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“Desde que Isaac Rabin fue asesinado, la derecha nos gobierna”

Autor: Patricio Porta/Página 12 23 de ENERO 2017 Etgar Keret. el escritor más leído de Israel Inmerso en el conflicto del Medio Oriente, Keret referencia su obra en la cultura judía de la diáspora. “No importa tanto lo que pienses”, dice, “siempre puede haber un punto de contacto, pero en Israel ya no se puede discutir.” En un café de la agitada calle Dizengoff, cuando va cayendo la tarde en Tel Aviv, Etgar Keret toma una coca cola y habla sin rodeos sobre el gobierno de Benjamin Netanyahu y la idiosincrasia de los israelíes. Parece no tomarse muy en serio el lugar que la crítica y los lectores le han otorgado. Keret es el escritor israelí más leído dentro y fuera de su país, en parte por la silenciosa e inintencionada renovación que lideró al interior de una tradición literaria dominada por nombres como los de Amos Oz y Aharon Appelfeld. Los temas que toca están lejos del heroísmo y la altisonancia de la guerra y la paz. La clave de su éxito reside en la identificación que suscitan sus relatos. “Leer endurece el músculo de la empatía”, explica a Página 12. Keret se define a sí mismo como un contador de historias. “Un cuento no es una novela más corta, sino una forma de escritura más intuitiva. La literatura es como un susurro, puede cambiar a quien quiere escuchar”, sostiene antes de su visita a la Argentina, donde participará de la Feria del Libro de Buenos Aires. –¿Cómo se convirtió en escritor? –Cuando era joven estaba más interesado en las matemáticas y la física. Mi hermano mayor era una especie de genio de la informática, así que teníamos planeado crear una startup. Pero en Israel el servicio militar es obligatorio. Yo era un pésimo soldado, me metía en problemas y un día me cambiaron a la unidad de informática. Allí no podía comunicarme con otras personas y me ponía a escribir. Estaba solo en mi habitación por horas y entonces escribía mis propias historias. Me veo esencialmente como un contador de historias, y si bien escribo libros, cuento historias en cada lugar que puedo. Soy guionista de televisión y de cine, director, escribo libros infantiles y novelas gráficas. –Usted nació en Israel pero es hijo de sobrevivientes del Holocausto. ¿Sus padres hablaban de ese tema en su casa? –Mis padres no hablaban mucho de ese asunto, era un tema que los afectaba. Mi madre quedó huérfana desde muy pequeña, su familia había sido asesinada en la guerra. Cuando éramos chicos ella nos decía que no tenía referentes a la hora de criarnos y nuestro hogar era un lugar muy loco, en el buen sentido. Por ejemplo, en casa había una regla según la cual si llovía no íbamos al colegio, porque nuestros padres creían que no nos enseñarían algo suficientemente importante que justificase mojarnos. Mi padre trabajaba en una cafetería y se levantaba a las cuatro y media de la mañana y yo, con cinco años, me quedaba levantado mirando la televisión después de que se iba a dormir. Eso nos marcó de cierta forma, porque mis hermanos y yo somos muy diferentes. Mi hermano inició un movimiento pro marihuana, lucha contra la violencia policial y es un activista pro palestino de la izquierda anti sionista. Mi hermana es judía ultraortodoxa, vivió en una colonia en Cisjordania y tiene 11 hijos y 20 nietos a los 55 años. Nos criaron con mucha libertad y siempre nos apoyaron. Mis padres valoraron que mi hermana criara a tantos hijos y nietos y que mi hermano tuviera conciencia y trabajara para lograr cosas que considera significativas para la sociedad. –¿Esa forma de crianza influyó en su imaginación? –Mi madre no tenía muchos recuerdos de sus padres. Pero una de las cosas que sí recordaba eran las historias que le contaban en el gueto antes de dormir. Como no podían leer libros inventaban los cuentos. Esto la hacía sentir una niña muy especial, porque esas historias eran solo para ella. Se dijo que si un día fuese madre tampoco leería cuentos. Mis padres hablaban seis idiomas y la casa estaba llena de libros, pero nunca nos leían. Mi madre tenía mucha creatividad para las historias y mi padre una forma empática y compasiva de narrar sobre gente loca o violenta. Sus historias siempre tenían lugar en un burdel. Cuando tenía cinco años le pregunté qué era una prostituta y me respondió que era alguien a quien se le paga por escuchar los problemas de los demás. Me hablaba de la mafia, que según él era gente que te cobra el alquiler de lugares de los que a veces no son dueños. O de borrachos, personas que cuanto más bebían más felices eran. Entonces de chico yo no sabía si quería formar parte de la mafia, ser alcohólico o prostituta. De más grande, mi padre reconoció que no fue buena idea contarme esas historias, pero que tampoco sabía cómo hacerlo ni cómo explicarme su infancia con los nazis. Después de la guerra se vino a Israel y los británicos lo echaron a Chipre. Se unió al Irgún y lo enviaron al sur de Italia a comprar armas a la mafia, donde su contacto lo dejó dormir en el prostíbulo que administraba, sin necesidad de pagar nada. Era la primera vez que no tenía que esconderse ni ocultar su identidad, y eso le hizo ganar confianza. Estas historias reivindicaban el humanismo, eran un tanto jasídicas. –Sus libros no tratan temas pretensiosos, sino asuntos cotidianos. ¿Se siente parte de la tradición literaria israelí que integran Amos Oz, David Grossman o Abraham B. Yehoshua? –Escribo mucho sobre ataques terroristas y soldados. Pero no soy parte de esa tradición porque existe una gran diferencia entre la tradición israelí y la de la diáspora judía. Mi escritura tiene que ver más con la tradición de la diáspora. La literatura israelí es increíble. Amos Oz es uno de los mejores escritores del mundo. Los grandes escritores israelíes escriben novelas

