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Nuestra corte suprema de injusticia

Fuente:  Beinusz Szmukler y Juan Chaneton| Página/12 Fecha: 5 de abril de 2021 El denominado lawfare, es un instrumento para perseguir judicialmente a opositores. Y donde hay lawfare hay también impunidad para los propios, aun cuando esos propios hayan cometido delitos que avergüenzan la conciencia moral media de una sociedad, como sucede en nuestro país. Ello viene al caso cuando la doble vara -y, con ello, la doble moral- se evidencia por la Corte Suprema en su actuación frente a sendos recursos extraordinarios interpuestos, uno por el ex presidente Carlos Menem y el otro por el ex vicepresidente Amado Boudou. El juicio a Menem empezó en 2008, fue absuelto en 2011 por el Tribunal Oral en lo Penal Económico No. 3, pero la sentencia fue revocada por la Cámara de Casación Penal en Junio de 2013, condenándolo a siete años de prisión de cumplimiento efectivo, como coautor del delito de contrabando agravado por tratarse de material bélico, y contar con la intervención de funcionarios públicos. El delito lo perpetró entre 1991 y 1995 siendo presidente de la Nación, al firmar un decreto por el cual Argentina le vendía armas a Panamá y Venezuela, una falsedad con la que disfrazaba que la venta era a Croacia y Ecuador, países que en esos años libraban guerras: Croacia contra sus vecinos de la ex Yugoslavia, y Ecuador contra Perú, su hermano limítrofe del sur. Allí fue Menem; no a pacificar, por cierto, sino a hacer negocios. Una aberración por donde se lo mire. Contra esa condena, Menem interpuso recurso extraordinario ante la Corte Suprema. El alto tribunal admitió la viabilidad del trámite, con lo cual la condena quedó en suspenso y, -vicisitud más, vicisitud menos- mediante actuaciones procesales inútiles, durante 7 años Menem, hasta su fallecimiento, siguió en libertad y con todas las prerrogativas de su condición de Senador de la República. La Corte, con los mismos integrantes que admitieron el recurso de Menem, durmió la causa, como lo sigue haciendo con la causa “Blaquier, Carlos Pedro T. y otro sobre privación illegal de la libertad (art. 114 bis, inc.1)”, (en la que se investigan 70 asesinatos y 400 secuestros cometidos en el Ingenio Ledesma en la noche del apagón, del 22 al 27 de junio de 1976), le denegó en unos días, -velocidad inusitada, sin precedentes del tribunal-, la misma via recursiva al ex vicepresidente Amado Boudou, condenado por el Tribunal Oral Federal N° 4 a 5 años y 10 meses de prisión, decisión que fue confirmada por la Cámara de Casación Penal. Lo hizo invocando una atribución cuasimonárquica: el artículo 280 del código procesal civil y comercial de la Nación, norma arbitraria si las hay, que establece que la Corte » … según su sana discreción, y con la sola invocación de esta norma, podrá rechazar el recurso extraordinario, por falta de agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o carentes de trascendencia». De modo que, para estos jueces, hubo «agravio federal» cuando se trató de Carlos Menem y un delito de mucha mayor gravedad, que afectaba las relaciones con paises hermanos, y no lo hubo, en cambio, cuando se trató de considerar el pedido del ex vicepresidente Boudou a quien , se le denegaron todos los testigos propuestos por el. Pero si se admitío el testimonio de solo uno, indicado por la acusación, que después fue “retribuido» con una chacra boutique en Mendoza como pago por el servicio prestado. Y el dato adicional es que esta Corte Suprema es la misma que tiene invisibilizadas causas, como la indicada de Carlos Pedro Blaquier, por crimenes de lesa humanidad, cuyo procesamiento había sido confirmado por la justicia salteña en 2013 pero la Casación revocó esa decisión. ¿Y quién integraba esa Cámara de Casación? Gustavo Hornos, el mismo que visitaba a Macri en su despacho antes de dictar sentencia. Con sus pares Gemignani y Riggi, encubrieron, de hecho, a Blaquier, y lo hace la Corte Suprema que hace seis años tiene el recurso pendiente, pese al reclamo del Fiscal General ante la Cámara Federal de Casación Penal Javier de Luca para que revoque las faltas de mérito dictadas por ese tribunal en favor de Blaquier, y del ex administrador del ingenio Ledesma, Alberto Lemos en la causa que investiga la participación de ambos en el secuestro del ex intendente de Libertador General San Martín Luis Aredez y de Omar Claudio Gainza y Carlos Alberto Melián. De Luca viabilizó la solicitud a través de tres recursos de queja, luego de que la Sala IV de la Cámara de Casación rechazara los recursos interpuestos por él. En tanto, el tiempo corre a favor de Blaquier y la razón le asiste a Boudou cuando dice, que su condena es, en realidad, un tiro por elevación contra Cristina Kirchner. Resulta evidente que perseguir a opositores es la cara visible del lawfare, en tanto absolver los delitos de los propios vendría a ser una especie de cara oculta o necesidad implícita en el propósito de eliminar de la competencia electoral a quienes pueden ser exitosos en la urnas con un proyecto industrialista, de integración latinoamericana y de realización de los derechos económicos y sociales consagrados en los pactos internacionales indicados en el art. 75, inc. 22 de la Constitucion Nacional. 

