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La salud pública. La lección que deja la pandemia

Fuente: Sandra Russo | Página/12 Fecha: 14 de marzo de 2020 Desde Madrid, el veterano dirigente de Izquierda Unida Julio Anguita, tuiteó: “Recuerden esto cada vez que les digan ´la sanidad privada es más barata´. El coronavirus está poniendo en evidencia lo que ya sabíamos, que la sanidad privada es parasitaria de la pública. Empresas multimillonarias cuyo modelo de negocio depende de derivar pacientes graves a la pública y de desentenderse cuando pasa algo como esto”. Un enfermero del Hospital Central de Madrid –donde el equipo de gobierno está siendo testeado después de la ministra de Igualdad, Irene Montero, diera positivo, y su pareja, Pablo Iglesias, brindará con el rey–, informaba en un canal de televisión, ayer, que la situación dentro de los hospitales es caótica. Falta de todo. Desde insumos hasta personal. Falta planificación y dirección. Contratan personal médico temporario pero no hay partidas presupuestarias para contratar más personal de limpieza en esos hospitales colapsados. Desde Nueva York, la cantante y compositora Isabel de Sebastián posteaba esta semana: “Estoy en el país económicamente más poderoso del mundo, pero gran parte de la población no va al médico porque el seguro es carísimo e igualmente pagas una fortuna deducible antes de que el sistema comience a pagar algo. No hay salud pública salvo para gente indigente y jubilados. Trump le sacó los fondos a las organizaciones encargadas de este tipo de catástrofes hace meses, están desfinanciadas y hacen lo que pueden. A cargo de la crisis está Pence, culpable de muertes en los tiempos de la epidemia del VIH por haber votado contra la financiación del test. El gobierno dice que hay kits de análisis, pero las noticias muestran a médicos de hospital diciendo que no los tienen. Los médicos a domicilio aquí no existen, y desde hace unos días los hospitales te piden que no vayas si tenés fiebre o tos”. Ayer el New York Times reafirmó la falta generalizada de kits de prueba de coronavirus en Estados Unidos. El día anterior el New Yorker publicó en su tapa una caricatura de Trump con el barbijo puesto pero en los ojos. Ahora Trump deberá conseguirse un kit, ya que un funcionario de Bolsonaro con el que se reunió hace poco dio positivo. La distopía nos venía corriendo. Mordiéndonos los talones. Los medios opinan y opinan y opinan. Opinan los entrevistados y los entrevistadores. Hay que llenar el tiempo al aire y hay conteos de infectados, indicaciones contradictorias (¿Es obligatorio u opcional hacer cuarentena después de un viaje? ¿El barbijo protege o fragiliza?), alertas cada cinco minutos y noticias de todo el mundo. La más estremecedora llega de Italia, donde también la salud pública sufrió en los últimos años uno de esos recortes que tanto le gustan al FMI. Fueron una de sus pruebas de “confianza”. No alcanzan los respiradores, y los paramédicos deben elegir a quién salvar, y optan por los jóvenes. La distopía ya nos alcanzó. El Italia no se tomaron las medidas a tiempo, no existió ni por asomo la decisión china de aislar una ciudad entera cuando hubo quinientos casos, sin perder ni un día desde que sospecharon, pese a desconocer todavía el origen del virus, que se trataba de un fenómeno de alto poder de contagio. Corea del Norte al día siguiente también cerró su frontera con China. Todavía no reporta ni un caso. La inexistencia de medidas masivas y de reflejos rápidos que mostró China se hizo esperar en Europa. Quizá se les haya ocurrido. Pero no tienen con qué. La peste nos está mostrando que los Estados fuertes y la salud pública tienen poderosas razones para existir en beneficio de toda la población, porque este virus tiene dos tipos de seres más vulnerables que otros: los ancianos con enfermedades preexistentes a veces sencillamente por la edad, y los viajeros. ¿A qué guionista se le hubiera ocurrido? Probablemente gracias a la fuerte decisión de un Estado como el chino, allí la infección se amesetó y comenzó a bajar rápidamente, mientras su traslado a países de Estados debilitados por el neoliberalismo encontró escenarios fértiles para la propagación. Occidente tiene además sus medios, que hacen difícil discernir hasta dónde llega la pandemia y hasta dónde el pánico y la especulación. De este modo, observamos cómo el sistema cuya degradación siempre hemos denunciado por su elitismo y su crueldad, se adapta perfectamente a la muerte en todas sus formas. Las muertes por desnutrición, por falta de atención médica, por depresión y ahora por su fragilidad financiera cuando el que debe actuar es el Estado, incapaz de gestos drásticos después de décadas de recortes. Hace tres meses en este país no había ni ministerio de Salud. No hay que olvidarlo ni un minuto cuando comience la cizaña. Este desastre vuelve a mostrar la mala entraña capitalista en su peor faceta. Deberían repartir por la calle el alcohol en gel que ya no se consigue en las farmacias de ninguna parte. Nos hay aprovisionamientos de alimentos coordinados para las poblaciones en cuarentena, no hay distribución de agua potable ni barbijos ni, como en Estados Unidos, kits de prueba al alcance de cualquiera que tenga los síntomas. ¿Es concebible una situación más lacerante que la de un país cuyos hospitales en lugar de recibir a los enfermos les piden que no vayan, sabiendo que se trata de gente que no tendrá ningún tipo de atención médica? Se llama abandono de persona, y lo están haciendo Estados que nunca reconocieron el valor universal de lo público y hace décadas que se dedican a alimentar la salud prepaga. Una vez más, este caos que nos mantiene en estado de excepción permanente –ese estado que según Giorgio Agamben es el que buscan los Estados autoritarios de las nuevas derechas–, nos confirma que los Estados nacionales, cuando fueron creados, trajeron paz después de siglos de guerras ininterrumpidas porque por primera vez el diezmo que antes se le pagaba al conde, al duque o al rey se convirtieron en impuestos para ver nacer, poco después, la salud y la educación