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La memoria no se cambia

Autor: Publicado por LA LADH 24 de ENERO 2017 Rechazamos DNU que modifica feriado inamovible del 24 de marzo Los organismos de derechos humanos abajo firmantes rechazamos el decreto 52/17 que pretende convertir al 24 de marzo, Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, en un feriado movible. Si como expresa el decreto” los feriados nacionales apuntan a conmemorar y concientizar sobre determinadas fechas que tienen relevancia histórica para el país, por lo que no debe perderse ese norte diluyendo su significado simbólico”, el no respetar este carácter de feriado nacional para el 24 de marzo implica una ofensa para todos los argentinos que repudiamos el golpe genocida de 1976 y apoyamos la continuidad de la lucha por más Memoria, Verdad y Justicia. El 24 de marzo fue el día de la instauración de la dictadura más feroz que ha sufrido nuestra patria, el día que simboliza al terrorismo de Estado y todas sus consecuencias, así como también es el día en que el pueblo argentino se moviliza, por la memoria, la verdad y la justicia. El 24 de marzo ha sido y es, además, una expresión de la defensa de la democracia. Esta decisión por decreto no se da de manera aislada: desde la asunción del Gobierno de Macri, hemos señalado cada uno de los retrocesos en materia del Juicio y Castigo a los genocidas. Esta nueva provocación se enmarca en el negacionismo expresado en palabras y en acciones por diversos funcionarios del gobierno actual. Reafirmamos nuestro compromiso con la lucha por la justicia. El próximo 24 de marzo volveremos a las plazas de todo el país a gritar PRESENTES por los 30.000 y a seguir denunciando las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Gobierno de Macri. Recurriremos a las vías parlamentarias y a todas las necesarias para defender el feriado inamovible del 24 de marzo, y la política de Estado de la Argentina en la defensa de los derechos humanos, por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Buenos Aires, 24/1/2017 Abuelas de Plaza de Mayo Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza Asociación Buena Memoria Centro de Estudios Legales y Sociales Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz Fundación Memoria Histórica y Social Argentina H.I.J.O.S. Capital Liga Argentina por los Derechos del Hombre Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos Servicio Paz y Justicia

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¿Qué se juega en las elecciones de Ecuador?

Autor: Juan Manuel Karg*/RT 5 de ENERO 2017 Ecuador inaugurará el calendario electoral 2017 para América Latina y el Caribe: el próximo 19 de febrero habrá elecciones presidenciales, decisivas para la región en su conjunto por lo que allí se pone en juego. El correísmo, de la mano de la dupla Lenin Moreno-Jorge Glas, se juega la continuidad de la Revolución Ciudadana, que gobierna desde enero de 2007 en un verdadero «cambio de época» para el país, tal como le gusta llamar a su presidente, a raíz de las transformaciones operadas en la vida de millones de personas. El pasado 3 de enero comenzó la campaña electoral. «El futuro no se detiene» es la principal consigna de la campaña de Moreno, haciendo hincapié en los logros de la «década ganada», formulación tomada de lo que fuera el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina. La oposición conservadora a Correa, en tanto, se ha embanderado con la idea de «cambio», inspirandose en la campaña de Macri, que forzó el ballotage y ganó la elección bajo la consigna de «Cambiemos» —y fugaces promesas, incumplidas a un año de gobierno—. Así, el banquero Lasso utiliza el poco creativo slogan «vamos por el cambio», mientras que Viteri habla de un «cambio positivo». Como se verifica, una campaña que se «argentinizó» a poco de comenzar. El objetivo del correísmo es concreto: Moreno deberá sacar más de 40 puntos y una distancia de 10 respecto a su adversario más cercano para evitar la segunda vuelta electoral. Es un escenario posible, visto y considerando la imagen positiva con la que cuenta el primer vicepresidente de Correa y la propia gestión de la RC, sumado a la creciente dispersión opositora. Por ahora, y más allá de slogans, la oposición se basa solamente en denuncias de casos de corrupción —PetroEcuador y Odebrecht— que el propio gobierno ya había detectado. El caso de la constructora de origen brasileño que sacude a la política regional es el más emblemático para ilustrar ello: el gobierno de Alianza País (AP) la expulsó en 2008, siendo el único antecedente concreto en América Latina. Sobre el caso PetroEcuador, Correa fue contundente: «el país puede tener la seguridad de que jamás tolerarán esas corruptelas. Aquí no habrá impunidad, ni perdón, ni olvido, no se puede jugar con los recursos del pueblo». Tanto AP como sus aliados nucleados en el frente Unidos afrontan un desafío complejo en la actualidad regional: ordenar una sucesión prolija y eficiente dentro del espacio de los gobiernos nacional-populares, progresistas y de izquierda de la región, a raíz imposibilidad de ir a las urnas con su principal dirigente y cuadro político, Rafael Correa. Las experiencias de Brasil y Argentina ilustran las dificultades concretas de reemplazar a las figuras mejor valoradas de estos espacios políticos, algo que Bolivia quiere evitar intentando repostular nuevamente a Evo Morales Ayma en 2019 —tal como definió recientemente el congreso del Movimiento al Socialismo, barajando para ello cuatro posibilidades concretas—. Un triunfo en primera vuelta del correísmo podría significar una revitaliuzación del espacio nacional-popular, progresista y de la izquierda continental tras dos años -2015 y 2016- donde la derecha retomó la iniciativa por todas las vías posibles —incluído el golpe institucional en Brasil—. CFK, Lula y Lugo, tres ex presidentes que mantienen buena aceptación popular en sus países, esperan buenas noticias de parte del correismo: este espacio continental debe mostrar un rápido triunfo electoral como forma de reposicionamiento frente a la restauración conservadora en curso, algo que más al norte ya hicieron recientemente Danilo Medina (República Dominicana) y Daniel Ortega (Nicaragua). Macri y Temer, en tanto, anhelan un forzado ballotage que pueda proyectar en el horizonte un escenario de mayor incertidumbre, con mayor polarización de cara a un eventual segundo turno. Las declaraciones de Viteri en cuanto a una hipotética salida de Ecuador del ALBA —Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América— en caso que su propuesta resulte ganadora ilustran que hay en juego proyectos antagónicos sobre la integración regional, tal como sucede con la política doméstica. ¿Sumará Correa el plus carismático que permita a Alianza País un triunfo en una sola vuelta? ¿Lograrán Lasso o Viteri forzar un ballotage que hoy parece difícil, pero que de consumarse podría modificar el escenario? Son las dos preguntas que hoy se hacen buena parte de los analistas en torno al desenlace posible de esta contienda que será decisiva. Falta para saberlo: primero habrá más de un mes de campaña que será seguido con atención por la región en su conjunto. *Politólogo UBA / Analista Internacional When discussing men’s sexual health, a common question that arises is how many erections per day is considered normal. The answer can vary significantly, as it depends on factors such as age, health, and individual differences. Younger men might experience more frequent erections, while the frequency might decrease with age. It’s crucial to remember that occasional variations are normal and do not necessarily indicate any health issues. https://brainerdclinic.com/how-many-erections-per-day/ In terms of male sexual health, it’s quite common to ponder over the question of how many erections per day is typical or normal. Generally, the frequency of erections can be influenced by a variety of factors including age, physical health, and emotional well-being. For most men, experiencing erections during the night or early morning is a common occurrence and is considered a sign of good erectile function. However, it’s important to understand that individual experiences can vary widely.

