Fuente: Meir Margalit| Sin Permiso Fecha: 5 de diciembre de 2020 En la vida de todo pueblo hay momentos simbólicos que concentran todos los valores que lo caracterizan, actitudes que sintetizan toda la esencia de su ser y expresan toda su idiosincrasia nacional. Uno de esos momentos simbólicos, que muestran cuan bajo hemos caído en Israel, ha sido la nominación del brigadier general retirado Effi Eitam como presidente del consejo directivo de Yad Vashem. Yad Vashem es un instituto emblemático consagrado a preservar la memoria del Holocausto. Mas que un instituto, Yad Vashem es un emblema que atañe a todos y a cada uno de los judíos, sea cual fuera su procedencia. Pero después de la nominación de Eitam como presidente de tan importante institución, Yad Vashem ya no será lo que ha sido hasta hoy. Antes de entrar en el tema Eitam, debemos adelantar algunas reflexiones sobre el uso y abuso que el gobierno israelí esta haciendo con el tema del Holocausto en los últimos años. Amplios círculos intelectuales israelíes, como también de judíos en la diáspora, critican severamente la forma en que el gobierno de Israel manipula la memoria del Holocausto, y la utiliza para acallar toda critica de las políticas israelíes en los territorios palestinos ocupados. Cuando Naciones Unidas o alguna figura internacional censuran la ocupación de los territorios palestinos, nada es mas efectivo para Israel que sacar a relucir al Holocausto para hacer callar a todo detractor. Dicha estrategia maquiavélica ha tenido bastante éxito desde el 2016, cuando Israel logró promover una declaración internacional que incluye dentro del concepto de antisemitismo también al antisionismo, abriendo la puerta a considerar antisemita toda critica de las políticas colonialistas del Estado de Israel. Esta tergiversación del concepto de ‘antisemitismo’, que es de por si una ofensa a la memoria del Holocausto, tiene ahora, con Eitam a la cabeza de Yad Vashem, a un extremista de derecha cómo máximo interprete de lo que deberá interpretarse como antisemitismo de ahora en adelante. Aunque estamos ya habituados a esta cínica manipulación, debemos reconocer que esta nominación nos ha dejado anonadados. El gobierno de Israel ha cruzado una línea roja al designar a este ex general de brigada y ex ministro durante el gobierno de Ariel Sharon, que dimitió del mismo como acto de protesta contra la retirada israelí de la franja de Gaza. Si de él dependiera, Israel todavía estaría derramando sangre en Gaza. El problema con Eitam no radica tan solo en su trayectoria militar, que de por si ya es sumamente problemática cuando se trata de la memoria del Holocausto, sino por ser un colono de ideología derechista, ultra nacionalista y chauvinista, que lo ubica en el ala mas recalcitrante del sionismo contemporáneo. Eitam es bien conocido por la mano dura con que ha tratado a los palestinos en cada cargo de su carrera militar, por sus opiniones denigrantes contra los árabes israelíes, y su apoyo a la indecente idea de la limpieza étnica. Sin embargo, la inadmisible nominación de Eitam no debería sorprendernos ya que está en sintonía con la fascinación que siente la sociedad israelí por todo lo que tenga uniforme militar. Pero algunos de nosotros, ingenuos, queríamos creer que la memoria del Holocausto estaba mas allá de toda manipulación. Yad Vashem es uno de los últimos símbolos que unifican a todo el pueblo judío, tanto en Israel como en la diáspora. En derredor a Yad Vashem se había consolidado un amplio consenso nacional, tal vez uno de los últimos que se mantenían en este país. Después de que la derecha se apoderase del Muro de las Lamentaciones, e incluso de la misma bandera nacional, transformándolos en símbolos sectarios con los que los israelíes liberales ya no pueden identificarse por la connotación agresiva que les han asignado, a partir de ahora, con la nominación de Eitam, ya no quedan símbolos que unifiquen a este pueblo. Esta infamia no hubiera acontecido si en el horizonte no se avistaran unas próximas elecciones, para las que Netanyahu necesita recuperar al electorado derechista que desertó masivamente hacia el partido nacionalista religioso, luego del fiasco de la prometida anexión del Valle del Jordán. Cuando se trata de mantener el gobierno, para Netanyahu todo es legitimo y Eitam es un guiño dirigido al ala mas extremista de su electorado. Dejemos claro que, en esta cínica jugada, la responsabilidad recae no solo sobre Netanyahu: el silencio del partido Azul-Blanco -que ha formado parte de la coalición gubernamental- liderado por los ex generales Ganz y Ashkenazi, les hace a ambos cómplices de este acto vergonzoso. Con Eitam a la cabeza de Yad Vashem, la derecha se ha apropiado de la memoria histórica del Holocausto, tergiversando fatalmente su significado universal. Netanyahu, hijo de un conocido historiador sionista especialista en la Inquisición, reescribe uno de los capítulos mas dramáticos y sensibles de la historia del pueblo hebreo, dándole un tinte nacionalista que desfigura y falsea la narrativa del Holocausto. Si hasta hoy el Holocausto es considerado un crimen contra la humanidad, de ahora en adelante será considerado un crimen contra el pueblo judío y de ahí hasta su reducción y desvalorización el camino es corto. Y esto acontece justo en una época en que son tantos los que pretenden negar la veracidad del mismo Holocausto. El mandato de Yad Vashem ha sido desde siempre, trasmitir, desde su pedestal moral, un mensaje contra todo racismo y toda discriminación, y no solo contra el antisemitismo. A partir de este momento cabe preguntarse como será posible predicar contra todo racismo cuando el presidente de Yad Vashem es el mismo un racista intransigente. Con que cara las asociaciones federadas a nivel mundial a esta importante institución, sus investigadores, formadores y personal podrán impugnar el antisemitismo que levanta cabeza en diversos lugares del mundo, cuando su mismo presidente encarna el odio visceral contra todo lo que no es judío. Hay cosas que un país decente no hace. No se juega con la memoria del Holocausto. Con esta nominación de Eitam, el actual gobierno de Israel ha mancillado la