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La vía ecuatoriana de la contraofensiva conservadora

Fuente: Emir Sader | alainet.org Fecha: 26 de ENE 2018 Conocíamos dos vías de contraofensiva conservadora: la de la victoria electoral de la derecha, en Argentina; y la del golpe, como en Brasil. Ahora otro país, de forma sorprendente, se suma a esa ola: Ecuador. Se conocían las vías de victoria -electoral o golpista– de la derecha. Pero Ecuador presenta una alternativa: una recomposición conservadora que nace desde adentro de los movimientos progresistas. Es un mecanismo conocido en la política, así como en otro tipo de instituciones. Alguien que siempre fue segundo de un gran líder, vice, sub, de repente es elegido por ese líder para ocupar su lugar, pero no solo no se muestra a la altura, sino termina traicionando el mandato del que había participado y el mandato para el cual había sido elegido. Asimismo, pasa a acusar al líder que lo eligió como responsable de los problemas de su gestión. Hace un mandato mediocre, burocrático, marcado por retrocesos, como transición para la recomposición de la derecha. En el caso de Ecuador, se trata de la elección de Lenin Moreno para suceder a Rafael Correa en la presidencia del país. Aunque no fuera el candidato preferido por Correa – que era el vice de su segundo mandato, Jorge Glas -, al ganar el referendo de Alianza País, fue apoyado por Correa, quien fue el protagonista fundamental de la campaña que llevó Moreno a una victoria apretada, para volverse presidente de Ecuador. Se sabía de su perfil más moderado, de su disposición de desarticular el clima de enfrentamientos duros entre Correa y la oposición – tanto mediática, como partidaria e incluso con algunos movimientos sociales -, pero no hubo ningún pronunciamiento suyo que pudiera apuntar hacia una ruptura con todo lo que ha significado la Revolución Ciudadana. Se suponía un cambio de estilo para enfrentar los problemas, la apertura de diálogo con sectores del campo popular que se habían apartado del gobierno, formas más moderadas de tratar con los medios, pero nada más que eso: cambios de estilo, que no afectaran el contenido de las políticas de la Revolución Ciudadana. Sin embargo, ya en la composición del gobierno y en la supresión de algunos ministerios que representaban algunos de los cambios fundamentales que el gobierno de Correa había traído, ya apuntaban hacia un tipo de gobierno distinto. Luego empezaron a surgir balances de la situación económica que incorporaban visiones de la oposición de derecha, sobre un supuesto endeudamiento excesivo del gobierno, sobre despilfarros, apuntando ya a un nuevo tema, que terminaría distanciando decisivamente a Moreno de Correa: la existencia de corrupción en el gobierno anterior, del que el vicepresidente Jorge Glas sería el protagonista más conocido. Denuncias llegadas desde O Globo, de Brasil, de que Odebrecht habría sobornado a Glas y a otras personas vinculadas a él, fueron asumidas por Moreno como reales, llevando al alejamiento de Glas de las funciones gubernamentales, hasta que Glas fue detenido en base a ese proceso y, más tarde, sustituido en el cargo de vicepresidente. Pero, más allá de esas diferencias, se dio un vuelco esencial en la relación con el bloque de partidos de la derecha tradicional, algunos de los cuales pasaron a ocupar cargos en el gobierno, incluso en algunos puestos económicos estratégicos. Paralelamente, se dio una batalla por el control de Alianza País, el partido fundado por Correa para ser la base política de sostén de la Revolución Ciudadana. Con el control del gobierno, la facción de Moreno logró mantener el nombre de Alianza País, aunque la gran mayoría de la militancia está con Correa. Este y sus seguidores han salido de AP y se proponen a construir un otro partido, vinculado a la Revolución Ciudadana. El referendo convocado por Moreno sintetiza el viraje conservador del gobierno y se ha vuelto el epicentro del enfrentamiento actual entre los dos grupos. Junto a una serie de cuestiones obvias, Moreno impuso el veto a la reelección de Correa, como tema central, además de desarticular un Consejo que descentraliza decisiones fundamentales del gobierno hacia organizaciones civiles, y termina con un impuesto que Correa había logrado a las grandes empresas. La votación se dará a comienzo de febrero y, para ello, Correa ha retornado de nuevo al país, recorriéndolo en una campaña sistemática de difusión de la conciencia política sobre el viraje que sucede en Ecuador. Es una ruptura irreversible entre dos sectores que han protagonizado juntos la Revolución Ciudadana, proceso que ha trasformado de manera formidable a Ecuador por más de una década. Como es un fenómeno nuevo, no está claro el futuro del país y de la izquierda ecuatoriana. Lo que es cierto es que se ha configurado un nuevo bloque conservador en el gobierno, que recibe el apoyo de la derecha tradicional y de sectores de los movimientos sociales que tenían conflictos con Correa. Mientas que éste y la reconstrucción de un partido que proponga la continuidad de lo que fue su gobierno, es el eje de la continuidad de la izquierda ecuatoriana.   Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).  