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La DAIA y la AMIA ante la historia

Autor: Jorge Elbaum/Convergencia 30 de NOVIEMBRE 2016 Cuando se escriba la historia del rol de la DAIA en relación a la causa del atentado de la AMIA y al caso Nisman, los lectores de los informes quedarán impresionados por el inusitado y desmedido rol asumido por una institución que nació en 1935 para enfrentarse a los nazis y a la judeofobia. El primer dato que irrumpirá como evidencia será la connivencia con el estado menemista, que llevará a la institución en la figura de su ex presidente Rubén Beraja a ser cómplice del encubrimiento, para ser juzgada en compañía de los servicios de inteligencia, el juez de la causa y los fiscales intervinientes. El segundo elemento remitirá al vínculo que la propia institución consistió en entablar con los familiares y amigos de las víctimas, basado en el desconocimiento de su dolor, el desprecio de su rol como querellantes y el permanente ninguneo de sus puntos de vista. El tercer elemento, quizás el más grave, es la decisión estratégica de acompañar el giro ideológico reaccionario —como integrante y motorizador local del mismo—, pretendiendo alinear “lo judío”, al bloque conservador local e internacional, que desprecia inmigrantes, abona respuestas militaristas a todo conflicto internacional y plantea el enfrentamiento civilizatorio pregonado por Huntington en la década del 90 del siglo pasado. Este último indicador asume, además, características más complejas y peligrosas: pretende instaurar la idea de que asumen la “representación” de todos los judíos argentinos, reduciendo su historia compleja y plural a una unanimidad singular y derechizada. La DAIA y la AMIA han deicidio oponerse a todo proceso emancipador y construir como “enemigos” a todos los movimiento y fuerzas que pretenden cambios sociales. Este deslizamiento –cada vez más profundo y descarado— se ejecuta desde un sentido común persecutorio, según el cual, todos los posicionamientos progresistas y/o populares asumen un lugar de inmediata enemistad y conjura contra Israel y todas las tradiciones judías. Ese mecanismo de engaño ya ha sido descripto y explicado por las ciencia sociales en diferentes periodos históricos: se trata de tomar la parte por el todo, instituyendo justificaciones que amparen decisiones y posicionamientos prefijados. De esta manera, todos los que apoyan a los familiares de las víctimas del atentado —tal cual lo sugirió el ex presidente de al DAIA, Rubén Beraja, recientemente, refiriéndose al periodista “Tuni” Kollmann— “no pertenecen a la comunidad judía”. La operación de “reduccionismo judío”, es parte de una estrategia geopolítica que pretende encolumnar a todos los sectores reaccionarios en el mismo paraguas de “sociedades libres”, manteniendo la amenaza extorsiva sobre todo intento de democratización, emancipación o superación de inequidades a nivel global. La DAIA es parte de esas políticas de tenaza, que muchos analistas y periodistas están incapacitados de denunciar so pena de ser cuestionados como antisemitas o judeófobos. La DAIA que usurpa una identidad colectiva y plural, y que al mismo tiempo busca reducir dicha identidad a una visión reaccionaria del mundo, borrando todo vestigio de progresismo, se ha convertido en un ariete neo-conservador con un rol similar al asumido en la edad media por Torquemada. El viraje incluyó la articulación internacional con los sectores republicanos de Estados Unidos, que se oponían a cualquier tipo de negociación con Irán, ya sea para limitar su desarrollo nuclear, como para acordar mecanismos de comparecencia de los imputados en la Causa AMIA. En el primer caso apoyaron la fracasada intentona del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien llegó a dirigirse al Congreso de los Estados Unidos para exigirle a Obama y a los parlamentarios demócratas que desaprobaran el tratado —denominado 5 +1— que limitaba la proliferación nuclear persa. Esta operación simbólica desarrollada tanto por la DAIA como por la AMIA ha anexado un nuevo capítulo, el último miércoles 26 de octubre de 2016, con la visita a la Corte Suprema de Justicia. Por parte del Tribunal participaron Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Como “representantes” de los judíos argentinos concurrieron el Director Ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano, Claudio Epelman —entidad que está presidida por el millonario brasileño Jack Terpkins— y su asesor, Adrián Werthein, fuerte empresario local ligado a emprendimientos agrícolaganaderos, de seguros y de telecomunicaciones. Por parte de la DAIA concurrió su vicepresidente, Alberto Indij, y por la AMIA Thomas Saieg, actual titular de la mutual de la calle Pasteur, quienes se presentaron como voceros de una colectividad que nadie recuerda cómo es que fueron elegidos como representantes. Quizás una de las particularidades más sugestivas del ágape haya sido la participación de cuatro magistrados: Mariano Borinsky, Marcos Grabivker, Marcelo Aguinsky y Gustavo Meirovich, una pequeña parte de los operadores judiciales que proviniendo de tradiciones judeo-argentina fueron invitados por adscribir al rol asumido por la DAIA y la AMIA en los dos últimos años. Según testigos de la reunión realizada en el «Salón Oval» del Palacio de Justicia, los integrantes de la AMIA y la DAIA se habrían referido al ex fiscal Nisman como la última víctima del atentado de 1994, señalando la indudable connivencia entre los perpetradores de la masacre de 1994 y los responsables de la muerte del fiscal. Estos comentarios fueron realizados, curiosamente, en presencia del juez Mariano Borinsky que —como miembro de la Sala I de la Cámara de Casación Penal— debe expedirse a la brevedad, junto con otros dos magistrados, sobre el pedido de la DAIA para que la denuncia del ex fiscal Nisman sea reabierta, permitiendo de esta manera la continuidad del acoso a la ex Presidenta y a su ex canciller. Durante este último bienio, tanto la AMIA como la DAIA fueron parte integrante de una campaña desembozada para culpabilizar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su canciller, Héctor Timerman, de connivencia con el terrorismo internacional, por el solo hecho de haber enviado al Congreso de la Nación, para su aprobación, un memorándum de entendimiento con la Republica Islámica de Irán. Dicho “memorándum” estaba destinado a lograr la comparecencia de los imputados en la causa del atentado de 1994,

