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Quién es Pettigiani, el fiscal facho que quiere salvar a Stornelli

Fuente: Juan Alonso | Nuestras Voces Fecha: 29 de ABR 2019 El fiscal de Cámara de Mar del Plata, Juan Manuel Pettigiani, realizó un dictamen que busca apartar al juez Alejo Ramos Padilla de la investigación de la causa que involucra al presunto agente de la DEA Marcelo D’Alessio y al fiscal Carlos Stornelli. Sus antecedentes: favorecer a neonazis, a acusados de trata y de delitos de lesa humanidad. El vínculo de Pettigiani con el nefasto fiscal general Fabián Fernández Garello, sospechado de participar de operativos ilegales en la dictadura. Detalles de los vínculos oscuros de D’Alessio en el Conurbano y sus operaciones. Son días de inquietud en los despachos de la Casa de Gobierno, los tribunales federales de Comodoro Py, y el piso 5 de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). El trastocado silencio aparente de “La Casa” de los espías y del Ministerio de Seguridad, se manifiesta a través de sus comunicadores oficiosos, agitados por el latido de las encuestas, que dan a la senadora Cristina Fernández de Kirchner como primera en intención de votos, pese a la insistente ponzoña mediática y judicial de los pregoneros del odio. Y es llamativo que la actriz Mirtha Legrand, quien ameniza almuerzos televisados hace 51 años en un país donde el 35,8% de sus habitantes es pobre por culpa de su Gobierno, hable justo ahora de “venganza”. ¿Será la humedad del otoño? El pasado vuelve por la serpentina del viento que posa las hojas amarillas en el refugio de la memoria para dolor del olvido. Dictamen El fiscal de Cámara de Mar del Plata, Juan Manuel Pettigiani realizó un dictamen que busca apartar al juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, de la investigación de la causa por el escándalo institucional de las andanzas delictivas del presunto agente de la DEA, Marcelo Sebastián D’Alessio y sus amigos fiscales Carlos Stornelli, Juan Ignacio Bidone, los comisarios bonaerenses, Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk, y el agente de la AFI, Hugo Rolando “Rolo” Barreiro. Además, de los vínculos inasibles con los periodistas Daniel Santoro, Eduardo Feinmann y Rodrigo Alegre del Grupo Clarín y el canal América donde en estas horas se agitan las banderas del desamparo y el aire eléctrico presagia fuertes tormentas. En esta nota que publiqué el 27 de abril en Nuestras Voces realicé un resumen del informe de 122 páginas de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) donde quedó muy expuesto el vínculo de la banda de espionaje ilegal y extorsiones de D’Alessio con el Ministerio de Seguridad, Patricia Bullrich y la AFI. Aquí está publicado también la resolución del fiscal Juan Manuel Pettigiani que quiere enviar la causa D’Alessio a un Juzgado de Comodoro Py, cuando los delitos de espionaje ilegal, extorsión, y lavado de dinero se desarrollaron en Pinamar, Corrientes, Rosario, CABA, Neuquén, Mercedes, Quequén, Uruguay, Brasil, Paraguay, Venezuela, África, India, México, Filipinas, China, Hong Kong, Alemania, Inglaterra, Turquía, Canadá, Estados Unidos y Liechstenstein. ¿Cuál sería el Juzgado de los 12 que existentes en Comodoro Py que tendría jurisdicción en todos estos países y ciudades de la Argentina a la vez? A no ser que el magistrado Claudio Bonadío y su fiscal en rebeldía, Stornelli, fuesen alquimistas avezados, la situación es surrealista. Los procesistas   El fiscal Pettigiani llegó al Poder Judicial de la mano de su padre, el actual magistrado de la Suprema Corte de Justicia provincial, Eduardo Julio Pettigiani. En 2006 el fiscal Pettigiani fue repudiado luego de sentenciar que los crímenes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), no serían delitos de lesa humanidad y los señaló prescriptos. Como era obvio, los organismos de Derechos Humanos lo recusaron y su dictamen resultó anulado. ¿Conclusión? Siete de los nueve integrantes de la  CNU fueron condenados. Según el portal de noticias judiciales Perycia de La Plata, “en las causas de trata de personas suele pedir juicio abreviado”. Por ese motivo, en marzo de 2017, el Movimiento de Mujeres y la Diversidad Mar del Plata pidió su destitución. Los empleados y el dueño del prostíbulo “La Posada” fueron absueltos. Porque el fiscal Pettigiani se ocupó –tal como hizo su colega Germán Moldes en el reino de Py con la causa Papel Prensa-, de retirar la acusación-: evaluó que cinco imputados serían “personas vulnerables”. La postura del fiscal fue tan lejos, que en el caso de Aníbal Soria, presunto financista del prostíbulo, Pettigiani pidió su absolución. Pasó un año y la Cámara Federal de Casación Penal anuló la absolución y ordenó un nuevo juicio oral. Pero el colmo de Pettigiani (hijo) sucedió en junio de 2017, cuando avaló un juicio abreviado con una banda de neonazis, que produjo ataques brutales a jóvenes homosexuales en las calles de Mar del Plata. Por presión de las víctimas, el juicio se desarrolló y Pettigiani pidió las penas más bajas con el argumento de no se habría probado la existencia de una “organización criminal”. ¿Se dan cuenta? La causa de espionaje paraestatal, extorsiones, seguimientos, coacciones, y amenazas, que instruye el juez Ramos Padilla está repleta de pruebas contundentes con más de 1500 fojas de documentación sensible acumulada en las primeras semanas, con el juez como el garante de la cesación de los delitos. A pesar de ello, Pettigiani reclamó que le arrebaten la causa a Ramos Padilla para que sea trasladada a los dominios de Bonadío. Parecería que el fiscal Pettigiani tendría una debilidad con los espías,  torturadores del Ejército de la dictadura, proxenetas, y militantes nazis y fascistas. Finamente, un tribunal oral condenó a los neonazis a 15 años de cárcel. Esa presunta fascinación por la extrema derecha la heredó de su padre, el juez de la Corte provincial, Eduardo Julio Pettigiani, quien se caracterizó por negar los habeas corpus a las víctimas de la represión ilegal de la dictadura cívico-militar y hasta excarceló a un amigo del represor y agente de la SIDE, Raúl Guglielminetti en 1984. En una nota de archivo del periodista Horacio Verbitsky, que fue publicada en el semanario El Periodista de Buenos Aires, en enero de 1986, recordó el accionar público del papá del fiscal que

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Lanzan una contraofensiva para vincular a D’Alessio con el kirchnerismo

