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‘La paz con los palestinos es posible’: conozca al último optimista de Israel

Por: Iddo Schejter | Haaretz (13 de enero de 2022) Se puede ver a Uri Ashi en un puente de Tel Aviv todos los viernes por la tarde, tratando de convencer a los transeúntes y automovilistas de que la paz con los palestinos aún es posible. Ahora tiene un nuevo libro sobre el tema. Uri Ashi de pie en el puente Hahalakha, Tel Aviv, junto a su muñeco de paloma gigante el mes pasado. Crédito: Iddo Schejter En cualquier viernes por la tarde, se puede ver a un hombre y su paloma gigante con muletas en un puente de Tel Aviv sobre la concurrida autopista de Ayalon, tratando de convencer a cualquiera que esté dispuesto a escuchar que la solución de dos estados aún se puede lograr. Uri Ashi, de 45 años, es ilustrador y animador de oficio, aunque dice que en los últimos años también se ha convertido en autor e investigador. En 2015, comenzó a pararse con la muñeca gigante de la paloma discapacitada en el puente Hahalakha, junto con un cartel en hebreo que decía «La paz con los palestinos es posible». Él llama al cartel la versión “TL;DR” de su libro, “Hatikva: La guía ilustrada para resolver el conflicto israelí-palestino”, que se publicó en hebreo el año pasado. El activismo de Ashi comenzó después de tomar un curso sobre la historia del conflicto palestino-israelí impartido por el Dr. Shaul Arieli, un coronel retirado que también formó parte de varios equipos de negociación israelíes durante rondas anteriores de conversaciones de paz con los palestinos. A pesar de haberse considerado previamente informado sobre el tema, el curso puso patas arriba la cosmovisión del ilustrador. Dice que Arieli le demostró cómo, aunque las rondas de negociaciones anteriores fracasaron, se habían llegado a compromisos sobre los temas centrales del conflicto y que todo lo que quedaba por hacer era completar los detalles finales y firmar un acuerdo. Ashi se sorprendió al saber que desde 1988, los palestinos han estado dispuestos a negociar con Israel sobre la base de dos estados para dos pueblos. Pensó que si él no sabía esto, la mayoría del público tampoco. Así es como llegó a pararse en el puente en el norte de Tel Aviv, inspirado por las acciones de los manifestantes solitarios, en particular Amir Haskel, quien comenzó a manifestarse en los puentes de Israel para protestar contra el entonces primer ministro Benjamin Netanyahu hace unos seis años. Inicialmente, Ashi fue al puente Hahalakha, el más cercano a su casa, más por el bien de la investigación. Su objetivo era saber a qué se enfrentaba si tuviera que empezar a abogar por una solución de dos estados . Su letrero y su paloma gigante discapacitada, que simboliza el proceso de paz dañado, llamaron la atención de los peatones y conductores que querían decirle a Ashi lo que pensaban. Incluso llegó a la página de Facebook del influencer de extrema derecha The Shadow.  Sin embargo, después de algunas visitas al puente, se dio cuenta de que los mismos argumentos en contra de una solución de dos estados se esgrimían una y otra vez. Eventualmente, Ashi pensó que debería hacer un buen uso de sus habilidades de dibujo y escribir una guía ilustrada sobre cómo resolver el conflicto. Durante dos años dejó su trabajo para poder dedicarse por completo al proyecto. Se sentó en bibliotecas y leyó cientos de libros sobre el tema y entrevistó a investigadores e historiadores. Su libro está dirigido a una audiencia israelí y se esfuerza por convencer a los lectores de que, a pesar de la creencia generalizada de que la solución de dos estados está muerta, la paz con los palestinos todavía es posible. De los 3.000 ejemplares que ha vendido hasta el momento, testifica que bastantes lectores le han escrito diciendo que les ha hecho reconsiderar lo que antes pensaban sobre el conflicto. En el libro, Ashi separa los puntos de conversación que escuchó una y otra vez en el puente de que la paz con los palestinos es inviable: todo, desde el percibido «programa de escenario» palestino, que supuestamente exige que se firmen acuerdos con Israel como una táctica. para permitir una resistencia armada más efectiva en un momento posterior, a la afirmación de que los palestinos son un pueblo falso y, por lo tanto, no merecen un estado. Alrededor de la época en que Ashi estaba tomando el curso de Arieli, también dejó de fumar. Para dejar de fumar, leyó “La manera fácil de dejar de fumar de Allen Carr”. Luego intentó incorporar los métodos de Carr en su propia defensa de la paz. Por ejemplo, Carr evita explícitamente asustar a la gente sobre todos los riesgos para la salud de fumar. Ashi hace lo mismo y, a diferencia de muchos generales israelíes retirados, evita predicciones sombrías de lo que sucederá si Israel no se separa de los palestinos. Él dice que durante sus conversaciones en el puente, descubrió que asustar a los detractores de la paz solo afianza aún más sus creencias. Sin embargo, lo principal que Ashi extrajo del libro de Carr fue el concepto de esperanza: lo más importante al intentar cambiar la mente de una persona es inculcar la creencia de que el cambio, ya sea en los hábitos de fumar o en un conflicto de décadas, es posible, y ni siquiera tan difícil de lograr. Por eso le dio a su libro el título de “Hatikva” (“La esperanza”), porque cree que un análisis racional de la historia, explicada a través de un lenguaje humorístico e ilustraciones, infundirá en el lector la esperanza de que el conflicto pueda resolverse. Ashi también trata de explicar psicológicamente cómo el público israelí llegó a creer que la paz es imposible a pesar de que su análisis muestra lo contrario. Dice que, aunque cree que el conflicto tiene solución desde finales de la década de 1980, lo que aún queda por hacer es que el público lo vea como tal; de lo contrario, el paradigma que fue útil cuando el conflicto no tenía solución perjudica las perspectivas de paz cuando es. Por ejemplo, dice, si bien es necesario odiar a tu enemigo en tiempos

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Así avanza el neonazismo en Ucrania con el aval de su presidente

