Milagro Sala: «Leo a Durán Barba para entender a Macri»
Fuente: Demián Verduga | TiempoAr Fecha: 13 de ENE 2018 Fue la primera presa política de la era Macri. El martes cumplirá dos años en prisión sin tener condena. La Justicia jujeña, jugando al límite de la Constitución Nacional y de los tratados de derecho internacional, decidió extender su arresto preventivo por un año más. Ella, Milagro Sala, logró, por pedido y exigencia de la ONU y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un arresto domiciliario por motivos de salud. A regañadientes, la Justicia provincial se lo otorgó. Luego se lo quitó con la excusa de que había faltado a un control médico. Los reclamos internacionales y la Corte Suprema obligaron a restituirle esa condición de detención en la que hoy se encuentra. Estas son sólo algunas de las arbitrariedades que la líder de la agrupación Tupac Amaru padece desde que la arrestaron el 16 de enero de 2016, cuando protagonizaba una acampe frente al edificio de la gobernación de Jujuy, protestando contra el recién asumido mandatario Gerardo Morales, principal impulsor de la «lluvia de causas» sobre Milagro. Ella se define como coya, negra y peronista. Después de varios intentos, contesta el teléfono celular desde la casa en la que cumple con su prisión y se dispone a hablar con Tiempo. Lo primero que comenta es un problema de salud que tiene uno de sus hijos, que está hospitalizado. Los detalles, por obvios motivos, no se describirán aquí. Luego, comienza a referirse a su propia situación, a su vida cotidiana, su día a día encarcelada. Habla rápido, concentrando varias ideas en pocas palabras, como quien no quiere que se le queden afuera algunas de las cosas que tiene para decir. «Estoy escribiendo un libro de lo que viví a lo largo de estos dos años. Lo estoy escribiendo con Raúl» (Noro, su marido). –¿La ayuda escribir? –Sí, porque al principio no entendía lo que me estaba pasando. Yo siempre estuve muy preocupada por que todas las obras que teníamos que hacer se terminaran y se realizaran. Sabía que si ganaba la oposición iban a venir a buscar cualquier cosa para deslegitimarnos. Voy a cumplir dos años presa y, a medida que veo el panorama político, me doy cuenta de que no nos perdonan haber construido viviendas y todo lo que hicimos. Nosotros no sólo hacemos viviendas sino que, si quedaba plata, hacíamos más cosas, piletas de natación, polideportivos. Es la diferencia con las empresas privadas, que se llevan eso a su casa. Ahora realmente hay corruptos y no veo que se los investigue. Todo lo que hicimos nosotros fue de corazón. Porque teníamos que demostrar que el ser humano, más allá de su origen, tiene derecho a una vida digna. Nosotros nos ocupábamos de la salud y la educación muy a fondo. Esas son las cosas que no nos perdonan. Eso es lo que me ayuda a entender por qué estamos presos. –Además de escribir, ¿cómo es el resto de su día? –Tomo los medicamentos que tengo que tomar. Después me pongo a hacer las cosas de la casa. Lo ayudo a Raúl. Pero la verdad es que en lo que más intento concentrarme es en el libro que estoy escribiendo. Lo empecé hace varios meses. Comencé a escribirlo en el penal y ahora lo sigo. También me gusta leer todo lo que puedo. –¿Qué está leyendo? –Estoy leyendo el último libro de (Horacio) Verbitsky. Además, aunque no lo creas, también estoy leyendo a (Jaime) Durán Barba. Quiero entender a (Mauricio) Macri, quiero entender lo que está haciendo, por qué trata a los argentinos de esta manera. El poder económico quiere recuperar todos los privilegios y no les importa lo que tengan que hacer para lograrlo. Ese discurso de que había que convivir, respetarse, dialogar, era falso. A mí, por ejemplo, me extraña muchísimo que el presidente no le haya dado un consuelo a los familiares del ARA San Juan. Todos los días dan consejos que ellos no aplican. –¿Cree que la Justicia argentina puede resolver su situación de un modo justo o sólo confía en las instancias internacionales? –La verdad es que siento que sólo puedo confiar en las instancias internacionales. La misma Cámara de Casación que absolvió a Carlos Pedro Blaquier es la que me condenó a mí. Y conmigo fue más dura. Macri y Morales prepararon la Justicia para ellos y no para lo que tiene que ser en una verdadera democracia. Macri dice a quién van a juzgar, a quién van a condenar, quién tendrá el mote de corrupto, de delincuente. Los funcionarios actuales tienen causas por corrupción y nadie los detiene diciendo que pueden presionar para entorpecer la investigación, y a mí me tienen presa. –¿Cómo ve a los movimientos sociales y los sindicatos frente a las políticas que impulsa el gobierno? –Hay muchas organizaciones sociales y sindicatos que han salido a la calle. El tema es que el 90 por ciento de la prensa está cooptada por el oficialismo. Y cuando hay un medio que no habla bien de Macri, de alguna manera, lo empiezan a judicializar. Es lo que pasó con C5N y ahora lo quieren hacer con Página/12, apretando al Suterh. No hay suficiente difusión de las protestas que se ven en el país. Hay muy pocos periodistas que se juegan para difundir el descontento social. Ahora me parece que algunos dirigentes sindicales empezaron a despertarse. Hay una frase del general (Juan) Perón: «Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes». Así que creo que muchos se están dando cuenta de que comienzan a perder el apoyo de sus propios afiliados, de sus propias bases. –Usted es parlamentaria del Parlasur por el Frente para la Victoria, ¿qué debería hacer el peronismo? –El peronismo lo que tiene que hacer es dejarse de joder, aplicar la doctrina de Perón y Eva. Tiene que unirse porque sin eso no hay posibilidades. Tiene que preguntarse qué Argentina quiere, una para todos o para unos pocos. Y, sabés qué,