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Presiones

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 20 de octubre de 2019 El establishment trata de influir para que el nuevo gobierno se plantee que hay que tratar con él, para que crea que sin él no hay posibilidad de acuerdo: pero las PASO (y los casi seguros resultados de las próximas elecciones) nos dicen para dónde hay que ir, y parece que no es hacia el camino que piden las recetas del Círculo Rojo. Sin embargo los grandes empresarios, junto con sus agrupaciones, no bajan la presión: intentan condicionar al futuro gobierno en varios aspectos, reflejando la tesis planteada por Mauricio Macri luego de las elecciones. Sostuvo el presidente: «Siempre dije que mi sueño es que cuando yo termine hubiese dos propuestas, que compitan y que generen el mismo nivel de credibilidad frente al mundo entero que quiere que Argentina sea parte de ese mundo». Dos candidatos, un mismo modelo. Por su parte, en la presentación del último Informe de Política Monetaria, Guido Sandleris insistió que el camino para crecer sostenidamente y tener baja inflación es generar «consensos básicos» sobre el equilibrio fiscal, política monetaria con tasas de interés positivas, aumentar la productividad e integrarse al mundo. El mismo enfoque lo transmitió en sus reuniones en EE UU. Los empresarios llegaron aun más lejos. Organizaciones como la Asociación de Bancos Argentinos (integrada por bancos extranjeros), el Foro de Convergencia Empresarial e IDEA solicitaron la permanencia de los funcionarios actuales en lugares clave como el BCRA o la Afip. Y en la lista incluyen además a organismos dependientes del Congreso Nacional, o que deben tener funcionarios que cambien con cada nueva administración por un tema de control y transparencia. Tal postura, informada por los dirigentes y que estaría contenida en un documento próximo a aparecer, no parece adherirse a las normas republicanas. Las presiones también vienen de distintos analistas. Por ejemplo, en una nota de Clarín del 17/10/19, se dejan traslucir las exigencias de funcionarios de EE UU para un eventual apoyo al nuevo gobierno. Allí el periodista pone en boca de los estadounidenses: «Con el peronismo no tenemos problemas, lo vamos a respaldar», y agrega «pero como en la real politik ‘no existe el amor’, pusieron condiciones para poner en práctica ese respaldo si Alberto Fernández llega a la Casa Rosada». Tales condiciones serían colocar un límite al ingreso de China y sus empresas al país, controlar la Triple Frontera, mantenerse en el Grupo de Lima y alejarse de la Unasur. Lo expresado indica que se está tratando de condicionar el rumbo. Si bien no hay que adelantarse a un triunfo, hay que pensar en lo que viene después del 27 de octubre. Las presiones por los puestos en lugares clave arreciarán, con el objetivo de evitar el cambio de las políticas. Casualmente Bonelli (Clarín 17/10/19) indicó que «le pidieron un trabajo secreto a Daniel Marx, sobre cómo encarar la negociación de la deuda». Luego del 10 de diciembre vendrá otro tipo de presiones, más específicamente sobre las políticas y el respeto a los «consensos». Y en ese aspecto se requerirá que la coalición gobernante unida. No casualmente, en el acto del 17 de Octubre en La Pampa, tanto Alberto Fernández como Cristina Fernández de Kirchner llamaron a reforzar esa unidad. La inflación es culpa de ustedes… En una entrevista en una radio de Resistencia, Chaco, el presidente Macri reflexionó que «a la luz de lo que nos pasó, entiendo que hemos sido como un alcohólico recurrente con la inflación». Como siempre, la culpa es del otro, en este caso la sociedad toda. Somos todos culpables. Habría que preguntarle qué papel jugaron en la inflación los desmesurados aumentos de tarifas de luz, gas y agua; la disparada del dólar al desarmarse las posiciones especulativas del llamado «carry trade» fomentado a través de la suscripción de las Lebac, las letras del BCRA; o la desregulación del precio de las naftas, entre otras tantas medidas que favorecieron la inflación, tomadas por el gobierno. Para intentar desvanecer aun más su responsabilidad, apuntó al déficit fiscal que –dijo– no pudieron bajar «por falta de consenso y volvimos al mismo lugar». Nuevamente la cuestión de los «consensos» y la exculpación de las políticas aplicadas. Para reforzar estos conceptos apareció una voz personal, pero no solitaria: la de Cristiano Rattazzi, titular de Fiat-Chrysler en el país. Sostuvo que la inflación no baja porque los argentinos estamos enfermos, y que «la sociedad perdió el rumbo en 1930, en un golpe raro, semicivil y semimilitar. Se armaron las juntas de granos y de carne, y se creó el Banco Central, ahí se perdió el rumbo». El peso de las palabras me exime de comentarios. Las declaraciones de Macri fueron formuladas el mismo día en que se conoció el índice de precios al consumidor de septiembre, que arrojó un aumento del 5,9% en el mes, del 37,7% en el acumulado de los nueve meses, y del 53,5% interanual. Al conocerse el índice inflacionario de septiembre, el candidato presidencial Alberto Fernández tuiteó: «El presidente está preocupado porque levanto mi índice al hablar. Pero hay índices que le arruinan la vida a la gente y condenan a millones a la pobreza». Y a renglón seguido exhortó: «Presidente @mauriciomacri, sea serio y preste atención al índice de inflación, que da cuenta de la calidad de su gobierno». Otro tema es el impacto de las políticas del gobierno sobre la actividad económica. Se acaban de conocer los datos del FMI sobre la proyección del PBI para este año, con una caída del 3,1 por ciento. Para dimensionar la magnitud de esta merma, el FMI acaba de informar que el mundo se está desacelerando, por lo que estima un crecimiento de la economía mundial para este año del 3%, el ritmo más lento desde la crisis financiera internacional. Sostiene que esa cifra refleja «una grave disminución respecto del 3,8% de 2017». Ese aparente pequeño cambio está generando grandes problemas en el empleo, el consumo y la producción en la gran mayoría de los países. La caída del

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La furia de los chilenos ante el tarifazo le torció el brazo a Piñera

