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La “cuestión Malvinas” y la geopolítica del Atlántico Sur

Fuente: Tamara Lajtman y Luis Wainer | Celag.org Fecha: 21 de diciembre de 2019 Hace un mes, precisamente el Día de la Soberanía Nacional, comenzó a operar el vuelo que conecta San Pablo con las Islas Malvinas, una nueva ruta comercial administrada por Latam Airlines Brasil. No se trata de un hecho aislado, sino que puede ser concebido como resultado del acuerdo firmado el 13 de septiembre 2016: el “Acuerdo Foradori-Duncan”. Dicho acuerdo pretende limitar o evitar las restricciones económicas impuestas por las leyes argentinas, sancionadas por el Congreso Nacional, sobre protección de recursos ictícolas y de explotación de hidrocarburos. Entre otras medidas, incluyó la posibilidad de aumentar el número de vuelos a las islas, con escala en Argentina, pero sin aceptación de empresas de transporte aéreo nacionales ni de vuelos directos desde la Argentina continental. Todo en el marco de la política sobre Malvinas implementada durante la Presidencia de Mauricio Macri, destinada a mejorar las condiciones de este enclave neocolonial-militar, como uno de los pilares para recuperar las relaciones amistosas (subordinadas) con potencias occidentales. Malvinas y el Atlántico Sur: impacto geopolítico global Vale destacar que en el Atlántico Sur Occidental -sector correspondiente a Suramérica- solo dos actores regionales detentan casi la totalidad del litoral marítimo: Brasil y Argentina. Por su parte, las potencias extrarregionales con fuerte presencia son Estados Unidos (EE. UU.) y el Reino Unido, que detentan la posesión de la cadena de islas que se encuentran en el centro del Océano Atlántico Sur, entre América y África, al tiempo que ejercen poder naval de la zona.[1] De este modo, lejos de una disputa de 11 mil kilómetros cuadrados –correspondientes a las dos islas mayores y al conjunto de islotes que de ellas se desprende– la “cuestión Malvinas” hace referencia a un conflicto que supone alrededor de 6 millones de kilómetros cuadrados, es decir, ni más ni menos que “dos Argentinas” continentales más un océano que rebalsa de recursos. El Estrecho de Magallanes, los Pasajes de Beagle y Drake, posibilitan la comunicación interoceánica Atlántico-Pacífico y son fundamentales para el monitoreo e intervención en el comercio mundial. Se estima que alrededor de 200.000 buques de carga transitan anualmente el Atlántico Sur. El 80% del petróleo que demanda Europa Occidental y el 40% de las importaciones de EE. UU. representan parte importante de este flujo comercial.[2] Otra dimensión que da cuenta de la importancia geoestratégica de las Malvinas es la conexión que establece con la Antártida, territorio codiciado por las potencias hegemónicas por ser reservorio de minerales, biodiversidad, por almacenar en forma de hielo más de las tres cuartas partes de agua dulce existente en el planeta y también de suma importancia para la actividad espacial. Actualmente, el enclave militar con la base aérea de Mount Pleasant cuenta con una pista de 2.590 metros y otra de 1.525 que posibilitan el desplazamiento de aviones de gran porte y helicópteros. A esto se suma el puerto de aguas profundas Mare Harbour, utilizado por la Marina Real para el amarre de buques y submarinos (Londres ha enviado submarinos de última generación y de propulsión nuclear). Incluye silos y rampas para lanzamiento de armas nucleares. Viven allí entre 1.500 y 2.000 efectivos, de los cuales alrededor de 500 residen en forma permanente mientras que el resto es parte de contingentes rotativos que arriban para ser sometidos a entrenamiento y posteriormente enviados a escenarios bélicos donde esté involucrada Gran Bretaña, como fue el caso de Irak o Afganistán.[3] Esta base cuenta con aviones de última generación, denominados Eurofighter Typhoon, que reemplazaron a los Harrier que se usaron en la guerra y a los Tornado F3; ninguna fuerza aérea en Latinoamérica cuenta con este tipo de avión.[4] A esto se suma que en 2017 el Ministerio de Defensa británico resolvió ampliar el presupuesto de la base en 267 millones de libras para los próximos diez años, implementando nuevos sistemas de defensa misilísticos que reemplacen al anterior sistema de defensa de misiles Rapier. Lo dicho deja en claro que se trata de un punto geopolítico y geoestratégico de primera importancia. Por otro lado, los asentamientos coloniales británicos –aún pendientes de descolonizar en el siglo XXI– sirven para establecer un sistema interconectado de bases militares que incluyen a Tristán de Acuña, Santa Elena y Ascensión. Si bien algunas no conforman bases militares clásicas, constituyen importantes “barreras” en la geopolítica del Atlántico Sur ya que, como Santa Elena -con una reciente inauguración de una pista aérea- pueden transformarse rápidamente en bases útiles para el transporte y apoyo logístico; una suerte de columna vertebral que permite el abastecimiento y traslado de fuerzas de combate rápidamente.[5] Malvinas y la disputa “Occidente vs Oriente” Es fundamental entender la estrategia del Reino Unido en el Atlántico Sur como complementaria a la de EE. UU. y al esquema de despliegue militar de la OTAN. En 2004, Londres trasladó la Comandancia Naval del Atlántico Sur a Mare Harbour y Monte Agradable. Cuatro años más tarde, EE. UU. anuncia la reactivación de la IV Flota para patrullar el Caribe, América Central y América del Sur con fines “humanitarios”. En 2009 las islas Malvinas, islas del Atlántico Sur y el Territorio Antártico pretendido por Gran Bretaña fueron incorporadas unilateralmente como territorios europeos de ultramar a través de la ratificación del Tratado de Lisboa y la aprobación de la Constitución Europea por el Parlamento Europeo. En agosto de 2018 el secretario de Defensa británico, Gavin Williamson, ante el grupo de expertos del Atlantic Council –think tank referente del establishment imperialista fundado en 1961 en el marco de la Guerra Fría- resaltó la fortaleza de la relación entre el Reino Unido y los EE. UU.: “(…) Estamos listos para responder a cualquier situación en cualquier momento. Hemos desplegado fuerzas en todo el mundo, podemos recurrir a nuestros territorios de ultramar en Gibraltar, las Áreas de la Base Soberana en Chipre, la Isla Ascensión, las Islas Falklands y el Territorio Británico del Océano Índico. Estos a menudo proporcionan instalaciones clave no solo para nosotros, sino también para EE. UU.”[6] En un informe de la Comisión de Revisión

