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La temible cruzada del gobierno estadounidense contra Julian Assange y Chelsea Manning

Fuente: Amy Goodman y Denis Moynihan | Democracy Now! Fecha: 14 Junio 2019 “El Congreso no podrá hacer ninguna ley (…) que limite la libertad de expresión, ni la libertad de prensa”. Así lo indica la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Sin embargo, por primera vez, un editor está siendo procesado en virtud de la Ley de Espionaje, que data de la Primera Guerra Mundial. Julian Assange, cofundador del sitio web de denuncia WikiLeaks, podría enfrentar una condena de hasta 170 años de prisión en caso de ser extraditado a Estados Unidos desde el Reino Unido. El caso podría asestar un gran golpe a la libertad de prensa en Estados Unidos. Estados Unidos acusó formalmente a Assange por primera vez en abril de este año, por el delito de intentar ayudar a un informante del Ejército estadounidense a ingresar a un sistema informático militar, delito por el cual Assange podría enfrentar hasta cinco años de prisión. Más adelante, el 23 de mayo, el Departamento de Justicia emitió una acusación adicional, en la que se sumaron 17 cargos más, por violar la Ley de Espionaje. Los nuevos cargos, según escribió el comité editorial del periódico The New York Times el día en que se anunciaron, “podrían tener un efecto escalofriante sobre el periodismo estadounidense tal como se ha ejercido durante generaciones. Está dirigido directamente al corazón de la Primera Enmienda”. El periódico The New York Times fue una de las varias organizaciones de prensa en asociarse con la plataforma web de denuncia en la publicación de material que se brindaba de forma anónima. Desde su lanzamiento en 2007, WikiLeaks demostró ser una fuente confiable de evidencia documental crítica en torno a actividades ilícitas empresariales y gubernamentales. En 2007, WikiLeaks publicó un manual secreto de la cárcel de la Bahía de Guantánamo, escrito en 2003, que contenía instrucciones para que los guardias les negaran a los prisioneros el acceso al Corán y a las visitas de la Cruz Roja para “explotar la desorientación y la desorganización que siente un detenido recién llegado”; esto constituye una violación de la legislación internacional acerca de los derechos humanos. No mucho después, el Centro de Contrainteligencia del Ejército estadounidense elaboró un documento secreto –posteriormente filtrado y publicado por WikiLeaks– donde se calificaba a la web de denuncia como “una potencial amenaza a la protección de las fuerzas, las operaciones de contrainsurgencia, la seguridad operacional y de seguridad de la información del Ejército de Estados Unidos”. En abril de 2010, WikiLeaks saltó a la primera plana de la prensa internacional cuando hizo público un video en el que se muestra un ataque y masacre indiscriminada de civiles en Bagdad. El video fue grabado el 12 de julio de 2007 por un helicóptero militar estadounidense de combate Apache e incluye el audio de las transmisiones de radio militares. Dos empleados de la agencia de noticias Reuters –el periodista iraquí Namir Noor-Eldeen y su chofer, Saeed Chmagh– murieron en el ataque, junto con al menos otras ocho personas. Dos niños resultaron gravemente heridos. Las transmisiones de radio muestran no solo la absoluta insensibilidad de los soldados, que se ríen e insultan mientras matan, sino también el estricto procedimiento que siguen, donde se aseguran de que todos sus ataques estén claramente autorizados por su cadena de mando. Reuters había solicitado en reiteradas ocasiones información al Pentágono sobre la muerte de sus dos empleados, pero no había recibido nada. Fueron necesarios un denunciante valiente y WikiLeaks para revelar el horror del ataque del helicóptero, una clara prueba en video de un posible crimen de guerra. El denunciante fue finalmente identificado como el soldado Bradley Manning. Manning fue encarcelado en régimen de aislamiento, en condiciones que Naciones Unidas describió como equiparables a la tortura. Luego fue juzgado y condenado. Inmediatamente después de recibir una condena de 35 años de prisión, Manning anunció una transición de género y cambió su nombre a Chelsea. El presidente Barack Obama finalmente conmutó su sentencia y Manning fue liberada en mayo de 2017. No obstante, su calvario no había terminado. En febrero de 2019 la convocaron a comparecer ante un gran jurado para declarar sobre WikiLeaks y Julian Assange. Ella afirmó que ya había dado testimonio completo ante el tribunal militar que cursó su juicio en 2013, por lo que se negó a declarar de nuevo. Por ello, la encarcelaron durante dos meses. A continuación, la convocaron para testificar ante un segundo gran jurado. Por negarse a declarar una vez más, permanece encarcelada desde el 16 de mayo. En cuanto a Julian Assange, desde el año 2012 estuvo viviendo en la Embajada de Ecuador en Londres, donde le habían dado asilo político. Assange huyó a la embajada porque temía ser extraditado a Estados Unidos. El pasado 11 de abril, las autoridades británicas ingresaron a la embajada y lo arrestaron por la fuerza. Ahora está cumpliendo una sentencia de 50 semanas de prisión por violar los términos de su libertad condicional en otro caso aparte. Nils Melzer, relator especial de Naciones Unidas sobre la tortura, afirmó tras visitar a Assange en la prisión británica donde se encuentra recluido: “El señor Assange muestra todos los síntomas de una persona que ha estado expuesta a la tortura psicológica durante un período prolongado de tiempo”. Julian Assange no pudo comparecer en su audiencia judicial más reciente debido a problemas de salud. Ben Wizner, director del Proyecto de Discurso, Privacidad y Tecnología de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, afirmó acerca de la nueva acusación: “Por primera vez en la historia de nuestro país, el gobierno ha presentado cargos penales contra un editor por la publicación de información veraz. Esta es una escalada extraordinaria de los ataques del gobierno de Trump contra el periodismo, y un ataque directo contra la Primera Enmienda”. Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira Frega. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras

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Noam Chomsky: «Trump agita el puño para mantener el poder sobre una población asustada

