar gobierno como si se tratara de algún tipo de objeto personal perteneciente a Netanyahu: “Llamo al primer ministro, a que no devuelva su mandato de formar un gobierno al presidente hasta que [el líder de Yisrael Beitenu] Liberman anuncie que no permitirá [a los líderes de Azul y Blanco] Gantz y [Yair] Lapid formar un gobierno minoritario con el apoyo de la Lista Conjunta [Árabe]. Si, Dios no permita que eso suceda [es decir, se formara dicho gobierno], la Lista Conjunta expondrá a las personas que forman ese gobierno a la extorsión en asuntos de seguridad. Esto pone en riesgo toda nuestra seguridad, sin siquiera saber lo que los iraníes aprendieron interceptando el teléfono de Gantz». En otras palabras, Zohar afirma que cualquiera que coopere con miembros árabes de la Knesset es propenso a la extorsión por parte de ellos, convirtiéndose en amenazas de seguridad para el Estado de Israel. En resumen, una persona que coopera podría considerarse esencialmente un traidor. Netanyahu y sus asociados del Likud tienen una larga historia de incitación contra los árabes israelíes en general y los miembros árabes de la Knesset en particular. Esta vez, sin embargo, parece que su punto de ruptura es mucho más frágil. Incapaz de formar un gobierno, está preparado para cruzar todas las líneas rojas imaginables. En la incitación se une Naftali Bennett, un miembro de alto rango del partido Yamina. Desea desesperadamente rehabilitar su carrera después de múltiples interpretaciones erróneas del mapa político. Ahora está advirtiendo a sus partidarios de un «ejercicio oscuro» para formar un gobierno minoritario. Según él, un gobierno minoritario que cuente con el apoyo de los 13 miembros de la Lista Conjunta es una «idea inmoral». Bennett ha estado apuntando su ataque al presidente de Azul y Blanco, Gantz, un ex jefe de las fuerzas militares, y contra el presidente de Yisrael Beitenu, Liberman, advirtiéndoles que llevarán una marca de vergüenza si se dejan seducir para formar un gobierno así. El miembro de la Knesset Ahmad Tibi (Lista Conjunta) le dijo a Al-Monitor que no está sorprendido por la continua deslegitimación de su partido por la derecha o por la forma en que Zohar está aumentando su retórica. Lo que lo sorprende es que los miembros ultra ortodoxos de Yahadut HaTorah fueron los primeros en acordar firmar el documento de compromiso de Netanyahu. «Llamé al miembro de la Knesset [Moshe] Gafni», declaró Tibi. «Le dije que me sorprendió ver que habían firmado». Tibi continuó diciendo que Gafni había reconocido que sus firmas eran superfluas y que en el futuro, prestarían más atención a la redacción que podría considerarse inapropiada. Netanyahu hará todo lo posible para obtener inmunidad y evitar la prisión», comentó Tibi. «En este momento, no puede formar un gobierno, por lo que está recurriendo a la incitación y la deslegitimación de la sociedad árabe». Tibi está enfurecido por la idea que Netanyahu crea que la noción misma de que la Lista Conjunta, apoyando a un gobierno potencial formado por Gantz, plantee una amenaza existencial para el Estado de Israel, mientras que es legítimo tener un miembro extremista de la Knesset como Zohar en una coalición. «Miki Zohar es un extremista de derecha que ha incitado frecuentemente contra el sector [árabe] y también alguien que ha hablado de que la raza judía es especial», dijo Tibi. En una entrevista de radio en junio de 2018, Zohar había dicho: «El público en Israel es un público que pertenece a la raza judía, y toda la raza judía es la más alta [en] capital humano, la más inteligente, la más comprensiva”. Mientras tanto, el tiempo corre y el mandato de formar un nuevo gobierno que el presidente Reuven Rivlin le dio a Netanyahu expira el 23 de octubre. Netanyahu no tiene un camino posible hacia un gobierno con su bloque de derecha, independientemente de cuántas extrañas cartas de compromiso los miembros estén preparados para firmar. Tampoco puede formar un gobierno con Liberman, que se mantiene firme como un muro imponente y no muestra signos de voluntad de compromiso. El 17 de octubre, Netanyahu llamó a

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Un Octubre que fue Febrero

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 15 de octubre de 2019 Concluida la supuesta negociación entre la cúpula dirigente de la CONAIE y Lenin Moreno este 14 de Octubre quedó sentenciada la derrota del alzamiento popular. La movilización había comenzado, según un tuit oficial de la CONAIE, para poner fin a “las políticas económicas de muerte y miseria que genera el FMI y las políticas extractivistas que afectan a nuestros territorios.” En la muy completa y detallada “Declaratoria de Agenda de Lucha de Organizaciones de Pueblos, Nacionalidades y Comunidades Indígenas y Amazónicas en Apoyo a la Movilización Nacional y el Ejercicio de Nuestra Autodeterminación”, aprobada en Puyo (Pastaza), el 7 de Octubre de 2019 destacaban como algunos de sus contenidos más sobresalientes el rechazo a “las medidas económicas, denominadas el ‘paquetazo’, y se agregaba que “demandamos la reversión íntegra de la carta de intención suscrita con el Fondo Monetario Internacional cuyo contenido no se ha hecho de carácter público violando la obligación de transparentar los actos del ejecutivo; así como la terminación de los intentos de privatización de las empresas públicas encubiertas bajo la figura de ‘concesión’.” La Agenda y otras declaraciones de la CONAIE también denunciaban “los enormes beneficios que la burguesía sigue recibiendo a través de múltiples políticas de reactivación económica” y diciendo que había llegado el “momento de una acción para conquistar reivindicaciones populares e impedir que la aplanadora de reformas pase sobre la economía de los hogares pobres”. Esto se traducía, según los líderes del movimiento, en escandalosas medidas a favor de los   bancos y grandes empresas que fueron exoneradas del pago de  4.295 millones de dólares en impuestos así como la “colonización” por parte de sus representantes de los principales cargos de la administración pública  así como la desregulación y precarización laboral exigida en el “paquetazo” del FMI. Recuérdese que las medidas anunciadas por Moreno el 1º de Octubre establecía que los trabajadores de las empresas públicas “deberían aportar cada mes un día de su salario” y que con el objeto de “reducir la masa salarial los contratos ocasionales se renovarían con un 20% menos de remuneración, al paso que el tiempo de sus vacaciones se baja de 30 a 15 días.” A esto había que añadirle el enorme aumento del precio de los combustibles ocasionado por la eliminación de unos subsidios establecidos hacía ya cuarenta años, lo que encarecería casi todas las mercancías de consumo popular y generaría un fuerte recorte en los ingresos de la población.[1] Sorprende que esta frondosa agenda quedara por completo al margen de la discusión entre la dirigencia de los pueblos originarios y el presidente ecuatoriano. No se entiende, por consiguiente, el triunfalismo que trasuntan algunos protagonistas y observadores del conflicto al hablar de la “negociación” que puso fin a la revuelta. Salvo la cuestión del precio de la gasolina –sin duda importante- todo lo demás sigue intacto, como si la enorme movilización popular en contra de las imposiciones del FMI no hubiera ocurrido. Los temas que hacían al “paquetazo” asombrosamente quedaron fuera de la discusión, lo mismo que el reclamo, anteriormente expresado por la dirigencia indígena, de revertir la carta de intención firmada con el FMI “de manera inconsulta.” No sólo esto: también quedaron sepultados en el olvido, al menos por ahora, el hecho de que Moreno hubiera llegado al gobierno con el programa de la Revolución Ciudadana del ex presidente Rafael Correa que contemplaba continuar aplicando las medidas de corte pos-neoliberal que habían sido encarnizadamente combatidas por las elites económicas del Ecuador y con una agenda que reposicionaba a ese país en línea con los gobiernos progresistas de la región, pugnando por emanciparse de la pesada tutela que Washington tradicionalmente había ejercido sobre las naciones ubicadas en lo que con tanto respeto por nuestros pueblos denominan el “patio trasero” de Estados Unidos. Mediante una espectacular voltereta política Moreno malversó ese mandato con una velocidad y radicalidad pocas veces vistas al tiempo que convirtió a Rafael Correa -quien hasta el día de la toma de posesión no se cansaba de decir que había sido una de las más señeras figuras del Ecuador, sólo superado por Eloy Alfaro-  en un nefasto personaje causante de las mayores desgracias jamás padecidas por el Ecuador y a quien persiguió – y persigue- con enfermiza saña y sin tregua. Moreno no sólo revirtió el camino transitado por Correa sino que lo hizo sometiéndose vilmente a los mandatos de Washington: abandonó el ALBA; entregó una base militar en Galápagos (uno de los últimos refugios incontaminados de la humanidad); desalojó a las autoridades y funcionarios de la UNASUR del edificio construido en las afueras de Quito, precisamente sobre la línea ecuatorial; y se puso de rodillas ante Donald Trump para satisfacer con inigualada ignominia (en un continente pródigo en lamebotas del imperio) los menores caprichos del emperador Por empezar, tratar de destruir la Unasur y promover el nefasto Grupo de Lima para atacar a la Revolución Bolivariana. En suma, Ecuador pasó de la autodeterminación nacional conquistada por el gobierno de Correa a ser un  “proxy”, mejor dicho: un estado-peón que se limita a obedecer las órdenes emanadas de Washington y de las corruptas oligarquías dominantes en el Ecuador. Nada, absolutamente nada de esto, apareció en las “negociaciones” que la dirigencia de la CONAIE mantuvo con Moreno y que puso fin al conflicto. Tampoco hubo en esa peculiar “negociación” una condena de la brutalidad de la represión policial y militar, los muertos (mínimo diez), casi 100 desaparecidos, centenares de heridos y encarcelados, estos últimos por millares, y nada se dijo sobe el pedido de dimisión de los ultra-reaccionarios ministros del Interior y Defensa y sobre los atropellos a los derechos humanos. ¿Toda la conmoción que sacudió al Ecuador fue tan sólo por el precio de la gasolina? ¿Y qué hay del “paquetazo” del FMI? Por lo visto los montes parieron un ratón. Permítasenos ofrecer algunas conjeturas para tratar de desentrañar lo ocurrido y sus razones. Primero, lo que caracterizó esta revuelta fue su