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Derecho torcido

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 17 de diciembre de 2019 El expediente que martirizó a Héctor Timerman naufraga en el purgatorio de la historia, al igual que sus perpetradores. Cambio de escenario y roles a un año de una persecución mortal. La procesada ex titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, derrapó al comparar el asilo otorgado a Evo Morales con la llegada de nazis al país. Y la DAIA la acusó de “banalizar el Holocausto”. Una controversia impensable en días no lejanos. De hecho, el 18 de julio pasado, en el acto por los 25 años del atentado a la AMIA, ella fue aplaudida por la dirigencia comunitaria, mientras el ex vicepresidente de la DAIA y diputado del PRO, Waldo Wolf, sonreía a su lado. Desde los orígenes del régimen macrista, ambos habían compartido una epopeya: apoyar la denuncia contra CFK y Héctor Timerman, entre otros, por el Memorándum de Entendimiento con Irán. Una causa que el devenir de la realidad atascó en el purgatorio de la Historia. Ahora el destino quiso que el conflicto de esa mujer con la entidad israelita coincidiera con la fecha en que Timerman hubiese cumplido 66 años y la proximidad del primer aniversario de su muerte. Instruido por el juez federal Claudio Bonadio, dicho expediente fue un himno al desplome del estado de Derecho. Y el procesamiento del ex canciller requirió, por su debilitada salud, una dosis extrema de crueldad. Prueba de eso fue que su absurda prisión preventiva le impidió viajar a Estados Unidos para continuar el tratamiento oncológico. De modo que su cuadro se agravó. Era como si pesara sobre él una condena a muerte aún no escrita. Pero ya festejada en redes sociales por sujetos despreciables como Fernando Iglesias, Eduardo Feinmann y Federico Andahazi. Un detalle que convertía tal condena en un linchamiento. Y qué, en un plano más que simbólico, articulaba nada menos que la continuidad del martirio de su padre, el periodista Jacobo Timerman, durante la última dictadura. Jacobo fue secuestrado en su hogar por una patota de La Bonaerense el 15 de abril de 1977. Primero fue llevado a Campo de Mayo antes de pasar por otros centros clandestinos de detención. En todos esos sitios fue torturado con saña por su condición de judío mientras sus captores encabezados por Camps y Etchecolatz le inquirían sobre temas tan variados como la relación entre el diario y la guerrilla, el sionismo, la teoría marxista y, desde luego, el dinero de David Graiver. La repercusión internacional del asunto fue notable, particularmente por su trasfondo antisemita. Así lo entendió, por caso, la Liga Antidifamación de la B’nai B’rith al organizar una campaña pública por la libertad de Timerman con apoyo del senador Edward Kennedy, que hasta incluía una gira del propio Héctor –de 23 años, por entonces– para hablar de su padre en varias ciudades norteamericanas y canadienses. En Argentina, en cambio, el silencio de la dirigencia judía era absoluto. En parte porque el presidente de la DAIA, Nehmías Resnizky, tenía una deuda con los militares: ellos habían secuestrado a su hijo y después le permitieron viajar a Israel. ¿Y su sucesor, Mario Gorenstein? Ese hombre, ya sin presiones de tamaña magnitud, afirmó en 1980 que Timerman “no fue detenido por ser judío”, y que el régimen castrense era “muy receptivo a denuncias por casos de antisemitismo”. Cabe destacar que en la crucifixión de Héctor el papel de la DAIA fue aún más vil, puesto que sus jefes no eran esta vez cómplices pasivos sino los artífices de su desgracia, en tándem con la servidumbre judicial del macrismo. Fue dicha dirigencia la que lo denunció en base a una trampa tendida por el ex titular de la AMIA, Guillermo Borger, al grabar clandestinamente en 2013 una conversación telefónica con él; allí, en su condición de canciller, se lo escucha decir sobre la táctica para indagar al lote de iraníes sospechados del atentado a la mutual judía: «¿Y con quien querés que negocie? ¿Con Suiza?”. Esa frase, en términos “procesales”, fue su pecado. Así lo interpretó a fines de 2015 el fiscal Eduardo Taiano al imputar a Héctor por “traición a la patria y encubrimiento”. Una iniciativa festejada por la señora Alonso. “Timerman debe muchas explicaciones. Que lo haga ante la Justicia es lo correcto”, supo señalar entonces en una entrevista con la agencia Vis a Vis (propiedad de Claudio Avruj y Guillermo Yanco, marido de Patricia Bullrich). La buena de Laurita también dijo: “Hoy el Memorándum no existe porque la AMIA y la DAIA plantearon una lucha muy fuerte. Los aplaudo por el coraje de haberlo hecho. Y me alegra haber acompañado en la lucha a los dirigentes de las dos organizaciones”. En este punto no está de más retroceder al ya remoto invierno de 2013, cuando el por entonces presidente de la DAIA, Julio Schlosser, se reunió con Timerman en la Cancillería para discutir el Memorándum. El cónclave fue reconstruido por Timerman el 10 de febrero de 2018 en su piso frente a la Plaza Alemania, al recibir –ya convaleciente y con arresto domiciliario– al autor de esta nota; también estaba el dirigente de Familiares y Amigos de Víctimas de la AMIA, Sergio Burstein, y el periodista Juan José Salinas. Los detalles vertidos por él adquieren ahora una notable relevancia. Schlosser había llegado al despacho de Timerman con su vice, Wolff, y el secretario general Jorge Knoblovits. Al canciller lo secundaba el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. Los visitantes no creían que el acuerdo con Irán para interrogar allí a los presuntos responsables del atentado pudiera guiar la pesquisa hacia la verdad. También invocaron “impedimentos estratégicos” no debidamente aclarados. Y al respecto, Schlosser esgrimió un notable argumento: “Los muertos ya están muertos, ¡Héctor; hay que pensar en los vivos!”. Wolff, a su vez, permanecía mudo, con los ojos clavados en el suelo. Y Knoblovits, abogado de profesión, iba levantando temperatura. Hasta que, de pronto, saltó de su asiento, al grito de: “Si Canicoba Corral (el juez de la causa)

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Las reformas en el sector inteligencia y la justicia federal: Cómo desarmar la máquina de extorsionar