Fuente:  Donald Roberto Manríquez | Biobiochile Fecha: 9 junio 2019 Chomsky insiste en la necesidad de hacer “esfuerzos destinados a la educación, a la organización, y realizando acciones organizadas de resistencia”, y anuncia su voto a cualquier candidato demócrata que confronte a Donald Trump el próximo año, pese a ser una figura visible del anarquismo por más de medio siglo, el intelectual estima que es preciso detener lo que supone es un serio riesgo para la sobrevivencia humana sustentable. Al igual que en la última elección, votaría por cualquier candidato Demócrata que se presente para bloquear a Trump. Creo que esa debería haber sido y debiera ser la estrategia de la izquierda y en realidad de cualquiera que se preocupe por el mundo hoy. R.M.: Algunos analistas han señalado que Trump utiliza amenazas apocalípticas como por ejemplo con Irán, como un método de negociación, pero que es solo una estrategia, ¿hacemos bien en no tomarlo tan en serio? No creo que Trump tenga interés en alguna negociación, a menos que sea para una capitulación. Crear una amenaza y agitar el puño para proteger a la población de la amenaza inventada es un medio clásico para mantener el poder doméstico de una población asustada, y para él es una necesidad, ya que sus políticas reales causan un daño grave a una gran parte de su propia base de votantes, los que no son muy ricos. Y también sirve para socavar a Irán, obligando al país a desviar recursos escasos para defenderse contra un estado deshonesto. R.M.: En el caso de Irán y Rusia da la impresión de que, dada esta forma de Trump para ejercer el poder, la posibilidad de un error de apreciación o un hecho que se interprete como un desafío pueda desatar una tragedia irreversible. Puede muy bien desencadenarse una tragedia sin retorno. Es muy arriesgado, porque es cierto que algún accidente podría desencadenar una conflagración. Se discute, pero me temo que no lo suficiente. R.M.: Ahora bien esta mirada incrédula también parece extenderse al Cambio Climático. ¿Por qué parece tomarse tan en serio el tema Medioambiental? Es en parte el resultado del “negacionismo” patrocinado por corporaciones de combustibles fósiles y por algunas organizaciones políticas, en particular por el Partido Republicano en los Estados Unidos. En parte es escepticismo sobre la ciencia y su trabajo por parte de un sector de la población. En parte, también, es la dificultad que tienen las personas de contemplar algo que no les resulta muy evidente. Es, además, la falta de voluntad para creer en algunos casos. En cualquier forma los efectos son palpables, de no hacer una diferencia será irreversible. R.M.: En Brasil, Bolsonaro, un émulo de Trump, dijo el mes pasado que la propiedad privada es sagrada y que exoneraría a los terratenientes que disparan a quienes tratan de ocupar sus tierras. Ciertamente habló de los actuales propietarios. ¿Cómo estos personajes acceden al poder? Bolsonaro es un desastre. Pero lo primero que hay que decir es que era bastante probable que Lula hubiera ganado las elecciones el otoño pasado y que dada esa “amenaza”, fue silenciado: enviado a prisión por cargos que son dudosos en el mejor de los casos, y según los estándares de sus acusadores, inexistentes. Fue sentenciado a un confinamiento en solitario y, de manera crucial, se le prohibió hacer declaraciones públicas para que no fuera una voz en la elección. A esto le siguió una extraordinaria campaña de difamación y esta fue distribuida masiva y directamente en las redes sociales que son la fuente de “información” para muchos brasileños. Esta fue la última etapa de un “golpe suave” que comenzó poco después de que Lula dejara el cargo, con dos administraciones muy exitosas, descritas por el Banco Mundial como la “década dorada” de Brasil, liderando un período único en la historia de Brasil en el que hubo un enorme progreso en la reducción de la pobreza y la inclusión social, con nuevas oportunidades para los oprimidos. R.M.: Hay muchos autores que sostiene que en realidad exageramos y que la especie humana está en riesgo de extinción pero debido al avance de la inteligencia artificial. ¿No suena esto un poco optimista? Estoy de acuerdo, pero preferiría “exagerado” a “optimista”. Sobre el riesgo, depende de la naturaleza de la sociedad. Por el momento, no hay una influencia detectable de la Inteligencia Artificial en la pérdida de empleos más allá de la norma. Si lo hubiera, habría un aumento en el crecimiento de la productividad, que sigue siendo bajo. Pero tarde o temprano habrá. En una sociedad decente, eso sería una gran noticia. La gente sería liberada del trabajo peligroso y aburrido a un trabajo más satisfactorio y creativo, – ¡Dios nos libre! – para su mayor placer, algo muy necesario, especialmente para los estadounidenses, que trabajan aproximadamente un mes al año más que los europeos sin ningún beneficio aparente. R.M.: Parte de la desesperación actual parece residir en el hecho de que los gobiernos reformistas no parecen atractivos porque parecen tener límites en el llamado “comercio mundial” o empresas o países poderosos que parecen dictar patrones de comportamiento económico y social ambiental. ¿Cómo deshacerse de esta amenaza en su opinión? Con los únicos medios que han funcionado en el pasado: esfuerzos destinados a la educación, a la organización, y realizando acciones organizadas de resistencia donde sea apropiado, como han existido muchos ejemplos exitosos en el pasado. Nunca ha habido ninguna fórmula mágica.

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John Bolton, la peor pesadilla del mundo