Por: Alexander Terekhin | Sputnik Mundo (28 de marzo de 2022) https://mundo.sputniknews.com/20220328/asi-avanza-el-neonazismo-en-ucrania-con-el-aval-de-su-presidente-judio-1123649483.html?utm_campaign=mundo_newsletter&utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=28 Cada vez que se menciona el problema del neonazismo, y su omnipresencia en Ucrania, se oye el contraargumento de que esto es imposible, pues el presidente de este país es judío. Sin embargo, esta afirmación no puede negar el hecho de que los grupos neonazis se han impregnado en todos los niveles del Gobierno de Ucrania. Mientras hay quienes ahora sacan a relucir las raíces judías de Volodímir Zelenski, desde hace muchos años la comunidad judía ha estado denunciando el auge del antisemitismo y el ultranacionalismo de influencia fascista en el país. En 2014, la revuelta del Maidán en Ucrania derrocó al presidente Víktor Yanukóvich, ante los vítores y el apoyo de Occidente. Los políticos y analistas de EEUU y Europa no solo celebraron el levantamiento como un triunfo de la democracia, sino que negaron los informes sobre el ultranacionalismo del Maidán y tacharon a los que advirtieron sobre el lado oscuro del levantamiento de títeres de Moscú. Y es que ni más, ni menos, «la libertad estaba ganando» en Ucrania. En los últimos años, las crecientes noticias sobre la violencia de extrema derecha, el ultranacionalismo y la erosión de las libertades básicas han estado desmintiendo la euforia inicial de Occidente. Y es que aparte del extremo antisemitismo prácticamente a nivel estatal, hay ataques neonazis contra los gitanos, ataques desenfrenados contra las feministas y los grupos LGBT, prohibiciones de libros y glorificación patrocinada por el Estado de los colaboradores nazis. Y cabe señalar que estas historias del oscuro nacionalismo ucraniano no salen de Moscú: las presentan los medios de comunicación occidentales, organizaciones judías como el Congreso Judío Mundial y el Centro Simon Wiesenthal; y organismos de control como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Ya en 2018 publicaron un informe conjunto en el que advertían de que Kiev estaba perdiendo el monopolio del uso de la fuerza en el país, donde las bandas de extrema derecha actúan con impunidad. También lo denunció el columnista de The Nation Lev Golinkin, de procedencia judía.Bastó con unos pocos años después del Maidán para que el faro de la democracia se convirtiera en una marcha de antorchas. Un batallón neonazi estatal en el corazón de Europa Además de la procedencia judía de Zelenski, a los medios occidentales también les gusta destacar que la extrema derecha ucraniana tiene un porcentaje pequeño de escaños en el Parlamento, e incluso se les compara con sus homólogos en Francia. Sin embargo, es un argumento espurio. Lo que le falta a la extrema derecha ucraniana en número de votos, lo compensa con cosas con las que Marine Le Pen solo podría soñar: unidades paramilitares y rienda suelta en las calles. Ahora Ucrania es la única nación del mundo que tiene una formación neonazi en sus fuerzas armadas. El notorio Batallón Azov se formó inicialmente a partir de la banda neonazi Patriota de Ucrania y en 2014 se incorporó a la Guardia Nacional de Ucrania. Lo pudo hacer a pesar de que Human Rights Watch y las Naciones Unidas le acusara de violaciones de los derechos humanos, incluida la tortura. Andriy Biletsky, el líder de esta banda que se convirtió en el comandante de Azov, escribió en una ocasión que la misión de Ucrania es «liderar las razas blancas del mundo en una cruzada final… contra los untermenschen [infrahumanos] dirigidos por los semitas». A pesar de que Zelenski es judío, Biletsky es ahora diputado en el Parlamento de Ucrania. Aunque el grupo niega oficialmente cualquier conexión neonazi, la naturaleza de Azov ha sido confirmada por múltiples medios occidentales: El New York Timescalificó al batallón de «abiertamente neonazi», mientras que USA Today, The Daily Beast, The Telegraph y Haaretz documentaron la inclinación de los miembros del grupo por las esvásticas, los saludos y otros símbolos nazis, y algunos combatientes también han reconocido ser neonazis. En enero de 2018, Azov desplegó su unidad de patrulla callejera Druzhina Nacional, cuyos miembros juraron lealtad personal a Biletsky y se comprometieron a «restaurar el orden ucraniano» en las calles. https://www.youtube.com/embed/IWvm2O1TgAw La Druzhina se distinguió rápidamente por llevar a cabo pogromos contra los gitanos y las organizaciones LGBT y por asaltar un consejo municipal. A principios de 2019, Kiev anunció que la unidad neonazi vigilaría las encuestas en las elecciones presidenciales celebradas en marzo. Con ello, la propia unidad no se escatimó en amenazar a los «enemigos de la nación ucraniana» porque las estaciones de elecciones estarían llenas de sus «combatientes». Apoyo estadounidense de los neonazis en Ucrania En 2017, el congresista Ro Khanna lideró los esfuerzos para prohibir que Azov recibiera armas y entrenamiento de EEUU. Pero el daño ya estaba hecho: el grupo de investigación Bellingcat demostró que Azov ya había recibido acceso a lanzagranadas estadounidenses, mientras que una investigación del Daily Beast demostró que los entrenadores estadounidenses son incapaces de evitar que la ayuda llegue a los supremacistas blancos. Y la propia Azov había publicado con orgullo un video de la unidad dando la bienvenida a los representantes de la OTAN. https://www.youtube.com/embed/LOB1aSNNSfM. Aunque Azov es el batallón que está en boca de todos, cabe señalar que no es la única formación de extrema derecha que ha recibido la aprobación de Occidente. En diciembre de 2014, Amnistía Internacional acusó al batallón Dnipro-1 de crímenes de guerra, entre ellos «utilizar la inanición de civiles como método de guerra». Seis meses después, el senador John McCain visitó y elogió al batallón. Especialmente preocupante es la campaña de Azov para transformar Ucrania en un centro de supremacía blanca transnacional. La unidad ha reclutado a neonazis de Alemania, el Reino Unido, Brasil, Suecia y EEUU.En octubre de 2018 el FBI detuvo a cuatro supremacistas blancos de California que supuestamente habían recibido formación de Azov. Este es un ejemplo clásico de retroalimentación: el apoyo de EEUU a los radicales en el extranjero rebota y vuelve al país norteamericano. La extrema derecha en el poder Entre 2016 y 2019 el Parlamento ucraniado estaba presidido por Andriy Parubiy, quien cofundó y dirigió dos organizaciones neonazis: el Partido Social-Nacional de Ucrania (posteriormente rebautizado como Svoboda) y Patriota de Ucrania, cuyos miembros acabarían formando el núcleo de Azov. Aunque Parubiy abandonó la extrema derecha a principios de la década de 2000, no ha rechazado su pasado. Cuando se le preguntó al respecto en una entrevista de 2016, Parubiy respondió que sus «valores» no habían cambiado. Parubiy,

