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Internacionales, Medio Oriente, Portada

Perturbación e indiferencia en la sociedad civil israelí

Fuente: Leonardo Senkman | Nueva Sion On Line Fecha: 18 de ABR 2018 No hubo convocatorias a manifestarse contra la represión del Ejército israelí en Gaza, donde la alianza de derecha liderada por Netanyahu desconoce el derecho de resistencia no armada de miles de manifestantes palestinos. En Israel, hoy en día son pocos los que cuestionan la orden de reprimir a tiros para salvaguardar “la infraestructura de seguridad del sur del país”. Las protestas más lucidas provienen de periodistas como Akiva Eldar y Shlomo Avineri,  que repudian la actual conducción política y militar, y denuncian la falta total de desobediencia de soldados y oficiales. Luego del tercer viernes consecutivo en que alrededor de 10 mil jóvenes, mujeres y adultos de Gaza marcharon desarmados para protestar a cien metros del cerco fronterizo alambrado de púas, los israelíes se imaginaban que con casi 1.300 palestinos heridos de bala y 27 muertos por francotiradores de Tzahal en las últimas dos semanas de protestas masivas en el sur, los gazeños  abandonarían la Marcha del Retorno. Aún no querían saber, además, que 1.554 manifestantes habían recibido tratamiento por inhalación de gases lacrimógenos o lesiones por gránulos de acero recubiertos de goma en la represión. A diferencia del segundo viernes, la tercera marcha desde su inicio quedó relegada en los medios por noticias sobre la inminente represalia de USA, Francia y Reino Unido contra Siria por el último ataque químico de Assad. Muchos israelíes sintieron alivio antes del Shabat al enterarse por TV de que el número de víctimas palestinas esta vez fue “insignificante” respecto  al de la semana pasada. Mis vecinos respiraban tranquilos: apenas se difundió la información de “un solo muerto”. La contabilidad de bajas letales fue esa jornada casi inexistente comparada con los muertos que, desde el viernes sangriento de la noche de Pesaj, cayeron por balas de Tzahal. En el luctuoso balance, la única víctima fatal se diluía entre los muchos niños gaseados del genocidio perpetrado en Siria. Todavía no se informaba de los 969 palestinos heridos según fuentes sanitarias palestinas (233 heridos por fuego real ,13 heridos por balas de goma y 419 hospitalizados: 20 mujeres y 67 menores de 18 años). De modo similar al resto de la población civil israelí, ninguno de los vecinos fue convocado  a protestar contra la represión violenta de Tzahal que desconoce el derecho de resistencia no armada de miles de manifestantes palestinos. Muy pocos cuestionan que militares y políticos hayan impartido la orden de reprimir a tiros para salvaguardar “la infraestructura de seguridad del sur del pais”; y casi nadie se pregunta si realmente los manifestantes desarmados de Gaza eran todos “violentos terroristas incendiarios que utilizan bombas molotov, queman neumáticos viejos y banderas de Israel” para poner en peligro a la población civil judía. La total negación del derecho de resistencia no armada no fue cuestionada por la sociedad civil cuando el ministro de defensa Liberman amenazó: “Si Hamás no detiene la violencia, Israel tomará represalias atacando posiciones de Hamas en lo más profundo de Gaza”. Sin embargo, las protestas más lucidas de valientes periodistas israelíes surgen entre aquellos que denuncian la actual falta total de desobediencia de soldados y oficiales de Tzahal a la ilegítima orden de disparar contra población civil palestina. Así, Akiva Eldar comparó la desobediencia de varios oficiales que se habían negado a disparar contra palestinos durante la ley marcial en campos de la aldea Kfar Kassem en octubre 1956, en contraste a la completa indiferencia actual en la frontera sur con Gaza. Al citar fragmentos de la sentencia del juez Benjamín Halevy  para castigar a los responsables procesados  de la gendarmería fronteriza por el fusilamiento de 47 árabes israelíes (entre ellos, 17 niños y jóvenes, además de 9 mujeres), Eldar recuerda juicios emblemáticos: «El hallmark de la ilegalidad manifiesta es que debe sobrevolar como una bandera negra sobre la orden ilegal dada (…). No es importante la ilegalidad formal, oscura o parcialmente oscura, ni la ilegalidad que pueden discernir solo los eruditos leguleyos, sino la clara y obvia violación de la ley, la ilegalidad que perfora el ojo y conmociona el corazón, si el ojo no está ciego ni el corazón es impenetrable ni corrupto (…) para anular el deber del soldado de obedecer una orden ilegal y sancionarle responsabilidad penal por su acción». (Akiva Eldar,  “The case for dissent in the IDF”, Al Monitor, 10.4.18). Por su parte, el legendario periodista y político pro palestino que estuvo entre los fundadores del Tzahal en 1948, Uri Avneri, repudia hoy a la actual conducción militar y política del Ejército en comparación con aquellos camaradas de armas suyos que lucharon juntos para la defensa y creación del estado de Israel. Avneri escribe: “Yo, soldado número 44.410 del Ejército de Israel, por este medio me desvinculo de los francotiradores de élite del ejército que asesinan a manifestantes desarmados a lo largo de la Franja de Gaza, y de sus comandantes, que les imparten órdenes, hasta el comandante en jefe. No pertenecemos al mismo Ejército, ni al mismo Estado. Apenas pertenecemos a la misma raza humana. ¿Mi gobierno está cometiendo ‘crímenes de guerra’» a lo largo de la frontera de la Franja de Gaza? No lo sé. No soy un jurista. Parece que los funcionarios de la Corte Penal Internacional creen que los actos de nuestros soldados constituyen crímenes de guerra. Exigen una investigación internacional. Para mí, esta no es una cuestión judicial. Es un crimen, no sólo contra los manifestantes desarmados. También es un crimen contra el Estado de Israel, contra el pueblo de Israel y contra el Ejército israelí. Como fui miembro de ese ejército el día de su fundación, creo que también es un crimen contra mis camaradas y contra mí” (Uri Avneri, “Eyless in Gaza”, Gush Shalom, 14.4.18). Muy significativamente, la indignación y condena de Avneri surge por su condición de haber sido un soldado y combatiente de Tzahal; Avneri se abstiene de rebelarse desde su condición de ciudadano moral y hacer un llamado a la sociedad civil