Fuente: Néstor Espósito | TiempoAr Fecha: 21 de ABR 2019 Una confusa situación en el Hospital Penitenciario de la cárcel de Ezeiza encendió las alarmas en torno a la situación del falso abogado Marcelo D’Alessio. Fuentes del Servicio Penitenciario describieron que durante una requisa a la habitación en la que está alojado fue encontrada una soga de yute. D’Alessio está solo y virtualmente aislado, prácticamente sin contacto con otros presos y profundamente deprimido. Un psicólogo y un psiquiatra lo asisten para evitar que se vuelva loco. Los días son cada vez más largos y su abogado, Claudio Fogar, evalúa la posibilidad de presentar un hábeas corpus por el agravamiento de las condiciones de detención. Fogar presentó el 28 de febrero el levantamiento del «resguardo», un paso indispensable para que D’Alessio pueda ser trasladado a otro pabellón donde compartir el encierro con otros presos. En sus actuales condiciones, eso es lo mejor que podría pasarle. Pero no pasa. El cordón de yute presuntamente hallado en su celda parece una advertencia: el falso abogado todavía no contó nada de lo mucho que sabe al juez Alejo Ramos Padilla. Y su silencio eterno podría ser más que oportuno para varios de los investigados en el juzgado federal de Dolores. Ramos Padilla avanza con sus tiempos y sus métodos en un terreno cenagoso, plagado de trampas y pistas falsas, en el que los servicios de inteligencia (formales e informales) están operando 24 horas al día. Tanto es así que en el off del expediente circula con insistencia la diagramación de una operación de contrainteligencia denominada «la contraofensiva», que consiste básicamente en vincular a D’Alessio con el kirchnerismo. Pese a que D’Alessio conspiró para perseguir y encarcelar a exfuncionarios kirchneristas, un sector de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) comenzó a mover las piezas para que aparezca como un doble agente que, en realidad, hace todo esto (incluso llevar más de dos meses preso) para perjudicar al gobierno de Mauricio Macri. En ese esquema, ciertamente curioso, intervienen abogados complotados con espías que cruzaron de vereda: «Hace tres años la querían a Cristina presa, hoy la quieren presidenta». D’Alessio sería, en esa contraofensiva, un agente de La Cámpora, hipótesis que quedaría probada a través de algunas declaraciones de exagentes de inteligencia que ya desfilaron o lo harán en los próximos días por Comodoro Py 2002. Esa operación cuenta con un aliado estratégico: un expediente judicial en manos del juez federal Claudio Bonadio. Se trata de la causa impulsada por la diputada oficialista Elisa Carrió, quien apenas estalló el escándalo D’Alessio corrió a meter una denuncia sobre un presunto «armado», aportando como prueba conversaciones privadas entre los detenidos Roberto Baratta y Juan Pablo Schiavi con el exembajador argentino ante el Vaticano Eduardo Valdés. Cuando D’Alessio todavía era un «experto en narcotráfico» que visitaba programas de televisión y escribía columnas para el diario Clarín, ellos sabían que el empresario agropecuario Pedro Etchebest lo había denunciado en Dolores. Saber que existe una denuncia no es un delito, pero en manos de Bonadio… La «contraofensiva» tiene varios objetivos: tronchar la investigación que lleva Ramos Padilla, instalar la idea de una jugada sucia del kirchnerismo en tiempos electorales y, por sobre todas las cosas, blindar a Comodoro Py. Los sempiternos nombres de agentes de inteligencia que desde siempre sobrevolaron los tribunales de Retiro vuelven a irrumpir en el firmamento judicial. Pistas resbaladizas Entretanto, Ramos Padilla camina sobre una calzada jabonosa. Antes de Semana Santa dictó «falta de mérito» y liberó al prefecto Marcos Antonio Luffi, a quien había detenido por presuntamente proporcionarle información a D’Alessio para que este extorsionara al aduanero Gabriel Traficante, en la causa denominada «La Mafia de los Contenedores». El juez llegó hasta Luffi con un curioso método de investigación: tenía archivos informáticos creados por un usuario «Luffi», de Prefectura. Entonces buscó en el Boletín Oficial a un Luffi y encontró a este. Lo allanó y lo detuvo, pero cuando revisó sus computadoras no encontró nada. Y lo tuvo que soltar. Fue la primera patinada severa que atravesó desde que se inició la causa. También tropezó con otros caminos que conducen a ninguna parte. Por ejemplo, las supuestas tareas de «inteligencia» que –con la intervención involuntaria o no del fiscal de Mercedes Juan Ignacio Bidone– realizó D’Alessio sobre Giselle Robles, la exabogada del financista arrepentido Leonardo Fariña. Robles se comunicó en una oportunidad con el teléfono 011 4959 0550, al que también llamó ocho veces Julio César Posse, un espía que fue testigo en el juicio por el triple crimen de General Rodríguez. El teléfono corresponde a la central de turnos del Hospital Italiano. También investigaron otro teléfono, el 11 4122 1400, al que se comunicaron Robles y una empresa, Lode Integral Services SRL, supuestamente relacionada con Traficante. Se trata del teléfono de delivery de la cadena de pizzerías La Continental. Robles denunció que su excliente Fariña recibió un guión para arrepentirse, involucrar a Lázaro Báez y por carambola, a Cristina Fernández de Kirchner, en hechos de corrupción. A cambio, la libertad tras casi dos años de prisión. Fariña irá al contragolpe y en la semana planea presentarse junto con su abogado en esta causa, Diego Hernán Bandin, para refutar a su exdefensora y pedir, si es necesario, un careo con ella. Más grave es el espionaje en Corrientes. Ramos Padilla recibió un informe que muestra que D’Alessio espió a Ricardo Colombi, gobernador provincial por la Unión Cívica Radical; a Carlos Mauricio Espínola, senador y candidato a gobernador por el PJ; a Sergio Flinta, senador por la UCR; a Eduardo Tassano, diputado provincial por la UCR y candidato a intendente de la ciudad de Corrientes y a Eduardo Alejandro Vischi, también diputado provincial por la UCR. D’Alessio aspiraba a ingresar formalmente a la política y se hacía ilusiones con que, gracias a sus «servicios», conseguiría un lugar en el Gabinete de un eventual gobierno correntino de Espínola. 

