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Tiempo de descuento

Fuente: Carlos Heller* | Página/12 Fecha: 2 de junio de 2019 La política ha cambiado de velocidad. El anuncio de la fórmula presidencial integrada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner ha impactado y generado una fuerte onda expansiva sobre la totalidad del sistema político. Por un lado, la principal fuerza opositora ha acelerado el despliegue de un proceso de Unidad amplio y plural, dialogando con diversos sectores y definiendo sus candidaturas más importantes. Por el otro, Cambiemos atraviesa una etapa de incertidumbre, con dudas sobre su candidato presidencial, críticas severas de su principal socio en la coalición de gobierno y un presente de crisis social y económica aguda. El tercer sector con potencial electoral –Alternativa Federal– está en una fase aún más incipiente: no se sabe, entre otras cosas, cuáles serán sus integrantes definitivos. Se trata de un espacio líquido y con fronteras móviles. Roberto Lavagna, uno de sus protagonistas, parece haberse alejado definitivamente. Sergio Massa, uno de sus fundadores, ha sido facultado por el congreso del Frente Renovador a que negocie la constitución de un frente opositor, lo cual aumenta la incertidumbre acerca de si permanecerá o no en la organización. Los contornos, alcances y liderazgos de Alternativa Federal cambian todo el tiempo al ritmo de los rumores y trascendidos políticos y periodísticos. El espacio sufre un movimiento permanente en direcciones opuestas: un día parecen fuertes opositores pero al siguiente algunos de sus miembros se reúnen con el gobierno o lanzan hacia él discursos conciliatorios. Lejos de superar la “grieta”, parecen desplazarse entre sus bordes. Su identidad tiene el suspenso de lo que cambia todo el tiempo. Por el contrario, el frente opositor se ha estructurado en torno a una frontera nítida: la oposición a Macri y lo que Macri representa. La coalición resultante es la de todos y todas los que aceptan ese límite. Por supuesto, esa confluencia amplia y diversa está sometida a una ley general: a mayor amplitud de la coalición probablemente menor profundidad en su programa y viceversa. Para resolver esa situación, es necesario trabajar, en simultáneo, en dos planos. Por un lado, ampliando la Unidad para ganar. Por el otro, definiendo un programa para saber qué hacer cuando se gane. La táctica consiste en dar permanentes pasos en esa dirección: trabajar para ganar y ganar para avanzar en una serie de políticas transformadoras. Si tenemos el mejor programa pero perdemos la elección, las políticas que podremos aplicar serán iguales a cero. Si ganamos la elección y no tenemos claro que políticas implementar, el riesgo será defraudar a los votantes que buscan un cambio nítido del rumbo actual. Por eso es que hablamos de un equilibrio entre amplitud y profundidad. En este sentido, otro avance significativo en la consolidación de la confluencia opositora ha sido la nominación de Axel Kicillof y Verónica Magario como candidatos a gobernador y vicegobernadora para la provincia de Buenos Aires. A la definición del binomio presidencial le siguió rápidamente la definición de la fórmula para el principal distrito del país. Se trata de una dupla elegida por su fuerte experiencia y capacidad de gestión. La fórmula fue anunciada por los intendentes de la provincia, despejando, de este modo, las supuestas suspicacias o contradicciones entre el ex ministro de Economía y los jefes comunales que no fueron elegidos para integrar el tándem ejecutivo. Por eso, esta fórmula sintetiza un buen acuerdo. Tiene, además, la capacidad de encolumnar a todos los sectores tras la batalla decisiva por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Esta mayor velocidad de la política que disparó el anuncio de la fórmula presidencial integrada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se produce en un contexto de profundización de la crisis económica y social. El paro de este último miércoles fue contundente. Mostró un estado de ánimo crítico de la mayoría de los argentinos y argentinas. No fue sólo un paro de los trabajadores y trabajadoras. Esta vez fue acompañado por otros sectores sociales: organizaciones de pequeños y medianos empresarios, de comerciantes, de las economías regionales, entre otros. Es lógico: a la mayoría de los argentinos y argentinas le ha empeorado su situación social y económica. Ya sea porque se importa lo que fabricaba,porque no vende lo que fabrica, porque no comercializa lo que tiene para comercializar, porque perdió su empleo o porque no le alcanza lo que gana. Los datos no dejan lugar a dudas. Las ventas en términos constantes, de acuerdo con información del INDEC, cayeron un 14,5 por ciento en los supermercados y un 16,6 por ciento en los shoppings en marzo de este año con relación al mismo mes de 2018. La producción industrial, según el índice que elabora la consultora del economista Orlando Ferreres, se redujo 6,3 por ciento interanual en abril, registrando su decimocuarta baja consecutiva desde febrero de 2018. Según el mencionado índice, la retracción de la industria alcanzó al 8,8 por ciento en el primer cuatrimestre de este año. La construcción cayó en marzo 12,3 por ciento interanual y acumula en el primer trimestre de 2019 una baja de 11,3 por ciento, según el Indec. De acuerdo con la información brindada por el Colegio de Escribanos, la caída de ventas de inmuebles en la ciudad de Buenos Aires fue del 53,3 por ciento en el primer cuatrimestre de este año, comparado con el mismo periodo del año pasado, a pesar de que hubo un pequeño repunte de 1,3 por ciento en abril con relación a marzo de este año. Estos son sólo algunos de los datos de la crisis. Hay muchos más. En esta realidad, el relato según el cual la Argentina era un país que estaba aislado y que sólo debía abrirse al mundo para que cayera sobre él la famosa lluvia de inversiones, hoy resulta totalmente insostenible. La velocidad de la política acompaña la velocidad de la crisis. En este escenario vertiginoso, un discurso sigue cayendo y otro debe sustituirlo. Una vez más, el relato neoliberal alcanza rápido sus propios límites. La alegría que

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Netanyahu en su hora más difícil

