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Joseph Stiglitz: “Macri y el FMI provocaron el desastre”

Fuente: Eduardo Febbro | Página/12 Fecha: 21 de septiembre de 2019 El profesor Joseph Stiglitz es una excepción lúcida en el castillo calculador del imperio liberal. Consiente, según escribe, de que “el experimento neoliberal ha sido un fracaso espectacular”, Stiglitz promueve hoy lo que el denomina “un capitalismo progresista” como reemplazo al fracasado ultra liberalismo. No es un antiliberal pero si un reformista y, sobre todo, un acérrimo adversario de las políticas del FMI. Precisamente, cuando ocupaba el puesto de economista  jefe del Banco Mundial, sus posturas adversaras el FMI le valieron el Premio Nobel de Economía en 2001. A sus casi 77 años Stiglitz perdura con toda la legitimidad de su voz alternativa. Tanto más legítima cuando que, en lo que toca a la Argentina, sus premisas se hicieron una realidad fatal. En sus planteos contra el esquema actual, las experiencias argentinas de los últimos años ocupan un lugar especial. Entre las políticas económicas nacionales erradas y los organismos multilaterales de crédito que las alentaron y las financiaron con un endeudamiento suicida, Stiglitz ve todo el abanico negativo que va desde la desregulación de los mercados, el corte de los impuestos para los más pudientes, la financiarizacion de la economía, la austeridad, el ahogo del crecimiento, tasas de interés descabelladas, la inflación, la devaluación y la deuda. Stiglitz ha sido un critico del modelo macrista y en más de una ocasión predijo que la Argentina podría terminar como Grecia y el dólar en la estratosfera. También se ha mostrado muy mordaz con el Fondo Monetario Internacional y sus “modelos impregnados de ideología”. Ambas líneas, la política del presidente Macri y la intervención de los organismos multilaterales de crédito, han sido, asegura Stiglitz, el desencadenante del desastre argentino. En esta entrevista de Página/12 con el premio Nobel realizada en París, Stiglitz sostiene que la política económica del gobierno fue “una apuesta fallida” respaldada por una comunidad internacional “enceguecida” por modelos caducos. Hace unos días, se voto en la Argentina una Ley de emergencia alimentaria. Parece cada día más un paso hacia una ficción negra: hay urgencia alimentaria en el país cuya retórica nacional ha sido, durante décadas, ser “el granero del mundo”. ¿Es para usted el fracaso rotundo del proyecto que llevó en 2015 al presidente Mauricio Macri a la Presidencia? – Escribí un artículo cuando el presidente Macri empezó a aplicar su política económica. Ya advertí que el presidente estaba corriendo un gran riesgo con la reducción de las retenciones a la exportación. Le aportó ganancias al gobierno, pero derivó en el aumento de los precios de los alimentos en la Argentina y el empobrecimiento de muchos trabajadores. De alguna manera, fue una apuesta por la idea de que se produciría en la Argentina una fiebre de fondod extranjeros hacia el país y que, con ello, Macri podría pagar la enorme suma de dinero que estaba pidiendo prestado con unas tasas de intereses escandalosamente altas. No puede haber ninguna inversión si se pagan tasas de interés del orden del 70 por ciento anual. En un momento las tasas de interés por las nubes desencadenan el efecto contrario. Creo que fue una apuesta fallida. Los inversores extranjeros no acudieron para respaldar la apuesta de Macri. Desafortunadamente para el país, Macri apostó mal y ahora Argentina paga un precio muy alto por ese error que fue respaldado por mucha gente que ya conocemos dentro de la comunidad internacional. Al principio del mandato se celebró la retórica según la cual “La Argentina vuelve al mundo”. Luego ahondaron la idea de que “el mundo nos apoya”. Y siguen con eso, pero la situación demuestra lo contrario. El mundo abandonó a la Argentina en estos años. – Una de las cosas que se hizo cuando Macri se convirtió en presidente fue decir que la Argentina había heredado muchos problemas. Pero una de las cosas buenas que él heredó fue precisamente una deuda externa muy baja. Pero él cambió esto y convirtió a un país con una deuda externa muy baja en otro con una deuda exterior altísima. Esto se llevó a cabo con la connivencia y el apoyo de la comunidad internacional. Ahora se está pagando el precio. La responsabilidad del Fondo Monetario Internacional y de su Directora Gerente, Christine Lagarde, es ineludible. – No sólo se trata de dinero. Ha sido un enorme error de juicio y quedan preguntas que ya se han planteado. ¿ No se trató acaso de un análisis económico contaminado por un análisis político? Tal vez había algunas personas dentro de la administración estadounidense que si deseaban que el plan tuviera éxito y también apoyar la apuesta de Macri. Pero hay preguntas sin respuestas, como en el caso de Grecia y la precaución inicial que debería preceder todo análisis económico, y que en ese caso también fue fallida. ¿Qué le espera como solución a un próximo gobierno con una herencia tan pesada? – La situación se ha deteriorado tan rápido que es muy difícil en este momento emitir un juicio. Creo que la Argentina, en estos últimos cuatro años, no debería haber contraído esos enormes préstamos del FMI y de la comunidad internacional como respuesta a sus problemas. La pregunta sobre lo que se debería hacer concierne ahora a la comunidad internacional dado que fue ella quien también cometió esos errores. Se trata de saber hasta donde está dispuesta a llegar la comunidad internacional reconociendo el papel que desempeñaron en crear esta nueva crisis en tan pocos años. No puedes culpar del todo a la Argentina si alguien en la comunidad internacional te dice que te dará 60 o 70 mil millones. Por supuesto, estás tentado a decir que sí aún si piensas que los banqueros te dirán que no. Son los banqueros quienes detentan el caramelo y también ellos quienes deberían decir que es irresponsable, que no se puede. Debo decir una vez más que es a los banqueros a quienes habría que criticar, incluyendo, en este caso particular, al Fondo Monetario Internacional. Se equivocaron al suministrar esos fondos. El problema fue también que Macri cometió una serie de errores, como cuando empezó a eliminar los impuestos a la exportación para después comenzar de nuevo. Luego están los errores cometidos por el Banco Central con la forma en que se

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Las sorprendentes tácticas políticas del partido árabe de Israel