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Plan elecciones

Fuente: Carlos Heller | TiempoAr Fecha: 21 de ABR 2019 Al ser consultado por los errores en las proyecciones de la inflación, durante la conferencia de prensa del miércoles, el ministro Nicolás Dujovne contestó: «nosotros no hemos hecho pronósticos sobre la inflación para este año, sabíamos que la inflación para el primer cuatrimestre iba a ser más alta que en el resto del año». Una observación cuestionable, pues aún resuenan los ecos de los anuncios del ministro Dujovne en diciembre de 2017, cuando sostuvo: «las metas de inflación no se van a cambiar: ratificamos las metas del 15% para este año (2018), 10% para 2019 y 5% para 2020». También cabe citar al presidente Mauricio Macri, quien en febrero de este año sostuvo: «está empezando a bajar la inflación», justo un día antes de conocerse el fuerte incremento inflacionario de enero (2,9 por ciento). Una colección de posverdades. Macri sigue sosteniendo que es necesario «bajar más rápido el déficit» para lograr bajar la inflación. Una solución que no encuentra sustento en la realidad. Por ejemplo, el tratado de Maastricht, constitutivo de la Unión Europea, contempla un margen de déficit fiscal del 3% del PBI como parte del conjunto de herramientas de políticas públicas que los estados tienen para impulsar la actividad económica. El Estado tiene una función social que amerita la utilización de políticas fiscales expansivas para garantizar el bienestar de la sociedad. En nuestro país, la inflación sigue en niveles inaceptables, luego de haberse aplicado una receta con una fuerte dosis recesiva de políticas ortodoxas con tasas de interés récord, congelando la emisión de dinero y persiguiendo la meta de déficit fiscal primario cero. La última imagen registrada de lo que se dio en llamar «inflación Congreso» es ejemplificadora. Varios legisladores en aquel entonces opositores, algunos de los cuales ocuparon y ocupan importantes cargos en la actual administración, mostraban con dedo acusador un cartel con la variación mensual de precios del 1,52% para octubre de 2015 y del 25% interanual. Un nivel a todas luces inferior al 4,7% de marzo de 2019 y del 54,7% interanual. Más aún, al interior de este último índice se observa que los alimentos fueron los que mayor incremento registraron: 6 por ciento. Una situación que viene ocurriendo hace varios meses y es por eso que el valor de la Canasta Alimentaria, utilizada para determinar los niveles de indigencia y pobreza, viene aumentando a un ritmo aún mayor al del índice general de precios. Las medidas anunciadas por algunos ministros el pasado miércoles no son más que un paliativo insuficiente y temporario para intentar disimular las inevitables consecuencias negativas del actual modelo económico. La denominación de «Plan Elecciones» se me ocurre una de las más adecuadas, ya que es bochornoso que se diga que los acuerdos de precios son hasta octubre, o el «congelamiento de tarifas» hasta fin de año, es decir, para pasar las elecciones. Otro enfoque desde la cuestión monetaria también indica similar intención: los U$S 60 millones que el Tesoro puede subastar diariamente para contener el dólar alcanzan hasta fines de noviembre, luego de finalizada una eventual segunda vuelta, medida complementada con el congelamiento de las bandas del dólar en los valores actuales, también hasta fin de año. Varios analistas dejaron en claro que este es sólo un intervalo para, si Macri logra ser reelecto, aplicar luego un nuevo torniquete recesivo sin contemplación alguna. El acuerdo con 16 empresas para mantener los precios por seis meses de 60 productos esenciales de la canasta básica fue definido por Dujovne como «un acuerdo de caballeros». Trae a la memoria el acuerdo para no reducir empleos que firmó Macri con empresarios en mayo de 2016 y que finalmente no se cumplió. Una actitud que apela a la «buena voluntad» de los grandes conglomerados económicos del sector, sustentada en la idea de resignar algo de rentabilidad por unos meses para intentar crear la expectativa de que algo está mejorando en vísperas de las elecciones. En los 60 productos seleccionados no hay verduras, frutas, ni carnes, pero sí muchas harinas. Las únicas proteínas pasan por los lácteos y, casualmente, la leche más barata aumenta un 40% debido a un oportuno cambio de marca por parte de la empresa proveedora, a $35,80, muy cerca del precio promedio de varias marcas que tomó el Indec para la elaboración del IPC de marzo para GBA: $39,65. En el caso del kilo de azúcar, en Precios Cuidados se encuentra a $ 34,25, cuando el Indec la relevó a $ 31,63 en marzo último. La decisión de «suavizar» en el tiempo los aumentos de las tarifas de servicios públicos implicaría un incremento aún mayor al ya registrado (152% interanual) de los subsidios en el gasto público. Según señala el comunicado oficial, los incrementos serán absorbidos por el gobierno nacional, por un valor de $ 9000 millones según estimó Dujovne. Dado que se mantiene el objetivo de déficit fiscal primario cero, y se prevé menor recaudación por la caída de la actividad económica, entonces, o se recorta similar volumen de otros gastos, o se incrementan los impuestos, o ambos a la vez. De allí que lo terminamos pagando todos (menos las empresas prestadoras de servicios públicos), más aún cuando los beneficios están centrados en el AMBA y La Plata. ¿Será una respuesta a las exigencias de los candidatos del PRO en ese área? Otro tema preocupante es que el comunicado oficial se refiere a estas medidas como dirigidas «a las familias». Una gran duda: ¿Acaso las pymes seguirán soportando los aumentos tarifarios? Habrá que esperar la letra chica de las medidas para este grupo, y analizar cómo impactará en las empresas, aunque el principal problema que enfrentan es la baja de la demanda en el mercado interno, la suba de costos y la competencia de los importados. En el caso de los préstamos a jubilados, se pueden utilizar para refinanciar los viejos créditos o para otros destinos como pagar servicios públicos o remedios. Son a «tasas bajas de mercado» entre el

