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Los mitos de Nisman

Autor: Raúl Kollman / Página 12 26 de MARZO de 2017 La muerte del fiscal sigue siendo un pilar del relato anti-K que arman el Gobierno y sus aliados mediáticos. Un nuevo libro repite lugares comunes y se toma serias libertades con lo que dice el expediente. Los peritos de la Gendarmería Nacional se tomaron dos meses para leer la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman y en las próximas semanas empezarán con su trabajo: se les pide un dictamen sobre la forma en la que murió el fiscal. Hasta ahora, las pericias –médica, criminalística y balística– concluyeron que Nisman murió el domingo 18 de enero por la mañana, no hubo mecánica homicida, el fiscal tiene rastros compatibles con disparo de arma de fuego en sus manos y no había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo. O sea que el fiscal se quitó la vida. Sin embargo, el caso plantea permanentemente mitos y afirmaciones que no coinciden con lo que figura en el expediente. En forma reciente, el periodista Nicolás Wiñazki publicó un libro –Fueron por Todo, Editorial Sudamericana– en el que dedicó un capítulo a Nisman, su investigación y su muerte. Algunos de los elementos que no coinciden con el expediente llaman la atención. 1 Transcribe Wiñazki: Las puertas del departamento de Nisman, en especial la de servicio, estaba cerrada así nomás, sin cerradura y adentro no había ninguna llave puesta. En la causa judicial declararon bajo juramento la madre de Nisman, Sara Garfunkel, el custodio Armando Niz y el cerrajero Gualberto Gualtieri. Los dos primeros coinciden en que la puerta de servicio estaba cerrada desde adentro con una especie de cerradura Trabex, es decir un pasador que se corre con una llave. Esa cerradura fue abierta por Garfunkel con las llaves que tenía. Cuando quiso abrir la cerradura más común, la de abajo, se encontró con que su llave no entraba porque del lado de adentro estaba puesta la llave. Eso es lo que hizo que llamaran al cerrajero Gualtieri –no estuvo presente antes, cuando Garfunkel abrió la cerradura de arriba– y el cerrajero muy fácilmente empujó la llave con una especie de alambre y despejó la cerradura. A partir de ese momento entraron al departamento Garfunkel, el custodio Niz y una amiga de la madre. La puerta principal estaba aún más cerrada: tenía un pasador del lado de adentro. No se pudo abrir. Todo esto es evidencia de que Nisman se quitó la vida, aunque no es concluyente. Alguien podría haber copiado la llave de esa Trabex y podría haberla cerrado desde afuera. Parece difícil, pero en la teoría no se puede descartar. Lo que sí está claro es que las puertas estaban cerradas por dentro, al revés de lo que dice Wiñazki. 2 Extrañamente, Sergio Berni llegó antes que cualquier autoridad judicial. No es verdad y es un punto importante porque se sugiere, sin decirlo, que el ex secretario pudo haber alterado la escena. Según el expediente, el juez Manuel De Campos, llegó poco después de la medianoche. Berni, en cambio, llegó 0.50 desde Zárate donde había comenzado sus vacaciones. Es decir que llegó al departamento una media hora después del juez. De Campos bajó en el ascensor unos minutos y por eso se cruzaron, pero Berni no llegó a estar ni tres minutos en el departamento cuando De Campos volvió a subir. Desde que se abrió el departamento y el custodio Niz encontró a Nisman en el baño, en todo momento estuvo presente la madre del fiscal y su amiga, Marta Chagas. En ningún momento, según declaró Sara Garfunkel, Berni ni ninguna otra persona entraron al baño. Pese a la intensa campaña desplegada para desacreditar los primeros trabajos en el baño, el perito Daniel Salcedo –que trabaja para la ex pareja de Nisman, Sandra Arroyo Salgado– dejó en claro que ni la policía ni la fiscal “afectaron los patrones de manchas” dentro del baño, es decir que no se alteró la escena. Eso se puede encontrar en la declaración del 17 de julio de 2015 en el expediente. Salcedo sostiene que a Nisman lo mataron y que el supuesto homicida movió algo el cuerpo, pero que después de hallado el cadáver no se produjeron alteraciones. 3 La computadora de Nisman fue intrusada. El teléfono de Nisman apareció el domingo sin los llamados y mensajes anteriores. El troyano. No está comprobado que la computadora fuera intrusada ni existen accesos remotos comprobados. Y tanto en la computadora como en el celular había programas borradores, de seguridad, es decir programas destinados a borrar, por ejemplo, llamadas, mensajes y otras informaciones. Sí estaban en el celular las fotos y también en la computadora. Esos programas de seguridad los tenía y los usaba Nisman en forma habitual y por eso estaban instalados. Sin embargo, en la conclusión final de la pericia informática, firmada por todos los peritos, dice que no se puede concluir nada porque no está claro quién hizo los borrados, si el propio Nisman u otra persona. Wiñazki dice que la computadora tenía un programa troyano, es decir un programa espía. No es cierto. El troyano estaba en el celular y nunca estuvo activo porque no funcionaba con ese sistema operativo. Se consultó a dos empresas especialistas en troyanos, Trend Micro y Eset, y ambas coincidieron en que el troyano nunca operó ni estuvo en la computadora. El troyano fue metido al celular mediante un mail que se envió desde una dirección IP en Paraná. Wiñazki dice que la fiscal Viviana Fein no ordenó allanar esa empresa porque no dispuso los viáticos para el viaje a la ciudad entrerriana. Es falso. En agosto, Fein le pidió a la jueza el envío de una comisión para hacer primero trabajos de inteligencia en Paraná y luego allanar. Como se sabe, para allanar se necesita orden de un juez. La magistrada Fabiana Palmaghini fue la que no ordenó el allanamiento. De todas maneras, como quedó dicho, el troyano nunca estuvo activo. Respecto de