Fuente: Ricardo Gotta | Tiempo Argentino Fecha: 20 de octubre de 2019 El presidente anoche suspendió el aumento del transporte público tras las nuevas protestas que desafiaron el estado de emergencia decretado. Fuerte presencia juvenil en las calles. El boleto fue llevado al equivalente de U$S 1,18, lo que sube el gasto del transporte a más del 15% del salario promedio chileno. Como si en la Argentina se pagarán unos $ 80 por viaje. Además, aumentaron servicios públicos, combustibles y aranceles de la universidad, entre varios otros insumos. La respuesta se venía insinuando desde el lunes y estalló, literalmente, en el atardecer del viernes. «¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar!». Los gritos de los estudiantes secundarios, otra vez ellos, resonaban en la estación Santa Lucía del metro de Santiago. El hashtag #evasionesmasivas copaba las redes. Entrada la noche en la estación La Moneda, a metros de la casa de gobierno, decenas de miles de manifestantes indignados eran repelidos por la policía con chorros de agua y gases de toda índole. Horas después, 40 estaciones del subte resultaron con destrozos, la mitad de ellas, incendiadas; más de 80 comisarías atacadas; 16 autobuses reducidos a cenizas; miles de locales saqueados; barricadas en las calles, fuego por aquí y allá; represión, destrozos. Fue incendiado uno de los edificios de Enel Chile. Las cifras de detenidos van de 180 al triple. Unos 60 carabineros heridos tras una intervención que hizo recordar la habitual violencia de las fuerzas especiales. La posterior aplicación del «estado de emergencia» y fueron los militares los que pisaron las calles nuevamente. Un somero balance de otro estallido popular con alto grado de espontaneidad. Como días antes en Ecuador, como viene sucediendo en Haití, como se sospecha podría ocurrir en Colombia. Como en cada uno de los sitios de la región que, en los últimos tiempos, se implementaron severas recetas neoliberales y ajustes salvajes, salvo claro, los particulares casos de Argentina y Brasil. Situaciones habitualmente más graves de lo que los medios suelen mostrar. Aunque la de Chile tenga sus propias señales, se trata de masas disconformes que no necesariamente responden a los partidos políticos o los gremios, sino a una lógica distinta. Un país que hace una semana parecía ordenado, hasta sumiso, de pronto estalló. Como al inicio de los 2000 ante el gobierno de Ricardo Lagos, otra generación de estudiantes reclamó ante el sistema escolar impuesto por la dictadura. Años después fue la Revolución de los Pingüinos, en el primera era de Piñera. Ahora, de nuevo lideran las protestas. Incluso, para algunos, esta escalada alcanzó una intensidad no observada desde la dictadura. No es un dato menor que haya estado la distribuidora eléctrica privada Enel Chile en el ojo de fuego: los chilenos la consideran una de las corporaciones que realizan la estafa pública a sus bolsillos. Las similitudes con el proceso en Ecuador saltan a la vista: la protesta se disparó cuando Lenín Moreno quitó el subsidio a los combustibles, lo que impactó directamente en el trasporte público. De todos modos, el propio presidente del sindicato Metro chileno, Eric Campos, señaló: «Los más pobres terminan pagando gran parte de su ingreso en un servicio cuando, en realidad, entendemos que un transporte de calidad con una tarifa justa es un derecho». No se habían apagado los focos en la noche de Santiago y lejos de surgir el hombre nuevo de las alamedas, cuando a Piñera se le borró el rictus sonriente habitual y anunció: «Queridos compatriotas… he decretado el estado de emergencia en las provincias de Santiago y Chacabuco y en las comunas de Puente Alto y San Bernardo». No es el histórico estadio de sitio, amargamente remanido. Ahora no se habilita a hacer arrestos masivos, pero sí permite a los militares patrullar las calles. Tendrá vigencia de 15 días y una prórroga de otros 15. De todos modos, restringe la libertad de locomoción y reunión. Esta modalidad, además, fue incluida en la Constitución de 1980, la constitución de Pinochet. La que fuera reformada pero no abolida. Ese «estado de emergencia» que fue enfrentado, ayer, cuando se vivieron nuevos momentos de tensión, tras  espontáneos «cacerolazos» populares, básicamente familiares, por caso, en la céntrica Plaza Italia. Al sonido de ollas y sartenes se le sumaron otros grupos y se reiteraron los enfrentamientos. Los carabineros ya eran secundados por las fuerzas militares Finalmente, cuando caída la tarde de ayer se conoció la noticia. Mientras en varios puntos de Santiago se sucedían las barricadas, y en la ciudad de Merilla manifestantes arremetían contra una entidad bancaria, desde La Moneda, el presidente anunciaba la suspensión del alza en la tarifa del metro de Santiago, que había desatado la crisis. Además, llamó a los otros poderes del Estado “para conocer sus opiniones y propuestas para enfrentar esta difícil situación».  De todos, los transportes no circularán hasta el lunes. Pero, el menos, en ese punto, el clamor popular le torció el brazo al ajuste.

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Vía libre a la limpieza étnica

