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La muerte acusa

Fuente: Luis Bruschtein | Página 12 Fecha: 31 de DIC 2018 Héctor Timerman murió perseguido, acosado, difamado, hostigado hasta las puertas de la muerte, en extrema vulnerabilidad, en un esfuerzo supremo para defenderse de una acusación infame. Su muerte se convierte en testimonio de una canallada política que manchará la historia de este país. Ni hace falta discutir. Si se acusa a alguien de traición a la patria, sabiendo que la Constitución solamente aplica ese cargo en situación de guerra, es evidente que los acusadores sólo buscaron impacto público, escándalo, y ruido sin consecuencia legal. La muerte enfatiza el ensañamiento contra el acusado postrado por el cáncer terminal y la campaña mediática mentirosa que ocultó a sabiendas los argumentos indiscutibles de la defensa. La declaración de Ronald Noble, el jefe de la Interpol, desmintió la acusación desde un principio. Había intereses internacionales en juego entre los que impulsaban el endurecimiento con el gobierno iraní y la administración Obama que buscaba un pacto con Teherán. La derecha norteamericana en la oposición se alió con la derecha israelí representada por Benjamín Netanyahu, en el gobierno. Los directivos de AMIA y DAIA, muchos de los cuales son ahora funcionarios del gobierno derechista de Mauricio Macri, introdujeron por la ventana esa disputa internacional en la Argentina que, por el contrario, tiene una larga tradición de convivencia pacífica entre todas las colectividades. Asumiendo la lógica de la política israelí desde la visión derechista de Netanyahu, ellos fueron los que más se ensañaron con Timerman. Netanyahu es hoy uno de los pocos mandatarios que asistirá a la asunción del presidente de Brasil, el fascista Jair Bolsonaro. Los dos se han declarado “socios estratégicos”. La persecución y acoso de Héctor Timerman en Argentina no solamente fue una forma de “extranjerizar” al judío argentino al actuar en función de intereses ajenos al país, sino que además lo hizo con las banderas de la discriminación y el odio racial.   Artículos  relacionados: «Que la Justicia haga su trabajo de modo pleno»  Murió Héctor Timerman

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Cristina como parteaguas

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 30 de DIC 2018 La obviedad periodística suele decir que no hay una oposición unida y que el parteaguas de la oposición es la figura de Cristina Kirchner. Reconozcamos que no es habitual que a ese descubrimiento se le agregue la pregunta: ¿por qué? por qué semejante drama existencial alrededor de un nombre y un apellido. Algunos profesionales de la política peronista suelen decir cosas tan interesantes como que el límite de la unidad es que ésta no incluya corruptos. Y por supuesto los medios confirman, exaltan, argumentan acerca de ese hecho tan obvio y natural como es que en medio de la catástrofe económica, la discusión política en el peronismo tenga como centro excluyente la corrupción estatal. Una versión un poco menos desfachatada explica el fenómeno de la innegable centralidad de Cristina en el hecho de que el gobierno la busca como su contrincante. Es decir, no sería la dinámica de la discusión opositora la que la coloca en el centro sino una maquinación demoníaca –y como tal omnipotente– del dispositivo publicitario que lidera Durán Barba. Una vez más, no hay quien se pregunte por qué es posible que la decisión estratégica de un grupo de sabios se imponga de modo tan contundente. Pero en todos los casos ocurre que el periodismo (léase la coordinación ideológica del partido político del establishment) tiene en su ADN la práctica de no complejizar los argumentos más allá de lo que es compatible con una cierta interpretación del mundo. El hecho es que CFK es el centro de la escena política argentina. Si hay alguien que lo reconoce abierta y permanentemente es el macrismo: cada vez que hay que embarullar la agenda política, cada vez que un zarpazo de los poderosos, como el de estas horas, sacude el ambiente popular hay a mano una foto de la ex presidenta vinculada con  la investigación de un acto ilícito. En el propósito de esta nota no está el de la necesidad de la reflexión sobre el lamentable estado actual del poder judicial argentino; el asombro sobre la conducta de Bonadío y su pandilla no es privativo de los opositores, pocos pensaban que se podía ir tan lejos en el abuso de un poder corporativo. Lo que aquí se intenta reflexionar es cómo se construyó la centralidad política de la que estamos hablando. Maquiavelo centró su ciencia política en la cuestión de la virtud y la fortuna. La fortuna no es la casualidad ni la virtud el portarse bien. Se trata de otra cosa. Es el encuentro entre el liderazgo y el proceso histórico. De eso se trata siempre en política, la historia de cualquier protagonista del drama solamente puede contarse desde esa perspectiva. Y el caso es que los Kirchner son el emergente de una Argentina agonizante. Agonizante en el sentido original de la palabra, en el de la lucha entre la vida y la muerte. Quiso la fortuna que Néstor terminara ganando la presidencia sin disputar un ballotage al que había accedido con un segundo lugar y un exiguo porcentaje de votos en la primera vuelta. A esa contingencia original habría que ir sumando el proceso en el que el nuevo gobierno electo después del caos fue trabajosamente construyendo los caminos de la gobernabilidad, al que un temprano editorial de La Nación le adjudicaba una duración fugaz. Fue el liderazgo y las condiciones de su emergencia las que construyeron una fórmula de “gobernabilidad” sorpresiva: la palabra dejó de significar la garantía política y judicial de los grandes negocios corporativos para pasar a referirse a las condiciones de una paz social básica que solamente un cambio drástico de las políticas públicas podía intentar alcanzar. Como si los actores hubieran acordado un guión que reviviera el drama del primer peronismo: una vez más, igual que en la saga del coronel emergido del golpe del 43, la reacción de los poderosos ante una propuesta razonable orientada a una paz social que se lograría satisfaciendo demandas básicas de vastos sectores postergados, la idea de un nuevo pacto social más justo (y más gobernable) se convirtió en una gesta política revolucionaria. Una vez más, como cuando Perón les propusiera a los empresarios reunidos en 1944 en la Bolsa de Comercio, que para asegurar su éxito económico ayudaran a construir relaciones laborales y sociales no esclavistas y más o menos civilizadas, los grupos más poderosos del país fueron distanciándose, primero gradualmente y después –especialmente después de la asunción de Cristina– de modo intenso y con metodologías salvajes. Hoy el mito mediático dice que Argentina vive entre dos extremos: el neoliberalismo y el populismo extremo. ¿En qué consistió el populismo extremo de los doce años de gobiernos kirchneristas? Si se barre la hojarasca de la corrupción que en la jerga periodística dominante designa la conducta de los enemigos políticos, lo que queda es la realidad de un gobierno que orientó sus decisiones a satisfacer prioritariamente las demandas de los más débiles y una retórica que sustentaba esas decisiones en un “proyecto de país”.Esa retórica, que acompañó los actos fundamentales del gobierno fue la que revivió un mito que habla de justicia social y de soberanía política y la que construyó la centralidad política cuyas razones hoy se discuten. Los grandes grupos económicos locales y globales ganaron mucha plata en los años del kirchnerismo. Según algunas de sus expresiones más conspicuas, en estos últimos años han perdido dinero. La fórmula mágica de la buena letra con Estados Unidos y su inevitable consecuencia en forma de ayudas y grandes inversiones no les ha traído mejoras en sus rentas. Por supuesto ese no es el caso de bancos, grandes financieras, exportadores de granos y de minerales, sino ante todo los sectores empresarios vinculados al consumo interno. Sin embargo, las clases y los sectores sociales no son sujetos estables, constituidos en un espacio fantástico llamado “economía” sino inmersos en tradiciones, espacios sociales, formas ideológicas. Y el hecho es que la tradición central de la historia contemporánea argentina,