Fuente: Jorge Kreyness | Tiempo Argentino Fecha: 2 de junio 2019 Hay distintos factores por los que Benjamin Netanyahu no pudo formar gobierno y debió inducir a que el Parlamento (Knesset) votara su propia disolución y convocara a nuevas elecciones en septiembre. Si bien el disparador fue el fracaso de la votación del servicio militar de los estudiantes religiosos, lo que se trata es que, en realidad, Israel padece una crisis de conducción política, no sólo en relación frente a los palestinos, sino especialmente frente a sus alianzas en el plano internacional. Por un lado, se está teniendo muchas expectativas que Israel se vería muy beneficiado ante el Brexit británico pero, por otra parte y, esto es muy importante, el jueves pasado llegó a Israel el representante de Donald Trump, que no es otro que su propio yerno, Jared Kushner. El emisario arribó desde Marruecos (donde comenzó su raid), con un plan económico que tiene como pretensión modificar el eje histórico del debate sobre el conflicto israelí palestino. Kushner dice tener una solución económica favorable para todas las partes y en esa dirección gestiona una reunión en la tercera semana de junio en Baréin, que podría ser clave. Su gira tiene que ver con que la mayor cantidad de países participen de ese cónclave. Lo que produjo este episodio es que seguramente saltaron serias diferencias entre distintos sectores de la economía israelí, porque, concretamente, a esta altura hay grupos importantes que no confían en que Netanyahu sea la persona indicada para conducir esta negociación, dada su íntima relación con el presidente estadounidense Donald Trump. Además que fue señalado por un fiscal por varios delitos en tres casos distintos, mientras la comunidad internacional le exige cada vez con mayor elocuencia que cesen los ataques contra los palestinos. Las acusaciones en su contra y contra su esposa son muy fuertes, hay una pérdida de confianza y los grupos de poder, la propia población israelí y otros sectores de medio oriente, parecen estar prefiriendo otro jefe de gobierno que pudiera tener mayor confiabilidad a la hora de encarar las nuevos proposiciones norteamericanas con la pretensión de resolver el conflicto histórico con Palestina. Porque hay otro dato clave: ese proyecto ya fue rechazado de plano por la Autoridad Palestina. Durante los próximos días se definirán claramente las distintas posiciones de las fuerzas de la derecha israelí. Es entre ellas que se dirimen estas cosas y seguramente se van a unir para evitar que el presidente le deba pedir la formación de gobierno a los sectores de la llamada centroizquierda y los laboristas. Pero, de todas maneras, la situación se le pone difícil Netanyahu y por eso se busca una alternativa. Es un jefe de Estado más débil que el que conocimos hace tiempo atrás. Y muchos piensan que tal vez otra persona que pueda conducir esta nueva fase de la realidad del país, con la novedad de la llegada del proyecto económico para la región, que trae EE UU que, por supuesto, pretende beneficiar aún más sus propios intereses y de una parte del establishment israelí.

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Juez y Parte

Fuente: Graciana Peñafort | El cohete a la luna Fecha: 1º de junio 2019 El 29 de mayo de 2019 hubo un fenomenal paro general. El fin de la larguísima siesta de la CGT durante la presidencia de Mauricio Macri. Al margen de dicho paro, también se celebró el Día del Ejército Argentino. En oportunidad de esa celebración, los argentinos tuvimos la posibilidad de ver al fiscal Carlos Stornelli, aún rebelde, como invitado de honor, riendo y departiendo amablemente con el mismísimo Presidente de la Nación. Cerca de ellos, menos sonriente pero sabiendo lo que significaba esa foto, estaba ni más ni menos que Mario Montoto, uno de los empresarios más importantes del país. Esa mañana había tres abogados en Comodoro Py, y desafortunadamente yo era uno de esos tres abogados, razón por lo cual no vi el acto en vivo, sino que me enteré varias horas después cuando leí y sobre todo, vi la foto en el portal del Destape. [1] Y me quedé pensando frente a esa foto. Porque en política las fotos nunca son casuales. Están las fotos accidentales que nadie quiere sacarse, las emotivas y las fotos deliberadas. Las que se buscan con empeño de trasmitir algo que no se puede decir en palabras, pero que es necesario decir de todas formas. Y entonces aparece la foto que lo enuncia. Me preguntaba qué quería decir la foto que se habían sacado Montoto, Stornelli y Macri. ¿Por qué esa foto? Lo de Macri era sencillo: en tanto Presidente que aún es, resulta ser el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, conforme lo dice la Constitución Nacional. Era bastante lógico que estuviese en esa foto. Mario Montoto es un empresario y ex militante del peronismo, que tiene múltiples –e impensados— contactos políticos. Una de sus actividades más destacadas refiere al rubro de seguridad, vigilancia y armamentos. Business are business. Su presencia allí también era bastante lógica. ¿Pero cuál era la lógica de la presencia de Stornelli en ese acto y en esa posición privilegiada para la foto? Stornelli es un fiscal que está en rebeldía desde hace más de dos meses. Es decir que no se ha presentado a dar las explicaciones que le exige el Poder Judicial. ¿Y sobre qué debe dar explicaciones? Carlos Stornelli está imputado, junto con muchos otros funcionarios, de formar parte o tributario de una fenomenal organización paraestatal de inteligencia ilegal. En esa presunta organización se ha señalado la participación de legisladores nacionales, funcionarios judiciales tales como el propio fiscal Stornelli y Juan Ignacio Bidone, funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional tales como la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el Ministro de Justicia German Garavano, los jefes de la Agencia Federal de Inteligencia Gustavo Arribas y Silvia Majdalani y una lista hoy difícilmente cerrada de partícipes de la organización. Incluyendo operadores, periodistas y espías que tocan timbre y público en general. Al parecer, las actividades de la organización —a la que me muero de ganas de llamar Kaos, como en El superagente 86—, son múltiples y van desde un capítulo bastante importante de “armado de causas judiciales” con un especial énfasis en armar causas contra personas señaladas por su pertenencia ideológica al anterior gobierno. Los subcapítulos de esta sección incluyen “arrepentimientos guionados”, “puesta en emergencia de personas para que declaren”, etc. También tienen en Kaos un capítulo de “recaudación por medios espurios”. Y otro de operaciones políticas contra opositores. Hasta un curiosísimo capítulo de “asistencia al cónyuge celoso”. Por lo que se va conociendo, Kaos es una multidisciplinaria organización, de evidente y atractiva capacidad de diseñar e implementar estrategias complejas. Una oferta irresistiblemente atractiva de servicios múltiples. El único defecto que tiene Kaos es que es ilegal. Por completo ilegal. Formar parte de ella es delito. Requerir sus servicios también es delito. Carlos Stornelli está acusado de pertenecer o bien por utilizar los servicios de Kaos. Cuestión compleja, porque en principio dice la Constitución que el Ministerio Publico Fiscal debe promover la actuación de la Justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la República… pero a decir verdad, Stornelli parece haber actuado más en coordinación con otras autoridades de la República que en resguardo de la actuación de la Justicia y la legalidad de los actos. Por esas conductas, hace más de dos meses Stornelli debió haber dado explicaciones ante el juez Alejo Ramos Padilla, que es quien investiga a Kaos. Pero Stornelli, utilizando la inmunidad que le da ser fiscal, decidió no concurrir ante Ramos Padilla. Y ha sido declarado “rebelde”, y se ha solicitado su juicio político. Curiosa compañía eligieron Montoto y Macri para que los acompañe en esa foto. Un fiscal que está en flagrante violación a la ley que ese mismo fiscal debe hacer cumplir. Pero todo lo que dije hasta acá no explica la foto. Que Stornelli es Boca como es Boca el Presidente, no hubiese requerido el Día del Ejército para la foto. Ni lo hubiese requerido a Montoto. La foto, ¿es un mensaje de que tocarlo a Stornelli es tocar a Macri, símbolo del alicaído poder político?  ¿Tocar a Stornelli es tocar a Montoto y su dinero y sus impensados vínculos políticos? ¿Ese es mensaje que intentaba dar la foto? Mensaje horrible, claro. Mensaje mafioso, también. Pero, sobre todo, mensaje patético. Como señaló Alberto Fernández, a quien cito no tanto por su condición de candidato sino por su condición de conocido de larga data de Stornelli, “lo de Stornelli es una vergüenza, indignante. El único operativo impunidad que se ha desatado en la Argentina es el que tiende a defender a Stornelli. Eso explica todo: la actitud que tienen respecto de (el juez Alejo) Ramos Padilla, cuando tienen el tupé de sentarlo detrás del Presidente (Mauricio Macri) en el Día del Ejército” Y en honor a la verdad, cuando se hizo pública la causa de Dolores, donde Stornelli estaba acusado de participar de una extorsión, recordé una charla que tuve con Alberto, en el marco de