Comunicados y Declaraciones

Biondini, el «führer» argentino

El LLAMAMIENTO Argentina Judío expresa su repudio a las manifestaciones de Alejandro Biondini, quien señaló en el día de ayer que “Solo el día que el Estado de Israel sea borrado del mapa habrá paz en Medio Oriente”. La afirmación actualiza una vez más el consabido carácter nazifascista de quien repetidamente se ha auto-erigido como el “führer” argentino y problematiza la legitimación otorgada por el juez Ariel Lijo, quien le otorgó la autorización jurídica a su partido Bandera Vecinal para constituirse en partido político reconocido. Las provocaciones de Biondini  actualizan, además, la escandalosa recepción que merecieron los dirigentes de Bandera Vecinal por parte del gobierno de Cambiemos en la Casa Rosada a mediados de 2016. El LLAMAMIENTO condena dicha fraseología que instiga al genocidio y advierte que no existe ninguna solución a los conflictos —en ese caso de Medio Oriente— que se sustente en la “desaparición”, la guerra, la ocupación o la instigación a “borrar del mapa” a un colectivo humano, sea éste palestino, afgano, coreano, sirio o israelí. El LLAMAMIENTO considera que las convocatorias a «destruir» son parte del lenguaje, estilo y conducta de quienes privilegian la guerra por sobre la resolución pacífica de los conflictos, en el marco de negociaciones respetuosas de las soberanías nacionales. La provocación de Biondini posee la misma «racionalidad» utilizada por los EEUU, el Reino Unido y Francia para justificar sus criminales bombardeos a Siria. Las “soluciones finales”, las guerras, las persecuciones, las amenazas de exterminio y todas las fraseologías asociadas a ellas no son más que el producto de la antigua costumbre nazi de regodearse en la opresión y la muerte, sus dos formas preferidas de comportamiento histórico. Buenos Aires, 17 de abril de 2018