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Nace el otro Chile

Fuente: Pedro Brieger | CNN en Español Fecha: 13 de marzo de 2020 Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor. (CNN Español) — Este 11 de marzo de 2020, Chile conmemoró 30 años seguidos de democracia después de casi 17 de la dictadura comandada por el general Augusto Pinochet, quien lideró el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. En las calles de Santiago y en otras ciudades a lo largo del país, lo que menos primó fue un clima de fiesta democrática. Paradójicamente, había tanquetas lanzando agua y gas lacrimógeno contra manifestantes que pedían la renuncia del presidente Sebastián Piñera y la profundización de la democracia. Por vía del plebiscito del próximo 26 de abril, proponen que una Convención Constitucional redacte una nueva carta magna. No es muy habitual que un país conmemore el retorno democrático con tanquetas en las calles. Seguramente el día que Piñera decidió lanzar su candidatura para ser elegido presidente de Chile por segunda vez, pensó que su nuevo mandato no sería muy diferente del primero, entre 2010 y 2014. Salvo las protestas estudiantiles de 2011, aquellos fueron cuatro años de relativa tranquilidad, con Chile presentado como “modelo” de éxito económico y sin grandes turbulencias como las que vivían varios de sus países vecinos. Piñera asumió nuevamente el 11 de marzo de 2018 y se encaminaba a cerrar 2019 con dos grandes eventos internacionales que le servirían para mostrar que -según sus propias palabras- “Chile era un oasis” en una América Latina convulsionada. Pero el 18 de octubre de 2019, sorpresivamente, todo estalló por los aires. Miles de personas tomaron las calles para cuestionar el “modelo”, exigir profundos cambios y derogar la Constitución redactada durante la dictadura. Con mucho dolor, Piñera tomó la decisión de suspender la programada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, lo que dañó justamente la imagen de Chile como “oasis” de estabilidad. Este 11 de marzo, el presidente habló en el Palacio de La Moneda y reconoció que el 18 de octubre de 2019 “surgió una poderosa demanda ciudadana para avanzar con mayor intensidad y sentido de urgencia hacia una sociedad más justa, más inclusiva, con mayor equidad y con menos abusos y privilegios”. Estas palabras sonaban muy diferentes de aquellas que pronunció el 20 de octubre, cuando aseguró que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable”. Finalmente, tuvo que reconocer que las demandas expresadas en las calles eran legítimas. Chile ya no es el país que dejó Pinochet el 11 de marzo de 1990, pero tampoco el que querría dejar Sebastián Piñera.

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Trump, el (peligroso) declinista

Fuente: Juan Gabriel Tokatlian (*) | Clarín Fecha: 12 de marzo de 2020 Ha sido un lugar común afirmar que “America First”, el leitmotiv que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca y su gestión reflejan la hegemonía recobrada de Estados Unidos y su voluntad personal de asegurar la primacía de Washington en el plano global. Sin embargo, en una interpretación alternativa, diría que el lema de Trump, los supuestos que lo sustentan, su estrategia internacional y algunos resultados de la administración evidencian, más bien, el declive estadounidense. Tanto en la campaña que lo llevó a la presidencia como en este año electoral, Trump ha puesto el acento en recuperar un pasado idealizado en el que el país era socialmente armónico y universalmente respetado. Ha repetido que ninguna nación se debe aprovechar de Estados Unidos y anunció costos altos para el que se atreva. Ha postulado que el liderazgo del país es indudable y que el músculo militar es indispensable. Por último, ha prometido que las instituciones mundiales volverán a ser el ámbito en que Washington imponga sus preferencias, le guste o no a sus aliados. Ese conjunto de argumentos refuerza el hecho de que Trump es un “declinista”. La preponderancia indisputable es una ilusión. Al tiempo que la prepotencia es, en realidad, un síntoma de impotencia. Hagamos un repaso de varios indicadores. En el campo militar, Estados Unidos tenía un record mediocre y ha empeorado. Desde la Segunda Guerra Mundial, Washington tuvo victorias menores o pírricas: las invasiones a Grenada en 1983 y a Panamá en 1989, y el triunfo temporal en Irak en 1991. Desde 2001 hasta 2020 según el proyecto Cost of War de Brown University, el presupuesto destinado a la “guerra contra el terrorismo” fue de US$ 6,4 billones de dólares, el número de muertos alcanzó a 801.000 personas y el total de refugiados y desplazados supera los 21 millones. Sin embargo, los fiascos en Irak, Siria, Libia y Afganistán son estruendosos. Los presupuestos vinculados a la defensa (Pentágono y Departamento de Energía) entre 2017-2020 han sumado unos US$ 2,8 billones de dólares y han apuntado, en esencia, a sostener una lógica de guerras perpetuas sin logros político-militares visibles. Como señala en un reciente libro (The Cost of Loyalty: Dishonesty, Hubris, and Failure of the US Military) el profesor de West Point, Tim Bakken, la autonomización de las fuerzas armadas respecto a la sociedad, su tamaño descontrolado, la preeminencia de la lealtad por sobre el mérito, la incompetencia en el campo de batalla, entre otros, se vienen reiterando y profundizando. Lo que, según el autor, se inserta en la “erosión de la democracia estadounidense”. Los datos de crecimiento y sobre empleo entre 2017-2019 son superiores a los de los socios occidentales de Estados Unidos. No obstante, el malestar ciudadano ante la colusión de intereses del mundo de las grandes corporaciones y de sectores de la política, que preserva un sistema que se caracteriza por la falta de regulación, la ampliación de la desigualdad y la concentración de la riqueza, va en aumento. De acuerdo con una encuesta de enero de 2020 del Pew Research Center, 6 de cada 10 estadounidenses consideran que ya hay demasiada desigualdad económica. Eventos recientes como la volatilidad bursátil en Wall Street, el potencial efecto sobre la producción interna del shale derivado de la pugna ruso-saudita en torno al petróleo, las consecuencias financieras y comerciales de la expansión del Coronavirus apuntan a una situación de inestabilidad que podría devenir en una nueva recesión. En esencia, con Trump no ha renacido el Estado de bienestar. Difícilmente Washington puede restaurar la hegemonía que ostentó. Asimismo, la tendencia a mediano plazo de la competencia entre Washington y Beijing muestra el descenso relativo de Estados Unidos y el ascenso gradual de China. Por ejemplo, de 1950 a hoy la participación estadounidense en la economía mundial se redujo a la mitad. Según el Libro Blanco de la Política Exterior de Australia de 2017, el PBI de Estados Unidos en 2016 fue de US$ 18,1 billones de dólares y el de China de US$ 21,4 billones de dólares; para 2030 el pronóstico respectivo es de US$ 24 billones de dólares y US$ 42,4 billones de dólares. Pero lo más relevante es que en 2017 el Partido Comunista de China se puso como meta que el país sea en 2030 el líder mundial en Inteligencia Artificial y en esa dirección realiza inversiones sostenidas. En el terreno tecnológico más que en el comercial se dirimirá la disputa estratégica entre los dos países. Adicionalmente, una gran potencia consolida su hegemonía mediante la instauración de regímenes internacionales, el fortalecimiento de las instituciones multilaterales y la gobernanza de los asuntos globales. Nada de eso, sino lo contrario ha hecho la administración republicana. Fragiliza regímenes (por ejemplo, el de no proliferación), debilita instituciones (por ejemplo, la OMC) y afecta el manejo colectivo de temas críticos (por ejemplo, el cambio climático). El estilo de Trump, que combina paranoia y narcisismo, ha incidido para que Estados Unidos pierda prestigio, reputación y legitimidad. Sin embargo, es fundamental remarcar que Washington aún posee muchos y potentes atributos de poder e influencia. La cuestión central es que la política exterior republicana está cargada de serios peligros; en especial para América Latina. Nuestra región está atravesada por la inestabilidad política, el debilitamiento económico y la fragmentación diplomática; condiciones todas que facilitan un ejercicio prepotente y pendenciero de la declinación estadounidense bajo Trump. Por eso es tiempo de prudencia, paciencia y perspicacia de nuestros gobiernos. La provocación a Washington es hoy un acto de heroísmo pueril e insensato. Juan Gabriel Tokatlian es vicerrector de la Universidad Di Tella.