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Cien años después ¿De grieta en grieta…?

Fuente: Ricardo Feierstein * | Nueva Sion Fecha: 30 de DIC 2018 La trágica semana de enero de 1919 objetivamente no tiene nada que ver con los judíos. No figuraban en la parte patronal ni en la obrera. El origen fue una prolongada huelga de obreros metalúrgicos, sobre el trasfondo internacional de los levantamientos de 1918, separados por pocos meses, en Baviera y Hungría luego del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia. Los sangrientos sucesos que se desataron tras la represión frente a los talleres de Pedro Vasena, causando la muerte de decenas de civiles y de varios policías además de centenares de heridos y cuantiosas pérdidas materiales, se extendieron del 7 al 13 de enero. Una de sus facetas más trágicas fue el pogrom que, del jueves 9 al martes 14, azotó los barrios judíos e inventó una absurda “conspiración para fundar una República Soviética” en el país, que sería dirigida por el periodista PinieWald (1886-1966), detenido y torturado. Acusado por las milicias antisemitas de presidir el complot, su dura experiencia fue transcripta en el libro autobiográfico Koshmar (“Pesadilla”, 1929, en idish), que permaneció ignorado por el gran público hasta su primera traducción al castellano, recién en 1987.[i] Pese a ser un destacado periodista de la prensa idish, ningún integrante de la colectividad se preocupó por su suerte. Sólo tras la visita de los diputados socialistas Alfredo Palacios y Federico Pinedo, pudo finalmente ser rescatado de las garras policiales. Existían antecedentes de esta grieta ideológica interna en las dos primeras décadas del siglo XX. Durante los desórdenes de 1909 y en el Centenario, con su corolario de represión y muertes, la Ley de Residencia de Miguel Cané para expulsar a los inmigrantes judíos “maximalistas” recibió el apoyo de instituciones comunitarias, mientras que el joven anarquista judío Simón Radovitzky mató al jefe policial Ramón Falcón, que había dirigido la represión. Como anécdota interesante, hace algunos años se celebró un homenaje a Falcón en la calle que lleva su nombre y, curiosamente, figura allí una placa de adhesión de la actual comunidad judía. De acuerdo a las cifras “oficiales”, un muerto y 71 heridos fue el trágico saldo del pogromde 1919, aunque, en un excelente mediometraje estrenado en 2007, el cineasta Hernán Szwarcbart documenta fehacientemente que los archivos policiales detallan entre los judíos 179 muertos y cadáveres quemados… Fueron incendiadas las bibliotecas del Avangard (Ecuador 369) y el Poale Sion (Ecuador 645), sin distinción de matices entre bundistas, socialistas o sionistas. Los “judíos maximalistas” eran cazados como perros por las calles sin importar sexo, edad o profesión. A la cabeza de los pogromistas estaban los acomodados jóvenes de la Liga Patriótica, grupo de choque de connotaciones fascistas creado por las “buenas familias” de la oligarquía para resguardar  el “ser nacional” de la chusma inmigratoria y bolchevique. Apenas se difundieron las noticias del pogrom se movilizaron las instituciones comunitarias y la juventud. El rabino de la Congregación Israelita, Samuel Halphon- de nacionalidad francesa- fue el primero en dirigirse a las autoridades policiales pidiendo protección para la vida y los bienes de la colectividad. Obviamente, le fueron prometidas de inmediato. Halphon era también el principal dirigente del Comité Oficial Judío que trataba con el gobierno. Con el correspondiente permiso policial, distribuyeron un manifiesto titulado Al pueblo de la República donde, entre otras consideraciones, afirma: “150.000 israelitas purgan los delitos de una minoría cuya nacionalidad no es excluyente y cuyo crimen infamante no ha podido gestarse en el seno de ninguna colectividad, sino en la negación de Dios, de la patria y de la ley.” Al tono oportunista y reaccionario del manifiesto se oponen las enérgicas protestas de la prensa en idish mientras la juventud judía, nacida en el país, movilizaba a un grupo de políticos e intelectuales en defensa de sus correligionarios asesinados, perseguidos y torturados. Halphon ofrece “ayudar a la policía a desarraigar los elementos nocivos de la colectividad judía” y trata de aprovechar la situación para asumir la representación de la comunidad ante las autoridades argentinas. Pero en la prensa comienzan a aparecer artículos contrarios a la inmigración judía, presentándola como perjudicial e introductora de bacilos bolcheviques, además de otros estereotipos comunes del antisemitismo. En febrero de 1921 se reproduce “en miniatura” la Semana Trágica en el pueblo entrerriano de Villaguay. El Sindicato de Oficios Varios lleva a cabo una campaña por aumento de salarios. Iosef Aksenztov, su secretario, dirigente cooperativista y corresponsal de Di Presse, es arrestado y golpeado. Los trabajadores -criollos en su mayoría- organizan un mitin de protesta, apoyados por los socialistas. La brigada de la Liga Patriótica de Villaguay, dirigida por los hijos del estanciero Montiel, tirotean a los concurrentes a mansalva para disolverlos. El diario La Nación presenta el episodio como una escaramuza entre criollos apoyados por la Liga Patriótica y judíos, ayudados por anarquistas y “agitadores extranjeros”. Simultáneamente un tal Abramovich, enriquecido cerealista judío, reúne firmas de colonos judíos para una adhesión colectiva de las colonias circundantes a la Liga Patriótica y la hace llegar a su dirigente, el doctor Manuel Carlés.[ii] Para Pinie Katz, un observador de la situación, esas reacciones por parte de diversos sectores judíos marcan una honda separación -clasista, ideológica- que no se cerrará nunca y, por el contrario, tenderá a profundizarse en determinadas épocas. “De pared a pared” En las décadas que siguieron -y sobre todo a partir de la creación de la DAIA en 1935, que legalizó institucionalmente a la representación política de la comunidad- este maridaje entre ideas o apetencias personales y responsabilidad por el conjunto de la colectividad sufrió diversas variaciones. Poco a poco, se hizo carne que el ideario político debía englobar a los sectores cuya representación decía ostentar, con sus diversas pertenencias e ideologías: judíos de derecha, centro e izquierda. Religiosos, indiferentes y agnósticos. Las instituciones centrales representan a todos ellos, de acuerdo a una relación proporcional que se establece cada trienio mediante elecciones democráticas de los socios. Por acuerdo gradual de los que intervenían en las compulsas electorales, se estableció un sistema