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¿Se prepara un fraude en las elecciones argentinas?

Fuente: Claudio Fabián Guevara | https://www.alainet.org/es/articulo/200097 Fecha: 29 May 2019 La administración de Mauricio Macri introdujo un cambio fundamental en el escrutinio que le permitiría manipular el recuento provisional. Con la ayuda de los conglomerados mediáticos se podría construir una realidad virtual muy difícil de desmontar. Qué opinan intelectuales, historiadores y legisladores de la oposición. En un segundo plano, detrás de la euforia opositora por el lanzamiento de la fórmula Fernández-Fernández, muchas voces advierten sobre el peligro de maniobras que adulteren la voluntad popular en las próximas elecciones de octubre en Argentina. La administración colonial de Mauricio Macri, cuyo capital electoral se ha pulverizado con el colapso progresivo de la economía y los escándalos político-judiciales, impulsa por decreto desde principios de año una serie de cambios en los mecanismos electorales que debilitan la transparencia del sistema. El más grave es la contratación de un software que centraliza la recepción de las actas del escrutinio provisorio, y permite modificarlas y/o reemplazarlas. Al mismo tiempo se eliminan los telegramas, el tradicional método para comunicar los resultados. Otras innovaciones que permiten nuevas modalidades en el acto de emitir y/o contabilizar el voto son impulsadas desde diferentes frentes. Embestida contra el sistema electoral Cambiemos, la coalición en el gobierno, protagoniza desde hace años una embestida contra el sistema electoral argentino. El jefe de Gabinete Marcos Peña considera una “vergüenza nacional” que en Argentina se siga votando con una boleta de papel (aunque ésta siga siendo la base de los sistemas electorales más seguros del mundo). El macrismo impulsa desde hace años la ley de voto electrónico, que perdió estado parlamentario cuando la oposición mostró que la boleta única electrónica era muy fácil de adulterar. Hasta ahora sólo dos provincias -Salta y Neuquén- han establecido sistemas electrónicos el sufragio ciudadano, y han registrado denuncias sobre aspectos inseguros y fraudulentos. El gobierno argentino entonces se centró en introducir cambios subrepticios en el actual sistema electoral. En enero, con tres decretos, el Gobierno cambió las condiciones en las que votarán los argentinos residentes en el exterior, el personal de las fuerzas de seguridad y de las Fuerzas Armadas, y las personas privadas de su libertad. Para los argentinos residentes en el exterior se creó un régimen de voto por correo postal. Para los presos y los agentes de seguridad se dispuso un sistema de voto anticipado. El grupo más numeroso es el de los residentes en el exterior: son más de 360.000 argentinos. A comienzos de mayo la jueza federal Servini de Cubría declaró inconstitucional el decreto que creó el sistema postal para los argentinos que viven en el exterior. Accedió a la demanda de Jorge Landau, apoderado del PJ. Este razonó que “si cualquiera que va a votar debe hacer cola, y mostrar el documento a los fiscales y autoridades de mesa”, es “un disparate” que 360 mil ciudadan@s sean autorizados a votar por correo, en sobres no fiscalizados y sin controles de identidad. Los cambios en el sistema electoral deben pasar por el Congreso de la Nación y no son potestad del Ejecutivo. Mucho menos en un año electoral tan decisivo. Sin embargo, la administración de Macri fue más allá e introdujo un cambio fundamental en los mecanismos del escrutinio, que le permitiría manipular el recuento provisional. Un software para “transformar y manipular la información” El gobierno argentino contrató un software llamado Election 360 -de la empresa SmartMatic, denunciada por fraude y manipulación en distintos escenarios internacionales- por el cual van a pasar los resultados electorales que envíen las 15.000 escuelas distribuidas en todo el país. El software en su ficha técnica admite que el comprador del software tiene la potestad de “transformar y manipular la información”, advierte el especialista Ariel Garbarz, ingeniero en electrónica y telecomunicaciones. La firma SmartMatic cuenta con denuncias públicas por manipulación de los datos. Registra escándalos internacionales en Estados Unidos y Uganda. En 2012 fue cuestionada en Bélgica cuando ofreció el sistema de voto electrónico en la región de Flandes por un contrato de 40 millones de euros. Recibió una multa de seis millones ya que el sistema presentaba fallas técnicas. En las elecciones de 2017 para la Asamblea General Constituyente de Venezuela se tuvo que retirar por anomalías. Fue contratada por el Tribunal Supremo Electoral de Brasil (TSE) para realizar la transmisión satelital de los datos, pero finalmente cuestionada por acusaciones de fraude similar a las de Venezuela. En enero, el Gobierno habilitó la compra del software de SmartMatic por decreto, lo que viola el artículo 103 del Código Nacional Electoral, y eliminó los tradicionales telegramas firmados por las autoridades de mesa que se enviaban al Correo. La Cámara Nacional Electoral avaló esta decisión en su última acordada del 28 de marzo, donde ordena mantener el recuento en papel, pero dice que no va a intervenir en el comicio provisorio. Así, el tribunal permitió «la incorporación de innovaciones tecnológicas que permitirán la digitalización y transmisión” de resultados desde los propios establecimientos de votación. Conteo provisional: un golpe de efecto mediático Con este fallo salomónico y el software de SmartMatic, la administración de Mauricio Macri podría manipular a su antojo los resultados del escrutinio provisorio. Con la ayuda de los conglomerados mediáticos, estrechamente asociados con el gobierno, se podría construir una realidad virtual muy difícil de desmontar. Para los argentinos está fresco el recuerdo de las elecciones de 2017, donde el gobierno escenificó una “victoria” en las pantallas televisivas a través de un recuento provisional que le daba una gran ventaja al candidato del oficialismo. Sin embargo, la victoria en el recuento definitivo se la llevó la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner… ¡Aunque muchos argentinos no se enteraron! ¿Qué puede pasar si el gobierno ensaya una maniobra similar en las elecciones presidenciales? Para el escritor y activista Mempo Giardinelli, “el 27 de octubre el fraude será tecnológico y no necesariamente se hará en el centro de cómputos del Correo Central, sino adulterando los patrones de imágenes de las actas de escrutinio de cada urna escaneada… Los datos fraguados se transmitirán no por telegrama como siempre se hizo, sino a