Fuente: Ileana Arduino, Natalia Federman, Sebastián Angresano Ilustrador | Revista Anfibia (Univ. Nac. de San martín) Fecha: 17 de diciembre de 2019 El gobierno de Macri, que alegaba que el eje de su gestión era la transparencia, apostó a la oscuridad. Por eso los anuncios del presidente Alberto Fernández tienen la potencialidad de saldar una de las grandes cuentas pendientes de la democracia: los campos de la inteligencia y la justicia federal. Será una gran tarea la de reordenar el sistema institucional democrático en sus vigas básicas y desarticular la triada medios, jueces y servicios. Lo saben quienes se vieron involucrados en procesos penales donde la extorsión ha suplido a la investigación. El martes el Presidente Alberto Fernández anunció la derogación del Decreto 656/2016, dictado por el saliente Presidente Macri. Lo dijo así: “Como paso inmediato, dispondré la derogación del decreto 656 del 2016, que fue una de las primeras y penosas medidas que la anterior administración promovió y que significó consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los agentes de inteligencia del Estado. En el marco de la derogación de dicha medida, que significó un lamentable retroceso institucional, también he tomado otra decisión: dichos fondos reservados, no sólo dejarán de ser secretos, sino que serán reasignados para financiar el presupuesto del Plan contra el Hambre en la Argentina”. Semejante reorientación no sólo implica una mejora sustancial en términos de calidad institucional sino que también conectó dos ejes sobre los que urge actuar: el deterioro institucional y la acuciante crisis socioeconómica que para demasiadas personas se ha vuelto lisa y llanamente hambruna. El anuncio, además de ser una loable reasignación de fondos, es una buena oportunidad para recordar de dónde venimos en materia de inteligencia y cuáles pueden ser los efectos de esta medida. No casualmente las definiciones sobre la política que se planifica en relación al sottogoverno fueron inmediatamente posteriores al anuncio de que en los próximos días se enviaría al congreso un conjunto de leyes para avanzar en una reforma integral del sistema federal de justicia, básicamente, para que deje de funcionar como un aparato de persecución política. Desactivar el tándem inteligencia /justicia federal como paso indispensable para mejorar la dinámica institucional en nuestro país es un ya viejo reclamo de abogados/as defensores del fuero y de las organizaciones de la sociedad civil comprometidas con el sistema democrático -la iniciativa ciudadana para el control de la inteligencia lleva tiempo trabajando en torno a esta cuestión– y debería ser celebrado y apoyado por todo el arco político. De dónde venimos: la política como acoso y extorsión Entre 2014 y 2015, dos procesos de cambio empezaron a transitarse en el sentido correcto para la democracia pero inconvenientes para la lógica corporativa y/o mafiosa: la transformación del sistema de justicia penal federal y la reforma del sistema de inteligencia, que incluyó reglamentar de manera más transparente el uso de fondos secretos y quitarles el control sobre las interceptaciones telefónicas. Al asumir Mauricio Macri se tomaron inmediatamente medidas para revertir o paralizar esos procesos. El gobierno saliente suspendió la implementación de la reforma del sistema de justicia penal federal que, en lo sustancial, implicaría sacar dicho fuero del modo de funcionamiento colonial, cuya única funcionalidad es mantener el secreto, la maraña de expedientes y la discrecionalidad como modos corrientes de actuar. La cultura inquisitiva que aún mantiene el sistema de justicia no es solo un problema de viejos diseños, es un dispositivo que funciona perfecto para las operaciones políticas y la persecución: hoy los jueces de instrucción son quienes llevan adelante la investigación y quienes controlan esa misma investigación, los fiscales carecen de poderes suficientes para investigar con autonomía, lo que en los medios se llama pruebas luego tras varios años resulta que no eran pruebas, hay ausencia de contradicción efectiva entre las versiones en juego y declaraciones tomadas de espaldas al público son opciones procesales que garantizan impunidad. No todos los que trabajan allí se valen de esas funcionalidades pero quienes las necesitan las tienen a mano con la excusa de que así es la ley. Así, el sistema procesal penal aprobado en 2015 quedó anquilosado, con una implementación parcial que comenzó bien lejos de Comodoro Py, mientras se desplazaba de la Procuración General a la gestión de la Dra. Gils Carbó que mostró empeño en ese proceso de reforma. Para acompañar esa decisión de obturar la modernización del sistema de justicia, en materia de inteligencia se tomaron a poco de asumir decisiones que agravaron las cosas. En los primeros 18 meses de gestión, sin disimulos y mediante decretos simples o decretos de necesidad y urgencia, se revirtieron los ejes principales de las reformas que en 2015 se habían introducido a la ley de Inteligencia Nacional (Nro. 25520) como producto de consensos políticos intersectoriales. La reforma de 2015 nació en un contexto preciso: estuvo precedida por el reconocimiento de que el modelo vigente estaba agotado y de que su sola continuidad implicaba un riesgo democrático. Presentó los primeros pasos para que pudiera desarrollarse una política que desande, de una vez por todas, la máquina de extorsionar que fueron los servicios de inteligencia —en alianza con otros factores de poder— en nuestra vida democrática. La disolución de la Secretaría de Inteligencia (SI) – creada en 2000 como sucesora de la ochentosa SIDE- y la conformación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) fue una decisión que tenía como objetivo sacar a las estructuras de inteligencia de la autonomía y la desorientación estratégica. Con esas modificaciones a la ley se propiciaba también una conducción profesionalizada, cuyas autoridades tendrían que ser designadas con criterios de idoneidad y control político parlamentario, para acompasar las regulaciones que se adoptaron en materia de doctrina  y formación, todo acompañado por la incorporación transversal de criterios de transparencia en cuanto a los recursos económicos disponibles. A eso se sumaba una decisión estratégica de aquella política como fue la de transferir la gestión de las interceptaciones de las comunicaciones que se hicieran por razones de inteligencia o a

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La vida después de Netanyahu