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Héctor Timerman: argentino, peronista y judío

Fuente: Cristina Fernández de Kirchner Fecha: 30 de DIC 2018 El Calafate, 30 de diciembre del peor año que se recuerde. Al bajar para desayunar miro mi teléfono: dos mensajes. En uno, Graciana Peñafort me avisa que en la madrugada falleció Héctor Timerman. En el otro, Alicia Castro en un twitt, muy preciso, lo despide en la red: “Héctor Timerman será recordado como el canciller que defendió la soberanía y la unidad regional. Cuando la Argentina era un ejemplo de dignidad en el mundo.” Tiene razón. Pero no es suficiente para dar cuenta de esta muerte que, seguramente, no pocos adjudicarán a los infortunios propios de la vida misma y sus enfermedades terribles. Pero lo cierto es que no fue así. Pienso y siento la necesidad de decir hoy lo que siempre dije en privado a quien quisiera escucharme: Héctor se enfermó por el dolor y el sufrimiento que le provocó el irracional e injusto ataque que ambos sufrimos con motivo de la firma del memorando de entendimiento con Irán para lograr el esclarecimiento del atentado terrorista contra la mutual judía y poder destrabar así la causa judicial de la AMIA, que a casi 25 años del hecho continúa paralizada y sin ningún condenado. Es que en esa gestión, a Héctor lo había guiado no sólo su responsabilidad como canciller. Creo que lo que más lo había movilizado era su condición de judío creyente y practicante. Es que Héctor era un judío hecho y derecho. Lo recuerdo organizando mi primer viaje a Israel y Palestina en el año 2005. Era cónsul en New York cuando me dijo que la Universidad Hebrea de Jerusalén me iba a invitar a dar una conferencia y le gustaría acompañarme. Me sugirió que debía también visitar Palestina para honrar la postura histórica de la Argentina y el peronismo del reconocimiento de los dos estados. Porque, claro, Héctor además de judío era por sobre toda las cosas argentino y peronista. Nunca he visto sufrir tanto a nadie por los ataques, las calumnias y las injurias que le propinaban. Me acuerdo en muchísimas oportunidades cuando venía a verme a mi despacho, lo notaba que estaba muy mal por los ataques de las instituciones de la comunidad judía. Me contaba en detalle lo que cada uno de ellos había dicho sobre él y nuestro gobierno por la firma del acuerdo. No me lo contaba enojado o indignado. Lo que Héctor transmitía, era una profunda angustia. Pude percibirlo desde el primer momento y me llevó en muchas oportunidades a decirle “Por favor Héctor no les des bolilla, te vas a enfermar, mirá cómo estás”. Es que a medida que me relataba las cosas que habían dicho o habían hecho se ponía muy tenso y nervioso. Me viene hoy a la memoria esa escena tantas veces repetida. La persecución judicial posterior, dirigida por el actual gobierno y la insólita, aunque no inédita, calificación de traidores a la patria lo acabaron de demoler. Pero hoy no sería justo, ni histórico, que esa fuera su última imagen. Lo recuerdo como el verdadero artífice, junto a Axel Kicillof, de la resolución de la ONU sobre la restructuración de deuda soberana, en el marco de nuestra defensa de los intereses nacionales contra la depredación de los fondos buitres. Héctor había asumido esa tarea con la pasión de siempre y una dedicación inclaudicable. El 10 de septiembre del 2015 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas votó por 136 a favor, seis en contra y 41 abstenciones la serie de principios básicos recomendados ante ese tipo de procesos. Héctor había logrado que el voto negativo de muchos países que estaban siendo presionados para votar negativamente se convirtieran en abstención y obtuvo una victoria inédita en la historia de la diplomacia argentina. En épocas de endeudamientos seriales. En tiempos de la vuelta al FMI y de diplomáticos que “reconocen” a los ingleses como autoridades en Malvinas, la figura de Héctor Timerman, no tengo ninguna duda, será recordada y reconocida por la historia por su dignidad y su incansable lucha por la defensa de los intereses nacionales. Querido Héctor: judío, peronista y por sobre toda las cosas argentino, gracias y hasta siempre. Nota relacionada: Ronald Noble: “Héctor Timerman fue un hombre íntegro”  

