Portada

Nacionales, Politica, Portada

Una rutina obsesiva

Fuente: Horacio Verbitsky | El cohete a la luna Fecha: 16 de febrero de 2020 El tema llegó a las páginas de The Economist como parte de un conflicto interno en el Banco Mundial, donde por segunda vez en menos de tres años renunció su economista principal. La revista de negocios lo atribuye a la negativa de los más altos niveles del Banco a publicar una investigación académica sobre la correlación entre los préstamos realizados y el incremento de las cuentas offshore donde se refugia parte de ese dinero. Sin darse por enterada, la prensa comercial y de sesgo ideológico de la Argentina insiste en propiciar conflictos entre el Presidente Alberto Fernández y su Vicepresidenta, una ilusión que acaricia como una rutina obsesiva y compulsiva. Durante la presentación de su libro Sinceramente en la feria del libro de La Habana, Cristina se refirió a la negociación de la deuda argentina con el Fondo Monetario, en los términos que se escuchan en este video. Pidió allí un Nunca más para el endeudamiento, mencionó el alejamiento de David Lipton, responsable del préstamo “ilegal” al gobierno de Maurizio Macrì, y reclamó que «me apliquen el estatuto del Fondo completo, del primero hasta el último artículo. No me elijas el capítulo que me vas a aplicar”. Es decir, si no se cumplió con el artículo que prohíbe otorgar préstamos para financiar la salida de capitales, también debería relajarse aquel que veda hacer una quita al capital del Fondo. «¿ Por qué vamos a hacer valer una prohibición y la otra no? Y no estoy hablando de cuestiones ideológicas. Estoy hablando de la ley y de la buena fe», dijo. Agregó que en la solución debe participar la sociedad, que es la que va a pagar. “Todos deben respetar las normas” y “el acreedor debería establecer una quita sustancial”. El FMI se sintió tocado y su vocero Gerry Rice, uno de los últimos altos funcionarios de la gestión de Christine Lagarde que no fue removido por Kristalina Georgieva, respondió que ni habría quita ni se violaron los estatutos. Las palabras de Cristina fueron presentadas en portales y pantallas como fuego amigo contra Alberto Fernández, presunta prueba de la antinomia entre la moderación y sensatez presidencial y la irresponsabilidad de su Vice en medio de la negociación. Una vez más, el Presidente contrarió esa lectura tendenciosa y dijo que compartía la “impecable posición” de su Vice. Recordó incluso que eso mismo le planteó él a la misión del Fondo que lo visitó después de las elecciones primarias y antes de las presidenciales. El comunicado emitido ese 27 de agosto de 2019 dice que el candidato “reiteró su preocupación por el hecho de que los créditos otorgados por el FMI al Gobierno Nacional hayan sido utilizados, en gran parte, para financiar la salida de capitales”. Agregó que “este fenómeno constituye un incumplimiento flagrante a lo dispuesto por el Artículo VI del Acta Constitutiva del organismo cuyo primer párrafo dispone que ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital«. Es el mismo artículo con el que CFK respondió a Rice, advirtiéndole que “los argentinos y las argentinas sabemos leer”.   Según los datos de CIFRA, durante los 48 meses de gobierno de Cambiemos, la deuda pública se incrementó en 103.808 millones de dólares y la fuga llegó a 93.667, o sea, el 90,2%. Ex funcionarios de Macrì y su prensa adicta alegan que los préstamos se utilizaron para pagar deudas anteriores en letras y bonos y así intentan refutar el dato de la fuga, cuando la retribución por la bicicleta financiera es sólo de una escala intermedia, la toma de ganancias que luego se dolariza y deja el país. Como explica Eduardo Basualdo, lo que se va no es el consumo de las clases superiores, que se mantiene o aún crece, sino la inversión. Porcentajes La economista principal del Banco Mundial, Pinelopi (Penny) Goldberg, acaba de dejar el cargo luego de apenas 15 meses, el mismo suspiro que duró su predecesor, Paul Romer. El detonante fue un estudio de los investigadores escandinavos Jorgen Juel Andersen, de la Business School de Noruega, y Niels Johannesen de la Universidad de Copenhague como primeros autores. En 2015, Johannesen presentó ese trabajo, según el cual cuando aumentaban los precios del petróleo, crecían los depósitos en bancos suizos. Entre quienes asistieron a la presentación estuvo Bob Rijkers, miembro del equipo de investigación del Banco Mundial, quien acordó estudiar junto con los escandinavos qué ocurría con los préstamos a países dependientes del Banco y de otros organismos internacionales. La muestra abarcó 22 países, entre 1990 y 2010, y se verificó que los depósitos de ese origen en guaridas fiscales fueron el 5% de los préstamos recibidos. Por una fuga del 5%, el Banco Mundial perdió a su economista jefa. La publicación no fue aprobada por la conducción del Banco Mundial, para el que la correlación no prueba causalidad. Igual duda cubre la renuncia de la economista principal, de quien dependen los investigadores, que en marzo volverá a la academia, en Yale. Que este tema haya merecido la nota principal en la sección Economía y Finanzas de The Economist es un dato relevante. Si el 5% de fuga mueve así las piezas, ¿qué debería ocurrir con el 92% de los cuatro años de Macrì, un porcentaje apabullante? En todo caso, esto ratifica la centralidad del problema de la deuda para la economía y la sociedad argentina y la absoluta pertinencia de la observación de Cristina, ratificada por Alberto. La cuerda se puede romper La exposición del ministro Martín Guzmán en el Congreso se ajustó a la máxima latina suaviter in forma, fortiter in re. Sin levantar nunca la voz reiteró lo que vienen diciendo el Presidente Fernández, la Vicepresidenta Fernández y el jefe del bloque de diputados Kirchner: tanto el FMI como los bonistas son corresponsables de la crisis de deuda que generó Macrì y deberán aportar para la solución, que no puede basarse en el ajuste fiscal. «Aquí hay mucho dinero