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El jefe del primo Angelo

Autor: Gabriela Cerruti/Nuestras voces 5 de ENERO 2017 Angelo Calcaterra, el primo del presidente Mauricio Macri, será investigado por su presunta participación en los pagos de coimas admitidos recientemente por la constructora brasileña Odebrecht. Sin embargo, mientras Angelo pone la cara, hay detrás un hombre que maneja las empresas de Macri: Santiago Altieri. Intrigas y secretos de la mafia que hoy maneja el estado. La Procuraduría de Investigaciones Administrativas, a cargo del fiscal Sergio Rodríguez, investigará al presidente de la empresa Iecsa y primo del presidente, Angelo Calcaterra, luego de que fuera denunciado en la Justicia por sus presuntos vínculos en los pagos de coimas admitidos por la constructora brasileña Odebrecht en la Argentina. Según las investigaciones en marcha, a nivel global, Odebrecht habría pagado cerca de 790 millones de dólares en sobornos a funcionarios de distintas latitudes para obtener beneficios en adjudicaciones de obras con el sector público. De acuerdo al informe de una corte de Estados Unidos, los sobornos en la Argentina habrían rondado los 35 millones de dólares pero la empresa obtuvo beneficios cercanos a los 278 millones. Tal como publicó Nuestras Voces semanas atrás los medios locales enfocaron sus cañones en el ex ministro de Planificación Federal, Julio de Vido y el ex Secretario de Transportes -hoy preso- Ricardo Jaime. Julio de Vido desmintió la acusación pero la noticia de que uno de los principales socios de Odebrecht en nuestro país no es otro que Angelo Calcaterra pasó desapercibida. El primo del Presidente integra una importante unidad transitoria de empresas (UTE) con la firma brasileña en la obra por el soterramiento del ferrocarril Sarmiento. A su vez, también comparte con Odebrecht la construcción de los gasoductos troncales en la provincia de Córdoba. Hace dos meses este portal denunció que en ambos casos Calcaterra fue beneficiado por su primo el Presidente. Sin embargo, detrás de Angelo Calcaterra hay otro otro hombre ligado a Mauricio Macri: Santiago Ramón Altieri. El que manda Panamá es el recuerdo de la muerte para Santiago Altieri. Margarita Mantova, su mujer, volvía de un tour de “compras y finanzas”, como llaman los gerentes de las empresas a esos viajes por paraísos fiscales para firmar papeles y hacer movimientos entre cuentas. Día libre hasta el momento de la cita en la puerta del Banco. Esposas, primos, parientes, dispuestos a poner la firma y callar a cambio de dinero y placer. A veces Alemania y Londres en unos días. Esta vez, Centroamérica. Algo le cayó mal en la última comida antes de subir al avión, ese 1 de julio de 2010. Margarita se descompuso y el viaje fue un calvario. Seguía en el baño descompuesta cuando comenzó el aterrizaje. La ataron a una camilla en el piso. Pero se ahogó, y murió antes de que el avión tocara la pista. La familia de Mantova nunca le perdonó a Altieri esa muerte, pese a que muchos siguen trabajando todavía en IECSA y otras empresas del grupo. Pero los relatos de Margarita sobre esos viajes en que la obligaban a mover fondos entre cuentas a cambio de tarjeta libre para sus compras ya no son divertidos ni glamorosos: son el preámbulo del horror. El listado de empresas encolumnado en las necrológicas mostró claramente quién es Altieri. La mano derecha de Mauricio Macri desde que se hizo cargo de las empresas de su padre a mediados de los noventa y que sigue siendo hoy quien maneja IECSA y CREAURBAN, a pesar de los esfuerzos por aparentar que pertenece formalmente a su primo, Angelo Calcaterra. Durante algunos años, cuando se anunció el pase de manos de Mauricio y sus hermanos a su primo Angelo, Altieri pasó a un segundo plano. Coincidió con la muerte de Margarita pero también con su procesamiento en la causa en la que se denunció a Ricardo Jaime por haber recibido dádivas a cambio de direccionar licitaciones. Quien había otorgado las dádivas en nombre de la empresa de los Macri era precisamente Altieri. La juventud PRO es panameña La empresa de Margarita aparece en los Panamá Papers y fue creada por M & M Bomchil, un estudio de abogados con sede en la calle Suipacha 268, piso 12, intermediaria de doce sociedades off shore según esta investigación. Los Bomchil son el aceite del engranaje empresario: defensores de empresarios que litigan contra el gobierno argentino, asesores de ministros que llevaron adelante las privatizaciones durante el menemismo, pasaron de redactar escritos para la Corte Suprema que presidía Julio Nazareno a ser parte del aparato judicial que confrontó con el gobierno kirchnerista en los últimos años. El estudio M&M Bomchil representó durante las últimas décadas a varias empresas multinacionales que tenían litigios contra la Argentina en el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencia Relativa a Inversiones), el tribunal arbitral del Banco Mundial. Algunas de esas compañías, que demandan a la Argentina por un total de aproximadamente 10 mil millones de dólares, son Azurix, Siemens, Camuzzi Internacional, Telefónica y Unysis. Pero, además, dos socios de ese estudio, Máximo Bomchil y Guido Tawil fueron investigados, acusados de haber modificado los pliegos de licitación de los aeropuertos para beneficiar a esa empresa. Bomchil fue asesor de la corte menemista en los noventa, y abogados de las empresas que se beneficiaron con las privatizaciones entre ellas, claro, el grupo SOCMA de los Macri. Tawil, encabezó las marchas en defensa de Carlos Fayt o en apoyo a los reclamos relacionados con la muerte del fiscal Nisman. La segunda M de M&M es Miguel Bomchil. Siguiendo el derrotero de la derecha argentina, el abogado de empresas contratistas primero y de las privatizaciones después ahora se volcó a la política. Miguel Jr. es vicepresidente de La Generación, la agrupación de jóvenes del PRO, y jefe de gabinete de la Dirección de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires. Altieri está en todas Santiago Altieri es prolífico en apariciones en el Boletín oficial de la República Argentina y en los reportes de la Comisión Nacional de Valores. Una rápida búsqueda deja claro que fue, por