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Un gobierno liderado por Gantz, ¿receta para la reconciliación judío-árabe?

Fuente: Akiva Elder | Al-Monitor Fecha: 12 de marzo de 2020 ¿El primer ministro interino de Israel, Benjamin Netanyahu, cree que el diálogo entre la mayoría judía del estado y la minoría musulmana contribuye a los intereses de la sociedad israelí, o cree que es preferible incitar y deslegitimar al 20% de la población? La respuesta depende de cuándo se hace la pregunta. Poco después de que se emitieran las encuestas de boca de urna el 2 de marzo, indicando la victoria de los partidos ultra ortodoxos de derecha, Netanyahu pidió «curar la grieta» y declaró: «Es hora de la reconciliación». Dos días después, con la publicación del recuento oficial, la «curación» dio paso a que la reconciliación fuera reemplazada por incitar y deslegitimar. El bloque ultraortodoxo de derecha obtuvo menos escaños que el centro-izquierda, pero el primer ministro decidió «calcular» los votos de manera diferente. Según el informe racista del 4 de marzo que Netanyahu presentó públicamente en un rotafolio (1), el bloque político de centro izquierda no representa más de 47 escaños de la Knéset. La Lista Conjunta Árabe, la tercera facción más grande de la Knesset con un récord de 15 escaños en la legislatura de 120 escaños, no figuraba en su aritmética. Para él, es una abominación que ensucia la democracia israelí. «Tal fue la voluntad del pueblo», explicó Netanyahu al analizar los resultados electorales, menos su componente árabe. ¿Qué pueblo? El pueblo judío, por supuesto. El «pueblo» incluye votantes de la alianza derechista Yamina, entre ellos el ministro de Educación, el rabino Rafi Peretz, que apoya la anexión de los territorios ocupados y priva de sus derechos civiles a sus millones de sus residentes palestinos y defiende la terapia de reconversión para las personas homosexuales. Luego está el líder del «pueblo» (el propio Netanyahu), que enfrenta un juicio el 17 de marzo por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza. Netanyahu realizó extensos tratos durante el año pasado con Itamar Ben-Gvir, el discípulo del archirracista Meir Kahane y admirador de Baruch Goldstein, el colono judío que masacró a 29 fieles musulmanes en 1994 y cuya foto adornaba la sala de estar de Ben-Gvir hasta hace poco. El mismo Netanyahu acaba de acusar a su oponente Gantz, el general que dirigió las Fuerzas de Defensa de Israel, de coludir con «partidarios del terrorismo de la Lista Conjunta en un intento por anular la decisión del pueblo». En otras palabras, 581.507 ciudadanos israelíes que votaron el 2 de marzo por la Lista Conjunta Árabe, entre ellos miles de judíos, apoyan el terrorismo, incluido el miembro de la Knesset Ofer Cassif del partido árabe-judío Hadash, considerado un judío totalmente kosher. El demócrata de la calle Balfour de Jerusalén fue tan lejos como para amenazar: «Mis amigos, yo y millones de israelíes que votaron por nosotros no permitiremos que esto suceda». ¿Cómo exactamente tiene la intención de hacerlo? Hace un cuarto de siglo, un terrorista judío que asesinó al primer ministro Yitzhak Rabin allanó el camino de Netanyahu al poder. En estos días, el Shin Bet ha hecho bien en reforzar la seguridad alrededor de Gantz. Netanyahu no está solo en desestimar el voto árabe. Dos miembros Azul y Blanco, de la Knesset Zvi Hauser y Yoaz Hendel, han anunciado que se negarán a votar por un gobierno liderado por Gantz que no goza del apoyo de una mayoría judía/sionista de la Knesset. La miembro de la Knesset, Orly Levy-Abekasis, de la boleta laborista de centro-izquierda Labor-Gesher-Meretz, declaró que tampoco apoyaría a un gobierno que dependa de los votos de la Lista Conjunta. «Dije esto antes de las elecciones y lo digo después», escribió en Facebook. En una indirecta apenas velada sobre Gantz, ella criticó a «los líderes que se comprometieron a actuar con credibilidad y responsabilidad, pero que en estos días están comprometidos en un cabildeo vergonzoso». Por cierto, su página de Facebook también incluye una entrevista con el sitio web de Ynet el mes pasado, en la que dijo: «No tengo ningún problema con un gobierno limitado respaldado por la Lista Conjunta». Al contrario de lo que piensan Netanyahu y Levy-Abekasis, la asociación con los árabes y musulmanes israelíes no es un «problema». La voluntad del brazo sur del Movimiento Islámico (representado por Ra’am, uno de los partidos constituyentes de la Lista Conjunta) para recomendar al presidente Reuven Rivlin un gobierno dirigido por Gantz, otros dos ex jefes del ejército y un ex jefe adjunto del Mossad es en realidad una fuente de esperanza para mejorar las relaciones entre las dos religiones. La constelación política creada por las últimas elecciones ofrece la oportunidad de construir una coalición judío-árabe y fomentar la reconciliación judío-musulmana. La infraestructura político-social de esta asociación podría basarse en principios democráticos aceptados, como la igualdad de oportunidades, la reducción de las brechas socioeconómicas, la autonomía cultural y el fin de la ocupación. Como descubrió Israel en los días de la Primavera Árabe, el Movimiento Islámico reconoce el valor de las relaciones con el estado judío. El ex presidente egipcio Mohammed Morsi, un acérrimo islamista, nombró un nuevo embajador en Israel y medió entre Israel y Hamas, contactos que resultaron en un alto el fuego que puso fin a la guerra entre Israel y Gaza en 2012. El entonces canciller Avigdor Liberman expresó su satisfacción con la declaración de Morsi que confirma el compromiso de Egipto con la paz con Israel, con el Acuerdo de Camp David y con la lucha contra el terrorismo. En su libro de 2019 «Musulmanes, Judíos y Jerusalén: Ambivalencia, Diálogo o Armagedón» (en hebreo), el profesor erudito de Oriente Medio Moshe Maoz escribió que contrariamente a «evaluaciones pesimistas de eruditos, analistas y políticos judíos y otros… la mayoría de las élites y regímenes musulmanes» (a diferencia de grandes sectores del público) no son antiisraelíes ni antisemitas». Sus numerosos estudios sobre este tema, escribe Maoz, indican que están motivados por intereses de seguridad estratégica, a diferencia de los grupos yihadistas salafistas, incluido el Estado Islámico Sunita y el Hezbolá chiíta, e Irán, por supuesto,

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El interferón cubano en China (II y final)