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 20 de octubre de 2019 El tablero geopolítico de Medio Oriente continúa siendo uno de los focos más trágicos de conflictividad internacional. La existencia de gas y petróleo en la zona, la posición geográfica estratégica para el intercambio comercial entre Europa y Asia y las repetidas intervenciones militares de Washington hacen de la zona un epicentro de destrucción, desplazamientos forzados y refugiados, que ya llegan a cuatro millones. En ese marco, Donald Trump continúa su campaña electoral de cara a 2020, apelando a todos los recursos posibles para movilizar a la opinión pública de su país, sobre todo a los sectores más conservadores y aislacionistas, para quienes el mundo debe concluir en las fronteras de los Estados Unidos. La opción de tensar la cuerda con la oposición del Partido Demócrata elegida por los asesores del actual Presidente llevó a Trump a consentir que Turquía inicie su ansiada limpieza étnica en el norte de Siria, donde habita una gran proporción de kurdos. Dicho colectivo cultural y lingüístico ha sido hostigado en forma sistemática por todos los gobiernos de la región. Lo conforman aproximadamente 45 millones de integrantes, mayoritariamente de confesión sunita. Una tercera parte del total, aproximadamente 14 millones, habita en Turquía. Ankara teme que sus vecinos puedan desarrollar capacidades militares que alienten la insubordinación al interior de su país. Los kurdos, por su parte, aspiran –desde hace un siglo– a obtener mayores niveles de autonomía  que les son sistemáticamente negados por las autoridades de Turquía, Siria, Irak e Irán. La orden ejecutiva del primer mandatario busca garantizar un doble objetivo: reducir el inmenso déficit presupuestario que Washington acumula, como producto –entre otros factores–  del financiamiento de 4855 bases militares ubicadas en 43 países y 7 territorios de ultramar, y acceder a una devolución de favores a la entente islámica sunita (Ankara-Riad,  comprometida a oponerse a la alianza alauita/shiíta de Siria e Irán, díscola con los mandatos del Departamento de Estado en la región, desde hace decenios. Irán, a través de Hezbolá, colaboró militarmente con Al-Asad en su enfrentamiento a los grupos sunitas fundamentalistas desde el inicio de la guerra civil en Siria en 2011, logrando la casi completa derrota de ISIS y Al Qaeda, llamativamente armada  con pertrechos estadounidenses. Washington, en esa ocasión, vio la oportunidad de deponer al mandatario sirio o, en su defecto, debilitar la alianza de éste con Teherán. Las cosas no salieron como pretendía el Pentágono, y el ingreso de Rusia como aliado de Damasco modificó el tablero: selló la derrota de los grupos fundamentalistas, apuntalados también por contingentes chechenos, enemigos declarados de Vladimir Putin. Si te visto no me acuerdo Los kurdos lograron recuperar los territorios sobre los que hoy Turquía pretende garantizar su control. Para justificar el abandono del territorio liberado, Trump se justificó el último miércoles afirmando que “los kurdos no son ángeles” y que “los demócratas los apoyan porque entre los combatientes peshmergas [kurdos] hay muchos comunistas”. Las trágicas consecuencias de los abandonos intempestivos de territorios controlados por fuerzas de ocupación son descriptas en la historia política internacional como multiplicadores de conflictos demográficos, desequilibrios regionales y matanzas de civiles. En 1948, la fuga desordenada del Reino Unido de Palestina –sin pactar previamente con los actores en disputa– contribuyó a un enfrentamiento entre árabes y judíos cuyas consecuencias persisten hasta la actualidad. La huida de Trump le permitió a Erdogan irrumpir en el territorio sirio y expulsar de sus fronteras a los peshmergas, cuyo máximo líder político, Abdulah “Apo” Ocalam, permanece detenido por Ankara desde hace 20 años, en una prisión de alta seguridad ubicada en el mar de Mármara. Ankara es parte de la OTAN y sede de la base aeronaval estadounidense de Incirlik donde se almacenan 50 bombas nucleares tácticas B61. La curva que mira Trump: Deuda de Estados Unidos actual y proyectada respecto del PBI. Se busca reducir el gasto militar en aquellos objetivos en los que no se puede obtener un rápido beneficio. La decisión de abandonar el norte de Siria fue motivo de una gran tensión al interior de la Casa Blanca. A pesar de que el primer mandatario posee mayoría en la Cámara Alta, dos terceras partes de los senadores republicanos votaron por primera vez en su contra . Pero el cuestionamiento más frontal a la postura de Trump fue liderado por la parlamentaria Nancy Pelosi, líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes. El último jueves la legisladora de California increpó al Presidente acusándolo de favorecer a las milicias del Estado Islámico (ISIS) que habían sido derrotadas gracias a la ayuda de las Milicias para la Protección del Pueblo Kurdo (YPG). Pelosi le recordó a Trump, además, que los kurdos mantienen encarcelados a un millar de prisioneros ex integrantes de agrupaciones fundamentalistas, provenientes de 20 nacionalidades diferentes, cuyos países se niegan a repatriarlos. En la reunión se precisó además que luego de dos días del anuncio de Trump se habían producido varias liberaciones de milicianos del ISIS, cuyas prisiones fueron abandonadas por los kurdos en su retirada. La discusión entre Pelosi y Trump, reconstruida por los periodistas, muestra a las claras el deterioro institucional de Washington: cuando la legisladora cuestionó la intempestiva decisión, el rubicundo empresario respondió: “Odio a ISIS más que tú”, a lo que Pelosi manifestó: “Usted no puede saber cuánto desprecio yo al ISIS”. El intercambio final se convertirá, sin dudas, en un contrapunto histórico: ­–Eres sólo una política–, señaló Trump, elevando su tono de voz, en tono de agravio. –A veces desearía que usted lo fuese—, respondió Pelosi, mientras se levantaba de su asiento. Uno de los periodistas acreditado ante la  oficina oval divulgó la foto del suceso y Trump la difundió para mostrar la irritación de Pelosi, a quien caracterizó como “desquiciada”. Como respuesta, la legisladora demócrata incorporó la imagen en sus redes sociales, como evidencia de orgullo y altivez. Consejos inteligentes La desvalorización de la política como mecanismo de construcción de consenso y/o de tramitación de diferencias, demostrada por