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Guantanamera

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 21 de ABR 2019 El último lunes, la prestigiosa revista New Yorker publicó una extensa nota de Ben Taub sobre el vínculo de un carcelero y un prisionero acusado de terrorista.[1]  La historia tiene sede en la base naval estadounidense de Guantánamo, emplazada en territorio ocupado a la República de Cuba. La investigación periodística relata el vínculo entre uno de los cautivos detenidos en esa Base Naval, acusado de formar parte de Al-Qaeda, y un integrante de la Guardia Nacional de Oregon. El detenido es Mohamedou Salahi, un ingeniero eléctrico que fue secuestrado por pedido de la CIA, en Mauritania, su país de origen, en 2002, luego de ser investigado por las autoridades de inteligencia del país africano, a pedido de la CIA. Sin que se logre cumplimentar alguna acusación, fue entregado a los militares estadounidenses, quienes lo trasladaron primero a Jordania y después a Afganistán, territorios donde empezó a sufrir periódicas sesiones de torturas. Sobre Salahi pendía la sospecha (así se fundamentó su secuestro) de ser uno de los cerebros de los ataques del 11 de septiembre. Tenía 30 años cuando lo detuvieron. Sus credenciales lo mostraban como un brillante ingeniero de la especialidad de electricidad, portador de una inteligencia prodigiosa y antecedentes de haber participado en la guerra contra la Unión Soviética en los años ’90, cuando tenía 20 años, por un lapso de pocos meses. A esas referencias se le sumaba el hecho de contar con conocidos y parientes ligados a Al-Qaeda, aunque distanciados de Osama Bin Laden desde el momento que tomó la decisión de atacar Nueva York. Luego de su periplo obligado por Asia, Salahi fue depositado en la base naval de Guantánamo, donde se convirtió en el detenido de mayor valor de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. A partir de 2002 se convirtió en el recluso 760, código que remitía al secreto mejor guardado de los servicios de inteligencia militar. Ese pedestal le impedía gozar de las entrevistas de la Cruz Roja e interactuar con el resto de los reclusos. Dos años después de que Salahi llegara a Guantánamo, empezó a ser custodiado, entre otros, por Steve Wood, un joven de 22 años, miembro de la Guardia Nacional de Oregon, a quien le advirtieron en forma reiterada acerca de la infinita peligrosidad del mujaidín de origen mauritano. Los únicos interlocutores de Salahi eran sus custodios y quienes se encargan de llevar a cabo los interrogatorios y las torturas. La convivencia cotidiana entre Wood y Mohamedou llevó al primero a interesarse en las acusaciones que pendían sobre el detenido, a quien se caracterizaba como “un miembro clave de la red terrorista internacional”, pero sobre quien no se había podido probar ningún crimen desde su llegada a la base naval. La curiosidad de Wood lo llevó a dedicar parte de su tiempo libre a indagar sobre los tenebrosos antecedentes de Salahi y las evidencias que respaldaban las acusaciones. Después de investigar cientos de horas no encontró nada. En un primer momento supuso que la información no debía estar disponible para un simple suboficial como él, o que dichos registros debían estar guardados en archivos residentes en territorio continental de Estados Unidos. Lo único que encontró fueron confesiones contradictorias del propio Salahi arrancadas mediante torturas indescriptibles. De hecho, las propias revelaciones del recluso 760 surgían como discordantes unas con otras, y eran atribuibles a relatos imaginarios ofrecidos con la obvia intención de que cesara la tortura. Los datos brindados por Salahi, según Wood, aparecían obviamente rebatidos por variadas fuentes fidedignas, fechas inconexas y nombres inexistentes. Sus propios interrogadores, convertidos en verdugos despiadados, compartían su frustración al constatar reiteradamente que las incongruentes versiones de Salahi se explicaban por su desesperación por brindar alguna información que justificara el fin de los vejámenes. Sus confesiones simuladas, sin embargo, le permitieron acceder a artículos de confort como un almohada, jabón, toallas y la posibilidad de escribir en su cuarto de confinamiento. Wood siguió investigando el caso durante sus días de franco, sin poder descubrir evidencias, vínculos o alguna documentación que lograse relacionar al mauritano con alguna red terrorista. En su estancia en la Bahía de Guantánamo, mientras lo custodiaba, Wood le pedía que recitara parágrafos del Corán y Salahi los repetía tanto en inglés como en árabe. En los años que Wood estuvo destinado en el Caribe, su recluso se transformó en una fuente de aprendizaje e iniciación espiritual. Salahi dialogaba habitualmente de historia y filosofía y su carcelero se asombraba de la educación y la fluidez en el manejo de cuatro idiomas que poseía el mauritano. Cuando Wood abandonó su tarea en la Base Naval de Guantánamo, decidió regresar a Oregon con la decisión de abandonar las ocupaciones militares: sus diálogos con Salahi y lo que había visto en el centro de detención lo habían cambiado. Había vivido una inversión del Síndrome de Estocolmo: el carcelero se había transformado tras su paso por el Caribe. Vigilar y castigar La base de Guantánamo es alquilada por los Estados Unidos en el marco de un tratado impuesto por Washington desde 1898. Cuba desconoce, desde el triunfo de la Revolución, dicho arrendamiento y exige su devolución. Cada mes, en el marco de una teatralización grotesca, Washington desembolsa un monto de U$S 4800 que el gobierno cubano se niega a recibir, como forma de repudio (y de dignidad) ante la ocupación. Al Pentágono, la extraterritorialidad de la prisión de Guantánamo le permite desconocer las propias leyes de su país, logrando que los reclusos sean juzgados por cortes marciales secretas, con ausencia de defensa y de conocimiento de cargos. En el año que Wood abandonó la base naval, el Departamento de Estado aceptó nombrar a un fiscal para atender el caso de Salahi. Para ese menester se contrató al teniente coronel Stuart Couch. El militar se dedicó durante dos años a relevar todos los antecedentes existentes que probaban el nexo de Salahi con Al-Qaeda, pero luego de constatar que las acusaciones no guardaban ninguna credibilidad,

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Delitos, sistemas e instituciones