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LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS VENCEDORES

Por: Alejandro Stein (Adherente del Llamamiento desde el kibutz Barkai, Israel) Las mentiras tienen patas cortas, dice un refrán conocido, y en el devenir de la Historia, 74 años son paticortos.        Israel está a punto de cumplir su septuagésimo cuarto cumpleaños, y con éste también lo que en Israel se llama “La Guerra de la Independencia”, y en Palestina se conoce como la “Nakba” (La Catástrofe, el Desastre, en castellano).        Es innegable el papel trágico y central que tuvo el Holocausto en la creación del Estado de Israel, meta por la que venía luchando el Movimiento Sionista desde fines del siglo XIX. “Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, proclamaba una de las consignas del sionismo. Y así fue, que en esa “Tierra sin Pueblo”, la flamante ONU decidió en noviembre de 1947 la partición de Palestina, otorgándole al Estado Judío a crearse un 54% del territorio a repartir, un 45% al Estado Palestino, y declarando a Jerusalén y Belén zonas internacionales bajo su mandato. Así, las Naciones Unidas decidieron restañar una tragedia y darle un hogar tanto a los sobrevivientes del Holocausto como a ese Pueblo sin Tierra creando otra, con la cual convivimos hasta hoy, y que nos acompañará por mucho tiempo.        De esa “Tierra sin Pueblo” fueron borrados 400[1] asentamientos palestinos entre poblados y ciudades, parte arrasados, parte ocupados por inmigrantes judíos, parte convertidos en bosques por el Fondo Nacional de Israel (el Keren Kaiemet), que con su simpática alcancía juntaba una y otra monedita, para plantar un nuevo árbol y así redimir “Eretz Israel”, la Tierra de Israel. El pueblo palestino de Isdud, es hoy la ciudad-puerto de Ashdod, en Bajad al-Shayj, la Haganáh perpetró una masacre con un saldo de entre 70 y 21 muertos según las diferentes versiones provenientes de esa organización, entre el 31 de diciembre de 1947 y el 1 de enero de 1948, en el marco de lo que todavía era una guerra civil entre los judíos y los palestinos. La masacre se realizó como respuesta a los 39 trabajadores judíos masacrados en la Refinería de Petróleo de Haifa el día anterior. Bajad al-Shavi, es hoy en día Nesher, una de las ciudades satélites de Haifa, por dar dos ejemplos. Entre las ciudades de Haifa y Tel Aviv, antes de la guerra del 48 había 64 asentamientos palestinos. Hoy en día hay sólo dos: los pueblos de G’izer Ha-Sarka y de Fuereidis. Tanto G,’izer como Fuereidis no fueron destruidos y sus habitantes expulsados o muertos porque en el poblado (hoy ciudad) de Zijron Iaakov y en Biniamina se necesitaba mano de obra…        En esa “Tierra sin Pueblo” se abrió una canilla perversa de la cual fueron expulsados entre setecientos y setecientos cincuenta mil palestinos[2], esos refugiados que son hoy más de cuatro millones y medio, para vergüenza del mundo, de la ONU, y desvergüenza de Israel. Luego de la Guerra de los Seis Días fueron expulsados otros treinta mil palestinos de los territorios ocupados a Jordania. Sobre tres de los poblados arrasados, se alza hoy el hermoso “Parque Canadá”[3]. En ese parque está el llamado “Bosque de la Memoria”, plantado en homenaje a los Desaparecidos Argentinos… Huelgan los comentarios.        Y vuelvo al título de esto, citando por supuesto, una de las frases que me conmovieron de “La Historia Oficial”, de esas películas que le quedan a uno grabadas a fuego: “La Historia la escriben los vencedores”. Esas narrativas que se suceden en todas las historias que narran los vencedores, y que, si bien tienen patas cortas, están aquellos que se comen las galletitas con apetito envidiable.        He escuchado testimonios de miembros del Palmach, unidad de elite de la Haganá, la columna vertebral de lo que posteriormente fue el ejército de Israel, nacidos en lo que en ese momento era Palestina, hablando no sólo del doble mensaje que recibían en su educación como niños, también de la profunda convicción con la que se manejaban. “Cuando llegamos, aquí no había nadie”, otro, “Vinimos a heredar esta tierra”. Si vinimos a heredar ¿de quién? La batalla por la conquista de Haifa, puerto esencial para los judíos, se desarrolló entre el 21 y el 22 de abril de 1948. Haifa es una ciudad que en ese momento tenía una población de 135000 habitantes, 70000 judíos y 65000 palestinos. Luego de la batalla quedaban 4000 palestinos aproximadamente en la ciudad[4]. Hay fuentes que dicen que la propia Golda Meir viajó hasta Haifa para tratar de convencer a los habitantes palestinos que no huyeran. Ki lo sá. Teddy Katz es miembro del kibutz Magal. A fines de los ’90 era estudiante de Historia en la Universidad de Haifa. La tesis que presentó para obtener su maestranza se titula “El éxodo árabe de los poblados del sur del Monte Carmelo”, tesis brillante que le reportó una calificación de 97 sobre 100. En su trabajo Teddy se refiere entre otros aspectos a la masacre perpetrada en el pueblo palestino de Al-Tantura, situado al sud de Haifa, entre el 23 y el 24 de mayo de 1948. Estima la cantidad de víctimas en doscientas, aunque otro historiador revisionista israelí, Benny Morris habla de doscientas cincuenta. Donde estuvo un día al-Tantura, se encuentran hoy el moshav Dor y el kibutz Nahsholim.  Transcribo literalmente las declaraciones del psicólogo Zalman Amit publicadas en la Wikipedia: “El psicólogo israelí Zalman Amit, profesor de la Universidad de Montreal, dice haber visitado «el kibutz Nachsholim, fundado sobre las ruinas de la aldea palestina…  en el verano de 1954. De la conciencia que sus habitantes, supervivientes del Holocausto,7 tenían de los antiguos pobladores, dice: “Fuimos recibidos calurosamente y nos instalaron en las antiguas casas que salpicaban la franja costera de lo que antaño había sido Al-Tantura. [Durante una reunión] una chica de mi grupo se volvió hacia uno de los miembros del kibutz y le preguntó por las casas en las que estábamos hospedados. «¿Qué son estas casas?», preguntó. «¿Quién vivía aquí y dónde está esa gente ahora?».