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 15 de diciembre de 2019 Algún día en un futuro no muy lejano va a suceder: Benjamin Netanyahu ya no será primer ministro. El sol saldrá en el este y se pondrá en el oeste igual que siempre, pero para muchos israelíes, quizás para la mayoría, será uno de los mejores días de sus vidas. Un día para abandonar el camino de la oscuridad y abrazar la luz, pasar de la esclavitud a la libertad, el amanecer de un nuevo día, algo entre la caída del Muro de Berlín y la liberación de Nelson Mandela de la prisión. Surgirá un nuevo gobierno, un gobierno de unidad nacional. Se dará cuenta de los deseos de la mayoría de los israelíes. Será dirigido por Benny Gantz y Gideon Sa’ar, o ambos en rotación, y se abrirá un nuevo y prometedor capítulo en los anales de la historia israelí. «Cambiaremos de ahora en adelante la vieja tradición. Y sacudiremos el polvo para ganar la recompensa». “Estableceremos un mundo nuevo, nada como ayer, mañana, lo tendremos todo «. Se escuchará un suspiro de alivio de un lado del país al otro. Osnat Hagi, la maestra de jardín de infantes que bajó la foto de Netanyahu, se apresurará a colgar una fotografía del nuevo primer ministro en su salón de clases de kindergarten, a la que se le permitirá regresar. Los primeros días habrá mucha aturdimiento. Si Gantz se convierte en primer ministro, y esa es la opción que parece que estamos viendo, se comunicará con Mahmoud Abbas para reunirse con él. Se encontrarán e intercambiarán sonrisas, las banderas israelíes y palestinas ondearán en el fondo. Las campanas de la paz estarán a la vista. El ministro de Defensa, Saar, amenazará con abandonar la coalición. Gantz propondrá establecer un mecanismo para el diálogo y un calendario. Se comprometerá a que una Jerusalén unida permanezca para siempre como parte de Israel, además del Valle del Jordán y los bloques de asentamientos, incluidos Ariel y Peduel, y propondrá a Abbas que Israel expida decenas de miles de permisos de trabajo más. La Unión Europea emitirá una nota de bienvenida especial para el primer ministro electo, la Casa Blanca también lo abrazará. Gantz y Sa’ar volarán a Washington para mantener reuniones informativas donde serán recompensados con cumplidos y expresiones de esperanza. El ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, volverá a pararse en una plaza europea y liderará un coro de una banda de primeros ministros que recitará: «Amamos a Israel». Y las personas que aspiran al coro y los primeros ministros y ministros de Asuntos Exteriores se alinearán para visitar Jerusalén y deleitarán sus ojos en una de las maravillas del mundo: un primer ministro israelí que no es Netanyahu. También habrá nuevos vientos en casa. El primer ministro se comprometerá a poner fin a los ataques contra el sistema de justicia, los árabes y los medios de comunicación. El juicio de Netanyahu se llevará a cabo rápidamente. Muchos israelíes sentirán que están recuperando su país, el que amaban, se enorgullecían, el que les fue arrebatado. Gantz visitará la tumba de Rabin, Sa’ar colocará una nota en el Muro de los Lamentos. Yediot Ahronot, un periódico leal solo a sus lectores, publicará una fotografía del nuevo gobierno. Un mundo nuevo y maravilloso nos espera. Y entonces pasarán los días. Gaza será nuevamente olvidada: el nuevo primer ministro, Gantz o Sa’ar, no tendrá intención de terminar con el asedio del enclave, por lo que Gaza tendrá que recordar a todos su existencia de la única manera que pueda. Los cohetes Qassam se estrellarán en el sur. El nuevo primer ministro que tendrá que demostrar su valía, Gantz como no izquierdista, Sa’ar como general, convocará al gabinete de seguridad. Será un nuevo gabinete de seguridad, uno que no solo habla. Los resultados llegarán rápidamente: la Operación Fundación de Nuestra Existencia se lanzará con ataques aéreos y una incursión terrestre. Miles morirán. El mundo estará en silencio, porque Netanyahu ya no es el primer ministro y se le debe dar una oportunidad al nuevo. Hezbolá no se quedará de brazos cruzados. El nuevo primer ministro, que tiene que demostrar su valía, también atacará en el Líbano. Finalmente, Israel tendrá un primer ministro que también tomará medidas. Miles serán asesinados, Abbas cancelará la cumbre. El mundo comenzará a enojarse. Habrá un acuerdo de culpabilidad en el juicio de Netanyahu. Los ciudadanos árabes que asistan a las protestas de solidaridad con sus hermanos en Gaza y el Líbano serán fusilados por la policía por orden del nuevo ministro de seguridad pública, Avigdor Lieberman, el héroe de la izquierda. El sistema legal reanudará sus travesuras como esclavo maldito del aparato de seguridad y los colonos, mientras actúa razonablemente en todos los demás asuntos. Tendremos que reservar una mesa en un buen restaurante en Tel Aviv con al menos dos semanas de anticipación, mientras que los scooters eléctricos atropellarán a los ancianos y los atascos serán constantes, como siempre. Netanyahu comenzará a cumplir su condena. Las dudas comenzarán a corroer nuestros corazones: ¿Qué es lo que en realidad ha cambiado realmente? Traducción: Dardo Esterovich

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El plan de Evo para recuperar el poder