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 21 de ABR 2019 “Está claro que es un reduccionismo sostener que esta investigación se circunscribe a lo actuado por un determinado fiscal o a lo ocurrido en un expediente puntual. Entender el objeto de la pesquisa de ese modo impide comprender la real y profunda dimensión que tienen este tipo de actividades paraestatales y la forma en que éstas afectan el normal funcionamiento de las instituciones”. La frase pertenece al juez Ramos Padilla en su resolución del día 12 de abril último, a propósito de la investigación que nació al impulso de la denuncia del empresario Etchebest. La organización investigada involucraría a personas del aparato estatal de inteligencia, legisladores, periodistas y operadores judiciales. No sería una exageración la hipótesis de que en ella intervienen agencias dependientes del gobierno de Estados Unidos y que algunas de las prácticas que estamos viendo formen parte del repertorio con el que su actual embajador pretende ayudarnos a mejorar el servicio de justicia. Cualquiera que hubiera sugerido hace un tiempo la existencia de esta multisectorial de la extorsión de estas características habría sido descalificado como alucinador de conspiraciones. Pero las pruebas lucen bastante sólidas. La elusión de las citaciones judiciales por parte del fiscal Stornelli constituye un gravísimo caso: el sentido de impunidad alterado produce que un fiscal desoiga la citación de un juez. Es interesante pensar esta experiencia en términos de nuestra democracia y de nuestras instituciones. ¿Cuánto del sentido común de nuestra sociedad ha sido impactado por los sucesos que ahora se investigan y por muchísimos otros de análogas características? ¿Cuántas conductas políticas se explican por “carpetazos”? ¿En qué medida el odio que circula en nuestra sociedad contra una determinada colectividad política tiene que ver con la creación de escenas por parte de operadores más o menos parecidos a los que hoy son investigados? ¿Cuántas personas están presas por el “éxito” de alguna de estas operaciones? La máquina extorsiva arranca de su segmento de “inteligencia”; allí se abren “investigaciones” que consisten –en la práctica– en operaciones ilegales de los servicios en busca de abrirle una “carpeta” al enemigo contra quien se apunta. El “blanqueo” de la operación consiste en el pasaje de la cuestión a los medios de comunicación y, más o menos paralelamente, a la apertura de una causa judicial. Con la intervención del sector político “usuario” de esos servicios se completa el cuadro de la construcción de un caso disponible para atacar al enemigo con una extraordinaria eficacia. No hay dudas de que las declaraciones de Fariñas contra Cristina Kirchner fueron elaboradas en el interior de esta maquinaria, ¿será un caso excepcional? Salen a relucir en ese caso reuniones compartidas por altos funcionarios públicos, con algún “periodista”, en las que son elaborados los “acuerdos” necesarios para construir una determinada escena mediática. Como plantea el juez, hay que eludir el reduccionismo para pensar el episodio en todas sus implicancias. Si se lo piensa como aislado y protagonizado por determinadas personas, puede surgir –y es justo que surja– una indignación dirigida a los protagonistas del caso, pero la gravedad política queda oculta. Lo que estamos viendo es un modus operandi político cuya ilegalidad es muy evidente, pero lo  es también su carácter de recurso sistemático. Es un sistema de acción política. Está gobernado por una estrategia y una táctica, acumula información sobre las personas que se usarán cuando sea oportuno, puede destruir al adversario sobre la base de dañar su reputación, de aislarlo y convertirlo en el mal absoluto. Si la maquinaria no se desarma, el estado de derecho desaparece porque los poderes de la democracia son usados contra la democracia. Ahora bien, desarticular este sistema no puede ser tarea de un juez. Pensar eso sería, una vez más, reducir la cuestión a la investigación, el juicio y el eventual castigo de las personas involucradas. Es posible que la sanción puntual tenga cierto efecto disciplinador, de reducción de daños. Pero este sistema nació en el interior del otro sistema. Y no nació como mero impulso delictivo. Nació para ejercer el poder. Para eso se articulan espías, periodistas, políticos y agentes judiciales. De manera que para destruir esta estructura para-institucional, es necesaria una operación de reconstrucción institucional. Hace falta una profunda depuración del servicio de inteligencia estatal, restituyéndolo en su función constitucional y legal que es la reunión de información para prevenir cualquier acción ofensiva por parte de potencias extranjeras y no la de espiar a ciudadanos y ciudadanas políticamente “disidentes”. Hace falta también una reestructuración del poder judicial para que deje de funcionar como una corporación privilegiada, usuaria de un lenguaje inaccesible, y rodeada de un aire oligárquico poco propicio a la función de impartir justicia. Por supuesto que reaparece la cuestión de los medios de comunicación como actor político real, capaz de producir acontecimientos en esa esfera sin la necesidad de participar en elección alguna; capaces, además de construir carreras políticas importantes, sobre la base de una estrategia compartida.  Para que tengamos partidos políticos capaces de discutir y decidir los rumbos del país, hay que independizarlos de los poderes fácticos, hay que desconectarlos de los sistemas oscuros como el que está ahora a la vista de todos. Detrás de los protagonistas circunstanciales de este chiquero hay una debilidad profunda de nuestra democracia, un tejido institucional muy penetrado por prácticas oligárquicas. Está también el eco lejano de prácticas de las dictaduras, hoy actualizadas con nuevos instrumentos. Lo que está en juego es el poder. Pero no como objeto de competencia entre partidos diferentes  sino el poder como poder del pueblo, que eso finalmente es lo que significa democracia.  Por eso en la agenda del futuro próximo debería estar la apertura de un amplio e intenso debate constitucional en la Argentina, para reconstruir la organización del poder de modo de avanzar hacia una democracia sin agujeros negros como los que acaban de revelarse. No es oportuno renegar de ese debate necesario, apelando a la gravedad de la crisis económica y a la enorme dificultad que

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Lo peor

Fuente: Luis Bruschtein | Página 12 Fecha: 20 de ABR 2019 Aunque todas las encuestas muestran a Cristina Kirchner ganadora de la primera vuelta y luego en la segunda con más de cinco puntos de diferencia sobre Mauricio Macri, el verdadero problema está en los más de 25 por ciento de indecisos, la mayoría de ellos, ex votantes del macrismo y con marcada inclinación por ideas conservadoras. No es momento de festejo para nadie. Para el macrismo, porque le será muy difícil remontar la cuesta. Tampoco para la tercera vía, porque no mueve el amperímetro. Pero el kirchnerismo tampoco puede estar de fiesta porque le falta disputar una franja del electorado que le ha sido reacia y que, si se vuelca en masa a último momento, puede cambiar cualquier resultado. En ese 25-30 por ciento está el corazón de la batalla. Una minoría recalcitrante que exige mano dura y no simpatiza con la AUH se convierte así en el gran elector. Está fundida, destrozada, por la política económica de Mauricio Macri, pero al mismo tiempo reniega de las políticas distributivas y de ampliación de derechos del peronismo-kirchnerismo. Constituye el emergente del proceso de derechización que se está produciendo en todo el mundo. Hay un video dando vueltas en las redes donde Noam Chomsky dice que esta fotografía del planeta le recuerda el final de la década del ‘30 con la propagación del nazismo, que parecía indestructible. El desafío para las fuerzas populares y de izquierda es doble porque sin perder su identidad deben disputar con la derecha un electorado que se ha derechizado. Los defensores de la “amplia avenida” del medio, que a esta altura tendría varios representantes, en Sergio Massa, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, presentan una salida con personalidad socialdemócrata. Paradójicamente, los tres en algún momento fueron parte del esquema de alianzas del peronismo-kirchnerismo, pero ahora van acompañados por socialistas santafesinos y algunos radicales espantados por el desastre que provocaron con Macri. No aceptan la polarización que revelan las encuestas y se ilusionan con superar a Macri en la primera vuelta para disputar el ballottage con el respaldo de los votos macristas residuales ante Cristina Kirchner. La experiencia europea y norteamericana y aquí en Argentina con la Alianza demostró que esta corriente tuvo su oportunidad y fracasó en ese doble desafío, porque perdió identidad al ser cooptada por las políticas neoliberales. Y porque no supo contener los reclamos populares que provocan esas políticas. Terminaron por convertirse en lo que supuestamente debían confrontar. Las encuestas confirman esa polarización entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner que cualquier ciudadano puede constatar en su trabajo o cuando va al mercado. Este fenómeno de polarización se podrá explicar de mil maneras, pero es indudable que, en este momento, el factor principal es el rotundo rechazo a la política económica de Cambiemos. Incluso los desilusionados, los que apoyaron y los que odian al peronismo-kirchnerismo están furiosos contra estas políticas. Los tres candidatos de la ancha avenida del medio no son visualizados como opositores. Sus actuaciones de respaldo al oficialismo para “no entorpecer la gobernabilidad” los presentan ahora como fuerzas o dirigentes que no se opusieron. Más de un macrista desilusionado se ufanó no hace tanto de la forma en que habían cooptado a esos dirigentes. Básico: la supuesta “moderación” es vista por las víctimas de esta economía como debilidad para oponerse, frenarlas o para ser cooptados. Por eso no mueven el amperímetro, les faltó kilometraje opositor, no generan confianza para frenar la avalancha y salir del desastre. Si crecieran más de lo que muestran los datos y si Macri cayera más de lo que se prevé, sumados los votos de los tres, tendrían una mínima posibilidad de superar al Presidente y pasar a segunda vuelta con la expectativa de derrotar a Cristina Kirchner con el respaldo de los votos macristas reincidentes. Pero Lavagna rechazó hacer una interna con el massismo y, hasta ahora, ese voto va dividido. Lavagna surgió con el respaldo de la corporación mediática, pero apenas pasó los diez puntos, entró en una meseta. Massa perdió algunos puntos frente a Lavagna y Urtubey apenas mide. Macri viene cayendo en picada. Es el movimiento más rápido del cuadro de posiciones. Cristina Kirchner va oradando lentamente, pero en forma sostenida, su techo de imagen negativa. En esa contradanza de candidaturas, el problema para todos es disputar la zona más gruesa de los indecisos, que sigue siendo alta y bastante incierta. Puede esconder un voto vergonzante a Cristina Kirchner o uno antikirchnerista a favor de Macri, aunque cargado de bronca por la economía. Ahora le tocó a Macri remar en dulce de leche. Cuando estaba en ganador, todo lo que dijera, hasta las burradas, sumaban. Pero cuando se está en caída libre empujado por una crisis que no puede controlar, el fenómeno es al revés. No hay forma de revertirlo. Presionado por la crisis, Macri salió a fidelizar su voto y a pasar la red entre esa masa prófuga de indecisos, afectada por la economía. Trató de hacerlo con un video triste, muy bien descripto en este diario por el sociólogo Luis Quevedo. Un video armado para dar la idea de solidario, casero, coloquial, rutinario. Las personas que tienen en la cabeza los precios del súper, de la farmacia y de los servicios, lo vieron como un video triste, intrascendente, que no les hablaba de la verdadera dimensión de sus tragedias personales. Hace dos años, este mismo mensaje tan artificioso hubiera tenido un impacto positivo. Pero la inflación destruyó la credibilidad de Macri. Es un dirigente que ya no genera expectativa y por lo tanto no es creíble. Todas las encuestas señalan que el 70 por ciento de los encuestados piensan que el año próximo será igual o peor. No hay video para contrarrestar esta sensación. En la cena del Cippec, Macri se vanaglorió de “que por primera vez en la historia, Argentina estaba saliendo de una crisis de la economía, sin cambiar las reglas de juego”. Diez días después anuncia un paquete