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El dedo de alberto

Fuente: Ricardo Aronskind | El cohete a la luna Fecha: 20 de octubre de 2019 La ofensiva que lanzó el propio Mauricio Macri desde su estrado en el “debate” presidencial del domingo pasado no fue espontánea, ni menos aún vinculada a la disputa electoral coyuntural. La partitura fue escrita hace rato, pero ha sido necesario remozarla debido al cambio dramático que introdujo Cristina Fernández cuando anunció el lanzamiento de la candidatura presidencial de Alberto Fernández. La partitura sostiene que el kirchnerismo es autoritario, antirrepublicano, peligroso para la libertad y la propiedad y filo-chavista. Y chorro, para la gente menos ideologizada. Poco de todo eso se ha verificado en la realidad, pero sabemos que la comprobación empírica no tiene importancia alguna en el discurso de la derecha. El discurso les es útil como herramienta política en la lucha por el poder, y si sirve, sirve. La caracterización del peligro kirchnerista fue trabajada durante más de una década por toda la cadena de medios de la derecha argentina y logró cierta implantación, en base a machaque incesante y sistemático y a la ostensible debilidad de los medios alternativos de difusión en el contexto de una falta de estrategia contrahegemónica. Al desplazarse Cristina de una eventual candidatura presidencial, la gigantesca artillería montada durante infinitas horas televisivas y kilómetros interminables de notas, tapas y editoriales, además de febriles actividades literarias en ciertos juzgados, corrió repentinamente peligro de obsolescencia. El tipo de ataque estaba diseñado en función de la ex Presidente, cabeza clara de un espacio opositor nítido e irreductible. La elección de Alberto Fernández tuvo una efectividad política extraordinaria, ya que permitió reunificar varios espacios peronistas alejados, establecer puentes con público independiente, acercar a sectores empresarios no tan ideologizados por el antikirchnerismo y rearmar una importante mayoría electoral a partir de ser capaces de canalizar el malestar poblacional, como se mostró en las PASO. A pesar del vaciamiento que viene sufriendo la idea democrática en el mundo y en nuestro país, todavía las elecciones juegan un significativo papel en la designación de los representantes de las mayorías. (Aun cuando existen una cantidad de mecanismos previos de selección de partidos y candidatxs que tienden a reasegurar el orden dominante.) Cristina, por la índole de sus convicciones y su dignidad personal, ha concitado un rechazo rayano con el paroxismo en las fracciones más extremistas de las clases dominantes locales y en los principales centros de poder occidentales, que prefieren políticos y Presidentes fiables, colonizados por la ideología de la globalización. Son esos sectores extremistas los que han acuñado la versión del kirchnerismo chavista, los que han alucinado milicias de La Cámpora, los que fabularon amenazas a la libertad de prensa y peligros inminentes de expropiaciones generalizadas. Mediante el aparato comunicacional que les pertenece, lograron implantar en sectores sociales subordinados el peregrino “recuerdo” de que se vivió con miedo en el período kirchnerista y que a ese “pasado negro” no se debe volver. La irrupción de Alberto Fernández provocó desconcierto en ese decorado de ideas al gusto de la parte más retrógrada del poder local. Pero también generó en círculos empresariales dejados de lado por el macrismo expectativas de un mayor acceso a las futuras autoridades peronistas. En muchos anti-k, se multiplican las suspicacias en relación a la articulación política Alberto-Cristina. El domingo del primer debate presidencial se develó cómo se reconfigura el discurso de la derecha local, no sólo para asustar independientes en el tiempo que resta hasta los comicios, sino para empezar a tratar con el enigma Alberto. El índice del autoritarismo Pongamos brevemente la campaña electoral en su contexto económico social. El cuadro es tan calamitoso que el registro de 5,9% de inflación mensual pasa casi desapercibido y una caída de la Bolsa del 5% en un día no sorprende a nadie. No fue producto de una guerra ni de un cataclismo, sino de pésimas políticas aplicadas por la actual gestión. El país aparece fuertemente endeudado, con un Estado severamente comprometido en sus finanzas y sin ningún horizonte alentador. Es un país descerebrado, flotando en el mar embravecido de la globalización, con un gobierno que festeja este hecho y ofrece su territorio a los capitales del mundo que quieran depredarlo. Si en esas condiciones objetivas cualquier candidato/a que se llame opositor no va a manifestar su malestar, su discrepancia, o el repudio que millones de argentinxs sienten por este cuadro de situación, debería retirarse de la política y dedicarse a otras actividades que no requieran capacidades mínimas para la confrontación. ¿Cómo no va a levantar la voz, enojarse, esgrimir argumentos y señalar responsabilidades un candidato opositor? La acusación de intolerancia, autoritarismo y otros epítetos por parte de Macri y el coro a su servicio, es sólo la bandera de largada de una campaña que se podría titular: “Alberto es tan confrontativo, peligroso y extremista como Cristina, hasta que no nos demuestre lo contrario”. Hay que decir que todas las democracias occidentales en los últimos 40 años han hecho un culto de la moderación… de los izquierdistas. Una vez realizadas las reformas neoliberales en todos los escenarios políticos, se desató una campaña educativa para que todos los que formaron parte de cualquier sistema político partidario se comportaran “moderadamente”, respetando las reglas e instituciones destinadas a preservar el orden neoliberal. El culto del político anodino, que no dice nada porque no se anima o porque ya no sabe qué podría decir, se transformó en una cultura política a reproducir e imitar, sinónimo de conducta cívica correcta. Esta fue la tendencia global, que ahora se está destruyendo porque el líder de la principal potencia mundial la está demoliendo en base a tweets e improperios. Pero en el caso argentino tenemos un matiz adicional: se pide respeto y moderación republicana frente a un modelo económico y social ruinoso para la mayoría de lxs argentinxs, pero además económicamente inviable. Según el enfoque que difunden los principales medios, no habría razón alguna para indignarse, ni por el tremendo fracaso económico, ni por el desastre social, por el pisoteo de

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El bloque de Netanyahu agrega ‘extorsión’ árabe al manual de operaciones de la derecha