Fuente: Amy Goodman y Denis Moynihan | www.democracynow.org Fecha: 17 May 2019 “Queda poquísimo tiempo, pero un ataque todavía podría resultar”, escribió John Bolton en un artículo de opinión del New York Times del 26 de marzo de 2015, titulado “Para detener la bomba de Irán hay que bombardear Irán”. El presidente Donald Trump adoptó como un pilar de campaña una postura aislacionista y criticó los enredos militares en el extranjero. Ya en 2013, tuiteó: “¿Pueden creer que la guerra de Afganistán sea la ‘guerra más larga’ de nuestra historia? Traigamos a nuestras tropas a casa, vamos a reconstruir Estados Unidos, hagamos que Estados Unidos sea grande de nuevo”. Como presidente, ha repetido esta postura en varias ocasiones. En una conferencia de prensa de abril de 2018 en torno a Siria, Trump declaró: “Quiero salir [de allí]. Quiero traer a nuestras tropas de vuelta a casa. Quiero comenzar a reconstruir nuestra nación. Habremos gastado, sin contar estos últimos tres meses, siete billones de dólares en Medio Oriente en los últimos 17 años. No obtenemos nada de eso, nada en absoluto”. A pesar de su retórica, todos los movimientos de Trump en Medio Oriente parecen ahora dedicados a avivar el conflicto y, potencialmente, desatar una guerra contra Irán. John Bolton está claramente a la vanguardia, con el respaldo del secretario de Estado Mike Pompeo. El diplomático iraní Seyed Hossein Mousavian fue uno de los principales miembros del equipo de negociación iraní en torno al problema nuclear y actualmente se desempeña como investigador en la Universidad de Princeton. Mousavian expresó su preocupación esta semana en una entrevista para Democracy Now!: “Esperaba esta situación después de que el embajador John Bolton fue nombrado asesor de Seguridad Nacional”. Tomando en cuenta además el influyente rol de los principales aliados de Trump en Medio Oriente, Mousavian concluyó: “El equipo de las cuatro B –John Bolton, [el primer ministro israelí] Bibi Netanyahu, [los herederos de Arabia Saudí y Abu Dabi], bin Salman y bin Zayed– ahora tiene un excelente posicionamiento en la Casa Blanca para empujar a Estados Unidos [a]l sueño que han tenido durante largos años: arrastrar a Estados Unidos a una guerra con Irán”. Citando al menos media docena de funcionarios anónimos del gobierno de Trump, el periódico The New York Times informó esta semana que el Pentágono ha presentado planes para enviar 120.000 soldados estadounidenses a la región en respuesta a las amenazas iraníes. Si bien el presidente negó la veracidad de este informe, declaró: “¿Es algo que yo haría? Por supuesto, pero no lo hemos planeado. Ojalá no tengamos que hacer planes para ello. Y si lo llegáramos a hacer, enviaríamos muchísimas más tropas”. La Casa Blanca ha enviado un portaaviones con su grupo de ataque y una flota de bombarderos a la región, según Bolton, con el fin de “enviar un mensaje claro e inequívoco al régimen iraní de que cualquier ataque a los intereses de Estados Unidos… será respondido con una fuerza implacable”. El teniente general del Ejército británico Christopher Ghika, uno de los principales comandantes de la fuerza multinacional desplegada en Irak y Siria, refutó las afirmaciones de Estados Unidos: “No ha habido un aumento en la amenaza proveniente de fuerzas respaldadas por Irán en Irak y Siria”. Pero fue refutado velozmente por un portavoz del Comando Central de Estados Unidos, quien afirmó que un ataque de Irán posiblemente fuera “inminente”. En medio de estas declaraciones contradictorias, Estados Unidos le ordenó al personal diplomático no esencial que evacuara la embajada y el consulado estadounidenses en la “Zona Verde” de Bagdad, a solo 160 kilómetros de la frontera iraní. Mientras los funcionarios estadounidenses han publicado fotos de pequeños barcos iraníes con misiles, varios funcionarios europeos, iraquíes y miembros del Congreso de Estados Unidos sostienen que el despliegue de misiles probablemente sea defensivo. Mientras tanto, Arabia Saudí, reino aliado de Estados Unidos, ha informado que dos petroleros vacíos fueron saboteados cuando regresaban a cargar petróleo con destino a Estados Unidos. Una vez más, no han dicho quién fue responsable. Al dejar a las fuerzas estadounidenses e iraníes tan cerca entre sí, el gobierno de Trump está montando un posible detonante. Cualquier accidente o escaramuza podría servir como pretexto para la escalada militar estadounidense. John Bolton no ha ocultado su deseo de provocar un cambio de régimen en Irán, en Venezuela, en Cuba y más allá. Toca los tambores de la guerra, pero cuando era un joven egresado de la Universidad de Yale en 1970, con un número de reclutamiento que probablemente lo hubiera llevado a Vietnam, rápidamente se unió a la Guardia Nacional de Maryland para evitar ser desplegado. En el anuario del 25º aniversario de su graduación de Yale, escribió: “Confieso que no deseaba morir en un arrozal del sudeste asiático”. Ahora, mientras le susurra al oído a Trump, quien recibió cinco exenciones del servicio militar durante la guerra en Vietnam, una de ellas en la primavera de 1968 por “espolones óseos”, John Bolton, junto al presidente, está dispuesto a enviar 120.000 soldados estadounidenses o más a la guerra. Ahora es el momento para que todos –incluyendo el movimiento contra la guerra en Estados Unidos, miembros del Congreso y sí, los disidentes dentro del propio gobierno de Trump– se unan a otros países del mundo, para manifestarles enérgicamente a los que promueven los conflictos bélicos, pero eluden el frente de batalla: no a la guerra con Irán.

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La patraña del “Candidato siberiano” y sus motivos

Fuente: Rafael Poch de Feliu | Blog personal Fecha: 27 de MAR 2019 El informe del fiscal Mueller convierte en estropicio el Russiagate con el que nos han estado alimentando informativamente nuestros medios de comunicación. ¿Cómo se explica este carnaval? Durante dos años los mayores consorcios mediáticos de Estados Unidos tuvieron un solo tema, el llamado Russiagate: la pretensión de que Donald Trump ganó las presidenciales de 2016 gracias a la injerencia de Rusia en ellas. A lo largo de un año, Washington Post, New York Times, CNN y MSNBC dedicaron a ese asunto 8507 artículos -casi 30 por día- e innumerables programas y emisiones. Ahora el informe del fiscal Mueller (19 abogados, 40 agentes del FBI, requisitorias a 2800 agentes secretos y expertos, 500 registros, 230 escuchas telefónicas, 500 testigos…) desnuda como vulgar patraña toda esa campaña que ha sido incapaz de presentar pruebas ni generar una sola acusación solvente. Por razones históricas, mi confianza en la justicia de Estados Unidos en asuntos de Estado es más bien limitada.  Ahí están los casos JFK y Robert Kennedy, Martin Luther King o Malcom X, entre otros, pero el informe de Mueller impacta en la línea de flotación de todo eso que nos han ido contando desde esos respetables medios y desde sus patéticos repetidores europeos. La simple realidad es que la injerencia rusa en las elecciones de Estados Unidos, así como todo el arsenal conceptual que introdujo con las llamadas “fake news”, es la segunda mayor noticia falsa de lo que llevamos de siglo. La primera fue la de las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein. El Kremlin siempre ha preferido administraciones republicanas que demócratas en Washington. Los motivos de ello son claros. Es tan obvio que Moscú prefería a Trump que a la señora Clinton y actuó en consecuencia, como que Sadam Hussein era un dictador criminal. Sin embargo Sadam no tenía armas de destrucción masiva y Trump no logró la presidencia gracias a Rusia. La capacidad de Rusia por influir en la política interna de Estados Unidos es muy limitada y va claramente por detrás de la de otros países como Israel, Arabia Saudí, Qatar, Oman, etc., que dedican ingentes sumas de dinero e influencias para captar a nichos enteros del electorado, influir en los laboratorios de ideas que patrocinan, etc., etc. Todo eso es conocido y está cifrado. Otra obviedad es que todas las potencias intervienen, o intentan intervenir, en la vida interna de las demás, pero ninguna de ellas ha logrado nunca acercarse al nivel de injerencia de Estados Unidos: más de 40 cambios de régimen o intervenciones militares en países desde la Segunda Guerra Mundial y una influencia cultural y propagandística global sin parangón. Rusia 1996: el candidato de ultramar Los rusos saben muy bien lo que es la ingerencia exterior en una campaña electoral. En los años noventa funcionarios americanos redactaron decretos (en materia de privatización) y determinaron elecciones de verdad, impidiendo una victoria comunista en las presidenciales de 1996. No es necesaria ninguna investigación especial de aquella ingerencia porque fue pública y abierta: Estados Unidos quería que aquellas elecciones las ganara Boris Yeltsin, cuyo nivel de aprobación entre los rusos era del 6%, y se volcó en ello directamente usando todos sus recursos e influencias. En vísperas de las elecciones hubo un crédito de 10.000 millones de dólares del FMI, una prórroga de veinticinco años del Club de París para la devolución de 40.000 millones de dólares de la deuda rusa, un préstamo de 200 millones de dólares del Banco Mundial para servicios sociales, declaraciones de apoyo de; Bill Clinton, de Helmuth Kohl, Alain Juppé y otros al candidato Yeltsin. También hubo un desembarco masivo de  asesores y expertos americanos en manipulación de la opinión pública (lo que se conoce como PR), que diseñaron una campaña perfecta. No fue muy difícil, porque los medios de comunicación trabajaban exclusivamente para el candidato Yeltsin, cuyo cuadro constitucional presidencialista (hoy vigente) era resultado de un golpe de estado con cañoneo del primer parlamento enteramente electo por sufragio universal de la historia rusa, en octubre de 1993, hecho que fue presentado en Occidente como “La hora estelar de la democracia en Rusia” (titulo de la editorial del Frankfürter Allgemeine Zeitung, principal diario del establishment alemán, aquellos días). Y pese a todo ello, no está claro que al final no hubiera manipulación de los resultados electorales… Obviamente, nada de este género, ni lejanamente emparentado con ello, ha ocurrido nunca en Estados Unidos. Cuatro motivos Y, sin embargo, el hecho es que hemos vivido durante casi dos años bajo el bombardeo continuo de toda esta falsedad que ha alentado una histérica campaña rusófoba sin precedentes ni miedo al ridículo. Recordemos las falsedades periféricas que se han generado a partir de aquella segunda noticia falsa del siglo: la injerencia rusa en las elecciones europeas (tesis públicamente sostenida por la Canciller Merkel y el Presidente Macron), la mano rusa en el Brexit, en el movimiento de los gillet jaunes (tesis esgrimida por Macron), y hasta en el grotesco procés de los nacionalistas catalanes… No hay duda de que Putin prefería a Trump que a Hillary. Tampoco la hay de que a Moscú le interesa una Unión Europea debilitada. Después de treinta años de ignorar los intereses nacionales de Rusia, de expulsarla de la seguridad continental vulnerando los acuerdos de la guerra fría, de anular todos los acuerdos de desarme, de colocar  recursos militares en sus fronteras y de promocionar “revoluciones” y cambios de régimen en su entorno, ¿esperan que Rusia tenga buenos sentimientos hacia ellos? Naturalmente que no los tiene y que en la medida de lo posible emprende las correspondientes políticas y respuestas. Todo esto es de una obviedad pueril. Pero entonces, ¿cuales son los motivos de la leyenda del Candidato siberiano (Paul Krugman dixit en el NYT del 22 de julio de 2016) y de toda la histeria macartista que le ha seguido. A mí se me ocurren cuatro motivos: 1-Un recurso de cohesión y ajuste de cuentas interno. En Estados Unidos el establishment está divido respecto a las correcciones y