Fuente: Shlomi Eldar | Al-Monitor Fecha: 20 de septiembre de 2019 La razón principal del aumento dramático en el número de votantes árabes en las elecciones del 17 de septiembre, fue el deseo de los votantes árabes israelíes de vengarse del primer ministro Benjamin Netanyahu en las urnas por su incitación contra ellos. Los líderes de la Lista Conjunta, una lista unificada de partidos predominantemente árabes, incluso dicen abiertamente que el Likud,  la campaña de incitación del primer ministro y el intento de representarlos como ladrones electorales llevaron a los votantes a acudir a las urnas. «Escucha  Abu Yair (que significa Netanyahu), la incitación tiene un precio», tuiteó el presidente de la Lista Conjunta y miembro de la Knesset, Ayman Odeh, en la mañana del 18 de septiembre. En otro tuit al día siguiente, Odeh se deleitó con la capacidad de la Lista Conjunta para determinar quién será encargado de formar el próximo gobierno. «Para su información, el fiel de la balanza en árabe es bidt al-kaban«, escribió. Aparentemente, es bastante lógico que la Lista Conjunta recomendaría al presidente de Israel, Reuven Rivlin, encargar al líder del partido Azul y Blanco, Benny Gantz, de formar el gobierno. Pero cuando se agregan otros cálculos políticos a la ecuación, no está claro que esto suceda. Recomendar a Gantz, es decir, darse cuenta de la voluntad de los votantes árabes israelíes de vengarse de Netanyahu por incitar al público árabe, tiene un precio político para la Lista Conjunta. Por lo tanto, tienen la intención de no recomendar a nadie y optará por esperar a la segunda ronda, suponiendo que la persona inicial recomendada fracasará en la tarea de formar un gobierno. La primera razón para no recomendar a nadie es Balad, una de las partes que componen la Lista Conjunta. Balad se opone a recomendar «al partido de los generales»: Azul y Blanco. El partido Azul y Blanco incluye tres ex generales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Este obstáculo quizás podría superarse ya que Balad es solo una cuarta parte de toda la lista, pero hay otra razón táctica. Una fuente principal de la Lista Conjunta explicó en una conversación con Al-Monitor bajo condición de anonimato: “Si lo recomendamos ahora y el presidente de hecho encarga a Gantz formar el próximo gobierno, él formaría un gobierno de unidad con [Avigdor] Liberman, lider de  Israel Beitenu, y el Likud. En tal caso, ninguna de las demandas para  beneficiar al público árabe se implementarían”. Después de las elecciones, Gantz habló por teléfono con Odeh y el miembro árabe de la Knesset Ahmad Tibi. Yair Lapid, uno de los líder principales de Azul y Blanco, también los contactó e intentó entender «si podemos depender de ellos». No recibió una promesa explícita, y se determinó que los líderes de la Lista Conjunta se reunirían con los líderes de Azul y Blanco en los próximos días. En la reunión esperada, los líderes de la Lista Conjunta presentarían sus demandas a Azul y Blanco antes de tomar una decisión de recomendar a Gantz al presidente. En cualquier caso, no sucederá en la primera ronda, en coordinación con Azul y Blanco. La evaluación es que Rivlin encargaría a Netanyahu formar un gobierno primero, ya que Gantz tendría menos partidos que lo recomendaran sin el apoyo de la Lista Conjunta. Pero con los resultados de las elecciones, 55 mandatos para el bloque de extrema derecha y ultraortodoxos, Netanyahu no podrá formar un gobierno. Esta vez sería difícil para él repetir su truco de las elecciones de abril y disolver la Knéset. Esta vez no tendrá mayoría para hacerlo. Yisrael Beitenu, de Liberman, y la Lista Conjunta, que votaron para disolver 21° Knesset en abril, no lo volverán a hacer. Entonces Odeh y sus colegas en la Lista Conjunta expresarían su apoyo a Gantz para primer ministro, no de forma gratuita, por supuesto. Tendrá un precio. Las demandas de la Lista Conjunta no tienen que ver con los roles ministeriales en un gobierno de Gantz. Sus miembros entienden que a Gantz le resultaría difícil formar un gobierno en el que los partidarios de Liberman y los miembros árabes de la Knesset  se sienten juntos. Es un escenario ilógico, y es suficiente para recordar las declaraciones incitadoras de Liberman contra ellos como una «quinta columna» o «terroristas». El apoyo externo al gobierno es un escenario mucho más razonable. La lista de demandas se formuló incluso antes de que llegaran los resultados de las elecciones y se registrara el logro impresionante de la Lista Conjunta, entre 12 y 13 escaños de la Knéset, que lo posiciona como una fuerza decisiva adicional junto al gran rival, Liberman. El miembro de la Knéset Tibi publicó la «lista de demandas» en el periódico Yedioth Ahronoth en la víspera de la elección, que los jefes de los cuatro partidos que componen la Lista Conjunta habían acordado en principio. A la cabeza de las demandas está el reinicio del proceso diplomático con los palestinos. Debemos tener en cuenta la delicada redacción de la demanda, que está destinada a facilitar que la acepten  Gantz y a los miembros de Azul y Blanco que son más cercanos a la derecha. No dice «crear un estado palestino» y no presenta un esquema para un acuerdo; más bien, presenta una vaga demanda de «establecer un proceso diplomático que conduzca a la realización de la visión de dos estados sobre la base de las  líneas del 67″. Es probable que Gantz, Lapid y Moshe Ya’alon puedan aceptar la palabra «visión.» Otra demanda toca los roles en la Knéset: nombrar representantes de la Lista Conjunta para encabezar los comités de Finanzas e Interior. El objetivo es claro: el Comité de Finanzas para promover la asignación de recursos para mejorar la situación de las ciudades árabes, y el Comité del Interior para mover la fuerza policial israelí para combatir el crimen en el sector árabe. Otras demandas clave incluyen construir una nueva ciudad árabe, establecer una universidad árabe, construir un hospital en una gran ciudad

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El naufragio de Pepin pescador