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Cocodrilos y serpientes

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 6 de octubre de 2019 La Subsecretaría de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental (Bureau of Western Hemisphere Affairs, WHA), dedicada al relevamiento de los derroteros políticos de América Latina —eufemismo con el que se designa el aparato burocrático-militar destinado a incidir sobre la región—, empieza a evaluar con preocupación el encadenamiento entre crisis políticas y convulsiones sociales que se suceden en el área que denominan, en forma despectiva y arrogante, como su patio trasero. Varios de sus socios más cercanos –los primeros mandatarios de Perú, Ecuador, Honduras y Argentina– atraviesan contratiempos políticos e institucionales motivados por la incapacidad de los programas neoliberales para ofrecer soluciones consistentes a los graves problemas estructurales que afectan a la región. Por su parte, los experimentados funcionarios del Comando Sur, responsables de sugerir y/o imponer las visiones de seguridad continental, han dejado trascender a varios diplomáticos acreditados en el Cono Sur que el impeachment contra el Presidente Donald Trump tiene amplias posibilidades de generar una considerable merma de legitimidad de las instituciones estadounidenses sobre la región, provocando una mayor incertidumbre al interior de los gobiernos aliados a Washington. Los efectos del enfrentamiento entre demócratas y republicanos, de cara a las elecciones del próximo año, limitarán –según los analistas adscriptos al WHA–  las capacidades de la Casa Blanca para influir o digitar los convulsionados acontecimientos que se suceden en América Latina. Saqueos del Fondo Uno de los asociados de Washington en la región, el ecuatoriano Lenín Moreno, divulgó el último 1° de octubre la firma de un acuerdo crediticio con el FMI por 4.500 millones de dólares. Como contrapartida impuesta por el organismo multilateral, anunció el incremento del valor de los combustibles y el envío al Parlamento de un paquete de medidas dispuestas a impulsar reformas tributarias y laborales, exigidas desde el inicio de su gobierno por las corporaciones trasnacionales y las empresas monopólicas. La hoja de ruta acordada con el FMI no previó las protestas y los saqueos que se sucedieron después de los anuncios de Moreno por cadena nacional. En Honduras, donde se encuentra emplazada la base militar más importante del Pentágono en América Latina, altos funcionarios del Comando Sur advirtieron durante la última semana sobre el riesgo de epidemia de dengue entre las tropas de la Fuerza de Tarea Conjunto Bravo (US military’s Joint Task Force Bravo, JTF-B) asentada a 8 kilómetros de Tegucigalpa, en la base de Palmerola. Durante 2019 se han producido 80.000 casos, con una mortalidad elevada  ligada a la malnutrición y a la pérdida de fuentes de agua potable, debido a la multiplicación de los proyectos mineros a cielo abierto que utilizan cianuro. La crisis de los cinco presidentes Otro de los mejores alumnos de Washington, la República del Perú, sufrió esta semana una nueva crisis institucional. Su Presidente, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso apelando a una normativa constitucional que lo autoriza. Dicha medida generó una rebelión legislativa liderada por los dos bloques parlamentarios mayoritarios, seguidores del fujimorismo y de los sobrevivientes del desteñido APRA. La crisis política se produjo luego de que Vizcarra advirtiera al Parlamento que lo disolvería si no brindaba un voto de confianza orientado a validar el método de designación de los magistrados del Tribunal Constitucional. Dicho proceso, según los seguidores de Vizcarra, tiene como objeto promover el nombramiento imparcial de jueces con disposición para lidiar con los casos ligados a Odebrecht, medida que pretendió ser boicoteada por los parlamentarios, muchos de ellos preocupados por potenciales acusaciones de aceptación de dádivas ilícitas. La respuesta de la mayoría legislativa consistió en un intento de suspensión de Vizcarra, aduciendo “incapacidad temporal”, como paso previo a su destitución. La tentativa malograda de imponer a la vicepresidenta segunda Mercedes Aráoz como primera mandataria no impidió que el último miércoles existiesen dos titulares del Poder Ejecutivo. En la actualidad la jefa de la bancada mayoritaria del congreso, Keiko Fujimori (hija del ex presidente encarcelado por crímenes de lesa humanidad), se encuentra detenida en forma preventiva por lavado de dinero. El último Presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, fue destituido por las ramificaciones del Lava Jato brasileño. Otro ex mandatario, Alan García, se