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El regreso triunfal de Angela Davis a su ciudad natal

Fuente: Amy Goodman – Denis Moynihan | Democracy Now Fecha: 22 de FEB 2019 “La injusticia, en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes”. Martin Luther King escribió estas palabras en su “Carta desde la cárcel de Birmingham” el 16 de abril de 1963. King fue arrestado en esa ciudad por su papel en la organización de protestas no violentas contra la segregación, en el marco de la lucha liderada allí por el reverendo Fred Shuttlesworth. En esta famosa carta, King también escribió: “Birmingham es probablemente la ciudad más segregada de Estados Unidos”. El Ku Klux Klan realizaba atentados con bomba contra los defensores de los derechos civiles con tanta frecuencia que a la ciudad se la llamaba a menudo “Bombingham”. Cinco meses después de que King escribiera su carta abierta, una de esas bombas explotó en la Iglesia Bautista de la Calle 16 de Birmingham, causando la muerte de cuatro niñas. Hoy, al otro lado de la iglesia, sobre la misma calle, se encuentra el Instituto de Derechos Civiles de Birmingham (BCRI, por su sigla en inglés), que durante más de un cuarto de siglo ha educado e inspirado a millones de personas. En octubre del año pasado, el instituto anunció que otorgaría su Premio de Derechos Humanos Fred L. Shuttlesworth 2018 a Angela Davis, la legendaria activista por los derechos civiles, académica y militante por la abolición de las cárceles. La Dra. Davis es oriunda de Birmingham y creció en medio de la segregación. Su vecindario sufrió tantos atentados del Klan que fue apodado “Cerro Dinamita”. Hija de activistas por los derechos civiles, se convirtió en una destacada integrante del Partido Comunista de Estados Unidos y líder del Partido Pantera Negra. Como resultado, al igual que muchos activistas en esa época (incluido Martin Luther King), fue perseguida por el FBI. Davis fue acusada de conspiración en la muerte a tiros de un juez y enfrentó tres condenas a muerte en un juicio que se convirtió en una famosa causa internacional. Finalmente fue absuelta de todos los cargos. La decisión del Instituto de Derechos Civiles de Birmingham de homenajear a Angela Davis era completamente lógica. Davis ha logrado renombre por su incansable trabajo en apoyo a los prisioneros y por la abolición del complejo industrial carcelario de Estados Unidos. Como parte integral del trabajo de toda su vida, ha expresado durante mucho tiempo un apoyo inquebrantable a los derechos del pueblo palestino. En una colección de ensayos y discursos recientemente publicada titulada “La libertad es una lucha constante: Ferguson, Palestina y los cimientos de un movimiento”, Davis reflexiona sobre la vida de Nelson Mandela y la exitosa campaña para eliminar el apartheid sudafricano: “Ahora nos enfrentamos a la tarea de ayudar a nuestras hermanas y nuestros hermanos en Palestina en su lucha contra el apartheid israelí”. Dos meses después de que los miembros de la junta directiva del BCRIanunciaran que le habían otorgado el premio Shuttlesworth a Davis, recibieron una carta del Centro de Educación sobre el Holocausto de Birmingham en la que solicitaban que reconsideraran el premio, en parte debido al “apoyo abierto de Davis a la campaña de boicot, desinversión y sanciones contra Israel”. La junta directiva del BCRI, en una votación de nueve contra dos, rescindió el premio y canceló la gala de premiación que había sido programada para el 16 de febrero. La respuesta en Birmingham fue rápida y furiosa. La junta escolar y el Concejo Municipal de la ciudad votaron unánimemente para mostrar su apoyo a la Dra. Davis. El alcalde de Birmingham, Randall Woodfin, condenó públicamente la decisión y también se conformó un grupo para planificar un evento en honor a Davis en la noche de la gala original. En pocos días, la junta del Instituto de Derechos Civiles de Birmingham se retractó de su decisión y le pidió a Angela Davis que aceptara el premio. El viernes pasado a la noche, en vísperas del día original de la gala, se celebraron “Sabbats en solidaridad con Angela” en decenas de ciudades, organizados por la organización Voz Judía por la Paz. Jesse Schaffer, quien ofició de anfitrión de la celebración en Birmingham, dijo: “Mi judaísmo está enraizado en la justicia social y Angela Davis es una expresión directa de esos valores. Ella siempre ha comprendido que nuestras luchas históricas están vinculadas, se trate de palestinos, de personas negras en el Sur, del pueblo judío —realmente, cualquier lucha por la justicia—, que todas están vinculadas y que juntos somos más fuertes”. El sábado por la noche más de 3.000 personas se congregaron en el auditorio Boutwell de Birmingham para participar en un evento organizado por el Comité de Birmingham para la Verdad y la Reconciliación. En el evento, Davis reflexionó sobre lo importantes que fueron los Sabbats para ella: “‘Angela, hermana, eres bienvenida en este Sabbat’ proviene de un eslogan que se usó en muchos posters de todo el país cuando yo estaba en la clandestinidad, huyendo del FBI. La gente ponía esos posters en la puerta de sus hogares: ‘Angela, hermana, eres bienvenida en esta casa’”. Davis también habló sobre el significado y la importancia que tenía el evento para ella: “Me quedó claro que esto podría convertirse en un momento de enseñanza. Que tras toda esta polémica, por más afectada que hubiera quedado la reputación de quienes tomaron esa decisión, al menos por ahora, podríamos aprovechar este momento para reflexionar sobre lo que significa vivir en este planeta en el siglo XXI y nuestras responsabilidades, no solo hacia las personas de nuestra comunidad inmediata, sino hacia las personas de todo el planeta”. Richard Arrington, Jr., quien fue el primer alcalde afroestadounidense de Birmingham, culminó la velada: “Estoy especialmente orgulloso de que, en este momento de desafío, no corriéramos cada uno en direcciones diferentes, descargando la ira y la frustración que sentimos. En lugar de eso, corrimos el uno hacia el otro, unimos nuestros brazos, nos abrazamos y levantamos a una hija que es celebrada en la comunidad mundial por su postura en torno a

