No es tiempo de ponerse las pantuflas
Fuente: Ricardo Aronskind* | La Tecl@ Eñe Fecha: 11 de diciembre de 2019 La victoria electoral es sólo el comienzo de un camino largo hacia el despliegue de todo el potencial nacional. El sendero hacia la segunda victoria está por comenzar: lograr construir gobernabilidad, realizar una buena gestión, evitar ser desestabilizado desde adentro o desde afuera, volver a poner al país en funcionamiento productivo. Recién la tercera victoria será la vencida: la consolidación de un modelo económico y social de desarrollo viable y sustentable, que garantice buenas condiciones de vida y de progreso para todo el pueblo. En otro artículo que publicamos en La Tecl@ Eñe, “Las 3 victorias”, señalamos que la victoria electoral era sólo el comienzo de un camino largo hacia el despliegue de todo el potencial nacional. El sendero hacia la segunda victoria está por comenzar: lograr construir gobernabilidad, realizar una buena gestión, evitar ser desestabilizado desde adentro o desde afuera, volver a poner al país en funcionamiento productivo. Pero recién la tercera será la vencida: la consolidación de un modelo económico y social de desarrollo viable y sustentable, que garantice buenas condiciones de vida y de progreso para todo el pueblo. Entender qué fue el macrismo para saber qué tendremos enfrente: El gobierno macrista termina, dejando detrás de sí problemas de todo tipo, algunos más fácilmente abordables que otros, algunos que requieren simplemente voluntad política, pero otros mucho más trabajosos, que requieren no sólo la determinación del equipo de gobierno, sino una tenaz acción colectiva para poder superar los obstáculos que deja el gobierno de Cambiemos. La pobreza, la deuda interna y externa, la precariedad financiera del Estado, las áreas gubernamentales debilitadas o vaciadas, los “derechos adquiridos” de sectores económicos parasitarios, las dinámicas sociales del “sálvese quien pueda”. Pero tan importante como eso, es entender que el gobierno de Alberto Fernández no llega a un paraje desértico, a una casa derrumbada, y sólo tiene que ponerse a trabajar con tesón y energía para lograr volverla a restaurar. Los que han dañado la casa, los que han tirado abajo paredes, perforado el techo y roto las cañerías, siguen viviendo allí y se consideran los dueños legítimos del bien que han arruinado en forma sistemática. Si: los actores que parieron al macrismo, continúan, están. Son los que empeñosamente apoyaron todo cuanto se pudo hacer en su momento para debilitar al gobierno de Cristina Kirchner, los que promovieron oposiciones salvajes, los que impulsaron todas las formas de desestabilización –tanto económica como política- y son también los que apoyaron fervorosamente todas las políticas que impulsó el macrismo. Hoy, alguno de ellos aparecen golpeados, y sus directivos parecen preguntarse qué pasó. Pero otros factores de poder, especialmente Estados Unidos y sus seguidores europeos, no parecen en absoluto lamentar lo realizado durante la gestión macrista, y es perfectamente coherente que sea así: lo que parece contradictorio o fracasado desde una mirada interna, argentina, parece totalmente consistente desde el exterior: el macrismo fue perfecto en ofrecer el territorio nacional a los negocios de las corporaciones multinacionales. El gobierno de Macri coincidió perfectamente con lo que desean las potencias que globalizaron el planeta en forma neoliberal: abrió la economía, no tuvo política exportadora, puso en crisis a la producción nacional, endeudó al país en sumas brutales y acompañó la política exterior de Estados Unidos de recolonización en América Latina, además de firmar un ruinoso tratado de libre comercio con la Unión Europea. Más no se puede pedir, de un gobierno colonial. Limitaciones propias: La coalición triunfadora tiene, a nivel electoral-social, dos componentes muy importantes: la mayoría de sus votantes han sido kirchneristas, peronistas, radicales, desarrollistas o izquierdistas, que siempre consideraron al gobierno de Cambiemos hostil hacia un proyecto nacional y popular. Pero hay otro sector que se incorporó más recientemente, que se sintió defraudado por el macrismo, o simplemente pensó que se trataba de otra cosa, que creyó las mentiras de Macri. Dados los pésimos resultados, que no son una entelequia intelectual, sino daño concreto a millones de personas y miles de empresas, optó por el Frente de Todos, como antes lo hacía hecho por el macrismo o el massismo. Es un voto volátil, muy sujeto a resultados puntuales y sin una visión fundamentada de los problemas nacionales. Tan volátil es, que después de 12 años de kirchnerismo eligió creerle al neoliberalismo, a los empresarios chantas, a la publicidad individualista de la globalización. Hoy votó a Alberto. A nivel político, la coalición triunfadora tiene dos componentes: un bloque kirchnerista que soportó 4 años de estigmatización y persecución, con una líder indiscutible y un conjunto de acendradas convicciones populares y patrióticas, y un espacio institucional más amplio, conformado por gobernadores, intendentes y sindicalistas mucho menos atraídos por las políticas transformadoras y muy reacios a sostener conflictos con el poder real. Todos quieren hoy combatir la pobreza, y todos aceptan políticas de reactivación económica. Hasta allí llegan las coincidencias. Es importante recordar que en el conflicto del campo contra el gobierno nacional, en 2008, cuando la confrontación tomó ribetes golpistas, una parte del bloque que acompañaba al kirchnerismo se apartó del gobierno y ensayó otros propuestas, con De Narváez y luego con Massa. El gobierno de Alberto, más allá de su estilo dialoguista y su disposición negociadora, si quiere modificar claramente la actual configuración distributiva del país, se encontrará con enemigos claros. Chocará con los sectores económicos que entendían que estaba bien lo que hacía Macri: el agronegocio, el sector financiero, las empresas públicas privatizadas, la minería y el negocio petrolero con rentabilidades estrafalarias. Además, encontrará las resistencias de todos los monopolios internos que se han acostumbrado a obtener ganancias abusivas sin control alguno de las autoridades. En ese espacio hostil militarán también los medios de comunicación que ocultaron la corrupción del gobierno de Cambiemos, así como el descalabro económico y social, en aras de consolidar el proyecto neoliberal. Y, como apoyo de masas, estarán también los sectores medios que vienen de un largo proceso de manipulación que los hace hostiles a cualquier proceso redistributivo e igualitario. Alberto suele citarlo