Nacionales, Politica, Portada

La teología de la avaricia

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 16 de febrero de 2020 El último 26 de enero se llevaron a cabo elecciones parlamentarias en Perú,  y un partido neo-pentecostal –­la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMIMPU)– logró 16 de los 130 escaños del parlamento, constituyéndose en la segunda fuerza más votada y una de las primeras minorías del fragmentado legislativo unicameral. Para presentarse como partido político, la secta neo-pentecostal tuvo que adecuarse a la legislación constitucional e inscribió el Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP), cuya plataforma se opone tanto a las denominadas doctrinas de género como a las organizaciones laicistas y populares. En forma paralela, el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, designó el último 5 de febrero al pastor Ricardo Lopes Dias como titular de Fundación Nacional del Indio (FUNAI), institución responsable del vínculo con 114 etnias que, se calcula, viven sin contacto con el resto de la ciudadanía. El funcionario nombrado es un conocido integrante del grupo evangélico estadounidense Misión de Nuevas Tribus de Brasil (MNTB), cuya función prioritaria es colonizar a los pueblos originarios, despojándolos de su cultura e integrándolos a lo que denominan “la civilización de dios”. Los movimientos neo-pentecostales se originaron en Estados Unidos en el marco de grupos evangelistas conservadores, como forma de oposición a las demandas de mayor autonomía para las mujeres e igualdad de derechos para personas LGBTI que se empezaron a difundir a partir de los años ’60. En términos económicos, se han consolidado como los difusores de las Teologías de la Prosperidad, doctrina que justifica el enriquecimiento inequitativo y llega a calificar a la pobreza como un castigo divino. La secta fundadora del Frente Popular Agrícola del Perú y la Misión de Nuevas Tribus de Brasil son movimientos derivados de la tradición evangelista neo-pentecostal nacida en Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial. Sus máximos referentes fueron denominados televangelistas o líderes de las iglesias electrónicas, y sus postulados coincidieron con la ofensiva macartista sufrida a nivel doméstico por los sectores progresistas de ese país. Su expansión hacia América Latina tuvo como objetivo fundamental la cooptación de sectores populares y pueblos originarios, como forma de detener el avance de las Comunidades Eclesiales de Base sustentadas sobre una Teología de la Liberación que buscaba empoderar política y culturalmente a los grupos más vulnerados. A principios del siglo XXI, los grupos neo-pentecostales se sumaron a los movimientos en defensa de los valores de la familia tradicional, oponiéndose a toda forma de planificación familiar, interrupción voluntaria del embarazo y matrimonio igualitario. Desde esa plataforma, se organizaron en partidos políticos generando coaliciones con los sectores más conservadores de la iglesia católica, comprometidos en la misma agenda anti-derechos. La particularidad organizativa de los neo-pentecostales, nacidos al influjo de la Guerra Fría, es su organización territorial y la población objeto de su ministerio. A diferencia del protestantismo histórico, su despliegue geográfico prioriza a los sectores más empobrecidos y marginales con el objeto de brindar esperanzas mesiánicas capaces  de reemplazar las redes sociales establecidas por las corrientes ligadas a los sacerdotes católicos en opción por los pobres y los movimientos políticos opositores al neoliberalismo. Respecto a su distribución en el territorio, las iglesias neo-pentecostales de cariz milenarista se distribuyen de forma reticular en barriadas populares, contando con importantes medios de comunicación. Su financiamiento es dual: reciben aportes internacionales de fundaciones ligadas mayoritariamente al Partido Republicano, y en forma simultánea obtienen cuantiosos recursos del  diezmo aportado por cientos de miles de adherentes humildes cuya dependencia afectiva los lleva a sentirse feligreses en perpetua deuda.  El dinero de la fe  Wilmer Cayllahua, uno de los líderes del Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP), creado por los integrantes de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal. Según Zygmunt Bauman, estos nuevos colectivos religiosos compiten por sumar devotos enmarcados en una lógica de mercado según la cual toda trascendencia y religiosidad se dispone a ser comprada y vendida como un producto de mercado. El título de muchos de los libros editados por los conglomerados neo-pentecostales evidencia la impronta comercial que rige estructuralmente a estas corrientes: Vendiendo la Iglesia, de Philip Kenneson y J. Street, o Marketing para las Congregaciones, de Nicholas Shawchuck, son dos ejemplos sintomáticos de esta concepción. La precarización y el desempleo característicos del neoliberalismo destruyen redes territoriales y gremiales. Además ponen en cuestión las históricas adscripciones políticas dejando en la orfandad de pertenencias (esperanzas y articulaciones) a amplios sectores populares. En Argentina, nuevos actores colectivos, entre ellos los movimientos de trabajadores desocupados, han logrado canalizar las necesidades de participación de quienes son lanzados a la marginalidad por el modelo financiarizado y de esa manera han brindado contención y perspectiva colectiva. Por el contrario, en gran parte de Latinoamérica la disolución de las identidades clásicas ha dado lugar a un crecimiento de sectas que ofrecen la recuperación de un paraíso perdido. Los grupos neo-pentecostales brindan oportunidades de formación de sacerdotes menos rígidas que las propuestas por las congregaciones tradicionales y, en forma paralela, dedican gran parte de su tarea a la creación de redes de apoyo dentro de comunidades marginadas. Desde esta plataforma, se presentan con mayor capacidad para articularse con el discurso de los  sectores conservadores de clase media y alta. Además, la cohesión ideológica que logran generar con la periodicidad de sus asambleas sumada a la confianza que deviene de la fe compartida, los convierte en potenciales articuladores de instancias político-partidarias con una base fidelizada y acrítica, sustentada en valores pretendidamente sagrados. Las reglamentaciones sobre los partidos políticos y las regulaciones sobre la garantía de la libertad de cultos varían en los diferentes países de América Latina. Pero una democracia plena no puede desentenderse de las manipulaciones de la fe llevadas a cabo en directa violación de la soberanía. Financiar partidos políticos desde el exterior, con el objeto de desmembrar el tejido social y desarticular las identidades nacionales en el marco de programas funcionales a los centros de poder internacional, no es un tema insignificante. Uno de los ejes básicos de la  construcción del sentido común –desde el que se