Fuente:  Emiliano Guido | Nuestras Voces Fecha: 15 de diciembre de 2019 El presidente derrocado planea regresar a Bolivia en el corto plazo. Antes se instalaría en una ciudad salteña para acortar las distancias con su base política en su nuevo rol como jefe de campaña. Es probable que hoy se reúna con uno de sus posibles relevos electorales, Andrónico Rodríguez, su segundo en el sindicato de trabajadores cocaleros, y con diputados del MAS. Anoche Evo tuvo un encuentro con un grupo nutrido de personas de la comunidad boliviana en el barrio de Liniers en la Ciudad de Buenos Aires. El presidente depuesto Evo Morales desea retornar pronto a Bolivia. Para Morales sus días y noches de “refugiado político” en Argentina son pensados como una estación territorial próxima para concretar su vuelta definitiva. Hay razones de peso que justifican su radicación temporaria en nuestro país: contar con la protección legal de un recién asumido gobierno amigo, poder recibir el cariño de la principal comunidad boliviana en el exterior –muy identificada con su gestión, en la última elección el 80% del padrón argentino votó por el MAS-, y tener un domicilio transitorio distante a horas de su patria, si es que se radica en Salta como se especula. Por lo pronto, Morales guarda un extremo sigilo en Argentina. Su residencia no ha sido transmitida, tampoco ha tenido contactos con la prensa, además se comprometió ante el Canciller Felipe Solá a no realizar actos políticos en nuestro país. Sin embargo, su voz y sus denuncias sobre la grave situación de Bolivia se expresan en la red social Twitter, donde mantiene una presencia continua a través de su cuenta personal. Ese protagonismo ha sido criticado por los medios concentrados argentinos y la coalición golpista boliviana, quienes de forma conjunta lamentan que Morales no haya optado por guardar un silencio rotundo. Tres informes serios destruyen argumento de los golpistas sobre elecciones en #Bolivia y desnudan el fraude de la OEA: 1. Universidad Michigan (Walter Mebane); 2. Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) Washington; 3. Más de 100 expertos de prestigiosas universidades. Evo Morales llegó desde México junto al también derrocado Vicepresidente Álvaro García Linera y su ministra de Salud Gabriela Montaño. En el aeropuerto de Ezeiza se encontraron con otros dos dirigentes parte de su núcleo duro político, además de posibles candidatos presidenciales, el último Canciller y promotor de la cultura quechua Diego Pary más José “Gringo” Gonzales, quien hasta octubre fue el representante de Bolivia en uno de los ámbitos desde donde se gestó el golpe, la Organización de Estados Americanos (OEA). En dicha terminal aeroportuaria también esperaban a Evo los sindicalistas argentinos Daniel Catalano, por el gremio de estatales ATE, Carlos Girotti, secretario de relaciones internacionales de la CTA, y Marcelo Fernández por los trabajadores aeronáuticos APA. “Lo vimos muy bien de ánimo. Le planteamos que la Comisión de Solidaridad con Bolivia quería reunirse con él, transmitirle los testimonios que recogimos cuando viajamos a La Paz. Seguramente dará una comunicación oficial en los próximos días, por el momento se está asentado, hay que darle tiempo”, comentó Catalano a Nuestras Voces. Evo Morales desea retornar a su país, entiende que volver a jugar de local en la coyuntura nacional podría fortalecer la autoestima de un movimiento político que viene siendo perseguido y reprimido en los últimos dos meses. Así como el presidente Jair Bolsonaro teme el contagio político que en los hechos ya está consiguiendo su principal rival, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, la coalición golpista liderada por la presidenta autoproclamada Jeanine Áñez y el empresario gasífero y supremacista blanco Luis Camacho conjeturan que el retorno de Evo puede potenciar al MAS en el aún incierto comienzo del proceso electoral. Por lo pronto, Evo no va a Bolivia, aunque sí la cúpula del MAS está llegando a la Argentina para entrevistarse con Morales. Al quinteto ya mencionado, conformado por la dupla del Ejecutivo derrocado más los influyentes Montaño, Gonzales y Pary, han pisado suelo argentino otros dos dirigentes muy cercanos a Morales: el dirigente cocalero, su segundo en la denominada Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, Andrónico Rodríguez, y la hasta hace poco presidenta del Senado Adriana Salvatierra, una dirigente joven proveniente de Santa Cruz de la Sierra. Junto a todos ellos Morales terminará de definir los pasos a seguir para acelerar la estrategia electoral e intentar hacer más compacta las filas del MAS. En ese sentido han comenzado a surgir algunos debates internos en torno a dos temas: qué nombres deben encabezar la futura boleta presidencial, además de zanjar otra cuestión central, dilucidar sí no ha llegado el momento de erigir otra conducción política, diferente a la de Evo, tal como plantean algunos sectores moderados que son promocionados por el gobierno golpista. Nuestras Voces habló con el analista internacional Katu Arkonada, quien conoce en la intimidad a Evo y a su gobierno ya que desempeñó un cargo en el gobierno de Morales como Jefe de Gabinete del ministerio de Comunicaciones. En principio Arkonada explica por qué es factible un pronto retorno de Evo a La Paz: “Evo retornará pronto a su país, tanto porque desea hacerlo y no teme las consecuencias, pero a su vez porque terminará siendo para él una necesidad fáctica de concretarlo para asumir plenamente su rol como jefe de campaña. El régimen golpista teme la vuelta de Evo. Por eso el persistente intento del gobierno en acusarle de causas infundadas. Sin embargo, los presidentes poseen fueros legales en Bolivia y no pueden ser juzgados, salvo por el Congreso donde el MAS aún conserva la mayoría representativa. De ahí también que la coalición golpista busque sembrar el miedo en torno a su figura, entonces no es casual que hayan vilipendiado su casa. Ellos temen a un Evo dirigiendo la campaña desde Bolivia”. Ayer el diario El Deber, de Santa Cruz de la Sierra, el principal house organ de la coalición golpista, ya que es el matutino más influyente del departamento donde construyeron poder territorial Camacho y el ministro Arturo Murillo –el López

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Las razones de Trump en América Latina

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 15 de diciembre de 2019 El hostigamiento del gobierno de Donald Trump contra los gobiernos progresistas de América Latina posee un componente endógeno, ligado a la lógica electoral de Estados Unidos. La gran mayoría de los colegios electorales estaduales que eligen al primer mandatario votan de forma previsible desde hace 6 décadas. Demócratas y republicanos ya conocen el resultado de las elecciones en 39 de los 50 Estados. La expectativa está focalizada en los 11 restantes, a quienes se cataloga como localidades péndulo (swing states), capaces de aportar votos imprevisibles respecto del resto. Dentro de estos últimos existen dos Colegios Electores relevantes, que aportan una suma considerable de votos dada su cantidad de población: Ohio y Florida. Esta última aporta 29 de los 270 electores necesarios para obtener la presidencia. Desde 1964 el Colegio Electoral tiene 538 electores y el candidato que recibe la mayoría de los votos del estado obtiene todos los electores de ese Estado. La inmensa mayoría de los académicos y analistas políticos acuerdan con que el resultado en Florida es clave para las ambiciones de reelección de Trump. En 2016 Hilary Clinton obtuvo 3 millones de votos más que su oponente pero la victoria fue para el magnate neoyorquino, dada la configuración de los colegios electorales de los 50 Estados. Florida posee una gran cantidad de habitantes provenientes de Cuba y Venezuela, la mayoría de los cuales abominan de los gobiernos de La Habana y Caracas. Varios de sus referentes políticos, como Marco Rubio, han asumido una cruzada orientada a desestabilizar a los líderes de ambos países. Como parte de dicho hostigamiento han buscado aislarlos de otros gobiernos de América Latina y –sobre todo— han buscado impedir que las políticas de sus vecinos se orienten a viabilizar la distribución del ingreso o la riqueza, por considerar dichas medidas como populistas, homólogas a las generadas por el castrismo o el chavismo. Con el objetivo explícito de lograr un triunfo en las elecciones del próximo año, Trump ha delegado el vínculo con América Latina a los cruzados de Miami, enemigos de toda política progresista en la región. Las elites de La Habana y Caracas refugiadas en Florida se han consolidado como los referentes y defensores del neoliberalismo regional, constituyéndose además en las garantes de las fugas de capitales de las corporaciones trasnacionales con sede en Latinoamérica. El inicio del proceso de destitución (impeachment) iniciado por la Cámara de Representantes contra Donald Trump ha generado un incremento del poder de lobby del colectivo latino de Miami. Su incidencia dentro de las orientaciones políticas del Departamento de Estado se ha hecho más evidente en relación al denominado Hemisferio Occidental, el área que pretende auditar el comportamiento político de la región en connivencia con el Comando Sur. Según la constitución de Estados Unidos, la destitución puede enmarcarse en “el soborno, la traición u otros delitos o faltas graves”. Las acusaciones contra el magnate neoyorquino incluyen el abuso de poder y la obstrucción de la justicia, “para lograr la interferencia de un gobierno extranjero en provecho propio, de cara a la elección presidencial de 2020”. Trump fue denunciado por condicionar la ayuda militar a Ucrania –comprometida en un conflicto bélico con Rusia— a cambio de deslegitimar a su potencial oponente demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden. Para que dicha acusación pueda ser tramitada, la Cámara de Representantes debe aprobarla por mayoría absoluta. Dado que los demócratas poseen legisladores suficientes, es posible que dicha imputación pueda ser girada al pleno de los Senadores. Sin embargo, en esa última instancia debería sumar –para ser aprobada— la voluntad de dos tercios de sus integrantes, situación imposible dada la mayoría republicana. En gris los Estados pendulares. Florida es, dentro de ellos, el que aporta más electores. A pesar de esta evidencia, con el objeto de desgastar a Trump, la semana pasada el comité judicial de la Cámara de Representantes ha recibido el mandato de redactar los artículos de la destitución, situación que condicionará la campaña del magnate neoyorquino. Este proceso acompañará tanto la selección de los candidatos demócratas como las primarias y el acto electoral del próximo martes 3 de noviembre de 2020. En ese marco, el trayecto que va hacia las elecciones de 2020 implicará una mayor capacidad discrecional del lobby de Miami para operar sobre América Latina. Trump le ha dejado la región a Marco Rubio y Ted Cruz a cambio del aporte de decenas de millones de dólares para la campaña y el compromiso por aportar los 29 delegados de la Florida. Esa concesión de la administración de Trump a los grupos latinos explica la participación descarada de funcionarios de Washington en el golpe contra Evo Morales y el contradictorio comportamiento de la delegación enviada por el Departamento de Estado a la asunción de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. La cancelación repentina de la visita a la Argentina de Mauricio Claver-Carone, asesor de Trump, en protesta por la presencia de un ministro chavista, puso en evidencia un aparte de los dispositivos planificados por los sectores de Miami: forzar a Trump para apretar aún más el cerco sobre La Habana, Caracas y Managua si es que pretende obtener las 29 voluntades de La Florida. Claver-Carone fue Director Ejecutivo de Cuba Democracy Advocates, uno de los grupos más activos en darle continuidad al hostigamiento contra la isla caribeña y el gobierno de Nicolás Maduro. (http://bit.ly/2YJ8Ki5) Además, coherente con esta misión, fue el encargado de viabilizar –como responsable del sitial estadounidense dentro del FMI— el crédito concedido al macrismo en junio de 2018 a cambio de ser parte activa del grupo de Lima y de liderar el acoso a Maduro. La permanencia en el país del subsecretario interino del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak, muestra a las claras el doble comando imperante en la política exterior hacia la región, dividida entre Miami y Washington. La pretendida extorsión contra la cancillería argentina tendrá como eje la negociación sobre la deuda externa