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 18 de septiembre de 2019 Cristina Fernández de Kirchner se despidió de la presidencia el 9 de diciembre de 2015 ante una multitud que desbordaba la Plaza de Mayo. En la ocasión se permitió una ironía: “Miren que no puedo hablar mucho porque a las doce me convierto en calabaza”. Se refería a la cautelar que fijaba el fin de su mandato en el último segundo de aquel miércoles. Aquella medida había sido solicitada a la jueza federal María Servini de Cubría en un escrito firmado por un representante legal de Mauricio Macri. De modo que, exactamente a la cero hora del día 10, ese tipo –escoltado por el futuro jefe de asesores presidenciales, José Torello, y el también futuro secretario Legal y Técnico, Pablo Clusellas– avanzaba con paso firme hacia la Casa Rosada y, frenado en el portón por un guardia de seguridad, expresó su intención de ingresar con solo dos palabras pronunciadas con tono imperativo: “¡Autoridades entrantes!”. Así fue como Fabián Rodríguez Simón (a) “Pepín”, se convirtió en el primer macrista que puso un pie en ese edificio. Ahora, a 45 meses de aquel momento glorioso, su semblante ya no luce tan altanero. El resultado de las PASO lo afectó de sobremanera. De hecho, durante una de las últimas mañanas de agosto se lo oyó decir: “¡Qué mal esto del peronismo! Podemos ir todos presos”. La escena transcurría en una mesa de la confitería La Biela  Y su único interlocutor era nada menos que Torello. Vueltas de la vida. El  mérito de Pepín –un apodo que arrastra desde su época estudiantil en el Colegio Champagnat– fue pasar desapercibido durante gran parte de sus 61 años. En eso le vino de perillas su encarnadura macilenta y menuda como la de un jockey. Tanto es así que ni siquiera era recordado por su breve etapa de funcionario porteño. Un milagro, ya que él fue, a partir de 2008, nada menos que jefe de la Unidad de Control de Espacios Públicos (UCEP), el organismo parapolicial del gobierno de Macri en la Ciudad que se encargaba de apalear a los indigentes. Su escurridiza figura tampoco resaltó en su rol de abogado del grupo Clarín. Ni como defensor del Presidente en causas resonantes. Ni como integrante del directorio de YPF. Ni como legislador del Parlasur. Ni como el arquitecto en la sombra de la política judicial del oficialismo, responsabilidad que supo darle más poder que al ministro del área, Germán Garavano. Pero su buena estrella empezó a declinar a fines de septiembre de 2018, al ser difundida en El Cohete en la Luna, el portal de Horacio Verbitsky, una fotografía tomada a hurtadillas donde se lo ve en el bar Biblos, de Libertad y Santa Fe, con el camarista Martín Irurzun. A partir de entonces las constantes injerencias de Rodríguez Simón en el universo tribunalicio dejaron de ser un secreto de Estado. En ese informe también se ilustró el vínculo que lo enlaza a la diputada Elisa Carrió con un simpático video casero en la que ambos, secundados por Mariana Zuvic, animan una sobremesa denostando a Daniel Angelici (un rival acérrimo de Pepín), al supremo Ricardo Lorenzetti (otro de sus enemigos) y al juez Ariel Lijo (un magistrado que debía ser puesto en caja). Lo cierto es que el romance político entre Lilita y Pepín osciló entre el sainete y la tragedia shakesperiana. A mediados 2016 el Presidente había convocado al entonces vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y a Rodríguez Simón para confiarles una misión de suma delicadeza: contener a la líder de la Coalición Cívica ante sus habituales derrapes. La posterior eyección de Quintana del cargo hizo que el pobre Pepín fuera el único acompañante terapéutico de la señora. Fue un deber no exento de mala sangre. Porque poco después de la nota de Verbitsky, Carrió soltó en el programa de Mirtha Legrand: “Garavano no existe; la Justicia la manejan Angelici y los pepines”. Una amiga. Rodríguez Simón, sentado frente a la pantalla, montó en cólera. Y por un tiempo le retiró el saludo a Carrió. Hasta que por orden presidencial tuvo a bien reconsiderar aquella actitud. Al fin y al cabo ella era la vaca sagrada de la alianza Cambiemos. Pero la cuestión tuvo sus repercusiones. Por ejemplo, Alberto Fernández estampó el 4 de octubre en su cuenta de Twitter las siguientes palabras: “¿Y si le pedimos juicio oral a @elisacarrio por valerse de Pepín Rodríguez Simón para manipular jueces federales como Martín Irurzun? ¿Y si estudiamos como @ mauriciomacri busca favorecerse con esas causas persiguiendo opositores?” Claro que en aquella época nada hacía suponer que Fernández sería el candidato a presidente opositor. Y el triunfalismo orgánico del PRO aún era una prenda imbatible de impunidad. De manera que Pepín no se vio afectado por la súbita trascendencia de su apellido. Al menos, eso creía. En tanto, su existencia se mediatizaba a pasos agigantados. Hasta Marcello Bonelli lo mancilló (involuntariamente, desde luego) en su columna del diario Clarín publicada el 21 de septiembre del año pasado, al sindicarlo como el ghost writer de un proyecto de ley para –según el texto– “encapsular el escándalo los cuadernos” con la idea de que los involucrados pierdan sus todos derechos. O sea: apartar a los empresarios de sus compañías e impedir a los políticos postularse para cargos públicos. Ahora no cabe ninguna duda de que ese hombre fue el artífice operativo –en el plano legal– de la oleada persecutoria contra funcionarios del gobierno kirchnerista y de las maniobras –con fines de despojo y neutralización– contra empresarios rivales a los intereses financieros de los referentes del régimen. El encarcelado empresario Fabián De Sousa (socio de Cristóbal López) jamás pudo olvidar el timbre nasal de aquella voz que había escuchado en un ya remoto 9 de marzo de 2016: “La guerra empezó y que cada uno se salve como pueda”. El tiempo probó que la amenaza de Pepín no fue en vano. Lo cierto es que entre sus trapisondas previas

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Sin Bolton, ¿cambiará la política exterior de EEUU?