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Stiuso, sexo y extorsión

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Nuestras Voces Fecha: 17 de ABR 2018 El escándalo desatado por las palabras de Natacha Jaitt trae a la mesa la larga saga de extorsiones, sexo, balas y dinero sucio en la que siempre hay espías o ex espías involucrados, junto a jueces, políticos y “famosos”. Los senderos que cruzan a Martins, Macri y Stiuso. El caos del significante. Así se podría definir la suma de causas y efectos que acumula el llamado “caso Jaitt”. En resumen: colgada de una pesquisa judicial sobre abusos a menores en clubes de futbol, una famosa ex stripper denuncia sin pruebas en un programa de TV a personajes ligados al poder por prácticas de pedofilia. Y confiesa que los escrutó por cuenta de una “empresa privada”. La asiste detrás de las cámaras una mujer enlazada al mundo de los espías. Se está, entonces, en presencia de un montaje que deja al desnudo otro conflicto: la autonomía de los servicios de inteligencia frente a las autoridades políticas de turno. Una historia que confirma el vínculo entre los fisgones del Estado, el negocio de la prostitución y el star system; algo que, en rigor, se remonta a la noche de los tiempos con fines oscilantes entre el infundio, la extorsión y los “carpetazos” basados en la sexualidad de sus víctimas. Un ilustrativo ejemplo al respecto –ocurrido hace ya dos décadas– fue el “affaire Spartacus”, llamado así en alusión a un lupanar de homosexuales en la zona del Congreso. Su cénit: la difusión por TV de un video en donde se veía al juez federal Norberto Oyarbide coqueteando allí con un taxi boy disfrazado de vikingo. Aquellas imágenes habían sido filtradas por el “gerente” del lugar, Luciano Garbellano, un proxeneta inescrupuloso e impulsivo que supo instalar cámaras ocultas en las habitaciones. Lo cierto es que, entre otras calamidades, el asunto destapó una red de protección policial a prostíbulos encabezada por el jefe de la Superintendencia de Seguridad Personal, comisario Roberto Rosa, que involucraba al propio Oyarbide. El 24 de marzo de 1998, Garbellano fue baleado por desconocidos mientras conducía su automóvil hacia a Zarate. Le pegaron seis tiros. Por milagro, sobrevivió. Y el móvil del ataque no tardó en trascender: días antes había negociado la venta de su preciada “videoteca” –a razón de 50 mil dólares la unidad– con dos enviados de la SIDE. Y eso habría ofuscado de sobremanera a Rosa. Cabe destacar que uno de los interesados en dicha transacción resultó ser el hoy célebre Antonio Stiuso. Fue la primera que vez que su identidad real saltaba a la luz pública. Y en medio del río de tinta que corrió a raíz del escándalo en cuestión, también emergieron otros nombres, tanto de espías como de proxenetas. O con ambos oficios a la vez. Entre estos últimos resaltaba un tal Raúl Martins Coggiola. Si hay una vida que simboliza la utilización del sexo comercial para el acopio de datos sensibles, esa es la suya. Bien vale repasarla. El rufián melancólico Hubo un tiempo remoto en que Martins era otro: “Aristóbulo Manghi”. Así fue rebautizado en la SIDE. Tenía apenas 27 años y un espíritu locuaz, al que solía dar rienda suelta entre los parroquianos de Angelo’s, un pequeño bar en la esquina de Santa Fe y Laprida. Allí –según un testigo de esos días– decía dar clases de Historia en un secundario. Y provenir de una familia acomodada, de la cual –se jactaba– hasta heredaría un pequeño campo. Pero en más de una oportunidad, entonado por el whisky, solía revelar su verdadera ocupación. Nadie sabe con exactitud por qué el único hijo de doña Cledis Precilla Coggiola, una madre severa y sobreprotectora, se enroló en el organismo de la calle 25 de Mayo. Pero sí trascendió que su solicitud de ingreso –recomendada por un teniente coronel amigo de la familia– fue presentada en 1973. Meses después salió su “nombramiento condicional” con categoría C-C33 IN 14, que en buen romance significa “agente secreto” con funciones operativas. Y fue destinado a la Base Bilinghurst. Es justo reconocer que, como hombre de acción, lo suyo fue modesto. Sus primeras tareas fueron tomar fotografías de militantes en actos y marchas, durante los días previos al golpe de 1976. A partir de entonces, se dedicó al seguimiento de posibles “blancos de la lucha antisubversiva”. De ese modo se hizo diestro en el arte del “ovejeo” y la “capacha”, tal como en argot represivo se denominaban los dispositivos de vigilancia sobre las futuras víctimas. Hay que aclarar que el personal de la Base Billinghurst tenía bajo su control el centro clandestino de detención Automotores Orletti, nada menos que la filial vernácula del Plan Cóndor. Allí hizo amistad con dos celebridades del terrorismo de Estado: Eduardo Ruffo y Aníbal Gordon. Allí también hizo excelentes migas con un muchacho de su edad: “El Lauchón”. Su nombre real: Pedro Tomás Viale. Incluso lo presentó en una oportunidad a sus contertulios de Angelo’s. Al restaurarse la democracia en diciembre de 1983, Martins dejó de frecuentar ese bar. Tres años después renunció a la SIDE. Y al tiempo se transformó en el “Yabrán de la prostitución”, como a él le agrada que lo llamen. Hay quienes creen que en su conversión empresarial pudo haber dinero negro del aparato represivo de la última dictadura. Paralelamente –y quizás por hobby– retomó la docencia impartiendo clases de Historia e Instrucción Cívica en un colegio católico del cual su abuelo había sido rector. En una ocasión invitó al joven secretario de un juzgado correccional para dar una clase de sobre adicciones. Era nada menos que Norberto Oyarbide. Todo indica que ambos se conocían de otros claustros más festivos. En tanto, sus burdeles prosperaban debido a su notable cintura para tal negocio. Y se dedicaba a esa actividad sin haber quebrado del todo su lazo con la SIDE. De allí reclutó dos estrechos colaboradores: su “culata” predilecto, Marcelo Gordon (hijo del ya fallecido Aníbal), y al agente Viale, quien seguía reportando en la central de espías a la Sección

Comunicados y Declaraciones

Wolff no contesta

Hace una semana el LLAMAMIENTO Argentino Judío publicó en las redes una declaración, titulada “Mosad y antisemitismo, una confusión”. En la misma se expresaba nuestro desacuerdo con los argumentos por los cuales el juez Sergio Torres procesó al diputado radical alfonsinista, integrante de Unidad Ciudadana, Leopoldo Moreau. La denuncia que motivó el auto de procesamiento fue originada en una presentación de su par, Waldo Wollf, integrante de la bancada de Cambiemos y exvicepresidente de la DAIA. La declaración del LLAMAMIENTO fue publicada el 10 de abril y puede ser consultada en Facebook, Twitter, Telegram, etc. (https://bit.ly/2JRwbxY) (bit.ly/2EBnyUe ) Más allá de las graves confusiones que sustenta la denuncia y el consecuente dictamen del juez, aparece como indudable la espuria victimización que hace Wolff y su malversación de términos como “judío”, “israelí”,“extranjerización” y “antisemitismo”. Luego de la difusión del posicionamiento crítico del LLAMAMIENTO el diputado de Cambiemos contestó irónicamente vía Twitter, en tono coloquial: “Gracias hermanos. No esperaba otra cosa de ustedes. Ya me difamaron diciendo que recibía ordenes de Singer, se solidarizaron con D´elia que viajó a Iran a verse con Hezbolla y ahora con Moreau procesado por incitación al antisemitismo. Que sigue? Romper mis vidrios? Abrazo.” (SIC) La sorna empleada por legislador aparece como una buena oportunidad para invitarlo a un debate público abierto, en el cual ahondaremos –entro otros temas posibles— sobre los ejes planteados por el legislador y que respondimos en nuestro Twitter: 1 Wollf: Asociamos a la DAIA con Singer porque coincidían en el ataque al gobierno popular de Argentina. 2 Repudiamos la prisión de TODOS los presos políticos, incluso D’Elia, pero NO felicitamos a D’Elia por sus vínculos con Irán. De hecho no compartimos esos nexos. 3 Repudiamos su auto-victimización y su acusación contra Moreau porque que es una utilización espuria de una temática sensible para nosotros, la judeofobia. 4 Y como NO ROMPEMOS VIDRIOS sino que confrontamos ideas lo invitamos a un DEBATE PÚBLICO Y AMPLIO. SR WOLFF ponga usted día, hora y lugar. Aún esperamos una respuesta del señor Wolff.                                                                                                                                  Buenos Aires, 17 de abril de 2018