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4 razones por las cuales Israel NO es un país “apartheid”

Por: Nadia Cattan | Enlace Judío México e Israel (17 de febrero de 2022) El 8 de febrero del 2022 Amnistía internacional acusó al Estado de Israel de ser un país apartheid, es decir, de mantener políticas racistas entre sus población. Por supuesto que el debate no tardó en surgir, entre los que apoyan el ataque y los que se indignan ante él, pero antes de emitir una opinión, vale la pena conocer los hechos, para de este modo, emitir un juicio con más conocimiento. En esta ocasión, presentamos 4 tratos que tiene el gobierno israelí hacia su población árabe, de este modo y sólo conociendo las leyes y procedimientos, podremos emitir una opinión. ¿Me acompañas? 1.-Igualdad política En el estado de Israel, todos los ciudadanos israelíes pueden votar, ya sean judíos, cristianos o musulmanes, y por supuesto que todos los votos cuentan por igual, la prueba de ello la podemos ver en el mismísimo parlamento, pues hoy, los partidos árabes cuentan con 10 escaños, y dentro de la coalición gobernante está el vice Ministro Mansour Abbas con 4 lugares al frente del partido Raam, quien por cierto, estuvo en desacuerdo de las declaraciones de Amnistía Internacional Por otra parte, partidos israelíes como el partido Meretz o el laboristas tienen a miembros árabes dentro de sus listas. Ahora bien, si los árabes de Jerusalén no votan en las elecciones municipales es porque en el pasado, ellos no aceptaron tener la ciudadanía israelí, porque aceptar esta ciudadanía por supuesto que implica aceptar también la existencia del Estado de Israel. Fuera de ello, todos los ciudadanos israelíes tienen derecho al voto y a la formación de partidos, gozando de una absoluta igualdad política. 2.-Igualdad laboral Israel es un país muy competitivo y encontrar trabajo no es tarea sencilla, cientos de personas de diferentes especialidades aplican para conseguir un trabajo cada mes. En estas peticiones masivas, ser árabe o judío no tiene ninguna trascendencia, ni siquiera se solicita esta información en las entrevistas de trabajo, en Israel, un árabe y un judío, mientras sean israelíes, tienen las mismas oportunidades laborales. De este modo tenemos israelíes árabes que son jueces, profesores, médicos, ministros, entre muchos otros oficios más.Y si por alguna razón una persona se queda sin trabajo, el organismo del estado Bituaj Leumi se encargará de brindar apoyo económico a esa persona desempleada, ya sea árabe o judío. 3.-Igualdad en la educación El Ministerio de educación es el organismo encargado de todo el sector educativo en el Estado de Israel y éste, certifica a todas las escuelas por igual, ya sean judías laicas, judías ortodoxas, cristianas o musulmanas, esto quiere decir que el certificado del estudiante que se gradúa de un colegio árabe es tan valido como el certificado del estudiante que se gradúa de un colegio judío. Por lo tanto, para ingresar a las mejores universidades de Israel, lo que necesita una persona es ser buen estudiante, prueba de ello son los mejores institutos de prestigio en el estado de Israel, como el Technion en Haifa o la universidad hebrea de Jerusalem, las cuales tienen sus aulas llenas de estudiantes, tanto árabes como judíos. 4.-Igualdad en salud Kupat Holim es el seguro que se encarga de llevar servicios de salud a toda la población israelí, ya sean árabes o judíos. Dentro de estos servicios se encuentra por ejemplo el apoyo en la maternidad, el estado brinda ayuda económica proporcionando 3 meses y medio de sueldo a la madre que acaba de tener a su bebé, ya sea una mujer árabe o judía, esto, por supuesto después de haber sido atendida en un hospital en donde hay pacientes árabes y pacientes judíos ya que ser israelí implica gozar de los beneficios de un servicio médico gratuito, no importa si eres árabe o judío. Es importante añadir que durante la pandemia por COVID, todos los ciudadanos israelíes fueron vacunados por igual, tanto árabes, como judíos. ¿Hay palestinos que tienen limitantes en su vida cotidiana? Si, es cierto, pero ellos están en Gaza y en Cisjordania, y si se quiere abogar por sus derechos habrá que enfrentarse a la Autoridad Palestina o a Hamás, ya que son ellos los que los gobiernan, por lo que a Israel corresponde, dentro de las fronteras del Estado de Israel, lo mejor que le puede pasar a un árabe es ser israelí. Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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LA MANO QUE MECE LA CUNA

