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Escenarios

Fuente: Horacio Verbitsky | El cohete a la luna Fecha: 23 de SEPT 2018 Cuando Maurizio Macrì pisa el umbral del último año de su mandato, los aprontes para la sucesión, tanto en la Alianza Cambiemos como en los peronismos, coinciden con el debate de las distintas posiciones ante el proyecto de presupuesto elaborado bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional y con las cambiantes tácticas oficiales para contener la disparada del dólar. El vocero del Fondo, Gerry Rice, dijo que ese presupuesto es “una parte fundamental del plan de las autoridades para fortalecer la economía argentina y dar confianza”.  Extraoficialmente el gobierno hizo trascender que además de adelantar los desembolsos previstos en el acuerdo de mayo, el FMI ampliaría el préstamo a 65 o 70.000 millones de dólares y esto bastó para que el dólar se tomara un respiro. El acuerdo se anunciaría el lunes 24, cuando Lagarde reciba a Macrì en Washington. La tradición nacional Incrementar entre el 30 y el 40% los ya insólitos 50.000 millones del FMI es una desmesura que recuerda la admiración con que hace 130 años la revista británica The Banker sostuvo en su artículo Gaucho Bankingque “en materia monetaria, la imaginación de los argentinos no tiene límites”. Un cuarto de siglo más tarde, el viajero francés Jules Huret escribió sus impresiones sobre el país: “Hay una elite de hombres, entre el Jockey Club y el Club del Progreso, entre Florida y la Plaza de Mayo, que irradia hacia todos los centros de la actividad nacional. Tiene los ojos puestos sobre las buenas oportunidades de compra y venta de tierras, los datos confidenciales de la Bolsa y los precios que le llegan. Conoce las grandes empresas que se van a crear, las concesiones forestales que restan por otorgar, los proyectos de construcciones de fábricas, de molinos, los ingenios, las concesiones de ferrocarriles, de puertos, los contratos proyectados para proveer maquinarias y herramientas, las grandes obras públicas a emprender. Esta élite sabe todo esto y cuenta con los medios más seguros —y a veces los más oscuros y torcidos— para adelantarse a los competidores, bajo el ojo vigilante del capitalismo inglés y del capitalismo belga”. En 1911, cuando Huret firmó estas observaciones, el primer Macrì no había llegado a la Argentina, donde se casó con la heredera de una de las mayores familias terratenientes, ni habían nacido los primos Toto y Nicky, todos ellos entusiastas cultores de la tradición nacional. La ampliación a 65 o 70.000 millones de dólares surgió durante las negociaciones del ministro Nicolás Dujovne con la madame del FMI, Christine Lagarde. La solicitud inicial del gobierno fue que se adelantaran los desembolsos previstos en el acuerdo stand-by para 2019 y 2020. La objeción obvia fue que quien sucediera a Maurizio Macrì encontraría secas las pilas de todos los timbres financieros por apretar. Esto es grave, dado que nadie cree que en medio de una profunda y duradera recesión la inversión privada pueda entibiar la era del hielo económico. Así se realizara el 100% de las obras viales licitadas con el régimen de participación público-privada (PPP), sería apenas una gota en el terreno reseco por el derrumbe del consumo privado, cuya incidencia en el PIB es del 75% contra menos del 20% de la inversión. El tercer componente de la demanda agregada es el saldo comercial. La proyección de crecimiento en el presupuesto es inverosímil, dada la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el proteccionismo generalizado y la caída de los precios de los productos que exporta la Argentina. De hecho, lo que sigue creciendo es el monto de las importaciones. La única verdad es la economía real El presupuesto merece un análisis detallado, que se realiza en otras notas de esta edición. Aquí basta con señalar esas inconsistencias. Suponer que dentro de 15 meses se podrá comprar un dólar por los mismos 40 pesos que la última semana, cuando la inflación prevista para este año se acerca al 50% y para el próximo oscila entre el 20 y el 30%, es un prodigio de imaginación de cuyo cumplimiento los técnicos del FMI no pueden tener ninguna expectativa de cumplimiento. Si simularan lo contrario (y hasta ahora no hay más que expresiones genéricas de buena voluntad y versiones sin fuente responsable) habría que buscar en otro lado las razones. Por vía de hipótesis: en noviembre sesionará en Buenos Aires la cumbre presidencial del G20 y hasta entonces el sistema financiero global hará todo lo necesario para sostener al actual gobierno argentino, porque cualquier cambio en menos de dos meses sería una complicación que las potencias mundiales prefieren ahorrarse; la burocracia del Fondo ató su suerte a la de Macrì, de modo que un nuevo default daría lugar a una purga implacable; cada dólar que ingresa al barril sin fondo del Tesoro y el Banco Central sirve para proveer la materia prima indispensable para la fuga, que es una pieza central del régimen de valorización financiera del capital que reapareció en 2015. el gobierno estadounidense está aprovechando la permeabilidad del argentino para avanzar temas centrales de su agenda, como el control de la producción de petróleo y gas no convencionales y de la presencia china en la región; la militarización de las fronteras con el pretexto del narcotráfico y la criminalización de la protesta social alegando que se utilizan métodos terroristas. El horrible proyecto de ley antiterrorista de Macrì fue inspirado por los amigos norteamericanos. En los últimos meses han pasado por Buenos Aires tres oficiales superiores de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos: el secretario de Defensa, general James Mattis; el jefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Mark Milley. más recursos implica lubricar la bicicleta financiera (su nombre más elegante es carry trade), con nuevos productos surgidos de la imaginación sin límites que asombraba a la revista de los banqueros ingleses en 1888. Después de las LEBACs y las LETES ahora es el turno de las LECAPs, Letras del Tesoro Capitalizables que ofrecen ganancias suculentas a quienes

