DEBATE – La doble opresión de las mujeres. Una lucha prolongada
Por: Ester Kandel (*) Queremos instalar nuevamente el debate sobre este tema, ya que desapareció de la mayoría de los documentos y propuestas de las diferentes organizaciones. No pretendemos hacer un tratado sino plantear situaciones que nos preocupan y también, llaman la atención sobre esta cuestión. En el texto La opresión de las mujeres tiene historia, Algunos datos históricos de esa opresión, El Estado, la propiedad privada y la familia, decíamos: tener una mirada retrospectiva de algunos temas que se fueron transformando en problemas relacionados con la mujer: matrimonio, gestación, maternidad, anticoncepción, aborto, trabajo doméstico y/o público, divorcio, ejercicio de la ciudadanía y se los comienza a analizar uno de estos temas y se los ubica históricamente, observamos un hilo que conecta uno con otros. La opresión ha sido una constante durante miles de años, aunque no podamos constatar exactamente el cómo se inició. Sólo citaremos la preocupación sobre el tema de una luchadora argentina: Fenia Cherkoff, como militante socialista, educadora y artista, ya lo planteó en el Congreso femenino de 1910. Según la reseña biográfica de Nicolás Iñigo Carrera[1] fue “uno de los soldados más eficaces y silenciosos” y como Maestra del socialismo argentino, (…) disputando con las concepciones feministas que se limitaban a reivindicar la emancipación de las mujeres sin hacerla extensiva a la emancipación de la humanidad toda, con la construcción de una sociedad no capitalista. La crisis que vivimos dentro del sistema capitalista en general y en nuestro país en particular, afectados por la pandemia, se despliegan numerosas reivindicaciones y propuestas por diversas organizaciones con pocas coordinaciones, debido a las distintas perspectivas de resolución, especialmente en un tema que nos agobia: la deuda externa con el FMI, sometiéndonos a un ajuste con consecuencias de todo orden en el conjunto de la población. Duele conocer que millones de compatriotas están desocupados, sub- ocupados y mendigando en la calle y con jubilados/as con haberes indignos. En el tema particular de la situación de las mujeres sucede lo mismo. Nos llamó la atención, el año anterior con motivo de recordar el 8 de marzo – Día internacional de la mujer trabajadora. En el recorrido gráfico que realizamos, señalábamos que por primera vez las reivindicaciones de las trabajadoras no estuvieron presentes en la escena pública. Efectivamente recrudeció la violencia a las mujeres (muertes, trata y prostitución), tema que sería conveniente abordar como parte de un cuadro social altamente conflictivo. Los temas de la doble jornada de trabajo y la doble opresión de las mujeres, por ser mujeres y trabajadoras, formaron parte de las actividades realizadas desde mi juventud. Nuevamente les ofrezco algunos textos que convocaban al Día internacional de las mujeres trabajadoras, como el que se difundió pos-dictadura por la Multisectorial de la Mujer y de otras organizaciones y un ejemplo de la década de 1990 (Continúa al final del texto) Cuando las trabajadoras de la fábrica Cotton de Nueva York en 1908, solicitaban una jornada laboral 10 horas, y la respuesta fue el asesinato por parte de la patronal, en Inglaterra ya se venía batallando la reducción de la jornada de 15 horas y 60 horas semanales. Carlos Marx, en el capítulo La jornada de trabajo, en el subtítulo: Lucha por la jornada de trabajo. Restricción legal del tiempo de trabajo. La legislación fabril inglesa desde 1833 a 1864, señalaba: Como hemos visto, el capital necesitó varios siglos para prolongar la jornada de trabajo hasta su límite máximo normal, rebasando luego éste hasta tropezar con las fronteras de la jornada natural de 12 horas, pues bien con el nacimiento de la gran industria en el último tercio del siglo XVIII, se desencadenó un violento y desenfrenado proceso arrollador como una avalancha.[2] (…) Tan pronto como la clase obrera, aturdida por el estrépito de la producción, volvió un poco en sí, comenzó el movimiento de resistencia (…). Sin embargo durante 30 años las concesiones arrancadas por los trabajadores fueron puramente nominales.[3] En 1889 en el Congreso internacional obrero realizado en París, se resolvieron entre otras propuestas: la limitación de la jornada de trabajo a ocho horas; la prohibición del trabajo infantil; el reposo ininterrumpido de 36 horas; igual salario por igual trabajo (trabajo femenino) Pasaron varias décadas para conseguir las 8 horas de trabajo y 48 horas semanales, aunque persisten las injusticias que ya explicitamos en un párrafo anterior. Muchas mujeres se incorporaron a la lucha por sus derechos durante el siglo XX y en las décadas del siglo XXI. También viene a nuestra mente la gesta de la película Norma Rae[4], ubicada en Carolina del Sur donde la discriminación era contra los negros, judíos, comunistas y las mujeres estaban sometidas a los maridos, amantes y patrones quienes no perdían oportunidad para acosarlas sexualmente. Pero un día Norma se paró en la mesa de una de las máquinas y dijo BASTA a la super- explotación que llevó a la muerte de muchas personas, incluyendo a su padre y a la sordera de su madre. En la Revista Transiciones cuando abordamos el tema de la división sexual del trabajo, enumerados ocho ítems a través de los cuales se pueden abordar el tema, considerando que: La división sexual del trabajo es un complejo entramado de vínculos entre la división sexual del trabajo, la organización de la familia y las estrategias de acumulación del capital. La división del trabajo entre los varones y las mujeres forma parte de la división social del trabajo. La actual estructuración de la división sexual del (trabajo asalariado/trabajo doméstico, fábrica-oficina/familia) se desarrolló y cobró visibilidad con el capitalismo. ¿Cuál es la lógica del capital? Las ganancias, la competitividad fueron desde su inicio el motor del desarrollo de los capitalistas. La versión neoliberal intentó barrer los logros conquistados durante décadas, mediante las luchas e incluso perdiendo sus vidas, como las 129 obreras carbonizadas en la fábrica Cotton de Nueva York, los mártires de Chicago y Sacco y Vanzetti. (…) La incorporación al ámbito laboral se