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Exclusivo: Gobierno argentino inicia operación de saqueo a bienes de PDVSA en ese país

Fuente:  http://misionverdad.com/venezuela Fecha: 29 May 2019 El pasado 23 de marzo, diversas instancias del gobierno argentino han concretado un conjunto de acciones coercitivas y unilaterales contra Venezuela, que han comprometido las operaciones de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en ese país. Ha trascendido en medios argentinos el cierre forzado de las operaciones de la empresa Petrolera del Conosur S. A. (PCSA), una sociedad de propiedad del Estado venezolano bajo la regencia de PDVSA América, filial continental de PDVSA en la región. Dicha empresa consta de una planta de distribución de combustibles y un conjunto de instalaciones conexas que ha facilitado el suministro a unas 70 gasolineras en suelo argentino, y fue fundada en tiempos de actividad expansiva de PDVSA durante el gobierno del presidente Hugo Chávez, siendo además integrante del holding de compañías venezolanas que, en el extranjero, están siendo objeto de sanciones, presiones, saqueos y actos previos a su congelamiento, inhabilitación o confiscación de facto. EN CONTEXTO, EL BOICOT A PETROLERA DEL CONOSUR Desde enero de este año, las acciones concretas desde Washington contra PDVSA y sus activos en el extranjero han consistido en el congelamiento de activos financieros, cuentas bancarias y activos físicos. Misión Verdad ha tenido acceso a fuentes que han subrayado que, desde el mes de enero, las cuentas bancarias de PDVSA América y sus empresas, entre ellas PCSA, han sido cerradas por bancos argentinos al apegarse a las acciones ordenadas desde el Departamento del Tesoro estadounidense y a las peticiones que la «representante de Juan Guaidó» en Argentina, Elisa Trotta Gamus, ha venido exigiendo. En consecuencia, al verse inhabilitadas las posibilidades de uso de los servicios bancarios, desde el mes de febrero las operaciones de PCSA se han ido a pique. Dicha empresa también se ha visto imposibilitada para efectuar el pago de arrendamiento de la instalación portuaria donde se encuentra, concretamente el puerto Dock Sud en la Provincia de Buenos Aires, lugar donde está apostada la planta de combustibles propiedad de PCSA. El monto de deuda acumulando es de 35 mil dólares estadounidenses. Ahora, la actividad portuaria, sujeta a la autoridad Provincial bajo el mando de la macrista María Eugenia Vidal, ha procedido a violentar los candados, ingresar a las instalaciones de PCSA y ha impedido el ingreso de personal a dicha planta, alegando el inmediato desalojo de las instalaciones por «impago». Las autoridades del puerto de Dock Sud procedieron al levantamiento de un acta y se decretó que tal lugar era ahora un «Predio Recuperado». La planta de llenado de combustibles de PCSA había aletargado sus operaciones en los últimos meses y se habían generado serias dificultades para el pago de personal desde el mes de febrero, producto precisamente de la imposibilidad de hacer efectivas las transacciones por el congelamiento de cuentas que las autoridades argentinas ordenaron sobre estas empresas. Por otro lado, las autoridades del puerto bonaerense Dock Sud, a expensas de la deuda de 35 mil dólares y mediante su medida de desalojo, han comprometido los activos de PCSA calculados en un valor de casi 200 mil dólares, un hecho que puede considerarse un robo a los activos soberanos de Venezuela. OPERADORES DEL BOICOT Fuentes indicaron a Misión Verdad que, previo a estos eventos, Elisa Trotta Gamus, ex empleada de la administración pública argentina y ahora «Embajadora» del gobierno de Guaidó en la nación sureña, se había comunicado con las entidades bancarias relacionadas con PCSA para instarles a cerrar las cuentas bancarias de esa empresa, solicitándoles apegarse a las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro estadounidense. Varias de estas entidades accedieron a ello, pues también se plegaron a la posición del gobierno de Mauricio Macri, el cual reconoce a las «autoridades» impuestas por Juan Guaidó. Misión Verdad también tuvo acceso a una comunicación que fuera redactada por María Eugenia Talerico, vicepresidenta de la Unidad de Información Financiera, ente adscrito al gobierno central argentino, quien mediante oficio fechado en enero de este año estableció una medida de «Alerta a los Sujetos Obligados sobre Operaciones con o Vinculados al Gobierno Ilegítimo de Venezuela». Dicha orden dirigida a todos los sujetos de derecho en Argentina, infiere el desarrollo de una cacería de brujas, o el seguimiento de toda operación de personas jurídicas en ese país, con personas, empresas e instituciones venezolanas bajo la dirección del gobierno del presidente Nicolás Maduro. La comunicación advierte sobre «los riesgos en los que podrían incurrir si realizan operaciones con el régimen ilegítimo de Nicolás Maduro y su entorno o con cualquier entidad pública, o empresa de propiedad, o bajo el control del Estado venezolano, sin el aval de la Asamblea Nacional» de Venezuela, dice textual. La instrucción del Centro de Información Financiera -una instancia punitiva y reguladora en ese país- constituye un ultimátum que justifica el cierre de cuentas bancarias de PSCA y de PDVSA América en Argentina por parte de los bancos argentinos, factor causal del impago y ahora desalojo de la planta de combustibles. Por su parte, Nicolás Dujovne, responsable del Ministerio de Hacienda de Argentina, había ejecutado previamente la acción de suprimir a la filial estatal venezolana PSCA del registro de empresas petroleras, acorde a una decisión de la Dirección Nacional de Refinación y Comercialización de ese país, situación que había complicado la capacidad de maniobra de PSCA en suelo argentino. Ello reviste en una acción de inhabilitación jurídica, como hecho relevante de boicot a PDVSA en ese país. EL PROTO-ESTADO VENEZOLANO EN EL EXTRANJERO Las acciones lesivas al interés venezolano que ahora tienen lugar en Argentina, son réplica de acciones similares y de diversa índole que están teniendo lugar en otros países. Se trata de acciones concretas de control, confiscación o inhabilitación de bienes pertenecientes a PDVSA y al Estado venezolano. Como registro de estos eventos, ha tenido lugar la captura de CITGO Petróleum Corporation, filial venezolana en suelo estadounidense, refinadora y distribuidora de combustibles a más de 7 mil gasolineras de su propiedad en suelo estadounidense. Una operación en la que el «Embajador» de Juan Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio, ha sido un actor clave. El pasado 27 de mayo el también «Embajador» de Guaidó en