Fuente: Shlomi Eldar* | Al-Monitor Fecha: 19 de octubre de 2019 Sí, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está tratando de evitar que el líder de Azul y Blanco, Benny Gantz forme un nuevo gobierno. Sin embargo, las cartas de compromiso que Netanyahu ha conseguido que firmen sus socios de los partidos ultraortodoxos y de derecha, no tienen ningún valor real. El esfuerzo es inútil. En las circunstancias correctas, cualquier posible socio de la coalición puede optar por ignorar dicho documento después de firmarlo, citando la necesidad de seguir una decisión de sus movimientos o los dictados de los rabinos. Por lo tanto, no tiene sentido que la mayoría de los socios en el bloque de Netanyahu respondieran tan positivamente a su demanda de lealtad absoluta. Seguramente deben haber notado que por segunda vez en medio año, su líder no puede formar un gobierno. El documento que los «socios naturales» de Netanyahu -Shas, Yahadut HaTorah y HaBayit HaYehudi  (Unión Nacional)-  fueron obligados a firmar el 16 de octubre es inquietante. El acuerdo dice: «Si, Dios no lo quiera, un gobierno minoritario jura con el apoyo de la Lista Conjunta, ya sea desde fuera de la coalición o como parte de ella, no nos uniremos al gobierno en ninguna etapa, votaremos en contra en cada votación, y haremos todo lo posible para derrocarlo”. Naftali Bennett y Ayelet Shaked, de la Nueva Derecha, se negaron a firmar el acuerdo. Vale la pena señalar especialmente la fórmula utilizada para atraer a los partidos ultraortodoxos. La expresión «Dios no lo quiera» en este contexto está reservada para desastres naturales u otros eventos catastróficos, que el hombre solo no puede evitar. Como si eso fuera poco, el miembro de la Knesset Miki Zohar (Likud), el emisario de Netanyahu,  el secuaz que liderara la iniciativa de disolver el 21ª. Knesset en nombre del primer ministro, agregó claridad a la situación, tuiteando una sugerencia que trataba el mandato de formar gobierno como si se tratara de algún tipo de objeto personal perteneciente a Netanyahu: “Llamo al primer ministro, a que no devuelva su mandato de formar un gobierno al presidente hasta que [el líder de Yisrael Beitenu] Liberman anuncie que no permitirá [a los líderes de Azul y Blanco] Gantz y [Yair] Lapid formar un gobierno minoritario con el apoyo de la Lista Conjunta [Árabe]. Si, Dios no permita que eso suceda [es decir, se formara dicho gobierno], la Lista Conjunta expondrá a las personas que forman ese gobierno a la extorsión en asuntos de seguridad. Esto pone en riesgo toda nuestra seguridad, sin siquiera saber lo que los iraníes aprendieron interceptando el teléfono de Gantz». En otras palabras, Zohar afirma que cualquiera que coopere con miembros árabes de la Knesset es propenso a la extorsión por parte de ellos, convirtiéndose en amenazas de seguridad para el Estado de Israel. En resumen, una persona que coopera podría considerarse esencialmente un traidor. Netanyahu y sus asociados del Likud tienen una larga historia de incitación contra los árabes israelíes en general y los miembros árabes de la Knesset en particular. Esta vez, sin embargo, parece que su punto de ruptura es mucho más frágil. Incapaz de formar un gobierno, está preparado para cruzar todas las líneas rojas imaginables. En la incitación se une Naftali Bennett, un miembro de alto rango del partido Yamina. Desea desesperadamente rehabilitar su carrera después de múltiples interpretaciones erróneas del mapa político. Ahora está advirtiendo a sus partidarios de un «ejercicio oscuro» para formar un gobierno minoritario. Según él, un gobierno minoritario que cuente con el apoyo de los 13 miembros de la Lista Conjunta es una «idea inmoral». Bennett ha estado apuntando su ataque al presidente de Azul y Blanco, Gantz, un ex jefe de las fuerzas militares, y contra el presidente de Yisrael Beitenu, Liberman, advirtiéndoles que llevarán una marca de vergüenza si se dejan seducir para formar un gobierno así. El miembro de la Knesset Ahmad Tibi (Lista Conjunta) le dijo a Al-Monitor que no está sorprendido por la continua deslegitimación de su partido por la derecha o por la forma en que Zohar está aumentando su retórica. Lo que lo sorprende es que los miembros ultra ortodoxos de Yahadut HaTorah fueron los primeros en acordar firmar el documento de compromiso de Netanyahu. «Llamé al miembro de la Knesset [Moshe] Gafni», declaró Tibi. «Le dije que me sorprendió ver que habían firmado». Tibi continuó diciendo que Gafni había reconocido que sus firmas eran superfluas y que en el futuro, prestarían más atención a la redacción que podría considerarse inapropiada. Netanyahu hará todo lo posible para obtener inmunidad y evitar la prisión», comentó Tibi. «En este momento, no puede formar un gobierno, por lo que está recurriendo a la incitación y la deslegitimación de la sociedad árabe». Tibi está enfurecido por la idea que Netanyahu crea que la noción misma de que la Lista Conjunta, apoyando a un gobierno potencial formado por Gantz, plantee una amenaza existencial para el Estado de Israel, mientras que es legítimo tener un miembro extremista de la Knesset como Zohar en una coalición. «Miki Zohar es un extremista de derecha que ha incitado frecuentemente contra el sector [árabe] y también alguien que ha hablado de que la raza judía es especial», dijo Tibi. En una entrevista de radio en junio de 2018, Zohar había dicho: «El público en Israel es un público que pertenece a la raza judía, y toda la raza judía es la más alta [en] capital humano, la más inteligente, la más comprensiva”. Mientras tanto, el tiempo corre y el mandato de formar un nuevo gobierno que el presidente Reuven Rivlin le dio a Netanyahu expira el 23 de octubre. Netanyahu no tiene un camino posible hacia un gobierno con su bloque de derecha, independientemente de cuántas extrañas cartas de compromiso los miembros estén preparados para firmar. Tampoco puede formar un gobierno con Liberman, que se mantiene firme como un muro imponente y no muestra signos de voluntad de compromiso. El 17 de octubre, Netanyahu llamó a

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De salida, Macri hace el trabajo sucio para Donald Trump