Colectividad judía, Comunicados y Declaraciones, Portada

Berrinches de la derecha comunitaria

Fuente: Llamamiento Argentino Judío Fecha: 15 de febrero de 2020 El LLAMAMIENTO Argentino Judío pidió y le fue otorgado el derecho a réplica a una nota aparecida en la página web de Radio Jai donde se nos atacaba ferozmente con una serie de infundios y exabruptos. Valoramos el gesto de la Radio aunque en la publicación, lamentablemente, fueron suprimidos algunos párrafos que dificultan la comprensión de lo allí expresado. A continuación se podrá leer nota completa, tal cual fue entregada a emisora. Berrinches de la derecha comunitaria (en respuesta a una nota aparecida en el portal de Radio Jai) Sin duda que la derecha de la colectividad judía acusó el impacto de nuestra solidaridad con Víctor Hugo Morales. El artículo divulgado por Radio Jai está plagado de inexactitudes y calificativos que demuestran impotencia. El título de la misma es: “No hay peor antisemita que un judío antisemita” y está firmada por la Redacción de la Radio. En dicho artículo se extractan opiniones de Delia Sisro, la co-autora del libro “Asesinaron al fiscal Nisman. Yo fui testigo” en colaboración con Waldo Wolff. Los comentarios de Delia Sisro, evidencian que están desaforados. Atacan la declaración en solidaridad con Víctor Hugo Morales realizada por el LLAMAMIENTO en respuesta a una denuncia ante el INADI realizada por el diputado del PRO Waldo Wolff.(2) Esto tiene una única explicación: están defendiendo el negocio de la victimización con el que pretenden seguir engañando a la opinión pública. Lo que motiva esta respuesta del LLAMAMIENTO Argentino Judío es nuestro absoluto repudio a que se nos presente como “judíos antisemitas”, “quinta columna”, “judíos vergonzantes”, “judíos con auto-odio” o “judíos colaboracionistas”, todos ello en una sola nota. Sobre el último nos califica peores que los colaboracionistas de otra época porque a los detenidos por los nazis los amenazaba la posibilidad de la muerte, mientras que a nosotros lo hacemos por “deformaciones culturales, auto-odio o intereses de dinero y/o poder”. Quien es capaz de utilizar esos términos demuestra una clara pérdida de conciencia de la realidad. Tampoco faltan las inexactitudes. Vuelven a los argumentos con que nos atacaron cuando el LLAMAMIENTO hizo su aparición pública en el año 2015: “De este modo, el “Llamamiento Argentino Judío”, un sello de goma inventado por Jorge Elbaum y algunos miembros de ICUF (una entidad de origen judeo-Stalinista) durante el Kirchnerismo, en una clara muestra de aprovechamiento político y sin representación comunitaria real…” El Llamamiento es desde sus inicios un movimiento político no partidario, heredero de las tradiciones populares, progresistas y democráticas que sustentó gran parte de la colectividad judía desde principio del siglo pasado a tono con las aportadas por distintas fuerzas políticas y sociales que se fueron desplegando en distintas épocas en el país. La propia nota cita que en nuestra declaración fundacional nos pronunciamos “deseosos de contribuir a la profundización de la democracia y la equidad social”. Esto nos hace más parecidos a los movimientos nacionales, populares y democráticos de hoy que a las expresiones de la derecha vernácula. ¿Dónde está el pecado? ¿O los dueños del “judeómetro” determinan que para ser judío hay que ser de derecha? Lo que la nota define como un “sello de goma” cuenta en la actualidad con varios miles de adherentes distribuidos por toda la geografía del país. Son ellos, además, con sus aportes quienes sostienen las actividades del LLAMAMIENTO. No recibimos dinero ni de los sucesivos gobiernos, ni de Fundaciones ni de empresas que pudieran afectar nuestra autonomía y libertad de expresión. En la nota se nos acusa de antidemocráticos por no haber esperado el pronunciamiento del INADI. Se utiliza, para tal fin, un argumento retorcido: “La democracia… deja de tener sentido cuando un grupo de unos pocos, quienes se posicionan desde un lugar en el que no tienen ni apoyo ni legitimidad en absoluto, dejan de respetar la diversidad ya sea de opinión o de cualquiera de sus formas”. Según Sisro carecemos de apoyo y legitimidad –una afirmación que no sustenta- y dejamos de respetar la diversidad de opinión. Más bien perece todo lo contrario. Con un rosario de descalificaciones infundadas le está negando al LLMAMIENTO el derecho de opinar sobre la denuncia de Waldo Wolff. Pero el premio a la entelequia se lo lleva la frase con que remata la nota: “Cuando se ataca un judío nos están atacando a todos”, sentencia Sisro. En primer lugar digamos que esta afirmación está en contradicción con la apelación que hace a la diversidad que mencionamos más arriba. En segundo, incluso más grave, apela a una frase chovinista utilizada por todos los totalitarismos para justificar genocidios en todas las épocas, algunas de trágicas consecuencias para el pueblo judío. Toda la nota está plagada de mentiras y descalificaciones pero no hay un solo argumento que contradiga lo que el LLAMAMIENTO Argentino Judío expresó en su declaración. Radio Jai y Sisro pretenden darle continuidad a la lógica de las fakenews. Los miles de integrantes del LLAMAMIENTO estaremos atentos a desenmascararlos. Buenos Aires, 15 de febrero de 2020 Marcelo Horestein, Presidente Dardo Esterovich, Secretario General

Economia, Nacionales, Portada

La city está nerviosa: ¿Por qué Martín Guzmán inquieta a los «mercados»?