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Una sociedad compleja

Fuente: Hugo Presman | Blog de Hugo Presman Fecha: 27 de DIC 2018 Una oposición fragmentada en busca de una unidad aún lejana. Un oficialismo que tiene todos sus números en rojo, cuya evaluación después de tres años es un atropello superlativo contra la sociedad. Una oposición en la que hay cómplices y colaboracionistas con el gobierno, que han permitido que Mauricio Macri cumpla buena parte de sus objetivos que son el parte de guerra de una derrota para la mayoría de los argentinos. Un gobierno que destruye buena parte de la industria, cierra escuelas, desfinancia a las universidades públicas, considera innecesarias las universidades populares del conurbano porque los pobres no llegan a la universidad contrariando toda evidencia; arrincona a la ciencia, amputa derechos, endeuda al país colocándole una soga al cuello del futuro; va por su reelección y sus posibilidades son muy superiores al escenario de tierra arrasada que ha consumado. Un sector de la oposición que durante buena parte de estos tres años y aún al finalizar el 2018, consideró que el adversario era Cristina Fernández y no Mauricio Macri. Un modelo excluyente que deja afuera muchos de los presuntos beneficiarios empresariales. Un gobierno que ha hecho de la mentira no una excepción sino un sistema. Que va a contramano del mundo al tiempo que se enorgullece de entrar al mundo que lo elogia superlativamente  porque ha convertido al país en el paraíso de los capitales especulativos. Que mendiga inversiones que descontaba, mientras desregula el movimiento de capitales haciendo que lo que se fuga o se atesora, equivale a los dólares que entran como deuda. Como muy bien sintetiza el periodista Claudio Scaletta: “Lo que ingresa por la ventanilla de la deuda se va por la canaleta de la fuga”. Una oposición que le pide la rectificación de la política económica como si no comprendiera que CAMBIEMOS no viene a hacer lo que está haciendo, porque por primera vez llegó el establishment económico por vía electoral para terminar con el empate histórico entre dos modelos. De ahí su consigna: “Haciendo lo que hay que hacer”: bajar salarios y jubilaciones, ser el ejecutor de las políticas del FMI, transferir recursos desde la base hacia arriba, beneficiar a los sectores financieros, a los agro-extractivos, a las concesionarias. Es tan excluyente que una parte del establishment también queda afuera, aunque su ceguera ideológica los lleva a seguir apoyando, en una actitud suicida, atrincherándose en el espantapájaros del populismo que le bajan desde EE. UU como la lucha continental. Como gladiadores del circo romano, se acercan al presidente y le dicen en su inconciencia: “Ave Cesar Mauricio Macri: los que van a morir te saludan” El gobierno y los gigantescos medios privados colaboracionistas han hecho de la corrupción el caballito de batalla más corrosivo. Que el “círculo rojo” y sus medios, y que un gobierno de empresarios y Ceos sean los adalides de la batalla contra la corrupción, es tan patético como que Jack el Destripador diera lecciones de derechos humanos y cirugía. Diariamente miles de camiones atmosféricos se vuelcan sobre la sociedad para que periodistas mercenarios, en los que confluyen ineptitud e ignorancia, procesen las heces derramadas y las transformen en “verdades de a puño” como las de Fernando Carnota, quien puede decir indignado y sin que sus restantes compañeros de mesa lo contradigan, que el kirchnerismo “se robó dos PBI”. Hablo de un gobierno que ha mentido sistemáticamente, que ha arrojado al barro sus tres banderas electorales: pobreza cero (la que incrementó considerablemente); unir a los argentinos (mientras fomenta la división y el resentimiento), éxitos en la lucha contra el narcotráfico (desmentidos por su principal aliada Elisa Carrió). Un gobierno que se vanagloria publicitariamente de salvarnos de una crisis y del default y que al final de su mandato nos deja en la necesidad de reestructurar la deuda contraída o declarar default liso y llano en el 2020, y una crisis real cuya salida dejará atrás un desierto. Una sociedad donde el dirigente sindical Rubén Darío “el pollo” Sobrero propone un gobierno socialista y coincide con el ultraliberal economista Javier Milei que entre otras medidas propone la supresión de la participación del Estado en la economía y la eliminación del Banco Central, en un fraternal diálogo en el escenario televisivo propicio de Mauro Viale. Un gobierno con su republicanismo de cartón, donde los jueces que dictan fallos que van contra sus propósitos son denunciados ante el Consejo de la Magistratura y donde se intenta una Corte Suprema adicta que por el momento ha sido un disparo en los pies. Un gobierno con una política exterior de rodillas ante los poderosos y que pretende disputar con Brasil el papel de Israel y Arabia Saudita en el Medio Oriente. Un gobierno que hasta renuncia al reclamo de soberanía de Malvinas. Lo que es coherente con la entrega de vastos sectores territoriales. Contradictoriamente, se llega a un diciembre del peor año desde el 2001, sin saqueos, ni asaltos a supermercados por la política “populista” de distribución masiva de alimentos en los lugares más explosivos. Esto revela también que el gobierno tiene en determinadas circunstancias olfato político muy lejos de ser confundido con sensibilidad social. Paradojalmente es un gobierno que abrió una Caja de Pandora con las fotocopias de los cuadernos para destruir al kirchnerismo bajo la imputación de asociación ilícita, pero que tiene como daño colateral que excepcionalmente los poderosos tengan que pasar por Comodoro Py a través de un juez como Claudio Bonadío, quien como Sergio Moro en Brasil, parece responder a políticas judiciales originadas en EE.UU. El intento de disminuir el riesgo judicial de los empresarios y CEOS no disminuye la muesca que en la impunidad del poder económico plantea la situación. El gobierno, y por lo tanto la sociedad, están sentados sobre una bomba neutrónica y el único objetivo del macrismo es llegar a las elecciones de octubre del 2019 sin estallar.  Y, sin embargo, el gobierno sin ningún éxito, puede llegar a ser reelecto, si la oposición se onaniza. La