suicidó el último 17 de abril antes de ser detenido en el marco de imputaciones por corrupción. El ex Presidente Alejandro Toledo está encarcelado en Estados Unidos a la espera de una extradición a Perú, imputado por sobornos de 31 millones de dólares que habría recibido para viabilizar la licitación de la carretera Interoceánica Sur. El también ex presidente Ollanta Humala fue denunciado por el CEO de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, de haber recibido millones de dólares para financiar sus campañas electorales. Estuvo detenido entre 2017 y 2018 y ahora sigue bajo proceso bajo «comparecencia restringida»- Otro de los peones de Donald Trump, Mauricio Macri, continúa su campaña electoral mientras el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) confirma que sus políticas neoliberales han duplicado la desocupación e incrementado la pobreza y la indigencia. La falta de consistencia de los sistemas políticos de América Latina y sus reiteradas crisis económicas y sociales –articuladas con una corrupción endémica e institucionalizada– se explican por el debilitamiento sistemático del Estado y la conversión de la política en una disciplina ligada al mercado. El endeudamiento recurrente inducido por las agencias multilaterales de crédito tuteladas por Washington, la disminución progresiva del gasto social y la privatización de las empresas y servicios públicos se convierten en el territorio fértil para instituir negociados corporativos y vaciar la política del sentido de búsqueda del bien común. Este panorama se concreta mediante la profundización de vínculos espurios entre empresarios (devenidos funcionarios gubernamentales, como el caso de Mauricio Macri en la Argentina), que utilizan los soportes mediáticos hegemónicos para hostigar opositores y legitimar negocios corporativos y/o mejorar posiciones relativas respecto a competidores locales o internacionales. El eje de la austeridad neoliberal se sustenta en el privilegio de la especulación financiera por sobre la estructura productiva. Para eso requiere la precarización de las relaciones de trabajo y

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Shin Bet torturó a un presunto asesino, pero es la conciencia de Israel la que está sedada

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 3 de octubre de 2019 Esto es lo que Akiva Novick, el reportero parlamentario de las noticias del Canal 13, tuiteó en respuesta al informe de Haaretz que el jefe de la célula sospechoso de asesinar a Rina Shnerb fue hospitalizado en estado crítico después de ser interrogado por el servicio de seguridad Shin Bet: «Usted dice esto como si fuera algo malo «. Y esto es lo que Ben-Zion Gopstein, fundador de la organización de derecha Lehava, tuiteó: “Cada terrorista necesita ser interrogado para extraer toda su información, y después de eso, la sentencia es la muerte. No importa si tuvo éxito o solo intentó [cometer un ataque]». Su hebreo roto no es lo único que tienen en común. Tampoco hay diferencias ideológicas entre el reportero político ostensiblemente decente y el activista despreciado. Lo que dice crudamente Gopstein, lo dice Novick con la elocuencia típica de su oficio. Pero el veneno que difunde es mucho más mortal. Y, sin embargo, Gopstein es al que se considera extremista e ilegítimo. El Shin Bet torturó hasta la muerte a un presunto asesino, pero Israel está sedado y con un respirador. Esta versión a pequeña escala del asunto del Bus 300, en el que el asesinato por parte del Shin Bet de dos secuestradores capturados en 1984 provocó una protesta masiva, ni siquiera ha provocado un bostezo en el Israel de 2019. Y aquí tienes la historia del país: degeneración moral en pocas palabras. Un hombre estaba a las puertas de la muerte por los golpes de su interrogador, algo que solo podía suceder en Guantánamo y en un puñado de países especialmente oscuros y rechazados. Sin embargo, aquí, los Gopsteins celebran, los Novicks incitan y la mayoría de los medios apenas lo informan. La edición de Israel Hayom del domingo, la víspera de la festividad de Rosh Hashaná, no mencionó al detenido que se estaba muriendo por una paliza. Y si no se informa, no sucedió. En cambio, el periódico tenía una conmovedora historia sobre «los israelíes que están preparándose para un año dulce». En Yedioth Ahronoth, un pequeño titular nos informó que «el cabecilla de una célula terrorista está sedado y con un respirador después de un interrogatorio del Shin Bet». Esto no podría haber sido cubierto por una envoltura más dulce. El tipo fue sedado y se le puso un respirador. Tenía un encierro dorado, estaba cansado. Por casualidad, esto sucedió después de un interrogatorio. Quizás se sobreexcitó. Tal vez le dieron algunas manzanas y miel en honor al año nuevo judío y resultó que era alérgico a estos alimentos. Pero sucedió algo impactante en las salas de interrogatorios del Shin Bet, que podría haber terminado en un asesinato cometido en nombre del estado, con su permiso y autoridad. Las personas que planearon y perpetraron el asesinato de