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A 40 años del secuestro, asesinato y desaparición de Rodolfo Walsh

Autor: Fabiana Montenegro / Ag. Paco Urondo 25 de MARZO 2017 En el libro Rodolfo Walsh. Los años montoneros (Cuadernos de Sudestada), Hugo Montero e Ignacio Portela explican que los trabajos biográficos sobre el escritor suelen rescatar su obra literaria, el riguroso oficio periodístico y su compromiso intelectual, pero trastabillan, pierden consistencia al momento de narrar su etapa militante, en particular, los años en que asumió el proyecto revolucionario de la organización Montoneros, como si esos años significaran una incómoda escala en el relato. La escena comienza así. Clase de literatura en un quinto año del conurbano. Los chicos leen Operación masacre. La profesora les cuenta que fue ahí, en la intersección de las avenidas Entre Ríos y San Juan, donde Walsh -luego de dejar la Carta Abierta que firmó y envió por correo desde la estación de Constitución- fue emboscado por las fuerzas represivas del Estado. Apenas llevaba una pistola chica para defenderse, dice. ¿No era escritor?, pregunta uno de esos pibes que “tienen que caer” en la escuela pública. Sí. ¿Y por qué tenía un arma? El comentario del pibe no es menor. Incomoda. Señala con el dedo la mampostería de un intento por reconstruir una historia “políticamente correcta”. En el libro Rodolfo Walsh. Los años montoneros (Cuadernos de Sudestada), Hugo Montero e Ignacio Portela explican que los trabajos biográficos sobre el escritor suelen rescatar su obra literaria, el riguroso oficio periodístico y su compromiso intelectual, pero trastabillan, pierden consistencia al momento de narrar su etapa militante, en particular, los años en que asumió el proyecto revolucionario de la organización Montoneros, como si esos años significaran una incómoda escala en el relato. Cómo explicar, entonces, Walsh en la guerrilla. Cómo “comprender esos tiempos urgentes, atravesados por la militancia y el combate cotidiano”. Para Montero y Portela, hay un intento de edulcorar su figura, como si se quisiera mantenerlo a salvo de los errores de sus propios compañeros de lucha. Pero, “al encorsetarlo, también lo separan de las virtudes de esa misma generación, de la marca solidaria, valiente y rebelde de otros tantos que como él, eligieron el camino de las armas para enfrentar a un enemigo poderoso en busca de un suelo colectivo”. Esta semana, en que se cumplen 40 años del secuestro, asesinato y desaparición de Rodolfo Walsh y también 40 años desde que está circulando la Carta Abierta sería interesante volver a su vida llena de pliegues potentes y complejos. Porque, casi como un presagio, el mismo Walsh advirtió: “si yo muriera mañana una parte de mi vida –esa parte de mi vida- podría parecer insensata y ser reclamada por algunos que desprecio e ignorada por otros a los que podría amar. (…) lo que importa es el proceso que ha pasado por mí, la historia de cómo yo cambié y cambiaron los demás y cambió el país”. Y es en este punto, en el tránsito vertiginoso que transforma a Walsh de escritor de policiales en guerrillero, en el que el libro de Montero y Portela se detiene: ¿por qué, si no era peronista y recelaba profundamente de su líder, Walsh elige militar en una organización peronista y subordinarse –además- a una conducción verticalista? ¿Qué fue lo que lo acercó al peronismo? ¿Cómo influyeron los vínculos, las amistades que fue haciendo con militantes del peronismo de Base, en su decisión? ¿Cuál fue su rol dentro de Montoneros? Lejos de una mirada mistificadora o sacrificial de su figura, Rodolfo Walsh. Los años montoneros se propone indagar en cuáles fueron las decisiones políticas, las motivaciones militantes y afectivas que determinaron la historia de un hombre atravesado por su tiempo, que no eludió el compromiso que la realidad le demandaba, que no dudó en sumarse a un proyecto revolucionario, para empezar de nuevo, cada vez. “Negar esta etapa es falsear la historia, es construir un Walsh conveniente y flexible para los análisis cuadriculados de un pasado que fue, justamente, lo opuesto”.   Notas relacionadas Una carta llena de presente Discutir con Walsh ANCLA: quien quiera oír, que oiga

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Por qué los desaparecidos son 30.000: la mejor explicación