Fuente: Luis Bruschtein | Página/12 Fecha: 19 de octubre de 2019 Macri hizo renunciar a Paula Bertol en la OEA para designar un diplomático de carrera afin al PRO. Se trata de dejar contento al presidente norteamericano, complicarle las relaciones al futuro gobierno y mantener la agresión contra Venezuela. “La alianza entre Italia y Estados Unidos se remonta al imperio romano” mandó Donald Trump, mientras en la Argentina, su amigo Mauricio Macri, en campaña, arengaba: “¡Que se escuche en todo Corrientes!” pero estaba en la provincia de Chaco. Están hermanados por un rasero cultural de cuarta. Y bien clasista en cuanto importa más el poder del dinero que el conocimiento. Por lo menos los dos coinciden en sus dificultades con historia y geografía y en otras cuestiones, como Venezuela. Macri se desvive por halagarlo. Diez días antes de los comicios en los que todo el mundo da por descontado que no tendrá reelección, que será rechazado por la absoluta mayoría de los argentinos, sin siquiera segunda vuelta, tomó decisiones estratégicas para beneficiar los intereses de Trump en la región pero que comprometen el planteo más democrático y pacífico del futuro gobierno. Ante el inminente derrumbe de su presidencia, Macri hizo renunciar a Paula Bertol como representante del país en la Organización de Estados Americanos (OEA) y ordenó al canciller Jorge Faurie que la reemplace por un funcionario de carrera allegado al PRO a través del secretario de Asuntos Estratégicos de la cancillería, Fulvio Pompeo. Bertol es un cuadro destacado del PRO. Ha sido legisladora por la ciudad y diputada nacional. Su designación se correspondió con la decisión de Washington de convertir a la OEA en la herramienta principal de su ofensiva para recuperar el petróleo de Venezuela, una prioridad de la política norteamericana para la región. Felipe Solá, posible futuro canciller de Alberto Fernandez si gana las elecciones, denunció estos cambios en la cancillería como “escandalosos y de mala fe”. Y explicó en declaraciones periodísticas que “Bertol no cumplió su mandato como embajadora, renunció para la campaña y nombraron a un embajador de carrera que piensa parecido en la OEA, donde se discuten cosas donde nuestro pensamiento es distinto al del Gobierno». Como la de Bertol fue una designación política, hubiera tenido que renunciar al cambiar el gobierno, ahora el nuevo representante tendrá que ser removido por decreto. Macri hizo renunciar antes de tiempo a Bertol con la excusa inverosímil de que la necesita en una campaña que ya está en su tramo final. Antes de renunciar, la dirigente aprobó una convocatoria al TIAR impulsada por Estados Unidos para estudiar un plan conjunto de agresión a Venezuela. Entre los puntos que incluyó esa decisión se indica que una de las medidas que se podrá tomar será «identificar o designar personas y entidades asociadas al régimen de Nicolás Maduro involucradas en actividades ilícitas de lavado de activos, tráfico ilegal de drogas, terrorismo y su financiación y vinculadas a redes de delincuencia organizada transnacional, a los fines de utilizar todas las medidas disponibles y disponer el congelamiento de sus activos ubicados en los territorios de los Estados partes del TIAR». Durante la administración de George Bush, Estados Unidos secuestró en distintos países a personas acusadas de terrorismo y las mantuvo desaparecidas en campos de concentración como el de Guantánamo. El documento que firmó Bertol en Nueva York, con la anuencia de Macri habilita “investigar, perseguir, capturar, extraditar y sancionar”. Durante el debate electoral, Alberto Fernández advirtió sobre la posibilidad de que esa decisión de política exterior que tomó el macrismo, junto a otros gobiernos reaccionarios de la región, sea usada para legitimar una invasión a Venezuela. “No quisiera que un soldado argentino cayera muerto en territorio venezolano” fue la frase que utilizó Fernández y que para muchos sonó a exageración. El candidato del Frente de Todos no exageró. El TIAR fue creado en 1947 en el marco de la Guerra Fría y se utilizó para legitimar intervenciones militares en Guatemala en 1954, en Cuba en 1961, en República Dominicana en 1965, en Granada en 1983 y en Panamá en 1989. Por orden del entonces presidente Juan Perón, el canciller Juan Atilio Bramuglia había dado una dura batalla para oponerse a la creación del TIAR, pero finalmente Argentina tuvo que plegarse para no quedar aislada del resto de sus vecinos. En 2012, Hugo Chávez retiró a Venezuela del organismo y lo siguieron Nicaragua, Ecuador y Bolivia. «Resulta doloroso que países que fueron invadidos por tropas estadounidenses y cuyos pueblos fueron masacrados en aplicación del TIAR –declaró el ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela en un comunicado– hoy avalen un crimen semejante contra un país hermano, en una sesión del Consejo Permanente de la OEA a todas luces írrita y nula. Será la Historia y los pueblos de la Patria Grande los que se encarguen de juzgar esta indigna actitud». El comunicado recordó que durante la guerra de Malvinas, Argentina convocó al TIAR, pero Estados Unidos ignoró el compromiso de auxilio al que obliga el Tratado ante una agresión externa y, en cambio, actuó como aliado de Gran Bretaña en la OTAN, el enemigo de Argentina, que ahora se junta con Estados Unidos para agredir a Venezuela. El desarrollo del conflicto con Venezuela puso en evidencia el papel hegemónico de Estados Unidos en la OEA porque el país que exigió la intervención del TIAR, fue la delegación venezolana, que representa a un grupo de la oposición y no al gobierno que ganó las elecciones. Juan Guaidó fue reconocido como presidente de Venezuela por una minoría de países influenciados por Washington. En vez de buscar una solución pacífica, el gobierno de Macri ha sido uno de los más entusiastas en acompañar la escalada agresiva de Donald Trump. En un gesto que a esta altura tiene una proyección puramente simbólica, Macri reconoció hace pocos días a la representante de Juan Guaidó, Elisa Trotta, como la única embajadora de ese país en Argentina. Y dejó trascender que no renovará la visa a los diplomáticos venezolanos reales. Si Macri ganara las elecciones, este proceso hubiera