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Fulvio Pompeo, el monje negro de la política macrista

Fuente: Paula Giménez y Matías Caciabue* | CLAE Fecha: 18 de ABR 2019 14 de octubre de 2015. Joaquín Morales Solá, editorialista del diario conservador La Nación, realizó una entrevista a Fulvio Pompeo, principal asesor en política internacional de Mauricio Macri. Allí, antes del triunfo electoral y la llegada de la Alianza Cambiemos al gobierno argentino, hablando sobre el Mercosur, Pompeo afirmó: “Más allá de los problemas económicos –y las trabas que nos ponemos permanentemente-, también tenemos un problema político con la Venezuela actual, donde nosotros consideramos que hay que poner en discusión la cláusula democrática porque no sabemos si exactamente eso es una democracia” [1]. ¿Quién es este enigmático personaje que tenía la capacidad de anunciar la predisposición militante del macrismocontra del Pueblo venezolano? ¿Quién es este hoy funcionario argentino que pudo enunciar los planes de Mauricio Macri para Venezuela hace casi cuatro años atrás? Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano –una institución privada que supo integrar la nómina de socios de la Cámara de Comercio Argentino Británica [2]-, Fulvio Pompeo luego realizó un posgrado en la Universidad inglesa de Westminster. Desde hace algunos años integra el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, CARI, uno de los thinktank mejor ponderados del América Latina y que, históricamente, bajo el pretexto de afirmarse como la oficialidad de la política exterior de nuestro país, ha tenido una indudable vocación de alineamiento irrestricto con los intereses neoconservadores del núcleo de poder angloamericano. Fulvio Pompeo viene silenciosa y laboriosamente ganando posiciones dentro de la estructura política macrista, donde integra los “equipos profesionales” del Parido Pro [3]. El actual secretario de asuntos estratégicos de la Jefatura de Gabinete de Argentina viene, además, acompañando a Mauricio Macri desde el año 2007, cuando fungió por ocho años como responsable de Relaciones Internacionales de la Ciudad de Buenos Aires [4]. Pero, sin dudas, su ascenso político ocurrió tras un importante hecho extraterritorial: la derrota de Hillary Clinton en las elecciones norteamericanas y la llegada de Donald Trumpa la Casa Blanca de los Estados Unidos. Tras la apuesta pública del gobierno argentino por la candidata demócrata (y globalista), pronto se sospechó que los días de la por entonces Canciller Susana Malcorra estaban contados. Llegado el momento del cambio de figuras, fue Pompeo quién sugirió el nombramiento como ministro de relaciones exteriores de Jorge Furié, un diplomático de carrera vinculado a Carlos Ruckauf, el último vicepresidente de Carlos Menem. Quizás en el marco de la crisis económica galopante, del achicamiento ministerial de septiembre de 2018, y del control económico y político del FMI en Argentina, Pompeo movió las piezas que faltaban para coronarse como el hombre fuerte la geopolítica del proyecto neoliberal que gobierna nuestro país. Propio del diseño organizativo “líquido” de la transnacionalización financiera y la globalización política, Fulvio Pompeo desde un cargo “menor” ejerce desde el año pasadoun control y una articulación estratégica entre la Cancillería y los ministerios de Seguridad y Defensa. El Estado Nación desaparece, el Estado Policíaco Global se instala.Desde su secretaría de asuntos estratégicos, Pompeo funciona “como una especie de asesor nacional de Seguridad. Las suyas serán funciones parecidas, aunque en versión argentina, a las de la figura del National Security Advisor que existe en los Estados Unidos” [5], hoy en manos de John Bolton, el promotor de la invasión a Irak durante el gobierno de George W. Bush. Desde el decreto 174/2018, que ordenó una nueva directiva para la defensa, Fulvio, que supo bromear en una entrevista sobre un supuesto parentesco con Mike Pompeo (actual Secretario de Estado de Trump) [6], avanzó con la articulación de la estrategia internacional con la seguridad nacional al tiempo que administra la agenda argentina en el conflicto regional, donde ha ejecutado su particular obsesióncontra la Venezuela bolivariana, esa que aparece en la entrevista al diario La Nación que le realizaron antes de la llegada de Cambiemos al gobierno. El protagonismo de Pompeo vio acrecentarse hace poco más de un mes con el nombramiento de Paola Di Chiarocomo viceministra de defensa argentina, que “generará una situación incómoda para el ministro de Defensa Oscar Aguad por un simple motivo: aterriza a metros de su despacho una funcionaria de extrema confianza del jefe de gabinete y de Fulvio Pompeo, el secretario de Asuntos Estratégicos” [7]. Di Chiaro tendrá el objetivo de desarrollar en el ministerio de defensa la agenda que el macrismo estableció para el Atlántico Sur, la Frontera Norte y la Ciberdefensa. Todo hace presumir que el alineamiento con la agenda neoconservadora se verá fortalecido: “El gobierno está convencido de que la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo [¡?] se debe coordinar con países como Estado Unidos, Israel o Brasil. La importancia de este aporte internacional en lugares muy calientes de la frontera norte como es la Triple Frontera resultan cruciales en estra estrategia de persecución a los narcos y a grupos extremistas como Hezbollah” [7]. Todo dicho en un párrafo de una nota tan auspiciosa que levanta sospechas de ser escrita por agentes del mismo gobierno: El triángulo de países capitaneados por Trump, Netanyahu y Bolsonaro; la “Triple frontera”, una idea fortalecida ahora desde una película en Netflix; “Hezbollah”, un supuesto grupo terrorista del que nadie dice que resulta ser hoy un partido legalmente constituido que integra el gobierno de coalición de su país, el Líbano. La agenda continental no escapa de las manos de titiritero del Pompeo argentino. Este oculto personaje ya ha sido protagonista de la articulación del gobierno argentino con la débil y entreguista oposición boliviana de cara a las elecciones presidenciales que el Estado Plurinacional llevará adelante en octubre. A través del CARI y los medios oficiales coqueteó con Carlos Mesa [8] y, en persona, lo hizo con Óscar Ortiz [9], las dos figuras centrales de la oposición al proceso de cambio capitaneado por Evo Morales Ayma. Con Ortiz existe, además, un aceitado vinculo a partir de la Unión Internacional Demócrata, la liga de partidos vinculados a los republicanos norteamericanos, donde el Pro (el partido de Macri) y Demócratas