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La proscripción de Lula

Fuente: Atilio Boron | atilioboron.com.ar Fecha: 25 de ENE 2018 El de hoy es un día de luto para la democracia en el mundo. Tres jueces arrojaron por la borda toda la evidencia que confirmaban la inocencia de Lula y lo condenaron a una pena de doce años y un mes por haber supuestamente incurrido en el delito de corrupción. Para colmo, estos funestos personajes que manchan de manera indeleble a la Justicia brasileña decidieron aumentar la pena que originalmente le había fijado el polémico juez Sergio Fernando Moro que era de 9 años y seis meses de prisión. Tal como ocurriera en el caso de Dilma Rousseff no existen pruebas irrefutables que Lula hubiera recibido el famoso triplex en Guarujá a cambio de favores concedidos a ciertas empresas examinadas en el marco del proceso legal conocido como Lava Jato. Pero la certeza incontrovertible de la existencia del delito, fundamento del debido proceso, no es ya necesaria en Brasil, como en Argentina, para condenar a un enemigo político. La diferencia es que en este país se lo encarcela bajo la dudosa figura de la “prisión preventiva”, extremos hasta los cuales hoy no se ha llegado en Brasil. Por eso no hay ninguna posibilidad de que Lula vaya a prisión a raíz de la sentencia de la Cámara. Un dato que habla de la bajeza y el talante moral del empresariado brasileño, que canta loas a la democracia y la república, lo ofrece el hecho de que tras conocerse la ilegal condena a Lula la Bolsa de Sao Paulo subió un 3.72 por ciento. De todos modos el asunto está lejos de haber sido clausurado. Quedan muchas instancias de apelación, ante la propia Cámara que decidió aumentarle la pena, ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ) alegando que en el curso del proceso se transgredió alguna ley federal, o ante el Supremo Tribunal Federal (STF), si llegara a plantearse que le sentencia viola derechos garantizados por la Constitución. Habida cuenta de lo dilatados que suelen ser los plazos legales quien decidirá si Lula puede o no participar en las elecciones y, en caso de ganarlas, asumir la presidencia es el Tribunal Superior Electoral (TSE), donde el PT deberá inscribir la candidatura de Lula entre el 20 de julio y el 15 de Agosto próximos. Dado que el proceso legal continúa su curso y cuyo resultado final bien podría ser el sobreseimiento de Lula, parece poco probable –por lo temerario- que los magistrados del TSE veten la inscripción del líder petista y, si triunfa en las elecciones, le impidan que llegue al Palacio del Planalto. En pocas palabras, se perdió una batalla contra una in(justicia) corrupta y venal, pero el proceso electoral sigue su curso y la ventaja de Lula sobre sus impresentables competidores aumenta de a poco pero día a día. No se habla del asunto pero son muchos en Brasil que temen que la proscripción de Lula puede ser la chispa que incendie la reseca pradera social brasileña, devastada por las políticas de Temer e indignada por el sesgo antipopular de la justicia federal. No vaya a ser que el ensañamiento político en contra del ex presidente se convierta en el detonante de un estallido social de incalculables proyecciones. No hay que olvidar una clara enseñanza de la historia: quienes con más empecinamiento se opusieron a las reformas terminaron siendo, a pesar de ellos, los que catalizaron las revoluciones.  