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Milagro absuelta: “Todo es parte de una persecución política y judicial”

Fuente: Sabrina Roth | Nuestras Voces Fecha: 27 de DIC 2018 Las juezas Claudia Cecilia Sadir, Liliana Pellegrini y Mónica Cruz Martínez dictaron por unanimidad el sobreseimiento de la dirigente social Milagro Sala y de Alberto Cardozo, otro preso político de Jujuy. Fue en la causa que se conoce como “La balacera de Azopardo”, en la que habían involucrado a Sala en una causa de homicidio 11 años después de que se iniciara con un falso arrepentido. Se cae otra acusación en la estrategia de Gerardo Morales y Mauricio Macri de judicializar la pelea política. “Se demostró que todo lo que vengo sufriendo es parte de una persecución política y judicial”, dijo Milagro Sala apenas se conoció su absolución en la causa. Minutos antes de conocer la sentencia, Sala le dijo al tribunal: “Ustedes siéntanse libres de la decisión que tomen, porque ustedes se quedan acá y los gobiernos se van. Los gobiernos que toman alguna determinación para perseguir a algunos sectores políticos que no están de acuerdo con lo que ellos piensan, así que siéntanse libres de tomar la decisión”. En ese marco, Elizabeth Gómez Alcorta, una de sus abogadas, señaló: “La sentencia de este jueves no sólo tiene importancia en relación a los imputados que fueron absueltos sino que deja al descubierto y cristaliza el modo en que de han armado todas las causas contra Milagro, especialmente esta. Quedó demostrado cuál es el modo que usó el juez Pablo Pullen Llermanos en la persecución contra Milagro; cuál fue el rol del fiscal Diego Cussel; cómo han puesto sus funciones al servicio del poder político. También quedó al descubierto que no tuvieron ningún límite a la hora de extorsionar y torturar a otras personas en el marco de la persecución. Es una sentencia clave en esto que venimos sosteniendo hace tres años y que fuimos desarmando en cada causa, particularmente en esta que tiene un nivel de paroxismo increíble. Se echó luz sobre el accionar político judicial que comanda el contador Gerardo Morales”. En el mismo sentido, Paula Alvarez Carreras, también defensora de Milagro Sala, explicó: “El tribunal tuvo la clara convicción que no había ningún elemento de prueba para que Milagro sea condenada en esta causa que fue armada. Quedó evidenciada la complicidad tanto del Ministerio Público de la Acusación con los jueces para contribuir a la construcción de causas para perjudicar a la dirigente”. La causa Tres acusados: Fabián Ávila; Alberto Cardozo -víctima de los hechos que se juzgaron y hasta 2016 el denunciante- y Milagro Sala, cuyo nombre no apareció vinculado a la causa hasta once años después del episodio. Dos meses de audiencias. Veintiséis testigos. Uno de los principales responsables de lo que se conoce como “La balacera de Azopardo“, Jorge Rafael Páes, fue sobreseído por el fiscal Diego Cussel y el juez Pablo Pullen Llermanos después de acusar a la dirigente social como responsable de los hechos. Durante el juicio oral quedó expuesta la trama de extorsión detrás del armado de la causa y se vieron al desnudo las mentiras de Páes. Los fiscales durante el debate oral y público, Cussel y Marcelo Cuellar, recibieron durante la etapa de alegatos lecciones de ejercicio del derecho por parte de los abogados defensores que cuestionaron duramente la arbitrariedad de la acusación y del pedido de pena. Si bien en Nuestras Voces anticipamos el armado de la causa, durante el juicio se conocieron los detalles de cómo se llegó a la declaración de Jorge Rafael Páes, cuya verdad no pudo sostener en el proceso por las propias contradicciones internas y externas del relato. Pero además se conocieron los pormenores de la trama de extorsión contra Fabián Ávila y Alberto “Beto“ Cardozo que también se expuso en notas anteriores. Los hechos que se investigaron durante este proceso ocurrieron el 27 de octubre de 2007 entre las 10.30 y las 11.30 de la mañana en el barrio San Francisco de Álava. Alberto Cardozo se encontraba en la calle. Se dirigía a una carnicería para saludar a su sobrina a quien había visto entrar al local con la madre y una amiga de la niña. Era el día previo a los comicios y en la esquina se montó un centro de información electoral. Cardozo en ese entonces trabajaba en la Municipalidad de San Salvador de Jujuy. De pronto un Clío rojo se detuvo abruptamente. Tal como indicaron en la etapa de instrucción y ratificaron durante las audiencias del juicio oral, tres testigos señalaron que bajaron del vehículo Fabián Ávila y Jorge Rafael Páes y los vieron disparar contra Beto, que se refugió detrás de un árbol. De pronto, empezaron a escucharse gritos desde la carnicería. La menor Soraya Pamela Belén Centella, de 11 años, fue herida en el abdomen por una de las balas. Los atacantes huyeron y Alberto Cardozo con la ayuda de otras personas cargaron a la niña en su auto y la llevaron al Hospital Pablo Soria donde fue operada de urgencia. Luego fue trasladada al Hospital de Niños donde sufrió una segunda intervención. Lograron salvarle la vida. Ese mismo día, a las 12.37 del mediodía, Cardozo hizo la denuncia en la seccional sexta de la Policía Provincial. A partir de entonces se inició el expediente, idas y vueltas, distintos jueces y fiscales. Tanto Ávila como Páes fueron procesados en primera instancia por tentativa de homicidio, y luego el fallo fue ratificado por la Cámara de Apelaciones. En julio de 2015 Ávila fue detenido. La causa pasó algunas semanas después a manos del juez Pablo Pullen Llermanos. En febrero de 2016 fue capturado en Tartagal Jorge Rafael Páes, que estuvo prófugo más de dos años. En 2016, Alberto Cardozo que hasta entonces había sido víctima del ataque y denunciante en la causa, pasó de la noche a la mañana a ser victimario. El juez Pablo Pullen Llermanos ordenó su procesamiento e inmediata detención. En su alegato, el abogado Juan Cabezas, defensor de Cardozo, señaló: ¨En este proceso mi asistido pasó de denunciante a imputado sin que en el