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País de enemigos

Fuente: Graciana Peñafort | El cohete a la luna Fecha: 23 de SEPT 2018 Una de las partes más tristes de perder a alguien que querés y con quien conviviste, es ese momento espantoso en el cual no tenés más opción que reacomodar y deshacerte de las cosas que dejó ese otro tan querido como ausente. Nunca estás más solo que en ese momento en que sos el único que toma decisiones en un espacio que supo ser común. Y que ya no lo es. Cuando abrís un cajón para vaciarlo y todo tiene un olor que reconoces como cotidiano y que sabes va a desaparecer con el correr de los días. Doblar la ropa de otro que ya no va a usar. Seleccionar qué conservar y qué no, entre papeles y objetos que aun guardan el rastro de esas otras manos. El dolor infinito de desarmar lo cotidiano. Recuerdo la última vez que me separé. Recuerdo con especial dolor el momento en que tuve que sacar de la mesa de luz los libros de él, que habían quedado ahí. Fue lo último que hice. Pasé meses sin poder tocar esa mesa de luz ni los libros que ahí estaban. Dormía de espaldas a esa mesa de luz hasta que pude hacerlo. Y cuando conseguí juntar fuerzas, valor y resignación y sacar esos libros, lloré desconsoladamente durante horas. Y yo era afortunada. Solo era una separación. Sabía —y sé— que sólo se trataba de un desarmar un mundo de dos que se había acabado. Pero que en el mundo aun estábamos los dos, intentando volver a ser felices. Cada uno por su lado. Me consoló saber que estábamos vivos. Que ese final, por doloroso que fuese, era también un principio. Cuánto más terrible y triste de modo irremediable si hubiese tenido que hacer todo esto en el contexto de una muerte. Yo no sé si CFK es una sentimental. Pero el fin de semana pasado me acordé del dolor de sacar los libros de la mesa de luz, cuando ella mostró lo que Bonadío había hecho en su casa de Calafate. Porque recordé que en esa casa es donde Néstor murió. Deseo fuertemente que CFK no haya tenido las memorias de su cotidianeidad con Néstor ahí, a merced de Bonadío. O que no le tenga apego a ese tipo de cosas. Que lo que hizo ese juez, por el modo en que lo hizo, sólo haya sido un ultraje a la propiedad y no a la memoria. Esta semana como pocas quedaron de manifiesto las múltiples facetas del Poder Judicial. En Mendoza se dictó sentencia por los delitos de lesa humanidad cometidos contra 86 víctimas de la última dictadura militar. Fue el Tribunal Oral Federal Nº 1. Mientras tanto, la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza tuvo una efímera secretaria, cuya designación fue tan dura y públicamente cuestionada en virtud de carecer de los antecedentes y la experiencia mínimos para ser designada en ese cargo, que finalmente renunció a su sorprendente promoción. Más lejos de las montañas azules con las que crecí y que extraño, la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Py está a punto de recibir a su más flamante miembro. Tampoco concursó para ocupar ese lugar, sino que fue trasladado por el Consejo de la Magistratura. Que en estos días parece más una agencia de turismo interno de jueces que el órgano que constitucionalmente tiene a su cargo seleccionar mediante concursos públicos postulantes a las magistraturas. Y no es que los concursos sean una maravilla, a decir verdad, pero parecen un poquito menos caprichosos que estos traslados a dedo, sin mayores justificativos que la voluntad política de colonizar instancias judiciales. El flamante miembro de la Cámara de Apelaciones de Comodoro Py será uno de los jueces que deberá resolver las apelaciones que como catarata cayeron sobre la resolución del doctor Claudio Bonadío, que ordenó los procesamientos de muchos en la causa de la fotocopias del cuaderno de Centeno, el chofer con aspiraciones literarias. Las 551 páginas de la resolución de Bonadío son claro ejemplo de dos cosas: de lo mal que funciona una parte de la justicia federal sin controles y sin límites constitucionales y de las muchas veces que escribo Bonadío en esta computadora, tantas que al olvidarme del acento, me aparece el corrector señalándome que está mal escrita la palabra Bonadío. La coincidencia, puedo afirmar, no es casual. Sé que muchos no han podido leer la resolución. Entre otras cosas porque estuvo sólo un breve lapso disponible en la página del Centro de Información Judicial de la Corte Suprema. Señalan los que conocen los pasillos de la Corte que es eso una consecuencia del pequeño golpe de estado que sufrió Lorenzetti y que impactó también en la conducción del CIJ. He sido siempre muy crítica con el funcionamiento del CIJ pero señalo que en cualquier caso, la publicación de las sentencias es un aporte imprescindible al ejercicio del derecho a la información de la sociedad. Prefiero que exista el CIJ a que no exista. Y prefiero que publique las sentencias a que no las publique. La directora del CIJ explicó que son los jueces de primera instancia quienes deciden qué sentencias se publican en la página del CIJ y cuáles no. La breve publicación de la sentencia me hizo sospechar, en un arranque de optimismo carente de fundamento, que Bonadío tuvo un atisbo de vergüenza por lo que había escrito y por eso prefirió que nadie más lo pudiera leer. Sé que no fue así. Bonadío sabe que su sentencia es un verdadero mamarracho y que la única forma de validarla es que las personas no la puedan leer y sólo pueda leer lo que otros dicen de esa sentencia. Va una última reflexión estúpidamente optimista. Bonadío tiene más confianza en los múltiples house organs que en la solidez de sus escritos como juez. Ante esa falta de confianza, la solución del poder fue nombrar jueces de apelaciones que estén dispuestos a olvidar lo que saben