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Entre Ríos: la prueba de que la unidad impulsada por CFK es ganadora

Fuente: Tali Goldman | Nuestras voces Fecha: 16 de ABR 2019 La construcción del triunfo en Entre Ríos fue un globo de ensayo exitoso que demostró que la unidad peronista da resultados ganadores. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenó que se bajara el precandidato del Frente para la Victoria Julio Solana y la fuerza se alineó detrás de Gustavo Bordet. El presidente Mauricio Macri hizo un intento por revertir la situación, con un viaje relámpago, pero su candidato perdió por 25 puntos en las PASO. Unidad, unidad, unidad. Esa parece ser la palabra mágica que recorre los pasillos del Instituto Patria, el bunker de Cristina Fernández de Kirchner en el que se tejen las estrategias y desfilan los políticos con un único objetivo: ganarle las elecciones a Mauricio Macri. Esta semana el tema que apareció una y otra vez en cada charla y en cada análisis fue el triunfo de Gustavo Bordet en las PASO de Entre Ríos. La diferencia fue de casi 25 puntos con su rival de Cambiemos, Atilio Benedetti. Los resultados finales de las primarias son apabullantes. La Alianza Frente Justicialista Creer se consagró con el 58,15 por ciento de los votos; seguido por el 33, 5 por ciento de la Alianza Cambiemos; 2,48% del Frente Socialista y 2,03 el Frente de Izquierda. La estrategia de ir todos bajo el paraguas del Frente que dio como ganador a Bordet funcionaron como modelo de aplicación de la unidad peronista que impulsa la ex Presidenta. Cristina dio la expresa orden de que se bajara el pre-candidato Julio Solana, actual diputado nacional y candidato del Frente Para la Victoria (en 2015 sacó el 43 por ciento de los votos y no llegó a consagrarse como gobernador ante el propio Bordet). “Cristina fue la arquitecta del triunfo del peronismo en Entre Ríos. Si se suman los resultados del 2015 entre el candidato del Frente Para la Victoria y el del Frente Renovador, Adrián Fuertes, que sacó un 15 por ciento, da exactamente el 58 por ciento que sacó Bordet. Cristina dio la orden de juntar todo”, contó a Nuestras Voces un hombre que frecuenta los pasillos del Patria. Pasando en limpio: las primarias de Entre Ríos funcionaron como una prueba piloto de cara a octubre. A diferencia de los casos de Río Negro y Neuquén en donde ganaron definitivamente los oficialismos locales, esta es la primera elección en la que se puede hacer una lectura nacional directa porque el propio Mauricio Macri se metió de lleno en la elección. La amplia victoria de Bordet puede significar no solo un mensaje hacia la Casa Rosada sino, sobre todo, puertas adentro del peronismo. “Quedó claro que definitivamente la unidad es el camino”, repiten en el Patria. En ese sentido, los medios monopólicos de comunicación que intentan siempre disimular cualquier circunstancia en beneficio de Macri y en detrimento de Cristina, no pudieron disfrazar semejante resultado. Los días más felices… El resultado que deberá refrendarse el próximo 9 de junio—y que será difícil que se revierta— dejó varias cuestiones para analizar. En primer lugar, dentro de la Alianza Frente Justicialista Creer hubo lugar para todos: para La Cámpora, para el Frente Renovador, para los sectores del peronismo que a veces coquetean incluso con la Casa Rosada. En las listas, que llevaban el sello peronista, hubo espacio para dos integrantes de La Cámpora como Juancho Huss, actualmente Diputado Nacional y Estefanía Cora, actual concejala de Paraná. Y también para María Claudia Monjo, que se postuló nuevamente como intendenta de Villaguay, una referente explícita del espacio que comanda Sergio Massa y que en 2015 llevó a su marido, Adrián Fuertes, a disputar la gobernación. En ese sentido, Bordet fue claro tras conocerse los resultados: “En la Argentina hay que construir una alternativa que supere la lógica binaria que tenemos hoy y encaminar un proceso de unión nacional, de superar antinomias que son absolutamente estériles y ponernos a trabajar con grandeza en un proyecto nacional”. Borde no esquivó la pregunta sobre el rol del kirchnerismo: “ que el kirchnerismo haya decidido bajar su precandidatura tuvo un peso muy alto en estas elecciones. Unidad Ciudadana forma parte de esta base de consenso. Son tiempos de tener grandeza política para generar esta apertura que permita presentar una propuesta política con fortaleza”, aclaró. Contando porotos En Entre Ríos además de disputarse la gobernación, los cargos nacionales y las intendencias, se disputarán las bancas de senadores departamentales: se trata de un representante por cada localidad que entra por mayoría. El peronismo unido, que ganó 16 de los 17 departamentos, se quedaría con la mayoría casi absoluta en la Cámara Alta de repetirse los resultados en junio. Es más, en algunas ciudades ganó por una diferencia sideral: en Concordia 70%  a 21% ; en Gualeguaychú 58% a 25%. Un dato curioso es que el actual intendente de Paraná, Sergio Varisco, procesado por narcotráfico—así como suena, no hay metáforas alusivas—, perdió ante el actual vicegobernador y candidato peronista Adán Balh. Pero Varisco, que jugó por adentro de Cambiemos, sí le ganó en las internas a Emanuel Gainza, el hombre apoyado por Elisa Carrió y el propio presidente, Mauricio Macri. Esto también refleja que las internas adentro del equipo amarillo ya no se pueden contener. Por caso, el mismo domingo electoral, el local Gainza que tiene un cartel gigante con su cara, acompañada de la del Presidente y de la Gobernadora María Eugenia Vidal amaneció todo pintado con la palabra Traidor. “La agresión, el apriete y la intolerancia son típicas de la vieja política. Los paranaenses queremos dejar atrás estas prácticas y dar un salto al futuro con gente, propuestas e ideas nuevas que mejoren la vida a todos los vecinos”, escribió el candidato elegido por Macri. Sin embargo, quienes conocen las internas locales no dudan que fue el propio Varisco quien mandó a escrachar a su rival y nadie creyó el comunicado en repudio que el procesado por narcotráfico se apuró a viralizar. Perdedores No cabe ninguna duda que el gran perdedor de