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Hartos de los mitos, estos judíos estadounidenses están desafiando su educación sobre Israel

Fuente: Tom Pessah | 972mag Fecha: 25 de ENE 2019 Algunos de los encuentros más extraños que tuve en los años que pasé viviendo y estudiando en los Estados Unidos fueron con judíos estadounidenses. A menudo me sentía como si me hubieran metido en un musical mientras que la gente esperaba que encajara en la imagen mítica de cómo se suponía que se comportaba un israelí. El único problema era que no tenía idea del argumento que debía interpretar. Me preguntaron sobre mi tiempo en el ejército israelí o sobre los entresijos de la práctica religiosa judía. Los estudiantes proisraelíes asumieron que yo estaría allí para ratificar su defensa. Muchos de ellos estaban visiblemente decepcionados cuando no interpreté el papel. Solo gradualmente empecé a comprender cómo había sido la educación central de Israel en sus vidas y qué tan grande era realmente el obstáculo Para entender mejor este proceso, hablé con cuatro activistas judíos estadounidenses, todos ellos rondando los finales de sus 20 años y productos de la educación judía estadounidense. En los últimos años, todos se han unido a grupos no sionistas y antiocupación como Jewish Voice for Peace o IfNotNow. Michal, Susannah, Malkah y Aaron me contaron cómo su educación en Israel dio forma a su visión del mundo y lo que los llevó a cuestionar lo que habían aprendido sobre el conflicto israelí-palestino. Nota de un editor: Susannah y Malkah pidieron usar solo sus nombres de pila; los otros dos entrevistados solicitaron usar alias, citando temores de que el uso de sus nombres reales podría amenazar su estado en sus comunidades y las perspectivas de empleo en el futuro. Ya sean ortodoxos modernos, reformistas o conservadores, los cuatro entrevistados dijeron que Israel era una parte integral de su experiencia en la comunidad judía desde una edad temprana. Ninguno de ellos pudo recordar un momento en que no fuera parte de su experiencia comunitaria judía. “Cuando era más joven iba a la sinagoga todas las semanas. Israel inevitablemente sería parte de los divrei tora (la charla del Rabino sobre temas relacionados con el capítulo semanal de la Torá)”, dice Michal, exbecaria de hasbará, que, eventualmente, tendrá prohibido ingresar a Israel porque se ofreció como voluntaria en organizaciones palestinas en Cisjordania. “En Yom Kippur siempre había una mención para Israel. Durante ne’ila (servicio final de Yom Kippur – TP), en medio de hablar sobre nuestros pecados, ser humilde y reflexionar sobre lo que hemos hecho mal, hay un cambio de tono: «¡Mira lo que hemos hecho para la creación del Estado de Israel! y aquí pasamos algunos compromisos para contribuir con los bonos de Israel’. Este es un ritual profundamente reflexivo y sombrío, y estás haciendo un total de 180 para defender a Israel. Esto pasó cada Yom Kippur y Shabat, todo el tiempo. Terminaríamos con Adon Olam el sábado por la mañana y el rabino mayor diría desde el escenario: «estamos trayendo una delegación de AIPAC y puedes registrarte». Para Susannah, quien comenzó en el Movimiento Reformista y eventualmente trabajaría para Jewish Voice for Peace, el sionismo también fue parte integral de su educación judía. “Realmente no piensas en Israel y en el sionismo cuando eres un judío practicante en el Movimiento Reformista. Simplemente estás allí. Fue en un campamento de verano organizado por Young Judea, un movimiento juvenil sionista estadounidense, donde la confusión se hizo más evidente. «Fue directamente ‘América e Israel para siempre’. Una de las experiencias más dolorosas para recordar ahora es que cada mañana nos levantábamos e íbamos al asta de la bandera. Tú cantas el Hatikva y el estandarte estrellado. Te quedas parado frente a ambas banderas junto con los scouts israelíes que estaban allí. Me encantó, porque solo se trataba de cantar y estar con tus amigos. Se sentía como una fuente de orgullo». En su adolescencia, el objetivo de establecer una conexión emocional con Israel fue reemplazado por una defensa más directa. «En la escuela secundaria nos animaron a participar en programas de apoyo a Israel», explicó Malkah. El Proyecto David, una de las organizaciones estadounidenses proisraelíes más conocidas, la envió a un entrenamiento de tres días en Massachusetts, donde dice que estuvo expuesta a una agenda fuertemente antimusulmana. «Un video se llamaba Obsession, y parecía que el mensaje principal era sobre los musulmanes que querían tomar violentamente el control del mundo y cómo tendríamos que luchar contra eso». «No recuerdo ningún desacuerdo o discusión», continuó. “Todos nos sorprendimos por las cosas horribles que estábamos viendo. Ves muchas imágenes realmente aterradoras en esa película. No tuvimos mucho tiempo para socializar, principalmente hubo estas sesiones y tomé muchas notas. Probablemente no nos dieron tiempo para procesar intencionalmente, estás siendo bombardeado con las opiniones de alguien más». Malkah recordó haber regresado a casa después de la capacitación y haber experimentado un rechazo de parte de los miembros de su familia que pensaban que las opiniones de la derecha que le habían enseñado eran malas para la paz. “Volvería y diría que todo está justificado por razones de seguridad nacional. Mis puntos de vista giraron del centro a la derecha después de haber tenido esa experiencia». Sin embargo, participar en una defensa de Israel más explícita también comenzó a sembrar dudas sobre su capacidad para defender la causa. “Se esperaba en mi escuela secundaria que todos los estudiantes de alto rendimiento participaran en programas extracurriculares de defensa de Israel», dijo Aaron, quien luego se involucraría mucho con JVP y ahora dedica su tiempo a la Organización Internacional Socialista. “Todas las sesiones de capacitación fueron en el Centro de la Comunidad Judía local. Nos dijeron que se vería bien para las admisiones universitarias. El programa de los manhigim (en hebreo para «líderes» – TP) se centró en prepararnos para ser defensores de Israel en los campus, que se nos presentaron como focos de antisemitismo. El programa consistía principalmente en un ensayo de puntos de discusión desde una perspectiva liberal sionista (Israel como una democracia liberal, etc.). No rechacé nada de eso, pero recuerdo claramente que pensé ‘Vaya, si somos las personas que abogarán por