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Ganadores y perdedores

Fuente:  Ricardo Aronskind | El cohete a la luna Fecha: 19 May 2019 Llegar como sea Uno de los silencios más expresivos del momento actual es el indisimulable deseo que expresan aliados, amigos y socios de alejarse de la experiencia macrista. Sin decirlo —porque no pueden confesar en voz alta que han construido, votado y sostenido un experimento catastrófico para el país y sus habitantes—, fuerzas políticas, medios y personalidades buscan tomar una distancia que les permita preservarse del espeso silencio que puebla los crecientes sectores afectados por el derrumbe económico. El gobierno cuenta entre sus menguados activos con el manto protector de Estados Unidos, que ha obligado al FMI a pisotear sus límites y regulaciones internas para apoyar en forma incondicional a su protegido argentino. Ese manto protector se estira al punto de lograr el absurdo de que el grupo Morgan Stanley (MSCI) establezca ¡en estos días! que la Argentina es un “mercado emergente”. Esa calificación habilita para que grandes fondos inversores internacionales puedan colocar recursos adicionales en el mercado de acciones y títulos argentinos. Esa calificación, dudosísima desde el punto de vista técnico, está completamente alineada desde el punto de vista político con la sed inconmensurable de dólares que aqueja al gobierno argentino en este momento. En ese mismo clima de inquietud por una potencial sequía verde que podría desatarse cuando terminen estas semanas de calma cambiaria, la delegación de monitoreo del FMI que arribó recientemente al país interrogó a la Sociedad Rural sobre cómo viene la cosecha. Pero el tema no es sólo la cosecha, como realidad material, sino que esos granos salgan de los silos, se exporten, se conviertan en dólares, se traigan las divisas resultantes al país y se oferten en el sediento mercado local. Se necesitan dólares. Dólares de todos lados, de todas las formas posibles, porque hay que llegar a las elecciones sin que se abra el suelo bajo los pies del gobierno de Cambiemos. El futuro es octubre, después no hay nada El todavía alto poder manipulatorio del bloque de poder que gobierna ha permitido ocultar que los principales instrumentos de política económica gubernamentales se han subordinado al supremo objetivo de evitar una crisis cambiaria, que sería fatídica no sólo para Macri, sino para todo lo que huela política y discursivamente a Macri. Proyecciones sobre la evolución de las Leliqs, es decir las letras de liquidez –de muy corto plazo— emitidas por el BCRA y que están sirviendo como principal opción alternativa frente al peligro de que una importante masa de recursos emigre hacia el dólar, establecen que sólo este año, a través de éste único instrumento, el Estado nacional terminará pagando en 2019 intereses equivalentes a 12.000 millones de dólares. Una enormidad de recursos tirados a las fauces del sector financiero para evitar el desenlace natural de los errores y horrores acumulados durante la actual gestión. Insistimos: sólo la increíble cobertura mediática de los “formadores de la opinión pública” permite ocultar a la mayoría de la población el monumental fracaso oficial, los costos desmesurados del disimulo de ese fracaso y los ominosos resultados que se continuarán observando en términos del deterioro de las condiciones de vida generales. Otras proyecciones financieras sostienen que, si se continúa con la política de emisión 0 del Banco Central –línea de política económica que ha sido ratificada los últimos días— hacia fin de año, por efecto de la inflación acumulada, la contracción monetaria real crearía un cuadro de desmonetización tal como el que llevó a la emisión de cuasi monedas en numerosas provincias hacia el final de la convertibilidad. Pero mientras se hace todo esto en el frente interno, se continúan realizando gestiones para obtener más dólares prestados para arrojar al barril sin fondo de la fuga de divisas locales. Continúa tanteándose al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, a otros bancos Centrales por operaciones de canje de efectivo por bonos argentinos, y se explora qué otros activos públicos podrían ofrecerse en el corto plazo al mercado global para obtener nuevos fondos frescos. Da la impresión de que el gobierno está dispuesto a agotar todas las formas de endeudamiento disponibles -en Occidente— para llegar con el dólar “tranquilo” a octubre. Aunque eso implique reservas cero y crédito global cero disponibles para la Argentina. Después de 2019, viene 2020 El cuadro que surge para la administración que asuma en diciembre de este año es tenebroso, en caso de que se logre evitar la explosión previa del emparchado esquema macrista. Se encontrará con las reservas de divisas casi vaciadas, y con las fuentes de financiamiento ya agotadas, en aras de disimular el fracaso de la gestión saliente. El dispendio de recursos actual será imposible de replicar en 2020, y el país deberá sostenerse con las divisas que sea capaz de obtener en el comercio internacional. Si bien el saldo comercial actual de la Argentina es discretamente positivo, 2.000 millones de dólares en el primer trimestre del año no alcanzarían para pagar siquiera los intereses de la deuda externa en el año próximo. Ni hablar de vencimientos de capital. Habría que lograr un superávit comercial gigante, como el que surgió del hundimiento de la economía nacional en 2002, al derrumbarse la convertibilidad. En ese momento la contracción económica fue tan violenta, que a costa de la miseria generalizada se logró achicar la actividad económica, el consumo masivo y por consiguiente las importaciones de toda índole. Fue una forma sumamente dañina y regresiva de lograr el superávit comercial para empezar a recomponer las reservas y el sector externo. De todas formas, ya se habían suspendido los pagos de deuda externa a los acreedores privados, lo que aportó alivio a las arcas públicas, que se empezaron a recomponer por el reducidísimo gasto público de ese momento, incompatible con el funcionamiento de un país civilizado. Si la crisis cambiaria y bancaria no se produce bajo la actual gestión macrista, el peso de las decisiones relevantes pasará a la próxima gestión. En el caso de ser un gobierno de inspiración popular,