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El cuento del tío

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 23 de ENE 2018  Fue un verdadero brote conmemorativo de la llamada “lucha antisubversiva”: el Ejército –con el auspicio del Ministerio de Defensa– acaba de homenajear a militares muertos por la guerrilla, en un acto encabezado por su comandante, Diego Suñer, mientras el Museo de la Casa Rosada inauguraba una muestra de objetos personales del dictador Pedro Eugenio Aramburu, como si éste fuera la versión autóctona del general Charles de Gaulle. Y a manera de remate, una frase dicha por el jefe de los diputados del PRO, Nicolás Massot, durante una entrevista publicada en el diario Clarín: “Con los años 70 hay que hacer como en Sudáfrica y llamar a la reconciliación”. ¿Acaso esa fue una idea soltada al voleo o el anticipo de algún proyecto parlamentario para impulsar tal cuestión? Claro que la “teoría de los dos demonios” está en los genes filosóficos del macrismo. Eso explica por sí sólo el negacionismo gubernamental sobre el número de víctimas, la escandalosa ley del 2×1, la indiferencia del Ministerio de Justicia por los juicios, el festival de arrestos domiciliario a represores y la desfinanciación de actividades y programas de Derechos Humanos articulados por el gobierno anterior. Pero al corpus doctrinario del oficialismo se le suma su colosal empeño por instalar el carácter únicamente castrense del genocidio, soslayando así a sus hacedores de saco y corbata. No es novedoso que la fortuna de la familia presidencial fuera forjada al calor de la última dictadura con fabulosos contratos de obra pública. Ni que la actual política económica sea idéntica a la aplicada por José Alfredo Martínez de Hoz. Y menos aún que varios funcionarios y asesores del gobierno del PRO también lo fueron en el régimen que usurpó el poder entre 1976 y 1983. De ahí proviene –junto con profundas convicciones ideológicas– el atávico reparo del oficialismo por la revisión política y judicial de ese período; especialmente en lo que hace al componente civil del terrorismo de Estado. De allí que el modelo sudafricano de “reconciliación” suene como una agradable melodía. Perdón a la africana Las primeras elecciones multirraciales en Sudáfrica habían marcado el final de 46 años de apartheid, tal como se bautizó el sistema de segregación imperante  entre 1948 y 1994. Con el 62% de los votos, el Congreso Nacional Africano (ANC, en su sigla inglesa) resultó elegido y designó a Nelson Mandela como presidente. Su gran desafío se concentró en unificar el país sobre la base de una democracia parlamentaria sin desigualdades étnicas. En tal contexto, la Comisión por la Verdad y la Reconciliación fue la herramienta concebida para reparar los efectos de las violaciones a los derechos humanos cometidas hasta entonces por el régimen racista. Su etapa más represiva se desató a partir de 1960. El 21 de marzo de ese año la policía abrió fuego contra una manifestación antigubernamental en el poblado de Sharpeville, situada en la provincia de Transvaal. El saldo fue de 69 muertos y 180 heridos. Desde ese momento la población negra fue objeto de una cacería en todo el país para acabar con la estructura ya clandestina del ANC. Su cosecha: 12 mil presos a disposición de tribunales especiales. Otro hito sangriento fue la masacre de Soweto. Ubicada en las afueras de Johannesburgo, se trataba del área urbana con población negra más grande del país. El 16 de junio de 1976 hubo allí una multitudinaria manifestación de estudiantes y profesores. La policía envió 1600 policías. Sus balas en aquella ocasión sumaron más de 700 muertos y un millar de heridos. Ese mismo día el gobierno declaró el estado de emergencia, una medida de excepción que se prolongó durante 13 años. En ese lapso alrededor de otros 750 jóvenes fueron asesinados y unas 10 mil personas pasaron a engrosar las cárceles sudafricanas sin proceso y bajo torturas permanentes. Aquellas fueron las heridas que Mandela decidió “cicatrizar” a través de su Comisión por la Verdad y la Reconciliación. Presidida por el obispo anglicano de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu (Premio Nobel de la Paz en 1984), la Comisión estructuró su funcionamiento en los principios de la denominada justicia “reparadora” o “compasiva”, cuya dinámica hace foco en la necesidad de los sobrevivientes en relatar su calvario y confrontar tal experiencia con el testimonio de sus victimarios. Esa dinámica excluye el castigo penal a estos últimos. El lema acuñado al respecto por Tutu fue: “Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no hay perdón”. Es notable a simple vista que entre el proceso represivo sudafricano y el que hubo en Argentina no hay demasiados puntos en común; ambos casos son incomparables tanto por la clase de conflicto como por su duración y también por los actores que intervinieron en su desarrollo. Por lo tanto es muy difícil que sus modelos de digestión político-judicial puedan ser similares. De hecho, el esquema argentino es reconocido internacionalmente como el paradigma más desarrollado en materia de juzgamiento a perpetradores de delitos de lesa humanidad, en tanto que dichos procesos permiten explorar los secretos del terrorismo de Estado y así conocer mejor lo que pasó. En cambio, el modelo sudafricano ofrece el camino opuesto: impunidad por información, y con la creencia de que tal trueque propiciaría una instancia reconciliatoria. Esa, por cierto, es la propuesta del diputado Massot. Grupo de familia Aquel hombre de 34 años es uno de los pocos cuadros genuinos del macrismo. La solidez de su retórica está a años luz del discurso de los CEO’s amaestrados por Jaime Durán Barba, sin mencionar los casos clínicos de Esteban Bullrich o Gabriela Michetti. Eso explica que sea justamente Massot –y no, por caso, Claudio Avruj– el instalador de este asunto. Y –tal como supo expresarlo en Clarín– con una motivación etaria, al decir que él, perteneciendo a una generación que ni siquiera vivió aquella época, deba dispensarle “el tiempo que le tendría que dedicar a los combates de la actualidad, que son la inflación, la pobreza y la informalidad laboral”. Tal vez al pronunciar aquellas

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Solidaridad con Roberto Baradel