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Hasta siempre

Fuente: Silvina Freira | Página 12 Fecha: 26 de DIC 2018 La patria de Osvaldo Bayer es la rebeldía. “Me he propuesto no tener piedad con los despiadados. Mi falta de piedad con los asesinos, con los verdugos que actúan desde el poder, se reduce a descubrirlos, dejarlos desnudos ante la historia y la sociedad y reivindicar de alguna manera a los de abajo, a los que en todas las épocas salieron a la calle a dar sus gritos de protesta y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados, tirados en alguna fosa común”, explicó el queridísimo periodista, historiador y escritor, que tuvo acaso un último “gesto” de rebeldía: morir el día de la Nochebuena, a los 91 años, en El Tugurio, su casa sobre la calle Arcos, en el barrio de Belgrano. El viejo rebelde, que prometió que viviría hasta los 100 años, deja una obra fundamental para la cultura política argentina: La Patagonia Rebelde y la biografía de Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Osvaldo vivió luchando por un país más democrático e igualitario desde muy joven, cuando denunció la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y demostró cómo las familias patricias y los sectores dominantes oprimen a los obreros y trabajadores. Siempre alzó la voz con coraje, valentía, coherencia y una ética que lo convierten en el último gran anarquista del siglo XX. Las amenazas, la persecución y la censura de la Tripla A lo obligaron a exiliarse en Alemania, desde donde denunció el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar. La tristeza no tiene fin en estas fiestas, las primeras sin Osvaldo. Había nacido el 18 de febrero de 1927 en la provincia de Santa Fe. Se negó a hacer el servicio militar y a modo de castigo lo destinaron a barrer y encerar pisos de los despachos de los oficiales durante dieciocho meses. En 1952 estudió Historia en la Universidad de Hamburgo (Alemania). En la ciudad de Esquel, en Chubut, fundó junto a Juan Carlos Chayep La Chispa, un periódico del que circularon solo ocho números, entre el 20 de diciembre de 1958 y el 4 de abril de 1959, que el sello Editores Ignorantes publicó en una notable edición facsimilar. No viene mal recordar que la primera edición La Chispa desplegó una serie de notas de investigación que explican paso a paso el despojo de las tierras del Cushamen mediante tretas comerciales, en el que estaban implicados comerciantes locales y Julio Telleriarte, que luego sería elegido diputado provincial por la Unión Cívica Radical (UCR); las mismas tierras que hoy sigue reclamando la comunidad mapuche a su nuevo dueño, Benetton, y que en febrero de 2017 terminó con una salvaje represión de la gendarmería contra los integrantes de esa comunidad. La vida de Osvaldo es una catarata de anécdotas trenzadas por la atípica convivencia de la ingenuidad y la radicalidad. Un año después de haber ingresado a Clarín –donde realizó la primera huelga en la historia de la redacción de ese diario– viajó a Cuba como secretario general del Sindicato de Prensa, invitado al primer aniversario de la Revolución, en 1960. Y se reunió con el Che Guevara, quien durante dos horas y media habló sobre cómo haría la revolución en Argentina. Casi nadie de los presentes se animaba a preguntar o balbucear algún comentario. Excepto uno. “Compañero Che, es muy interesante, hasta poético lo que usted nos ha relatado, pero la represión en la Argentina es más dura que la del dictador Batista en Cuba –le retrucó Bayer–. Son fuerzas de represión muy importantes, torturan, asesinan, tienen las armas más sofisticadas y modernas”. El Che lo miró muy fijo y luego de un silencio prolongado le respondió: “Son todos mercenarios”; frase que para el historiador en ciernes fue como si le dijera “no hay que tenerlos en cuenta”. La espina de esa intervención se clavó en el imaginario del entonces joven Bayer. “Así que quedé muy mal conmigo mismo –le confesó muchos años después al periodista Julio Ferrer–. Porque digo, qué le estoy poniendo impedimentos a alguien que hizo la revolución. No tengo ningún derecho (…) Siempre pensé que para qué le hice esa pregunta; era una pregunta demasiado racional”. Para colmo de males, Susana “Pirí” Lugones se coló en un agasajo al Che, acompañada por Bayer. Aunque la guardia cubana dejó entrar a “Pirí” sin invitación, el que pagó “los platos rotos” fue Osvaldo. Lo acusaron de jugar con la seguridad del Che y lo expulsaron de la isla. Recién pudo volver en 1995. Luchador infatigable que viajaba por los pueblos de todo el país para acompañar las causas contra los genocidas del pasado –ya sea el genocidio contra los indios como contra los militantes políticos en los años 70–, lo que vamos a extrañar de Osvaldo es su extrema persistencia, ese no bajar los brazos ni embargar la voz, aun en las peores condiciones políticas. Esa maestría con la que peleaba, con la palabra como su principal arma de combate. En la ciudad bonaerense de Rauch promovió una consulta en 1963 para cambiar el nombre del coronel prusiano por “Arbolito”, el nombre del indio ranquel que le había dado muerte. Terminó detenido por orden del general Juan Enrique Rauch, ministro del Interior de la dictadura, bisnieto de Federico Rauch. Estuvo 62 días preso en la cárcel de mujeres de la calle Riobamba. Investigó durante más de diez años la historia de los 1500 obreros rurales de Santa Cruz asesinados entre 1920 y 1921. Tuvo la suerte de encontrar a muchos sobrevivientes entre los soldados fusiladores, suboficiales y estancieros. La Patagonia Rebelde es el volumen que reúne los cuatro tomos de Los Vengadores de la Patagonia Trágica, publicados los tres primeros en Argentina, entre 1972 y 1974, y el cuarto tomo fue editado en Alemania, en 1978. “Por Dios, patria y hogar”, los tres primeros tomos La Patagonia Rebelde fueron quemados. “Jamás se hizo nada contra los quemadores de libros; no se hizo una reivindicación de