Fuente: Angel Guerra Cabrera | Alai – América Latina en movimiento Fecha: 12 de marzo de 2020 El interferón es una sustancia elaborada por células del sistema inmune de los animales vertebrados y puede ser producida en grandes cantidades en laboratorio. Refinado a partir de bacterias o levadura se le llama recombinante y contrarresta enfermedades virales mencionadas en la primera parte de este artículo. Es útil también para coadyuvar a combatir ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades virales como el covid 19. Cuando China decidió emplear el interferón alfa 2B (IFRrec) en el combate al covid 19 no había suficientes cantidades del fármaco en los almacenes de la empresa chino-cubana Chang Heber. Explica su directora ejecutiva Li Wenlan: «Al enterarse del grave brote del nuevo coronavirus en China y la urgente necesidad del interferón original para la producción de medicamentos antivirales, el lado cubano aplazó sus pedidos anteriores de importación a China. Además, designó un grupo de expertos cubanos para brindar ayuda a China”. Al diferir Cuba a favor de China la recepción de cantidades de IFRrec producidas por Chang Heber, fue posible acortar de unos 50 a 21 días el plazo para poner cierta cantidad del producto a disposición de los pacientes chinos. La cooperación cubana fue mencionada en una conversación telefónica del presidente Xi Jinping con su homólogo cubana Miguel Díaz-Canel. Xi dijo que China aprecia mucho el entendimiento que la parte cubana y el propio presidente Díaz­-Canel han mostrado en los esfuerzos de China contra la epidemia. Es muy interesante que en esta plática, alrededor del 28 de febrero, ya el mandatario chino afirmaba que “la tendencia positiva” en la prevención y control del COVID 19 “estaba cobrando fuerza” y que su país tenía “plena confianza, capacidad y certeza” de que ganará la batalla contra la epidemia. Los hechos han confirmado la afirmación de XI, con el constante descenso en China del número de infectados y fallecidos, últimamente casi exclusivamente en Hubei, cuya capital Wuhan es el epicentro de la epidemia. El que se hayan cerrado ya los 16 hospitales provisionales habilitados en Hubei para el tratamiento del mal y que el lunes 5 solo se presentaron 19 casos en toda China, de ellos dos importados, demuestra la robustez, el humanismo y la capacidad de solucionar eficientemente muy complejos problemas que caracterizan al sistema socio político del gigante asiático, contrariamente a lo que afirman las calumnias y mentiras racistas, anticomunistas y antichinas de los medios hegemónicos occidentales. En la plática telefónica, Xi añadió que China está dispuesta a continuar con la cooperación con Cuba en los campos de la medicina y el control de epidemias. China y Cuba “son buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos que pueden depender el uno del otro en momentos difíciles y son tan cercanos como labios y dientes”. El líder chino recordó que este año se cumple el sexagésimo aniversario de las relaciones diplomáticas bilaterales y añadió que su país aprovechará la oportunidad para elevar a nuevos niveles los intercambios y la cooperación bilaterales en distintos campos a partir de un nuevo punto de partida histórico. No recuerdo haber leído palabras más cálidas del líder chino hacia otro país. Por su parte, Díaz-Canel subrayó que esta experiencia ha demostrado plenamente la capacidad de movilización de China y las ventajas del sistema socialista. Añadió que la respuesta oportuna y efectiva de China hizo aportaciones sobresalientes al control de la propagación de la epidemia, lo cual ha sido muy apreciado por la comunidad internacional, incluyendo a la ONU y a la OMS.} El interferón, ha dicho el doctor Luis Herrera fue la inspiración de la biotecnología cubana. El comandante, siempre visionario tomó este producto como si fuera una palanca y alrededor del mismo desarrolló la producción natural y creó las bases para poder hacer un desarrollo intensivo de la ingeniería genética. La maduración de una industria biotecnológica en la isla se expresa con el surgimiento del potente Grupo Empresarial Biocubafarma que emplea más de 22 mil trabajadores, exporta a más de 50 países, posee 1800 patentes fuera de Cuba y sus ingresos anuales ascienden a alrededor de 2 mil millones de dólares, un rubro totalmente nuevo en las exportaciones cubanas, que, además, ha hecho una contribución sustantiva a la salud del pueblo. Entre las instituciones adscritas al grupo están el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro de Producción de Animales de Laboratorio, el Centro Nacional de Biopreparados, el Centro de Inmunoensayo y el Centro de Inmunología Molecular. Cuba ha creado medicamentos únicos muy prestigiosos: entre otros, el Heberprot-P, para la cura del pie diabético; la vacuna CIMAvax-EFG C ha abierto una esperanza para la supervivencia de las personas aquejadas de cáncer de pulmón; el PPG, se usa sobre todo para disminuir el colesterol, pero se ha demostrado que tiene efectos antiagregantes, antiisquémicos y antitrombóticos; VA-MENGOC-BC es la única vacuna efectiva en el mundo que ataca los meningococos B y C. Twitter:@aguerraguerra Artículo relacionado: El interferón cubano en China (I)

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Los olvidados parentescos de la CDU alemana