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 17 de septiembre de 2019 No faltan los ilusos que piensen que con la salida de John Bolton la belicista política exterior de Donald Trump daría paso a otra de carácter menos virulenta, tanto en sus gestos como en su contenido, y por lo tanto menos peligrosa para la paz y la seguridad internacionales. Grave error. Es cierto que había diferencias entre lo que proponía el ex Consejero de Seguridad Nacional y el presidente en varios temas clave. Mientras en las páginas editoriales del New York Times aquél aconsejaba bombardear Irán para evitar que este país accediera a la bomba atómica (que ya EEUU le concedió a Israel hace décadas), Trump albergaba dudas sobre la eficacia de esa política, más no de su inmoralidad.[1] Los expertos del Pentágono seguramente le advirtieron al ocupante de la Casa Blanca que al igual de lo que Jorge Luis Borges dijera una vez de los militares argentinos, Bolton tampoco “había oído en su vida silbar una sola bala” rasgando el aire sobre su cabeza y que sus bravatas eran el peligroso disparate de alguien que desconocía por completo el arte de la guerra. El halcón racista y xenófobo, hoy “involuntariamente desocupado” (como acotaría burlonamente J. M. Keynes) era tan estúpido que inclusive proponía bombardear también a  Corea del Norte, sin percatarse que Seúl y Tokio,  las dos principales ciudades de esos cruciales aliados de Estados Unidos en Asia: Corea del Sur y Japón, podrían ser reducidas a cenizas por la represalia norcoreana ni bien comenzara el ataque estadounidense. La tecnología moderna hace que cualquier ataque nuclear, por sorpresivo que sea, nunca será suficientemente destructivo como para evitar la retaliación del agredido. Esto fue lo que el bruto de Bolton nunca entendió y lo que los militares del Pentágono le dijeron a Trump. Aquél también era partidario de escalar la agresión en contra de la República Bolivariana de Venezuela, no descartando una intervención militar que, como se dice a cada rato, es «una opción que siempre está sobre la mesa». Esta amenaza no se materializó aunque en las últimas semanas la Casa Blanca ha movido a su rastrero peón en Bogotá ordenándole crear una situación muy tirante en la frontera colombo-venezolana. Si estos escarceos llegaran a culminar en un violento desenlace Estados Unidos podría invocar al TIAR -que por algo lo ha venido reactivando estos días- para reunir fuerzas con su peonada y acudir en ayuda de Colombia «agredida» por Venezuela. Poco probable que alguien le crea, pero las aviesas intenciones son innegables. Dicho esto, hay que tener en cuenta que no son las personas (Trump, Bolton, Pompeo) ni los partidos quienes hacen la política de Estados Unidos, ni en lo doméstico ni en el ámbito internacional. El poder de decisión fundamental reposa en las manos del “complejo militar-industrial-financiero” o, como algunos lo denominan, «el estado profundo». Este núcleo duro del poder que nadie ha elegido y que es responsable ante nadie es quien, desde finales de la Administración Eisenhower (1953.1961), elabora e impone las grandes directivas que luego, con un inevitable “toque personal”, llevan adelante los presidentes y los jerarcas de la administración de turno. Es obvio que los  gobernantes le imprimen un sello personal que no debe ser desdeñado, pero no es allí donde hay que buscar los fundamentos de las políticas de estado que adopta el imperio. Al fin y al cabo no fue otro que el «progresista» Barack Obama quien “legalizó” la infame agresión a Venezuela con su execrable orden ejecutiva del 9 de marzo del 2015 en la cual “declaraba la emergencia nacional debido a la amenaza inusual y extraordinaria que la situación de Venezuela planteaba para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.”  Los ominosos términos de este decreto: «emergencia nacional», «amenaza inusual y extraordinaria» a la «seguridad nacional» de su país hunden al afroamericano en las ciénagas más malolientes de la política internacional.  Por consiguiente Trump no hizo más que avanzar por el camino trazado por su predecesor, claro está que tiñéndolo con las estridencias de sus extravagancias personales y la grosería de sus modales de ricachón prepotente. ¿Ataques con drones? Obama hizo uso y abuso de ellos, y Trump siguió la curva ascendente de esas agresiones. ¿Operaciones de “cambio de régimen” contra Venezuela, Nicaragua, Irán y ahora Hong Kong?  Salvo la última, las otras tres comenzaron con Obama. ¿Extraterritorialidad de las sanciones económicas norteamericanas? Una vieja política del imperio que cultivaron con empeño todos los presidentes de Estados Unidos desde Eisenhower en adelante. Sanciones económicas a diestra y siniestra aplicadas a gobiernos de países reputados como “enemigos”, a bancos y empresas que efectúen transacciones comerciales o financieras con ellos y a personas físicas o jurídicas involucradas en las mismas. No sólo eso: también bloqueos comerciales, de puertos (en la Nicaragua sandinista), sabotajes, ataques informáticos, linchamientos mediáticos, la sólo enumeración detallada sería interminable. Un ejemplo basta y sobra: en 2014 la Administración Obama impuso una escalofriante multa de 8.834 millones de dólares al banco francés BNP Paribas por «desobedecer las sanciones económicas impuestas contra Sudán, Irán y Cuba.» La ley norteamericana fue admitida sin chistar nada menos que por el gobierno «socialista» de Francia, convalidando de este modo una monstruosidad jurídica que corroe las bases legales del orden mundial, a saber:  las leyes que apruebe el Congreso de EEUU son edictos imperiales que deben ser obedecidos en todo el mundo. Solícito con ese talante colonial Laurent Fabius, el canciller del presidente François Hollande se limitó a decir que esa sanción aplicada a un banco francés por operaciones realizadas no con Estados Unidos sino con terceros países era una «decisión injusta y unilateral y no razonable».  Tomando en cuenta todos estos hechos es fácil concluir que Estados Unidos se ha convertido, con la complicidad de las potencias europeas, en el más peligroso y beligerante “estado canalla” del mundo, que viola la legalidad internacional con absoluta impunidad. El recrudecimiento de las sanciones económicas contra Cuba y Venezuela fue sin duda potenciado

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Entrevista a Horacio Verbitzky: «Veo muy felices a Cristina y Alberto»

