Juan Carlos Monedero: «Alberto debe evitar que estos locos le prendan fuego a la Argentina»
Fuente: Alberto López Girondo | Tiempo Argentino Fecha: 18 de Agosto de 2019 Juan Carlos Monedero es uno de los fundadores de Podemos y podría decirse que un habitué de Argentina. Esta vez este doctor en Ciencias Políticas y docente en la Universidad Complutense de Madrid vino para presenciar las PASO -«a acompañar», afirma– y en una breve visita a Tiempo desmenuzó algunas consideraciones sobre el triunfo de Alberto Fernández y su significado para los sectores que en el mundo luchan contra el modelo económico conservador. Del mismo modo, analizó los puntos en común entre la realidad argentina y la de España, que intenta sacarse de encima el corset neoliberal pero continúa sin formar gobierno luego de haber ido a elecciones en abril pasado. Conocedor muy profundo de la realidad local, considera que Miguel Ángel Pichetto, el compañero de fórmula del presidente Mauricio Macri para las presidenciales de octubre, dejó el peronismo para saltar a una alianza con Cambiemos «porque seguramente la ha pesado más su condición de burócrata de la política que cualquier ideología». Al mismo tiempo, sostiene que «están emergiendo nuevas realidades post Perón, que interrogan al peronismo, como el feminismo y el ecologismo». «Hay mil peronismos –reflexiona– pero nunca lo he visto tan plural. Estos días he visto esta unión que han conseguido con mucha inteligencia Cristina y Alberto y otros operadores, de gente que hace tres años se estaban matando como astillas de la misma madera. Verles hoy juntos, me dio la sensación de que el peronismo está funcionando como una nave nodriza que articula a otras fuerzas políticas más amplias, a veces con equilibrios inestables y que debe mucho a la existencia de un enemigo común, que es el macrismo». –Podemos celebró el triunfo de Alberto Fernández. –Yo creo que cualquier derrota del neoliberalismo es una victoria de los sectores populares en cualquier lugar del mundo. El neoliberalismo nos ha cautivado por un lado, como decía (el Premio Nobel de Economía Joseph) Stiglitz, convenciéndonos de que no hay alternativa. Por otro lado, solventan sus crisis, huyendo hacia adelante. De modo que cuando se verifica su incapacidad de incluir a amplios sectores, lo pretenden solventar con endurecimientos de la jornada laboral, de las pensiones, con mayor explotación de las personas, con mayor deterioro medioambiental, lo que genera a su vez nuevos problemas y siempre con un abanico cada vez más estrecho de soluciones. Pero, además, en el momento actual del sistema capitalista, este que llamamos neoliberalismo o globalización, viene acompañado de cosas terribles. Una es la financierización de la economía, que nos convierte a todos en sujetos endeudados y en rehenes de gente que ha acumulado tantísimo dinero que es capaz de poner de rodillas a cualquier país. Estos fondos buitres que pueden esperar diez años, 15, para concertar sus planes, pueden, como hemos visto este lunes, cometer terrorismo financiero para intentar frenar las decisiones populares. Una parte importante de ese dinero lo ha utilizado para infectar los medios de comunicación desde donde insisten en ese mensaje de que no hay salida fuera de su receta. Estos terroristas financieros llaman terroristas a quienes les llama a ellos terroristas financieros. –Es cierto, tienen mucha capacidad de acusar a sus opositores de lo que en realidad son ellos. –Claro. Al final es como un callejón sin salida que te deja sin respiración. Es como esa película de miedo donde la pelota cae por la escalera, bota pufpufpuf, te llena de pánico, te deja paralizado y al final eres tú el que se muere del puro susto que les estás otorgando. Cuando alguien de repente derrota a los Caminantes Blancos demuestra que son mortales y te permiten mirarlos con una distancia que te da herramientas pare vencer esta etapa oscura como la que vive el mundo occidental. –Se dijo estos días que los medios de comunicación fueron los grandes derrotados de esta elección. –Igual que las grandes encuestadoras, que han renunciado a su honestidad intelectual para ponerla al servicio de la construcción de opinión. Lo que pasa es que no rinden cuentas y pueden construir en la ciudadanía memoria de pez. –Una de las grandes sorpresas es que la gente en lugar de mirar la televisión miró la heladera para votar. –Es verdad que la realidad económica iba a mandar muchísimo en estas elecciones. A veces no ocurre y eso nos lleva a la desesperación. Cuando los pobres votan a sus verdugos nos genera una absoluta desolación. Porque uno no encuentra cómo revertir estas políticas lesivas para la mayoría si al final el golpeado termina por apoyar a su verdugo. Eso ha ocurrido en momentos en que sectores que habían subido por la escalera social olvidaron sus orígenes y creyeron que votando a gobiernos de la derecha su aspiración de ser clase media iba a verse mejor satisfecha que votando a quienes los sacaron de su situación de pobreza. Pero claro, cuando hay 4 millones de nuevos pobres en el país y unas expectativas muy alejadas de mejoría, y esta imagen de incapacidad del gobierno de Macri, parece que era más difícil engañar a la gente. Yo entiendo el enfado de Macri, porque ya no podía hablar de la ilusión, ni de los globos ni de be happy. No podía presentar un balance saneado de las políticas públicas y solamente le quedaba el discurso del odio y del miedo y de la confrontación con el pasado. Pero no había garantías en que eso se tradujera en la mejora de la vida. –El triunfo de Alberto Fernández implica para la región un cambio de escenario muy inesperado cuando se avecinan elecciones en Bolivia y Uruguay. Y Brasil está muy golpeado: hubo declaraciones terribles de Jair Bolsonaro contra Fernández. –Yo creo que es peor. Porque Bolsonaro ha participado de este terrorismo financiero que por un lado ayudaba al gobierno de Macri sobre las espaldas del conjunto de los argentinos y al mismo tiempo es responsable de estas tensiones financieras actuales en connivencia con Donald Trump y por supuesto con el Fondo Monetario Internacional. Y al final