Fuente: Rafael Poch de Feliu | Blog de Rafael Poch de Feliu Fecha: 3 de marzo de 2020 Si la extrema derecha se está abriendo paso tan fácilmente en el escenario político alemán, es precisamente porque siempre estuvo cómodamente instalada en el centro mismo del Estado. En febrero los cristianodemócratas alemanes votaron junto con los neonazis y compañeros de viaje de la Alternative für Deutschland (AfD) para elegir al presidente de la región de Turingia. Anatema. El establishment alemán reaccionó con escándalo. El episodio ha hecho correr mucha tinta.  Se ha hablado de la “ruptura de un tabú” y del fin del ”cordón sanitario” que, según decían, aislaba a los ultras de los partidos del centro. Lo lo principal no se ha dicho. A lo que hemos asistido no ha sido a un escándalo, sino a un colosal ejercicio de hipocresía y amnesia sobre la propia genealogía. La extrema derecha alemana dispone del mayor grupo parlamentario ultra de Europa, 94 diputados en el Bundestag. Tiene una presencia, en ascenso, en todos los 21 parlamentos regionales y de ciudades-estado excepto el de Hesse. Si se está abriendo paso con tanto éxito y facilidad en el contexto de la crisis de la UE y de los grandes partidos históricos (CDU y SPD), no es por casualidad ni en virtud de algún indescifrable misterio, sino porque el extremismo de derechas siempre estuvo implantado en el mismo centro del Estado alemán. Y eso desde la posguerra hasta el día de hoy. Galería de ilustres Los ex nazis tuvieron una implicación central en la construcción de la República Federal Alemana. Su participación en el sistema de partidos de posguerra, y en especial de la CDU, fue fundamental, pero ese parentesco, sin el cual la actual derecha alemana es incomprensible, es ignorado por sus protagonistas. Así, el ex presidente de la región de Hesse Roland Koch afirma tranquilamente en un artículo que su partido, la CDU, “fue fundado como bastión contra el fascismo y el comunismo” y la presidenta del partido Annegret Kramp-Karrenbauer (Frau KK) ha dimitido de su puesto mencionando la “poco clara relación de sectores de la CDU con la AfD”. ¿Poco clara? ¿Ignora Frau KK la historia de su partido en su propia región, el Sarre, de la que fue presidenta durante siete años? La relación histórica de la CDU con la extrema derecha no es “poco clara”. Al contrario, es clarísima: en el primer grupo parlamentario de la CDU del Sarre, constituido en 1955, más de la mitad de los diputados de la CDU eran antiguos nazis. En 1957 el presidente del grupo parlamentario cristiano-demócrata del Sarre era Erwin Albrecht, un ex juez carnicero nazi, responsable de 31 sentencias de muerte contra judíos de Praga. ¿Ecos de la política alemana de provincias en los lejanos años cincuenta? En absoluto. La implicación de los ex nazis en la CDU y en los puestos de mayor responsabilidad de la RFA es enorme y alcanza hasta los más altos puestos del Estado. Kurt Georg Kiesinger (CDU) fue presidente del gobierno de Baden Württemberg (1958-1966) Canciller Federal (1966-1969) y presidente de la CDU (1967-1971). Desde 1933 fue miembro del partido nazi y de las SA. Walter Scheel, del partido liberal FDP, fue Presidente de la República (1974-1979), ministro en sucesivos gobiernos y vicecanciller pese a haber sido miembro del partido nazi. Hans Karl Filbinger (CDU), ex juez nazi, fue presidente del gobierno de Baden-Württemberg (1966-1978) y vicepresidente de la CDU. Karl Carstens (CDU), miembro de las SA y del partido nazi, fue presidente del Bundestag (1976-1979) y presidente de la República (1979-1984). El liberal Hans-Dietrich Genscher (FDP), el ministro más longevo de la RFA con socialdemócratas y democristianos, presidente de su partido, también fue miembro del partido nazi. Richard Stücklen, cofundador de la CSU bávara, fue ministro de comunicaciones (1957-1969) y presidente de la CDU (1967-1971). Había adquirido su carnet del partido nazi en 1933. Hans Globke, el número dos del canciller Adenauer, secretario de estado y eminencia gris de la cancillería, el hombre que puso en marcha la nueva policía política de la RFA, el Verfassungsschutz, y organizó el embrión de los futuros servicios secretos (BND), era un jurista nazi que participó en la redacción de las leyes racistas que determinaban quien era judío sobre las que luego se basarían los carniceros del holocausto. El asunto era tan flagrante que  el fiscal general de Hesse, Fritz Bauer (aquí sobre la trayectoria de esa personalidad excepcional),  inició en 1961 un