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La guerra de los mundos

Fuente: Andrés Ferrari Haines* | Página 12 Fecha: 22 de SEPT 2018 La adecuada comprensión del conflicto entre EEUU y China requiere descartar dos falsas interpretaciones: una, que se trata de una “guerra comercial”; otra que se genera por la personalidad peculiar del Presidente de Estados Unidos y que, además, va a contrapelo de los deseos en su propio país. Claro que Trump puede pesar y que el combate se inicia a partir decisiones económicas en su aspecto comercial. Pero el fundamento de la disputa es mucho más profundo y por lo tanto se trata de una cuestión que será duradera y que podrá manifestarse en otros aspectos además del comercial. El fondo del enfrentamiento es un conflicto insoluble sobre visiones o proyectos distintos del orden mundial que son incompatibles, aunque puedan llegar a convivir. Mientras la futurología de la trayectoria del conflicto está siempre abierta y difusa, es pertinente su análisis, que aquí toca solamente la visión de EEUU del mismo. A pesar de la expresión “guerra comercial” que definiría el conflicto, Trump anunció, en diciembre pasado, los cambios en su política comercial. En el documento de la futura estrategia de Seguridad Nacional China es calificada como competidora estratégica y como un país que desafía los valores y la influencia de Estados Unidos. Trump anuncia que aplicará medidas comerciales contra sus rivales – es decir, China – que hacen violaciones en este ámbito. Pero el informe también acusa a Pekín de cuestionar las normas internacionales y manifestó la preocupación del fracaso de décadas de esfuerzos de Estados Unidos para permitir que China se integre en el orden internacional y se liberalizara. Los líderes del Partido Comunista de China fueron acusados de intentar extender las características del sistema autoritario del país, de robo de propiedad intelectual y buscar la expansión de su modelo de economía. En resumen, China fue acusada de país ‘revisionista’ que pretende modelar el mundo de acuerdo a sus valores e intereses que son diferentes de los norteamericanos – o sea, establecer un orden mundial diferente al diseñado luego de la Segunda Guerra Mundial por Estados Unidos. Así, lo que se debe entender es cómo la “guerra comercial” es en realidad para Estados Unidos un conflicto de Seguridad Nacional y de definición de Orden Mundial. Se entiende que el orden mundial actual surgió de la Paz de Westfalia de 1648 que puso fin a la desgastante Guerra de 30 años en la cual prácticamente toda Europa se confrontó sin tregua. En realidad, era una continuidad de diversas confrontaciones que hacían parte de la vida cotidiana europea desde hacía siglos, que se venían agudizando fuertemente desde que Carlos de Habsburgo unificó gran parte del continente y procuró conquistar – mediante el proyecto de Monarquía Universal – el resto de Europa respaldado por la inmensa plata que extraía del recién conquistada América. Westfalia así sancionó el acuerdo que había sido una mera tregua en la Paz de Augsburgo (1555) entre católicos y protestantes que estipulaba Cuius regio, eius religió – a grosso modo “a tal rey, tal religión”. Es decir, el principio de no-intervención en asuntos internos de un Estado, concepto de soberanía que se considera — no sin controversias — está detrás el sistema moderno internacional de Estados-Nación. No que esto se haya respetado, en la práctica después de 1648; más bien lo contrario, no sólo se hizo más frecuente, sino también los conflictos se convirtieron de mayor envergadura en todos los sentidos hasta su ápice con la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas que, al transformar al siervo feudal en ciudadano-soldado en defensa de la “patria”, definió la transformación moderna de la soberanía de Westfalia como autodeterminación de los pueblos. Entre Westfalia y la caída de Napoleón (1815) con generosidad conceptual podrían señalarse unos pocos Estados europeos en ese sentido moderno (Holanda, Inglaterra-Reino Unido, Portugal, Suiza). Desde entonces, el proceso se acentúa luego de sobrepasar el Sistema Mitternich acordado en el Tratado Viena entre los Ancien Régimes europeos que sólo consiguieron contornarlo hasta mediados del siglo XIX.  Pero en el continente americano esa transformación social la inauguró Haití y tomó fuerza después en el resto de América Latina. Claro, el caso inicial fue Estados Unidos en 1783 cuyo pueblo había cortado la sujeción colonial británica. Así, el concepto del Estado-nación como expresión de un pueblo libre se encuentra íntimamente ligada a la visión de orden mundial estadounidense. Woodrow Wilson intentó aplicarlo en la fallida Liga de las Naciones después de la Primera Guerra Mundial y luego fue incorporado a la actual Naciones Unidas tras la Segunda. Según expresa la Carta de Naciones Unidas, todos los miembros son de “igualdad soberana” más allá de su tamaño o poder por lo que “nada puede autorizar la intervención en asuntos que son básicamente dentro de la jurisdicción doméstica de cualquier Estado”. Este concepto de “a cada pueblo, su Estado-nación” fue impulsado por EEUU en las descolonizaciones europeas y tras la caída de la Unión Soviética. Pero la continuidad entre el concepto de orden mundial de Westfalia y el actual promovido por EEUU presenta una importante diferencia. Como observa, en su “Orden mundial: Reflexiones sobre el carácter de las naciones y el curso de la historia” (2014), el perspicaz Henry Kissinger Westfalia constituyó una acomodación práctica a una realidad: ningún Estado conseguía dominar al resto porque existía un control mutuo de todos los demás frente al que les amenace su existencia con su expansión (la “Razón de Estado” del Cardenal Richelieu). Es decir, el reconocimiento que existía un balance o equilibrio de poder entre los Estados europeos. Aquí, Kissinger apunta que no hubo una motivación moral detrás de Westfalia. Aquí entiende Kissinger que reside una diferencia crucial entre este proyecto de Orden Mundial europeo del que germinaría en el “Nuevo Mundo”: el Orden Mundial surgido desde Estados Unidos no reconocía enemigos y procuraba la convivencia pacífica entre todos los Estados. Así, mientras el modelo europeo generó políticas externas calculistas en base al interés nacional, la política externa de EEUU sería fundamentalmente moral. En este aspecto, los estadounidenses se consideran diferentes al resto del mundo y portadores de una moral superior que deben preservar y extender por todo el planeta. El requisito de convivencia pacífica mundial para Estados Unidos no consistiría en un cierto equilibrio de poder, si no en la verificación de ciertos

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Ahora Israel tiene una ley racial