Autor: infonews 24 de MARZO 2017 La desarrolló el escritor Martín Kohan en un programa de radio. Tan contundente fue que la conductora, Romina Manguel, confesó: «Es la primera vez que lo entiendo». En fechas como la de ayer, pero también en otras ocasiones, sectores políticos que buscan relativizar el horror de la última dictadura eligen como vía el cuestionamiento a la cifra de 30.000 desaparecidos. Algunos como provocación, e incluso también ciudadanos honestos con buena intención, se preguntan: ¿si hay 8000 casos comprobados, por qué se sigue hablando de 30.000? Más allá del reconocimiento de la propia dictadura, que hasta 1978 ya admitía que llevaba desaparecidas 22.000 personas, hay una razón más de fondo por la cual aquella estimación inicial de 30.000 continúa siendo la correcta. En diálogo con Romina Manguel en el programa Va de vuelta, que se emite por Radio Nacional, el escritor Martín Kohan explicó las razones por las cuales permanece por el momento inamovible. Tan buena fue su exposición, que la conductora confesó: «Es la primera vez que lo entiendo». Estas fueron parte de las palabras de Kohan. Debajo se puede escuchar también el audio: «La discusión no es entre 8000 casos probados y 30.000 casos no probados. A mi criterio, lo que la cifra 30.000 expresa es que no hay pruebas porque el Estado no da la información respecto de lo que pasó. La represión fue clandestina y fue ilegal, no pasó por ningún sistema judicial, fue tan clandestina como los centros clandestinos de represión y de tortura. Y la cifra de 30.000 expresa que no sabemos exactamente cuántos fueron porque el Estado ilegal, que reprimió clandestinamente, no abre los archivos, no da la información de dónde están los desaparecidos ni la información de dónde están los nietos secuestrados.» «Situarte en 8000 casos es suprimir la dimensión clandestina e ilegal de la represión. Es la lógica perversa de la dictadura: ‘¿Te enteraste de 8000?, ¿pudiste probar 8000?, entonces hay 8000′» «Entonces la cifra total de desaparecidos hay que postularla, no probarla en términos de una prueba de comprobación empírica. No hay comprobacion empírica porque la represión fue clandestina. Situarte en 8000 casos es suprimir la dimensión clandestina e ilegal de la represión. Como si contáramos con toda la información. Es entrar en la lógica perversa de la dictadura que es ‘¿te enteraste de 8000?, ¿pudiste probar 8000?, entonces hay 8000’. No, pude probar 8000 y sabemos que hay miedo a denunciar, miedo a represalias». «Se postula una cifra a partir de la estimación de los casos no denunciados, porque mucha gente no se anima a hacer la denuncia por miedo. Todavía hay razones para temer. Julio López fue desaparecido en plena democracia, con una democracia relativamente consolidada». «Entonces existe la necesidad histórica y política de estimar una cifra, de correrse de la lógica de la verificación, porque al que le toca hacer esa verificación es el Estado. El Estado es el que tiene que informar a cuántos asesinó y dónde están sus cuerpos, a cuántos bebés robó y dónde están ahora. El Estado tiene que informar. La dictadura nunca reveló sus archivos». «A esa clantestinidad de la represión, a ese cinismo macabro de no revelar dónde estaban los cuerpos de los desaparecidos y tener a los familiares buscando en muchos casos hasta hoy, al hecho macabro de que los secuestros producidos en aquel momento siguen siendo secuestros porque sigue habiendo hijos de desaparecidos que no sabemos dónde ni en manos de quién están, al hecho macabro de no dar esa información se responde con la cifra 30.000, que es justamente la denuncia expresa de que la información fehaciente no la tenemos, y no la tenemos por el carácter criminal y clandestino de la dictadura. El que ajusta de 30.000 a 8000, o la sola apertura de esa discusión, en estos términos, incurre a mi criterio en una canallada». Audio de la entrevista: http://radiocut.fm/audiocut/martin-kohan-sobre-la-cifra-de-30000-desaprecidos/ Nota Relacionada La particular memoria de Avruj

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Una plaza de memoria y futuro

Autor:  Eduardo «Wado» De Pedro / P. A. 24 de MARZO de 2017 Hoy en la Plaza de Mayo y en cientos de plazas y lugares de todo el país, los argentinos volveremos a decirle a aquellos que reclaman impunidad que este recorrido democrático de Memoria, Verdad y Justicia no tiene marcha atrás. A 41 años del Golpe que instauró la dictadura cívico-militar más sangrienta de nuestra historia, marchamos por la memoria de los compañeros desaparecidos, pero también para recordar los efectos de aquel modelo económico ejecutado por Martínez de Hoz que en estos días quiere regresar de la mano de Macri y la Alianza Cambiemos. Hay un camino trazado por la sociedad a través a los organismos de Derechos Humanos, transformado en Política de Estado desde 2003 por Néstor y Cristina Kirchner, que convirtió al país en un referente internacional en la materia. Tres números grafican el camino construido que se hizo carne en el pueblo argentino: 120 nietos restituidos, 590 represores condenados y mil procesados por delitos de lesa humanidad. Profundizar, y no retroceder en este rumbo, es el desafío que nos tenemos que plantear para fortalecer nuestra todavía joven democracia. Pero a su vez debemos advertir que el reclamo y el ejercicio de memoria con respecto al Terrorismo de Estado lleva implícito la reivindicación de un país con industria nacional, con trabajadores bien pagos, una Nación con autonomía económica e igualdad social. Esa es la Argentina que desarmó la dictadura, y por eso vemos con profunda preocupación que el gobierno de Macri camine en esa misma dirección. Nos duele observar que el país sigue los patrones económicos que implantó la dictadura genocida: deuda, desocupación, desarticulación de la industria y fiesta de la timba financiera. Repasemos. La dictadura nos dejó a todos los argentinos una verdadera “pesada herencia”: la impagable deuda externa que condicionó a la democracia durante 20 años. Fue a partir de 2003 que Néstor y Cristina Kirchner a través de una valiente y patriótica renegociación de la deuda, que significó una quita del 70%, nos liberaron de esas cadenas que habían impedido el desarrollo y la autonomía nacional por mucho tiempo. Por esta razón, debemos pronunciarnos con firmeza contra el inmenso endeudamiento de más de 70 mil millones de dólares que emprendió en tan sólo 15 meses la administración Macri. Este nuevo ciclo de endeudamiento terminará hipotecando el futuro de las próximas generaciones. Las palabras de Rodolfo Walsh en su célebre Carta Abierta a la Junta Militar, que hoy cumple 40 años, retumban como un triste presagio: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no solo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”. En materia de derechos humanos, entre el 2003 y el 2015 se implementaron una serie de políticas que buscaron la reparación de las víctimas de la dictadura, la sanción a los genocidas y la construcción colectiva de memoria. Pero también se avanzó en la construcción de un país en el que todos los argentinos pudieran vivir y crecer con sus derechos básicos asegurados. Trabajamos para que todos los habitantes de este suelo tuvieran trabajo, educación, una vejez con dignidad, una niñez con esperanzas y la posibilidad de elegir con libertad con quien compartir su vida. Para ellos creamos 6 millones de puestos de trabajo; construimos 2700 escuelas (1900 finalizadas y 800 en construcción) y 19 nuevas Universidades; y entregamos 5 millones de netbooks, apostando en serio por la educación pública que hoy está amenazada. Además, 3,5 millones de argentinos pudieron jubilarse y 3,5 millones de chicos accedieron a la Asignación Universal. También, gracias al matrimonio igualitario se casaron 12.500 parejas del mismo sexo. Nuestro desafío como hombres y mujeres comprometidos en la militancia por los derechos humanos es proteger esas conquistas del pueblo ante los embates de un gobierno neoliberal que intenta convertir otra vez a la democracia en una cáscara vacía a merced de las corporaciones económicas y mediáticas. Por esta razón, este año electoral será clave para que los argentinos nos expresemos con contundencia con el objetivo de ponerle un freno al saqueo y comenzar a construir una alternativa política con capacidad de dar soluciones a los problemas que generó Macri y la Alianza Cambiemos. En homenaje a los 30 mil compañeros desaparecidos, este 24 de marzo volvemos a marchar para saldar con más justicia y memoria aquellas heridas del pasado; y en homenaje a su lucha vamos a rebalsar de sueños la Plaza de Mayo, porque nuestro compromiso con su legado es construir una Argentina para todos y todas.