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La importancia de los lineamientos del Presupuesto 2021

Fuente: Carlos Heller (*)| Página/12 Fecha: 28 de marzo de 2021 El ministro de Economía, Martín Guzmán, insiste que el plan del Gobierno es el Presupuesto 2021.  El Gobierno no se cansa de repetir que los lineamientos económicos son los que marca el Presupuesto 2021. La afirmación no constituye un simple acto de fe. Es la demostración de que hay un conjunto de políticas que apuntan, como dijeron las autoridades al momento de presentarlo en el Congreso, a “un camino de reconstrucción para levantarnos y volver a andar”. Que buscan por un lado tranquilizar y recuperar la economía, a partir de un esquema de política fiscal expansiva, con un Estado activo en la protección de los segmentos más vulnerables, en el incentivo del mercado interno, de la producción y las exportaciones. Y que por el otro persiguen la sostenibilidad fiscal, compatible con un crecimiento inclusivo. No hay que perder de vista estos principios. No obstante, desde algunos sectores se intenta correr el eje de lo importante. Por eso se enfocan en variables aisladas y no en la integralidad del plan. Con el apoyo mediático, les resulta más provechoso tratar de influir sobre las expectativas inflacionarias o cambiarias que indagar en la realidad. ¿Se acuerdan de la “inminente devaluación” prevista entre agosto y octubre pasados? Por eso siguen poniendo en duda el sendero proyectado de la inflación, como si de un esquema de metas de inflación se tratara (que, por cierto, le fracasó estrepitosamente al macrismo). Con ello intentan ningunear todo el Plan de Gobierno. El recurso más reciente pasa por proyectar hacia adelante lo ocurrido con los precios en la primera parte del año, aunque el Gobierno ya aclaró que esperaba que en ese período se concentrara una mayor inflación. De hecho, algunas consultoras ya hablan de que en abril comenzarían a desacelerarse los precios. No hay que dejar de decirlo: el Presupuesto, como lo indica la palabra, es un cálculo realizado en cierto momento del tiempo de lo que -se espera- ocurrirá más adelante con ciertas variables. Pero lo más importante de esas proyecciones, que son consistentes entre sí, es que se enuncian los ejes principales y se plasman las distintas políticas. ¿Qué es lo que marca la realidad que algunos no quieren ver? Que la economía se encamina a un crecimiento del PIB más cercano al 7,0 por ciento que al 5,5 por ciento que aparece en el Presupuesto. La recuperación mayor de la esperada al cierre del año pasado dejó un nivel de arranque más alto para éste, lo que en la jerga se denomina “arrastre estadístico”, a lo que habría que agregarle los datos del primer trimestre de 2021, que se irán conociendo más adelante. Todo esto suponiendo que no haya impactos inesperados en torno a la pandemia. A su vez, un mayor crecimiento también se expresa en un déficit primario (resultado fiscal como proporción del PIB) menor al presupuestado. En lugar del 4,5 por ciento sería más cercano al 3,0 por ciento, debido a un mayor nivel de producción y también por el mayor aumento de la recaudación, que se está anotando por encima del nivel de precios hace ya seis meses consecutivos, como resultado de la mayor actividad económica. Otro dato importante es que la recaudación forma parte de la fórmula de actualización jubilatoria (explica el 50 por ciento de la misma; la porción restante es la evolución de los salarios). Esto indica que si la recaudación crece más que lo presupuestado y los salarios le ganan a la inflación, como está previsto, la recuperación de los haberes del sector pasivo también va a estar por encima de lo pautado. En este marco también habrá un mayor consumo que el esperado. Volviendo al tema precios, si dada la capacidad ociosa que aún tiene la economía los empresarios podrán vender más (y tener más ganancias); si el tipo de cambio no va a traccionar la inflación; y si la situación fiscal y monetaria tampoco da razones, ¿cuál es el mecanismo, desde la lógica ortodoxa, para que la inflación estuviera más cerca de lo que dice el mercado? Hay cosas que no cierran. En lo esencial, no hay que perder de vista que el Gobierno tiene un plan integral, basado en múltiples herramientas, y que los lineamientos del Presupuesto se vienen cumpliendo. Lo que ciertos sectores no aceptan es que esto ocurra sin necesidad de ajuste. * Diputado Nacional Frente de Todos. Presidente Partido Solidario.

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El caso AMIA pasa a la Corte Interamericana de Derechos Humanos

Fuente: Memoria Activa Fecha: 28 de marzo de 2021 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) envió el caso AMIA a la Corte Interamericana de San José de Costa Rica. Se trata de la causa internacional que iniciamos desde MEMORIA ACTIVA en 1999, con el patrocinio del CELS, contra el Estado argentino por no haber sido capaz de impedir el atentado ni, con posterioridad, garantizar una investigación seria que arribase a la verdad de los hechos y trajera justicia a las víctimas, a sus familiares y amigos,  y a la sociedad argentina. Tras haber publicado un informe de fondo en septiembre de 2020, en el que confirmó la responsabilidad del Estado en la falta de prevención, protección y posterior denegación de justicia en el atentado terrorista del 18 de julio de 1994, la CIDH informó, el pasado 25 de marzo, que transfirió la causa a la Corte. De esta manera, se juzgará al Estado por la violación del derecho a la vida, por no haber investigado y castigado a los culpables y haber llevado a cabo maniobras de encubrimiento para que nunca sepamos la verdad. La decisión de la Comisión no sólo confirma, una vez más, las denuncias de los familiares y amigos de las víctimas nucleados en MEMORIA ACTIVA, sino que demuestra que sostener el reclamo durante más de veinte años, de manera independiente y en contra de los intereses hegemónicos que invaden las instituciones de poder en Argentina, no sólo vale la pena, sino que es el camino correcto que nos acerca un poco más a la verdad y a la justicia. Queremos agradecer a las organizaciones que nos han acompañado en este proceso, como el CELS, CEJIL y Amnistía Internacional, y a todos aquellos que, de una manera u otra, colaboran con MEMORIA ACTIVA en esta lucha, que es de todos. Justicia, justicia perseguiremos…