sumario contra él que el propio Adenauer detuvo. Konrad Adenauer, primer canciller federal, fundador de la CDU y padre de la patria no fue un nazi, pero en 1932 abogaba por una coalición de todas las fuerzas “conservadoras” y de “centro”, categorías en las que englobaba al partido nazi. “En mi opinión nuestra única salvación es un monarca, un Hohenzoller e incluso Hitler”, escribió en 1933 en una carta a Dora Pferdemenges. Pocos como su protegido Globke encarnan la continuidad administrativa de las elites nazis en la RFA: Globke recibió seis condecoraciones nazis entre 1934 y 1942 y otras siete de la RFA entre 1956 y 1963 (aquí la lista completa) Reinhard Gehlen (1902-1979), un ex general nazi de la Wehrmacht, fue quien dirigió los servicios secretos alemanes hasta 1968. El responsable del departamento “Contraespionaje Unión Soviética) de esos servicios, fue Heinz Felfe, ex funcionario de la Gestapo y ex Obersturmführer de las SS. En total más de doscientos de los más altos cargos de la RFA fueron ex miembros del partido nazi, de las SA o de las SS. La autoamnistía de Dreher Esa situación fue posible gracias a la estrategia americana de posguerra de aprovechar a los cuadros nazis para los combates de la guerra fría. Eso determinó que en Alemania Occidental, en términos generales, no hubiera desnazificación. Los juicios aliados en Alemania contra los nazis fueron poca cosa. El tribunal interaliado de Nuremberg que se proponía llevar a juicio a cinco mil personas, no juzgó más que a 210. En diversos juicios, norteamericanos, británicos y franceses condenaron a 5000 personas, de las que apenas 700 lo

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China, la «fábrica del mundo», comienza a reactivarse

Fuente: Gao Xue (*) | Tiempo Argentino Fecha:  1 de Marzo de 2020 En la provincia china de Guangdong hay una comunidad de colombianos que se dedican al comercio internacional. Gabriela Urrego se estableció allí hace 12 años. Viaja entre China y Colombia varias veces al año, pero debido a la epidemia de Covid-19, muchas aerolíneas han cancelado vuelos hacia y desde China, lo que le ha causado grandes inconvenientes. Ella me dijo que esperaba regresar desde Bogotá lo más pronto posible. Le pregunté: ¿no tienes miedo de ir a China ahora? «No –me dijo con un sonrisa–, porque el gobierno chino ha adoptado medidas muy estrictas para controlar la epidemia». En efecto, un total de 32.395 trabajadores sanitarios han sido enviados a Hubei, epicentro del brote. Fuera de Hubei, los nuevos casos diarios confirmados en China han disminuido durante 16 días consecutivos. El miércoles, 1779 personas abandonaron los hospitales tras su recuperación, cifra muy superior a las 394 nuevas infecciones confirmadas ese día. Según un informe del Instituto McKinsey Global, China es el destino de exportación número uno para 33 países y la principal fuente de importación para 65. Como la segunda economía más grande del mundo, preocupa que la capacidad de producción de China se vea perjudicada por el Covid-19, lo que afectará a su vez a la economía mundial. Sin embargo, el impacto de la epidemia en la economía china es a corto plazo y temporal. A largo plazo, la tendencia positiva no cambiará. El país prometió lanzar políticas más proactivas de «empleo directo», mientras brinda apoyo a las pequeñas empresas, que hacen contribuciones sustanciales al mercado laboral chino, además de tomar una serie de medidas para reducir los costos de financiamiento, impuestos y tarifas preferenciales, creando condiciones favorables para que las empresas reanuden el trabajo. Antes, los empleados deben pasar por una serie de procedimientos de inspección y desinfección. Hoy, con la excepción de Hubei, las empresas de otras 30 provincias, regiones autónomas y municipios han reanudado la producción. El informe del Instituto McKinsey llegó a una conclusión importante: la dependencia de China de la economía mundial está disminuyendo relativamente, mientras la dependencia del mundo respecto de la economía china está en aumento comparativamente. Los hechos y las cifras también demuestran que, como el único país del mundo con todas las categorías industriales, la cadena de suministro de China tiene ventajas obvias. Como dijo el Nobel de Economía Robert Merton en una carta abierta al pueblo chino: «Somos optimistas sobre la mejora a largo plazo de la economía china. Creemos que China superará la epidemia y será más poderosa». « (*) Jefe corresponsal de Grupo de Medios de China