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Trump y los judíos estadounidenses

Autor: Dardo Esterovich/Convergencia 30 de NOVIEMBRE 2016 El general Omar Torrijos, expresidente de Panamá que murió en un sospechoso accidente de aviación que muchos calificaron de intencional, acuñó una frase que se ajusta como anillo al dedo a lo sucedido en la elecciones de Estados Unidos: «En política no hay sorpresas, hay sorprendidos”. En efecto, no es sorpresivo que una parte importante de la población, especialmente la del centro del país y en particular la de los Estados denominados Rust Belt (cinturón oxidado), estuviera enojada con las políticas neoliberales del gobierno de Obama y sus antecesores. El problema era cuantificar ese enojo y si iba a cambiar su voto tradicional. Las políticas neoliberales que se comenzaron a aplicar desde la presidencia de Regan, destruyeron millones de puestos de trabajos industriales en Pennsylvania (acero), Michigan (automotriz), Wisconsin y Ohio (pymes y medianas empresas autopartistas y proveedoras de grandes industrias). Las multinacionales se trasladaron a México y al Sudeste Asiático donde los costos laborales e impuestos eran mucho más bajos al mismo tiempo que esto presionaba a la baja los salarios domésticos. Los tres primeros estados mencionados, tradicionalmente demócratas, fueron ganados por los republicanos por escasísima diferencia y sus 46 electores podían haberle dado el triunfo a H. Clinton. Evidentemente los encuestadores no pudieron o no quisieron —para favorecer a la candidata de Wall Street— evidenciar la magnitud del enojo. Sin embargo, ignoraron sus propios sondeos realizados cuando estaba por finalizar la interna demócrata y Trump ya era ganador de la republicana. Esos sondeos indicaban que si la confrontación era Trump-Sanders, el ganador sería el demócrata; en cambio si fuera Trump-Clinton el ganador sería el republicano. Entonces la sorpresa no fue tanta. Sobre la cuestionable calidad democrática del sistema electoral estadounidense podemos señalar que el triunfo de Trump para el Colegio Electoral no se reflejó en la cantidad de votos totales. Los últimos resultados conocidos le dan a Clinton 64.247.231 votos (47.9%) y a Trump 62.240.741 (46.4%), una diferencia de 2.006.490 votos (1.5%). Por márgenes porcentuales muy parecidos resultaron electos presidentes en Venezuela, Brasil y Argentina en las últimas elecciones en esos países. A esto se le agregan innumerables denuncias sobre el deficiente funcionamiento del voto electrónico y de fraude informático particularmente en los lugares donde Trump ganó por muy poco margen. Independientemente de lo anterior, el análisis de los votos marca que Trump logró perforar ciertas fidelidades como la de la clase obrera blanca en los denominados estados oscilantes, logrando porcentajes que no lograron otros candidatos republicanos en elecciones anteriores. En el padrón general Clinton ganó entre las mujeres por el 10% de los votos, mientras que el electorado femenino blanco le dio el triunfo a Trump también por un 10% pese a las declaraciones misóginas del candidato. Los electores que se declaran católicos están divididos: los blancos votaron mayoritariamente por Trump mientras que los hispanos lo hicieron por Clinton. Entre los blancos evangelistas el triunfo de Trump fue abrumador: (80% a 16%). Clinton recibe la mayoría de los votos de gente con alto nivel de educación e ingresos superiores a u$s 200.000 (48 % a 45 % de Trump). Salvo Obama en este nivel de ingresos (5 % de la población) siempre ganaban los republicanos, señal que esta vez Wall Street se inclinó por Clinton. El grado de rechazo a ambos candidatos es muy alto, Clinton 54 % en contra y 44 % a favor, Trump 61 % en contra y 37 % a favor. Si se lo compara con los votos recibidos se concluye que, salvo los que votaron los candidatos alternativos, muchos emitieron su vota a pesar de no tener opinión favorable por su elegido. Respecto a cómo se está conduciendo la lucha contra ISIS, la mayoría opina que va muy o algo mal (52 %) contra bien o algo bien (42 %). La mayoría opina que el principal problema es la economía (52 %) seguidos muy distante por el terrorismo (18 %), la política exterior (13 %) y la inmigración (12 %). Es interesante comprobar que pese al discurso xenófobo de Trump contra los inmigrantes, es el tema que menos preocupa a la población estadounidense. Toda esta información ha sido tomada del informe de Data Point, un destacado grupo interno de análisis político de la cadena de televisión NBC News, sobre la base de la encuesta en boca de urna llevada a cabo por la misma cadena. Los que quieran profundizar en los resultados pueden hacerlo en la página web de NBCNews. En este marco general veamos cómo se comportaron los estadosunidenses que se asumieron como judíos. La encuesta en boca de urna fue encargada, como lo viene haciendo durante las elecciones de los últimos años, por JStreet* y conducida por GBA Strategies a nivel nacional. El voto de los judíos siguió siendo fiel a los demócratas recibiendo Clinton el 70% de los votos contra el 25% de Trump, el 3% de Johnson (Partido Libertario) y 2% de Stein (Partido Verde). Los números coinciden con la encuesta realizada por el New York Time y se corresponde con el promedio de las últimas elecciones presidenciales. El apoyo a Clinton fue mayor entre los no ortodoxos que entre éstos. Los que no se identificaron con ninguna de las corrientes religiosos fueron el 29% del total lo que representa el mayor porcentajes con respecto a otras minorías. La encuesta mostró que Israel no es un ítem clave para los votantes judíos. Entre 10 temas de mayor preocupación, ocuparon los tres primeros puestos la economía, la atención de la salud e ISIS y el terrorismo, igual que en la población estadounidense en general, mientras que Israel ocupó el 8vo. lugar. El 81% de los americanos judíos apoya la solución de dos estados para el conflicto israelo-palestino, porcentaje semejante a año anteriores y el 78% opina que Israel debe detener la construcción de los asentamientos en Cisjordana. También una substancial mayoría, el 63% apoya el tratado nuclear con Irán. Al igual que el resto de sus compatriotas, ambos candidatos tuvieron un