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El recordatorio de Cristina

Fuente: Eduardo Aliverti | Marca de Radio Fecha: 27 de marzo de 2021 ¿No debería ser más habitual la práctica de analizar algunas situaciones a la luz de cómo serían si se plantea o ejecuta su reverso? De dejarse llevar por tantas voces que arguyen serios problemas e incluso una ruptura definitiva entre los Fernández, entre Cristina y Guzmán, entre Guzmán y Kicillof, entre Kicillof y La Cámpora, entre La Cámpora y los funcionarios que no funcionan, y así sucesivamente, estaríamos en primer lugar ante un Gobierno atado con alambre que, casi, sólo podría sobrevivir gracias a una oposición símil adefesio. Pero al margen de eso último, que no resiste dedicarle medio segundo, está aquello de atender argumentaciones de signo opuesto estrictamente en base a datos capaces de dejar certezas o preguntas elementales. Como es norma cuando aparece Cristina, para el caso a raíz de uno de los recordatorios por el 24 de marzo, el país periodístico completo corrió detrás de ella para reafirmar su admiración o putearla sin descanso. A esta altura, y no es una originalidad ni una chicana, resulta casi inconcebible cómo se las arreglarían ciertos colegas, para hablar y escribir, sin hablar y escribir de Cristina. Una cosa es el odio que le profesan y otra es que ella sea el único vector de sus comentarios. Es como si no pudieran, de ninguna manera, disponer no ya de una mayor estatura analítica, sino de unos pocos y mejores recursos estético-narrativos. Por cierto, y si es por estos días en particular, vale lo mismo con las horas y horas, y líneas y líneas, y gestos y gestos, que prensa adicta al oficialismo le dedicó al zoom de Macri con cara de dormido, y al fondo de imagen con su esposa en pijama mirando el celular. Una cosa es boludear en las redes y otra que se le otorgue semejante espacio profesional a tamaña boludez. El término “recordatorio” asoma esencial para definir la intervención de Cristina o de quien hubiere sido, porque justamente se trató –y trata, siempre– de recordar que el golpe del ‘76 tuvo el objetivo primario de imponer por el terror de Estado un modelo económico antipopular, salvaje, cipayo. Pasa que ella empalmó el recordatorio del porqué con las responsabilidades y culpas de los permanentes propagandistas de, entre otras delicias, arreglar con el FMI a como sea. Y, madre del borrego, pasó que le dijo al Fondo que no tenemos plata para pagarle convencionalmente la bestialidad dejada por Macri, en medio de que el ministro de Economía estaba en Washington empezando a negociar con el organismo. No hubo más. Los voceros del establishment dictaminaron la enésima enajenación de una loca corrupta que, entretanto el voluntarioso y stiglezco de Guzmán estaba en uno de los planetas de las finanzas mundiales, lo mandó abajo de un camión avisándole al Fondo que no hay cómo afrontar la deuda salvo con las chances nuestras. Vayamos, entonces, a la hipótesis contraria de qué sucedería si la voz argentina se mostrara sumisa. ¿Cuándo se vio que en una negociación sólo concurra la imagen del policía bueno, entregado de movida? ¿Cuándo pasó que agacharse con el Fondo redundara en algo que no fuese que el Fondo estrangule? ¿Cuándo sucedió que muestras exclusivas de buena voluntad, con significantes de la rapiña político-financiera, hayan sido significados de misericordia? ¿Están hablando en serio de que haberse ido del Grupo de Lima, esa cabecera de playa de Estados Unidos para desembarcar en Venezuela, perjudica gravemente las probabilidades argentinas de llegar a un acuerdo con el FMI? ¿Hablan en serio de que la Casa Blanca tiene a Argentina entre sus principales prioridades geopolíticas? Siendo que tampoco es cuestión de minimizarse o de perder de vista paradigmas como el de Grecia, que terminó sojuzgada ante la Europa central, y más precisamente Alemania y precisamente por obedecer (aunque Argentina es mucho más que Grecia por el volumen de su economía y su incidencia continental), nadie niega que tenemos problemas complicados. No se niega que el Fondo apretará; ni que a esos efectos dan lo mismo gobiernos republicanos y demócratas; ni que Guzmán ya discutió aquí que debe presentarse un programa de solvencia fiscal; ni que ya se “consensuó” la respuesta de que eso no debe ser a costa de otro ajuste contra los que ya se ajustaron; ni que esa discusión se saldó, por ejemplo, a favor de que las tarifas de los servicios públicos no aumentarán según las pretensiones de las empresas. Nada de todo eso implica que haya un quiebre en el frente gobernante ni, muchísimo menos, que alguna figura o sector de esa coalición no tenga claro que la base, lo innegociable, es que no se rompa. Y que, dentro de las limitaciones de un país acogotado, la dirección se define por la negativa a seguir cargando peso en los más humildes. De allí para abajo, pueden sobrar los cuestionamientos. Tomado aleatoriamente, continúa faltando la centralización informativa en lo que, al parecer, es pandemia agravada. Seguirá ocurriendo que el Gobierno es un despelote comunicacional en ese sentido, a veces como causa y no consecuencia de sus dudas políticas y, otras veces, porque simplemente no sabe o no quiere ensamblar sus notificaciones (¿cómo es posible que, diariamente o a cada rato, no sepan articular la información sobre llegada de vacunas, graderío de amenazas sobre “la segunda ola”, probabilidad de cuáles restricciones? ¿Por qué hablan todos a la vez, como si tratara de volcar ansiedades personales?). Es una hijaputez, o una pésima lectura política, colegir que ese tipo de deficiencias son demostración de gobierno quebrado, inútil, en parálisis total. Y es una o ambas cosas pretender la apatía de callarse. ¿Para qué se tiene un gobierno que, con todas las contradicciones propias de un frente político armado al quedar evidente la necesariedad de sacarse de encima a Macri, y con todos sus entrecejos ejecutivos, vino a decir que la política tiene un lugar en la mesa de discusión? ¿Cuál es la contraria? ¿Regodearse con los errores de cálculo en la provisión de