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Gustavo Perednik, el reclutador de Nisman

Autor: Jorge Elbaum / La García 22 de MARZO 2017 Las operaciones de la derecha estadounidense asociada con los halcones israelíes continúa su ofensiva en América Latina con el objetivo de encolumnar a los gobiernos latinoamericanos, y a su opinión pública, en la lógica de conflictos pergeñadas por el complejo militar industrial, que asocia servicios de inteligencia, medios de comunicación hegemónicos, estados judiciales y empresas “privadas” de seguridad. Uno de los nombres que articula dichos vértices es un Licenciado en Ciencias de la Educación que se autointitula “filósofo”, pero que el renglón central de su currículum es el de haber sido el encargado de reclutar a Nisman para alejarlo de su rol como fiscal de la causa AMIA. Gustavo Perednik, se encuentra de visita en Buenos Aires, con el objetivo de presentar su libro: Morir por la Argentina, dedicado a relevar el rol “heroico” de quien fuera el fiscal especial de investigaciones relacionado con el atentado a la AMIA, Natalio Alberto Nisman. El primero de marzo, Perednik presentó su “crónica novelada” en homenaje al ex fiscal, en el auditorio de la UCEMA, Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina. La UCEMA es la institución privada de formación de grado y posgrado ubicada en el límite más extremista y neo-liberal del universo académico argentino. Durante el menemismo disfrutó de su “etapa dorada” colocando a varios de sus operadores financieros de la City como ministros y titulares del BCRA. Roque Fernández y Pedro Pou son algunos de sus nombres más conocidos. En la mesa de la presentación de su libro –donde se dedicó de acusar criminalmente a CFK– estuvo acompañado por la Jueza Federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado–quien recientemente regresó de una visita a Israel. En ese periplo orientado a persuadir a todos sus auditorios acerca del indudable asesinato de su esposo fue acompañada por Miki Steuermann y asistida por Gustado Perednik, y Damián Pachter, quienes habilitaron sus contactos con Centros vinculados a la seguridad internacional y al gobierno derechista de Israel. (Ver nota: Los viajes de Arroyo Salgado y “Miki”) Perednik también tuvo el honor de ser acompañado por el Fiscal General ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, Ricardo Saenz, quien suspendió por una tarde su ardua labor de desfilar por los despachos de los funcionarios de “Cambiemos”, intentando gestionar la urgente destitución de la Procuradora Alejandra Gils Carbó, para poder estrenar el traje adquirido para el (supuesto y) ansiado día en el que sea nombrado como su sustituto. El “rabino” Perednik justificó en su presentación el formato ficcional de su panegírico, “in-memoriam” del fallecido fiscal, con un epígrafe sincericida, escrito en una jerigonza sorprendente para tratarse de un “filósofo”: “Sé que estoy escribiendo la verdad de un testimonio, pero lo que más me interesa es que esa verdad tenga valor. En el caso de [Morir por la Argentina –así se llama el texto presentado en el UCEMA- es] una crónica novelada. La parte de crónica tiene que ser verdad y la parte de novela tiene que ser buena”. Lo que Perednik obvió comentar en la presentación y en sus diversas y variopintas presentaciones televisivas y radiales, fue el rol que tuvo en el reclutamiento de Natalio Nisman, iniciado en 2007 –avalado por “Jaime” Stiuso- hasta transformarlo en una marioneta de servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses, superado su etapa como Fiscal. En 2007 Gustavo Perednik invitó a Natalio Nisman a Israel, viaje que será el inicio de una larga serie de visitas y contactos del fiscal con medio oriente. Ese fue el inicio de una estrecha colaboración destinada básicamente a imponer el programa geopolítico de los halcones de Washington y de Tel Aviv en la zona. Esta agenda incluye, hasta el día de hoy, el control de las reservas de gas y petróleo, la asfixia de las reivindicaciones soberanas del pueblo palestino, el desarrollo de tecnologías de seguridad y vigilancia (en cooperación con Israel), la hegemonía de la teocracia saudita al interior del mundo islámico, la fragmentación interna de gran parte de los países árabes -financiando y armando a fracciones rivales para evitar ganadores hegemónicos-, el enfrentamiento con el shiismo de Irán y Yemen, y la limitación de todos los modelos políticos que no contribuyan a esta agenda, incluso en América Latina. Días atrás, el 27 de febrero de este año, el “rabino” Gustavo Perednik declaró ante la cadena de noticias Vis-a-vis —propiedad del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj en sociedad con la pareja de Patria Bullrich, Guillermo Yanco—: “… en 2007 … invité a Alberto a Israel en su primera visita. Era el momento cúspide de su carrera, y en varias ciudades israelíes dio conferencias y fue recibido con extrema calidez”. Esa visita supuso además el inicio de una colaboración “literaria y editorial” que se materializó en el libro publicado por Perednik en 2009 por la editorial Planeta, denominado “Matar sin que se note”. El hecho concreto es que gran parte de la información utilizada para la edición de ese texto fue provista por el propio Alberto Nisman mediante intercambios de correos electrónicos materializados desde las direcciones de correo aanisman@yahoo.com.ar y perednik@netvision.net.il. Más aún, una de las ex empleadas de la UFI AMIA llegó a inferir que el libro de Perednik fue “a pedido” explicito de Nisman para cumplimentar el derrotero destinado a diferenciarse internacionalmente del kirchnerismo, que lo había nombrado en su función en la UIF en 2004. Esta colaboración se extendió aun más al planificar en conjunto, durante otra visita del fiscal a Israel en junio de 2010, el posterior encuentro “confidencial” con uno de los halcones de la policía exterior estadounidense, Roger Noriega, quien fuera Subsecretario del Departamento de Estado para el hemisferio occidental, en tiempos de Bush. Noriega es actualmente, uno de los directores del American Enterprise Institute, “Think Tank” sustentado económicamente -entre otros- por el multimillonario Sheldon Adelson, conocido como el “Rey de Las Vegas”, socio de Paul Singer en el exclusivo club de los “Fondos