El LLAMAMIENTO Argentino Judío se solidariza con Roberto Baradel y sus familiares por las amenazas recibidas y repudia esta nueva ofensiva —hoy personalizada en él— que tiende a amedrentar y disciplinar a aquella dirigencia gremial que defiende los intereses de los trabajadores. Esta embestida impulsada desde el gobierno de Cambiemos contra el movimiento obrero para doblegar su resistencia a la pérdida de sus derechos y salarios se desarrolla en varios planos. Uno se despliega a través del chantaje reteniendo los aportes pertenecientes las obras sociales y paralelamente la amenaza de carpetazos a los dirigentes. En este plano actúan con el apoyo de la prensa hegemónica. Pero hay otro plano, el que se desarrolla en las sombras con la actuación de los “servicios”, en el que las amenazas a dirigentes probos y sus familias se convierten en pan de todos los días. Como ocurrió en años anteriores —desde que asumió este gobierno— el secretario general de SUTEBA fue nuevamente amenazado, él y su familia. La coincidencia temporal con el DNU firmado por Macri a través del cual se elimina la paritaria docente y la campaña de la gobernadora María Eugenia Vidal invitando a desafiliarse de los gremios docentes exime de toda duda para inferir de dónde vienen las amenazas.  

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Doce datos para entender a Trump

Fuente: Cecilia Nahón y Leandro Morgenfeld | Anfibia Fecha: 22 de ENE 2018 A un año de la asunción del POTUS 45, el libro “Fuego y furia” del periodista Michael Wolff sobre la perturbada trastienda de la Administración Trump bate récords de venta en Estados Unidos. También están en boga las interpretaciones “psicológicas” sobre el actual inquilino de la Casa Blanca, cuya salud mental, peligrosidad y/o aptitud para ocupar el Salón Oval son objeto de acaloradas disputas. No es para menos. El magnate neoyorkino empuña un gasto militar superior al de las siguientes ocho potencias juntas. Su triunfo fue un parteaguas en la historia estadounidense y global. Sin subestimar los rasgos extraordinarios de la personalidad de Donald J. Trump, proponemos en este ensayo una recorrida panorámica sobre 12 aspectos clave de sus primeros 12 meses en la Casa Blanca. En épocas de fake news y “hechos alternativos”, nuestro punto de partida son 12 datos (¡ciertos!) que consideramos ilustrativos de su gestión. 9.500 millones de dólares: La riqueza neta conjunta del gabinete de empresarios y banqueros millonarios nombrado por Trump, el más acaudalado, masculino y blanco de los últimos cinco presidentes de Estados Unidos.  Junto a políticos ultra-conservadores y algunos outsiders, su primera línea ejecutiva se completó con una junta tripartita de militares condecorados en las posiciones estratégicas de seguridad nacional y defensa, perfil que mantuvo pese a la elevada rotación de su gabinete (producto de escándalos e investigaciones judiciales que forzaron a renunciar a sus más destacados colaboradores). Estos datos van a contramano de su afirmación de que el 20 de enero de 2017 será recordado como “el día en que el pueblo volvió a gobernar [la] Nación”. Si bien Trump rompió de cuajo con todas y cada una de las convenciones del establishment político de Washington, en su gobierno priman las continuidades por sobre las aparentes rupturas con el establishment empresarial, financiero y militar. 38%: El actual nivel de aprobación de Trump, por lejos el registro más bajo en seis décadas para un Presidente de Estados Unidos a un año de iniciar su mandato. Una vez más, el “genio muy estable” bate récords históricos, pero no está solo: la sociedad estadounidense atraviesa una crisis de representación política sin precedentes en un escenario de fuerte radicalización. Ambos partidos están gravemente heridos, y desorientados. Más que una grieta, prima una fractura, o muchas fracturas. Tan sólo el 5% de los identificados con el Partido Demócrata aprueba la gestión de Trump. Una “resistencia” pujante y diversa se fortalece a lo largo del país (especialmente en las costas), mientras millones claman por el impeachment o se ilusionan con la llegada a la Casa Blanca de otra celebrity, pero negra y mujer: Oprah Winfrey. No es alocado: las elecciones recientes en Alabama, Nueva Jersey, Nueva York y Virginia consagraron a una ascendente camada de referentes territoriales de aquellos segmentos más denostados por el Presidente 45 (mujeres, trans, refugiados, latinos). Pero sería un grave error subestimar a Trump: contra todo pronóstico mantiene un sorprendente nivel de 82% de aprobación entre aquellos identificados con el Partido Republicano, a quienes evidentemente satisface su agenda belicosa, ultra-nacionalista y conservadora, junto a los masivos recortes de impuestos. 5,6: El promedio diario de afirmaciones falsas o engañosas emitidas por Trump en su primer año en la Oficina Oval. Apenas desembarcó en la Casa Blanca, la Administración Trump reafirmó su apego a la post-verdad cuando su entonces comunicadora estrella, Kellyanne Conway, defendió la afirmación oficial de que la investidura de Trump había sido la más concurrida de la historia (algo evidentemente falso), sosteniendo que el vocero presidencial Sean Spicer no había mentido, sino presentado “hechos alternativos”. Esta expresión orwelliana fue la marca de nacimiento del discurso trumpista. Desde entonces, la cobertura periodística es un campo minado por acusaciones cruzadas de fake news. Mientras la mayor parte de los medios chequean todas y cada una de las afirmaciones de Trump, y llevan bases de datos de sus mentiras, el billonario acusa a su vez de mentirosas a las vacas sagradas de la prensa norteamericana (CNN, New York Times, Washington Post), mientras comparte y consume obsesivamente las noticias celebratorias de su gobierno de la cadena Fox News. No hay lugar para los ingenuos. En un país fracturado políticamente, la prensa alimenta y a la vez se beneficia económicamente de la marcada radicalización de las pantallas televisivas. 691.700 millones de dólares: El presupuesto militar que propuso Trump para el año fiscal 2018, 12% más alto que el anterior. Mientras acrecentó el gasto del Pentágono, su Administración avanzó en debilitar al Departamento de Estado. Según la American Foreign Service Association, que reúne a los diplomáticos estadounidenses, en los primeros 10 meses, el Departamento de Estado perdió el 60% de sus embajadores de carrera y más de 100 diplomáticos de primer nivel solicitaron bajas voluntarias. Más que reducir el intervencionismo a escala global, Trump pretende reinstalar el unilateralismo bajo una fuerte impronta militar, en detrimento de una conducción multilateral más colegiada. Una muestra cabal de este enfoque es el anuncio, cumpliendo una promesa de campaña, del retiro de Estados Unidos del Acuerdo climático de París, desentendiéndose de los compromisos de reducción de las emisiones de dióxido de carbono. Otro ejemplo fue la decisión unilateral de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel o haber dispuesto, como hizo Reagan en 1984, la salida de Estados Unidos de la UNESCO. Como sus antecesores, sigue pregonando el excepcionalismo y la idea de que los estadounidenses son un pueblo elegido, diferentes al resto. Una novedad es la caracterización de Trump según la cual Estados Unidos venía siendo sistemáticamente abusado y estafado por los demás países en el escenario global, pretendiendo justificar con esta insólita victimización sus recurrentes atropellos a nivel bilateral y multilateral.   3: Las reuniones de Trump con el ex Secretario de Estado Henry Kissinger. La primera fue días después de su elección, y las otras dos ya como presidente, en mayo y octubre de 2017. Durante la campaña, Trump sugirió que propiciaría la distensión con Rusia, para enfrentar a China –su obsesión a lo largo de toda la contienda