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La furia se volvió desconcierto

Fuente: Bernarda Llorente* | Perfil Fecha: 19 May 2019 Los últimos movimientos de Cristina anticiparon que la confrontación electoral no se definiría en los márgenes estrechos y convencionales que suele entender la política. Desde la presentación del libro, al anuncio de la candidatura de Alberto Fernández, la ex presidenta rompió la lógica que intentaba “acorralarla” en una polarización que azuzaba fantasma de un pasado “condenado” a repetirse. De eso se trató el empeño del Gobierno de exhibirla en un banquillo que no solo juzgaría su figura sino, también, los años de una Argentina que muchos hoy recuerdan con nostalgia. Renunciar a encabezar la fórmula habla de una voluntad política capaz de superar subjetividades o visiones estrechas. Frente al reclamo reiterado de ampliar espacios y alianzas, el ex jefe de Gabinete aparece como un guiño hacia el peronismo no K y ciudadanos independientes, decepcionados con Cambiemos, pero reacios a “volver a enamorarse”. Los dos son Fernández, tienen enormes coincidencias, algunas diferencias y, definitivamente, no son lo mismo. El desafío para el ex jefe de Gabinete es construir un liderazgo que amplíe las fronteras y consolide la confianza. Cristina hará lo propio. A sabiendas que es irremplazable, juega a desbaratar la estrategia electoral de Cambiemos que consiste en ocultar impericias y fracasos tratando de demonizar a su principal contrincante. En un fin de semana que Cambiemos podía proyectar como apacible y prometedor luego de “torcer” la decisión de la Corte, Cristina vuelve a ocupar la escena y desconcierta. No hay respiro para un gobierno que oscila entre el optimismo simulado y los presagios que merodean la derrota. Los ocho traspiés electivos y consecutivos cuelan en el discurso oficial la “impotencia” de iniciar una cuenta regresiva, probablemente sin revancha y con punto final. El esfuerzo por despegarse de los “perdedores” ha sido tan trabajoso como el de evitar asumir responsabilidades o adelantarse en el pase de facturas. En el búnker cordobés de Mario Negri –el candidato enaltecido en campaña y descartado tras el naufragio de un voto que se consideraba “cautivo”–, recobró vigencia una sabia frase napoleónica:  “La victoria tiene cien padres, la derrota ninguno”. O, como dijo en criollo Elisa Carrió, “qué terrible que se borren todos, me dan asco”. En Córdoba, un Schiaretti triunfante apura la estrategia electoral de un peronismo federal que, por sus parecidos, puede arrebatarle votos a Macri. La próxima Convención de la UCR es otro dolor de cabeza para el Gobierno: o cede parte del poder o el radicalismo puede ser un aliado diezmado o alejado. La sangría de votos que sufrió el oficialismo en tan solo dos años restó peso a la “grieta”, dejando lugar a la Argentina socialmente fragmentada, sacudida y sumergida por tanto ajuste. Acallar las voces disonantes es una tarea ardua porque  los triunfos alinean, los fracasos desunen. El Presidente predica una “alegría” que desmiente su propio rostro y el de los funcionarios más íntimos. Actúa enojado, eleva la voz, reta, confunde “empleados” con ciudadanos, ordena, amenaza, subordina. Pareciera creer que la sobreactuación oculta las debilidades intrínsecas, personales y del modelo. Más allá de las candidaturas oficialistas y de las posibles rupturas dentro de la coalición gobernante, lo que realmente preocupa al establishment es un modelo neoliberal en riesgo. No importan los costos “republicanos”, la separación de poderes en los que se asienta la democracia, la imparcialidad de la Justicia, la defensa justa. La decisión de la Corte de solicitar el expediente ante los reiterados recursos de queja por parte de la defensa de Cristina Kirchner reveló un andamiaje de presiones y aprietes que, por la “gravedad” y la “urgencia”, quedaron al descubierto. Desde ministros al propio presidente, la Corte fue juzgada, insultada, vapuleada, por contrariar los planes y deseos de un Poder Ejecutivo que ha hecho de la “administración” de Justicia una de sus principales herramientas de construcción política. Como decía Confucio: “El que domina su cólera domina a su peor enemigo”. El Presidente no lo estaría logrando. *Politóloga. Experta en Medios, Contenidos y Comunicación.