Fuente: Jorge Fontevecchia | Perfil Fecha: 15 de septiembre de 2019 Es el kirchnerólogo más influyente. Mucho más importante para el Frente de Todos que Jaime Duran Barba para Macri, porque a Verbitsky más que interpretar la realidad le apasiona modificarla. Cómo se le explica a un extranjero ese país en el que el 2015 la gente votó a Mauricio Macri para que no continúe el kirchnerismo y apenas cuatro años más tarde vota al kirchnerismo para que no siga Macri? —Es lo que pasa en todo el mundo. En Estados Unidos votan a los republicanos para que no sigan los demócratas y a la inversa. —La alternancia es de partidos, más institucional que personalizado. —Hubo mucha saga familiar. Ha habido muchos padres e hijos que han sido presidentes. También sucede en muchos lados. En Chile, por ejemplo, están los Alessandri, los Frei. Me parece que somos menos excepcionales que lo que solemos creer. CORRUPCION. “Es cuestionable que un contratista del Estado haya alquilado hoteles de la familia presidencial, aunque no sea un delito”. “Hay motivos para pensar que Macri ‘pasee’ por Comodoro Py”. (Foto: Juan Obregón) —¿Y cómo puede ser que después de tantas críticas y errores cometidos en los dos gobiernos, ambos tengan tantos votos? —El pluralismo en las sociedades es así. Algunos nos critican, otros votan. Si hubiera una anomalía es que el actual gobierno haya intentado destruir a Cristina Fernández de Kirchner, así como a lo largo de la historia se intentó muchas veces destruir al peronismo. Una anomalía que fracasa, porque el peronismo es representativo de un sector muy importante de la sociedad argentina. Es algo sobre lo que escribió Jaime Duraqn Barba en PERFIL. “Un fracaso de Alberto implicaría un fracaso histórico de Cristina Kirchner.” —Siempre dijo que Cristina Kirchner tenía un núcleo importante y consolidado. —Tuvo una pelea muy dura con Macri por ese tema, que le recriminaba que hubiera dicho algo así. ¿Cómo era posible afirmar que Cristina Kirchner pudiera ser reelecta? Duran lo dijo hace más de dos años. —Hablás de peronismo y no de kirchnerismo. Hace pocos meses, muchos de los gobernadores, Alberto Fernández y el mismo Sergio Massa estaban en Alternativa Federal. —Es un proceso más largo. Ya lleva un año y medio. Alberto se volvió a reunir con Cristina hace un año y medio. —¿Hay algo de aquella Alternativa Federal en el componente del voto a la fórmula Fernández/Fernández? —Todos los que estuvieron en Alternativa Federal están en el Frente de Todos, a excepción de Juan Manuel Urtubey y Roberto Lavagna. —Y Miguel Angel Pichetto. Si Cristina se hubiera presentado sin Alberto, ¿el resultado electoral hubiese sido muy distinto? —Si Cristina era candidata no hubiera sido muy distinto del actual. Si Alberto se hubiera presentado sin Cristina habría obtenido resultados parecidos a los de Florencio Randazzo en 2017. De hecho, cuando Cristina le comunicó su voluntad de dejarle a él el espacio presidencial, Alberto le dijo: “Pero si vos podés ganar, vos vas a ganar”. La respuesta fue: “Sí, yo voy a ganar, pero después hay que gobernar y para gobernar hay que hacer una coalición más amplia. Y eso lo podés hacer vos”. —En el hipotético caso de que Alberto Fernández ganara con 62% superando al propio Juan Perón en porcentaje de votos, ¿tendría un capital político propio distinto del de Cristina o seguiría siendo el triunfo de Cristina Kirchner? —Son indisolubles Cristina y Alberto. Es una fórmula de unidad. Unidad y reencuentro personal, incluso de reencuentro afectivo. No hay votos de Alberto que no sean de Cristina, como no hay votos de Cristina que no sean de Alberto. Se vota una fórmula. Ahora, si la pregunta es ¿quién tracciona los votos? La respuesta es la de Alberto: Cristina. “La popularidad de Axel Kicillof es uno de los grandes misterios de la política argentina.” —El dijo que el 80% de los votos son de Cristina. ¿Pasa lo mismo en la provincia de Buenos Aires o allí el 100% son de Cristina? —Hay personalidades distintas, hay historias diferentes, pero existe un proyecto en común. Alberto presidente y Axel gobernador serán la expresión de un mismo proyecto. No va a haber contradicciones. Existirán matices vinculados a las historias personales, las  políticas, las diferentes alianzas, pero dentro de un mismo proyecto. Hay mucha especulación, por interés o por intención, en buscar una brecha entre Alberto y Cristina, pero en este momento no la hay. Mi opinión es que no la va a haber tampoco en el futuro. “DUJOVNE dijo que nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno. No explicó por qué iba a ser distinto”. (Foto: Juan Obregón) —El kirchnerismo ¿es algo distinto del peronismo, tiene continuidad biológica, más allá de Cristina? —Hay una renovación propia de las edades de las personas y de los momentos del país, pero dentro de un mismo proyecto, como una continuidad. Tampoco ahí veo contradicciones. —¿Fue un error creer que el peronismo se podía dividir, ¿que una cosa era el kirchnerismo y otra cosa era el peronismo federal, republicano? —El peronismo se puede dividir, se puede reunificar, se puede volver a dividir, se puede volver a reunificar. Eso es lo que no entiende el antiperonismo, ni lo va entender nunca. Y es lo que le produjo esa indigestión al Gobierno el 11 de agosto, porque no se lo esperaba. Vos hablás con gente del Gobierno y te dicen: “No quisimos ver lo obvio”. La reunificación del peronismo es imbatible. A menudo, los elefantes pasan por delante y uno no los ve porque se detiene en un granito que tiene en un dedo. —¿Un error de diagnóstico? —Durante el primer año efectivo de gobierno de Macri, en 2016, hubo un movimiento muy fuerte dentro del peronismo para correr a Cristina Kirchner y Máximo Kirchner, para desbarrancar a todo lo que se caracterizaba como kirchnerismo. Se demonizaba a la letra K. Es algo que duró hasta diciembre del 16, cuando se avizoraba la elección de medio término. Eso pasó cuando se

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Bernie Sanders está, finalmente, dispuesto a hablar sobre ser judío