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El ensañamiento de la DAIA

El LLAMAMIENTO Argentino Judío expresa su más profundo rechazo a la reiterada y amañada maniobra judicial de la DAIA —ejecutada ayer ante el tribunal de Claudio Bonadío— orientada a profundizar la persecución tribunalicia contra Cristina Fernández de Kirchner, funcionarios del gobierno anterior y militantes populares. El requerimiento de elevación a juicio oral y público, demandado en el día de ayer por la DAIA, considera la posibilidad de que los acusados sean imputados con la grave, injusta y grotesca carátula de “traición a la patria” pese a que la Cámara Federal rechazó dicha figura  previamente. El rol protagónico de la DAIA en el entramado jurídico y político articulado por el juez Bonadío, el diputado Waldo Wolff y el periodismo encargado de blindar al gobierno de “Cambiemos”, puede catalogarse como una de las más infames campañas de ensañamiento y crueldad de la historia política argentina. El juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA que en la actualidad se lleva a cabo en Tribunal Oral Federal Nº 2 es sistemáticamente ocultado y silenciado por la DAIA dado que entre sus imputados se encuentran el extitular de la misma, Rubén Beraja, el exjefe de la policía de Macri, Jorge “Fino” Palacios y diversos funcionarios del gobierno menemista artífices del verdadero encubrimiento, e impulsores del actual macrismo. El LLAMAMIENTO manifiesta su más absoluto rechazo al galimatías jurídico elaborado inicialmente por Alberto Nisman, quien fue desestimado y desmentido categóricamente por el extitular de INTERPOL, Robert Noble, quien afirmó que “en ningún momento, ni el Estado argentino ni ninguno de sus jueces le solicitó el levantamiento de las alertas rojas´”. La reciente medida solicitada por la DAIA muestra a las claras su desembozada articulación geopolítica con los sectores más retrógrados de la derecha estadounidense e israelí, verdaderos promotores de las soluciones belicistas de los conflictos internacionales. El agravamiento, día a día, de la salud del excanciller Héctor Timerman y la estrategia de pinzas dispuesta por el macrismo y el Departamento de Estado de Trump para impedir su tratamiento en Estados Unidos, muestra a las claras el nivel de perversión y sadismo político que ha alcanzado la alianza corporativa de derecha que gobierna nuestro país. El LLAMAMIENTO repudia el vulgar ensañamiento evidenciado por la DAIA, junto a sus socios políticos, y advierte –nuevamente— acerca del continuo deterioro del Estado de Derecho.   Marcelo Horestein – Secretario Jorge Elbaum – Presidente Buenos Aires, 18 de enero de 2018