Fuente: Claudio Scaletta | Página/12 Fecha: 15 de febrero de 2020 La presentación de Martín Guzmán en el Congreso electrizó a los economistas ortodoxos y sus representantes mediáticos. La reacción de «las consultoras» frente a una postura que confronta con el discurso dominante. Martín Guzmán durante su presentación en el Congreso.  El así llamado “mercado”, léase los actores económicos vinculados directa o indirectamente al poder financiero, como por ejemplo los bancos y sus economistas, los propios y los de “las consultoras de la city”, están muy nerviosos con el ministro Martín Guzmán. Alcanza con recorrer superficialmente la prensa que apoyaba al macrismo para ver cómo se repiten las viejas ideas de “falta de confianza”, creación de “malas expectativas” y el latiguillo más común: “no existe un plan económico”. ¿Cuál es la razón de tanta ansiedad y nerviosismo? La respuesta es unívoca: el ministro no muestra las cartas de la renegociación de la deuda. Entre tanto funcionario proveniente de ámbitos académicos antes que de la experiencia del tira y afloje del mundo de los traders, es decir de la ausencia de “Totos de la Champions League” en el staff, hay inversores que no son atendidos y acreedores muy fuertes a los que no se les abren las puertas de los despachos oficiales. Incluso dentro del mismo gobierno no faltan los altos funcionarios que explican en off que la estrategia de renegociación de la deuda, un dato clave del futuro económico, la conocen sólo dos personas: “Guzmán y Alberto”. Si quieren saber más los “financistas” tendrán que esperar hasta que se designen los bancos negociadores, tanto los que explotarán las divergencias al interior del FMI y de Wall Street, como los que tendrán la también ardua tarea de identificar a los tenedores de los bonos. Sin embargo, para quien sepa leer, los indicios sobre los planes oficiales están todos sobre la mesa. Más después de la presentación de esta semana de Guzmán en el Congreso, donde el ministro pronunció una gran herejía para el discurso económico del mundo de las finanzas. Sostuvo que “de las recesiones no se sale con ajuste fiscal”. Se trata de una verdad económica de Perogrullo, de hecho es el gran aporte de la teoría económica del siglo XX aunque mejor formalizada por la vía de “la teoría de la demanda efectiva en el largo plazo”, ya que hasta los faraones sabían que construir pirámides promovía la actividad y que no necesitaban ahorrar moneda ni cobrar impuestos antes de construirlas. Además, también es la política que practican, aunque no predican, los países más desarrollados, permanentemente en déficit interno y, en casos como el estadounidense, también externo. No obstante, la mueca de horror del establishment ante las palabras del ministro fue una sola a lo largo y ancho de la república: “Giró a la izquierda”, se escandalizaron, “fue un discurso de cabotaje”. Para colmo Guzmán dijo todavía más. Sostuvo que no era esperable alcanzar un superávit interno antes de 2023, lo que deja entrever cuáles son los años de gracia que tiene en mente en materia de pagos. Agregó también que es una alternativa que están hablando con el FMI. Si ello es así, si efectivamente existe la aquiescencia del Fondo, hasta podrían existir sorpresas cuando se conozca la meta de déficit para 2020, la que estaría bien por encima de lo previsto, un buen dato para el nivel de actividad. «Ni agresiva ni amistosa» El segundo componente fuerte de la exposición de Guzmán fue insistir en lo que para él es una vieja idea: lograr una renegociación sustentable. “Ni agresiva ni amistosa, sustentable”, detalló. Si bien en tiempos recientes la palabra “sustentable” fue desgastada en malos trámites, se necesita ahondar en el contexto para comprender mejor el significado del concepto en boca del ministro. Quien se haya tomado la tarea de leer sus escritos académicos sobre reestructuraciones soberanas habrá encontrado que el novel funcionario hablaba de plazos de gracia, quitas de capital y de nivel de intereses, pero también insistía en la “sustentabilidad” como la clave para una renegociación exitosa, es decir una que no obligue a renegociar al poco tiempo. Si se piensa dos veces, se trata de una meta que sólo puede lograrse relacionando las obligaciones futuras con una visión realista sobre la capacidad esperada de la economía para generar dólares. Más allá de la palabra oficial, eso sólo es posible con una renegociación agresiva. Es aquí donde entran las relaciones de poder. La estrategia que dejó ver hasta ahora el gobierno es “con el FMI adentro” y sin agitar la posibilidad de otras alianzas extra Occidente. Para muestra basta la “simpática” gira europea del presidente que recordó, sin maldad, a los años 90 o al Macri del G20. Otra muestra, ya con maldad, fue la innecesaria foto con Bolsonaro “para que ayude en la renegociación con el FMI”, como si Brasil tuviese real injerencia. Hablando mal y pronto, la apuesta a acordar con el FMI significa que la palabra última sobre subirle o bajarle el pulgar a la Argentina la tiene el presidente de Estados Unidos. Gracias al súper endeudamiento macrista, que la salida de la recesión sea ordenada o caótica es hoy un dato exógeno, que no depende de la voluntad interna. El problema es que el rol central del Fondo siempre fue alinear a los países a los intereses estratégicos estadounidenses. El secundario, más allá de la abierta contradicción con la letra impresa sobre sus funciones, fue financiar la salida de capitales de los países con crisis de balance de pagos, exactamente lo que volvió a hacer en Argentina a partir de abril de 2018: poner los dólares para la salida de los capitales especulativos. CFK y el FMI La crítica de los medios frente a las palabras de CFK respecto al rol reciente del organismo en Argentina habló de ruidos y contradicciones entre el presidente Alberto Fernández y su vice, una verdadera zoncera sobre un supuesto enfrentamiento entre un moderado y una extremista. Muy por el contrario, la ex presidenta cumplió el rol de poner en