Aportes de adherentes, Opinion

A 45 Años, la Presencia de Memoria, Verdad y Justicia, cuidándonos de Nuevas Olas de Covid y de Odio

Por: Benjamín Malamud Lerner (Desde Córdoba) El 24 de Marzo de 1976 se inicia uno de los períodos de nuestra historia contemporánea que difícilmente puedan ser obviados, tal como intentó hacerlo el anterior presidente constitucional. No fue un golpe de estado militar más de la larga lista iniciada con el derrocamiento de Hipólito Irigoyen en 1930, aunque en todos siempre hubo rasgos de violencia y represión. En ese 24 de marzo se acentuó una etapa previa de Terrorismo de Estado (TE), en que la vida y la seguridad mínima de los ciudadanos dejaron de ser un derecho, como todos los demás DDHH. 30.000 Desapercidos es la cifra que impresiona y más identifica con un genocidio a esa etapa, como la de los 400 o más niños Apropiados de los cuales han recuperado su identidad unos 130 gracias a la tarea gigantesca de las Abuelas de la Plaza de Mayo y del Equipo Argentino de Antropología Forense. El Terrorismo de Estado significó mucho más que esas cifras, fue un inmenso e inconmensurable y perdurable daño a toda la trama social, la integrada por los que trabajan, los que estudian, los que militan en pro de una sociedad mejor y no solo a quienes optaron en aquel momento por el uso de las armas para confrontar contra el sistema económico social excluyente. Esta vez fue un golpe Cívico-Empresarial- Eclesiástico-Militar, enfocado en la instalación para siempre, del neoliberalismo como modelo de dependencia agro-exportadora, desindustrializante y endeudadora del imperio dominante. A 45 años, Sr. Director, creo oportuno la reapertura de antiguos y nunca olvidados interrogantes: ¿Cómo fue posible que ocurriera semejante barbarie? ¿Qué factores posibilitaron dentro de nuestra ciudadanía que tal catástrofe humana ocurriera? Los historiadores buscaron mecanismos comunes con otros dolorosos genocidios, como el del pueblo Armenio, o con el nazi-fascista que golpeó a la muy civilizada sociedad europea, especialmente contra los judíos, los gitanos y otras minorías étnicas o por entonces discriminadas. La respuesta no era sencilla, pero lo que tenían en común tenían  era el mismo factor fácilmente reconocido: EL ODIO. También hubo factores geopolíticos, revanchistas, de expansión del poder económico, etc. Más nada podría haberse hecho ni allí, ni aquí, en Argentina y en los países hermanos del Cono Sur latinoamericano, dentro del Plan Cóndor, (totalmente documentado desde su origen en el cerebro del imperio), sin la promoción  mediática, formal o por las redes informales de esa época, sin la exacerbación de antiguos o renovados sentimientos de ODIO. Pasaron 45 años y los gestores de aquella época nefasta no cesaron en sus ambiciones imperiales, de dominación, somos a su entender “el patio trasero”. Ya en lugar de los tradicionales golpes de estado, han desarrollado la estrategia del Lawfare, o de desaparición  o linchamiento mediático-judicial de opositores al modelo neo liberal. La reciente liberación de Luis Ignacio da Silva, Lula, puso en evidencia “la pata brasileña” de esa perversa estrategia. No solo lo llevó a la cárcel y le impidió al pueblo elegirlo como Presidente, permitiendo que Bolsonaro sí lo fuera, con las consecuencias visibles, sino que permitió la militarización del sistema de salud, la destrucción de importantes empresas nacionales, su privatización y extranjerización. Lo de Rafael Correa, en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y de Cristina Fernández aquí, no pueden ser analizados sin tener en cuenta ese antecedente. Lo aclaró mejor el Diputado Leopoldo Moreau: «El lawfare se organizó para amedrentar». “Esa es la consigna de los grupos concentrados, de la embajada de Estados Unidos y de algunos medios hegemónicos”. En una reciente entrevista el Diputado pormenoriza el mecanismo de seducción de jueces antes y fiscales ahora, desde la embajada con la finalidad de que en complicidad con los grandes medios, se oculte que 40 integrantes del gobierno anterior están procesados y no encarcelados, porque aclara, “no somos lo mismo que ellos, respetamos los procedimientos legales”. Podría haber agregado “no espiamos”, ya que los fondos para esa finalidad de la AFI, pasaron a los gastos por la pandemia. CELAG Centro de estudios latino americanos de geopolítica Pero este Aniversario nos toma, tal como el del 2020 en medio de la pandemia que ya se cobró la vida de casi 54.000 compatriotas, que afectó seriamente nuestras fuentes de recursos económicos.  Que demostró la importancia de un Estado Presente y Solidario y del desarrollo de la ciencia como herramienta fundamental en el cuidado de la salud, sino también como fuente de creación de recursos propios para vencer en la contingencia: al ritmo posible y mientras ya se han inoculado más de 2.200.00 dosis de las vacunas disponibles y el ritmo de avance se acelera de acuerdo a la llegada de nuevas dosis desde un mundo donde el 10% más rico acaparó el 90% de las vacunas fabricadas, en nuestro país se sigue elaborando un inmunógeno local, dentro del ámbito del CONICET.  Las amenazas de “nuevas olas” relacionadas con mutaciones conocidas, en especial, la de Manaos, variante P.1, es sumamente preocupante, por su mayor transmisibilidad y agresividad, con las posibles consecuencias de un desastre sanitario. Brasil con el 100% de las UTI colmadas y la falta de oxígeno en los centros de mayor envergadura, o el cierre de escuelas o de la presencialidad en Chile y Uruguay, o el brote en Paraguay, en la frontera con Formosa, son parte de esa acuciante realidad. No todo depende de las vacunas y las medidas de prevención deberán cumplirse si no deseamos que ocurra una catástrofe sanitaria. No todas las noticias son malas y es bueno conocerlas: estudios  que previamente habían detectado una baja respuesta de inmunoglobulinas en los convalecientes, haciendo prever un bajo nivel de inmunidad, ahora han detectado en los linfocitos específicos, una buena capacidad defensiva. La no tan buena es que no impediría la transmisibilidad, de manera que se advierte la necesidad de mantener las medidas de distanciamiento previstas por los COEs. Más en este 24 de marzo, afrontamos junto a las olas virales, recurrentes olas de odio que dificultan las medidas preventivas, como lo fueron el “negacionismo”, la “infodemia”, la falsa