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Cruzar el abismo

Fuente: Horacio Verbitsky | El cohete a la luna Fecha: 15 de diciembre de 2019 La relación de la Argentina con Estados Unidos es una de las cuestiones principales a las que debe prestar atención el gobierno del Presidente Alberto Fernández, dado el rol decisivo del accionista mayoritario del FMI. A su vez, el organismo internacional es clave para la renegociación de la descomunal deuda contraída en apenas cuatro años por el alegre gobierno anterior. Bajo la conducción de Fernández, la Argentina debe cruzar un abismo, sobre un inestable puente de troncos. Llegar a la otra orilla no es imposible, pero un paso en falso puede precipitar una caída mortal. Del acuerdo que pueda alcanzarse, tanto con el FMI como con los acreedores privados, depende la disponibilidad de recursos para revertir la estanflación que dejó como herencia Maurizio Macrì, sin lo cual el nuevo gobierno no tendría futuro. La nueva directora del Fondo, Kristalina Georgieva, muestra hasta ahora buena disposición, como si la Argentina pudiera ser el leading case para mostrar un cambio radical respecto de sus predecesores. Más frágil que el Kristal Fernández presentará la campaña nacional contra el hambre en la ciudad más castigada por esa aberración, la entrerriana Concordia, sede de la primera capital alternativa donde sesionará el gabinete nacional. Ese programa prioritario y las diversas medidas de recuperación del poder adquisitivo de salarios y asignaciones y de contención de precios son los pasos iniciales de un giro de 180° en la política económica, aquello que Alberto ha definido como poner plata en el bolsillo de los argentinos. En su primera conferencia de prensa, el Ministro de Economía Martín Guzmán advirtió que esos fondos no provendrán de la emisión monetaria, declaración que sorprendió a quienes preveían otro curso de acción. Como expone en otro artículo de esta edición Guillermo Wierzba, las fuentes fiscales que quedan para hacer política económica y evitar la continuidad del descenso de la actividad económica son la reasignación de las partidas previstas para el pago de deudas, las retenciones al sector agropecuario, al minero y a las grandes empresas industriales con competitividad  exportadora, los impuestos a los activos de los argentinos en el exterior, a los bienes personales y los tributos a los bancos que tuvieron ganancias extraordinarias debidas a los negocios con LEBACs y LELIQs y a las altas tasas de interés. El primer paso fue el decreto que modificó el esquema de retenciones. El enojo de las cámaras patronales no es razonable: Alberto procedió al amparo de la ley y no como Maurizio Macrì, y la alícuota para la soja estuvo por debajo de lo que estaba facultado para imponer. En septiembre, Macrì fijó una retención de 4 pesos por dólar exportado, medida para la que el Congreso no lo había facultado. ¿Por qué los autodenominados constitucionalistas ni el sector protestaron? Tal vez porque en tiempos de alta inflación, una alícuota fijada en pesos se iría extinguiendo más temprano que tarde, tal como ocurrió. En cambio, Fernández invocó el artículo 81 de la ley 27.467, sancionada en diciembre de 2018. Allí se establece que, de acuerdo con el Código Aduanero, el Poder Ejecutivo podrá fijar una alícuota del 12% para mercaderías que no estaban sujetas a derechos de exportación y hasta del 30% para las demás. En vez del 12% el gobierno se contentó con el 9% para carne, maíz, trigo y otros cereales. Y con la soja también se detuvo 3 puntos por debajo del 30% que le permitía la ley. No es seguro que las entidades valoren este self restraint, pero sería bueno que supieran que dentro del gobierno hubo incluso quienes pensaron en llegar al 35%, mediante un artículo en la ley de emergencia en ciernes. Esto se relaciona con las negociaciones entabladas con los acreedores. Guzmán fue recibido en Washington por Georgieva a pedido de Alberto Fernández, quien la llamó para comunicarle mucho antes del anuncio público que el joven académico de Manhattan sería su ministro. —¡Tenemos un amigo común con — respondió Georgieva, en referencia a Joseph Stiglitz, quien ya había hecho sondeos en Washington sobre lo que podía esperar la Argentina. El respaldo del premio Nobel de Economía obra como un reaseguro para Georgieva ante la incertidumbre de un cambio en las prioridades del organismo. Aun así, la primera respuesta de la nueva directora gerente del Fondo ante la solicitud de que se reuniera con Guzmán antes del cambio de gobierno, fue que no podía apartarse del procedimiento establecido, que requiere un previo dictamen de la línea del organismo sobre un proyecto oficial. Fernández replicó que la línea tendría una actitud defensiva, porque el Fondo es corresponsable de la situación argentina, y luego de mucho insistir consiguió la excepción pedida. En la segunda parte de la reunión, Georgieva hizo pasar al nuevo encargado de la Argentina, el venezolano Luis Cubbedu, quien desplazó al italiano Roberto Cardarelli. Un venezolano, oh casualidad. Son cuatro años, no dos Tanto en ese encuentro de Guzmán con Georgieva, como en los que se han venido sosteniendo con los tenedores privados de papeles argentinos, el nuevo gobierno plantea que durante cuatro años no podrá afrontar pagos de capital ni de intereses. Cuatro, no dos como se ha venido publicando en diversos medios. Es decir, todo el mandato de Alberto Fernández y de su Vicepresidente CFK. En principio habría asentimiento, aunque faltan detalles no menores por definir. Por ejemplo, algunos acreedores privados pretenden que los intereses que no se paguen en esas 200 semanas se capitalicen, lo cual engrosaría aún más la factura a partir de 2024. Es lo que Scalabrini Ortíz llamó atarse a la rueda del interés compuesto. En cambio, el gobierno plantea que se practique una quita sustancial en los intereses, que refleje las condiciones actuales del mercado mundial, donde el 8% anual que paga la Argentina se ve como un fósil de otra era, cuando la tasa de interés de los nuevos convenios apenas levanta de cero, e incluso hasta en Alemania los bancos están recibiendo depósitos con tasas negativas, es