Nacionales, Opinion, Portada

Acorralados peligrosos

Fuente: Jorge Beinstein | La Tecla Eñe Fecha: 15 de ABR 2018 Malas noticias Se multiplican las señales negativas para el gobierno Macri y sus bravuconadas buscan revertir una tendencia que comienza a preocupar a su equipo central, todavía no es el pánico pero el susto se amplifica mes tras mes. La imagen de Macri se va deteriorando, así lo muestran encuestas de todo tipo incluso las realizadas por las consultoras amigas y la perspectiva de un remplazo gatopardista en 2019 protagonizado por Vidal comienza a cubrirse de sombras; en los sondeos de opinión realizados en la provincia de Buenos Aires (al que se habría agregado recientemente uno muy discreto a nivel nacional) su imagen positiva supera todavía a la negativa pero la brecha entre ambas alternativas comienza a estrecharse. En la UCR, más que desgastada por algo más de dos años de sometimiento al macrismo, aparecen algunas disidencias ruidosas como la de Ricardo Alfonsin, que pese a sus sinuosidades y torpezas expresa la pérdida de adhesión social a un gobierno que empieza a ser insoportable para importantes sectores de las capas medias que lo habían apoyado hasta hace muy poco. Los casos descubiertos de corrupción oficial se suceden uno tras otro carcomiendo su principal base de legitimidad, el blindaje mediático no consigue diluir la avalancha del descontento social ni invisibilizar como en otros tiempos las “desprolijidades” de ministros y parlamentarios (y del propio presidente) embarcados en una dinámica depredadora que puede más, mucho más, que las astutas estrategias elaboradas por sus asesores locales y externos. A ello se agrega una situación económica donde aparecen síntomas de agotamiento que se adelantan a las previsiones del círculo dominante, incluso las más pesimistas. La inflación no desciende impulsada por los tarifazos, la suba del dólar e incluso por la contracción del mercado que empuja a grandes empresas comerciales a subir precios de rubros con demanda relativamente rígida a la baja (como los alimentos) para así compensar la declinación en las ventas o que restringe la oferta en áreas afectadas por el cierre de empresas. La apertura importadora destruye empleos, engrosa los bolsillos de unos pocos pero no mueve el amperímetro del sistema de precios. El endeudamiento público con el que se pretendía compensar la inexistencia de la famosa lluvia de inversiones, encuentra cada vez mayores dificultades: los mercados financieros globales son cada día más volátiles, suben las tasas de interés y se hace muy evidente la endeble capacidad real de pago de Argentina como lo muestra el agravamiento del déficit del comercio exterior y la retracción de la oferta especulativa de divisas (bicicleta financiera). El gobierno trata de aferrase al diabólico respaldo del FMI que le exige ajustes muy duros. En síntesis, la economía se enturbia y su espacio político clasemediero se contrae. Fuga hacia adelante Todo parece indicar que Macri y su entorno están convencidos que no hay retroceso  gobernable posible, entonces predomina la fuga hacia adelante con la esperanza de que los golpes mediático-judiciales puedan llegar a disciplinar a políticos y sindicalistas. No saben bien como avanzar con sus despliegues represivos, siguen preparando un aparato  policial militarizado bajo el monitoreo de la CIA, el Mossad, la DEA y otras agencias occidentales (forman personal, compran armas, alientan como pueden la psicología de la impunidad) pero temen que su empleo a gran escala desate como reacción puebladas fuera de control; lo ocurrido el 18 de diciembre pasado es un llamado de atención que parece haber sido registrado (aunque es probable que sus delirios inmediatistas terminen por desecharlo). La posibilidad de imponer el fraude electoral en 2019 mediante el voto electrónico se hace difícil y el control de políticos y sindicalistas (con  carpetazos, sobornos y otras picardías) es cada día menos eficaz ante el ascenso del descontento popular, además comienza a saturarse el bombardeo mediático, su accionar pierde eficacia. Y para colmo de males aparecen “fenómenos raros”, impredecibles para los manipuladores de las redes sociales y de los medios tradicionales de comunicación: la explosión del Hit del Verano (persistente en Otoño) los ha desconcertado, los lleva a una fuerte crisis de percepción. Acorralado estratégicamente, con el tiempo jugándole en contra utiliza sus mafias mediático-judiciales, se defiende atacando al espacio hostil o potencialmente peligroso allí donde considera tener asegurada la victoria, por ejemplo haciendo que la jueza Servini de Cubría intervenga al PJ, que lo desafueren y encarcelen a De Vido o que la camarilla judicial oficialista de Jujuy meta en prisión al ex gobernador Fellner (aunque sea por unas pocas horas) y mantengan en la cárcel desde hace más de dos años a Milagro Sala. No está en condiciones de convertir esas victorias tácticas muy publicitadas y de duración incierta en un gran viraje estratégico favorable, lo que lo lleva a seguir avanzando, apuesta a que podrá sobrevivir pese a sus averías si sus golpes aplastan, desordenan, desarticulan al enemigo al que, independientemente de su masividad callejera, suponían flojo, algo tonto, un poco gritón pero mansamente apegado a los buenos modales institucionales (ese supuesto ya no está tan firme). Ocurre que esta vez la élite dominante ha dado la cara, ejecuta sus planes sin intermediarios militares o políticos, lo que significa que si el barco se hunde le resultará muy difícil eludir responsabilidades. No podrá descargar las culpas sobre los Uriburu, Aramburu, Onganía, Videla, Menem, Duhalde o De la Rúa de turno, ahora son ellos (los dueños del circo) los protagonistas visibles, los payasos han quedado fuera del escenario. Eso quiere decir, entre otras cosas, que nos encontramos ante gente con una larga historia criminal, sabedora de que sus intereses (y algo más) corren serio riesgo si el barco se hunde.  Seguramente van a utilizar toda la artillería disponible. Apertura al mundo (caótico) La derecha argentina creía que sus reformas neoliberales y su sometimiento a los Estados Unidos les brindaría un sólido paraguas internacional, pero eso no ha ocurrido. El Imperio navega sin rumbo fijo sumergido en la decadencia geopolítica y económica, y para colmo con Donald Trump en la presidencia. Acaba