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La disputa estratégica sobre el destino de América Latina

Fuente: Eduardo Paz Rada* | Alainet.org Fecha: 15 de ABR 2019 El empuje conservador y neoliberal en América Latina y el Caribe, aliado a los intereses imperialistas, ha desarrollado en los últimos meses nuevas iniciativas orientadas a establecer un nuevo tablero geopolítico regional y mundial buscando frenar y destruir los empeños de liberación nacional y continental de los procesos de integración y unidad emancipadora de la Patria Grande elaborados en los pasados quince años por los gobiernos nacionalistas, progresistas y de izquierda. Se ponen, de esta manera, frente a frente dos proyectos estratégicos de la región: el de la liberación o el de la dominación. La reciente creación –22 de marzo pasado—del Foro Para el Progreso de América del Sur (PROSUR), impulsada apresuradamente por los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Chile, Sebastián Piñera, y aceptada por los de Brasil, Jair Bolsonaro, Argentina, Mauricio Macri, Ecuador, Lenin Moreno, de Paraguay, Mario Abdo, y de Perú, Martín Viscarra, en la cumbre de Santiago de Chile, fue precedida por la acción de Macri y Bolsonaro de debilitar a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) con la suspensión de su participación en la misma y continuada por Moreno con el despojo de su sede en Quito. Si bien estos presidentes reconocieron el 23 de febrero, con gran repercusión en los grandes medios de comunicación empresariales, como presidente de Venezuela al fantoche de Donald Trump, Juan Guaidó, evitaron hacer el ridículo mayor impidiendo su presencia en la reunión de Santiago. Esto no significa, de ninguna manera, que la conspiración imperialista contra el gobierno revolucionario bolivariano y chavista de Venezuela presidido por Nicolás Maduro deje de contar con el concurso de los gobiernos de estos países, entre ellos sobresale el de Colombia que cuenta con nueve bases militares norteamericanas en su territorio. Quebrar el proceso de la integración de la Patria Grande El Foro Para el Progreso PROSUR, cuyo nombre rememora la Alianza Para el Progreso de los años sesenta impuesta por Estados Unidos en varios países de América Latina para afianzar su control regional en la Guerra Fría e impedir la influencia de la Revolución Cubana, busca desmantelar los avances revolucionarios de la Patria Grande. La formación y fortalecimiento, desde 2004, de PETROCARIBE, Alternativa Bolivariana de los Pueblos (ALBA), Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) permitió a América Latina y el Caribe convertirse no solamente en un proyecto profundo de integración regional al margen del control de Estados Unidos, sino en una fuerza con peso propio en estrategia mundial de la multipolaridad. Luego de derrotar al proyecto imperialista del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) defendido por el entonces presidente de EEUU, George Bush, en la Cumbre de Mar del Plata en noviembre de 2005, se aceleró el proceso de integración emancipadora bajó el liderazgo de Hugo Chávez de Venezuela, Lula Da Silva de Brasil, Fidel Castro de Cuba, Néstor Kirchner de Argentina, Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, Daniel Ortega de Nicaragua y José Mujica, entre otros, y con un claro discurso bolivariano por la segunda independencia, se procedió a crear las instituciones correspondientes con el apoyo de los movimientos populares. En 2008 se formalizó la existencia de UNASUR con todos los países de América del Sur y una estrategia integral que desarrolló políticas de comercio e integración económica y financiera, incluidos un fondo monetario y una moneda propios; de defensa militar con autonomía de Estados Unidos; de libre tránsito, migración y reconocimiento de la ciudadanía sudamericana; de lucha contra las droga y el terrorismo internacional; y de educación, salud, ciencia, tecnología y planificación conjuntas. Por otra parte alcanzó logros de envergadura como la defensa de la democracia en la región, la solución de conflictos entre Venezuela y Guyana, la defensa de los gobiernos democráticos de Bolivia y Ecuador ante lo intentos de guerra civil y golpe de Estado y la pacificación en Colombia. En 2010 se consolidó la CELAC como instancia de debate y consenso político entre los 33 países de América Latina y el Caribe, con la exclusión de Estados Unidos y Canadá, avanzando por primera vez en la construcción de la integración del conjunto de la Patria Grande como soñaron Simón Bolívar, José de San Martín, Francisco Morazán, José María Morelos o José Martí y estableciendo el principio de declarar a América Latina y el Caribe como zona de paz, cooperación e integración. Inestable correlación de fuerzas Si bien la iniciativa política en la disputa estratégica de los proyectos de integración favorece en la coyuntura al grupo de gobiernos conservadores y neoliberales de PROSUR tanto por su número como por su peso económico y geopolítico, es también cierto que varios de estos gobiernos son débiles como el del interino del Perú que se encuentra en una situación de alto rechazo del pueblo, el de Colombia con un proceso de paz muy frágil o el de Argentina que ha destrozado la economía del país y de la gran mayoría de la población, la misma que deberá elegir nuevos gobernantes en octubre de 2019. La potencia y peso mundial de Brasil lleva a su Estado a la contradicción entre encabezar un bloque poderoso con todos los países de la región, como en la década pasada, o a convertirse en peón político de Estados Unidos a pesar de la gran dimensión e influencia económica de China. Bolsonaro encuentra fuertes críticas de sectores empresariales, académicos, políticos y militares ante esta situación que pone el territorio amazónico en manos de Estados Unidos y al mismo tiempo crea malestar social por sus posiciones reaccionarias y antipopulares. A su vez, la crisis provocada en Venezuela por el bloqueo y el boicot comercial, financiero y económico ha influido en sus iniciativas de integración, aunque se mantienen sólidos PETROCARIBE y ALBA, en tanto que Bolivia y Uruguay apoyan con firmeza la integración sin exclusiones y, en el caso del primero, ha manifestado sin tapujos su total apoyo y solidaridad con el gobierno de Maduro y con

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