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“Es un símbolo del heroísmo”

Autor: Julio Maier / Página 12 22 de MARZO 2017 Tres veces nos preparamos –mi mujer y yo– para visitar a alguien que, injustamente, había perdido su libertad. Por diferentes razones, el deseo se cumplió con una demora considerable: el sábado posterior al carnaval jujeño. Visitamos a una persona a quien su provincia le había negado –contra toda opinión razonable y bajo el único fundamento del poder que en ese Estado y en nuestro Estado nacional desarrollan jueces y políticos– festejar los carnavales con libertad, famosos en nuestro país como fiesta provincial. No fuimos solos. Nos acompañó una pareja de amigos que concertó la visita y nos condujo hasta la cárcel de Alto Comedero un legislador provincial con vínculos con la organización barrial Tupac Amaru. Tampoco fuimos sin instruirnos previamente. A más de las lecturas correspondientes, cuya carpeta se ha robustecido considerablemente con el tiempo, el viernes visitamos las instalaciones centrales de la organización barrial en el centro de la ciudad de San Salvador de Jujuy, dotadas de lugares de esparcimiento deportivo, servicios de salud y consultorios médicos y dependencias administrativas, y, en especial, el establecimiento educativo con tres niveles de enseñanza, primaria, secundaria y terciaria. Según se pudo ver en nuestro rápido recorrido, todas esas instalaciones, salvo la escuela y el colegio, adolecían de un estado de semiabandono por carencia de presupuesto, consecuencia del encarcelamiento de quienes forjaron la idea de una vida mejor para el pueblo originario de la provincia, comprendidos allí aquellos sumergidos o excluidos por ser pobres, sin recursos, indefensos socialmente. Un jovencito, que mantiene su hogar conduciendo un automóvil de alquiler, fiel a su nacimiento como adulto dentro de la misma organización, fiel como pocos a su líder, Milagro Sala, y a los principios desarrollados por la organización barrial, apodado Diablo o Diablito, fue nuestro cicerone para mostrarnos el desarrollo de la organización barrial en Alto Comedero, con centro en el parque que ella misma creó en tierras fiscales, que apenas si regaba un arroyo, hoy entubado. Un templo, a semejanza del que constituye la estirpe aymara en Tiwanaku, Bolivia, el Kalasasaya, domina un parque inmenso, levantado en esos terrenos, y los llamados “piletones”, piscinas que me recordaron imágenes de mi juventud en el Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba, donde existían también, para quienes no podían pagar la piscina de un club o aprovechar la propia de su casa, grandes piletas de agua dulce que alguna vez sirvieron para entrenarnos en natación y waterpolo en un club de barrio que presidió mi padre y duró escaso tiempo. Toda esa obra monumental, que supo brillar mientras duró sin persecuciones la organización barrial Tupac Amaru, evitó el riesgo de vida e infecciones de niños y jóvenes al refrescarse y bañarse en las aguas de los ríos Grande y Chico –que atraviesan San Salvador con su contaminación y carga de animales muertos y en estado de descomposición–, y significó el solaz de padres y ancianos, y hasta fue lugar ceremonial. Hoy el lugar está prácticamente abandonado, deteriorándose por proscripción de sus cultores y falta de presupuesto. Observado el panorama desde el templo, también abandonado como todo vestigio de las culturas originarias de esta tierra, con más sus hombres y mujeres “no blancos” –por definirlos de algún modo–, todos sufren la pérdida no sólo de sus posesiones sino, antes bien, de todo aquello que representaba su dignidad de vida en la actualidad. El “hombre blanco” ha regresado a practicar su profecía, su masacre del pueblo indígena, condenándolo a la pobreza y a la indigencia, aun sin ejecución formal de una pena. La escuela de Alto Comedero, edificada y organizada por la organización barrial al lado de ese parque gigante, separada de él por unos cien metros aproximadamente, también monumental, parece conservarse, dado que el gobierno provincial, según hemos sabido recientemente, la titula y reivindica como propia al estar asentada en terrenos fiscales. A los costados de ese parque y prolongándolo florecen las casitas edificadas por cooperativas vecinales de la Tupac Amaru, que se distinguen por su tanque de agua, casi todos con la imagen de Tupac Amaru, algunos con las efigies de Eva Perón o del Che Guevara. Restan sólo por describir las cuatro fábricas situadas en el mismo barrio de Alto Comedero, que producían bloques, adoquines y caños de hormigón para la construcción (la “bloquera”), la fábrica de muebles con la finalidad de auxiliar a quienes ocupaban las casas construidas, la de ropa de trabajo, de vestir y deportiva, uniformes escolares, cortinas y ponchos para la organización y sus integrantes e, incluso, para el comercio (la “textil”, en la cual –exageración quizás de la equiparación de género– trabajaban tantas mujeres como varones, según nos dijeron) y el “Taller metalúrgico”, que producía aberturas para la construcción (puertas, marcos, rejas, parrillas, juegos de jardín, piletas de cocina y baño, etc.). Todas estas fábricas, sus equipos y obreros organizados por la misma cooperativa barrial, que proveían diversos útiles a la comunidad y cubrían necesidades de ella, están prácticamente abandonadas; sólo algunas personas, individualmente, aprovechan de ellas y sus equipos, sobre todo de la “textil”, para confeccionar alguna ropa para vender. Qué puedo decir como conclusión: ¡da lástima, hasta las lágrimas, que un esfuerzo así, quizás con errores pero nacido por amor a un pueblo expropiado, sometido a su suerte a través de tiempos inmemoriales, sea condenado, de nuevo, a vivir indignamente, como pidiendo perdón por su origen y por su fragilidad, carnadura de desventuras y dificultades, impuestas por su vulnerabilidad frente al poder político y económico, que sólo un pobre, un indigente, puede explicar de modo perfecto! No sé si estoy de acuerdo con todo lo que se hizo, en especial con el programa de educación –cualquiera de sus inclinaciones me genera dudas–, pero no podría desconocer, como otros habitantes del mismo suelo desconocen, que el emprendimiento en su conjunto es una muestra titánica de aquello que puede la voluntad y la solidaridad humanas. Por fin, nos encaminamos hacia la cárcel. Nos esperaban a las 2 de la tarde