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Mendaz – Paradigmas de la negación y la afectación periodística: caso Tomás Méndez

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la luna Fecha: 14 de marzo de 2021 El 22 de febrero el conductor Tomás Méndez, en su programa radial Vuelta de Rosca, utilizó el micrófono de Radio 10 para desparramar una serie de aseveraciones dignas de ser contrastadas en forma minuciosa con la realidad. Las falsedades e inexactitudes prodigadas por el comunicador así lo exigen. La confrontación metódica entre las afirmaciones y su contracara, las evidencias, aparece como un anacronismo para quienes pretenden convertir al periodismo en un apéndice del mundo del espectáculo, en el que la invención y la realidad se presentan como indistintos y homólogos. Existe una larga tradición que insiste en dejar pasar estos contrasentidos, con el justificativo de no dar lugar a los impostores ni otorgarles un lugar de reconocimiento enunciativo. Sin embargo, esa concesión desconoce el derrotero –y el impacto– que determinados discursos pueden alcanzar entre quienes no están acostumbrados a sumergirse en específicas áreas de la historia: dejar y dar testimonio es lo mínimo que se puede hacer frente al tosco revoltijo de declaraciones artificiosas, orientadas únicamente a denigrar a un periodista. En su monólogo matinal, Mendaz difunde, con la impostura de un investigador periodístico riguroso, una serie profusa de afirmaciones concentradas en tres áreas: la historia militante de Horacio Verbitsky, su vínculo con el CELS y un supuesto interés pecuniario del director de El Cohete en avalar la vacuna Pfizer. Respecto a la primera dimensión, asevera que era supuestamente “de Montoneros” cuando esa participación ha sido reconocida no sólo por HV sino por los jefes de esa organización, muchos de los cuales siguen vivos y certifican su pertenencia. Más adelante consigna que “en la SIDE, HV, figura[ba] como servicio de inteligencia”. Sin embargo, no existe en ningún documento desclasificados desde 1983 hasta la actualidad –ni en los liberados por la actual interventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño– ninguna referencia, ni siquiera nimia, respecto a esa aseveración. Como parte de su arremetida, Mendaz no tiene prurito en sumarse a los desatinos difundidos por el panelista televisivo Gabriel Levinas, quien acusó a HV –­en un librito olvidado– de ser “parte de la Fuerza Aérea Argentina”. La imputación hecha por el integrante del jurado de Gran Hermano se sustentaba en la dedicatoria que hizo el comodoro Juan José Güiraldes en su libro El poder aéreo de los argentinos, en la que agradece a HV porque el libro “no hubiera podido llegar a la prensa de no haber recibido el permanente aliento y la eficaz colaboración de Horacio Verbitsky”. Mendaz se suma a quien suele secundar a Baby Etchecopar –Levinas– para añadir que HV fue escriba del jefe de la Fuerza Aérea, Omar Graffigna, y que además había sido contratado por esa organización militar. Según Levinas, HV había recibido honorarios del Instituto Jorge Newbery, ligado a la aeronáutica, pero no existe admisión alguna del desembolso. La operación de difamación de Levinas, planificada en 2014 por el Grupo Clarín como parte de una campaña desembozada para garantizar