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Un Octubre que fue Febrero

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 15 de octubre de 2019 Concluida la supuesta negociación entre la cúpula dirigente de la CONAIE y Lenin Moreno este 14 de Octubre quedó sentenciada la derrota del alzamiento popular. La movilización había comenzado, según un tuit oficial de la CONAIE, para poner fin a “las políticas económicas de muerte y miseria que genera el FMI y las políticas extractivistas que afectan a nuestros territorios.” En la muy completa y detallada “Declaratoria de Agenda de Lucha de Organizaciones de Pueblos, Nacionalidades y Comunidades Indígenas y Amazónicas en Apoyo a la Movilización Nacional y el Ejercicio de Nuestra Autodeterminación”, aprobada en Puyo (Pastaza), el 7 de Octubre de 2019 destacaban como algunos de sus contenidos más sobresalientes el rechazo a “las medidas económicas, denominadas el ‘paquetazo’, y se agregaba que “demandamos la reversión íntegra de la carta de intención suscrita con el Fondo Monetario Internacional cuyo contenido no se ha hecho de carácter público violando la obligación de transparentar los actos del ejecutivo; así como la terminación de los intentos de privatización de las empresas públicas encubiertas bajo la figura de ‘concesión’.” La Agenda y otras declaraciones de la CONAIE también denunciaban “los enormes beneficios que la burguesía sigue recibiendo a través de múltiples políticas de reactivación económica” y diciendo que había llegado el “momento de una acción para conquistar reivindicaciones populares e impedir que la aplanadora de reformas pase sobre la economía de los hogares pobres”. Esto se traducía, según los líderes del movimiento, en escandalosas medidas a favor de los   bancos y grandes empresas que fueron exoneradas del pago de  4.295 millones de dólares en impuestos así como la “colonización” por parte de sus representantes de los principales cargos de la administración pública  así como la desregulación y precarización laboral exigida en el “paquetazo” del FMI. Recuérdese que las medidas anunciadas por Moreno el 1º de Octubre establecía que los trabajadores de las empresas públicas “deberían aportar cada mes un día de su salario” y que con el objeto de “reducir la masa salarial los contratos ocasionales se renovarían con un 20% menos de remuneración, al paso que el tiempo de sus vacaciones se baja de 30 a 15 días.” A esto había que añadirle el enorme aumento del precio de los combustibles ocasionado por la eliminación de unos subsidios establecidos hacía ya cuarenta años, lo que encarecería casi todas las mercancías de consumo popular y generaría un fuerte recorte en los ingresos de la población.[1] Sorprende que esta frondosa agenda quedara por completo al margen de la discusión entre la dirigencia de los pueblos originarios y el presidente ecuatoriano. No se entiende, por consiguiente, el triunfalismo que trasuntan algunos protagonistas y observadores del conflicto al hablar de la “negociación” que puso fin a la revuelta. Salvo la cuestión del precio de la gasolina –sin duda importante- todo lo demás sigue intacto, como si la enorme movilización popular en contra de las imposiciones del FMI no hubiera ocurrido. Los temas que hacían al “paquetazo” asombrosamente quedaron fuera de la discusión, lo mismo que el reclamo, anteriormente expresado por la dirigencia indígena, de revertir la carta de intención firmada con el FMI “de manera inconsulta.” No sólo esto: también quedaron sepultados en el olvido, al menos por ahora, el hecho de que Moreno hubiera llegado al gobierno con el programa de la Revolución Ciudadana del ex presidente Rafael Correa que contemplaba continuar aplicando las medidas de corte pos-neoliberal que habían sido encarnizadamente combatidas por las elites económicas del Ecuador y con una agenda que reposicionaba a ese país en línea con los gobiernos progresistas de la región, pugnando por emanciparse de la pesada tutela que Washington tradicionalmente había ejercido sobre las naciones ubicadas en lo que con tanto respeto por nuestros pueblos denominan el “patio trasero” de Estados Unidos. Mediante una espectacular voltereta política Moreno malversó ese mandato con una velocidad y radicalidad pocas veces vistas al tiempo que convirtió a Rafael Correa -quien hasta el día de la toma de posesión no se cansaba de decir que había sido una de las más señeras figuras del Ecuador, sólo superado por Eloy Alfaro-  en un nefasto personaje causante de las mayores desgracias jamás padecidas por el Ecuador y a quien persiguió – y persigue- con enfermiza saña y sin tregua. Moreno no sólo revirtió el camino transitado por Correa sino que lo hizo sometiéndose vilmente a los mandatos de Washington: abandonó el ALBA; entregó una base militar en Galápagos (uno de los últimos refugios incontaminados de la humanidad); desalojó a las autoridades y funcionarios de la UNASUR del edificio construido en las afueras de Quito, precisamente sobre la línea ecuatorial; y se puso de rodillas ante Donald Trump para satisfacer con inigualada ignominia (en un continente pródigo en lamebotas del imperio) los menores caprichos del emperador Por empezar, tratar de destruir la Unasur y promover el nefasto Grupo de Lima para atacar a la Revolución Bolivariana. En suma, Ecuador pasó de la autodeterminación nacional conquistada por el gobierno de Correa a ser un  “proxy”, mejor dicho: un estado-peón que se limita a obedecer las órdenes emanadas de Washington y de las corruptas oligarquías dominantes en el Ecuador. Nada, absolutamente nada de esto, apareció en las “negociaciones” que la dirigencia de la CONAIE mantuvo con Moreno y que puso fin al conflicto. Tampoco hubo en esa peculiar “negociación” una condena de la brutalidad de la represión policial y militar, los muertos (mínimo diez), casi 100 desaparecidos, centenares de heridos y encarcelados, estos últimos por millares, y nada se dijo sobe el pedido de dimisión de los ultra-reaccionarios ministros del Interior y Defensa y sobre los atropellos a los derechos humanos. ¿Toda la conmoción que sacudió al Ecuador fue tan sólo por el precio de la gasolina? ¿Y qué hay del “paquetazo” del FMI? Por lo visto los montes parieron un ratón. Permítasenos ofrecer algunas conjeturas para tratar de desentrañar lo ocurrido y sus razones. Primero, lo que caracterizó esta revuelta fue su

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Elogio de Alberto Fernández

Fuente: Jorge Alemán* | La Tecl@ Eñe Fecha: 12 de octubre de 2019 La prudencia de Alberto Fernández, el tacto firme de su enunciación, no es sólo una disposición de carácter, es lo que demanda la situación si se desea que lo político retorne a su lugar. La hora de Fernández es la nuestra, pero no todo depende de él sino de lo que podamos construir para que se pueda  gobernar una situación compleja. El peronismo está siempre habitado por vertientes contrapuestas .Una  es disruptiva, instituyente, de apropiación popular del espacio público. La  otra es institucional, republicana y perteneciente a la lógica de Estado en sus distintos órdenes. No hay nunca una síntesis final entre estas dos dimensiones ni mediaciones que le otorguen un equilibrio definitivo. Es en el seno de estas tensiones irresolubles donde aparece en la escena la conducción política. Y el saber hacer de la política exige tanto del cálculo como la invención. Este es el lugar de Alberto Fernández, donde en  lo ya hecho hasta aquí ha sabido mostrar sus condiciones para la apuesta por esa conducción. En primer lugar en sus diversas comparecencias en los medios adversarios, donde además de la paciencia infinita que ha sabido mostrar, ha sido muy importante también la firmeza y astucia para no permitir que su discurso pierda sus aristas más propias y novedosas. Fernández,  mientras construía su posición singular de futuro presidente, encontraba el lugar pertinente para su reconocimiento al gran peso histórico de Cristina. Cuestión nada fácil que siempre supo solventar frente a los interlocutores más suspicaces y hostiles. Nunca su reconocimiento y admiración por la vicepresidenta le hizo perder fuerza y novedad al propio estilo que él inaugura para esta etapa. Un estilo que se conjuga de inmediato y en una misma lógica con la gravísima situación argentina y el complejo mundo del siglo XXI, donde los poderes mundiales ya anunciaron lo que se prepara en el 2020. El recurso a la moderación de Alberto jamás le impide, todo lo contrario, insistir en que en este tiempo sinuoso, una conducción no es más que una herramienta asediada por una urgente responsabilidad colectiva en un auténtico final de época en la Argentina. Tal vez  estemos en la más urgente de todas nuestras encrucijadas históricas. Por ello más que reclamar una identificación a un líder, Alberto invita a la participación de una construcción colectiva que se permita dar el tiempo para pensar lo que nos pudo ocurrir para que tuviera lugar semejante devastación. Reflexión que nos debemos, aún en las condiciones durísimas de nuestro pueblo. Por ello cuando habla se percibe claramente la intensidad de este dilema. Incluso su sensibilidad liberal y progresista pueda en esta ocasión canalizar de un modo más sensato el enorme caudal transformador de nuestros sectores más jugados y comprometidos en su vocación emancipadora. En otros términos, impedir que se diseminen energías políticas en el sector donde reside nuestro mejor legado. Suele ser difícil que dos personalidades políticas como Cristina y Alberto, transformen la escena pública en un suceder ininterrumpido de lecturas que preparan un diagnóstico de la situación. Será para siempre una muestra definitiva del talento político de Cristina haber elegido a Alberto, y una prueba de solidez e inteligencia prudencial de Alberto haberse construido en un país tan difícil, su lugar inconfundible y singular. La prudencia de Alberto, el tacto firme de su enunciación, no es sólo una disposición de carácter. Es lo que demanda la situación si se desea que lo político retorne a su lugar y que nuestros legados, que estuvieron a punto de naufragar y que otros con tanto poder quisieron hundir, vuelvan  a tomar la palabra. La hora de Fernández es la nuestra, pero no todo depende de él sino de lo que podamos construir para que se pueda  gobernar una situación endemoniada.