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 21 de SEPT 2018 Incluso si  tuviera hasta el final de los tiempos, Israel y la nación judía nunca podrán compensar a la nación palestina por todos los daños que le han causado. No podría por el daño material ni el daño intelectual, el daño físico ni el daño espiritual. No podría por el saqueo de sus tierras y propiedades, ni por su libertad y dignidad pisoteadas. No podría por el asesinato y el duelo, ni por las personas heridas o discapacitadas, sus vidas irrevocablemente arruinadas. No podría para los cientos de miles de inocentes que fueron torturados y encarcelados, ni podría para las generaciones a las que se les negó una oportunidad justa de llevar una vida normal. No hay nada como Iom Kipur para expresar esto. Israel, por supuesto, nunca ha considerado entrar en un proceso de compensación, reparación y toma de responsabilidad. No se puede esperar nada de un ocupante que se hace llamar la víctima, que culpa a todos menos a sí mismo por cada injusticia que comete. Pero incluso esto no es suficiente para eso. Ocasionalmente, se rompe otro récord: el estado, las organizaciones o individuos en Israel y el mundo judío demandan a los palestinos por los daños causados por actividades terroristas. Por ejemplo, Shurat HaDin Israel Law Center, una organización sin fines de lucro que se llama a sí misma una «organización judía de derechos humanos», mueve cielo y tierra en Israel y en el extranjero para demandar a personas y organizaciones palestinas en nombre de las víctimas judías. Este acto despreciable y detestable, según el cual la víctima es el criminal y solo la sangre judía es roja y, por lo tanto, merecedora de reparación, ocasionalmente tiene sus éxitos, principalmente en relaciones públicas. Mientras que Israel evita pagar cualquier compensación por su destrucción sistemática y asesinato en los territorios palestinos desde 1948, hay quienes todavía tienen la increíble audacia de exigir una compensación a los palestinos. La Franja de Gaza fue destruida por Israel una y otra vez, horriblemente, pero Israel nunca ha ayudado a su rehabilitación. Israel mató a decenas de miles de personas, incluidas innumerables personas inocentes, incluidos niños, mujeres y ancianos, a lo largo de los años y se pide a los palestinos que paguen una indemnización. Como parte de esta locura, las casas propiedad de judíos antes de 1948 son devueltas a sus dueños originales a través del sistema legal israelí, desposeyendo a personas que vivieron allí por décadas. Al mismo tiempo, la propiedad palestina robada o abandonada desde 1948 nunca ha sido devuelta a sus propietarios legales. En Silwan y Sheikh Jarrah en Jerusalén Este y en otros lugares, las banderas israelíes se multiplican, junto con los cientos de palestinos que quedaron sin hogar después de ser expulsados de sus hogares -para vergüenza- por orden de los tribunales igualitarios y justos del Estado de Israel. Si alguien alberga en su corazón la intención de  entender cuán desquiciado está el sistema legal israelí por la corrupción moral, y cuán lejos está de los principios fundamentales de igualdad y justicia, aquí está la prueba. Pero todo esto no es suficiente. Esta semana se estableció un nuevo récord. El juez del Tribunal de Distrito de Jerusalén, Moshe Drori, dictaminó que un judío que resultó herido en un ataque terrorista tiene derecho a una compensación adicional, porque es judío, sin pruebas de ningún daño, según la ley del estado-nación, que establece que el gobierno se esforzará para proteger el bienestar de los judíos. El círculo ha sido cerrado, completado y perfeccionado. Ahora es una ley racial real, de acuerdo con la interpretación inevitable del tribunal de la ley estatal nacional. A partir de ahora, existen dos tipos de sangre en Israel: sangre judía y sangre no judía, también en los libros de leyes. El precio de estos dos tipos de sangre también es diferente. La sangre judía no tiene precio, debe protegerse de todas las formas posibles. La sangre no judía es terriblemente barata, puede derramarse como agua. Una situación que existía hasta ahora solo de facto, con diferentes estándares y castigos para judíos y otros, es a partir de hoy de jure por resolución judicial. Setenta años de nacionalismo y racismo hacia las víctimas ahora reciben su respaldo legal apropiado. La ley del estado-nación, que dijeron que era solo declarativa, en la interpretación correcta de Drori, se ha ganado su verdadero significado: es la ley básica para la superioridad de la sangre judía. A partir de ahora, Israel tiene una ley racial. Traducción: Dardo Esterovich https://www.haaretz.com/opinion/.premium-now-israel-has-a-race-law-1.6492061

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Mujeres judías y árabes marchan por la paz en Jerusalén

Fuente:  Ofer Laszewicki Rubin | Aurora Fecha: 20 de SEPT 2018 Mujeres judías y árabes de la organización “Women Wage Peace” (WWP) marcharon este jueves por las calles de Jerusalén para exigir la vuelta a las negociaciones y poner fin al conflicto entre Israel y Palestina. El colectivo, formado en 2014 tras la última guerra de Gaza, está compuesto por miles de mujeres de todo el territorio que organizan continuas marchas, encuentros caseros y foros de debate para intentar reavivar las esperanzas de paz. La manifestación, que se inició frente a la puerta de Yaffo de la ciudad antigua de Jerusalén, contó con miles de participantes. La cantante Yael Deckelbaum, compositora de varias canciones relacionadas con el movimiento, se encargó de calentar motores desde un pequeño escenario, desde donde también se leyeron manifiestos reivindicativos. Entre las consignas de las concentradas podían leerse eslóganes como “solo un acuerdo de país traerá la seguridad”, “mujeres seculares y religiosas demandan un acuerdo o político”, o “si es posible”, junto a una imagen de los ex mandatarios de Egipto e Israel, Anwar Sadat y Menachem Begin, estrechándose la mano tras la firma del histórico acuerdo de paz entre ambas naciones. Marta Roytman afirmó a Aurora que acudió a la concentración “porque no podemos sentarnos y no hacer nada cuando sabemos que nuestros hijos están acá, y los hijos del pueblo con el que tenemos conflicto también son hijos importantes y queridos para ellos. Yo creo que las madres podemos influir de forma positiva y lo que estamos pidiendo es iniciar conversaciones, esperanza, hacer algo”. Junto a ella, Golde Shaim señaló que en la zona viven “varias religiones, y yo no creo, como madre, que ninguna madre de ninguna religión quiere guerra para sus hijos. Todos creemos en la paz”. Marieta Oppenheimer, por su parte, quiso hacer hincapié en el pluralismo del movimiento de mujeres: “hay de la derecha y de la izquierda, religiosas y no religiosas, o sea todo el espectro político. Eso a mí me parece la fuerza de este movimiento, lo más importante y lo más lindo”. Su compañera Esther Diner recordó cual es la influencia de WWP: “en realidad el ejemplo nuestro es Liberia, las mujeres en Liberia lograron llegar a la paz en una situación que era un conflicto entre católicos y musulmanes. Dos mujeres decidieron encontrarse como comunidad, y exigieron que se firme la paz». Preguntada sobre el papel que ejercen durante periodos de tensión, Diner puntualizó: “y demostrar que también en momentos difíciles nosotras no tenemos miedo”. Para Natalia Katz la clave es seguir movilizándose: “creo que la manera es seguir moviendo, seguir actuando, seguir reuniendo gente de todo el espectro político, de todo el espectro social, y sobre todo hacer la paz y lo que es la coexistencia en el día a día. Es una frase un tanto cliché, pero la paz es el camino, así que en ese estamos”.