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La mala educación macrista

Autor: Mónica Macha /Nuestras Voces 22 de Marzo de 2017 El macrismo ataca a los docentes pero va por la educación pública de calidad e inclusiva. Construye estereotipos, discrimina, es racista y es clasista, busca enfrentar a los docentes entre ellos, apela al sentido común para poner a la sociedad en contra de los trabajadores/as de la educación. ¿Qué es la educación para el macrismo? Analicemos una secuencia de hechos: María Eugenia Vidal hace una oferta mísera a los gremios docentes. La gobernadora no se mueve de su oferta, la repite reunión tras reunión. Lanza una propuesta de Voluntarios para que reemplacen a los docentes con el único objetivo de romper la huelga. En conferencia de prensa Vidal anuncia un premio –que viola las leyes laborales– a quienes asistieron a trabajar durante el paro, extorsiona a los docentes que hacen huelga, les pide que digan si son kirchneristas (?!). Los persigue política y policialmente: en La Matanza la policía recorrió escuelas pidiendo la lista de adherentes al paro. Lanzan un ataque de trolls contra Roberto Baradel, Secretario General de SUTEBA. Una marcha multitudinaria llena las calles en defensa de la educación pública. El Ministro de Educación, Esteban Bullrich, no se mete en la discusión porque dice que las escuelas no dependen de Nación. Mauricio Macri dice que a Baradel le hace falta autocrítica. Más trolls contra los docentes. Macri cuestiona a los maestros/as con una foto de Hiroshima (sí, una foto después de la bomba atómica). La vice presidenta, Gabriela Michetti, dice que si ella fuera docente no haría paro por el salario que pudiera cobrar. Lo cual nos dice dos cosas: que jamás será docente y que no valora en lo más mínimo la tarea de los maestros. Vidal amenaza con sacarle la personería a los gremios docentes. Así es la democracia macrista. Una marcha multitudinaria llena las calles en defensa de la educación pública. El Ministro de Educación, Esteban Bullrich no se mete en la discusión porque dice que las escuelas no dependen de Nación. La agencia oficial de noticias del gobierno –también conocida como Grupo Clarín– saca una nota en la cual un chico rubio va a una escuela privada (primero en Flores, después en Merlo, quizás va a las dos escuelas porque así son los niños rubios del macrismo!) y un chico morocho con guardapolvo lo mira hacer la tarea. El de la privada ya lleva dos cuadernos de ventaja y cinco días más de clase; el de la escuela pública no tiene lápiz, no tiene cuaderno, no tiene nada. Solo el guardapolvo para que quede claro que va a la pública: ¿pero por qué tiene el guardapolvo puesto si no hubo clases? Con el conflicto docente coincide –al gobierno le gustan las casualidades– la presentación del presidente de los resultados de la evaluación Aprender. Parece que los chicos/as de la pública no saben leer ni escribir ni sacar cuentas, así que los docentes no pidan aumento (ese parece ser el mensaje) y además, Macri se sincera: “Hay chicos que tienen que caer en la escuela pública”. Caen en la escuela pública como se cae en una desgracia. La secuencia de hechos y palabras habla por sí misma. El macrismo ataca a los docentes pero va por la educación pública de calidad e inclusiva. Construye estereotipos, discrimina, es racista y es clasista, busca enfrentar a los docentes entre ellos, apela al sentido común para poner a la sociedad en contra de los trabajadores/as de la educación. Vamos otra vez: ¿Qué es la educación para el macrismo? ¿Un problema? ¿Una batalla? Arriesguemos una respuesta: es una forma de disciplinar a los trabajadores/as. Arriesguemos otra respuesta: es una forma de reproducir las desigualdades materiales y simbólicas. El macrismo quiere chicos ricos en escuelas para ricos, chicos pobres en escuelas pobres y trabajadores pauperizados, desmovilizados, desorganizados. El gobierno de Cambiemos busca una privatización indirecta de la educación: que las familias que puedan pagar manden a sus hijos a una privada y las que no puedan pagar “caigan” en una escuela pública sin recursos, desmantelada y destruida. El macrismo quiere chicos ricos en escuelas para ricos, chicos pobres en escuelas pobres y trabajadores pauperizados, desmovilizados, desorganizados. Para el gobierno el enfrentamiento con los docentes es una pelea de fondo, es una batalla que marcará el destino o al menos los límites que tendrán otras discusiones durante el año. En términos de presupuesto, el gobierno puede resolver el conflicto con una migaja de lo que se le pagó a los fondos buitres o la transferencia de recursos al campo y las empresas energéticas. No es que la provincia esté quebrada, no es que no haya plata, todo esto es parte de un modelo de país. Una Argentina con pibes y pibas pobres, cada vez más pobres, cada vez con una educación de peor calidad, cada vez con menos posibilidades, menos futuro y menos proyecto de vida. La discusión del conflicto docente no es sobre salarios, es sobre en qué país queremos vivir.