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¿Un tiempo más?

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 6 de octubre de 2019 Suena a partido de fútbol pero no lo es. La frase «un tiempo más» (para gobernar) salió de boca de Mauricio Macri en un acto en Entre Ríos. Allí también dijo: «El fin de mes se ha hecho muy duro. Cortar esto, lo otro, la tarjeta de crédito. No llegar». Y lejos de «tomar nota» se mostró «orgulloso de todas las cosas» que logró el gobierno. ¿Cómo se sentirá el presidente con los datos de pobreza e indigencia que se acaban de publicar y que muestran el tenor de la emergencia social y, en particular, la alimentaria? Según el Indec, la indigencia llegó en el primer semestre al 7,7% de la población, por encima del 4,9% de un año atrás. Hay que decir que esto no contempla los impactos de la devaluación post PASO que sin dudas seguirá haciendo crecer el número de personas que no llegan a cubrir una canasta básica de alimentos. La culpa es por completo del modelo, no de la democracia. Es lo mismo que pasa con la cifra de pobreza, que en el último año pasó del 27,3% al 35,4% de la población. Extrapolando la muestra del Indec al total de la población, se puede observar que entre el primer semestre de 2018 y el de 2019 se generaron cerca de 3 millones 300 mil nuevos pobres. Para que la pobreza tienda a reducirse es preciso implementar políticas que por un lado mejoren el poder adquisitivo de los ingresos, y que en paralelo incentiven la generación de empleo de calidad. Por caso, la caída del salario real de los siete primeros meses del año contra el mismo lapso de 2018 fue del -10,8%, y los más castigados fueron los del sector privado no registrado (-14,2%). El desempleo también ha ido en alza, pasando del 9,6% en el segundo trimestre de 2018 al 10,6% en el segundo de 2019. La subocupación, en tanto, se incrementó en casi 2 puntos porcentuales. El impulso de la actividad económica, condición necesaria para que los ingresos de la economía se expandan, tampoco parece haber estado en las prioridades de este gobierno. Los últimos datos de la producción de la industria que presentó el Indec muestran una caída del 8,1% en los primeros ocho meses del año, y un 8% de baja en la actividad de la construcción. Para empezar a revertir la situación que deja el gobierno actual hay que poner en marcha la economía, y esto sólo se puede hacer con medidas de corte virtuoso, que generen demanda interna y trasciendan la lógica del ajuste y las reformas, entre ellas las que llevan a la precarización laboral. Los datos del resultado fiscal evidencian el fortísimo ajuste en el gasto, salvo en un ítem: los intereses de la deuda pública. Estos no dejan de crecer: si los medimos como porcentaje del gasto primario, alcanzaron el 6,7% en 2016 y el 9,4% en 2017. Para comparar con los datos actuales, que llegan hasta agosto, en los ocho primeros meses de 2018 este indicador llegó al 11,1%, y en igual período de este año al 17,5%. Esta evolución demuestra que el resultado fiscal primario (sin considerar los intereses, y que es el que mide y exige el FMI) es un enfoque erróneo. Este oculta el incremento de los intereses de la deuda pública. El resultado fiscal que debe considerarse es el total (llamado financiero) que incluye los intereses, ya que es ese el importe que impacta sobre la necesidad de financiarse (si es deficitario) o de poder cancelar deuda e intereses (si es superavitario). En el acumulado de los 8 meses de 2019 las jubilaciones y pensiones cayeron un 10,5% en términos reales, es decir, su poder adquisitivo, y las asignaciones familiares un 19,6%. También se redujeron un 13% los salarios de los empleados públicos de la Nación, un 32% los gastos en educación (y un 43% las asignaciones a infraestructura para este destino) y un 25% los gastos en salud. Pero los subsidios a la energía aumentaron un 8%, aunque los subsidios al transporte cayeron 26%, claro indicador de los sectores que han sido privilegiados por este gobierno. Un tema importante es la evolución de los ingresos tributarios, que cayeron un 5,2% en el acumulado a agosto, debido a la fuerte recesión imperante. Con un plan de ajuste, este comportamiento se vuelve mucho más preocupante, puesto que, para reducir el déficit primario, los gastos deben bajar aun más. De hecho, en dicho período el gasto primario bajó un 11%, el doble de la reducción de los ingresos, siempre medidos en términos reales. Lineamientos básicos El Macri candidato prometió esta semana rebaja de Ganancias a pymes y alivio fiscal a monotributistas para 2020, sin siquiera poner sobre la mesa el cálculo de cómo se afectan los recursos fiscales. Llama la atención que los grandes medios en este caso no le pidan propuestas consistentes. En este plano, ¿cuán coherente con la supuesta intención de tener un sistema previsional sostenible es la propuesta de bajar los aportes patronales, algo que también anunciaron en la semana? Poco y nada. Más allá de las promesas de siempre de Macri, el espíritu que persiguen desde fines de 2015 sigue intacto y puede verse a la luz de las declaraciones de su compañero de fórmula, quien preguntó: «¿Cómo puede ser que los 400 mil venezolanos que ingresaron en el último año estén todos trabajando?». El problema no es la falta del deseo de trabajar (se considera desempleado a quien busca activamente trabajo y no lo consigue), sino la aguda falta de trabajo. Y lo poco que hay es trabajo precarizado, con salarios fuera de convenio y sin ningún tipo de beneficio social, que es al que podrían acceder los recién llegados. Esta semana la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) recibió a Alberto Fernández, quien tras la reunión comentó que le plantearon «la necesidad de una reforma impositiva, y muchos de esos planteos son ciertos», pero

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