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La figura del arrepentido

Fuente: David Iud* | Revista Convergencia Fecha: 07 SEPT 2018 Cómo funciona en el derecho el “arrepentimiento” de un delito? En estos días en que tanto se habla del asunto, vamos a explicarlo en los términos más simples posibles. La primera “Ley del Arrepentido” (Ley Nº 25.241) que tuvo el país, la sancionó el Congreso el 23/2/2000 “con miras a esclarecer los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel”, (diario “La Prensa” 11/9/2000). Fue infructuosa, no se esclarecieron esos atentados. Y escandalosa, aquellos tiempos eran los del “pago” de cuatrocientos mil dólares a Telleldin para que delate a varios policías de la Provincia, después sobreseídos. En la Ley Nº 25.241, solo podían arrepentirse terroristas y traficantes de droga. La Ley 27.304, del 19 de Octubre de 2016, amplió la aplicación a una variedad de delitos, entre ellos, al cohecho contra la administración pública. Si una persona imputada de un delito aporta datos con los que, “contribuye a averiguar el destino de los instrumentos, bienes, efectos, productos o ganancias del delito”, al “arrepentido” se le reduce la escala penal que le corresponde. El “arrepentido” firma un “acuerdo de colaboración” con el Fiscal, que es presentado al Juez para su homologación. El Juez solo puede homologarlo si “el imputado hubiera actuado voluntariamente”. El “arrepentido” es una persona que admite y confiesa haber cometido un delito. Queda procesado y debe recibir condena. Logra, reducción de pena. Es inconstitucional, por los Arts. 18 y 120 de la Constitución El Art. 18 dice que nadie “puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso” Es el “Principio de Legalidad”, complementado por el límite impuesto en el mismo artículo “nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo”. Por eso dice la Ley que el Juez solo puede homologar el acuerdo si “el imputado hubiera actuado voluntariamente”, ya que de lo contrario se violaría la clausula constitucional antes citada. Pero, en la práctica, hay vehementes indicios de que no ha sido así en la causa “cuadernos”. Se ha detenido gente solo porque aparecieron unas fotocopias donde dice que estuvieron involucrados en tal o cual hecho. Sin que se haya encontrado el original. ¿Es voluntaria la declaración de alguien detenido, al que se le dice que lo van a soltar si declara… “tal cosa”? Pero además el Art. 18 tiene “otra cara” y es que debe ser penado quien resulta responsable de un delito en un juicio basado en Ley anterior al hecho del proceso. Y, por el Art. 120, los integrantes del Ministerio Público Fiscal están obligados a perseguir a los autores de los delitos que ellos conozcan. La vigencia del principio de legalidad en la Argentina impide a los fiscales firmar “acuerdos de colaboración” con los acusados. No pueden comprometerse a pedir menos pena de la que la Ley dice que deben pedir. Por supuesto el lector se remitirá a la práctica de los acuerdos entre fiscal e imputado vigente en los Estados Unidos, dramatizada en infinitas series y películas. Lo que ocurre es que el sistema legal norteamericano es completamente distinto al nuestro. La Constitución de los Estados Unidos no contiene el principio de legalidad. Las garantías judiciales y procesales, tienen una expresión distinta de la de nuestra Constitución. Como no existe la cara afirmativa del principio de legalidad, tampoco existe su contracara, la obligación de los fiscales de perseguir todos los delitos de los que tengan conocimiento. Por eso, los fiscales pueden elegir que delitos persiguen y cuáles no, y también, pueden pactar con los imputados reducción de pena a cambio de colaboración. Esta práctica de elegir qué delito perseguir y cual no, o pactar reducciones de pena, se conoce como “Principio de Oportunidad”. El Principio de Oportunidad es opuesto al principio de legalidad. Pero eso la Ley, al instalar en nuestro sistema el “Principio de Oportunidad” viola nuestra Constitución, que establece el Principio de Legalidad. La Ley del Arrepentido, quiebra la congruencia del sistema legal, rompe su lógica. Pero no es todo, en materia constitucional. El caso “cuadernos” nos ha mostrado a un Fiscal y un Juez asociados en conseguir el mismo objetivo, el “arrepentimiento” de la mayor cantidad posible de empresarios –incluyendo a un par de ex funcionarios del Estado-, con el manifiesto objetivo de incriminar a una persona, la ex presidenta de la Nación. Esto, produce otra violación a la Constitución. Existen en el universo del derecho penal comparado dos grandes grupos que corresponden uno al sistema penal “inquisitivo” y otro, el del sistema penal “acusatorio”. En el sistema inquisitivo (llamado así por su remoto origen en las prácticas de la inquisición española), que fue nuestro sistema hasta la Constitución de 1994, no hay separación neta entre las funciones del Juez y el Fiscal, y por lo tanto, el Juez no es imparcial, sino que se confunde con la acusación. Pero, en la Reforma Constitucional de 1994, se incorpora el Art. 120 que establece la independencia del Ministerio Publico Fiscal como “órgano extra poder” (se entiende extra poder judicial). Pasamos al sistema “acusatorio” El Fiscal y el Juez deben actuar en forma independiente, con funciones distintas. El Fiscal tiene el deber de acusar ante cada delito que sea de su conocimiento. El Juez, debe juzgar de manera imparcial. No puede acusar, debe juzgar, es otra cosa. Sin embargo, el asunto “cuadernos” nos está mostrando a un Fiscal coligado con un Juez. Se ha instalado en la opinión pública nacional, a través de los medios, una interpretación viciosa de la “Ley del Arrepentido” Se naturaliza que el Juez “está para perseguir al delincuente” aún antes de que haya sentencia que establezca como conclusión razonada del derecho que el imputado tiene responsabilidad penal. Estas violaciones constitucionales transforman en nulo todo lo actuado en este sonado caso. Finalmente, es interesante observar que, según la Ley, no solo aplica “el arrepentido” a los casos de cohecho. También aplica al prevaricato, al contrabando, y a los “funcionarios de instituciones financieras” (el BCRA es una institución financiera) “que