Nacionales, Politica, Portada

Amia y Nisman: de mentiras y encubridores

Fuente: Hugo Presman* | La Tecl@ Eñe Fecha: 13 de febrero de 2020  A cinco años de la muerte del fiscal Alberto Nisman y a más de 25 años del atentado a la AMIA, las mentiras ya constituyan un verdadero Aconcagua, los encubridores y cómplices se presentan como los adalides de la verdad y siguen intentando convertir a Nisman en un héroe del cual, al desentrañarse los hechos y revelarse la tortuosa trayectoria del fiscal, si alguna vez se produce, lo dejarán desnudo ante la historia. El sábado 18 de enero una concentración de alrededor de 10.000 personas se reunió en la Plaza Vaticano, convocados por presuntos “republicanos” de las redes sociales y con la presencia de figuras del PRO y algunos radicales que mucho más que intentar homenajear al fiscal muerto, se sumaron a un acto furiosamente opositor. “No fue suicidio, fue un magnicidio” fue la consigna reiterada y “Cristina asesina” y “Argentina sin Cristina”, slogans entonados por los asistentes. Ese “héroe” que los concurrentes vitoreaban seguramente ignoraban lo que Memoria Activa, una de las tres agrupaciones de familiares de las víctimas, muy crítica del fiscal  sostenía dos años antes de su muerte, escribió en noviembre del 2013: “Nos engañó, nos mintió, nos intenta embarullar con centenares de fojas que cuentan historias que ojalá que algún pueda probar. Tenía la posibilidad de demostrar que todos estos años invertidos por usted podían sostenerse en una indagatoria, pero sus acciones demuestran lo contrario………Su falta de compromiso e inacción en la causa que investiga el encubrimiento ya nos hace dudar. El hecho que haya sacado un dictamen tan superpoblado de adjetivos, con una selección arbitraria del mismo, con argumentación jurídica pobre y forzada, llena frases huecas al que consideramos impropio de un funcionario judicial, nos demuestra que usted es funcional a los intereses de los que siempre nos quieren alejar de la verdad. Es por todo esto que, para nosotros, usted ya es el ex fiscal de la causa AMIA”. Al día siguiente del acto en la Plaza del Vaticano, en un acto privado en el cementerio de la Tablada, el presidente de la DAIA,  Jorge Knoblovits, afirmó: «Yo estuve con Alberto dos días antes del asesinato y quiero darles certezas. En la actualidad tengo la certeza que Alberto fue asesinado porque el Derecho otorga certezas… investigó la causa más contaminada de la Argentina, atravesada por servicios de inteligencia y políticos» Se quedó corto Knoblovits: aquí hay estados cómplices de la contaminación (el norteamericano, el israelí y el argentino de los gobiernos de Menem y Macri), jueces y fiscales impresentables, medios sesgados para tapar y distribuir las mentiras, periodistas funcionales, y dirigencia comunitaria que representa Knoblovits (entre otros), a los que jamás les importó saber lo que pasó, y cuya actuación es una prolongación de los intereses de política exterior del Estado de Israel y simultáneamente ser la cobertura de protección de aquellos dirigentes que presidian AMIA y DAIA al momento del atentado. LOS DOS JUICIOS La investigación se inició en el año 2001 para determinar los autores externos y contra 22 acusados de ser la conexión local del atentado y haber facilitado la camioneta con explosivos. Durante ese juicio que corrió entre 2001 y 2004, el presidente Néstor Kirchner eximió a los agentes de inteligencia de su deber de guardar el secreto de las operaciones al momento de declarar como testigos, dejando al descubierto un amplio encubrimiento. Al respecto cito lo que escribí en la nota “Héroe imprevisto” del 26 de enero del 2015: “Recordemos algunas de las múltiples irregularidades: al procesado Telleldín le pagaron 400.000 dólares con fondos de la SIDE, para que señalara a un grupo de policías de la Provincia de Buenos Aires como ejecutores del atentado. Desaparecieron todos los casetes de las grabaciones de los teléfonos intervenidos, entre ellos el del propio Telleldín.  Se construyó el relato de un coche bomba, visto por una sola persona muy corta de vista al tiempo que todos los libros escritos sobre el tema desecharon esa posibilidad. En el libro “Cortinas de humo” de los periodistas Jorge Lanata y Joe Goldman publicado poco después del atentado en diciembre de 1994, puede leerse: “Ninguno de los diez testigos que estaban en el lugar del hecho, en posición de ver la Trafic, la vio (más de la mitad de estos testigos no fueron citados a declarar por el juez Galeano…)” Casi nada quedó de la presunta Trafic, salvo un impecable motor encontrado por el servicio de inteligencia israelí, varios días después del atentado. Gabriel Levinas en su libro “La ley bajo los escombros. AMIA lo que no se hizo”, escribió: “Todo hacía dudar de la teoría de la existencia de una Trafic que habría hecho las veces de coche-bomba que hasta hoy marca los rumbos de la investigación. Entre los escombros del edificio de la AMIA se había encontrado el motor con un número claramente legible. Ésa era la gran prueba, la que había llevado a la detención de Telleldín primero y Ribelli después. Sin embargo, no podíamos más que sorprendernos por el hecho de que justamente en un atentado de esta magnitud no se hubiera borrado el dato que llevaba a los culpables. Cualquier reducidor de autos sabe cómo eliminar un número de motor, por lo que resulta sospechoso ese desliz de los especialistas como los que intervinieron en la voladura de la AMIA. Por otra parte, ni entre los heridos ni entre los que circulaban por la calle Pasteur a esa hora había quien recordara haber visto pasar la famosa Trafic blanca. Sólo una mujer, de nombre Nicolasa Romero recordaba que el vehículo, manejado por un hombre de rasgos árabes, había doblado por Pasteur rumbo a la AMIA segundos antes de la explosión. Una sola persona, entre las decenas que estaban en el lugar del hecho. Escasez de testimonios por un lado, prueba demasiado evidente, por el otro. A esto había que sumar “la casualidad” de que los policías que hacían guardias ante la puerta de la AMIA se hubieran retirado de su puesto unos pocos minutos antes de la explosión.” Tampoco en la embajada estaban al momento de la explosión los