Fuente: Allison Kaplan Sommer  | Haaretz Fecha: 10 de septiembre de 2019 El contendiente presidencial demócrata ha sorprendido a muchos en las últimas semanas al discutir abiertamente su identidad judía, lo que provocó que los observadores experimentados de Bernie se preguntaran qué ha cambiado. Fue un momento histórico cuando Bernie Sanders se convirtió en el primer judío estadounidense en ganar una primaria presidencial en febrero de 2016. Pero, en un movimiento extraño para un político, fue un logro que el propio Sanders se negó a reconocer. En su discurso de victoria sobre la rival demócrata Hillary Clinton en New Hampshire, el senador de Vermont no mencionó sus raíces etno-religiosas al describir sus antecedentes, llamándose a sí mismo «el hijo de un inmigrante polaco que vino a este país sin hablar inglés y sin dinero.» Su evitación de mencionar su primer triunfo histórico y la descripción de su padre como simplemente «polaco», sin ninguna referencia al antisemitismo del que huía como la razón por la que buscó refugio en los Estados Unidos en la década de 1920, levantó las cejas en la comunidad judía y entre expertos – incluida la campaña actual- en los medios de comunicación judíos e israelíes. La sensación de que estaba tratando deliberadamente de no usar la «palabra jewish» se reforzó unos días más tarde cuando debatió sobre Clinton y se refirió a «alguien con mis antecedentes», en lugar de simplemente llamarse a sí mismo cómo se ve y suena tan claramente: judio de Brooklyn. Esto, señaló un artículo del Times, se estaba convirtiendo en un problema. En un momento en que todos los demás candidatos en el abarrotado campo demócrata usaban parte de su historia personal para presentar su caso, la insistencia de Sanders en atenerse a su mensaje económico y negarse a hablar de sí mismo lo estaba perjudicando. Pero menos de un mes después, la identidad judía de Bernie Sanders finalmente comenzó a emerger del armario. El catalizador en el proceso fue, inevitablemente, el propio Donald Trump. El 21 de agosto, en medio de la controversia sobre la negativa del primer ministro Benjamin Netanyahu a admitir en Israel y Cisjordania a las representantes demócratas Rashida Tlaib e Ilhan Omar l , Trump preguntó: “¿A dónde se fue el Partido Demócrata? ¿Dónde han ido, donde están defendiendo a estas dos personas contra el Estado de Israel? Y que cualquier persona judía que vote por un demócrata, creo que muestra una falta total de conocimiento o una gran deslealtad”. En respuesta a Trump, Sanders declaró en un evento de campaña en Sioux City , Iowa: “Soy una persona judía orgullosa y no me preocupa votar por los demócratas. Y, de hecho, tengo la intención de votar por un hombre judío para convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos “. Se refería, por supuesto, a sí mismo. Para los observadores que vienen siguiendo a Bernie desde hace mucho tiempo en la comunidad judía, escucharlo describirse a sí mismo como una «persona judía orgullosa» parecía marcar una nueva dirección. Al principio, era posible que fuera una casualidad. Pero luego vino el resonante respaldo de Linda Sarsour a Sanders en un mitin de campaña este fin de semana. «En un momento de un sorprendente aumento del nacionalismo blanco y el antisemitismo, estaría muy orgullosa de ganar, pero también de hacer historia y elegir al primer presidente judío estadounidense que este país haya visto y que su nombre sea Bernard Sanders”, Sarsour dijo en el video. El hecho de que la controvertida activista palestina y copresidenta de la Marcha de las Mujeres respaldara públicamente a Sanders no fue sorprendente; después de todo, Sarsour, una compañera de Brooklyn de extrema izquierda, ya había hecho una campaña enérgica por él en 2016. Lo sorprendente ahora fue la decisión de su campaña de resaltar esa cita en particular, enfatizando su judeidad, tanto en texto como en video, cuando Sarsour fue nombrada subrogante de la campaña presidencial 2020 de Sanders. Y a fines de la semana pasada, Sanders dio una entrevista cercana y personal con el reportero de Yahoo News Hunter Walker, quien marcó la pauta para que el senador hablara sobre su infancia al suministrarle (durante la entrevista) alimentos culinarios básicos de Brooklyn, el Dr. Brown’s Cream Soda y el cheesecake (pastel de queso) del legendario Junior’s Restaurant. Sanders habló sobre crecer en Brooklyn, los deportes callejeros que practicaba y, en un primer momento, habló extensamente sobre su vecindario de inmigrantes judíos de habla yiddish en Midwood. Relató la vida en una familia pequeña y en apuros que había decidido enviarlo a él y a su hermano a la escuela hebrea. Sanders le dijo a Walker que si bien «estoy muy orgulloso de ser judío… te diría que no era un gran estudioso talmúdico». Creo que en su mayoría estábamos lanzando bolas de saliva”. También recordó los recuerdos de la escuela hebrea que involucraban la lectura rápida del hebreo sin comprender lo que significaban las palabras. Dijo, como lo ha hecho anteriormente, que el hecho de ser judío que tuvo el mayor impacto en él «fue el Holocausto y… lo que le hizo a la familia de mi padre y a 6 millones de personas». Con el aumento y la conciencia del antisemitismo que han crecido de manera tan significativa desde la primera competencia primaria de Sanders hace tres años, tal vez este cambio fue inevitable. Pero también es un movimiento político inteligente. En su competencia de 2016 con Clinton, sufrió en gran medida su incapacidad para conectarse con los votantes afroamericanos y de otras minorías, y la percepción de que de alguna manera rechazó las políticas de identidad, prefiriendo centrarse en la injusticia económica en lugar de las injusticias raciales. Chocó con el movimiento Black Lives Matter por su incapacidad para enfatizar la raza y la justicia penal sesgada. Sigue siendo una batalla cuesta arriba, con encuestas que muestran que la comunidad negra favorece abrumadoramente al ex vicepresidente Joe Biden como la mejor opción para el candidato demócrata. Sin embargo,

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¿Por qué no lo hicieron antes?

Fuente:  Carlos Heller* | Tiempo Argentino Fecha: 8 de septiembre de 2019 (*)Presidente Partido Solidario Los hechos de esta semana terminaron de confirmar que los principales funcionarios del gobierno sabían cómo detener la fuga de capitales y el derrotero que venía mostrando el tipo de cambio, pero no lo hicieron antes. Es la conclusión obvia a la que se arriba transcurridos los primeros días de la implementación de regulaciones sobre el mercado de cambios. Estos días el dólar se mantuvo relativamente estable y con ello comenzó a menguar la salida de depósitos en dólares, verificándose un elevado porcentaje de renovación. Ya señalamos que estas medidas van en la dirección correcta. Lo que hay que subrayar es que no dejan de ser tardías y que han generado evitables costos para la sociedad. Ante ello, la pregunta que es: ¿por qué no lo hicieron antes? Una primera respuesta tiene que ver con la cuestión ideológica, arraigada en los preceptos del libre mercado y del Estado canchero. En este punto, los recientes controles cambiarios terminaron de bajar la última bandera que le quedaba a un gobierno que asumió prometiendo que una de sus primeras medidas sería la eliminación del denominado «cepo». Por esta razón, se excusan en que son «medidas transitorias», que «no nos gustan», y que si Macri es reelegido «al otro día las levantan». Suena a déjà vu de campaña 2015, con la diferencia de que hace más de tres años son quienes están en el gobierno. Siguen sin hacerse responsables de los daños que han causado y sus interlocutores son los inversores y el FMI, a tal punto que el presidente señaló: «Hemos cumplido con todo», al ser consultado sobre si esperaba el desembolso de 5400 millones de dólares del organismo. En paralelo, dijo: «Se están atendiendo todas las necesidades de la gente». Cumplir con el FMI, cuidando en paralelo a los argentinos y las argentinas, una contradicción más de la posverdad que tratan de construir. Si además de las reservas y la estabilidad cambiaria quisieran cuidar a la gente deberían implementar otro tipo de medidas. Por ejemplo con los alimentos, que en general están atados al nivel y la evolución del dólar. Por eso en otros tiempos, como ocurrió con el trigo, se obligaba a garantizar el abastecimiento del mercado interno, para desacoplar el precio de bienes de primera necesidad, como los fideos y el pan. El razonamiento sirve para otros bienes que afectan la canasta básica, cuyos precios van muy por encima del promedio de inflación minorista. El gobierno sigue sin dar cauce a los pedidos de declarar la Emergencia Alimentaria, lo cual indica que niega el principal problema que afecta a la población. ¿Acaso el programa con el FMI no era novedoso en cuanto a que permitía proteger a los más vulnerables? La renuencia del gobierno a ir contra su sesgo desregulador (en este caso en materia de cambios) le costó muy cara a la sociedad. Mirando hacia atrás, en particular hacia la crisis cambiaria que comenzó en abril de 2018, de haber establecido normas para detener la fuga tal vez no se hubiera siquiera planteado la posibilidad de volver a pedirle prestado al FMI. Lo mismo podría decirse si no se hubiera reiniciado el ciclo de endeudamiento que incrementó la exposición financiera externa del país. Desregulación extrema y endeudamiento, dos caras de la misma moneda. De hecho, economistas que en su momento criticaban los controles de cambios ahora dicen que son necesarios. Rodolfo Santángelo, socio de Carlos Melconian, afirmó: «Argentina no está para tener libertad de cambios, no estuvo en el 2015 tampoco». Reconocimientos tardíos, pero que contradicen el manual ortodoxo que sigue este gobierno. En términos prácticos la renuencia no debe ser vista como errores, mucho menos como capricho, sino como parte de una cuestión más estratégica. Inestabilidad de los mercados mediante, la vuelta al FMI en 2018 constituyó el gran puntapié para empezar a avanzar en las reformas estructurales que piden los mercados, ya sea con el actual acuerdo stand by, o en su defecto en un hipotético segundo mandato macrista (que incluya un préstamo de facilidades extendidas, que otorgue mayores plazos, pero que también incluiría más exigencias). La lógica que guió la decisión a esta altura es clara: de seguir el actual gobierno, el camino estaría más que allanado; de ganar una fuerza alternativa, se terminaría imponiendo la condicionalidad. La frase del FMI sobre que la deuda era sostenible, pero «con baja probabilidad», terminó volviéndose certeza con el «reperfilamiento», haciendo al FMI corresponsable de la situación actual. Es parte de la herencia más impactante que dejará esta administración. Entre los «éxitos» que este gobierno tendrá para mostrarles a los mercados está la fuerte contracción del salario real, por la vía de la inflación. Lo que sí no pudo hacer es darle un carácter permanente, lo que hubiera requerido otro mandato, de forma tal de ir también por el lado de la flexibilización laboral. Los últimos datos siguen revelando los impactos del modelo. Según el Indec, la construcción cayó entre enero y julio un 8,3% contra un año atrás. Algo similar ocurrió con la industria, cuya producción se redujo un 8,4% interanual. La mayor caída se dio en Otros Vehículos de Transporte (-44,7%) y en Vehículos Automotores (-23,2%). En este contexto, la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) indicó que la producción automotriz alcanzó a 213.643 unidades en los ocho primeros meses del año. Significa un 64,5% menos que la producción de idéntico período de 2015. Esto excede la coyuntura más reciente. Todos los datos van en el mismo sentido. Ratifican que esta política de ajuste no ha hecho más que contraer la economía y el empleo. Tienen que ver con un modelo que se expresa en un PBI que, en base a las proyecciones del REM, caerá un 4,4% en estos cuatro años; en una deuda pública que si antes de asumir Macri estaba en el 49,5% del PBI, llegaba al 88,5% en el primer trimestre de este año; y en un desempleo que