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Las elecciones de medio término en Estados Unidos

Fuente: Dardo Esterovich | Convergencia Fecha: 05 de DIC 2018 ¿Voto judío o voto demócrata de estadounidenses judíos? Las elecciones de medio término realizada en EE. UU. fueron consideradas como un plebiscito de la controversial gestión de Trump. Por eso las expectativas estaban centradas en un rechazo o una aprobación clara del electorado. Esto no sucedió o por lo menos no es tan evidente. Si se analiza los resultados desde el punto de vista numérico hay que prestar atención a la elección de Representantes ya que fue la única que abarcó todo el territorio estadounidense. Se renovó en su totalidad la Cámara de representantes, 435 curules. Los demócrata obtuvieron 232 escaños (la mayoría se obtiene con 218) contra 198 de los republicanos, recuperando la Cámara que hacía 8 años estaba en poder de los republicanos. En cantidad de votos los demócratas a nivel nacional obtuvieron 58.990.609 (53.1%) votos contra 50.304.975 8 (45.2%) de los republicanos, una diferencia algo más de 8.6 millones de votos (7.9%). Esta clara y contundente victoria demócrata en la Cámara de Representantes no se pudo repetir en el Senado donde los republicanos conservaron la mayoría e incluso la ampliaron en un par de escaños. Para el Senado la elección abarcó una extensión territorial más limitada ya que se renovó un tercio de sus miembros, 35 asientos de los 100. La elección era más difícil para los demócratas ya que debían renovar 26 mandatos de los 35 en juego. Los republicanos renovaron todos sus puestos mientras que los demócratas no lo consiguieron, lo que permitió que los republicanos ampliaran el estrecho margen de un voto que tenían en el Senado a cuatro (52 a 48). Al lograr retener el senado, los republicanos conservaron una importante cuota de poder. No se produjo la ola azul –color distintivo de los demócratas- que muchos pronosticaban. Si bien los republicanos terminaron debilitados, retuvieron para las definiciones de la política doméstica e internacional el suficiente poder aunque más limitado. y tendrán que negociar con los demócratas sobre muchos temas de significativa importancia. Mientras que Trump pudo unificar detrás suyo a los sectores del Partido Republicano que les fueron reacios en las presidenciales, los demócratas llegaron a estas elecciones sin haber podido cerrar totalmente la crisis interna producto de la derrota en las presidenciales del 2016, sin que aparezca un líder presidenciable para el 2020. Muchos de los candidatos a Representantes electos cuestionan el aparato partidario demócrata y son más afines a la corriente que lidera el senador Bernie Sanders. Las mujeres tuvieron un rol fundamental en la resistencia a Trump y obtuvieron un inédito número de representantes –más de 100- , aumentando dramáticamente las no blancas que se presentaron como progresistas y algunas como socialistas. Negras, morenas musulmanas, africanas, lesbianas, indígenas y otras minorías estigmatizadas ganaron sus elecciones: la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, la dirigente negra de Massachusetts Ayanna Pressley, las dos primeras legisladoras musulmanas, Rashida Tlaib de Michigan y Ilhan Omar de Minnesota; y las dos primeras congresistas indígenas, Deborah Haaland de Nuevo México y Sharice Davids de Kansas. Tanto la latina Ocasio-Cortez como Tlaib son miembros del grupo Socialistas Democráticos de America. Hubo también elecciones para gobernador en 36 estados. Los republicanos ganaron 20 y los demócratas 16, pero 7 estados cambiaron de mando a favor de los demócratas. Se rompieron muchas otras barreras invisibles este martes. El primer gobernador abiertamente homosexual del país salió elegido en Colorado: Jared Polis, de origen judío. Los demócratas lograron importantes victorias en Michigan y Wisconsin, zonas del cinturón industrial denominado Rust Belt (cinturón oxidado) que en 2016 votaron por Trump. Es interesante analizar las encuestas a boca de urna, tan difundidas en EE.UU. Tomaremos las realizadas por la cadena de televisión NBC News y la de CNN entre la población en general y la encomendada por JSteet para la población estadounidense que se asume como judía. Se utilizó un cuestionario muy amplio que se segmentan en diferente categorías con preguntas que se vienen repitiendo en su mayoría para cada elección. No se consideraron los votos para pequeños partidos, por lo que la suma de los porcentajes no alcanza al 100%. Tomaremos las categorías más relevantes. En el padrón masculino (48% de total) los republicanos ganan 51% a 47% y en el femenino (52% del total) los demócratas ganan 59% a 40%. Trump sigue conservando fielmente el voto masculino blanco mientras que la oposición de las mujeres a Trump, por sus declaraciones misóginas, ha sido determinante en el triunfo de los demócratas. Los jóvenes también eligieron a los demócratas: de 18 a 45 años (35% del padrón) por 61% a 36% y los de 45 años y más (65% del padrón) se dividieron casi por partes iguales, 49% demócratas, 50% republicanos. Por raza, entre los bancos (72% del padrón) ganan los republicanos 54% a 44% mientras que entre los afroamericanos, hispanos, asiáticos y otros (28% del padrón) triunfan los demócratas 76% a 22%. Por educación, con universitaria completa (41% del padrón) gana los demócratas 59% a 39%, y entre los que tienen universitaria no completa (59% del padrón%) empatan 49% a 49%. Los de mayor nivel de educación prefieren a los demócratas. Por ingresos, debajo de los u$s 50.000 (38% del padrón) ganan los demócratas 59% 38%, entre u$s 50.000 y u$s 99.999 (29% del padrón) ganan los demócratas 52% a 47% y por encima de u$s 100.000 (33% del padrón) ganan los republicanos 52% a 47%. La población de menores ingresos prefieren a los demócratas. Voto por religión: Protestantes y otros cristianos (47% del padrón) ganan los republicanos 56% a 42%. Católicos (26% del padrón) demócratas 50% republicanos 49%. Judíos (2% del padrón) ganan los demócratas con más amplitud que los de otras religiones 79% a 17%. Otras religiones (8% del padrón) ganan los demócratas 73% a 35%. Ninguna religión (17% del padrón) gana los demócratas 70% a 28%. Sorprende el número de quienes declararon no profesar ninguna religión en un país donde los templos de todas las religiones, no solo son lugares