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No nos iban a perdonar

Autor: María Pía López / Nuestras Voces 10 de MARZO 2017 El 8 de marzo terminó con una razzia policial en los alrededores de la plaza y veinte personas detenidas, golpeadas y maltratadas. Nuestra potencia es vista como amenaza y tratan, una vez más, de disciplinarnos. Este 8 de marzo no fuimos las de siempre, fuimos muchísimas más y aun llorosas de cansancio podemos decir que una felicidad profunda nos recorre. 8 de marzo extraordinario. Un documento complejo, cosido en conjunto por más de sesenta organizaciones. Capaz de albergar contradicciones y tensiones internas. Frentista, entusiasta y peleador. Una plaza entera aplaudió el pedido de libertad de Milagro y el resto de las compañeras y también el pedido de aborto legal, seguro y gratuito. Esa plaza plural respondía a la heterogeneidad sostenida de la convocatoria, al hilado que tramamos con paciencia de bordadoras, a la hospitalidad con la que se sostuvieron las asambleas hasta que fuera posible que brote una complicidad inesperada, una confianza mutua, una afinidad que desconocíamos. Fue un 8 de marzo extraordinario porque no éramos las de siempre. Si no muchísimas y muchísimos más. Que jamás hubieran marcado un 8, si no se sintieran conmovidas por un llamado a parar y fundar la vida que quieren vivir. Salimos del encierro de nuestros propios grupos, para alojar una vitalidad que no nos pertenece pero nos atraviesa, que al atravesarnos modifica nuestra propia sensibilidad. El 8 de marzo dejó de ser un acto consagrado en nuestras liturgias para ser un momento de confrontación y debate, de alianza de feminismo y antagonismo social, de apuesta a un sujeto político democrático y radical. El 8 de marzo dejó de ser un acto consagrado en nuestras liturgias para ser un momento de confrontación y debate, de alianza de feminismo y antagonismo social, de apuesta a un sujeto político democrático y radical. La calle era una maravilla, amorosa fiesta de los cuerpos bajo un calor que pegoteaba. Colectivos de artistas, performance callejeras, se mezclaban con sindicatos y partidos políticos. Si a algo se parecía esa calle era a la de los 24 de marzo: festiva, intergeneracional pero juvenil, dolida y alegre. La calle gritaba sus mil tonos, su crítica fervorosa al gobierno, su rabia por una violencia que crece contra nuestras vidas. En la calle supimos alojar el duelo por las muertas y también supimos de la fuerza de estar juntas. Antes estuvo el tren, viaje con decenas de compañeras, cantos y propaganda, agitación y alegría. Algunos pasajeros dicen: locas o algo así. Otros aplauden, se suman. Mujeres que aprenden los cantos y corean con nosotras. Y no estaban yendo a la marcha. Pero nos encontramos con ellas y por ese rato fuimos aliadas. La calle gritaba sus mil tonos, su crítica fervorosa al gobierno, su rabia por una violencia que crece contra nuestras vidas. En la calle supimos alojar el duelo por las muertas y también supimos de la fuerza de estar juntas. Me quedó retumbando un canto en la cabeza: sí se puede/ sí se puede /el paro a Macri / se lo hicimos las mujeres. Y es así. Mientras los dirigentes de la CGT huyeron de un escenario cuando sus representados se negaron a ser decorado de una escenografía, centenares de miles de mujeres nos organizamos para parar y movilizarnos. Mientras estalla la representación sindical tradicional, surgen nuevas rebeldías o vamos tanteando para encontrar modos en que nuestra protesta se haga escuchar. No nos iban a perdonar. La policía hizo razzia en los alrededores de la plaza, por pizzerías y calles y se llevó veinte personas, a las que golpeó y maltrató. La noche terminó para muchas activistas en veredas de comisarías, esperando noticias de las detenidas. A nuestra potencia la ven como amenaza y se trata, una vez más, de disciplinar. Amedrentar y ordenar el uso del espacio público. No nos iban a perdonar. Pero el canto sigue retumbando: a Macri el paro se lo hicimos las mujeres. Y aun llorosas de cansancio podemos decir que una felicidad profunda nos recorre.