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El uso del antisemitismo como herramienta política contra dirigentes y partidos populares

Fuente: Dardo Esterovich | Revista Convergencia Fecha: 07 SEPT 2018 El uso de las acusaciones de antisemitismo como herramienta en la vida política en distintos países donde la colectividad judía tiene una presencia relativamente importante es ya un fenómeno global. Recientemente en Gran Bretaña se ha desatado una tormenta alrededor del nuevo código de conducta sobre el antisemitismo adoptado tras meses de discusión en un sub-comité especial y aprobado luego por el Comité Nacional Ejecutivo del Laborismo (NEC). Esto ha dado lugar a una reacción desmesurada de la dirigencia de la colectividad judía inglesa expresada en un virulento editorial conjunto de los tres principales periódicos de la comunidad: Jewish Chronicle, The Jewish News y Jewish Telegraph. Los periódicos explican que decidieron tomar un paso sin precedente para hablar como una sola voz a través de un editorial conjunto “debido a la amenaza existencial a la vida judía en este país que plantearía un gobierno liderado por Jeremy Corbyn” y agrega: “la mancha y la vergüenza del antisemitismo ha pasado por la oposición de Su Majestad desde que Jeremy Corbyn se convirtió en líder en 2015”. ¿En qué fundamenta tan drástica postura? En que el NEC no adoptó en su totalidad el texto de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA) para la definición de antisemitismo adoptada en un plenario del 26 de mayo de de 2016 en Bucarest. Veamos que dice la Alianza en el texto adoptado. En primer lugar la declaración consta de dos partes: Una, la definición propiamente de antisemitismo y otra donde propone 11  ejemplos de conductas que pueden considerarse antisemitas. El documento está precedido por la advertencia de que no es legalmente vinculante y que se trata de una “definición de trabajo” es decir, es un trabajo en progreso y un documento para ser estudiado, no un estatuto de gobierno o una pieza de derecho internacional. En ese contexto el NEC analizó el documento de trabajo de la Alianza y adoptó la definición de antisemitismo del mismo y la mayoría de los 11 ejemplos de conductas pero estimó que era mejor separar las partes del documento que sugieren que las críticas a Israel podrían, en ciertas circunstancias, volverse antisemitas ya que alguna de ellas pondrían en riesgo la libertad de expresión. El intento del NEC de crear una política contra el antisemitismo que equilibre las necesidades de la comunidad judía con la necesidad de la libertad de expresión resultó ser la gota que colmó el vaso para el oficialismo judío. Un grupo de diputados laboristas judíos, entre ellas la veterana Margaret Hodge -opositora interna de Corbyn-, se alinearon con el establishment comunitario y exigieron la adopción de la totalidad del documento de la IHRA. Incluso 68 rabinos británicos que no acordaron con casi ningún otro tema, político o religioso, sacaron una declaración donde exigen que el partido laborista debe escuchar a la comunidad judía para definir el antisemitismo, sustrayéndola de todo análisis crítico. Que en el laborismo británico hubo actitudes antisemitas de algunos de sus miembros no cabe ninguna duda. Esto explica en cierta manera la necesidad de sacar un documento con un nuevo código de conducta sobre el antisemitismo. Pero la ofensiva desatada responde a otros intereses y tiene que ver con la posibilidad en muchos años de que un dirigente laborista comprometido con los intereses populares se convierta en el próximo primer ministro británico rompiendo con la corriente conservadora del neoliberalismo inaugurada por Thatcher y seguida por Major, Blair, Cameron y May vigente durante los últimos treinta años. En una nota publicada en The Guardian titulada “Extirparé los antisemitas del laborismo, no hablan por mí”, Corbyn comienza reconociendo que “nadie puede, ni debe, tratar de descartar o menospreciar las preocupaciones expresadas por tantas personas y organizaciones judías sobre lo que ha estado sucediendo en el partido que me enorgullece dirigir. Ni por un momento acepto que un gobierno laborista representaría cualquier tipo de amenaza, y mucho menos una “amenaza existencial”, a la vida judía en Gran Bretaña, como lo afirmaron recientemente tres periódicos judíos. Ese es el tipo de retórica sobrecalentada que puede surgir durante los debates políticos emocionales. Pero sí reconozco que hay un problema real que los laboristas están trabajando para superar. Y acepto que, si cualquier parte de nuestra comunidad nacional se siente amenazada, ansiosa o vulnerable, no solo debe tomarse al pie de la letra, sino que todos debemos asegurarnos de que esos temores desaparezcan”. Agrega más adelante: “Fuimos demasiado lentos en el procesamiento de casos disciplinarios de abuso antisemita, principalmente en las redes, por parte de miembros del partido… La dirección laborista ha visto ejemplos de negación del Holocausto, crueles estereotipos de los banqueros judíos, teorías de conspiración que achacan el 11-S a Israel, e incluso a un individuo que parecía creer que Hitler había sido malentendido. Las personas que tienen esos puntos de vista no tienen cabida en el Partido Laborista. Pueden ser pocos: el número de casos en los últimos tres años representa menos del 0.1 por ciento de la membrecía laborista de más de medio millón. Pero uno es demasiado”. Luego aborda el tema de la discrepancia con algunos de los ejemplos de conducta de la IHRA señalando que adoptaron textualmente 7 de los 11 y la re-escritura de los otros 4 fueron un intento de contextualizarlos y hacerlos legalmente herméticos para su uso como parte de los procedimientos disciplinarios, pero que conservan el espíritu original. Dice al respecto Corbyn: “Nuestras diferencias reales son, de hecho, muy pequeñas: realmente equivalen a la mitad de un ejemplo de los 11, tocando la libertad de expresión en relación con Israel. Desafortunadamente, este ejemplo en particular, que trata de Israel y el racismo, a veces ha sido utilizado por quienes quieren restringir las críticas a Israel que no son antisemitas”. Profundizando en esta deriva dice más adelante: “En la década de 1970, algunos de la izquierda argumentaban erróneamente que “el sionismo es racismo”. Eso estaba mal, pero afirmar ahora  que “el antisionismo es racismo” también está