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Bannon, el führer comunicacional

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 18 de NOV 2018 Bannon es el gurú de las campañas electorales de los partidos de ultraderecha y el armador de una internacional parda generadora de animadversión hacia China, los musulmanes y los africanos. Sus tentáculos, por ahora, alcanzan a Bolsonaro, Europa y los Estados Unidos. Steve Bannon fue uno de los integrantes del equipo de campaña de Donald Trump desde 2015. Una vez elegido el magnate neoyorquino, se desempeñó como jefe de asesores de la Casa Blanca durante los primeros siete meses del mandato de Trump hasta el 18 de agosto de 2017, cuando fue despedido por sus conflictos con otros dos de los asesores del primer mandatario, su hija Ivanka Trump y su yerno Jared Kushner, propietario del periódico The New York Observer. Luego de abandonar Washington, Bannon se consolidó como referente de todos los grupos neonazis a nivel mundial y se ofreció como operador mediático y de redes sociales para constituir una internacional de la derecha alternativa, eufemismo con el que se designa a quienes se oponen a los procesos migratorios, la cooperación multilateral, la distribución de la riqueza, el mestizaje cultural y el crecimiento del sudeste asiático como expresión de la decadencia del occidente hegemonizado por Estados Unidos. Bannon ha sido acusado por el ex director del FBI y actual fiscal especial, Robert Muellen, de ser parte de una asociación destinada a realizar maniobras informáticas ilegales y manipulación de la opinión pública para posibilitar el triunfo de su por entonces jefe, el magnate Donald Trump. Entre las investigaciones comandadas por Muellen figura la campaña en redes sociales contratada por Bannon e implementada por la empresa Cambridge Analytica, que identificaba grupos sensibles entre el electorado estadounidense, a quienes se les dirigían anuncios falsos destinados a sembrar o multiplicar la animadversión hacia los potenciales seguidores de Hilary Clinton. A los desempleados detectados se les enviaron mensajes publicitarios que manifestaban el desinterés de los demócratas en relación con la desocupación. A los veteranos de guerra se les trasmitían noticias falsas acerca de la futura clausura de los fondos federales dedicados a sus familiares. A los segmentos identificados como “patrióticos” se los inundó con información sobre los nexos entre los demócratas y la burocracia de los organismos internacionales, carentes de interés en las cuestiones domésticas. Antes de su tarea preelectoral en Estados Unidos, Bannon había colaborado en la campaña de Nigel Farage, titular del partido británico eurófobo y reaccionario UKIP, quien terminó siendo el gran triunfador de la consulta que llevó al Reino Unido a abandonar la Unión Europea. El Brexit fue apoyado tanto por Bannon como por Robert Mercer, uno de los multimillonarios que luego financió la campaña de Donald Trump. Durante su periplo por Londres, Bannon y Mercer conocieron a Alexander Nix, entonces directivo de SCL Group, empresa dedicada a monitorear y gestionar campañas electorales. Mercer decidió invertir 15 millones de dólares en la conformación inicial de una subsidiaria de SCL Group, Cambridge Analytica (CA), que tiempo después fue denunciada por manejos turbios de redes sociales y operaciones encubiertas contra candidatos en todas partes del mundo, inclusive de Argentina.[1] Con ese aporte de 15 millones, Mercer logró que Bannon se constituyera en el vicepresidente de CA desde junio de 2014. En las primarias del partido republicano, CA, Mercer y Bannon habían trabajado para Ted Cruz. Cuando este fue derrotado por Trump, decidieron apoyar al magnate neoyorquino y CA terminó siendo contratada por Jared Kushner, yerno del magnate. [2] Luego de su periplo sietemesino por la Casa Blanca, el ex editor de Breitbart News mantuvo encuentros públicos con el partido neonazi alemán, Alternativa por Alemania, y el Frente Nacional francés, en la actualidad comandado por Marine Le Pen. En un reciente congreso de la agrupación fascista francesa celebrado en Lille, fue invitado a dirigirse al auditorio y fue concluyente al expresar que debían “portar como una medalla de honor el que les llamasen racistas o xenófobos”, dada su defensa de la identidad nacional. El tema migratorio aparece como una constante en los discursos reaccionarios de las nuevas fascistas a nivel mundial. El extraño, el extranjero, el portador de una identidad ajena a la hegemónica, es descripto como un peligro potencial de contaminación respecto de la pureza identitaria, racial, cultural o religiosa de una nacionalidad determinada. Históricamente esta ha sido una constante de las crisis producidas por el capitalismo: han recurrido al cuerpo extraño del gitano, el judío, el moro, el musulmán, el africano o el sirio para fundamentar esquemas endogámicos y defensivos. A estos grupos se los ha identificado como responsables de las crisis, evitando así transparentar el rol que juegan los intereses económicos de las fracciones más concentradas en esos desmoronamientos económicos. En su visita a Francia, Bannon citó como una de sus novelas favoritas El campamento de los santos de Jean Raspail, un escritor monárquico que imagina un futuro distópico conformado por la invasión a las Galias de sucias hordas de inmigrantes de piel oscura provenientes del mar. Racismo fatuo Otra de las visitas del ideólogo y propagandista de la derecha alternativa fue Hungría, donde aduló sin miramientos al primer ministro Viktor Orban, de frente Fidesz, Unión Cívica Húngara, que sustenta la retórica más xenófoba del continente europeo. En concordancia con el dirigente magyar, Bannon afirmó que “Orban fue Trump antes que Trump”. En Suiza mantuvo reuniones con los líderes de Alternativa por Alemania, el grupo neonazi que obtuvo la tercera minoría en las últimas elecciones, y en Bruselas con los Demócratas de Suecia (que superaron el 20% en los últimos sondeos) y con el ultraconservador partido de los Verdaderos Finlandeses. Su último aporte fue, según confirmaron dos de los hijos de Jair Messias Bolsonaro, el aporte para la triunfal campaña electoral del militar carioca. Bannon se formó en la Universidad de Harvard y trabajó para la Armada de los Estados Unidos y la administradora de inversiones Goldman Sachs. Luego se hizo cargo del portal de noticias sensacionalistas Breitbart News, con el que contribuyó a deslegitimar la candidatura de Hilary