Internacionales, Israel, Portada

La bofetada de Gantz en la cara a todos los israelíes democráticos

Fuente:  Editorial de Haaretz Fecha: 12 de febrero de 2020 Los comentarios del martes por la noche del jefe de Kahol Lavan, Benny Gantz, son una bofetada para los israelíes democráticos, judíos y árabes por igual, que anhelan un cambio en la peligrosa dirección política de Israel. Durante un evento en el que lanzó la sede electoral de su partido para mujeres árabes en Kafr Bana, Gantz dijo que la Lista Conjunta de partidos árabes no podría ser parte de ningún gobierno que formaría. «Hay profundos desacuerdos entre mí y la Lista con respecto a cuestiones diplomáticas, nacionales y de seguridad», dijo. «Mis desacuerdos con su liderazgo son serios e insuperables». Los comentarios de Gantz se produjeron en respuesta a los comentarios del presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, esa mañana. En declaraciones a la Radio del Ejército, Odeh dijo que su partido no recomendaría que Gantz forme el próximo gobierno a menos que su formación escuche «una declaración muy clara de él contra la transferencia y la anexión» en respuesta al «acuerdo del siglo» del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Odeh se enfureció porque Kahol Lavan permaneció en silencio durante lo que llamó los ataques del primer ministro Benjamin Netanyahu contra la comunidad árabe. “Esperamos que Gantz diga algo. ¿Piensa que estamos en su bolsillo?” dijo. Evidentemente, Gantz no estuvo a la altura del desafío y renunció a una asociación judía-árabe. Es muy posible que al rechazar una asociación con los árabes, Gantz ha cerrado la puerta a la posibilidad de formar un gobierno que reemplace al régimen de Netanyahu. Luego está el entusiasmo con el que Gantz recibió el plan de Medio Oriente de Trump, que exige la anexión de partes de Cisjordania, y la falta de respuesta del liderazgo de su partido a los comentarios racistas y excluyentes de Yoaz Hendel, que representa el ala derecha de Kahol Levan, en una entrevista con Haaretz la semana pasada. Si tomamos todo esto en cuenta, no está claro qué gran ventaja proporcionaría un cambio en el gobierno. Kahol Lavan se formó como una alternativa al gobierno de derecha del primer ministro Benjamin Netanyahu, pero ahora, con pequeñas diferencias pero ciertos matices de estilo, no está claro por qué el partido de Gantz debería preferirse al régimen actual. Es cierto que Gantz no ha sido acusado de corrupción, pero una alternativa política debe presentar un programa político completo y diferenciado, no solo una versión barata y pálida de lo que ya está en su lugar. Después de las últimas elecciones, Odeh dio un paso valiente al hacer que la mayoría de los legisladores de la Lista Conjunta recomendaran al presidente Reuven Rivlin que Gantz sea primer ministro. Odeh también presentó una agenda cívica dirigida a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos árabes israelíes. Gantz y Odeh podrían liderar un cambio dramático que Israel necesita tanto como los israelíes necesitan aire para respirar. Al cooperar, podrían ofrecer una manera de sanar las heridas que los años del gobierno violento, racista e inflamatorio de Netanyahu han infligido a la sociedad israelí. Pero al inclinarse hacia la derecha, Kahol Lavan ha elegido dejar colgando la mano extendida de los árabes.  

Nacionales, Politica, Portada

Los desafíos políticos después de la derrota del macrismo

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 9 de febrero de 2020 En el año 2019 la política argentina decidió que su asunto principal era la continuidad o no de la experiencia macrista. Hoy eso aparece como algo simple, sencillo, elemental. Pero nada se impone por la sutileza de los argumentos que lo sostienen. La decisión política opera desde el vacío, no hay reglas lógicas que funcionen como garantía de su éxito. La unidad del peronismo, de la oposición, de los que querían que el tiempo de Macri terminara no era un dato de la realidad. No estaba asegurado su sentido histórico por las encuestas que decían que las elecciones las decidía el centro indeciso. Puede ser que todo lo decida el centro indeciso, pero desde el punto de vista de la política, lo que importa es por qué el centro indeciso decide lo que decide. El hecho es que el fin de la experiencia  macrista fue la decisión política del país. De lo que estamos hablando hoy es cómo interpretamos qué es el fin de la experiencia macrista. Por lo pronto, en el Frente de Todos conviven quienes apostaron a la resistencia al proyecto de Macri con quienes se movieron en las aguas del pragmatismo, quienes consideraron patriótico y democrático facilitar el avance de las decisiones centrales de su administración en aras de la solidez institucional. Como al pasar, digamos que algunas de esas decisiones –como la aprobación del acuerdo con los fondos buitre- fueron las que constituyeron los pilares del régimen macrista y muestran hoy en plenitud sus nefastas consecuencias. Es duro decirlo así, pero entre los que impulsaron el fin del macrismo y garantizaron el triunfo de la fórmula Alberto-Cristina están los garantes del regreso argentino a la órbita del poder financiero mundial en las peores condiciones. La cuestión es que admitir la centralidad de echar a Macri incluye la reconsideración del lugar político de muchos de quienes contribuyeron a su triunfo y a su fugaz consolidación. Así es la política real, la que no se deja explicar por los cuentos de hadas que sostienen el inevitable triunfo del bien sobre el mal. Alberto Fernández es, por mor de la decisión anunciada por Cristina el 18 de mayo de 2019, el nombre de la síntesis de un dramático momento de la historia argentina, aquel en que sus fuerzas más avanzadas decidieron que el fin de la experiencia macrista era condición primera de cualquier idea de futuro independiente y democrático. Esa idea triunfó y la valoración de ese triunfo es central para el futuro de la patria: cualquier estrategia política que debilite esa decisión y esa victoria corre el riesgo de ser cómplice de un nuevo y particularmente intenso fracaso nacional. Dijo el Coco Basile “yo paro bien a mis jugadores pero después la pelota se mueve y no se quedan en el lugar que yo los paré”. Metáfora potente de la política. Ahora hay una enorme cantidad de jugadores que asisten, forman parte, protagonizan, una historia cuyas derivaciones son imprevisibles. ¿Cómo definir una posición frente a problemas que se acumulan en tropel y obligan a definiciones dramáticas que afectarán al país por un tiempo mucho más amplio que el que protagonizaremos? Es muy difícil decir cómo. Pero es posible decir cómo no deberíamos definirnos. Y lo difícil –casi imposible- es hacerlo con abstracción de nuestros cálculos individuales. No hay nadie que no haga esos cálculos. Eso es lo que hace a la política una práctica diabólica que excluye a las almas bellas, más predispuestas a la autosatisfacción ideal que al barro del compromiso con la vida real. Por eso tiene tan mala prensa Maquiavelo. Por eso estamos tan expuestos a la tentación de hablar en nombre de intereses ideales para defender lugares personales o de grupo. El gobierno argentino –el que todos hemos elegido- ha adoptado una actitud que procura restañar las heridas de la barbarie de los cuatro años precedentes, con una política de diálogo con fuerzas nacionales y globales que, de una u otra manera formaron parte de una línea de desarrollo cuya continuidad hubiera llevado a extremos desastrosos a la comunidad política argentina. Nada asegura el éxito de esa orientación. Como tampoco nada aseguraría el éxito de una apuesta a la polarización extrema entre los dos humores antagónicos de la sociedad argentina. Claro que el modo en que se tramita esta compleja estrategia común, plural y democrática no puede ignorar el estado de ánimos de millones de argentinos y argentinas que rechazaron al macrismo desde antes de su victoria electoral. No son “minorías intensas” como gusta calificarlas una politología siempre dispuesta al coqueteo con los poderosos. Será muy difícil, en un futuro previsible, gobernar ignorando la voluntad de esos millones, cuya conciencia social y política quedó definitivamente marcada por la experiencia de los gobiernos de Néstor y Cristina. Y hay que asumir con humildad y con amplitud que la continuidad del régimen macrista en términos de persecución, prisión, censura y estigmatización es incompatible con la victoria popular del año 2019. Reconocer como válidas las operaciones político-judiciales que hoy mantienen en prisión a Milagro, a De Vido, a Boudou, a Delía y a muchos otros después de que la relatoría de la ONU  ha denunciado un plan sistemático de persecución política no puede ser una necesidad táctica. Es un grave daño a la unidad para terminar con el macrismo, porque es una validación del sentido central de ese oprobioso régimen derrotado recientemente en las urnas. ´ Lo que se insinúa es un complejo operativo político cuya base fundamental es la preservación y ampliación de la unidad alcanzada. Una inteligente captación del estado de ánimo social que permita transitar el terreno minado por la acción del neoliberalismo y una percepción muy aguda del mundo que nos rodea, de sus amenazas y de las posibilidades que entraña.