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Cambiemos: negar y rezar

Fuente: Ricardo Aronskind | El cohete a la luna Fecha: 9 de SEPT 2018 Antes del descalabro de abril y mayo, el cálculo económico-electoral de Cambiemos incluía la perspectiva de una contracción económica en la segunda mitad del año, que se superaría en los primeros meses de 2019, para ir ganando consistencia y acrecentar la fuerza electoral a medida que se acercaran las elecciones de octubre. El dibujito de la trayectoria económica prevista para este año tenía la forma de una curva descendente, que luego invertía la tendencia y repetía, de alguna forma, el “éxito” de 2017. Pero el descalabro cambiario, reflejo del descalabro de la re-regulación caótica a favor del capital protagonizada por Cambiemos, empezó a modificar el cuadro. El susto del macrismo a partir de la huida del capital especulativo fue tan grande, que corrió a abrazarse a una de las instituciones madre del capitalismo que les gusta, el FMI. Ese organismo, con evidente visto bueno norteamericano, aportó todo lo posible para incrementar los fondos líquidos macristas para sobrellevar la contingencia, pero sin renunciar a su línea previsible e inexorable: el ajuste fiscal. Si algo faltaba para completar el cambio de escenario fue la sumatoria de impericias, confusiones y caos interno que derivaron en el salto del dólar a más de cuarenta pesos, para luego moderarse un poco. Ese desborde de desorganización económica, definitivamente, dejó atrás las moderadas curvas de contracciones y expansiones manejables desde el tablero de medidas que admite el recetario macrista. Explotó el termómetro En un artículo anterior en El Cohete, advertíamos del peligro social que representaba “un dólar a 30”, porque si bien volvía más viable el modelo macrista en materia externa –o en todo caso, demoraba su crisis—, lo hacía muy dañino en lo social y por lo tanto inviable políticamente. Pero el dólar hoy está en 37. Es un número catastrófico en términos de las derivaciones de precios relativos e impacto en tres cuartos de la población argentina. Es mortífero en el contexto regulatorio de este gobierno. Todos los experimentos neoliberales que hemos vivido en nuestro país tienen ciertas características inconfundibles en cuanto a la vivencia social: nos hunden a todos, querámoslo o no, en el más atroz cortoplacismo, dependientes todos de una variable volátil que siempre está al borde de algún precipicio al que estamos permanentemente por caer. Por lo tanto, que el dólar frene de subir, y que se estacione en un nivel grotesco, desproporcionado, parece un alivio. Pero es una catástrofe. El día que arribó a casi 42$, si hubiera un gobierno nacional en Argentina, se debieron haber tomado mínimas medidas de defensa del bienestar básico de las mayorías y del mercado interno: desdolarización inmediata de todas las tarifas públicas, establecimiento de retenciones en serio, capaces de compensar el impacto del delirante aumento de la divisas en los costos de alimentos básicos de la población, y prohibición de indexación automática –y caprichosa— al dólar de los precios finales de los bienes e insumos fundamentales. Nada de eso se hizo, y ahora, con el dólar a 37, a 35, o a 42, vendrá un tremendo golpe adicional inflacionario sobre el grueso de la población argentina. Esto es fundamental: todavía no hemos visto nada, a pesar que ya el deterioro productivo y salarial es palpable. Lo que pasó –el salto del dólar— fue un terremoto en el centro de Pacífico; ahora el tsunami se viene hacia las costas de la sociedad real, que ya está parcialmente inundada. Si se observa bien, el gobierno de Cambiemos ha logrado que el acceso o no al alimento de parte de la población dependa hoy de las timbas diarias en el mercado de cambios, cuyo trasfondo es la fragilidad financiera provocada por la actual gestión. Mayor desaprensión social, imposible. Efecto acumulativo En el mundo de los neoliberales, muchos de los cuales hoy se dicen opositores, es cuestión de jugar con el formato de la curva que mencionábamos al comienzo: un poquito más profunda (habrá más recesión), un poquito más larga (la reactivación comenzará en mayo). Siempre dejando espacio para la esperanza de poder repuntar y llegar victoriosos a derrotar nuevamente al populismo en 2019. Lo que no parecen comprender los analistas de Cambiemos y sus repetidores en todo el sistema de dominación mediático, es que las “cosas que pasaron”, provocadas por ellos mismos, desbarataron todos los planes económico-políticos del neoliberalismo vernáculo. La profundidad de la contracción económica es inconmensurable: el gobierno ha puesto en marcha todos los mecanismos posibles para promover la contracción económica. Caída del salario y del consumo; derrumbe de la inversión privada; reducción del gasto público y de la obra pública. Sólo promesas exportadoras de escasa relevancia en el corto plazo y de casi nulo impacto en la dinamización del mercado interno. Han asumido compromisos internacionales para endurecer aún más las restricciones: todo lo negociado con el FMI, incluido el completamente fantasioso déficit 0 para 2019, apuntan a que no haya prácticamente ninguna política pública impulsora de la demanda. No hay freno para una declinación que ya empezó en mayo pasado. Ignoran que todos los factores contractivos puestos en marcha se potencian mutuamente: la destrucción de ingresos personales y empresariales provocadas por el tarifazo, destruye ventas y puestos de trabajo, que a su vez destruye empleo, consumo e ingresos. Es un proceso acumulativo que no tiene freno en el esquema actual. El gobierno se ha juramentado ante todos los dioses a contribuir en esa dirección. Los derrumbes previsibles no son normales. Por ejemplo hoy, comienzos de septiembre en localidades del interior, ya el 30% de la población no puede afrontar las tarifas energéticas. Hace meses hay sectores poblaciones que piden prestado para pagar tarifas… (¿Cuándo se corta la cadena?). Los créditos UVA se transformaron en trampa mortal para quienes creyeron en la milagrería neoliberal. La morosidad crediticia en general va a espiralizarse, así como las largamente reportadas interrupciones en la cadena de pagos. ¿Cuánto tiempo demorará en que esto afecte la salud de las carteras bancarias? Siguen pensando en un esquema de