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El Objetivo de la derecha: Expulsión

Fuente: Amira Hass | Haaretz Fecha: 25 de DIC 2018 Las insinuaciones del saliente Jefe de Estado Mayor de las FDI Gadi Eisenkot son aterradoras incluso si no dicen nada nuevo, especialmente para aquellos que ven a Yeshastán, el conglomerado de colonos, haciéndose más grande, más rico y mejor armado. No es nada nuevo que la derecha de los colonos y la derecha sionista-religiosa estén presionando por expulsión, la escalada y la guerra. ¿Por qué la derecha de los colonos (incluso los que viven en Ra’anana) quieren la guerra? Aquí se necesita una explicación muy clara y detallada porque los niveles de represión cognitiva entre las personas que viven al oeste de la Línea Verde son altísimos. La derecha de los colonos no se conforma con la habilidad  para el robo sancionada por el Estado demostrada por los organismos oficiales: quiere más. Y el «más» es crear situaciones que permitan la expulsión masiva de palestinos. El caos de la guerra permitirá a los israelíes trasladar a los palestinos más allá de la frontera, no solo dentro de Cisjordania (como lo pide Habayit Hayehudi en un proyecto de ley, que busca normalizar el despreciable término expulsión). El objetivo del régimen colonial de los colonos israelíes no es matar a tantos palestinos como sea posible. Esto no es un cumplido; más bien, es una introducción esencial para entender las intenciones políticas sólidas. El asesinato de palestinos fue y es un medio para el fin de expandir la propiedad sionista sobre las vidas arruinadas de los palestinos. Matar es un medio legítimo para Israel, como lo son las redadas nocturnas, el encarcelamiento de dos millones de habitantes de Gaza, la expropiación de tierras a ambos lados de la Línea Verde y la asfixia económica. Este asesinato casual de un hombre de negocios de 60 años en camino al trabajo, de manifestantes detrás de la cerca de alambre de púas del campo de concentración en Gaza, así como de los sospechosos de asesinato, aún no acusados, es posible gracias a nuestra cultura de la impunidad, la cultura de «nosotros (los judíos) estamos por encima de cualquier ley». Matar es un medio que los soldados y la policía utilizan alegremente, porque han sido alimentados desde la infancia con una mezcla mortal de miedo a los palestinos y desprecio por aquellos a quienes robamos las casas y las seguiremos robando. El desdén hace que el robo sea más natural. Israel abandonó la generosa oportunidad de oro que recibió de los palestinos en 1994, y en lugar de permitir el establecimiento de un estado palestino junto a él, Israel decidió atenerse a sus características de colonizadores y mejorarlas. Así, bajo el paraguas de las negociaciones, Israel creó los enclaves palestinos. En los últimos años, estos enclaves se han convertido en la contemporización  israelí entre el deseo de ver desaparecer a los palestinos y la comprensión de que la situación geopolítica no permite una repetición de 1948. Los  colonos y la derecha religiosa exigen la anexión del Área C, el 61 por ciento de Cisjordania que envuelve a los enclaves. Es decir, hacer ahora, abiertamente y de una vez, lo que el derecho no mesiánico (en primer lugar, el Partido Laborista) ha estado haciendo mediante la aplicación hábil del método «otro dunam*, otra cabra», fuera de los focos, mientras que se seguía hablando dulcemente de paz. La derecha de los colonos no se conforma con los métodos legales de robo de tierras y hogares desarrollados por los organismos oficiales. En un momento dado, un vaquero judío expulsa a un pastor palestino, un grupo de colonos que construyen una carretera en una tierra que no es la suya, una nueva casa prefabricada que se transporta a un puesto de avanzada. Cada surco de tierra en Cisjordania y cada casa en Jerusalén Este son presas de los apetitos victoriosos de los príncipes de Yeshastán. Los judíos de Yeshastán que han estado gritando amargamente durante las últimas dos semanas que son «patos sentados»**, saben muy bien que son los israelíes mejor protegidos, más densamente acolchados. Hicieron un espectáculo de histeria para provocar una escalada y volver al plan maestro que espera en el cajón. La derecha de los colonos también codicia a los enclaves palestinos. Hebrón vacío de sus habitantes palestinos es el modelo. En cualquier caso, la falta de un futuro en los enclaves (en primer lugar en Gaza) ya está alentando a los jóvenes y profesionales a emigrar. Ningún derecho internacional y ningún país que apoyó a Oslo detuvo el galopante proyecto de asentamiento israelí. Y así, la conclusión de la derecha de los colonos es que el próximo paso natural, la expulsión masiva de palestinos, es posible, geopolíticamente, y no hay ninguna entidad internacional que se interponga en su camino. Traducción: Dardo Esterovich *Unidad de superficie equivalente a 1000 m2 (N. del T.) ** Dicho israelí equivalente a blanco fácil (N. del R.)      