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Sí, podemos

Autor: Uri Avneri/Gush Shalom 7 de ENERO 2017 Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los bombarderos alemanes aterrorizaron a Gran Bretaña, un pequeño grupo de valientes aviadores los enfrentaba todos los días. Su esperanza de vida estaba numerada en días. Una vez, un genio en el ministerio de propaganda ideó un cartel: «¿Quién tiene miedo de la Luftwaffe alemana?» Cuando se colocó en una de las bases de la Royal Air Force, una mano anónima escribió debajo: «Firmar aquí». En cuestión de horas, todos los aviadores habían firmado. Éstos eran los hombres sobre los cuales Winston Churchill dijo: «¡Nunca tantos debieron tanto a tan pocos!» Si alguien hoy diseñara un cartel preguntando «¿Quién tiene miedo de los colonos?» Yo sería el primero en firmar. Tengo miedo. No por mí. Por el Estado de Israel. Por todo lo que hemos construido durante los últimos 120 años. Últimamente, más y más personas en Israel y en todo el mundo han estado diciendo que la «solución de dos Estados» está muerta. Finito. Kaput. Los colonos finalmente la han matado. La paz ha terminado. No hay nada que podamos hacer al respecto. Sólo podemos sentarnos en nuestro cómodo sillón delante del televisor, suspirar profundamente, beber nuestra copa y decirnos: «¡Los asentamientos son irreversibles!» ¿Cuándo lo escuché por primera vez? Hace unos 40 años —o hace 50 años—, el conocido historiador israelí Meron Benvenisti lo usó por primera vez. Los asentamientos, proclamó, han dado lugar a una situación «irreversible». No hay solución de dos estados, sobre la que mis amigos y yo estábamos insistiendo. Lo sentimos, es irreversible. En ese momento, había menos de cien mil colonos en Cisjordania, la Franja de Gaza e incluso algunos en el Sinaí. Ahora, este eslogan se puede escuchar en todas partes. Irreversible. La gran masa de los colonos ha hecho de la solución de dos Estados una ilusión. Se dice que ahora hay unos 450 mil colonos en Cisjordania y otros 150 mil en Jerusalén Oriental ocupada. No pueden ser removidos sin una guerra civil, de judíos contra judíos. Así que dejemos de hablar de la solución de dos estados. Pensemos en otra cosa. ¿Una solución de un solo estado? ¿Un estado del apartheid? ¿Ninguna solución en absoluto? ¿Un conflicto eterno? No creo que haya un problema humano que no tenga solución. No creo que la desesperación sea una buena consejera, aunque puede ser cómoda. No creo que nada en la vida sea «irreversible». Excepto la muerte. Si uno se enfrenta a un problema que parece irresoluble, uno tiene que mirarlo, analizarlo y considerar las posibles salidas. Se dice que el general Bernard Montgomery, comandante británico en el norte de África, tenía una foto de su adversario, el legendario general alemán Erwin Rommel, en su escritorio de su cuartel general. Para sus asombrados visitantes, explicaba: «Quiero preguntarme a cada momento: ¿Qué estará pensando?» Si tratamos de imaginar a los colonos, vemos ante nosotros una masa de 650 mil fanáticos, creciendo en número cada día. Realmente espantoso. Pero no es aterradoramente real. No existe una masa de colonos. Hay varios tipos de colonos. Si queremos idear un medio para superar este problema, primero tenemos que desmontarlo. Veamos los diversos grupos, uno por uno. Primero están «los colonos de calidad de vida». Ellos van a Cisjordania, encuentran un lugar rodeado de pintorescos pueblos árabes y se establecen allí en tierras que probablemente pertenecen a algún aldeano árabe. Miran por la ventana a hermosos minaretes y olivos, escuchan el llamado a la oración y son felices. Consiguen la tierra por nada o casi nada. Vamos a llamarlos “Grupo 1”. Puesto que no son fanáticos, no será demasiado difícil reasentarlos en Israel. Encontrar un lugar agradable, darles un montón de dinero, y se mueven sin demasiados problemas. Luego están los «asentamientos de la frontera». Allí los colonos viven en pueblos y aldeas muy cerca de la antigua Línea Verde, la frontera pre-1967 que sigue siendo la frontera legal del Estado de Israel. La mayor parte de los colonos viven allí. Existe un acuerdo tácito entre Israel y los palestinos de que estos asentamientos serán incluidos en el «intercambio de territorios» previsto por prácticamente todos los que se ocupan de la «solución de dos Estados». La base es un intercambio de 1 a 1, de igual valor. Por ejemplo, a cambio de los «bloques de asentamientos», Israel podría ceder territorio junto a la Franja de Gaza. Los hijos e hijas de las familias dentro de la Franja, el área más abarrotada del mundo, recibirían la oportunidad de construir sus hogares allí, cerca de sus familias. Llamemos a este tipo de colonos «Grupo 2». A este grupo pertenecen muchos de los colonos ultra-ortodoxos, que realmente no se preocupan por la locación. Sólo tienen familias muy grandes, siguiendo el mandamiento de Dios. También necesitan vivir juntos en comunidades atestadas, ya que muchos mandamientos de su credo exigen que se agrupen en instituciones específicas. Los ultra-ortodoxos («haredim» en hebreo, que quiere decir los «temblorosos» ante Dios) viven en ciudades terriblemente superpobladas en Israel, Jerusalén Oeste, Bnei-Brak, etc. Necesitan más tierra y el gobierno está dispuesto a complacerlos, pero más allá La Línea Verde. Uno de estos lugares es Modi’in Illit, frente a la aldea árabe de Bil’in, donde durante muchos años sus habitantes han maniafestado cada viernes contra la toma de tierras. Por último, pero no menos importante, están los colonos ideológicos, los fanáticos, los que fueron enviados allí por Dios mismo. Vamos a llamarlos “Grupo 3”. Constituyen el corazón del problema. Eliminar este núcleo duro es un trabajo muy difícil y peligroso. Lo difícil depende de varios factores. En primer lugar: la opinión pública. Mientras estos colonos sientan que el grueso del público en general israelí los apoya, sólo podrán ser removidos por la fuerza bruta. Pero la mayoría de los soldados y policías pertenecen precisamente al mismo público en general. Esta batalla sólo puede ser ganada si es precedida por un cambio en la opinión pública. Para lograr esto, se necesita mucho trabajo