Internacionales, Israel, Portada

Ni fatídico ni importante: la tercera elección de Israel decidirá poco o nada

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 29 de febrero de 2020 Dele un descanso al dramático pathos y al drama: la elección de mañana no es fatídica, y probablemente ni siquiera sea importante. Al igual que sus dos predecesoras, también decidirá poco, si es que tiene algo que ver con la imagen de Israel, y no solo porque el resultado aparentemente será un empate. Así es cuando hay un amplio acuerdo sobre los asuntos fatídicos, y los controversiales son marginales. Así es cuando la línea que separa los campos es casi totalmente personal (Netanyahu, sí o no) y la disputa entre los campos es sobre personalidades mucho más que sobre ideas. La ira que acompaña a esta lucha no da fe de su importancia; en realidad, muestra el vacío ideológico detrás de la tormenta de emoción. La disputa sobre Benjamin Netanyahu no tiene casi nada que ver con sus políticas, sino principalmente con su conducta personal. No hay casi nada sobre lo que discutir sobre sus políticas porque la oposición no tiene una alternativa real que ofrecer. La Ley del Retorno, la ley del estado nación, el cierre de Gaza y la ocupación de Cisjordania: en estos temas fundamentales existe un consenso maldito. La discusión abarca desde el estilo de vida de Netanyahu y sus esfuerzos indecentes para doblegar el sistema legal para evadir la justicia. Contrariamente a las profecías de la fatalidad, estos problemas determinarán la imagen de Israel mucho menos de lo que sugieren los que se atreven a luchar contra Netanyahu. El rostro de la democracia israelí se forma entre Rafah y Jenin, mucho más que entre la residencia del primer ministro y el tribunal de distrito. El tema que define a Israel más que cualquier otro es uno en el que todos están de acuerdo. La superioridad de los judíos y sus privilegios en este país no están en discusión. Tampoco lo es su subproducto, el derecho del estado a continuar la ocupación a su antojo, un asunto clave de cualquier disputa real. La mayoría de la gente está de acuerdo con eso también. Entre la derecha y la izquierda no hay argumento: a excepción de la Lista Conjunta, todos son sionistas. Todos apoyan la continuación de la superioridad judía. Lo único que queda para luchar es por la llamada ley francesa, un proyecto de ley para evitar la acusación de Netanyahu en los casos de corrupción en su contra. Tal ley es inaceptable, pero en contraste de las voces del fatalismo y del pesimismo, no cambiará nuestro sistema de gobierno. Aparte de eso, todo lo demás es una cuestión de amplio consenso público sobre un estado judío no igualitario con privilegios judíos y superioridad judía. A partir de aquí también surge el derecho indiscutible de gobernar sobre otras personas en los territorios ocupados. Netanyahu y Gantz no tienen discusión sobre esto. Netanyahu dice anexión (y no anexa), Gantz acepta la anexión (bajo ciertas condiciones) mientras que la anexión de facto ha existido aquí durante décadas con el consentimiento de todos, sin intención de ponerle fin. Desde el extremista de derecha Itamar Ben-Gvir hasta el presidente del Partido Laborista, el miembro de la Knesset Amir Peretz, y hasta el miembro de la Knesset Nitzan Horowitz de Meretz, nadie está realmente en desacuerdo sobre lo que los judíos pueden hacer en la Tierra de Israel. Todos son judíos y democráticos, a pesar de la infranqueable contradicción entre ellos y la inevitable necesidad de elegir entre ellos. Por lo tanto, la elección de mañana es menos crítica de lo que parece. El Israel de Netanyahu y el Israel de Gantz se verán increíblemente parecidos. La psicosis anti-Netanyahu es un espantapájaros destinado a encubrir esto. El «destino de la democracia», el «futuro del estado de derecho», el «fin del estado», «la destrucción del templo», todas palabras de alto vuelo, sin nada que las respalde. Si existe una profunda división ideológica, es solo entre la Lista Conjunta y el resto. Unos 15 miembros de la Knesset frente a 105, esa es la historia real. Los ultraortodoxos también se declaran antisionistas, pero esto es completamente falso: son los mejores colonos. Es hora de que Netanyahu se vaya, es hora de que Gantz lo reemplace, pero la oscuridad es mucho menos oscura y la luz es mucho menos luz. En Gran Bretaña, recientemente se celebraron elecciones fatídicas entre derecha e izquierda. En los Estados Unidos puede haber una elección fatídica entre el presidente Donald Trump y el senador Bernie Sanders. En Israel, todo lo que queda por hacer es esperar que May Golan, número 34 en la lista de Likud a la Knesset, no sea elegido, e Iman Khatib Yassin, número 15 en la lista de la Lista Conjunta, sea elegido. Demasiado poco para ser llamado una elección fatídica. Traducción: Dardo Esterovich Nota relacionada: https://elpais.com/internacional/2020/02/29/actualidad/1583009788_450217.html?fbclid=IwAR34Vjf_2uCwgogmrNzVWAqKxmoFF_ogRcqFgu-AdDunJCr5CfdPX3T1TO8

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Bolivia: descartan que sus elecciones de octubre fueran fraudulentas. Nuestra investigación no encontró ninguna razón para sospechar fraude