Shnerb serán juzgadas, pero nadie será castigado por lo que sucedió durante este interrogatorio; es poco probable que sea investigado seriamente. Y los medios aplaudirán este fracaso, o al menos tratarán de ocultarlo y hacer que desaparezca. Ninguno de los reporteros que informaron con entusiasmo la captura de Samer Arbid («la cuenta ha sido saldada») tiene la menor idea de cuál fue su papel en el asesinato. Todo lo que saben es repetir como un loro, con una fachada grotesca de estar bien informados, lo que el Shin Bet les dicta, independientemente de si es cierto o no. El sospechoso, por supuesto, ya se ha convertido en el asesino. Tampoco nadie mencionará dónde ocurrió el asesinato, o la historia de cómo esa manantial natural, como docenas de otros, fue violentamente robada por los colonos bajo los auspicios del estado. Según Addameer, una organización de ayuda legal para prisioneros palestinos, Arbid se quejó ante un juez militar sobre dolores en el pecho, dificultad para tragar y vomitar, pero no fue enviado para recibir tratamiento médico. Al día siguiente, lo llevaron al hospital inconsciente, con insuficiencia renal, fracturas de huesos y otras lesiones causadas por las palizas. No es difícil imaginar lo que sucedió en la sala de interrogatorios. O tal vez es insoportablemente difícil. Simon, el sensible investigador del  Shin Bet de la miniserie «Our Boys», torturó a un detenido e indefenso casi hasta la muerte. «Fue un accidente de trabajo», nos dicen ahora, un error operativo. Se producen accidentes graves, especialmente cuando este es el trabajo: cruel, criminal y despreciable, el tipo de trabajo que podríamos haber pensado que ya había desaparecido del centro de interrogatorios en Petah Tikva y sus similares. Después, los interrogadores de Arbid se fueron a celebrar Rosh Hashaná. Indudablemente hablaron entre ellos un poco sobre el accidente y cómo se lo explicarían a los enérgicos investigadores de la unidad que examina las quejas de los interrogados. Los comandantes que les permitieron usar la tortura, el juez que negó el tratamiento a Arbid y el médico que aprobó el interrogatorio también tuvieron un Rosh Hashaná más dulce que la miel. En cualquier caso, la mayoría de los israelíes creen que Arbid merecía morir, en un país que se jacta de no tener una pena de muerte. Solo que a veces interroga a personas bajo tortura, sin juicio y sin que a nadie le interese. Traducción: Dardo Esterovich

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Trump, Ecuador, Argentina, Perú y oposición venezolana sufren crisis simultáneas: un momento de gran peligrosidad

Fuente: Clodovaldo Hernández | La Iguana.tv Fecha: 3 de octubre de 2019 Donald Trump afronta un impeachment. Iván Duque quedó en ridículo con su dossier contra Venezuela. Jair Bolsonaro ofreció el peor discurso de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (a pesar de que tuvo competidores de postín, como los dos anteriores). La élite política del Perú, sede del vociferante Grupo de Lima, sigue cayéndose a pedazos. Macri anda en cuenta regresiva y con una crisis económica monumental. El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quedó al descubierto como otro narcopolítico. Al chileno Sebastián Piñera ya ni siquiera le compaginan los libretos. Y, para completar, el Ecuador del renegado Lenín Moreno ha entrado en el torbellino del conflicto económico, social y político y él ha decidido enfrentar esa coyuntura con una clásica respuesta de gobiernos de derecha: decretar el estado de excepción. En resumen, da la impresión de que tanto Trump como ese apéndice de su política contra Venezuela que es el Grupo de Lima están experimentando crisis simultáneas, algunas más intensas que otras, pero todas relacionadas con sus escenarios internos, esos de los que pocas veces hablan ellos, afanados como están en demostrar que el único asunto urgente del continente es derrocar a Nicolás Maduro. La crisis también la sufre la oposición venezolana, específicamente la parte de ella que ha tomado el control desde hace meses (Voluntad Popular y Primero Justicia). Esto configura un momento de altísima peligrosidad para los pueblos de los países mencionados y también para Venezuela, pues siempre ha sido el subterfugio de estos gobernantes para distraer la atención y tratar de salir ilesos. En el trance en que se encuentran, no sería raro que pretendieran utilizarla de nuevo como un elemento distractor. Oposición abollada El sector opositor más directamente vinculado a EEUU y al Grupo de Lima viene de sufrir reveses consecutivos devastadores, como la difusión de las fotos de Juan Guaidó con cabecillas del grupo narcoparamilitar los Rastrojos y la confesión de Lilian Tintori acerca de esas relaciones non sanctas. Previamente habían ocurrido las insólitas declaraciones de la pseudoembajadora en el Reino Unido, Vanessa Neumann, en las que recomendó ceder el territorio Esequibo a cambio de apoyo político internacional para el “presidente interino”. En los días de la Asamblea General de la ONU, los resultados fueron desastrosos