Internacionales, Medio Oriente, Portada

Kerry se confiesa y el pueblo judío se envilece

Autor: Daniel Kupervaser 30 de DICIEMBRE 2016 El duelo mediático entre John Kerry y Benjamín Netanyahu que prosiguió a la votación en el Consejo de Seguridad de ONU se convirtió en el canto del cisne de los interminables roces entre los gobiernos del Primer Ministro israelí y Obama durante los 8 últimos años. De esta batalla entre “caballeros” se pueden obtener algunas conclusiones muy interesantes. Paradójicamente, todo comenzó como en un idilio repleto de coincidencias a principios del año 2009. Discursos de los máximos dirigentes de ambos países, ámbitos académicos de prestigio internacional y, finalmente, un objetivo idéntico: solucionar el conflicto palestino-israelí por medio de la formula “dos estados para dos pueblos”. Pese al optimismo que reinaba en el ambiente, este autor pronosticó desde un principio que esa fantasía utópica seria sepultada a poco tiempo de su concepción y antes de su parto. “Hoy, a cuatro meses de los famosos discursos que crearon tantas expectativas, a tan solo un mes de la Asamblea Anual de las Naciones Unidas, marco programado para la apertura de las negociaciones palestino-israelíes, se puede afirmar sin mayores riesgos de equivocación que el estado palestino es un mortinato. Murió sin conocer el mundo. Le dieron tantas cachetadas y lo asfixiaron hasta que lo mataron antes que nazca”[1]. En estos días, como lo dice un reconocido analista de Medio Oriente, “Kerry se acordó un poco tarde. La solución de dos estados no está en peligro, ella ya murió”[2]. A esto se le puede agregar que, solo por conveniencia, algunos de los actores centrales de esta farsa se esfuerzan por demostrar que agoniza en sus últimos momentos de vida, pero el corazón aun late. La performance de Kerry en representación del gobierno de Obama fue patética en su aparición en conferencia de prensa destinada a dejar como herencia histórica los principios prácticos de la implementación de la solución de dos estados. La imagen que se proyectó no puede ser interpretada de otra manera más que la de un pobre feligrés que se arrodilla en el confesonario frente a su párroco para confesarle que pecó durante 8 años defendiendo y protegiendo a delincuentes internacionales que se ocuparon de usurpar tierras a campesinos que tenían bajo su dominio por la fuerza de las armas. Más vale tarde que nunca. Al menos se debe admirar su sinceridad. Está reconociendo delante todo el mundo que durante 8 años todas sus peroratas estaban destinadas a servir intereses israelíes escondiendo los verdaderos acontecimientos detrás de las bambalinas. El canciller Kerry, tácitamente, da a entender que el silencio hasta ahora de la administración de la potencia número uno del mundo es el resultado de la dominación por parte del poder de Jerusalén que tiene la suficiencia de manipular su país con la inmensurable capacidad de injerencia de instituciones judías locales. La aparición de Netanyahu ante las cámaras, como réplica a la de Kerry, se convirtió en uno de los mejores ejemplos de implementación de la estrategia de disuasión de Israel. Lejos de refutar las claras acusaciones de campaña oficial de rateo de tierras, la furia del Primer Ministro de Israel se encargó de desbaratar todo intento futuro que esta actitud de Obama pueda en alguna oportunidad futura convertirse en antecedente de algún otro sirviente de Israel que habitando la Casa Blanca no entienda bien las reglas de juego. En su réplica, Netanyahu se basó en dos argumentos básicos. En el primero afirmó que “El discurso de Kerry fue una gran decepción. Se ocupó obsesivamente de las colonias israelíes en vez de ocuparse de la raíz del conflicto: el rechazo palestino a reconocer Israel como Estado Judío bajo los límites que sean”[3]. Como segunda motivación, Netanyahu no admite que se critique a Israel. “Medio Oriente entero arde en llamas, países enteros se desmoronan, el terrorismo arrasa con todo, y durante toda una hora el Canciller Americano ataca a la única democracia en Medio Oriente que se mantiene estable en la región”[4]. Como se mencionó en artículos anteriores, el segundo argumento es ridículo pues asume a Israel como delincuente, solo que hay otros más sanguinarios. El primero es más disparatado aún. Es inadmisible la exigencia de reconocer a Israel como Estado Judío, desde el momento en que los Tratados de Paz firmados con Egipto y Jordania se firmaron solamente con el Estado de Israel sin ningún agregado. Está claro que esa condición de Netanyahu esconde oscuros propósitos racistas respecto de ciudadanos israelíes no judíos, o simplemente es un pretexto para eternizar el status quo. Netanyahu y el liderazgo del pueblo judío propone esperar pacientemente otros 20 días para poner todo el peso de su futuro en manos de Donald Trump, “nuestro maestro, rabino y Rey de los Mesías, por siempre jamás”. El pueblo judío ya no necesita las Tablas de Moisés. Ahora dispone de un nuevo manantial divino que alimenta de justicia la nueva escala de valores del judaísmo moderno. Un nuevo presidente estadounidense que asume los próximos días con un oscuro curriculum de racismo, xenofobia, sexismo, machismo y dudosas relaciones con grupos neo nazis. Las direcciones comunitarias judías de la diáspora no pueden quedar fuera de este juego sucio. El mismo Congreso Judío Mundial aprovecha la condición de ciudadanos judíos estadounidenses de sus miembros para convertirlos en agentes de intereses foráneos y así movilizarlos detrás de este objetivo israelí. “Toda la comunidad judía y el establishment judío están luchando activamente en contra de cualquier nuevo paso que todavía el gobierno norteamericano este decidido a dar sobre este tema. El asunto no se terminó con la última resolución”[5]. Desprecian a Trump, pero para cuidar los intereses de Israel en su conquista de Cisjordania no tiene ningún problema en codearse con el nuevo presidente tapándose la nariz. Si se pudiera adjudicar esta problemática conducta a Netanyahu y su coalición, siempre existiría una alternativa de cambio. Esto es una ilusión. Lamentablemente, se trata de un problema que afecta a la gran mayoría de la sociedad israelí y el pueblo judío, probablemente, por muchos años, y tal vez generaciones.