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Lo urgente y el largo plazo

Fuente: Carlos Heller *| Página/12 Fecha: 15 de diciembre de 2019 El Presidente, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, convocó a todos los argentinos y las argentinas a que se pongan de pie. Hubo allí una alusión implícita al pasado inmediato: si hay un llamado a levantarse es porque antes se ha sufrido una caída. De allí partimos: de una Argentina que está en el suelo o ha dejado de caminar. Fue una de sus pocas referencias al pasado. En general, el país al que se refirió fue el del futuro inmediato. Su agenda de problemas urgentes fue acompañada con una serie de propuestas también urgentes. Una de ellas, la que ya venía anunciando: resolver el problema de la inseguridad alimentaria de más de 15 millones de personas en un país que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo.  Esa es la primera prioridad: que quienes padecen hambre dejen de padecerlo. Lo resume una de las frases del discurso: “los marginados y excluidos de nuestra Patria, los afectados por la cultura del descarte, no sólo necesitan que les demos con premura un pedazo de pan al pie de nuestra mesa. Necesitan ser parte y ser comensales en la misma mesa. De la mesa grande de una Nación que tiene que ser nuestra «casa común»”, citando expresiones habituales del Papa Francisco. Hay una nueva prioridad en esta Argentina inmediata: son quienes denominó “los últimos”, de los que hay que ocuparse de modo urgente para después poder llegar al resto de la sociedad. Para ello, uno de los instrumentos propuestos es el Plan Integral Argentina Contra el Hambre. Pero, en simultáneo, adelantó la convocatoria a trabajadores, a empresarios y a diversas expresiones de la sociedad para poner en marcha un conjunto de Acuerdos Básicos de Solidaridad en la Emergencia que además contribuyan a encender los motores de la economía. En ese marco, el Presidente se refirió al próximo envío al Parlamento de un proyecto de Ley “para institucionalizar un Consejo Económico y Social para el Desarrollo, que será el órgano permanente para diseñar, consensuar y consagrar un conjunto de políticas de Estado para la próxima década”. La idea es que “en este ámbito plural se diseñen los grandes pilares institucionales y productivos de mediano y largo plazo —sin discusiones coyunturales—, rumbo a un desarrollo humano integral e inclusivo”. Así, lo urgente aparece naturalmente articulado con el largo plazo. Desde el Plan Integral Argentina Contra el Hambre hasta el Consejo Económico y Social para el Desarrollo, pasando por otra serie de anuncios en la misma línea, el Presidente presentó ante la Asamblea Legislativa los principales pilares de otro proyecto de país, opuesto y alternativo al modelo neoliberal que tanto daño le produjo a la mayoría de los argentinos y las argentinas. En otro pasaje de su intervención, además de referirse a la situación de las PyMEs, el Presidente adelantó que “la economía popular y sus movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar, serán también actores centrales de estas políticas públicas”. La totalidad de las propuestas aparece contextualizada en un marco aún más amplio: la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social, una idea adelantada por la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner un tiempo atrás. El Presidente llamó a este acuerdo social “fraterno y solidario” y afirmó que “supone unir voluntades y articular al Estado con las fuerzas políticas, los sectores productivos, las confederaciones de trabajadores, los movimientos sociales, que incluyen al feminismo, a la juventud, al ambientalismo”. “Vamos a sumar en ello, también al entramado científico–tecnológico y a los sectores académicos”, completó. Es decir: un Estado que moviliza a toda la sociedad en el diseño y puesta en marcha de un conjunto de consensos estructurales. Una de las primeras decisiones del nuevo gobierno fue la prórroga del Presupuesto de 2019. Según lo afirmado por el Presidente en su discurso, “sus números (los del borrador del Presupuesto 2020) no reflejan ni la realidad macroeconómica, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que realmente han sido asumidos”. Se trata de un Presupuesto para otra política, la que fue derrotada en las últimas elecciones. Sus previsiones sobre inflación, tipo de cambio y producción son absolutamente ficticias. De todos modos, se planea aprobar uno nuevo durante 2020. Un Presupuesto adecuado, según palabras del Presidente, sólo “puede ser proyectado una vez que la instancia de negociación de nuestras deudas haya sido completada y, al mismo tiempo, hayamos podido poner en práctica un conjunto de medidas económicas, productivas y sociales para compensar el efecto de la crisis en la economía real”. De allí, el objetivo de negociar con el FMI y el resto de los acreedores para tener resuelto ese frente lo más rápido posible. Tal como afirmó el ministro de Economía, Martín Guzmán, “no venimos a hacer ninguna promesa rimbombante, eso nunca funciona, (…) lo que nosotros venimos a hacer aquí es resolver lo que es una muy profunda crisis económica y social (…) y el problema del virtual default que ha dejado la administración anterior”. Y agregó: “no vamos a ir sobre una dinámica desestabilizante de más ajuste, más recesión y más carga de deuda”. Guzmán puntualizó además que el programa de metas fiscales que se acordó con el FMI “no funcionó y ya se cayó”. Junto a estos anuncios en el plano económico y social, el Presidente adelantó otras iniciativas. Se refirió al “gran pacto educativo”, a las políticas ambientales activas —inspiradas en la Encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco— y a los derechos de las mujeres, sobre los que aseguró que “Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la república”. También anunció una reforma integral del sistema federal de justicia y la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia con el objetivo de impulsar una reestructuración profunda de todo el sistema de inteligencia del Estado. Lo hizo recurriendo a una frase emblemática de la cultura democrática en nuestro país: “Nunca Más”. “Nunca Más a una justicia contaminada por