para el bando antichavista, pues una vez más crearon expectativas que estuvieron lejos de satisfacer. Ellos, que tanto presumen de tener control del escenario multilateral, salieron de los foros diplomáticos con las tablas en la cabeza. La crisis interna se ha expresado también a través de síntomas como la renuncia (no dirigida a Guaidó, sino a su jefe político, Leopoldo López) del supuesto representante ante el Banco Interamericano de Desarrollo, Ricardo Hausmann, lo que según algunos analistas evidencia que importantes sectores de la burguesía nacional se están desentendiendo del Experimento Guaidó. Las crisis del centro imperial, de sus satélites y la clase política opositora venezolana son simultáneas, aunque tal vez sea la misma crisis expresada en síntomas específicos en cada caso. Trump contra las cuerdas La apertura del impeachment a Trump sobrevino justo luego de su infame discurso ante la ONU en el que, una vez más, intentó responsabilizar de todos los males del planeta a los países a los que ha tachado de enemigos, una lista en la que hay superpotencias como China y Rusia y naciones  de menor envergadura, pero rebeldes a sus órdenes, como Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela.  Puesto personalmente contra las cuerdas, la peligrosidad de este personaje aumenta exponencialmente. Macri en picada El gobierno de Mauricio Macri, en Argentina, viene con plomo en el ala desde las elecciones conocidas como PASO, en las que quedó clara su condición de minoría ante la opción de Alberto Fernández y Cristina Fernández. El hecho político desencadenó lo peor de la enfermedad económica y por eso, Argentina llegará a su primera vuelta electoral sumida en un cuadro que recuerda algunos de sus peores tiempos, previos al liderazgo de los Kirchner. Duque en ridículo La crisis viene tocando a la élite gobernante de Colombia desde hace meses, debido a lo nefasto que ha resultado el gobierno de Iván Duque. De allí sus grandes esfuerzos por desviar las miradas hacia Venezuela. Pero sus intentos han resultado también muy torpes, en particular el que hizo ante la Asamblea General de la ONU, utilizando fotografías que  no corresponden ni en el espacio ni en el tiempo con las acusaciones que pretendía sustentar. El escándalo ha causado severos daños a su ya golpeada imagen en la antesala de unas elecciones regionales y municipales. Esta situación, igual que ocurre con Trump, torna a Colombia en un adversario especialmente peligroso para Venezuela. Lima descabezada otra vez Si algo muestra la crisis del Grupo de Lima (al que la diplomacia venezolana llama “Cartel de Lima”) es la inestabilidad del país sede. Esta característica ya se había puesto de manifiesto cuando fue destituido, por corrupto, el presidente Pedro Pablo Kuzcinski, un personaje especialmente obsecuente ante las órdenes de Washington. En su lugar fue designado Martín Vizcarra, quien mantuvo la línea antivenezolana y la actitud subordinada con EEUU. Los problemas internos, de los que pretendían evadirse, terminaron por explotar y Vizcarra optó por disolver el Parlamento, causando un conflicto de poderes que la prensa global, al servicio del capitalismo hegemónico intenta maquillar a toda costa. De haber ocurrido la disolución del Poder Legislativo en Venezuela, EEUU y sus aliados habrían ejecutado, casi con toda seguridad, la intervención violenta que han venido planificando desde hace mucho tiempo. La narcopolítica a flor de piel El discurso de EEUU y sus adláteres en contra de la influencia del narcotráfico en los gobiernos latinoamericanos ha quedado en ruinas en los últimos días. A las acusaciones difamatorias de Duque (rebatidas por la misma prensa colombiana) se suman las fotos reales de Guaidó con líderes del narcoparamilitarismo. Por si fuera poco, ahora queda clara la relación de Juan Orlando Hernández, el mandatario impuesto por EEUU en Honduras, con el narcotraficante más mediático

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Cómo el amor por una chica judía llevó a Paco Taibo II a Mordejai Anilevich

Fuente: May Samra y Béla Braun | Enlace Judío México Fecha: 3 de octubre de 2019 Luego de presentar un libro que no existe, el escritor y director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, habló con este medio sobre el proceso que lo ha llevado a explorar la historia de un “héroe judío, un héroe adolescente, un héroe socialista y un héroe universal”: Mordejai Anilevich. Hace algunos minutos, Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica y autor de varias decenas de libros, ha hecho algo que jamás había hecho: presentar un libro que no existe. Un proyecto, si se quiere, avanzado y que va tomando forma entre sus manos pero que ni él sabe si habrá de terminar. Se trata de un relato épico que nada tiene de ficción pero que tampoco será un libro de historia sino, más bien, una especie de reportaje histórico. Tras su ponencia, al mismo tiempo abatida y apasionada, Taibo se encuentra con el equipo de Enlace Judío en los pasillos del Centro Cultural Bella Época, donde se lleva a cabo la