el triunfo de la derecha en 2015, no logró traspasar el umbral de lo escolástico e inquisitorial: Güiraldes negó la acusación y el propio ex jefe aeronáutico de la dictadura, en un reportaje con el Buenos Aires Herald, desestimó la versión desparramada por Levinas de que HV fuese su asistente lexical durante su faena criminal a cargo de la Fuerza Aérea. Tampoco tuvieron suerte quienes consignaron que los apuntes de los discursos castrenses –supuestamente manuscritos por HV– podían ser acreditados a su persona: los peritajes profesionales comparados efectuados para cotejar la letra fidedigna de Verbitsky respecto a las exhibidas en los anexos del libro de Levinas demostraron ser disímiles. Según Mendaz, “Güiraldes era de la inteligencia de la Fuerza Aérea Argentina en el ’78, plena dictadura militar”. No existe ninguna fuente testimonial ni documental que avale dicha aserción. Menos aún el extraviado cargo de que HV ha sido un “un tipo que ha puesto bombas según sus propios compañeros del Ejército (sic). Un colega del Ejército lo denunció por poner bombas y salir corriendo detrás de él… Lo ha dicho en juicio… puso la bomba, la activó y morían niños y mujeres… Entonces yo salí corriendo detrás de él. El cómplice de él lo mandó al frente”. Mientras que Mendaz no provee la fuente de su grave imputación, los testimonios disponibles de juicios de lesa humanidad y los repositorios de declaraciones de genocidas niegan tal infamia: nadie oyó nunca una historia similar, análoga o siquiera afín. Dada la gravedad de la imputación, Mendaz nos debiera permitir acceder al conocimiento del nombre del “colega del Ejército” que dio ese testimonio. Mendaz agrega, en su perorata radial, que este último integró, además de la SIDE, la inteligencia de la aeronáutica. Y en la cumbre del relato conspiranoico vincula al director de El Cohete con la inteligencia británica. “El soft que se utiliza para detectar los barcos que entran en aguas argentinas es inglés”, testifica sin ruborizarse. Sus conjeturas no parecen ser confiables: nuestro país carece de sistema de detección propio a nivel marítimo. No posee ni sensores ni radarización. El macrismo interrumpió los convenios llevados a cabo con el INVAP, que hubiesen permitido entre 2015 y 2020 acceder a los mismos. Para no dejar aspectos sin abordar, en la misma línea de su rigurosa investigación periodística desliza que HV cuenta con una “obra social de Mercedes Benz”, cuando su suscripción corresponde al sistema médico ofrecido por el Hospital Alemán. En otra parte de su monserga, Mendaz asegura que “cuenta los movimientos de cuenta de su hijo Miguel, a quien le depositaron 20 millones de pesos en septiembre de 2012”. Dicho vástago de HV, sin embargo, vive fuera del país hace veinte años y no tiene ninguna cuenta bancaria en la Argentina. Tirá fruta En referencia al CELS –otro de los sambenitos clarinetistas recuperados con insistencia desde que HV es su presidente– Mendaz despliega una cantidad de datos irrisorios que debieran figurar en los planes de estudio de las carreras de periodismo para ejemplificar aquello que no se debe hacerse: “El CELS maneja un presupuesto más grande que los Estados (…) 1.600 millones de pesos

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Hacia una Argentina con mayor equidad