El rol de Estados Unidos en la guerra en Ucrania Washington aceptó la existencia de laboratorios de investigaciones militares de patógenos hallados por Moscú en Ucrania. POR: JORGE ELBAUM | El Cohete a la Luna (13 de marzo de 2022) El lunes 7 de marzo las fuerzas militares rusas localizaron una red de seis laboratorios en la zona del Donbas. Las instalaciones halladas, algunas parcialmente desmanteladas, corresponden a laboratorios de investigación militar gestionados por investigadores estadounidenses y ucranianos en forma conjunta. Los documentos encontrados en los laboratorios se vinculan con la contratista Southern Research Institute, adscripta a la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA), una dependencia del Pentágono. En una investigación de 2018 sobre el desarrollo de armamento biotecnológico, titulada “Las armas biológicas del Pentágono”, se detallan los contratos de esa empresa con el Ministerio de Defensa estadounidense para generación y propagación de bioagentes. Un día después de los hallazgos, la subsecretaria de Estado Victoria Nuland aceptó la existencia de esos laboratorios conjuntos y se mostró alarmada ante la posibilidad de que dichas instalaciones puedan ser utilizadas en el futuro por Moscú. La tarea conjunta de guerra biológica implementada con Kiev es parte de un programa desarrollado por Washington para empoderar a los sectores nacionalistas ucranianos e incitarlos a una confrontación con Rusia. Según la historiadora estadounidense Mary Elise Sarotte, autora de Ni una pulgada más: Estados Unidos, Rusia y el estancamiento de la posguerra fría, el rechazo norteamericano a la pacificación europea se debe a que la cooperación en seguridad dentro de ese continente fue vista por Wall Street y los think tanks estadounidenses como una posibilidad cierta de pérdida de influencia en la región. Una de las fuentes consultadas para su investigación –un importante funcionario del Departamento de Estado– manifestó que una integración entre Rusia y Europa “sería peligrosa (…) Si los europeos unen sus fuerzas y construyen un sistema de seguridad común, nosotros nos quedamos fuera y eso no es deseable. Hay que fortalecer la OTAN para que eso no ocurra”. El 21 de noviembre de 1990 se celebró en París la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). Durante ese evento se firmó la Carta para la Seguridad Europea, suscrita por los Estados de Europa, Estados Unidos y Canadá. En el apartado titulado “Relaciones amistosas entre estados participantes”, se consignaba: “La seguridad es indivisible. La seguridad de cada uno de los Estados participantes está inseparablemente vinculada con la seguridad de los demás”. También se advertía que los firmantes –entre los que se hallaban Rusia, los integrantes de la Unión Europea y Estados Unidos– “no fortalecerán su seguridad a expensas de la seguridad de otros Estados”. Ese mismo año, ocho meses antes de la rúbrica de la Carta de la Seguridad Europea, el entonces jefe del Departamento de Estado, James Baker, le garantizó a Mijail Gorbachov que la Alemania reunificada se convertiría en el último país en ser integrado a la OTAN: “Entendemos la necesidad de garantías para los países del Este. Si tenemos presencia en una Alemania que es parte de la OTAN, no habría extensión de la jurisdicción de la OTAN para las fuerzas de la OTAN, ni una pulgada hacia el este”. El entonces embajador de Estados Unidos en Moscú, Jack Matlock certificó, tiempo después, que se le otorgaron “garantías categóricas” a la Unión Soviética de que la OTAN no se expandiría hacia el este. Los documentos oficiales desclasificados en 2017 por el gobierno de los Estados Unidos, referidos a los compromisos asumidos ante Rusia, fueron digitalizados por el National Security Archive. En el informe se detalla la lista de los funcionarios gubernamentales que se comprometieron en las dos décadas posteriores a la reunificación alemana a no expandirse militarmente hacia el Este. Entre los citados aparecen el secretario de Estado norteamericano James Baker, el Presidente George Bush, el ministro de Exteriores alemán Hans-Dietrich Genscher, el canciller Helmuth Kohl, el director de la CIA Robert Gates, el Presidente francés François Mitterrand, la primera ministra británica Margaret Thatcher y su sucesor John Major, el secretario de Exteriores de ambos, Douglas Hurd, y el secretario general de la OTAN, Manfred Wörner. Un lustro más tarde del establecimiento de esos compromisos se llevaron a cabo las primeras maniobras militares conjuntas de la OTAN con Ucrania. Mientras se realizaban los ejercicios bélicos en la frontera de Rusia, el ministro de Exteriores británico, Malcom Rifkind, afirmaba que el verdadero objetivo consistía en impedir que Rusia se consolidase como una potencia similar a la que fue la URSS medio siglo atrás. En 1999 se integraron a esa organización atlantista tres países: Polonia, Hungría y la República Checa. En 1996, cuando aparecía como evidente la defección a los compromisos asumidos por Washington y los países europeos, Gorbachov concedió una entrevista en la que señaló: “Hoy se pueden ignorar los intereses de Rusia, sus críticas a la ampliación [de la OTAN], pero la debilidad de Rusia no será eterna. ¿Es que no se dan cuenta para quién trabajan con esa política? Si la OTAN avanza en esa dirección aquí habrá una reacción”. Advertencia y presagios En 1997, George Kennan, uno de los pensadores estadounidenses más influyentes de la Guerra Fría, señaló en una entrevista en el New York Times que “ampliar la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era de posguerra fría”. Detalló además que dicha expansión “inflamaría las tendencias nacionalistas y militaristas de Rusia” y que eso llevaría a “restaurar el clima de la Guerra Fría a las relaciones este-oeste, e impulsará una política exterior rusa en direcciones opuesta a nuestros intereses”. Un año después, ante la nueva expansión de la OTAN promovida por Bill Clinton en 1998, Kennan puntualizó que “esto es el inicio de una nueva Guerra Fría… creo que es un error trágico. No hay ninguna razón para esto. Nadie estaba amenazando a nadie”. Algo similar opinó Henry Kissinger en un artículo que escribió para el Washington Post en 2014: Ucrania “no debería de ser la avanzada de cualquiera contra el otro, debería de funcionar como un puente entre ellos”. Y recomendó: “Estados Unidos necesita evitar tratar a Rusia