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En defensa de la libertad de expresión

El LLAMAMIENTO Argentino Judío expresa su preocupación y repudia la campaña contra el dirigente político y sindical Víctor Santa María impulsada por el Gobierno nacional y fogoneada desde los medios hegemónicos con el apoyo de en un sector del Poder Judicial con centro en Comodoro Py. No es la primera vez que aparecen las mismas denuncias a pesar de los desmentidos e inconsistencias de las acusaciones sobre los hechos que se le atribuyen. Esta campaña contra Santa María, a tres bandas —en su carácter de secretario general del gremio de encargados de edificios, como presidente del PJ de la Capital y en calidad de titular del “Grupo Octubre”, propietario de Página 12 y de AM 750—, se inscribe en la ofensiva que el gobierno está llevando a cabo contra los trabajadores tratando de imponer una reforma laboral regresiva, contra la dirigencia política opositora y contra la libertad de expresión con la intención acallar todas las voces críticas al Gobierno. Expresamos nuestra solidaridad con Víctor Santa María y nuestro compromiso en defensa de la libertad de expresión y que los enunciados críticos no sean silenciados en plena democracia que tanto dolor y sangre le costó al pueblo conseguir. Marcelo Horestein – Secretario Jorge Elbaum – Presidente

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La ciber entrega de las Malvinas