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Hacia la unidad más amplia

Fuente: Carlos Heller* | Página/12 Fecha: 19 May 2019 La foto es impactante: muestra a la ex Presidenta rodeada de dirigentes políticos, gobernadores, intendentes y sindicalistas, varios de ellos con posiciones críticas hasta hace algún tiempo atrás. La reunión, en el Partido Justicialista Nacional, fue la condensación de un proceso de unidad amplio y diverso que vienen protagonizando Cristina Fernández de Kirchner y sectores del peronismo y de otras organizaciones del campo nacional, popular y democrático entre los que se encuentra el Partido Solidario. La foto es el producto de una película: un trabajo intenso, durante meses y desde diversos espacios, para unir el archipiélago opositor en un proyecto electoral y de gobierno unificado. Pero no fue la última foto. Ni fue el final de la película. El anuncio de su candidatura a la Vicepresidencia de la Nación acompañando a Alberto Fernández como candidato a la Presidencia, volvió a conmover a la totalidad del sistema político y colocó nuevamente la sorpresa, la novedad y la creatividad del lado de la confluencia opositora en crecimiento. Lo hemos dicho: la Unidad no se hace con los iguales. Estos ya están juntos. La Unidad es el proceso de hilvanar los parecidos. Un camino virtuoso donde diversos sectores priorizan lo que los acerca. Los proyectos de país no necesitan sólo de buenas ideas. Además, requieren de fuerza organizada para ganar elecciones y gobernar venciendo resistencias. Pero este anuncio, más allá de la conmoción política que produce, es un nuevo punto en una película que sigue. Seguramente, se sumarán a esta confluencia nuevos sectores y, tal como anunció el Presidente del Partido Justicialista, José Luis Gioja, todas estas fuerzas integrarán pronto una nueva identidad para competir en las próximas elecciones. La candidatura de Alberto Fernández a la Presidencia abre la posibilidad de la conformación de una alianza más amplia. La ex Presidenta había dicho que haría todo lo necesario para que en el 2019 cambiara el rumbo de las actuales políticas de gobierno y que ella iba a ocupar el lugar que hiciera falta. Siempre lo afirmó: lo más importante es el proyecto. Es cierto: hay una contradicción entre la amplitud y la profundidad de los procesos políticos. Pero la virtud en la historia consiste en gestionar el equilibrio entre  ambas dimensiones En paralelo a todos estos hechos, el jefe de la misión del FMI en nuestro país, Roberto Cardarelli, declaró durante la semana, luego de una reunión con la CGT: “Nosotros creemos que lo peor ya ha pasado, que el crecimiento debería mejorar y que la inflación debería bajar en los próximos meses”. El Fondo y el gobierno argentino comparten un modelo de país. Actúan juntos. Incluso, el organismo internacional ha dejado de lado sus propios estatutos y ha autorizado políticas para la Argentina que tiene expresamente prohibido autorizar, por ejemplo, la utilización de préstamos para intervenir en el mercado cambiario. El gobierno y el FMI, además, se superponen en la vocería del modelo económico. Ante la pregunta de si tiene temor por el posible retorno de Cristina Fernández de Kirchner al Gobierno, Cardarelli aseguró: “Nosotros no tenemos ningún temor de nada”. Actúa, en la práctica, como un protagonista central de la política local. ¿Qué está diciendo con esa frase? Probablemente: “es posible que ganen, entonces comencemos a tender puentes”. El funcionario del FMI seguramente ha visto la foto. Y también imagina la película. Por eso, baraja varios planes. Por supuesto, prefieren a sus socios de Cambiemos. Pero si no les queda otra, se preparan para negociar con el gobierno que nacería de ese polo opositor amplio y diverso. Tienen experiencia, conocen a los protagonistas. No creen que un gobierno opositor con fuerte liderazgo del kirchnerismo recurriría al default. Prevén que lo que haría la nueva administración es lo mismo que tendría que hacer la actual si ganara las elecciones: renegociar. Gobierno, oposición y FMI saben que el actual cronograma de pagos es imposible de cumplir si no es con nuevos créditos. Por supuesto, hay diferencias relevantes: esos créditos pueden venir acompañados de nuevas condicionalidades o ser pactados por un gobierno que ponga por delante una estrategia de Nación soberana. En el primer caso hay simbiosis: un plan del FMI que aplica el gobierno o un plan del gobierno que el FMI avala. En el segundo, habría un proyecto que negocia desde la defensa del interés nacional. De allí, la importancia de la referencia de la ex Presidenta en la Feria del Libro al pacto social de Perón y Gelbard del año 1973. El sentido del acuerdo era claro: mejorar el nivel del salario, ampliar el mercado interno y protegerlo de la competencia externa. Por supuesto, el mundo era otro mundo. Pero la referencia a ese acuerdo marca el sentido que debería tener un nuevo gobierno en oposición al actual modelo de exclusión, caída de la producción y de los salarios, aumento del desempleo y de la pobreza, entre muchos otros aspectos. Mientras, Cambiemos busca otra foto: la de Cristina Fernández de Kirchner declarando ante los Tribunales. Por eso, ante la resolución de la Corte que posponía el inicio del juicio oral a la ex Presidenta, todo el gobierno y los grandes medios de comunicación salieron a denunciar a los jueces con absoluta beligerancia. Incluso, el jefe de gabinete, Marcos Peña, cuestionó a los magistrados “porque se rigen por las encuestas”. De este modo, el gobierno violó abiertamente, una vez más, uno de sus discursos habituales: el de la Justicia independiente y de la división de poderes. Es evidente: para ellos, la Justicia es independiente cuando hace lo que ellos quieren. Lo demuestra el hecho de que, cuando la Corte dio vuelta la resolución, el Presidente volvió a hablar de la Justicia independiente. La Justicia es independiente cuando es dependiente de ellos. Pero la película continúa. El proceso de construcción del polo opositor no se detiene. El lunes contribuiremos con un nuevo paso en esa dirección. En el hotel Bauen, a las 19 horas estaremos con Máximo Kirchner hablando sobre el proceso de Unidad en