Comunicados y Declaraciones

Mosad y antisemitismo, una confusión

  El LLAMAMIENTO Argentino Judío expresa su desacuerdo con los argumentos del procesamiento dictado por el juez Sergio Torres contra el diputado Leopoldo Moreau en la denuncia presentada por el diputado Waldo Wolff, dictamen encuadrado en la ley 23.592  antidiscriminatoria. En el mismo se incurre en una serie de confusiones sobre antisemitismo, nacionalidad, ciudadanía, identidad judía, que lo llevan a ordenar un procesamiento carente de sustento. Hoy se ha convertido en un lugar común que cualquier crítica a la política exterior del Estado de Israel se convierta en una acusación de antisemitismo. Toda crítica — correcta o no— recae en el ámbito de la libertad de expresión. Sólo “Quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución nacional,…” (Ley 23.592) incurren en un acto discriminatorio y racista. Y el caso del diputado Moreau, a todas luces, no encuadra dentro de lo judiciable. Esa tendencia se traslada también a la crítica al comportamiento político de la dirigencia de la DAIA que exterioriza un pensamiento de derecha o que participa activamente en la persecución judicial de funcionarios del gobierno anterior. Cuando se la cuestiona, en lugar de ampararse en el derecho de opinión, se victimiza alegando “antisemitismo”. En este marco general hay que ubicar el fallo del juez Torres que dice textualmente “…el día 2 de noviembre de 2017, en el programa televisivo MINUTO UNO del canal C5N, conducido por el periodista GUSTAVO FABIÁN SYLVESTRE, (Moreau) manifestó ‘…ahora están haciendo una sobreactuación, a través de Wolff y otros agentes del Mossad en la Argentina, que son los que están llevando adelante toda esta campaña de difamación…’. Así, identificó al diputado WALDO WOLFF como un agente del Mossad con el objeto de extranjerizarlo por su religión judía”. La sobreactuación se refería al rol de Wolff y otros en la reapertura de la causa iniciada por el exfiscal Alberto Nisman por encubrimiento por la firma del memorándum con Irán y en las persecuciones y difamaciones contra los acusados, jueces y camaristas que desestimaron la acusación por inconsistente. El Mosad es el servicio de inteligencia exterior del Estado de Israel, como la CIA el de EE.UU. Sus agentes e informantes los recluta en países extranjeros y pueden ser judíos o no. ¿Cómo llega el juez a afirmar en su fallo que la acusación contra el diputado Wolff de ser un agente del Mosad tiene como “objeto extranjerizarlo por su religión judía”? Nadie por su religión se convierte en extranjero. No cabe duda que el magistrado acepta la línea de victimización falaz de la dirigencia de la DAIA. El Mosad no es el servicio de inteligencia de la religión judía, sino del Estado de Israel. Es un organismo del Estado cuya actividad, se supone, tiene que ver con prestarles servicio a los israelíes y no a los judíos que habitan otros países del mundo. Su condición de judío no convierte a Wolff en ciudadano israelí, sigue siendo ciudadano argentino. En la confusión en que incurre el juez Torres se mezclan conceptos y categorías distintas. Se confunde judío con israelí, nacionalidad con religión, crítica con antisemitismo y discriminación, identidad judía con religión judía. Y esta confusión es la que da sustento a la acusación. Por otro lado, rechazamos el aprovechamiento que el diputado Wolff hace de esta confusión y su accionar jurídico contra su par Leopoldo Moreau que en vez de confrontar con argumentaciones no hace más que judicializar los contenidos de un debate naturalmente político y pone como escudo amañado su condición de judío. El LLAMAMIENTO Argentino Judío manifiesta su desacuerdo con el dictamen judicial y nos solidarizamos con el diputado Leopoldo Moreau, esperando que las instancias superiores revisen esta errónea decisión.