Fuente: Jorge Elbaum | elcohetealaluna.com Fecha: 14 de enero 2018 Mientras permanecen como ignoradas las causas de la desaparición del ARA San Juan y el destino de sus 44 tripulantes, el canciller argentino, Jorge Faurie, manifestó recientemente que “las relaciones bilaterales (con el Reino Unido) comenzaron a cambiar (…) el 10 de diciembre del 2015, con una nueva orientación que busca enriquecer el nivel de relacionamiento”. La permanente omisión de la cuestión de Malvinas ha sido una constante del gobierno de Cambiemos. Es harto probable que Mauricio Macri no sea recordado como un presidente comprometido con causas patrióticas, pero su nombre perdurará, sin dudas, en los anales del Foreign & Commonwealth Office —el ministerio de relaciones exteriores británico—, como uno de sus más conspicuos facilitadores y aliados del primer cuarto del siglo XXI. El 17 de septiembre de 2017, Horacio Verbitsky difundió en Página 12 algunos pormenores de la visita a nuestro país del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y de los acuerdos alcanzados con el gobierno de Cambiemos. Entre los integrantes de la comitiva de empresas que acompañaron al líder del Likud, partido de la derecha gobernante, figuraba el NSO Group, fundado en 2010 por mayor general Avigdor (Janusz) Ben-Gal, quien fuera anteriormente presidente de la empresa estatal Industrias Aeronáuticas de Israel, mandataria de la corporación Rafael Advanced Defense Systems. NSO Group es una de las tantas start-ups generadas a partir de una decisión militar de desarrollo enfocada al área del software estratégico, con base en la célebre Unidad 8200: una entidad de las fuerzas armadas israelíes fundada en 1952, dedicada a la ciberseguridad y ubicada en las cercanías de la ciudad de Beersheva, en el desierto del Neguev. Caballo de Troya En enero de 2015, la Corte Suprema de Panamá anunció el resultado de una investigación sobre espionaje en la que se acusó al ex presidente panameño Ricardo Martinelli de monitorear mediante el malware Pegasus —malware es un programa o código malicioso concebido para dañar un sistema, como los virus y troyanos— a más de cien políticos, periodistas, embajadores y empresarios. A raíz de esa denuncia, el ex presidente fue detenido el 12 de junio de 2017 en Miami y permanece en esa condición, a la espera de una extradición reclamada por la justicia panameña. Dos de los hijos de Martinelli, Ricardo y Luis Enrique, tienen pedido de captura internacional por el caso Odebrecht. A ambos se los acusa, además, de lavado de dinero producto de sobornos y de la utilización del mismo software de vigilancia, Pegasus. El 19 de junio de 2017 el New York Times (NYT) reveló que el gobierno mexicano y diferentes empresas privadas de ese país desarrollaron acciones de espionaje mediante Pegasus contra periodistas, políticos de la oposición, integrantes de organizaciones no gubernamentales y miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que evaluaban la desaparición de los 43 estudiantes de magisterio de Ayotzinapa. La administración de Peña Nieto había adquirido el software espía a través de la Procuración de la Nación, por un monto de 32 millones de dólares, el 29 de octubre de 2014. Según los datos revelados por el NYT, entre los vigilados se encontraban también diversos periodistas, entre ellas una de las más renombradas de ese país, Carmen Aristegui, y varios activistas relacionados con el fomento de impuestos sobre las gaseosas azucaradas, que sufrían la franca oposición de la empresa Coca-Cola. La fuente principal del artículo periodístico del NYT fue el dossier difundido por el Citizen Lab de la Universidad de Toronto, uno de los centros más rigurosos en el monitoreo de las políticas contra la privacidad. Su trabajo se titula “Espionaje gubernamental: monitoreo sistemático de periodistas y defensores de derechos humanos en México”. Uno de los “productos” de NSO Group es la aplicación de intrusión y vigilancia de celulares, computadoras y bancos de datos que empezó a ser comercializado internacionalmente en 2011, permitiendo la gestión remota de la información recopilada. NSO Group vendió un setenta por ciento de su paquete accionario en 2014, por un monto de 140 millones de dólares, a un fondo de inversión denominado Francisco Partners, que al momento de la adquisición aceptó los requerimientos de las políticas de seguridad israelíes, que exigen la continuidad operativa de la gestión de este tipo de empresas (y de la ubicación de sus servidores) en la misma ciudad donde se originó, es decir, en Hertzlía Pituaj, veinte kilómetros al norte de Tel Aviv. La presentación corporativa de NSO Group anuncia, desde sus orígenes, que comercializa su software únicamente a agencias gubernamentales dispuestas a enfrentar el crimen organizado y al terrorismo. ¿El lema de la empresa? “Hacer del mundo un lugar más seguro”. Uno de los accionistas de Francisco Partners es el fondo de inversión Elliot Management, uno de los denominados “fondos buitre”. Elliot esta administrado por Paul Singer, que en 2016 logró, gracias al gobierno de Cambiemos, la cobranza de los bonos “basura”, reclamados infructuosamente durante el kirchnerismo. El aporte de Cambiemos a dichos “fondos buitres” incluyó intereses usurarios y cuantiosas comisiones por un monto cercano s los 12.000 millones de dólares. Elliot Management y Francisco Partners adquirieron —gracias a las ganancias exorbitantes concedidas por Macri— el porcentaje mayoritario de la trasnacional de computación DELL y de la empresa dedicada a “combatir” virus informáticos, conocida como Symantec, logrando de esta manera la ubicación en los dos extremos de la vigilancia de internet: la producción de malwares y el software elaborado para combatirlo, como es el caso de Symantec. Francisco Partners posee oficinas en Londres, donde participa —gracias al aporte de uno de sus programas estrella, Pegasus—, de la red de compañías cooperantes del GCHQ, Government Communications Headquarters, la agencia gubernamental británica de inteligencia, dedicada a la ciberseguridad y la ciberdefensa. El sable del cielo El 29 de octubre de 2015, los gobiernos del Reino Unido y de Israel informaron conjuntamente una alianza estratégica orientada a la ciberseguridad. El acuerdo incluye la cooperación para la compilación y examen de información geoestratégica, el relevamiento de contingencias, el análisis de big data (orientado a descubrir patrones ocultos)

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“A un sector de la Justicia el derecho no le interesa”