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 14 de marzo de 2021 Puede decirse que este primero de marzo el presidente Alberto Fernández definió en una frase la visión de su gobierno: “Vengo a proponerles que construyamos juntos un nuevo acuerdo para que la Argentina no recaiga más en un Estado ausente. Aquello que las argentinas y los argentinos esperamos, un país justo, que crezca y distribuya la riqueza, donde haya trabajo y lugar para todas y todos”. Si algo ha quedado claro luego de más de un año del inicio de la gestión de gobierno de Alberto Fernández es que el eje de sus políticas radica en el bienestar de la totalidad de la ciudadanía, no sólo de unos pocos.   En aras de lograr una mayor progresividad, el proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias, que ya se encuentra en tratamiento en la Cámara de Diputados, apunta a que cerca de 1,3 millones de los trabajadores/as en relación de dependencia y jubilados/as dejen de pagar el impuesto. En 2015, alrededor del 12% de los trabajadores/as eran alcanzados por este impuesto. Entre 2016 y 2019 este guarismo prácticamente se duplicó. Y esto ocurrió a pesar de que hubo una pérdida importante en el nivel real de los salarios, generando una situación en la que se ganaba menos y se pagaba más impuesto.   De allí que la iniciativa plantea que los salarios mensuales brutos inferiores a $150.000 dejarán de pagar Ganancias, y tampoco quedaría alcanzado el aguinaldo para este grupo. Habrá un intervalo de entre $150.000 y $173.000 mensuales que también verían reducido su aporte aunque de modo progresivo, es decir, la reducción del impuesto va a ser menor cuanto mayor sea el ingreso hasta el límite citado, de forma que no existe un salto entre los que ganan, digamos, $172.500 brutos y los que ganan $173.500, ya que los salarios mayores a $173.000 no tendrán modificación en sus deducciones del tributo.  Para darnos una idea de lo que implicará este nuevo esquema en el bolsillo de los trabajadores: un salario de $150.000 de una persona soltera y sin hijos paga en la actualidad unos $115.000 anuales de Impuesto a las Ganancias. Adicionalmente, una de las modificaciones producto del debate legislativo fue la inclusión de la retroactividad de esta mejora a enero de 2021. Es decir, los trabajadores que han tenido descuentos con el régimen vigente hasta ahora, y están alcanzados por el proyecto de ley, van a obtener una devolución de los anticipos realizados.   En resumen, quedaría sólo un 7% de los trabajadores registrados alcanzados por el impuesto, quienes representan un 26% de la masa salarial total.  Esta normativa también implica un beneficio para los haberes jubilatorios y pensiones, ya que se eleva de 6 a 8 haberes mínimos el piso para quienes estarían alcanzados por el gravamen y se flexibiliza la restricción de que tengan otros ingresos por fuera de la jubilación. Según los cálculos mencionados por la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, en la comisión conjunta de Diputados que trata el tema, la proporción de haberes jubilatorios alcanzados por Ganancias era del 5,2% en 2019, 5,3% en 2020 y con esta reforma sería del 2,4%.  Otra de las modificaciones propuestas que pasó bastante desapercibida en los medios es que se incorpora la posibilidad de deducir al concubino, en vez de sólo el cónyuge, en función de la modificación de 2014 del Código Civil, poniéndose a la altura de todos los cambios que la sociedad argentina ha planteado en la materia.  El costo fiscal de esta reforma sería de aproximadamente $42.000 millones, los cuales se traducirán en mayores ingresos reales de los trabajadores/as y pensionados/as. Allí es donde se genera el círculo virtuoso en el que los asalariados destinan esos recursos al consumo y, por ende, al mercado interno. Este mayor consumo genera a su vez una mayor recaudación impositiva por otras vías, como el IVA, y por lo tanto aminora significativamente el efecto del costo mencionado en las cuentas fiscales.  Pero lo importante es que el equilibrio fiscal no debería ser el principal objetivo de las políticas públicas, sino el bienestar de la población. Desde esa premisa, por supuesto, es necesario ir construyendo “una posición fiscal más robusta”, en palabras del ministro Martín Guzmán. Sin perder de vista, no obstante, el importante rol del Estado en resolver las cuestiones que el mercado por sí solo no soluciona. No debemos confundir este enfoque de equilibrio fiscal con el que suelen apoyar los sectores de derecha, que piden un Estado mínimo, con poca presencia en la economía, que debe apuntar a bajar los impuestos y dejar aspectos clave como el desarrollo de la ciencia, la educación, la salud, la innovación en manos del sector privado, lo que suele generar importantes inequidades sociales. Por el contrario, este gobierno se propone que la sostenibilidad fiscal debe ir alcanzándose con políticas a favor de la ciudadanía y no a costa de ella.  Entonces, vale la pena destacar que esta propuesta de reforma del esquema del Impuesto a las Ganancias es congruente con los principales objetivos del actual gobierno. Al incrementarse el ingreso disponible de los trabajadores y trabajadoras se genera mayor demanda, si además este proceso viene acompañado de políticas que protegen la producción nacional, esa mayor demanda genera mayor empleo y esto tiene un efecto multiplicador en la actividad.   Queda aún mucho camino por recorrer, luego de haber atravesado la pandemia neoliberal y la pandemia sanitaria. Uno de los últimos datos sobre el sector industrial que publicó el INDEC esta semana da cuenta de que la utilización de la capacidad instalada de la industria llegó al 57,2% en enero, 1,1 puntos porcentuales más que en el mismo mes del 2020. Tomando en cuenta los resultados de los últimos meses, los datos indican que aún existe una capacidad instalada ociosa de más del 40%, lo cual permite un rápido crecimiento de la producción sin necesidad de inversión.  Está claro que el gobierno tiene una firme postura de no resolver la situación de déficit