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Alberto Fernández candidato y Cristina vice: salir del laberinto por arriba

Fuente: Claudio Scaletta | Página/12 Fecha: 18 May 2019 La economía no es sólo un conjunto de técnicas para jugar a las matemáticas con el funcionamiento de los grandes agregados de las cuentas nacionales o de las finanzas. La economía incluye entre sus variables analíticas a las relaciones de poder, lo que significa también al conflicto social. Esto es así por más que desde el siglo XIX la que hoy funciona como corriente principal de la ciencia haya intentado extirpar de su corpus teórico, con singular éxito, tanto al poder como al conflicto entre clases sociales. El lector comprenderá que el párrafo que antecede, de carácter general, habla del presente. Frente al verdadero derrumbe del modelo macrista, que comenzó a manifestarse a partir del irresponsable regreso al FMI tras la larga corrida iniciada en marzo-abril de 2018, los economistas preocupados por los problemas del desarrollo comenzaron a pensar en las alternativas de salida para lo que será la peor herencia económica recibida por cualquier gobierno, al menos desde el siglo XX. Una herencia de mega endeudamiento y deterioro social que demandará un lento, pero persistente, proceso de reconstrucción. Prácticamente no existe sector de la economía, pública y privada, que no haya sido gravemente deteriorado, desde la industria a la salud pública, desde el entramado de pymes de todos los sectores al sistema de ciencia y técnica. Los ganadores de la fiesta neoliberal fueron realmente muy pocos. Desde lo estrictamente económico, desde la técnica de la ciencia, no hay nada muy complejo para decidir. En el presente una de cada dos máquinas de la industria están apagadas. La capacidad instalada ociosa se encuentra en niveles récords de desocupación. La buena teoría económica sabe que de las recesiones se sale con demanda. Será necesario poner lentamente plata en el bolsillo de los consumidores para que el parate productivo comience a revertirse. Continuar con el neoliberalismo es simplemente imposible. Por eso, cuando se pensaba en cómo resolver la grave herencia de los devastadores cuatro años de macrismo todos los caminos conducían a la política, no a la economía. Los reflectores se enfocaban juntos en la llamada grieta, que no es otra cosa que el estado de situación de la lucha de clases. Y allí, en la grieta, las fuerzas en pugna eran, son terribles. Pocos gobiernos asumieron el poder con una alianza de clases tan sólida y extensa como el macrismo. Esa alianza incluía, entre otros, al grueso del poder sindical, a las asociaciones empresarias del campo, la industria, la construcción y las finanzas, a la famiglia judicial y la tropa de los servicios de inteligencia, a los medios de comunicación hegemónicos, a la mayoría de los gobernadores, incluidos muchos “peronistas”, y a embajadas varias, entre ellas la estadounidense. En términos gramscianos, el macrismo consolidó un bloque histórico impresionante y si no logró consolidar una nueva hegemonía fue porque falló en la construcción de su base material. La razón fue una sola: su rotunda miopía, dogmatismo e impericia en el manejo de la economía. Cuando se repasa su libro se encuentra que la principal “autocrítica” de CFK fue precisamente sobre la construcción de alianzas durante su segundo gobierno, una falta que atribuyó en parte al haber perdido a quien siempre se había ocupado “de esas cosas”, su compañero Néstor Kirchner. En los últimos meses resultó claro que quien estaba ocupándose de la tarea, la indispensable y benemérita rosca, era el hoy ungido Alberto Fernández. Pero al mismo tiempo también fue claro que a pesar del fracaso económico del macrismo, el bloque histórico anti K se mantenía bastante intacto. El macrismo perdía apoyos por abajo, no por arriba. La estrategia nunca dejó de ser frenar a cualquier precio al impredecible “populismo”. Un detalle sobre el cuadro de situación que quizá no fue suficientemente atendido fue que Jair Bolsonaro, un esperpento, pero también el presidente de Brasil, la principal potencia regional estaba militando fuerte contra la candidatura de CFK. No sólo hubo invocaciones divinas, sino la insistencia de que Argentina, si nuevamente se imponía CFK, estaba destinada a ser “todavía peor” que Venezuela. La actitud de Bolsonaro, que en esto funcionaba como alter ego del Departamento de Estado, adelantaba que las condiciones externas para un eventual gobierno de Cristina serían terribles desde el primer día. Sin reservas, endeudado, con términos del intercambio deteriorados y con la geopolítica en contra. Otro dato duro fue la reacción de la prensa del régimen al tibio intento de frenar la guerra judicial contra la ex presidenta. Hasta llegó a reeditarse un pseudo cacerolazo. A la complejidad de tensiones de este escenario se sumaba que el bloque histórico que motorizó el ascenso del macrismo preparaba una tercera fuerza para intentar entrar al balotaje o, como sucedió con los votantes massistas en 2015, para que esos votos se vuelquen contra CFK en una potencial segunda vuelta. El renunciamiento histórico de Cristina con el que los argentinos iniciaron el sábado desarmó todas estas operaciones y en pocas horas consiguió la mentada unidad del peronismo. Si el primero objetivo fue “desengrietar” y bajar tensiones ya fue ampliamente logrado. En las próximas semanas operará un acelerado realineamiento político. Cristina salió del laberinto por arriba. Perlo la nueva historia recién empieza.

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