America Latina, Internacionales, Portada

¿Cuántas clases medias caben en la clase media?

Fuente: Alfredo Serrano Mancilla | Celag.Org Fecha: 8 de febrero de 2020 Ante tanta variedad de “clases medias”, habrá que considerar una multiplicidad de lógicas aspiracionales y sentidos comunes para atraerlas al proyecto progresista.Es cada vez más común que todo lo que acontece políticamente se explique en torno a una creciente y omnipresente categoría, la “clase media”. Este término monopoliza la mayoría de interpretaciones posibles a la hora de justificar los comportamientos sociológicos y políticos, y por supuesto, las preferencias electorales. Seguramente por comodidad y simpleza, da igual lo que suceda, porque todo tiene argumentativamente a la clase media como factor común. En estos últimos años se han sucedido importantes fenómenos políticos aparentemente inesperados y novedosos en América Latina: la llegada de AMLO al Gobierno de México con una amplia mayoría, la victoria electoral de Bolsonaro en Brasil, las protestas sociales en Chile y Colombia, también la imposibilidad de Lenín Moreno de dar estabilidad a Ecuador, el fin de Macri en Argentina a manos de la propuesta progresista de Alberto y Cristina, la derrota del Frente Amplio en Uruguay y, cómo no, el golpe de Estado en Bolivia. Todos estos hechos políticos y/o electorales han sido explicados recurrentemente y en gran medida por un mismo grupo económico y social, el de la clase media. Y si tanta capacidad explicativa tiene, lo pertinente sería comenzar por preguntarse qué es exactamente eso de la clase media. Para ello, debemos partir de dos premisas básicas, que de no considerarlas podríamos llegar a sesgar cualquier interpretación posterior. La clase media no es un bloque monolítico ni homogéneo. Según la CEPAL, el estrato medio aumentó de 136 millones a 250 millones de personas entre 2002 y 2017 en la región latinoamericana. Sin embargo, no todas esas millones de personas son idénticas. No lo son en su capacidad económica ni tampoco en su lógica aspiracional. La mayoría de los organismos internacionales, en las últimas décadas, ya subclasificaron esta categoría tan amplia. A veces usan términos como el “media-baja” y “media-alta”; o incluso aparece una nueva categoría que es esa de “casi clase media”, bautizada por el Banco Mundial para denominar a aquellos que están justo un poco por encima del umbral de la pobreza, pero que son susceptibles de regresar en cualquier momento a ser pobres. No obstante, esta desagregación tampoco es suficiente para captar la gran heterogeneidad existente al interior de estas 250 millones de personas que viven de manera muy diversa en Latinoamérica. En esa categoría hay dinámicas completamente contrapuestas. Por ejemplo, no es lo mismo aquella familia que luego de años llega a tener niveles (de educación, trabajo, salud, propiedad, ingresos) de clase media que otra que estuvo siempre en ese nivel. Como diría Álvaro García Linera, no tiene nada que ver la clase media de origen popular en Bolivia -que, según encuesta Celag, es con la que se autopercibe un tercio de la población- con aquella la clase media tradicional (que es media no por densidad sino porque se encontraba en medio de una clase baja multitudinaria y otra clase, alta y muy reducida). Tampoco tendría ningún sentido equiparar la clase media recién llegada con aquella que fue alta pero que acabó siendo clase media por múltiples razones económicas, sociales o políticas. Es por ello imposible tratar por igual a un grupo tan diverso en su capacidad económica, en sus niveles educativos, en sus hábitos culturales, y más aún si queremos hacerlo en relación a su lógica aspiracional. Si bien es cierto que hay un “comportamiento imitador” de aquella ciudadanía que asciende y mejora, no es verdad que las aspiraciones sean las mismas con aquella otra porción de la clase media que desea ser alta; o con aquella otra que tiene tradición histórica de pertenecer a ese grupo social, con usos y costumbres arraigados, sólidos, que hacen que la subjetividad se diferencie de los ciudadanos que aún están en esa fase de movilidad social y siempre con una sensación más bien de tránsito, del “querer llegar a ser”. La segunda premisa es que la clase media no puede ser un concepto importado de otras latitudes. No se puede trasladar ahistóricamente la concepción de clase media europea a Ecuador, ni la de Argentina a Bolivia, ni la mexicana a Chile. Cualquier “epistemicidio”, como diría Boaventura De Sousa, para sustituir una episteme externa por la propia suele hacer mucho daño en cualquier análisis. Y con la clase media esto es lo que sucede constantemente. Es frecuente presuponer que los comportamientos de la clase media son similares en todas partes, como si no hubiera historia específica de cada país y, mucho peor, como si la distribución del ingreso fuera la misma en cada lugar. Por ejemplo, no podemos comparar de ninguna manera aquella distribución en un país cuya clase media es multitudinaria con aquel otro en el que su clase media es una pequeña porción entre dos “jorobas”: una gigante, conformada por la clase baja y la otra, la clase alta, muy reducida. La subjetividad de una u otra de ningún modo podría ser la misma. Existe siempre un “relativismo” en la construcción de la subjetividad de esa clase media basado en cómo te observas en relación con el otro, con los de abajo y con los de arriba. Incluso, estadísticamente, la misma clase media identificada con indicadores “objetivos”, como el ingreso o consumo, también tiene un componente relativista que es determinante. Por tanto, por una u otra razón, es necesario que cuando hagamos referencia al desafío de sintonizar con la “clase media” entendamos que no hay una única clase media, sino que son muchas las variedades al interior de ese gran grupo tan complejo. Hay clase media que recién llega y que, además, lo hace por muy diferentes vías; hay clase media de toda la vida; clase media que es más alta que media; clase media que siempre está en riesgo de dejar de serlo. Hay clase media en lo económico, que a su vez es distinta según su capacidad económica sea en base a

