Jueces a la carta
Fuente: Graciana Peñafort | El cohete a la luna Fecha: 12 de AGO 2018 Luego de asesinar a varias esposas, Barbazul pidió un juicio justo. El tribunal que debía juzgarlo, a criterio del acusado, debía estar conformado por Carlos Monzón, O. J. Simpson y la madrastra de Blanca Nieves. El abogado de una de las familias de una de las esposas asesinadas le recordó al poder judicial que el artículo 18 de la Constitución Nacional establece que “ningún habitante de la Nación puede ser… juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”. También le recordó al sufrido abogado que un juez no puede tener interés en el resultado de la causa que juzga. El selecto tribunal conformado por Carlos Monzón, O. J. Simpson y la madrastra de Blanca Nieves rechazó la recusación del abogado en duros términos, llegando a decir que lo dicho por el abogado afectaba su buen nombre y honor como tribunal. Entonces el abogado recurrió a la Cámara de Apelaciones y realizo el mismo planteo y la Cámara razonablemente le hizo lugar y cambio el tribunal por un tribunal que no estuviese tan involucrado en hechos de violencia de género. Lo anterior es un mal cuento de hadas, aun con final razonable. Debo señalar que los refutadores de leyendas – o de cuentos de hadas— de Quilmes han copado el poder judicial argentino. Y es claro que ya no está el único hombre sensible de Flores en ese Poder Judicial. Y ya no hay finales razonables en la Argentina real. No al menos en el Poder Judicial. Voy a contarles una historia de estos días. Que no es razonable. Hay un fiscal que se llama Stornelli. Ese fiscal fue apartado de una causa que se llama Río Turbio, porque imputó a Roberto Baratta con unos convenios que NO estaban firmados por Baratta. Entonces el juez de la causa resolvió apartarlo por haber sido parcial con el imputado. Eso pasó en marzo de 2018. Los diarios de la fecha dan cuenta de que Stornelli no estaba particularmente feliz con la decisión de ser apartado. El 26 de marzo de 2018 Stornelli se tomó un café en su casa con un periodista de La Nación que se llama Diego Cabot, que le contó una historia que involucraba unos cuadernos mágicos que contaban el circuito de la corrupción K, escritos por el chofer de Baratta. Stornelli le propuso que le presentara la denuncia en su fiscalía. De onda. Y Cabot fue y presentó la denuncia. El 12 de abril de 2018. La denuncia señalaba como principal imputado a… Roberto Baratta. Todo el sistema no parece muy formal, ¿no? No, y no lo es. Tampoco parece correcto que un fiscal apartado por ser parcial tome una denuncia contra la persona que lo apartó. No lo parece y no lo es. Cabot le dio a Stornelli unas fotocopias de los cuadernos. Con esas fotocopias Stornelli fue a visitar al entrañable juez Claudio Bonadío. Y Bonadío sonrió. Pero dejó de sonreír cuando se preguntó como haría para ingresar esa causa a su juzgado. Entonces se acordó de una mujer, la esposa del chofer que habría escrito los cuadernos. Ya una vez la mujer había presentado una denuncia en lo de Bonadío. “Recórcholis”, habrá dicho al recordar que esa vez no tomó esa causa, sino que, con toda corrección, la mandó a sorteo. “Ves, eso me pasa por cumplir una vez con la ley… la reputa madre… Traela a declarar”, le habrá ordenado a alguien. Y así Bonadío es el juez que se hizo forum shopping a sí mismo. Esa es la historia de como un fiscal que no podía intervenir y un juez que no había sido sorteado como manda la ley se quedaron con la causa. Con lo que no se quedaron, sorprendentemente, ¡es con los cuadernos!, donde el arrepentido se rearrepintió y los quemó, aunque ni usted ni yo ni nadie lo crea realmente. Mi amigo Pablo Slonimsqui en el libro que hay que comprar estos días – Forum Shopping Reloaded— hace un catalogo de intervenciones más o menos encubiertas de los servicios de inteligencia para influir en la justicia: Querido Pablo, deberías agregar: Escribir cuadernos, fotocopiarlos y luego quemarlos… Pirueta feroz, que no se le ocurrió ni a Mata Hari. Vamos a señalar que las fotocopias no son pruebas en si mismas, son indicios que NO tienen el valor del original, pero que pueden servir como un elemento para orientar la investigación, en palabras de Zaffaroni. El detalle de cómo Stornelli y Bonadío orientaron la investigación es por cierto curioso. Detuvieron a varios ex funcionarios y a varios empresarios. Buscando que un finde en la alcaldía de Comodoro Py los ablandase. Y en efecto lo consiguieron, porque varios empresarios “se quebraron” y solicitaron acogerse al régimen de arrepentido. Mas curioso fue el caso de empresario Ángelo Calcaterra, que no fue detenido y que organizó su declaración en forma conjunta con el fiscal de la causa el sábado anterior a presentarse y declarar (¿?). Deben ser las ventajas de ser un primus – no inter pares, solo un primus—, deben ser. Cosas que si las hubiese sugerido como posibles a mi profesor de derecho procesal penal, me habrían mandado de vuelta a casa con orden de volver en el próximo turno de examen. Detalle delicioso que demuestra lo que es una investigación parcial tanto en lo periodístico como en lo judicial son dos nombres que aparecen en el cuaderno y que fueron omitidos tanto por Cabot como por Bonadío en primera instancia. El primero de ellos es el de Paolo Rocca, dueño de la más importante empresa que actúa en la Argentina que se llama Techint. Sí, en los cuadernos aparece Techint, pero se ve que no revestía interés periodístico el detalle. Ni judicial, para el caso. La convocatoria a un ejecutivo de Techint fue recién efectuada luego que se hiciera publico que aparecían en las fotocopias. El otro nombre misteriosamente no visto ni por La Nación ni por la