Feria Internacional del Libro Judío 2019, y lo conduce a su oficina, ansioso por encender un cigarrillo. Conversaremos sobre ese libro inexistente, sobre su pasión por los personajes revolucionarios y hasta sobre un pasaje de su adolescencia que lo llevó a encontrarse con el sionismo de izquierda. “Cuando tenía 15 años andaba persiguiendo a una adolescente judía y terminé yendo a la Hashomer Hatzair (movimiento juvenil judío), sin ser judío, y ahí pasé un año de mi vida, y además, era una biblioteca maravillosa, ahí descubrí a Jack London, a Howard Fast, y tenía grandes amigos en este mundo. Luego, bueno, mi relación con esta muchacha nunca pasó a mayores, yo evolucioné a ciertos espacios de la vida adolescente… Pero el nombre de Mordejai sonaba como el gran héroe del movimiento scout judío, pero yo lo había perdido. El redescubrimiento fue la famosa carta que le escribe a los compañeros en el exterior, donde dice “hasta ahora, los judíos sabemos que vamos a morir pero ahora sabemos cómo vamos a morir.” Se refiere a Mordejai Anilevich, líder de la resistencia del gueto de Varsovia que durante un par de semanas mantuvo a raya al ejército nazi que, entre el estupor y la furia, no atinaba a comprender cómo había surgido un bastión de resistencia entre los judíos, capaz de oponerse con relativo éxito a su maquinaria de aniquilación. “Y eso (el mensaje de la carta) es lo que está detrás de la resistencia y del alzamiento. Uno de los hechos heroicos de la humanidad, el alzamiento del gueto de Varsovia. Ciento cincuenta adolescentes, la mayoría de ellos, de grupos socialistas, sionistas, combatiendo contra 2,000 SS más la artillería y la aviación nazi concentradas sobre el gueto.” La carta aludida fue enviada por el joven Mordejai a sus compañeros del exterior del gueto para informarles que organizaría una rebelión contra los nazis, que ya perpetraban ahí una masacre cotidiana. Anilevich, que contaba con algún entrenamiento militar y era dueño de un liderazgo natural, pudo entramar una red de tráfico de bienes e información que le permitió a la resistencia articularse, conseguir armas, construir túneles y oponerse tanto a los nazis como a los cómplices que estos encontraban dentro de la propia comunidad judía cautiva dentro de las paredes del gueto. Durante 15 años, Taibo ha ido recabando información en lugares tan dispersos como una biblioteca en Houston, donde pasó tres días leyendo “un archivo maravilloso (…) sobre temas del gueto porque, por no sé qué razón, había supervivientes del gueto; (la investigación) me ha llevado a buscar textos en revistas rusas y buscar un amigo que me los traduzca; me ha llevado a entrar en redes de información sobre el Holocausto, de origen judío pero que tienen su base informativa en inglés, lo cual te ayuda enormemente; me ha llevado a encontrar los cinco folletos que había sobre el alzamiento del gueto de Varsovia escritos en español…. Lugares inusitados.” Pero el escritor admite que no era su intención realizar una investigación exhaustiva pues, dice, “no estoy haciendo un libro de historia. Estoy haciendo lo que llamarías un libro de historia narrativa. Una especie de reportaje histórico” que no incluye tampoco testimonios que él haya obtenido directamente de supervivientes, pues “se hubiera convertido en un libro de historia. Cuando entro en la obsesión soy peligroso, me hubiera llevado a hacer un libro como Patria, que me llevó siete años y que tiene cerca de 7,000 fuentes informativas y no, no, cuidado. Me hubiera quedado ahí. Si aquí tengo dificultades para escribir un librito de 100 páginas, no les quiero contar (qué pasaría) si entro en una investigación en profundidad.” Lo que sí hizo fue visitar Varsovia en busca del gueto, de las calles donde se gestó la resistencia y donde el propio Anilevich, acorralado por la maquinaria nazi enfurecida, se quitó la vida. El descubrimiento de Taibo fue “horrible. La pregunta es dónde está (el gueto). Y no está (…). La Varsovia que recorrí era muy fantasmal y la tumba de Mordejai era una patada en el estómago, porque, además, no era ahí, no está puesta donde era la calle Mila, está en un parque.” Como expuso hace una media hora ante un público que lo veía con profundo interés desgarrarse en su estilo apasionado y, a la vez, contenido, Taibo da cuenta de la devastación que realizaron los nazis donde antes había estado el gueto: no dejaron piedra sobre piedra. Había que borrarlo todo. Un crimen doble. El asesinato de la gente y el asesinato de la memoria. Antes de su visita a las calles donde alguna vez se formó el gueto, Taibo supo que el memorial de Anilevich había sido vandalizado por neonazis. Cuando llegó, sin embargo, ya lo habían limpiado. “Si no, yo ya venía con mi bote de pintura blanca, nomás faltaba. La batalla contra los vándalos hay que seguirla dando. Porque el racismo y el fascismo son una enfermedad mental peligrosa: no solo le matan las neuronas al

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La propaganda no es periodismo