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La unidad en la diversidad

Fuente: Edgardo Mocca | Página/12 Fecha: 8 de septiembre de 2019 El cruce entre el resultado de las primarias y la grave crisis económica ha creado un ente fantasmal: el gobierno de Alberto Fernández. No tiene ministros ni puede dictar decretos, no distribuye las partidas presupuestarias ni representa al país fuera de sus fronteras; pero de este “nuevo gobierno” parece depender la suerte de los argentinos durante este complejo pasaje de su historia. La pregunta que funciona en esta extraña realidad es ¿qué va a hacer Fernández cuando deje de ser una esperanza, una amenaza o una sombra y efectivamente ejerza el poder institucional-legal? Y en consecuencia se espera que cada acto, cada palabra, cada silencio del candidato sea un signo del futuro que nos espera. Lo extraordinario, lo históricamente inédito de la situación es que será una elección –muy próxima y a la vez muy lejana- la que le otorgue o le niegue el gobierno. Y una elección si es democrática es conflictiva; las únicas elecciones que no lo son pertenecen a otro tipo de regímenes. Entonces no cabe hacerle al candidato las preguntas que podrían hacérsele a un presidente electo. Entre otros motivos la imposibilidad de contestar esas preguntas tiene que ver con la responsabilidad política: las respuestas podrían complicar mucho una transición de por sí nada sencilla. Lo más que se le puede pedir a Alberto, y no es poco, es que desarrolle la campaña electoral en ciernes y, al mismo tiempo, no contribuya a hacer crecer el fantasma de la ingobernabilidad en este raro calendario político argentino. O sea, una buena campaña para ganar la elección y mucha prudencia para no debilitar las instituciones. No es poca cosa… Curiosamente la maquinaria mediática razona dentro de este tembladeral como si el presidente todavía en funciones no tuviera ninguna responsabilidad en la cuestión. Dan por descontada su derrota y se concentran en la preparación del día después de su desalojo de la casa de gobierno. Tan original posición tiene el fundamento, explícito o no, de que las zozobras del país se deben al triunfo del Frente de Todos en las primarias: la doctrina acuñada por el presidente la mañana siguiente a la elección. Macri es una hoja al viento, pero una hoja que no tiene que caer. No faltan algunos escribas que ensayan escenarios inverosímiles de recuperación, de vuelco electoral y otras ensoñaciones de ese tipo. Se entiende, la idea es presionar a Alberto con vistas a su debilitamiento para el momento de asumir y, de paso, mantener viva esa mínima esperanza que expresaron las personas que salieron a la calle hace unos días para apoyar al presidente. La consecuencia del surgimiento de este gobierno fantasmal es que aparece otro curioso género: el de las especulaciones sobre la “interna” de la “administración Fernández”. Por supuesto que el plato fuerte de este otro espécimen imaginario es la relación entre el candidato más votado en las primarias y Cristina Kirchner. Como se sabe las especulaciones tienen como punto de apoyo la real e indiscutible diferencia en la trayectoria de ambos durante los últimos diez años (exceptuado el breve lapso pasado desde su reencuentro). La pregunta de tan desconcertante ejercicio del análisis político es cómo serán las relaciones entre distintos sectores que componen el frente de todos, una vez que lo virtual haya dejado paso a lo real. Pero, claro, las especulaciones sobre lo que va a ocurrir dentro de noventa días no incumben en absoluto al futuro, sino que están destinadas a operar en el presente. Cuando Juan Grabois dijo que en el país hace falta una reforma agraria se puso en acción el mecanismo que alimenta toda esta imaginería, el proyecto de encerrar al frente en el interior de sus diferencias y debilitar la confianza pública en su próximo gobierno, no en diciembre sino desde ahora. Y de paso frenarlo aunque sea un poco en su esperado crecimiento electoral. No hay que olvidar en este punto que además del gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires hay otro paquete muy pesado en juego, el del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, la patria chica natal del macrismo. Como era de esperar, la respuesta a esos dichos fue la aclaración desde muchos importantes referentes del Frente del carácter individual de las declaraciones de Grabois. Sea por las declaraciones o por las aclaraciones, el suceso tiene un impacto en el interior de los vencedores de agosto. Lo más fácil –casi un reflejo condicionado- es decir que el responsable de la situación es quien hizo esas declaraciones. Y eso es completamente natural porque la prioridad de hoy es mantener y si es posible incrementar el caudal electoral del peronismo y sus aliados, a lo que podrían no contribuir los dichos del dirigente social. Ahora bien, se podría mirar la cuestión desde otro ángulo. Porque el Frente se ha presentado en sociedad como unidad en la diversidad y en eso consiste su potencia; eso es justamente el gran triunfo del campo popular de los últimos meses bajo el impulso central de la decisión de Cristina que construyó la fórmula. Si eso es una riqueza, un activo ¿por qué negarlo de modo vergonzante? Por otro lado, la reacción violentamente descalificadora por parte del establishment político-mediático tiene una estrategia detrás de sí, la de extorsionar a Alberto, la de hacerle llegar el mensaje que dice que su suerte está atada a una serie de condiciones. La primera de ellas es que no produzca ningún gesto favorable y ni siquiera ambiguo ante propuestas, frases o lo que sea, que puedan comportar un riesgo aunque sea mínimo para las posiciones históricas de los poderosos del país, como si esos sectores no tuvieran nada que ver con este desastre. En una entrevista concedida al diario italiano La Stampa, el papa Francisco dijo que el aporte de cada uno a la unidad es su propia identidad. Puso el ejemplo del diálogo ecuménico al que él, sostuvo, solamente puede aportar desde su condición católica. No está mal