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La fecha

Autor: Horacio González / Página 12  9 de MARZO 2017 La fecha siempre es importante, por más que los historiadores y nuestras maestras y maestros nos pidan “estudiar los ciclos históricos más amplios”. Claro que eso está bien, la historia arrasa la frágil significancia de una fecha, muchas veces hojas prescindibles del calendario. Pero salvo los grandes espíritus conmemorativos –¿quién no los respeta?– que elaboran un ciclo histórico completo a partir de una fecha, muchas veces nosotros mismos, los hijos de ciertas fechas de las que decimos que “irrumpió una torrente histórico”, solemos desmerecerlas. ¡Pero no! He aquí el fuerte dilema, diría que de índole trágica, sobre si esos dirigentes de la CGT estuvieron en condiciones reales de entender la situación en la que se pusieron. Pensaron que la fecha no importaba. Curiosamente, acataron un viejo razonamiento, totalmente válido en otras circunstancias, de que importaban los “ciclos”, la “prudencia” tomada en abstracto, la “sabiduría” como palabra de un diccionario rápido, circunstancial, para la cita frívola. Pero la verdadera prudencia y sabiduría, como virtudes clásicas, implica un saber panorámico sobre los “ciclos” y un saber específico sobre el “kayrós”, la oportunidad específica (puede ser precisamente una fecha) que pasa silenciosamente delante nuestro y es necesario interpretar y asumir. Schmid, por ejemplo, definió bien un paro general, como un “silencio atronador”, o algo así, quizás dijo un “ensordecedor silencio”, lo mismo da. Un dirigente que ante una metáfora de ese calibre, no pudo pensar sin embargo el momento específico, lo que allí se jugaba en términos de un día. Palabra que tiene múltiples significados, pero aunque sea solamente el astronómico, lo que demora la tierra en girar sobre su eje, ya nos indica como esa aparentemente trivial noción, es de importancia sin igual. Esos dirigentes no vieron los ejes, la rotación de la historia. Grave. ¡Un día! Al Triunvirato se le escapó el día, por seguir demasiado las líneas de interconexión invisible con el gobierno, se les escapó la vitalidad astronómica de un día, esa menudencia que está en el inconsciente social más inescrutable, que de faltar, nos quedamos sin “eje”, fuera de quicio. Son los dirigentes sindicales de las burocracias del pensar social. Porque si Daer dice que no tenían custodia, ejércitos de compañeros como guardaespaldas, y por eso pudo “tomarse el palco”, ciertamente, pueden no ser ellos del tipo de burócratas que no pueden ser tocados por la multitud. Pero lo burocrático yacía en el pensar, en el concebir, en el actuar. Llamar al acto en una territorialidad inadecuada, ignorar la verdadera territorialidad de los actos masivos, ya era una reflexión mezquina. Y la mezquindad siempre es un modo del burocrático pensar. Dispersaron el acto ante escenas urbanas irrisorias y abstractas, que podía ser importantes como sedes de ministerios en el procedimiento material del gobierno, pero abstractas para los manifestantes. Lo burocrático, en fin, era hacer un discurso “combativo” –muchos de esos dirigentes–, en su juventud pudieron pasar por diversas izquierdas y en su madurez, puede recobrar en el seno de su funcionalidad sistémica, ciertas palabras agitativas, pero lo burocrático en sí, permanecía en la trasfondo de sus conciencias. Se equivocan quienes quieren ver en esa posterior “toma del palco” -que surgió del pensamiento sobre “un día”, un pensamiento del corazón antiburocrático de la existencia social real–, una suerte de perturbación, de anomalía que retrataría la confusión en las filas populares. Se equivoca el gobierno, que lo ve así en su callada desesperación, se equivocan los medios que se solazan indebidamente con ese palco enmarañado que sustituyó el pensar burocrático por un pensamiento del “hecho”, que es la remota raíz de la palabra fecha, o data, de donde por deformación viene “dato” y más deformadamente aun, “información”. Lo enmarañado del palco re-ocupado por la multitud, era una maraña promisoria. No fue solo un día histórico; fue histórico también porque se pidió por un día. Pues bien, se pidió por lo que faltó en el acto multitudinario, que superó la vallas escénicas que los Triunviros imaginaron. Evitar la Plaza de Mayo les fue muy costoso, mucho más de lo que imaginaban. Y evitar el día, que era evitar los hechos, la verdadera esencia del acontecer histórico, más costoso aún. Fue una lección que no se puede ignorar. El palco abandonado por los que citaron una multitud para hacerla abstracta (dándole un paisaje indeterminado para complacencia de otros; omitiendo el palenque “donde se rasca la historia”, es decir, el movimiento al que le faltaban los ladrillos o el aguijón de una mera fecha, un día, un día que parecía un alfeñique del tiempo, y que sin embargo, se lo reclamaba como quien reclama entrar a otros modos del tiempo histórico argentino). Ese día de justicia llegará, está en el pensamiento amplio de un amplísimo sector social. Ese día surgirá muy pronto, porque ya en el acto espontáneo de subirse al palco, esa disminuida Bastilla de los Triunviros, ya estaba trazado un nuevo calendario social. Hubo días en la historia argentina a que no se previeron. El 17 de octubre no fue previsto por esa CGT que llamó al paro un día posterior. Decir 18 de octubre nada significa ahora. Pero con un ideal popular en la calle diciendo “poné la fecha”, al contrario, tenemos ahora un llamado cegetista incompleto, al que le faltó la previsión del día. Ese día que falta, será pues un día de justicia, no oscura ni escondida en un internado o entre cuatro paredes. Ese día democrático, social y popular vendrá, y pronto.

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