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Sin olas

Fuente: María Laura Carpineta | Revista Zoom Fecha: 08 de NOV 2018 No hubo ni ola azul demócrata ni ola joven ni ningún tipo de ola que arrasara en una sola dirección el mapa político de Estados Unidos. Salvo contadas excepciones, las elecciones de medio mandato son un llamado de atención al gobierno en funciones, que suele perder poder en alguna o las dos cámaras del Congreso, y eso es exactamente lo que sucedió. La mayoría de los votantes dijeron que tomaron su decisión basada en su apoyo o rechazo a la gestión del presidente Donald Trump y eso quedó claro tanto con la ampliación de la mayoría republicana en el Senado como con la victoria de la oposición demócrata en la Cámara de Representantes. Las elecciones de esta semana más que un plebiscito sobre el gobierno eran una prueba para la oposición demócrata, para su crisis interna y para el más amplio (y constantemente promovido como épico) movimiento de resistencia contra Trump. Los resultados demostraron que el apoyo del presidente se mantiene fuerte a nivel federal y todavía ayuda a ganar cargos, como sucedió en el Senado; que muchas de las caras de la victoria opositora en la Cámara de Representantes pertenecen a líderes que cuestionaron al aparato partidario demócrata, y que la heterogénea resistencia a Trump -encabezada por mujeres, miembros de la comunidad LGTBQ, inmigrantes y descendientes de inmigrantes- no inundó las urnas, pero sí conquistó algunas batallas importantes para crear las bases de un posible cambio en el futuro. El gran triunfo de Trump en estos comicios fue, sin dudas, la ampliación de la mayoría oficialista en el Senado. Los republicanos pasaron de tener una ventaja de apenas dos bancas a una de cinco. Los demócratas estaban en desventaja en el Senado, tenían que defender 26 bancas -incluidas dos de independientes que suelen votar con ellos- frente a nueve de los republicanos. El oficialismo no sólo consiguió reelegir a todos sus senadores, sino que además ganó tres nuevos escaños: Missouri, Indiana y Dakota del Norte. Las tres victorias son muy parecidas: senadores que defendían su banca en distritos conservadores, en donde Trump había arrasado en las presidenciales de 2016, perdieron contra candidatos muy cercanos al mandatario y que fueron apoyados abiertamente y en repetidas ocasiones por él. Es muy temprano para saber si, por ejemplo, el voto en contra de los tres senadores demócratas en la reciente confirmación del juez Brett Kavanaugh -un magistrado denunciado por varias mujeres por abuso sexual- a la Corte Suprema fue decisivo en la derrota. De lo que no hay duda es que el apoyo de Trump a sus rivales republicanos sí lo fue. A diferencia del Senado, toda la Cámara de Representantes estadounidense se renovaba en estas elecciones y, por lo tanto, la oposición demócrata tenía un escenario más favorable para recuperar la mayoría que perdió en 2010, en la primera elección de medio mandato del gobierno de Barack Obama. Debía arrebatarle al menos 23 bancas a los republicanos para llegar a la mayoría de 218 y lo consiguió con creces. La veterana líder demócrata en la cámara baja y la dirigente que posiblemente sea la próxima líder de la mayoría, Nancy Pelosi, fue una de las primeras en celebrar la mayor victoria de su partido en estos comicios y prometió que su objetivo no será impulsar un juicio político contra Trump, una preocupación que el mandatario no tardó ni 24 horas en plasmar en su Twitter. Pero el triunfo que Pelosi presentó como homogéneo en realidad esconde muchas de la tensiones que tienen en crisis al Partido Demócrata. Por un lado, es el resultado más importante que ha dejado el movimiento de resistencia que iniciaron las mujeres contra el gobierno de Trump desde el primer día de su mandato y que exige también un cambio a los demócratas. Alrededor de 100 congresistas fueron electas -al escribir este artículo algunas elecciones aún debían definirse-, una cifra inédita que igual está lejos de eliminar la asimetría que todavía existe en ambos partidos. Por otro lado, la bancada demócrata sumó, como nunca antes, representantes de minorías y referentes de las bases que critican a la cúpula del partido y piden más democracia interna, más renovación y un programa político progresista. Aunque ni las mujeres ni las minorías religiosas y étnicas del país tuvieron su tan ansiada ola en estas elecciones, sí ganaron voces claves en la Cámara de Representantes como la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, la dirigente negra de Massachusetts Ayanna Pressley, las dos primeras legisladoras musulmanas, Rashida Tlaib de Michigan y Ilhan Omar de Minnesota; y las dos primeras congresistas indígenas, Deborah Haaland de Nuevo México y Sharice Davids de Kansas. Estas mujeres no sólo intentarán marcarle el ritmo al oficialismo republicano desde el centro del poder político del país, sino también a sus propios líderes de bancada. La crisis de liderazgo de la oposición también sufrió un duro golpe en Texas, donde el carismático y joven congresista Beto O’Rourke perdió su apuesta por el Senado frente a un veterano que se alineó con Trump y que hace años es una de las voces latinas conservadoras más influyentes del Congreso, Ted Cruz. Beto, como lo bautizó su campaña, era la esperanza de muchos votantes demócratas para las próximas elecciones presidenciales de 2020: hombre de familia de 44 años, carismático al estilo Kennedy, con un discurso más progresista, pero amigable y sin un pasado contestatario frente al aparato partidario. La expectativa era que, si lograba ganar en el estado conservador de Texas y frente a una figura tan simbólica como Cruz, podría construir un perfil presidenciable en los próximos dos años que incluya a toda la base electoral demócrata. Los resultados del martes ratificaron que la oposición está muy lejos de tener una figura presidenciable con chances reales para disputarle la reelección a Trump. Más aún, las tradicionales encuestas a boca de urna que se realizan durante la jornada electoral revelaron que los niveles de lealtad a Trump se mantienen firmes desde 2016,

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