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La autopsia de Nisman: otra mentira que se cae

Fuente: Raúl Kollmann | Página/12 Fecha: 15 de diciembre de 2019 Fue otro de los mitos armados por los operadores de Cambiemos. Aseguraban  que no se escuchaba para que no se sepa lo que pensaban «realmente» los forenses. Pero sí se escucha. Qué dicen los médicos durante el procedimiento. Otra mentira y van… Durante casi cuatro años se argumentó que el Cuerpo Médico Forense (CMF), que depende de la Corte Suprema de Justicia, manipuló la autopsia de Alberto Nisman y que la mejor prueba era que la autopsia se fotografió y se grabó en video, pero sin audio, sin que se pueda escuchar lo que estaban diciendo los forenses. «Escondieron sus verdaderas conclusiones», era la versión difundida por los operadores judiciales-mediáticos de Cambiemos. La realidad es que el audio está en la causa judicial y la defensa del informático Diego Lagomarsino, al volver a estudiar el video, se encontró con que el audio está normalmente en la grabación. Durante la semana que pasó, los abogados de Lagomarsino, Maximiliano Rusconi y Gabriel Palmeiro, le pidieron al fiscal y al juez que manden a trabajar técnicamente el video, limpien el audio de ruidos y lo incorporen en la causa judicial. La autopsia hecha en la Morgue por el CMF concluía que «no había participación de terceras personas en la muerte de Alberto Nisman», algo que le adelantó por teléfono, el titular de la Morgue, Fernando Trezza, a la fiscal Mónica Fein en la mañana del 19 de enero de 2015, horas después del hallazgo del cuerpo. Eso también consta en la causa:  la fiscal dejó asentada en un acta de la llamada telefónica y lo hizo pública ante el periodismo esa mañana. Pero de inmediato empezó el bombardeo contra el CMF para deslegitimar la conclusión, al punto que se envió a hacer un estudio posterior a la Gendarmería, la fuerza que estaba al comando de Patricia Bullrich. El estudio, al que trataron de darle jerarquía llamándolo interdisciplinario, concluyó lo que el gobierno de Cambiemos pedía: que a Nisman lo mataron, le pegaron una tremenda paliza que incluyó la fractura de la nariz, golpes en la boca, los riñones y una pierna, y además lo habían dormido usando ketamina, una droga que ni siquiera se utiliza para dormir a seres humanos ni pudieron determinar cómo se le suministró al fiscal. Para lograr semejante conclusión, el juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano evitaron que hubiera confrontación de ideas y de diagnósticos con el CMF, o sea que no permitieron que los forenses –los mayores expertos del país en autopsias– participaran del estudio. El audio es, según le contaron expertos a Página/12, el normal de cualquier autopsia. Como en cualquier cirugía hay comentarios personales, chascarrillos y sobre todo indicaciones de cómo exhibir lo que se está haciendo ante las cámaras. En la transcripción realizada por este diario hay muchas imprecisiones, básicamente por desconocimiento de las denominaciones técnicas. Estos son algunos tramos: 1:01:01 «Ponele un chorrito muy suave de agua» pide la operadora de video para que se pueda grabar. 1:01:45 «Le corto acá antes de sacarle», dice uno de los autopsiantes. 1:03:04. «Cuando lo sacamos lo damos vuelta», otro forense. 1.04:50 «Temporal izquierdo» 1:06:40. «¿Te muestro Bubi?». Bubi es Héctor Di Salvo, el forense a cargo de la autopsia. 1:06:50. «Están cayendo pedacitos de plomo», seguramente se refiere a trozos del proyectil alojado en el cerebro del fiscal. 1:08:24 «Recorrido transversal de derecha a izquierda». 1:09.24 «Peñazco temporal izquierdo lo tenías nombrado pero no el territorio». Los diálogos son de ese estilo, en medio del ruido de los instrumentos, que en algunos casos hacen inaudibles partes de las frases. También hay diálogos que no tienen nada que ver con la autopsia: los forenses se quejan de las llamadas de «los putos periodistas» que según ellos obtuvieron sus números de celular a través del fallecido forense Osvaldo Raffo. Además acotan «se ocupan de esto porque no hay noticias en enero». Por supuesto igualmente hablan de las facturas que venden en determinada panadería y hacen algunos chistes sórdidos sobre su trabajo. En ningún momento hablan de una conclusión global: van analizando órgano por órgano, mencionan la trayectoria del proyectil y en ningún momento hablan de golpes o de otras lesiones, como después dibujó la Gendarmería. La mayor parte del tiempo habla la operadora de video, que tiene el micrófono en la cámara. Los médicos no tienen micrófono sino que todo se registró a través de lo que captó la operadora. Ella misma sugiere en algún tramo que los forenses deberían tener solapero, o sea el pequeño micrófono puesto en las solapas, inhalámbrico, como hay en la televisión. La operadora sugiere tomas en todo momento. «Cuando lo empieces a coser grabo un poquito y nada mas. Falta lo que llegó recién». «Usted abre del lado derecho y yo voy del lado izquierdo ¿si?». «Saco la muestra para el alcohol». «Lo molesto de este lado doctor Vega? Asi hacemos una toma distinta, si no es muy aburrido. Nadie lo va a ver. Ni pelota le van a dar». Lo trascendente es que está el audio de la hora, 46 minutos y 16 segundos que duró la operación. La jugarreta de Cambiemos fue tratar de desvirtuar lo hecho por el CMF, que realiza miles de autopsias por año. Con ese objetivo, intentaron minimizar el adelanto, que es algo habitual, transmitido por Trezza. De inmediato llegó la orden de bajarle el tono a la conclusión y luego empezaron con un continuo horadar de lo hecho. Por ejemplo, la Gendarmería sostuvo que a Nisman le fracturaron la nariz, o sea que eso se le habría pasado a la médica que lo revisó en el baño de Le Parc, a los dos forenses que hicieron la autopsia y a los trece forenses que luego firmaron las conclusiones en una junta médica. Sostuvieron que la hora de la muerte estaba mal calculada, pese a que Trezza es uno de los mayores especialistas en el tema a nivel mundial. Y mediáticamente argumentaron que no se había grabado el audio para esconder algo. Los abogados de Lagomarsino decidieron estudiar nuevamente la

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