Historia, Portada

El viaje de los malditos

Fuente: Federico Pavlovsky | Página 12 Fecha: 08 de ABR 2019 Los primeros meses de 1939 fueron el período durante el cual el mundo pudo haber salvado a cientos de miles de refugiados judíos. Pero por especulación política de distintos países eso no ocurrió. Lo explica muy bien Daniel Rafecas en su libro Historia de la solución final, publicado en 2012. En 1939 Adolf Hitler llevaba seis años en el poder. En 1933 ganó las elecciones y pocos meses después inauguró el primer campo de concentración en las afueras de Munich: Dachau. Para 1935 los judíos perdieron su condición de ciudadanos plenos. Se les obligó a desprenderse de sus bienes y a renunciar a sus trabajos. La “Noche de los cristales” de 1938, conocida así porque los nazis y sus simpatizantes rompieron las vidrieras de negocios pertenecientes a judíos, fue un vaticinio literal de que las cosas sólo podían empeorar. Un frondoso cuerpo de leyes civiles y penales (las leyes de Nuremberg) dio respaldo institucional a las maniobras de hostigamiento. Muchos optaron por la huida. Una de las historias de escape fue la del buque transatlántico “St. Louis” de la compañía alemana Hamburg-Amerika Line (HAPAG), un barco que conectaba las ciudades de Hamburgo y Nueva York. El 13 de mayo de 1939 emprendió su viaje a La Habana con 937 pasajeros, que debieron obtener (y comprar) permisos especiales, visas y pasajes, en muchos casos con el último centavo. Casi la mitad de los refugiados eran mujeres y niños. El buque, utilizado normalmente como crucero de lujo, de 135 metros de longitud, cinco cubiertas, cine, piscina y salones de fiesta, albergó cuatrocientos pasajeros en primera y más de quinientos en clase turista. En popa ondeaba la esvástica y gran parte de la tripulación alemana, 231 oficiales, simpatizaba o pertenecía al partido nazi. Fotógrafos al pie de las escalinatas, en la plataforma 76, retrataban a los exhaustos y desesperados pasajeros, muchos de los cuales venían de campos de concentración, para presentarlos en las gacetillas de prensa del régimen como “salvajes infrahumanos” e “indignos”, “que escapaban como ratas”. Para darle mayor surrealismo a la escena, una banda de músicos tocaba piezas para despedir a los viajantes. Desde la misma salida del puerto la agencia nacional de noticias nazi propagó informes falsos sobre el viaje. Periódicos y emisoras de radio de toda Alemania publicaron artículos en los que se acusaba a los pasajeros del “St. Louis” de huir con grandes cantidades de dinero robado y otros bienes. Algunos acontecimientos volvieron aún más tenso y extremo el viaje a Cuba. Dos cruceros, el Flande, con 104 refugiados y el Orduña, con 154 emigrantes, emprendieron la misma ruta. Por esos días, la Habana parecía uno de los pocos puertos de Occidente que aceptaría recibir a los refugiados. Como señalan Gordon Thomas y Morgan Witts en su novela histórica El viaje de los malditos (1974), que dio lugar a la película con el mismo título, protagonizada por Orson Welles y Faye Dunaway, entre los tres barcos comenzó una explícita carrera por ver quién podía arribar primero y así salvar a sus pasajeros. Retornar a Alemania era sinónimo de Gestapo, campo de concentración y muerte. Una disputa interna del gobierno cubano generó una contradicción desconcertante. Mientras que el director de Inmigraciones, Manuel Benítez, había vendido visas de ingreso a todos los pasajeros a cambio de grandes sumas de dinero, el presidente del gobierno cubano, Federico Bru, el 5 de mayo emitió el decreto 937 (su nominación se debía a la cantidad de pasajeros del “St. Louis”) donde impedía el desembarco de los pasajeros al puerto de Cuba. Tanto los pasajeros como el capitán del barco, Gustav Schroeder, no supieron de este decreto hasta estar cerca de la isla. El día de la llegada, el 27 de mayo, se confirmó finalmente el peor de los escenarios: el decreto 937 presidencial estaba vigente y debía ser cumplido. El barco debió anclar a distancia del puerto. No sólo no pudieron descender los pasajeros. Decenas de lanchas de policía custodiaron la embarcación para que nadie desembarcara sin permiso. El “St. Louis”, un barco de lujo que navegaba hacia una presunta libertad, a pocos metros de suelo cubano se transformó en una suerte de campo de concentración flotante. Gradualmente se acercaron otros pequeños botes con familiares que ya residían en la isla, que gritaban hacia el buque para intentar hacer contacto con sus allegados. La desesperación fue tal que por esas horas se produjeron suicidios y numerosos intentos de quitarse la vida. Algunas personas saltaron por la borda del transatlántico. Otras mordieron ampollas de cianuro. La situación cobró una gravedad tal que el capitán del barco decidió armar una “patrulla antisuicidio” con marineros y algunos pasajeros voluntarios. Hombres y mujeres lloraban en la cubierta. Se esbozaron algunos planes de escape. El crucero gigante era al mismo tiempo una atracción turística para miles de curiosos y un símbolo de la desesperación para los pasajeros atrapados. La prensa mundial se hizo eco de la extrema situación y a los pocos días reporteros de todo el mundo daban cuenta de la situación y formaban parte del enjambre de personas que rodeaban el barco. Por esas horas un comité de pasajeros que se organizó frente a la crisis enviaba telegramas, sin respuesta, implorando ayuda a personalidades destacadas de los Estados Unidos, Canadá y Cuba. Luego de negociaciones obscenas e interminables sobre el valor económico que tenía cada pasajero, que derivó en solo treinta permisos de desembarque, y sin llegar a un acuerdo global, el presidente Bru ordenó que el barco “St. Louis” abandonara las aguas territoriales. Así es que el 2 de junio se volvieron a encender las máquinas y el barco se alejó de Cuba definitivamente. El capitán intentó acercarse a la costa estadounidense pero su pedido obtuvo una respuesta negativa. Lo mismo sucedió con Canadá. Siete países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Panamá, Paraguay y Uruguay) también rechazaron recibir a los refugiados. El derrotero trágico de esta embarcación y sus pasajeros fue tapa de