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 2 de octubre de 2019 Mientras esperaba una conexión aérea que me transportara de Santa Cruz de la Sierra a La Paz la pantalla gigante del bar donde estaba disponiéndome a almorzar estaba clavada en la CNN. Por supuesto ignoré lo que allí se transmitía porque era un chismerío sobre el posible juicio político a Donald Trump (que ni los demócratas se lo creen), el papel del presidente de Ucrania inmiscuyéndose supuestamente en la campaña presidencial de Estados Unidos y otras menudencias destinadas a distraer a la audiencia y evitar que se enriquezca con la recepción de insumos cognitivos rigurosos, adecuadamente contextualizados, que le ayuden a comprender que es lo que realmente pasa en el mundo. Seguí ensimismado en la revisión de a ponencia que leería en La Paz a últimas horas de la tarde pero al rato me llamó la atención el tono sumamente enfático de alguien que ahora ocupaba la pantalla y que se preguntaba cómo podía ser que Alberto Fernández dijera que no había una dictadura en Venezuela, aunque sí una deriva autoritaria. Traté de seguir con mi trabajo pero me resultó imposible porque no sólo Andrés Oppenheimer seguía rasgándose las vestiduras sobre los dichos de Fernández sino que comenzó a tirar cifras de las miles de ejecuciones extrajudiciales que habría perpetrado el gobierno bolivariano pese a que la evidencia que sustenta tan grave acusación no resistiría un día de examen en sede judicial. Claro, esto siempre y cuando jueces y fiscales no hubieran sido alumnos de los cursos de “buenas prácticas” organizados por el gobierno de Estados Unidos en donde se instruye a los magistrados a administrar la justicia como Dios manda. El actual ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, es uno de los más brillantes egresados de esos cursos y su condena del ex presidente Lula una verdadera hazaña de la orfebrería jurídica imperial. Oppenheimer intensificó sus críticas pasando de Maduro a Cristina Fernández a la que acusó de haber producido un desastre económico  durante su mandato pero sin fundamentar, otra vez, tan descalificadora valoración. Sus palabras eran un eco de otro disparate pronunciado por Mario Vargas Llosa, gran novelista pero un mero diletante a la hora de analizar la vida política, que en una nota publicada a comienzos de septiembre en La Nación calificó al gobierno de Mauricio Macri –que arrasó con la economía, la sociedad, la cultura y el estado de derecho en la Argentina- como uno de “los más honestos y competentes” de nuestra historia. Dado que ya me referí a este exabrupto en un posteo reciente vuelvo a lo de Oppenheimer para pedirle que por favor antes de seguir hablando de la “dictadura” de Maduro se sirva contemplar las dos fotografías que acompañan esta nota y que fueron publicadas en el Facebook de Nilson Peña Mora, Alcalde del municipio Rivas Dávila, en el Estado Mérida, de la República Bolivariana de Venezuela. Este sujeto aparece luciendo orgullosamente una camiseta con un grosero insulto al presidente Maduro y en la otra con alguna de sus admiradoras, ataviada de la misma manera. No sólo eso sino que en más de una ocasión declaró públicamente que “su presidente” era Juan Guaidó y no quien había usurpado ese cargo, que no era otro que Nicolás Maduro. Por supuesto, el Alcalde sigue en funciones y haciendo lo que le viene en gana, al igual que el “presidente encargado” (por Donald Trump) de reemplazar a este último. Yo le pregunto a un observador tan atento de la vida política como Oppenheimer qué cree que hubiera ocurrido si alguna persona cualquiera hubiera salido a la calle para pasearse con una camiseta con la misma inscripción pero que en lugar de Maduro dijera Pinochet, Videla, Franco. Bajo esas dictaduras el pobre sujeto habría sido apresado al instante, sometido a feroces torturas y hecho desaparecer sin dejar el menor rastro. Así operan las dictaduras. Nada de esto ha ocurrido con Peña Mora, que al igual que Guaidó, siguen haciendo de las suyas sin ser molestados por las autoridades del estado bolivariano precisamente porque no es una dictadura sino una democracia sometida a una brutal guerra económica (que algunos analistas norteamericanos estiman que ha producido por lo menos 40.000 muertos por el bloqueo en el suministro de medicamentos y comida), tema sobre el cual Oppenheimer y sus cofrades guardan escandaloso silencio.  Don Andrés, por favor: todo periodista tiene que hacer honor a un “juramento hipocrático” que establece que su obligación moral, inescapable, es “decir la verdad y denunciar las mentiras.” Obligación que, claro está, no existe para los cultores de la propaganda política, que pueden mentir a sabiendas, ignorar datos escandalosos como los que ilustran estas fotografías, y seguir con las  prédicas desestabilizadoras que le dictan sus amos desde Washington como parte de la guerra de quinta generación encaminada a producir un “cambio de régimen” en Venezuela, como para enorme felicidad de sus pueblos hicieron en Libia e Irak, e intentan hacer ahora en Siria y Venezuela.

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