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Los orígenes del Lawfare

Fuente: Eduardo Barcesat | El Destape Fecha: 6 de febrero de 2021 Ya se conoce con bastante aproximación el modo en que opera la perversa práctica del “lawfare”, y qué sectores toman intervención en esta madeja institucional destinada a desbaratar el Estado de Derecho. Incuestionablemente, el sector más responsable de esta madeja es la “pata podrida del Poder Judicial”, en su escaño más dañino, la Justicia Penal Federal, que ejercita el poder punitivo del Estado enderezando el mismo, cual ariete, a la persecución y destrucción del “enemigo” político. Como diría algún Clausewitz tardío, “…la prosecución de la guerra por otros medios”. Y decimos “perversa práctica” porque emplea la institución judicial para fines de destrucción. Paradojal, realmente, que el Poder Judicial, presentado en todo texto que aborde la descripción y fundamentos dogmáticos de la  unidad del “Estado/Derecho”, como el custodio final de todos los derechos y garantías constitucionales deviene, en esta etapa de dominancia del neo-liberalismo,  en el hobbesiano monstruo que tritura esos derechos y garantías forjados por la conciencia jurídica de la humanidad y cuyo peldaño más elevado son los derechos humanos, esa inescindible unidad de libertades civiles y políticas, y de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. ¿Cómo opera el poder (poder que es mera fuerza e ideología) para operar este torcimiento? Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. Opera apropiándose de la metodología y esencia del “common law”; esto es, de la fuerza vinculante de los precedentes judiciales. En sus orígenes, los expositores encolumnados con el denominado “realismo jurídico anglo-sajón” alababan y prohíjaban la inexistencia de reglas escritas que determinen, con rigor, el obrar de los jueces. Para ellos (Roscoe Pound; Oliver Wendell Holmes), “…el derecho es lo que los jueces dicen que es en sus resoluciones…”, y si hay algo que pueda ser nominado como “dogmática jurídica”, pues será: “… el conjunto de profecías que emiten los operadores del derecho acerca de cómo los jueces resolverán los casos…” De allí la conocida formulación de Wendell Holmes, al inaugurar una sede de la Universidad de Boston, “…el derecho no es moral, no es lógica, es experiencia; experiencia que hacen los pueblos…”; o el poder, decimos nosotros. En definitiva, que son los jueces los que determinan qué es lo que denominamos “derecho”. Debo exponer, por su carácter paradigmática, la enunciación de un directivo del GAFI, pronunciada en la audiencia que decidiría el pase de la Nación Argentina al “sector blanco”; esto es, el de los países que combaten eficazmente el narcotráfico y el terrorismo. Me encontraba exponiendo, convocado por el titular de la UIF, sobre la estructura jerárquica del orden jurídico positivo argentino, y del control de constitucionalidad y convencionalidad que debe ejercer el Poder Judicial de la Nación, en todos sus estamentos. Sorpresivamente, este directivo, profesor universitario canadiense, interrumpe nuestra exposición para vociferar: “…ustedes (se dirige al Estado Argentino)…deben adoptar el Common Law. Con ese sistema los jueces reprimen mejor, no tienen ataduras…”.  La sensata intervención de quién presidía la audiencia, cerró un enfervorizado debate, pues no estaba en nuestro ánimo, ni en el objetivo de la audiencia, consentir tamaño dislate. Supimos desde hace años de las prácticas del poder económico y comunicacional de organizar “safaris judiciales” a la meca del common law, para que sus expositores los “adiestren” en esta metodología que desbarranca, ineluctable y fácilmente, en el “gobierno de los jueces”; esto es,  el poder aristocrático, vitalicio, contra-mayoritario, que debe prevenir y corregir los posibles desbordes demagógicos y populistas de los poderes políticos (frase de “El Federalista”, que colecta los artículos periodísticos producidos por los padres de la futura Constitución de EEUU). El “lawfare”, entonces, es la forma potenciada, exacerbada, del common law, su “Mister Hyde”, una bestia institucional. Los países latinoamericanos, que han seguido la tradición de la ley escrita, exhiben, como el nuestro, una estructura jerárquica del orden jurídico positivo, y si bien los jueces no son, ni deben ser, repetidores inertes de las leyes, deben guardar observancia a la supremacía constitucional, y el resguardo de esa supremacía, frente a los actos de los otros poderes, lo que constituye  el deber primero de todo integrante del Poder Judicial de la Nación Argentina. Para finalizar, los tres poderes que conforman el Gobierno Federal de la Nación Argentina tienen potestades constitucionales para desmontar el “lawfare”. En efecto, el Poder Legislativo, el primero de los tres poderes del Gobierno Federal que regula la Constitución Nacional, tiene la facultad de dictar amnistía; en nuestra situación, el amnistiar a las víctimas del “lawfare”, lo que eliminaría la condena o el proceso judicial persecutorio, señalando, al mismo tiempo, el mal obrar jurisdiccional que llevó a esa victimización y deterioro institucional. El Poder Ejecutivo, a su turno, puede disponer indultos, pero ello no tiene la significación jurídica de la amnistía, que es la medida que denota, como dijéramos, de la excepcionalidad institucional del período 2015/2019, y que impone la ruptura que debe producir el actual Gobierno Nacional para establecer el imperio del Estado de Derecho, que es una tarea más profunda que la del acceso al poder político de la Nación. Finalmente, que el Poder Judicial de la Nación, a través del obrar de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que tiene en su poder, hace más de año y medio, diversos planteos de nulidad en las diversas causas paradigmáticas del “lawfare”, como lo es la causa conocida como de las fotocopias de los cuadernos quemados/resucitados, está convocado, en observancia a la supremacía constitucional y de los tratados internacionales de derechos humanos, a dictar señeras sentencias anulando dichas causas. Además, correspondería disponer, en las respectivas sentencias, que se envíen los antecedentes de todos los magistrados involucrados en la producción y convalidación de los entuertos al Consejo de la Magistratura del Poder Judicial. Como se advierte, los integrantes de los tres poderes del Gobierno Federal tienen las respectivas competencias necesarias para actuar en el desmontaje de la bestia institucional…y así cumplimentar la manda del art. 36 de la C.N., de observar y hacer observar la supremacía de la C.N. y de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos

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