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Señales desde la cloaca de los servicios

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 09 de SEPT 2018 La santa triple alianza compuesta por servicios de inteligencia, medios de comunicación hegemónicos y fracciones del poder judicial viene montando recurrentes operaciones dispuestas a ocultar el profundo deterioro económico y social generado por las políticas neoliberales del gobierno macrista. Cuánto más profundo es el deterioro económico y social, más columnas de humo se producen para nublar la catástrofe. Entre los manotazos de ahogado irrumpe, desordenadamente, el hedor de las cloacas más espurias, proveniente de los sótanos del espionaje ilegal, asociados a persistentes vínculos funcionales con magistrados impresentables y con agencias de inteligencia extranjeras. El último 13 de agosto, el abogado Francisco Montanaro, letrado defensor del Auditor General de la Nación Javier Fernández, recusó al juez Claudio Bonadío bajo la imputación de ser parcial y de pretender confundir a su cliente con Antonio Horacio Stiuso, alias Jaime. La imputación contra el integrante de la Auditoria se fundamentó en el testimonio del ex juez Norberto Oyarbide, quien sugirió que Stiuso y Javier Fernández le habían exigido que acelere un fallo. La recusación de Montanaro fue rechazada por la Cámara, pero promueve una línea de interrogantes sobre el rol autónomo de los servicios de inteligencia y el entramado orientado a extorsionar al sistema judicial en su conjunto para proscribir (y/o encarcelar) a Cristina Fernández de Kirchner y –con ella— a la referente política de un porcentaje creciente de la sociedad argentina. En el escrito presentado por Montanaro se atribuye a Bonadío –a partir de las fotocopias de los (supuestos) cuadernos del suboficial del ejército Oscar Centeno— haber confundido de ex profeso a Fernández y Stiuso. En las reproducciones publicadas por el diario La Nación aparece una anotación marginal en la que se consigna: “19/10/15. 19.50 hs. lo llevé al Licenciado Baratta y Nelson a Andonaegui 2148, decían que tenían que ver a ´J´ de Javier de inteligencia me parece”. Según Montanaro, el juez Bonadío eludió esas dos relevantes líneas con el objeto de brindarle una cobertura (y salvoconducto) a quien hoy es su aliado en la guerra contra el kirchnerismo: “Entonces recién este profesional –refiere Montanaro— pudo correr el velo de la trama y deducir que la anotación del día 19 de octubre de 2015 inicialmente contenida en las actas indagatorias precedentes y omitida en la que le fuera aplicada a mi asistido, tenía que ver con la presencia de J, resultando de público y notorio en el ámbito judicial y político que J, no es otra persona que “JAIME, nombre de guerra del Agente de Inteligencia y Director de Operaciones de la SIDE, ANTONIO STIUSO.” Otro de los datos aportados por Montanaro remite a que el domicilio de Javier Fernández coincide con la dirección de oficinas cuya titularidad pertenecía al grupo Veintitrés, del cual formaban parte Sergio Szpolski, Darío Richarte y Juan José Gallea. Este último, también con iniciales “J”, fue director de finanzas de la SIDE en época de la primera Alianza, luego gerente financiero del Grupo Veintitrés –del que figuraba Szpolski como titular— y en la actualidad recuperó su anterior puesto de gerente financiero de la AFI, dirigida ahora por Gustavo Arribas y Silvia Madjalani. También, por obra de la más absoluta casualidad, dos de ellos —Richarte y Gallea— fueron socios de varias empresas, entre las que se encontraban Panificadora Balcarce y Magnum Sabores, donde revistió como empleada jerárquica, durante cinco años, la actual esposa de Antonio Horacio Stiuso, María Cecilia Rossero. El escrito de Montanaro asocia la causa de los cuadernos con la intencionalidad de Bonadío de proteger (“desplazar de la escena”) a Stiuso, junto a su entramado político/comercial conformado por el vicepresidente de Boca Juniors (Darío Richarte) adláter del presidente de la comisión directiva, Daniel Angelici, y de Juan José Gallea. Según Montanaro, la protección hacia “Jaime” se encuentra íntimamente ligada al rol cumplido por el ex espía en varias de las operaciones mediáticas acaecidas en los dos últimos años. Por detrás del estrecho desfiladero, entre la prevaricación y la protección de socios, que Bonadío recorre desde hace en su denodado afán por perseguir a CFK y demás funcionarios kirchneristas, se divisa, cada vez con mayor claridad, un entramado de servicios carentes de gloria, de la cual Stiuso parece ser una de las puntas de la madeja.

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