Estados Unidos, Internacionales, Portada

El aislamiento de EU

Autor: Noam Chomsky/La Jornada 31 de DIC 2016 El 23 de diciembre de 2016, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó por unanimidad la resolución 2334, con la abstención de Estados Unidos. La resolución reafirmó que la política y prácticas de Israel al establecer asentamientos en territorios palestinos y otros territorios árabes ocupados desde 1967 no tiene validez legal y constituye una seria obstrucción para lograr una paz amplia, justa y duradera en Medio Oriente (y) llama una vez más a Israel, como potencia ocupante, a regirse escrupulosamente por la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, rescindir sus medidas previas y desistir de llevar a cabo cualquier acción que resulte en un cambio del estatus legal y la naturaleza geográfica y que afecte materialmente la composición demográfica de los territorios árabes ocupados desde 1967, incluida Jerusalén y, en particular, a no transferir partes de su propia población civil a los territorios árabes ocupados. Reafirmado. Un asunto de cierta importancia. Es importante reconocer que la 2334 no es nada nuevo. La cita anterior es de la resolución 446 del Consejo, del 12 de marzo de 1979, reiterada en esencia en la resolución 2334. La 446 fue aprobada 12-0 con la abstención de Estados Unidos, al que se unieron Reino Unido y Noruega. Las diferencias primordiales son que ahora Estados Unidos está solo contra el mundo entero, y que es un mundo diferente. Las violaciones israelíes a las órdenes del Consejo de Seguridad, y al derecho internacional, son ahora mucho más extremas que en 1979 y suscitan mucha mayor condena en gran parte del mundo. Por tanto, hay que tomar más en serio los contenidos de las resoluciones 446-2334. De ahí la intensa reacción a la 2334, tanto en cobertura como en comentario y, en Israel y Estados Unidos, en considerable histeria. Esas son impactantes indicaciones del creciente aislamiento de Estados Unidos en la escena mundial. Esto es, con Obama. Con Trump, es probable que el aislamiento se incremente, y de hecho así ha sido incluso antes de que asuma el poder. El paso más significativo de Trump en promover el aislamiento estadunidense se dio el 8 de noviembre, cuando obtuvo dos victorias. La menor fue en su país, donde ganó el voto electoral. La mayor fue en Marrakech, Marruecos, donde unas 200 naciones se reunían para tratar de poner algún contenido real en los acuerdos de París de diciembre de 2015 con respecto al cambio climático, los cuales quedaron como promesas más que como el tratado que se pretendía, porque el Congreso republicano no aceptaría compromisos vinculantes. Al llegar los votos electorales el 8 de noviembre, la conferencia de Marrakech se desvió de su programa sustantivo hacia la cuestión de si podría haber alguna acción significativa para enfrentar la severa amenaza de catástrofe ambiental ahora que el país más poderoso de la Tierra está levantándose de la mesa. Esa fue, sin duda, la mayor victoria de Trump el 8 de noviembre, de verdadera trascendencia. También definió el aislamiento de Estados Unidos respecto de los más severos problemas humanos jamás enfrentados en la historia del planeta. El mundo puso sus esperanzas de liderazgo en China, ahora que el Líder del Mundo Libre ha declarado que no sólo se retirará del esfuerzo sino, con la elección de Trump, aplicará medidas de fuerza para acelerar la carrera hacia el desastre. Un asombroso espectáculo, que pasó virtualmente sin comentario. El hecho de que Estados Unidos esté solo ahora en su rechazo al consenso internacional se reafirmó en la declaración 2334, en la que perdió incluso a la Gran Bretaña de Theresa May. La razón por la que Obama optó por la abstención en vez del veto es una pregunta abierta: no tenemos evidencia directa. Pero hay algunas suposiciones plausibles. Hubo algunas reacciones de sorpresa (y escarnio) después del veto de Obama en febrero de 2011 a una resolución del Consejo de Seguridad que llamaba a adoptar una política oficial en Estados Unidos, y tal vez sintió que sería demasiado repetirlo si quería salvar algo de su maltrecho legado entre sectores de la población que tienen cierto interés por el derecho internacional y los derechos humanos. También vale la pena recordar que entre los demócratas liberales, si no en el Congreso, y en particular entre los jóvenes, la opinión acerca de Israel-Palestina ha virado hacia la crítica a las políticas israelíes en años recientes, tanto que el núcleo del apoyo a esas políticas se ha desplazado a la extrema derecha, incluida la base evangélica del Partido Republicano. Tal vez esos factores influyeron. La abstención de 2016 causó furor en Israel y en el Congreso estadunidense, tanto entre republicanos como en prominentes demócratas, incluso con propuestas de retirar fondos a la ONU en represalia por el crimen del mundo. El primer ministro israelí Netanyahu denunció a Obama por sus acciones deshonestas contra Israel. Su oficina acusó a Obama de coludirse tras bambalinas con esa conjura del Consejo de Seguridad, y presentó partículas de evidencia que apenas se elevan al nivel del humor enfermo. Un alto funcionario israelí añadió que la abstención reveló el verdadero rostro del gobierno de Obama y que ahora entendemos con qué hemos estado tratando en los ocho años pasados. La realidad es muy diferente. Obama de hecho ha roto todos los récords de apoyo a Israel, tanto diplomático como económico. La realidad es descrita con exactitud por el especialista del Financial Times en Medio Oriente, David Gardner: “Los tratos personales de Obama con Netanyahu tal vez fueron ponzoñosos con frecuencia, pero ha sido el más pro israelí de los presidentes: el más pródigo con la ayuda militar y el más confiable en el ejercicio del voto estadunidense en el Consejo de Seguridad… La elección de Donald Trump hasta ahora ha traído poco más que espumarajos de tuits sobre éste y otros embrollos geopolíticos. Pero los augurios son ominosos. Un gobierno irredento en Israel, inclinado hacia la ultraderecha, se ve unido ahora por un gobierno nacional populista en Washington que transpira islamofobia”.

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