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Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

Fuente: Dardo Esterovich*  Fecha: 8 de septiembre de 2019 En estos días, cuando desde la Casa Rosada y la prensa hegemónica adicta tratan de involucrar en  el derrumbe del modelo neoliberal al Frente de Todos para condicionar al futuro gobierno, acusándolo de ser responsable por acción -¡haber ganado por amplia mayoría, 16 puntos, las elecciones PASO!- o por omisión –no haber apoyado en estas circunstancias  las políticas del FMI-, la derecha de la colectividad argentina judía que parecía haberse llamado a sosiego, vuelve a arremeter de una manera burda poniéndose otra vez a la vanguardia de la falacia y la mentira, utilizando nuevamente contra la ex presidenta, senadora y candidata a vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner la acusación de encubrimiento por la firma del Memorándum con Irán. Esta vez le tocó jugar con un comunicado a la Organización Sionista Argentina (OSA). El mismo comienza con dos párrafos que textualmente dicen: “La expresidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, manifestó que «con Macri terminamos consumiendo naranjas de Israel» Es una paradoja del destino que la señora Fernández, promotora del Memorándum de encubrimiento con Irán, utilizara el ejemplo de las naranjas israelíes.” Luego sigue con una reseña edulcorada del desarrollo económico israelí para forzar un absurdo reclamo. Sería excelente para nuestro país que la expresidenta referenciara todo lo bueno que ha sucedido en Israel para aplicarlo en la Argentina apuntando a su resurgimiento y no utilizar políticamente un dato mínimo como si comprar naranjas israelíes fuera la raíz de todos los males de nuestro país. Si uno quisiera saber cuándo hablo o escribió la ex presidenta lo de las naranjas de Israel y en qué contexto, debería ir al buscador de Google. Allí se enteraría que fue durante la presentación ante una multitud de su libro Sinceramente en la ciudad de La Plata el sábado 31 de agosto de este año. Tenemos ya algunas respuestas al misterio con que arranca el comunicado de la OSA: habló en la presentación de su libro. Casi con seguridad en el libro no escribió sobre las naranjas de Israel. Entonces ¿cómo aparecieron en la presentación? En el video de la presentación (1) en el minuto 42, analizando la doble vara que se adoptó para evaluar las políticas de su gobierno con las del actual a las que se refiere en su libro, hace referencia a la apertura indiscriminado de las importaciones como una de las multicausales de la restricción externa, escases de dólares, responsable de la grave crisis que estamos soportando. Es allí donde ejemplifica con  algunos productos que perfectamente se pueden obtener localmente y entre algunos otros como manzanas y vinos, aparece, sí, ¡la naranja de Israel! Bueno, ahora conocemos el contexto. ¿Es casual lo que oculta el comunicado de la OSA? Definitivamente no. Si lo hubiera explicitado no podrían escribir los absurdos que le siguen. En el segundo párrafo habla de una paradoja del destino.  Según la Real Academia de la Española la palabra paradoja significa “Hecho o expresión aparentemente contrarios a la lógica”. Si le agregamos “destino”  significaque ese hecho o expresión tuvo lugar en un tiempo distinto. ¿Dónde está en este segundo párrafo lo aparentemente contrario entre las naranjas de Israel y la promoción del Memorándum? No existe, porque para que esto sea una paradoja tiene que haber una cierta aparente conexión. Pero para la OSA  esto es muy complicado. No importa. Escribámoslo igual pero de la manera que logremos nuestro objetivo: Llamar al Memorándum de Entendimiento con Irán, como Memorándum de encubrimiento.Ya está, ya juzgamos y ya sentenciamos. Que el juicio sobre la absurda acusación del ex fiscal Nisman todavía no se ha sustanciado y duerme  la siesta en Comodoro Pro por la falta de pruebas y el temor a la declaración como testigo del ex Director de Interpol Ronald Noble que haría derrumbar la falsa acusación, es apenas un detalle. Para la OSA es cosa juzgada. El último párrafo, ni los más renombrado sofistas griegos podrían desentrañar tamaño dislate. Luego de recomendarle a la ex presidente que se referenciara las bondades de la experiencia de la economía israelí para sacar a nuestro país de la crisis, ignorando las diferencias objetivas entre las economías de ambos países, los contextos mundiales distintos y las significativas ayudas económicas que aun recibe Israel por parte del gobierno estadounidense -no del FMI- y de las comunidades judías del mundo, termina acusándola de utilizar políticamente a las naranjas israelíes como los causantes de todos los males de nuestro país. Demasiada presunción e ignorancia. Si la política de apertura de los mercados a las importaciones se hubiera limitado a las naranjas israelíes posiblemente en  nuestro país no hubieran cerrado tantas fábricas y las economías regionales no estarían en coma. Y a las naranjas las estaríamos disfrutando por son de muy buena calidad. Pero no tienen remedio. La derecha de la colectividad argentina judía sufre del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Y esa obsesión tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner (1)(https://www.youtube.com/watch?v=mDOUYNvaDNE *Secretario General del LLAMAMIENTO Argentino Judío  

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