Fuente: Raúl Kollman | Página 12 Fecha: 14 de ENE 2018 “Vamos camino a una amnistía, tarde o temprano. Aquí no hay nada jurídico. No es una cuestión de derecho ni de justicia. Es una cuestión de poder. A este sector de la justicia no le interesa el derecho como no le interesaba al juez Botet. Hemos iniciado un largo camino hacia una amnistía, que es como siempre terminan las persecuciones políticas.” El doctor Raúl Eugenio Zaffaroni, ex integrante de la Corte Suprema, realizó este durísimo diagnóstico sobre el proceso judicial de la causa por el Memorándum de Entendimiento con Irán. Hoy se cumplen tres años de aquel 14 de enero de 2015 cuando Alberto Nisman presentó la denuncia contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el ex canciller Héctor Timerman y otros dirigentes. La referencia es al juez Luis Botet, que en 1956 armó el proceso contra Juan Domingo Perón por traición a la patria y asociación ilícita. Este es el diálogo de Página|12 con Zaffaroni. –La realidad es que hoy hay personas presas por el Memorándum: Carlos Zannini, Luis D’Elía, Fernando Esteche, Jorge Khalil y también Cristina Kirchner, si no tuviera fueros y Héctor Timerman, si no estuviera enfermo. ¿Es razonable que estén personas privadas de su libertad por el delito de encubrimiento agravado, una vez que descartaron la traición a la patria? –Antes de cualquier valoración jurídica, debo advertir que no tiene ninguna importancia práctica inmediata. Todo lo que digamos desde el derecho, para un sector de la justicia carece de sentido, porque lo que se juega es simplemente poder. Para ese sector ya no interesa el derecho, como no le interesaba al juez Botet en los años cincuenta. Esto es un simple problema de poder, que trasciende a la Argentina. Nos metimos en problemas en los noventa, problemas que eran totalmente ajenos a nosotros y que nos costaron dos crímenes terroristas y muchos muertos. Luego, la administración demócrata de los Estados Unidos comenzó a negociar con Irán para resolver un riesgo nuclear. Benjamin Netanyahu pasó por encima de Barak Obama y habló en el Congreso norteamericano contra esa negociación y mencionó el caso del atentado en la Argentina. No he hablado con Timerman de esto, pero seguramente la sugerencia de que se hiciera algo para mover la causa paralizada vino de la gente de Obama, y ahora los republicanos y otros intereses, todos ajenos a nosotros, están moviendo estos procesos contra los funcionarios nuestros que promovieron el memorándum para destrabar la causa. Aquí no hay nada jurídico, el derecho no tiene nada que ver, es poder puro, lucha de poder e intereses, demasiado poderosos y extraños a nosotros. En eso, como en otros procesos por supuestas corrupciones a lo Botet, hay un sector de la justicia que se presta a la revancha política pura y simple. Hemos iniciado un largo camino hacia una amnistía, que es como siempre terminan las persecuciones políticas. A la larga terminan así, nos cuesta a los contribuyentes pagar reparaciones por los daños causados y, además, si algún corrupto en serio hay entre los perseguidos, lamentablemente se beneficia también con la amnistía que, por mandato constitucional, siempre debe ser “general”. En esto no valen razones jurídicas, si las mencionamos será por su importancia futura, cuando este momento pase, los que hoy callan se rasguen las vestiduras jurando que no se daban cuenta de lo que sucedía, que no sabían nada, y haya que ajustar cuentas con los responsables de las aberraciones y reparar los daños personales y sociales que hayan cometido. Pero ahora, cualquier razón jurídica es inútil, no habrá instancia judicial nacional que la escuche y a las internacionales les niegan valor. Estamos viviendo la crisis más grande del Estado de derecho de los últimos treinta y cuatro años. En cuanto a la “razonabilidad” de su pregunta, no, jurídicamente no es razonable, porque al descartar la traición a la Nación se está inventando un supuesto de hecho diferente, ya no son los mismos hechos, porque la traición era “prestar ayuda y socorro al enemigo” y ahora se imputa tratar de beneficiar a prófugos. Son dos hechos diferentes pero, como le decía, esto es jurídico y carece de importancia para el poder arbitrario, nadie lo va a recoger ahora, es sólo para tenerlo en cuenta en el futuro, cuando termine y se revierta este cuadro de franca persecución política. –Se ha instalado últimamente el criterio de que todo ex funcionario tiene capacidad para obstaculizar las investigaciones ya que, supuestamente, cuenta con “relaciones residuales”. –Primero, las investigaciones se refieren a hechos pasados hace años y cuya prueba hoy es casi exclusivamente documental, escrita, bastando con secuestrar la documentación. En segundo lugar esas relaciones residuales son presumidas, pero no están probadas. En tercer lugar, esto sería muy peligroso para los funcionarios en actividad, que se supone que tienen relaciones plenas y activas. En cuarto lugar, la prisión preventiva debería ser excepcional y nunca la regla basada en presunciones que no admiten prueba en contrario. En quinto lugar, si ese es el pretexto, no veo la razón, fuera de revanchismo y venganza, para detenciones escandalosas que restablecen la picota, ni para tenerlos en cárceles de máxima seguridad, con visitas y comunicación restringidas al máximo, y menos aún, para intentar mantener a un enfermo con prisión domiciliaria e impidiéndole o dificultando su tratamiento. Esto no es otra cosa que el juez Botet redivivo. –La Cámara Federal ha dicho que el Memorándum es perfectamente judiciable porque el tratado no versaba sobre materias propias del Poder Ejecutivo, sino sobre una cuestión judicial como era las indagatorias de los sospechosos iraníes. Por lo tanto, sostienen que no sólo es judiciable sino que constituye el delito de encubrimiento porque, según los camaristas, favoreció a los imputados.  –No me cabe duda acerca de que las relaciones internacionales pueden abarcar cuestiones de judicialidad, sin duda, salvo que los jueces se declaren independientes del Estado, lo que no me extrañaría después de “Fontevecchia”, claro. Imaginemos que hubiese una guerra y para

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