Nacionales, Politica, Portada

Apuntando a la sostenibilidad

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 2 de Febrero de 2020 La media sanción en Diputados del proyecto de ley sobre sostenibilidad de la deuda bajo jurisdicción extranjera refuerza el apoyo político y la imagen de unidad nacional. Condiciones necesarias para encarar una renegociación imprescindible para atender la situación de emergencia y empezar a poner al país de pie. El consenso conseguido deberá ser el punto de partida para construir una serie de postulados necesarios alrededor de la temática de la deuda, pensando en las futuras generaciones. Implica abordar el posicionamiento estratégico del país alrededor de esta materia, cuestión que históricamente ha sido funcional a intereses contrarios al desarrollo de nuestra Nación. El enfoque del actual gobierno brinda varias definiciones para avanzar en este sentido. En su momento alertamos sobre la inconsistencia y los peligros del programa económico de Cambiemos. En definitiva, fue una política con un claro sesgo ideológico y no tanto un subproducto de la mala praxis, a tal punto que el propio Mauricio Macri expresó recientemente que conocía la existencia de estos riesgos. El expresidente, entre otras cuestiones, afirmó que les decía a sus funcionarios: «Cuidado, que yo conozco a los mercados, un día no te dan más plata (…), nos vamos a ir a la mierda, no podemos seguir tomando deuda eternamente». Las responsabilidades, más que claras. Cabe recordar que Macri hizo un balance de su gestión en diciembre y señaló que «dos de cada tres pesos (en verdad, se refería a dólares) fueron para pagar vencimientos de la deuda, y el peso restante fue para pagar el déficit dejado por gobiernos anteriores». En la misma orientación, varios diputados opositores vienen sosteniendo que la deuda tomada durante los últimos cuatro años estuvo impulsada por los déficits fiscales (dicen, principalmente heredados en 2015), una proposición más que errada. Por un lado, los números no avalan en absoluto tal postura; imposible justificar con este concepto la duplicación de la deuda pública que sucedió en dicho período. Pero, además, según informó el gobierno macrista a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) en febrero de 2019, el déficit primario fue del 1,8% del PBI durante 2015, dato indispensable para este análisis. Por otro lado, deberían poder explicar respecto de la necesidad de tomar deuda en dólares, cuando la mayor parte de los gastos primarios es en pesos. En los hechos, la deuda no se explica por el argumento del déficit fiscal, no sirvió para incrementar la capacidad productiva (y por ende de repago), pero sí terminó financiando la fuga de capitales y restringiendo la toma de decisiones soberanas, una hipoteca que nos afecta en la actualidad. Va en línea con lo que expresó el presidente Alberto Fernández recientemente: «Un país endeudado es un país que pierde capacidad de decidir, condicionado en su futuro. Todo esto es lo malo de la deuda. Es asombroso que Mauricio presidente diga lo que dijo y que los argentinos escuchen que un presidente hable con tanta irresponsabilidad». El proyecto de ley que obtuvo media sanción está en el marco de la emergencia que atraviesa nuestro país, y va en línea con las facultades delegadas por la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva (27.541). Refleja que la voluntad de pago está, pero que «para poder pagar, el país necesita generar capacidad y para eso hay que crecer, por lo que es fundamental que exista un alivio de la carga de deuda que enfrentamos», tal como afirmó el ministro Martín Guzmán. La gestión de la deuda también sigue los lineamientos establecidos en los Principios Básicos de los Procesos de Reestructuración de la Deuda Soberana, aprobados por la ONU en 2015 y declarados de orden público en nuestro país, a través de la Ley 27.207. Entre ellos, la idea de que la negociación le dé sostenibilidad a la deuda y que siga el principio de «buena fe», basada en las «negociaciones constructivas (…) con el propósito de restablecer la sostenibilidad de la deuda y el servicio de la deuda de manera rápida y duradera». En estos días el gobierno dio a conocer el cronograma para la reestructuración de la deuda. Allí se determina la segunda semana de marzo como plazo para que los acreedores conozcan la oferta. Entre otros momentos de relevancia figura la segunda semana de febrero, cuando la autoridad de aplicación (el Ministerio de Economía) presentará los lineamientos del Análisis de Sostenibilidad de la deuda pública en el Congreso de la Nación. Un hito que respeta el principio de rendición de cuentas al Parlamento y que refuerza la idea de que este es un proyecto hecho en Argentina y para los argentinos y las argentinas. Suspensión del»Consenso» Fiscal El miércoles se sancionó la Ley del Consenso Fiscal, que ya contaba con la aprobación del Senado. Esta norma suspende hasta el 31 de diciembre de este año la vigencia del Consenso Fiscal firmado por las provincias en 2017 y 2018, a la vez que se posterga por un año el trámite de los procesos judiciales iniciados por las provincias firmantes contra el Estado Nacional, por la reducción de ganancias y eliminación del IVA a los alimentos. Cabe resaltar que, como mencionó una diputada, exgobernadora de provincia, la adhesión en 2017 no fue sólo por libre voluntad. Aquellas provincias que no firmaban no recibirían el Fondo Solidario (también denominado Fondo Sojero, que se suspendió a fines de 2018), lo que implicaba una disminución sustancial de recursos para dichas jurisdicciones y los municipios. Una de las principales condiciones del Consenso estipulaba que se iría disminuyendo la presión tributaria mediante la reducción de las alícuotas de determinados impuestos, principalmente ingresos brutos. La suspensión de esta condición generó grandes críticas por parte de la oposición en el tratamiento en Diputados, diciendo que llevaba a un aumento de la presión tributaria, y que ello generaba recesión y problemas a las empresas. Cabe citar que ninguna provincia está obligada a aumentar impuestos, sino que fueron liberadas de seguir bajándolos. Cada administración provincial, surgida del mandato ciudadano, tomará la decisión que considere más

Scroll al inicio