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UCRANIA Y MÁS

Por: Alejandro Stein (Adherente del Llamamiento desde el kibutz Barkai, Israel)             Todos sabemos que la cantidad de información disponible puede llegar a saturar. Trato de sacar la cabeza para no ahogarme en ese mar, y de no intoxicarme con consignas vacías y declaraciones rimbombantes de estadistas comportándose como estadistas, esto es, hablando de labios para afuera.             Escucho a Putin proclamando que hay que “desnazificar” a Ucrania y me viene a la mente aquello de la paja en el ojo ajeno, y no hay que retroceder mucho en la historia para encontrar vigas en los ojos rusos, suficientes como para reparar algunos de los edificios que bombardearon.             Biden habla de Democracia así, con mayúsculas. ¿EEUU hablando de democracia? ¿Diande?             No voy a escribir sobre las sanciones impuestas a Rusia, no por lo injusto, sino por lo desparejo. Europa y Estados Unidos imponen y ahora somos todos justicieros. ¿Por qué se excluyó del Mundial del 50 a Alemania y Japón, parte del Eje durante la Segunda Guerra, pero no a Italia?, ¿Dónde estaba la FIFA que le permitió participar a EEUU en los mundiales después de Hiroshima y Nagasaki? ¿Democracia? Chile, Vietnam, los Contras, Granada, Playa Girón, Batista, el Plan Cóndor, la Escuela de las Américas, los “asesores” como Dan Mitrione, las amistades y el apoyo a horribles en Latinoamérica… hasta que dejaron de servir. La lista podría seguir.             El mensaje que Rusia le pasó a Occidente fue claro: “Ta bien, ganaste la Guerra Fría, pero dejá de mojarme la oreja”. Y Occidente, con la Gran Democracia del Norte a la cabeza siguió, siguió hasta que se llegó a donde estamos. Amplió la NATO, apuntó sus cohetes, rodeó a Rusia, y aparentemente Ucrania fue la gota que desbordó el vaso. Y lo desbordó dos veces, en 2014 y en estos días nefastos.             Con más de dos millones de refugiados, con un país medio destruido, con una historia del mundo reescribiéndose y no para bien, con las imágenes que desgarran, con la prensa occidental con todas las fichas puestas de un lado, desde las imágenes a las opiniones.             No apoyo a Putin, no apoyo a Rusia, simplemente me da asco la geopolítica donde el pueblo ucraniano es la víctima de este juego demoníaco, y quién sabe a dónde quiere llegar Occidente con su líder a la cabeza y fogoneando. El pueblo ucraniano es hoy lo que fueron en su momento el pueblo vietnamita, el pueblo chileno, el de Granada y no quiero cansarlos, porque la lista viene de lejos. El pueblo ucraniano es hoy algo infinitamente peor de lo que fueron Budapest en 1956, Praga en 1968, y los rusos están viviendo un ejemplo de democracia que recuerda a Stalin.             No nos sorprendamos del tartamudeo de Israel denunciando tímidamente la agresión rusa. Una nación ocupante (Israel en Palestina) debería tener una cara bastante dura para juzgar la actitud rusa. Independientemente de eso, está en el medio la geopolítica… Rusia talla fuerte en Siria, e Israel, cómo decirlo, no puede ir a manguearle a su vecino ni una taza de azúcar… Las relaciones con Siria, desde el Golán hasta la presencia de Jizballah, con los rusos haciendo de árbitros, no son las mejores del mundo.             No encuentro en esta guerra más y menos culpables, esto no es una película de acción, y perdónenme, no puedo “hinchar” por nadie, esto no es un partido de fútbol. Encuentro sólo víctimas. Sólo  más de dos millones de personas en situación dramática, veo imágenes desgarradoras, indignantes, reales… y selectivas. En Página12 de hoy, hay un artículo excelente de José Luis Lanao, donde escribe no sólo sobre las guerras “buenas” y “malas”, sino sobre los refugiados buenos y malos y el racismo oculto que perdura, que está ahí, que no se va. Porque hay refugiados y refugiados. Los refugiados ucranianos y su drama no son iguales a los refugiados kurdos, bombardeados por Turquía (orgullosa miembro de la OTAN), luchando por su vida, tratando de encontrar un lugar donde escapar y con un infierno cotidiano que aparentemente despierta menos interés en la prensa. El color de piel importa, claro que importa. Una prima querida dijo una vez, que el Mediterráneo está teñido de sangre, y los pintores son Europa y el post colonialismo. La hipocresía indigna.             E Israel. Me avergüenzo del país donde vivo por el trato a los refugiados no judíos, sin derecho de inmigración de acuerdo con la Ley del Retorno. No discuto el drama que vivió el Pueblo Judío a lo largo de su historia y especialmente durante la Shoá. Pero afirmo y me indigna la memoria corta y selectiva de nuestro gobierno, y de la derecha israelí especialmente, en este caso con respecto a los refugiados. Hay tantos ejemplos en nuestra dura historia donde el refugio y la protección nos fue negado, véase al vapor St. Louis , por citar uno. Hay tanto doble mensaje en Israel, donde se otorga el título honorífico de “Justos entre las Naciones”  a aquellos “gentiles”, es decir no judíos que prestaron ayuda, inclusive arriesgando su vida, a los judíos perseguidos por los nazis y sus cómplices, y al mismo tiempo cerrándoles fronteras.             Soy de reacciones lentas. Rumio y trato de digerir lo que tengo alrededor, y me toma tiempo.             Hasta aquí             Ale, 10.3.22

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Gideon Levy: «Dime qué hay de falso en el informe de Amnistía Internacional sobre Israel»

Por: Guideon Levy | Haaretz (10 de febrero de 2022) Personas palestinas que se dirigen al complejo de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Oriental para las oraciones del primer viernes del mes santo musulmán del Ramadán esperan para pasar por el control de Qalandia entre Ramala y Jerusalén Oriental, ambos en la Cisjordania ocupada, el 2 de junio de 2017. © Abbas Momani / AFP vía Getty Images A medida que disminuyen las maldiciones y los chillidos –Amnistía son antisemitas, el informe está lleno de mentiras, la metodología es absurda– uno debe preguntarse: ¿Qué, precisamente, es incorrecto en el informe del apartheid? ¿Israel no se basó en una política explícita de mantener la hegemonía demográfica judía, mientras se reducía el número de palestinos dentro de sus fronteras? ¿Si o no? ¿Verdadero o falso? ¿Esta política no existe hasta el día de hoy? ¿Sí  o no? ¿Verdadero o falso? ¿Israel no mantiene un régimen de opresión y control de los palestinos en Israel y en los territorios ocupados en beneficio de los judíos israelíes? ¿Sí o no? ¿Verdadero o falso? ¿Las reglas de enfrentamiento con los palestinos no reflejan una política de disparar a matar, o al menos mutilar? ¿Sí o no? ¿Verdadero o falso? ¿Los desalojos de palestinos de sus hogares y la denegación de permisos de construcción no forman parte de la política israelí? ¿Sí o no? ¿Verdadero o falso? ¿No es Sheikh Jarrah apartheid? ¿La ley del Estado-nación no es apartheid? ¿Y la negación de la reagrupación familiar? ¿Y los pueblos no reconocidos? ¿Y la “judaización”? ¿Hay un solo ámbito en Israel o en los territorios en el que exista una igualdad verdadera, absoluta, excepto en el nombre? Leer el informe es desesperarse. Es todo lo que sabíamos, pero condensado. Sin embargo, Israel no sintió desesperación ni remordimiento. La mayoría de los medios lo marginaron y lo desdibujaron, y el coro hasbará lo rechazó. El ministro de Propaganda, Yair Lapid, recitó sus líneas y se lanzó al ataque incluso antes de que se publicara el informe. El ministro de Asuntos de la Diáspora, Nachman Shai, se apresuró a seguirlo.  No ha nacido aún el informe internacional que Israel no denuncie mientras se niega a responder a un solo punto aunque sea. Una organización tras otra, algunas de ellas importantes y honestas, lo llaman apartheid, e Israel dice: antisemitismo. Por favor, demuestre que Amnistía está equivocada. Que no existen dos sistemas de justicia en los territorios, dos conjuntos de derechos y dos fórmulas para la distribución de los recursos. Que la legitimación de Evyatar no es apartheid. Que los judíos puedan reclamar su propiedad anterior a 1948 mientras que a los palestinos se les niega el mismo derecho no es apartheid. Que un asentamiento verde justo al lado de una comunidad de pastores sin electricidad ni agua corriente no es apartheid. Que los ciudadanos árabes de Israel no sean discriminados sistemática e institucionalmente. Que la Línea Verde no se ha borrado. ¿Qué no es verdad? Incluso Mordechai Kremnitzer se asustó por el informe y lo atacó. Sus argumentos: El informe no distingue los territorios ocupados de Israel, y trata el pasado como si fuera el presente. Así es como sucede cuando incluso la academia de izquierda se alista en defensa de la propaganda sionista. Acusar a Israel de los pecados de 1948 y llamarlo apartheid es como acusar a Estados Unidos de apartheid debido al pasado de Jim Crow, escribió en el Haaretz del miércoles. La diferencia es que el racismo institucionalizado en los Estados Unidos ha desaparecido gradualmente, mientras que en Israel está vivo y coleando tan fuerte como siempre. La Línea Verde también ha sido borrada. Ya es un Estado hace un tiempo. ¿Por qué Amnistía debería hacer la distinción? 1948 continúa. La Nakba continúa. Una línea recta conecta Tantura y Jiljilya. En Tantura masacraron, en Jiljilya causaron la muerte de un hombre de 80 años, y en ambos casos las vidas palestinas no valen nada. Por supuesto, no hay propaganda sin elogios para el sistema de justicia. “La importante contribución de los asesores legales del gobierno y los tribunales, que, contra una gran mayoría política, impidieron la prohibición de candidatos y listas árabes para la Knesset… Un partido árabe que se une a la coalición pone inmediatamente en ridículo la acusación de apartheid”, escribió Kremnitzer.  Es tan bueno agitar al Tribunal Superior de Justicia, que no ha impedido ni una sola iniquidad de ocupación, y Mansour Abbas para demostrar que no hay apartheid. Setenta y cuatro años de Estado sin una nueva ciudad árabe (N. de L. J.: léase palestina), sin una universidad árabe  (N. de L. J.: léase palestina) o una estación de tren en una ciudad (N. de L. J.: léase palestina) se ven empequeñecidos por el gran encubrimiento de la ocupación, el Tribunal Superior de Justicia y un socio de coalición árabe menor, e incluso que uno consideraba ilegítimo. El mundo seguirá lanzando invectivas, Israel seguirá ignorándolo. El mundo dirá apartheid, Israel dirá antisemitismo. Pero las pruebas seguirán acumulándose. Lo que está escrito en el informe no se deriva del antisemitismo, sino que ayudará a fortalecerlo. Israel es el mayor motivador de impulsos antisemitas en el mundo de hoy.