America Latina, Internacionales, Portada

Se profundiza la restauración conservadora

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 08 de ABR 2018 Lula anunció desde el sindicato metalúrgico de San Bernardo do Campo, en las afueras de San Pablo, que se entregaría, aceptando el confinamiento reclamado por el juez Moro, quien dictaminó su prisión en un proceso jurídico kafkiano. Dos instancias judiciales le atribuyeron a Lula la propiedad de un departamento otorgado a cambio de hechos de corrupción ligados a Petrobras. La confirmación la hizo frente a miles de seguidores después de participar en una misa en recuerdo de su compañera fallecida en febrero de 2017, Marisa Leticia Rocco. Lula se dirigió a sus seguidores asegurando que el “crimen que cometí fue sacar a millones de la pobreza”. Advirtió que “hay millones de Lulas para andar por mí y no tienen cómo pararlos, no tienen cómo parar mi sueño” y que “el golpe empezó con Dilma y termina con la decisión de que Lula no sea candidato a la presidencia”. La detención de Lula, decidida por dos instancias judiciales y avalada por la denegación de sendos hábeas corpus que rechazaron la suspensión de la detención preventiva, posee indudables similitudes con de la novela inconclusa de Franz Kafka que se llama El proceso. El protagonista del relato, Josef K, es arrestado allí y deambula por despachos judiciales por razones que no logra comprender y que lo sumergen en una pesadilla burocrática. No logra encontrar la ventanilla adecuada y percibe que la justicia es un páramo inaccesible. El telón de fondo –silenciado o eufemizado— es el control social y el disciplinamiento a todos aquellos que se atrevan a tergiversar las reglas de juego del poder. El texto se inicia con una muy famosa y citada frase: “Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido”. Las analogías regionales, incluida Argentina y otras latitudes de este subcontinente, no son sólo coincidencias. Lula Da Silva es el sucedáneo de otros líderes de América Latina que a principios del siglo XXI decidieron desafiar al modelo hegemónico neoliberal. Pero se encontraron con la resistencia de un establishment político y económico que pretendía/pretende darle continuidad a la aplicación de planes de ajuste destinados a maximizar inversiones y a garantizar la contínua y creciente valorización financiera. El teatro del enfrentamiento, dispuesto por los grupos empresarios, no es la política. Parte de las usinas de medios de comunicación, en una primera etapa, y se traslada casi inmediatamente a los pasillos tribunalicios. La tercera fase se consolida con la supremacía de los lenguajes y las acciones represivas, las proscripciones, las prisiones políticas y las ejecuciones enmarcadas en prolijas justificaciones penales. La exigencia de detención reclamada por el Juez Moro —el equivalente brasileño de Bonadío— para que Lula se presente ante la policía de Curitiba, capital del Estado de Paraná, es el epílogo de todas las fases previas: monopolios mediáticos brasileños liderados por la Red O ‘Globo —el equivalente brasileño de Clarín— inocularon con paciencia el veneno discursivo de la difamación larvada y buscan desplegar sospechas sobre el sistema político en su conjunto y, específicamente, sobre aquellos dirigentes que se muestran más permeables a modelos de distribución económica y pluralización de derechos. Difamación sociedad anónima “O´Globo pivotea el golpe”. Medios que sabotean gobiernos que no responden a sus intereses empresarios. La editorial del matutino O´Globo del último 6 de abril, titulado “Prisión de Lula refuerza el Estado de Derecho”, expresa el trayecto efectivizado por ese medio para obstruir el probable acceso del líder metalúrgico a una nueva gestión presidencial. En el cuerpo del editorial se ahonda en una lápida limada con esmero: “…El momento del país es otro, y la prisión contra Lula confirma, por sí sóla, que los cimientos republicanos de la democracia brasileña se han fortalecido”. Uno de los más afamados periodistas de esta red, Ricardo Noblat, también redactor de la revista Veja, enmarcó un poco más las expectativas de los más concentrados grupos de poder al compartir en su cuenta de Twitter: “Según algunos ministros, las elecciones de este año no están plenamente garantizadas”. Las fases orientadas al derribamiento de Lula aparecen acompañadas con la sistemática búsqueda por restarle relevancia a la actividad política –como práctica social— mediante la asociación simbiótica con una lógica de componendas y negociados. La ofensiva mediático-discursiva sumó en el último mes una calculada colaboración internacional de quienes tampoco ven con simpatía al líder obrero: una serie de ocho capítulos producida por la plataforma Netflix titulada O Mecanismo, que retrata la corrupción dentro de la empresa Petrobras y representa a Lula como un vulgar mercader ajeno a los intereses de los sectores populares. En uno de los diálogos de la tira se pone en boca del dirigente metalúrgico una célebre frase mafiosa, enunciada originalmente por el senador conservador –opuesto al PT— Romero Jucá: “Hay que parar la sangría”. Dicha sentencia había sido solicitada en referencia al encarcelamiento de sus colegas por la causa Odebrecht (que también tiene entre sus acusados al titular de Agencia Federal de Inteligencia argentina, Gustavo Héctor Arribas). Lula adelantó que denunciará a Netflix por cómo lo retrata esa serie y cómo se busca manipular a sus espectadores en vísperas de la elección presidencial de octubre próximo. La sistemática siembra de desconfianza y odio brindó sus frutos semanas atrás, en plena Caravana petista por el Estado de Paraná. El 27 de marzo dos vehículos fueron tiroteados y cuatro proyectiles alcanzaron a la comitiva, sin que se registraran víctimas. Los disparos que impactaron en los micros, de dos calibres diferentes, provinieron de ambos lados de la carretera lo que sugiere una emboscada. El gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, afirmó que Lula “está cosechando lo que sembró” y que “acabó siendo víctima” de una polarización que incentivó. Alckmin expresó con claridad el sentir de las elites biempensantes, acostumbradas a una jerarquización social indiscutible, para quienes todo debate sobre la distribución de la riqueza se constituye ipso facto en un ejercicio subversivo de polarización condenable. En otra de las paradas de

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Los papeles (flojos) del financista