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La navidad de un judío

Fuente: Jorge Elbaum | www.institutopatria.com.ar   Fecha: 24 de DIC 2018 Voy a brindar como Ieshua (así se llamaba y ese fue el único apelativo que escuchó en su vida). Como su madre Miriam, habitante de una Galilea ocupada por los pretores del sometimiento, la mezquindad y la opresión. Hasta su nombre le robaron para reconfigurarlo en el juego de la domesticación y la entrega a los poderosos. Los romanos del imperio lo rebautizaron en latín antiguo –lengua de los invasores– como Jesús, apelativo de un idioma desconocido para el propio Ieshua, lengua con la que se comunicaban quienes lo asesinaron. Cuando llegó a lo que Ieshua consideraba el sagrado Tempo de Ierushalaim (Jerusalém es el nombre en latín) expulsó a los mercaderes y a los sacerdotes fariseos que se habían vendido a los romanos, esos que se volvieron socios en la opresión a su propio pueblo (algo similar a la DAIA de hoy). De ese Templo, en el que Ieshua descargó su furia contra los empleados de los opresores, solo sobrevivió una de sus paredes, la occidental. Esa pared es la que se conoce como el Muro de Los Lamentos. Frente a la destrucción del Templo algunos lloraron junto a sus piedras, pero otros –como los combatientes de Metzadá–, decidieron enfrentar al imperio en forma militar, y eligieron morir colectivamente antes que ser tomados como esclavos. Hoy y mañana voy a levantar mi copa, con quienes conmemoran el renacimiento caprichoso de la esperanza humana. Su hilacha de ilusión, su compromiso de futuro creativo, su abrazo solidario y su entrono de vida pacificada. Pero no voy a olvidar a quienes fueron asesinados, como Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Ni a quienes son rehenes (Presxs Políticxs) del régimen neoliberal represivo. No voy a obviar el recuerdo vívido de los gases que enturbian el aire, las balas de goma y de plomo y las sistemáticas reducciones salariales y jubilatorias. Esta Navidad, al igual que las cuatro últimas, se anuncian con nuevas extorsiones para los más vulnerables y automáticos beneficios para los más pudientes. Con risas sucias clavadas en los acomodaticios salones del poder. Con revanchismos mediático-judiciales dirigidos hacia quienes intentaron contribuir a una Patria más inclusiva. Con acosos perversos contra quienes se atrevieron –y se atreven– a resistir la recurrente invasión imperial. Esta Navidad se da en un contexto de lenguajes y pátinas neoliberales, “meritocráticxs”, desplazados en versículos de un dogma fariseo que endiosa a todos los repetidos becerros de oro y que al mismo tiempo insiste en la asociación apócrifa del dinero con la belleza y la verdad. La paradoja de la Navidad es que supone la supremacía de la vida y la autenticidad, el trabajo por sobre la malevolencia y el desprecio. La fraternidad y la sororidad por sobre quienes se perciben como seres incontaminados con los dolores de lxs otrxs, lxs actuales crucificadxs. Eso es lo que hace que para muchxs de nosotrxs este sea un brindis presencial de millones de personas unidas por hilos invisibles de afecto tierno, que paralelamente siente el descontento con el mundo que los rodea. Eso es lo que hace que nos sintamos parte –incluso sin conocernos—de un abrazo inquebrantable enfrentado al egoísmo, la crueldad y el cinismo de los romanos / macristas. Con la certeza de ser parte de ese entramado silencioso que se yergue desafiante ante las formas mutantes del imperio es que mañana –a pesar de encarnar un agnosticismos limítrofe con el ateísmo– levantaré mi copa desde el mismo balcón en el que Agustín Tosco exigió Navidad sin Presxs Políticxs hace 45 años. Salú  

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