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Amnistía tiene razón sobre el apartheid de Israel, pero se equivoca sobre cómo se debe resolver

Por: Arnon Degani | Haaretz (10 de febrero de 2022) Una joven palestina pinta un grafiti con los colores de la bandera palestina en una pared en la ciudad de Gaza  Los intelectuales occidentales y las ONG liberales que elogian en serie la partición de dos estados son entusiastas impulsores de la solución de un solo estado. Sólo hay un problema: los israelíes y los palestinos no lo quieren. No discutiré los detalles del reciente informe de Amnistía Internacional, ni su conclusión de que Israel es un estado de apartheid. Pero la receta de Amnistía para resolver el problema es otra historia.  Según Amnistía, Israel debe otorgar igualdad de derechos a los residentes de los territorios ocupados y reconocer el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos y sus descendientes. La retirada de Israel de los territorios y el reconocimiento explícito de un derecho palestino a la autodeterminación no está allí, probablemente no sea un error de omisión. Tampoco existe la defensa de un estado democrático entre el río y el mar, aunque este sería el resultado obvio de implementar esas «recomendaciones». La solución democrática de un estado atrae a una generación más joven de entusiastas de Israel/Palestina que ven la defensa de dos estados como una agenda fallida de «boomer» que no ha llevado a nada bueno. La solución de dos estados ha sido elogiada una y otra vez por el mundo de los expertos pro-Palestina, por la derecha y la extrema izquierda israelíes, como poco práctica e injusta.  Simpatizo con estos sentimientos, pero sin embargo, la alternativa de un solo estado, vista desde una perspectiva histórica, no parece mucho más fresca, popular o exitosa. Si necesita convencerse, eche un vistazo al último siglo más o menos a través de los ojos de un solo estado. Las versiones de la solución de un solo estado son tan antiguas como el sionismo. Las primeras visiones sionistas de un «estado» judío reconocían la soberanía del Imperio Otomano sobre la tierra. También pusieron de manifiesto el hecho de que el Estado-nación aún no había obtenido el estatus normativo que adquiriría más adelante en el siglo XX. – Anuncio – Lo crea o no, Herzl, Jabotinsky y David Ben-Gurion fueron los progenitores de la solución de un solo estado. Todos apoyaron un estado judío dentro del redil del Imperio Otomano. Tal estado habría satisfecho la aspiración nacional de los judíos, pero el marco otomano habría garantizado los derechos de los no judíos. El marco otomano desapareció con el colapso del Imperio después de la Gran Guerra, y la naciente comunidad internacional colocó a Eretz Israel/Palestina bajo un Mandato Británico. Durante este período, tanto los sionistas como los palestinos presionaron por una solución democrática de un solo estado. Pero las dos visiones chocaron: los sionistas pretendían convertirse en la población mayoritaria mientras que los palestinos querían seguir siéndolo. Ojalá los defensores actuales de la solución de un solo estado hubieran existido en la década de 1930 para explicarles a ambas partes que dentro de un estado democrático, todos los ciudadanos disfrutan de los mismos derechos, independientemente de la demografía. Vergüenza. En 1937, apareció una visión competitiva para resolver el conflicto con el Informe de la Comisión Peel: Partición. Luego, en 1947, la ONU adoptó la partición de Palestina en un estado árabe y judío, aunque estaban destinados a tener unidad económica y fronteras abiertas. Prevaleció el aspecto de partición; el resto, curiosamente, fracasó. Pero la partición solo duraría 19 años hasta que el país se unificara nuevamente, después de la Guerra de los Seis Días, bajo una sola entidad política.  Desafortunadamente, a pesar de su evidente atractivo, Israel no ofreció la democracia, la igualdad de derechos cívicos y colectivos. Pero tampoco fueron exigidos por los palestinos. Afortunadamente para los defensores de la solución de un solo estado, Israel se embarcó en un proyecto para asentar los territorios recién adquiridos, lo que hace que sea extremadamente difícil considerar la partición una vez más. Luego, en 1977, surgió un nuevo liderazgo israelí, uno que parecía estar cada vez más cerca de ese ideal democrático de un solo estado. Todos sabemos que Menajem Beguin del Likud prometió más asentamientos para evitar la partición, pero ¿sabía también que propuso crear una autonomía palestina cuyos residentes tendrían un camino hacia la ciudadanía israelí? Por alguna razón, eso fue descartado, probablemente durante las conversaciones de paz entre Israel y Egipto. Las perspectivas de una solución de un solo estado también parecieron florecer a medida que Israel crecía para depender de la mano de obra palestina, que se movía con relativa libertad por los centros de las ciudades de Israel. Los israelíes judíos frecuentaban las ciudades palestinas en Cisjordania y la Franja de Gaza.  Pero la disparidad de derechos políticos entre las dos comunidades entrelazadas no podía durar mucho. Los palestinos, incapaces de tolerar más su subordinación, se rebelaron en 1987 contra el régimen israelí. La primera intifada planteó un desafío para el que el ejército de Israel no tenía respuesta. Se suponía que los palestinos se levantarían y exigirían la igualdad de derechos en un estado unitario como la lucha contra el apartheid del ANC de los años 80 y 90. Ignorando el guión de un estado democrático, los palestinos eligieron tontamente buscar un estado palestino independiente dentro de los territorios ocupados.  Esto condujo a la era de Oslo, el punto más bajo de la solución de un estado cuando israelíes y palestinos negociaron sobre dos estados. Afortunadamente para los entusiastas de un solo estado, la segunda intifada detuvo el proceso. Apenas siete años después de Oslo, la partición se ahogó en la sangre de sus víctimas palestinas y judías. Curiosamente, tanto Hamás como la derecha israelí comparten gran parte del crédito por frustrar la partición; ninguno de los dos tiene tendencias significativas hacia el sufragio universal.  Seguramente si Israel anexa oficialmente los asentamientos, esto cerraría la puerta a la partición y aceleraría la transición hacia un solo estado democrático. Pero Israel ha tenido la oportunidad, pero nunca la llevó a cabo. Si los gobiernos israelíes de derecha mantuvieron el poder durante 13 años consecutivos y no anexaron los territorios (cuatro de ellos bajo una administración estadounidense aún más derechista sobre Israel