Fuente: Pedro Biscay | El Cohete a la Luna Fecha: 08 de ABR 2018 La avivada y el papelón La filtración de los Paradise Papers reveló a Luis Caputo (foto principal) como nuevo involucrado del gobierno en el mundo offshore. Un dato que no sorprendió a nadie que conociera el desempeño del actual ministro en el mundo de las finanzas y menos a quienes saben de los vínculos del ex Deutsche Bank. Tanto la información filtrada en aquellos papeles como el papelón que realizó durante la reunión de la “Comisión Bicameral de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda Exterior de la Nación”, reflejan el estirpe de un Ministro de Finanzas blindado detrás del mito de ser “el único que trae la guita al país”, que por cierto es la guita que financia la fuga y que ahora utiliza el Presidente del Banco Central para intervenir vendiendo dólares en cada jornada en la que el billete se dispara. La actitud del ministro en la comisión es un botón de muestra de hasta donde está dispuesta a llegar la oligarquía financiera argentina para defender su modelo de negocios, que consiste en bajar salarios, liberar precios y alimentar la especulación financiera y la fuga de capitales. Un modelo conocido y que en el pasado nos llevó siempre hacia una crisis financiera, económica y social. El ministro forma parte del pasado de un país que alimentó los privilegios del bloque de poder dominante, por sobre el deterioro de las condiciones de vida y la pérdida de derechos de sectores del trabajo, actuando durante un tiempo duradero con el beneplácito de la clase media. Para estos agentes de la oligarquía financiera no hay ningún ethos democrático que merezca ser respetado, como en una dimensión más aguda vemos en el derrotero del golpe judicial y la condena a prisión impuesta sobre las espaldas de Lula. El ministro se burló de todo el Parlamento, se levantó y se fue ni bien sintió un poquito de incomodidad. No mostró ninguna voluntad de rendir cuentas ni contestar las preguntas que los diputados y senadores tenían previsto realizar. En un ejercicio de soberbia institucional propia de los que mandan, soltó por lo bajo la orden de levantar justo cuando venía de generar una provocación que el Presidente de la Comisión no controló. A juzgar por la excusa, suponemos que luego se fue a descansar. El ministro dijo: “Dale, levantá, levantá que estoy muerto”. ¿Le habrá dicho lo mismo a los inversores que semanas atrás le exigieron explicaciones en una ronda especialmente convocada en los salones de Wall Street? El incidente del papelito “misógino” no merece mayores comentarios, salvo que la próxima habrá que tener presente que el se enoja pierde, pero también que el que riendo la hace, llorando la paga. Lo más importante de la reunión es que Caputo confesó ser “tenedor fiduciario” de la offshore Noctua Partners. Al hacerlo, implícitamente, reconoció que al momento de presentar sus declaraciones juradas, le mintió tanto a la Oficina Anticorrupción como a la Administración de Ingresos Públicos. La información revelada por la Security and Exchange Commission semanas atrás lo dejó tras la cuerdas y por eso, a pesar del “coucheo”, no pudo escapar a ese dato irrefutable. Si en los Estados Unidos declaró ser shareholder aquí omitió hacerlo, pero además le mintió en la cara a los diputados y senadores. Tal vez sea que su estirpe de financista de la oligarquía argentina le dio bríos adicionales para declarar que no estaba obligado a informar las tenencias a la Oficina Anticorrupción, porque simplemente era un tenedor fiduciario o nominal de las acciones. Caputo el testaferro En su exposición Caputo dijo: “Con respecto a ese reporte de la SEC, es un reporte de una tenencia accionaria nominal. Sí, yo era un tenedor fiduciario de eso. ¿Qué quiere decir un tenedor fiduciario? Alguien que tiene algo en confianza de otra persona. “Fiduciario” viene de “fiducia”, de “confianza”. “Ahora, no tengo que tenerlo declarado eso, porque eso no me convierte en propietario”. Con estos términos, Caputo pretendió justificar por qué no declaró a Noctua en sus papeles ante los organismos de control. En el derecho argentino el fiduciario no actúa solamente bajo un mandato de confianza. De acuerdo con la Ley 24.441, el vinculo fiduciario emerge a partir de la transmisión de propiedad realizada por un fiduciante, de modo que el fiduciario recibe la propiedad de determinados bienes para ser afectados a un fin específico. La ley denomina a esta forma de propiedad como dominio fiduciario y hace responsable al titular de este dominio de las consecuencias derivadas de las responsabilidad extracontractual. Es decir el fiduciario, en base a un vínculo de confianza, se transforma en propietario de un bien, que luego de cierto tiempo debe regresar al titular originario o a quién este haya designado. En el derecho anglosajón existe la figura del trust que se diferencia del fideicomiso en base a una ficción jurídica admitida por la common law: quién transmite (settlor) no se desprende de la titularidad del dominio; y quién recibe (trustee) adquiere la condición de titular del dominio para un tercero. El trust no está reconocido en el derecho argentino y el fideicomiso, como vimos, se rige por una ley específica que admite esquemas de afectación específica de bienes identificados como dominio fiduciario. Caputo ante los parlamentarios mencionó que era fiduciario y accionista nominal. Pero en nuestro derecho, el único accionista nominal es aquel a cuyo nombre están las acciones, puesto que la Ley 24.587 del año 1995 prohibió las acciones al portador obligando a su reconversiones en acciones registrales. Entonces o es accionista y dueño o es dueño para un tercero, algo que sólo es admisible bajo la figura del socio aparente prevista en la legislación societaria. Para nuestro derecho, el fiduciario es dueño y el dueño es dueño. No es suficiente afirmar que dado que esa tenencia no era de él (porque era un simple fiduciario), no tenía que declararla

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