Fuente: John Curiel y Jack R. William | The Washington Post Fecha: 27 de febrero de 2020 Mientras Bolivia se prepara para una elección para retomar el cauce constitucional el 3 de mayo, el país permanece en disturbios luego del golpe de Estado respaldado por el ejército el 10 de noviembre contra el presidente en ejercicio, Evo Morales. Un resumen rápido: Morales reclamó la victoria en las elecciones de octubre, pero la oposición protestó por lo que llamó fraude electoral. Un informe del 10 de noviembre de la Organización de Estados Americanos (OEA) señaló irregularidades electorales, lo que «lleva al equipo de auditoría técnica a cuestionar la integridad de los resultados de las elecciones del 20 de octubre». Luego, la policía se unió a las protestas y Morales buscó asilo en México. El gobierno instalado militarmente acusó a Morales de sedición y terrorismo. Un informe de monitoreo de la Unión Europea señaló que unos 40 ex funcionarios electorales fueron arrestados y enfrentan cargos criminales de sedición y subversión, y 35 personas murieron en el conflicto postelectoral. El candidato presidencial con más votos, miembro del partido Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) de Morales, recibió una citación de los fiscales por delitos no revelados, una medida que algunos analistas sospechan tenía como objetivo mantenerlo fuera de la boleta electoral. Los medios de comunicación han informado en gran medida como un hecho las acusaciones de fraude. Y muchos comentaristas han justificado el golpe como respuesta al fraude electoral del MAS-IPSP. Sin embargo, como especialistas en integridad electoral, encontramos que la evidencia estadística no respalda el reclamo de fraude en las elecciones de octubre en Bolivia. La OEA afirmó que había ocurrido un fraude electoral El principal apoyo para los reclamos de fraude fue el informe de la OEA. Los auditores de la organización afirmaron haber encontrado evidencia de fraude luego de un alto en el conteo preliminar, los resultados no vinculantes de la noche de las elecciones destinados a rastrear el progreso antes del conteo oficial. La constitución boliviana requiere que un candidato obtenga una mayoría electoral absoluta del 40 por ciento de los votos, con al menos una ventaja de 10 puntos porcentuales. De lo contrario, se llevará a cabo una segunda vuelta electoral. El conteo preliminar se detuvo con el 84 por ciento de los votos contados, cuando Morales tenía una ventaja de 7.87 puntos porcentuales. Aunque el alto fue consistente con la promesa anterior de los funcionarios electorales de contar al menos el 80 por ciento de los votos preliminares en la noche de las elecciones y continuar despues el recuento oficial, la OEA rápidamente expresó su preocupación por la suspensión. Cuando se reanudó el conteo preliminar, el margen de Morales estaba por encima del umbral de 10 puntos porcentuales. La OEA afirmó que luego suspender el conteo preliminar, cuando se reanudó el conteo resultó en una tendencia «altamente improbable» para el margen a favor de MAS-IPSP. La OEA informó «profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares». Adoptando un enfoque novedoso para el análisis de fraude, la OEA afirmó que las grandes desviaciones en los datos reportados antes y después del corte indicarían evidencia potencial de fraude. Pero el análisis estadístico detrás de esta afirmación es problemático. El informe de la OEA se basa en parte en evidencia forense de que los analistas de la OEA dicen que hay irregularidades, que incluyen acusaciones de firmas falsificadas y alteración de las hojas de conteo, una cadena de custodia deficiente y un alto en el conteo preliminar de votos. De manera crucial, la OEA afirmó en referencia al alto en el conteo preliminar de votos, que «una irregularidad en esa escala es un factor determinante en el resultado» a favor de Morales, que esto actuó como la principal evidencia cuantitativa de sus acusaciones de «manipulación clara del sistema TREP … que afectó los resultados tanto de ese sistema como del conteo final «. No evaluamos si estas irregularidades apuntan a una interferencia deliberada o si reflejan los problemas de un sistema con fondos insuficientes y con funcionarios electorales mal capacitados. En cambio, comentamos la evidencia estadística. Como Morales había superado el umbral del 40 por ciento, la pregunta clave era si su conteo de votos era 10 puntos porcentuales más alto que el de su competidor más cercano. De lo contrario, Morales se vería obligado a una segunda vuelta electoral contra su competidor más cercano: el ex presidente Carlos Mesa. Nuestros resultados fueron directos. No parece haber una diferencia estadísticamente significativa en el margen antes y después de la suspensión de la votación preliminar. En cambio, es muy probable que Morales haya superado el margen de 10 puntos porcentuales en la primera ronda. ¿Cómo llegamos a esto? El enfoque de la OEA se basa en dobles supuestos: que el recuento no oficial refleja con precisión el voto medido continuamente, y que las preferencias informadas de los votantes no varían según la hora del día. Si estas suposiciones son ciertas, un cambio en la tendencia de favorecer a una de las partes con el tiempo podría indicar que se ha producido un fraude. La OEA no cita ninguna investigación previa que demuestre que estos supuestos se mantienen. Hay razones para creer que las preferencias y los informes de los votantes pueden variar con el tiempo: por ejemplo, las personas que trabajan votando más tarde en el día. Las áreas donde se agrupan los votantes empobrecidos pueden tener colas más largas y menos capacidad para contar e informar los totales de votos rápidamente. Es posible que estos factores se apliquen en Bolivia, donde existen brechas graves en infraestructura e ingresos entre las zonas urbanas y rurales. ¿Hubo una discontinuidad entre los votos contados antes y después del recuento no oficial? Por supuesto, las discontinuidades pueden ser evidencia de manipulación. En Rusia, por ejemplo, una acusación es que los funcionarios electorales locales llenan las urnas para cumplir objetivos preestablecidos. Si el hallazgo de la OEA fuera

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