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Ex fiscal general de Israel: Con gran tristeza concluyo que mi país es ahora un régimen de apartheid

Michael Benyair, exfiscal general de Israel, está de acuerdo con Amnistía Internacional Michael Benyair | The Journal.ie (10 de febrero de 2022) DURANTE EL ÚLTIMO año, ha habido un debate público en curso sobre si las acciones que el gobierno israelí está promulgando en los Territorios Palestinos Ocupados pueden clasificarse como apartheid según el derecho internacional. El 1 de febrero, Amnistía Internacional se convirtió en la última ONG en clasificarlo como apartheid, llamándolo ‘un sistema cruel de dominación y un crimen contra la humanidad’. Esto siguió a declaraciones anteriores de apartheid por parte de otros grupos de derechos humanos, Yesh Din , B’Tselem y Human Rights Watch . Como ex Fiscal General de Israel, he pasado mi carrera analizando las cuestiones legales más apremiantes de Israel. La ocupación de Israel de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este fue un dilema fundamental durante mi mandato y más allá. ‘Una gran injusticia’ El dominio continuo de Israel sobre estos territorios es una gran injusticia que debe rectificarse con urgencia.Es con gran tristeza que también debo concluir que mi país se ha hundido a tal profundidad política y moral que ahora es un régimen de apartheid. Es hora de que la comunidad internacional también reconozca esta realidad. Desde 1967, las autoridades israelíes han justificado la ocupación alegando que es temporal hasta que se encuentre una solución pacífica entre israelíes y palestinos. Sin embargo, ya han pasado cinco décadas desde que estos territorios fueron conquistados e Israel no muestra ningún interés en rescindir este control.Es imposible concluir de otra manera: la ocupación es una realidad permanente. Esta es una realidad de un solo estado, con dos pueblos diferentes que viven con derechos desiguales. Violando el derecho internacional, Israel ha trasladado a más de 650.000 de sus ciudadanos judíos a vivir en asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Estos asentamientos se establecen en áreas que rodean las aldeas palestinas, fragmentando intencionalmente a las comunidades palestinas entre sí, para finalmente evitar la posibilidad de un estado palestino contiguo. En Jerusalén Este, las leyes de propiedad discriminatorias están obligando a los palestinos a abandonar sus hogares en una política respaldada por el Estado de judaizar la ciudad. No hay ‘dos ​​Israels’ En el Área C de Cisjordania, se están utilizando leyes de planificación discriminatorias para expulsar a las comunidades palestinas de sus tierras. Estas comunidades se enfrentan a una avalancha de violencia de los colonos desde puestos de avanzada no autorizados (ilegales incluso según la ley israelí), cuyos perpetradores enfrentan pocas o ninguna consecuencia. Cualquier intento de resistir el apartheid está fuertemente vigilado o criminalizado, ejemplificado por la designación espuria de grupos de la sociedad civil palestina como terroristas por parte del Ministerio de Defensa israelí .Los sucesivos gobiernos israelíes, incluido el reciente gobierno de coalición que se anunció a sí mismo como un alejamiento de la intransigencia de Netanyahu, han afirmado pública y consistentemente que no tienen intención de establecer un estado palestino. Sin embargo, gran parte de la discusión en la comunidad internacional opera como si el comportamiento de Israel en los territorios ocupados pudiera distinguirse de la democracia liberal que existe dentro de la Línea Verde. Esto es un error.Simplemente no puedes ser una democracia liberal si operas el apartheid sobre otro pueblo. Es una contradicción en los términos porque toda la sociedad de Israel es cómplice de esta realidad injusta. Es el gabinete ministerial israelí para los asentamientos el que aprueba todos los asentamientos ilegales en los territorios ocupados. Fui yo, en mi papel de fiscal general, quien aprobó la expropiación de tierras palestinas privadas para construir infraestructuras como carreteras que han afianzado la expansión de los asentamientos. Son los tribunales israelíes los que defienden las leyes discriminatorias destinadas a expulsar a los palestinos de sus hogares en Jerusalén Este y de sus tierras en Cisjordania. Sus proveedores de atención médica operan sobre la Línea Verde. Y los ciudadanos israelíes finalmente pagan impuestos que subsidian el afianzamiento del control y la dominación del gobierno en estos territorios. Entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, es Israel el que está privando permanentemente a millones de palestinos de sus derechos civiles y políticos. Este es el apartheid israelí. ¿Hay esperanza? Hay dos posibles soluciones democráticas que pueden resolver este statu quo. El primero es otorgar a todos los que viven bajo el control israelí plena ciudadanía e igualdad.

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